EL FASCISMO COMO RÉGIMEN DE LA MENTIRA
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES
Manuel Asensi Pérez Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada
Universitat de València
Ramón Cotarelo Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
M.ª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
PIERO CALAMANDREI
EL FASCISMO COMO Rร GIMEN DE LA MENTIRA ESTUDIO INTRODUCTORIO DE JACOBO BARJA DE QUIROGA
Traducciรณn
Rachele Facchi
tirant
humanidades
Valencia, 2019
Copyright ® 2019 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicarála pertinente corrección en la página web www.tirant.com.
© Piero Calamandrei
De la traducción: Rachele Facchi Del estudio introductorio: Jacobo Barja de Quiroga De la presente edición: Tirant lo Blanch De la edición original: Il fascismo come regime della menzogna / Piero Calamandrei. Roma, Bari: GLF editori Laterza, 2014. © TIRANT HUMANIDADES EDITA: TIRANT HUMANIDADES C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 78-84-17508-75-3 MAQUETA: Innovatext Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no seratendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/ empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas. Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf
Índice
Introducción Jacobo Barja de Quiroga............................................................ 9
Capítulo I El régimen de la mentira constitucional......................... 33 Capítulo II La ficción del totalitarismo................................................ 43 Capítulo III La ficción de la revolución: la fase inicial........................ 67 Capítulo IV La revolución continua........................................................ 81 Capítulo V La ficción del consenso........................................................ 115 Capítulo VI Los dispositivos constitucionales para la manifestación del consenso.................................................................. 135 Nota editorial Un balance de los veinte años de fascismo después de la Liberación de Firenze por Silvia Calamandrei.......... 171
Introducción Jacobo Barja de Quiroga Magistrado del Tribunal Supremo
I Es muy atractivo presentar un libro de Piero Calamandrei que habla sobre las mentiras del fascismo. Pero, por ambos extremos la cuestión se torna difícil: el fascismo es simple; de una simpleza que sólo por eso asusta. La mentira carece de desvalor. Lo que importa no es que el hecho sea verdadero o la vergüenza de que sea falso, sino que lo que importa es que se hable del hecho, pues tal vez consideran que el hecho falso pero repetido llega a ser verdad. Y, así funciona el fascismo: a base de mentiras que repetidas muchas veces llegan a diluir su mentira y quedan como hechos incontestables; la verdad no interesa. Que algo sea cierto o no, no es lo importante; ni siguiera cuando la mentira es descubierta. Lo real es utilizar el hecho incierto para extraer de ello beneficio; siempre a corto plazo, inmediato. Así, se retuerce la Historia, la Economía, el Derecho y cualquier materia que pueda rendir beneficios. Las dificultades de determinar las características del fascismo se ponen de relieve al acercarse a un régimen que, si bien nació en Italia, fue seguido como modelo por otros movimientos políticos en diversos países, en cada
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uno de los cuales aparecen diferencias. No hay duda de la existencia de un gran paralelismo entre la Italia fascista y la Alemania nazi. Pero también eran regímenes fascistas el de Franco en España1, el de Salazar en Portugal, así como también hubo fascismo en Austria, Grecia, Polonia, Hungría, Rumania, Eslovaquia y Croacia. Así pues, no es fácil definir el término fascismo en abstracto, ya que, como decimos, es preciso acudir a diversos Estados totalitarios para determinar sus características. Principalmente, nos centraremos en la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. No vamos a exponer la forma en que ambos personajes llegaron al poder2, si bien señalaremos que el nacismo se apoyó en los descontentos del crack de 1929 y en el poder económico que veía peligrar su situación por los movimientos obreros. Mussolini consiguió el poder unos años antes, en 1925, mientras que Hitler en 1934 (aunque fuera nombrado canciller en 1933).
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En España, los movimientos fascistas aparecen en los años 30. Ramiro Ledesma Ramos unió su grupo al de Onésimo Redondo y formaron las J.O.N.S. (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista); luego José Antonio Primo de Rivera (hijo del Dictador Miguel Primo de Rivera) fundó la Falange que, a su vez, se unificó con las JONS, formando la F.E.T. (Falange Española Tradicionalista) y las JONS. Ya durante la guerra civil la Falange fue limitada para subordinarla a los mandos del Ejército (pues ellos obedecían a sus propios mandos) y, después de la guerra, Franco terminó con ella. Al respecto, Preston, Franco, 3ª ed. 1994; Payne, El fascismo, trad. Fernando Santos Fontela, 3ª ed., 2014, págs. 184 y ss.; y, Payne, Historia del fascismo español, Ruedo ibérico, 1965, passim. Al respecto, Bock, en Abendroth y Lenk, Introducción a la ciencia política, trad. Faber-Kaiser, 1971, págs. 125 y ss.
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Las características principales son el desmantelamiento del Estado de Derecho, el establecimiento del partido único y la concentración de todo el poder en una única persona: el guía, el líder, dirigente, conductor (Führer, Duce). Evidentemente, no hay división de poderes, no hay Parlamento (o si lo hay, es meramente una pura apariencia) y se usa la fuerza contra todo disidente o, simplemente, inoportuno. La decisión del Führer es ley, por lo que el Estado fascista se caracteriza por girar alrededor de la voluntad del caudillo, que era ejecutada por fuerzas que aplicaban el terror, un terror planeado, organizado y ejecutado desde el Estado. El partido único es el Estado y aunque existan determinados restos de Estado, en caso de conflicto lo que importa es el partido, órgano de expresión de la voluntad del caudillo. Esta característica aparece tanto en Alemania como en Italia, aunque entre ambos existan algunas diferencias en su implementación. Otra característica es el totalitarismo3. Tanto en Alemania como en Italia la idea era la construcción del Estado total. Todo debe ser controlado por el gobierno, que «no sólo es absoluto en su ejercicio sino ilimitado en su aplicación»4. Incluso, llegando a la elaboración de un «doble Estado», esto es, un
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No vamos a exponer el concepto de Estado totalitario; al respecto puede verse Schmidt, Carl, Verfassungslehre, 1928; Forsthoff, Ernst, Der totale Staat, 1933. Sabine, Historia de la teoría política, trad. Vicente Herrero, 1974, pág. 653.
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Estado paralelo (con relación a Italia se usa esa denominación). Con todo acierto, señala Sabine5, «el gobierno puede y debe controlar todo acto y todo interés de cada individuo o grupo, para utilizarlo en el incremento de la fuerza nacional; el gobierno no sólo es absoluto en su ejercicio sino ilimitado en su aplicación»; esto significa miedo, atrocidades sin límites, en definitiva una monstruosidad terrorífica. Es muy difícil buscar la ideología en los Estados fascistas pues es una labor costosísima. No la hay y, al mismo tiempo, cualquiera le sirve; todas valen. Lo que prima es la acción, «el fascismo no es una doctrina; y el nacional-socialismo lo es menos aún»6. Mussolini en 1924 de forma muy clara, según recoge Touchard7, decía «los fascistas tenemos el valor de rechazar todas las teorías políticas tradicionales; somos aristócratas y demócratas, revolucionarios y reaccionarios, proletarios y antiproletarios, pacifistas y antipacifistas. Nos basta con tener un punto de referencia: la nación». Se trata de un “Movimiento” que inicialmente recoge a la clase burguesa. El fascismo no tiene principios, ni valores, ni ideología alguna, lo único que le interesa es la acción y la adhesión al régimen. No obstante, Payne8, intenta buscar e indagar que significa el término «fascismo», si bien considera
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Sabine, Historia …, cit., pág. 653. Touchard, Historia de las ideas políticas, trad. J. Pradera, 2007, pág. 610. Touchard, Historia …, cit., pág. 610. Payne, El fascismo, cit., págs. 11 y ss.
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que la cuestión no es nada fácil, pues «los movimientos fascistas diferían entre sí en tantos aspectos como características nuevas y notables tenían en común». A pesar de ello, Payne hace el esfuerzo de elaborar la descripción tipológica del fascismo9, que resumimos a continuación. A. Las negaciones fascistas Antiliberalismo Anticomunismo Anticonservadurismo B. Ideología y objetivos Creación de un Estado autoritario Organización de una estructura económica regulada El objetivo de un imperio C. Estilo y organización Importancia por la estética en los mítines, de los símbolos y de la coreografía política Movilización de masas y militarización, organizando una milicia de masas del partido Uso de la violencia y dominación masculina Exaltación de la juventud Tendencia específica a un mando personal, autoritario y carismático Naturalmente, estamos de acuerdo con Payne10 sobre las citadas características, si bien, a nuestro juicio, 9 10
Payne, El fascismo, cit., pág. 16. Profundiza Payne en exponer las diferencias entre el fascismo, la derecha radical y la derecha conservadora, El fascismo, cit., págs. 27 y ss.
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consideramos que los rasgos definitorios más importantes del fascismo son los siguientes: A. Oscurecimiento de la ideología. Cualquiera vale, lo que importa es la acción B. Establecimiento de un estado totalitario. Un Estado “total” C. Ausencia de libertades. Imposición violenta y mantenimiento violento del Estado así constituido D. Culto al dirigente Ebenstein11 considera, atendiendo a sus rasgos esenciales, que el fascismo «es la organización totalitaria del gobierno y de la sociedad a través de la dictadura de un solo partido intensamente nacionalista, racista, militarista e imperialista». Mediante una formulación bastante abstracta, Griffin12 define el fascismo como «un género de ideología política cuyo núcleo mítico en sus variadas permutaciones es una palingenética forma de populismo ultranacionalista»13. Utiliza el término palingenesia, conforme explica, derivada del griego palin (otra vez) y génesis (nacer), esto es, la idea del fascista es el renacer (rebirth). La nación debe renacer. La visión fascista del mundo supone que la nación es a menudo cosificada y se la personifica como “enferma”, “decadente”, 11
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Ebenstein, Los ismos políticos contemporáneos, trad. P. Rubio, 1975, pág. 183. Griffin, Fascism, 2018, pág. 46. Esta definición es la que él había elaborado anteriormente en Griffin, The Nature of Fascism, 1991, pág. 26.
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“humillada” o “profanada”, pero también puede ser “curada”, “fuerte”, “renacida”, “gloriosa”, “sagrada”14. Para el fascista debe obtenerse una «espectacular subida del supremacismo blanco». Este renacimiento aparece en Italia, con Mussolini en pos del nuevo Imperio, como una reencarnación del Imperio romano; y en Alemania, Hitler consideraba al Tercer Reich la reencarnación del Primer Reich y del Segundo Reich. Como señala Griffin15 para los nazis la visión del Tercer Reich consistía en ser «los guardianes de la sangre nórdica y la cultura y la arquitectura de una nueva y gran civilización basada en la raza cuyo centro se encuentra en un Berlín reconstruido (para ser conocido como Germania)»16. Para Griffin17 el fascismo, tanto como ideología como mito político es «polimórfico». Añade que esta «cualidad proteica del núcleo mítico del fascismo también ayuda a explicar la diversificación intensificada que sufrió el fascismo después de la guerra, cuando aquellos que lo habían abrazado, tras la derrota de las potencias del Eje, tuvieron que adaptarse a un entorno histórico radicalmente nuevo intensamente hostil a los proyectos nacionalistas revolucionarios». Esta camaleónica ideología del fascismo hace difícil, sino imposible, la discusión racional. No hay argumentos, por lo que es imposible atacarlo mediante
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Griffin, Fascism, ob. cit., pág. 42. Griffin, Fascism, ob. cit., pág. 42. Griffin, Fascism, ob. cit., pág. 42. Griffin, Fascism, ob. cit., pág. 64.
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contraargumentos18. Sólo hay fuerza: acción. Es verdad que tenían muy claro cómo mover a las masas, pero no, desde luego, con base en argumentos, sino diciéndole a cada auditorio el resultado, la meta a obtener que quería oír. No importaban las mentiras que para ello hubiera que exponer. No obstante, Ebenstein19 considera que los elementos principales de la ideología fascista son los siguientes: «1. Desconfianza en la razón. 2. Negación de la igualdad básica de todos los hombres. 3. Código de conducta basado en la mentira y la violencia. 4. Gobierno por una élite. 5. Totalitarismo. 6. Racismo e imperialismo. 7. Oposición al Derecho y al orden internacionales». Como enseña Reich20, «el hecho de que el nacionalsocialismo revelase su carácter imperialista después de la toma del poder, que se apresurara a eliminar del movimiento todo elemento “socialista” y que prepara-
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Véase, Reich, La psicología de masas del fascismo, trad. Raimundo Martínez Ruiz, México, 1973, págs. 51 y ss. (es la traducción de la edición alemana, editada en Zurich, de 1933). Ebenstein, Los ismos …, cit., pags. 196 y ss. Reich, La psicología …, cit., pág. 61. Sobre la psicología del nazismo, véase Fromm, El miedo a la libertad, 1971, págs. 247 y ss.; y sobre la del autoritarismo en págs. 177 y ss.
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se la guerra por todos los medios, no contradecía el otro hecho de que, visto desde la perspectiva de su base de masas, el fascismo era claramente un movimiento de las clases medias. Nunca hubiera podido ganar Hitler para su causa a las clases medias si no hubiera prometido iniciar la lucha contra el gran capital. Estas clases le ayudaron a vencer porque estaban en contra del gran capital. Presionados por ellas, los dirigentes nacionalsocialistas tuvieron que tomar medidas anti-capitalistas que se vieron obligados a revocar a instancias del gran capital». Evidentemente, refiriéndonos al fascismo alemán, entre esas características sobresale (y no debe olvidarse) su teoría racial. También en Italia hubo leyes racistas y antisemitas, de manera que la «difesa della razza» fue consustancial al fascismo. Para Reich21, «al crear las ideologías, los hombres se transforman a sí mismos; su núcleo material ha de encontrarse, por tanto, en el proceso de formación de la ideología. De este modo, la ideología tiene un doble fundamento material: indirecto en la estructura social económica, directo en la estructura típica de los hombres que la producen y que, a su vez, está determinada por la estructura económica de la sociedad. Es evidente, por tanto, que las formaciones ideológicas irracionales imprimen en los individuos estructuras irracionales». En realidad, son movimientos de masas, a las que se les decía lo que era preciso para que se movieran,
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Reich, La psicología …, cit., pág. 111.
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donde no importaban ni las mentiras ni las contradicciones; lo único importante es despertar «una lealtad fanática de miles de alemanes e italianos»22. Y, por ello, Sabine señala que tanto el fascismo como el nacionalsocialismo se acercaron mucho «al sueño del político de poder prometer todo a todo el mundo; y ésta fue, en efecto, la estrategia de Mussolini y de Hitler, hasta que consolidaron su poder». Y añade: «la estrategia determinó la filosofía: tenía que ser una forma exaltada de idealismo en contraste con el materialismo marxista; tenía que calificar al liberalismo de plutocrático, egoísta y antipatriótico; contra la libertad, la igualdad y la felicidad debía afirmar el servicio, la devoción y la disciplina; tenía que identificar el internacionalismo con la cobardía y la falta de honor; y tenía que condenar, naturalmente, a la democracia parlamentaria por inútil, débil y decadente». Y, entre esas contradicciones se encuentra el desprecio que Hitler y Mussolini sentían por las masas del pueblo. Pero, eso no empece para que las necesitaran y las manipularan hasta transformarla en una masa absolutamente fanática e irracional. Otra característica, muy importante, en el diseño del fascismo es la utilización de la violencia. Para ello se crea una milicia que es la que se ocupa de establecer el clima de terror. En Alemania, las temibles S.S. (esto es, escuadras de defensa o de protección), la siniestra
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Sabine, Historia …, cit., pág. 632.
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Gestapo (policía secreta) y antes la S.A. (secciones de asalto), todo «un instrumento terrorista»23. Como señala Bock24, «ambos organismos estaban facultados para penetrar en todas las esferas de la vida pública». Y, añade seguidamente, «el terror organizado, que junto con la propaganda era el principal medio de dominación del fascismo, constituía la praxis de estos órganos ejecutivos de la voluntad del caudillo». En Italia la milicia (Milizia fascista) era una fuerza parapolicial con instrucción militar; la milicia y las escuadras fascistas (squadre fasciste) se ocupaban de la intimidación y la violencia, llegando a los asesinatos; muchos fueron los muertos. El aparato fascista iba acompañado de una brutal represión. Los eslóganes de los fascistas italianos eran, entre otros, pues hubo muchos, credere, obbedire, combattere, esto es, creer, obedecer y combatir. ¡Por supuesto, para pensar ya estaba el Duce! El totalitarismo conlleva el empleo de violencia para controlar e imponer su pensamiento en todos los aspectos de la vida. Como dice Ebenstein25 el objetivo del totalitarismo es «controlar la vida humana en todas sus fases, sean políticas o no, de la cuna a la tumba» y, para ello «usará cualquier forma de coacción, desde la amenaza verbal al asesinato masivo, para conseguir sus fines»26.
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Así Bock, Introducción …, cit., pág. 132. Bock, Introducción …, cit., pág. 137. Ebenstein, Los ismos …, cit., pág. 203. Ebenstein, Los ismos …, cit., pág. 204.
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Como relata Calamandrei27 «las expediciones de castigo de improvisadas broncas a la luz del sol, derivaron en una profesión encargada a sicarios nocturnos que sorprendían a los ciudadanos de la lista en sus camas y los masacraban en presencia de sus familiares despertados sobresaltadamente para asistir a su ejecución». Y, sin duda, la brutal represión va unida a la ausencia de todo tipo de derechos, pues, la irracionalidad lo invadió todo, y naturalmente también al Derecho28. En definitiva, un Estado fascista debe ser englobado dentro de lo que Rawls29 denomina los «Estados forajidos» o «Estados criminales», esto es, los que no
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Calamandrei, Il Fascismo como regime della menzogna, pág. 37. Véase, entre otros, Müller, Furchtbare Juristen. Die unbewältigte Vergangenheit unserer Justiz, 1987; cuyo título es muy expresivo: Juristas terribles. Y el subtítulo: El pasado no superado de nuestra justicia. Y Rüthers, Entartetes Recht. Rechtslehren und Kronjuristen im Dritten Reich, 1988, esto es, Derecho depravado. Y, el subtítulo: Teorías jurídicas y juristas de la Corona en el Tercer Reich; y, Dreier y Sellert, Recht und Justiz im “Dritten Reich”, 1989, esto es, Derecho y Justicia en el “Tercer Reich”; Pauer-Studer, Rechtfertigungen des Unrechts. Das Rechtsdenken im Nationalsozialismus in Originaltexten, 2014, esto es, Justificaciones de la injusticia. El pensamiento jurídico en el nacionalsocialismo en sus textos originales; Stolleis, Recht im Unrecht. Studien zur Rechtsgeschichte des Nationalsozialismus, 1994, esto es, Derecho en la injusticia. Estudios sobre la historia del Derecho del nacionalsocialismo. Y, mirando a los opositores en el interior del nacismo: Maas, Furchtlose Juristen. Richter und Staatsanwälte gegen das NS-Unrecht, 2017, esto es, Juristas sin miedo. Jueces y fiscales contra la injusticia del nacionalsocialismo. Rawls, The Laws of Peoples, 1999.