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León, historia, aventura y gastronomía

Texto y fotos: Mario Zárate.

Era una mañana fría de noviembre, la tranquilidad en el centro de la ciudad se rompía por una marcha encabezada por campesinos, la cual no detuvo nuestro viaje a León, Guanajuato, un lugar que esconde sitios llenos de historia, aventuras y sabores únicos.

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Gracias a la Oficina de Convenciones de Visitantes (OCV), a nuestra llegada a la ciudad de León, fuimos bien recibidos en el restaurante “La Cocinoteca” del chef Juan Emilio Villaseñor, donde degustamos una serie de platillos exquisitos y gozamos del increíble servicio y atención de todo el personal.

No podemos dejar de mencionar la calidez del sitio, la cual forma parte del nuevo hotel Emiliano, un proyecto de restauración y rescate de una de las más antiguas casonas registradas en la ciudad. Ubicado en la calle Emiliano Zapata, número 313, en la zona centro de León, el hotel cuenta con 19 habitaciones sostenidas por 41 columnas de acero.

Hotel Hacienda San Cristóbal

La noche caía y la lluvia nos tomó por sorpresa en nuestra llegada a la Hacienda San Cristóbal, un hermoso hotel-hacienda lleno de tradición y magia, ubicado en el kilometro 13, de la carretera León-Cuerámaro, en San Francisco del Rincón.

Con tan sólo siete habitaciones en 2007, la Hacienda San Cristóbal (propiedad del ex presidente Vicente Fox Quesada) abrió sus puertas a los viajeros a un espacio natural que evoca a la paz mental y el placer.

Ahora ya con 50 habitaciones, este lugar también cuenta con un centro de convenciones, restaurantes, una cava, alberca, cine, spa y una amplia variedad de habitaciones lujosas.

Con un diseño único, puedes elegir entre cuatro tipos de habitación: standard (con cama king size o dos individuales, frigobar y escritorio), superior, junior suite y master suite (en las tres se agrega un sofá cama a los servicios que brinda una standard).

Después de una función de cine y una cálida cena en el granero, nos dispusimos a descansar en nuestras habitaciones, para reponer fuerzas y seguir recorriendo el lugar.

Por la mañana de nuestro segundo día de viaje, pudimos disfrutar de un completo desayuno buffet, que incluyó chocolate molinillo, atole, café de olla, estación de frutas y cereales, estación de huevos al gusto, el tradicional chicharrón en salsa roja, chilaquiles verdes y tamales oaxaqueños.

Con la excelente guía del director del hotel, David Coss, recorrimos las magníficas instalaciones del lugar, entre las que destacan un gimnasio completo y un spa, donde se dan cita los clásicos remedios mexicanos para equilibrar el cuerpo, el espíritu y el alma.

El spa tiene una capacidad para atender hasta 30 personas. Cuenta con dos tinas de hidromasaje, vestidores, cuatro camillas y ofrece un tratamiento especial con mole o miel, único en la región.

Dicen las abuelas que “para todo mal, un buen ritual”, tan es así que los servicios se otorgan bajo solicitud y con previa reservación. El horario de los rituales es de lunes a domingo, de las 09:00 hasta las 17:00 horas.

Hacienda San Cristóbal no es sólo confort y descanso, durante todo el año organizan múltiples eventos culturales y de entretenimiento, tanto para sus huéspedes como para la comunidad en general. Algunos de ellos son el Rincón de los solterones con citas a ciegas en febrero, el ritual y la vendimia de vinos, tequila y mezcal de primavera en marzo, el festival del chile en julio, la noche mexicana en septiembre, el jardín de las catrinas en noviembre y una gran cena de fin de año en diciembre.

El precio de las habitaciones por día y persona, rondan desde los mil pesos en temporada baja (enero, febrero, marzo, mayo y septiembre), hasta los mil 770 pesos y dos mil 400 para el caso de las master suites en temporada alta (junio, julio, agosto, octubre y diciembre), todas incluyen el desayuno.

La historia de esta hacienda se remonta a 1614, cuando el propietario era el virrey Marqués de Guadalcázar. Para 1915, los terrenos de este lugar sirvieron de campo de batalla para los ejércitos villistas y los de Obregón. En este mismo año el abuelo del ex presidente, Joseph Louis Fox Flach, se convirtió en dueño legítimo de la hacienda.

El Nidal, descanso ecoturístico

Llegamos a la mitad de nuestro segundo día de viaje y el clima nos mostró un rostro aún más gélido, pero esto poco importó para que llegáramos a El Nidal, un hotel único e innovador con aposentos contemporáneos, ubicado en Vergel de la Sierra.

Aquí la estancia es única, los “nidos” (habitaciones hechas con contenedores marítimos reciclados), son una opción de descanso, confort y tranquilad, alejados de todo bullicio, donde el silencio en medio de la noche te arrullará en sus brazos.

Las habitaciones son térmicas, con servicios de baño confiables, agua caliente (alimentada por un calentador solar), cuentan con camas literas y una cama extra individual abajo de la cama del primer piso, para maximizar el espacio.

La cocina es muy funcional, tiene todo lo necesario para un grupo de cuatro personas, es práctico para preparar y consumir tus alimentos como en la comodidad de una casa. Puedes hacer uso del microondas, la estufa eléctrica, el refrigerador, la cafetera, la tetera, la tarja para lavar trastes, el set de vajilla, cubiertos y cristalería; entre otros artículos.

Cada baño cuenta con set de toallas de baño y de mano para cuatro personas, además de jabón, shampoo y crema, así que sólo debes llevar tu cepillo. Entre las amenidades adicionales cuentan con SKY, linterna, extinguidor, closet, luz de emergencia y un mini-bar.

A nuestra llegada, y sin perder el tiempo, la encargada, Celia Alba Mata, nos guió hacia “El Octágono”, donde recibimos una educativa clase y cata de vinos artesanales. Este año la producción abarcó cuatro sabores: naranja, blanco, rosado y tinto, hechos con uvas traídas de viñedos de Querétaro y Aguascalientes.

Sin ningún rastro de químicos o sulfitos, este vino es cien por ciento natural, con un sabor sin igual. Todo el proceso es artesanal, la producción comienza en agosto y dura cinco meses. Los productos terminados son almacenados en vasijas de barro forradas con cera de abeja enterradas en el suelo, con un tiempo de fermentación de 15 días; un método milenario y poco usado en la industria.

Este año la producción alcanzó las 10 toneladas de uva, lo que se tradujo en 600 botellas de vino naranja, 800 de tinto, 600 de rosado y unos cientos más de blanco, todas ellas de 750 ml.

El recorrido que hicimos abarcó además una degustación de tres mezcales y cuatro cervezas artesanales (Pelé, Brown, Brown Ale y Red Eye). Al término de nuestra caminata nos dirigimos a la bonita cocina de humo que es atendida personalmente por Celia y sus cocineras, quienes nos deleitaron con deliciosos y variados platillos de comida tradicional mexicana.

Momentos antes de que el sol se ocultara, llegamos al Árbol de la Vida, un encino de más de 500 años y que es considerado como un lugar de meditación y relajación. A nuestro regreso, una cena

seguida de una plática alrededor de la fogata (una de las actividades preferidas por los visitantes), nos llevó a la oscuridad de la noche, que nos recibió con un manto de estrellas y tranquilidad.

Adicional al paseo que realizamos, el Nidal ofrece paseos en cuatrimotos, una excursión al Cantil de la Águilas, un acantilado con una vista hermosa; paseos en poni, los cuales son un imán tanto para niños como para adultos; camping, paseos en kayak, pesca y shopping.

Con un personal de 15 trabajadores, todos participan en la elaboración de la cerveza, vino, mezcal, además del embotellamiento de agua de manantial. La dedicación y esfuerzo que ponen en cada una de las tareas se ve reflejado en el buen sabor y calidad de sus productos, los cuales debes de probar.

Un radiante sol y un desayuno de primera nos dieron la despedida de este maravilloso lugar, donde la estancia en la sierra no tiene que ser austera y fría.

Si ya estás pensando en preparar las maletas, no olvides preparar todo con anticipación, ya que el lugar se ubica en la carretera León-San Felipe kilómetro 26, desviación a Ocampo en el kilómetro seis, Vergel de la Sierra.

El arte de hacer botas

Nuestro viaje no podía estar completo sin antes visitar uno de los lugares más representativos de León: la fábrica Caborca Boots, una autentica leyenda, donde cuatro décadas de trabajo arduo han forjando un legado de tradición artesanal manifestada en cada par de botas elaboradas por las talentosas manos de nuestros artesanos mexicanos.

Fue la gerente de marca, Liliana Lozano, quien nos dio la bienvenida a las plantas de producción de esta magnífica marca y orgullo de esta ciudad, una de las de mayor tradición zapatera en México y el mundo.

Con una pasión por el detalle y una maestría que se refleja en cada par, todas las botas hechas en Caborca Boots cuentan con bordados únicos y originales, finas pieles cuidadosamente seleccionadas, una atractiva combinación de acabados y texturas, detalles ciento por ciento artesanales, una exclusiva selección de colores, componentes tecnológicos y la suela más cómoda de México.

Actualmente, son más de 600 colaboradores, con una producción diaria de mil 400 pares. Todo empieza con el equipo de diseño, quienes seleccionan las hormas, las pieles, bordados y acabados que se unirán para dar nacimiento a sublimes obras.

Después, los desarrolladores se encargan de tomar las propuestas más creativas de los diseñadores y transformarlas en cómodas botas que se ajusten perfectamente.

El corte, el pespunte, los bordados, el montado a mano y el welt son sólo algunos de los pasos que son parte de la fase de construcción de las botas. El rey de nuestros procesos es el “goodyear welt”, en el cual se ensuelan las botas, se les da soporte y se hacen más resistentes.

Resultado de este gran trabajo, en septiembre de 2014 fue entregado al presidente de Grupo Caborca, Luis Torres Díaz, el Premio Nacional de Exportación, máximo galardón otorgado a empresas e instituciones con alta competitividad, diversificación y aumento de sus ventas en el extranjero.

Asimismo, en marzo de 2015 recibieron oficialmente la certificación del sistema internacional de gestión de la calidad ISO 9001: 2008. Además, recientemente fueron reconocidos con la “Mexican Shoes Quality”, certificación para empresas mexicanas de la industria del calzado que tiene el propósito de mejorar su rendimiento productivo, la calidad de sus productos y su competitividad.

En 1986 empezaron a exportar los primeros pares hacia Estados Unidos; a partir de ahí, esta empresa mexicana se convirtió en una compañía reconocida dentro del mundo del calzado a nivel mundial. Caborca Group cuenta con varias marcas con productos para todo tipo de gustos, como Caborca Boots, Caborca Basic, Caborca Silver, Liberty Black, Liberty Boot Co y Liberty Biker; con exportaciones a otras partes del mundo como Canadá, Estados Unidos, Japón e Italia.

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