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COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH Manuel Asensi Pérez

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencia política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València

Juan Manuel Fernández Soria

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València

Pablo Oñate Rubalcaba

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València

Joan Romero

Catedrático de Geografía Humana Universitat de València

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


Introducción a las teorías políticas de la modernidad (2ª edición ampliada y actualizada) Primera en la editorial Tirant lo Blanch

GARY S. SCHAAL FELIX HEIDENREICH

Valencia, 2016


Copyright ® 2016 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.

Directores de la Colección:

ISMAEL CRESPO MARTÍNEZ Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Murcia

PABLO OÑATE RUBALCABA Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Valencia

© Gary S. Schaal Felix Heidenreich

© TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-9143-059-9 MAQUETA: Tink Factoría de Color Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/ politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.


Prólogo a la segunda edición Estamos muy satisfechos de la buena recepción que tuvo la primera edición de las Teorías políticas de la modernidad y de que, al cabo de tres años sea necesaria una segunda que nos ofrece la oportunidad de responder a las críticas a la primera así como de hacer más “redondo” el contenido del libro y más adecuado como guía para la enseñanza y el estudio personal; por lo menos así lo esperamos. A este fin hemos introducido cinco capítulos nuevos sobre teóricas y teóricos específicos (teorías de la elección racional, Marx, Arendt, Butler, Luhmann) hemos reelaborado todos los demás capítulos tanto de forma como de fondo y dado cuenta de las obras recientes más relevantes. Asimismo hemos reorganizado la estructura del libro y cambiado ligeramente el orden de los capítulos. Muchas gracias a quienes nos han apoyado tanto en la tarea de fondo como en la organizativa con esta segunda edición. Se trata de Claudia Ritzi, Sebastian Büchler, Bastian Bredtmann, Veith Selk, Matthias Lemke y Veronique Lutz. Por supuesto, mantenemos nuestro agradecimiento a aquellos que nos ayudaron en la elaboración del manuscrito de la primera edición: Anika Becher, André Brodocz, Dieter Fuchs, Martin Gessmann, Achim Hildebrandt, Markus Müller, Roxana Kath, Julia Behne, Helene Rädlery Erdmute SafranskiSchwanitz. Hamburgo y Stuttgart, agosto de 2009. Gary Schaal & Felix Heidenreich


Introducción

Este libro reconstruye las grandes líneas de desarrollo de la teoría política y presenta una selección de teóricos de la modernidad. Se dirige deliberadamente a los estudiantes de ciencia política que quieran tener una primera impresión de la teoría política en este periodo. Lo hemos escrito con el objetivo didáctico de facilitar el acceso a esta esfera de la ciencia política que muchos tienen por complicada y difícil. En consecuencia, hemos redactado una introducción breve, pues no se trata de un compendio de teoría política y nos hemos permitido algunas exclusiones y simplificaciones por razones didácticas. En la obra ofrecemos explicaciones más detalladas pero que resultarían más difíciles de asimilar para quienes se inician en este campo1. Con este libro esperamos despertar en los principiantes el interés en la teoría política así como echar los cimientos para una posterior investigación en su contenido. Este libro es una invitación a pensar con nosotros sobre la teoría política. Por ello nos hemos esforzado por hacer una exposición que se comprensible para el principiante y hemos elegido una estructura que ofrece tres vías de acceso a la teoría: a) Una parte metateórica sobre los fundamentos metódicos de la teoría política. b) Capítulos de panorámica sobre las grandes líneas de desarrollo de la teoría política. c) Exposiciones singularizadas de las teorías centrales.

Objetivo del libro

Estructura

*** a) El libro comienza con una introducción en los fundamentos teórico-científicos y metodológicos de la teoría política, así como el lugar que ocupa en el contexto más amplio de la ciencia política (capítulo 1). Este capítulo no permite prescindir de la teoría de la ciencia pero permite

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Así, por ejemplo, Lieber (2000) para las teorías políticas desde la antigüedad hasta el presente y Kymlicka (1995) para las teorías políticas de la actualidad.

Metateoría


Gary Schaal & Felix Heidenreich

Génesis de la modernidad

Familias de teorías

Estructura de la reconstrucción

aproximarse a las teorías concretas con una perspectiva más sistemática. Por nuestra experiencia docente sabemos que estas reflexiones metateóricas son muy abstractas y posiblemente no sean muy fáciles de leer, aunque nos hemos esforzado en ello. Por lo tanto, también existe la posibilidad de pasar directamente a la segunda parte así como de recuperar posteriormente los fundamentos teóricos. b) Este libro contiene una introducción a las teorías políticas de la modernidad. La cuestión de cuándo haya que trazar la divisoria entre la Edad Media y la época moderna no está clara en la historiografía. No obstante nadie discute que en la modernidad sucedió algo nuevo que cambió muy pronunciadamente las circunstancias en las que se formulaba la teoría política. En cierto modo las teorías políticas de la modernidad pueden entenderse como respuestas a los nuevos retos que se plantearon entonces. En consecuencia, en el capítulo 2 presentamos el horizonte de la problemática de la modernidad. Nos concentramos en algunas variaciones que fueron especialmente importantes para la teoría política. Por último bosquejamos las grandes familias de teorías de la modernidad: el liberalismo y el republicanismo-comunitarismo como los dos grandes paradigmas centrales (ambos en el capítulo 3), completados con las teorías de la deliberación (6.1) y las teorías de la elección racional y de la posmodernidad (7.1). En los cuatro bosquejos sobre las familias de teorías exponemos sus rasgos esenciales así como sus líneas de desarrollo histórico. La lectura de estas exposiciones resumidas aclara a grandes rasgos las líneas maestras de desarrollo de la teoría política en los últimos cuatro siglos. c) El bosquejo de los grandes paradigmas de la teoría política proporciona asimismo los marcos necesarios para la comprensión de las exposiciones singularizadas de los teóricos políticos que van con ellos (capítulos 4, 5, 6.2, 6.3, 7.2-7.6). En la teoría política se dan posiciones muy diferentes; entre ellas contamos las explicativas-positivistas, las comprensivashermenéuticas, las orientaciones normativas y las constructi-


Introducción a las teorías políticas de la modernidad

vistas que pretenden objetivos cognitivos muy distintos y, en sus líneas metodológicas transitan por caminos muy diferentes. Con el fin de hacer justicia a las razones de las teorías de un lado y facilitar la comparación entre ellas de otro, nos hemos orientado a los aspectos siguientes en nuestra exposición. El punto de partida: toda teoría política responde a cuestiones que se le plantean de modo directo o por medio de la realidad política y social de su tiempo o que emanan de los problemas conceptuales, de contenido o normativos que surgen de las teorías existentes. ¿Cuál es, pues, el punto de partida desde el que reacciona la teoría de que se trate? La problemática: las teorías políticas suelen tener un interés cognitivo muy definido. Dicho interés cognitivo se condensa en la problemática. ¿Cuál es pues la problemática a la que se enfrenta cada teoría? El procedimiento: la condición científica de una teoría depende del hecho de que sea comprobable de modo intersubjetivo. Esto supone que quepa reproducir los resultados de un análisis teórico según un método específico. ¿Cuál es el procedimiento metodológico que exige una teoría? Soluciones: una buena teoría política no es un juego de abalorios sino algo que sirve para resolver problemas, sin olvidar que en muchos casos la clara conciencia de los problemas ya ayuda a resolverlos. La teoría responde a las preguntas planteadas y propone respuestas para mejorar la situación originaria que se considera problemática. ¿Cómo son en concreto estas soluciones propuestas? ¿Qué fuerza de convicción tienen en el contexto de su tiempo? Influencia ¿de qué forma consideran otros teóricos estas respuestas y las integran en sus teorías? ¿Se produce una transferencia a la realidad política? ¿Qué queda?: ¿qué grado de convicción tiene hoy la teoría de que se trate? ¿Cuáles de sus enfoques y elementos son significativos? Estas categorías pueden aplicarse de formas distintas a diferentes teorías y las tratamos de forma adecuada a cada teoría. El punto esencial no es una reconstrucción completa de una teoría, por ejemplo, la de Thomas Hobbes, sino que centramos la atención en aquellos aspectos parciales de las teorías que son centrales para la evolución de otras posteriores. Al propio tiempo intentamos estudiar algunos aspectos científico-políticos básicos en relación con autores concretos. Así, por ejemplo, hablaremos de la teoría contractual —por citar de nuevo a

Actualidad de los autores clásicos


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Parte auxiliar

¿De quién se habla?

Hobbes— pero también lo haremos del problema de la acción colectiva. En el caso de Rousseau, abordamos el problema del bien común desde una perspectiva actual. En otras palabras no solamente nos referimos a los autores en su correspondiente contexto en la historia de las ideas, sino también con relación a los problemas políticos fundamentales de hoy. El libro está pensado para trabajos en el seminario y también para el estudio por cuenta propia. Por ello termina con una “parte didáctica auxiliar”. Ya al comienzo del estudio suele plantearse la pregunta de qué medios auxiliares se precisan para trabajar con teorías y cómo se encuentran. A tal efecto hemos hecho acopio en anexo a los recursos más importantes para el trabajo en el ámbito de la teoría política (diccionarios, revistas, enlaces de internet). Por último, hemos abierto un sitio web para establecer el diálogo entre los lectores y los autores (www.schaal-heidenreich. Budrich.de). En él pueden ustedes formular críticas y plantear deseos o propuestas. Escribir una introducción a las teorías políticas requiere siempre hacer una selección2. Nos hemos limitado a aquella teoría política en sentido estricto que no está orientada exclusivamente a su aplicación, que se dirige a la política en sentido amplio y que, en su mayoría se entiende de forma normativa. La selección que hemos hecho parte de la idea de que los teóricos políticos concretos suelen haberse ocupado de forma especialmente intensiva con algún aspecto de la teoría política3. La selección de los autores, por lo tanto, se ha hecho de forma que

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En la redacción de introducciones siempre nos encontramos con la cuestión fundamental de presentar la teoría política según ramas concretas de las teorías o teóricos específicos o según temas esenciales de la teoría política (poder, dominación, igualdad, justicia). Nos hemos decidido por la primera opción. Para complementar se recomienda la lectura de una introducción más orientada a temas y conceptos, entre otras, Göhler/Iser/Kerner (2004) y Heywood (2004). La selección de los teóricos se dio según otros criterios añadidos. En paralelo con la Escuela de Cambridge, consideramos “clásicos” a aquellos autores cuyo vocabulario ha resultado determinante y se ha consolidado como paradigma. Por tanto ha sido preciso dejar de lado a algunos autores importantes. No hay un canon de la tradición que no esté sometido a debate (cf. Gunnell 1978: 122). La selección que se ofrece aquí representa una oferta que proporciona una orientación sistemática al lector y debe facilitarle orientaciones para una ocupación más a fondo con las propuestas y los autores específicos.


Introducción a las teorías políticas de la modernidad

las distintas familias teóricas respondan a cuestiones idénticas o, por lo menos, muy parecidas. Esto posibilita una lectura dialógica de Rawls y Walzer (sobre la justicia), por ejemplo o de Dahl-Barber-Habermas (sobre la democracia). Hemos tenido muy en cuenta la tarea de insertar las teorías en los correspondientes contextos de origen con el fin de mostrar que la teoría política es socialmente relevante. La teoría política es el lugar central del debate en torno al cual las sociedades piensan sobre sí mismas, sus fundamentos y sus objetivos. Aunque a veces las teorías actúen de forma oculta o por intermediarios, no es posible exagerar sus consecuencias concretas.

Relevancia de la teoría política


1. Fundamentos de la teoría política 1.1. CIENCIA POLÍTICA Y “POLÍTICA” En el canon de los estudios académicos la ciencia política se distingue frente a cuatro materias y disciplinas. Son la filosofía, la historiografía, la jurisprudencia y la sociología (cf. Münkler, 2003a). La reflexión sobre los fundamentos normativos de la comunidad política y su legitimación es el contenido de la filosofía política. La historia de las ideas es conceptualmente próxima a la historiografía. En los Estados de derecho la política suele darse en el marco del derecho. En la mayoría de los casos una Constitución regula las instituciones básicas de la comunidad política y su carácter obligatorio. Tanto el derecho ordinario como el constitucional son el contenido de la jurisprudencia. Por último, la investigación empírica está relacionada con los planteamientos, los métodos y los procedimientos de la sociología. Se entiende mejor la posición de la ciencia política dentro del canon de los campos mencionados cuando se recuerda que se trata de una disciplina reciente (cf. Hartmann, 2003: 17-20; Bleek, 2002).En Alemania occidental se institucionaliza después de la segunda guerra mundial en el entendimiento de ser una ciencia de la democracia (c. Buchstein, 1992; Göhler/Zeuner, 1991). En Inglaterra o en los Estados Unidos la ciencia política como disciplina universitaria tiene una historia de unos cien años (cf. Falter/Honolka/Ludz, 1990). Con esos antecedentes, la ciencia política en general y la teoría política en particular no compiten con las disciplinas mencionadas. Antes bien, es frecuente que la ciencia política se considere a sí misma como una disciplina de integración que se ocupa de los aspectos políticos del estado de la cuestión objetivo en las otras disciplinas. Dentro de la ciencia política, la teoría política y la historia de las ideas se entienden como fundamentos científicos y teóricos de la disciplina (cf. Münkler, 2003; Falter/Göhler, 1986; Vincent, 1997; Buchstein/Göhler, 2007). En el fondo se da la convicción de que en la ciencia política (como en cualquier dis-

Ubicación de la ciencia política

Desarrollo histórico de la ciencia política

La teoría como fundamento del trabajo científico


Gary Schaal & Felix Heidenreich

La función de la historia de las ideas

Relaciones de división del trabajo

ciplina académica) no es posible entender el mundo sin una teoría. Nuestra comprensión del mundo, nuestra selección de posibles objetos de análisis y, por último, los análisis mismos están condicionados por una teoría (aunque sea una teoría mundana) de modo explícito o, cuando menos, implícito. Todas las esferas de la ciencia política parten de una determinada posición teórica. En consecuencia, hay que investigar las formas y las pretensiones de validez de las distintas posiciones teóricas. Así, por ejemplo, la teoría de sistemas de David Easton es por un lado una teoría general de lo político y entra en el campo de la teoría política. Pero, por otra parte, también es una teoría aplicada al análisis y comparación de los sistemas políticos y, en consecuencia, se estudia en el campo del “Análisis y comparación de los sistemas políticos” (cf. Fuhse, 2005). HerfriedMünkler (2003a) considera que la tarea de la historia de las ideas es ser tanto un archivo como un laboratorio de la teoría política y la práctica social. En su función en cuanto archivo la historia de las ideas recoge teorías, ideologías, concepciones y conceptos con el objetivo de no dejar que caigan en el olvido. El archivo puede exponer su verdadero valor social cuando se extraen estas “viejas ideas” del contexto de su origen, esto es, de los problemas políticos, económicos y sociales que han llevado a su formulación y se aplican de modo constructivo a una nueva problemática4. La teoría política y las demás subdisciplinas dentro de la ciencia política se encuentran en una interrelación caracterizada por la división del trabajo. De un lado, en principio, se da el trabajo teórico fundamental dentro de la teoría política; de otro, el de aplicación práctica a partir del trabajo previo teórico fundamental (cf. Göhler, 1978). Por supuesto, esta división es una simplificación. Es frecuente que otras subdisciplinas de la ciencia política también aporten trabajo teórico fundamental, como sucede hoy día con el debate sobre el “capital social” (cf. Gabriel et al., 2002). Por lo demás, la teoría y la empiria se influyen recíprocamente.

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En este sentido presentaremos también a los teóricos concretos. Pretendemos mostrar que autores “clásicos” como Hobbes, Rousseau o Kant todavía hoy pueden aportar respuestas interesantes e innovadoras a problemas sociales o políticos contemporáneos.


Introducción a las teorías políticas de la modernidad

“Muchos teóricos políticos son indiferentes respecto al carácter del objeto. Lo importante de la teoría política es hacerla y aplicarla” (Vicent, 1997: 1). Esto quizá suceda porque, en principio, parece fácil responder a las preguntas de qué sea la teoría política y cuáles sus tareas. De un modo completamente formal puede definirse la teoría política como la observación, comprensión y explicación de lo político con arreglo a reglas, de modo sistemático e intersubjetivo. Con todo, esta definición presenta algunas dificultades de contenido. Si nos orientamos en principio al título hay que reconocérselo a aquellas propuestas que formulan una teoría del objeto de la “política”5. Pero esto es algo tan genérico que apenas puede considerarse como algo más que un punto de partida. Hay gran desacuerdo acerca de cuál sea en realidad el objeto de la “política” y lo que distingue la política de otros objetos como la economía, la ciencia o la religión (cf. Lutz, 1992: 17 ss.). ¿Cabe entender la política como un objeto propio o, antes bien, es la política (o lo político) una propiedad o cualidad determinadas o una relación específica de los objetos sociales mencionados (Heller, 1991)? Pero también podría encontrarse lo que es común a las teorías políticas mediante la metodología que descubre la política, aunque no haya acuerdo acerca de su correcto significado. Tampoco aquí puede encontrarse un consenso (cf. Held, 1991a: 13; Hartmann, 1997: 30). Lo común a todas las propuestas que aparecen actualmente como teorías políticas es que no tienen un único objeto de conocimiento ni un único método. A la vista de esta resignada conclusión, ¿puede hablarse de un terreno común de la teoría política contemporánea? ¿O es más acertado, como viene a decir Jürgen Hartmann (1997: 237), no hablar de toría política sino solamente de “teorías cientificopolíticas”? Hay que observar ante todo que solo con grandes dificultades puede encontrarse un consenso sustantivo o procedimental y metodológico. Como quiera que, desde la perspectiva del teórico y su auditorio, sin embargo, hay una clara variedad de motivaciones para caracterizar una teoría como “política”, puede darse una solución al problema si, desde la

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Se encuentra una primera versión de las reflexiones siguientes en Brodocz/Schaal (2009: 9-11).

Visiones de las teorías políticas

Qué es la política?


Gary Schaal & Felix Heidenreich

Autodefinición discursiva de la teoría política

perspectiva del observador, se consideran “políticas” a aquellas teorías que se designan y debaten como teorías políticas. Este procedimiento ahorra al observador la obligación de especificar los criterios compartidos intersubjetivamente que se aplican al objeto y los métodos de las teorías políticas (para un punto de vista crítico, cf. Niesen, 2007). Si acudimos a la bibliografía habitual de introducción así como a los libros sobre el “estado de la cuestión”6 para ver la definición de teoría política que contienen, comprobamos que tampoco las aportaciones que en ellos figuran tienen consenso en cuanto al contenido ni se pueden agrupar mediante un fundamento metodológico de conjunto. Antes bien, estas recopilaciones se caracterizan por el hecho de que las teorías que en ellas se presentan se definen a sí mismas como teorías políticas. En consecuencia se obtiene la impresión de que la teoría política se constituye casi exclusivamente mediante una autodefinición y que fundamenta su identidad en su separación frente a otros campos y disciplinas. La teoría política solo puede determinarse tautológicamente como aquella forma del trabajo teórico que, de un lado, los propios autores reconocen como tal y por otro así es reconocida y aceptada en el debate dentro de la comunidad científica. Se trata por tanto de un modelo teórico discursivo de fundamentación de la identidad, esto es, una forma postmoderna de constitución de la identidad. A esta posición se le objeta que una teoría política así entendida resulta arbitraria. En consecuencia se aboga por criterios de contenido con el fin de determinar el meollo de la teoría política7. No obstante, los críticos han propuesto hasta la fecha definiciones de contenido o método que tampoco gozan de general aceptación. Por lo tanto está claro que hay una definición abstracta de teoría política pero cuya determinación de contenido es difícil de precisar. La teoría política contemporánea se define en un intercambio discursivo consigo misma.

Entre estos se cuentan, entre otros: Vincent (1997), Flügel et al. (2004), Boucher (2004), Dryzek/Honig/Phillips (2006), Stammen/Riescher/ Hofmann (2007), Llanque (2008), Ladwig (2009) y Brodocz/Schaal (2009a).

Así Michael Greven (Circular de DVPW 131, otoño de 2004: 147) y Niesen, 2007.

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Introducción a las teorías políticas de la modernidad

Algo distinto sucede con la historia de las ideas. “Existe una profunda convicción en el sentido de que el estudio del canon de los textos clásicos es el rasgo definitorio de la disciplina de la política” (Vincent, 1997: 9). Esto se explica históricamente por el hecho de que el estudio de la historia de las ideas políticas marcó el comienzo de la teoría política como disciplina académica en los Estados Unidos. Las ideas políticas clásicas debían convertir a los estudiantes en buenos ciudadanos demócratas: “Las universidades pensaban en ciudadanos profesionales concretos (funcionarios públicos) para hacerles ver el desarrollo de las ideas que llevaron a la constitución de su propia sociedad. La historia de la teoría política era la historia de la elevación moral de la nación” (Vincent, 1997: 10). Así pues, lo más importante era entonces la afirmación de la propia identidad y el afianzamiento colectivo. ¿Qué fuentes políticas alimentan nuestra comunidad? ¿Qué metas políticas queremos alcanzar colectivamente? Una historia de las ideas así entendida puede convertirse fácilmente en un proyecto histórico con un objetivo a partir de una sucesión de libros y textos. Que esta idea sigue siendo actual puede verse en el volumen Teorías políticas desde la Antigüedad al presente editado por Hans-Joachim Lieber y destinado a la educación política. Este libro mantiene la tesis de que en último término, la teoría política se orienta a la fundación del modelo occidental de dominación liberal, esto es, de la democracia liberal-constitucional. En todo caso, en su introducción, el editor avisa de que “la teoría política de la Antigüedad solamente tiene una importancia mediata para el pensamiento político contemporáneo” (Lieber, 2000:12). No obstante, la teoría política es “suficientemente significativa, para que merezca la pena cultivarla y aprenderla aunque solo sea en el sentido restringido del pasado como se hace en el presente libro” (Lieber, 2000: 12). Las teorías y los conceptos impregnan nuestra visión del mundo, son “redes para apresar el mundo”, como lo formuló el teórico de la ciencia, Popper. La lucha triunfante en pos de las definiciones, por tanto, no solamente es algo relevante dentro de la ciencia como sistema cerrado. Antes bien, las teorías y los conceptos tratan de influir en la realidad social y la práctica política. En el ámbito de la política esto está claro desde el principio. La cuestión de una “definición correcta“ de la política

Visiones de la historia de las ideas

La teoría como explicación del mundo


Gary Schaal & Felix Heidenreich

Los conceptos forman visiones del mundo

Teoría y praxis

influye en el ámbito de lo que un Estado puede hacer de modo legítimo. Una concepción estricta del Estado lleva a un Estado mínimo, una lata, por lo general, a un Estado intervencionista. Las funciones y tareas legítimas de las instituciones políticas también dependen de unas definiciones de la política y lo político que sean de aceptación generalizada (cf. Luhmann, 1995a). Aquí, en la divisoria entre la práctica académica y la política se hace evidente la importancia de la lucha por el poder del significado. Las concepciones, los conceptos y las teorías comportan “visiones del mundo”, presuponen determinadas acciones y tratan de ser relevantes en la “realidad” (cf. El capítulo 7.2 sobre Foucault). Hay muchos ejemplos de cómo ciertas formas específicas de ordenamientos políticos o económicos están vinculadas a concepciones concretas. Así, los conceptos de “crecimiento cero”, “Yo-SA”8 y la “sociedad de los ciudadanos” tienen una tupida red de significados. La aceptación social del concepto de “yoSA”, que gozó evidentemente de una creciente aceptación, se da en un contexto en el que la concepción liberal del orden social era hegemónica entre los ciudadanos. La lucha por los conceptos legitima ciertas ideas acerca de cómo debiera ser el mundo y, al tiempo, deslegitima otras. No obstante, la crisis económica y financiera muestra que los conceptos y la idea que se tiene de ellos pueden cambiar de arriba abajo. La teoría y la práctica políticas están en una relación mutua que las condiciona, ya que las teorías tienen que procurar el vocabulario necesario para comprender, describir y valorar determinadas circunstancias sociales. El concepto acuñado por Beck de “sociedad del riesgo” (Beck, 2008), por ejemplo, ha agrupado a nivel teórico-conceptual una serie de fenómenos empíricos que han ayudado a cambiar nuestra comprensión de

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“Yo-SA” es traducción del alemán Ich-AG, una de las medidas de reactivación del mercado laboral dentro del plan Hartz-IV por el que se pretendía disminuir el paro en Alemania a comienzos de los años 2000. Consistía en que todo parado que cumpliera ciertos requisitos, podía recibir una prestación del Estado durante tres años a cambio de abrir su propia empresa. El primer año eran 650 euros al mes; el segundo, 350; y el tercero, 250, libres de impuestos. En realidad era una forma de poner las prestaciones por desempleo a producir riqueza. Duró entre 2003 y 2006, cuando fue sustituido por otro tipo de plan de fomento del autoempleo. (N. d. T.).


Introducción a las teorías políticas de la modernidad

la sociedad y han llevado a una nueva autoconciencia social. Los conceptos y las teorías (como la del neoliberalismo económico) se difunden a través de los medios, los Think-tanks, etc. en la semántica de la autocomprensión de una sociedad y, de ese modo, cambia sus realidades (cf. Ball, 1997). Muchas concepciones y conceptos de la teoría política construyen la realidad que describen a través de sí mismos. Esta fuerza constructiva de las concepciones hace visible el debate acerca del meollo de la ciencia política: ¿qué es la política? Las diferentes respuestas que se han dado a esa pregunta tienen distintas consecuencias para la configuración de la política en las sociedades. En el lenguaje ordinario enseguida se considera que algo es político. El cuadro 1 incluye definiciones de “política” que se han dado en los últimos siglos.

Concepciones autológicas

Cuadro 1. Definiciones de la política • •

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Por política, Aristóteles entiende la tendencia innata en los seres humanos a vivir en sociedad con sus amigos. “La política es la suma de medios necesarios para conseguir el poder y mantenerse en él y de hacer el uso más provechoso de él.(…) La política también es la relación que se tiene con el poder y que depende de las circunstancias, la habilidad (virtù) del príncipe así como de los rasgos específicos de la época” (Maquiavelo, El príncipe 1513). La política es el empeño por participar en el poder o influir en su reparto, ya sea dentro de un Estado o entre los grupos de personas que comprende. (Max Weber, La política como profesión, 1919). La política es la lucha por un orden justo (v. d. Gablenz, 1950/1951). La política se da allí en donde se distingue entre amigo y enemigo. (Carl Schmitt, El concepto de lo político, 1932). La política es la distribución legítima de valores materiales e inmateriales en la sociedad (según David Easton, 1954). “La política es el gobierno de la comunidad sobre la base de la posesión del poder” (Diccionario evangélico del Estado, 1975).

Estas definiciones son muy distintas, aunque todas quieren describir lo mismo e incluso constituirlo. Así, por un lado se entiende la política como un medio y por otro como un fin. La política se asocia con el poder o se iguala a él. Pero también al bien común y a la búsqueda de la justa constitución de una comunidad política. Con ello estas definiciones proporcionan la base para otras configuraciones legítimas de lo político. El ejemplo muestra cómo, en un principio, nosotros acuñamos los

Otras concepciones aceptadas de la política


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Combates teóricos internos por el poder de interpretación

conceptos y luego los conceptos nos acuñan a nosotros9. Por tanto, no participaremos en la búsqueda de una definición “correcta” de la política10. No obstante, queda claro que hoy la definición de política acuñada por David Easton goza de general aceptación. La política es el conjunto de actividades orientadas a la planificación y realización de las decisiones vinculantes para toda la sociedad y/o orientadas al bien común y al provecho del conjunto de la sociedad. El análisis de esta lucha por el poder de la interpretación pertenece a las tareas y campos de actuación de la teoría política11. El poder de interpretación y la soberanía interpretativa tienen sin embargo una función central dentro de la ciencia. Desde Marx se aplica el concepto de poder de interpretación a la misma “teoría” y se argumenta que no es posible defender teoría alguna de modo desinteresado y neutral. Al contrario, toda teoría está impregnada de “ideología” ya que con ella no solamente se buscan objetivos científicos sino también políticosociales, sobre todo en las ciencias de la cultura. La pluralidad de las ofertas teóricas también se da como resultado de la lucha por el poder de interpretación en el campo de la propia teoría: «En este campo (se refiere a la lucha en el terreno de las propuestas teóricas), tenemos que vérnoslas de un lado con procesos cognitivos y de otro con debates estratégicos que tienen como objeto el capital simbólico y que deciden sobre la posición de los actores en el campo mismo del debate. Un descubrimiento científico cuya importancia cognitiva no niega nadie puede ser al mismo tiempo un “asesinato simbólico” (…) de un rival

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Göhler, Iser y Kerner (2006) han publicado un libro en el que se examinan 22 conceptos no controvertidos de la teoría política. En él se analiza de forma más completa de lo que aquí se hace la lucha teórica interna por la hegemonía en las definiciones. La cuestión de los límites entre la privado y lo público también es objeto de debate y siempre ha sido motivo de discusión ya que la separación entre lo privado y lo público es ella misma una cuestión política que tiene consecuencias de largo alcance. La acción estatal legítima solo puede darse en el ámbito de lo político. La definición de lo político, esto es, su delimitación frente a lo privado, acota el ámbito de acción legítima del Estado (cf. Rössler, 2001). El concepto teórico de poder de interpretación puede analizarse empíricamente de formas muy diversas. El análisis del discurso es una propuesta muy prometedora. Cf. Keller (2004) para una revisión de las investigaciones empíricas en este campo.


Introducción a las teorías políticas de la modernidad

que buscaba ese descubrimiento en el marco de otra teoría. Por un lado, la teoría aparece aquí como un instrumento cognitivo y, por otro, como una estrategia que se aplica en la lucha por la supremacía en el campo científico» (Zima, 2004: 10). Aclarar esta lucha por el poder de interpretación y la hegemonía en el campo de la ciencia es el objetivo de una autoobservacion de la teoría política que siempre aparece mezclada con la lucha por el poder de interpretación.

1.2. CONCEPCIONES TEÓRICAS Etimológicamente, “teoría” se deriva del griego “theoria”, que significa “observación” o “indagación”. Mientras la “theoria” griega podía referirse tanto a la observación de lo más elevado (la imagen de Dios) como a la ciencia en términos generales, hoy entendemos por “teoría” o por “formulación de teorías” una determinada actividad en el campo de unas ciencias diferenciadas. En todo caso, el concepto conserva su carácter difuso. “La cuestión de qué sea la teoría no puede responderse fácilmente. De ahí que a menudo no se plantee. Si se intenta dar con una aparece siempre mezclada con un preconcepto teórico cognitivo específico” (Nohlen/Schultze, 1995: 650). Esta apreciación de Nohlen y Schultze parece optimista en comparación con la del filósofo Balsinger (1999: 602-603). Este sostiene que todavía no existe una comprensión teórico-científica unitaria (del concepto teoría). También Zima observa (2004: IX) que la condición lingüística de las teorías “hasta la fecha no se han analizado ni representado de modo completo” y sostiene que una de las razones de ello es cierto “cansancio teórico” (Zima, 2004: 1), luego de los intensivos debates metodológicos de los años de 1980. Hay una razón segura para ello y es el hecho de que en la determinación del concepto de teoría se incurre en un círculo vicioso: para poder formular una teoría de la teoría se necesita antes una teoría. Toda teoría de lo político toma posición al mismo tiempo respecto a la forma y función de las teorías. A pesar del escepticismo que domina el debate actual de carácter científico-teórico sobre el concepto de teoría es impor-

¿Qué es una teoría?

Aspecto pragmático


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Tres estrategias de definición

Extracción de lo común

El método nominalista

tante cuando menos intentar un acercamiento a una definición o una comprensión de la teoría. Las actitudes mencionadas aconsejan prudencia sin embargo: en el contexto de una introducción a las teorías políticas de la modernidad no es posible presentar un debate sobre el concepto de teoría diferenciado con profundidad teórico-cognitiva y estrictamente científico. Antes bien, lo suyo es mostrar un acceso pragmático a una comprensión de la teoría que sea apropiada a la teoría y la ciencia política (cf. Göhler, 1978 y Buchstein/Göhler, 2007). ¿De qué modo y manera puede alcanzarse una definición de teoría ampliamente aceptada, fundamental y general? Simplificando levemente hay tres estrategias de definición generales y abstractas que también son útiles para trabajar con otras concepciones y conceptos. 1. El método de la extracción de lo común. Una posibilidad de definir la teoría consiste en investigar todas, muchas o, cuando menos, las más frecuentes definiciones de teoría que se valen de medios, fines y métodos que nombran de igual modo. Lo común será entonces el núcleo de una definición abstracta de la teoría. Este método tiene la ventaja de proporcionar definiciones que pueden consensuarse. Pero al mismo tiempo presenta la desventaja de que es un método estructuralmente conservador y no asimila bien las novedades. El método nominalista. Este método trata de definir de modo nominalista la tareas, objetivos y métodos fundamentales de cada teoría. “Una convención sobre el empleo de una determinada expresión es una definición nominal. Una definición de este tipo no aspira a hacer un enunciado verdadero o incluso apropiado de la realidad, cuenta habida de que sería preciso definir qué fuera lo apropiado. En consecuencia, las definiciones nominales se encuentran (…) al comienzo de cada ciencia (…)” (Görlitz, 1983: 33). La ventaja de este método consiste en su independencia relativa de las concepciones y definiciones actuales. De aquí se sigue que las definiciones nominalistas pueden ajustarse muy bien a las pretensiones cognitivas o investigadoras que se planteen. El reverso de esta ventaja consiste en el peligro de que la definición sea arbitraria.


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