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El calccio
El calccio
Una tarde, mi hermano Shu-Ho llegó de trabajar y trajo consigo un balón de futbol soccer que un turista le había regalado. El juego para nuestra los Massái está vinculado a la práctica de la caza, es decir, tiene una utilidad de entrenamiento. Correr, lanzar piedras o lanzas es el día a día de los jóvenes en la comunidad, el tiempo de ocio es dedicado a caminar, escuchar a los abuelos o disfrutar de la pareja.
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Jamás se les hubiera ocurrido jugar para solo ganar o mucho menos apostar o ganar dinero por ello, así que no le veían utilidad a la pelota.
Además, la política y el deporte son extensiones de la guerra para occidente así que acá, la cosmovisión de tener a otro grupo “en contra” sonaba como extraño.
Empecé por explicar cómo desde el Siglo III hay registros de que se realizaban actividades lúdicas con una pelota en las islas británicas (rugby) y en la península itálica (calccio fiorentino) en plena Edad Media, pero fue hasta 1863 que se institucionaliza una asociación y un reglamento en común para competir en Cambridge. Ya para 1904 que se funda la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y se disputa el primer mundial en 1930 donde resulta campeón la República Oriental del Uruguay.
En el occidente contemporáneo 270 millones de personas participan en la industria del futbol y se mueven miles de millones de euro cada día.
La diferencia entre deporte de conjunto e individual, de pista y campo o la descripción de los deportes acuáticos y los de contacto parecían aburridos para mis colegas.
Me interrumpí solo y traté de replantear la idea. ¿Cómo explicar la fiebre del futbol sin la contaminación occidental? Pedí un momento y cerré los ojos, exploré en el archivo de mis recuerdos y emociones, fui a mi infancia, ese lugar donde nada occidental te ha ensuciado aun. Recordé tener 8 años y correr en el barrio con mis amigos a tras de un balón.
No sabíamos bien las reglas y realmente no importaba quien ganaba, pero recuerdo muy claro que después de patear la pelota corrimos a abrazarnos.
Justo eso era el fin último del futbol: correr, patear y abrazarse sonriendo. Y luego recordar ese momento por años. Sin fichajes millonarios ni odio entre barras.
Así que reanudé la charla y expuse que el futbol es una actividad física de conjunto de carácter recreativo que fortalece los lazos de unidad e identidad en una comu-
nidad; el objetivo es elaborar trazos cortos y largos a los huecos que genera la escuadra contraria para finalmente construir oportunidades de meter la pelota en el arco. El gol, es el momento preciso en el que estalla la posibilidad de correr y abrazarse todos.
Hay incluso registros en video de partidos occidentales entre niños en donde los rivales también celebran, porque esa es la esencia del balompié que fue devorada por el capitalismo. Ya entusiasmados, armamos una escuadra de 11 jugadores para entrenar y fuimos a retar a los operadores de la avioneta de Arusha a un juego amistoso cuya copa sería la cámara de video que había vendido en mi vista anterior al Serengueti. Ellos aceptaron gustosos y completaron la reta. Técnicamente, fue el primer clásico en Tanzania entre la Selección Massái y el Atlético Arusha o al menos así lo queremos recordar y guardar con cariño en el corazón.
El marcador final, jamás lo revelaré, solo puedo decir que esa tarde jugamos hasta que se metió el sol, corrimos, pateamos y nos abrazamos muchas veces; los dientes blancos de todos los jugadores destellaban en el horizonte, reímos como nunca antes.
El poder del futbol está en diluir las clases sociales y no acentuarlas como ahora; en el campo de juego se democratizan las relaciones sociales, no importa tu nombre o cargo ni tu linaje, importa tu manera de tocar la pelota y tu capacidad de hacer sonreír a los demás. Infelizmente, el futbol profesional de hoy en día es justo todo lo contrario.
Hace años atrás, jugábamos en la calle y el que recibía el primer gol se quitaba la playera para distinguir las escuadras; al final del partido, los perdedores compraban refrescos para los ganadores pero todos los tomábamos juntos.
Simplemente queríamos comentar los pormenores del partido y programar la revancha o que te metiera tu mamá. Lo que pasara primero.