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COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH María José Añón Roig

Catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia

Ana Belén Campuzano Laguillo

Catedrática de Derecho Mercantil de la Universidad CEU San Pablo

Víctor Moreno Catena

Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid

Francisco Muñoz Conde

Catedrático de Derecho Penal de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Jorge A. Cerdio Herrán

Angelika Nussberger

José Ramón Cossío Díaz

Héctor Olasolo Alonso

Catedrático de Teoría y Filosofía de Derecho. Instituto Tecnológico Autónomo de México Ministro de la Suprema Corte de Justicia de México

Owen M. Fiss

Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Universidad de Yale (EEUU)

Luis López Guerra

Juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid

Ángel M. López y López

Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla

Marta Lorente Sariñena

Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid

Javier de Lucas Martín

Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia

Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Colonia (Alemania) Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario (Colombia) y Presidente del Instituto IberoAmericano de La Haya (Holanda)

Luciano Parejo Alfonso

Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid

Tomás Sala Franco

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia

José Ignacio Sancho Gargallo Magistrado de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo de España

Tomás S. Vives Antón

Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia

Ruth Zimmerling

Catedrática de Ciencia Política de la Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE INTELIGENCIA

Director

ANTONIO M. DÍAZ FERNÁNDEZ

Con la colaboración

Valencia, 2016


Copyright ® 2016 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.

Director de la colección: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ CUSSAC Universidad de Valencia

© Antonio M. Díaz Fernández

© TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-9119-315-9 MAQUETA: Tink Factoría de Color Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.


PRÓLOGO El mundo de la inteligencia es percibido por el ciudadano común a través de la literatura, la fantasía y un poco de información que trasciende en los medios de prensa y está, en general, rodeado de misterio. La fuerte impronta de la guerra fría en el imaginario colectivo, con sus huestes de espías —fuente de inspiración de innumerables obras para el gran público— nos aleja quizá de la cruda realidad de una profesión que exige altas competencias, mucha dedicación y probablemente escasas oportunidades de espectaculares acciones heroicas. Las actividades de inteligencia exigen en nuestros días responder a diversas necesidades de los Estados que ya no son la de los años de la post guerra. Los temas vinculados a la seguridad siguen vigentes, pero se vuelcan más a actividades de grupos clandestinos ya sea políticos, fanáticos o delictivos que al espionaje entre Estados. Probablemente los esfuerzos de inteligencia volcados a la economía —desde la predicción de cosechas de granos a la detección de inventos de valor estratégico— superan ampliamente los esfuerzos dedicados a la seguridad clásica y la inteligencia abierta lleva muchos más recursos y esfuerzos que las operaciones clandestinas. Más aún el tema de la inteligencia se convierte en un instrumento fundamental para el conocimiento de la cultura, y a partir de ese conocimiento potenciar la capacidad de análisis y de diálogo entre las empresas o entre los responsables de las distintas organizaciones internacionales que regulan el funcionamiento de la política y los mercados. Si he aceptado aportar unas palabras de introducción a la presente obra, sobre un tema del cual conozco poco, es porque concedo gran importancia a la formación del personal dedicado y al acceso por parte del público a una mejor información sobre lo que significa esta actividad que tiene, de una forma u otra, impacto en la calidad de vida y en la seguridad de todos los ciudadanos. Varias facetas de originalidad caracterizan y dan fuerza a esta obra. Es por una parte un esfuerzo colectivo de expertos de varias nacionalidades y


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Enrique V. Iglesias

profesiones distintas y por otra, da pie a un esfuerzo de acercamiento de los dos lados del atlántico latino, abriendo una nueva dimensión para la comunidad iberoamericana, ayudando a crear un lenguaje común y espacios de intercambios técnicos con fundamentos conceptuales comunes. Al ser una obra que da acceso al público a temas hasta ahora propios de circulación dentro de las comunidades especializadas, es también una contribución a la transparencia. Existe en nuestros países gran aspiración por el mejoramiento de la información y las posibilidades de control por la sociedad de las actividades del Estado. Es en definitiva, aunque no siempre sea cómoda, una muestra de madurez de los regímenes democráticos. Mayor transparencia, conocimientos e información de los ciudadanos es mejor democracia. El difícil equilibrio entre lo que se puede publicar y lo que debe permanecer secreto no puede ser fruto de decisiones libradas a voluntades individuales sin reglas y responsabilidades claras. Una población con acceso al conocimiento y a la educación en temas de inteligencia será siempre un apoyo mejor a una profesión que podría ser, de otra manera, mal comprendida e incluso temida. Conceptos Fundamentales de Inteligencia es pues, además de un valioso aporte a los estudiantes y profesionales interesados en las actividades de inteligencia una contribución a la cultura ciudadana. Existe una relación directa entre el poder que una actividad nos da y la responsabilidad que adquirimos por ello frente a la sociedad. Sin embargo, en las actividades que no pueden ser de conocimiento público la relación parece ser la inversa: más poder tenemos cuando menos visibles somos para la sociedad. Es tarea del legislador prever los mecanismos adecuados para que todo pase en los carriles adecuados y de los gobernantes para que estos mecanismos se cumplan. Es tarea de quienes forman a los jóvenes profesionales que sean claros en esto, tanto como en su adhesión al estricto respeto de los derechos humanos. Conceptos Fundamentales de Inteligencia da acceso a herramientas básicas para comprender la profesión y por lo tanto para posicionarse con mayor racionalidad en un tema tan importante. Creo que la complejidad de la presencia del ciudadano en el mundo moderno, con la creciente e imparable globalización en todos los aspec-


Prólogo

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tos de la vida económica, social y política, hacen de esta puerta nueva abierta al análisis y la difusión un valioso instrumento al que este grupo de investigadores y esta publicación hacen una valiosa contribución. Enrique V. Iglesias Secretario General de la Secretaría General Iberoaméricana (2005-2014)


PRESENTACIÓN La idea de esta obra nació a 2800 metros de altura, en el Techo del Mundo, el restaurante del Hotel Quito de la capital del Ecuador, durante una agradable cena con la profesora Carolina Sancho y el profesor Álvaro Jaramillo, con motivo del I Seminario sobre Cultura de Inteligencia organizado por la Secretaría de Inteligencia del Ecuador en 2013. Conversábamos sobre la carencia de materiales en español para la docencia e inicio a la investigación en inteligencia a la luz de la reciente publicación del Diccionario de Inteligencia y Seguridad. A pesar de ser un enorme avance al aportar 1500 definiciones en varios idiomas y fruto del trabajo de dos docenas de expertos de España y varios países latinoamericanos, entendíamos —incluso yo mismo como su director— que las 80 palabras de cada definición no permitían incluir variantes de cada uno de nuestros países o bien detallar la evolución de los conceptos. La conversación con los profesores Sancho y Jaramillo me sirvió para poner en orden una idea que llevaba rondándome desde hacía varios años. Era necesario contar con una obra en lengua española que, por una parte, analizase desde una visión latino mediterránea los conceptos esenciales de inteligencia y, por otra, configurase un material básico donde se sintetizase lo esencial de los principales elementos de la inteligencia para quienes se aproximasen al mundo de la inteligencia. Estos cuarenta y seis conceptos —formulados en 2500 palabras— pretenden dar una visión precisa y necesariamente sintética donde, al mismo tiempo, se recoja su evolución histórica, principales elementos, teorías más relevantes, peculiaridades regionales, futura evolución, etc., así como unas referencias bibliográficas mínimas que se consideran referentes para entenderlas y con las cuáles el lector interesado podrá auxiliarse para profundizar en ellos. El carácter de “fundamental” de un concepto ha venido reflejado por la posibilidad de englobarlos dentro de alguno de los siguientes elementos recogidos en el gráfico: el entorno de amenazas nacional e internacional, elementos estructurales de los servicios, su proceso de producción de inteligencia, el producto de inteligencia y la relación con el consumidor así como los mecanismos de control necesarios en democracia.


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Antonio M. Díaz Fernández

Conceptos Fundamentales de Inteligencia, es una obra en gran medida pionera al haberse elaborado en un entorno colaborativo. A los autores se les solicitó que, además de desarrollar el concepto que se le había asignado, comentasen posteriormente en una plataforma en línea los conceptos del resto de autores. De esta forma todos tuvieron acceso a los restantes conceptos y pudieron durante varias semanas realizar comentarios, sugerencias y adiciones que sin duda alguna incrementaron la calidad, alcance e intensidad de estos conceptos fundamentales. Un rico trabajo de expertos de diez nacionalidades, académicos, militares, empleados del sector público, miembros de servicios de inteligencia, consultores y profesionales del mundo de la empresa que han aportado su experiencia y su conocimiento teórico de los diferentes temas para configurar esta obra colectiva. A pesar de trabajar en este entorno de enriquecimiento e intercambio de conocimiento, cada autor ha firmado su concepto y ha sido el responsable de su desarrollo. Debido a que varios de los autores de este libro han tenido o tienen diferentes responsabilidades gubernamentales o en los servicios de inteligencia, es necesario especificar que todos los contenidos y opiniones recogidas en este libro son fruto de cada autor sin que, en ningún caso, representen a las organizaciones en las que hayan estado o estén trabajando o colaborando. Este proyecto, además de suponer un material de estudio y trabajo, ha servido para visibilizar a una creciente y activa comunidad investigadora en materia de inteligencia a ambos lados del Atlántico. Las últimas décadas han alumbrado obras colectivas de diversa intensidad. La más reciente el Diccionario de Inteligencia y Seguridad (2013) con 1500 términos, o el Words of Intelligence de Jan Goldman (2011), que junto a la colección de siete volúmenes de Roy Godson en los años ochenta o el Handbook of Intelligence Studies de Loch K. Johnson (2009) han sido trabajos colectivos de enorme importancia. Sin embargo, aunque éramos conscientes de la importancia de realizar una reflexión conjunta desde el mundo latino mediterráneo, Conceptos Fundamentales de Inteligencia no es bajo ningún concepto una enloquecida intención de eliminar los evidentes orígenes anglosajones del estudio en inteligencia sino una necesidad de observar la inteligencia desde otras realidades.


Presentación

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Porque mucho ha cambiado en el mundo de la inteligencia desde los estudios seminales de Sherman Kent, Washington Platt o Wilmoore Kendall. Sus trabajos fueron esenciales para configurar esta disciplina y sobre ellos hemos construido también nuestra visión de la inteligencia; sin embargo, el mundo para estos autores era diferente al que representó y representa la realidad latinoamericana, entonces y ahora. La importancia de la guerra fría para la configuración y comprensión de la inteligencia en el mundo anglosajón no puede ser idénticamente asumida por otros entornos. En otras palabras, lo que pudo significar la guerra fría para anglosajones, soviéticos y gran parte de los europeos lo significó para España, Portugal y Latinoamérica nuestras propias transiciones a la democracia de las décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo. Y no es una mera disquisición forzada. Ejemplo de que los cimientos anglosajones son básicos es que podemos seguir la trinidad de Kent para comprender estas diferencias; esto es, la inteligencia como organización, como producto y como proceso. Como organización, “nuestra” inteligencia se ha visto forzada a configurarse de manera diferente ya que muchos de nuestros países se incorporaron al mundo de la inteligencia estratégica contemporánea con la transición a la democracia y poco antes de la caída del muro de Berlín. Ha desarrollado comunidades de inteligencia con dificultad técnica —como todos— pero compartiendo con militares y policías la necesidad de una aproximación más holística. Y ha visibilizado la cooperación internacional —que durante años fue un puro aditamento y una apelación más que una realidad— como una realidad inevitable y esencial para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Elementos como la distinción entre obtención y análisis son fruto de grandes estructuras de inteligencia que requerían conocer las intenciones de enemigos a 8000 kilómetros de distancia; nada parecido a la persecución del “enemigo interior” en nuestros regímenes represivos. Ha faltado reflexión sobre las policías políticas ya que mientras los servicios de inteligencia occidentales padecían todo tipo de escándalos por su vigilancia sobre líderes políticos, universitarios o culturales amparados en una ampliación de la apelación a la seguridad nacional, en el Cono Sur de América y la orilla norte del Mediterráneo este mismo control se realizaba apelando a la defensa del Régimen y la Revolución: resultados similares con justificaciones diversas. Para la inteligencia latina —en lo referente a los procesos


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de inteligencia— ha visto cómo su madurez analítica se alcanzó mientras caían las torres gemelas de Nueva York y ha comprobado también lo costoso de desarrollar un sistema de inteligencia con enormes inversiones en tecnología. Las fuentes abiertas —escasas en otros tiempos—, son ahora gran parte del material con el que trabajan los servicios. Por último, la “inteligencia latina” ha descubierto la inteligencia cuando no sólo se informa al decisor político de riesgos y amenazas sino también acerca de potencialidades que el entorno les ofrece, con potentes capacidades de inteligencia económica. Este origen remoto en el período de la guerra fría supuso también que adoptáramos palabras y conceptos sin una necesaria reflexión. Por eso, parte del trabajo de estos cuarenta y cinco expertos recogido en Conceptos Fundamentales de Inteligencia ha estado orientado a reflexionar sobre las mejores palabras para emplear. Hemos discutido sobre si emplear difusión o diseminación, si usuario o consumidor de inteligencia y si la inteligencia corriente o requerimientos de inteligencia eran las traducciones y translaciones más apropiadas al español de España y de Latinoamérica. Y por lo azares de la vida, esta obra que fue concebida en Quito también nació en la capital ecuatoriana, tras una gestación de 21 meses. Aprovechando la hospitalidad de FLACSO Ecuador pude, durante una agradable estancia de investigación, ultimar las correcciones y revisiones, si bien bajo la amenazante mirada de las fumarolas del volcán Cotopaxi. La inteligencia quizá tenga aquí —en la Pachamama— el único elemento ante el cual no se puede hacer nada ni siquiera en la tierra de los qitus, en la “tierra de la mitad del mundo”. Antonio M. Díaz Fernández Director de la obra Quito, Ecuador, agosto de 2015


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Presentación

Espionaje

Crimen organizado

Terrorismo

Subversión

Comunidad de inteligencia

Cooperación en Inteligencia

Cultura de inteligencia

Inteligencia criminal Inteligencia militar Espía Reclutamiento

Policía política

Proceso

Ciclo inteligencia Obtención Análisis Evaluación fuentes Información clasificada OSINT Criptografía

Fallo de inteligencia Infosec Inteligencia estratégica

Prospectiva Difusión

Ética Gastos reservados Control de la inteligencia Pruebas de inteligencia Secreto de Estado Vigilancia tecnológica

Producto

Producto de inteligencia

Inteligencia económica

Operaciones influencia

Traición

Inteligencia competitiva Espionaje industrial

Cibercrímen

Estatutos de personal

Servicio de inteligencia

Blanqueo de capitales

Reserva inteligencia

Política pública de inteligencia

Seguridad nacional

Inteligencia estratégica

Organización

Doctrina de inteligencia

Ciberdefensa

Contrainteligencia


ANÁLISIS EN: intelligence analysis FR: analyse de renseignement PT: análise de inteligência Dentro del ciclo de inteligencia situamos el análisis en la fase de elaboración, donde se produce la transformación de la información en inteligencia tras haberla sometido a un proceso apropiado de pertinencia, oportunidad, fiabilidad y exactitud de las noticias e informaciones recibidas. En el centro de esta fase se encuentra el analista, que aporta el valor añadido al ciclo de inteligencia, pero también presenta sus limitaciones debido a su personalidad, sus creencias y sus sesgos cognitivos (Heuer, 1999). A menudo, los problemas de la fase de elaboración del ciclo de inteligencia no se deben a la falta de información sino a una interpretación equivocada de los datos: informaciones relevantes son ignoradas o inadecuadamente interpretadas por los analistas. El analista en su trabajo, no sólo tiene que hacer predicciones sino que tiene que expresar creencias relativas a eventos en forma numérica como posibilidades o probabilidades subjetivas (Rieber, 2004), pero, ¿cómo estiman los individuos la probabilidad de un evento incierto? En la mayoría de los casos las personas reducen las tareas complejas de estimación de probabilidades y predicciones a operaciones más simples utilizando heurísticos (Tversky y Kahneman, 1974). Las personas no emplean en sus estimaciones probabilísticas ningún sistema normativo, sino que, en su lugar, se apoyan en un número ilimitado de heurísticos que simplifican la complejidad de la tarea y permiten una solución más rápida. El heurístico, desde la perspectiva de solución de problemas, es la estrategia contraria al algoritmo. Una estrategia algorítmica tiene en cuenta todas las posibilidades del problema; en cambio, el heurístico se centra únicamente en las que en ese momento entiende como más relevantes. Pensemos en un jugador de ajedrez. Si éste considera sistemáticamente todos los movimientos posibles, estará utilizando una estrategia algorítmica. Sin embargo, si se centra exclusivamente en las posiciones de las piezas que


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están en el centro del tablero, estaría utilizando una estrategia heurística. Es evidente que como estrategia cognitiva proporciona una decisión más rápida. Los heurísticos poseen un gran valor funcional dado que la capacidad de procesamiento de la información es limitada; pero también conllevan la asunción de más riesgos, sesgos sistemáticos y, en ocasiones, errores.

TIPOS HEURÍSTICOS Los heurísticos los podemos dividir en dos tipos fundamentales: representatividad y disponibilidad (Moore, 2007). Algunas de las preguntas que maneja un analista son del tipo, ¿cuál es la probabilidad de que el sujeto A (terrorista) pertenezca al grupo organizado B?, ¿cuál es la probabilidad de que el origen del evento A (atentado) sea el proceso B (organizaciones radicales violentas)?, ¿cuál es la probabilidad de que el proceso B (movimientos sospechosos dentro de la organización) genere el evento A (atentado)? En la respuesta a estas preguntas suele producirse el heurístico de representatividad, en el cual las posibilidades son evaluadas por el grado en el que A es representativo de B, es decir, por el grado en el que A se asemeja a B. Cuando A es altamente representativo de B, la probabilidad de que A tenga su origen en B se juzga alta (Kahneman, 2012). Por ejemplo, si el analista juzga como un hecho importante el movimiento realizado por un determinado miembro dentro de la organización A a la hora de producirse un atentado terrorista B; cuando el analista vea que se produce A asociará como probable el hecho de que aparezca B (un atentado). Uno de los elementos que incrementa la ocurrencia de este heurístico es la falacia de la tasa base. Esta falacia se produce cuando se resta importancia a la información general disponible y se presta atención a casos concretos. El analista de inteligencia realiza su trabajo en situaciones de mucha incertidumbre y ambigüedad, donde la información general disponible es escasa y a menudo contradictoria; y, por otro lado, se dispone de experiencias de gran impacto emocional, como pueden ser atentados terroristas o situaciones que amenacen la seguridad nacional. Esta situación en la que la información es escasa y de gran impacto emocional hace que se tomen como referencia escenarios que no son representativos de la situación en conjunto y, por tanto, se pueden producir errores en el análisis.


Análisis

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El segundo tipo de heurístico, de disponibilidad, hace referencia a la facilidad con la que hechos acuden a nuestra mente. Por ejemplo, un analista puede estimar el riesgo de ataque cibernético recordando los casos en los que se ha encontrado con ese hecho. Estimará la probabilidad de ocurrencia en base al número de casos que haya estudiado que esto se produce, de tal manera que si el número de casos es elevado lo estimará como elevado. La disponibilidad es un recurso útil, el problema es que la confianza en la disponibilidad genera sesgos predecibles. Prestar atención a esa disponibilidad no quiere decir que el hecho realmente vaya a ocurrir (Heuer y Pherson, 2014). Los heurísticos de representatividad y de disponibilidad pueden dar lugar a sesgos cognitivos, entendidos como una predisposición a favor o en contra de algo que produce una desviación en el procesamiento de la información, que puede llevar a una interpretación equivocada o a un juicio inexacto. La literatura resalta dos sesgos como especialmente importantes en el análisis de inteligencia: el sesgo de confirmación y el exceso de autoconfianza. El sesgo de confirmación es definido como la tendencia a buscar información que confirma la hipótesis planteada y desechar información que contradiga dicha hipótesis (Brasfield, 2009). Esta tendencia modifica todo el proceso de pensamiento, desde los estímulos a los que se presta atención, procesos propios de memoria, así como la toma de decisión. Se establece la generación de grupos, con personas afines a nosotros, que guardan una visión del mundo y comportamiento similar al nuestro. A la hora de establecer una predicción se seleccionan con más probabilidad aquellos escenarios que se ajusten a una idea preconcebida. El exceso de autoconfianza en la predicción es otro de los sesgos importantes que se producen en el análisis de inteligencia. El profesor Tetlock de la Universidad de Berkeley realizó una investigación para comprobar este hecho. Entrevistó a 189 expertos y analizó sus predicciones y la confianza que expresaban en que esas predicciones se iban a producir. Los resultados (en medias) indicaban que sólo el 45% de las predicciones en las que mostraban un 80% de confianza realmente ocurrían; y los eventos en los que los expertos estaban absolutamente seguros que no iban a ocurrir se producían en un 19% de los casos (Rieber, 2004).


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SISTEMAS DE PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN Los sesgos cognitivos se producen por las limitaciones del pensamiento humano. Para explicar su origen se han de considerar los dos sistemas de procesamiento de la información que propone Kahneman (2012). El Sistema 1 opera de manera rápida y automática, con poco o ningún esfuerzo y sin sensación de control voluntario; y el Sistema 2 centra su atención en las actividades mentales conscientes que la demandan, incluidos los cálculos complejos. Se puede considerar que el Sistema 1 opera a un nivel inconsciente, no controlado por el sujeto; y, el Sistema 2 sería la parte más consciente del sujeto. Los tipos de sesgos que se han mencionado pueden considerarse dentro del Sistema 2, donde hay una actividad consciente por parte del analista para tomar una decisión. Y como ejemplo de lo que representa el Sistema 1 se puede considerar el concepto de marcador somático de Antonio Damasco. En su obra El error de Descartes (Damasio, 1994) el autor pone de manifiesto la importancia de la emoción en la toma de decisión. Este marcador proporciona un modelo conceptual en el que se integran procesos cognitivos y emocionales, y sistemas neuroanatómicos, para explicar el vínculo entre el procesamiento de las emociones (Sistema 1) y la capacidad para decidir (Sistema 2). Dada la construcción cerebral, todos los procesos cognitivos llevan asociada una reacción emocional que ayuda a la toma de decisión. Por ejemplo, cuando el analista genera como posible escenario un atentado terrorista y aparecen en ese escenario imágenes mentales de muerte, dolor, pérdida de seres queridos, etc. se genera en el analista una reacción emocional que podemos llamar tristeza, malestar, miedo. Esta reacción emocional guiará su toma de decisiones para evitar en la medida de lo posible que el escenario que ha generado ocurra en la realidad. Véase un ejemplo en el que los dos sistemas se ponen en marcha en la fase de análisis. La actividad cognitiva del analista (Sistema 2) tiene que generar imágenes mentales de los posibles escenarios. Estas imágenes mentales se pueden generar a través de tres fuentes de información. En primer lugar, se pueden generar por información adquirida, es decir, por toda la formación que haya recibido el analista para desempeñar ese puesto. En segundo lugar, por su experiencia directa vivida en situaciones personales. Y, en tercer lugar, por experiencias indirectas que no le hayan ocurrido a él


Análisis

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pero que se hayan producido en otras personas, servicios de inteligencia o empresas. El resultado es la creación de diferentes escenarios posibles que no solamente contienen elementos cognitivos (Sistema 2), sino que como se ha dicho antes, cada uno de esos escenarios creados conlleva una serie de cambios emocionales en el analista (marcadores somáticos, Sistema 1) que van a resultar placenteros o desagradables. Aquellos escenarios que al analista le generen cambios emocionales placenteros tendrán muchas más probabilidades de ser seleccionados en la decisión final, en muchas ocasiones pudiendo contradecir elementos cognitivos más lógicos. No sólo los procesos emocionales componen el Sistema 1. Como resaltan Heuer y Pherson (2014) existen una serie de procesos básicos involucrados a los que debería también prestarse atención. Entre ellos destaca la percepción, la atención y la memoria. Numerosos expertos sitúan la percepción como el principal canal de entrada de información. Exactitud en el análisis requiere exactitud en la percepción de la realidad. La percepción es un proceso mental que está influenciado por la emoción en el sentido que se tiende a percibir lo que se espera percibir. Si un analista está completamente convencido de que se va a producir un determinado ataque, su percepción le guiará hacia aquellos estímulos que espera encontrar. Exactamente igual pasa con los procesos atencionales, se tiende a prestar atención a aquellos elementos que confirman la expectativa; y, lo mismo ocurre con la memoria. Como se ve, estos procesos están bien representados en el sesgo de confirmación. El hecho de saber qué procesos básicos del Sistema 1 (emoción, atención, percepción, memoria) están tan íntimamente relacionados con el Sistema 2 tiene que hacer tomar consciencia de que cuando se habla de sesgos cognitivos, lo que en realidad se está contemplando es un error en una cadena de procesamiento de la información que no es exclusivamente cognitiva. La potencialidad que aporta la cognición es la capacidad “darse cuenta” (por la capacidad consciente que posee el Sistema 2) de que se pueden producir este tipo de fallos en el Sistema 1 y tomar los medios necesarios para disminuir los errores de procesamiento. Esta consciencia del sistema humano de procesamiento de la información nos lleva a la pregunta de si se puede evitar que estos sesgos se produzcan. La respuesta, por ahora, es negativa. Los sesgos cognitivos no siempre pueden evitarse; para ello se requeriría como norma de vida la vigilancia continua y el constante cuestionamiento de nuestros procesos de pensa-


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miento. El ser humano necesita sistemas rápidos de toma de decisiones, pero también tiene que saber que esos sistemas pueden llevar a errores graves en el análisis.

ESTRATEGIAS PARA REDUCIR LA PRESENCIA DE SESGOS COGNITIVOS El hecho de que no puedan erradicarse los sesgos no significa que no existan algunas estrategias para disminuirlos y mejorar el análisis de inteligencia. A continuación se proponen tres actuaciones posibles. En primer lugar, a nivel individual hay que focalizarse en el analista. Es importante que el analista se conozca y haga un ejercicio de autoobservación para darse cuenta de qué tipo de sesgo tiende a cometer con mayor facilidad; de esta manera se “obliga a revisar” sus escenarios y la probabilidad asignada a cada uno. Esto le permite prevenir y reducir el resultado inconsciente en sus decisiones. En segundo lugar, a nivel grupal. Es importante que el grupo de trabajo esté formado por analistas de distintas disciplinas. Si se tiene en cuenta lo explicado antes y que el analista es capaz de generar escenarios a través de tres fuentes distintas (información adquirida, experiencia propia y experiencia de otros) cada analista aporta tres fuentes distintas en el análisis que enriquecen los escenarios posibles a generar y abarca más opciones que permitan acercarse con una mayor precisión a la realidad. Y, en tercer lugar, la técnica. Una de las maneras que se ha establecido para ello es la propuesta de Heuer (1999) del análisis de las hipótesis competitivas (ACH, Analysis of Competing Hypothesis). Consiste en una técnica de análisis estructurada en la que se utiliza el método científico para incorporar en una matriz múltiples hipótesis en las cuales se va analizando la consistencia e inconsistencia de cada argumento de evidencia para cada hipótesis planteada; a su vez, se determina la probabilidad de ocurrencia de todas las hipótesis y se establecen argumentos para refutarlas. Permite, además, un buen marco de colaboración entre analistas, ya que facilita la incorporación al análisis de diferentes especialistas. A pesar de que el análisis de las hipótesis competitivas es una de las técnicas de referencia, algunos experimentos han encontrado que pierde efectividad en aquellos problemas en los que las probabilidades asignadas a las hipótesis son muy parecidas (Brasfield,


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Análisis

2009). Aún con esa limitación, es una de las mejores técnicas para contrarrestar el sesgo de confirmación. El fracaso en el análisis de inteligencia llama más la atención que los éxitos; ello justifica que el estudio de los fallos y errores sea uno de los ámbitos de la inteligencia en los que más se ha avanzado en los últimos años (Hedley, 2005). Uno de los retos a los que tiene que enfrentarse el analista es a la interacción que se produce entre la máquina y el hombre. Fruto del desarrollo tecnológico, cada vez más se utilizan herramientas que permiten una mayor precisión en el análisis, evitando en muchas ocasiones los sesgos que se producen por la condición de humanos. Pero, a pesar de ese desarrollo, se debe tener en cuenta que siempre detrás de la tecnología hay una persona, en este caso un analista, encargado de interpretar el dato que proporciona la máquina, con lo que los sesgos se ponen en marcha de la misma manera.

BIBLIOGRAFÍA Brasfield, Andrew (2009) Forecasting accuracy and cognitive bias in the analysis of competing hypotheses. Department of Intelligence Studies, Mercyhurst College, PA · Damasio, Antonio (1994) El error de Descartes. La emoción, la razón y el cerebro humano. Barcelona, Ed. Crítica · Hedley, John H. (2005) “Learning from intelligence failures”, en International Journal of Intelligence and Counterintelligence, vol. 18, nº 3, pp. 435-450 · Heuer, Richards J. (1999) Psychology of Intelligence Analysis. Central Intelligence Agency · Heuer, Rirchards J. y Pherson, Randy H. (2014) Structured Analytic Techniques for Intelligence Analysis (2ª ed.) Washington DC, Sage Publications · Kahneman, Daniel (2012) Pensar rápido, pensar despacio. Barcelona, Ed. Debate · Moore, David T. (2007) Critical Thinking and Intelligence Analysis. Washington DC, National Defense Intelligence College · Rieber, Steven (2004) “Intelligence analysis and judgmental calibration”, en International Journal of Intelligence and Counterintelligence, vol 17, nº 1, pp. 97-112 · Tversky, Amos y Kahneman, Daniel (1974) “Judgment under Uncertainty: Heuristics and biases”, en Science, nº 185 (4157), pp. 1124-1131.

Lucía Halty Barrutieta Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, España


BLANQUEO DE CAPITALES EN: money laundering FR: blanchiment d’argent PT: lavagem de dinheiro Blanqueo y lavado son los términos comúnmente empleados en los países de habla hispana para hacer referencia a lo que en el mundo anglosajón se identifica con la expresión money laundering, y que puede definirse como aquel conjunto de actividades que permiten introducir dinero o una masa patrimonial de procedencia delictiva en el ciclo de la economía legal con la finalidad de ocultar su origen, mediante un proceso que paulatinamente va otorgando a ese dinero o masa patrimonial apariencia de legalidad (Hava, 2014). Ese proceso suele comenzar con la transferencia de los fondos al sistema financiero en pequeñas cantidades (smurfing), con el fin de eludir los controles reglamentarios establecidos para la circulación de determinadas sumas de dinero. Posteriormente, las cantidades ingresadas se someten a una serie de movimientos y operaciones financieras que ayudan a distanciarlas del lugar donde se generaron y a residenciarlas en otras jurisdicciones con menos controles anti-blanqueo o más celosas del secreto bancario. Por último, los fondos son reintroducidos en la economía “real” desde una corporación offshore o de características similares, mediante operaciones tales como la inversión en negocios legítimos, la creación de empresas “pantalla”, la adquisición de activos financieros, etc. El blanqueo de capitales es un fenómeno difícil de cuantificar, aunque se han elaborado diversos métodos con el fin de estimar su importancia cuantitativa. En concreto, el modelo desarrollado por Walker a partir de 1995 fue el primer intento serio de cuantificar económicamente el lavado de dinero a nivel mundial, y probablemente sigue constituyendo el método más fiable, en la medida en que permite combinar factores criminológicos, económicos y financieros (Unger et al., 2013). Este modelo afirma, en esencia, que la cantidad de comercio desde el lugar A hasta el lugar B depende de la población que haya en el lugar A, el “atractivo” del lugar B para la gente con sede en A, y la distancia entre los dos lugares (teoría de


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