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Buceo y Ciencia: Rescate de buzo inconsciente
Nuevos Enfoques
Tener que ayudar a un buzo que perdió el conocimiento bajo el agua es sin dudas un escenario en el que nadie querría estar, ya que el riesgo de muerte por ahogamiento es muy alto. Por eso, la ejecución rápida del procedimiento de rescate apropiado es crucial para aumentar las probabilidades de supervivencia.
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Por ALBERTO TEME
La ciencia detrás del buceo es dinámica. Las teorías que sustentan tanto los mecanismos fisiológicos de compresión y descompresión están en permanente evolución, y estos cambios impactan directamente en los procedimientos que aplicamos durante la práctica de la actividad. Los protocolos de rescate no quedan de lado. Los mismos se van aggiornando a los nuevos descubrimientos, ya sean estos logrados por experimentación, o por el estudio de infortunados accidentes. Es la intención de este artículo enfocarnos específicamente en las prácticas de rescate de buzos hallados inconscientes bajo el agua, o incluso en una fase convulsiva. analizaremos un par de estudios publicados y revisaremos como sus conclusiones afectan de manera directa los protocolos de rescate que luego, como buzos, aprenderemos, ejercitaremos y aplicaremos. No es la intención de este artículo reemplazar las enseñanzas adquiridas durante los distintos cursos de buceo, ni proponer nuevos protocolos de rescate. Antes de poner en práctica cualquier conclusión aquí provista, la misma debe ser discutida con su instructor (y/o agencia certificadora). La catastrófica situación en la que un buzo pierde el conocimiento bajo el agua, sin duda, implica una alta la probabilidad de muerte por ahogamiento. Tener un profundo conocimiento de la fisiopatología de las causas que pueden provocar la pérdida de conocimiento del buzo es clave para tomar las decisiones adecuadas; mientras que, la rapidez es la única opción para tener éxito. Existen muchos motivos por los que un buzo puede perder el conocimiento bajo el agua: resultado de una falta de oxígeno (hipoxia); una emergencia médica, por ejemplo, un ataque cardíaco; un exceso de dióxido de carbono (hipercapnia) o un exceso de oxígeno (intoxicación por oxígeno). Sea la causa que fuera, el desenlace fatal siempre va a ser el ahogamiento por hipoxia irreversible, que se inicia con un reflejo de tos, por efecto irritativo, tras el ingreso de las primeras gotas de agua a la vía aérea y, por último, por reflejo inconsciente de aspiración de agua e inundación de las vías aéreas total o parcialmente según el caso. Entender este mecanismo, casi en su totalidad basado en reflejos involuntarios, permite tener una clara situación de estado, y las decisiones a tomar pierden complejidad y siguen el simple y allanado camino de la
lógica y el sentido común. Las publicaciones sobre esta temática no son muchas, siendo la más completa, y que incluye fundamentaciones científicas, la de La Sociedad Médica Submarina e Hiperbárica (UHMS: Undersea & Hiperbaric Medical Society) que publicó en el año 2012, en su Vol. 39, Nro. 6, un informe sobre esta situación en particular: “Recommendations for rescue of a submerged unresponsive compressed-gas diver” (recomendaciones para el rescate de un buzo de gas comprimido inconsciente), de a S.J. Mitchell, M.H. Bennett y N. Bird. Esta publicación aborda el curso de acción para rescatar un buzo que no responde bajo el agua en circunstancias en las que se presenció el evento incapacitante o donde el período de falta de respuesta es incierto y, por lo tanto, la reanimación debe considerarse posible. Se utilizó, como punto de partida para modelar el comportamiento de un buzo de rescate, el “Manual para el buzo de rescate” de la agencia de entrenamiento PADI (Professional Association of Dive Instructors). Los rescates se analizaron y revisaron en tres etapas: 1. Preparación para el ascenso a la superficie 2. Recuperación de la víctima y traslado a la superficie 3. Procedimientos para tratar a la víctima en la superficie. En cada una de estas etapas, el enfoque principal fue el Buceo Recreativo o Profesional utilizando equipo de circuito abierto SCUBA que suministra aire. Algunas de las controversias consideradas también son aplicables al Buceo Técnico, en el que se utilizan habitualmente gases distintos del aire y equipos como los rebreathers, y en los que se realizan habitualmente inmersiones con descompresión (en estos casos se aplicaron consideraciones especiales para las víctimas que se encontraron con un equipo de circuito cerrado). La primera pregunta que plantea el informe previamente mencionado de la UHMS, respecto a las “Recomendaciones para el rescate de un buzo inconsciente”, es en la preparación para el ascenso, focalizándose en la situación de la segunda etapa. Si el regulador está fuera de la boca, ¿debería ser recolocado? No hay evidencia relevante para contestar esta pregunta. El comité estuvo de acuerdo en que no se debería hacer ningún intento para reposicionar un regulador, incluso en una pérdida de conciencia presenciada, excepto en un ambiente donde es imposible el ascenso directo a superficie, real o virtual, (buceo con descompresión, buceo en cuevas) donde la única esperanza de la víctima es la reanudación de la ventilación espontánea bajo el agua (escenario prácticamente insalvable). En tal caso, el regulador debe purgarse antes de reposicionarlo. La manipulación de la vía aérea corre el riesgo de la entrada de agua y cualquier ventaja es incierta. Si el regulador está correctamente ubicado en la boca, ¿debería ser mantenido? La pregunta aquí es si un regulador mantenido en su lugar protegería las vías respiratorias mucho más que una boca cerrada, hubo acuerdo general en que, si el regulador permanecía en la boca en el momento en que se descubre al buzo, se debería intentar mantenerlo allí, especialmente si la víctima todavía parece estar respirando. Es dable destacar que el regulador de buceo es un respirador en su mínima expresión, y accionando su válvula de purga y con la hiperextensión o extensión de la cabeza del buzo inconsciente pode-