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RETOS DE LA COMUNICACIÓN ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Marco jurídico, Discurso mediático y Compromiso social JOSÉ MARÍA BERNARDO PANIAGUA ELENA MARTÍNEZ GARCÍA GONZALO MONTIEL ROIG Coordinadores Relación de autores (orden alfabético)

BEATRIZ BELANDO GARÍN PALOMA MARÍN LÓPEZ JOSÉ MARÍA BERNARDO PANIAGUA REGINA LAGUNA MICÓ EMILIA BOLINCHES TERESA LAGUNA PARADA PAULA CARBALLIDO GONZÁLEZ MIGUEL LORENTE ACOSTA REMEI CASTELLÓ BELDA ELENA MARTÍNEZ GARCÍA SALVADOR ENGUIX OLIVER GONZALO MONTIEL ROIG MARÍA JOSÉ GÁMEZ FUENTES NEL·LO PELLISSER I ROSSELL JOSEP GAVALDÀ ROCA JOSÉ MARÍA VIDAL BELTRÁN JUAN CARLOS VEGAS AGUILAR

La presente obra ha sido editada con subvención del Instituto de la Mujer (Ministerio de Igualdad)

tirant lo b anch Valencia, 2009


Copyright ® 2009 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).

El seminario que ha dado lugar a esta publicación ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a través del Proyecto I+D SEJ 15544/2006 “Prevención y erradicación de la violencia de género. Un estudio transdisciplinar”. La publicación de este trabajo se ha realizada gracias a la subvención del Instituto de la Mujer del Ministerio de Igualdad.

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JOSÉ MARÍA BERNARDO PANIAGUA ELENA MARTÍNEZ GARCÍA GONZALO MONTIEL ROIG

TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com http://www.tirant.com Librería virtual: http://www.tirant.es DEPOSITO LEGAL: V I.S.B.N.: 9788498766523 IMPRIME: GUADA IMPRESORES, S.L. MAQUETA: PMc Media Si tiene alguna queja o sugerencia envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia por favor lea en www.tirant.net/politicas.htm nuestro Procedimiento de quejas.


ÍNDICE I. PRÓLOGO Identidad, reconocimientos y medios de comunicación ................. MIGUEL LORENTE ACOSTA

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II. EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO 1. La Ley de violencia de género como punto de partida para la comprensión de los retos de los medios de comunicación .................... ELENA MARTÍNEZ GARCÍA

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2. Una propuesta de aproximación al contenido del derecho a transmitir información veraz en materia de violencia de género .......... PALOMA MARÍN LÓPEZ

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3. ¿Qué papel pueden tener los medios de comunicación de masas en la erradicación de la violencia de género al amparo de la Ley Integral? ........................................................................................... MIGUEL LORENTE ACOSTA 4. La posible responsabilidad de la Administración en el tratamiento informativo de la violencia de género......................................... JUAN CARLOS VEGAS AGUILAR

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III. REGULACIÓN Y AUTORREGULACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS: SU IMPLICACIÓN EN LA ERRADICACIÓN Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO 1. El papel de la regulación y supervisión pública de los medios de comunicación en la erradicación de la violencia de género ........... BEATRIZ BELANDO GARÍN 2. Contenidos básicos, déficits y necesidades de la regulación y autorregulación de los medios de comunicación de masas españoles en materia de violencia de género. ................................................. JOSÉ MARÍA VIDAL BELTRÁN

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ÍNDICE

3. ¿Qué contenidos generan violencia y desigualdad de género? Una aproximación a la regulación y la autorregulación de los medios de comunicación............................................................................... GONZALO MONTIEL ROIG

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IV. LA INVESTIGACIÓN Y LA EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE LOS CONTENIDOS AUDIOVISUALES SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO EN LAS SOCIEDADES 1. Medios de comunicación y violencia de género: paradojas y vías de desarrollo ......................................................................................... MARÍA JOSÉ GÁMEZ FUENTES

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2. Medios de comunicación social y violencia de género. Una revisión desde la teoría del “framing” ................................................... PAULA CARBALLIDO GONZÁLEZ

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3. Más allá de las apariencias. Crítica y prospectiva de las construcciones mediáticas de la violencia de género ................................... JOSE MARÍA BERNARDO PANIAGUA NEL·LO PELLISSER I ROSSELL 4. Modelos discursivos en la comunicación de la violencia de género NEL·LO PELLISSER I ROSSELL 5. La representación mediática de la violencia. La violencia “gratuita” ..................................................................................................... JOSEP GAVALDÀ ROCA

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V. EL COMPROMISO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN 1. Introducción ..................................................................................... NEL·LO PELLISSER ROSSELL

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2. El periodista ante la violencia de género ....................................... REMEI CASTELLÓ BELDA

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3. Los medios de comunicación ante la violencia de género globalizada ...................................................................................................... EMILIA BOLINCHES

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ÍNDICE

4. Del schock al circo mediático .......................................................... SALVADOR ENGUIX OLIVER 5. El compromiso de los medios de comunicación en la erradicación del problema de la violencia de género........................................... TERESA LAGUNA PARADAS 6. El impacto social de la violencia de género a través de los medios de comunicación. Diez años de evolución del tratamiento periodístico en la lucha contra la violencia sobre la mujer.................... REGINA LAGUNA MICÓ

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VI. CONCLUSIONES DEL SEMINARIO Conclusiones elaboradas por el Grupo de Investigador multidisciplinar de violencia de género de la Universitat de València en el marco del seminario “los retos de los medios de comunicación ante la violencia de género” ............................................................

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I. PRÓLOGO



IDENTIDAD, RECONOCIMIENTO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN MIGUEL LORENTE ACOSTA Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad

Todo puede dar la sensación de estar revestido de espontaneidad o naturalidad, pero la relación hombre-naturaleza en esencia es artificial y dirigida a los objetivos que su inteligencia y razón le hacen ver como deseados o necesarios para su modelo, y en él la representación de la realidad a través de los medios de comunicación no es casual. La constitución de las referencias comunes en la sociedad no son neutras, ni la “unidad de muchos” de la que hablaba Hegel tampoco lo es, entre otras razones porque nunca es la “unidad de todos y todas”, y porque parte de una construcción histórica desigual sobre el género que sitúa en una posición diferente a mujeres y hombres, para convertir la “unidad de muchos” en esa referencia literal que hacía el filósofo de Sttutgart sobre los segundos. El contexto de referencia se presenta claramente impregnado por los valores patriarcales de la cultura y coloreado con los fríos tonos de la masculinidad interesada, pero sólo es la estructura, esa especie de pilares sobre los que luego se levantan tabiques para separar mundos, sentimientos, significados y funciones. Una estructura de este tipo, pasiva y distante de la realidad diaria, habría terminado por sucumbir ante los argumentos y la objetividad de la injusticia social de la desigualdad, pero no lo ha hecho debido a su integración activa en la determinación de esos elementos, en el establecimiento de las identidades y en el reconocimiento social sobre ellas. Sin que pretendamos plantearlo como argumento único, sí es cierto que el ser humano, como sujeto social, en una gran parte debe su identidad a la experiencia de un reconocimiento intersubjetivo. La psicología social ha analizado en profundidad esta interacción, y uno de sus autores, George Herbert Mead, ha destacado la importancia que tiene para la constitución de la identidad subjetiva la idea que


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cada persona desarrolla sobre lo que piensa que los demás ven y valoran de ellos, de manera que la identidad individual en parte es un reflejo de lo que cada persona proyecta sobre los demás, de ahí la importancia del componente social en general y del elemento grupal en particular, como referencia cercana a cada uno de los individuos. Esta forma de experimentar en sí mismo el comportamiento reactivo del resto de las personas con las que interacciona, bien reforzando la idea que tiene sobre lo que cada individuo cree que valoran de él, o bien cuestionándola, para Mead es una nueva forma de comunicación que lleva a la formación de la conciencia de sí misma como persona. Puede parecer un proceso complejo, pero en realidad es bastante elemental, y quizá la dificultad resida más en su explicación que en su desarrollo. La identidad individual se forma tras reforzar aquello que cada persona considera que le da un valor en el reconocimiento que considera que los demás hacen de ella, proceso que se inicia en el contexto de la familia, donde se forma la identidad esencial con la que posteriormente se enfrenta en el proceso de socialización al resto de la sociedad, en una interrelación interactiva y dinámica en la que todos se reflejan en todos para consolidar aquello que es entendido como elemento positivo de su identidad, lo cual genera conflictos que sirven para cincelar la identidad de cada persona, pero también para limitar la de los demás. En todo este proceso, el individuo comienza de cero, pero no lo hace en un contexto nuevo, sino que aparece en un escenario repleto de referencias previas que llevan a integrar en la identidad aquello valorado por los demás que previamente tiene un valor superior. De este modo, los procesos que se producen en la familia sobre los modelos existentes, especialmente los roles de padre y de madre asociados a la masculinidad y a la feminidad, y los refuerzos que se producen a partir de los valores predominantes en la sociedad, elementos sobre los que juega un papel clave su presentación a través de los medios de comunicación, tienden a construir una identidad sobre los mismos y, por tanto, a la aceptación de la desigualdad como referencia preexistente. Esta identidad de las mujeres asociada a los roles facilita que no se puedan reconocer a sí mismas como totalidad, como individuo, persona o sujeto, y queden asociadas al reconocimiento buscado en determinados roles que son valorados de forma positiva en la sociedad, fundamentalmente al hecho de ser madre y esposa en la familia. Y al no ser vistas como totalidad por la sociedad y por los hombres imposi-


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tores de referencias, el conflicto se produce cada vez que la identidad trata de construirse sobre unas referencias distintas. El conflicto propio de la lucha por el reconocimiento se ha avivado con un componente nuevo que podríamos considerar como la “búsqueda del reconocimiento”, en cuanto a la necesidad de encontrar y adoptar las referencias que permitan levantar las nuevas identidades sin necesidad de afrontar un conflicto y de buscar un reconocimiento en valía, hecho que en las circunstancias actuales suele llevar a un incremento de los problemas con quien no parte de las mismas referencias, generando más enfrentamientos, pero también cierta desorientación al existir más de un modelo sobre el que buscar el valor. Esto hace que la violencia implícita que ha existido en el modelo impuesto desde la construcción patriarcal de la sociedad, se haya modificado en la forma de instrumentarse conforme esta ha cambiado para conseguir perpetuar el modelo. Antes las mujeres carecían de libertad para desarrollar su identidad sobre nuevos valores de reconocimiento debido a la rígida imposición de roles y a la limitación de espacios para que pudieran llevar a cabo el proceso, y se limitaban a cumplir con las funciones asignadas, de manera que cuando lo intentaban solían fracasar, de ahí que esta situación diera lugar a un sentimiento de inseguridad como ciudadanas, tanto de forma pasiva o sentida, por los miedos y las dudas que generaba tomar como referencia otro modelo y la consecuente falta de reconocimiento, como de forma activa o vivida por el efecto de la violencia sufrida (violencia social en forma de discriminación y violencia individual como agresiones de género). La violencia de género, desde el punto de vista de la construcción de la identidad de las mujeres, de forma general, siguiendo los conceptos de la filosofía y la psicología social, debe ser entendida como un “menosprecio o denegación de reconocimiento”, y cada una de las ofensas o ataques produce el doble efecto de la injusticia, por causar un daño y un perjuicio en su libertad de acción, y por producir una lesión del entendimiento positivo de sí mismas que deben ganar intersubjetivamente. La violencia que sufren las mujeres por parte de sus parejas nace de esa falta de reconocimiento, que hace que el agresor no agreda a un igual, sino que desde su posición lo vea como un ataque a alguien inferior que, además, de alguna manera se ha revelado contra su autoridad.


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Y eso es lo que ha llevado a cabo la sociedad modelada sobre el androcentrismo, por un lado ha construido una identidad parcial de las mujeres sobre los roles, no sobre la persona, algo que de por sí las sitúa en una posición de inferioridad ante la identidad total o completa que desarrollan los hombres, y hace que cuando traten de cambiar de referencias para conseguir una identidad de persona en su totalidad, de nuevo fracasen ante la falta de aceptación y reconocimiento social. Pero, además, en estas circunstancias es cuando se produce la violencia de género individual que ataca de manera directa a las mujeres que la sufren dando lugar a una percepción negativa de su identidad y de su situación, circunstancias que se agrava si la respuesta por parte de la sociedad no es proporcional a la agresión e injusticia que están sufriendo. Muchos de estos argumentos son los que ante la falta de una conciencia crítica sobre el verdadero significado de la violencia de género, pueden aparecer en los medios de comunicación en forma de justificación, minimización o contextualización, y que evitan enfrentarse a la realidad social de la desigualdad y la violencia, para, sin ser conscientes de las consecuencias de esa actitud pasiva, perpetuar las posiciones tradicionales de hombres y mujeres. Desde este planteamiento, la violencia produce un grado de afectación personal que incide directamente en la auto-referencia práctica de la persona, no por el dolor personal, sino por la asociación con el sentimiento de estar indefensa frente a la voluntad de otra persona (el agresor) hasta el “arrebato sensible de la realidad”, como afirma Axel Honneth, con el consecuente desplome de la confianza en la sociedad y en su propia seguridad. Por ello la violencia de género ha sido un instrumento fundamental en la construcción de la desigualdad de la cultura patriarcal y su perpetuación a lo largo del tiempo. No es una consecuencia de la desigualdad, sino un elemento esencial para levantar la estructura sobre la que edificar la sociedad. El mismo análisis realizado nos indica que el avance conseguido no se debe tanto a la modificación de los valores y referencias tradicionales, sino a la inclusión de ese modelo alternativo de referencias y reconocimiento, hecho que conduce a un incremento del conflicto en cuento a la lucha intersubjetiva por el reconocimiento y las identidades. Las mujeres continúan sin ser reconocidas en igualdad dentro de la cultura patriarcal: o no lo son en esencia como mujeres con una identidad levantada sobre los roles, según el modelo tradicional,


Prólogo

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o no lo son como rechazo al alejamiento del patrón clásico, de ahí la trascendencia de cambiar la referencia cultural, pues de lo contrario, la desigualdad continuará y el reconocimiento sólo se producirá entre grupos que compartan las mismas referencias alternativas, pero no en el conjunto de la sociedad. Esta situación no puede ser escindida del contexto social, tanto por su significado (por tratarse de una reacción nacida del avance social de las mujeres) como por las consecuencias que se derivan de ella, pues no es sólo que se dificulte el hecho de que las mujeres se identifiquen con los nuevos valores reconocidos, sino que, además, los hombres tienen que construir su identidad buscando el reflejo y el reconocimiento en todas las referencias existentes, algo que puede llevar a una modificación de los patrones clásicos, pero también a un conflicto entre identidades, que pueden prolongar el enfrentamiento social por la igualdad. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad esencial en la potenciación de estos cambios y en la consolidación de las nuevas referencias que a través de reconocimiento permitan levantar nuevas identidades para hombres y mujeres. Y ello pasa en primera instancia por una aproximación profesional a las noticias sobre violencia de género para romper con las referencias que vienen a justificarla como parte de una anormalidad irreal, y para presentar los casos como piezas de todo un engranaje que cobra sentido a través de su perpetuación.



II. EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO



LA LEY DE VIOLENCIA DE GÉNERO COMO PUNTO DE PARTIDA PARA LA COMPRENSIÓN DE LOS RETOS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ELENA MARTÍNEZ GARCÍA Departamento de Derecho Administrativo y Procesal Universitat de València

Sumario: I. Estado de la cuestión: La asunción de la realidad por el legislador. El reto de los medios de comunicación. II. El principio de igualdad como principio informador e interpretador de la LO 1/2004: el género como fundamento para su comprensión. III. El cambio efectivo: En especial, el tratamiento informativo de la violencia de género en los medios de comunicación.

El trabajo que presentamos responde al Seminario científico realizado en el mes de septiembre 2008 en la Universitat de València, relativo Los retos de los medios de comunicación ante la Violencia de Género, dentro del Proyecto I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación por que se desarrolla un estudio transdisciplinar sobre la prevención y erradicación de la violencia de género. En este sentido, resulta evidente el papel de los medios, y en especial la televisión, como instrumentos para incidir en las acciones y actitudes de los ciudadanos, en la formación de sus valores y creencias. Desde el tratamiento mediático del conocido Caso de Ana Orantes (1997) al denominado Caso Svetlana (2007) o al reciente asesinato de Ana del Castillo (2009), ha pasado mucho tiempo, se ha avanzado, sí, pero todavía existen demasiados tópicos y mitos en la forma de abordar la violencia de género y distinguir lo que es información de lo que es noticia.. Por esta razón, la LO 1/2004 de Protección Integral contra los Actos de Violencia de Género destinó alguno de sus mandatos a apoyar ciertas iniciativas que persigan la prevención y erradicación de la violencia de género a través de los medios de comunicación. A modo de ejemplo, existe una estrecha y acreditada relación entre la violencia con resultado de muerte y la sensibilidad social, de modo que en la medida que la sociedad considera que la violencia de


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género es un problema grave, disminuye el número de muertes y al contrario. Hay una relación inversa entre sensibilidad y número de homicidios. La clave, por tanto, está en aumentar la sensibilidad. A tal fin deben de contribuir los medios de comunicación. Pero no todo está permitido, ni todo vale, ni todo es lícito. La libertad de expresión debe de cohonestarse con el derecho a recibir una información veraz, a que la publicidad sea lícita y a que los poderes públicos remuevan todos los obstáculos que generen o contribuyan a la desigualdad en la sociedad. Y este mandato alcanza a los medios de comunicación a caballo siempre entre las propuestas de supervisión pública, de autorregulación y, lo que viene denominándose, la autorregulación reglada, algo que se estudia directamente en este trabajo. Todos estos temas de indudable actualidad son abordados en el presente trabajo con rigor científico, pasando a suplir un evidente vacío existente en estudios específicos en la materia y dando respuesta a la exigencia legal aludida en la LO 1/2004.

I. ESTADO DE LA CUESTIÓN: SOBRE LA VISIBILIDAD O ASUNCIÓN DE LA REALIDAD POR EL LEGISLADOR ESPAÑOL. EL RETO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN La violencia de género ha sido durante muchos años un problema negado a la vez que ubicado dentro del ámbito privado y familiar. Por esta razón, esa violencia nunca ha sido un problema político, tampoco social y menos aún jurídico. La consecuencia inmediata ha sido la dificultad real de lograr una intervención pública, bien porque la víctima no denunciaba la agresión, bien porque, si se atrevía a hacerlo, la policía y/o los jueces tendían a minimizar el problema y, dada la escasa sensibilidad social existente ante este conflicto, incluso animaban a la agredida a regresar a casa con su verdugo. Asumida esta realidad por nuestra sociedad, el paso siguiente ha sido adoptar las decisiones políticas necesarias para erradicar el problema así circunscrito con los instrumentos propios de una sociedad que se rige por los principios de libertad, justicia y seguridad. En tal sentido, la decisión adoptada por el legislador ha sido clara y tendente a no tolerar ningún tipo de violencia hacia la mujer dentro del ámbito de las relaciones afectivas. La conciencia que de este proble-


La ley de violencia de género como punto de partida para la comprensión…

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ma tuvieron todos nuestros representantes parlamentarios ante la cruda realidad que muestran las estadísticas, terminó por imponer una voluntad unánime en el Parlamento y su fruto fue la LO 1/2004 de Medidas Integrales de Protección contra los Actos de Violencia de Género. La sociedad española acaba de asistir al cuarto aniversario de la aprobación de dicha Ley que, junto a la LO 3/2007 de Igualdad entre hombres y mujeres, han marcado un punto y aparte en lo que debe de ser entendido como igualdad y género. En conclusión, la Ley de Igualdad y la Ley de Violencia de Género suponen, con toda seguridad, un punto de inflexión que hace imposible el retorno a esas épocas de silencio anteriores. Pero ni las desigualdades de género, ni la situación de violencia contra la mujer enquistada en la sociedad, pueden erradicarse a golpe de B.O.E. Debemos propiciar un cambio social que lo haga posible y para ello las leyes han de ser una herramienta viva y eficaz en manos de los ciudadanos, de la sociedad civil y de las instituciones y todos y cada uno de los componentes de la sociedad, debemos corresponsabilizarnos en la pretendida transformación de los valores y actitudes que estas leyes diseñan para nuestra ciudadanía. En el presente trabajo pretendemos reflexionar sobre el marco establecido por la Ley Orgánica de Violencia de Género como punto de partida para entender la obligación de los poderes públicos de remover los obstáculos que impidan erradicar este fenómeno de violencia sobre la mujer dentro de las relaciones de afectividad, en especial, a través de la potente herramienta de prevención y transformación social que suponen los medios de comunicación y, en especial, la televisión. Este mandato de generar estas reivindicadas condiciones de igualdad entre el hombre y la mujer, conforme exige el artículo 14 de la Constitución Española debe de estar presente en la creación de los contenidos informativos, los productos televisivos destinados al ocio y en la publicidad. Como bien se explicará en sus respectivos capítulos, los medios tienen en este momento un gran reto ante ellos, destinado a contribuir desde sus espacios televisivos, prensa escrita y la publicidad, a contribuir en lo que debe de ser una verdadera transición desde el ámbito de lo privado a la visualización pública de la que venimos hablando, destinada a hacer efectivos los derechos humanos de las mujeres, que permita proponer un nuevo y adicional contenido del derecho a difundir una imagen digna de la mujer, lejos de estereotipos, con información veraz, alejada de lo que es noticia y de los criterios mercantilistas que le envuelven, creando


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