6 minute read

LAS ERAS UN TEMA PENDIENTE

Las actividades propias del hombre a lo largo de este siglo XX, que ya llega a su fin, han ido cambiando progresivamente y de manera espectacular en el último tercio.

De una sociedad netamente rural, agrícola y ganadera, que absorbía más del 90% de la población, se ha pasado paulatinamente a una sociedad de servicios, industrializada y altamente tecnificada. La máquina hace o debe hacer el trabajo, dirigida por la inteligencia del hombre. Constantemente van creándose máquinas más sofisticadas que facilitan el trabajo y multiplican el rendimiento

Advertisement

Nuestros abuelos debían arar los campos y recolectar la cosecha como lo hacían los romanos hace 2000 años : usaban el aladro (arado) y la vertedera para labrar los campos, el jubo, las colleras y collerones para uncir el par de mulas, cuando no bueyes o burras. La faz (hoz) para segar, el trillo, la horca, el barrastro y la escoba de husillos para las faenas veraniegas de recolección, hoy piezas de museo, eran imprescindibles hace algunos años .

Se trillaba en las eras y se transportaba el grano al granero situado en el piso más alto y la paja al pajar utilizando la fuerza muscular. Nuestros abuelos recibieron, y nos han legado, unas eras empedradas como en pocos lugares se ven, con una finalidad específica y singular: trillar sobre ellas la mies a base de dar vueltas y vueltas sobre la parva y aventar cuando soplaba el morisco o el regañón para separar el grano de la paja Pero ¿dónde quedó ya todo eso? Pasó a mejor vida. Esa misión específica y propia que tenían las eras se la robó, como por arte de gracia, la "cosechadora" , se la apropió ese monstruo "engulle espigas" descomunal, que se pasea solitario y altivo por los campos de mies durante el verano, triturando cuanto pilla a su paso.

Aquí quedaron los aperos, piezas de museo, llenos de polvo, como recuerdo de otra época. También quedaron los pajares, medio hundidos, y las eras, nuestras queridas eras, "tesoros de antaño" que adornaban el pueblo, tanto en verano con el hormigueo y trajín propios de la estación, como el resto del año con su verdín, su quietud y su encanto. Esas eras empedradas y cuidadas con tanto mimo, perdieron su función , su esencia, su razón de ser.

Habría sido necesaria una rápida reconversión, que no les ha llegado después de décadas de paralización. Quedaron olvidadas, yermas, inútiles, inservibles. Esas eras donde el verano se trabajaba entre el molesto tamo y la porga, bajo un sol de justicia o entre la prisa y el desasosiego por alguna fea nube que asomaba amenazadora entre los cabezos, y el resto del año servían de lugar de recreo y esparcimiento a pequeños y grandes. En ellas se jugaba a infinidad de juegos, tales como a la bandera, al marro, a la correa, a las cartetas, a las tabas, al corro, al caballo la pelota, al fútbol , al tiro de bola, al barrón, a las birlas o, simplemente, a pasar el rato en compañía hablando del tiempo pasado, de la última noticia y de la cosecha que verdegueaba, o bien tomar el sol las tardes soleadas desde un resguardo de alguna pared, contemplando la Sierra de Oriche, por donde se oculta el Sol, con sus hermosos montes de la Modorra, el Cabezo Grande, el Manchihueso, Peña Tajada, el Cabezo el Royo, y más al norte el Cabezo de Herrera coronado por la Ermita, los montes de Luesma, el Carrascal o las llanuras del Este hasta la Pardina y el Alto de Plenas.

Eras queridas, donde cada vecino solía tener su trozo aunque fuera insignificante, delimitado por un destacado y bien alineado cordón de piedras, ¿qué queda de vosotras?

LOSCOS ha ido pasando de ser agrícola y ganadero a industrializarse y convertirse en lugar de turismo, de veraneo, de caza, de fin de semana. Algunos volvemos periódicamente cuando nos lo permite el trabajo, a disfrutar del terruño que nos vio nacer y crecer, a recrear nuestra vista y nuestro espíritu con su paisaje y nuestros recuerdos . A charlar con los familiares y amigos, a reencontrarse, a contemplar y disfrutar del pueblo y sus gentes, de las mejoras que se van realizando Pero sentimos con angustia las cosas que se hacen mal, y una de esas cosas que se están haciendo mal y deterioran el entorno del pueblo, es la transformación que se realiza en las eras.

Las eras y los pajares formaban un conjunto armónico con el casco urbano. Pero de unos años a esta parte hemos asistido a la realización de unas construcciones de los más chocante. Han surgido de manera anárquica naves con paredes de cemento y tejados de uralita, cerramientos del mismo estilo, intercalado con algunas viviendas tipo chalet moderno.

Toda esta amalgama urbanística, tal como se ha realizado, rompe la armonía que tenía el pueblo y golpea la estética y buen gusto que debe guiar toda construcción.

A LOSCOS , cuyo nombre bien podría derivar por su situación geográfica, del latín "locus apertus" ("loca aperta": terreno descubierto), le cuadra perfectamente lo de "lugar abierto" , "lugar al descubierto", no oculto, en contraste con los pueblos limítrofes . Presenta una preciosa vista panorámica desde cualquiera de los puntos cardinales que se contemple.

Los pueblos vecinos se sitúan ocultos, protegidos, en alguna ladera u hondonada, como jugando al escondite. Apenas los percibes hasta que no estás en ellos . LOSCOS, por el contrario, se presenta altivo, desafiante a la vez que acogedor, en medio de la llanura, dominándola, descubierto por los cuatro costados, visible desde muy lejos.

Contemplando el pueblo desde e l Cabezo del Santo, por ejemplo, observamos una serie de mejoras de gran belleza y de buen gusto que se han realizado en muchas casas que miran al río Es una delicia contemplarlo desde esa zona sur

No se tiene la misma sensación al contemplarlo por su parte norte, desde la carretera de San Roque, por ejemplo Un conjunto desarmónico y antiestético golpea con violencia la sensibilidad al observar el cinturón grisáceo producido por las edificaciones que se han levantado sobre las eras

El Ayuntamiento debe tomar cartas en el asunto de manera urgente para evitar un deterioro mayor e irreversible.

Si queremos que el pueblo mejore en su totalidad, es necesario un estudio y una planificación de la zona de las eras. Debe hacerse la infraestructura con el fin de agregarlas al pueblo como zona urbana que guarde armonía con el conjunto.

Se está buscando terreno para las instalaciones deportivas que demanda la juventud. ¿No sería buen sitio ubicar esas instalaciones en las eras? Se podrían conservar en parte, a la vez que se les daba una finalidad acorde con las nuevas necesidades

Esperamos que el buen gusto y el mejor criterio de quienes ostentan el poder se imponga para mejora del pueblo en el futuro y no siga pendiente por tiempo indefinido un tema tan importante.

This article is from: