humanidades
tirant
plural
WITTGENSTEIN Logisch-philosophische Abhandlung
TRATADO LÓGICO-FILOSÓFICO 2ª EDICIÓN
A un siglo de la publicación del Tratado lógico-filosófico podemos acreditar que las tesis y propuestas, los argumentos y las refutaciones expresadas en dicho libro siguen generando debates. Esto se debe, sin lugar a dudas, a que ha de considerarse una obra imprescindible en la filosofía del siglo XX. En el libro se dilucidan numerosas cuestiones que conciernen asuntos tan dispares como la ontología, la epistemología, la lógica y hasta el misticismo. Pero, ante todo, en estas páginas se presenta una nueva forma de expresar los problemas filosóficos. Si comparamos este libro con cualquier trabajo publicado antes y después de su impresión observaremos el abismo que existe en su modo de expresión. Wittgenstein centra sus esfuerzos en renovar los usos del lenguaje filosófico. De este modo, los contenidos adquieren un efecto completamente distinto ya que son reubicados. El modo particular de plantear y disponer los problemas genera un nuevo acceso lo que requiere a su vez una solución distinta. Con ello, este libro lleva implícito una crítica implacable a los usos dominantes del lenguaje en la filosofía tradicional. De esa manera hay que entender el Tratado como una crítica del lenguaje y a los usos mitológicos que se lleva a cabo en el discurso académico.
tirant
humanidades plural
WITTGENSTEIN TRATADO LÓGICOFILOSÓFICO
Logisch-philosophische Abhandlung
2ª EDICIÓN, REVISADA Y AMPLIADA Edición crítica de TS 204, de la Biblioteca Nacional de Austria Introducción y traducción de Jesús Padilla Gálvez
tirant
humanidades plural
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Mª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
Ludwig Wittgenstein
Tratado lógico-filosófico
Logisch-philosophische Abhandlung 2ª Edición revisada y ampliada
Edición crítica de TS 204, introducción y traducción de
Jesús Padilla Gálvez
tirant humanidades
Valencia, 2019
Copyright ® 2019 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.
© Ludwig Wittgenstein © Jesús Padilla Gálvez © TIRANT HUMANIDADES EDITA: TIRANT HUMANIDADES C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-17508-59-3 MAQUETA: Tink Factoría de Color
Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro procedimiento de quejas. Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirnat.net/Docs/RSCtirant.pdf
Contenido I Prefacio de Jesús Padilla Gálvez.................................................................................................................. 9 Introducción................................................................................................................................................. 11 1 Expresión............................................................................................................................................... 13 2 Ontología............................................................................................................................................... 18 3 Imagen, modelo, representación isomorfa............................................................................................... 22 4 Refutaciones y pruebas........................................................................................................................... 24 5 El error de Wittgenstein......................................................................................................................... 27 6 Escalera y suspense................................................................................................................................. 30 7 Descripción de TS 204........................................................................................................................... 31 8 Bibliografía............................................................................................................................................. 34 9 Bibliografía de Wittgenstein sobre el Tractatus........................................................................................ 34 10 Obras de Wittgenstein............................................................................................................................ 36 11 Otras fuentes.......................................................................................................................................... 39 12 Bibliografía citada por Wittgenstein....................................................................................................... 40 13 Bibliografía secuandaria.......................................................................................................................... 43 14 Notas..................................................................................................................................................... 45 II Tratado lógico-filosófico de Ludwig Wittgenstein..................................................................................... 47 Edición crítica de Jesús Padilla Gálvez....................................................................................................... 47 III Logisch-philosophische Abhandlung de Ludwig Wittgenstein (Edición Facsímil).................................... 167 IV Glosario de Jesús Padilla Gálvez................................................................................................................. 233 Glosario de símbolos..................................................................................................................................... 235 V Índice de Jesús Padilla Gálvez.....................................................................................................................
237
I Prefacio de
Jesús Padilla Gálvez
Introducción En el verano de 1918 —hace exactamente un siglo— Wittgenstein daba por concluido el manuscrito TS 204 que sería el documento embrionario del Tractatus Logico-Philosophicus. Después de la excelente acogida de la primera edición, la editorial Tirant lo Blanch ha querido conmemorar el evento con una edición especial. Para ello se han cotejado nuevos manuscritos y se han mejorado algunas erratas que seguidamente indicaremos. Hemos analizado algunos términos y resuelto ciertos problemas estilísticos repasando los archivos en los que se encuentran las anotaciones realizadas a la traducción inglesa. A un siglo de la publicación del Tratado lógico-filosófico podemos acreditar que las tesis y propuestas, los argumentos y las refutaciones expresadas en dicho libro siguen generando debates. Esto se debe, sin lugar a dudas, a que ha de considerarse una obra imprescindible en la filosofía del siglo XX. En el libro se dilucidan numerosas cuestiones que conciernen asuntos tan dispares como la ontología, la epistemología, la lógica y hasta el misticismo. Pero, ante todo, en estas páginas se presenta una nueva forma de expresar los problemas filosóficos. Si comparamos este libro con cualquier trabajo publicado antes y después de su impresión observaremos el abismo que existe en su modo de expresión. Wittgenstein centra sus esfuerzos en modernizar el lenguaje filosófico alemán. De este modo, los contenidos adquieren un efecto completamente distinto ya que son reubicados. El modo particular de plantear y disponer los problemas genera un nuevo acceso lo que requiere a su vez una solución distinta. Con ello, este libro lleva implícito una crítica implacable de los usos dominantes del lenguaje en la filosofía tradicional. De esa manera hay que entender el Tratado como una crítica del lenguaje y a los usos mitológicos que se lleva a cabo en el discurso académico. Inicialmente, el lector atento descubre, tras ojear sus primeras páginas, una discrepancia entre el título del libro y el contenido del mismo. Lo primero que se advierte es el título del mismo. Wittgenstein siempre se referirá a este con el término germano “Abhandlung” por lo que el lector espera que la obra consista en una exposición integral, objetiva y ordenada de conocimientos sobre un asunto concreto. Por tanto, el libro debería adoptar una estructura que constase de subdivisiones progresivas que, por lo general, deberían aparecer expuestas mediante apartados. En su lugar, descubrimos una división en siete secciones —los denominados a lápiz con la expresión “proposiciones cardinales” y tachadas seguidamente— y subsecciones —es decir, los “Bemerkungen” u observaciones— que no se solapan con los ámbitos temáticos que aborda. Tampoco se adopta en la exposición una modalidad discursiva de carácter argumentativa sino que el autor se decanta por el aforismo. Wittgenstein es de la opinión que escribiendo mediante aforismos se puede lograr el más alto rigor expresivo. El lenguaje que usa es extremadamente sobrio y estricto por lo que no es del todo claro y accesible a cualquier lector. En el epígrafe cita a Kürnberger subrayando que todo lo que sabemos se puede expresar concisamente (Prólogo). Exige pues un esfuerzo especial sobre el que volveremos a referirnos más adelante. Tampoco contribuye el autor a su comprensión proporcionando un aparato crítico que permita al lector elucidar certeramente a quién refuta y sobre qué discute. Por todo ello, la mayoría de los lectores renuncian a una lectura lineal y se decantan por saltar de aforismo en aforismo prefiriendo citar y releer los más llamativos en detrimento de los argumentos más formales. Este procedimiento ha generado infinidad de malentendidos e interpretaciones desacertadas. Como indica el título mismo es un tratado sobre lógica y filosofía. En la mayoría de las traducciones se ha mantenido el signo de puntuación alemán representado por un trazo horizontal (–) si bien, estricto sensu,
12
Jesús Padilla Gálvez
en castellano no se introduce inciso alguno dentro del título. El lector de habla castellana debería pensar que se trata de un libro sobre lógica, que contiene un apartado sobre filosofía. Sin embargo, este escrutinio es erróneo. En alemán el guion (–) se utiliza para enfatizar los componentes individuales en composiciones e inferencias que normalmente se escriben en una sola palabra. Por ello, este libro hace hincapié en indicar que analiza primordialmente dos ámbitos: el lógico y el filosófico. Ambas cuestiones no aparecen por separado sino que se presentan entrelazadas, habida cuenta de la complejidad de los asuntos que se abordan. Estos problemas están englobados en los siete aforismos sobre los que se articula el libro. Este libro ha tenido una recepción muy específica en el último siglo que convierte tener en cuenta antes de entrar de lleno en su descripción. En el último siglo la exégesis de este libro ha pasado por fases muy heterogéneas. Comienza con la introducción escrita al Tractatus por B. Russell1 y la reseña de Frank Ramsey2. El segundo punto de inflexión se debe a la lectura realizada por el Círculo de Viena a finales de los años veinte y principios de los años treinta. La tercera fase de la interpretación de la obra de Wittgenstein está íntimamente unida a Friedrich Waismann3 y a la denominada filosofía del lenguaje ordinario (Ordinary language philosophy) de la Universidad de Oxford y nombres como J. L. Austin, A. J. Ayer, Gilbert Ryle4 que fueron secundados por H. L. A. Hart, Geoffrey Warnock, J. O. Urmson y Peter Strawson5. En este periodo se presentan los primeros intentos de sistematizar la obra gracias a la publicación de los trabajos de G. E. M. Anscombe6 y Max Black7. Mientras que Oxford seguía manteniendo la primacía en el estudio de la obra sistemática gracias al trabajo de G. Baker y P.M.S. Hacker, en los EE.UU. comenzaba a desarrollarse una nueva disquisición alrededor de lo que se ha denominado “The New Wittgenstein” al que pertenecen figuras como C. Diamond, A. Crary y J. F. Conant que prescinden de un programa metafísico y entienden que Wittgenstein defiende la filosofía como una forma de terapia. En el siglo pasado la lectura del Tractatus se limitaba a la edición anglo-germana y algunas obras publicadas en inglés. Con todo, a partir del año 2000 comienza a publicarse sistemáticamente el Wittgenstein’s Nachlass8 por lo que se pone a disposición del interesado la obra de Wittgenstein que contiene algo más de cuarenta mil documentos. Dichas anotaciones están escritas generalmente en alemán y su análisis y lectura permite comprender de manera más concisa sus propuestas. Muchas de las interpretaciones realizadas en el ámbito anglosajón se transforman en meras especulaciones que requieren de mayor precisión gracias a las nuevas fuentes. Esta nueva situación permite contrastar la obra publicada con otros textos con el fin de que la información sea más objetiva y se eliminen las lagunas interpretativas.
1
3 2
4
5 6
8 7
Russell, 1921, 186 ss. Russell 1922, 7 ss. Ramsey, 1923, 465 ss. Véase en la obras de Wittgenstein: WVC (Ludwig Wittgenstein und der Wiener Kreis, 1967; Ludwig Wittgenstein and the Vienna Circle. Conversations recorded by Friedrich Waismann), VOW (Ludwig Wittgenstein and Friedrich Waismann: The Voices of Wittgenstein. The Vienna Circle. 2003) y Schriften vol. 2 (Philosophische Bemerkungen; Aus F. Waismanns stenographischer Abschrift von Reden und Gesprächen Wittgensteins zwischen Dezember 1929 und September 1931. 1964.) J. L. Austin, A. J. Ayer, Gilbert Ryle publicaron trabajos sobre Wittgenstein. El grupo formado por: H. L. A. Hart, Geoffrey Warnock, J. O. Urmson y Peter Strawson son considerados como una nueva generación de intérpretes de la obra de Wittgenstein. Anscombe, 1959. Black 1964. Wittgenstein’s Nachlass: The Bergen Electronic Edition. Ed. Wittgenstein Archives at the University of Bergen. Oxford: Oxford University Press, 2000.
Introducción
13
La discusión anglosajona como ha sido descrita arriba tiene, sin lugar a dudas, muchos méritos, uno de los cuales es que ha generado una discusión filosóficamente muy gratificante. Pero dado que también pretenden ser trabajos sobre Wittgenstein, podría dar al lector la impresión de que Wittgenstein tenía básicamente una sola visión unificada y firme en mente, mientras que, de hecho, muchos elementos, tesis, desarrollos posteriores y puntos de vista alternativos han sido soslayados. Wittgenstein cambió de opinión en muchos asuntos; esta es una de las razones por las cuales sus planteamientos son filosóficamente tan estimulantes, ya que continuamente considera nuevos argumentos y presenta nuevas objeciones. La postura adoptada por la controversia arriba descrita, sin embargo, no permite al lector apreciar esta dimensión del pensamiento de Wittgenstein. Este es un alto precio a pagar. Probablemente esta sea la misma deferencia lo que llevó a los autores anglosajones a ignorar la mayoría de la literatura secundaria sobre Wittgenstein. Esto puede ser defendible dada la postura supremacista que alardean muchos autores anglosajones, pero la maniobra deja al lector sin herramientas para discernir si los puntos de vista alternativos de Wittgenstein —o, para el caso, las lecturas alternativas propuestas en la literatura secundaria que muchos excluyen por omitir el alemán, francés, italiano, español y otras lenguas en las que se trabaja la obra de Wittgenstein— se dejan de lado porque llevarían a los autores demasiado lejos de su propia meta, o porque simplemente están confundidos. De manera similar, incluso para aquellos que conocen bien el pensamiento de Wittgenstein, a veces, es difícil discernir si algunos de los puntos de vista presentados en la discusión anglosajona son reconstrucciones del punto de vista de Wittgenstein; la única propuesta que Wittgenstein podría defender razonablemente; o, las opiniones propias del autor sobre estos temas, independientemente del pensamiento de Wittgenstein. Sea lo que fuera, mi experiencia personal al respecto es que muchos comentaristas arriba citados desconocen la lengua en la que escribió Wittgenstein sus reflexiones. Excluyen el ámbito filosófico vinculado a la obra de Wittgenstein. Omiten, ya que son monolingües, cualquier interpretación o argumento que no puedan leer en inglés por lo que la interpretación anglosajona es deudora de sus límites. Pero antes de entrar en las cuestiones sustantivas parece pertinente que expongamos algunas palabras sobre el procedimiento que sigue Wittgenstein en su investigación.
1 Expresión El motivo por el que Wittgenstein escribe esta obra nos remite al prólogo de la misma en la que se manifiesta que su interés se centra en el lenguaje y las expresiones del mismo. El núcleo central de la expresión es la proposición. La proposición expresa un contenido. Dicho contenido puede ser verdadero o falso. Dicho esto, el Tratado rompe con la tradición filosófica y supone un nuevo punto de partida que había sido iniciado por Frege y Russell. En una anotación realizada en su diario 11 de septiembre de 1916 apunta además que el uso caracteriza la designación lingüistica. En el centro de atención se encuentra el uso dominante que hace un hablante del lenguaje. Para analizar los manejos y los usos mitológicos que nos inculca nuestra tradición debemos poseer instrumentos de trabajo que generen alternativas viables. Se puede afirmar que este programa es una constante en toda su obra, si bien los acentos se desplazan. En el Tratado lógico-filosófico existe una ventaja cuando analizamos el lenguaje ordinario mediante el lenguaje lógico, entendido este como un modelo universal del lenguaje natural; sin embargo, en las Investigaciones Filosóficas, su interés se centra en el lenguaje natural. Con este desplazamiento se comprueba fácilmente
14
Jesús Padilla Gálvez
el compromiso filosófico de Wittgenstein: el lenguaje se analiza como una práctica social con una función muy específica en la sociedad. Es importante que se comprenda este desplazamiento pues muchos lectores relegan asiduamente el interés preeminente de nuestro autor. Wittgenstein es consciente de que debe refutar lo que Frege, con otras palabras, denominó el “morbus philosophicorum recens”, es decir la tendencia en filosofía a confundir en la expresión de nuestro lenguaje el signo y el significado. Wittgenstein indica en el prólogo que “…este límite sólo puede trazarse en el lenguaje” (prólogo) y acentúa además que “…todo cuanto quede al otro lado del límite será, simplemente, un contrasentido” (prólogo). Teniendo en cuenta estas indicaciones, el libro se centra en el estudio de los problemas del lenguaje y todo lo que está fuera de este no es de su incumbencia. Por lo tanto, el “contrasentido” hay que comprenderlo en su acepción literal como todo aquello que se considera absurdo y que no tiene explicación. Si tuviera una explicación, sería expresado en el lenguaje. Wittgenstein distingue entre aquello que podemos expresar con sentido (sinnvoll) ya que se puede decir (Sagen) y mostrar (Zeigen), del sinsentido (sinnlos) que no podemos decir pero si mostrar, y a su vez, del contrasentido (unsinn) que no se puede decir ni mostrar. De facto, tanto en el prólogo, como al final del libro hay una coincidencia simétrica que se escapa a nuestra expresividad en castellano cuando afirma que lo que se exprese en el lenguaje ha de decirse con claridad; y, de todo lo demás, al margen del habla, no nos queda más que guardar silencio. En el prólogo se refiere al “habla” en el sentido de conversar, es decir, “reden”; y, sin embargo, en el párrafo final (7) opta por “sprechen” que tiene una connotación más abstracta del habla. En el prefacio, la expresión elegida enfatiza aún más el carácter coloquial del habla. Este carácter coloquial del habla está delimitado por un dogma de la filosofía analítica temprana que es expresado por Wittgenstein en las Notas sobre lógica cuando afirma que “[…] el lenguaje ordinario oculta la estructura de la proposición” NL.107 [2]. Este postulado será criticado y superado mediante una serie de refutaciones importantes en el Escrito a máquina lo que permitirá en las Investigaciones Filosófica centrarse en el estudio del lenguaje natural e ir descubriendo las mitologías insertas en este. Esta delimitación puede resultar aún más sorprendente en cuanto el libro se refiere a las cosas, los objetos, los colores, el espacio visual y hasta hace alusión a la mística. Una cosa pues es conversar o parlotear sobre asuntos sin definirlos y estipularlos claramente, y otra, muy distinta, es hablar con claridad sobre dichos asuntos. Y esto significa para él que el hablante tiene la capacidad de expresarse de tal modo que sea supervisado a nivel formal. Para entender el procedimiento seguido por Wittgenstein tenemos que referirnos a un segundo aspecto fundamental en su obra, a saber, los límites impuestos a la expresión en el lenguaje. Como se comprueba fácilmente por cualquier lector atento, el término más usado en el prólogo es la palabra “expresión” (Ausdruck) Distingue entre “pensamiento” y “expresión del pensamiento”. Pone especial cuidado en discernir entre ambos ya que si se propusiera analizar el pensamiento tendría que limitarlo y tendríamos que poder pensar ambos márgenes del límite. Recalca en subjuntivo que entonces surgiría la paradoja de tener que pensar lo que no se deja pensar. Por ello, desecha este programa y propone delimitar lo que denomina “expresión del pensamiento”. Para un lector de lengua castellana no resulta nada original que Wittgenstein afirme que pretende trazar un límite a la “expresión del pensamiento”. Sin embargo, este motivo es completamente inusual en la tradición germana. Probablemente aquí radique la diferencia más sustancial entre la tradición austríaca y la alemana. Para el alemán, el límite (Grenze) es algo impuesto desde fuera. De facto, la lengua alemana no posee ningún término que caracterice el límite sino que ha tenido que introducir un neologismo eslavo (granica) para limitar los avances, los excesos, la violación, la infracción a los que se veían sometidos estos pueblos por los germanos. Estos límites que imponían los pueblos
Introducción
15
eslavos a los pueblos germanos permitió la introducción de un término en el léxico de este último cuya connotación difiere de la que se aprecia en límite. Para la lengua latina, el límite es una línea divisoria que distingue entre el espacio legal y aquel que se encuentra al margen de la legalidad, la ciencia, la filosofía y el Estado. Para comprender cabalmente la extrañeza que genera el proyecto desarrollado en esta obra baste rememorar la propuesta imperante en el ámbito germánico. Para el idealismo alemán, la especulación se lleva a cabo mediante un término contradictorio como es el de superación (Aufhebung). La especulación se asienta sobre la Aufhebung en un sentido negativo en tanto que suprime algo o se inhibe de ello; y, al mismo tiempo, en un sentido positivo, al guardar, retener y conservar algo para su utilización posterior, expresándose mediante la fórmula “aufgehoben sein”. Como se comprenderá fácilmente, en dicho proceso especulativo se transgrede el límite. No es pues extraño indicar al respecto que Hegel equipara en la Enciclopedia la especulación a lo que en el pasado se denominó lo místico9. Lo místico capta lo absoluto transgrediendo los límites del intelecto mediante el razonamiento. El Tratado altera sustancialmente este planteamiento. En el punto de inflexión propuesto por Wittgenstein se traslada lo místico del ámbito de la razón al terreno del sentimiento. El sentimiento determina lo místico al considerar el mundo como una totalidad limitada (6.45) que no se puede expresar por lo que “se muestra” (6.522). Wittgenstein denuncia el modo como se muestra lo inexpresable y para ello resulta pertinente pues que retrocedamos en nuestra lectura. El procedimiento analítico se encarga de fijar lo expresable —el mundo— en el modo indicativo; por el contrario, lo místico se pronuncia en modo subjuntivo (6.44). La mística tractariana se caracteriza por poseer un rasgo irreal en el que se asientan los deseos o las afirmaciones inciertas. Por el contrario, para la especulación idealista la mística se ubicaba en el ámbito de lo absoluto. Para la estipulación analítica supone una mera suspensión de la modalidad declarativa expresada en el modo indicativo sobre los hechos (Tatsachen) que establecen elementos de juicio racional. Por esta razón se consideran más bien modos de no-declaración. Dos tradiciones se enfrentan aquí y marcan la diferencia en el mundo germánico: idealismo especulativo, por un lado; análisis estipulativo, por otro. Por lo general, la expresión centra su trabajo en el estudio de aquello que se dice. Sin embargo, el Tratado denuncia que la mayoría de los trabajos realizados en este campo pertenecen al ámbito de lo que se muestra ya que las proposiciones muestran la forma lógica de la realidad (4.12-4.121). Una proposición muestra su sentido, por lo que muestra cómo se comporta cuando es verdadera (4.022). Con ello se introduce una relación dialéctica entre lo que se dice y lo que se muestra. Así pues, todos entenderemos la frase “Marco Bruto asesinó a César” ya que hacemos referencia a un acontecimiento que ocurrió en los idus de marzo del 44 a. C. Sin embargo, si alguien no entiende la frase y preguna, ¿A qué te refieres cuando afirmas que “asesinó a César”? El oyente puede contestar: “El significado del predicado ‘asesinó a César’ es…”. Frege había indicado que cuando un hablante hace esta observación dudaremos si el predicado ha de ser interpretado como un concepto o más bien deberíamos proporcionar una descripción definida. Ambas alternativas exigen que nos refiramos a un objeto particular. Aunque generemos un vínculo entre Bruto y el asesinato de César, sin embargo, enunciados como “Hay un familiaridad entre ‘Bruto’ y ‘asesinó a César’” son considerados como un contrasentido. Este supuesto generó cierta inquietud entre los primeros lectores10. La tensión entre lo 9
Georg Wilhelm Friedrich Hegel: Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse (1830). Dritter Teil: Die Philosophie des Geistes. Mit den mündlichen Zusätzen, Werke. Vol. 10, Frankfurt a. M.: Suhrkamp, 1979, § 577, p. 394 s. 10 Cf.: El prefacio escrito por B. Russell al Tractatus en Russell, 1921, 186 ss. Russell 1922, 7 ss.
16
Jesús Padilla Gálvez
que se dice y se muestra se pone de manifiesto en aquello que tiene sentido (Sinn). Wittgenstein hace una distinción clara entre lo que considera con sentido o, para ser más exactos, deberíamos añadir que tienen un sentido pleno (sinnvoll11); el sinsentido, o si se prefiere, se podría completar diciendo que posee un sentido desenvuelto o independiente (sinnlos12); y, finalmente, el absurdo o contrasentido (unsinn13). Como indicamos anteriormente, todo aquello que se puede decir (Sagen) y mostrar (Zeigen) tiene sentido (sinnvoll). Este sentido obedece a la gramática lógica o sintaxis lógica (3.325). El sinsentido (sinnlos) es todo lo que no se puede decir (nicht Sagen) pero se muestra (Zeigen). Por lo general, la mayoría de las fórmulas lógicas y matemáticas muestran algo pero resulta difícil expresarlo en nuestro lenguaje natural. El contrasentido absurdo (unsinn) no se puede decir (Sagen) ni mostrar (Zeigen). El libro intenta probar que las proposiciones lógicas y matemáticas serían caracterizadas como sinnlos ya que no se pueden expresar en nuestro lenguaje natural pero muestran el andamiaje y la estructura del mundo. Por todo ello finalizará postulando que cuando descubramos en andamiaje formal (4.122) debemos superarlas para volver a expresarnos con sentido en el lenguaje natural. Este planteamiento ha generado una gran discusión en los últimos cien años. Black propone una defensa de la propuesta de Wittgenstein apuntando que las proposiciones que afirman algo acerca de la esencia de las cosas han de analizarse como enunciados a priori que pertenecen a la sintaxis lógica14. En el fondo, la propuesta de Black acentúa el punto de vista desarrollado por Ramsey de que aquello que no se puede decir se podría “silbar”15. Los miembros del grupo denominado los New Wittgenstein han refutado la propuesta anterior denunciando que no hay nada que silbar ya que la mayoría de las proposiciones expresadas en el Tractatus han de calificarse como Unsinn y, por tanto, ni dicen, ni muestran nada ya que lo único que aportan es haber exteriorizado el engaño en el que nos encontramos los humanos. Por todo ello, esta obra tiene un fin terapéutico, ya que las proposiciones del Tractatus deben considerarse como un exquisito contrasentido del que nos debemos liberar mediante un procedimiento curativo que nos ayude a salir de las confusiones en las que nos enredamos en filosofía16. Sus argumentos se sostienen en una interpretación sumamente ingeniosa de la penúltima proposición que posteriormente comentaremos17. Una de las críticas más contundentes contra la “nueva” lectura de la obra de Wittgenstein se debe a P. Hacker18. Desgraciadamente no podemos expresar los puntos más relevantes de esta empresa ya que desbordaría esta introducción. Por ello resulta sumamente importante que Wittgenstein proponga en su libro delimitar claramente entre aquello que se expresa en el lenguaje, por un lado, y el silencio, la inexpresividad, la parquedad del mundo fuera del lenguaje, por otro. Esta propuesta resulta sumamente insólita ya que dicho programa se expresa en alemán, en contra de la tradición alemana que disipa los límites en el proyecto idealista. ¿Qué es lo que está fuera de lo expresable en el lenguaje? Wittgenstein pone numerosos ejemplos en su libro. Quiero resaltar aquí un paradigma que arroja luz sobre su método. El día 30.7.16 apunta en su diario lo
11
Con sentido (sinnvoll) 3.13, 3.326, 3.4, 4.243, 5.1241, 5.525, 6.1263-6.1264, 6.31. Sinsentido (sinnlos) 5.132, 5.1362, 5.5351. 13 Contrasentido (unsinnig) 3.24, 4.003, 4.124, 4.1272, 4.1274, 4.4611, 5.473, 5.5351, 6.51, 6.54. 14 Black, 1964, Capítulo LX. 15 El silbido hace referencia a la pasión de Wittgenstein por silbar ciertas melodías musicales. Cf: Ramsey, 1923, 465 s. 16 Crary & Read (eds.), 2000, 1. 17 (6.54). 18 Hacker 2001, Cap. 4. 12
Introducción
17
siguiente “¡Todo esto es realmente, en un sentido determinado, profundamente misterioso! ¡Es claro que no se puede expresar la ética!” La expresión usada por Wittgenstein no deja lugar a dudas que el campo que comportan todas nuestras acciones y que adscribimos a la ética está al margen del lenguaje. Es decir, para Wittgenstein todo este proceso humano vinculado al comportamiento y que no es expresable en el lenguaje, está al margen del estudio que se lleva a cabo en el Tratado. Esto, sin embargo, no significa que las acciones humanas relacionadas con la virtud o el deber, la felicidad o la vida realizada estén al margen de su interés. Este juicio sería contraproducente pues a lo largo de su vida realiza multitud de anotaciones al respecto. Lo que está fuera del límite de una investigación lógico-filosófica son las acciones mudas, es decir, aquellas que nos dejan asombrados, paralizados y que no sabemos expresar. Piénsese que el libro se escribe durante la Primera Guerra Mundial y que el joven Wittgenstein se había alistado como voluntario en la contienda y vive en la retaguardia los horrores de la contienda. Esa vivencia vital en la que parte de la población sea usada como “carne de cañón” es inexpresable, se encuentra más allá del lenguaje; transciende a él. Por ello recalca en un aforismo muy citado y mal dilucidado lo siguiente 6.421 Es claro que la ética no se puede expresar. La ética es trascendental. (Ética y estética son equiparables.) Las tres frases tienen una historia particular que el lector puede seguir en nuestra edición crítica. El autor confirma en el primer enunciado la imposibilidad de expresar proposiciones que incumben a los problemas que se circunscriben al campo de la ética. El segundo párrafo es algo más complejo ya que en su diario escribe el 30.7.16: “La ética es transcendente.” ¿Por qué se afirma de la ética esta transcendentalidad? La pregunta pertinente sería indagar si sería “transcendente” o “transcendental”. Wittgenstein transita en su etapa juvenil entre ambas. Al menos, según su punto de vista, sobrepasa nuestro lenguaje. Pero algunas pistas nos da finalmente, una equiparación mal traducida al confundir “uno” (ein) con “lo mismo o igual”, que pertenecen juntos y son inseparables (Eins). En alemán el adverbio sustantivado “Eins” se usa en el sentido de “eine Einheit bilden”, “ein und dasselbe sein” o “etwas gleichsetzen”. Wittgenstein usa reiteradamente este término en 2.027 donde el vínculo fija lo existente con el objeto; en 4.014(c), donde los jóvenes son inseparables; y en 6.421(c) donde se vincula ética y estética indicando que ambos ámbitos son equiparables. Las expresiones del campo de la ética y de la estética coinciden en su carácter monopolar. Si a alguien le gusta la pintura romántica y otro prefiere las pinceladas de Edvard Munch no parece ser que sea pertinente discutir ya que “De gustibus non est disputandum”. Por el contrario, el resto de las afirmaciones son bipolares y los hablantes pueden discutir acerca del contenido y adscribirle un valor de verdad o falsedad. Ciertamente, estamos ante una tesis sumamente controvertida y contradictoria con su propia forma de escribir ya que en una entrada indica en su diario: “Por eso es, lo que ocurre, si ocurre con una piedra o con un cuerpo, ni bueno (gut) ni malo (schlecht).” (Diario, 12.10.16) por lo que presupone una dicotomía entre bueno (gut) y malo (schlecht) poniendo en entredicho, al mismo tiempo, que dicha polarización ética se exprese mediante el lenguaje. El asunto se comprende al indicarnos desde un punto de vista lógico que los enunciados éticos son “monopolares” mientras que los enunciados filosóficos se caracterizan por el contrario por su “bipolaridad”. Si la entrada no es falsa entonces sería meramente un sinsentido discutir sobre aquellas proposiciones que consideramos ciertas sin más o las rechazamos sin discusión alguna por lo que quedaría al margen de la lógica de nuestro lenguaje. Todas estas incongruencias serán superadas con el tiempo por el propio Wittgenstein ya que no debemos darle mayor importancia de la que tiene a un trabajo primerizo. Ahora bien, hemos indicado arriba que al considerar la expresión del lenguaje como el centro de su interés, genera un desplazamiento de los problemas filosóficos. Casi valdría decir que Wittgenstein asume una
18
Jesús Padilla Gálvez
posición que podría denominarse como “excéntrica” con respecto a la tradición filosófica. Lo primero que el lector observa es que muchos de los problemas filosóficos desaparecen en su obra o emergen dispuestos en los lugares más insospechados. Un ejemplo es la discusión ontológica y semántica, por un lado, que se sitúa en el centro de su obra y el desarrollo de un modelo —bastante primitivo, dicho sea de paso— con el que analiza el lenguaje. Otro ejemplo mucho más evidente concierne al solipsismo ya que el “yo” se ubica en el límite mismo entre la expresión y el mundo. El “yo” enfático de Kant que aparece en el §16 de la Crítica de la razón pura es relegado a un mero guardián entre el lenguaje —lo que se expresa— y el sinsentido. Resulta sumamente curioso el papel que asume ese “yo” ensimismado en el límite mismo entre el lenguaje y el silencio. A pesar de ubicarlo en los confines, enfatiza cierta simpatía hacia una visión solipsista algo confusa. Nada más desacertado, fruto de su juventud. Si el centro de su investigación es la expresividad de todo lo que podemos pronunciar en el lenguaje, entonces resulta extraño que el sujeto sea solipsista ya que ha sido desplazado al límite y lo que caracteriza a esta posición es su énfasis en colocar al sujeto en el centro de atención de toda la reflexión. Lo que afirma Wittgenstein sobre ese “yo” ubicado en la periferia y salvaguardando el límite entre lo expresable y el sinsentido es muy distinto a lo que el mismo propone. También se comprueba fácilmente que, por caso, el mundo desaparece del horizonte temático ya que aparece enmudecido y, en parte, se le asocia a un “sinsentido”. Habida cuenta de los errores que generan algunas de las propuestas desarrolladas, el libro no pierde su interés. Seguramente, lo más sugestivo del libro sea que propone un método analítico de investigación que es llevado hasta sus últimas consecuencias. Siendo algunos de sus resultados completamente erróneos —como él mismo se encargará de indicar unos años más tarde— o meramente juegos retóricos sonsacados de la literatura austríaca u otras fuentes de difícil acceso, sin embargo, dentro de dicho libro encontramos pruebas y refutaciones que en este prefacio no podemos abordar y que serán tratadas en otro lugar. Todo ello hace que nos encontramos ante un clásico del pensamiento filosófico.
2 Ontología Es interesante decir unas palabras sobre la ontología tractariana. Estricto sensu, podríamos decir que el libro opta, en la gran controversia forjada por Goethe que anteponía la inmutabilidad idílica a la dinámica de los acontecimientos19, por esta última. Sin embargo, la mayoría de las traducciones vertidas al castellano han preferido la primera al transcribir el primer aforismo mediante la fórmula „El mundo es todo lo que es el caso“. Pero, ¿qué es el caso? El caso es algo inmóvil, que podríamos interpretar, tergiversar, alterar, pero que parece ser que ha ocurrido en el pasado o está ocurriendo en el presente y como tal se transfigura en pretérito en cada instante. El caso narra sucesos acaecidos. Por ello, según esta propuesta, el Tractatus centraría su interés en investigar estos relatos, conocer su veracidad, de hechos pretéritos, etc. Ciertamente, Wittgenstein no le interesó ese mundo idílico del pasado sino que el libro propone el estudio de los acontecimientos, todo lo que acaece, y está interesado en conocer cómo se transforma el mundo. Reiteradamente expresa su interés por el presente (6.4311) Despliega pues un modelo que explique cómo se puede 19
J. W. von Goethe, Die Wahlverwandtschaften, Hamburger Ausgabe, Bd. 6, C. H. Beck, München, 1998, pp. 242-490.
Introducción
19
hacer comprensible dicha dinámica en la que vivimos desarrollando un patrón formal y reflexivo que permita orientarnos. De facto, cuando reflexiona sobre el término “muerte” indica que no estamos ante una vivencia y el significado de “eternidad” se refiere a todo aquello que vive en el presente (6.4311). Este vivir en el presente, esta constante transformación, es lo que acontece en el presente (1.). El sustantivo “der Fall” se entiende en alemán como todo lo que “cae”, “acontece”, “sucede” o “deviene”. Es un término abstracto, elegido por L. Wittgenstein por su carácter polisémico. La frase expresada libremente significa que por “mundo” se ha de entender todo lo que sucede, por lo que el mundo es algo más complejo que la mera suma de los objetos inertes en el mundo o la visión subjetiva que nos forjamos de estos objetos, cosas o bienes. Para expresarlo mediante un ejemplo: un cuchillo no está tirado en el mundo —en referencia al “geworfen sein” de Heidegger—, ni se ha de considerar una simple cosa —como enfatiza Husserl—, ni tampoco es un mero utensilio industrial —como postulan las teorías sociales— o un instrumento socio-histórico —recuérdese la postura de la hermenéutica— sino que este objeto —que puede ser bien o cosa, según la utilidad o el valor que le demos— adquiere su sentido dependiendo del uso que se le haya dado al mismo: el procedimiento para ensamblar el cuchillo, que sirve para cortar o para asesinar es muy distinto al uso que le damos al mismo objeto encontrado en una excavación arqueológica o si lo usamos, por falta de un destornillador, para justar un tornillo, etc. El significado de la expresión que hace referencia a una misma cosa (objeto o bien) está determinado por el sentido que le damos a esa cosa inerte. Unas veces expresamos un procedimiento, otras, una utilidad, pero también nos puede servir para probar algo, determinar una cultura o se usa en lugar de otra cosa (objeto o bien). Todo lo que acontece puede expresarse mediante “Tatsachen” (hechos), “Sachverhalten” (estado de cosas) o “Sachlagen” (asuntos). Ciertamente, esta ontología genera múltiples dificultades. El propio Frege indica en su carta del 16 de septiembre de 1919 lo siguiente: “¿Perteneceré yo a aquellos que podrán entender su libro? Sin su ayuda, difícilmente. Lo que usted escribe sobre estado de cosas, hecho, asunto no se me podría haber ocurrido aunque en un párrafo me acerco a su opinión.”20 Si el propio Frege enfatiza sus dificultades para comprender estos términos de origen germánico, ¿cuántos problemas tendrá un castellanoparlante para acercarse a su significado habida cuenta que estamos ante una tradición que le es completamente impropia y extraña? ¿Qué podrían significar estos términos en castellano? En las múltiples versiones, los traductores coinciden en trasladar “Tatsache” por “fact” al inglés, por lo que se traduce mediante el término “hecho”, al castellano. Sin embargo, stricto sensu, los “Tatsachen” tractarianos no son los “facta”. El mismo L. Wittgenstein lo define en la carta del 19 de agosto de 1919 a B. Russell del siguiente modo: Tatsache es lo que corresponde al producto lógico de proposiciones elementales cuando dicho producto es verdadero21. Se observa en la definición que deja sin traducir el término “Tatsache”, definiéndolo como un producto lógico de proposiciones elementales cuando dicha operación es verdadera. Por tanto, los hechos, stricto sensu, no pueden ser verdaderos, a lo sumo, ciertos. Por esta razón, la traducción castellana genera tensión al traducirse mediante el término “hecho”. Hemos indicado en otro lugar la evolución del significado de dicho término que resumimos aquí22. El término original se produce por la traducción al alemán de un libro de teología en el cual se traslada el término inglés “matter of fact” por el de “Thatsache”. Este neologismo se compone del sustantivo “That”, es decir: “acción”, “hecho” o “factum” y el de “Sache” y, por tanto, “bien”
20
Wittgenstein, 1989, 21 s. Wittgenstein, 1980, 252. 22 Padilla Gálvez, 2019, 65 ss. 21
20
Jesús Padilla Gálvez
o, en términos latinos lo que se corresponde a “res”. Mediante este neologismo alemán se quería recalcar que “matter of fact” y “Thatsache” eran sinónimos del concepto latino “res facti”. En la argumentación, la expresión “facta loquuntur” —es decir, “hablan los hechos”— se usaba para mostrar una distinción entre las meras opiniones, o afirmaciones, por ejemplo, sobre un presunto delito y las pruebas periciales asentadas sobre los hechos. Partiendo de la contraposición entre las cuestiones de hecho —Quaestio facti— y las cuestiones de derecho —Quaesti iuris —, Kant contrapone el ámbito de los hechos (denominado “Tatsachen” (scibile)) al dominio de la opinión (es decir, “Sache der Meinung” (opinabile)) o al de la creencia (por tanto, “Glaubenssache” (mere credibile))23. Kant amplió pues la extensión del término “hecho” sin que por ello se contrajera al campo de la experiencia en el mundo material. Los hechos se asientan en la demostración (wissbar). O, para expresarlo de manera más estricta: no existen Tatsachen sin demostración. El término “Tatsache” nos remite al mundo, por un lado, y por tanto, sin lugar a dudas, tiene un substrato importante que hace referencia a los hechos. Sin embargo, el significado de “Tatsache” es más amplio ya que está vinculado a las proposiciones que se expresan acerca de los hechos así como la estructura argumentativa de los hechos. Wittgenstein cobija el significado original del término Tatsache entendiéndolo como una cuestión de hecho, es decir, como todo lo que se expresa acerca de un hecho concreto. Por razones de simplicidad usaremos el término “hecho” en esta segunda versión. Nuestro segundo término técnico sigue siendo otro vocablo de origen germánico y vuelve a ser una composición de dos morfemas con categorías léxicas de diverso tipo. El concepto “Sachverhalt” fue introducido por Carl Stumpf24. Anteriormente se había generado una larga discusión que se remonta a B. Bolzano25. Seguidamente, F. Brentano, E. Husserl, A. Meinong, C. Stumpf y A. Reinach realizaron aportaciones importantes a dicho problema26. En términos generales podemos afirmar que el estado de cosas pertenece a un ámbito superior de segundo orden. Los estados de cosas se expresan generalmente mediante un procedimiento negativo lo que determina que muchas de sus expresiones carezcan de contenido referencial ya que son meras suposiciones (Annahmen), hipótesis o conjeturas. El recurso estándar y más característico se asienta en el procedimiento seguido por un hablante cuando finge un hecho falso. Una de las peculiaridades más acusadas en dicho procedimiento es la de comprobar que los términos que determinan el estado de cosas carecen de contenido o referente. La referencia se consigue cuando el Sachverhalt ha sido probado por lo que se transforma en un hecho verdadero (Tatsache). El paradigma usado para estudiar este tipo de preferencias son las que se expresan en las suposiciones27. El modo usual de expresar un estado de cosas es la sustantivación y la actitud proposicional. Por tanto, si observamos humo podemos caracterizar los estados de cosas mediante los siguientes sustantivos: “combustión”, “fuego”, “incendio”, “fumar”, “intoxicación”. Cada uno de estos términos hace referencia a fenómenos dispares. Cuando formulados estos estados de cosas estamos expresando suposiciones que deben ser probadas para que sean verdaderas. También los podemos expresar mediante actitudes proposicionales como: creo que el humo se debe a la combustión. También podemos suponer que donde hay humo, hay fuego; o, alguien cree que donde hay humo se pueden intoxicar las personas. La prueba
23
25 26 27 24
Kant 1983 (KU), 597 (B 454 / A 449). Stumpf, 1907, 27. Bolzano 1837, vol. I, § 19. Padilla Gálvez, 2019. Meinong, 1901 (1977), 1-384 y Meinong, 1902 (1977), 387-489.
Introducción
21
transformará el estado de cosas enunciado en un hecho que ha de ser verdaderos. Las demás creencias expresadas como una suposición carecerán de existencia. El estado de cosas viene íntimamente unido a la generación de nexos28 que componen ciertas configuraciones estables. Wittgenstein realiza ciertas sugerencias al respecto sumamente interesantes pero descontextualizadas por lo que un lector que desconozca la discusión anterior habida en el ámbito austriaco queda desmarcado y, muchas veces, aparecen propuestas completamente erróneas. Ciertamente, algunos lectores traducen “ist” como verbo copulativo en 2.01 por lo que piensan que estamos ante una definición. Sin embargo, el texto alemán violenta en cierto modo la sintaxis ya que se esperaría, más bien, algo así como: “Der Sachverhalt ‘besteht aus’ eine Verbindung von Gegenständen. (Sachen, Dingen.)” lo que equivaldría a decir que “Sachverhalt” consta de —o, está constituido por— ciertos nexos con los objetos (bienes o cosas). Wittgenstein pone especial atención en el estudio de los nexos cuando estudia los estados de cosas. Este aspecto es relevante por dos particularidades que deseamos mencionar aquí: el primero tiene que ver con un rechazo a lo que Frege denominó “idolatría de la cópula” y que tiene que ver con el uso y abuso de las estructuras copulativas que generalmente carecen de contenido. Por esta razón, Frege indicó acertadamente que el uso de la cópula propicia la formación de conceptos carentes de contenido, es decir, se generan expresiones enunciativas sin contenido. Téngase presente que las estructuras copulativas restringen la aparición y estudio de estructuras lingüísticas en las que se enuncia una conjetura y con ello se limita la función condicional que asume la premisa mayor en el modus ponens (6.1264). En este caso, el carácter hipotético, conjetural y suposicional de la premisa menor desaparece. Este segundo problema, está estrechamente vinculado al papel que juega el estado de cosas en el modus ponendo ponens. Esta dificultad sintáctica ha hecho cimentar una cierta mala prensa dentro de la tradición anglosajona. Así pues, algunos autores han considerado los Sachverhalte como “entia non grata” y, por tanto, son de la opinión que han de eliminarse de la ontología. Otros, por el contrario, opinan que lo único que encontramos no es otra cosa que Sachverhalte y estos, a su vez, contienen objetos y propiedades de éstos. La disparidad de opiniones se asienta, sobre la dificultad lingüística con la que nos enfrentamos. Algunos autores proponen acercarse a esta dificultad encuadrando un esquema “sustancia-atributo” que permitiría mapear la estructura de la realidad. Desde dicho punto de vista se acentúa la tesis de que sólo podemos percibir y comprender un objeto siempre que dispongamos de ciertas características. Ciertamente, desde este punto de vista los “Sachverhalte” serían superfluos ya que la realidad constaría exclusivamente de objetos y propiedades. En contra de dicha lectura, el propio Wittgenstein subraya que la posibilidad de que un enunciado elemental sea verdadero, dependerá de que se constate o no se constate un “estado de cosas”. Por tanto, el valor de verdad de un enunciado está pues en relación directa con los estados de cosas. El término “Sachlage” es difícil de entender en nuestro ámbito conceptual. Odgen tradujo al inglés dicho término mediante la expresión “state of affairs”29 y así es traducido por E. Tierno Galván30, Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera31. Posteriormente, D. Pears y B. McGinnes lo trasladaron mediante “situación” y L. M. Valdés Villanueva copió el término sin reflexionar acerca de este32. Sin embargo, esta traducción es
28
30 31 32 29
Husserl, 1913 (1968), 242. Wittgenstein 1922, 2.0121. Wittgenstein 1957, 2.0121. Wittgenstein 1987, 2.0121. Wittgenstein 2002, 110.
22
Jesús Padilla Gálvez
errónea ya que sería como traducir el término “filosofía” indicando que se refiere a “amante”, olvidando el significado de “sabiduría” y por tanto es incapaz de trasladar el sentido que se indica cuando los pensadores quieren distanciarse de la sofística y construyen este compuesto nominal que consta de la expresión “amante del saber”. El término más cercano en castellano es el de “litisdependencia” si bien describe el significado desde una perspectiva inversa. Sachlage hace referencia al estado en el que se encuentra nuestras pesquisas y nuestro conocimiento sobre un asunto. Se puede hablar de una “situación de hecho” por lo que L. Wittgenstein manifiesta sus dudas que las cosas estén en una relación casual con los conocimientos que se tienen sobre un asunto concreto. En nuestra traducción hemos optado por usar el término “asunto”. Todo asunto hace referencia al conocimiento que adquirimos sobre un suceso público en un momento dado y este es el sentido que acoge la mayoría de las veces cuando se habla en alemán de Sachlage.
3 Imagen, modelo, representación isomorfa Las expresiones en nuestro lenguaje tienen significado y sentido ya que genera imágenes o representaciones de las cosas. Una “representación” sustituye, imita o refleja a otra. Un cuadro puede “representar” un paisaje; un retrato, a la persona retratada; un mapa, las calles de la ciudad; una partitura, la música que con ella interpretamos33. Según Wittgenstein nos hacemos representaciones de las cosas. En su obra emplea para ello el término “Bild” (y “Abbildung”) y el verbo “abbilden”. Las traducciones más frecuentes para “Bild” son “imagen”, “pintura”, “figura” y “representación”; para “Abbildung”, “ilustración” y “figura”; y para “abbilden”, “pintar”, “figurar”, “modelar”, “reproducir” o “representar”. Estos términos relacionan en exceso el concepto de “Bild” con la representación mediante ciertas imágenes, razón por la que otros autores han preferido traducir dicho término mediante “representación isomorfa”. Plasmar una imagen de una situación es lo mismo que describirla o convertirse en un modelo de ella. Un cuadro, un mapa, una maqueta, una partitura o el lenguaje escrito comparten ciertas semejanzas en varios aspectos: primero, son representaciones en tanto que generamos ciertos trazos para representar algo distinto a ellas mismas que están en lugar de otras cosas. Ahora bien, no debemos olvidar que a su vez son representaciones isomorfas —representaciones que tienen la misma forma que lo representado—, y, como tales, tienen las siguientes características: son compuestas ya que constan de elementos; a cada elemento representado corresponde un elemento en la representación; y, a las relaciones que hay entre los elementos del hecho corresponden relaciones entre los elementos de la representación. El término “Bild” es propenso a generar confusión cuando se traduce al castellano. Por un lado, ha sido trasladado como “figura” o “retrato”. En alemán “Bild” significa una representación sobre una superficie, por ejemplo, mediante un dibujo o una fotografía. Sin embargo, el término tiene una historia por lo que es considerado también en su acepción psicológica como una representación o impresión. Por ello, puede usarse en diferentes contextos. Todas estas alternativas son plausibles si se tiene en consideración su significado literal. Ahora bien, Wittgenstein usa el término en un contexto específico por lo que su traducción
33
Supervísese la correspondencia mantenida entre Wittgenstein y Koder sobre temas musicales. Koder 2014.