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UN INSTANTE
UNA IMAGEN… VALE MÁS QUE MIL PALABRAS
NUBES Y CLAROS
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Rutina. Se rompe el silencio masivo y van cesando ronquidos, voces oníricas, suspiros.
Comienza el ruido rutinario y las acciones mecánicas de comienzo de tedio diario.
Contacto social en la primera comida de la jornada. Parece que los días pasan en etapas marcadas por las comidas, indistinguibles hoy de ayer y, previsiblemente, de mañana.
Patio. Cada cuál repitiendo su intención para cuando salga, la retahíla de dolencias y enfermedades en competición con el resto y sin escuchar a la concurrencia, la injusticia del sistema que cometió quien ordenó su ingreso; ocasionalmente un esbozo de arrepentimiento, que no siempre sentimiento de culpa, y propósito de no cometer el mismo error.
Pero, desde un tiempo, hay una ventana abierta tras la segunda comida: un agujero de gusano que conecta con la vida al otro lado de las concertinas, los muros de hormigón desnudo y los puestos de vigilancia, de las cámaras, … sin rejas.