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ciencia polĂ­tica


COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH MANUEL ASENSI PÉREZ Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València

RAMÓN COTARELO Catedrático de Ciencia política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

Mª TERESA ECHENIQUE ELIZONDO Catedrática de Lengua Española Universitat de València

JUAN MANUEL FERNÁNDEZ SORIA Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València

PABLO OÑATE RUBALCABA Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València

JOAN ROMERO Catedrático de Geografía Humana Universitat de València

JUAN JOSÉ TAMAYO Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA POLÍTICA 2ª edición

ANDREW HEYWOOD

Valencia, 2017


Copyright ® 2017 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito del autor y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.

RAMÓN COTARELO (traducción)

Directores de la Colección:

ISMAEL CRESPO MARTÍNEZ Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Murcia

PABLO OÑATE RUBALCABA Catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Valencia

© Andrew Heywood

© TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráicas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-9143-189-3 MAQUETA: Tink Factoría de Color Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.


Para Kate, Roger, Elsie y Stan


“Si escuchamos es posible que nos convenzan y una persona que permite que la convenzan mediante un razonamiento es una persona completamente irracional”. Oscar Wilde, Un marido ideal. “Cuando empleo una palabra”, dijo Humpty Dumpty en un tono algo despreciativo, “signiica lo que decido que signiique. Ni más ni menos”. “La cuestión es”, dijo Alicia, “si puedes hacer que las palabras signiiquen cosas tan diferentes”. “La cuestión es”, dijo Humpty Dumpty, “quién manda. Eso es todo”. Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.


PREFACIO A LA CUARTA EDICIÓN El objetivo de este libro es proporcionar una introducción a la teoría política a base de investigar el empleo y los conceptos principales que aparecen en el análisis político, distribuidos en grupos relacionados entre sí. Además de actualizar la totalidad de la obra, se han hecho tres grandes cambios para esta nueva edición. En primer lugar se ha ampliado el objetivo del libro para dar cuenta más completa de la dimensión internacional/global de la política, con lo que se releja el hecho de que la división de disciplinas entre la política y las relaciones internacionales resulta cada vez más difícil de mantener. En este sentido, un capítulo nuevo (capítulo 12, la seguridad, la guerra y el orden mundial) versa sobre los asuntos conceptuales y teóricos relacionados con cuestiones clave de la política mundial. Se han introducido esquemas de “pensando globalmente” para considerar en dónde, cómo y con qué sentido se han revisado ideas y conceptos políticos a la luz de las tendencias globalizadoras (gobernanza global, democracia cosmopolita, justicia social global, etc.). Se ha revisado el capítulo 4 para incluir un examen del concepto de transnacionalismo y las implicaciones del nacionalismo en relación con la política mundial. También se han añadido nuevos cuadros de “tradición” sobre cosmopolitismo, nacionalismo y realismo. En segundo lugar se ha prestado mayor atención a los enfoques no occidentales y postcoloniales de la teoría política para ayudar a mitigar (pero, desde luego, sin eliminar por entero) la orientación esencialmente occidental del libro. Se han introducio recuadros “allende Occidente”, cada uno de los cuales estudia un enfoque no occidental concreto del asunto o cuestión en consideración a partir de tradiciones de pensamiento islámicas, budistas, chinas, indias, africanas, latinoamericanas o de otros lugares. Se ha añadido una nueva caja de “tradición” concentrada en el postcolonialismo. En tercer lugar se ha ampliado el tratamiento de la política de la diferencia la luz del aumento de importancia de los asuntos de identidad y diversidad. Se ha revisado el capítulo 9 para dar cuenta, entre otras cosas, de los importantes debates acerca del género y el multiculturalismo. Entre otros cambios en esta edición se cuenta una consideración más extensa acerca de la naturaleza y el desarrollo de la teoría política en el capítulo 1 y se incluyen cuestiones a debate al inal de cada capítulo. Cabe encontrar materiales adicionales el sitio web propio del libro. Quisiera expresar mi agradecimiento por su aseoramiento, apoyo y ánimo a mis editores en Palgrave, Steven King y Stepehn Wenham y a Maddy Hamey-Thomas por su ayuda en el proceso de edición. Este libro está dedicado a mis nueras Helen y Jessie. Andrew Heywood


1. ¿QUÉ ES LA TEORÍA POLÍTICA? SUMARIO: • DEFINICIÓN DE LA TEORÍA POLÍTICA. La política como ciencia, filosofía y teoría. La teoría política en transición • USO Y ABUSO DE LOS CONCEPTOS POLÍTICOS. Conceptos normativos y descriptivos. Conceptos controvertidos. Palabras y cosas • CÓMO EMPLEAR ESTE LIBRO

CONSIDERACIONES PREVIAS

S

ería equívoco, incluso evidentemente absurdo, sostener que el conlicto político no releja más que confusión en el uso del lenguaje. Es cierto que los enemigos suelen discutir, pelear e incluso guerrear diciendo cada uno de ellos que están “defendiendo la libertad”, “amparando la democracia” o que “la justicia está de nuestro lado”. De nada serviría, sin duda, que bajara de los cielos un Gran Lexicógrafo para pedir a las partes del conlicto que deinan los términos que usan antes de seguir adelante, precisando qué entiendan por “libertad”, “democracia” o “justicia”. La discusión, la lucha o la guerra tendrían lugar en todo caso. En otras palabras, la política no podrá reducirse jamás a la semántica. Y sin embargo también es cierto que el desaliño en el empleo del lenguaje ampara la ignorancia y perpetúa los equívocos. El lenguaje es a la vez un instrumento con el que pensamos y un medio con el que nos comunicamos con otros. Si el lenguaje que empleamos es confuso o se entiende mal no sólo es difícil expresar nuestros puntos de vista y opiniones con cierto grado de exactitud sino que también es imposible saber lo que estamos pensando. Lo menos —y algunos dirán, lo más— que podemos hacer es ser claros en las palabras que utilizamos y los signiicados que les adjudicamos. El objetivo es el que George Orwell expuso en su ensayo pionero, “la política y la lengua inglesa” (1957): el lenguaje debiera ser “un instrumento para expresar y no para ocultar o impedir el pensamiento”. Este libro pretende clariicar y estudiar los conceptos y teorías más importantes que se emplean en el análisis político y, al hacerlo, pretende proporcionar una introducción a algunas de las controversias más frecuentes en el pensamiento político. Este capítulo introductorio estudia la naturaleza y los parámetros de la teoría política y considera algunas de las diicultades que se encuentran en el estudio de los conceptos políticos. ¿Cuál es la diferencia entre la teoría


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política y la ciencia y la ilosofía políticas? ¿Por qué es tan frecuente que los conceptos políticos sean temas de controversias intelectuales e ideológicas?

DEFINICIÓN DE LA TEORÍA POLÍTICA: LA POLÍTICA COMO CIENCIA, FILOSOFÍA Y TEORÍA Habitualmente se considera que el estudio de la política abarca dos y algunos dirían tres subdivisiones. De un lado se da lo que se llama ciencia política y, de otro, la teoría política y la ilosofía política, términos que a menudo se emplean de modo intercambiable pero entre los que a veces se establecen distinciones. Aunque la ciencia política fue hija del siglo XX, echa sus raíces en el empirismo del siglo XVII. La “ciencia” se reiere a medios de adquirir conocimiento a través de la observación, la experimentación y la medición. Su rasgo esencial, el “método cientíico” implica la necesidad de veriicar o falsar hipótesis, contrastándolas con las pruebas empíricas, preferentemente mediante la repetición de experimentos. El estatus casi incuestionable de que goza la ciencia en el mundo moderno se basa en su pretensión de ser objetiva y libre de valores y, por lo tanto, constituir el único medio iable para llegar a la verdad. Por lo tanto, la ciencia política es esencialmente empírica y pretende describir, analizar y explicar el gobierno y otras instituciones políticas de una forma rigurosa e imparcial. El punto álgido del entusiasmo con la “ciencia de la política” llegó en los años 1950 y 1960 con el surgimiento de una forma de análisis político muy inluido por el conductualismo (behaviouralism), sobre todo en los Estados Unidos. El conductualismo se desarrolló a partir de una escuela de psicología, conocida como conductismo (behaviourism) que, como indica su nombre únicamente estudia la conducta observable y mesurable del ser humano. Esto incitó a algunos analistas políticos, como David Easton (1979, 1981) a creer que la ciencia política podía adoptar la metodología de las ciencias naturales, lo cual llevó a una proliferación de estudios en campos como el comportamiento electoral en los que ya se disponía de datos sistemáticos y cuantiicables. La teoría política y la ciencia política pueden solaparse pero cabe identiicar una diferencia en cuanto a sus intereses. Cualquier cosa comprendida entre un plan y un trozo de conocimiento abstracto se puede describir como una “teoría”. En el discurso académico, sin embargo, una teoría es una proposición explicativa, una idea o un conjunto de ideas que de algún modo tratan de imponer orden o signiicado en los fenómenos. Como tal toda la investigación se da mediante la construcción de teorías que a veces


Introducción a la teoría política

se consideran hipótesis, esto es, proposiciones explicativas pendientes de comprobación. La ciencia política, por lo tanto, al igual que las ciencias naturales y las demás ciencias sociales tiene una importante parte componente de carácter teórico. Por ejemplo, algunas teorías, como que la clase social es el principal factor determinante en el comportamiento electoral o que las revoluciones se dan en tiempos de expectativas crecientes son esenciales si creemos que las pruebas empíricas sirven de algo. Es lo que se llama la teoría política empírica. No obstante, la teoría política se considera como un enfoque propio y distinto de su objeto aunque a veces se considera como un subcampo de la ciencia política, especialmente en los Estados Unidos. La teoría política se ocupa del estudio analítico de las ideas y los conceptos que han sido fundamentales en el pensamiento político. Tradicionalmente esto se ha hecho bajo la forma de una historia del pensamiento político, centrada en una serie de pensadores “principales” —por ejemplo, desde Platón a Marx— y un canon de textos “clásicos”, un enfoque que antaño se consideraba como el aspecto deinitorio de la disciplina de la política. En la medida en que estudia los ines y medios de la acción política, la teoría política se ocupa obviamente de cuestiones éticas o normativas, como “¿Por qué debo obedecer al Estado?” “¿Cómo deben distribuirse las recompensas?” “¿Cuáles han de ser los límites de la libertad individual”? Este enfoque tradicional tiene el carácter del análisis literario: se interesa sobre todo por estudiar lo que dijeron los principales pensadores, cómo elaboraron o justiicaron sus doctrinas y el contexto intelectual en el que trabajaron. Un enfoque alternativo al anterior recibe el nombre de teoría política positiva. Esta se vale del ejemplo de la teoría económica a la hora de construir modelos basados en normas procedimentales por lo general sobre el comportamiento egoísta racional de los individuos. Firmemente establecida en los EEUU y asociada en concreto con la Escuela de Virginia, la teoría política positiva intenta comprender mejor el comportamiento de actores como los electores, los políticos, los agentes de grupos de presión y los burócratas y ha difundido escuelas de pensamiento de “decisión racional”, “decisión pública” y “decisión social”. Aunque sus partidarios creen que se trata de un enfoque estrictamente neutral, sus presupuestos individualistas y egoístas han llevado a algunos autores a sostener que tiene un sesgo inherente a favor de los valores conservadores. Cabe emplear el término “ilosofía política” en un sentido lato para referirse a cualquier forma de pensamiento abstracto acerca de la política, el derecho y la sociedad puesto que, en términos generales, la ilosofía es la búsqueda de sabiduría y comprensión. Sin embargo, también se ha considerado que la ilosofía es una disciplina de segundo grado, en contraste


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con las de primer grado, que tratan de objetos empíricos. En otras palabras a la ilosofía no le interesa tanto revelar la verdad al modo de la ciencia, como hacer preguntas secundarias acerca de cómo se adquiere la sabiduría y cómo se expresa la comprensión. Por ejemplo, mientras que un cientíicopolítico puede estudiar el proceso democrático en un determinado sistema, el ilósofo político estará más interesado en aclarar qué se entienda por “democracia”. Por lo tanto, la ilosofía política se orienta a dos cometidos principales. En primer lugar se ocupa de la evaluación crítica de las creencias políticas, prestando la debida atención a las formas de razonamiento inductivas y deductivas. En segundo lugar intenta clariicar y deinir mejor los conceptos empleados en el discurso político. Esto supone que, pese a todos los esfuerzos de los ilósofos políticos por ser imparciales y objetivos, están inevitablemente abocados a justiicar ciertas perspectivas políticas a expensas de otras y a defender una forma concreta de entender un concepto antes que otra alternativa. Desde este punto de vista este libro debe entenderse como un trabajo de teoría política sobre todo y no de ilosofía política. Aunque los escritos de los ilósofos políticos proporcionan gran parte del material que lo integra, su objeto es analizar y explicar las ideas y los conceptos políticos antes que defender determinadas creencias o interpretaciones.

La teoría política en transición El pensamiento político occidental ha atravesado varias fases de desarrollo desde sus inicios en los tiempos clásicos y antiguos (véase cuadro 1.1). Sin embargo, desde su resurrección en los años 1970, luego de un periodo en que una fe casi incuestionada en la ciencia solía entenderse en el sentido de que la teoría normativa carecía de sentido, la teoría política se ha reorganizado en muchos aspectos. En primer lugar, la teoría política moderna hace mayor hincapié que las manifestaciones anteriores en la función que cumplen la historia y la cultura en la estructuración de la comprensión política. Esto supone, por ejemplo que lo que Platón, Rousseau o Marx escribieron puede decirnos más acerca de las sociedades en las que vivieron de lo que pueden hacer en relación con un cuerpo de enunciados políticos y morales supuestamente válido con independencia del tiempo en que se hicieron. Aunque pocas personas llegarán a la conclusión de que el estudio de los pensadores “principales” y los textos “básicos” sea inútil, la mayoría acepta hoy que cualquier interpretación de las teorías y creencias elaboradas en el pasado tienen que tomar en consideración el contexto en el que se generaron, así como la medida en la que estas interpretaciones se mezclan con


Introducción a la teoría política

nuestros propios valores y presupuestos. En segundo lugar la teoría política se ha hecho crecientemente difusa y fragmentaria. Desde el comienzo de la modernidad el pensamiento político adoptó un carácter inconfundiblemente liberal hasta el extremo de que el liberalismo y la teoría política acabaron por ser virtualmente sinónimos. Sin embargo, desde los años 1960 ha surgido una gama de tradiciones políticas rivales como críticas a la teoría liberal o alternativas a ella, por ejemplo, el feminismo radical, el comunitarismo, el ecologismo y el multiculturalismo. Otra prueba de esta tendencia es el interés creciente en las tradiciones políticas no occidentales así como la generalizada aceptación de que ninguna tradición goza del monopolio de la sabiduría política. En tercer lugar, otro reto es el surgimiento de una crítica “anti-integrista” que cuestiona el racionalismo que late en el corazón de la teoría política convencional. Claramente vinculada sobre todo al postmodernismo pero también relacionada en formas diferentes con tradiciones como el feminismo, la teoría crítica y el postcolonialismo, el anti-integrismo subraya el carácter contingente de todos los principios, doctrinas y teorías sobre la base de la creencia de que no existe atalaya moral o racional alguna desde la que quepa juzgarlos. Esto se releja, entre otras cosas, en el cambio en la forma en que se emplea la teoría. En lugar de emplearla como un instrumento para analizar o explicar acontecimientos (teoría empírica) o como un medio para deinir nuestros horizontes éticos (teoría normativa), los teóricos anti-integristas la usan como un modo de ampliar o profundizar nuestro campo de percepción (teoría “interpretativa”) en la creencia de que el “mundo real” está constituido en gran media mediante la teoría. Por último, la teoría política ha intentado de varios modos entender el aumento de interdependencia que ha traído la globalización “acelerada”, en especial desde los años 1980. Esto supone, por ejemplo, que la tendencia de la teoría política a encuadrar los temas y los problemas en el contexto del Estado nación se ha visto modiicada por una conciencia creciente del fenómeno del “transnacionalismo”. Otra respuesta al aumento de la interdependencia conduce a intentos de “pensar globalmente” bien sea reformulando ideas y conceptos políticos situándolos en un contexto mundial o global (como en los casos de la “justicia mundial”, la “sociedad-mundo”, la “ciudadanía mundial”, etc.) o bien indagando la posibilidad de redeinir la comunidad política sobre una base cosmopolita.


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Cuadro 1.1 El desarrollo del pensamiento político occidental Periodo

Pensadores

Temas comunes

Clásico/antiguo

Tucídides Platón Aristóteles Cicerón

• • • •

La sociedad ideal La justicia La ciudad-Estado La ciudadanía

Medieval (550-1500, aprox.)

San Agustín Juan de Salisbury Tomás de Aquino

• • • •

La política cristiana La verdadera república El derecho natural La guerra justa

Primera modernidad (1500-1789 aprox.)

Nicolás Maquiavelo Thomas Hobbes John Locke Montesquieu J.-J. Rousseau

• • • • • •

La soberanía El Estado Los derechos naturales La obligación política El republicanismo El constitucionalismo

Modernidad (después de 1789)

Edmund Burke Karl Marx John Stuart Mill James Madison Friedrich Nietzsche

• • • • • •

La libertad La igualdad El nacionalismo El capitalismo El socialismo La democracia

Contemporáneo (desde 1970)

John Rawls Robert Nozick Michel Foucault Jürgen Habermas

• • • • • •

El mercado libre El género La cultura La identidad La diversidad La justicia mundial

USO Y ABUSO DE LOS CONCEPTOS POLÍTICOS Este libro indaga en la teoría política explorando el empleo y signiicado de conceptos políticos clave, engarzados en grupos relacionados entre si. Sin embargo los conceptos suelen ser clientes escurridizos y tal es en especial el caso con los conceptos políticos. En su sentido más simple un concepto es una idea general acerca de algo habitualmente expresado en una sola palabra o una frase breve. Un concepto es algo más que un nombre propio o el nombre de una cosa. Por ejemplo, no es lo mismo hablar acerca de un gato (un gato concreto y único) que tener un concepto general de un “gato”. El


Introducción a la teoría política

concepto de gato no es una “cosa” sino una “idea” un idea compuesta por varios atributos que prestan al gato su aspecto característico: “un mamífero con pelo”, “pequeño”, “doméstico”, “caza ratones”, etc. Del mismo modo el concepto de “presidencia” se reiere no a un presidente en concreto sino a un conjunto de ideas acerca de la organización del poder ejecutivo. Los conceptos por tanto son “generales” en el sentido de que pueden referirse a una serie de objetos; más aun, a cualquier objeto que se ajuste a la misma idea general. La formación de conceptos es un paso esencial en el proceso de razonamiento. Los conceptos son utensilios con los que pensamos, criticamos, argumentamos, explicamos y analizamos. La mera percepción del mundo exterior no nos proporciona en sí misma conocimiento acerca de él. Para comprender el mundo tenemos que dotarlo de signiicado, cosa que hacemos mediante la construcción de conceptos. En resumen, para tratar un gato como un gato primero tenemos que tener un concepto de lo que es un gato. Precisamente lo mismo sucede con el proceso del razonamiento político: fabricamos nuestro conocimiento del mundo político no limitándonos a contemplarlo sino elaborando y reinando conceptos que nos ayudan a dotarlo de signiicado. En este sentido, los conceptos son las unidades básicas de signiicado. No obstante, los conceptos políticos se encuentran con una serie de diicultades.

Conceptos normativos y descriptivos El primer problema que aparece con los conceptos políticos es que a menudo, y algunos dirán que siempre, son difíciles de distinguir de los puntos de vista morales, ilosóicos e ideológicos de quienes los postulan. Así se reconoce explícitamente en el caso de los conceptos prescriptivos o normativos a los que se considera habitualmente como “valores”. Los valores hacen referencia a principios o ideales morales que debieran, o tendrían que realizarse. Ejemplos de valores políticos son la justicia, la libertad, los derechos humanos y la tolerancia. Al contrario, otra serie de conceptos que se conocen habitualmente como conceptos descriptivos o positivos se supone que tienen un anclaje más seguro en los “hechos” que tienen existencia objetiva y demostrable: se reieren a lo que es. En este sentido conceptos como “poder”, “autoridad”, “orden público” y “ley” se consideran descriptivos antes que normativos. Así como cabe comprobar si los hechos son verdad o mentira los conceptos descriptivos suelen presentarse como “neutrales” y ajenos a los valores.


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Sin embargo en política los hechos y los valores están siempre interrelacionados y hasta los conceptos aparentemente descriptivos tienden a “cargarse” de implicaciones morales e ideológicas. Esto puede verse, por ejemplo, en el caso del concepto de “autoridad”. Si se deine la autoridad como “el derecho a inluir en el comportamiento de los demás” es posible sin duda emplear el concepto descriptivamente para decir quién posee autoridad y quién no y examinar las bases sobre las que se ejerce. Sin embargo es imposible separar por entero el concepto de los juicios de valor acerca de cuándo, cómo y por qué debe ejercerse la autoridad. En resumen, nadie es neutral respecto a la autoridad. Por ejemplo, mientras los conservadores, que subrayan la importancia del orden y la disciplina, tienden a considerar la autoridad como justa y saludable, los anarquistas, que creen que todos los sistemas de gobierno son intrínsecamente indeseables, rechazan la autoridad como algo directamente opresivo. Por lo tanto, todos los conceptos políticos, descriptivos o normativos deben entenderse a la luz de la perspectiva ideológica de quienes los usan.

Conceptos controvertidos El segundo problema es que los conceptos políticos suelen convertirse en temas de polémicas intelectuales e ideológicas. Como se señaló más arriba no es infrecuente que se produzcan discusiones políticas entre gente que airma defender el mismo principio o ideal. Este se observa en los intentos de establecer una interpretación especial de un concepto como objetivamente correcta, como en el caso de la “verdadera” democracia, la “verdadera” libertad, la “verdadera” justicia, etc. W. B. Gallie (1955/56) señaló una forma de salir del dilema al decir que en los casos de conceptos como “poder”, “justicia” y “libertad” la polémica es tan inconciliable que no es posible establecer una deinición neutral o aceptada. Gallie sostiene que es preciso reconocer que estos son “conceptos que deben considerarse como esencialmente discutibles”. En efecto cada término comprende una serie de conceptos rivales ninguno de los cuales puede entenderse como su “verdadero” signiicado. Reconocer que un concepto es “esencialmente discutible”, sin embargo, no supone abandonar el intento de comprenderlo, sino reconocer que versiones opuestas de él pueden ser igualmente válidas. No obstante este punto de vista tropieza con dos tipos de críticas (Ball, 1988). En primer lugar muchos teóricos que intentan aplicar el criterio de Gallie, por ejemplo Lukes (2005) con respecto al “poder” siguen defendiendo su interpretación preferida del concepto frente a las de sus rivales. Esta negativa a aceptar que todas las versiones del concepto sean igualmente


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válidas da lugar a un debate y controversia continuados que en algún momento del futuro podría llevar al surgimiento de un único concepto sobre el que hubiera acuerdo. En segundo lugar hoy se discute sobre conceptos acerca de los que antaño hubo acuerdo generalizado. Por ejemplo la amplia y profunda discrepancia que rodea actualmente el concepto de “democracia” surgió tan solo a ines del siglo XVIII conjuntamente con formas nuevas de pensamiento ideológico. En consecuencia quizá sea mejor tratar los conceptos controvertidos como “actualmente” controvertidos (Birch, 2007) o como “contingentemente” controvertidos (Ball, 1997).

Palabras y cosas El último problema que plantean los conceptos políticos es lo que podemos llamar el de su fetichismo. Esto sucede cuando se trata a los conceptos como si tuvieran existencia concreta separada de la de los seres humanos que los usan o incluso dominaran a estos. En resumen se trata a las palabras como si fueran cosas en lugar de utensilios para comprender las cosas. El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) trató de resolver este problema clasiicando algunos conceptos concretos como “tipos ideales”. Un tipo ideal es un constructo mental con el que se hace un intento de extraer algún signiicado de una realidad por otro lado casi ininitamente compleja mediante la presentación de un extremo lógico. Los tipos ideales por tanto son instrumentos explicativos, no aproximaciones a la realidad. No “agotan la realidad” ni ofrecen un ideal ético. Conceptos como “democracia”, “derechos humanos” y “capitalismo” son mucho más deinidos y coherentes que las realidades deformes que tratan de describir. El propio Weber trató la “autoridad” y la “burocracia” como tipos ideales. La importancia de reconocer conceptos concretos como tipos ideales es que hace hincapié en el hecho de que los conceptos sólo son instrumentos analíticos. Por este motivo lo mejor no es considerar los conceptos o tipos ideales como “verdaderos” o “falsos” sino solamente como más o menos útiles. Otros intentos de subrayar el carácter contingente de los conceptos políticos vienen asociados, como ya se ha dicho, con el postmodernismo y otras formas de anti-integrismo. Han rechazado la búsqueda “tradicional” de valores universales aceptables para todos argumentando en cambio que hay una multiplicidad de posiciones éticas y políticas legítimas y que nuestro lenguaje y nuestros conceptos políticos sólo son válidos en el contexto en el que surgen y se emplean. En su formulación más extrema, por ejemplo en la que mantienen los escritos “deconstructivistas” del ilósofo francés Jacques Derrida es ilusorio creer que el lenguaje y, en consecuencia, los conceptos


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puedan “ajustarse” al mundo. Desde esta perspectiva todo lo que podemos hacer es reconocer cómo el lenguaje construye la realidad a través de nosotros y para nosotros. Como lo expresa Derrida, “fuera del texto no hay nada”. Sin embargo, es probable que la crítica más radical a los conceptos sea la que se elabora en la ilosofía del budismo mahayana. Este distingue entre la verdad “convencional”, que no es otra cosa que una convención literaria que se basa en la disposición de la gente a emplear los conceptos de determinada forma y la verdad “absoluta” que implica la penetración de la realidad a través de la experiencia directa y que trasciende la conceptualización. Desde este punto de vista todas las clases de pensamiento suponen una proyección sobre la realidad y, por tanto, constituyen una forma de ilusión. Si confundimos las palabras con las cosas corremos el peligro, como dice el budismo zen de creer que el dedo que apunta a la luna es la luna misma.

CÓMO USAR ESTE LIBRO Este libro proporciona una introducción a la teoría política a base de considerar los principales conceptos e ideas en torno a los cuales se han dado los debates y controversias políticas. Por tanto se pregunta sobre cómo se han empleado los términos y qué signiicado se les ha dado, así como la función que han cumplido en el pensamiento político. Los conceptos considerados se juntan en grupos de tres términos interrelacionados para que cada capítulo trate de un tema distinto, cuyo carácter se bosqueja en la consideración previa. El orden de los capítulos se ajusta a un curso lógico como se explica más abajo. El primer grupo de capítulos analiza conceptos que pueden considerarse como fundamentales en la teoría política; dichos conceptos se relacionan con debates y problemas que son cruciales en la disciplina: • El capítulo 2 estudia la relación entre el individuo y la sociedad, un tema que se trata en casi todos los debates y controversias que está vinculado habitualmente a los modelos alternativos de naturaleza humana. • El capítulo 3 se centra en el modo en que la política se diferencia de otras actividades y analiza los parámetros de “lo político”, especialmente al considerar la naturaleza y el signiicado del gobierno y del Estado. • El capítulo 4 aborda la coniguración territorial del gobierno, estudiando por qué el gobierno suele asociarse con pretensiones de sobe-


Introducción a la teoría política

ranía e identidad nacional así como el modo en que las naciones se han visto subvertidas por el creciente transnacionalismo. • El capítulo 5 estudia los temas relativos a cómo y de qué forma la gente inluye una en la otra y relexiona sobre si esto se hace mediante el ejercicio del poder o el de la autoridad y en qué medida es cada cual capaz de establecer una forma de legitimidad. El siguiente grupo de capítulos se centra en temas y conceptos que han provocado debates políticos reiterados y han constituido el reservorio de temas de la teoría política. • El capítulo 6 considera quién debe gobernar, estudiando en especial la democracia y la noción de gobierno popular, conjuntamente con las ideas relacionadas de representación e interés público. • El capítulo 7 trata de la naturaleza y la función del derecho, relexionando acerca de en qué medida es precisa la ley para garantizar el orden, así como el complejo asunto de las relaciones entre la ley y la justicia. • El capítulo 8 se aproxima a los debates acerca de la relación adecuada entre el individuo y el Estado, en especial por cuanto afectan a las ideas relacionadas acerca de los derechos, los deberes y la ciudadanía. • El capítulo 9 examina el carácter y el ámbito adecuado de la libertad y también se centra en asuntos que pueden considerarse como manifestaciones de la libertad y en especial de la tolerancia y la identidad. • El capítulo 10 analiza el carácter y las implicaciones de la igualdad y relexiona en especial sobre los debates acerca de la justicia social y el bienestar así como sobre la distribución adecuada de la riqueza o las recompensas materiales en la sociedad. El último grupo de capítulos estudia una amplia gama de asuntos y temas que, sin embargo, cae dentro de los parámetros de la teoría política: • El capítulo 11 trata el tema de la política económica considerando nociones distintas de distribución de la propiedad y los respectivos méritos de dos formas esenciales de organización económica: el mercado y la paniicación. • El capítulo 12 estudia los aspectos teóricos en el campo de la política internacional y estudia los debates sobre la seguridad y la guerra al tiempo que aborda los modelos opuestos de orden mundial del siglo XXI. • El capítulo 13 culmina el libro tratando la cuestión del cambio político así como el vínculo entre la teoría y la práctica al tiempo que se centra en las ideas opuestas de tradición, progreso y utopía.


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A lo largo del libro se encuentra material adicional en los distintos tipos de recuadros. Cada uno de estos tiene una función y propósito concretos: • Recuadros de “tradición” Proporcionan una introducción a los enfoques o perspectivas más importantes de la teoría política y cada uno de ellos ofrece una “óptica” especíica sobre el mundo político. Estas tradiciones no solamente conforman nuestra comprensión de los conceptos políticos sino que también estructuran el debate político acerca de una serie de temas. Muchas pueden clasiicarse como “ideologías” en la medida en que están al servicio de determinados objetivos políticos. • Recuadros de “pensadores” Proporcionan breves informaciones sobre las principales iguras del pensamiento político y estudian el carácter y el signiicado de su contribución a la teoría política. Al inal de cada recuadro de tradición puede encontrarse un repaso de las ideas de otros teóricos esenciales. • Recuadros de “pensamiento global” Estos recuadros relejan en qué medida y con qué provecho se han revisado las ideas y conceptos políticos a la luz de las tendencias a la globalización. Estudian, por tanto, cómo se adapta la teoría política en función de los retos de una interconexión creciente y hasta qué punto debiera adaptarse. • Recuadros “allende Occidente” Estos recuadros pretenden mitigar el enfoque esencialmente occidental de la teoría política adoptado en el libro estudiando los enfoques no occidentales en relación con un tema o asunto en consideración. El propósito de contrastar el pensamiento occidental con el no occidental es ayudarnos a profundizar nuestra comprensión del primero al tiempo que se estimula la relexión sobre lo que se puede aprender del segundo.

CUESTIONES A DEBATE • • • • •

¿En qué sentido tiene la ciencia política un componente teórico? ¿Debe considerarse la teoría política como un subcampo de la ciencia política? ¿En qué diiere la teoría política de la ilosofía política? ¿Qué es un concepto? ¿En qué sentido son los conceptos políticos unidades básicas de signiicado del pensamiento político?


Introducción a la teoría política

• ¿Hasta qué punto puede trazarse una distinción entre conceptos descriptivos y conceptos normativos? • ¿Por qué son los conceptos políticos tan a menudo temas de controversia intelectual e ideológica? • ¿Tiene sentido tratar ciertos conceptos políticos como “esencialmente” controvertidos? • ¿Qué consecuencias tiene considerar ciertos conceptos como “tipos ideales”? • ¿En qué ha contribuido el postmodernismo a nuestra comprensión de los conceptos políticos?

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA Ball, T., Farr, J. y Hanson R. (eds.) Political Innovation and Conceptual Change (1989). Un libro que trata de las relaciones entre los conceptos políticos y las creencias y el comportamiento políticos y estudia la evolución de trece conceptos concretos. Dryzek, J., Honig, B. y Phillips, A. (eds.) The Oxford Handbook of Political Theory (2008). Una colección completa y estimulante de ensayos que repasan la situación actual de la teoría política y comprende también el estudio del pensamiento no occidental y postcolonial. Leopold, D. y Stears, M. (eds.) Political Theory: Methods and Approaches (2008). Una colección de ensayos que estudia los métodos y enfoques empleados en teoría política y relexiona sobre las relaciones entre la teoría política y temas concomitantes. Ryan, A. On Politics: A History of Political Thought from Herodotus to the Present (2013) Un estudio erudito y de grata lectura sobre todo el conjunto del pensamiento político occidental que considera diferentes enfoques de la gobernanza humana.


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