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Descubriendo Lugares: Islas Hormigas, España
Este espacio natural submarino protegido se encuentra en Cartagena, en la región de Murcia en España, y abarca un territorio de casi 2000 hectáreas, ubicadas entre el faro de Cabo de Palos y las Islas Hormigas. Su principal atractivo es la gran diversidad biológica que habita una de las zonas más prístinas del Mediterráneo.
Por IGNACIO HERNÁNDEZ Diseño: JULIO LUIS STAUDE
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Tras cientos de buceos registrados en mi memoria, y en mi logbook, he podido valorar que los puntos de buceo que quiero presentarles aquí se encuentran entre los mejores de la península ibérica.
Hice mi primera inmersión como buceador certificado en la Reserva marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas, en Cartagena (Murcia, España). En aquel momento me pareció un lugar impresionante, aunque no sabía entonces a qué nivel, ya que no tenía con qué compararlo. Hoy, puedo decir, y sin querer menospreciar otros maravillosos destinos de buceo en España, que se trata de un lugar de referencia que todo buzo debería visitar una vez en la vida.
Son muchos los clubes españoles que, hagan donde hagan la parte teórica de los diferentes cursos, terminan su parte práctica en Cabo de Palos; son pocos los clubes que no tienen previsto en su calendario anual de viajes de buceo una visita a estas aguas.
Además del reconocimiento empírico de las asociaciones de buceo, se hace complicado encontrar en internet un ranking en el que esta reserva marina no se nombre como uno de los principales puntos del buceo europeo. De hecho, en 2016, National Geographic seleccionó a la reserva Cabo de Palos - Islas Hormigas como el mejor destino de buceo en Europa continental.
La reserva contiene cinco puntos de buceo principales en forma de montaña, que constituyen la continuación y final bajo el mar de la Cordillera Penibética. Para acceder a ellos, hay que obtener un permiso de la Comunidad Autónoma para bucear un determinado día y hora en uno de los bajos asignados. Hay un cupo máximo de buceadores que los clubes de la zona deben cumplir. Gracias a este estricto control, bajo las aguas encontramos un verdadero acuario en mar abierto repleto de vida marina.
Los puntos de buceo de la reserva deben gran parte de su éxito a la protección y conservación biológica excepcional que tiene este espacio de 19 km2 desde el año 1995. Estos 26 años de protección han creado un entorno seguro
y sostenido en el tiempo para el desarrollo de todas las especies. En la costa mediterránea sería comparable a otras reservas coetáneas como la de Islas Columbretes, La Graciosa o Tabarca.
Otra característica que fomenta la proliferación de vida son las habituales corrientes reinantes en esta zona. En este entorno protegido, se cruzan las corrientes entrantes desde el Atlántico con las que salen del Mediterráneo. Es cierto que pueden resultar incómodas para el buceador y pueden llegar a provocar la cancelación de alguna inmersión, pero son esenciales para proliferación de la vida.
Los bajos tienen una longitud variable, llegando a alcanzar los 100 metros en el llamado Bajo de Fuera, siendo uno de los más espectaculares por ser el más alejado de la costa y el más profundo, sobrepasando los 60 metros.
El Bajo de Fuera es uno de los sitios más deseados por los buceadores de todos los niveles y el más restringido: solo admite 30 buceadores por día en plena temporada alta. Además, independientemente del nivel de buceo, se exige un certificado que especifique que el buceador controla ciertos aspectos de seguridad y tiene total control de la flotabilidad, evitando así dañar sus fondos.
La cúspide del bajo está a 3 metros de profundidad, lo que permite a los menos iniciados disfrutar de grandes bancos de peces limón, salpas y cientos de espetones que rodean al buceador. Cuando estos bancos de peces son muy numerosos, llega a ser intimidante, te hace sentir pequeño y vulnerable.