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LAS MUJERES DE LA EPA ANTE LA PANDEMIA

En marzo de 2020 la situación se complicó y nuestras vidas dieron un giro inesperado. En torno a esta nueva realidad gira este artículo. En él asoman las realidades pseudo ficticias de algunas de estas personas que formamos el grupo de mujeres de los Círculos de Paulo Freire.

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14 de Marzo, sale el sol aunque no calienta mucho. Yo no puedo salir de casa, no puedo ir a la EPA y en el piso de 60 metros tenemos que estar las 24 horas mis tres hijas, mi marido, mi suegra y yo. Estamos asustados, no sabemos cuánto va a durar, si nos van a mantener el trabajo, si las niñas van a poder seguir estudiando... 28 de marzo, hoy el día está más nublado, aunque no hace frío. A partir de hoy se prorroga el estado de alarma. 14 días encerradas 6 personas en 60 metros. Desde la escuela mandan tareas para las niñas, dicen que van a dar clases on line. No tenemos ordenador. La mayor intenta conectarse con mi móvil, pero no ve lo que tiene que hacer porque la pantalla es muy pequeña. Mi marido ha entrado en ERTE. A mí me han comunicado de la EPA que los jueves tengo que ir a recoger material para estudiar y que el siguiente jueves tendré que llevarlo hecho, y que volveré a recoger una nueva entrega de material para el estudio. Me siento nerviosa, cansada y por momentos hasta desbordada, pero la vida sigue, no puedo desistir. Seré fuerte. Mi lema es: siempre mirar hacia adelante.

14 de Marzo, sale el sol aunque no calienta mucho. Yo no puedo salir de casa, no puedo ir a la EPA y en el piso en el que tengo alquilada una habitación junto con mi hijo el ruido se hace insoportable. Vivimos cuatro familias con nuestros hijos e hijas, en total somos 14 personas con una cocina para todos y lo que es peor, con un solo cuarto de baño. La tensión sube día a día, todo son gritos, golpes, saltos, carreras...la suciedad se está apoderando de nosotras.

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28 de marzo, hoy el día está más nublado, aunque no hace frío; se prorroga el estado de alarma. 14 días encerradas 14 personas en un piso diseñado para cuatro. La noticia de la prórroga del estado de alarma me cae como un mazazo. El ánimo de los demás también está por los suelos. Propongo que nos organicemos para salir del caos en que estamos cayendo los que allí vivimos, y aunque no sin dificultades, la situación comienza a mejorar en la casa. Me han comunicado de la EPA que los jueves tengo que ir a recoger y entregar material para estudiar.. Me siento inquieta irascible..., pero la vida sigue, no puedo abandonarme, ni abandonar a mi hijo. Seré fuerte. Mi lema es: las grandes marineras no se hacen en aguas tranquilas.

14 de Marzo, sale el sol aunque no calienta mucho. Yo no puedo salir de casa, no puedo ir a la EPA a mi formativo de inglés. Tengo 66 años, mi madre 92 y alzheimer. Está ingresada en una residencia privada. Comienzan a salir noticias sobre el alto grado de contagios por coronavirus en este tipo de instituciones. Me siento muy ansiosa, mi madre sola, allí, en medio del peligro y, yo no puedo visitarla, no puedo verla. Sólo alguna llamada por teléfono en la que me dice alguna palabra inconexa y en la que yo quiero tranquilizarla con palabras que ella no entenderá, pero con una voz que ella reconocerá y que le reconfortará. 28 de marzo, hoy el día está más nublado, aunque no hace frío; se prorroga el estado de alarma. 14 días encerrada, sola, en mi casa con todo mi confort y con toda mi soledad. Ella, allí, sola, confinada y ahora enferma. La noticia no por esperada ha sido menos dolorosa. Toca esperar y no desesperar. Hay que confiar en la ciencia. Me han comunicado de la EPA que vamos a seguir las clases por Meet. Menos mal, se abre una ventana al exterior. Me siento sola, indefensa, impotente…, pero la vida sigue. Seré fuerte. Mi lema es: cuando estés en el extremo de la cuerda, ata un nudo y agárrate.

14 de Marzo, sale el sol aunque no calienta mucho. Yo no puedo salir de casa, no puedo ir a la EPA y en mi casa tenemos que estar las 24 horas mis dos hijos, mi marido y yo. Estamos flasheados, pero tenemos la oportunidad de estar más tiempo juntos, de disfrutar de nuestra, hasta ahora, casi desconocida terraza. Después de

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cinco días de despiste y descontrol la realidad nos empieza a centrar: las profesoras de mis hijos les bombardean continuamente con emails para que entren en las clases virtuales vía Meet; mi marido, al trabajar en una actividad de primera necesidad, tiene que salir de casa todos los días con el peligro e inseguridad que ello conlleva para él y para el resto de la familia.

28 de marzo, hoy el día está más nublado, aunque no hace frío; se prorroga el estado de alarma. Dos semanas de encierro y a pesar del descubrimiento de la terraza, la sensación de agobio se apodera de mí: las profes de mis hijos son insaciables, les mandan miles de trabajos, clases virtuales, aplicaciones a las que hay que entrar, y a las que ni ellos, ni yo sabemos cómo acceder- con mi marido de este tema ni pensar, él está todavía en “modo analógico”-; tengo que hacer los recados para mis padres que son mayores, para mi suegra, que dice que tiene miedo a tocar porque el bicho está en todas las partes, ¡ahh! y para la vecina del quinto, que bastante tiene con sus problemas de movilidad; además, en la EPA nos han dicho que tenemos que preparar material para el alumnado, corregirlo y hacer la devolución de éste; como buena profe me preocupo por cómo están viviendo esta situación mis alumnas y alumnos, así que he activado un protocolo de comunicación semanal por videollamadas y con el alumnado del Formativo de Inglés he organizado todas las semanas una sesión de Meet. Me siento hiperactiva, mi corazón va doscientas pulsaciones por minuto, me cuesta conciliar el sueño por las noches, pero la vida sigue, tengo que ser fuerte. Mi lema: A menudo en los más oscuros cielos es donde vemos las estrellas más brillantes.

Después, en septiembre, llegó la segunda ola junto con el inicio del nuevo curso y todas creímos que la escuela se iba a cerrar. En diciembre dijeron que llegaban las vacunas para salvarnos. En Navidad vino la tercera ola y de nuevo la preocupación. Nos dijeron que se habían aprobado más vacunas, pero con la primavera tuvimos la cuarta ola. Nos volvieron a hablar de más vacunas, de inmunidad de rebaño con las vacunas, pero hoy es el día en que venimos casi todas y todos a la escuela y la mayoría seguimos sin recibir la primera dosis de la vacuna.

Comisión de Igualdad

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