TOTOPOS, MOLE Y MEZCAL

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Totopos, Mole y Mezcal Viajes culturales por México y Guatemala Conxita Tarruell i Llonch


Totopos, Mole y Mezcal Viajes culturales por México y Guatemala Conxita Tarruell i Llonch Primera edición: marzo de 2020

© del texto y las fotografias: Conxita Tarruell Llonch (excepto allí donde se indiquen otros autores) https://conxitat.wordpress.com/ © del prólogo: Pau Martí Tarruell © del epílogo: Francesc Martí Tarruell © del cuento de Yamil y el quetzal viajero: Rosa Pi Masvidal. © de los mapas: Marc Ancochea © de la traducción: Conxita Tarruell LLonch, Rosa Pi Masvidal y Carmen Naya Barrera. Correción ortográfica y gramatical: Joana Ràfols Vives © 2020 Tushita edicions www.tushitaedicions.com info@tushitaedicions.com Diseño de la colección y tratamiento de las portadas: Marc Ancochea Maquetación: Sir Gawain & Co Impreso en Romanyà Valls ISBN-13: 978-84-121633-1-5 Dipósito legal: B 5449-2020 Thema: WTLC, 1KL IBIC: WTLC, 1KLCM No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la su transmisión a través de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, a través de fotocopia, mediante grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright Fotografia de la portada: La danza de los viejitos, en Pátzcuaro. (© Pau Martí Tarruell). Fotografia de la contraportada: Mercado de artesanias de Chiapa del Corzo, ciudad de los indios. Chiapas, México. (© Pau Martí Tarruell).




Para mis hijos Pau y Fran, con los que he tenido el placer y el gusto de compartir este viaje que ha reafirmado nuestros vĂ­nculos familiares.



Prólogo 11

ÍNDICE

MÉXICO 2015 PRIMERA PARTE. CIUDADES Y PUEBLOS MEXICANOS Cómo empezó todo | 19 Breve apunte histórico sobre México | 21 Capítulo 1. Ciudad de México, visita al centro histórico | 27 Capítulo 2. Chapultepec, Museo Nacional de Antropología | 29 Capítulo 3. Xochimilco, barcas y jardines flotantes | 32 Capítulo 4. Teotihuacán, ciudad de los dioses | 34 Capítulo 5. Morelia, capital de Michoacán | 38 Capítulo 6. Pátzcuaro, la danza de los viejitos | 45 Capítulo 7. Veracruz, buscando raíces familiares | 47 Capítulo 8. Coyoacán, cuna de Frida Kahlo | 51 SEGUNDA PARTE. CHIAPAS Capítulo 1. Cañón del Sumidero, simbolismo cultural | 55 Capítulo 2. Chiapa del Corzo, ciudad de los indios | 57 Capítulo 3. San Cristóbal de las Casas, tercera ciudad del Estado | 62 Capítulo 4. San Juan Chamula, costumbres precolombinas | 65 Capítulo 5. Zinacantán, sincretismo religioso | 67 Capítulo 6. Agua Azul, espectáculo natural | 69 Capítulo 7. Palenque, ciudad maya protegida por la UNESCO | 71 TERCERA PARTE. CAMPECHE, YUCATÁN Y QUINTANA ROO Capítulo 1. San Francisco de Campeche, ciudad fortificada | 75 Capítulo 2. Uxmal, un lugar próspero y rico | 77 Capítulo 3. Mérida, capital del estado de Yucatán | 79 Capítulo 4. Chichén Itzá, pequeña historia de los mayas | 81 Capítulo 5. Riviera Maya, costa mar Caribe, estado de Quintana Roo | 84 Capítulo 6. Tulum, complejo de ruinas mayas y playas | 87 Capítulo 7. Xcaret, parque eco-arqueológico, cultura, flora y fauna | 89 GUATEMALA 2016 Cómo empezó todo | 95 Breve apunte histórico sobre Guatemala | 96


Capítulo 1. Ciudad de Guatemala, capital del país | 99 Capítulo 2. Chichicastenango, reconocido mercado indígena | 101 Capítulo 3. El lago de Atitlán, aguas cristalinas y volcanes | 106 Capítulo 4. Santiago Atitlán, sincretismo religioso | 110 Capítulo 5. La región de Petén, zona de los lagos | 113 Capítulo 6. Tikal, tesoro de la cultura maya | 116 Capítulo 7. Parque Nacional de Yaxhá, ruinas emergentes | 120 Capítulo 8. Antigua, Santiago de los Caballeros | 122 Capítulo 9. Volcán Pacaya, mágico y misterioso | 127 MÉXICO 2016 PRIMERA PARTE. ZONA DEL PACÍFICO Capítulo 1. Guadalajara, cuna de los mariachis | 133 Capítulo 2. Puerto Vallarta, paraíso tropical | 142 Capítulo 3. Rutas en barco: Islas Marietas, playa de las Caletas | 146 Capítulo 4. Mazatlán, el puerto mexicano más grande del Pacífico | 149 SEGUNDA PARTE. BAJA CALIFORNIA Capítulo 1. Viaje en ferry de Mazatlán a Baja California | 155 Capítulo 2. La Paz y Todos Santos | 157 Capítulo 3. Cabo San Lucas y San José del Cabo | 161 Capítulo 4. Cabo Pulmo y Bahía de la Ventana | 163 TERCERA PARTE. CIUDAD DE MÉXICO Capítulo 1. Teotihuacán con la familia | 167 Capítulo 2. Centro de Ciudad de México y colonia Condesa | 169 Capítulo 3. Basílica de Santa María de Guadalupe, patrona de México | 174 Capítulo 4. Regreso a Cataluña, recuerdos del viaje | 176 Epílogo | 179 Anexos Correos electrónicos a la familia durante el viaje | 183 EL CUENTO DE LA YAMIL Y EL QUETZAL VIAJERO | 189 Bibliografía | 193 Nota de la autora y agradecimientos | 197 Fotografías | 200


PRÓLOGO

Un viaje es una decisión que conlleva una separación física y

temporal de familia y amigos. Un desplazamiento que requiere valentía y el coraje para nadar en la cresta de una ola gigante y ver lo que transporta. Un movimiento que pide curiosidad y las ganas de aventura para caminar hasta la cima de una montaña y ver qué esconde. Un paso en firme y determinado para superar nuevos retos y desarrollar la flexibilidad del carácter y la armonía interior. Una llamada al trabajo emocional a través de intercambios de experiencias. Una voluntad para compartir y transmitir la sabiduría de la gente y de la tierra. Una investigación para desmentir prejuicios y estereotipos sobre culturas desconocidas. Un compromiso con el desarrollo sostenible y el turismo responsable. sobre todo, un respeto por la tierra y las personas que conviven en ella. Es con esta vibración espiritual y esta responsabilidad con la que, mi madre, Conxita, emprende el vuelo cada verano fuera de su zona de confort. Y lo hace con la mente bien abierta para conocer y reconocer nuevas geografías humanas de las que vuelve enamorada de relatos, fotografías y grabaciones, que luego transforma en palabras de todo lo que ve, escucha, huele, toca y prueba, ofreciéndolas al mundo en forma de libro. Me siento agradecido y feliz de que me haya pedido escribir el prólogo y me haya transmitido, a través de sus experiencias, la fuerza transformadora de los viajes. Una fuerza, como la semilla que germina, que me llevó a emprender una aventura personal y profesional en México, hace ya más de 4 años, y que ahora la anima a venir con su amiga Rosa y mi hermano Fran. Ellos han respondido a la llamada y nos hemos encontrado en un nuevo escenario que nos ha permitido intimar, lejos del contexto habitual, y conocernos mejor, afianzando vínculos familiares y creando nuevas dinámicas, más maduras y conscientes. 11


CHIHUAHUA

EEUU

Pau Martí Tarruell Mayo 2018

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BA JA CALIFORNIA

SONORA

México se me presenta como un ser muy poderoso y mágico. Con unas manos acogedoras y trabajadoras, encaladas de harina de maíz. Con una voz femenina que canta apasionada y que florece del rojo del corazón que late y el violeta del frijol que hierve. Unos ojos brillantes de verdes y azules, que son el espejo de sus cactáceas suculentas y de sus aguas cristalinas. Es una tierra que comparte todo lo que tiene y que celebra alegremente la vida y la muerte a través de la tradición indígena y el sincretismo religioso. Los astros, los elementos y los animales recobran importancia y pasan a un primer plano, recordándonos de dónde venimos, aportando más conciencia de lo ancestral y primario, atrayéndonos e invitándonos a conectar. Ella me brinda espacio y flexibilidad para poderme redescubrir y mejorar cada día, y me ha enseñado sobre la paciencia y la perseverancia. En estas tierras fértiles y exuberantes he aprendido como la cosmología nativa del continente americano nos ayuda a entender la energía motora que nos expande el espíritu, a través del águila y la serpiente, Cuautli y Coatl en lengua náhuatl. Nos habla de la dualidad de los seres humanos a la que da forma Quetzalcóatl, o serpiente empluma da, que representa la unión entre el ave y el reptil, el balance entre volar y arrastrarse, la comunión de anhelos y miedos. Nos recuerda la importancia de los cambios y el movimiento, los cuales generan el interés de venir hasta aquí y que nos preguntan: «¿cuándo ha sido la última vez que hiciste algo por primera vez? Mi respuesta es muy a menudo: «¡Hoy mismo!» Gracias, madre, por transmitirme amor y respeto por todo lo que comparte con nosotros la Pachamama. Gracias, por recordarme que la felicidad es el motor del cambio y por mostrarme el poder transformador de la escritura. Gracias, por conectarme con las raíces y ofrecerme los frutos sabrosos de cada territorio. Gracias, por inspirarme a ser quien sopor confiar en mí y enseñarme a escuchar la intuición, en este viajar por la vida.



Chiapa de Corzo

Cañón del Sumidero

2 CHIAPAS

Origen ca. 2.000 km

San Cristóbal de las Casas

Chamula

CHIAPAS

TABASCO

MICHOACÁN

Zinacantán

Pátzcuaro

Morelia

QUERÉTARO

Cascadas de Agua Azul

MORELOS

Xochimilco

Ciudad de México Coyoacán

Teotihuacan

HIDALGO

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San Francisco de Campeche

Uxmal

Mérida

TLAXCALA

CAMPECHE

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3 CAMPECHE Y YUCATÁN

Chapultepec

Origen ca. 500 km

Palenque

MÉXICO

1 CIUDAD DE MÉXICO Y ALREDEDORES. MORELIA Y PÁTZCUARO

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YUCATÁN

PUEBLA

QUINTANA ROO

Chichén Itzá Tulum

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Xcaret

Veracruz

Origen ca. 700 km

Riviera Maya

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Zinacantán

San Cristóbal de las Casas

Chamula Origen ca. 500 km

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San José del Cabo

Origen ca. 2.000 km

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Cabo San Lucas

Todos Santos

La Paz

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Bahía de la Ventana

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BA JA CALIFORNIA SUR

de SINALOA

Islas Marietas

Mazatlán

4 VIAJE A MÉXICO 2016, ZONA DEL PACÍFICO Y BAJA CALIFORNIA

Chiapa de Corzo

Cañón del Sumidero

Puerto Vallarta

Guadalajara

ZACATECAS

JALISCO

NAYARIT

DURANGO

Santiago Antigua de Atitlán

Lago de Atitlán

Chichicastenango

Origen ca. 1.500 km

M éxi c o

6 GUATEMALA

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Volcán Pacaya

Ciudad de Guatemala

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Petén

Tikal

Origen ca. 700 km

B eli ze

Parque Nacional de Yaxhá

El S a l v a d o r

Tulum

Origen ca. 65 km

Centro Ciudad de México

Iglesia de Guadalupe

Condesa

QUINTANA ROO

Teotihuacan

5 CIUDAD DE MÉXICO

CAMPECHE

San Francisco de Campeche

Uxmal

Xcaret

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Chichén Itzá

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Primer viaje

MĂŠxico 2015



PRIMERA PARTE

CIUDADES Y PUEBLOS MEXICANOS Cómo empezó todo

Hoy es un día importante para mí: me voy a México. Pronto podré

ver a mi hijo Pau, que hace tiempo que vive allí. Recuerdo, como si fuera ayer, el día que me anunció que emprendía la aventura de irse a América, para abrir nuevos horizontes profesionales: —Madre, unos amigos que viven allí me han ofrecido filmar documentales, espero que me comprendas, tú que eres tan viajera —dijo, mientras me ponía la mano en el hombro. —Sí, pero yo siempre me voy con billete de ida y vuelta y tu no —respondí. Reconozco que entendía su decisión, pero me costaba aceptar, desde el corazón, que se fuera tan lejos. Al cabo de un tiempo, Pau ya vivía allí y nos comunicábamos por videoconferencia. Yo lo veía feliz y me quedaba más tranquila. Entonces fue cuando él me animó a que fuera a visitarlo, y no dudé ni un minuto en pedir a mi amiga Rosa que me acompañara, con ella formamos un buen equipo y disfrutamos viajando juntas. Decidimos que haríamos una ruta por el país y Pau se añadiría los días que pudiera.

Ya estamos en el aeropuerto de Barcelona. El vuelo sale con retraso

y cuando llegamos a Madrid perdemos la conexión. Tengo un buen disgusto, porque la azafata nos había prometido que nos esperarían. Hay un grupo de personas quejándose. Le pregunto a un hombre de mediana edad, con barba: —¿Va a México? 19


—Sí, soy mexicano y me llamo José Antonio. Ya me ha pasado otras veces. Os propongo buscar soluciones y hacer los trámites juntos, para agilizar. Decidimos ir con él porque vemos que tiene iniciativa. —Soy profesor de historia y de química nos dice mientras esperamos—. He ido muchas veces a Barcelona, porque ​​ colaboro con la Universidad Autónoma. ¡Incluso hice una estancia durante un año sabático! Me gusta el Barça y Cataluña. Ahora voy a visitar a mis hijos a México y después daré unas conferencias en Río de Janeiro. Hablando con él nos damos cuenta de que conoce bien su país y le pedimos que nos recomiende lugares para visitar. Finalmente, nos confirman que tenemos billetes para el día siguiente. Llamo a Pau para avisarle del retraso y decirle que lo siento (¡con las ganas que tengo de verlo!) —Deja fluir —me responde—, gracias a este contratiempo todavía puedes hacer nuevos amigos. Nos dan un vale para pasar la noche en un hotel y allí encontramos otros pasajeros que también han perdido el vuelo. Juntos, escribimos una carta de reclamación y, por la noche, cenamos con José Antonio, con quien iniciamos una animada conversación: —¿Tienes algún consejo práctico para tratar con los mexicanos? —le pregunto. —No digas «Coger» porque lo pueden interpretar mal, en México las cosas se «agarran» y el «coger» como sabes, hace referencia a relaciones sexuales. —Ya me he dado cuenta de tu sorpresa cuando he repetido esta palabra varias veces. —Durante el viaje a Sudáfrica también tuvimos malentendidos con la interpretación de las palabras inglesas —interviene la Rosa riendo—. Viajar solas por aquel país fue una gran aventura. Ahora será más fácil... Como mínimo, entendemos la lengua española. Explico a José Antonio que he escrito un libro titulado Seguint el rastre de Nelson Mandela sobre las experiencias del viaje a Sudáfrica. Rosa ha colaborado escribiendo el prólogo. Luego le invito a la presentación del libro en el Ateneu Barcelonès. —Lo intentaré, ¡me haría mucha ilusión! —responde agradecido. Pasamos una buena velada, se crea sintonía y entre todos hacemos 20


la espera más agradable. Me siento a gusto escuchándolo. Se ve una persona culta. Creo que este es el principio de una buena amistad. Cuando al día siguiente el avión despega, me parece un sueño. Durante el vuelo hablamos, cenamos y después duermo un rato. Cuando me despierto, ya empieza el descenso. Contemplo Ciudad de México desde la ventana. Parece una inmensa colmena de casas y edificios que nunca se acaba. Al salir, el aeropuerto está lleno de gente. Buscamos a Pau. Mi cuerpo tiembla de emoción, cuando finalmente lo veo. Me fundo entre sus largos brazos. El tiempo parece detenerse mientras mi hijo mayor, tan alto y atlético, me levanta del suelo con energía y me llena de besos. ¡Es uno de los momentos más emocionantes del viaje! Me siento feliz de conocer la colonia Condesa, el barrio de Ciudad de México donde vive Pau. Es un lugar animado y concurrido, lleno de calles anchas, avenidas arboladas y casas bajas. Cuando entramos a su departamento, la primera impresión es buena. Es luminoso y me siento como en casa. Por la noche, tumbada en la cama, pienso en que la vida del viajero es imprevisible y que, como dice Pau, hay que dejar fluir.

Breve apunte histórico sobre México

Ciudad de México es el Distrito Federal, capital de los Estados

Unidos Mexicanos y sede de los poderes federales de la Unión, de la que constituye una de sus treinta y dos entidades federativas. Es el centro político y económico del país, y cuenta con más de veinte millones de habitantes. Ciudad de México tienen gran patrimonio cultural que contiene muestras significativas de las culturas que han ido pasando, a lo largo del tiempo, por su territorio. Los aztecas o mexicas eran una tribu errante que provenía de Aztlán, una mítica región del noroeste de México. Llegaron al valle 21


de México en el siglo xiii, pasando por los pantanosos bordes del lago, hasta que encontraron una isla en 1325. Allí, según la leyenda, vieron la que se convertiría en su águila simbólica encima de un nopal devorando una serpiente, lo que interpretaron como un signo de que ese era el lugar ideal para asentar la ciudad de Tenochtitlán. La construyeron en forma de cuadrícula con canales. En las zonas más pantanosas, a base de apilar vegetación y barro y de plantar sauces, crearon huertos elevados (chinampas) que producían tres o cuatro cosechas al año. En 1518, Hernán Cortés dirigió la expedición en dirección a las costas de México. Desobedeciendo las órdenes de Diego Velázquez, gobernador de Cuba, Cortés convirtió lo que debía ser una misión de búsqueda y reconocimiento, en una empresa de conquista. Experimentó, como tantos otros conquistadores, un deseo de aventura, pero, sobre todo, un afán de riqueza y gloria. Atraído por el oro del imperio azteca, decidió conquistarlo. La expedición de Hernán Cortés desembarcó en la isla de Cozumel, península del Yucatán, en febrero de 1519 y bordeó la costa hasta la desembocadura del río Tabasco, cerca de la ciudad de Potonchán. Allí se produjo la crucial Batalla de Centla. Los caciques locales acudieron al campamento español para cumplimentar al conquistador con numerosos regalos de oro, mantas y alimentos. Le llevaron también veinte doncellas. El conquistador no imaginaba, en ese momento, que una de estas jóvenes, llamada Malinche por los españoles, sería una colaboradora decisiva en sus operaciones contra los aztecas. Malinche o Malinalli —«hierba torcida» en la lengua nahuatl— nació el año 1500. Pertenecía a una familia noble, lo que le auguraba un futuro prometedor. Pero todo cambió cuando murió su padre y la madre se volvió a casar. La nueva pareja tuvo un hijo al que hizo heredero de sus posesiones, a la vez que decidieron deshacerse de la pequeña Malinalli y venderla a unos mercaderes. Estos, la dieron como esclava a unos comerciantes mayas que la vendieron al señor de Potonchán. Fue él quien la regaló a Hernán Cortés, en marzo de 1519, con diecinueve doncellas más. La bautizaron con el nombre de Marina y el conquistador la entregó a un pariente lejano, Alonso Hernández Portocarrero. 22


Mientras organizaban el campamento San Juan de Ulúa, Veracruz, llegaron los embajadores de Moctezuma para averiguar qué querían aquellos viajeros. Cortés hizo llamar Jerónimo de Aguilar, un español que conocía la lengua maya a causa de haber sido prisionero en Yucatán, después de salvarse de un naufragio. Pero Aguilar no entendía el idioma de los mexicas, el náhuatl. Fue entonces cuando descubrió que Marina hablaba esta lengua (que era la de sus padres) además del maya, el idioma de sus amos en Potonchán. A partir de entonces, la situación de Marina cambió radicalmente. Cortés la nombró fiel intérprete y le prometió grandes recompensas, una boda y la libertad, pero no tardó en convertirse en su amante. El conquistador hablaba a Aguilar, éste a Marina y ella a los indígenas, un sistema de traducción que resultó decisivo para avanzar en las conquistas, no sólo porque permitió a Cortés comunicarse con los indígenas, sino porque también le dio acceso a conocer la situación interna de cada grupo y pudoganarse su lealtad frente al enemigo común, Moctezuma. La colaboración entre Hernán y Marina fue muy estrecha, hasta el punto de que los indígenas llegaron a llamar Malinche al propio Cortés. El papel de la amante como intérprete fue decisivo: en Cholula salvó a los españoles de una muerte segura al revelar el secreto de un complot de los indios, que una mujer del pueblo había confesado, y en la campaña sobre Tenochtitlán hizo posibles las conversaciones entre Moctezuma y Cortés en una tarea decisiva para pedir el apoyo masivo de los indígenas enemigos de los aztecas. Moctezuma ii fue el noveno emperador azteca (1503-1520). Gobernó un gran imperio, que se extendía desde el límite meridional del actual Michoacán hasta más allá del istmo de Tehuantepec, cuya capital era Tenochtitlán, actual Ciudad de México. Organizó el imperio en varias provincias, creó una sólida administración central y reguló el sistema tributario. A la vez, prosiguió la expansión militar iniciada por sus predecesores. Moctezuma, informado de la presencia de las naves del explorador español Juan de Grijalva en la costa de Yucatán, envió emisarios y regalos a los extranjeros, a quienes tomó por enviados del dios de la sabiduría Quetzalcóatl, «la serpiente emplumada», para anunciar su regreso. Había una creencia muy extendida entre los pueblos de 23


Mesoamérica: Quetzalcóatl había partido a oriente atravesando el mar, no sin antes prometer que volvería el año azteca de Ce Acatl —fecha que correspondería al año 1519—, después de haberse enfrentado a Huitzilopochtli, dios de la guerra. Moctezuma no dudó en identificar Hernán Cortés con Quetzalcóatl, lo recibió solemnemente en Tenochtitlán y lo llenó de valiosos presentes. Cortés, preocupado por la idea de que su vida y la de sus hombres dependiera sólo de la voluntad del emperador, decidió, a los pocos días, llevar a cabo una audaz maniobra: hacer prisionero a Moctezuma y mantenerlo en el poder de una manera simbólica. Tuvo éxito, pero la humillante retención del emperador provocó un creciente malestar entre los aztecas, acentuado por el comportamiento sacrílego de los españoles que, con sus ofensas hacia el dios de la guerra, herían las creencias indígenas. La tensión estalló en junio de 1520, durante la celebración de la fiesta de Toxcatl, día en que miles de aztecas, desarmados y vestidos únicamente con ricas plumas y joyas preciosas, se reunieron en la plaza principal de la ciudad para iniciar una danza ritual y fueron masacrados por los hombres de Pedro de Alvarado, lugarteniente de Cortés. A raíz de este suceso, la aristocracia azteca destituyó a Moctezuma y nombró sucesor a su hermano Cuitláhuac, que encabezó la revuelta contra los españoles. Tras violentos combates, Cortés intentó utilizar al destronado emperador para negociar la obtención de un salvoconducto que permitiera a sus tropas salir de la capital, pero cuando Moctezuma se dirigió a la multitud enfurecida, fue apedreado, y murió tres días más tarde a consecuencia de las heridas. Los españoles, poco antes de la medianoche del 30 de junio de 1520, iniciaron una desastrosa retirada de Tenochtitlán en el curso de la cual sufrieron numerosas bajas, episodio que ha pasado a la historia con el nombre de «La noche triste». Malinche iba en la retaguardia y se salvó. Hernán y Malinche se instalaron en Coyoacán tras conquistar la capital azteca. Ella siguió a su lado y en 1522 tuvieron un hijo al que llamaron Martín, en honor al padre del conquistador. Pero, mientras tanto, había llegado a México, desde Cuba, la esposa de Cortés, y éste decidió buscar un marido para Malinche. Organizó la boda con Juan Jaramillo, que era procurador en el ayuntamiento de Ciudad de 24


México—y sería el alcalde dos años más tarde—. Con este enlace, Cortés cumplía la promesa de libertad que había hecho a la joven, y le proporcionaba una excelente posición social. Ella llegó a perdonar a los familiares que la habían vendido como esclava. Les regaló joyas de oro y ropa. Los caminos del conquistador y de la joven intérprete se separaron después de que ella le acompañara a la expedición de Honduras. Desde entonces, a raíz del penoso y durísimo viaje que realizó estando embarazada, su salud quedó muy dañada. Durante el regreso a México, Malinche dio a luz a una niña a la que llamó María. Se instaló al lado de su marido, en Ciudad de México, pero no pudo conservar a su hijo Martín, que quedó al cuidado de unos parientes de Cortés. Desde aquel momento, prácticamente se le perdió la pista y se cree que murió antes de 1529. Malinche logró que la conquista de México fuera menos cruenta, y más rápida y satisfactoria de lo que habría sido sin ella. Cortés, al regresar de Honduras, fue destituido por un enviado de Carlos v, y después de pasar dos años en España, fue nombrado marqués del Valle de Oaxaca. Retornó a México, donde se le prohibió residir en la capital y, finalmente, decidió marcharse a España por las diferencias con el virrey. Más tarde, cuando intentó volver a México, ya no pudo debido a su muerte en el año 1547. Aunque la colonización española significó la desaparición de la forma de vivir de Mesoamérica, también implicó el punto de partida en la formación de la cultura mexicana actual. En aquel tiempo, hubo un proceso de mestizaje que se hizo patente en la evolución del idioma y en las expresiones artísticas. En el siglo xvi, la arquitectura de la ciudad de México y las ciudades de los alrededores fusionaron elementos indígenas y europeos. El Centro Histórico de la Ciudad de México se llenó de grandes construcciones de origen colonial, lo que más adelante lo llevaría a ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. En otros lugares del Distrito Federal fueron construidas edificaciones religiosas, como la Catedral o la antigua basílica de Guadalupe; también edificaciones seculares como el castillo de Chapultepec o el Ayuntamiento de Coyoacán. El siglo xix fue una época de constantes conflictos nacionales, por lo que, en la primera mitad de siglo, no se hicieron grandes 25


obras arquitectónicas. En contraste, el gobierno de Porfirio Díaz, entre 1876 y 1911, se dedicó a modernizar la ciudad, adoptando la moda arquitectónica francesa como el Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal o el barrio de clase media de Roma. Durante la primera mitad del siglo xx, los gobiernos surgidos de la Revolución fomentaron la cultura. Se construyeron nuevos edificios, como por ejemplo la Torre Latinoamericana, que pretendían dar a la ciudad una imagen moderna. También se emprendieron obras públicas, como la Ciudad Universitaria, y se canalizaron los ríos que pasaban por la zona central del Distrito Federal. Pero, por encima de otras manifestaciones artísticas, primó el desarrollo del muralismo mexicano que, con clara vocación socialista contó, entre sus representantes principales, con Rivera y Orozco. Con el muralismo se proponía un nuevo medio artístico que sirviera al público para instruir a las clases trabajadoras. Aunque no participó en el movimiento muralista, hay que nombrar la obra de la coyoacanense Frida Kahlo, que obtuvo fama mundial. Durante la segunda mitad del siglo xx y principios del xxi, han sido numerosos los proyectos de renovación arquitectónica de la capital. Hay que señalar la construcción de la torre del Caballito, la torre Libertad y la torre Mayor, obras destinadas al alojamiento de sedes de importantes corporativos económicos y dependencias gubernamentales.

Capítulo 1 Ciudad de México, visita al centro histórico

Por la mañana al despertar, miro a mi alrededor, y me pregunto dónde estoy. «¿Estaré soñando?» El olor del café me impulsa a levantarme y cuando salgo de la habitación, me encuentro con Pau, que nos ha preparado el desayuno: batido de plátano y tortillas. —Siento una gran alegría de estar en tu casa —le digo— mientras me lanzo a sus brazos... Y él me acaricia con ternura. 26


Salimos a conocer la colonia Condesa. Caminamos por avenidas con palmeras y nos encontramos en medio de una exposición temporal de esculturas a lo largo del paseo. Me sorprende encontrarlas tan bien conservadas y constatar que son respetadas por los peatones. Continuamos la ruta por los parques de España y de México; este último, tiene forma oval porque antes era un hipódromo. Paseamos por la avenida Ámsterdam, donde encontramos jóvenes que practican running. Nos paramos a comer en un restaurante librería, donde hay documentos interesantes para consultar. Me encuentro bien acogida en este barrio de casas bajas, de carácter artístico. A continuación, vamos al centro histórico. Paseamos en medio de los árboles de la Alameda central. Es el parque público más antiguo, adornado con fuentes, y se ha convertido en un lugar fundamental para la vida de los mexicanos. Al fondo, se ve la gran Torre Latinoamericana, emblema de la resistencia sísmica. Pasamos por el palacio de Bellas Artes, que fue declarado monumento artístico por la UNESCO en 1987. Entramos en el palacio Postal, el edificio de correos. En el interior del vestíbulo destaca la señorial escalinata central, construida con mármoles mexicanos y herrería de bronce muy trabajada. Cuando levanto la vista, admiro la cúpula de cristal emplomado transparente sobre el patio. Después vamos hasta la calle Francisco i Madero, uno de los personajes más importantes de la Revolución mexicana. Durante siglos, esta calle fue conocida como la calle San Francisco porque, en su primer tramo, estaba el convento de la orden Franciscana. En 1914, llegó Pancho Villa, retiró la placa y la cambió por la de Francisco I Madero. Para garantizar que nadie más la cambiara, lanzó la siguiente amenaza pistola en mano: «Juro acabar con aquel que se atreva a retirar el nombre del expresidente amigo mío que fue asesinado». En estos momentos es una de las principales calles peatonales. Nos detenemos ante la casa de los azulejos, de 1751, que era el palacio de los Condes del Valle de Orizaba, una de las más bellas obras de la arquitectura civil del barroco en México. Al llegar al final de la calle, nos sorprendió encontrarla gran plaza de la Constitución, más conocida como el Zócalo. Su loca27


lización fue escogida por los conquistadores para establecerse en un área cercana a lo que anteriormente era el centro político y religioso de México-Tenochtitlán. Se cree que el templo está en el lugar exacto donde los aztecas situaron el centro del universo y donde decidieron, por tanto, que allí debían construir su ciudad. Entramos en la catedral Metropolitana, el edificio más emblemático de la ciudad. Me sorprende ver tanta gente rezar, con devoción, al Cristo negro del Veneno, ante el altar del Perdón. Según la leyenda, la figura de Jesús se oscureció cuando absorbió veneno de los labios de un clérigo que había sido envenenado. Entonces se produjo un milagro y el clérigo se curó. Me llama la atención un gran péndulo que cuelga de la cúpula central. Nos explican que tiene la función de medir la inclinación del suelo del templo, para ver su aumento a lo largo de los años ya que, desde que se construyó, la catedral se va hundiendo en la laguna, junto con todo el resto de la ciudad. A continuación, vamos hasta el Palacio Nacional, construido sobre las ruinas del palacio del emperador azteca Moctezuma ii. Actualmente, están las oficinas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que es una de las secretarías de estado que integran el denominado gabinete legal del Presidente de México. Es el despacho del poder ejecutivo federal con funciones de Ministerio de Economía. A gran altura, y sobre el balcón central, se encuentra la campana de Dolores que, según la tradición, se tocó en 1810 al iniciar la Guerra de la Independencia. Cada 15 de septiembre, el presidente de la República toca la campana para conmemorar este hecho histórico conocido como «el grito de Dolores». Una inscripción sobre una gran puerta dice: «Aquí estuvo encarcelado, en 1857, Benito Juárez, vicepresidente y ministro de gobernación, cuando se opuso al golpe de estado». Juárez, abogado y político de origen indígena, fue presidente de 1858 a 1861, y es considerado por algunos el más grande y querido presidente de la historia de México. Subimos las escalinatas del Palacio y quedamos impactados al ver la serie de murales de referencias históricas y mitología que pintó Diego Rivera, entre 1929 y 1951. En la primera planta, encontramos nueve secuencias que ilustran la vida indígena antes de la conquista española. Observamos cada escena atentamente, como si hiciéramos un viaje a través del tiempo. 28


Me ha gustado ver los murales porque me ha ayudado a conocer la vida cotidiana y las costumbres del antiguo pueblo mexicano. A pesar de la visión subjetiva inherente a estas pinturas, tienen una intención claramente pedagógica, ya que ofrecen a los niños y a las escuelas la oportunidad de conocer mejor la historia de su país.

Capítulo 2 Chapultepec, Museo Nacional de Antropología

Bajamos del tren en el bosque de Chapultepec, uno de los lugares

preferidos por los habitantes de la ciudad. Encontramos una gran multitud de gente paseando, algunos van cargados con paquetes. La mayoría vive en las afueras y cada día viaja al centro para ir a trabajar. Pasamos frente una parada donde Pau compra chapulines, pequeños saltamontes fritos, y nos invita a Rosa y a mí a probarlos. Da un poco de asco, pero tengo curiosidad por saber qué sabor, tienen: los encuentro salados y crujientes. Llegamos cerca del lago. A esta hora está lleno de familias que navegan con barcas de pedal. Entramos a tomar un refresco en una cafetería—librería, en la terraza, con vistas al lago. Me gusta ver que hay personas leyendo con afición. Pasamos por el Jardín Botánico, donde hay una gran diversidad de cactus, entre los que predomina el maguey. Encima de la colina, sobresale el castillo de Chapultepec, construido en 1758 y actual sede del Museo Nacional de Historia, después de haber sido residencia de varios virreyes. Fue el edificio del gobierno hasta 1917, cuando el presidente Venustiano Carranza cambió su ubicación. Visitamos el Museo Nacional de Antropología. Cuando entramos nos quedamos boquiabiertos. Hay una fuente, vertebrada por una columna férrea de piedra, que sostiene un amplio techo, como un gran paraguas bajo un río de agua. Al fondo, un pequeño 29


lago muestra cómo se formó la ciudad de México: sobre el lago se crearon espacios para cultivar, así como también casas y templos. Como solución, los mexicas —llamados también aztecas—, construyeron las chinampas, una especie de islotes que hicieron crecer la ciudad. Entramos en la sala Mexica: en primer plano vemos el disco monolítico de la piedra del sol, que representa el calendario azteca. Tiene cuatro metros de diámetro y es uno de los iconos más antiguos que aún se conservan del pueblo azteca. El guía nos cuenta que fue derribada y enterrada al consumar la conquista de México. Permaneció así hasta que la encontraron en el Zócalo, la plaza mayor de Ciudad de México. La piedra ha sido colocada en diversos lugares, según la época, entre ellos el exterior de la pared oeste de la Catedral Metropolitana. Actualmente, se exhibe en esta sala y, teniendo en cuenta el lugar que ocupa, se puede considerar la pieza más importante. Salimos al patio exterior y descubrimos una gran maqueta de la zona del Yucatán, donde estaban los mayas. Lo primero que veo es la representación de un gran falo. ¡Me quedo asombrada! Veo en un cuartel que las figuras del miembro viril, talladas en piedra, sirvieron para realizar rituales, marcar eventos cosmológicos y míticos. Era una de las formas de representar la fertilidad de la tierra. Para los mayas, los falos fueron objeto de culto, y reprodujeron los miembros masculinos en figuritas de barro y piedra. Observo la réplica, a escala real, de la tumba del rey Pakal, descubierta en Palenque. El hecho de ver libros escritos en lenguaje maya, aunque no los entienda, me ayuda a valorar y admirar esta cultura milenaria. Entramos en la sala de los olmecas, que provenían de la costa del sur, principalmente de la zona de Veracruz. Me impresiona ver una escultura con el traje hecho de la piel de una víctima humana, sacrificada por los sacerdotes. Estos se ponían el despojo encima porque, según ellos, representaba la nueva piel que cubría la tierra. El itinerario nos conduce a la sala Teotihuacán, donde encontramos reproducido, pintado de colores vivos, el templo de la serpiente emplumada, símbolo de la abundancia, que se utilizaba para prevenir la sequía. Empiezo a estar cansada y me duelen las piernas; suerte que hemos encontrado la excusa ideal para sentarnos 30


un momento y disfrutar de un vídeo de las pirámides del Sol y de la Luna. Nos gusta tanto, que ya tenemos ganas de ir allí. Todavía nos quedan unas cuantas salas por visitar, en la planta baja del México precolombino, y tenemos poco tiempo. Decidimos subir al primer piso, donde hay una muestra de la convivencia de los descendientes indígenas, con las culturas contemporáneas. En esta zona encontramos representaciones sobre la vida cotidiana de las diferentes etnias. Las cabañas, o palapas, disponen de los utensilios que solían usar los indígenas. Las figuras de mujeres cocinando y tejiendo, con sus vestidos tradicionales, parecen reales. Me quedo un rato observando el altar de los muertos, con ofrendas de familiares: flores, comidas y objetos personales de los propios difuntos. Valoro la naturalidad como estas culturas afrontan la muerte. La reproducción del templo de San Juan de Chamula —el original está en Chiapas—, contiene figuritas de creyentes que rezan ante unas velas de diversos colores y de varios tamaños. Me sorprende que en el interior no se encuentren los bancos tradicionales, y que el suelo esté cubierto de ramas de pino. La religión fusionó elementos católicos y de Mesoamérica. Los mayas han cambiado la forma de los rituales, combinando la religión católica con sus antiguas tradiciones, en las que se sacrificaban —y se siguen sacrificando— animales vivos. El sincretismo religioso alcanza su mayor singularidad en el cruce de las deidades mayas originarias con imágenes de Jesús y la Virgen María. Las celebraciones religiosas suelen ir acompañadas de danzas y de procesiones con velas. Por el altavoz nos avisan que es la hora de cerrar el museo. Qué contrariedad, porque aún nos queda mucho por ver, y me he mentalizado de que, si podemos, volveremos. Todo lo que hemos visto nos ha ayudado a entender la historia y la cultura mexicanas, por ello recomiendo con fervor su visita. Cuando salimos, es la hora punta y lo más práctico es ir en metro Llegamos a la estación y comprobamos que los vagones están llenos a rebosar, pero al abrirse las puertas, nos lanzamos a la aventura. Seguimos a Pau, que nos protege, hasta llegar a la primera agarradera. En este vagón la mayoría de pasajeros son hombres, porque las mexicanas suben en los vagones restringidos para mujeres, que 31


existen desde que ellas lo reclamaron, debido a los frecuentes tocamientos cuando el metro iba muy lleno. Me siento un poco mareada y un señor de mediana edad me ofrece su asiento: «primero las damas», dice. Le agradezco la amabilidad. La plaza de la República es uno de los grandes espacios abiertos de la ciudad. Nos sorprende encontrar grupos de jóvenes que tocan tambores y trompetas a ritmo de marcha militar. Nos dicen que son de diferentes grupos, que ensayan allí a menudo, y que los músicos profesionales enseñan a los nuevos aprendices. Pasamos por debajo del monumento a la Revolución, que está Iluminado. Es una obra arquitectónica y un mausoleo dedicado a la conmemoración de la Revolución mexicana, un conflicto armado que se inició el 20 de noviembre de 1910 y no terminó hasta 1917; este conflicto marcó el comienzo de la historia del México actual. Paseamos por la avenida de los Insurgentes, la calle más larga de Ciudad de México que, con una longitud de 52 kilómetros, atraviesa de sur a norte la inmensa ciudad. Me encuentro cansada pero satisfecha de todo lo que he aprendido en este día tan intenso.

Capítulo 3 Xochimilco, barcas y jardines flotantes

El embarcadero de Xochimilco, situado al sur de la Ciudad de Mé-

xico, nos queda lejos de la colonia Condesa. Tomamos el metro y después el tren durante unas dos horas. Cuando llegamos, me quedo impresionada por la gran cantidad de barcas pintadas de todos los colores. Cada una de estas trajineras está decorada con flores y, en el arco, tiene escrito un nombre que suele ser un diminutivo de mujer. Me hace ilusión cuando leo «Viva Conchita». Me gustaría ir en esta barca, pero no es posible porque, en la barca de al lado, una familia mexicana nos propone hacer el trayecto juntos. Pau, Rosa y yo subimos al bote y nos sentamos en las sillas de mimbre, alrededor de una larga mesa. Angi, de unos cinco años, llora porque tiene miedo 32


de que salgan cocodrilos del agua, nos cuenta su madre. Entre todos conseguimos tranquilizarla. La ruta a través de los canales, bañados por las lluvias de ayer, nos trae aire fresco, y el barquero, un joven delgado, desliza cuidadosamente una pértiga que impulsa la barca, en medio del agua verde oscura, a lo largo de la orilla. Pasamos, en silencio, por los canales estrechos y sombríos de una zona tranquila de frondosa vegetación, bajo la sombra de sauces y álamos. Descalza, contemplo los poderosos colores verdes bajo el sol de agosto: verdes mojados, de todas las gamas y para todas las emociones. El barquero nos dice que Xochimilco es el único lugar que conserva los canales y jardines flotantes construidos por los aztecas. Ellos, los nombraban chinampas y estaban hechos, originariamente, sobre una base de raíces de plantas acuáticas que se cubrían con tierra. Desde aquella época, hay campesinos que proveen de flores, hortalizas y legumbres ala capital. El nombre de Xochimilco, significa «Jardín de las flores», en náhuatl, la lengua indígena de México; y el pueblo, que creció alrededor del lago Texcoco, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De repente, se ensancha el canal y nos encontramos en una laguna. El escenario ha cambiado por completo. Se oye un gran alboroto de comerciantes que, en sus pequeñas barcas, acarrean mercancías para vender: manteles, pañuelos, collares, orquídeas... También hay quien ofrece comida, con gran surtido de tacos ,y nosotros compramos de pollo y queso. Saboreo con gusto las tapas mexicanas, regadas con pequeños sorbos de cerveza fresca. Se acerca una trajinera cargada de mariachis. Por algunos pesos nos ofrecen tocar Cielito lindo y Guadalajara. El ritmo de la música mexicana me invade, me levanto de la silla y bailo. Me lo paso bien, a pesar de perder un poco el equilibrio, con el vaivén de la barca... Cuando se van los músicos, me doy cuenta que estamos rodeados de barcas con familias mexicanas. Parece que están de celebración, sentados alrededor de una mesa llena de comida y bebidas. Cantan y disfrutan de una gran fiesta. Me siento feliz de estar en medio de los canales de Xochimilco. ¡Qué placer de contrastes! En los estrechos canales encuentro la calma. En la laguna, las familias me contagian su alegría y el espí33


ritu de fiesta. Estoy bien en este lugar, se respira un aire de pueblo muy diferente del tráfico del centro histórico. Pienso en lo que fue la gran Tenochtitlán, los vestigios de la cual conforman su extensa red de canales y chinampas cultivadas. Es como si, por unos momentos, me hubiera transportado en el tiempo.

Capítulo 4 Teotihuacán, ciudad de los dioses

Hoy vamos a visitar Teotihuacán o ciudad de los dioses. Es el

nombre que dieron los mexicas, durante el periodo clásico, al centro urbano más poblado y de más grandeza de Mesoamérica. Hacemos un recorrido de unos cuarenta kilómetros, en diversos medios de transporte, para ir a la zona arqueológica. Está ubicada en la cuenca de México, en el noreste de la ciudad, y forma parte de los municipios de San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides. En el trayecto en bus, un arqueólogo, que trabaja en las excavaciones, se sienta junto a Pau. Desde el asiento trasero escucho la conversación: —¿Qué se sabe de la antigua ciudad de Teotihuacán? —pregunta Pau. —Es un misterio, tenemos poca información sobre sus antiguos constructores, las creencias religiosas de su gente, o el idioma que hablaban. Eso sí, sabemos que la ciudad se convirtió en el epicentro de la cultura y el comercio de Mesoamérica, superando en grandeza a la antigua Roma. —¿Tan grande era, esta ciudad? —La ciudad original tenía una superficie aproximada de veintiún kilómetros cuadrados, la décima parte del conjunto de monumentos arqueológicos que actualmente se encuentra abierto al público. En la época de mayor esplendor, llegó a tener una población de casi doscientos mil habitantes. —¿Y cuando se empezó a reconstruir? 34


—A finales del siglo xix se restauraron los monumentos más importantes de la ciudad: basamentos, hoy conocidos como las pirámides del sol y la luna, localizados en la zona de la Calzada de los Muertos —llamada así por los investigadores de principios del siglo xx—. Teotihuacán fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1987. Es la zona arqueológica del país con más afluencia de turistas. —¿Me puedes hacer un breve apunte histórico? —interviene Pau. —¡Sí, ningún problema! Podemos decir que, al inicio de la era cristiana, Teotihuacán era una aldea que cobraba importancia como centro de culto. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esta época, como muestran las excavaciones de la Pirámide de la Luna. El esplendor de la ciudad tuvo lugar durante el periodo clásico (Siglo iii-vii d.C.). En esta etapa, se convirtió en un importante centro comercial y político que llegó a tener una superficie de casi veintiún kilómetros cuadrados. La influencia de Teotihuacán se dejó sentir por todas las rutas de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos, en Guatemala, del Tikal y el Monte Albán, entre otros lugares que tuvieron una relación significativa con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo vii, en un contexto marcado por la inestabilidad política —rebeliones internas— y los cambios climatológicos, que causaron un colapso en el norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población se dispersó por diversas localidades de la cuenca de México. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacán continuaron, hasta nuestros días y han dado como resultado un incremento gradual en la calidad y la cantidad del conocimiento que se tiene sobre la ciudad. —¡Gracias por todo lo que me has contado! —exclama Pau mientras se despide del arqueólogo. Ya hemos llegado a Teotihuacán. He pasado un rato agradable mientras escuchaba la valiosa información que el arqueólogo ha compartido con nosotros. Anoto las explicaciones. La Ciudadela, se encuentra en el oeste de la Calzada de los Muertos, en el sur del curso del río San Juan. El conjunto forma una gran plaza cuadrangular que mide aproximadamente 400 metros por lado y comprende la pirámide de la serpiente

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emplumada, a la que rodean trece templos secundarios erigidos sobre una plataforma. Fue construida entre los años 150 y 250 d.C. En el centro de la plaza se encuentra un oratorio con cuatro escalinatas que dan acceso a la plataforma. La Ciudadela se convirtió en el centro político, cultural y económico de la ciudad, un lugar que, hasta entonces, correspondía al conjunto de la Pirámide del Sol. Las causas del desplazamiento del centro de la ciudad son desconocidas, pero podrían atribuirse a factores políticos. El conjunto se encuentra a cierta distancia de las dos grandes pirámides, y fue un descubrimiento arqueológico de 1920. Estaba soterrado por una pirámide de paredes lisas, sin ningún tipo de ornamentación. Las esculturas que acompañan las cabezas de serpiente emplumada son representaciones de Cipactli, que significa cocodrilo. Cipactli fue muy importante porque representaba el primer día de los 260 del calendario lunar. La estructura del templo Quetzalcóatl es notable por el descubrimiento, en los años ochenta, de más de un centenar de víctimas de sacrificios enterradas bajo los cimientos de la construcción. La Pirámide del Sol, situada en la parte oriental de la Calzada de los Muertos y prácticamente alineada de forma perpendicular con esta vía, es el edificio más grande de Teotihuacán y se puede observar a varios kilómetros de distancia. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada que mide unos 225 metros por lado. El edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no llega a la altura de la primera plataforma. La imagen actual de la pirámide corresponde a la restauración realizada entre los años 1905 y 1910. Para la conmemoración del centenario de la Independencia de México, se habilitaron varios edificios de la ciudad para convertirlos en atractivo turístico. El uso de la Pirámide del Sol y el significado que tuvo para los habitantes de Teotihuacán, es una incógnita.

Alzo la vista y veo familias enteras —incluso abuelos— que suben a la pirámide, a pesar del calor. Aunque les cueste, se ayudan 36


unos a otros y siguen como pueden. Creo que llegar a la cima de la Pirámide del Sol es, prácticamente, una peregrinación. También nosotros tres nos disponemos a subir los peldaños empinados. Rosa y yo nos cogemos a una cuerda que nos da seguridad. Me lo tomo como un reto y, la verdad, es que la satisfacción de llegar arriba me compensa. Hay una buena vista de las montañas de alrededor y también se distingue la Pirámide de la Luna, que se encuentra situada muy cerca. Estamos un buen rato disfrutando del paisaje. Pau me hace unas fotografías curiosas, como una en la que salgo señalando con el dedo la parte de arriba de la Pirámide de la Luna y parece que la esté tocando. Cuando nos encontramos recuperados y cargados de energía, emprendemos el descenso. Desde la explanada, seguimos el recorrido del eje de la Calzada de los Muertos. De repente escucho, a mi lado, un sonido muy fuerte, como de un animal, ¡qué susto! Cuando me giro, veo a un vendedor que sopla una pieza de barro pintada con la cara de un jaguar, y que suena como tal. Lo miro, lo encuentro bonito y compro uno para mi hijo Fran, que se ha quedado en casa. Entonces, el vendedor saca una especie de flauta que ellos llaman chirimilla. A Rosa le gusta y se queda una. Cuando llegamos ante la Pirámide de la Luna, decidimos que también queremos subir. No es tan grande como la del sol, pero se encuentra a la misma altura porque está edificada sobre un terreno elevado. Es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán. Tiene una planta, más o menos cuadrada, de unos 45 metros por lado y 45 de altura. Al pie, se encontró una estatua llamada La diosa de la agricultura. El contorno de esta pirámide imita al cerro grande, que significa madre o protector de la piedra. Una vez bajamos a la plaza de la luna, no nos dejan pasar debido a las obras. Cuando salimos por otro lado, unas mujeres cargadas con manteles coloreados, tejidos a mano, nos los muestran para que se los compremos. Me quedo uno, porque combina con los colores de mi casa. Pienso que es mejor ayudar a las artesanas en vez de comprar en una tienda en la que haya intermediarios. Me encuentro cansada, tengo sed y hambre. Pau y Rosa también, y buscamos un lugar para comer. Entre las diversas ofertas, nos decidimos por el restaurante Campestre. El dueño, muy amable, 37


nos dice que nos irá bien un zumo de maguey, un tipo de cactus de color blanco que fermentan. Nos muestra un tiesto donde los tiene plantados, para que lo veamos más claro. A continuación, nos ofrece una hoja de nopal que proviene de otro cactus. También nos trae mixiote, que se cocina en la barbacoa bajo tierra, y huarache de bistec y salchichón. Como de todo y lo encuentro bastante bueno. Poco a poco me voy adaptando las comidas típicas mexicanas y conecto con su historia. ¡Un país fascinante!

Capítulo 5 Morelia, capital de Michoacán

Vamos a la estación de autobuses de Ciudad de México para di-

rigirnos a Morelia. Pau compró los billetes con mucha antelación para poder elegir los mejores asientos. Le estamos agradecidas, porque en el piso de arriba sentadas y en primera fila, podemos disfrutar de vistas panorámicas. Antes de salir de la gran ciudad, pasamos por el distrito financiero y de negocios, donde los funcionarios que trabajan allí reciben el nombre de godínez. Es época de lluvias y se han formado charcos que parecen pequeños lagos, rodeados de vegetación de color verde tierno. Observo los campos de maíz y nopal y, de repente, me sobresalto al ver un gran revuelo de gallinas que van arriba y abajo. Resulta que ha volcado el camión donde iban y ha provocado un gran atasco. Estamos un buen rato parados hasta que consiguen apartar el camión y comprobar que el conductor no se ha lesionado. A pesar de lo ocurrido, el trayecto ha sido agradable, con asientos reclinables para poder estirar las piernas y, sin darnos cuenta, ya estamos en Morelia. Al llegar, pedimos un taxi que nos lleve a La Casona, la posada donde nos alojaremos. Allí, nos abre la puerta Rose, una señora inglesa, alta, de mediana edad. Al ver a Pau se abrazan con entusiasmo, se nota que tienen una buena amistad. 38


Rose nos acompaña a las habitaciones y, al ver la cara de sorpresa de Rosa y mía ante los cuadros de esqueletos que hay en la pared, nos indica que vayamos al patio. Encontramos una fuente rodeada de plantas y nos sentamos en unas sillas blancas de hierro forjado. Nos cuenta que la calavera vestida de colorines representa un personaje del folclore mexicano que recibe el nombre de «Catrina», y nos explica datos curiosos: su nombre inicial fue «la Calavera grosera». La figura fue creada hace más de cien años por José Guadalupe y bautizada y vestida con plumas por Diego Rivera. La Catrina representa una crítica a los mexicanos pobres que querían aparentar un estilo de vida europeo que no les correspondía. Aunque asocien la imagen al día de muertos, también hace referencia a otras situaciones sociales de finales del siglo xix y principios del xx, una sátira de la que no se salvaron ni Porfirio Díaz ni Emiliano Zapata. El día de muertos es una celebración tradicional que honra a los difuntos y tiene su origen en Mesoamérica. Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre, aunque en algunos lugares empieza el 31 de octubre y coincide con las celebraciones católicas de día los Difuntos y Todos los Santos. En México, el culto a la muerte no es algo nuevo, porque ya se practicaba en la época precolombina. Había, al menos, seis celebraciones dedicadas a los muertos. Posteriormente, los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales aceptaron, en parte, las tradiciones de los antiguos pueblos de Mesoamérica, fusionándolas con las europeas a la hora de implantar el cristianismo. Las festividades eran presididas por la diosa conocida como la «Dama de la Muerte», que actualmente se relaciona con la Catrina, y se dedicaban a la celebración de los niños y de los parientes muertos. México es un país rico en cultura y tradiciones. Uno de los aspectos principales que conforman su identidad como nación, es la concepción sobre la vida, la muerte y las tradiciones y creencias. Es una fiesta que se celebra a menudo, sobre todo en esta zona. Tras la aclaración de Rose, estoy más tranquila y entiendo mejor el sentido de la decoración macabra que me rodea. Me tumbo en la cama, inmensa, y llena de cojines bordados de todos colores, y me encuentro a gusto. 39


Paseando por las calles del casco antiguo, vemos casas de estilo colonial. Al ser sábado, hay bastante ambiente de gente que compra en los pequeños comercios. Llegamos a la plaza de la Catedral y entramos. Celebran la fiesta de una niña que cumple quince años. Es una tradición mexicana para presentar las chicas en sociedad. A partir de ahora, ya puede ser cortejada por algún galán. La chica es maquillada y peinada especialmente para el evento, y la visten de largo, con colores llamativos y creativos, como de princesa. Va acompañada de los padres, los padrinos y un compañero de baile de su edad a quien le llaman chambelan. La festividad empieza con una misa de acción de gracias en la cual también se venera la virgen porque, a esta edad, le fue anunciado que quedaría embarazada de un niño. Uno de sus padrinos le otorga una medalla que previamente ha sido bendecida. Cuando salen de la iglesia, se hacen fotografías con los amigos y se dirigen a la casa familiar o a un casino reservados para la ocasión. Dependiendo de los recursos económicos, pueden alquilar una limusina para llevar a la hija con sus amigos. En la fiesta, la chica baila algunos valses con el padre, el padrino y el chambelan. A continuación el grupo musical comienza, y da vida y espíritu a la celebración. También tienen lugar otros rituales: el del último juguete se basa en la tradición maya sobre el hecho de que este debe ser el último objeto de uso infantil que la chica utilizará; y el ritual de la zapatilla tiene que ver con el cambio, a manos del propio padre, del zapato plano por uno de tacón alto, que también simboliza el paso a la madurez. En México nadie se quiere quedar sin celebrar la fiesta. Los padres han de ahorrar mucho para poder pagar los costes. Como si fuera una boda, las familias más humildes buscan padrinos para cooperar con el vestido, el pastel, el fotógrafo, y el resto de gastos. Al salir de la catedral encontramos un grupo de niños que juegan en unas fuentes, que nacen de la misma tierra, hasta que quedan bien remojados. ¡Hace mucho calor, de buena gana me pondría a jugar con ellos! Continuamos la ruta y, al pasar por delante de una iglesia, encontramos un grupo de gente vestida de gala, algunos de los cuales llevan bebés en brazos, que acaban de bautizar. Nos encontramos en una plaza que tiene una fuente en medio, 40


con esculturas de mujeres que sostienen cestas de frutas y verduras. Pau nos dice que se denominan «Las Tarascas», y que representan a tres de las más importantes princesas de la cultura purépecha: Atzimba, Tzetzangari y Erendira. La cesta de frutas simboliza la abundancia; los caracoles que se encuentran en la base representan el hombre; y la conjunción de todos estos ornamentos alude a la fertilidad. Esta fuente forma parte de la cultura, la vida y la historia de Morelia, y nos invita a conocer y disfrutar la ciudad desde el centro. Vemos como los amigos y amigas toman fotos con la chica que ha celebrado la fiesta de los quince años. Visten tan elegantes que parecen mayores de lo que son. El acueducto, uno de los elementos arquitectónicos más representativos de la ciudad de Morelia, data de finales del siglo xviii y destaca por su calidad constructiva, diseño y apreciación estética y artística. De los acueductos que quedan en México, éste es el que se mantiene mejor conservado y el que tiene la estructura original más grande. Fue un elemento decisivo para que el centro histórico de Morelia fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991. Funcionó hasta 1910. Tiene una longitud de cerca de 1700 metros y cuenta con 253 arcos que llegan a una altura de casi 8 metros en su parte más elevada. En 1997, el acueducto fue sometido a una restauración integral y, posteriormente, se le añadió iluminación escénica. Actualmente, es un importante atractivo turístico de la ciudad y se ha convertido en un icono arquitectónico de Morelia. Como dato curioso, el acueducto está presente en el reverso de los actuales billetes de 50 pesos del Banco de México. Pasamos por una avenida con diversas Escuelas Universitarias que pertenecen a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, una de las más importantes de México y la primera institución de educación superior del continente americano. Es impresionante la cantidad de iglesias por las que pasamos, y en cada una celebran un evento diferente. En la última, hay una boda. Nos sentamos en la capilla lateral, donde hay una imagen de la Virgen de la Concepción con sus padres, San Joaquín y Santa Ana. Me encuentro en paz mientras escucho como cantan el Ave María de Schubert. Al salir, encontramos unos guitarristas ensayando para cuando salgan los novios. 41


Es muy tarde y tenemos hambre. Entramos en el bar La Tata, cuyo propietario es Ahmed, un amigo de Pau; es un lugar especializado en tacos. Sol, la camarera, nos explica con detalle en qué consiste cada plato y nos aconseja con paciencia. Trae gran variedad de tacos para una degustación. He disfrutado al probar comidas nuevas como la enchilada hecha con tortillas y salsas, aunque la he encontrado un poco picante. Para beber tomamos, cerveza artesanal y cóctel de mezcal. Me despido de Sol, le doy las gracias por su cálida acogida y le digo que su nombre es muy acertado. Cuando salimos del bar La Tata, vamos a visitar el taller de un pintor amigo de Pau que se llama Fernando. Nos muestra la exposición de cuadros realizados con unas bolitas de cristal, procedentes de Praga, que se llaman chaquiras. Nos cuenta que, cuando conoció el arte de la etnia huichol, en la Sierra Madre, donde predominan los colores y las composiciones con chaquiras, se le ocurrió dar trabajo a los huicholes y hacerles decorar los cráneos de vaca. Uno de los dibujos que imitan más a menudo es la forma de la flor del peyote. Los huicholes se inspiran en este pequeño cactus del norte de México que ha sido utilizado, a lo largo de los siglos, por diversos grupos indígenas como especie sagrada y planta medicinal. La característica más conocida es el singular síndrome alucinógeno que produce al ser ingerido. Cenamos en el restaurante de la plaza de la Catedral. Estamos sentados en el balcón, podemos divisar los fuegos artificiales de los sábados, en el momento en que encienden las luces de la Catedral. Escucho la música de unos mariachis que cantan, para una boda, en la sala del piso superior, y me entran ganas de bailar. Al salir, unos jóvenes disfrazados de época nos invitan a una representación de leyendas teatralizadas. Los actores son estudiantes que se preparan durante todo el año. Cuando llega el mes de julio y agosto, cada día hacen una representación para pagarse los estudios. Seguimos a la comitiva de personajes históricos hasta llegar a un edificio antiguo en reformas. Cuando entramos, nos sentamos en unos bancos de madera, bajo un pórtico, donde se representan leyendas de monjes y caballeros. Al día siguiente me levanto descansada. Es la primera noche que he dormido entera; y ha influido la gran cama de casa de Rose, y el silencio. En el comedor, encuentro el desayuno preparado por Lupe, 42


la cocinera de la casa. Hay tostadas con huevos revueltos, frutas tropicales y un jugo de guayaba y mango. Alrededor de la mesa, dos señoras sentadas hablan de la boda del día anterior, precisamente en el mismo restaurante donde nosotros cenamos. Nos cuentan que después de los mariachis hubo un baile hasta altas horas de la madrugada. Un chico joven, que se llama Jonathan, se sienta a mi lado. Vive en Ciudad de México, pero ha venido a realizar un curso de perfeccionamiento de dentista. Nos comenta que viene a menudo porque le gusta esta posada, y nos da algunas informaciones: Morelia es la ciudad más poblada y extensa de Michoacán y, a la vez, la más importante del estado desde un punto de vista social, político, económico, cultural y educativo. El estilo barroco de los numerosos monumentos se expresa con un lenguaje diferente: su belleza se plasma en la verticalidad y equilibrio de los inmuebles, en el volumen imponente de los campanarios, en la armonía de los conjuntos arquitectónicos y en el uso racional de los elementos ornamentales. La evolución arquitectónica de la ciudad puede leerse en los más de doscientos edificios históricos que la conforman. Construidos con una piedra de color rosa característica de la región que le da el sobrenombre de «ciudad de la cantera rosa », estos monumentos ponen de manifiesto la magistral y ecléctica fusión del espíritu medieval con elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos. Lo mejor de todo es que la Morelia que hoy podemos ver es la misma que pisaron sus habitantes y colonos en el siglo xvi. Más de doscientos edificios majestuosos, testigos de un pasado de esplendor, nos esperan en esta ciudad mexicana orgullosa de compartir arte, cultura e historia con cada persona que la visita. Morelia tiene un lugar relevante, en la historia del país, por los hechos y personajes que vivieron allí, como es el caso de José María Morelos y Pavón, que nació en la antigua villa mexicana de Valladolid, hoy llamada Morelia en su honor. Religioso, político y militar mexicano, fue el caudillo de la independencia de México. Asumió el liderazgo del movimiento independentista tras la muerte del cura Hidalgo en 43


1811, y obtuvo importantes victorias. Con buena parte del sur del país bajo su control, Morelos dio forma política a los ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo de 1813, donde se formuló la declaración de independencia que otorgó a Morelos un amplio poder ejecutivo y puso las bases para una constitución liberal y democrática que sería aprobada en 1814. Después de varias derrotas, Morelos fue capturado el 5 de noviembre de 1815 por las tropas españolas, juzgado por la Inquisición y fusilado el 22 de diciembre de 1815. La ciudad de Morelia posee una vida cultural rica, heredada en el tiempo. Gracias al patrimonio arquitectónico conservado desde la época colonial, el centro histórico es el destino sin playa más visitado de todo México. Su principal actividad económica son los servicios, entre los que destacan los financieros, inmobiliarios y turísticos, seguidos por la industria de la construcción, la manufacturera y, en último término, las actividades del sector primario. Como una parte de su activa vida turística, la ciudad es sede de eventos culturales importantes como son los festivales internacionales de música, cine y gastronomía. Rosa y yo escuchamos atentamente a Jonathan, hasta que llega un momento que él mira el reloj y nos dice que está a gusto con nosotras, pero tiene que ir a estudiar. Nos da su tarjeta y nos invita a un nuevo encuentro cuando vayamos a Ciudad de México. Pau, mientras tanto, ha estado conversando y riendo con Rose. Parece que hay una buena sintonía entre ellos. Rose nos muestra los cuadros de amigos pintores que han pasado por la Casona, un punto de encuentro de artistas. Pau está contento porque Rose le ha invitado a celebrar la próxima fiesta del Día de los muertos a una casa que tiene cerca de Pátzcuaro. Nos despedimos con la cálida sensación de haber visitado una ciudad muy viva.

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