PROCESOS COMUNITARIOS NOCIONES A CONSIDERAR
Angel Joel Méndez López José Vicente Pérez Cosín Universitat de València
apuntes
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PROCESOS COMUNITARIOS NOCIONES A CONSIDERAR
Angel Joel Méndez López José Vicente Pérez Cosín Universitat de València
INTRODUCCION Sólo desde una perspectiva compleja, integradora y bien articulada, es que se pueden entender los procesos comunitarios, sus búsquedas, salidas posibles, alternativas y códigos por construir. Esta perspectiva debe ser capaz de lograr la integración en las formas de actuar y de hacer confluir en una misma configuración bien estructurada, la teoría y la acción comprometida. La comunidad no es solo un espacio físico temporal, aunque también lo es (sin limitar su alcance y dimensiones potenciales y reales a ello); constituye esencialmente una cualidad del proceso de desarrollo. La comunidad manifiesta se piensa a sí misma, se co-construye a sí misma y en estos procesos de co-construcción, entran con sólidas fuerzas los planos de la intersubjetividad, de las vivencias, de la emocionabilidad humana y de la praxis actuante. En la comunidad se encuentra contenida la unidad dentro de las múltiples contradicciones; las síntesis son expresiones manifiestas de su lógica compleja e irreductible. Lo común es aquello que resulta general a los actores y actrices que luchan por el cambio; la integración socio-comunitaria sintetiza lo concreto con lo genérico. El terreno comunitario es muy peliagudo y lo concreto no puede perderse en ningún momento de vista, ni bajo ninguna circunstancia. Las soluciones tienen que co-construirse por esos propios agentes sociales: he ahí algunas claves que matizan el sentido de lo comunitario, desde configuraciones asentadas en la lógica emancipadora. Una visión integrada que busque transformar la realidad, no puede ser fragmentadora de los procesos comunitarios, lo que implica estructurar lo comunitario desde los diferentes movimientos y planos Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
políticos, ideológicos, culturales, entre otros muchos estrechamente interconectados, los cuales deben aportar hacia nuevas dinámicas que permitan ver lo comunitario como un proceso, como un flujo constante y como un devenir, al cual se accede solamente siendo sistémicos e íntegros en la praxis propuesta. No es tarea sencilla llevar a buen puerto las acciones en comunidad; son muchos los intereses de fondo, las aspiraciones, los juegos de poder confluyentes, las contradicciones a resolver, los conflictos de base y las carencias que obstaculizan el avance de los procesos y dinámicas comunitarias. Las dinámicas no pueden darse por hechas o inmutables; hay momentos en la praxis comunitaria, en los que resulta necesario detenerse, avanzar, resituar y construir modelos más claros de acción. La complej(a)(idad dinámica de lo comunitario en gestación, impone una búsqueda de soluciones activa y por consiguiente, requiere de una plataforma que sea capaz de concebir los procesos comunitarios, lo suficientemente vitalizada como para disminuir los desequilibrios de poder entre las partes, trazar nuevos derroteros del proceso de desarrollo, en un hilo argumental que refleje la diversidad de lo que ocurre y ponga en marcha mecanismos motores, impulsores y generativos, que incorporen todas las aportaciones en las propuestas concretas y busquen la potenciación del 100 % de las capacidades implicadas. Sin embargo, en la praxis concreta, estas aspiraciones y máximas por construir, no se cumplen con facilidad. Un análisis reposado y profundo de los procesos comunitarios, debe permitirnos penetrar en la dialéctica emergente, las realizaciones concretas y las dinámicas recurrentes, de estos procesos de integración multidimensionales. Ello implica profundizar sobre los compromisos en igualdad de condiciones y posibilidades de realización, en tanto forma Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
bien pensada de trascender el intercambio desigual y las inequidades estructurales patentes a nivel de praxis cotidiana. Es necesario buscar un modelo alternativo de actuar y proponer cambios comunitarios con un fuerte compromiso cívico. Ello implica no alejarse de la sociedad nunca, concebir posiciones entroncadas que nos permitan movernos en la dialéctica de la complejidad de los procesos y sacudirnos
críticamente
de
todas
las
visiones
positivistas
o
mecanicistas, que suprimen o constriñen el conocimiento de la realidad comunitaria, vista esta como un todo integrado sinérgicamente. La
ciencia
debe
ser
un
instrumento
al
servicio
de
la
transformación del mundo, pero para contribuir a ello es fundamental avanzar en todas las direcciones posibles, buscando toda la verdad contenida en la realidad social multiforme. El que solo contempla una parte de la verdad, permite que las otras partes constitutivas crezcan en la negligencia y contribuyan a derrumbar el análisis del todo, negándolo como unidad indisolublemente concatenada. La verdad está en el proceso, en la realidad, en la praxis societal compleja. Es ahí donde debe ser buscada y donde único puede encontrarse. La ciencia cambia en función de la historia, se desarrolla a través de un continuo movimiento transformador. En la lógica integradora no se puede perder de vista los opuestos, analizando la lucha de contrarios, priorizando incentivando
el la
interpenetración
estudio
de
la
interacción, (de
procesos,
multilateralidad la
transformación dinámicas,
de
los
procesos,
recíproca
espacios,
y
la
estructuras,
relaciones). Es decir, de lo que se trata, más que de teorizar, es de ir a la práctica real, creando nuevos resortes que permitan generar soluciones diferentes y variantes propositivas que favorezcan la construcción de
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
nuevos cursos de acción, que evoquen caminos no trillados, sino itinerarios humanizadores y dignificadores por construir. Ello implica aprovechar todos los espacios de desarrollo, respetando los ritmos de la comunidad, en su autoconstitución como sujeto que se potencia a sí misma. Para ello es fundamental problematizar la realidad en cada uno de los niveles en que se expresa la misma, facilitando todos los multiespacios posibles para crear comunidades autogestoras, de reflexividad, indagatorias, con soportes educativos bien configurados: comunidades críticas y educadas en el camino del desarrollo humano. El proceso comunitario implica que los gobernantes, los dirigentes y los demás actores y actrices sociales implicados con el mismo, contribuyan
a
consolidar
la
gestión
en
los
asuntos
públicos,
convirtiendo el “no poder” de los ciudadanos, en un poder sustentado en “tomar parte activa para el cambio….”. El perfeccionamiento de la participación en comunidad, incluye balancear las relaciones de poder, encontrar consensos en la construcción colectiva, atemperar la transparencia en la toma de decisiones y consolidar la organización democrática, para focalizar y aspirar a la dignificación humana total, como idea-fuerza en pos del cambio profundo.
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
CAPÍTULO 1. CLAVES COMUNITARIOS
PARA
ENTENDER
LOS
PROCESOS
La teoría bien estructurada es aquella que capta lo esencial de la realidad y se adentra en su dinámica desde una perspectiva integradora, orgánica y lo suficientemente rica y flexible para construir una verdad colectiva, a partir de disímiles puntos de vista y variadas integraciones. En este sentido concreto, se pretende analizar la situación integralmente, valorando las múltiples aristas y reconociendo la confluencia de todos los núcleos articuladores posibles, siendo concientes de que los procedimientos que nos permiten acercarnos a la dinámica complejidad del mundo social actual, tienen que ser lo suficientemente bien pensados y coordinados, para entenderlo y sentar las bases de su transformación. El proceso comunitario no puede separarse de la totalidad de la sociedad en cada momento histórico. Es decir, es un proceso que está conectado a la totalidad de la realidad, siendo transversalizador y a la vez estando transversalizado por múltiples mediaciones. Todo proceso comunitario “sufre” disímiles mediaciones; la ley social se realiza a través de innúmeras mediaciones, las cuales deben ser analizadas, comprendidas y tomadas en cuenta en todo su alcance y dimensión. Hemos preferido utilizar éste término (mediaciones) para tratar de entender más adecuadamente el sentido de los procesos comunitarios, porque es un manto categorial mucho más completo que el de determinación, condicionamientos y por supuesto, que la simplista y fragmentadora visión causa-efecto. El concepto de mediaciones es uno más dialéctico que el concepto de determinación, pues permite que entremos a conocer las dinámicas de
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
los procesos que demandan de abordajes reales, íntegros, holísticos, los cuales privilegian el movimiento social a partir de una mirada crítica de la
realidad,
garante
de
análisis
prospectivos,
que
faciliten
la
construcción de espacios para reflexionar la diversidad, buscando coherencia e integración en la configuración de plataformas asumidas integral y concientemente. Ello nos induce, por una parte, a no reproducir los esquemas inoperantes de concebir los procesos en comunidad y por otra, a desarrollar una plataforma teórica que esté bien respaldada por una praxis integralmente planteada. El análisis de las totalidades, se contrapone a los acercamientos fraccionados de ver lo social complejo. En la perspectiva simplificadora de la realidad, el punto de referencia son las partes y los subsistemas que conforman y sostienen las mismas, desdeñándose el análisis del todo, que es desde donde verdaderamente tienen que ser explicadas las partes, en su mutua y constante interacción. Las parcialidades que desde esta perspectiva (la visión simplista) se dan en el campo de lo social, responden a intereses concretos; intereses alejados de la lógica social en su máxima expresión, demanda y exigencia. En la perspectiva compleja, la forma de pensar y de actuar en comunidad responde constante y sistemáticamente a los cambios que se producen en la realidad. Esta visión no solamente permite comprender la realidad cotidiana tal cual es, sino que permite recomponer discursos y resignificar prácticas alternativas, desde su propio vientre, desde su propia esencia. Los procesos comunitarios no se producen en abstracto, sino que se religan y se combinan dialécticamente con otras muchas dimensiones, lo que requiere valorizar los modos constructivos de concebir comunidad, a partir de una nueva formulación, en la cual se desarrollen ejes y coordenadas sinérgicamente ensambladas, que posibiliten Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
detectar las múltiples dinámicas en las que se mueve lo social significativo. A la hora de comprehender los procesos comunitarios, se necesita coconstruir un referencial paradigmático que no sea ecléctico con la realidad social compleja, que no sea un planteamiento contemplativo o vulgar, sino que se traduzca en un sistema integrador, acertado teórica y epistemológicamente, capaz de construir referentes con más conocimiento de causa, que encuentre pistas y dispare la reflexión crítica, para ubicar la praxis en un nuevo umbral de propuestas y transformación comunitaria con sentido dignificatorio. La
problemática
comunitaria
y
su
estudio,
pasa
por
un
reposicionamiento que sostenga un cuerpo teórico bien sólido sobre las cuestiones que se abordan, de forma que la praxis comunitaria implica tejer nexos con la historia, vinculadas con el objeto o ámbito de acción y lo que está sucediendo hoy, teniendo siempre cuidado con las delgadas líneas fronterizas que relacionan y (re)dibujan lo social. La linealidad de una relación específica nunca es suficiente, aunque puede constituirse en algún momento como una fina membrana de la explicación; es decir, detectar esa conexión es reconocer algún hallazgo dentro del complejo entramado comunitario, que puede dar pistas, ser visible, pero a la vez no es absoluto, es incompleto, necesita revincularse con otros tejidos, con otras lógicas, con otras esencias. La realidad en toda su completitud se mueve mediada por múltiples procesos, los que no pueden ser perdidos de vista o subvalorados, so pena de perdernos en análisis estériles. Es por eso que optamos por acercarnos a la realidad comunitaria desde una cosmovisión dinámica, desde una valoración sistémica que evoque la necesidad de pensar en redes, en una multicausalidad Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
recíproca, que centre la dialéctica reflexiva como método factible para interpretar la realidad, a partir de sus propios y contradictorios dinamismos internos: una dialéctica que comprenda todas las interconexiones, las recursividades y las retroacciones posibles y se erija en método activo para transformar el estado de cosas actuales, a partir del compromiso y del reforzamiento de las redes generadoras de fortalecimiento comunitario. Es necesario estructurar todos los juicios y lecturas posibles en un paradigma referencial lógico, que estimule el pensamiento crítico y nos indique de qué forma movernos en el contexto, de qué forma adentrarnos en los requerimientos de los procesos comunitarios y de qué forma debemos estructurar el pensamiento, para readecuarlo a los modos expresivos en que se nos presenta la realidad socio-comunitaria con sus mediaciones concretas. No conocemos nada en profundidad hasta que no se logra asumir la relación multilateral entre todos los elementos que conforman el sistema. Los abordajes tradicionales dicotómicos hacen de la teoría (y de la práctica simplificada en su interpretación y expresión) un corpus contemplativo, carente de sentido, que (de esta forma) jamás puede acceder a la praxis como actividad transformadora y propositiva. Para cambiar verdaderamente la realidad, se demanda de un conocimiento verdadero y profundo de la misma, en el cual se descubra desde dónde se produce y cuáles son sus fuentes de conocimiento; si estas no se detectan, se fosiliza en gran parte lo real concreto en su análisis. La realidad y los procesos que discurren en su interior, son contradictorios y es en esa comprensión del movimiento de lo real, donde deben buscarse las claves de los fenómenos comunitarios. No traicionar la realidad es analizarla en su amplio espectro, con todos sus matices y dinamismos; para no traicionar a la realidad es necesario Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
adentrarse en todos sus recovecos y detectar las claves que componen su esencia y su razón de ser.
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
CAPÍTULO 2. LA LÓGICA DEL DESARROLLO COMUNITARIO EN EL MARCO LOCAL. Uno de los enfoques que goza de mayor preferencia en el trabajo que se realiza en las comunidades, es el que hace énfasis en lo local. En tal sentido aparece el enfoque local de desarrollo, donde se privilegia la comprensión de los desenvolvimientos económicos y sociales, en ámbitos contenidos en regiones y territorios, con objetivos bien definidos, según las aspiraciones de cada localidad. La crisis que se ha producido en las clásicas instituciones sociales, la falta de confianza en los procesos de participación electoral y los desencantos políticos, entre otros muchos factores, han conducido a hablar de crisis en los marcos donde se desarrolla la democracia local. Lo anterior ha traído consigo reformas con destino hacia la revitalización de las instituciones representativas, con la consiguiente búsqueda de legitimar la democracia local hasta donde sea posible, basada fundamentalmente (aunque no solo por supuesto) en la inclusión y la activación de formas para ello, de los ciudadanos en disímiles espacios, niveles y ámbitos de (la) gestión pública, pues se ha llegado al consenso de que la lucha por la democracia real, tiene que favorecer a su vez, a los procesos de participación plena y directa. Ximo García Roca lo clarifica del siguiente modo: cuando se nos quita la participación, se nos quita la dignidad y se nos quita el derecho. Siguiendo esta misma lógica, se encuentra el modelo relacional que debe ser implementado para vehiculizar el desarrollo en los escenarios locales, lo que implica un diálogo y una interpenetración de factores internos y externos, generando alianzas a través de las cuales los agentes de cambio descubren con conciencia de causa sus necesidades,
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
definen sus aspiraciones y cooperan en la búsqueda de soluciones a situaciones que les afectan. Actualmente se presenta con mayor insistencia la necesidad de promover nuevas formas de democracia participativa, que den voz con rostros concretos a la ciudadanía y favorezcan salidas reales a sus propuestas. Urge consolidar una nueva manera de gobernar que conciba a los ciudadanos con capacidades y potencias, que sea capaz de permitirles compartir el poder y la responsabilidad en los asuntos públicos. En una sociedad de memoria endeble, donde las relaciones y aspiraciones superfluas pueden conducirnos a sitios erróneos, es necesario no instalarnos en los círculos viciosos que van a las mismas propuestas
y
sí
estimular
las
sensaciones
y
sentimientos
de
acercamiento humano. En una sociedad en la que las personas viajamos por la vida cotidiana cada vez menos acompañados, menos seguros y con menos confianza, es fundamental incrementar las derivas hacia itinerarios más compartidos, construyendo juntos otras trayectorias de exploración, donde se creen foros de debate para avanzar en la misma línea de acción social. La desafección democrática que prevalece en la actualidad se nutre fundamentalmente de la apatía, del desencanto, del desgano, de la decadencia, de la desmotivación y de la creciente desconfianza hacia las formas, métodos y estilos más tradicionales e imperantes de gobernar, de hacer ciencia y de impactar en sociedad. Ello permite percibir un claro desfasaje entre las estructuras y mecanismos sociales, políticos, económicos y gubernamentales, los cuales no están atemperados a los momentos actuales, ni a las demandas que se nos presentan en el imperativo de construir un mundo más justo y mejor.
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
Por esta razón es que resulta vital renovar y ajustar las estructuras democráticas, para que las personas participen más directamente de las acciones y contribuyan como verdaderos agentes de cambio en la construcción de ese mundo mejor realizable. En este sentido, no cabe duda alguna de que el escenario local cuenta con un potencial ilimitado para la plena revitalización de los procesos democráticos en sociedad, lo que se presenta como un disparador de nuevas construcciones identitarias enriquecedoras, que tienen que responder a las crecientes complejidades sociales del mundo actual y de las formas en que éste se plantea. Los gobiernos locales tienen que dialogar con múltiples comunidades e identidades culturales, lo que hace más difícil su gestión, la cual no puede ser simplista, lineal o mecánica, sino que precisa de modos y estrategias de construcción de desarrollos alternativos, donde se torna imprescindible el concurso de los ciudadanos, de los grupos y las entidades organizadas en pos de intereses que trasciendan los marcos individuales. Ello da luces acerca de la necesidad de reconocer y reconciliar puntos de contacto, tender puentes y construir solidaria y genuinamente
los
compromisos
colectivos
en
el
marco
de
la
gobernabilidad con sentido. No hay desarrollo local posible si los agentes locales no se movilizan, no
se
comprometen,
no
se
responsabilizan
y
no
actúan
participativamente en la búsqueda de soluciones compartidas, para transformar su situación actual y crear redes sociales alternativas. Una sociedad desarrollada tiene que construirse sobre escenarios de entendimiento, para permitir que la pluralidad de opiniones y valores se exprese, para que el diálogo sea fecundo y la participación social se convierta en el tronco común de la gobernabilidad, la democracia y la
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
planeación estratégica de políticas públicas, que no impidan el desarrollo de proyectos de transformación propositiva. El nuevo marco de actuación, precisa que los gobiernos locales busquen y encuentren fórmulas enriquecidas, métodos y variantes constructivas, que permitan el logro de una mayor eficacia en las formas concretas de producir políticas participativas, las que no se limitan única y exclusivamente a la participación en las urnas, sino que tienen que ampliarse a todos los marcos de legitimidad democrática, para que se mejoren los procesos no solo de representación y deliberación, sino para
que
se
fortalezcan
simultáneamente
los
mecanismos
de
información, participación, control social y codecisión, hacia una participación social que tenga pleno sentido. Es indudable que las instituciones locales ofrecen más opciones de participación personal o social, lo que permite no solo que los sujetos accedan a los puestos de responsabilidad pública municipal, sino que ejerzan sus garantías de ser escuchados, consultados y tenidos en cuenta más activamente. El mapa no es el territorio, siempre hay algo más en la praxis concreta y para descubrirlo, es necesario asumir la responsabilidad
de
la
acción
comprometida
y
emprenderla
concientemente; solo de esta forma es posible introducir a los actores y actrices sociales a la participación, y una vez introducidas, fortalecer sus potencialidades múltiples para el cambio con sentido emancipador. Las mayores opciones de efectividad del proceso de participación social se dan en los espacios territoriales de pequeña escala, escenarios autenticadores de la plena democracia participativa, que posibilitan adentrase en lo concreto y en lo local, como entornos más directos para enriquecer la cotidianeidad multiversa.
Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
El marco de lo local se presenta como el más óptimo para consolidar al máximo de lo posible, los procesos de participación social con sentido libertario y por consiguiente, para hacer emerger el despliegue máximo de la cohesión social. A su vez, este escenario es el ideal para superar los intereses y los intentos folclóricos, como propuestas frágiles a la manipulación mediático-política, en la redefinición de líneas de actuación que permitan hacer conjuntamente desde la planificación, la organización,
la
coordinación,
la
evaluación
conjunta
y
la
sistematización. En lo local se sintetizan las historias de los grupos humanos con todas sus significantes y es la participación social quien vertebra el equilibrio democrático de la comunidad, permitiendo aperturas a nuevas formas expresivas de desarrollo territorial, a través de la propuesta de proyectos que se nutran de los saberes y capacidades humanas hacia un enriquecimiento de lo local, en la lógica de construir nuevas relaciones de asociación con las organizaciones y movimientos sociales, cooperando e implicándose en salidas colaborativas que fortalezcan vínculos más horizontales, en el fortalecimiento de lo comunitario y de la cohesión social. En lo local se pueden crear todas las condiciones para construir solidariamente una conciencia ciudadana y de vecindad, a través de la praxis comunitaria enriquecida. Aquí lo local implica apertura, reafirmación de la diferencia y de la individualidad que caracteriza a cada grupo humano concreto. Sin la existencia de grupos comunitarios organizados,
con
capacidad
de
representación
y
liderazgo
en
comunidad, es muy difícil potenciar la cohesión social en su máxima expresión. Todo ello trae consigo la necesidad de crear una estructura de funcionamiento más flexible, más dinámica y abierta, que posibilite una Angel Joel Méndez López; José Vicente Pérez Cosín (Universitat de València)
mejor adecuación a las nuevas necesidades y condiciones de la comunidad, de forma tal que dicho espacio se democratice tanto en su propia lógica interna, en su funcionamiento, como en sus salidas y contactos con el enclave local. Ello debe hacerse sobre una actitud de compromiso con las masas poblacionales, a las que hay que informarles sistemáticamente en torno a sus proyecciones, actividades, presupuestos y funcionamiento. Es fundamental crear con la comunidad, una relación multisignificante y de diálogo fecundo, como forma más auténtica de comprender concientemente la dinámica social y el rol que en ella ocupa. También se aspira ampliar al máximo de lo posible la seguridad, la salubridad, la mejora ambiental, el despliegue de las capacidades humanas, la creación de nuevas oportunidades laborales, económicas, culturales, la regeneración de las infraestructuras y de los recursos varios, no sólo para promover una mayor integración interna de la comunidad, sino también para ganar en autonomía, autodeterminación y en cohesión social. Claro que las anteriores ideas no son aspiraciones fáciles de lograr y que dependen de los grados de protagonismo que alcancen las propias organizaciones barriales, de la creación de nuevos núcleos espaciales que fomenten el comercio, la formación, la promoción de empleo, y requiere auténticamente de apoyos estratégicos con capacidad creciente de promover el tejido empresarial y la cohesión social, desarrollar la salud pública, activar planes de fomento de empleo, por solo citar algunos ejemplos fundamentales. En síntesis, potenciar el desarrollo sostenible, tarea ardua y compleja, pero que precisa ser visualizada para concretarse paulatinamente en la praxis cotidiana.
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Cualquier programa de cambio, plan integral de desarrollo o proyecto de transformación, debe considerar las sinergias y configuraciones convergentes entre las distintas administraciones, entre todos los actores económicos y sociales, de las asociaciones, movimientos y organizaciones sociales, como son la presencia activa de todas las masas poblacionales. De igual modo, es necesario e impostergable promover cambios en la subjetividad comunitaria, para que el escenario comunitario se pronuncie desde sus fortalezas y se potencie en la habilitación de nuevos horizontes, donde prevalezca la crítica abierta y constructiva, en un clima de pluralismo ideológico y de actuación conjunta. Resulta importante pasar de la denuncia en los procesos de organización comunitaria y sin devaluarla, adentrase en otros núcleos de confrontación directa en los planos necesarios, hasta cogestar propuestas colectivas concretas en la conquista de los derechos democráticos de la comunidad particular. Sólo de esta forma es factible asimilar críticamente los códigos, articular referentes que permitan consolidar una creatividad sostenible en materia de propuestas cambistas, apostando por planteamientos regenerativos profundos, edificantes, democratizadores, sustentados en una filosofía de la acción emprendedora a favor de la cohesión social de las comunidades humanas múltiples, desde sentidos dignificadores. Para Alejandro Villar, en su libro “Desarrollo Local: una revisión crítica del debate”, el desarrollo local, en su visión integral como nuevo paradigma, demanda cambios en la concepción de las relaciones sociales e institucionales, en la forma de planificar y gestionar políticas y proyectos y de pensar el territorio y el desarrollo... La dialéctica del desarrollo consiste en ir avanzando en espiral, a partir de una realidad
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que queremos superar, pero contando con los elementos de esa realidad en el proceso de transformación. Según el autor, la idea del desarrollo local como hecho relacional complejo, implica claramente un proceso político de discusión y concertación
estratégica
de
los
distintos
actores
e
intereses
intervinientes en el territorio. Esto resalta, por lo tanto, la importancia puesta no solo en la movilización de factores productivos, sino también en la construcción política pensada como capacidad de generar diálogos, integrar
visiones
y
favorecer
procesos
de
innovación
social
e
institucional. Las transformaciones en el plano territorial plantean la necesidad de desarrollar formas de gobierno que se adapten a la flexibilidad, apertura y mayor complejidad que el nuevo escenario establece. En este marco, la gobernanza urbana y territorial constituye un modo y un estilo específico de acción colectiva que se sustenta en la conformación de estrategias conjuntas y poder compartido (en base a redes internas como
externas),
de
modo
que
se
puedan
resolver
objetivos
conjuntamente. La complejidad dinámica de la vida en sociedad impone una búsqueda activa de soluciones compartidas a situaciones comunes. La dimensión comunitaria es la apuesta más óptima para afrontar los requerimientos
de
la
cotidianeidad
en
espacios
locales
de
funcionamiento social, espacios donde se reinventa la ciudadanía, donde cobra sentido la democracia real. La mediación comunitaria es un derecho de la ciudadanía para transformar todo aquello que deba ser cambiado; sin vínculos comunitarios no hay proyectos de ciudadanía posibles. Pero el
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