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LOS MECANISMOS NEURONALES DEL LENGUAJE (Ensayo de fundamentación)

ÁNGEL LÓPEZ GARCÍA

Valencia, 2014


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© Ángel López García

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Índice 1. Cuatro comportamientos mentales: percepción, lenguaje, pensamiento y sociedad................................................................................... 9 2.

La formalización de las relaciones........................................................ 13

3.

Experimentos psicolingüísticos............................................................. 21

4.

El establecimiento de redes relacionales.............................................. 29

5.

La semiosis.............................................................................................. 49

6.

Las relaciones lingüísticas como grafos................................................ 53

7.

El léxico: grafos bipartidos.................................................................... 59

8.

Una estructura fractal............................................................................ 65

9.

Neurología de los niveles lingüísticos................................................... 83

10. Entre el lenguaje y el metalenguaje...................................................... 91 11. Tres clases de memoria: declarativa, procedimental y emotiva........... 97 12. Las redes léxicas..................................................................................... 111 13. La articulación del léxico y de la sintaxis.............................................. 121 14. La evolución de la sintaxis y del léxico................................................. 133 15. Evidencias empíricas de la realización neuronal de la categorización.......................................................................................................... 141


1. Cuatro comportamientos mentales: percepción, lenguaje, pensamiento y sociedad El objetivo último de la ciencia moderna se conoce con el nombre de teoría de la unificación. Sin embargo, esta hipótesis es muy antigua, se halla implícita en la propia definición de ciencia. Como el comportamiento del mundo natural no depende de la voluntad de algún ser sobrenatural, según creyeron los seres humanos durante miles de años, sino de la acción mecánica de una serie de leyes, es de esperar que: a) Estas leyes se apliquen siempre de la misma manera; b) Estas leyes sean las mismas en cualquier ámbito de la naturaleza en el que actúan. Dicho de otra manera: si acabamos de comprobar que calentando caliza (CO3Ca) se obtiene cal viva (OCa) y se desprende dióxido de carbono (CO2), sabemos que al repetir un año más tarde esta experiencia volverá a suceder que CO3Ca = OCa + CO2. Además, esta reacción es independiente del ámbito en el que la realicemos: ya sea en el laboratorio, ya sea en la naturaleza, el resultado será el mismo. La universalidad de la ciencia está en la base de la fascinación que ejerce sobre la opinión pública porque otras parcelas del conocimiento no se comportan así. De nada nos sirve conocer el resultado de un partido de fútbol entre los equipos A y B, pues si vuelven a disputar a la semana siguiente, el marcador podría ser el contrario; con más razón podría cambiar si en vez de jugar sobre hierba y en un campo de dimensiones reglamentarias, lo hacen sobre cemento y en una superficie mucho más pequeña. La constatación de la uniformidad de las leyes de la ciencia provocó una verdadera conmoción en Gran Bretaña cuando Lyell demostró en sus Principles of Geology que los fenómenos telúricos están


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moldeados actualmente por fuerzas similares a las que operaban hace millones de años, con lo que daba al traste con dos mil años de explicaciones teológicas sobre las edades de la tierra. La conmoción no se limitó a aquella disciplina, acabaría por alcanzar a todas las demás: por ejemplo, Lyell fue reivindicado por Darwin, y sus principios universalistas que rigen la evolución acabaron transfiriéndose también a la lingüística comparativa. Sin embargo, esta confianza uniformitarista entró en crisis a principios del siglo XX cuando el descubrimiento de las leyes de la mecánica cuántica por Max Planck puso de manifiesto que a escala de lo infinitamente pequeño operan leyes diferentes de las que rigen el mundo a escala de lo infinitamente grande, el mundo de la teoría de la relatividad einsteiniana. Esta crisis intenta ser resuelta hoy en día mediante la teoría de cuerdas, una teoría del todo en la que se unifican las cuatro interacciones del universo: la gravitatoria, la electromagnética, la débil (radioactiva) y la fuerte (nuclear). Lo anterior ocurre en la naturaleza, se refiere al mudo natural. Pero junto a él, existe otra dimensión igualmente operativa para los seres humanos: el mundo mental. De hecho el progreso de la ciencia es una consecuencia de la reflexión del mundo mental sobre el mundo natural. La cuestión es si cuando dicho mundo mental se enfrenta a sí mismo, se encuentra con una situación parecida. Hemos traído a colación la teoría de cuerdas porque en el ámbito mental también hay varios tipos de interacción. El fundamento de la mente es de tipo biológico, son los circuitos nerviosos del cerebro, las sinapsis o interacciones neurales, las cuales subyacen a varias manifestaciones de nivel superior. Por un lado están las interacciones nerviosas que operan en las percepciones, los movimientos y las emociones. Más complejos son los pensamientos, que nos gusta creer exclusivos de la especie humana. Luego está la manifestación de dichas interacciones mediante símbolos, es decir, las interacciones lingüísticas. Finalmente, solo a través del lenguaje es posible sustentar la colaboración entre los seres humanos manifestada como interacciones sociales. Podríamos resumir la situación comparando las interacciones del mundo natural:


Los mecanismos neuronales del lenguaje. (Ensayo de fundamentación)

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MUNDO NATURAL Interacciones electromagnéticas Interacciones fuertes (energía nuclear) Interacciones débiles (radioactividad) Interacciones gravitatorias

con las del mundo mental: MUNDO MENTAL Interacciones motor-perceptivas Interacciones cognitivas Interacciones lingüísticas Interacciones sociales

Estos dos cuadros resultan sin duda muy sugestivos, pero conviene evitar paralelismos apresurados. Hoy por hoy lo que sabemos del mundo natural es que las leyes de cada tipo de interacción son diferentes, y por lo tanto que no es posible reducir las unas a las otras, salvo a energías muy elevadas, en concreto a 1018 GeV (la energía de Planck). Esto quiere decir que el paso de una a otra resulta imposible fuera de dicho supuesto: en una explosión de dinamita operan las interacciones electromagnéticas; en una bomba atómica, las nucleares fuertes; en la colisión de dos cuerpos celestes, la gravitatoria. Evidentemente en todos estos casos se libera energía, pero no existe convertibilidad, es decir, la fisión del átomo no pone en juego la ruptura de ninguna atracción gravitatoria ni electromagnética entre sus partículas elementales. Por el contrario, en el mundo mental existe una relación de dependencia entre las interacciones consideradas: los circuitos neurales sustentan percepciones que se recrean en pensamientos que se verbalizan como cadenas lingüísticas que, a su vez, sustentan vínculos sociales.


2. La formalización de las relaciones La representación gráfica de estas dos situaciones puede formalizarse mediante cónicas, que son funciones que resultan de la sección de un cono por un plano. Las cónicas prototípicas son las cuatro que aparecen en la figura 1, pero solo utilizaremos la parábola y la hipérbola:

Figura 1

En lo que sigue utilizaremos estas curvas como imágenes de las funciones subyacentes. Es de advertir que las relaciones que expresan son de tipo cualitativo y no cuantitativo. Hay dos maneras de concebir la relación de las estructuras matemáticas con la realidad. Una es suponer que se trata de construcciones de la mente que por alguna razón permiten describir el mundo. La otra es suponer que se trata de estructuras topológicas —y, por lo tanto, cualitativas— presentes en el mundo real que el mundo mental puede reconocer. En palabras de Thom (1983, 195)1:

1

R. Thom (1983), “La modélisation des processus mentaux”, Fonctions de l’esprit, Paris, Hermann, 192-206.


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Ángel López García “Riemann, qui ‘commit’ un petit nombre de pages philosophiques, dans lesquelles on peut trouver cette idée essentielle: si un processus mental, dans sa réalité neurophisiologique, est décrit par un ensemble, une variété variable W(t) de l’espace des états neurophisiologiques du cerveau, alors la signification (subjective) de ce processus est définie par la forme (en un sens à préciser) de la variété W dans l’espace des états”.

Sin embargo, cuando de los procesos mentales se pasa a los enunciados lingüísticos hay un problema que en un trabajo anterior expresaba como sigue (López-García, 2010, 134)2: “Any way, there is still a problem with the neurological layout of the catastrophe theory as developed by Thom (…). He said that this model describes the mental processes underlying speech acts. However languages differ greatly from each other, so I think catastrophes should describe rather the cognition of actantial schemes (which is presumably universal) than the cognition of their verbal manifestation. I find it difficult to maintain that the active and the passive represent opposite mappings of reality neither opposite mappings of its cognition. For example, Mary is taking the suitcase and the suitcase is being taken by Mary represent the same process in the world, which could be represented by the cusp, and also the same cognition of such a process because one cannot conceive it in another way. Language relativity, either intralinguistic (Active vs. Pasive) or interlinguistic (Nominative vs. Ergative, for example) does not affect our thinking the scenes over but our way of expressing them.”

Por ello es necesario abordar la cuestión del lenguaje en relación con la cognición y con los circuitos neurales, pero sin identificarlo con ellos. La situación de las cuatro fuerzas de la naturaleza resulta formalmente abordable desde una función no bifurcada (esto es, sin asíntotas) como es la parábola, la cual responde a la ecuación y=ax2, donde a es un parámetro de valor positivo —rama vuelta hacia arriba— o negativo —rama vuelta hacia abajo. Según se advierte en la figura 2, son posibles varias

2

A. López-García (2010), “Catastrophes: What are we talking about?”, en W. Wildgen & P. A. Brandt (eds.), Semiosis and Catastrophes. René Thom’s Semiotic Heritage, Bern, Peter Lang, 127-141.


Los mecanismos neuronales del lenguaje. (Ensayo de fundamentación)

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situaciones representadas por las parábolas 1 (línea discontinua), 2, 2’ (línea continua), y 3 (línea de puntos), en las que el valor del parámetro a es respectivamente [+1/k], [+k] o [–k]: Y 1

2

2’

2’

2

1

X

3

3 Y’

Figura 2

Contra lo que pueda parecer, todas las parábolas tienen la misma forma, las diferencias las impone la escala (el zoom) marcada por el parámetro a. Para valores enteros positivos de a, las dos ramas se aproximan (parábola 2) y para valores altos del mismo casi llegan a tocarse (parábola 2’); para valores fraccionarios entre 1 y 0 las ramas se abren (parábola 1); y con valores negativos por debajo de 0 las ramas se proyectan por debajo del eje de


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abscisas (parábola 3). La interpretación de estas posibilidades formales es la siguiente: las parábolas, 3, 2 y 2’, con a de valor entero, representan respectivamente la fuerza electromagnética, la fuerza nuclear débil y la fuerza nuclear fuerte, mientras que la parábola 1, con a fraccionario, representa la fuerza gravitatoria. Dicha fuerza es la única que opera en un solo sentido, el de atracción; las otras tres son a la vez atractivas y repulsivas. La distancia entre las dos ramas de la parábola, es pequeña en 2 y sobre todo en 2’, pero grande en 3 y todavía más en 1: ello es indirectamente proporcional a la magnitud respectiva de las mismas. La figura también simboliza la cercanía entre las tres fuerzas primeras, fácilmente unificables, y su alejamiento respecto a la fuerza gravitatoria, que pertenece a un orden de fenómenos distinto. Las interacciones mentales, en cambio, responden a un esquema diferente que podríamos representar mediante otra cónica, la hipérbola, que es una función bifurcada que responde a la fórmula y = k/x. Las dos ramas de la hipérbola formalizan el hecho de que cualquier punto de una rama tiene su correlato en la otra, pero en un cuadrante diferente, es decir, sometido a leyes distintas. Mientras que arriba la diferencia de leyes se manifestaba a través de parábolas de distinto tamaño, aquí la curva es la misma, solo que con una conducta bifurcada. Por ejemplo, la fuerza electromagnética y la nuclear débil son dos energías independientes, por más que cambiando el zoom (a altas energías) puedan unificarse en la llamada interacción electrodébil. Por el contrario, las interacciones sinápticas que subyacen a una percepción y las interacciones que dan lugar a una cognición no son fenómenos distintos, sino que las unas presuponen a las otras por más que su estructura global sea diferente. En realidad las cuatro interacciones mentales se agrupan dos a dos como se advierte en las siguientes hipérbolas equiláteras de la figura 3:


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Los mecanismos neuronales del lenguaje. (Ensayo de fundamentación)

sistema

sistema social

motor-perceptivo

sistema cognitivo

sistema lingüístico

hipérbola creciente k<0

hipérbola decreciente k>0

Figura 3discontinuas y continuas, representan las donde las curvas correlativas y opuestas, secciones enfrentadas de la figura 4:

donde las curvas correlativas y opuestas, discontinuas y continuas, representan las secciones enfrentadas de la figura 4:

Para ver esta película, debe disponer de QuickTime™ y de un descompresor BMP.

Figura 4

Figura 4 La fórmula y = k/x también puede escribirse x ⋅ y = k. La interpretación es que cada Figura 4 valor considerado es el resultado de combinar una posición del eje de abscisas con

una posición del eje de ordenadas. Por ejemplo, en el sistema lingüístico tendríamos fórmula yy == k/x k/x también puede escribirse x⋅y=x k. ×Lay interpretación es que cada valo LaLa fórmula también puede escribirse = k. La interque, de la misma manera que para k = 16 los valores de x podrían ser 4 o 2, y los de y pretación es que cada valorde considerado es el resultado de comconsiderado es el resultado combinar una posición del eje de abscisas con una posición de respectivamente 4 o 8 (esto es: de 4⋅4=16, 2⋅8=16), para k =posición “lengua española” podemos binar una posición del eje abscisas con una del eje de eje de ordenadas. Por ejemplo, en el sistema lingüístico tendríamos que, de la misma manera

ordenadas. Por ejemplo, en el sistema lingüístico tendríamos que,

que para k = 16 los valores de x podrían ser 4 o 2, y los de y respectivamente 4 o 8 (esto es

4⋅4=16, 2⋅8=16), para k = “lengua española” podemos combinar [kása] del eje de significante Y con “casa” del eje de significados X, o bien [líbro] de Y con “libro” de X, etc:


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de la misma manera que para k = 16 los valores de x podrían ser 4 o 2, y los de y respectivamente 4 o 8 (esto es: 4×4=16, 2×8=16), para k = “lengua española” podemos combinar [kása] del eje de combinar [kása] del eje de significantes Y con “casa” del eje de significados X, o bien significantes Y con “casa” del eje de significados X, o bien [líbro] Y con “libro” X, etc: de[líbro] Y conde “libro” de X, de etc.: Y

“casa”

“libro”

X

Figura 5

[kása]

casa Li libro

[líbro]

sistema lingüístico Es importante determinar el signo de k, si es positivo o negativo. Si k es positivo, x e y Figura 5 deben ser del mismo signo, o bien ambos positivos o bien ambos negativos; si por el contrario k es negativo, una de las coordenadas será positiva y la otra, negativa.

Es importante determinar el signo de k, si es positivo o negatiAplicado a la hipérbola de los fenómenos mentales lo interpretaremos tomando los vo. Si k es positivo, x e y deben ser del mismo signo, o bien ambos valores positivos como patentes y los negativos latentes. Asínegativo, el sistema social, que positivos o bien ambos negativos; si por elcomo contrario k es se de manifiesta en el exterior, serápositiva patente y, lo tanto, positivo,Aplicado pues es el resultado una las coordenadas será y por la otra, negativa. a ladehipérbola de lospositivos fenómenos mentales lo interpretaremos to-lingüístico, combinar valores de X y de Y. También será positivo el sistema mando los valores positivos como patentes y los negativos como a pesar de que tanto la dimensión de los significantes como la de los significados en el latentes. Así el sistema social, que se manifiesta en el exterior, será cerebro son latentes y, por lo tanto, negativos. En cambio, los fenómenos motorpatente y, por lo tanto, positivo, pues es el resultado de combinar perceptivos y los cognitivos es será decir positivo negativos,el aunque ambos valores positivos de X y deson Y. internos, También sistema lin-tienen una güístico, a pesar de positiva que tanto dimensión de los significantes coordenada material y otra la negativa: como la de los significados en el cerebro son latentes y, por lo tanto, negativos. En cambio, los fenómenos motor-perceptivos y los cognitivos son internos, es decir negativos, aunque ambos tienen una coordenada material positiva y otra negativa:


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Los mecanismos neuronales del lenguaje. (Ensayo de fundamentación) +

sistema motor-perceptivo NEG

sistema social POS

+ POS

sistema lingüístico

Figura 6

NEG sistema cognitivo

– Es de destacar que la utilización de funciones cónicas resulta especialmente indicada Figura 6 en el caso que nos ocupa. La representación de las cuatro interacciones del mundo natural mediante parábolas no tiene otro objeto que adecuarse a su caracterización

Es de destacar que la utilización de funciones cónicas resulta matemática. En cambio, las interacciones mentales tienen lugar en el cerebro, que es especialmente indicada en el caso que nos ocupa. La represenun órgano tridimensional del espacio físico, por lo que, con independencia de sus tación de las cuatro interacciones del mundo natural mediante valores dos hipérbolas utilizaremos para representar parábolas no matemáticos tiene otro cualitativos, objeto quelasadecuarse a suque caracterización el supersistema motorperceptivo+cognitivo y el supersistema lingüístico+social, matemática. En cambio, las interacciones mentales tienen lugar en el cerebro, que es un órgano tridimensional del espacio físipermiten predecir ciertos comportamientos mentales. co, por lo que, con independencia de sus valores matemáticos cualitativos, las dos hipérbolas que utilizaremos para representar el supersistema motorperceptivo+cognitivo y el supersistema lingüístico+social, permiten predecir ciertos comportamientos mentales.


3. Experimentos psicolingüísticos Todas las escuelas lingüísticas están de acuerdo en que el léxico aparece organizado mentalmente y no se presenta como una mera acumulación de entradas léxicas en el cerebro a la manera de los diccionarios. Hasta hace poco se trataba de una cuestión de sentido común avalada por los experimentos psicológicos de asociación de palabras, tan antiguos como la Psicología experimental, pues ya los realizaba Francis Galton (1879). Si unas palabras nos llevan a otras y lo hacen de manera parcialmente coincidente —casi siempre explicable, además— en las distintas personas es porque el léxico constituye un dominio parcialmente estructurado. Por si hubiera alguna duda, hoy sabemos que el grado de estructuración del léxico es mensurable y difiere del de la sintaxis. Se han realizado experimentos recientes3 con las técnicas de PET (tomografía de emisión de positrones), los cuales demuestran que en la comprensión de las oraciones entran en juego varios factores. Se comprobaron cuatro hipótesis relativas al grado de complejidad creciente de ciertos procesos mentales midiendo los respectivos flujos sanguíneos. Se consideraron los siguientes parámetros: oraciones simples (OS), lista de palabras (P), oraciones complejas (OC), oraciones muy complejas (OMC). Hipótesis 1: La memoria léxica verbal no está estructurada, lo que supone P=OS=OC=OMC; Hipótesis 2: La memoria léxica verbal está estructurada y requiere máximo gasto de almacenamiento, lo que supone OS<OC<OMC<P;

3

L. Stowe (2002), “Encoding and storage in working memory during sentence comprehension”, in P. Merlo & S. Stevenson (eds.), The Lexical Basis of Sentence Processing. Formal, computational and experimental issues, Amsterdam, John Benjamins, 181-205.


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Hipótesis 3: Se almacena el procesamiento de estructuras oracionales: P<OS<OC<OMC; Hipótesis 4: Como las oraciones simples, en las que las palabras se asocian fácilmente unas a otras, requieren poco coste de almacenamiento, el coste de las listas de palabras será mayor que el de aquellas, pero menor que el de las oraciones muy complejas, esto es: OS<P=OC<OMC. Se sometió a PET a una veintena de sujetos a los que se estimulaba con listas de palabras, oraciones simples, oraciones complejas (subordinadas sustantivas o de relativo) y oraciones muy complejas (oraciones compuestas con ambigüedades estructurales). Se usaron programas estadísticos para compatibilizar datos de diferentes personas y de respuestas a diferentes estímulos (el SPM95 del Wellcome Institute of Cognitive Neurology de Londres). Se obtuvieron los siguientes resultados: a) la hipótesis 1 y la hipótesis 2 carecen de soporte empírico, es decir, siempre aparecen diferencias en la actividad sanguínea cuando se cambian los estímulos, mas en ningún caso la simple lista de palabras produce la máxima actividad, lo cual quiere decir que el léxico no está desestructurado, pero tampoco se halla máximamente estructurado según pretende el análisis componencial clásico; b) la hipótesis 4, que muestra un incremento de actividad para los pesos combinados del almacenamiento léxico y frástico, se cumple en la circunvolución frontal inferior izquierda LIFG; c) la hipótesis 3, que supone un incremento de la actividad conforme se complica la estructura sintáctica, se cumple en la circunvolución temporal superior STG. Pero a partir de aquí surge todo tipo de divergencias sin que parezca poder llegarse a un acuerdo. Por ejemplo: ¿debemos aceptar que existen campos semánticos estructurados e independientes del mundo referido como los de la tradición de los Begriffelder o más bien hay que pensar en proyecciones del mundo exterior que se incorporan —embodiment— al hablante y que este proyecta en sus estructuras mentales siguiendo los preceptos de la lingüística cognitiva? Pues, curiosamente, ni una cosa ni la contra-


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ria. Porque los test psicolingüísticos que se han propuesto desde una y otra perspectiva parecen poco concluyentes. Son pruebas destinadas a probar el esquema de partida construido por el lingüista, no pruebas que nos permitan detectar cómo funciona la mente del hablante. Así cuando Gribbs y Matlock4 establecen una relación entre los sentidos de la voz polisémica to stand y las imágenes mentales de los sujetos del experimento, comienzan por entrenarlos en diversas formas reales de experiencia corporal de to stand (verticalidad, resistencia, balanceo, conexión, centro-periferia); a continuación les proporcionan una treintena de oraciones con diferentes sentidos de to stand y les piden que los agrupen en cinco categorías semánticas; finalmente establecen una relación entre cada una de estas categorías y una determinada sucesión jerárquica de las imágenes mentales concluyendo que lo contextual determina el uso lingüístico. Sin embargo, uno se pregunta en qué difiere este procedimiento del de los semantistas estructurales cuando definen cada sentido por los archisememas a los que queda supeditado. Por eso, cuando Coseriu5 analiza contrastivamente el campo de la edad en latín y en español y hace notar que el término español viejo corresponde a tres términos latinos, senex (para personas), vetulus (para animales y plantas) y vetus (para cosas), uno se imagina un experimento en el que las conductas de un romano del siglo I d.J.C, respecto a las personas, los demás seres vivos y las cosas, se ponen en relación con estos tres términos léxicos. Y es que los semantistas de antaño buscaban sus rasgos diferenciales en el mundo y reconocían el embodiment sin saberlo o, tal vez, sin pregonarlo. Para atisbar, siquiera sea tímidamente, lo que ocurre en el cerebro de los hablantes cuando emplean términos léxicos debemos evitar referirnos a los mismos con palabras del metalenguaje, que

4

5

R. W. Jr. Gribbs & T. Matlock (1997), “Psycholinguistic perspectives on Polysemy”, en H. Cuyckens and B. Zawada (eds.), Polysemy in Cognitive Linguistics, Amsterdam, John Benjamins, 212-219. E. Coseriu (1977), “Para una semántica diacrónica estructural”, en Principios de semántica estructural, Madrid, Gredos, 11-87.


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también son términos léxicos. Esto no quiere decir que los hablantes de una lengua no posean una conciencia metalingüística activa y vigilante de la misma. Evidentemente la tienen y el hecho de tenerla es precisamente lo que les diferencia de los hablantes no nativos. Sin embargo este es otro problema, el cual justifica otro tipo de investigación. Porque mientras que la conciencia metalingüística está estructurada —de manera jerárquica y dualista o siguiendo principios aproximativos como los de la teoría de prototipos6—, lo que resulta evidente es que el uso lingüístico se presenta bastante desestructurado o, digámoslo de manera más suave, sólo parcialmente estructurado, según ponen de manifiesto los estudios de disponibilidad léxica. En este sentido no es de extrañar que los índices de disponibilidad ligados a un determinado centro de interés conceptual varíen de una clase social a otra7, de un dialecto a otro8 y, por supuesto, de un hablante a otro. Esto no significa que carezcamos de instrumentos matemáticos — singularmente los conjuntos difusos9— capaces de proporcionar un inventario de términos compartidos por la norma colectiva de una determinada sintopía. Sin embargo, al obrar así estaremos moviéndonos ya en el dominio de la langue saussureana más que en el de la competence chomskyana, es decir, en un ámbito sociolingüístico y no psicolingüístico. Desde que Collins y Quilian10 expusieron su famoso modelo de redes semánticas existe acuerdo generalizado sobre la consideración de la memoria conceptual como una red de nudos en6

T. Givón (1986), “Prototypes: between Plato and Wittgenstein”, in C. Craig (ed.), Noun Classes and Categorization, Amsterdam, John Benjamins, 77-102. 7 F. Paredes García (2006), “Aportes de la disponibilidad léxica a la psicolingüística: una aproximación desde el léxico del color”, Lingüística, 18, 19-55. 8 J. López Chávez (1992), “Alcances panhispánicos del léxico disponible”, Lingüística, 4, 26-124. 9 A. Ávila Muñoz y J. Mª Sánchez Sáez (2010), “La disponibilidad léxica. Antecedentes y fundamentos”, en A. M. Ávila Muñoz y J. A. Villena Ponsoda (eds.), Variación social del léxico disponible en la ciudad de Málaga, Málaga, Sarriá, 35-83. 10 A. M. Collins & M. R. Quillian (1969), “Retrieval time from semantic memory”, Journal of verbal learning and verbal behavior, 8-2, 240-248.


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lazados por arcos y tal que constituye una proyección (mapping) de la red física de las neuronas. Al transferir esta idea al lenguaje, es cuestionable si la sintaxis se organiza así o lo hace más bien en forma de estructuras jerárquicas, pues probablemente los esquemas sintácticos no se almacenan en la corteza sino en el sistema límbico11, donde el tipo de organización tal vez sea diferente. En cualquier caso, el léxico es seguro que presenta una ubicación cortical y que adopta una estructura de red. La pregunta que se plantea la psicolingüística es si la red de imágenes percibidas de la realidad se asemeja a la red de conceptos correspondiente y esta a la de palabras que los expresan. Resulta difícil, por no decir imposible, diferenciar entre las imágenes percibidas y las imágenes concebidas. Cuando vemos una manzana, percibimos una imagen mental de la misma y a la vez activamos el concepto de “manzana”, el cual debe mucho a la imagen perceptiva que lo sustenta. Evidentemente la imagen surge en cada acto de percepción, mientras que el concepto es previo a su reactivación; pero esta oposición resulta más aparente que real, pues la percepción sería imposible sin una imagen mental precedente que está ligada precisamente a un concepto. Estas diferencias se han investigado experimentalmente en el dominio del color. Por un lado está el color físico, que se percibe por la retina como una banda de longitud de onda de la luz reflejada por los objetos; por otro, el color psíquico (conceptual), que es la imagen de color que almacena la mente. No son lo mismo — hay infinitas longitudes de onda en el mundo físico, en tanto que solo reconocemos un número finito de matices de color—, pero a efectos de conciencia del color, existe correlación entre ambos dominios:

11

A. López-García (2011), “Neurolinguistics of the lexicon-syntax interface”, en A. Pamies & D. Dobrovol’skij, Linguo-Cultural Competence and Phraseological Motivation, Duisburg, Schneider Verlag, 41-53.


mundo físico, en tanto que solo reconocemos un número finito de matices de color–, pero a efectos de conciencia del color, existe correlación entre ambos dominios: 26 Ángel López García

mundo físico, en tanto que solo reconocemos un número finito de matices de color–, pero a efectos de conciencia del color, existe correlación entre ambos dominios:

Color físico percibido: Color físico percibido:

420

420

490

490

550 590

550 590

615

615

700

700

780

780

800

800

nm

nm

Color concebido: Color concebido:

violeta índigo azul verde amarillo naranja rojo Figura 7 violeta índigo Figuraazul 7 verde amarillo naranja rojo Figura 7

Enteramente diferente es el color lingüístico. Como es sabido, las lenguas del mundo realizan, de formas específicas y distintas en cada una, tanto el inventario global como Enteramente diferente es el color lingüístico. Como es sabido, Enteramente diferente es el color lingüístico. Como es sabido, las lenguas del mundo

lasextensión lenguas cromática del mundo realizan, formas específicas la de cada color 12de . Por ejemplo, Hjelmslev 13y distintas comparaba las realizan, formas específicas y distintas en cada una, tanto inventario global como en cadadeuna, tanto el inventario global como la elextensión cromáti12 de cada color . Por ejemplo, 13 Hjelmslev comparaba las la extensión cromática ca de cada color . Por ejemplo, Hjelmslev comparaba las desigdesignaciones delcolor color en y enyfrancés de la siguiente manera: naciones del engaélico gaélico en francés de la siguiente manera:

designaciones del color en gaélico y en12francés de la siguiente manera: 13

gwyrdd

vert vert bleu

FRANCÉS FRANCÉS

bleu

gwyrdd glas glas

gris

gris

brun

brun

llwyd

Figura 8

GAÉLICO GAÉLICO

llwyd

Las divergencias en la denominación del color por las distintas lenguas se han Figura 8 experimento Las divergencias la denominación del un color por las distintas se han estudiado muchasen veces. Sin embargo, muy lenguas interesante se ha estudiado las muchas veces. Sin embargo, experimento muy interesante sedelhacolor planteado divergencias, si las hay, queun existen entre la conceptualización

Las divergencias en la denominación del color por las distintas lenguas se han estudiado muchasnoveces. embargo, expey su designación lingüística. Por supuesto, estamosSin hablando aquí deun cantidades diferentes. Si una lengua tiene N nombres de colores, sus hablantes concebirán rimento muy interesante se ha planteado las divergencias, si las diferentes. Si una lengua tiene N nombres de colores, sus hablantes concebirán N

las divergencias, si las hay, que existen la conceptualización delcantidades color yplanteado su designación lingüística. Por supuesto, no entre estamos hablando aquí de

N

matices de color, con independencia de que perciban un número muy superior y de matices de color, con independencia de que perciban un número muy superior y de

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A. Wierzbicka (2006), “The Semantics of Colour: A New Paradigm”, in PitA. Wierzbicka, Anna (2006), “The Semantics of Colour: A New Paradigm”, in Pitchford, N.J. & Biggam, C.P. chford, N. J. & Biggam, C. P. (Eds.), in Colour Studies: N.J. Volume I. LanA. Wierzbicka, Anna (2006), “The Semantics Colour:Progress Aand NewCulture, Paradigm”, in Pitchford, & Biggam, C.P. (Eds.), Progress in Colour Studies: Volume I. of Language Philadelphia, John Benjamins Publishing guage and Culture, Philadelphia, John Benjamins Publishing 1-24. (Eds.), Progress in Colour Volume and Culture, Philadelphia, Benjamins Publishing Company, 1-24. Ello no seStudies: contradice con I.el Language hecho, señalado hace un cuarto de John sigloCompany, por B. Berlin and P. Kay, Company, Ellocontradice no se Universality contradice conand hecho, señalado hace unhace cuarto de siglo por B. Berlin P. Kay, Basic Color1-24. Terms: Their Evolution, University of California Press, 1969 deand lapor universalidad Ello no se con elel hecho, señalado un cuarto de siglo B. Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, University of California Press, 1969 de la universalidad de ciertas tendencias en la designación de los colores. Berlin and P. Kay, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution, Univerde ciertas tendencias en la designación de los colores. 13 L. Hjelmslev (1968), Prolégomènes a une théorie du langage, Paris, Minuit, 77. 13 L. Hjelmslev (1968), Prolégomènes une théorie langage, Paris, Minuit, 77. sity of California Press, a1969 de laduuniversalidad de ciertas tendencias en la designación de los colores. 13 L. Hjelmslev (1968), Prolégomènes a une théorie du langage, Paris, Minuit, 77. 12

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