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Poema final
Y así llegamos al final del cuento, simple apocalipsis sin parusía gloriosa, búho sacrificado en esta noche de Walpurgis, ¿dónde olvidamos que fuimos hechura de un Dios sin rostro, saliva y aliento mezclados en la tierra?
Amor que me sacó de mí mismo para encontrarme en ti, atrapado en tu aliento contenido en un beso, que recorrió sin quererlo, cada historia, como el beso de María Magdalena, dulce preludio del beso traicionero de Judas.
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Médico cirujano egresado de la Universidad de Carabobo (Maracay, núcleo La Morita- Aragua, 1996). Cursos de especialización: Pedagogía universitaria, UPEL (1997), Medicina Forense, Ministerio de Interior y Justicia/M.S.D.S (1998). Trastornos de Personalidad, Escuela de Psiquiatría (2000). Miembro fundador del “Grupo Literario Solsticio” (vía WhatsApp, desde el 18-06-2020 hasta el año en curso). Escritor autodidacta, sin publicaciones para el momento. Actualmente reside en Panamá.
Distantes
Decidí quedarme aquí a esperarte, solo quería verte.
Desde ese día quizá hayan pasado unas mil lunas.
Al final supe que no andábamos por los mismos caminos.
¡Hubiese esperado unas lunas más!
Finalmente pasaste cuando ya me había retirado.
Me lo contó el ciprés de la esquina que también ansiaba tu perfume.
Esperanzas
Siempre ansié verte descalza con tu salto de cama en transparencias violeta. Al recordarte, mi imaginación viaja a tu encuentro. ¡Cuántas noches con el sueño recurrente de verte en el remanso donde el río oscurece sus aguas, en aquel paraje donde dejabas ver tus encantos solapados por la frugal tarde entre grises y verdes capachos!
¡Quizá respondí tarde a tus frágiles señales, pero fue tan profunda tu huella que aún te sigo añorando!
¡Deja que, aunque tarde, te enaltezca como cuando te tuve cerca, suspirando por aquel velo que revelaba tus sobresaltos!
Monarca
Entregada al olvido, jugando a ser Dios desenreda sus mustios sueños, extendiendo sus alas al sol.
Desparpajada crisálida con vitrales de consolación.
Como elevando plegarias con majestuosidad en su comunión inicia un vuelo eterno como queriendo abarcarlo todo de un tirón.
Triunfal vuelo de monarca, dibujando en el aire colores veraniegos.
Bailando entre flores silvestres, dando nuevas pinceladas, decorando praderas, acompañando la suave brisa, inspirando amaneceres, regodeándose al sol persiguiendo atardeceres.