n煤mero 1 abril 2010
Revista de Medio Ambiente Sostenible del Ayuntamiento de Sevilla
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Naturalia XXI
Cambio Clim谩tico Sostenibilidad Educaci贸n Ambiental
naturaliaXXI cambio climĂĄtico sostenibilidad energĂas renovables educaciĂłn ambiental reciclaje
Naturalia
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aje Edita: Ayuntamiento de Sevilla Delegación de Medio Ambiente
Naturalia XXI
cambio climático Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad.
vida saludable Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. El objetivo del cambio no es satisfacer necesidades (caso en el que sería legítimo), sino acumular en exceso. El único comercio natural es aquél en el que se dan cosas útiles por otras cosas útiles, que es lo propio de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos
necesarios para vivir no es ilimitada, esta clase de arte crematístico de atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
energías limpias Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las carencias humanas directamente, como sí lo hacen otros bienes y servicios. A ojos de Aristóteles, la
riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
za y la crematística son cosas entes según la naturaleza: lla es administración de la casa a la acumulación o oramiento sin límites. La adera riqueza tiene el límite necesidad, pues su objeto no ólo vivir, sino vivir bien ónesis). Así, afirmará mente en una sentencia casi stica: El fin es un límite para osas. No olvidemos tampoco a concepción de justicia en óteles tiene que ver con la cidad de discernimiento en s los aspectos de la vida.
sostenibilidad Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad. Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. El objetivo del cambio no es satisfacer necesidades (caso en el que sería legítimo), sino acumular en exceso. El único comercio natural es aquél en el que se dan cosas útiles por otras cosas útiles, que es lo propio de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos necesarios para vivir no es ilimitada, esta clase de arte crematístico de atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía. Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las carencias humanas directamente, como sí lo hacen otros bienes y servicios. A ojos de Aristóteles, la riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
consumo
atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía. Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y
depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las carencias humanas directamente, como sí lo hacen otros bienes y servicios. A ojos de Aristóteles, la riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre eco y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utiliza lo propio de la segunda es el de la adquisición. Aunque la m de las personas incurren en u actividad productiva por sí mi no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el com existe un tipo dentro del arte adquisición o acumulación de que forma también parte de
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre eco y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utiliza lo propio de la segunda es el de la adquisición. Aunque la m de las personas incurren en u actividad productiva por sí mi no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el com existe un tipo dentro del arte adquisición o acumulación de que forma también parte de economía: se trata de garanti almacenamiento mínimo par procurar la disposición de las necesarias para la vidad en un o ciudad.
Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce de riqueza y propiedad pues co en una acumulación de mone cosas a través de la adquisició
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Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad. Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y
atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
sostenibilidad Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia
administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
naturalia atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y
Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre econ y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilizac lo propio de la segunda es el a de la adquisición. Aunque la ma de las personas incurren en un actividad productiva por sí mis no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el come existe un tipo dentro del arte adquisición o acumulación de que forma también parte de la economía: se trata de garantiz almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las c necesarias para la vidad en una o ciudad.
Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce l de riqueza y propiedad pues con en una acumulación de mone cosas a través de la adquisició
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad. Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y
atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
sostenibilidad Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia
administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
Educación Ambiental
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre econo y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilizac y lo propio de la segunda es el de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurr en una actividad productiva po misma y no se procuran la subsistencia mediante el camb el comercio, existe un tipo den del arte de la adquisición o acumulación de cosas que form también parte de la economía trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las co necesarias para la vidad en un casa o ciudad.
vida saludable
Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce lím de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación d moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. objetivo del cambio no es satisfa necesidades (caso en el que se legítimo), sino acumular en exc El único comercio natural es aq en el que se dan cosas útiles p otras cosas útiles, que es lo pro de quien persigue la autosuficien Como la cantidad de productos
N reciclaje Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad.
vida saludable Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. El objetivo del cambio no es satisfacer necesidades (caso en el que sería legítimo), sino acumular en exceso. El único comercio natural es aquél en el que se dan cosas útiles por otras cosas útiles, que es lo propio de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos
necesarios para vivir no es ilimitada, esta clase de arte crematístico de atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
energías limpias Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las carencias humanas directamente, como sí lo hacen otros bienes y servicios. A ojos de Aristóteles, la
riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
Edita: Ayuntamiento de Sevilla Delegación de Medio Ambiente
ralia XXI Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad.
vida saludable Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. El objetivo del cambio no es satisfacer necesidades (caso en el que sería legítimo), sino acumular en exceso. El único comercio natural es aquél en el que se dan cosas útiles por otras cosas útiles, que es lo propio de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos
necesarios para vivir no es ilimitada, esta clase de arte crematístico de atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
energías limpias Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las carencias humanas directamente, como sí lo hacen otros bienes y servicios. A ojos de Aristóteles, la
riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre econo y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilizac y lo propio de la segunda es el de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurr en una actividad productiva po misma y no se procuran la subsistencia mediante el camb el comercio, existe un tipo den del arte de la adquisición o acumulación de cosas que form también parte de la economía trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las co necesarias para la vidad en un casa o ciudad.
vida saludable
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de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos
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reciclaje
Desde un primer momento, Aristóteles distingue entre economía y crematística. Lo propio de la primera es el arte de la utilización y lo propio de la segunda es el arte de la adquisición. Aunque la mayoría de las personas incurren en una actividad productiva por sí misma y no se procuran la subsistencia mediante el cambio y el comercio, existe un tipo dentro del arte de la adquisición o acumulación de cosas que forma también parte de la economía: se trata de garantizar un almacenamiento mínimo para procurar la disposición de las cosas necesarias para la vidad en una casa o ciudad.
vida saludable Sin embargo, la crematística propiamente dicha no conoce límite de riqueza y propiedad pues consiste en una acumulación de moneda y cosas a través de la adquisición y venta de bienes. El objetivo del cambio no es satisfacer necesidades (caso en el que sería legítimo), sino acumular en exceso. El único comercio natural es aquél en el que se dan cosas útiles por
necesarios para vivir no es ilimitada, esta clase de arte crematístico de atesoramiento sin fin no puede considerarse parte de la economía.
energías limpias Desde un punto de vista práctico en el seno de la polis, es a medida que crecen las cantidades importadas y exportadas por ésta cuando crece el número de intercambios que se realiza en moneda. A partir de entonces se multiplican las compras y las ventas, y el comerciante deja de cobrar lo justo para satisfacer sus necesidades para intentar acaparar cada vez más aprovechádose de la situación. Poco a poco se vuelve más técnico y buscará máximo lucro: lo importante pasa a ser ahora la moneda y deja de cobrar un precio justo (que dé únicamente para satisfacer sus necesidades). Hasta el punto en que el mercader llega a considerar riqueza a la abundancia de dinero, cuando el dinero es una medida de valor convencional y depende de su aceptación de la mayoría para ser ratificado. Además, se prosigue en sendas antinaturales al no poder el dinero atender las
riqueza y la crematística son cosas diferentes según la naturaleza: aquélla es administración de la casa y ésta la acumulación o atesoramiento sin límites. La verdadera riqueza tiene el límite de la necesidad, pues su objeto no es sólo vivir, sino vivir bien (phrónesis). Así, afirmará bellamente en una sentencia casi aforística: El fin es un límite para las cosas. No olvidemos tampoco que la concepción de justicia en Aristóteles tiene que ver con la capacidad de discernimiento en todos los aspectos de la vida.
de quien persigue la autosuficien Como la cantidad de productos
de quien persigue la autosuficiencia. Como la cantidad de productos
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