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Ángel López García-Molins

Prolegómenos a un estudio de la variación lingüística

El paradigma disciplinar de la lingüística suele diferenciar una parte interna y otra externa: la primera estaría orientada hacia el lenguaje como instrumento cognitivo; la segunda, hacia el lenguaje como instrumento comunicativo. En principio, esto es razonable, pero ya no lo es que los especialistas se decanten por una u otra vertiente tan solo. Es como si en química diferenciásemos entre los químicos de los compuestos y los químicos de las reacciones. Una perversión adicional, introducida por algunas escuelas, es la de que solo importa la lingüística interna (y en el límite, la sintaxis) porque consideran la lingüística externa como algo meramente anecdótico. Estos Prolegómenos a un estudio de la variación lingüística se proponen acabar con dicha dualidad –pretendidamente ontológica–, al encarar el estudio de la variación –que es la lengua en acción– con métodos y planteamientos gnoseológicos unitarios basados en la enacción. El libro revisa detalladamente los principios de la disciplina de cara a una unificación de los criterios que subyacen al quehacer del lingüista.

Ángel López García-Molins

Prolegómenos a un estudio de la variación lingüística

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PROLEGÓMENOS A UN ESTUDIO DE LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA


COLECCIÓN PROSOPOPEYA Dirección: Manuel Asensi Pérez Consejo editorial: Darío Villanueva, José Domínguez Caparrós, José María Pozuelo Yvancos, J. Hillis Miller, Juan Bruce-Novoa, Manuel Jiménez Redondo, Sergio Sevilla, Carl Good Consejo de redacción: Meri Torras, Tom Cohen, Andrejz Warminski,

Benita Parry, J. L. Falcó, M. Ángeles Hermosilla, Greg Stallings

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


PROLEGÓMENOS A UN ESTUDIO DE LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

ÁNGEL LÓPEZ GARCÍA-MOLINS

tirant humanidades Valencia, 2018


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© Ángel López García-Molins

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Índice 1.

La lingüística variacionista entre las ciencias del lenguaje.................... 9

2.

La vieja cuestión del objeto de estudio de la lingüística.......................... 27

3.

Los datos y la dualidad funcional del lenguaje..................................... 41

4.

Percepción y acción: el mundo de los intercambios comunicativos........... 55

5.

La evolución como problema................................................................ 61

6.

El signo asimétrico y la variación......................................................... 81

7.

La fundamentación neurológica de la variación................................... 89

8.

La lengua y el mundo: un punto de vista enactivo................................ 103

9.

Topología: la dualidad de los abiertos y de los cerrados.......................... 111

10. Fundamentos topológicos de la variación lingüística............................. 121 11. Dominios variacionales....................................................................... 129 12. Lengua y dialecto................................................................................ 145 13. Variación y niveles lingüísticos............................................................. 171 14. Prototipos variacionistas...................................................................... 183 15. Epílogo............................................................................................... 195



1. La lingüística variacionista entre las ciencias del lenguaje1 La coexistencia entre la lingüística interna (LI) y la lingüística externa (LE) siempre ha sido problemática. No se puede negar que una ciencia madura debe estar estructurada en subdisciplinas y que cada una debe ocuparse de unidades y problemas específicos y contar con un grupo de profesionales que la practican. De la misma manera que en Física existen la Óptica y el Electromagnetismo, en Lingüística existen la Fonología y la Sintaxis. Hasta aquí todo va bien. Pero cuando confrontamos la LI con la LE, nos queda la duda de qué estatuto debemos asignar a cada una. ¿Es la LI un estudio teórico y la LE, una técnica derivada? Este planteamiento, que opone, por ejemplo, la Óptica a la Optometría, no ha dejado de formularse, pero confunde, a mi entender, la Lingüística externa con la Lingüística aplicada. La Sociolingüística no se ocupa de la forma de las leyes de normalización lingüística de un territorio ni convierte a los sociolingüistas en normalizadores [sic]: cuestión diferente es que a estos curiosos profesionales les venga bien poseer amplios conocimientos de Sociolingüística. Por la misma razón, una cosa es la Neurolingüística (LE) y otra, la Logopedia (LA): la segunda supone la anterior como complemento formativo, pero aquella es indiferente a la clínica logopédica, se limita a aprovechar sus datos. Se me dirá que la diferencia entre LI y LE está clara: la primera se ocupa del código abstracto, la segunda de su manifestación en un contexto determinado. Pero esto, que parece sencillo, es más

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Este capítulo introductorio está basado en mi contribución al homenaje al gran sociolingüista Humberto López Morales, a quien quiero volver a homenajear desde aquí: Á. López García-Molins, “El lugar de la lingüística variacionista entre las ciencias del lenguaje”, en Lengua, variación y contexto. Estudios dedicados a Humberto López Morales, Madrid, Arco Libros, 2003, vol. II, 671-680.


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complicado de lo que pudiera pensarse a simple vista. Si quisiéramos establecer un paralelo con la Química, por ejemplo, resulta que habría unas unidades y unas reglas del código (digamos la tabla de los elementos químicos de Mendeleiev y las leyes de oxidorreducción) y unas sustancias reales que reaccionan en el laboratorio o en la naturaleza. Como en el caso del lenguaje, lo que caracteriza al segmento empírico de nuestro doblete cognitivo es la presencia de imperfecciones: no todos los hablantes pronuncian o construyen oraciones como el código prevé en el mismo sentido en el que resulta inevitable que en las reacciones químicas reales surjan impurezas. Pero esta confortable analogía se revela inexacta cuando descendemos a los detalles. Si la teoría prevé que dos moléculas de sal común y una de ácido sulfúrico darán dos moléculas de ácido clorhídrico y una de sulfato sódico (2NaCl + H2SO4 = 2HCl + Na2SO4), los resultados de laboratorio serán estos, por más que nuestros aparatos de medida hagan imposible tomar las cantidades requeridas en la proporción exacta; las únicas desviaciones del resultado esperado son imputables a la presencia de otros elementos (agua en la atmósfera que se disuelve en los ácidos modificando su masa, p.ej.) e igualmente explicables. También los fenómenos físicos respetan escrupulosamente las reglas del juego, por más que sepamos que siempre se perderá algo de energía en forma de calor y que, por consiguiente, a la postre todo el universo quedará desordenado (es lo que se conoce como segunda ley de la Termodinámica, la que predice el aumento de la entropía). Mas en Lingüística no sucede esto. Se diga lo que se diga, ninguna teoría lingüística se halla preparada para acometer el fenómeno de la variación. El lingüista se suele encontrar con que los hablantes alteran los resultados esperables de sus fórmulas atendiendo a factores que la teoría no consideró pertinentes. El fonólogo que había predicho que el fonema sibilante /s/ puede realizarse en español como aspirado en posición implosiva, se encuentra con que los datos de los sonogramas confirman esta predicción, pero ponen de manifiesto que las razones de una realización u otra no tienen que ver con la teoría sino con factores externos como


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el sexo, la clase socio-cultural o la procedencia geográfica de los hablantes. Si esto resulta descorazonador en Fonología, todavía lo es más en Sintaxis. Hoy en día está de moda el análisis de la conversación y los resultados empíricos que se van alcanzando se hallan a años luz de las predicciones de la teoría. En realidad, ninguna teoría sintáctica se acomoda a los registros del lenguaje coloquial y a los fenómenos detectados en ellos; la mayoría de las estructuras sintácticas que deberían obtenerse no se producen nunca y, en cambio, obtenemos muchas secuencias que carecen por completo de justificación teórica. No es sorprendente que los sociolingüistas se hayan basado preferentemente en testimonios fonéticos y léxicos. Al fin y al cabo, que la -s implosiva pueda aspirarse es algo comprensible a partir de su condición fricativa y de la relajación articulatoria de la distensión silábica; también es razonable que ciertas condiciones culturales privilegien ciertas parcelas del vocabulario en detrimento de otras: pero que el teórico vámonos ya se realice como bueno, vale, venga, vámonos, vámonos ya parece un capricho de la naturaleza. Una posibilidad que merece la pena examinar es la de que el sorprendente estatuto cognitivo de la LE respecto de la LI sea de orden metodológico. Como la LE (Sociolingüística, Psicolingüística, etc.) supone una irrupción de las Ciencias Humanas (Sociología, Psicología) en la Lingüística, tal vez su especificidad estribe en combinar el método inductivo de aquellas con el método hipotético deductivo de esta2. En resumen: Método Ciencia auxiliar

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Lingüística interna hipotético-deductivo Lógica, Matemáticas

Lingüística externa inductivo Sociología, Psicología

Para una caracterización contrastiva de los métodos inductivos frente a los hipotético-deductivo me sigue pareciendo muy útil el viejo librito de I. Bochenski, Los métodos actuales del pensamiento, Madrid, Rialp, 1957.


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Es evidente que la LE hace uso de métodos inductivos. En su prehistoria estos estaban escasamente formalizados y consistían básicamente en observar la realidad, emitir una hipótesis, confrontarla con una parcela más amplia de la realidad, emitir una nueva hipótesis y así sucesivamente3: hipótesis 1 ↓ [------]……….

hipótesis 2 ↓ [------------]……….

hipótesis 3 ↓ [------------------]MUNDO

La moderna Sociolingüística ha continuado haciendo uso del método inductivo, pero sometiéndolo a una formalización rigurosa con auxilio de la Estadística. La Lingüística variacionista se inscribe precisamente en este campo. Por el contrario, el método de la LI, en particular el de la Sintaxis, es típicamente hipotético-deductivo. A partir de un modelo formal abstracto, que no puede ser ni verdadero ni falso —pues no se da en el mundo—, sino correcto o incorrecto, se generan una serie de hipótesis o estructuras, las cuales buscan su confirmación en los datos de la realidad: Modelo matemático MUNDO

→ estructura1 + estructura2 + estructura3 + … ↓ ↓ ↓ [------] [------] [------]

La naturaleza matemática del modelo es muy variable: en el estructuralismo se partía del álgebra de clases, en la gramática generativa, del álgebra de Boole, en el cognitivismo, de estructuras geométricas de distinta índole4. Sea como sea, estos movimientos,

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No de otra manera actuaron los fundadores de la Dialectología, desde Gilliéron, y así siguen haciéndolo los dialectólogos clásicos en la actualidad. La formulación de L. Hjelmslev, Prolegomena to a theory of language, Madison, University of Winsconsin, 1961, es naturalmente la más rigurosa, pero no la única: por ejemplo, en L. Prieto, Principes de noologie, The Hague, Mouton, 1964, se halla tempranamente un hábil aprovechamiento de la teoría de conjuntos. Es conocida la presentación que hace N. Chomsky de su basa-


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abiertamente enfrentados entre sí por otro lado, tienen en común el hecho de privilegiar el código frente al mensaje, es decir, la hipótesis del modelo abstracto frente a los datos reales del habla. De ahí los dobletes metodológicos que todos ellos se sienten obligados a postular —langue / parole, competence / performance, emic / etic—, en los que el primer elemento de la oposición siempre rige y determina al segundo. El panorama que hemos bosquejado parece confortable y recuerda a la manera de proceder de la Física, la primera ciencia que hizo uso del método hipotético-deductivo. Muchas veces se suele oponer la ciencia del Renacimiento a las oscuras especulaciones medievales suponiendo que estas eran ajenas a la observación y se fundamentaban tan sólo en el principio de autoridad, en particular en el Organon aristotélico. Pero esto no es cierto, dicha esclerotización del pensamiento sólo tuvo lugar cuando, a partir del Renacimiento, la Escolástica se empeñó en preservar intacto el legado de la antigüedad5. Por supuesto que los físicos medievales hacían observaciones experimentales: toda la obra de Roger Bacon, por poner sólo un ejemplo, está transida de ellas. Pero llegó un momento en el que la cantidad de observaciones registradas era tan grande, que hubo que adoptar el camino inverso, el de comenzar en el cálculo y “encontrar” la confirmación del mismo en el mundo. Esta fue la aportación de Galileo, entre otros. Es absurdo pensar que la ley de la gravitación universal se le

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mento formal en “Formal properties of grammars”, en R. D. Luce, R. Bush, and E. Galanter (eds.), Handbook of Mathematical Psychology, II, New York, Wiley, 1963, 323-410. Dentro del cognitivismo ha habido geometrías bidimensionales, como el uso que de la teoría de grafos hace S. Lamb, Outline of Stratificational Grammar, Georgetown U. Press, 1966; geometrías euclidianas, como la que subyace a T. Langendoen, Foundations of Cognitive Grammar I, Stanford U. Press, 1987; y geometrías topológicas como las que caracterizan a los autores que trabajan dentro del modelo de R. Thom, por ejemplo, J. Petitot-Cocorda, Les catastrophes de la parole, Paris, Maloine, 1985. U. Eco, “La edad media ha comenzado ya”, en VV.AA., La nueva edad media, Madrid, Alianza, 1974, 9.37 puso de relieve cómo en dicho periodo la importancia de la auctoritas se hace compatible con la recogida de datos, contra lo que se suele creer.


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ocurrió como una fórmula abstracta (“todo cuerpo en caída libre es atraído hacia la Tierra con una aceleración de 9,8 m/seg2”), la cual se dispuso luego a comprobar arrojando objetos desde la Torre de Pisa y calculando cuánto tardaban en recorrer diversas distancias. Evidentemente a la formulación de la ley habían precedido muchas mediciones, es decir, se había utilizado el método inductivo, pero dichas mediciones llevaron a elegir una fórmula matemática que a partir de ese momento permitió predecir cualesquiera otras. En conclusión, que lo que se suele dar en Física es una combinación de ambos métodos: Método inductivo

+

Método hipotético-deductivo

Mediciones experimentales

Predicción de nuevas mediciones

¿Cuál es entonces el problema de la lingüística variacionista? Muy sencillo: que las mediciones experimentales que realiza con el método inductivo tan apenas guardan relación con las nuevas mediciones que los modelos teóricos se complacen en predecir. Es como si, tras haber efectuado numerosas mediciones relativas al comportamiento de los móviles que se desplazan siguiendo trayectorias rectas, nuestra fórmula predijese mediciones no comparables con las anteriores, por ejemplo, las relativas al movimiento rotatorio. Es notable que Ch. S. Peirce6, el fundador de la semiótica, propusiese dos definiciones distintas del signo, una más restringida que no tiene en cuenta a las personas reales que lo usan: “A sign stands for something to the idea which it produces or modifies” (C. W., 1.399).

y otra más amplia en la que dicho intérprete sí aparece: “A sign, or representament, is something which stands to somebody for something in some respect or capacity” (C.W., 2.286).

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Ch. S. Peirce, Collected Writings, Cambridge University Press, 1934.


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Y es que, cuando dejamos a un lado el campo, puramente relacional y abstracto, de la LI y nos enfrentamos a la LE, resulta evidente que no podemos prescindir del intérprete. Más allá del código que la sustenta, la lengua es un suceder, una ἐνέργεια, imputable directamente a las circunstancias del hablante y del oyente. Sin embargo, Peirce no allanó del todo el camino porque entre las numerosas clasificaciones de los signos a las que llega, establecidas desde casi todos los puntos de vista imaginables, no hay ninguna que se hiciese desde las peculiaridades del intérprete. Ello ha obligado a la LE a tomar prestadas sus categorías de disciplinas fronterizas como la Sociología y la Psicología. No es un secreto para nadie que hasta hace una década los lingüistas externos trabajaban en una notable soledad dentro del ámbito de la lingüística sincrónica. Por supuesto, se reconocía la importancia y la legitimidad de su trabajo, pero el estructuralista o el generativista sentían que la cosa no tenía que ver con ellos. Hoy ya no es así, porque los intereses de los lingüistas internos y los de los lingüistas externos, hasta cierto punto, son los mismos. No se puede adoptar un punto de vista prototipicista en el estudio del vocabulario sin acudir a categorías psicológicas, como la de figura y fondo, que los psicolingüistas vienen empleando asiduamente desde siempre. Tampoco se puede hacer un análisis antropológico de las metáforas atingentes a un cierto campo conceptual sin echar mano de variables sociolingüísticas como la clase social o el sexo7. Pero aun así, la idea de que la lingüística externa no es propiamente lingüística es un lastre que sigue presente en muchos estudiosos. Esto se aprecia claramente en los avatares que han guiado

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De lo primero es buena muestra el clásico estudio de los colores de B. Berlin y P. Kay, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, University of California Press, 1969, en el que se reconocen colores primarios (figuras) y colores secundarios de transición (fondos). De lo segundo, el no menos clásico trabajo de G. Lakoff y M. Johnson, Metaphors we live by, The University of Chicago Press, 1980, donde las relaciones de poder de la sociedad se metaforizan suministrando la base de numerosas expresiones lingüísticas.


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el establecimiento de los primeros paradigmas variacionistas, los cuales se concibieron como una suerte de recolección de datos curiosos. Por ejemplo, en los años sesenta del pasado siglo las primeras propuestas variacionistas surgen en el ámbito de la lingüística aplicada, concretamente en la Traductología, donde Catford8 constataba la dificultad de acceder a la globalidad del lenguaje y proponía acercarse al mismo siguiendo distintas rutas de acceso: “The concept of a ‘whole language’ is so vast and heterogeneous that it is not operationally useful for many linguistic purposes, descriptive, comparative, and pedagogical. It is, therefore, desirable to have a framework of categories for the classification of ‘sub-languages’, or varieties within a total language; that is, idiolects, dialects, registers, styles, and modes” (83).

En los años siguientes estos tipos variacionistas se consolidan, al menos en el ámbito de la lingüística inglesa9. Sin embargo, en las exposiciones de estos autores subyace un sobreentendido implícito y es el del carácter no estrictamente natural ni necesario de las variantes y, por lo tanto, la posibilidad de influir consciente y voluntariamente en su establecimiento y consolidación. Es lo que revela la famosa oposición entre Abstandsprachen (lenguas distanciadas) y Ausbausprachen (lenguas construidas) de Kloss10, que en su formulación definitiva11 aparece como una oposición entre un concepto lingüístico y un concepto sociológico. Con Abstandsprache se quiere decir “que el idioma correspondiente se reconoce como lengua sobre la base del distanciamiento, con lo cual no se piensa como es natural en una separación espacial-geográfica, sino lingüística inmanente” ‘[dass das betreffende Idiom als Spra-

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J. C. Catford, “Language Varieties in Translation”, en A Linguistic Theory of Translation. An Essay in Applied Linguistics, London, Oxford University Press, 1965, 83-92. 9 M. Gregory and S. Carroll, Language and Situation. Language Varieties and Their Social Contexts, London, Routledge, 1978. 10 H. Kloss, “Abstand languages and Ausbau languages”, Anthropological Linguistics, 9, 7, 1967, 29, 41. 11 H. Kloss, Die Entwicklung neuer germanische Kultursprachen seit 1800, Düsseldorf, Schwann, 1978.


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che aufgrund seines Abstandes anerkannt wird, wobei natürlich nicht an räumlich-geographischen, sondern an sprachimmanenten, sprachkörperlichen Abstand gedacht ist]. Distinto es el caso de las Ausbausprachen: “las lenguas pertenecientes a esta categoría se reconocen como tales porque fueron formadas o transformadas para que sirvieran de instrumento estandarizado de certificación escrita” [Sprachen, die in dieser Kategorie gehören, sind als solche anerkannt, weil sie aus- oder umgestaltet wurden, damit sie als standardisierte Werkzeuge literarischer Bestätigung dienen können]. Pese a formularse como una oposición, las lenguas Abstand y las lenguas Ausbau no son idiomas diferentes, sino aspectos de una misma lengua. Lo que Kloss quiere decir es que lo que hizo del dialecto de Lutero un idioma diferente de otros dialectos del germánico hasta configurarlo como lengua fueron sus rasgos diferenciales específicos, pero también y sobre todo la labor consciente del propio Lutero que, al traducir la Biblia justamente a dicho sistema lingüístico, se vio en la necesidad de dotarlo de una fijeza morfosintáctica, de una pronunciación regular y de un inventario léxico que lo convirtieron en una notable lengua de cultura: el alemán. Tanto es así que la coalescencia de una cierta variedad distanciada Abstand x’ con otra x, que los esfuerzos constructivos de determinadas personas están convirtiendo en el modelo de una lengua Ausbau X, no es necesaria. Si operan fuerzas suficientes en sentido contrario, tales que llevan artificialmente a x’ a situarse más bien cerca de una variedad y, podría llegar a formar parte de una lengua Y: en este caso hablaremos de Abbau (“desmantelamiento”), como propone Munske12. En resumen, que un cierto Abstand es la condición necesaria previa y un Ausbau (o, al contrario, un Abbau), el corolario ulterior suficiente. Dos ejemplos del ámbito lingüístico hispánico aclararán esto. El primero es el de la constitución del idioma español, proceso 12

H. H. Munske, “Umgangsprache als Sprachenkontakterscheinung”, en W. Besche et alii, Dialektologie. Ein Handbuch zur deutschen und allgemeinen Dialektforschung, Berlin/New York, Walter de Gruyter, 2 vols., 1983, 1002-1018.


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no del todo bien entendido, precisamente porque no se suele respetar la secuencia temporal Abstand→Ausbau. El punto de vista tradicional supone que un dialecto románico desviante del centro peninsular se impuso a los demás de esta zona y acabó absorbiéndolos a su derecha (aragonés) y a su izquierda (leonés) gracias a la fuerza expansiva guerrera de sus hablantes y posteriormente a la labor normativista de un gran rey, Alfonso X el Sabio. Esta explicación de Menéndez Pidal13 podría haberse articulado en términos de Abstand y Ausbau si Kloss hubiera pertenecido a la generación del padre de la filología castellana. Sin embargo, como he señalado en múltiples trabajos14, este planteamiento es muy poco verosímil porque los primeros testimonios de la lengua española no fueron castellanos, sino justamente leoneses (Nodicia de Kesos, hacia 980) y aragoneses (Glosas Emilianenses, finales del siglo X), es decir, que el distanciamiento (Abstand) decisivo no se produce a instancias de las guerras, sino del comercio desarrollado a lo largo del camino de Santiago y en torno a una variedad fuertemente desviante respecto al latín, seguramente por influjo vasco. Fue solo en la etapa siguiente, la del Ausbau, cuando la temprana conquista de Toledo (1085), que supuso un notable incremento territorial y poblacional para Castilla, y la labor del rey sabio, determinaron la conversión del español a la norma castellana. Un caso de Abbau lo tendríamos en valenciano, modalidad catalana hablada en Valencia desde el siglo XIII, pero que en vez de seguir el proceso de consolidación normativa que había distanciado el romance catalán de los demás romances hispanos, algunos intentaron cambiar de trayectoria convergiendo hacia el español a partir del siglo XIX. Kloss se ha ocupado pormenorizadamente de las fases que suele seguir el tránsito Abstand→Ausbau: Fase previa: Canciones, chistes, acertijos, etc.

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R. Menéndez Pidal, Orígenes del español, Madrid, Espasa Calpe, 1926. El más reciente Á. López García, La lengua común en la España plurilingüe, Madrid, Iberoamericana, 2009.

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1ª Fase: Poesía humorística, cuentos, diálogos intercalados en novelas y textos audiovisuales en otras lenguas. 2ª Fase: teatro, narraciones en prosa, épica, breves textos periodísticos. 3ª Fase: Comienzo de una tradición textual: manuales para fases iniciales de aprendizaje de la lengua, sermones, medios audiovisuales, noticias, investigaciones locales. 4ª Fase: manuales en cualquier dominio científico, investigaciones avanzadas en ciencias de la cultura, periódicos de largo alcance, medios audiovisuales sin restricción. 5ª Fase: textos de investigación originales en cualquier dominio científico, textos económicos y comerciales, textos administrativos. Como se puede ver, para Kloss la construcción (Ausbau) de una lengua consiste básicamente en desarrollar su componente textual, el cual facilitaría progresivamente los cambios en los demás niveles. Sin embargo, este planteamiento resulta bastante simplista porque es evidente que los incrementos léxicos programados conscientemente también influyeron de manera decisiva en la construcción de las lenguas nacionales europeas (en español ya durante la edad media gracias a los arabismos y, luego, en el renacimiento gracias a las vocablos del griego y del latín). También fueron conscientes algunos cambios en la pronunciación del latín de la iglesia a partir de la época carolingia, como ha mostrado Wright15. En cualquier caso, las citadas etapas textuales no tienen que darse necesariamente, es posible iniciar el Ausbau en una fase más avanzada según sea la situación de partida. Aquí Kloss distingue tres situaciones: que la población ya lea y escriba textos que reconoce como pertenecientes a una lengua de la que su variedad sería un dialecto; que la lengua que ya lee y escribe se perciba como un idioma ajeno; que no lea ni escriba en ninguna lengua. Por ejemplo, no sería lo mismo construir el valenciano normativo respecto al catalán que hacerlo respecto al español. En el primer 15

R. Wright, Latín tardío y romance temprano, Madrid, Gredos, 1989.


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caso los hablantes pueden sentirlo como la misma lengua, en el segundo lo ven como un idioma próximo, pero diferente. Kloss nunca va más allá de una descripción de las etapas que suele seguir la construcción de una lengua. Tal y como él lo expone, estas etapas parecen surgir de manera natural a instancias de las circunstancias externas, por ejemplo, es lo que ocurrió con los idiomas vernáculos europeos durante la edad media, los cuales fueron desplazando progresivamente al latín hasta alcanzar la quinta fase en el siglo XIX, cuando la ciencia se hace en la lengua nacional (luego pasaría a escribirse casi exclusivamente en inglés, lo que representa, por cierto, un caso de Abbau también). Sin embargo, un seguidor de Kloss, el lingüista noruego-americano Haugen16 estableció una serie de estrategias favorecedoras del Ausbau, con lo que nace una nueva etapa conocida como planificación lingüística: “Language planning has to do with constructing a normative orthography, grammar and dictionary for the guidance of writers and speakers in a non-homogeneous speech community”. (Haugen, 1966, 673).

Estas estrategias17 pueden resumirse en el siguiente cuadro: Form (policy planning)

Function (language cultivation)

Society (status planning)

1) Selection 3) Implementation a. Problem identificaa. Correction procedution res b. Allocation of norms b. Evaluation

Language (corpus planning)

2) Codification a. Graphization b. Grammatication c. Lexication

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4) Elaboration a. Terminological modernization b. Stylistic development

E. Haugen, Language Conflict and Language Planning. The Case of Modern Norwegian, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1966. 17 E. Haugen, “The implementation of corpus planning: theory and practice”, en L. Covarrubias & J. A. Fishman (eds.), Progress in language planning: international perspectives, Berlin/New York, Mouton, 1983, 269-290.


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