humanidades
tirant
■ Consternado, dice que confía en las instituciones para lograr la aprehensión
En la gira por Francia, ordena a Osorio regresar para encargarse del caso
■
Ninguna información sobre el paradero del secretario de Gobernación
plural
■
Permanecen en París los titulares de Sedena y Semar
■
ROSA ELVIRA VARGAS, ENVIADA
ELBA DÍAZ-CERVERÓ (Coord.)
Cuando Joaquín Guzmán Loera se escapó en 2015 de una prisión mexicana de máxima seguridad, por segunda vez y supuestamente a través de un túnel, los hechos fueron tan insólitos que cualquier guion televisivo o cinematográfico ensombrecía al lado de la noticia. Teniendo en cuenta que lo que le sucedió al Chapo en los meses siguientes tampoco estuvo exento de espectacularidad, en este libro nos preguntamos cómo han mostrado los principales periódicos, de México y del mundo, la fuga, la recaptura y la extradición del narcotraficante más buscado. En las páginas de este libro el lector encontrará la respuesta al interrogante planteado, gracias al concienzudo trabajo de una docena de académicos quienes, basándose en el análisis de casi 2.000 piezas periodísticas, concluyen y trasladan la síntesis del retrato no solo de los hechos, sino también del propio narcotraficante, que periódicos como Reforma, El Universal, The New York Times, El País o Le Monde han ofrecido durante meses a sus cientos de miles de lectores.
una “afrenta’’ para el Estado mexicano
La procuradora general de la República, Arely Gómez, inspecciona la boca del túnel de más de kilómetro y medio que fue utilizado por Joaquín El Chapo Guzmán Loera para huir del penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez, estado de México. El pasadizo parte de una casa en obra negra, ubicada en el poblado Santa Juana, y se conecta con la zona de regadera de la celda del narcotraficante ■ Fotos PGR y Víctor Camacho
■
Ingenieros las hacían para el trasiego y almacenaje de enervantes
Desde los 90, Guzmán Loera Al otro lado del túnel La cobertura periodística desubterráneas la fuga, la recaptura construía obras y la extradición del Chapo Guzmán ALFREDO MÉNDEZ
tirant plural
Elba Díaz-Cerveró Al otro lado del túnel
humanidades
(Coord.)
tirant
humanidades plural
■4
■8
y9
Todo indica que cómplices tenían planos del penal ■ El túnel pasa por varios módulos hasta llegar a la celda 20 del cabecilla ■ Desde hace 11 meses se edificó vivienda aledaña de donde partió el pasadizo ■ Ya fuera, el líder criminal se bañó, cambió de ropas y partió, revelan las pistas
I. DÁVILA, J. SALINAS Y G. CASTILLO
■5
AL OTRO LADO DEL TÚNEL
La cobertura periodística de la fuga, la recaptura y la extradición del Chapo Guzmán
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Mª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
AL OTRO LADO DEL TÚNEL
La cobertura periodística de la fuga, la recaptura y la extradición del Chapo Guzmán
ELBA DÍAZ-CERVERÓ (Coord.)
tirant humanidades Valencia, 2018
Copyright ® 2018 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com. La imagen de la cubierta procede de la portada del 13 de julio de 2015 —día posterior a la fuga de Joaquín Guzmán— del periódico mexicano La Jornada.
© Elba Díaz-Cerveró y otros
© TIRANT HUMANIDADES EDITA: TIRANT HUMANIDADES C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-17203-02-3 Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas. Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf
ÍNDICE Prólogo............................................................................................................... 9 Edgar Alán Arroyo Cisneros
Introducción. Apuntes sobre el contexto histórico reciente del narcotráfico y su tratamiento en los medios de comunicación en México............. 21 Daniel Javier de la Garza Montemayor
Capítulo 1. La fuga de Joaquín Guzmán Loera en la prensa mexicana. Una historia entre la realidad y la ficción................................................... 35 Elba Díaz-Cerveró Daniel Barredo José Alfredo Ceja Mario Hueso
Capítulo 2. La recaptura de Joaquín Guzmán Loera en la prensa mexicana: análisis de las portadas de El Universal, Reforma, Excélsior y La Jornada (2016)................................................................................................. 73 Elba Díaz-Cerveró Luis Veres Daniel Barredo
Capítulo 3. El consenso de la prensa mexicana ante el narcotráfico. Un Análisis Estadístico de Datos Textuales de El Universal, Excélsior, La Jornada y Reforma sobre la recaptura del Chapo Guzmán (2016)......... 101 Daniel Barredo Elba Díaz-Cerveró Sergio Hernández González
Capítulo 4. La extradición de Joaquín Guzmán Loera en los titulares de la prensa mexicana.......................................................................................... 119 Francisco Padilla Aguirre Elba Díaz-Cerveró
Capítulo 5. La fuga, la recaptura y la extradición de Joaquín Guzmán Loera en la prensa de Estados Unidos: un análisis de lo publicado en The New York Times, The Washington Post y USA Today........................ 151 Elba Díaz-Cerveró José Alfredo Ceja
8
Índice
Capítulo 6. La extradición del Chapo en la prensa europea..................... 205 Tamara Vázquez-Barrio Teresa Torrecillas-Lacave Luis Manuel Fernández Martínez
Epílogo............................................................................................................... 229 Reseñas de los autores..................................................................................... 233
PRÓLOGO Un buen libro, de la naturaleza que sea, debe llamar la atención del lector desde el momento en que este lee la contraportada, lo ojea y lo hojea, y se percata de que el contenido, en esa primera aproximación, es correspondiente con lo que anuncia el título. Un buen libro, además, es un libro bien redactado; su(s) autor(es) debieron realizar todo un trabajo previo e intenso de análisis de información diversa, habida cuenta de que un buen escritor, ante todo, es un magnífico lector. Lo dicho es absolutamente aplicable a la investigación científica en general y a la investigación en ciencias sociales en particular. La calidad y el rigor investigativo no tendría por qué reñir con la claridad, con el amplio dominio del lenguaje y con la construcción de ideas que sean capaces de comunicarse a un auditorio cada vez más exigente, cualquiera que sea el tema que se desee tratar. Además, los buenos libros son transmisores de mensajes y provocan reflexiones particulares. Se edifican al permitirle a quien los tiene entre sus manos realizar sus propios ejercicios interpretativos. Además de ello, brindan datos y aspectos informativos que se pueden avizorar en diferentes niveles argumentativos y estructuras cognitivas. Ahora bien, cuando se trata de un tópico ampliamente conocido por la sociedad en general, los indicadores para hablar de un buen libro sin duda se tornan más complejos y delicados. Hablar con franqueza de un asunto que resulte del interés común nunca será sencillo, más cuando dicho asunto se trata en un constructo científico. En estos casos, es menester que la investigación pueda comunicarse sin perder el atractivo ni su valor como tal. Al otro lado del túnel. La cobertura periodística de la fuga, la recaptura y la extradición del Chapo Guzmán, excelentemente coordinado por Elba Díaz-Cerveró, cumple con lo anterior en toda la extensión de la palabra, pues no solo es un esfuerzo serio de investigación cien-
10
Edgar Alán Arroyo Cisneros
tífica sino que, como se dirá más adelante, es igualmente un panorama deconstructivo en torno a un personaje cuyo nombre y/o alias ha llegado incluso a ser colocado en numerosas boletas electorales para ser presidente de la República mexicana, teniendo como trasfondo una industria ilegal que mueve millones de dólares anualmente —de la que, hay que decirlo, viven lo mismo campesinos en la serrana región del Triángulo Dorado integrada por Durango, Sinaloa y Chihuahua, que empresarios de facto formados en las mejores universidades en nuestro país y en el extranjero, cuyos talentos son aprovechados por las corporaciones criminales— y que se ha diversificado a grado tal que los tipos penales que se actualizan por su conducto superan fácilmente la veintena. El panorama deconstructivo referido con anterioridad permite que el producto final pueda ser consumido por los lectores ocasionales y no solo por los investigadores o científicos sociales; no se exagera si se dice que esta es una proeza difícil de conseguir en tiempos donde la disociación entre investigación y difusión se vuelve cada vez más marcada. La subcultura del narco se instaló en el imaginario colectivo desde hace décadas, si bien es cierto que, como problema social, su génesis se puede ubicar en los inicios del pasado siglo. Ese proceso de instauración ha tenido numerosos intervinientes, pero es dable aseverar que la normalización —o naturalización, término que se emplea en el libro— de la violencia que ha traído aparejada, de alguna u otra forma, ha echado raíces en amplios estratos sociales, tanto urbanos como rurales. En algún momento se perdió la capacidad de asombro y lo grotesco se volvió rutinario. En un principio, la violencia no pasaba de balaceras, asesinatos a sangre fría y secuestros, sin minimizar ninguna de estas cuestiones en modo alguno, pero haciendo hincapié en que no tendrían parangón con lo que pasaría un tiempo después —hay que ser enfáticos en que ningún contexto de violencia será deseable o admisible y mucho menos la percepción de naturalidad que se pueda llegar a tener sobre la misma—.
Prólogo
11
Los medios de comunicación reportaron entonces, a partir de la pasada década, con suma frialdad, «levantones», descuartizamientos, desmembramientos, decapitaciones, cadáveres desollados y otros actos de macabra barbarie; tras un espasmo y un espanto iniciales, los ciudadanos empezaron a acostumbrarse a estas formas con las que unos grupos criminales intentaban amedrentar a sus contrarios. Los corridos de contrabando y traición de los años setenta y ochenta fueron transformándose hasta llegar a las interpretaciones de hoy, que hablan de cuernos de chivo y bazucas en la nuca, de dudosa calidad lírica pero que reflejan fielmente lo que vive una parte de la sociedad mexicana en el día a día. Surgieron espacios como el Blog del Narco, en donde la violencia gráfica y el horror hacen su aparición; lo que sorprende es su alto número de visitas, probablemente llamadas por las altas dosis de morbo garantizado. Con todo ello, es de obligada reflexión asumir que la cultura es una manifestación social, y cuando es de tipo costumbrista rescata todos los elementos que deben ser aprehendidos en clave histórica de cara al futuro. ¿Cómo lidiar con ello desde el periodismo y los medios? Esa subcultura entonces, al parecer, llegó para quedarse, por más lamentable que pueda sonar. Y dentro de todo este escenario «evolutivo», hace su aparición una figura sin la que no puede entenderse el narcotráfico en su contexto contemporáneo. Leyenda, mito, fenómeno mediático, ídolo de muchos, enemigo público (o socio) de numerosos gobiernos —no solo el mexicano—, protagonista de decenas de «narcocorridos» y más recientemente de producciones cinematográficas y series de televisión de calidad variable, uno de los hombres más ricos y más poderosos del mundo según Forbes, héroe «legítimo» —posiblemente edificado también en la base de una ausencia de tratamiento crítico de la información mediática, como se apunta en el libro—, sobre Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo se construyó toda una narrativa al punto del paroxismo. De esa narrativa extrema no podía quedar exenta su extradición, tal y como lo fueron sus fugas y capturas, no siempre con los mejores resultados de cara a la opinión pública, so-
12
Edgar Alán Arroyo Cisneros
bre todo en el ámbito supranacional, de lo cual da cuenta el presente libro. ¿Cómo comunicar el fenómeno del narco, de suyo complejo y peligroso, y sus amplias y variadas ramificaciones, sin perder el rigor que el verdadero periodismo demanda? ¿Cómo generar un tratamiento adecuado de la información sin distorsionar el sentido de la realidad? ¿Cómo distinguir entre «lucha» y «guerra» con la razón por delante, teniendo en consideración que de una adecuada distinción terminológica pueden depender normas jurídicas, por ejemplo, del Derecho Internacional Humanitario, que es el que resulta aplicable en situaciones bélicas? ¿Qué línea editorial asumir ante un tema delicado como la contraposición entre la libertad de expresión —un derecho fundamental que tiende a amplificarse en el contexto de las sociedades hoy en día, caracterizadas entre otras cosas por su apertura, su crítica, su heterogeneidad, su sentido de exigencia y vigilancia, así como, en mayor o menor medida, su talante deliberativo y siempre abierto a la discusión— y la apología de la violencia que se explicita en muchos narcocorridos, particularmente los del llamado «movimiento alterado» que, dicho sea de paso, pueden alcanzar millones de reproducciones en medios digitales y redes sociales como YouTube y Facebook, al punto de que sus seguidores bien pudieran constituir una tribu urbana, como sucede por ejemplo en el caso de los llamados «buchones»? Convendría también preguntarnos: ¿por qué los narcotraficantes son vistos por algunos como modelos a seguir?, ¿por qué su vida millonaria y fácil es un ejemplo para muchos?, ¿por qué personajes como El Chapo llegan a ser tan populares como las figuras religiosas, los futbolistas o los actores de cine?, ¿qué idea tener de la justicia, el Derecho o los derechos humanos cuando la dignidad queda reducida a cero? Las anteriores interrogantes, desde luego, no son fáciles de responder, pero deben ser razonadas en serio. Por eso, Al otro lado del túnel. La cobertura periodística de la fuga, la recaptura y la extradición del Chapo Guzmán es una obra muy pertinente y oportuna que coadyuva
Prólogo
13
con tal empresa. No es un libro acomodaticio o coyuntural ni se aprovecha de la ocasión, como infortunadamente suele acontecer en algunos otros casos. Es resultado de investigaciones serias, pero su lectura atrapa desde el primer instante. Informa, pero también propone; sus resultados y conclusiones preocupan, pero también estimulan. Entre informar y desinformar siempre habrá una línea muy delgada; nos corresponde a todos darle su justa dimensión a una y otra cosa. El libro se centra en tres sucesos diversos pero que, evidentemente, están adminiculados e imbricados a punto tal que no puede entenderse el uno sin el otro: la fuga —acaecida el 12 de julio de 2015, y segunda tras 14 años—, la recaptura —que tuvo verificativo el 8 de enero de 2016— y la extradición del Chapo Guzmán —llevada a cabo el 19 de enero de 2017— y su abordaje tanto por la prensa mexicana como por la extranjera. La perspectiva nacional e internacional sin duda suministra un panorama omnicomprensivo para quien lo lee. El ángulo nacional es evidentemente un ángulo interno, un tragaluz donde se pueden observar algunos de los claroscuros de nuestro periodismo y de lo mucho que hay que hacer y rehacer al respecto. Por otro lado, el enfoque internacional es igual de relevante. Como lo destacan los coautores del libro, visualizar la manera en que los medios de otros países cubren una noticia de tal magnitud no puede pasar desapercibido. Y para decirlo de forma diáfana y palmaria: esa óptica allende las fronteras es coetánea a la imagen o, por lo menos, a la percepción que de México y su sociedad se tiene en otras latitudes. En los diferentes capítulos que integran la obra los coautores llegan a conclusiones que es importante poner en su contexto, no obstante que algunas de ellas ya podían inferirse de una mirada general al impacto del narco en México, lo cual desde luego no reduce su nivel argumentativo, sino que más bien lo eleva, teniendo en consideración el tipo de información con la que se trabaja y el tipo de método con el cual se estructuró la investigación. Entre otras cuestiones, se enfatiza el grado de podredumbre del sistema penitenciario mexicano —de lo cual se pudiera desprender
14
Edgar Alán Arroyo Cisneros
el relativo fracaso de la reforma en materia de juicios orales a nueve años de distancia de la reforma constitucional respectiva, hecho que no debe ser sino un estímulo para reivindicarla y porfiar en su plena consecución—; se pone de relieve la «ficcionalización» de los hechos motivo de cobertura informativa, lo cual es grave en cierta medida ante la veracidad que debería caracterizar a cualquier medio serio; tal cobertura informativa es, por decir lo menos, contrastante, pues en el plano del periodismo de opinión, la mayoría de los editorialistas y columnistas no profundizan más allá de la negligencia y corrupción como motivos de la fuga del Chapo y, ante esta falta de interpretación, se corre el grave riesgo de que los lectores no puedan generar su propia opinión de los acontecimientos; la reducida cobertura de su recaptura ante la magnitud que por sí misma representaba; la distorsión narrativa, derivada del aislamiento de la complejidad criminal y la disolución del verdadero perfil del Chapo; muy relevante para efectos de todo el texto: la frivolización de los hechos y su reiterada «ficcionalización»; por último, pero no por ello menos importante: la mala imagen de México ante la opinión pública internacional, particularmente la europea, derivado de todo el circo mediático, gubernativo y de otra índole que se montó en torno al capo. Haber traído a colación algunas conclusiones no tiene el propósito de «spoilear» al lector, si se permite el posible neologismo; antes bien, para su adecuado entendimiento es necesario contextualizar y estudiar muy bien los documentados ejercicios empíricos que los autores llevan a cabo para desmenuzar la información. Analizar los análisis, por ejemplo, y valga la redundancia, no es sencillo, ante lo variopinto de las líneas editoriales de los diarios y comunicadores que se eligieron —unos más oficialistas y otros más críticos, unos más cercanos a la izquierda y otros al centro-derecha—, dado que algunos de ellos son, para bien o para mal y en mayor o menor medida, líderes de opinión sumamente leídos y seguidos en redes sociales, capaces de influenciar a una gran cantidad de consumidores de contenidos, tanto en las plataformas tradicionales como en las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Prólogo
15
Uno de los aspectos más destacados de la obra que me honro en prologar consiste en su doble enfoque investigativo y divulgativo, tal y como se refería en los párrafos iniciales. Si bien es cierto que la investigación empírica de alta calidad que se aprecia a lo largo de sus páginas es uno de sus sellos principales, cumple con una condición explicativa que le permite ser escudriñada no solo por el lector especializado, sino también por el público en general, lo cual no es sino una virtud ante la imperiosa necesidad de que los proyectos de investigación redunden en resultados visibles y palpables para la sociedad en su conjunto. Que se logre escribir un libro tanto informativo como divulgativo no es solo por el tema a tratar sino por los mecanismos con los cuales se trabaja. La divulgación tiene como finalidad informar de forma oportuna y eficaz al lector sobre sucesos de relevancia para la vida colectiva, pero cuando esa divulgación es acompañada de un robusto aparato crítico, de fuentes bibliográficas, hemerográficas y electrónicas de alta calidad, de un adentramiento profundo desde el punto de vista cuantitativo y de asertos cargados en todo momento de rigor, se logra una obra a la altura de las circunstancias como esta. Este libro, sin temor a equivocarme, pasará a engrosar la lista de textos indispensables para entender el fenómeno del narcotráfico en México. Su lectura es insoslayable para cualquier científico de las ciencias sociales, pero, sobre todo, para cualquier ciudadano. Apellidos como Díaz-Cerveró, Barredo, Ceja, Hueso, Veres, Padilla, De la Garza, Vázquez-Barrio, Torrecillas-Lacave y Fernández serán un referente en el futuro como ya lo son los de Jesús Blancornelas, los de Diego Enrique Osorno, de Anabel Hernández, Ricardo Ravelo, Javier Valdez o los de Edgardo Buscaglia, por mencionar solo algunos ejemplos. El papel del periodismo en una democracia de contenidos y de calidad, y no solo de procedimientos, es crucial. Como enseñó con su notoria y sempiterna lucidez Robert Dahl, uno de los grandes teóricos de la democracia contemporánea, un componente medular de la democracia es el acceso a fuentes alternativas de información, lo
16
Edgar Alán Arroyo Cisneros
cual se acentúa en el caso de la seguridad pública que, como coinciden en señalar los estudios demoscópicos más serios, es uno de los asuntos que más preocupan a los mexicanos. La vida pública requiere de periodistas comprometidos con la democracia, pero, sobre todo, consigo mismos, apuntando a un real periodismo de investigación que amplifique el eco de la opinión pública en el acontecer nacional. Ahora bien, una reflexión de segundo nivel sobre el modus operandi de ese periodismo es igualmente importante. De la misma forma en que necesitamos periodistas que simultáneamente sean demócratas, es apremiante contar con académicos que puedan trazar estos difíciles temas sí con la objetividad y la seriedad propias de una investigación científica, pero igualmente con resultados que tengan un impacto social amplio. El cúmulo de autores que desarrollan los ensayos del libro motivo de estas reflexiones sin duda que cumplen con su trabajo científico, pero, por igual, con ese compromiso social. El expediente democrático, hilando las ideas hasta aquí vertidas, hace del periodismo una genuina condición de posibilidad, una circunstancia sine qua non que permite evaluarlo y poner sobre la mesa sus elementos deficitarios. La salud de una democracia, efectivamente, se puede medir por la calidad, el impacto y el nivel de su periodismo, y es lamentable que, en México, a pesar de que existan medios y periodistas de excelencia, en realidad la situación dista mucho de ser idónea, sin olvidar, en este sentido, lo poco seguro que es ejercer tan noble profesión y el hecho de que la libertad de expresión sufra serias afrentas en el día a día. Ello ayuda a explicar, en la misma tesitura, por qué no hemos arribado a la etapa de consolidación de nuestro incipiente sistema democrático y por qué nos hemos varado en la transición, etapa que se encuentra en franca recesión, entendiendo que las alternancias en el Poder Ejecutivo y la era de los gobiernos divididos que se inaugura en el Poder Legislativo a partir de 1997 no bastan sin un programa de gobierno y un proyecto de país que ataque la impunidad, la insegu-
Prólogo
17
ridad y la violencia con el pacifismo como estandarte, parafraseando a Luigi Ferrajoli. Ahora bien, es evidente que nunca será fácil para el periodismo lidiar con las amenazas de los factores reales de poder, grupos de interés, grupos de presión o poderes salvajes, como atinadamente los ha llamado el citado Ferrajoli. La criminalidad es uno de los poderes salvajes con mayor grado de potencia, dada su estructura financiera, organizacional, logística y operativa, mucho más sofisticada que antaño y capaz de convertirse en un gran consorcio trasnacional con presencia en los cinco continentes. Al final del día, la reflexión permanente sobre este flagelo social y su tratamiento mediático es una tarea compartida entre todos los integrantes de la sociedad civil. El protagonista de los hechos que analiza Al otro lado del túnel. La cobertura periodística de la fuga, la recaptura y la extradición del Chapo Guzmán alguna vez ha aparecido en la lista de los hombres más buscados del mundo, junto a los terroristas más peligrosos. Su imperio sigue estando visible más allá de que probablemente sea condenado a cadena perpetua en Estados Unidos. Queda claro que hablar de él no es hablar de cualquier capo, lugarteniente, jefe de plaza, líder de cártel o narcotraficante. Antes bien, es una de las figuras máximas de la subcultura mexicana del narco, figura que algunos equiparan a una especie de deidad —lo cual requeriría un escrutinio psicosocial más amplio, tal y como sucede por ejemplo con el famoso bandido sinaloense Jesús Malverde, quien vivió a finales del siglo XIX y principios del pasado, venerado por algunos delincuentes e incluso por personas que no tienen una relación directa con el negocio, a modo de un verdadero santo, con tributos, capillas y «mandas» incluidas—. Sin embargo, también resulta cierto que la violencia y la inseguridad pública no se enfrentarán de mejor manera si no se diagnostican con exactitud sus verdaderas causas y si no se configuran políticas públicas integrales que vertebren la pugna desde un crisol transversal y multidisciplinario que simultáneamente sea jurídico, político, económico y social.
18
Edgar Alán Arroyo Cisneros
Las sucesiones en los grupos del crimen organizado constituyen un tema que merece ser atendido aparte, pero la captura de los «peces gordos», así sea El Chapo, no solucionará ningún problema si antes no se procura más educación, más cultura, más igualdad, más oportunidades, más empleo y más desarrollo para todos los sectores de la población, empezando por los jóvenes, susceptibles como son de caer en los tentáculos de ese gran kraken que es el narco ante lo poco que se les puede ofrecer en la vía de la realidad social. Es ahí donde destaca la ya aludida trascendencia del periodismo en la construcción de una democracia, pues el imperio de la ley, la Constitución, la cultura de la legalidad y los derechos fundamentales forman parte del aparato estructural de cualquier Estado constitucional y democrático de Derecho que se precie de serlo. Comunicar adecuadamente estos puntos tan álgidos merece una reflexión insoslayable. Las familias y generaciones en esta arista del crimen se reparten el poder o luchan a muerte por llegar a tenerlo, pero se insiste en que la captura de los cabecillas, o incluso su muerte, no debe ser el principal propósito de una política de seguridad pública que lance cañonazos mediáticos siempre que puede, sin resolver la multiplicidad de problemas que hay alrededor. Si el expresidente Felipe Calderón lanzó su «guerra» o «lucha» contra el narcotráfico para legitimar su dudosa llegada al poder en 2006, debió haber previsto y valorado los laberintos a los que conduciría. Si varios de sus antecesores y su sucesor han participado en conciliábulos secretos con los jefes de los distintos grupos del crimen organizado para negociar y repartir el territorio nacional, convendría examinar en qué términos y bajo qué condiciones. Si la corrupción y la impunidad son dos de los principales males endémicos de nuestra alicaída democracia, deberíamos tomarnos en serio el Sistema Nacional Anticorrupción y sus pares locales, y no permitir que se conviertan en entelequias y/o elefantes blancos que sigan contribuyendo al gigantismo institucional y al burocratismo sin solucionar de fondo las problemáticas de la vida nacional.
Prólogo
19
El narco está tan fijo en la mentalidad pública que, per se, ese solo hecho es un desafío indubitable para lograr paliarlo y frenarlo en el mediano plazo; y más allá del terreno mental, está presente en la vida diaria de miles de personas. La estructura financiera de los cárteles es tan avanzada que debería ser uno de los ejes de los planes de inteligencia no solo en México sino en todo el mundo. Aspectos como la legalización de la marihuana no desprenderán la raíz de tajo, pero deben ser discutidos con todas sus implicaciones y vericuetos. Como se lo dijo en su momento El Mayo Zambada —compadre del Chapo y su socio por décadas en la organización del Pacífico mexicano— al insigne periodista Julio Scherer, si lo «agarran» nada cambia, pues el narco está en la sociedad, y como la corrupción, está arraigado; los reemplazos buscan, sigilosos y subrepticios, el momento para tomar el mando. De igual forma, como reza uno de los numerosos corridos compuestos para el otrora mandamás del Cártel de Sinaloa —haciendo un juego de palabras con su segundo apellido—, «Joaquín lo era, lo es y será». Lo era, por su dominio durante tanto tiempo no solo de un grupo delincuencial sino de su implantación en la res pública; lo es, en razón de las pasiones que aún sigue desatando; lo será, porque más allá de lo que pase con él, su legado ahí está, de la misma forma que el fenómeno antisocial que enarbola. Entender lo que El Chapo representó, representa y seguirá representando para toda una generación de mexicanos es un cometido que se logra a cabalidad en este libro, y esa es tan solo una de las muchas razones para leerlo, estudiarlo y examinarlo con profundidad. Proponer alternativas de mejora a nuestro periodismo, asimismo, siempre será algo bienvenido, dado que es la democracia lo que está en juego.
Edgar Alán Arroyo Cisneros
Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango