La política en la era de internet
RAMÓN COTARELO
Valencia, 2010
Copyright ® 2010 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).
Directores de la Colección: ISMAEL CRESPO MARTÍNEZ Profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Murcia PABLO OÑATE RUBALCABA Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Valencia
© RAMÓN COTARELO
© TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com http://www.tirant.com DEPOSITO LEGAL: BII.S.B.N.: 978-84-9876-942-5 IMPRIME: Gráficas Díaz Tuduri, S.L. MAQUETA: PMc Media Si tiene alguna queja o sugerencia envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia por favor lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empesa nuestro Procedimiento de quejas.
A Celia, que tuvo la idea de este libro.
ÍNDICE
I. INTERNET Y LA POLÍTICA 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Las campañas electorales ..................................................... La vida de los partidos .......................................................... El debate parlamentario ....................................................... El Gobierno electrónico (E-Government) ............................. Los jueces en el ciberespacio ................................................ El conjunto del sistema político............................................
12 24 43 52 68 81
II. INTERNET Y LOS MEDIOS 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Internet y los medios ............................................................ La potencia de la red............................................................. Razones estéticas y tradición ............................................... La movilización ..................................................................... La gratuidad .......................................................................... La globalización ....................................................................
95 112 121 126 150 164
III. INTERNET Y LOS TEMAS POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO La guerra ............................................................................... El feminismo ......................................................................... El ecologismo ......................................................................... El multiculturalismo............................................................. El individualismo ..................................................................
177 194 214 231 248
Conclusiones ............................................................................... Bibliografía .................................................................................
255 257
1. 2. 3. 4. 5.
I. INTERNET Y LA POLÍTICA Sumario: 1. Las campañas electorales. 2. La vida de los partidos. 3. Los debates parlamentarios. 4. El gobierno electrónico. 5. Los jueces en el ciberespacio. 6. El conjunto del sistema político.
E
l territorio de la política es magmático. Por ella se entienden muchas cosas pero hay una dualidad de conceptos dominante. Desde un punto de vista prescriptivo de tradición aristotélica la política es la actividad en pro del bien común. Es un concepto valorativo, entroncado con la ética y cuya mayor difi cultad reside en las profundas discrepancias acerca de ese “bien común”, un término equívoco que puede significar cosas distintas para gentes distintas dentro de una sociedad conflictiva y que, según el teorema de Arrow, también llamado de la “imposibilidad de la función única del bienestar” (Arrow 1974) es imposible de alcanzar en una sociedad democrática en la que existen preferencias en conflicto. Desde un punto de vista descriptivo por política se entienden las relaciones entre los ciudadanos y entre estos y las instituciones públicas, las relaciones del poder en el ámbito público. La dificultad reside aquí en diferenciar claramente el “ámbito público”. Porque si efectivamente la política es la actividad en que se dirimen conflictos de y por el poder, el estudio científico de aquella debe considerarse como una “cratología” según el concepto acuñado originariamente por Karl Loewenstein (Loewenstein 1957) y desarrollado después por Foucault, aunque no de un modo enteramente satisfactorio ya que, al universalizar la categoría del poder como objeto de estudio y desmaterializarlo, viene a hacerlo inabordable (Merquior
12
RAMÓN COTARELO
1985: 118). En tal caso política pasa a ser literalmente todo y encontrarse en todas partes ya que, como quiere el autor de Vigilar y castigar todas las relaciones sociales son relaciones de poder, en la empresa, en la familia, en la asociación, en la sexualidad, etc. (Foucault 1978: 170). En esta parte nos concentraremos en el juego de las instituciones y la dinámica política o las actividades de los actores y agentes en el ámbito público. El ejemplo más oportuno, aquella provincia en que confluyen las instituciones con la dinámica política son las elecciones, el momento decisivo en los sistemas democráticos porque es el de la reproducción del poder político. También lo son en los no democráticos porque todos los sistemas recurren al mecanismo de reproducción (y legitimación) por elecciones. La diferencia entre los democráticos y los no democráticos reside en saber si las elecciones son competitivas o no competitivas. Obviamente aquí nos ocupamos de las competitivas por entender que las otras carecen de interés a no ser el puramente escénico y justificativo.
1. LAS CAMPAÑAS ELECTORALES Decir elecciones es decir campañas electorales. Las elecciones se llevan a cabo hoy aprovechando todas las posibilidades de medios, en los periódicos, en la radio y la televisión, en los mítines electorales y en los contactos personales. También se hacen cada vez más en el ciberespacio que se configura crecientemente como la politeia contemporánea tanto en el orden nacional como en el internacional. El uso del ciberespacio en las contiendas electorales está siendo cada vez más decisivo. En las elecciones presidenciales francesas de 2008 que enfrentaron en segunda vuelta a la candidata del PSF, Ségolène Royal y al posterior ganador, Nicolás Sarkozy, ambos tenían a su servicio sendas redes de blogueros con apoyos en internet en muchos países, incluso en España. Uno de los dos tenía que
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
13
perder. En la sociedad mediática y espectacular, con todo, no basta con la imagen y lo icónico (que, en el caso de la señora Royal era muy importante y estuvo muy cuidado lo que era necesario porque se trataba de una mujer compitiendo en un terreno tradicionalmente masculino) sino que hay que añadir algo más; en concreto, hay que añadir discurso. La señora Royal hablaba mucho pero nada de lo que dijo se quedó en la memoria de las audiencias, por más que trataba de ser un mensaje constructivo e integrador, a diferencia de algunas de las propuestas más duras y características de su rival, Nicolas Sarkozy quien supo conectar mucho mejor con la audiencia, elaborando un discurso propio e invadiendo en buena medida los adyacentes, del centro izquierda y de la derecha nacionalista a la que usurpó sus propuestas sobre la inmigración. A Ségolène Royal la derrotó su propio personaje. Todo el mundo se hace lenguas de qué decisiva fue la red en la campaña electoral que terminó con la victoria de Barack Obama en los EEUU, el primer negro que llegó a la Casa Blanca gracias, suele decirse, en buena medida a la movilización del ciberespacio (Castells 2009). Se da por supuesto: los agentes de la campaña de Obama, miles de voluntarios jóvenes y entusiastas, todos ellos internautas, poblaron el ciberespacio y tejieron la gran red de apoyo que permitió al afroamericano un dos por uno ya que derrotó en las primarias a la señora Clinton —temible adversario por ser mujer y, en consecuencia, neutralizar el atractivo de outsider de Obama— y dio después un severo revolcón al candidato republicano, al que sacó más de nueve millones y medio de votos, (el 59,9 por ciento del voto popular contra el 45,7 por ciento de McCain y 192 votos electorales de diferencia)1. Nada comparable con los ridículos y escasos márgenes con que George W. Bush ganó sus dos elecciones presidenciales. Sin duda la red ha sido muy importante y esa importancia radica en este caso en su capilaridad, en su
1
United States presidential election, 2008 (http://en.wikipedia.org/wiki/ United_States_presidential_election,_2008).
14
RAMÓN COTARELO
capacidad para coordinar y mantener en contacto a los miles de voluntarios en pro de Obama así como el hecho de que la campaña pivotara sobre una propuesta retórica que caló en la audiencia y no solamente en los Estados Unidos sino también en el extranjero: “Yes, we can”. La red es decisiva, pero es un instrumento, un medio y, como todos los instrumentos, neutro en cuestión de objetivos o fines. El juicio que merezca su resultado dependerá de quién y cómo maneje el instrumento, con qué espíritu lo haga y qué discurso utilice. Esto del discurso, habitualmente menospreciado en una época predominantemente iconográfica es, sin embargo decisivo: es esencial que la candidatura elabore una presentación coherente, que el electorado perciba un mensaje unitario y decidido, no contradictorio y ambiguo, y no es menos vital que ese discurso pueda encapsularse en una o dos consignas breves que representen la complejidad de los enunciados y la evoquen. Uno de los errores más frecuentes de los gabinetes de comunicación y los publicitarios es creer que, si consiguen dar con fórmulas que “suenen bien”, que “peguen”, lo demás se dará por añadidura. Y no es así porque, por afortunadas que sean las consignas que no evocan discurso alguno porque sencillamente éste no existe, no pasan de ser palabrería huera y suele ser percibida como tal. Ya la incorporación de la televisión a las campañas electorales supuso una revolución en las técnicas propagandistas. Con mayor razón la llegada de internet. El ejemplo más frecuente al que suele recurrirse al levantar constancia de este impacto es el voto electrónico. Pero este asunto, en verdad, es una cuestión meramente técnica (de nuevo instrumental) cuyos dos aspectos más importantes son el acceso de los votantes a los medios electrónicos de voto y la garantía del secreto de éste. Nada que no pueda resolverse mediante las progresivas mejoras de los sistemas de control. Volveremos sobre este asunto con más detalle en el apartado sobre el gobierno electrónico en esta parte. El impacto verdadero de la red sobre las elecciones no está en el acto físico del voto sino en el modo de organizar y llevar
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
15
a cabo las campañas electorales. Muy en especial, la forma en que se administra la comunicación política. Ésta consiste en una serie de recetas para recabar el mayor apoyo popular posible. Se trata de una forma de retórica parecida a la publicidad pues no en balde se entiende que pueden aplicarse a la política las técnicas del mercadeo (marketing o merchandising), cuya finalidad es vender productos. Para una mentalidad tradicionalmente ética de la política esto puede parecer aberrante pero la teoría económica de la democracia (Downs 1957), de la que arranca la muy profusa de la decisión racional aplicada a la política se fundamenta en esta creencia cuyo fundamento epistemológico es que el cálculo egoísta de costes/beneficios es racional, lo que es cierto mientras no equivalga al enunciado de que sólo el cálculo egoísta de costes beneficios es racional. La comunicación política busca la mejor forma de presentar los objetivos del partido a aquellos sectores del electorado que no son votantes incondicionales, los que no componen lo que se llama “bastiones electorales”. Se trata de atraer el voto del elector abstencionista, incluso del votante a otras opciones. Suele decirse con cierta ironía que las elecciones las deciden los indecisos. A esos se dirigen en gran medida las campañas. La comunicación política pretende adecuar la táctica a los objetivos estratégicos. El debate se complica porque siendo el poder el instrumento que es obligado poseer si se quiere aplicar la estrategia no cabe excluir la posibilidad de que algún partido no tenga otra estrategia que la mera posesión del poder con lo cual su tarea de comunicación política se facilita mucho ya que consistirá en ajustar el discurso a lo que se supone que la mayoría de los votantes quiera oír, incluso aunque sea contradictorio. De hecho los partidos que suelen incluirse en el epígrafe de “populistas” presentan ese rasgo de carencia de objetivos estratégicos que no sean el logro del poder por el poder, considerado como objetivo en sí mismo y no medio o instrumento para alcanzar otro objetivo. A su vez, entre quienes recurren al marketing político porque, efectivamente, tienen unos objetivos que tratan de “vender” cabe establecer diferencias nada baladíes. No es igual
16
RAMÓN COTARELO
quien trata de presentar sus objetivos ajustándolos a las opiniones de la mayoría, lo que se conoce como “seguidismo” que quien, al revés, trata de orientar el parecer de la mayoría hacia sus objetivos, esto es, la llamada función de liderazgo. Caben, desde luego, muchos matices porque el campo de la política es confuso, abigarrado, contradictorio, movedizo, en definitiva, imprevisible pero una cosa es segura: tanto si se recurre a las técnicas de comunicación por marketing como por motivaciones populistas, el paso primero de toda comunicación política consiste en averiguar la opinión de la mayoría, recabar información sobre ella. Hasta ahora el método más seguro era recurrir al sondeo. Y sigue siéndolo. Pero la irrupción de la red ha introducido posibilidades nuevas por cuanto multiplica las vías de consulta a la ciudadanía. Además, los sondeos en la red son mucho más rápidos aunque, por supuesto, mucho más inseguros pues no es fácil delimitar la muestra ni controlar la fiabilidad de las respuestas. Pero además de los sondeos online hay muchas otras formas de consultar a la ciudadanía o de mantenerla informada acerca de las propias posiciones o las del partido de uno por medio de foros, redes sociales, blogs, podcasts o páginas web. Tampoco son desdeñables los comentarios a las publicaciones, enésima manifestación del carácter interactivo de la red. Aquí es donde el elemento de voluntariado (al “estilo Obama”) es decisivo. Si una candidatura cuenta con una cantidad apreciable de voluntarios debidamente coordinados, es posible atender a la multiplicidad de frentes que siempre abre internet y poblarlos con los contenidos que interesen a la candidatura. Por supuesto, se insiste, hay un problema de fiabilidad de los datos. En el ciberespacio, a la hora de indagar la opinión es prácticamente imposible, al menos de momento, evitar que parte de las respuestas provengan de los adversarios políticos y probablemente sean insidiosas cuando no agresivas o insultantes. Es un fenómeno parecido al inconveniente que suele aducirse al hablar de las primarias abiertas en los Estados Unidos, allí en donde pueden votar todos, electores registrados o no del partido. Frente a las primarias cerradas, la red pre-
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
17
senta la desventaja de que molestarse por depositar un voto negativo o una sugerencia disfuncional es mucho más “barato” que hacerlo en persona. Con lo que, en definitiva, aunque la red sea un mecanismo de acopio de información, quienes lo pongan en marcha harán bien en depurar cuanto puedan los resultados y, en último término, en no confiar demasiado en ellos Pero es que la red no agota su utilidad en las campañas electorales en la tarea de recopilación de datos, ya que es el medio en el que se hacen las propuestas. El paso siguiente en aquellas consiste en la difusión de la información, tratando de alcanzar a la mayor cantidad posible de electores, esto es, dar a conocer el programa electoral del candidato o el partido y ofrecerse a debatirlo con los votantes. En este terreno la red es imbatible ya que ningún otro medio consigue su grado de difusión y singularización. El uso de las redes sociales es determinante al respecto. Para ello es imprescindible que los activistas de una candidatura sean miembros de dichas redes sociales o cuando menos de las más numerosas. El correo electrónico sustituye de modo muy ventajoso al clásico “buzoneo” pero su uso, si acaso, debe hacerse con mucha prudencia ya que la gente tiende a verlo como una injerencia en asuntos privados y suele tratar los mensajes de los partidos como “spam” o correo basura. El ciberespacio es el lugar adecuado para grabar vídeos o podcasts y colgarlos en la red de libre acceso. Innecesario decir que el material que se cuelgue puede tener una faceta positiva o negativa, esto es, puede consistir en alabar los productos propios o criticar y hasta ridiculizar los del adversario. La red se presta mucho a la realización de campañas electorales negativas puesto que potencia considerablemente el efecto de los spots televisivos. Y lo hace merced a una de sus características, que resulta decisiva: su ubicuidad. En el espacio real si alguien quiere interactuar con un partido o una opción electoral tiene que desplazarse y acudir al lugar más apropiado para cumplir sus designios: mítines, congresos, actos públicos de otro tipo, conferencias de prensa, etc. En el espacio virtual
18
RAMÓN COTARELO
cabe interactuar sin moverse de casa. Basta con buscar las páginas web que se desee y entrar en ellas. No son lo mismo las campañas electorales de los candidatos que se presentan sin ostentar cargo alguno que la de aquellos que ya lo ocupan y tratan de mantenerlo para un posterior mandato, esto es, lo que en inglés se conoce como el incumbent. Los primeros estarán interesados en una campaña más agresiva, incluso negativa, que critique y descalifique la gestión del oponente y presente bajo la mejor luz posible las propuestas alternativas, sin olvidar que la defensa de éstas, al no haberse experimentado todavía, pertenece al terreno de lo hipotético. La campaña del cargo que trata de revalidar mandato, en cambio, ofrece más posibilidades constructivas ya que se trata de justificar lo que se haya hecho y sobre esa base pedir una renovación de la confianza ciudadana, al tiempo que se desconfía de las propuestas del adversario, neutralizándolas como hipotéticas, irreales o peligrosas Pocas cosas hay más útiles a este respecto que la apertura de una página web o un blog. De este modo se garantiza el contacto directo con el votante y el ciudadano en general y cuando aquellos están bien administrados, dan réditos electorales garantizados. Pero esta condición de que el blog o la bitácora estén bien hechos es imprescindible. Así como el blog es un elemento fundamental de la llamada “política 3.0”, el hecho de abrirlo pero no cuidarlo, abandonarlo o que no funcione, no permita una navegación fácil o no comprenda la interactividad es, al contrario, un elemento sumamente negativo. Si no hay seguridad de que se vaya a mantener el blog y de cuidarlo, es mejor no abrirlo, es decir, no cometer el error en que suelen incurrir los políticos de iniciar una bitácora cuando se acercan las elecciones, fomentar en un principio el contacto personal entre el candidato y los electores y abandonarlo pasados los comicios. Más vale no empezar. Los internautas suelen tener un alto nivel de exigencia y detectan enseguida cuándo una página está mal hecha o no se atiende. Si los comentarios son libres o están filtrados con criterios comprensivos o laxos, no tardarán en aparecer los negativos que tienen el inconveniente de que
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
19
acompañan a la entrega del día del blog y todos los que accedan a él los verán. Como ejemplo de blog de político con éxito cabe mencionar el del alcalde del pueblo de Jun, en la provincia de Granada2, un blog vivo en el que los ciudadanos tienen la seguridad de que el alcalde contesta a sus correos en menos de veinticuatro horas y en el que se pueden realizar distintos tipos de actividades de participación, como las fotodenuncias o las sugerencias online. En el pueblo de Jun los plenos municipales son grabados en vídeo en su integridad y colgados luego en la red así como en el blog del alcalde. En esta misma línea pero con otro alcance, es de mencionar el blog del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara que se llama El cuaderno de Guillermo Fernández Vara3. Es una bitácora muy activa que el autor actualiza tres o cuatro veces por semana, y el auditorio tiene acceso a todas las actividades de la agenda del Presidente. Asimismo ha creado un foro de debate en el que se enganchan los internautas y da el acceso a Facebook, en donde el mandatario tiene una página y hasta una galería de Flickr que se nutre de cerca de trescientas fotos de actos públicos de la más variada naturaleza, encuentros con personalidades, tarea de gobierno. Las suben las organizaciones del PSOE. Hay a mi juicio dos fallos en este notable frente digital del Presidente de Extremadura: 1º) las fotos tienen estricta reserva de derechos de autor, no están en Creative commons como parece que debiera tratándose de un político de la izquierda que actúa en el espíritu abierto de la red; el 2º) fallo es que el blog no tiene un mecanismo de búsqueda y un índice analítico (muy fácil de generar a través de lo que se llama “nube de etiquetas” que, además, permite ver qué términos son los más empleados) para orientar la búsqueda. Un blog de renovación frecuente con una duración de más de tres años ha acumulado necesariamente una notable cantidad de
2 3
http://www.granadablogs.com/joseantoniorodriguezsalas/. http://www.elcuadernodeguillermo.blogspot.com/.
20
RAMÓN COTARELO
información pero ésta será inútil si no hay mecanismos que permitan consultarla. El desembarco en la red de los políticos con mando, aunque es aún minoritario, posibilitará el control ciudadano de la actividad de sus representantes y la rendición de cuentas de estos. Además será minoritario por muy poco tiempo porque los internautas acabarán obligando a sus representantes a estar todos accesibles online, con lo molesto que puede llegar a ser porque, como se sabe, en el negocio online no hay horarios ni vacaciones. Dado el carácter de interactividad que tienen las relaciones en la red, estos intercambios directos, inmediatos, entre los electores y los elegidos, diputados, cargos públicos, ministros, etc, acabarán condicionando el sistema político democrático. Los políticos están hoy obligados a guardar la mayor circunspección por cuanto los ambientes que frecuentan está erizados de cámaras o de micrófonos ultrasensibles abiertos que pueden captar cualquier desliz y difundirlo de inmediato a los cuatros vientos. En la historia reciente de España hay algunos casos de estos en que un micrófono ha captado expresiones chocantes, despreciativas, insultantes de políticos ignorantes de que se les estuviera grabando. De igual modo los políticos saben que cualquier tipo de respuesta que den a sus electores individualmente considerados, puede ser reproducida de inmediato y lanzada a esa mar sin fronteras que es la red. La importancia de la red para las campañas electorales, para las elecciones y el conjunto de la vida política es que suprimen las barreras físicas al ejercicio ciudadano del derecho a estar informado/a acerca de la gestión de la cosa pública. Pero el otro requisito es que, a su vez, los ciudadanos quieran estar informados. Téngase en cuenta que, de acuerdo con la muy celebrada distinción de Benjamin Constant entre la libertad de los antiguos y la de los modernos (Constant 1980: 494), también cabe imaginar que hay un derecho a no estar informado que es otra cara del primero. La información tiene un coste, como han señalado repetidamente los teóricos de la decisión racional y los costes se asumen o no. A los efectos de
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
21
las exigencias éticas que puedan plantearse (esas que tienden a ver la participación como algo virtuoso y deseable) el ciberespacio cumple poniendo a disposición de los ciudadanos la posibilidad de informarse a un coste mínimo. Pero alguno siempre hay y no todo el mundo tiene la misma idea respecto a la cuantía de unos u otros costes ya que estos tienden a ser de percepción subjetiva. Una de las definiciones de democracia es la que señala que se trata de un régimen en que hay identidad entre gobernantes y gobernados. Tal cosa parece darse con mayor claridad en el ámbito del gobierno local porque en él es menor la distancia entre estas dos figuras. Y no solamente en los pequeños núcleos de población, también en las grandes ciudades. La popularidad de los alcaldes es de otra naturaleza que la de los representantes o gobernantes nacionales. Prácticamente todo el mundo conoce el nombre del alcalde de Madrid y de la presidenta de su comunidad; pero poca gente conoce el de los senadores de esa misma provincia. Y lo mismo sucede con Nueva York, al menos con la ciudad. Efectivamente en este ámbito local es donde las páginas personales de los políticos, singularmente los blogs, que son mucho más fáciles de publicar, gratuitos y no precisan especial competencia técnica, adquieren su importancia y mejor funcionan. Asimismo debieran funcionar o, cuando menos parecería lógico que lo hicieran, en el ámbito nacional. Pero este otro territorio resulta más problemático. El ámbito local posibilita las relaciones personales, de tú a tú, de representante a representado y también en las grandes urbes, en donde el alcalde está presente de un modo más tangible que el gobernante nacional que ejerce en un territorio mucho más extenso y en nombre de algo tan poco tangible como una idea, un constructo cuya realización material es imprecisa: el Estado. En el orden nacional la importancia de los partidos como órganos de mediación resulta evidente y las relaciones se hacen más complejas, indirectas y difíciles. Desde luego los partidos tienen páginas web pero no concitan especialmente la participación ciudadana como puedan
22
RAMÓN COTARELO
hacerlo las páginas o blogs personales de algunos políticos destacados. La razón no es difícil de discernir. Los partidos tienen también sus publicaciones periódicas pero éstas llegan a audiencias muy escasas porque todo el mundo sabe que son discursos burocráticos, hechos de modo impersonal y por algún procedimiento administrativo de reparto de tareas (hay uno o varios “encargados” del blog como puede haber encargados de la organización de actos) y que, además resultan ser triunfalistas o, cuando menos, justificativos. Están concebidas como páginas de empresa, eso que se llama “páginas corporativas” a las que no se accede con ánimo de debatir sobre nada salvo muy contadas excepciones. Lo que sucede es que la presencia de los partidos condiciona sobremanera las relaciones políticas entre electores y elegidos, aunque no siempre. Depende del sistema electoral. En el caso de los sistemas que responden al modelo mayoritario, especialmente el de circunscripciones uninominales, la interferencia de los partidos es mínima y la relación directa del representante con los representados (la constituency de los anglosajones) es dominante. La vieja costumbre de los electores británicos de escribir cartas a sus representantes se ha visto potenciada con el correo electrónico y con ello también la posibilidad de que los partidos se vean obligados a sancionar a representantes díscolos con la línea oficial. Pero esto es en los sistemas mayoritarios. Los proporcionales tienen otra estructura, dado que se vota a partidos, no a personas, por lo que aquí la relación entre el elector y el elegido es más problemática por no decir inexistente. Tómense como ejemplo las campañas que se hacen a veces en la red para que los diputados o parlamentarios de un grupo adopten o dejen de adoptar determinada actitud. Se pide a los internautas que escriban a la dirección del correo electrónico de los diputados y se les proporciona la lista de los del grupo parlamentario, no los de los parlamentarios de su provincia o comunidad autónoma. Lo mismo que sucede con los representantes nacionales en el Parlamento Europeo, aunque se trata de parlamentos muy distintos. Por ejemplo, mientras se debatía la ampliación
LA POLÍTICA EN LA ERA DE INTERNET
23
de la semana de 65 horas en dicho Parlamento (iniciativa que salió derrotada) se hizo una campaña en el ciberespacio por la que cualquiera podía enviar una carta, cuyo texto era siempre el mismo, para protestar contra la idea a lo 54 europarlamentarios españoles4. Los partidarios de los sistemas proporcionales, que rechazan los mayoritarios, suelen argumentar que es preferible que el pueblo esté representado en relación directamente proporcional a sus opciones políticas, cosa que no sucede en los sistemas mayoritarios salvo en los grandes trazos de más o menos derecha o izquierda. Pero esto no es evidente en sí mismo. En primer lugar no se ve porqué la proporcionalidad debe referirse exclusivamente a las opciones políticas (de carácter ideológico) y no también la edad, el sexo, la confesión religiosa o las pertenencias territoriales que pueden implicar opciones políticas nacionalistas (y, por tanto, también ideológicas) pero que contienen la semilla del cuestionamiento del sistema en su conjunto. En segundo lugar tampoco es claro que en los sistemas mayoritarios no esté representado el pueblo en relación proporcional (aunque no sea directa) a sus opciones ideológicas. Los sistemas mayoritarios fomentan el bipartidismo que es un procedimiento por el que los dos grandes partidos son, a su vez, un mosaico de corrientes que en un sistema proporcional formarían partidos pequeños. La diferencia está en cómo se forma gobierno y, en lo que a este ensayo se refiere, cómo se relacionan los partidos con el ciberespacio y con la blogosfera. Al respecto la experiencia parece mostrar que los sistemas mayoritarios bipartidistas conocen una actividad ciberespacial mucho más intensa que los proporcionales multipartidistas. En los primeros suele darse la mencionada relación directa entre el representante y el representado porque en buena medida, reproduce la inmediatez por distancia corta del gobierno local. Pero aquí se trata del nacional. Eso mismo no sucede en el sistema proporcional en el que la presencia de algunos
4
http://www.joserodriguez.info/bloc/?p=295.