portafolio / roberto molina
Sueño extranjero Roberto Tondopó
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A
l soñar se recorren lugares no cono-
donde me hospedaba, en un barrio de Brooklyn,
inquietud o desconcierto. Se des-
mano, salía a la calle. Aquel bullicio abigarrado
cidos y se despiertan sensaciones de
cubre cómo todo durante el sueño
parece ser real a pesar de que lo evocado es ape-
nas una distorsión, un error de conjetura en el momento en que nos damos cuenta que esos lu-
gares soñados no tienen correspondencia entre sí con los sitios reales y verdaderos.
Nunca antes había despertado en un lugar
con otro idioma y tan lejos de casa. Mi prime-
ra estancia en el extranjero fue en Nueva York. Sin duda éste fue un viaje intenso en el que el recuerdo de lo imaginado comenzó a recubrirse con lo inmediato vivido: todo espacio no es
un objeto de contemplación, sino una conquista de nuestra particular experiencia. Experiencia que hallé en el recorrido que hice de la casa
hacia el metro. Apenas despertaba, cámara en de muchas lenguas, las expresiones de la gen-
te, los colores, los edificios, logró que me sintiera, finalmente, de otra parte. Mi mente apenas
asimilaba los traslados en el mapa, las transfor-
maciones del paisaje, el letargo de mi presencia física en un lugar distinto: el sueño de la ex-
tranjería. Nueva York se convirtió en un limbo donde convergían los hechos inmediatos y las
asociaciones de memorias pasadas, hasta llegar otra vez, como en los sueños, a un punto en el
que no sabía si la experiencia la estaba viviendo yo, o alguien más. Aquí, una serie de imá-
genes de Avenue D, Flatbush Bklyn, nombre de
la calle que transité todas las mañanas hacia el metro.
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