1
Año 3 N°9 / Noviembre 2016
2 El Triángulo de la Merluza es una publicación literaria independiente ligada a la cultura rock. Nació en el año 2014 bajo el ala de La Parla de Raviolo1, una banda de música local que marca cultura ampliando canales de expresión más alla del universo sonoro. Por este medio buscamos difundir y nuclear a todos aquellos nuevos artistas del lenguaje y la ilustración que están en constante surgimiento. 1
LaParladeRaviolo
@ParlaDeRaviolo
ÍNDICE Idea Original: Anahí, Andrés, Federico, Marco y Ornella Dirección: Anahí N. Herrera Cano Ornella M. Catanese Diseño gráfico: Florencia Di Primo Edición y fotografía: Ornella Catanese Edición y correción: Anahí Herrera Cano Impreso en: Servicios Gráficos Nicolás Repetto 1339, CABA Domicilio legal: Dr. Luís Beláustegui 3510 Ciudad Autónoma de Buenos Aires El Triángulo de la Merluza es una propiedad de: Anahí N. Herrera Cano y Ornella M. Catanese. Esta revista puede ser reproducida total o parcialmente, citando la fuente.
REGISTRO DE LA PROPIEDAD N° 5311826
TAPA Y CONTRATAPA: Florencia Di Primo EDITORIAL: De terror - Anahí y Ornella ....................................................................................................................................Pág. 03 PERSONALIDAD DEL DÍA:. Yiya Murano .............................................................................................................................................................................Pág. 03 POESÍAS Y POEMAS: Terror es - María Florencia Piacquadio .......................................................................................................Pág. 04 Sueño de una dieta de verano - Santiago Armando ........................................................................Pág. 05 [Sin título] - Pablo Rodríguez ................................................................................................................................Pág. 06 ESCRITOS: Pipetas de vidrio de formas alucinadas - Marco Castagna .......................................................Pág. 07 Cena sorpresa - Nicolás Lasaïgues ..................................................................................................................Pág. 08 Cobardía - Martín Pfaffen .......................................................................................................................................Pág. 10 Otra Broma - Sergio Agosti ..................................................................................................................................Pág. 10 [Sin título] - Melina Ortega ........................................................................................................................................Pág. 11 HUMOR: La sección de Dani - Daniela Seleme ..............................................................................................................Pág. 13 Clasificados - Hernán Rozenkrantz ..................................................................................................................Pág. 14 El asesino que no fue - Joaquín Rodríguez .............................................................................................Pág. 15 Fumetto Esta! - Florencia Di Primo .................................................................................................................Pág. 15 HORÓSCOPO: Libra - Chapa .......................................................................................................................................................................Pág. 15 ILUSTRACIONES Y FOTOS: Iván Martín Kohan .............................................................................................................................................................Pág. 04 Nacho Gump ............................................................................................................................................................................Pág. 09 Nicolás Filippoli ......................................................................................................................................................................Pág. 11 Emmanuel Risso ......................................................................................................................................................................Pág. 12 Analía Quinteiro ....................................................................................................................................................................Pág. 14
EDITORIAL
3
“El hombre se defiende del terror con la angustia”. S. Freud
L
a bruja revolvía pacientemente el caldero. Cansada de los artificios usuales que componen la rutina, esa tarde decidió crear su propia caja de pandora. Lo primero que agregó fue la oscuridad, y el cielo al instante rasgó su piel y por la herida asomó la noche más negra jamás vista. Luego condimentó el paisaje: vientos del sur, chispas incendiarias, terremotos submarinos. Riéndose a carcajadas añadió el derrumbe y la vacilación; las acciones cayeron en picada, el armamento y sus portadores acorralaron las calles, manadas de familias abandonaron la comodidad de su miseria cotidiana. Contemplando el panorama, la bruja percibió que algo no cerraba, e irritada de tanto griterío animal decidió vedar la angustia. De pronto, el bullicio calmó y la oscuridad pasó desapercibida. Y nadie pudo reconocerse. Los miles de millones se hundieron en la locura. Con saña la bruja volcó el caldero, deshaciendo todo el mal que había creado. Se sentó en el sillón y en silencio esperó al próximo cliente. Y mientras esperaba, el terror se alojó en su estómago. El espanto de morir sin haber sabido ser diferente.
Anahí y Ornella PERSONALIDAD DEL DÍA
Yiya Murano Envenenó
“¡Dios mío! Es la tercera amiga que se me muere en tan poco tiempo”
POESÍAS Y POEMAS
4
TERROR ES Caminé por la avenida para llegar a casa y me encontré con una hermosa mañana de Sol, olor a primavera. Hacía mucho tiempo no percibía esa sensación, sabor a osadía. Llegué con la energía que me brindó el astro y no pegué un ojo ni de casualidad. Por la ventana podía sentir esa mañana, la cual no disfrutaba hacía muchísimo tiempo. Fui a caminar un rato a la plaza cercana, la típica plaza de barrio. Me despejé, me liberé de esa nube terrorífica y me olvidé por un maldito rato de mis ocupaciones. Ignoré a ese reloj que genera terror la mayor parte de la semana.
Asumí que la costumbre instaura al terror, el miedo de cambiar el panorama por un día, la rutina misma
Ivan Martin Kohan
5
Sueño de una dieta de verano Soy jalado y sumergido y embutido en las nervaduras de un ser vivo, de un cuerpo magnánimo e inconsciente que se nutre de todas las mieles y flota suspendido en un tibio y lechoso caldo, en la noche, con fondo de bestias carroñeras suspendidas sobre blancos capullos nichos con tallos que se pierden en las profundidades. Bajo la sombra del horizonte luminoso se acerca una turba negra al galope, relinchan gusanos amarillentos sobre miles de patas, dolientes, con paso arácnido, blandiendo estalactitas solares e imprecando en susurros amplificados que caen al piso y son eyectadas sobre los rostros de los adversarios como una escupida que estos interceptan con sus escudos pépticos, ya que corroen hasta los huesos. El piso cede hacia los costados, se traga las hendiduras y voy saltando y descendiendo entre pepitas de carne y spaghettis carcomidos con bordes nacarados. Me salta un chorro de salsa a la cara, un lago rojo donde destellan peces y me lanzo con pico ganchudo, esta sustancia dulce es la íntima armonía de placer que me procura la defecación más afectada y devoro estos manjares mediterráneos y un enjambre de pirañas me gruñe a carcajadas. Quedo en fila esperando cambios de corriente para encontrar por un momento la dirección del impulso que me rebase y encuentre otra voluntad de frente, nadie verá las flamas cáusticas del encuentro de olas opuestas, pero cada ímpetu de cada célula pulula hasta que alguna fuerza las incluye en un movimiento colectivo, elástico y dinámico, que se traga y consume las más instintivas e inocentes virginidades talladas en los detritos graníticos que flotan buscándose en la negrura. Recuerdo haber querido recobrar el sentido, pero nuevos goces me arrasaban monstruosamente: globos oculares en la punta de mis antenas, lenguas de carnosos pétalos forraban mis extremidades donde libaban mareas de insectos que captaban mi venia, por segundos regalé mi memoria táctil y gustativa a unos simpáticos polipéptidos azules que bailaban sobre los tejidos descompuestos flotando a mi alrededor. Otra vez mi largo cuerpo escamado lleno de aletas y bigotes. Noté que excretaba una larga oscura y arenosa sustancia gris que luego comería con deleite al quedarme solo con una sirena, pensaba, en un islote calcáreo.
6 Inquietante es la palabra. Donde sea, como sea. Así como devienen las estaciones, imperturbables se van sucediendo mis planes, conjeturas y deseos. Intenté contar cada barranco al costado de tu presencia y en cada uno la invitación a perderse se hizo más seductora. Así, lo malo de mis búsquedas es que arrecian su ímpetu cuanto más imprevisibles son sus consecuencias, su llegar. Nos pasó por encima esa avalancha necia de encontrarnos en otros ojos, en otros brazos, tornándonos indivisibles, inexpugnables, por un siempre corto lapso. Hoy, es todo lo que hay en tu cara, todo lo que puede ser mientras llevo el miedo, o este me lleva a mí atado a la conciencia de cuán inconsciente resulta llevar mis pasos hacia vos, entre consideraciones y resguardos que siempre se cansan, y nunca llegan a alcanzarme. Agradezco el dionisismo que me representás. El remanso de la lógica y la posibilidad de espontaneidad e incertidumbre. Pero si voy al grano... Tus siempre ciertas agraciadas formas desafían mi entender. Sos la persona que admirar y la mujer que temer. Llamás a la puerta cuando nadie te espera, y si se te espera entonces seguro no apareces. Encontrarte en el mundo, sabiéndote tan esquiva, parece una improbabilidad tan grande... Y ahí estás, de vez en cuando. Sos la suerte que no se deja acostumbrar y por eso también es que sos, es que escribo. Tu sonrisa es de terror, no le interesan mis reglas, ni mi sobria premeditación. Se me dilatan las pupilas, y el miedo a dejar la cabeza guardada se va dejando silenciar. Me arrullás en el vértigo que da verte venir a mí. Así sé que el terror, también, se sabe ver muy bien.
ESCRITOS
7
Pipetas de vidrio de formas alucinadas
Bohemia, revista de arte
Entraste al laboratorio de química, casi por error, mientras un juego de manos y ojos revoloteaba en el estallido silencioso de los pasillos nocturnos del colegio industrial. Nos habíamos quedado a pasar la noche adentro, cinco amigos más y yo, una banda primitiva, fascinados por las ideas alquímicas y los sueños anarquistas de los libros de Arlt. Todavía pensábamos que había un fondo que dirigía las cosas, y que si uno ponía todo su empeño podía direccionarlas y evitar el desastre. Abrimos las pocas puertas prohibidas del colegio, metimos el matafuego en el kiosco haciendo estallar en mil pedazos las tablas vidriadas que contenían los repuestos de golosinas. Liberamos a los animales que dormían en el techo, y devolvimos todas las pelotas que se habían quedado estancadas en la canaleta, a la tierra. Rompimos el candado y atravesamos la pesada reja que conducía al patio para jugar un partido rabioso con una pelota extraviada. Nos dirigimos a la cocina, con el olor impregnado a sopa densa de las monjas, y defecamos sobre los muebles y la ligustrina nos sirvió de papel, mientras un loro repetía frases que Gonzalo le dictaba al oído, al tiempo que el animal se posaba sobre un pie y luego sobre otro bailaba sobre la cabeza de un prócer de la iglesia. Ludovico, alias la anguila, rompió con un puño sangrante el vidrio de la puerta de chapa de la sala de música, y se vendó con la tela de una cortina que sobresalía de la secretaría. Se reía como alucinado con una mirada perdida, en fuga, disfrutando de una idea secreta. Alan arrancó de un tirón la tela enrojecida y se la ató en el rostro como un bandido que profana la paz de los cementerios. El pelado, con sus mocasines exageradamente largos, patinó sobre la cera lustrosa y casi se va de bruces contra la mampostería ubicada cerca de la capilla. Su figura minúscula se contrajo proyectando un difuso espectáculo de sombras chinas en el que un gato parecía inclinarse sobre una mesa para comer apresuradamente la comida del dueño. La anguila tocó una canción con una violencia elegante, imperial, que se desparramó por todo el colegio, con su voz ronca de oficial, y los tonos sepulcrales del piano de huesos pulverizados. Un helicóptero pasó fondeando la noche por encima de los techos, y apuntó distraído pero juicioso sus luces sobre el predio y todos temblamos y huimos en desbandada dejando en la fuga un reguero de sangre y un balde roto que rodaba por el piso ajedrezado como conducido por un fantasma frenético y trastornado en su deseo de impedirnos traspasar el umbral.
8
Cena sorpresa Mario abrió la puerta lentamente. Dejó las llaves en la mesita que estaba convenientemente a mano y se sacó las zapatillas. Las acomodó, mientras sonreía, al lado de unos zapatos de taco alto color negro. Intentando hacer el menor ruido posible se acercó al cuarto, la luz del velador estaba prendida pero los ojos de ella estaban cerrados. Dio un paso adentro de la habitación, con la intención de darle un beso en la frente, pero temió que eso pueda despertarla. Cuidadosamente salió y cerró la puerta. Cuando el picaporte trabó emitió un ligero “click” haciendo que Mario casi deje de respirar, pero pocos segundos después escuchó nuevamente un leve ronquido proveniente del cuarto. Satisfecho y sonriente se dirigió a la cocina. Esa noche iba a preparar su especialidad: ravioles de calabaza con brócolis. Primero se lavó bien las manos, llenó la cacerola con tres cuartos de agua y le echó un puñado de sal, prendió el fuego y puso la cacerola encima. Buscó la bolsa que había traído de la verdulería, el olor a brócoli simplemente le encantaba. Lavó la verdura cuidadosamente y la cortó con la misma meticulosidad. Puso todo en un bol, agregó un poco de agua (más un caldo de verdura) y lo metió en el microondas. Estuvo muy atento del contador, así no sonaba la alarma cuando llegara al cero. Estaba sacando con dos manoplas el bol con la hortaliza ya cocinada cuando escuchó que la puerta del cuarto se abría. Él sonrió mientras intentaba no quemarse con el vapor que salía humeando de las verduras recién hechas.. Muy dormida ella se acercó arrastrando los pies hasta el living y notó la luz de la cocina prendida. Con el ceño fruncido se asomó y lo vio acomodando muy cuidadosamente los pedazos de brócoli en un plato. En aquel momento se dio cuenta que ya no estaba soñando. Mario notó como el rostro dormido de ella se transformó en una expresión de completo terror: sus ojos se abrieron e inspiró aire para gritar con todas sus fuerzas. Apenas si llegó a ver el destello que se le acercó a toda velocidad. Él fue rápido, muy rápido. El cuchillo que había usado para cortar la verdura se clavó con un ruido seco en el ojo derecho -aún con lagañas- de la muchacha. Su cuerpo se desplomó al instante, como si a un títere le cortaran todos los hilos a la vez. Mario se acercó, quitó el cuchillo con mucho cuidado pero de todas formas la sangre comenzó a emanar de la herida. Tranquilo, prendió una hornalla y colocó el filo del metal sobre la blanco-azulada llama del gas. Unos minutos después el acero ya empezaba a cambiar de color. Tomó el mango con un repasador y cauterizó la herida mortal de la joven. Satisfecho con su trabajo, volvió a la mesada para condimentar la comida. El cadáver estaba sentado en la cabecera de la mesa, Mario se acomodó al lado y brindó al aire con la copa media llena de vino. El resto de la cena transcurrió en completo silencio. Cuando él terminó su último bocado, miró al ojo sano de su acompañante y tiernamente se acercó a su lado. -Lamento que no haya funcionado-, le susurró al oído y después la besó en la mejilla.
9 Tomó el resto de vino que quedaba en su copa, pidió permiso y se levantó de la mesa. Volvió a la cocina con su plato sucio y el de ella sin tocar. Con tristeza los acomodó dentro de la pileta. Introdujo su mano en el bolsillo del pantalón y sacó un papel cuidadosamente doblado. Lo desplegó y leyó para si mismo la lista de nombres escritos. Tachó con dos líneas el correspondiente a la mujer que vivía en ese departamento. Contó los nombres que aún quedaban sin tachar: cinco. Sonrió y suspiró dándose esperanzas mientras doblaba nuevamente la hoja y la volvía a guardar en su bolsillo. Buscó la botella de aceite que había usado y volvió a la sala. Vació la mitad del contenido sobre ella y el resto sobre la mesa. Dejó tan sólo lo suficiente para hacer un fino camino hasta la puerta. Se colocó las zapatillas y abrió la puerta. Observó la pequeña caja que tenía en su mano, la misma que había tomado de la cocina mientras preparaba la cena. Agitó la caja de fósforos y estos hicieron ruido. Tomó uno y lo frotó contra el costado emitiendo chispas y produciendo una leve llama. Mario admiró el fuego y luego lo arrojó. Cerró la puerta detrás de él y caminó silbando hacia el ascensor sin volver la vista atrás.
NACHO Gump Ilustración
10
Cobardía Cierro los ojos, temo a lo que pasa. No sé exactamente a qué pero temo, aún con los ojos abiertos, sigo temiendo. O tal vez sea por eso, por el simple hecho de no saber qué es aquello a lo que le tengo terror. Una aparición desconcertante, que posiblemente sea imaginaria, me atormenta, creando una sensación irrevocable de angustia y pánico. No es la presencia, sino mi mente desleal y contradictoria, fabuladora de mis peores miedos. Aquella mente tan sensible que se horroriza, incluso, hasta del más previsible ocaso. Desconfió de ella. Desconfió de lo que pueda llegar a pasar, temo, pero al menos creo. Creo que algo ocurrirá y no precisamente lo que yo deseo, pero al menos creo. Dogmatizar el hecho de que puedo llegar a morir, y saber que creer en esto no es una mala pasada de mi psiquis sino de la realidad, me provoca escalofríos. Hay un miedo que nunca voy a afrontar (además de tantos otros que no asumo por cobardía) porque sé que este inevitablemente me llevará a la tortura y luego terminará con mi vida. Destrozará mi corazón y me hará agonizar tan lento que dolerá. Me sorprenderá aún más que un tonto ruido de madrugada, me cegará y no sabré lo que pasa (y no hay peor tortura para mí que no saber lo que está pasando). Me atará de manos dejando mi pecho descubierto sin oportunidad de salvar mi corazón ya destrozado, y seguirá aniquilándolo, poco a poco. Mis ojos, ciegos, se desangrarán en lágrimas. Mis oídos, sordos, serán afligidos y no podrán saciar su tristeza por la eventualidad eterna de no poder escuchar tu voz. Aquello a lo que tanto miedo tengo, y lo que me es tan difícil de afrontar, es el amor.
Otra broma Agosto
Llueven demonios y se protege como puede. Un trozo raído de lona es su techo. A sus pies, el perro viejo pestañea por el agua. Con gesto abstracto tira a la calle la caja de vino que se va flotando hasta encallar contra unas ramas. El colchón está empapado como el perro y sus piernas, pero parece no importarle. Los ojos vidriosos no miran, solo están abiertos. Me pregunto qué verá en su cabeza, si un pasado promisorio o la desdicha del presente. Me digo “solo espera” y sé que así no es. Pago el café y cruzo la calle. -No, muchacho, gracias. La tormenta ya se va. Sus ojos dicen claramente todo aquello que no entiendo. Tal vez sea solo parte del tejido de bromas que nos hielan a cada paso. Tal vez sea ese su rol en la vida. Tal vez sea otro disparador, o un eje, una llamada. O tal vez, con su imagen de Rubliov, sea tan solo y simplemente otro santo.
11
“A la gran familia” Por fin te vas. Ya no aguantás más. El eviterno suplicio se te impone en cada vaso, en cada paso. El dolor no tiene consuelo. No hay salida, y ahí vez la puerta. El bar está lleno y vos vacía. Estás adentro, o quizá ya estás afuera. Querés salir, correr, gritar. Los poetas que nadie leyó ya no buscan en vos un remedio pasajero, un amor efímero, una quimera ardiente. Vos ya no estás. Caminás desarmada hasta esa puerta. Entrás y estás sola, ya nadie puede verte. El reflejo te mira, profundo, y en tus pupilas dilatadas ya no ves nada. Alguien golpea la puerta. Pensás mal. La soledad era tu abrigo en las noches donde el frío del conurbano pega más que con lo que te das. Es ahora o nunca, pensás. El teléfono no va a sonar y vos no vas a parar. Apretás el puño y llorás. No por miedo, ya no sentís eso, ya no sentís. Sólo te despedís de este cuento de terror que fue tu vida. Ves colores. Rojo. Golpean la puerta con violencia. Rojo como la pasión que ya nunca sentirás, rojo como tus labios pronunciando amor a las estrellas. Rojo como la sangre, que brota urgente de tus muñecas. Y por fin te vas, ya estás lejos. Ahora sos lo que eras: pura, vida, eterna.
12
Emmanuel Risso - Imรกgenes
13
HUMOR
La sección de Dani Hoy... Un monstruo en mi interior Un día gris, uno de esos en que la lluvia se hace desear, encontré un libro en la calle entre tantos otros que se encontraban al lado de unas bolsas de basura. Era viejo y polvoriento pero tenía cierto encanto, además no tenía título, lo cual me generó cierta intriga y fue lo que me llevó a guardarlo en mi mochila y seguir mi camino. Esa noche al llegar a casa, dejé el libro sobre la mesada de la cocina mientras me preparaba algo rápido para cenar. No sé explicarlo claramente pero empecé a sentir una extraña sensación, sentía que si abría ese libro nada sería igual. Una extraña y siniestra energía emanaba de él y supe de inmediato que no había sido buena idea agarrarlo, pero así y todo una fuerza me obligaba a enfrentarme a él. No podía negarlo: tenía miedo. “Basta, las historias de terror no son más que invento, ¿o acaso va a aparecer un monstruo y te va a llevar a su guarida?”. Me tranquilicé. Ya en la cama me dispuse a empezar el libro. Resulta que trataba de un ser al que le llevó miles de años perfeccionarse, años y años de afrontar cambios para finalmente convertirse en lo más siniestro y versátil que puedan imaginar. Su manera de atacar era muy amplia y su objetivo también. No podía creer lo que leía, se me cerraba el pecho de tanto horror y a esa altura sabía muy bien que esa noche no iba a poder dormir. Me repetí a mi misma en reiteradas ocasiones: “es todo ficción, las historias de terror son un invento para asustar a la gente”. Era viernes y al día siguiente no trabajaba, así que seguí mi lectura. La verdad es que a pesar de mis repetidos auto consuelos la cosa no mejoraba; todo empezó a tornarse oscuro, empecé a sentir en mi cuerpo cierta pesadez, era como si cada hecho que éste ser había cometido estuviera grabado a fuego en mi interior. Sentí que mi habitación estaba a punto de inundarse de sangre, escuchaba gritos y sollozos. Ya no sabía qué era real y qué era fábula. El tiempo pasaba y yo seguía con la lectura. Tengo que admitir que me llevó un tiempo darme cuenta, pero cuando lo hice supe que mi vida había cambiado para siempre. Traté de calmarme y entre todo el caos que me amenazaba desde las entrañas intenté negarlo una y otra vez, pero cada página no hacía más que confirmarlo: matanzas en nombre de dios y en nombre de la superioridad de raza, violaciones, mutilaciones y torturas, guerras como instrumento para que unos pocos obtengan beneficios superficiales, niños y adultos muriendo de hambre y enfermedades, invisibles ante aquellos que lo único que buscan es el propio interés, animales despojados de su hábitat generando la extinción de muchos de ellos y también de esos hermosos bosques, selvas y ríos donde habitan, siendo reemplazados por estructuras contaminantes y generadoras de riqueza vacía. Realmente era insostenible y no había manera de evadir la situación, estaba muy claro. Era triste, trágico y desolador, ya que a fin de cuentas descubrí quién era ese ser... era yo. Ese libro de historia contaba mi historia, la historia de mi especie. Luego de este descubrimiento, y ya habiendo finalizado la lectura, volví a plantearme si las historias de terror son ciertas o no. Sigo pensando que no son ciertas, no va a venir un monstruo y me va a llevar a su guarida. Si hay algo que me quedó claro esa noche es que las verdaderas historias de terror no forman parte de la ficción, forman parte de algo más tangible. Simplemente no hay nada que dé más miedo que la mismísima realidad.
14
Clasificados RUBRO SERVICIOS
3
COMPRA-VENTA-CANJE. Cadáveres completos
nuevos y usados con garantía. El miércoles haremos outlet de hígados y riñones. $50 por cada corte con motosierra. No nos responsabilizamos por nada. Jamás. Invocanos y te contactaremos... HALLOWEEN ES UNA FANTOCHADA... al lado de lo que podés vivir en el Camping del Terror en Santa Teresita. Espíritus agresivos, experiencias sobrecogedoras y litros de sangre te esperan en
una arboleda estratégicamente ubicada en medio de un descampado en las afueras del poblado. Otra que zapallos con luces... SATANÁS Y CÍA S.A. Confíele sus activos a Mefistófeles, el más indicado para multiplicar sus dividendos. Rápidamente verá su dinero reproducirse a niveles desconcertantes. Solo firme aquí y siempre tendrá un demonio diciéndole qué hacer con sus finanzas. ¡Porque el diablo sabe por diablo, invierte en Satanás y Cía!
AFILADORES. Somos especialistas desde hace más de veinte años en afilación de instrumentos para el corte de carne y/o extremidades humanas. Hemos comprobado nuestro trabajo, con enorme satisfacción, en más de nueve mil cuerpos. ¿Nos necesita? Cuando escuche nuestro silbato, sabrá que estamos ahí... Seriedad-limpieza-eficiencia.
MORITE BIEN. Si a tu pariente le cayó la maldición de Tutankamón, pensá en rituales funerarios
“El Faraón”. Enterramos a tu ser querido con su celular para que te mande mensajes desde el sarcófago. ¡Noviembre momificación bonificada! ¡SI POR HANNIBAL FUERA... se comería las pantorrillas del vecino con chimichurri “El Vampiro”! Los procesos de doble coagulado y ultrapasteurizado lo hacen más espeso y realzan el sabor metálico de la sangre. Cincuenta años llevando calidad a la mesa del caníbal.
15
El asesino que no fue
elforajidowallace
El 30 de agosto de 1982 Igor Ortega Márquez, un mozo panameño que se encontraba trabajando en un evento en la ciudad de Budapest, decidió pasar a la historia como uno de los asesinos más formidables del viejo continente. Aquella noche, cerca del fin de la fiesta y luego de cortar la luz, el hombre se escabulló en la cocina y tomó un filoso cuchillo con el que atacó a los invitados. Luego de cinco minutos de desenfreno y furibundos embates en penumbras la electricidad volvió y Ortega descubrió horrorizado que, en vez de tomar un cuchillo, tenía en sus manos una cuchara. La oscuridad le había jugado una mala pasada. Esa misma velada, el camarero pasaría a la historia por comer la inédita e insana cantidad de 238 postrecitos con la cuchara homicida. No pudo matar a nadie, pero su récord guiness será difícil de batir. El héroe se retiró entre los aplausos y las ovaciones de la alcurnia húngara y un malestar generalizado en su organismo; malestar con sabor a vainilla.
HORÓSCOPO LIBRA • Ocupaciones y negocios: El CEO de su empresa resultó ser un enviado del infierno. Dadas las condiciones del mercado, gana millones. • Amor: Si bien usted ya lo sospechaba, confirma que su pareja es un Alien. • Salud: El asunto con Freddy Krueger no le permite descansar correctamente. • Sorpresa: La ciudad está infectada de muertos vivos y lo acorralan. Sin embargo logra engañarlos con algunas hamburguesas de lentejas y escapa.
16