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COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES Manuel Asensi Pérez

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª Teresa Echenique Elizondo Catedrática de Lengua Española Universitat de València

Juan Manuel Fernández Soria

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València

Pablo Oñate Rubalcaba

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València

Joan Romero

Catedrático de Geografía Humana Universitat de València

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web: http://www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


ÉTICA Y DESARROLLO PROFESIONAL

LUPE BOHORQUES (Coord.) CARMEN CASTRO CÉSAR CASTILLO FELICIANO CONGÁLEZ

Valencia, 2014


Copyright ® 2014 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).

© Lupe Bohorques (Coord.)

© TIRANT HUMANIDADES EDITA: TIRANT HUMANIDADES C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com http://www.tirant.com Librería virtual: http://www.tirant.es ISBN: 978-84-16062-60-7 MAQUETA: Tink Factoría de Color IDEA DE LA PORTADA: N. BOHORQUES Y MÓNICA HERRERO Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.


Agradecimientos: Dr. Hugo Aznar Roberto Ballester Begoña Barrado N. Bohorques Ilma. Sra. Dña. Victoria Camps Dra. Marcia Castillo Dr. Armando Dominguis Excmo. Sr. D. José Enrique Fernández del Río Mónica Herrero Ruth León Excmo. Sr. D. Javier de Lucas Emilio Martínez Ernesto Méndez José Vicente Sanfélix Salvador Vives


A l@s buen@s profesionales y a l@s profesionales buen@s


Índice Prólogo: LA ACTUALIDAD DE LA ÉTICA APLICADA ................................ 17 Hugo Aznar Introducción ............................................................................................................ 27

Parte I MARCO TEÓRICO Capítulo 1 INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA Lupe Bohorques 1.1. ¿Qué es la ética? Un breve paseo por el pensamiento ético esencial..... 33 1.2. ¿Existe distinción entre ética y moral?...................................................... 44 1.3. Ética Laica y Ética Humanista: Concepto y diferencias.......................... 46 Capítulo 2 ÉTICA JURÍDICA Feliciano González 2.1. 2.2. 2.3. 2.4. 2.5.

Ética Jurídica ¿a qué nos referimos?.......................................................... 53 La idea de Justicia........................................................................................ 56 ¿Podemos hablar de ética en el mundo del Derecho?............................. 61 La globalización de la ética: las Declaraciones de Derechos.................. 63 Moral, Política y Derecho .......................................................................... 67 Capítulo 3 ÉTICA Y FEMINISMO Carmen Castro García

3.1. Introducción................................................................................................. 75 3.2. ¿Qué y por qué una perspectiva feminista en la ética?........................... 77 3.2.1. Feminismo: Antecedentes históricos............................................. 82 3.2.1.1. Hitos significativos de la evolución feminista................ 83 3.2.2. Sexo y género: aclaraciones necesarias en torno a los conceptos....................................................................................................... 88


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3.2.3. Ética de la Justicia vs Ética del Cuidado........................................ 90 3.2. Los Derechos Humanos y los Derechos de las Mujeres.......................... 95 3.3.1. Características y clasificación de los Derechos Humanos.......... 100 3.3.2. ¿Cuándo se percibieron a las Mujeres como Humanas?............. 103 3.3.3. La protección internacional de los Derechos de las Mujeres..... 107 3.4. Ética feminista para otro mundo posible.................................................. 113 3.4.1. Equidad: hacia una ‘Sociedad de las personas’............................. 113 3.4.2. Sostenibilidad: la vida y el desarrollo humano en la agenda política.................................................................................................... 115 3.4.2.1. Las capacidades y necesidades humanas: ¿cuáles y cómo las satisfacemos?.......................................................... 117 3.4.2.2. Ecofeminismo.................................................................... 118 3.4.3. Empoderamiento: la ciudadanía plena de las mujeres................ 122 3.4.4. Economía Feminista para el cambio de modelo de sociedad.... 125 3.4.4.1. Alternativa desde la economía feminista: hacia una economía de la igualdad................................................... 129

Parte II ÉTICA APLICADA AL MUNDO PROFESIONAL Introducción: ¿QUÉ ES LA ÉTICA APLICADA? ............................................... 139 Lupe Bohorques Capítulo 4 BIOÉTICA César Castillo 4.1. Introducción................................................................................................. 145 4.2. Corrientes, actitudes y clasificaciones me­todológicas............................ 146 4.3. Los cuatro principios de la bioética........................................................... 153 4.4. Aplicaciones de la bioética.......................................................................... 162 4.4.1. Problemas bioéticos al inicio de la vida humana......................... 165 4.4.2. Problemas bioéticos durante y el final de la vida humana.......... 171 4.5. Conclusiones para una ética y bioética de las profesiones..................... 174 4.6. Bibliografía.................................................................................................... 178 Capítulo 5 ÉTICA JURÍDICA: ESTUDIO DEL MODELO ESPAÑOL Y MEXICANO Feliciano González 5.1. La deontología de los juristas: la ética codificada.................................... 181


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5.2. Ética Jurídica y Abogacía............................................................................ 188 5.3. El juez............................................................................................................ 195 Capítulo 6 ÉTICA PARA EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS Y DE LA EMPRESA Lupe Bohorques y Feliciano González 6.1. ¿Qué es la Responsabilidad Social Empresarial o ética empresarial?... 199 6.2 Normativa fundamental y tendencias en la RSC..................................... 202 6.3. ¿Es posible una forma ética de hacer empresa?....................................... 207 6.4. Los valores corporativos............................................................................. 208 6.5. La obligatoriedad de los valores corporativos.......................................... 210 6.6. Valores corporativos y valores individuales............................................. 211 6.7. Los códigos de conducta............................................................................. 213 6.8. Aspectos frecuentes en los códigos de conducta..................................... 214 6.9. Cómo implantar un código de conducta en una empresa..................... 215 6.10. La difusión de la ética como elemento de consolidación de la empresa.................................................................................................................... 216 6.11. De la dirección por objetivos a la dirección por valores......................... 217 6.12. Resumen........................................................................................................ 219 Capítulo 7 ÉTICA PARA TRADUCTORES Lupe Bohorques 7.1. 7.2. 7.3. 7.4. 7.5.

La importancia de la ética en la profesión de traductor.......................... 221 ¿Es posible ser un traductor ético?............................................................ 222 La responsabilidad social del traductor.................................................... 223 Códigos de conducta de los traductores................................................... 225 El juramento de Chesterman: compromiso del traductor con la traducción.......................................................................................................... 228 7.6. Secreto profesional y el deber de confidencialidad................................. 230 7.7. Dilemas éticos.............................................................................................. 232 7.8. Derechos y deberes de un traductor.......................................................... 234 Capítulo 8 LEGISLACIÓN Y ÉTICA PARA ENFERMERÍA Lupe Bohorques 8.1. La meta fundamental de la enfermería y los principios del cuidado del enfermo......................................................................................................... 237


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8.2. Deontología profesional: el Código Ético de la Enfermería Españo­ la .................................................................................................................. 242 8.3. Derechos y deberes de los usuarios........................................................... 247 8.4. La autonomía del paciente.......................................................................... 252 8.5. El secreto profesional en el ámbito de la enfermería............................... 255 8.6. Negligencias en el campo de la enfermería.............................................. 260 8.7. Responsabilidad Civil y Penal de los enfermeros.................................... 263

Parte III EPÍLOGO

1. 2. 3. 4. 5.

LAS LECCIONES MORALES APRENDIDAS Feliciano González El factor Educativo....................................................................................... 278 No hay una verdad única............................................................................ 279 Cumplir con las reglas de juego................................................................. 279 La idea de compromiso genuino................................................................ 280 Igualdad, justicia y felicidad....................................................................... 281

ANEXOS Capítulo 3. ÉTICA Y FEMINISMO La reforma del artículo 1º de la Constitución de México....................... 285 Lista de capacidades básicas....................................................................... 286 Capítulo 5. ÉTICA JURÍDICA: ESTUDIO DEL MODELO ESPAÑOL Y MEXICANO ESTADO DE MÉXICO: Secreto profesional médico, exigencia en el plano ético y legal......................................................................................... 289 Capítulo 6. ÉTICA PARA EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS Y DE LA EMPRESA El derrumbe en Bangladesh eleva la presión sobre firmas textiles occidentales....................................................................................................... 291 ¿Es necesaria la ética como asignatura?.................................................... 294 Capítulo 7. ÉTICA PARA TRADUCTORES La situación de la traducción en España, según APETI......................... 295


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Los juristas alertan del bajo nivel de la traducción judicial................... 298 Justicia exigirá a partir del 2014 traductores titulados en los juicios.... 299 Capítulo 8. LEGISLACIÓN Y ÉTICA PARA ENFERMERÍA Condenada a seis meses de cárcel la enfermera del bebé Ryan............. 301


PRÓLOGO La actualidad de la ética aplicada Hugo AZNAR1 Decir que la ética está de actualidad, o incluso de moda, es ya un tópico por lo mucho que se ha repetido. Pero no deja de ser cierto que hace unos treinta años se produjo una revitalización del interés por las cuestiones éticas, que aún perdura. En la época en la que estudiaba filosofía no ocurría así. Por entonces la ética era una rama poco relevante de la filosofía; por varios motivos. En primer lugar, por las corrientes de tradición o inspiración marxista que todavía coleaban. Para estos planteamientos, la ética no dejaba de ser un invento de las clases en el poder para que los débiles se comportasen bien; en el mejor de los casos se reducía a un consuelo para los bienintencionados que querían cambiar las cosas, pero no conseguían nada. Estos discursos postulaban por su parte una solución de los problemas sociales contundente, política, revolucionaria. La ética no servía para lograr ese cambio. No servía ahora y no serviría después. En efecto, cuando el cambio se produjera por otros medios, tampoco sería necesaria la ética al existir ya un nuevo orden social justo. En cualquier caso, por tanto, la ética resultaba poco relevante. En segundo lugar, estaban los discursos cientificistas que también eliminaban la ética, pero por razones diferentes. En este caso, sería el

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Hugo Aznar es Doctor en Filosofía por la Universidad de Valencia y Profesor Agregado de Ética de la Comunicación e Historia del Pensamiento Político de la Universidad Cardenal Herrera. Entre sus obras destaca Comunicación responsable (Ariel, 2011, 3ª ed.), obra traducida al portugués. Más recientemente ha editado, traducido y anotado la obra de Walter Lippmann Libertad y prensa (Tecnos, 2011).


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progreso de la ciencia y de su aplicación técnica el que se encargaría de hacer innecesaria la ética. Muchos problemas que habían ocupado tradicionalmente a la ética —como el sufrimiento, el reparto de la riqueza, la infelicidad, etc.— desaparecerían al solucionarse mediante el avance científico y tecnológico de la humanidad. La ética simplemente se quedaría sin problemas, sin asuntos, resueltos con aparatos, pastillas, técnicas o inventos nuevos. Puede que algunos de estos problemas tardaran algo más en resolverse —unos años, unas décadas, quizás incluso alguno durara algún siglo más—, pero, sin duda, la ética quedaba reducida a ser sólo el testimonio de nuestra incapacidad temporal para resolver un problema, que el progreso se ocuparía de solucionar, más pronto que tarde. La ética quedaba pues en el lado de los perdedores, condenada al cajón de los saberes del pretérito, junto con la alquimia o la astrología. ¿Para qué perder entonces el tiempo con ella? Por si faltaba algo, quedaban también los asépticos y fríos teóricos del lenguaje, los analíticos, que se habían hecho dueños de gran parte del panorama filosófico desde comienzos del siglo XX. También estos habían afirmado, no ya la poca utilidad de la ética, sino quizás algo incluso peor: su pura nulidad, literalmente su insignificancia. En efecto, el lenguaje ético era la manifestación de un lenguaje no positivo, que enunciaba y hablaba de cosas que en realidad eran inexistentes. Los discursos éticos no versaban sobre problemas reales que hubiera que resolver, sino que más bien se trataba de problemas ficticios creados por un mal uso de nuestro lenguaje, por una mala comprensión de su lógica2. Si se comprendía bien el lenguaje y sus términos, entonces tales problemas no es que se resolvieran es que se disolvían: simplemente desaparecían por un uso correcto de nuestros conceptos. A modo de metáfora: los discursos éticos eran como los discursos sobre brujas: existen de hecho descripciones, clasificacio

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Caso de responder a problemas reales, entonces volvíamos al supuesto cientificista expuesto antes: había que reformular estos problemas en términos, problemas y discursos de modernas disciplinas científicas, que procederían a su estudio y solución técnica. El discurso ético quedaba vaciado de contenido.


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nes detalladas e historias de las brujas; es más, se puede tener miedo de las brujas y hasta acusar a alguien de ser bruja y, lo que ya no es broma, ¡hasta se puede condenar y quemar a alguien por bruja!, como ocurrió miles de veces a finales de le Edad Media. Y sin embargo, todos sabemos (incluso los niños lo saben) que las brujas no existen. Los discursos éticos corren la misma suerte: también hay volúmenes enteros de ética, también se suspenden y aprueban asignatura de ética en algunos grados y hasta se elogian o condenan algunas conductas por su falta o no de ética; pero en el fondo no nombran ni dicen nada real. Léanse si no los periódicos. Discursos como de brujas. Mejor por tanto, sin ellos. Por estos motivos, o por estos discursos, la ética había sido condenada a lo largo del siglo XX a desaparecer; o cuando menos a mantenerse callada. Y sin embargo, justo cuando ya iba a acabar el siglo, y como en un intento de rectificar a toda prisa, se produjo un estallido de la ética: de repente, de la noche a la mañana la ética —o sería más exacto decir: el interés por la ética— volvió a la realidad, a la actualidad; y lo hizo, además, con una fuerza inusitada. El cambio cogió por sorpresa, incluso, a la gran mayoría de los teóricos que habían prestado su atención a la ética. En primer lugar, por su dimensión: por pasar de repente de la condena a los anaqueles del pasado y a la extinción por inanición, a la más plena y absoluta actualidad. ¡A estar de moda!, ¡quién lo iba a decir! Pero quizás, incluso más por otro aspecto: ese renacer y ese interés no había venido provocado por los teóricos de la ética, no había sido el resultado de una campaña exitosa desde las cátedras de ética o de alguna obra filosófica de especial capacidad iluminadora dentro de este ámbito. Al contrario, fue un renacer allí donde menos se podía esperar: en la sociedad, a partir del interés y la demanda de ciertos colectivos y personas interesados y motivados por estas cuestiones3. Fue simple

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Parte de este renacer quizás fuera oportuno atribuirlo, al menos indirectamente, a los efectos no previstos de la corriente de pensamiento que se dio en llamar Posmodernidad. No tanto porque la revitalización de la ética fuera uno


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y llanamente un cambio en las demandas de la sociedad y la cultura. Más que callar, ahora se reclamaba repentinamente a la ética hablar, y hablar mucho. El giro ético de finales del siglo XX, tiene como rasgo destacado su origen en el interés suscitado por los problemas reales de la vida colectiva y por la necesidad de darles respuesta. Un interés eminentemente práctico. No se trata de especulación filosófica, o al menos no de pura especulación filosófica, sino más bien de enfrentar e intentar dar respuesta desde a la ética a los problemas reales de la sociedad. Fue por ello que se dio muy pronto en hablar no ya de ética sólo sino más bien de ética práctica o de ética aplicada. Hablar de ética práctica le hubiera parecido a uno de sus padres fundadores, Aristóteles, una redundancia. La ética ya era de por sí la ciencia práctica por antonomasia; no en balde era la disciplina que versaba sobre la acción humana; y la acción, es siempre práctica. Pero la ética del siglo XX había llegado a estar tan alejada de la realidad y de la acción, que cuando se planteó su renacimiento, hubo necesidad de un nuevo apellido que pusiese de relieve que su auténtica finalidad debía ser ahora efectivamente práctica. O como se ha hecho más frecuente decir, aplicada. Se trataba de afirmar así el designio con el que se producía este sorprendente renacimiento: afrontar los problemas de la sociedad, de sus diferentes actividades y campos, de sus profesionales y sus ciudadanos. Todo ello nos ayuda a entender otro rasgo destacado de este renacer ético. Casi es una tendencia consustancial a la filosofía, pensar que puede dar respuestas unívocas a todas las cuestiones. Parece estar en el ADN de la filosofía su vocación de dar una respuesta común

de sus temas u objetivos, que no lo era en absoluto; sino más bien porque proclamaron el final de los grandes relatos, precisamente aquellos que mantenían en su grandeza y poderío, un tanto encogida a la ética. Al caer en descrédito dichos grandes relatos —el del progreso, el de la revolución, el de la ciencia, el de la objetividad—, reapareció con fuerza la ética que estaba aplastada por ellos.


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a los problemas humanos, como si todos pudieran converger en un método, un hallazgo o una solución únicos. En ese primer momento del renacer ético, al que nos hemos referido, se intentó responder así a los problemas que se planteaban: de manera unitaria. Pero pronto se pudo comprobar que resultaba difícil en una sociedad compleja y altamente diferenciada como la nuestra. Puede —incluso deben— existir aspiraciones, problemas, interrogantes, métodos, procedimientos y principios comunes; o cuando menos similares. Tampoco debe faltar el contraste y el diálogo permanente entre disciplinas y campos del saber, entre actividad y profesionales, por alejados que parezcan. Incluso hay cuestiones y hasta respuestas comunes. Pero su vocación aplicada obliga a la ética a llevar esos interrogantes al corazón de cada campo y actividad social, a cada ámbito de actividad profesional con el ánimo de ver y hacer frente a la especificidad de cada uno de ellos. Sólo así se entiende, por ejemplo, que incluso un deber común como el secreto profesional pueda acabar significando cosas diferentes y aún opuestas en campos como el derecho, la medicina, el sacerdocio, la informática, la asesoría empresarial o el periodismo. Hay tantos elementos comunes como distintivos y propios de cada campo, que obligan a abordarlos desde la especificidad y singularidad de cada uno de ellos. Y, como en una sucesión lógica de consecuencias, esta especificidad define otro rasgo de este renacer ético: su consustancial e inevitable carácter interdisciplinar. En gran medida esta ética aplicada nace del encuentro, la preocupación compartida y el diálogo entre quienes conocen y practican una determinada disciplina, una actividad, una profesión, y quienes reflexionan de forma genérica sobre la ética humana. Nace igualmente de la pluralidad misma de los asuntos humanos y las cuestiones que suscitan: pueden ser problemas técnicos, científicos, políticos, económicos… pero siempre también problemas humanos, problemas de acción y responsabilidad humanos (una obviedad, pero que se había dejado de lado en los grandes discursos filosóficos y culturales con los que comenzábamos más arriba). Muchas veces, mejor dicho, la mayoría de las veces han si-


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do precisamente quienes practican esas actividades, quienes se han enfrentado a estos problemas en su actuación cotidiana, en sus respectivos campos de actuación; es decir los profesionales, los expertos y los docentes de estas disciplinas y actividades los que han vuelto a interrogarse —y consiguientemente a interesarse— por la dimensión ética de sus actividades, por la ética aplicada a sus campos, sus disciplinas, sus profesiones. En las páginas que siguen se abordan algunos de estos problemas de ética aplicada. Dejo al lector que los recorra para enfrentarse a estas diferencias y particularidades de cada ámbito de cuestiones prácticas y a las propuestas e ideas que recojan sus autores respectivos. Quisiera en cambio concluir subrayando aquello que todos estos ámbitos han de compartir necesaria, ineludiblemente. En efecto, lo que todos estos campos de ética aplicada han de compartir necesariamente es precisamente el rasgo más propio de la ética: que su acento último recae finalmente en la acción y el compromiso de los individuos. En esto se distingue la ética del discurso político: que, aunque éste también dependa en última instancia de acciones individuales, pone el acento más bien en las transformaciones de orden institucional, de orden estatal, de orden ideológico, a la hora de tratar de solucionar los problemas comunes. También se distingue en esto del discurso científico, que, aunque dependa asimismo en última instancia de las acciones de los científicos y técnicos, atribuye al conocimiento científico, a sus resultados, a su aplicación, a su avance la resolución de los problemas humanos. Precisamente el efecto final de estos discursos había sido que conducían inevitablemente a la disolución de la responsabilidad individual. Si el problema lo resuelve la política o la ciencia, entonces como individuos podemos delegar toda responsabilidad y confiar en que esos subsistemas y quienes los ocupan se harán cargo de la situación y de su solución. Pero la actualidad de la ética debe ser ante todo la actualidad de la recuperación de la responsabilidad individual: desde la formulación de los problemas hasta el intento de darles solución, pasando


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también y de modo muy especial por la vivencia de estos retos, por la toma de conciencia de su relevancia para la vida y el futuro de la sociedad. Responsabilidad doble en este caso: primero, por la que todos y cada uno tenemos en relación a nuestras propias acciones, allí donde nos toca hacerlas realidad; pero también, por la que todos compartimos ineludiblemente en relación a los retos comunes que tenemos como sociedad, a los retos de la humanidad de la que formamos parte (y de cuyos logros por otra parte disfrutamos). Uno más de los asuntos comunes de la ética aplicada, en cada campo o área es, por tanto, evitar la tendencia a escudarnos en las exigencias del sistema, en las prácticas establecidas, a caer en las rutinas productivas que en cada ámbito de actividad social nos llevan a hacer lo que todos, sin pensar, sin reflexionar, aunque presintamos o percibamos en el fondo (y no tan en el fondo) que las cosas no se están haciendo bien o que las consecuencias que se siguen para todos no son buenas. De modo que la ética puede estar de actualidad o de moda; pero se trata de una moda exigente. No basta con curiosear, con divagar en clase o en los periódicos acerca de ciertos asuntos muy interesantes. Se trata también de actuar, de asumir la responsabilidad ineludible que cada uno tiene en su ámbito de actuación propio. Por ello, la actualidad de la ética tiene un componente menos grato y que por su parte no ha ganado tanta actualidad: la exigencia de coherencia. Si se habla de ética, más aún si se habla de ética aplicada, debe ser para hacerla, cuando menos para tratar de hacerla realidad. Esta es la clave última de toda ética: en última instancia implica a las personas y sus acciones; la responsabilidad personal, de cada uno, a la hora de actuar y tomar decisiones. Nadie puede suplantarnos a la hora de actuar. No valen excusas. Seguramente es ésta la demanda más pendiente de la ética aplicada: que realmente sea aplicada, que realmente se aplique. Es la queja que suele escucharse en la mayoría de quienes atienden a estos discursos: su falta de efectividad. Por ejemplo, la efectividad de los códigos de ética profesional, o más aún de los de ética empresarial,


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por no hablar ya de los códigos éticos de los partidos políticos. Existir, existen; pero servir para algo, ya es otra cosa. La implementación efectiva de la ética aplicada, tres décadas después de su llamativo renacer, sigue en gran medida pendiente. Y, lo que es peor, caso de no realizarse, entraña el riesgo importante de que pase la expectativa generada en su día, de que caduque, de que el descontento por la falta de resultados acabe con una actualidad que no ha producido resultados ni ha tenido apenas efectos. Evitar esto pasa por dos cosas: en primer lugar, por tener todos algo más de paciencia, pues esta implementación requiere tiempo, no es una cosa de hoy para mañana. Cambiar hábitos, prácticas e instituciones sociales, incluso modos de pensar que llevan décadas (en algunos casos ya siglos incluso) funcionando así, que son muchas veces enormemente complejos, no es sencillo y requiere tiempo. No es cosa de un día para otro. Y en segundo lugar, hay que tomar conciencia de que la aplicación de las soluciones y medidas éticas pasa en primer lugar por la ética misma; o por la moral. Esto no es un juego de palabras. Pone de relieve en cambio que el discurso ético no puede convertirse en otro metarrelato acerca de la resolución final de los problemas, en el que la ética sustituiría ahora al progreso, la ciencia o la economía como resolutores finales de los problemas humanos. En efecto, no se trata de entender esta actualidad de la ética como plantear problemas, proponer soluciones y esperar luego que se solucionen. La ética aplicada de verdad pasa porque la gente, la sociedad, las personas, cada uno de nosotros, la haga realidad en su ámbito de actuación propia. La ética aplicada la debe aplicar cada persona, cada profesional, cada responsable en su actividad diaria y cotidiana. Y por cierto, esta misma aplicación nos facultará a su vez para ser más exigentes con quienes hablan de ética y no la practican, incluso la traicionan con su conducta; particularmente una clase política que se ha vuelto con mucho el ejemplo más notorio de esta forma particular de hipocresía moral. La coherencia empieza por cada uno de nosotros, a la hora de cumplir; y también a la hora de exigir cumplir. Algunas propuestas teóricas están ahí, muchos códigos profesionales ya están ahí, incluso algunos mecanismos para hacerlos efectivos ya


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se están poniendo en marcha o llevan algunos años funcionando ya. Pero lo que es ineludible en último término es el compromiso personal de cada uno y finalmente, por tanto, de muchos más de nosotros. Quizás esto nos ayude a hacer frente a la sensación de desconcierto que nos embarga en estos momentos, cuando la actualidad de la ética aplicada en estas últimas tres décadas coincide con una de las peores crisis de la sociedad occidental de los últimos 150 años. Una crisis provocada o agravada por la codicia, el afán desmesurado de ganancia, la falta de valores, la corrupción de muchas prácticas de diferentes subsistemas e instituciones; de muchas, muchas personas por tanto. Confiemos en que esta crisis no conlleve una crisis en la confianza de que la ética puede hacer algo por mejorar las cosas; entre otras cosas, porque después de la crisis de la política y de las otras grandes esperanzas e ideologías de la humanidad de los últimos siglos, de los grandes relatos, ya no nos queda mucho más en que esperar… más bien nada. Debería ocurrir lo contrario: que la crisis haga más perentoria precisamente la necesidad de ética, de más ética aplicada, de más aplicación de la ética. Que sean más las personas, los colectivos, las organizaciones, los subsistemas que tomen conciencia de la necesidad ineludible de la ética… y de su aplicación: en cada área, en cada campo, en cada lugar de trabajo, en cada acción social.


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