La incapacidad de ponerle título a un poemario
La incapacidad de ponerle título a un poemario
La incapacidad de ponerle título a un poemario
La incapacidad de ponerle título a un poemario Ciudad de México, noviembre 2021 Edición digital Revista Tlacuache Director: Alberto Sánchez Martínez Comité de selección: Naye j. Ildefonso H.L.J. Ángel Xóchitl Segura Gena Peralta Diseño: Bárbara Peñafiel Fotografía de portada: Tania Solis Los poemas le pertenecen a sus autorxs. Para dudas, quejas, comentarios, sugerencias, mentadas de padre, demandas, felicitaciones, amor, odio, o lo que sea, favor de escribir al correo: tlacuache.revista@gmail.com Ésta es una publicación sin fines de lucro. Se respeta los derechos de autor según la licencia Creative Commons. Se permite cualquier tipo de piratería (reproducción física, digital o sonora) con la condición de dar reconocimiento a lxs autorxs y la fuente.
Agradecimientos
Queremos agradecer a lxs lectores de todas las publicaciones que hemos realizado. A lxs colaboradores, ya que sin ellos Revista Tlacuache sería un montón de páginas virtuales vacías. A Denisse Guerrero por confiarnos sus fotografías para varias ediciones. Gena Peralta por estar de casualidad en una reunión de equipo y después formar parte de la revista. A Bárbara por rifarse con las maquetaciones, por su paciencia y extrema creatividad. A Ángel y Nayeli por aguantar todo este tiempo, por invertir horas y horas en este proyecto. A todxs los que participan en las convocatorias y que a veces no podemos publicarlos, pero que confiamos que en algún otro momento serán publicados. Gracias infinitas al destino porque estamos en el mismo camino y un mundo hecho un caos.
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1 + 1 + 1 = un aniversario más
Hace tres años no sabíamos qué pedo con la vida, así como ahora. Una charla en el comedor de la universidad nos llevó a planear un proyecto editorial. No teníamos ni la mínima idea de cómo hacer una revista. Tiempo, costos, misión, visión, público meta, objetivos. Nos lanzamos a idealizar a lo desgraciado sin la teoría. Una revista literaria digital, bimensual, para estudiantes de la carrera, no sonaba mal, nada mal. ¿Ángel y yo [Alberto] podríamos hacer esa chamba solos? Sabíamos perfectamente de nuestras capacidades y conocimientos, sabíamos que no lo lograríamos solos, necesitábamos un equipo con integrantes que quisieran trabajar por el amor al arte. Sí, trabajar sin dinero, ¿quién quiere hacer eso? Pues, sí logramos reunir al equipo: Bárbara, Nayeli y, posteriormente, Gena. En total cinco estudiantes de universidad reunidxs para hacer una revista. Así nació Revista Tlacuache, un proyecto que ha ido evolucionando a lo largo de estos tres años. Afortunadamente hemos resistido. El apoyo que recibimos de lxs lectores nos han dado fuerzas. Las ganas de seguir publicando a todxs lxs artistas posibles nos motiva a seguir. Es excepcional poder leer letras poderosas, cautivarnos con fotografías e ilustraciones increíbles. Sentir el calor de su confianza, de su arte, de su magia. No sabemos hasta cuándo seguiremos juntxs, hasta cuándo llegará Revista Tlacuache, no sabemos nada de este futuro tan incierto. Seguiremos hasta donde tengamos que llegar. Día de muertos… Muerte, Transfiguración, Erotismo, Tianguis, Cyberpunk, Línea 13 MictlánMetztli, ErotIIsmo, Calaveritas de Tlacuachín, Lucha libre, Tragadera, Bestiario, El monstruo de las mil cabezas, Frontera, Final Alternativo, Sonoridades Libres y, ahora, (inserte título del poemario) forman parte de todo el repertorio de la revista.
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Geografía de la palabra Rastrear las manifestaciones de la poesía en la actualidad presupone un trabajo extenso y reñido, pues toda lectura es personal y ni una manifestación poética se da en concordancia con una única realidad. Los lectores de poesía se encuentran así sumergidos en un mar de poetas de muy distintas tradiciones, costumbres y culturas; esto se da porque la poesía ya no es algo que se haga desde las trincheras sino que ha salido a flote para formar parte de un mundo cada vez más asfixiante. Por eso creo que la tarea de los artistas, más todavía de los y las poetas, no es otra que la de salvaguardar el espíritu humano. Más allá de lo individual, los y las poetas representan al mundo. Sus palabras son la polifonía que expande la frontera de la poesía de un país. Por eso, el trabajo de leerla se ha diversificado y quien no se atreve a trascender las fronteras, se está perdiendo del rumbo de la palabra. Esta antología es prueba de ello. Reunir estas voces ha sido un trabajo arduo, pues implica entender el caos del mundo y aceptar la visión de seres humanos que se han expuesto a él. Desde Revista Tlacuache hemos intentado, número a número, reunir a autores de distintos oficios, territorios e ideas, a fin de mostrar a nuestros lectores que todavía hay un mundo por descubrir y que necesita ser escuchado, ya no sólo desde la tradición literaria sino desde voces jóvenes, punto de vista en contraposición con lo “políticamente correcto” y de quienes creen en el poder de la palabra. Es por eso que en este tercer aniversario de la revista, hemos decidido crear esta antología como una responsabilidad más hacia nuestros colaboradores y lectores, a fin de seguir siendo el referente de la literatura no sólo de un país sino del mundo entero. El equipo, tlacuaches del Mictlán, ha recorrido los lugares menos insospechados y ha leído a escritores de intensas inquietudes para traerles esta ofrenda como muestra en agradecimiento al sacrificio que realizan día con día allá afuera, en el mundo que se cae a pedazos. Dicho esto, los lectores y las lectoras se encontrarán con una antología polifacética que no la reúne un único tema sino las diversas expresiones e historias de vida: la lucha social, el amor, la tecnología, las tradiciones, los países y sus culturas, que claro es, pretende ser una muestra representativa de la poesía que se escribe hoy por hoy. 8
H. L. J Ángel
Dalila San Felipe Orizatlán, Hidalgo
No solo somos poetas
No solo somos “poetas”, no solo somos “poesía”. Somos más bien una combinación cumbianchera de colores, sabores y un poquitititito de michelada en el mero barrio en domingo. Somos la resistencia misma, las emociones a flor de piel, el amor deconstruido, la ruptura del pacto patriarcal y los secretos familiares. Somos el espacio que se destruye aquí mismo, cada que subimos a leerle un poema a quién solo nosotros decidimos hacerlo. No somos solo “poesía”. Somos el aullido de ella, destruye el tímpano y se escucha con el sonidero de fondo. No somos la poesía de la que tanto se habla que es pa’la gente blanca. Somos la poesía chakalosa-deliciosa de las periferias de la Ciudad Mostro, de la Ciudad que mostró que’l Slam Poetry es pa’ los que resistimos chingadazo limpio, de los que nos curamos como perros, a lamidas y en manada. No solo somos “poetas”, no solo somos “poesía”. Somos los exiliados de la familia, los que queremos bien y bonito, los que nos agarramos a chingadazos con la tira y no nos callamos secretos de familia. No utilizamos fuerza bruta, utilizamos palabras exactas y un libro de sinónimos pa’no repetir tanto el mismo verbo. Somos la poesía en lenguas, morena como nuestras tierras fértiles, transparente como los mantos acuíferos,
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incómoda, fuma mota, la que los puercos levantan si nos ven gritando en la calle, huele a pachuli, sudor y jabón artesanal hecho a base de zote, viaja en metro, llora en Bellas Artes, pone pal pomo, rola las tres. La poesía quemadita como nuestras pieles, poesía de morras, la de la periferia, que le alcanza apenas y pa’comer, pide por las asesinadas, es transincluyente, feminista, anarquista y quejumbrosa. Trabaja en call center y trabaja en domingo. Se sabe el padre nuestro, no pudo terminar una carrera. La poesía que escucha, acoge, abraza, baila pegadito con DJ Paolo Guerrero de fondo, tarda dos horas en llegar a la CDMX, está peleada con las instituciones, resiste desde Coacalco hasta el Istmo de Tehuantepec, hace las tortillas a mano, le echa salsa a todo, ama a los perros, usa cubrebocas y a veces, no le tiene miedo a nada. No solo somos “poetas”, no solo somos “poesía”, Si nos confunden con la tibieza del siglo XX, el machismo y la idea del amor romántico, mejor solo que nos llamen La mera Ternura Radical.
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Gabriel Meroli Borikén
Dicen que ablo contra(el)capitalismo pero me tildan de ipócrita, ya que luĉo ¿teniendo? privilejios: que si me quejo ¿teniendo? McDonald’s, que si reclamo Libertad ¿teniendo? pasaporte gringo, que si repudio la pobreza ¿teniendo? el dólar como ¿moneda nacional?, que si esto, que si lo otro, que si ¿teniendo?, que si las comparaciones: ¡balas de suicidio(s) (de) colectiv_(s)! sim-ple-mente se sufre. Nos ace sufrir: eksprimiéndonos las vísceras, ¡marrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrdito cantoe(pesca/traga/güele/mama)biĉo Monstruo! Maquillado en sus diferentes personajes antropociberzoomorfos privante del nutriente para los ombligos de las jentes. Yo solo ablo, sin importar dejde dónde o cuál sea/es mi nivel subjetivi-kolonial —en este caso— (ni nunca porque «nada es verdad, todo es un sueño escrito por la sociedad»); ablo, gruño, rabio (¡PUÑETA!) para que tú, ni yo, ni fokin nadie tenga que podrirse por culpa del (¡falso!) (ciber)-(ne(cr)o) capitalismo.
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boku to echi shinai?
hola, hoy me sateé an prepucio, japonés perrobocaabajo cat kalentándono(n)-us sweat figures talking con dientes, meta-metafobolismo, give me a mordiscou; don’t use them to suck them, cháuer entre star wars, dijparando
nihon n borikén archipiélagas with volcanos pariendo este fili(n) (de) shimaguni; estrellándo(se/nos), finding the ruta verdadera the guan colón failed with his cipango, ahogándonos with his fantasies, pero none se compara to this one be-viéndola skin contra la skin que en ti dejo sink y se combina en their prepucios of océana.
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shooting stars de ours dragones. sofá raw reguetereade reguetoneando with my cula brincadeira-dando in your bicho brincando. trajtepadó but i’m just un+. de lakes drying sequía yistro not yelou KIWI flavoured spider’s web en la garganta besos de thc kale kofte, dame bolas with leche, kale dame, dale give me your sobacos cabr+emonte, dame of that pasto and let me que me monte. jalándo siempre casquettes, piruetas also with la boqueta, give me the ñema, al tragarla enteritipleta, eat me afuera fuck me como tripleta. prendemos the water, pa quemagno the calnes.
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and here we cum-ah-guen: helados, nuts bust your nuts ¿quéj? with my mirada te estoy llamando porque necesito more of ti; and bilif mi yo puedo with the empuje, breaking las barreras... wait!, que no se te olvide grajearnos and also even so por a poquitis acurrucarnos, apretón-es de (ar)reef(es) dinamiting las costillas of the cispa-tra(n)cado.
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Xochitl Segura
Ah? Have you ever touched your silence? To fall, to fall so deep. I ain´t no body.
Cumpleaños Ya estoy demasiado vieja como para dejar un cadáver hermoso.
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Edad Casi 30 años en este mundo Y ningún libro publicado. Quisiera un hombre, pero lo único que tengo encima Son estrías. Los hijos, bendiciones, La soltería, estigma. Precariedad impuesta, amor líquido, El mal del siglo: tristeza. Fumo a escondidas y a veces quisiera haber saltado de ese puente. No tengo muchos amigos y A los pocos que me quieren, Prefiero ignorarlos. Tengo casi 30 y vivo con mi madre, No tengo el título de licenciada Y sueño con un Oppa, ojalá que sean dos. Tengo casi 30 y de chavita no me queda nada.
Lembrar Lembrar: caminhar pelos cabelos do tempo.
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Leodan Morales México
Del hartazgo de ponerle título a cada intento de poema que escribo o de cómo oculto mi incapacidad de resumir en una palabra la esencia de los versos Las vibraciones de la guitarra resbalan por la aspereza de la pared Sonidos antagónicos perdidos en el eco de un pasillo deshabitado Versos amorfos (sin métrica sin rima) redistribuidos por la arquitectura de una literatura contemporánea criticada no leída Seguimos con la historia
Los puntos se colocan en cualquier sitio definen su existencia a partir de la indecisión humana Los símbolos no son más que reinterpretaciones enrevesadas de los procesos existentes dentro de los grupos llamados sociedades
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C1 C2 C3 C4
Coloco cualquier cosa sinsentido palabras huecas sin significado sonidos rimbombantes de una experiencia barroca que trae el sentimiento titulado “Escritor” Si ha llegado a este punto lamento informarle que más allá de lo que espera el reguetón es poesía Me quedo sin ideas recurro a la incoherencia de dar enter a cada frase inconexa que surge de mirar el calendario que me acompaña Escucho música me robo alguna frase la inyecto a un texto que hago pasar por mío ¿Está seguro que estas líneas no son un plagio? ¿Ha buscado minuciosamente dentro de la historia poética la veracidad y la originalidad de lo que escribo? Confieso Confiesa Confesamos Traigo conmigo obsesiones incomprendidas pero plenamente disfrutadas El hambre de orgasmos solo se apaga con la sed del deseo De nuevo me quedo sin ideas miro a los lados busco palabras como complemento de lo que ya he dicho Hablemos de romances infructuosos sucedidos entre especies alienígenas que no conocemos
Inserte el título aquí Coloque los versos Manipule las estrofas Transforme el poema Reinvente la antología
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Poemas efímeros escritos en lenguajes incomprendidos Una civilización perece mientras un mamífero se masturba Disfrazo mi ausencia de __________________________ con el conceptualismo de una época que no comprendo ¿Qué ha comido hoy? Tengo ganas de transcribir una canción popular antes de que la madrugada comience Tinta verde para los estribillos No tengo más que contar Nada más que decir A continuación le dejo todos los signos faltantes, por si acaso quiere utilizarles ….. ,,,,, ……. ,,,,,,,,, …….. ,,, .. ,,,,,,,, Miento ni yo mismo sé porque decidí prescindir de ellos Supongo es el precio de sentirme poeta contemporáneo rebelde vanguardista (hagamos un cadáver exquisito) Juego con la lengua con las extensiones máximas y mínimas de las respiraciones usadas en el habla (_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_)(-)(_)(_) Hasta aquí mi experimento de resultados no científicos
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Irene Flores Iztapalapa, Ciudad de México
Calle, bendita eres entre la vida y la muerte Es testigo de todo, observa sigilosamente En medio de la oscuridad, Guarda gritos de dolor, guarda sonrisas, llantos; Una cita de amor. Ella, ha visto el fino carmín, De mujeres buscando cariño, cuando llega la madrugada; ¡Cuando la inocencia duerme, cuando los perros ladran! Tiene tatuajes ilegales que le adornan la piel. ¡Calle, llena eres tú de gracia! Estuviste presente en la muerte de mis hermanos, Calle, llévame a casa … Justo ahora cuando la periferia carcome tus entrañas Y como un terrible cáncer está avanzando... Con viejos recuerdos colgando de tendederos, Con hambre, con furia, ¡sin justicia! Calle, llena eres tú de locura … Mi consuelo donde puedo liberar mi canto, Musa de mi inspiración, ¡Madre de los poetas de asfalto! ¡Hermana de los desaparecidos! ¡Cuna de los olvidados! ¿Calle, sabes tú dónde está mi alma? ¿Dónde están los niños, que en ti jugaban? Abrí los ojos... Atravesé la puerta y saldré a buscarla, Trataré de seducirla, con tinta y papel Con sueños vagabundos impregnados en mi piel. Calle, bendita eres tú, ¡Entre la vida y la muerte! Me entrego en esencia, con la palabra infinita. ¡Calle, libérame de tus jaulas! Escribiendo, desde una fría celda Con mucho cariño para ti, Un humilde esclavo.
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No es el amor, soy yo Ten cuidado con el amor, Pues algunas veces te hará regresar a casa Te ocultarás en tu habitación para llorar; Ten cuidado con el amor, Pues en ocasiones suele ser un capricho vano del corazón. No creas en el amor ajeno, Cuando en ti, ese amor no lo has podido concebir. Mucha precaución con el amor; No hagas promesas No sueñes con otros mundos, no traces momentos, Si no cumplirás, si no lograrás Lo que de tu profana lengua sale. ¡Cuidado con el amor! Con él nadie juega, todos desean tener esta sensación. Pero debes estar listo Debes estar preparado, Si en realidad vas a amar lo que tocas con tus manos. El amor florece desde el vientre Y se anida en la mente. Suele ser engañoso el cariño Las caricias y las palabras prometidas. Tenga cuidado infante creyente De este mundo de maravilla, Pues el amor duele, Pero alegra el alma Entristece, hiere Pero calienta en días de frío; Llena el cuerpo vacío y altera todos los sentidos. Tome sus precauciones, Porque algún día Alguna noche Regresé a mi habitación Llorando por el amor.
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José Zenteno Aguilar Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Ángel caído Viene desde lo alto la luz de la indiferencia Divinidad justificada Podrida Dioses del abismo De la aceptación Versus dioses de la luz del odio Causantes del suicidio de la muerte Llama a mí y yo te responderé Responderé tus dudas y confusiones No estoy confundido Lo sé Hijo mío Soy descendiente del amor entre Jonathan y David De Lilith y Eva Siervos tuyos hijos del pecado y redención Regálame un pedazo de tu corona de espinas Dame de beber sangre de tu frente de tus omóplatos
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flacos y rojos Haced esto en memoria de mí Siempre te recuerdo cada que como de tu cuerpo De la carne del dios vivo De los sucesores de tus hijos amados Con la danza del bien y del mal Con la hermosura del pecado Dile a tus hijos Dios de la guerra Que también soy hijo tuyo Dios de amor
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Cotidiano Las ramas bailan Sonoras con el viento Pero no las oigo
Robot Un hombre aplaude La muchedumbre imita El hombre se va
Cronos Unos ancianos Alimentan palomas La muerte observa
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Michelle Sánchez Ciudad de México
Quedaste en silencio Era tu rostro la marca del tiempo sin hora, siempre que la palabra “hija” se destrozaba en tus labios. Eran mis hermanos de sombra envejecida ante el dolor de la vida frágil. Era mi padre quien a escondidas lloraba los ayeres en la banca de ese hoy. Las plantas ¿Qué era de tus plantas? El silencio era el sabor de la casa. La hora en que ya te extrañábamos y todavía no te ibas, y aun así ya no estabas. En la tarde monstruosa en la que insistías, insistías una y otra, y otra vez en evocarnos cariño, como si no lo supiéramos. Cuando creímos en Dios humanamente. Y mi tía de manos apretadas tomaba el vacío que retenía en la garganta.
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Aquella maldita hora en la que entendimos lo que es atravesarse en un abrazo. En la que llamaban todos, susurrando calma, calma. En la que no pudimos mantenernos de pie. Esa madre, en la que tus labios querían llamarme “hija”.
Víctor H. Orduña “Shamir” Matamoros, Tamaulipa
Los sueños se derriten en mi mano y no en mi boca ¿Para qué quiero mis ganglios, sino son míos? ¿Para qué mi hipotálamo y las dendritas? ¿Para qué mi holograma cerebráico? ¿Para qué mi cuerpo de lego y plastilina? Si solo soy un avatar que recita comerciales cibernéticos: “Coma palomitas” y “beba coca cola” tic tic tic “Coma palomitas” y “beba coca cola” tic tic tic “Coma palomitas” y “beba coca cola” tic tic tic. Ustedes son la aguja hipodérmica que taladra ladra ¡auuuh! taladra, ladra ¡auuuh! drena, envenena y muerde, muerde. ¡Crasssh! Se desliza mi quinto iris entre Mercado Libre, Netflix y rebanadas de pizza. Te enciendes Dictador y me tecleas los panditas de colores, me programas las confitadas ideas, me algoritmas una sopa enlatada,
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el yogurt de las falacias griegas, tamarindo azucarado, chicle de las noticias improbables, informatizas mi destornillada nuca: “limpias, desinfectas y aromatizas” “Coma palomitas” y “beba coca cola”. Celerísimo Monitor de Telúricas Propagandas. Somos el mismo zombi que se deshumaniza trasnochadamente. Hipnosis agonal que torturas el frontal lóbulo primitivo. Ladras, ladras, muerdes. Enajenado entre jingles de chocolate y menta, alienado entre subliminales gaseosas de aluminio, bajo empaques de tereftalato de polietileno. Somos para ustedes el crash test dummy soportando 10, 000 kg de nanosegundos de existencias ficticias. Sin embargo, yo renuncio. Adiós. Ustedes tienen mi mente, mis huesos, mi consciencia, mi organismo; yo solo renuncio, me resisto. ¡¡¡Renuncio!!! Soy la resistencia, híper cúmulo de rebeldías inasibles. Les escupo su sofisma en las mejillas. Ustedes tienes las balas; yo la mano en el gatillo.
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La danza de los tetraedros Desde hace dos microsegundos se desvanecen los tetraedros en el nódulo candente del romanticismo. Tetraedros amorosos que sus lenguas intercalan, tetraedros seductores que excitan al no creyente, tetraedros con lujuriosas cuadraturas explosivas, tetraedros orgánicos para películas de clasificación R. Se han metido bajo las sábanas del delirio como buscando la perfecta geometría de un oblicuo besar. Se han comido sus gentiles genitales genuinos ganando gustos gramaticales gimiendo ganas triple g. Y en ángulos obtusos que no entiendo, comienzan a venerarse en círculos de fuego. Y en ángulos obtusos que nadie ve, comienzan a desvestir trigonometrías al calor de nomenclaturas noches. Ellos prometieron en otra distancia, jamás aparecer en protagonismos absurdos, yo les he arruinado el juramento para siempre para siempre para mil siempres siempre.
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Melissa del Mar Texcoco, Estado de México
Anochece
Silencio. Despiertas. El monte está incendiado de llantos perros. La jauría ladra un presagio. Esperas a que se callen. No lo hacen. Un chillido estalla.
Las están matando.
Jadea un grito y las demás elevan sus ladridos. Caminas por entre los árboles. Las coyotas acompañan cada uno de tus pasos, pero eso no te reconforta, sabes que alguien te sigue. Te asfixia el repentino silencio. Se han callado.
Aquellas que hace unos minutos se oían morir, ahora son recuerdo.
Optas por regresar a casa.
Entonces,
estruendo. Son varios. Caminas más rápido. Te domina el sudor. Hueles el fuego de la hoguera que las vio morir. Escuchas a una por una, llorarle a la noche. El ruido es más fuerte, reverbera en tus huesos. Ya no puedes ver lo que te rodea.
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El suelo te jala y te compactas. Silencio. Abres los ojos y sientes cómo te cargan por las patas traseras, tus colmillos han perdido su filo, por eso no alcanzas a morder. Arrojan tu cuerpo de loba al fuego y ardes. Silencio. Despiertas. Entre espasmos, todavía escuchando a la jauría arder, sabes que no lo soñaste. Anoche no fuiste tú, pero nuevos nombres harán falta al amanecer. Temes por ellas y porque algún día sea el tuyo el que busquen.
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Óscar Páez Acapulco, Guerrero
Sijtli
Mi abuela es un lugar común: a veces llora a través de mis ojos cuando el cáncer le muerde el estómago. Mi abuela es un Xoloitzcuintle que amamanta la noche con atole. De su sexo se desprenden niños pájaro y lágrimas de piedra. Mi abuela ladra a los ancestros en náhuatl, porque dice que son sordos y no escuchan a los extranjeros Desde su tumba reposa su cuerpo de perro herido, la lumbre eterna la deja sin pelo. Mi abuela en su condición de perro está ciega, persigue la luz de la familia. Cada tercer día de sangre el tecolote canta, mi abuela muere.
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Cronología de un mal sueño de verano Hiciste bien en morir, por eso te hablo, por eso me confío a una niña monstruo. Para Janis Joplin, Alejandra Pizarnik
Día 1 Mis viejos son dos notas que no entienden el sabor del hachís. Ahora soy una niña gritando en el Monterrey Pop. Día 2 Estoy atrapada en los blues. La Ciudad de México quiere mis huesos, los hombres de botas y sombreros no entienden el rock. Día 4 Little Girl Blue No Cry, cuenta tus deditos. Las lunas muertas me adsorben la sonrisa. Día 7 Aún no despierto del sueño del chamán, he caído en abismos de whisky y folk. Día 20 Las monas de guayaba pierden el sabor de las pastillas ya no siento la crueldad de las agujas. Cry baby, Cry baby, me grita la radio. Día 30 Duermo en las vértebras de una guitarra que se desafina con mi llanto. En mis cabellos ya baila la muerte.
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Día 31 No hay ningún Dios cerca, el verano se va en los arcoíris de loto. Please, please, no me dejes, sueño. Día 65 Vuelvo a una casa grande, llena de rostros desconocidos, los inciensos del mundo no me elevan, me aterran. Día 70 Me hundo en la ola humana del zócalo, una alberca enorme me extiende sus brazos, me dice vuelve, vuelve, voy a ella.
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Anaby Martínez Guatemala
Túneles
Cuando estaba en kínder, un estudiante de tercero básico no me llamaba por mi nombre me refería como “mi amor” “mi vida”, “mi novia” sí, su deseo en ese entonces era que fuese su novia. Mi maestra solamente escribía en el pizarrón, nunca se dio cuenta de lo ocurrido, con eso les digo todo. Porque somos un túnel de búsqueda insaciable de sueños fornicados envueltos en mentes húmedas pero perversas. Y no necesitamos hacer esfuerzo alguno, solamente carecer de pene y testículos, ni siquiera tener pelo lacio y largo o usar vestido corto y tacones. Si una vagina y un par de pechos descollados terminan de armar tu anatómico rompecabezas, puedes abrir portales mágicos, según ellos. Sentí el mismo temor a los quince años, el mismo me persigue hasta ahora como sombra me lo encuentro de frente en la terraza de mi casa
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mientras limpio mis mascotas. Mamá nunca me cree, mamá nunca me escucha, porque a esa edad todavía todo era un juego, para mamá todo el mundo es un juego, solamente callo, sonrío y vuelvo a la guerra una guerra contra algo que no es mío, ni mi deseo y mi culpa, una construcción que yo no ingenié. Como pecado original, al paso de mis días voy creando un caos, con cada paso que doy y me imagino que tú también, hermana mía, porque ya no somos mujeres, somos placer, libido e infierno. Nacimos para recibir al hombre y su ser, Cuan incendio a manguera de estación bomberil, debemos esperar, guardaditas y puras a que una mísera o voraz fogata se muestre incandescente a tragar humanidad. Si salimos abrimos fuego, niñita de ojos azules, sale a comprar su caramelo favorito, pero afuera hay hombres, mucho mayores que ella, su papá o su tío cuan halcones audaces trituran su inocencia, solo porque nació con una vagina pegada al cuerpo. Si es sábado y ella decide salir de fiesta porque divertirse es lo más humano que pueda haber, sentada en una mesa, rodeada de amigas bebe cuatro o cinco cervezas, ya se ha debilitado, pierde el subconsciente, pero hay hombres, y para ellos es una señal de que tiene que haber sexo, porque para ellos, el mirar una mujer besar una botella de cerveza es señal que está pidiendo sexo, que quiere que le impregnen éxtasis de hombre. No tengo nada que decir solo miles de palabras por guardar. Salir como quiera y cuando quiera,
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que de esas mentes, almas aborrecidas se encuentran en cada esquina porque haga lo que haga actúe como actúe la Madre Naturaleza me hizo nos hizo: túneles de deseos insaciables.
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Lógica matemática in pandemic
Más alegría, menos sonrisas más momentos; más lágrimas, menos encuentros, más recuerdos; más encierro, menos amigos, más sonetos; más soledad, menos bailes, más problemas; más cifras, menos religión, más ciencia; más cantinas, menos iglesias, más controversia; más sueños, menos recursos, más obstáculos; más ímpetu, menos turismo, más naturaleza; más carreteras, menos contaminación, más tráficos; más libros, menos librerías, más café; más estudiantes, menos escuelas, más semestres; más maestros, menos pizarrones, más actividades; más barrios, menos niños, más calles; más cerveza, menos dinero, más tiempo; más muertos, menos abrazos, más noticias; más amor, menos besos, más fecundaciones; más matemáticas, menos lógica, más lenguaje; más problemas, menos enemigos, más deudas; más comida, menos trabajo, más desempleo; más sol, menos playa, más lluvia; más estrellas, menos compañía, más inspiración; más luna, menos neblina, más admiración; más alcohol, menos drogas, más ansiedad; más sexo, menos pareja, más masturbación; más trabajo, menos fiestas, más estudios; más computadoras, menos bosques, más celulares; más caminatas, menos transporte, menos contaminación; más confinamiento, menos acoso, más golpes; más medidas, menos fiebre, más contagios; más países, menos economía, más crisis; más sumas, menos restas, más multiplicaciones; más hospitales, menos médicos, más enfermos; más jengibre, menos vacunas, más aspirinas; más inquietud, menos reflexión, más ansiedad; más desesperación, menos paciencia, más frustración;
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más pantalón, menos vestido, más camisón; más siestas, menos madrugadas, más ojeras; más desvelos, menos cansancio, más pesadillas; más azúcar, menos sal, más limón; más fotos, menos llamadas, más videoconferencias; más Zoom, menos Facebook, más Google Meet; más Word, menos cuadernos, más Excel; más teclado, menos lápiz, más auto corrector; más auriculares, menos música, más habla; más hambre, menos viviendas, más pobreza; más agua, menos salidas, más limpieza; más seminarios, menos reuniones, más rudeza; más compañeros, menos discusiones, más empatía; más contacto, menos caricias, más comprensión; más casa, menos piscina, más comunicación; más muertes, menos cárceles, más cementerios; más virus, menos cultura, más poder; más marzo, menos diciembre, más septiembre; más ordinario, menos adviento, más cuaresma; más lunes, menos sábados, más martes; más invierno, menos verano, más otoño; más óleo, menos grafiti, más acuarela; más escritores, menos delincuentes, más cantantes; más ligues, menos orgías, más enamoramiento; más fantasías, menos Kamasutra, más fetiches; más miopía, menos lentes, más astigmatismo; más menstruaciones, menos anticonceptivos, más abortos; más piratería, menos cines, más restaurantes; más pudor, menos putería, más fidelidad; más votos, menos amantes, más fraternidad; más diabetes, menos defensas, más edad; más nostalgia, menos visitas, más asilos; más rebeldía, menos precauciones, más vecinos; más suspiros, menos hombros, más paredes; más Biblias, menos novelas, más periódicos; más misas, menos ferias, más oración; más burócratas, menos explotación, más corrupción; más tradición, menos comparsas, más costumbres; más comunión, menos procesiones, más evangelios; más bautizos, menos bodas, más quinceañeras; más accidentes, menos policías, más bomberos; más silencio, menos gente, más voces; más emergencias, menos camillas, más catástrofes; más desesperanza, menos salida, más resignación; más humana, menos perfecta, más yo.
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Y ahí entendí el concepto Mi cuerpo mojado por el roce de esas tranquilas aguas, bronceadas estaban mis curvas sobre la arena virginal, había toda la noche caminado desde mi pueblo, su terminal, las nueve horas cruzando el oriente las tengo yo presentes, era realmente hermoso tener un trozo de pan de coco entre los dientes, sentía el sábado a mediodía, las tímidas aguas abrazar mis pies cuando me sumergí en Siete Altares; pero al final solo caminé tres. Sentada frente al plato de Rice and Beans y una dorada cerveza, formaban parte de mis raíces y mi cultura; nada como tu inquieta alma seguir el ritmo de los tambores, pues bailar punta a la orilla de Playa Blanca era el sueño de mis amores, ya no era yo transportándose por las orillas de Livingston en una lancha, era sirena, de piel canela majestad de las aguas anchas. Pero ese engranaje cultural no fue mi momento más crucial, fueron las cinco horas del día dos de marzo, mientras mis pies criollos tocaban suelo caribeño y mi iris bautizado por ese letrero de la terminal marítima; era yo, pequeña y tímida ante ese mar de aguas un poco brillantes, que asomaba su rostro y su cabello ondeante por el viento, al puente estrecho y robusto que contemplaba cabizbajo aquel escenario, mejor que cualquier crucero, en puerto de país de primer mundo, eran dos grandes barcos que movían sus popas con singular ritmo, cargando burgueses contenedores de “Chiquita Brand”, los barcos reflejaban la ciudad capital nocturna, con sus cientos de luces incandescentes que jugaban con el alba; era la faceta del caribe más urbana y galante. Eran grandes, coloridos los barcos, que kilómetros habían navegado, con cientos de contenedores bananeros a su costado, y que décadas atrás a Guatemala tenían dominado, no se pintaba escena así en el voraz mar del pacífico, pero la lucha de Árbenz estaba reflejada en el aura del d´Amico, estratificación eterna entre propios y extranjeros. Eran como edificios los barcos y yo como roca, no era uno sino millares que traían del extranjero, ahí estaba frente a mí esa historia de mucho poder, ahí no estaban las grandes esculturas metálicas, 52
ahí se encontraban los hombres de maíz arando sus tierras, ahí entendí las lágrimas de mis ancestros torturados por la fuerza del águila, ahí entendí el punto más débil de mi patria, siendo independiente y soberana, ahí entendí el misterio de las ataduras del rincón tropical, ahí entendí el corazón del caribe guatemalteco más allá de sus playas y selvas. y ahí entendí el concepto de “tierra bananera”.
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En notas de hormigo Inquietos están los pies de la niña María, pues siguen el alegre compás de la marimba, tun tun, tun tun, siguen el alegre compás sus pies, que Costa Norte, que Costa Sur, que Costa Alegre, tun tun, tun tun, siguen el alegre compás sus pies, Ferrocarril de los Altos o Bailando en tercera dimensión, la de San Juan Ostuncalco o Concepción tutuapa, la de Lupita o las Chancletas de Nayo Capero, tun tun, tun tun, siguen el alegre compás sus pies, mejor Cuando Cae la lluvia, o quizá sea Río Polochic o Chicacao. ¿Flor de un día o Flor de café?, ¿Linda morena o Linda Kelly?, Realmente cualquiera puede ser. Es un popurrí de todas las que se goza de mi brazo María, en la feria del pueblo que es pura maravilla. Al rincón del salón de baile un señor sin lágrimas se ha quedado, las tristes melodías de la marimba, todas las lágrimas le han sacado, ya no, ya no, son sus lágrimas de amor, ay no, ay no, decía aquel señor, son las nostálgicas notas boleras de Lágrimas de Telma, Alma, o quizá 54
Tristezas Quezaltecas, ya no, ya no, son sus lágrimas de amor, ay no, ay no, decía aquel señor, Cómo suena Triste despedida, Noche de luna entre ruinas o Danzón, la que sin duda le recuerda, a su ausente amor. Yo me quedo con Luna de Xelajú, Cobán, Vals para mi madre, Alejandra, El Rey Quiché, La caída del Sol, San Agustín o San Bartolo, que, de sus vals y sones, me enamora, marimba de mis amores. Pieza de hormigo con notas de plata, de las que he llorado y he reído, en fiel serenata.
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Ouajd Karkar Montañas de Rif (Norte de África)
Cuando las amapolas agonizan
a Andichi Chahid Octubre de 2012, México
I Todo es un enfrentamiento entre lo lejano y la distancia. Tan sólo la barca de la furia remolca su mar, el cuervo detrás de ella soy yo, él que dice: —Dile, dile, este tiempo de nuestra muerte es sin igual. II Levántate amigo, para que unas tu andar a este intrincado camino en el que la imposibilidad, en el fondo del corazón y del alma cercó como un corral, la noche también se enoja y gira desprendiendo aromas cancerígenos. III Gente de todo el mundo, golondrinas de cada palabra marchan conmigo a orillas de lo perdido, a esta época que se junta como rabia, que al asomarse no ve más que amapolas que agonizan como el Rif, agonizan como poema, agonizan como libertad y sólo existe el pan a secas del que habló Mohammed Chukri.1 IV Amigo a través de los poemas, ¡amigo mío! Este es el pueblo de los Ait Adanbi2, techado de nubarrones, donde el caballo es verde y galopa con su dolor, donde su madre, detrás de él, es el sol que en su ocaso llora murmurando: —¡Oh, mi menor hijo para el sufrimiento es el mayor!
1 Mohammed Chukri era originario de Aït Shishar, Protectorado Español del Rif ubicado en el actual norte de Marruecos. Nació el 15 de julio de 1935 y murió en Rabat, el 15 de noviembre de 2003. Escribió varias obras, una de las más conocidas se intitula: “El pan desnudo”, o “El pan a secas” que es una autobiografía que fue inicialmente prohibida en Marruecos.
2 Adanbi se refiere a un personaje humilde, llamado Σddenbi n Ssuq, semi vagabundo que dejó numerosos dichos muy reflexivos en la cultura bereber del Rif.
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Los umbrales del socorro I Llegó el tiempo, aire de montañas, sombra de los huertos y el sol brillante perfecto para el encuentro. Soy el que espera, he salido del pueblo. El cielo cubierto por las nubes, la tierra vestida con ellas. Algunas veces el camino que lleva hacia ti, se olvida de mí, no me encuentro en ninguna parte, sólo el tiempo hace lo que quiere. Así es nuestra situación; enredada en sí misma, como el arcoíris. –Nuestro Anẓar ya no tiene compañera, ahora es viudo–. II Hace mucho que mis pensamientos no concuerdan conmigo. Me asomé para mirar el día, la luz y lo mucho que florece, la luz es roja, es verde, es amarilla. Algunas ramas se movieron, por un instante creí que era la revolución de las aves. Pero toda esta esperanza maldita no me encuentra en ti y yo, no sé dónde reposar. En la revoltura de la tierra, el día enmudeció entre nosotros. III ¿La sombra, por qué cayó de las ramas? ¿Otra vez los muros? ¿De nuevo los cercos? Rostro sin rostro, frente a este espejo te escribo, elimino lo escrito, escribo y envío mis palabras: “Terrazas de la Infancia”, “Manantial de los Poetas”, “Rio del Lobo”, “Cruce del Otoño”, ... Frente al haz de luz, la puerta del cielo se desplaza. En la lejanía, sobre los umbrales del socorro levanto las enaguas de mi sueño que camina tras la subida y la marcha que cojea. De mí mismo huyo desnudo como la hoja de los vientos.
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Estoy así en un mundo que actúa como si fuese un mendigo. IV A distancia de las hojas, la tierra bajo el cielo, las cuevas bajo la tierra, no he encontrado la salida. Toco algunas puertas, pasó el tiempo y aún sigo tocando el pandero –aunque la pandereta es más dulce–. ¿Dónde está la salida? ¿Hacia dónde mirar? ¿A dónde te diriges? ¿Cuál es mi camino? La noche es ciega, sólo ve su oscuridad. Entristecido, terminé como si no existiera, seguiré sin ida ni retorno. V El insecto se acurruca en mi regazo. ¿Acaso hay una fogata en mi interior? El aquí es lejos del allá, hacía frío antes. Algunas veces juntos, otras veces me separo. La he visto en el silencio de las pavesas, caigo al fondo. VI Desde, y donde caí, la montaña está en su tamaño, el cielo es movimiento, álamo sobre la orilla, los ojos son lágrimas. Tras de ti voy persiguiendo un pájaro que no vuela. Su preocupación es grande, la caída sobre sí mismo, hasta que me dijeron: —¡Se ha quedado sin alas! VII “Pasé por acá y por allá, me di cuenta de que no he cruzado por ahí”, casas de piedra y tierra. Sí, sobre el mirador en donde nos encontramos, el cielo se inclinó, cayó, sólo la media luna se recogió, como feto, como errante entre las nubes. Alma ancestral, lo que anhelamos es como vapor sin esencia, la separación de los días, gotas de lluvia. Retumbó el trueno en las tinieblas, como el borde de un tejado. La mariposa que esperó por ti, aún está lejos, estoy distante de lo que veo.
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Verónica Cerqueda Ciudad de México
Contrastes
Dedicado a todas mis futuras colegas que están trabajando arduamente en el área de la salud, especialmente a mis docentes y amigas.
Explicarme, ¿en qué instante abrazarnos y darnos calor se volvió un peligro? ¿Desde cuándo tomarnos de las manos es sinónimo de no volver a vivir pese a un milagro? Corren las de blanco por los pasillos interminables siguiendo los alaridos que las aclaman. Las cárceles maquinarias humean de fiebre, de laceraciones y úlceras. En las pieles se siembran las heridas por la rígida tabla que los mantiene en posiciones que les impiden conciliarse con la vida. Se hace mucho con tan poco; estantes vacíos, escasez de recursos, y escasez de esperanza. Enfrente, el Estado tirano colocando a la madre, al padre, al hijo, al primer amor en una estadística, sin recordar que son humanos, o fueron humanos… No voltean a ver sus caras, ni muestran un gesto de amor y empatía. ¡Hablar desde su privilegio es lo más cómodo! Tomo la mano de la niña que todavía con fe anhela cantarle a su madre en el festival, ¿cómo he de matar esa ilusión? ¿De qué forma le digo, que los tulipanes, abrazos y besos, nunca van a llegar a su destino? Abrazo tan fuerte, que contener las olas que inundan mis ojos es imposible. Con el nudo en la garganta propia, evito voltear a verla. Trago saliva y la llevo al umbral en donde ha de despedirse eternamente. Mi corazón lo único que espera son cinco minutos para apagarse, encarnarse en la viva tristeza, pero no puedo, no debo… ¡No puedo ignorar el dolor ajeno, ni el dolor propio!
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Alfredo Santiago
Casa dolida
Esa tarde vimos la fiebre desmantelar tu cuerpo y en un instante adentro de la casa tus ojos se deshojaron Esa tarde el dolor, sin importarle la primavera, nos hizo estar a tu lado hablándonos de su afán de quedarse para volverte a meter en la cama Esa tarde el calor te apretaba y al inicio de la noche los dientes de los muertos picaban rígidamente la puerta Se escuchaba el quejido del viento y se agrió el té de hierbas junto al fogón apagado Te untamos de ajo el cuerpo y el huevo crudo en un vaso con agua terminó llorando Esa noche las ranas no croaron: antes de que la oscuridad las invitara a salir decidieron quedarse debajo de la tierra Te vi recostada, agotada. Se fueron apagando poco a poco los sones de tus brazos Cómo devolverte el alivio Cómo vivir con la inquietud de saber si el aullido del coyote fue quien masticó la enfermedad en nuestra casa ya en cama.
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Atardecer
Cómo no amar las cosas que ya duermen y las que apenas van a iniciar a despertar Cómo no querer a las aves que corren hacia donde vive la última luz y cómo no amar a la nube desvalida que descansa en aquel rincón del cielo asombrada por el gozoso son de los grillos Cómo no retener el frío en la memoria si consigue atrapar y subirse a mis pies, a mis brazos, a las ramas húmedas, a la hierba inclinada hacia la tarde Cómo dejar de mirar el horizonte, los cerros azules si detrás de sus hombros espera la sombra del tecolote, si en el fondo de sus ojos reposa la luna tiznada, el espejo de la noche, la música, la lluvia Cómo ignorar la reunión de las estrellas sobre las piedras mudas, antañas, y oír que susurran lo que hubieran querido ser Cómo renunciar al golpeteo del corazón si es en el corazón donde perdura y aviva el atardecer. 64
Ixchel Mercedes García Ciudad de México
Un animal anida en mis pulmones
un animal anida en mis pulmones y la buganvilia que trepó el pino floreció algunas plagas resultan hermosas a la distancia
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Echo de menos la furia del vodka
mis ojos de tiza y aves marinas Las escaleras donde caí pasillos húmedos caracoles y madera que late bajo los pies Echo de menos que mis brazos no sean montañas de bisontes muertos y mis ojos hormigas de sal Plexos como galaxias como buques que deje incendiarse en altamar mi boca de pulpo de tinta y escape Echo de menos (a veces) no preferir dormir sola y la urgencia de un taxi a las tres de la mañana
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Fredy Santos San Antonio Aguas Calientes, Sacatepéquez, Guatemala
Arañas I Arañas saltando en el cielo nocturno como estrellas fugaces titilantes cual mirada de un dios que también es otra araña Inmensa más negra más terrorífica más araña Arañas negras parpadeando ante los ojos alrededor de estos dentro de las pupilas provocando eclipses lunares y solares provocando ausencias sanadoras y criminales Arañas transparentes en los bolsillos huyendo sin patas escondiéndose sin ojos mordiendo sin mandíbulas olvidando ser arañas antes que la mano se decida a hurgar en el nido II Arañas siempre arañas arañas tus mentiras arañas mis te quiero
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arañas tus dos ojos tus pezones tu sexo casto arañas mi cabello mis labios mis deseos Arañas van y vienen y en la indiferencia se detienen Arañas tejiendo sueños trampa certera para el idilio Arañas que aprendieron a sumar mutilándose las patas Arañas y más arañas
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Pablo Molina Guerrero Valparaíso, Chile
Autopista
I Potencia de la curva: la vida se bifurca con un gesto. II Sonido de llantas: paisaje de color indefinido. III Conos y luces en la noche: carne y fierros retorcidos. IV Bajo el paso sobre nivel: trapos condones y plástico. V Perro muerto a un costado: larvario de moscas.
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Mayra Micaela Pérez Castellanos Iztapalapa, Ciudad de México
Oda a la comida y al paisaje de: NOCHIXTLÁN, OAXACA “Ya me voy de Nochixtlán”, dijo un día mi tía Francisca, “pero llevo conmigo el sabor del mole negro, la espuma del chocolate, la brisa de los fresnos, los consejos de mis padres. De pequeña corrí por sus calles, por el Barrio de las Flores, la Peña, San Antonio y San Isidro donde crecí con mi gente. Un día volveré para disfrutar la sombra del pino y del ocote. Comeré cecina. Remojaré mi pan de yema en mi suculento atole blanco. Disfrutaré de una tlayuda llena de fresco quesillo con su trozo de tasajo. Me compraré una empanada de amarillo con la señora Martina, e iré a la iglesia de la Asunción. Volveré a andar por los caminos que recorrí de niña para ver pasar el sol que ilumina azucenas, campanitas, gallitos, rosas, la preciosa flor de tabaquillo, flores que crecen en la tierra, que me vio nacer, correr por sus calles, amar en su quiosco,
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pasear por el campo, capturar chapulines, amar a las vacas, borregos, cerditos y pollos. Oh, Oaxaca, lugar de la grana y la cochinilla.
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Mireya González Ciudad de México
Veo los días que vienen
Como el aire de repente viene sin cita. Llega solo así a la puerta la muerte así sin avisar. Ella no sentirá el llanto de mi gente y la vida que en puño de tierra germinó. “Veo los días que vienen". Estoy tranquila. Me esperan: montes de espuma verde, aguas eucalipto.
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Berenice Ramírez Castro Los Reyes, La Paz, Estado de México
Fui la otra, esa que ya no está
Fui la otra, esa que ya no está, en otro tiempo, oculta, en las tonalidades de la noche. Fui esa otra, con otros ojos, ausente de las verdades infinitas y de las mentiras ocasionales. Fui, entre purpuras y marrones, carmesí de mil colores, estática, eléctrica sin luz. Fui la inerte en este cuerpo turbulento, ondeante, oscilante, lleno de vida. Fui sin saberlo, cada día, otra, tendida bajo el frío de una lluvia que no cesa.
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Jorge Karam
Mi último fracaso No estoy, no soy, no me encuentro, tan sólo espero una buena excusa, para que la última duda nos encuentre mirando al miedo con las manos llenas; vacías de remordimientos, pues quizá siempre fuimos cuestión de tiempo, cuestión de horas, cuestión de días, o de todos nuestros poemas juntos que el amor trajo de vuelta hasta tu puerta, deshilachándonos de "te quieros", cuestionando sus formas, sus sombras y sus figuras. Quisiera que me encuentres. Si me pierdo es por eso, en una de esas y me reconozco entre los recuadros negros de los carteles de -se busca-. Tan sólo espero una buena excusa, una buena razón, un buen remiendo, ¡vaya! el amor, por ejemplo, que se parezca a ti y tenga tu cara,
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así, con todos los escombros y las cenizas de nuestro tiempo, no me importa. Quisiera por lo menos, parte de tu silencio frente a mi cara. ¡Anda! sal y encuéntrame, ¡por favor! ya no nos debemos nada. Abrázame o rompe mi corazón, pero no te quedes a medias, ¿si? Por favor. Aquí estoy. Aquí soy. Aquí sigo.
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Ayama Habrá repercusiones, lo sé. Por ello decidimos desertar, huir, quedarnos a un paso del precipicio que nos acontecía y nos describía. Fuera de la luz y del deseo, lejos de los hematomas que marcan y mallugan el corazón. De alguna manera, era mágico volver a ese mismo sitio. A ese calor corporal que definía y nos protegía de un holocausto interno de frío. Al menos, dentro del insomnio de pensamientos y sobre ese limbo de emociones y sensaciones prohibidas, todo lo que nos dimos, y nos dijimos, fuera del infierno y de las reglas celestiales, de maneras pasionales y desmedidas: era algo REAL. Eras tú y era yo. Una hoja marchita en el otoño más azul: “NOSOTROS”, vaya. El orgasmo más nostálgico, en su forma de culpa y abismo. PD: Será que ahora podremos entendernos [?] 83
Yambot Bezrokov Ciudad de México
Así me engaño
Por comprender la falta de sentido de la vida le di sentido a la mía, o así me engaño. Pretendo mucho tener las respuestas de la casualidad de la existencia, de mi existencia, que hasta a veces sé lo que quiero, o así me engaño. Conseguí un trabajo, pago mis cuentas, ahorro para nada y pienso que la felicidad es verde. Hago todo esto con una sonrisa y con un entusiasmo corto y sarcástico, con una determinación sin fundamentos que sé vender tan bien en mi currículum y entrevistas de trabajo. Mis tres principales fortalezas son la ironía, mi ansiedad imperceptible para otros y mentir tan bien en que tengo planes para el futuro. Que me conozco tan bien como para decir que sé que quiero hacer en 5 años sin tener ni la decencia de saber lo que quiero ahora. Mis áreas de oportunidad son que a pesar de coquetear con la inexistencia aún quiero vivir, que me gustaría ser tan honesto como para que no me contraten. Me gustaría decirles en la cara que esta imagen que proyecto no es tan cara, que está estancada en cada red social limitada en cada cámara, en las lágrimas de mi recámara, en mi cama, donde no hay nadie que me vea. Que nada me llena y que me apena. Y por último, mi más grande área de oportunidad: mis conocimientos de tablas dinámicas en Excel. Si me preguntan de experiencia laboral los sorprendo con historias más épicas que los doce trabajos de Hércules, les cuento cómo di la vuelta al mundo en 79 noches, cómo domé a Cerbero, cómo canté con Canserbero, que ayudé al Pípila con la piedra, a Sísifo con el castigo, a Miguel Ángel con el mármol y a Miguel Hidalgo con el grito.
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Y aun así, me dicen que falto de experiencia. Esta presión laboral e inercia social me lleva a decirles que tal vez tengan razón. Que todavía no soy sabio a mi edad, que pregunto más de lo que respondo. Que a veces siento la presión del Atlas al levantarme que a veces no me puedo levantar. Que cada vez me vuelvo mejor en fallar. Que le tengo más miedo a la vida que al morir. Que todavía y tal vez después, pero ahora, soy un poco confuso. Que no sé lo que quiero, que no quiero saber lo que quiero. En otras ocasiones les digo que quiero devorar al mundo y después pedir el postre. Que con un solo paso pase todo el perímetro de la tierra y con una sola boca hable todas las lenguas habidas y habladas y por haber. A veces quiero tantas cosas y me apasiona la nada y el todo, que quiero el oro y el moro, la caricia y el golpe, que voy tan rápido que me asfixia mi trote. Que amo tanto que termino hiriendo. Que no pienso y que pienso mucho las cosas. Sí, tal vez tengan razón Todavía no. O así me engaño.
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ÍNDICE Dalila No solo somos poetas Gabriel Meroli boku to echi shinai? Xochitl Segura Ah? Cumpleaños Edad Lembrar
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Leodan Morales Del hartazgo de ponerle título a cada intento de poema que escribo o cómo oculto mi incapacidad de resumir en una palabra la esencia de los versos 22 Irene Flores Calle, bendita eres entre la vida y la muerte No es el amor, soy yo José Zenteno Aguilar Ángel Caído Cotidiano Robot Cronos
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26 27 29 31
Michelle Sánchez Quedaste en silencio
33
Víctor H. Orduña “Shamir” Los sueños se derriten en mis manos y no en mi boca La danza de los tetraedros
36 38
Melissa del Mar Anochece
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Óscar Páez Sijtli Cronología de un mal sueño de verano
43 44
Anaby Martínez Túneles Lógica matemática in pandemic Y ahí entendí el concepto En notas de hormigo
47 50 52 54
Ouajd Karkar Cuando las amapolas agonizan Los umbrales del socorro
57 58
Verónica Cerqueda Contrastes
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Alfredo Santiago Casa dolida Atardecer
63 64
Ixchel Mercedes García Un animal anida en mis pulmones Echo de menos la furia del vodka
66 67
Fredy Santos Arañas
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Pablo Molina Guerrero Autopista
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Mayra Micaela Pérez Castellanos Oda a la comida y paisaje de: Nochixtlán, Oaxaca
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Mireya González Veo los días que vienen
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Berenice Ramírez Castro Fui la otra, esa que ya no está
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Jorge Karam Mi último fracaso Ayama
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Yambot Bezrokov Así me engaño
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Ciudad de México, noviembre 2021 Edición digital Revista Tlacuache