EL "QUIZÁ" COMO UN PÚBLICO - EL "POTSER" COM A PÚBLIC - Perejaume

Page 1

EL “QUIZÁ” COMO UN PÚBLICO MORFOLOGÍAS DE PÚBLICO

39

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 39

15/3/21 9:39


_0 tushita_públic_4.3.21.indd 40

15/3/21 9:39


L lega a ser pavoroso hasta qué punto, en cualquier

campo de actividad humana, se deja sentir un cada vez más vivo afán por dirigirnos a un público in­ determinado y absoluto. Con mucho trabajo perma­ necen áreas alejadas de esta omnipresencia vigilante, de esta fraternidad amorfa, de filas y filas de gente abstraída, callada, distante que, a descubierto y sin descanso observa, y en buena medida determina, sea cual sea, cualquier actuación que emprendemos.

41

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 41

15/3/21 9:39


Igual que en las materias restantes, también en el ámbito concreto de la creación literaria y artística el proceder de esta platea mundial opera sobre las obras y los autores de manera uniformemente au­ toritaria. De aquí proviene que consideremos ur­ gente abordar la concepción de público; esto es: trabajar al público concientemente y abrir en su forma y en su sustancia —desde estas disciplinas nuestras, tenidas por más o menos libres— toda la creatividad, la diversidad y el aire de que seamos capaces. Permitidme entonces que baje ahora un gran telón sobre cualquier indicio de público. Al fondo de la sala destacan las célebres palabras de Heráclito: “a la naturaleza le place esquivar nuestras miradas”. Y de inmediato pienso en aquellas obras que precisamente mantienen su perdurabilidad mien­ tras ignoramos su existencia. Es el caso de la exposi­ ción de los grandes conjuntos de pinturas paleolíti­ cas que se degradan con rapidez, tanto a causa del dióxido de carbono expirado por los visitantes nu­ merosos como a causa del efecto de la propia ilumi­ nación que permite contemplarlas.

42

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 42

15/3/21 9:39


Un caso bastante reciente de desgaste oca­ sionado por la mirada —la nuestra, y, por extensión, la mirada del mundo— ha sido el sufrido por el con­ junto de 8000 figuras de terracota descubiertas en China en 1974: desprovistas de la protección de las capas de tierra húmeda, las ya tan populares figuras de la tumba del primer emperador chino Quin Shi Huang, han perdido, en una treintena de años de es­ tar expuestas, su barniz, y con él toda la policromía conservada en perfecto estado desde el siglo iii aC. Quizá en ninguna otra parte como en la fic­ ción cinematográfica que Steven Spielberg ha creado para la saga de Indiana Jones haya una visión tan contundente y, me atrevería a decir, tan endemonia­ damente obsesiva de corrosión ocular. Indiana, el protagonista, es arqueólogo, y no cesa en toda la se­ rie de acceder a mundos remotos que habían perma­ necido bajo cobijo intactos hasta entonces, y que a su paso y al nuestro —en tanto cinematográficamente partícipes— quedan completamente destruidos. En algunos de estos mundos se encuentran atesoradas en perfecto estado un conjunto de obras valiosísi­ mas de las más antiguas y diversas civilizaciones.

43

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 43

15/3/21 9:39


Pues bien: apenas entrar allí las cámaras, apenas po­ ner allí los pies los protagonistas de la expedición, se produce una vertiginosa y desbordante aceleración del tiempo y la sismicidad hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, todo aquel maravilloso legado queda reducido a polvo. La mirada consume. Contemplar altera. Y es de suponer que, si no deseamos quedar exhaustos como estas obras de que hablamos, debemos con­ fiarnos, nosotros también, a formas más veladas de conocimiento. “Yo conozco la cueva / que todo lo mantiene siempre protegido”, para decirlo con Joan Vinyoli, el poeta autor del “quizá” que da título y cierra estas líneas. A la sombra la luz le está prohibida: le es fatal. No es fácil establecer hasta dónde nos es posi­ ble fachendear y poner bajo los focos todo aquello que existe precisamente por no verse demasiado. Ahora bien: mientras se incrementa la urgencia con que todo pretende quedar a la vista, mientras se acentúa la árida visualidad, bueno será acompasar por lo menos esta urgencia con una banda reser­ vada de mundo: a la umbría, tenida por entero a

44

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 44

15/3/21 9:39


salvo de ser expuesta; mantenida como una fuente resguardada de aprovisionamiento. Contemplar y resguardar son palabras que la una a la otra se persiguen. Probablemente en cada ser hay un espectador y en cada ser hay, asimismo, una resistencia a la expectación. Sin embargo, en la circunstancia presente tal resistencia se las tiene que ver con la ufanía con que, dentro del actual circo mediático, las cosas se muestran y son mostradas. Esto, a resultas de una concepción de mundo que, queriéndose concientemente global, ha de gastar mu­ cho más energía en la conexión que en la condición genuina de las cosas, y de un mundo, pues, que para abarcarse se comunica todo entero, rodeado de sí, repartiéndose y repitiéndose de sí, con toda la lo­ comoción viaria, con toda la maquinaria verbal y visual que es capaz de generar. Sucede naturalmente en este asunto que la audiencia y los instrumentos de audiencia se parasitan mutuamente, de manera que sus viales se estandarizan, absolutamente pre­ decibles, a fin de que pueda confiarse a ellos todo el excedente de atención humana que haya para dis­ traer y para fluir. Consecuentemente, la atención

45

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 45

15/3/21 9:39


gira, como si fuera el auditorio que a sí mismo se re­ corre en busca de su propio asentimiento y, así, como si fuese el auditorio que se busca en el auditorio. El arrastre, la erótica, la erosión sobre el mundo de esta difusión, de esta visualidad envol­ vente, son constatables por todas partes. La munda­ nidad intrínseca, sedentaria e infinita queda redu­ cida a una mundialidad estadística, homogénea y fluyente. Paralelamente a esta expectativa ubicua, la misma densidad demográfica del mundo (así como la tendencia de la población a vivir en grandes con­ centraciones urbanas), contribuyen a una configura­ ción expandida y multitudinaria de público, al mis­ mo tiempo que a una superficie de escenario casi homomorfizada tanto por la visualidad como por la abundancia de componente humano. Especialmente algunos espectáculos depor­ tivos nos han ido educando en el gusto por las gran­ des concentraciones de gente, hasta el punto de que, en muchos casos, más que el propio programa ofre­ cido, el atractivo principal del espectáculo es la aglo­ meración que convoca. No es necesario decir que, a través de los medios tecnológicos, estas concentra­

46

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 46

15/3/21 9:39


ciones han alcanzado unas formaciones extraterri­ toriales, panópticas y difusas. Guardémosnos de un escenario así, de un campo así de público único, per­ manentemente soberano y prácticamente esférico. ¡Guardémosnos ciertamente del aliento y la mirada de un solo y mismo público de públicos, de círculos, periferias de ojo y multitudes en filas y más filas!

Del mismo modo como la ecología ha insistido en

la preservación de especies naturales, para nada es una pérdida menor la variedad de públicos diver­ sos —locales, minoritarios o remotos— que se de­ terioran día a día a manos de este público único y brutal. Porque, a diferencia de las fértiles realidades que generan, por combinación, el público vecinal, el académico, el precursor, el arcaizante, el popular…, cuando público sólo hay uno la pérdida de proximi­ dades, de matices y afectos es extraordinaria, por no hablar del grado de exclusión, de competitividad y de agresividad escénica que comporta el hecho de establecer, por doquiera, un escenario único y ma­ jestuoso.

47

_0 tushita_públic_4.3.21.indd 47

15/3/21 9:39


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.