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Vivir del ARTE Este es el tercer número de Chalupa, pero también es el primero de una nueva etapa. A partir de esta edición y durante los próximos once meses, queremos invitar a los participantes y a los lectores a pensar el quehacer del productor de cultura en la actualidad. La idea, que puede sonar rimbombante, no es más que reflexionar sobre lo que hacemos desde diferentes perspectivas y lenguajes . Chalupa siempre ha sido el resultado de un trabajo colectivo, de amistades y entusiasmos. Nació del encuentro de diferentes personas que alguna vez decidieron reunirse a dibujar. Se sumaron con el tiempo otros colaboradores de diversos lugares del mundo, nuevos amigos. La sostenibilidad económica es una meta que la mayoría de los proyectos culturales tienen y que no todos logran alcanzar; un cuestionamiento frecuente para aquellos que deciden dedicarse al arte y a la cultura. Por esta razón decidimos empezar esta serie con la pregunta: ¿Es posible vivir del arte? A pesar de que la plata ha sido necesaria para hacer posible este proyecto, nos hemos dado cuenta en el camino, que lo que en realidad sustenta esta publicación son las personas que le entregan su tiempo a ilustrar, hacer historietas o escribir para los diferentes números. Quienes han pasado largas tardes doblando, cociendo, refilando y pintando tapas. Los que enviaron sus cartas de apoyo para que pudiéramos presentarnos a la convocatoria que ahora nos permite tener periodicidad mensual y pagar un poco a cada colaborador. En las páginas de esta embarcación-fanzine nos reunimos a celebrar la edición independiente y la posibilidad de hacer todo lo que nos propongamos juntos. Así que es por esta reunión, por esta suma de intenciones y amistades que podemos decirles de nuevo, bienvenidos a bordo.
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Esbozo del artista adolescente
interplanetario Por Felipe Muñoz Jaramillo
En las estepas de Plutón habita el Oryx Triceras, también conocido como “antílope azul de tres cuernos”. Este animal tiene un carácter sagrado para el pueblo viok, por su morro colorido que les provee de alimento y su piel resistente que utilizan para vestirse y techar sus casas de granito. Nol325 estaba destinado a ser un cazador, como su padre, su abuelo, su tatarabuelo y el resto de sus ancestros hasta llegar al primer viok (que según la tradición, brotó de los sueños del gran Maiselok, creador del universo, llama perpetua de la galaxia). Sin embargo, el arribo de los primeros colonos terrícolas transformó para siempre las maneras y costumbres de los viok más jóvenes, como Nol325, sembrando en ellos pensamientos disparatados y rebeldes. No les bastó a los humanos con rebajar a Plutón a la categoría de “planetoide”, con degradar la atmósfera, con saquear las montañas y convertirlas en nidos para sus bestias metálicas, con encarcelar a los Viok en sus propias tierras y convertir al Oryx en una simple mascota. Estas criaturas bípedas y sin pelo, tuvieron que viajar millones de kilómetros para contaminar las mentes de los viok y ponerlos en conflicto con su propia tradición, con la base misma de su subsistencia. Nol325 ha dicho a su padre que ya no desea seguir la senda de un cazador. Cree que su destino es convertirse en lo que los terrícolas llaman un “artista”. Al viejo viok no le cabe en ninguna de sus dos cabezas en qué puede consistir el quehacer y las costumbres de un “artista”. Se pregunta cómo piensa Nol325 conseguir su alimento. El Oryx no va a cazarse solo. Las rocas de amatista no se triturarán a sí mismas, ni las casas de granito brotarán del suelo como lo hace el alimento de los terrícolas. Ahora, los miembros de la tribu solo pueden observar impotentes como Nol325 es engañado por los terrícolas para aprender a hablar su lengua, pensar como ellos y lo que es peor, darle valor a los mismos objetos que ellos. En Plutón las cosas nunca han sido fáciles, ni lo serán…
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“Hoy en día tienes que ser versátil. Lo mismo que tocas la tiorba, aprendes un poco de fotoshop, diseñas decorados, haces cómedi. Que hayas estudiado tal o cual… eso nadie lo mira. Es lo que sepas hacer. Es así, o surges o desapareces”. “He conocido gente que, antes que explotar económicamente su arte, prefiere explotar artísticamente sus problemas económicos. Ojo, no son excluyentes”. “La mitad del tiempo trabajo en cualquier mierda que salga, y así resuelvo pieza, comida y maricadas, cosa que la otra mitad me quede para inventarme mis vainas. Vainas que al final ¿de qué terminan hablando? ¡Pues del trabajo, la pieza y todas esas maricadas que supuestamente eran de trámite! La hago así para decir lo que me dé la gana, pero no me sale, entonces me toca adornar con cochinadas mis asuntos domésticos para que la cosa no suene tan barata”.
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“La verdad es que nunca entendimos. Les dijimos que nos interesaba lo que hacían, que les pagábamos, que les poníamos todo para que pudieran dedicarse exclusivamente a producir, a explotar su talento, que después nos encargábamos de todo, producción, difusión, que de ahí saldrían después cosas grandes… No quisieron. Hicimos varias ofertas. Nada. ¡No quisieron! Que se les hacía raro eso de vender sus creaciones, que no necesitaban plata, que eso era para problemas. Parece que se conformaran, que no quisieran surgir. Por eso están así, se les ofrece todo y no se dejan ayudar… Es como una cosa de mentalidad, es subdesarrollo mental. A esa gente le falta visión”. “Nosotros no separamos arte del resto de la vida, eso es nuevo. Ni le decíamos así, eso es intuitivo, va apareciendo con cada cosa que se va haciendo, así va saliendo. Por eso como que nos sale fácil, ¿no? Lo que sí nos cuesta es eso, de separarlo y aislarlo así como quiere esta gente… que para poder montarlo en espectáculo y documentarlo y venderlo. Y como eso lo pagan –y lo pagan bien porque estamos de moda– pues hay quienes ya saben cómo seguirles el jueguito: van y montan la comedia, refuerzan tal estereotipo, se inventan rituales que nunca han existido pero aplican bien para circuitos turísticos o mercados estándar, cobran y vuelven y siguen viviendo normal. La cosa ahí ya es si no nos importa que nos vean así, porque así nos quieren ver y eso les damos, pero de ahí a que sea verdad…”. “Es que la gente no sabe del poder del arte y la cultura sobre su vida. Creen que es como un encantamiento, una magia, un don con el que nace dotado cierta gente. Y sí, el encanto y la magia existen, pero lo tiene todo el mundo, la práctica artística es delegada socialmente en profesionales que se han preparado especialmente y el resto de la comunidad está obligado a apreciarla pasivamente. La práctica de la cultura, como la del deporte, cura, trae salud. Sirve para rehabilitar. ¿O usted cómo cree que se le ayuda a las poblaciones vulnerables? Hay que recuperar la rama aficionada”.
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Acerca de cómo
se gana uno la
vida
Por Camilo Velásquez
Desde muy pequeño -afirman mis tías- empezaron a despuntar mis dotes artísticas. Juntaba briznas de eucalipto y hacía crucigramas transitorios. Superponía los esqueletos de las hojas y me inventaba las letras que debían caber mientras el viento (vivíamos en una ladera, amenizada cada ocaso por las brisas del pacífico) hacía lo suyo y me dejaba tarareando las palabras de las casillas que primero desaparecían. Así me hice cantor, cantor de las palabras destejidas por la brisa del pacífico; aunque algo en los rostros, un dejo de orgullo forzado, debió ser, me dejó intuir que en mi familia nunca les gustó mi voz. Claro, como todo empezó con el viento del pacífico, me sentí obligado o bueno, tanto como obligado no, sentí que mi canto debía estar ritmado con los triquitraques y las marimbas de la región. Al principio algunos me prestaron atención, no sé si se acuerden de “el niño de las palabras sopladas y devueltas”. Ese título nunca me gustó, no sé a ustedes, pero lo de sopladas y devueltas, por niño que fuera, me sonaba inadecuadamente digestivo. Ahora, supongo que como mínimo se estarán preguntando por mi presente. Pues los escritos se tratan de eso, de lo que estará pasando conmigo, con alguien que vive y no vive de lo que más le gusta hacer: cantar y escribir. No sé qué decirles, soy un artista del hambre, de la felicidad, del augurio y la guarida. Eso no les dice nada, tampoco, porque se supone que quieren oír algo sobre las circunstancias de mi manutención, se supone que de algún modo esto ha de servir de manual a otros. Con el fin de no dármelas de muy kafkiano, y sin dejar por eso de faltar a la sinceridad: esto es todo lo que falta precisar: Paciencia: Imaginemos una montaña de piedra de dieciséis millas de altura, cada cien años la roza una tela fina, cuando ese roce haya devuelto la montaña a ras de tierra…
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Tabla decontenido 2-3 4
Sylvia Gómez G. (Colombia) sylviagomez.net
Manuisquity (Colombia) flickr.com/manuisquity
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Felipe Muñóz Jaramillo (Colombia)
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Laura Mickan-Julián García (Colombia)
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fel_munoz@hotmail.com
Gustavo Rendón Sierra (Colombia) gupiscis35@hotmail.com
flickr.com/mickanpie flickr.com/nonickname
Criollan Brothers (América Latina) criollanbrothers.blogspot.com
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Keki unpuntito (Argentina)
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Antonia Bustamante (Colombia)
unpuntito.com
Camilo Velásquez (Colombia) lacancionescrita.net
Maria Lucía Gaviria (Colombia) flickr.com/enunaesquinita
flickr.com/anattolia
Arlen Siu Vásquez (Colombia) Ilustración portada y contraportada
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Publicado en enero de 2014, Bogotá, Colombia. ISSN: 2357-5182 Información y contacto: ¡RUGE! todoslosrugidos.blogspot.com todoslosrugidos@gmail Facebook:todoslosrugidos Equipo editorial: Manuela Fajardo Rafael Oliver Sylvia Gómez G.
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Impresión de carátula en Serigrafía: Rattrap https://www.facebook.com/rat.trap.98 Febrero de 2014 Esta publicación es beneficiaria de la beca de estímulos para proyectos editoriales en artes plásticas y visuales del Instituto Distrital de las Artes, Idartes.
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