Hambre Cero - Efectos Secundarios

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Concurso de cuentos, relatos breves e historietas de estudiantes de nivel medio.


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TÍTULO: HAMBRE CERO. 1° edición, octubre 2018. Diseño de cubierta : Melisa Sampó. Diagramación: Renata Malpassi. Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Los organizadores se reservan el derecho de publicar los trabajos a través de cualquier medio o soporte, siempre acompañado del nombre del autor.


HAMBRE CERO es la 14° edición del concurso –efectossecundarios- para estudiantes de Nivel Medio organizada por la Secretaría de Extensión y Relaciones Institucionales de la Universidad Blas Pascal, que desde 2005 convoca a alumnos de colegios de nivel medio a participar libremente guiados por sus docentes y en representación de sus colegios. En esta nueva edición, además, participaron alumnos de colegios de otras provincias, a quienes se les dio la posibilidad de presentar trabajos en una doble modalidad; por medio de cuentos y relatos breves o historietas. El principal objetivo del concurso es fomentar la creatividad, incentivando la producción de obras y la investigación de una temática específica. Sus principios: la libertad de participación, la intencionalidad educativa, la apertura e igualdad de oportunidades, la integración social y la promoción artística y cultural. En la doble modalidad de trabajo propuesta para esta edición, participaron 20 historietas realizadas por 30 alumnos que representaron a colegios de nivel medio de Córdoba y Buenos Aires, quienes fueron guiados por 9 docentes. Así mismo, la modalidad de cuentos y relatos breves contó con la participación de 59 trabajos realizadas por 79 alumnos, quienes tuvieron el apoyo de 25 docentes. La totalidad de historietas, cuentos y relatos breves participantes será objeto de una publicación alojada en www.ubp.edu.ar/efectossecundarios

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Fundamentación Actualmente hay en el mundo 800 millones de personas que padecen de hambre extremo y mal nutrición, y la gran mayoría de ellos son ciudadanos de países en vías de desarrollo. Este panorama tan devastador se traduce en un enorme obstáculo para el desarrollo sostenible, y constituyen una trampa, de la que no es fácil escapar. Las secuelas que dejan el hambre y la mal nutrición, repercuten en el desarrollo del hombre, e incluso dejan huellas en su ADN. Daño que se transmite de padres a hijos y que persiste, aún luego de varias generaciones y que se plasma principalmente en el sistema inmunológico -el cual se ve debilitado quedando expuesto ante enfermedades comunes- y un cerebro débil con impedimentos para un correcto desarrollo conductual y cognitivo en la primera infancia. Si un niño/a no está bien alimentado durante este tiempo, puede tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, sociabilizar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.

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Ahora bien, si se tiene en cuenta que en el mundo se producen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de todos los pobladores del planeta Tierra -se podría concluir que esta falta de alimentos es producto no sólo de la pobreza y la desigualdad- sino fundamentalmente de errores en el orden de prioridades. Se estima que para alimentar a los 795 millones de

personas que actualmente pasan hambre, y a los 2000 millones de personas que se calculan estarán en esa situación en 2050, es preciso hacer cambios en el sistema agroalimentario mundial. Por ese motivo, Jefes de Estado, dirigentes gubernamentales, representantes de alto rango de las Naciones Unidas y entidades de la sociedad civil se reunieron en septiembre de 2015 en Nueva York durante la 70ª Asamblea General de la ONU, la cual está facultada para hacer recomendaciones a los Estados sobre las cuestiones internacionales de su competencia, y establecer medidas de carácter; político, económico, humanitario, social y jurídico que afectan la vida de millones de personas de todo el mundo. En aquella oportunidad, se constituyó una agenda ambiciosa y universal para el desarrollo sostenible (ODS) “de las personas, por las personas y para las personas”, elaborada con la participación de la UNESCO. En concreto se estipularon 17 objetivos de cara al año 2030, y uno de ellos el número dos es “Hambre Cero”; temática elegida para la edición N°14 de “Efectos Secundarios”, teniendo en cuenta la activa participación de la Cátedra UNESCO en Seguridad Humana y Desarrollo Regional de la UBP, en la III Cumbre Mundial (https:// cumbrehambrecero.com/es/) sobre seguridad y soberanía alimentaria, desarrollada en abril de 2018 en la ciudad de Cuenca, Ecuador.


Historietas 1° Puesto CICLO BÁSICO

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1° Puesto | CICLO BÁSICO

6 1° Puesto | TODOS JUNTOS. Por Correa, Joaquín; Peralta Miguel, Lucas (Instituto General San Martín) – Villa Allende, Córdoba.


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Historietas 1° Puesto CICLO ORIENTADO

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1° Puesto | CICLO ORIENTADO

9 1° Puesto | HAMBRE CERO: LA VIDA REAL. Por Arce, Julieta Abril; Maldonado Friedl, Candelaria (Instituto General San Martín) – Villa Allende, Córdoba.


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Historietas Menciones Especiales

CICLO BÁSICO

• LA MANZANA MÁGICA. Por Olivera, Luciano (Instituto Técnico Orientado Paula Albarracín de Sarmiento). • DESCARTE. Por Ferreyra, Santiago (Colegio Nacional de Monserrat).

CICLO ORIENTADO

• THE ILUMINACIÓN. Por Patchman, Geremías; Maciel Figueroa (Instituto General Manuel Belgrano – Colegio Armenio). • COMIDA DE PROPAGANDA. Por Morandini, Emilia. (Colegio Nacional de Monserrat). • UN MUNDO EN EL CUAL… Por Gianelli, Francisco; Gignoli, Marcos (Instituto Técnico Orientado Paula Albarracín de Sarmiento).

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Mención especial | CICLO BÁSICO

12 LA MANZANA MÁGICA. Por Olivera, Luciano (Instituto Técnico Orientado Paula Albarracín de Sarmiento).


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Menciรณn especial | CICLO Bร SICO

14 DESCARTE. Por Ferreyra, Santiago (Colegio Nacional de Monserrat).


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Mención especial | CICLO ORIENTADO

16 THE ILUMINACION. Por Patchman, Geremías (Instituto General Manuel Belgrano – Colegio Armenio).


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Menciรณn especial | CICLO ORIENTADO

18 COMIDA DE PROPAGANDA. Por Morandini, Emilia. (Colegio Nacional de Monserrat).


Mención especial | CICLO ORIENTADO

19 UN MUNDO EN EL CUAL… Por Gianelli, Francisco; Gignoli, Marcos (Instituto Técnico Orientado Paula Albarracín de Sarmiento).


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21 Ciclo Básico | BATALLA CONTRA EL HAMBRE - Polanco, Analía y Alegre Cornejo, Jerónimo.


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23 Ciclo Bรกsico | PROYECTO - Fotinรณs, Delfina


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25 Ciclo Bรกsico | TODO EL MUNDO ES FELIZ - Fotinรณs, Teo


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27 Ciclo Básico | UN POLVO MÁGICO - Loza Gudiño, Agustina Camila y Podkowa, Clara


28 Ciclo Básico | UNA PEQUEÑA ACCIÓN, UN GRAN CAMBIO - Rodriguez, Emilia y Sosa, Nuria


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30 Ciclo Orientado | APAREINCIAS QUE ENGAÑAN - Abecasis, Jeremías y Chialvo, Milena


31 Ciclo Orientado | EL HAMBRE DEL HOMBRE- Luna, María Victoria


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33 Ciclo Orientadoo | EXISTE - Giron, Camila


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35 Ciclo Orientado | FLORES EN LA ORILLA - Abugauch, Nathalie


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37 Ciclo Orientado | LA MACETA - Cabral, MatĂ­as


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39 Ciclo Orientado | LOS MUERTOS DE HAMBRE - Pastén Rodrigo, Vargas Tomás


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41 Ciclo Orientado | POSIBLES SOLUCIONES AL HAMBRE MUNDIAL - Aguirres Marti, Sasha Abril


42 Ciclo Orientado | PUNTOS HAMBRIENTOS - Pacheco, Agustín y Purici, Agustín Marcelo


ACTA DEL JURADO En la ciudad de Córdoba, a cuatro días del mes de octubre de 2018 se reúnen Victoria Solís, Laura Pedrerol y Luis Paredes con el propósito de formalizar la selección de historietas que participan de la 14° edición del Concurso efectossecundarios: “Hambre Cero: historietas en torno a la defensa de la dignidad humana y la eliminación de la vulnerabilidad alimentaria”. El Jurado se plantea los siguientes criterios para la selección: integración entre texto e imagen, redacción y contenido del texto. La originalidad tanto del guión como del dibujo y el uso de los recursos propios de la historieta como lenguaje. Y, con particular énfasis, la interpretación y pertinencia del tema y su problematización. Teniendo en cuenta dichos criterios y las bases establecidas, el Jurado seleccionó un ganador por categoría y menciones especiales sin orden de mérito. En función de los criterios establecidos por este Jurado las historietas destacadas son:

CICLO BÁSICO

MENCIONES ESPECIALES • LA MANZANA MÁGICA de Hikari. • DESCARTE de Fane Singer.

CICLO ORIENTADO 1° Puesto: En este caso, se pondera particularmente, la calidad y coherencia de la secuencia gráfica que expone el relato mudo. • HAMBRE CERO: LA VIDA REAL de Yulary. MENCIONES ESPECIALES • THE ILUMINACIÓN de Jeriel 2.0 • COMIDA DE PROPAGANDA de Chemi. • UN MUNDO EN EL CUAL… de Toronto y Washington. Se firman tres ejemplares.

1° Puesto: Además de los criterios generales ya enunciados, se ponderó en forma particular el contenido del relato literario. • TODOS JUNTOS de Jco Lemp Lic. Victoria Solís

Lic. Laura Pedrerol

Luis Paredes

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Cuentos y relatos breves 1° Puesto CICLO BÁSICO

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1° Puesto 22 DE OCTUBRE Juan Pablo Francisco Instituto Juan Luis Gonzaga General Las Heras - Provincia de Buenos Aires

Domingo 20/10/2033, Ciudad Del Vaticano, Europa 13:44 pm -Luis…Luis…se escucha? -Sí, Laura, se escucha perfecto (Se enciende la cámara) Estamos aquí en el Vaticano, reportando el masivo hackeo de todos sus documentos históricos. Suena sorprendente, todos los documentos de la iglesia saldrán a la luz de la noche a la mañana, en realidad, tal vez la historia de esta revelación sea más compleja. El domingo 20 octubre de 2033 el vaticano sufrió un ataque cibernético a su base de datos donde se estima que se consiguió información valorada en más 100 mil billones de dólares. Una organización delictiva digital conocida como Anonimus hackeó los sistemas de diferentes países, entre ellos USA, Alemania, Rusia, China, Japón, Corea del norte, etc. Bien…ahora ya sabemos qué pasó, pero… ¿qué harán con todo ese dinero? Todo esto forma parte de plan a nivel global llamado #Hambre0 y va ser lanzado el martes 22 de octubre a las 12:12 del mediodía. Ustedes, se preguntarán cómo sé yo toda esta

información: Fácil, soy parte de esta organización, me presento mi nombre es {ucan} Soy el encargado de ejecutar el <hambre0.exe>. Somos una organización libre de cualquier dogma político o religioso, no somos ni comunistas, ni socialistas, ni capitalistas, estamos hartos de que los gobiernos se preocupen por su bien y no por la situación que tiene la gente. La fase 1 ya ha comenzado, se hackeó la base de datos del Vaticano, donde conseguimos la información no conocida de los archivos secretos de la biblioteca privada de la iglesia, en la que se encontraban libros sagrados con tanta información que le volaría la cabeza a cualquiera que lo lea. No estamos desvariando, lo que pasa es que toda esa información es muy codiciada en lo más profundo del internet. La Deep Web. Sí, aunque no lo crean los multimillonarios empresarios, tales como Bill Gates están ahí adentro y están dispuestos a pagar mucho dinero. La fase 2 comenzará como ya se ha mencionado el 22 de octubre. Martes 22/10/2033, Base de Anonimus, Localización DESCONOCIDA, 11:12 am.

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Falta exactamente una hora para que se ejecute el <hambre0.exe> los preparativos ya se han iniciado, estamos infiltrados en los servidores de más de 180 países. Prepárense que se viene la fase final… Martes 22/10/2033, Estudio televisivo de la BCC, 12:12 pm: -Nos está llegando información URGENTE…cuéntanos más Laura: -Sí, así es Luis, tal como avisó el grupo de hacker Anonimus, se inició la supuesta fase 2 de la que estaban hablando -Y ¿qué pasó??!-Pregunta Luis -sE EsTá CoRTaNd0 lA TrASMIsióN-Se pierde la señalLa señal reaparece, pero esta vez sale un hombre encapuchado con una mascara -HOLA A TODOS, SOY EL REPRESENTANTE DE LA ORGANIZACIÓN ANONIMUS… -Se estarán preguntando qué es lo que acaba de pasar, ¿no? -la fase 2 ha iniciado, nos hemos infiltrado en los servidores de más de 180 países y hemos decidido, re direccionar sus fondos-Se corta la transmisiónEse día se recordará para toda la historia, Anonimus decidió redireccionar todos los fondos que los países enviaban a los programas militares a un nuevo programa llamado <hambre0.exe>, este programa es imposible de cancelar ya que tiene un cifrado nunca antes visto. Este programa logró acabar con el hambre mundial, ya que les envía 10.000 dólares en bitcoins (Para poder registrar que sea utilizado solamente para comprar alimentos) a todas las personas del mundo. Y esto durará hasta que los gobiernos reflexionen, tengan conciencia social, y luchen incansablemente por terminar con el hambre.

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Cuentos y relatos breves 1° Puesto CICLO ORIENTADO

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1° Puesto SON ELLOS O NOSOTROS Martina Rincón Instituto Nuevos Aires CABA – Buenos Aires

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Esa noche me desperté sangrando. No tuve que ir al médico para saber que era un aborto natural. Entonces me decidí: enviaría la carta. Mi marido no quería que la mandara. Temía perder el trabajo. “Sembrar soja es para lo único que sirvo”, decía. Y aunque para mí siempre era un poco drástico, él lo veía como una verdad indiscutible. Apenas se hicieron las seis y él se fue al campo, yo me escabullí a la oficina del correo más cercana y con los únicos $87 que tenía guardados logré cubrir la estampilla y el sobre para enviar la carta al Ministerio de Salud de la Nación. Al segundo que la había entregado, el orgullo y la satisfacción aplastaron el miedo que tenía. La había escrito unos meses antes con papá. Él era el único de la familia que cursó estudios universitarios y el más culto de nosotros. Pero además él siempre sintió un profundo compromiso y un hambre de justicia con respecto a este tema. En la carta detallé cómo los agrotóxicos destruyen la vida de todos nosotros. Adjunté estudios de la malformación genética con la que mi hermanito había nacido, y que lo hizo estar prácticamente toda su vida en estado vegetal. Conté, en forma detallada, sobre mis cuatro abortos naturales y de las dificultades

respiratorias que tenemos todos nosotros que vivimos acá rodeados de campos de cultivo. La envié con mis mayores esperanzas, estaba segura de que al ver nuestro sufrimiento, nos ayudarían. La respuesta llegó 47 días después. Era una respuesta automática que decía que tomaban en reclamo y especificaba además el número correspondiente del mismo. Agregaba que si quería más información fuera a las oficinas que se encuentran en la Ciudad de La Plata. Papá para ese momento ya estaba bastante grave así que decidí ir sola. Le conté finalmente a Sergio, mi amor, y él me facilitó todo el dinero que teníamos ahorrado con el objetivo de algún día conseguir una casita, para que yo pudiera viajar. Y así lo hice. Una semana después, estaba en Buenos Aires. El proceso fue muy largo. Estuve viviendo en las calles de La Plata durante diez meses. Sola. Sola pero con la convicción de que papá se iba a salvar y que gracias a nuestra denuncia ahora todos tomarían conciencia del peligro de los agrotóxicos y obligarían a las empresas a suspender permanentemente la utilización de ellos. Por la salud pública. Por el bien de todos. Luego de arduas entrevistas y mucho tiempo esperando una respuesta firme, me cita el Secretario del Ministro,


encargado de la Secretaría de Promoción de la Salud, Prevención y Control de Riesgos, quien de una manera extremadamente desagradable me explica que mi tema no era tan importante como para ocupar parte de la agenda y que además mi pedido era una locura que atentaba contra la evolución productora del país. Por supuesto que yo volví a repetirle todos los argumentos que tenían, todas las situaciones traumáticas que vivimos día a día, y la cantidad de vidas que salvaríamos si lográsemos una agricultura sostenible. Se quedó en silencio unos segundos y me dijo: “¿Sabe qué pasa señora? Su causa no la conoce nadie. Y por lo tanto, a nadie le importa. Retírese por favor y déjeme ocuparme de cosas verdaderamente relevantes”. Tres semanas después de esa reunión, me llega el llamado de Florencia, que para quienes no saben es una de mis hermanas, en donde decía que papá había fallecido. Fue completamente devastador. Lo único que quería era llegar a despedirlo. Y lo logré. De hecho, acá estoy. Todos los que estamos aquí presentes sabemos la persona increíble que él era, no hace falta que yo lo explique. Simplemente me limitaré a decir que en lo personal, a mí me enseñó todo. Cuando estaba armando este discurso no sabía bien qué decir. Pero decidí contar esta historia primero para reivindicarlo y que todos supieran que si yo logré hacer todo esto fue gracias a él. Y segundo porque quiero decirte a vos, pa, donde quiera que estés, que no me voy a rendir; que la lucha que empezamos un día juntos sigue; y que aunque la leucemia producida por esos agrotóxicos te robaron lo más preciado que tenías, la semillita que vos sembraste para esta lucha los va a exterminar a ellos. Para quienes no saben, el mismo día de la reunión con el Secretario inicié una campaña llamada “Son ellos o nosotros” para promover la eliminación de estos métodos agrícolas. Cualquiera puede participar y ya muchas personas están colaborando como pueden para difundir nuestra situación, y para que nunca más se pueda decir que este es un tema que no lo conoce nadie. Que en paz descanses viejito. Gracias por darme la fuerza. Y gracias a todos por venir a despedir a mi papá.

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Cuentos y relatos breves Menciones Especiales

CICLO BÁSICO

• EL SUEÑO CUMPLIDO DE MARTÍN. Por Ríos Vidal, Ignacio Ezequiel (Instituto Nuevos Aires).

CICLO ORIENTADO

• UN SIMPLE RELATO. Por Belascuain, Melina (Instituto Técnico Orientado Paula Albarracín de Sarmiento). • PROYECTO END-HUNGER. Por Roldán, Evangelina (Instituto Berrotarán). • 2030 – NO HAY QUE COMER. Por Sampieri, Matías y Manso, Salim Facundo (Academia Argüello).

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MENCIONES ESPECIALES / CICLO BÁSICO EL SUEÑO CUMPLIDO DE MARTÍN Ríos Vidal, Ignacio Ezequiel Instituto Nuevos Aires Ciudad Autónoma Buenos Aires

Hola, Me llamo Martín, nací en un barrio de la Capital Federal, llamado Constitución. Para los que no saben dónde queda es en Buenos Aires, Argentina. Vivía con mis dos hermanos Lucas y Rodrigo, y mis padres Luis y Alejandra. Éramos cinco personas en una casa muy chica y precaria, mi mamá trabajaba de personal de maestranza en dos colegios. En uno iba a la mañana y en otro a la tarde, su sueño era ser maestra pero nunca pudo terminar la universidad. Mi papá trabajaba en una fábrica de matricería. Con mis hermanos íbamos a la escuela N 6 de Constitución, quedaba a cinco cuadras de nuestra casa. Yo era uno de los más inteligentes de mi curso. En esa época la inflación subía todos los días y muchas veces no llegábamos a fin de mes, y no solo eso sino que pasábamos días sin comer o comíamos muy poco. Por suerte todos los mediodías de la semana almorzábamos en el colegio; muchas veces no era lo que uno esperaba pero agradecía porque por lo menos tenía algo que nos alimentaba. Las veces que no llegábamos a fin de mes, mi casa se ponía complicada porque mamá y papá discutían fuerte por el tema, y yo me enfocaba en el estudio porque mi sueño era ser presidente y sacar al país de esa situación; que no se la recomiendo a nadie.

Hoy en día soy candidato para ser reelecto como presidente y mi sueño se hizo realidad, les voy a contar una historia que me pasó cuando tenía catorce años. Una tarde al salir del colegio, me cruzo con un señor mayor de aproximadamente unos sesenta y cinco años, me dijo: ¡qué casualidad!, (porque me quería ver justo a mí), y me invitó a tomar un café. Me contó que venía del futuro, me informó que iba a ser el presidente de todos los argentinos. Yo al principio no le creí y le pedí en ese momento una prueba o algo que lo acreditara. Me dijo que le diera una semana y que por favor nos encontráramos en ese bar a la misma hora. En ese momento me puse feliz, pero al rato pensaba que era un farsante que me quería sacar plata o hacerme algo malo. Yo deseaba que sea real, no fue solo eso, sino que se enteraron mis compañeros de curso y me empezaron a cargar diciéndome presidente, pero la verdad no me afectaba porque verdaderamente yo quería llegar a serlo. Llegó el día tan esperado por mí, no le había dicho nada a nadie y eso estuvo mal. Yo le tendría que haber informado por cualquier cosa a mis padres, para que sepan dónde estaba y con quién. Llegué diez minutos antes de la hora que arreglamos, el señor llegó veinte minutos más tarde,

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cuando pasaba el tiempo y no llegaba pensé que todo era una mentira, cuando me levanto para irme veo que viene a lo lejos. Cuando llega, lo primero que dice es perdón y me explica que se le rompió la máquina del tiempo, y por eso llegó atrasado. Sacó un sobre que cuando lo abrió se desplegó una pantalla gigante y me mostró unos videos míos de cuando juraba como presidente. En ese momento me entra la duda de por qué vino del futuro, se lo pregunto y me contesta: “tenés que salvar el país. Hay mucha gente muriéndose de hambre y sos el único que lo podés salvar”. Se va del bar y antes de cruzar la calle me dice. “Tú tienes toda la capacidad de inventar algo para solucionarlo”. Ese día fue uno de los mejores de mi vida, no tanto como cuando nació mi hija o cuando pude ganar las elecciones para presidente en el año 2055, eso es aparte, perdón sigo con la historia. A partir de ese momento, empecé a inventar algo para que no haya más hambre en el país, hice como diez proyectos que fracasaron en el intento, pero nunca bajé los brazos ni los voy a bajar jamás, porque nada podrá pagar el precio que sufrí en mi niñez, ni el hambre que pase. En el año 2030, en ese momento tenía veintitrés, empezaba un nuevo proyecto, les digo la verdad no creía que iba a funcionar, pero como dije antes no iba a bajar los brazos y seguí adelante. Ese día que empezaba a prepararlo salía caminar y me choqué con una persona, la miro a los ojos le pido disculpas y en ese momento me enamoré a primera vista. Me presento, le pido disculpas y educadamente le pregunto su nombre, me cuenta que se llama Laura. En ese instante no me salían las palabras de lo nervioso que estaba, la invito a tomar un café, le cuento todo mi vida y mi nuevo proyecto. La verdad no sabía cómo iba a reaccionar y me sorprendió porque ella tenía el mismo sueño que yo. Hoy es mi esposa Laura y la madre de mi hermosa hija. Laura fue de gran ayuda en este proyecto, sino la hubiera conocido seguro sería imposible que lograra lo que conseguí. A los pocos meses empezamos a trabajar juntos en el proyecto de nuestros sueños. Nos llevó mucho tiempo, tuvimos millones de peleas y una hija llamada Alejandra, en el medio de este grandioso proyecto. Este invento

que nos llevó más de veinte años se trata de duplicar el alimento y los animales que lo producen. Me alegra decir que en el año 2059 pudimos acabar con toda el hambre de la Argentina. No sólo eso, sino que también redujimos a solo un cinco por ciento la pobreza, volvimos a ser una potencia del mundo económica y socialmente. Y en mi próximo mandato voy a intentar bajar también ese cinco por ciento. No quiero ver nunca más que nadie pase hambre, les deseo mucha suerte y que sean felices. Les mando un abrazo muy grande. El Presidente y su familia.


MENCIONES ESPECIALES / CICLO ORIENTADO UN SIMPLE RELATO Belascuain, Melina Inst. Técnico y Orientado Paula A. de Sarmiento Villa Allende – Córdoba

Un niño en México almuerza, con sus padres; libélulas y escarabajos con arroz, como todos los sábados. Farkhunda, que significa afortunada, espera en su pequeño hogar, con su cabeza envuelta por un pañuelo rojo, a que regrese su padre de buscar agua en uno de los tantos pozos que hay en Afganistán, mientras ella cuida a su madre enferma. En un colegio de España, se burlan de una chica por querer ser vegetariana. Yo les entiendo Daniela – le dice su madre – Dios hizo los animales para nosotros y así ha de ser. Un estudiante de Luxemburgo, se acomoda para estudiar en el parque y saca un tupper con el “kuddelfleck” que le preparó su abuela, un estómago de la vaca bañado en migas de pan y frito en aceite, que a él le encanta. Emma se mira en el espejo de su habitación, luego mira un poco más a la izquierda y ve todos sus posters de princesas, vuelve a mirar al frente, junto al espejo cae una bandera de Estados Unidos, pero ella mira solamente su reflejo; por alguna razón que aún no comprende, la remera rosa que lleva puesta no le queda igual que a las princesas sus vestidos.” Gorda”, piensa cuando se ve y llora. Un niño en India no puede dar crédito a sus ojos mientras ve

una película, donde los protagonistas se llevan un bocado de filete a la boca. “Ama; ¿Es eso ciertos?” pregunta el pequeño preocupado a su madre, ella le responde “Claro Ranjit, algunas personas comen animales”. Una joven de Irak, espera afuera del mercado, mientras su hermano compra alimentos para ellos y su familia. Ella no deja de preocuparse de que no se le vean los tobillos por debajo del burka negro, siempre se pone muy nerviosa cuando está sola, en ese mundo de hombres. Unos mellizos en Israel: Namir y Jonina, cenan junto a sus padres pescado y vegetales. Todos juntos prepararon la comida y se felicitaron unos a otros, sonrientes. Un niño en Siria, arropa a su hermana menor y le cuenta historias; ella está llorando porque tiene mucha hambre y esa noche no llegaron a comer nada. Lo se Dúnya – le dice él – yo también tengo hambre. Y unos minutos después se apagaron las luces del albergue. Una joven de Japón, vomita en el inodoro lo que había estado almorzando, al principio, hacer eso le asqueaba, pero se hizo parte de su rutina, y como todos los días anteriores, se acercó al espejo y se analizó en él, girando y moviendo las articulaciones, “huesos” pensó, pero le gustaba, se sentía bonita.

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En Burundi, unos terroristas se acercaron a un niño que no superaba los 7 años; le dieron una granada, claro que él no la reconoció como tal, le dijeron que vaya corriendo y la tire entre unas casas humildes que había un poco más adelante. “Si hago eso ¿Me darán de comer señor?” – preguntó el, tímidamente. “Claro que sí” le respondió el que le entregó la granada, entre risas. Una Doctora con comodidad económica, está en un vuelo hacia África, para ayudar a salvar vidas con medicina y alimento, no es la primera vez que lo va a hacer, y está muy ansiosa; y feliz. “Vivimos como dioses en Francia, con el fusil en mano, irrumpimos en las casas para saciar nuestra hambre; gracias a Dios que en nuestra patria no se vive en estas condiciones. Soldado alemán de la 269ª División de Infantería”. Eso es lo que lee Dustin entre testimonios de soldados de un museo en su país, no entiende a que patria se refiere el soldado de infantería. Una mamá venezolana amamanta a su bebé de cuatro meses en su pequeña casa con techo de chapa y tararea una canción de cuna que le cantaban a ella cuando era pequeña. -Mira esta Yuga- su hermana se da vuelta para mirarlo –tráela Dalai… y vámonos-. El pequeño se inclinó bajo la alambrada y agarro una naranja del suelo de la enorme plantación que había cerca de su humilde pueblo en China, y salió corriendo detrás de su hermana. Una chica en Argentina, escribe un relato para un concurso literario mientras come una manzana; cuanto más se informa, más se da cuenta de que 5800 caracteres no son suficientes para poder expresar el desequilibrio que hay en el mundo y la falta de educación que tiene la sociedad como para poder ayudarse entre sí. Pasando en limpio, hay diez puntos que le gustaría mencionar. 1- Alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Eso es casi uno de cada nueve personas en la tierra. 2- La gran mayoría de personas que padecen hambre en el mundo viven en países en desarrollo, donde el 12.9% de la población presenta desnutrición. 3- Asia es el continente con la mayor cantidad de personas del mundo que padecen hambre - dos tercios

del total. 4- África subsahariana es la región con mayor porcentaje de la población con hambre. Una persona de cada cuatro presenta desnutrición. 5- La nutrición deficiente es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños menores de cinco - 3,1 millones de niños cada año. 6- Uno de cada seis niños - aproximadamente 100 millones - en los países en desarrollo presentan peso inferior al normal. 7- Uno de cada cuatro de los niños en el mundo padece de retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo la proporción puede elevarse a uno de cada tres. 8- Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos, el número de personas con hambre del mundo podría reducirse hasta en 150 millones. 9- 66 millones de niños en edad escolar primaria asisten a clases con hambre en los países en desarrollo. 10- El PMA estima que se necesitan alrededor de US$3,2 mil millones por año para llegar a todos los 66 millones de niños con hambre en edad escolar. Es muy necesario; que enfrentemos esta realidad como sociedad. No es un simple relato. Son millones. Son vidas humanas.


MENCIONES ESPECIALES / CICLO ORIENTADO PROYECTO: END-HUNGER Rolán, Evangelina Instituto Berrotarán Berrotarán- Córdoba

Estaba Martina viendo por la ventana cuando unos niños tocaron la puerta para vender unas pizzas. Siempre dispuesta a ayudar a los demás, les compró y los alentó a volver en otras oportunidades. A la hora de la cena llegó Simón, su primo, y, mientras esperaban la comida, con cierto aire de preocupación, este le hizo un comentario sobre la cantidad de personas que había en la calle pidiendo limosna o limpiando vidrios por unas monedas en los semáforos. Luego Martina relató lo ocurrido esa tarde con los niños que vendían pizzas y así la cena transcurrió normalmente pasando de un tema de conversación a otro hasta que Simón se fue. Pasaron los días y Martina volvió a recibir la visita de su primo. Esta vez traía un proyecto llamado “End-hunger” y la propuesta de trabajar en él conjuntamente, para lo cual ella debía aportar sus conocimientos y hacer ciertas conexiones inalámbricas. La idea de Simón se trataba de la instalación de una máquina o dos por ciudad que analizaría las condiciones de vida, alimentarias y otros factores de los habitantes y, al detectar alguna carencia, emitiría a algún habitante de esa ciudad perteneciente a una clase social superior una ficha descriptiva de la emergencia detectada, es decir, lo que necesitaba esa persona en ese momento; en caso de tratarse de países pobres, se notificaría al país vecino. Quien recibiera el

mensaje tendría la obligación de subsanar esa emergencia y, a su vez, esto lo ayudaría a bajar sus impuestos. Martina aceptó el desafío y meses más tarde el Endhunger estaba listo pero, para ponerlo en funcionamiento, necesitaban una ley que lo respaldara. Tras este objetivo, los primos reunieron pruebas y porcentajes para demostrar que las zonas pobres estaban rodeadas de otras zonas habitadas por la clase alta. El martes 14 de julio del 2030, antes de entrar al Congreso para exponer su propuesta, Martina conoció a Pablo, un diputado joven, morocho, de ojos claros, amante de los nuevos proyectos. Luego de intercambiar algunas palabras, entraron al Congreso. Los diputados consideraron que la idea era conveniente y dictaron una ordenanza estableciendo que en el departamento de castellano, Santa Fe, se realizaría una prueba con el End-hunger durante 2 meses a partir del 9 de septiembre. Para esto, los diputados pusieron dos condiciones: Pablo sería el supervisor del funcionamiento del proyecto y debía asegurarse de que las personas ayudadas tuvieran acceso a un trabajo pago, de no ser así, el Estado debía proveerles uno. Cumplido en noviembre el plazo de prueba, el Congreso se reunió para tomar una decisión y el 27 de ese mes fue aprobado por la Cámara de Diputados la implementación

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del End-hunger. Más tarde, el 28 diciembre, se transformó en Ley Nacional y el 1 de enero se puso en funcionamiento en el 75% del país, mejorando día a día la calidad de vida de los habitantes de la República Argentina. Al pasar los años, empezó a encaminarse a ser un país desarrollado y en el 2040 lo logró. Y por ello el proyecto fue llevado en el 2035 a EEUU y en el 2037 a algunos países europeos. Martina y Pablo acompañaron a Simón a recibir el premio Nobel de la Paz en el ‘41, luego de muchos premios que recibieron juntos. Años más tarde, mirando a través de la ventana, Francina, la hija de Pablo y Martina, con 5 años dijo: –Ma, pa… ¿hacemos algo para disminuir las rivalidades entre los países?

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MENCIONES ESPECIALES / CICLO ORIENTADO 2030 – NO HAY QUÉ COMER Sampieri, Matías - Manso Salim, Facundo Academia Argüello Córdoba Capital

Es 21 de agosto de 2030 y claramente el objetivo de terminar con el hambre no se logró. La guerra por el agua todavía sigue fuerte y parece no tener fin. En este momento, Argentina está bajo ocupación de la principal potencia mundial, la Unión de Repúblicas Iberoamericanas (URIAM), gobernada por el supremo y majestuoso líder (como él se hace llamar), Lucio Martínez. Comer comida “real” es un lujo del cual pocos gozan; para el resto, con suerte, tenemos barritas de proteína que son repartidas día de por medio -y solo si sos obediente al gobierno-. Ocasionalmente, se puede conseguir algún tipo de fruta o vegetal; pero no tienen mucho sabor. *** Mi nombre es Samuel, Samuel de Luque y soy inventor. Mi sueño es volver a una época anterior a este caos; pero, por lo que parece, no será posible. La población triplicó desde 2019 y ya no queda lugar para plantaciones naturales; por eso toda la comida es artificialmente fabricada por uno de los pocos conglomerados de empresas quienes, básicamente, controlan nuestras vidas. Mucha gente tiene fe en que algún día haya una colonia estable en Marte, pero por ahora solo viven 20 personas allí, incluyendo Elon Musk, quien dejó la Tierra con la promesa de hacer Marte habitable y luego volver. Pero hace 5 años que cortó comunicación con la Tierra, con lo que logró

que muchos duden de sus intenciones. Pero yo aún pienso que todavía no todo está perdido. Con cuatro amigos estamos intentando secretamente cultivar frutas y verduras en una tierra fertilizada con heces humanas, pero desafortunadamente hasta ahora no hemos tenido mucho éxito, más allá de unos pocos tallos débiles, pero nada más. Debemos operar con total discreción para no ser detectados por los agentes de Dole Food Company, actualmente la mayor compañía de alimentos, que tiene el monopolio sobre la producción de frutas y verduras artificiales y a la que no le gustaría mucho que alguien amenace su negocio. También debo admitir que nuestra idea no es muy original: muchos ya lo han intentad, pero lamentablemente fueron descubiertos y nunca se supo nada más de ellos. Pero yo no voy a permitir que eso nos suceda a nosotros. Nuestro grupo está formado por Martín, quien es un ingeniero aeroespacial retirado; Bill, que trabaja para una gran empresa que se dedica a investigar formas para purificar agua salada y lo hace de forma económica. También están Marcos y Pablo, los dos trabajaban juntos en los laboratorios de Dole, pero fueron despedidos por robar muestras. Ellos dos son los únicos en este grupo que tienen experiencia en biología y sin ellos este plan hubiese sido diez veces más difícil. Por último, estoy yo,

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que soy al que se le ocurrió esta idea de volver a plantar alimentos orgánicos y lo que se podría llamar el “líder” del equipo. El principal problema que nos retrasa es la falta de agua. En 2024, cuando Argentina se unió a la URIAM para tener protección durante la guerra del agua que comenzó dos años antes, el gobierno de entonces estableció un sistema de racionamiento de agua, limitando el libre acceso a agua potable. Cada ciudadano tiene derecho a una cantidad estándar de agua, la cual no es suficiente para una persona, mucho menos para regar plantas; así que la única forma de obtener agua para las plantas es esperar a que llueva, cosa que no pasa muy seguido. Hasta ahora, lo único que hemos podido hacer crecer fueron unas cuantas plantas pálidas. Al menos, nuestro consuelo es que estamos, de a poco, aprendiendo cada vez más sobre cómo criar plantas en una tierra super infértil, con poca agua y con pocos rayos de sol. Además, las semillas que tenemos (las cuales son robadas) son de muy mala calidad y la mayoría están en malas condiciones. Pero hay una salvación. Mañana llegará un paquete con semillas de alta calidad y fertilizante natural desde Ecuador. Esas semillas fueron producidas por un grupo de estudiantes con los que estoy en contacto -ellos también tienen el mismo sueño de algún día volver a tener alimentos naturales- y nos han ayudado bastante. Si este paquete llega y las semillas funcionan sería un gran avance y nos permitirá, por fin, poder producir frutas y verduras naturales. Obviamente que, si llegamos a tener éxito cultivando, no podríamos distribuir lo que producimos ya que los agentes de Dole Food nos harían desaparecer. Pero sí podríamos enseñarle a la gente cómo producir su propia comida y mejorar la situación. De todas formas, ahora tengo que concentrarme y asegurar que el paquete de contrabando llegue sin ser detectado. Eso es nuestra última esperanza. ***

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22 de agosto de 2030 Informe interno diario Dole Food Co. Cinco sujetos fueron identificados por posesión de 3 Kg de semillas y una cantidad no especificada de fertilizante. Sus nombres son: - Samuel de Luque - Martin Martinez - Marcos Estrada . . . . . . . . (Posee antecedentes) - Pablo Garros . . . . . . . . . . (Posee antecedentes) - Bill Wurtz Los sujetos todavía no han sido capturados y no hay un castigo definido. Se está investigando el origen de las semillas y el fertilizante. Fin del reporte. Dole Food Company, 2601 Westlake Village, California U.S.A.


CICLO BÁSICO HAMBRUNA CERO Ross, Leila Anahí - Gómez Hagelin, Ana Laura Colegio José Antonio de Oro Ocampo San Miguel – Buenos Aires

María era una chica con una vida que podría decirse fácil, había tenido buenas calificaciones en su escuela y contaba con una familia amorosa y con una buena economía. Al terminar la universidad, se unió a grandes organizaciones en las que ayudaba a niños/adultos a salir de las bajas cuestiones económicas por ciertas razones; una vez al enterarse por una reunión entre mayores quiso viajar con sus compañeros al enterarse de que había aumentos de problemas en otros países. En su tiempo de espera, reunió ideas para poder mejorar la calidad de vida de los otros y acabar con sus situaciones de bajo recurso; Fue elegida para ir a Mozambique unos días después. Al llegar allí, le fue difícil acostumbrarse al lugar ya que se sentía muy diferente principalmente por su color, consideraba muy distintas sus costumbres y forma de ser. Tras unos días logró aprender más de ellos gracias a algunas personas que fueron amables con ella. Al recorrer su lugar indicado se dio cuenta de que su situación no era nada buena y sintió mucha tristeza al ver que principalmente niños sufrían por no contar con alimentos, una casa y ropa adecuada. Con lo que hizo luego de una semana, llamó a sus amigos y seres queridos para así obtener más fondos entre todos. Lo primero que hicieron fue tratar de alimentar a los que más necesitaban, ya habían muerto un par de niños frente

a sus ojos y no podían soportarlo. Luego de darles víveres, les dieron ropa, una vivienda e intentaron conseguirles un trabajo para poder mantener su economía y no volver a caer en la hambruna. Luego de unos meses su ayuda tuvo reconocimiento entre otras organizaciones de forma mundial; ganó una medalla y diploma por haber ayudado a personas que realmente lo necesitaban. Al pasar los años, María investigó sobre Mozambique y su nueva forma de vida luego de su ayuda; se alegró al ver que su presencia en aquel lugar había sido de mucha ayuda. De vez en cuando viajaba allí y seguía ayudando en lo que los demás necesitaban.

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CICLO BÁSICO LA AUTOBIOGRAFÍA Pizzo, Clara Magalí Colegio José Antonio de Oro Ocampo San Miguel – Buenos Aires

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Fue una de esas frías tardes de invierno, el momento de la tarde en el que el sol desaparece atrás de los edificios y deja la ciudad a merced de la fría noche. Cansado de un largo día de trabajo, con mi abrigo gris y mi maletín raído me disponía a volver a mi precaria casa. Como siempre me dispuse a toma un mate y comer el pan duro que quedo de la noche anterior. Abrí mi maletín y saque mi carpeta, viendo allí el trabajo de todos los niños que me alegraban mis días. Y lo pude ver, ahí entre todo el montón, con una letra cursiva casi ilegible, estaba escrito el nombre de Matías. El trabajo que les di había sido de lo más simple, tan solo les había pedido que escriban una pequeña autobiografía de sí mismo, pero entre todos, fue Matías quien se ganó mi corazón. Con sus faltas de ortografía logró escribir un párrafo que me conmocionó. Matías podía no ser el mejor alumno, es más me atrevería a decir que era el más revoltoso y el menos aplicado a cualquier materia, sin embargo, esas líneas me hicieron ver toda su realidad. “Soy Matías Valdés, nací el 5 de agosto del 2010. Mi papá es Bautista y mi mamá es Silvia, tengo dos hermanos, Thiaguito de cinco años y Lolo de dos años. Empecé el jardín a los cinco años porque según un hombre alto yo “cumple mal” ni mamá ni papá saben que significa eso. No me gusta estudiar, me gusta trabajar.

Papá dice que tengo que juntar mucha plata para ayudar a mis hermanos. Empecé a vender dulces a los 4 años, pero después de que me comí uno papa nunca más me dejo hacerlo y ahora es Thiaguito el que se encarga de eso. Hay veces que en casa no cenamos pero mamá dice que eso es normal en todas las familias, pero cuando le pregunté a Juan en el colegio me dijo que él cenaba todo los días ¿cómo puede ser normal eso? Es verdad que a veces llego con hambre a la mañana, pero ¿no es natural tener hambre? A veces muero de ganas de comerme los dulces que tienen mis compañeros, por eso cuando sea grande voy a trabajar mucho para poder comerme todos los dulces que yo quiera”. Fue ahí cuando una lágrima se me escapó en la mejilla. Leí eso y me acorde de mi infancia y que tenía las mismas ilusiones que él, pero la vida, bueno, me llevo a eso, a tomar un mate de yerba de origen desconocido y comer un pan duro que más que pan podrían haberlo llamado piedra. Al día siguiente tomé los últimos pesos que me quedaban y compré una golosina para Matías. No se imaginan cuál fue mi sorpresa al ver que él no estaba, hablé con dirección y les entregué el escrito del niño. Pasó una semana sin noticias de él, así que me dispuse a buscarlo. Robé su dirección en secretaría y esa tarde me


fui antes del colegio trucando un parte médico. Luego de caminar horas ya que no me fue posible ir en transporte público, vi el lugar en donde vivía Matías: techo de chapas, paredes sin revocar y piso de tierra. Cuando golpeé las manos, un hombre corpulento salió con una expresión de quiebre en su rostro. Con un pantalón ombú de trabajo todo sucio con cal y unos zapatos de seguridad con el cuerpo carcomido por los años, asumí que era su papá. Me preguntó qué era lo qué hacía yo allí y qué quería con una voz casi quebrada en mil pedazos. Yo le expliqué mi situación y les dije que solo traía un dulce para Matías. Lejos estuve yo de saber que aquella autobiografía iba a ser la última que jamás iba a escribir ese chiquitín. El proceso de desnutrición al que fue expuesto lo llevó lentamente a una falla multiorgánica inevitable. En aquel cementerio frío y oscuro ahora se encontraba una pequeña lápida encerrando a una gran ser que de lo único que fue culpable, fue de haber nacido humano. Esa misma noche, mientras miraba el eclipse desde mi ventana, imaginé un mundo en el que no existieran chicos como Matías y luego me dormí. Al día siguiente, me levanté y fui a clase y ahí estaba: lo vi a Matías tan sonriente como jamás lo había visto y por fin pude darle el dulce que tenía guardado para él en mi maletín, y fue en ese momento que comprendí que todo había sido una enorme pesadilla, porque es imposible que en nuestro mundo, habiendo tanta riqueza y recursos para cada habitante, existiese un niño con hambre.

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CICLO BÁSICO LA MÁQUINA DE COMIDAS Gutiérrez, Frezza Sofía - Ferri Ojeda, Agustina Magalí Colegio José Antonio de Oro Ocampo San Miguel – Buenos Aires

Julia es una estudiante de la universidad que propuso un proyecto para el 2030 para luchar contra el hambre de todos los países del mundo. La estudiante creó una máquina que fabricaba comida, pero en grandes cantidades, aunque no era del todo fácil conseguir el hecho de que funcione porque lo que hacía que produzca comida debían poner veinte fichas rosas, las que, solamente se obtenían, realizando una acción solidaria, como, por ejemplo, brindarles apoyo a personas en situación de calle, aportarle ropa, colaborar con comedores, hogares de tránsito y demás. De esta forma, crearían un mundo en el cual el dinero no sea condición necesaria para poder alimentarse sanamente. La universidad quedó fascinada con la propuesta y decidió aprobarla ya que consideraron que es una de las mejores ideas que hay hoy en día para poder tener “Hambre Cero”. De esta forma fue como en el 2030 se llegó a crear un mundo con más acciones solidarias y menos hambre.

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CICLO BÁSICO PROYECTO “HAMBRE CERO” Godoy Troncozo, Victoria – Escobar, Francisco Román Colegio José Antonio de Oro Ocampo San Miguel – Buenos Aires

En una ciudad se encontraban Joaquín y Soledad charlando sobre las problemáticas actuales y tratando de buscar una solución a estas situaciones, fue entonces cuando se les ocurrió el Proyecto “Hambre Cero”. Para ello reunieron a sus amigos y entre todos buscaron una locación para establecer un lugar de encuentro. Comenzaron a sembrar aprovechando los conocimientos de los chicos, luego fueron reuniendo a todos aquellos que los podían ayudar con donaciones y así, armaron un lugar donde todos podían acudir para comer, recrearse, colaborar e instruir unos a otros en el desarrollo de una agricultura sustentable. Estaban todos trabajando la tierra, cuando de repente el suelo se iluminó y de pronto todo lo que habían sembrado había dado sus frutos, fue tal el asombro, la sorpresa, la alegría que tenían que comenzaron a festejar lo acontecido. Una vez más tranquilos, pudieron organizarse y empezaron a asistir a todos los que se acercaban, y de esta manera combatir el hambre de los más necesitados. Lo más sorprendente fue que al reunirse nuevamente para trabajar la tierra , descubrieron que ella cada vez que la carpían ofrecía sus frutos en gran abundancia. Y así fue como entre todos aprendieron a valorar la riqueza que da la tierra al cultivarla y trabajarla entre todos.

Soledad y Joaquín comenzaron a enseñarles a los más chicos la importancia de una nutrición natural y sana y cómo lograrlo por sus propios medios. De esta manera pudieron cumplir su gran sueño, viviendo todos juntos en armonía y valorando la naturaleza, y ellos mismos.

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CICLO BÁSICO PORQUE ASÍ ESTOY Gerolin, Julieta Lucía Colegio San José Ciudad de Córdoba

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Hambrienta en el vientre; nací con hambre y así seguiré. La lauchita, la flaquita, la desnutrida, es un poco de lo que escucho que la gente dice de mí. Vivo enchufada, conectada a un aparato que es como mi segundo corazón; sin eso no vivo, me muero. Veo la gente pasar cuando estoy en el pasillo del hospital, me miran y creen que estoy dormida, pero no, escucho lo que dicen. Algunos piensan que soy una anoréxica, una bulímica, una chiquita rebelde que no come para tener cuerpito de Barbie o una que se quiere matar. Otros me miran con pena o angustia, soy para ellos la pobrecita o dicen “¡Ay que flaca!, me da impresión”. La verdad es que no saben, nadie tiene idea de cómo me veo a mí misma, de cómo me siento. Estoy sola; mi papá, vaya a saber en dónde está, nos abandonó a mí y a mi mamá. En cuanto a ella, solo sé que murió cuando nací y se fue a ese lugar, que cuando dentro de poco muera, conoceré, o por lo menos eso dicen los doctores. Mi mamá, “la Male”, murió por desnutrición cuando yo nací con solo 6 meses de gestación; pero sé que ella me amaba, decía que era su “tesoro”. Me contaron que yo era del tamaño de una mano y que solo lloraba. Padezco lo mismo que mi mamá, estoy desnutrida, tengo quince años y peso menos de treinta kilos; no tengo nutrientes,

no respiro bien, me cuesta pensar y no me sale comer, todo porque tengo hambre. A mi piel le falta color, a mis huesos fuerza y resistencia y a mis músculos, relleno. No crezco. Me podés confundir con una nena de ocho años porque estoy así. Cada día voy muriendo, y lo sé, estoy advertida de que uno de estos días me voy a ir, no volveré y moriré de hambre. Mi mamá era pobre y no comía nada; si ella no se alimentaba, yo tampoco, y por eso nací como nací. Tal vez la gente sepa lo que tengo, mi enfermedad o problema, pero no saben lo que luché para estar acá, viva. De morir, me consuelan las ideas de conocer a mi mamá y mirarla a los ojos, o de parar de sufrir por esto que tengo. Pero también, otras veces, siento que puedo seguir viviendo y al fin comer y ser como una persona normal. Soy indecisa en lo que quiero hacer conmigo y con mi vida, pero lo que me pase lo dirá el destino; mientras tanto, en este cuarto blanco de hospital, intentaré dejar mi huella; lucharé o moriré por el hambre, que no solo es sobre comida, sino también, sobre amor, cariño, esperanza o ganas de seguir adelante.


CICLO BÁSICO ALIMENTO Pazzelli, Lautaro Fabián Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba

Había una vez, un niño que vivía con su familia en un pequeño y humilde pueblo del gran Chaco, en Argentina. En este lugar escaseaba la comida, el agua, la buena salud. La gente trabajaba más de diez horas diarias por alimentos que sólo les duraba poco tiempo. La tristeza, malaria, mortalidad, rondaba en este lugar. Este niño llamado Aron tenía un sueño… quería salvar a la gente de tanto sufrimiento y ayudar a su familia a que pueda llevar una vida digna y comer al menos, una vez por día. Este chico de tan sólo doce años tuvo una pequeña idea, recolectar provisiones e ir en busca de una mano para que el pueblo argentino sepa y cambie la situación de su bello pero triste lugar, ya sea dando alimentos, proporcionando trabajo, medicamentos, en definitiva, lo que fuere que ayude a que la gente mejore su calidad de vida. Él tomó su gastada bicicleta y salió. Estuvo pedaleando días hasta que su bicicleta se rompió en plena ruta. Luego de varias horas de espera a que parara algún vehículo para auxiliarlo frenó una camioneta conducida por una joven pareja quienes le ofrecieron ayuda. Llevaron al niño a un restaurante y mientras comían, escucharon la situación por la que pasaba su familia y el pueblito y resolvieron llevarlo a las noticias.

Fue tal la repercusión que causaron las palabras del niño que llegaron a oídos de gente muy poderosa. Muchas de estas personas donaron provisiones de todo tipo. Palas, rastrillos, enormes bolsas con semillas, hierbas curativas, fórmulas de riego e hidroponía entre otras, hicieron que la gente sólo trabaje lo que por derecho debe trabajar y aumentaron las ganancias gracias a que cada familia se sustentaba con sus propios cultivos. La gente pudo cosechar más, tener suficiente comida, buena alimentación y medicina. Aron fue el héroe de su pequeño pueblo, logró que su familia vuelva a sonreír y colmó de tranquilidad y prosperidad ese pedacito de tierra, ¡ah! ¡Me olvidaba! La bici se convirtió en un buey para el arado.

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CICLO BÁSICO INTELIGENCIA QUE AYUDA Gudiño, Santiago Nehemías Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba

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Hola me llamo Santiago, soy un científico argentino que vive en España muy orgulloso de su trabajo, me concentro en la zona gastronómica, desde pequeño siempre quise encontrar una respuesta al hambre en el mundo, muchos me decían que era imposible pero nunca me rendí y hoy 12 de diciembre de 2036 voy a ayudar a la gente del planeta que más lo necesita. Un día con mis compañeros de laboratorio Fabián un gran científico, Rodrigo mi amigo de toda la vida compañero de trabajo y Sofía una increíble mujer muy amigable e inteligente que lucho contra el machismo con su intelecto para llegar a donde está bien merecidamente, descubrimos una forma de extraer los beneficios de los alimentos como los hidratos o vitaminas necesarias para la salud. Con mis compañeros debatimos como implementar ese descubrimiento para algo bueno de la lluvia de ideas resultaron muchas acotaciones interesantes como una de Fabián que era mejorar los alimentos agrícolas colocándoles más beneficios haciendo que de una sola comida ya estén satisfechos y mejor cuidados, pero igual se les quitara propiedades y quedaran simples vegetales, carnes y más comidas que no aporten ningún bienestar para la salud, hasta sin sabor y habría alimentos que estén mejorados pero sería en menos cantidad y no daría abasto para el mundo así que mis demás compañeros

descartamos esa idea. Rodrigo y Sofía querían implementar un agua con beneficios nutricionales y es una buena idea pero había un problema no iba a saciar, simplemente se tomarían los nutrientes pero yo quería que el producto ayudara completamente en todo sentido. Ahí fue cuando se me ocurrió la gran idea que era, implementar el sabor y los nutrientes en una pequeña píldora con la capacidad de saciar sabiendo igual que un alimento y pasando cantidades enormes de nutrientes en un momento a la sangre ya que se disolvería con gran facilidad llegando rápido al corazón que bombearía sangre llena de nutrientes, no se necesitaría agua para esta y se podría mantener en cualquier clima era la respuesta la gente podría alimentarse con las 3 comidas del día en cuestión de segundos. Mis compañeros aceptaron la idea y nos pusimos manos a la obra en el laboratorio después de semanas de trabajo creamos las primeras 12 píldoras, las llevamos con la ONU. A esta le encantó la idea nos dijo que nos ayudaría a producir la píldora en más cantidad y con más seguridad haciendo zonas en las partes más pobres de entregas de píldoras donde el gobierno de cada país y oficiales de otras naciones controlen que el producto no sea robado y traficado, con mi equipo y millones de personas más comenzamos a fabricar la píldora con diferentes


beneficios y sabores. Llevo tiempo esfuerzo y mucho trabajo pero aquí estamos 12 de diciembre de 2036 ya paso un año desde esa gran idea estoy muy feliz en este momento, di varias entrevistas diferentes noticieros del mundo explicando cómo íbamos a ayudar, le encanto a la gente, las zonas de entrega de alimentos ya estaban listas para funcionar junto con mis compañeros dimos la señal y…se abrieron las puertas a la gente para que pudiera entrar a los centros de ayuda contra el hambre. Después del día de inauguración viaje de inmediato a Córdoba Argentina a ver a mi hermana, que es pobre junto con mis papas ya que les prometí que les iba a ayudar que no necesitaba dinero solo ingenio y esfuerzo, no sé si mis papas creían en mi pero mi hermana si y no le podía fallar. Viaje al pueblo donde vivía y hay estaba jugando en la calle sin zapatillas se me saltaron las lágrimas y le grite volví Elena se dio vuelta y nos abrazamos le dije que traía una sorpresa para ella me pregunto qué, ya que era muy fantasiosa con sus 9 años, le dije que cerrara los ojos y mis compañeros junto con agentes de la ONU destaparon el enorme edificio, abrió los ojos y le dije ese es tu regalo. Pasaron 10 años desde ese suceso y la gente sigue comiendo gracias a una simple idea, un simple sueño hecho realidad el hambre disminuyo increíblemente en el mundo me informo la ONU, pero esto no llega solo aquí seguiré trabajando hasta que haya. HAMBRE CERO. Fin

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CICLO BÁSICO TODOS UNIDOS POR LA CAUSA Beas Rosa, Melina Magalí Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba

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Todavía no me puede creer que Nick se le ocurrió dejarme en plena alfombra roja, al frente de todas las cámaras, a mi…. ¡¡A MI ME DEJO!!... ¿Pueden creerlo?, porque yo no. Siempre había pensado que éramos felices, pero creo que solo yo lo veía así. Sigo recordando aquellas dolorosas palabras que me dijo en aquel lugar: “-Me asfixias Keila y ¿sabes qué?... Me canse, ¡¡LO NUESTRO TERMINO!!-Se giró y se fue, dejando allí sola.” Volví a la realidad al notar que una mano pasaba por mi rostro. -¿Keila me estas escuchando? -dijo Camila mi publicista y mejor amiga de toda la vida. Me había olvidado que ella se encontraba conmigo. -oh lo siento, no estaba prestándote atención. -Ya lo noté. -Perdón ¿Qué decías? -Ah sí, ya encontré la manera de cómo podemos hacer que tú, mi niña vuelvas a la cima. -jajá Camila yo siempre voy a estar en la cima- digo- Pero dime tu propuesta. -Bien pero primero levántate-hago lo que me ordena-mi propuesta es empezar una fundación para los habitantes de África, que no tienen para comer, eso te daría la oportunidad de recuperar tu reputación. -Camila estás loca, tendría que viajar al otro lado del mundo. Ahora si te volviste loca.

-No, estoy loca…Tu solo piénsalo-seguido de eso se va de mi casa. (…) Mi mejor amiga está loca estoy aquí en el aeropuerto para tomar mi vuela hacia África-Sudáfrica y la verdad no me agrada del todo, pero no tengo otra opción. Después de largas diecisiete largas horas en el avión, ya estábamos aterrizando en Sudáfrica. Al abrir la puerta de este, puedo ver el lugar donde viven estas personas y la verdad no es el lujoso como los Ángeles, donde estoy acostumbrada a estar. -Camila donde está el hotel, no soporto este lugar. -De verdad ¿crees que nos vamos alojar en un Hotel Keila? -y se ríe. -Y ¿Dónde piensas que dormiré? -En el Suelo, dentro de la carpa. -No, ni muerta duermo en el suelo. -Señores coloquen las cámaras y la carpa, para KeilaBajan unos hombres de un auto de zafarí con muchas cosas y empiezan a ubicar todo en su lugar. Lo único malo eran los mosquitos y tener que dormir en el suelo. Pero el lugar tenía un paisaje hermoso. (…) -Keila, despierta- escuchaba, mientras me sacudían ligeramente. -Cinco minutos más.


-No, es tarde despiértate…¡¡KEILA ELIZABETH MOON DESPIERTAAA!! -No grites, ya desperté. -Bien, ahora levántate. Tenemos muchas cosas por hacer, tu desayuno está servido. Después de desayunar subimos al auto de Zafarí y nos fuimos a lo que llamaban “ciudad”. -Bien hoy haremos unas entrevistas a algunos habitantes -dijo Camila. Intentamos entrevistar a varias personas del lugar, pero ninguno hablaba inglés. Excepto una niña de diez años, llamada Hatria. -Y dime Hatria ¿Cuántas personas viven en tu casa? -Aproximadamente unas veinte o más. - ¿Y que comen? -No comemos mucho, ya que no tenemos dinero para comprar alimentos para todos. - ¿Hoy comiste? -ella negó con la cabeza y decido darle un sándwich que teníamos. -Creo que es suficiente, puedes irte niña-Le ordena Camila y Hatria se gira para irse, mientras come su sándwich. -Espera Hatria-Ella para y gira a verme- Toma para tu casa-y le entrego la bandeja de los sándwiches. -Muchas gracias, señora. -Dime Keila-ella asiente y se va con una gran sonrisa. Yo giro para ver a Camila que se encuentra con una cara de confusión. - ¿Qué fue eso Keila? Y ¿Qué has hecho con la Keila egoísta que conocía? -No sé, solo me pareció lo correcto…Espera ¿Crees que soy egoísta? -A veces. ¿Qué tal si nos vamos? - Yo asiento y nos vamos a descansar a la carpa. Los siguientes días hicimos más preguntas a Hatria e invitamos a comer a otras personas del lugar. Pero me sorprendió lo bajo de peso que estaban. Y ahora nos dirigíamos a grabar el comercial para que las demás personas puedan donar en línea y después Camila y yo tomaríamos el vuelo hacia los Ángeles. -Bien gente coloquen las cámaras y empecemos con esto, antes que baje el sol- dirigió Camila. Mientras tanto yo me maquillaba y preparaba, para salir a escena

- ¡Keila! Ven ya está todo listo para que grabemos. -Bien Keila, dices unas palabras motivadoras y luego dirás que donen por la página web-Ordeno German, nuestro director-Luces, cámaras y acción. Comercial: Hola soy Keila Moon y me encuentro en Sudáfrica. Con las personas maravillosas, pero no tienen una base económica estable para alimentarse y necesita de nuestra ayuda, así que se solidario y dona dinero en la página web que aparecerá en pantalla. “Todos Unidos por la Causa” -Quedo estupendo ahora pueden irse señoritas nosotros nos encargamos de la edición. Y llegó la hora de la despedida, antes de irnos a los Ángeles. Y yo ya estaba llorando odio las despedidas. -Te voy a extrañar Hatria-Dijo Camila y entro al avión. -Hatria te voy a extrañar un montón-la abrazo y me separo unos centímetros para decirle – Hatria he pensado esto mucho estos días y quiero adoptarte ¿Qué dices? -Keila me encantaría, si quiero ir a vivir contigo. Tuvimos que atrasar el vuelo, para que Hatria se despidiera de su familia. Meses después: -Keila Adivina!!-Entra Camila gritando por la puerta principal de la casa. - ¿Qué paso Camila? -Gracias a la fundación TUC, las personas de Sudáfrica ya no están pasando hambre-y lo que acaba de decir fue la mejor noticia del mundo. - ¿Por qué tanto escándalo? - Y Apareció Hatria bajando por las escaleras. -La fundación TUC mejoro muchísimo Hatria. -¡¡Eso es fantástico!! “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar seria menos si le falta esa gota” Fin

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CICLO BÁSICO EL HAMBRE, UNA DECISIÓN Siragusa, Paulina – Landoni, Luciana Instituto José Peña Ciudad de Córdoba

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Emma era una chica extremadamente flaca, de pelo rubio y lacio, ojos claros con pestañas alargadas y uñas pequeñas y redondas. Vivía en Sídney con su madre, Daniela, y su padre, Gonzalo. Desde hacía mucho tiempo estaban planeando recorrer México y había llegado el momento de hacer realidad su sueño. Pero al llegar al aeropuerto, Emma le dijo a su mamá de que no sería una buena idea viajar a ese lugar de playas hermosas porque no quería mostrar su cuerpo. No estaba para nada conforme con él. Desde que salió el avión hasta llegar a destino, Emma no se había alimentado y Daniela sospechó de ese extraño comportamiento. Decidió hablar con su hija sobre la importancia de comer bien, sano y nutritivo. Emma insistía en que no se veía bien; entonces para mayor confianza, su mamá, la llevó a una nutricionista. Después de muchas entrevistas, pocas palabras de Emma, pudieron, al fin, dar con el diagnóstico. Anorexia. Ella lo tenía todo. No le faltaba nada y no lo valoraba. Elegía sentir hambre. Elegía no comer. Sus padres, muy afectados por la situación, decidieron anotarla en un grupo de apoyo en el que había personas con problemáticas alimenticias. Conoció a muchos chicos. Lautaro era uno de ellos y fue

con el primero que se puso a charlar. Él era un chico con problemas de obesidad. Tenía el pelo castaño claro y ojos redondos color café. El destino había querido que se juntaran en ese grupo. Una loca coincidencia. Ella moría de hambre, por elección. Él, luchaba cada día con saciarlo comiendo sin parar. Ellos se hicieron muy amigos hasta que se dieron cuenta que empezaban a sentir cosas más profundas. Pero no todo era color de rosas, ya que Emma debía volver a Sídney y seguir su tratamiento allí. Confundida y triste por esa situación, Emma le contó a su mamá los sentimientos que había empezado a experimentar y Daniela, le dio una opción esperanzadora para que su hija siguiera con ese amor. Viajar a México cada tres meses. Así pasaron cinco años juntos, yendo y viniendo. El amor que sentía el uno por el otro logró curarlos. Ella ya no elegía el hambre en sus días y él, comía saludablemente. Lamentablemente, Lautaro tuvo una recaída y falleció de una falla cardíaca provocada por la obesidad. Emma estaba muy triste. Sentía culpa por haberlo dejado solo esos meses y no haber estado atenta a su recaída. Siempre lo recordó con mucho amor y lo extrañó como a nadie.


Muchas veces tuvo miedo de recaer. Porque la tristeza nos lleva a lugares muy oscuros, pero por suerte fue fuerte. Pensó en Lautaro y en que por él debía trascender. El amor que habían sentido los había curado. Les había enseñado a valorar la vida. Actualmente, Emma vive en Sídney con sus padres pero visita constantemente a la familia de Lautaro. Está a punto de recibirse de nutricionista para poder trabajar en un grupo de apoyo para personas con problemas de alimentación. Ella quiere enseñarles una lección: el hambre no es una decisión.

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CICLO BÁSICO HAMBRUNA DE AMOR Bone, Micaela - Molina Ciani, Camila Instituto José Peña Ciudad de Córdoba

Londres, Liverpool. El termómetro marcaba 0°C y los copos de nieve decoraban el paisaje. Ashton Lee tenía su mente ocupada en asegurarse que su hermana lo tuviera todo y sus estudios estuvieran sin descuidar. No importaba si la comida no alcanzaba para él. Cada mañana, cuando salía el sol, él caminaba a su trabajo con su mayor fuerza de voluntad y ganaba lo justo. Solía comprar un chocolate o unos dulces en el camino para su hermana. Su cuerpo era débil y flaco. Todas las noches iba a la universidad y daba lo mejor de sí; pero cuando su cuerpo se desplomaba en el duro colchón sus párpados pesaban cada segundo y sufría en silencio por el deseo de sacar adelante a su hermana y el deseo de comer lo debido.

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En la zona Norte, donde las mansiones decoraban la colina “Nórvoll”, donde el clima era más cálido y la gente si podía sonreír; Alexia Hunter, hija de empresarios, lo que quería, ella lo tenía. O eso parecía. Víctima de burlas, de baja autoestima, de un cuerpo que engañaba y una sonrisa rota. Víctima de la anorexia. Fue una tarde oscura. Las calles estaban vacías excepto por un chico, uno que salía de su trabajo tarareando una leve melodía y con una pequeña bolsa de caramelos en su mano.

Ashton solo podía pensar en si su ganancia alcanzaría para la cena. Su estómago rugió y le alertó que eso de no comer estaba perjudicando su salud, pero como siempre, “eso no es tan importante”. En medio de tanto silencio, se escucharon unos pasos del otro lado de la calle. Alexia había escapado de su casa y se había metido en un barrio no muy agradable, pero no podía evitar el sentimiento de libertad que sentía. Alexia ignoraba el reino ruidoso de animales salvajes de su estómago. Pasaron unos minutos y comenzó a sentirse observada, una sensación que sentía la mayoría de su tiempo en casa; así que en medio del pánico se dio la vuelta mientras sus fuerzas pareció debilitarse y quedó pasmada. Empezó a correr con sus delgadas piernas. No comía desde hacía 3 días y eso afectaba en sus fuerzas, pues a cada paso su cuerpo pesaba y sentía como si astillas se clavaran en su piel. Cayó por fin. Ashton seguía su camino, pensativo, cuando lo sorprendió un ruido inerte. Un cuerpo se desplomaba en la calle y sus ojos eran incapaces de comprender la situación. La chica con su cabello rubio llamaba su atención y las personas se le acercaban con intenciones criminales. Hubo una lucha interna en su mente hasta tomar la decisión correcta. Su cuerpo corrió y preso de la imaginación dijo lo primero que se le ocurrió.


— ¡Ustedes! —El par de ojos lo miraron en advertencia. — ¡Aléjense de esa chica o llamaré a la policía! — Los criminales se miraron entre ellos, mientras Ashton hacía el amague de buscar un teléfono inexistente y salieron corriendo. Ashton se acercó a Alexia con una mirada de dolor y tomó como pudo el cuerpo de la joven. El camino hacia su casa parecía más largo que de costumbre, la noche había caído y sus fuerzas iban a abandonarlo en cualquier momento. “¿Qué hace una chica como ella en un barrio tan peligroso?” “No puedo faltar a la universidad, pero no hay muchas opciones”, pensaba tratando de no darle importancia al hambre que estaba sintiendo o que en cualquier momento caería y la chica con él. Llegó a su pequeña casa y comenzó a gritar el nombre de su hermana. — ¡Scar! —Sus brazos estaban dormidos y dolían de sobremanera, quizás más ejercicio no vendría mal, o más comida… — ¡Scarlett! ¡Ven, Por favor! —comenzó a caminar a su habitación y recostó a la joven en su cama, suspirando por el alivio de no tener que seguir cargando tanto peso. Su estómago volvió a rugir. Se levantó de la cama y con el ceño fruncido volvió a llamar. — ¡Scarlett! ¡¿Dónde estás?! Luego de gritar un par de veces más sus ojos se detuvieron en la figura acostada en el jardín. Scarlett leía un libro con una concentración que le hizo dar un brinco al corazón de Ashton y se acercó a pedirle ayuda con su nueva “invitada”. Scarlett buscó agua y algún pedazo de pan. Ashton se sentía culpable por la poca comida que le ofrecía a la joven, pero eran esos sus recursos y debía cuidarlos. Pasaron horas hasta que la joven despertó. Mientras Alexia repasaba la habitación con sus enormes ojos color miel, su corazón se detenía a medida que su respiración se agitaba. — ¡Nno! —Su voz salió más aguda de lo normal y Ashton que dormía en un sofá antiguo del otro lado de la habitación, se sobresaltó al oír el grito. — ¡¿Quién eres tú?! —Alexia tomó la lámpara de la mesita de luz de Ashton y se la apuntó a su propio dueño. — ¡Tranquila! ¡Escucha! Todo está bien, soy Ashton Lee. Te encontré en la calle, desmayada en el suelo y te traje para que no te robaran nada.

— ¿EEn la calle? Yo... me duele el estómago. —Alexia soltó la lámpara de golpe y tomó su abdomen en un intento de parar el dolor. — ¡Duele mucho! Ashton se levantó de golpe y se acercó a Alexia tomando el pedazo de pan y entregándoselo. Luego de una lucha entre “Comer” y “No comer”, Alexia se vio obligada a tomar ese pedazo de pan. Con dolor y culpa comió de él y su dolor fue disminuyendo. — ¿Te encuentras mejor? —Ashton estaba muy preocupado. —Sí, gracias. —Alexia terminó su pedazo de pan—Soy Alexia Hunter. Vengo del Norte. —Eso explica muchas cosas. —Ashton se sentó en la cama, a los pies de Alexia y miró por la ventana ignorando el sonido de su estómago. — ¿Tienes hambre? —preguntó ella. —No, estoy bien. —Eso dije yo hace unos segundos. —Ashton la miró. —Mentiste. —Y tú lo estás haciendo ahora. —Alexia tomó un pedazo de pan de su mesa de luz y lo partió entregando la mitad a su “Salvador”. —Gracias. —Es tuyo. Gracias a ti. —Y ambos miraron por la ventana comiendo su pedazo de pan sin pensar, por primera vez, en otra cosa que no sea disfrutar esa comida. Pasó un mes entero sin volver a ver el rostro de la joven con pecas. Ashton siguió con su vida luego de que Alexia se marchara de su casa, él incluso la acompañó para que nada le pasara en el camino. Pero eso a ella no le bastaba. Sabía que el no comer estaba afectando su cuerpo. Y volvió a salir hacia aquella oscura calle. Ashton levantó la cabeza al ver dos pies pararse en frente de él. Sus mejillas se tiñeron de rojo al reconocer a esa joven. —Hola—Saludó Alexia con una media sonrisa, se veía mejor que antes. No tan pálida y parecía haberse alimentado mejor ese último mes. —Hola—Ashton sonrió. — ¿Puedo hacerte una pregunta? —Ashton la miró y asintió en respuesta— ¿Tienes planes para esta noche? — ¿Planes? —Parecía confundido — Debo ir a la universidad y comprar la cena. — ¿Puedes faltar a la Universidad? -Ashton mostró una leve sonrisa

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—Vamos a comer, trae a tu hermana. Yo invito. — ¿Disculpa? —Ashton ya no mostraba una sonrisa pequeña sino una más grande. —Ashton, estoy ofreciéndote una cena gratis. Es mi agradecimiento por lo de la otra vez. Sé de tu situación económica y no quiero que gastes dinero y tú no comas, así que esta vez, comerás lo que desees y no pagarás nada. Vamos. Ashton la miró y vio a una joven muy bonita que trataba de ser amable. Sonrió con ternura. —Tienes razón, diré que sí.

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CICLO BÁSICO PERFECCIÓN Dávila, Agustina – Bongiovanni, María Lucía Instituto José Peña Ciudad de Córdoba

¿Cómo de ser una adolescente feliz me había convertido en una depresiva? Una vida normal, nada sacado de una estúpida película de amor y menos de las novelas típicas con final trágico. Si alguien me hubiera dicho que mi vida sería una miseria, que odiaría cada centímetro de mi piel, me hubiera reído en su cara. ¿Quién hubiera imaginado que una chica sin preocupaciones, con una vida plena y feliz, caería tan bajo? Caer en la tentación de dos princesas: Ana y Mía, que me llevarían por el mal camino, que me enseñarían otro mundo, que cambiarían mi realidad, mi ser, mi vida. Me destruirían sin piedad dejándome en un vacío sin fondo donde la caída sería eterna, donde no podría levantarme y luchar. Se meterían en mi cabeza, me darían la idea de que solo me hacen el bien. Me servirían de contrato de belleza a cambio de mi destrucción escrito en la letra chica. Y yo, aceptaría a ciegas. Hay que ser realistas. En la vida no todo es color rosa. Soy una chica normal, típica y aburrida. Soy flaca, tanto que se notan algunos de mis huesos. Tengo ojos marrones, ojeras imposibles y de ocultar, pelo castaño y arruinado, ¿trasero y busto? Digamos que Dios se olvidó de otorgarme un poco de ello. Pero no siempre fui flaca hasta los huesos. Antes la balanza marcaba 62 kilos y hoy, 45 que no puedo cambiar, aun comiendo, mi organismo se desequilibró y no existe

forma que suba de peso sin ayuda de pastillas que me niego a consumir. Yo no sentía hambre y nadie me entendía. Todo comenzó un día que decidí bajar unos pocos kilos, algo normal, sobretodo sabiendo que me sobraban y las ganas de perderlos antes de las vacaciones aumentaban. Fue entonces que decidí buscar en Google. Recuerdo que escribí “¿Cómo bajar de peso rápido?”. Esas palabras serían el principio de mi fin. Nunca me imaginé que en esa búsqueda mi vida se transformaría tanto. Algo llamó mi atención. Había algo adentro mío que gritaba y rogaba que no viera, pero terminé por abrir esa maldita página. Un blog de una chica que hablaba exclusivamente de dos princesas, Ana y Mía. Mi horror iba en aumento. Cada palabra que leía, cada imagen que aparecía. Todo era completamente diferente a lo que yo creía. Recuerdo que, en ese entonces, no existía peor cosa para mí que el dejar de comer o vomitar la comida. El solo hecho de pensar que había personas que lo hacían, me daba asco y me producían lástima, pero aun así seguía leyendo el blog como si mi morbo me consumiera y el querer saber cada detalle de aquellas dos princesas me daba curiosidad. No podía parar de leer hasta que apareció una tabla de pesos según alturas. Allí noté que mi peso ideal serían 41 kilos.

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Aún recuerdo que las ganas de llorar en esos momentos, eran inmensas e incontrolables. Para mí era difícil asumir que, según esa tabla, yo era una obesa. Había comenzado a verme como ellas lo hacían. Podía sentirme más gorda, podía ver cada error que poseía mi cuerpo. Había empezado a tocar cada parte que estaba de sobra sobre mi cuerpo. Siento como si fuera ayer cuando no aguanté más y rompí a llorar. Había sentido que el odio hacia mi cuerpo crecía sin control alguno. Comencé a hurgar más en la página, pues la necesidad de quitarme los 21 kilos que tenía de más se volvió incontrolable. Esa sensación de vacío, de dolor, estaba allí presente siempre. Y desde ese día, mi forma de pensar, de ser y de existir cambió por completo. Había decidido que Ana sería mi ejemplo a seguir, ya que aunque estaba desesperada por bajar de peso, el hecho de vomitar me daba mucho asco. Ana es la princesa de la anorexia, una enfermedad caracterizada por una pérdida auto inducida de peso, acompañada por una distorsión de la imagen corporal. Al principio, me costó demasiado el dejar de comer, tenía mucha hambre, me crujía la panza. Pero cuando comía, terminaba llorando y enojada conmigo misma. Cinco meses habían transcurrido desde que había empezado a ser seguidora de Ana y Mía. Había logrado bajar un total de 19 kilos y estaba sufriendo. Había dejado de menstruar rápidamente, tenía vellos finos hasta en mis mejillas, había dejado de crecer, sufría fríos constantes, depresión y presión baja. No sabía qué hacer, estaba a tan solo 2 kilos de mi meta, pero me sentía tan lejana y triste, que el hecho de seguir igual no me agradaba y cuando decidía a abandonar esa maldita costumbre; volvían esos pensamientos de que ese era el costo para ser perfecta. Mis padres se hartaron y me internaron sin decirme nada más. Había pasado ya un mes y los médicos creían que todavía no estaba lista para irme, lograron que subiera 3 kilos, me faltaban 7 para que me dejaran volver a casa. Ya podía notar un poco de color en mi piel, ya no parecía un fantasma como antes. El médico me repetía que me veía más feliz, siempre lo repetía como si intentara convencerme que así era; pero para mí eran los antidepresivos.

Pasó un tiempo largo, no recuerdo bien cuánto y empecé a sentir hambre. Nunca había sido tan feliz. Ahora que estoy recuperada, pienso lo injusta que es la vida o, mejor dicho, lo injusta que fui con la vida. Tanta gente muere de hambre, tanta gente daría la vida por un pedazo de pan y yo… yo lo desprecié tanto tiempo…


CICLO BÁSICO PRESO DEL HAMBRE Avellaneda, Felipe Instituto José Peña Ciudad de Córdoba

Me despierto de nuevo en el mismo lugar. Frío, húmedo, solo. No recuerdo mi nombre. No sé nada sobre mi pasado. Sólo sé que es mi segundo día en este lugar. Una mano me ofrece agua cada dos horas, es la única interacción que tengo. El encierro me está volviendo loco. Estoy cansado todo el día, me enojo con facilidad. Quiero salir, volver a mi vida normal (si es que alguna vez tuve una). Hoy solo quiero dormir. Apoyo mi cabeza en el suelo húmedo que, un día más, será mi abrigo.

Segunda semana. Estoy terriblemente enfermo. Los primeros días en este infierno, vomité sin parar. Hoy, sólo tengo arcadas. Por suerte, mis dedos son de gran compañía. Nos hicimos grandes amigos. El del medio no me trató muy bien, así que me lo comí…

Tercer día. Me levanto enojado, golpeo las paredes, grito con todas mis fuerzas, me desplomo en el piso. Me imagino cómo será el mundo exterior- si alguna vez lo vi-. Lo único que hoy veo son paredes grises, húmedas y agrietadas. La única luz que encuentro es la que pasa por las grietas de lo que parece ser una pequeña habitación. Primera semana. La locura me domina. Mi ropa, sorprendentemente, se ha agrandado. El pantalón que hace un par de días me apretaba, ahora me queda grande y se me cae. Decidí sostenerlo con mis cordones, pero es inútil; no puedo ni caminar.

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CICLO BÁSICO BRIZNA DEL VIENTO Sánchez, María Alejandra Instituto Berrotarán Berrotarán- Córdoba

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A veces me pongo a pensar qué es más difícil: hablar de mí o de los 700 millones de personas que se están muriendo de hambre en el mundo. Mientras algunos se preocupan por la dieta por culpa de haber comido en exceso, yo me preocupo por conseguir comida, no solo para mí, sino para todas las personas que me rodean y que también están desnutriéndose. ¡Si supieran! ¡Si supieran todo aquello que nos pasa por no haber probado ni una manzana! ¡Y otros quejándose de que su vida no es perfecta! Nunca miraron más allá de su ombligo. Hay quienes pueden estudiar sin ninguna dificultad, quienes pueden practicar deportes y otros que, como yo, no podremos ni intentarlo siquiera. Hay incluso quienes no pueden hablar con sus padres porque no pueden levantarse siquiera de la cama por culpa de no tener un plato de comida para llevarse a la boca. Bueno… ahora sí hablemos de mí y de mi historia. Soy Saud, vivo en Mali, un pequeño país de África occidental. A los 7 meses de mi nacimiento me diagnosticaron desnutrición severa, mi mamá no quería aceptar que no solo me estaba dando una mala calidad de vida, sino que también estaba poniendo en riesgo mi vida, la vida de su primer hijo. Años después empecé a comer por mis propios medios los insectos que había debajo de las piedras y en algunos árboles. A veces los cocinaba pero la mayoría de las veces

me los comía así nomás porque me ganaba el hambre. Tres veces al día caminaba varios kilómetros para traer agua para mi mamá y para mí. Mali es mi hogar y sé lo mucho que está sufriendo debido a su pobreza. Cada día más de 1600 niños menores de 10 años mueren de hambre, o por la diarrea por culpa del agua contaminada. No tomar agua potable es aún peor que la malaria o el sida. El agua que bebemos es muy sucia, mi vida y la de todos cambiaría si al menos tuviéramos agua potable. Aunque resulte increíble, varias veces al día me detengo y le doy pausa al sufrimiento y a la angustia que me da saber cómo muchas personas sufren por amor, no comen para no engordar, y hasta ciertas veces no usan la ropa dos veces para no repetir, entonces es ahí cuando me detengo y le pido a Dios que me dé las fuerzas necesarias para poder seguir adelante. En uno de esos viajes en busca de agua la conocí a Jina. Jina tenía 2 hermanitas más pequeñas: Leiza, de 7 años y Nala, de 5. Leiza pesaba menos de 9 kilos. Me gustaba Jina. Me encantaba porque no se rendía. Todos los días antes de que apareciera el sol, ella salía a ver si conseguía aunque fuera algo para comer. Su madre había muerto hacía unos meses y ella se había quedado a cargo de sus hermanas. Jina había asumido el papel de madre y padre, con casi 11 años, y ella también estaba muy hambrienta


pero si no les daba de comer bien a sus hermanas, ella tampoco comía. Cada vez que la miraba pensaba que era una heroína y que sería eterna. Pero eso no duró mucho. Un día, así de la nada, comenzó a desvanecerse, ya no se veía más por las calles. Entonces fui al lugar donde ella dormía con sus hermanas y ahí estaba tirada en el piso. La toqué y le hablé pero no reaccionó. Por dentro me partí en mil pedazos pero pensé en qué hubiera querido ella de haber estado a mi lado y fue así que tomé a sus hermanitas y las llevé con mi mamá. No caminaban, con dificultad se arrastraban. Pasaron los días y mi cuerpo cada vez se encorvaba más… ni yo mismo podía mantener mi cuerpo… me sentía muy débil… ya ni podía sentir mis piernas. Llegando a casa sentí un aire frío en mi espalda que me derrumbó, me caí al piso, todo se puso en blanco y dejé de sentir, de sufrir, de hablar… sentí una brizna de viento que elevaba mi alma, tan frágil, tan serena… junto a la de Jina.

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CICLO BÁSICO HUESO Y PELLEJO Orionte Annie, Virginia Instituto Berrotarán Berrotarán- Córdoba

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“Así es la vida”, dicen todos. “Todo lo que tenés es porque te lo merecés”, dicen otros. ¿Y qué tal si yo no soñé con esto? Cada día que me veo en el reflejo de lo que se podría llamar agua, me veo más delgado, más arruinado, más triste, más perdido en este mundo. A veces ni me reconozco. Ya ni sé a quién culpar, si a la vida, a mi familia o a mí mismo. Tal vez el destino lo quiso así. No tengo fuerzas para vivir, ni ánimos para sonreír. No tengo nada y quisiera todo. Y pensar que no soy el único, que hay muchos como yo, muchos guerreros en el mundo, pero no como los de los cuentos que me leían cuando era chico, sino de verdad, que sufren, que lloran, que viven en la pobreza y hacen lo posible para salir de ella, guerreros que ya conocen su camino. “Sé fuerte” me dicen, como si no lo intentara, como si fuera fácil. Pero no lo es, es más difícil de lo que uno cree, y por más que cada día me levante y le pida al cielo esa fortaleza parece que más se aleja, que más me desprotege, que más me abandona. Todos me miran raro, mejor dicho, me miran con lástima, lástima que mata el corazón, que te hace pensar la realidad de la vida, de mi vida. Por momentos desearía ser invisible para tener que evitar aquellas miradas que no hacen más que incomodar o simplemente juzgar.

El abandono y la soledad fueron mi mejor compañía en esta vida. Sin nadie, sin nada. Sin una persona que cada día me dijera que me amaba, sin una persona a quien le importara. Tal vez sí tuve a alguien, a mi madre, pero cuando llegó el peor momento, en donde se suponía que debía haber estado, no estuvo. Las oportunidades nunca le faltaron pero no las supo aprovechar. Decidió dejarme tirado, necesitado, desamparado. Siempre quise ser un chico “normal”, ir a la escuela, jugar con amigos, ir al cine o disfrutar de una rica cena en familia. Por más que lo deseara no iba a ser realidad, sería otro de mis tantos sueños absurdos que no hacían más que presumir lo que querría ser y refregar lo que soy. El miedo me persigue sin piedad y la muerte es el final. Un final que nadie quisiera vivir y menos a tan corta edad, sin haber podido cumplir mis sueños, deseos y obligaciones. Sin ser nadie en este mundo. Soy hueso y pellejo, no queda nada más de mí que eso. No sirvo en esta vida, no puedo caminar, no puedo hablar, no tengo fuerzas, no tengo vida. Un túnel negro con una luz blanca al final se presenta en mis sueños o tal vez en mis pesadillas. Yo lo recorro y antes de llegar al final escucho la voz de mi madre como un eco que no calla. Me dice que me ama pero ya no le creo, me dice que me salvará pero ambos sabemos que


eso no ocurrirá. Me habla con tanta seguridad y ahí es cuando sé que debo dejar de escucharla porque si no me ilusionaré como tantas otras veces. Y de repente esa voz se desvanece sin dejar rastro alguno. Me levanté angustiado, más de lo que ya vivo. Pensaba tanto en ese túnel, en lo que significaba. La muerte era lo primero que se me venía a la cabeza. Mis ojos se cristalizaron y derramaron un mar de lágrimas. Mi corazón se estrujó y latía cada vez más fuerte. No quedaba mucho tiempo. No quedaba nada. Mis días se volvieron eternos, eternos miedos que no se iban. La desesperación me acechaba. Necesitaba saber que esto no pasaría, que mi vida aún continuaba, que tenía esperanzas. Parecía irreal. Me sentía débil, más que antes. Mi alimentación era mínima, en los últimos días no había podido probar ni un bocado de comida. Y eso ya era costumbre. Una mala costumbre. El túnel seguía apareciendo en mis sueños, dando pequeñas señales de lo que se aproximaba. Mis ojos se quedaban sin lágrimas para llorar. En una de mis tantas y últimas pesadillas me arrastraba hacia la luz, creía que esa sería mi única escapatoria de esta miserable existencia. Una frase resuena sin parar. Ya la había escuchado varias veces en mi cabeza o la había gritado para pedir auxilio pero nunca sirvió de nada. “Me estoy muriendo de hambre”, no era una simple frase, era una cruel realidad. Algo que tarde o temprano pasaría. Hubiera preferido que tarde…

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CICLO BÁSICO “LO PEQUEÑO DE LO GRANDE” Vazquez Acosta, Marisol Instituto Educacional Inti Huasi Monte Grande – Buenos Aires

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Ser resistente es irrevocablemente imposible pero el tratar de serlo es aún más, porque sentada en la clase de geografía me he dado cuenta de que nosotros, los mismos humanos deseamos, pero no brindamos por lo cual decidimos esquivar o ignorar de alguna manera ese beneficio satisfactorio por el terror de obtener una desventaja, no muy apreciable a los ojos de la sociedad en la actualidad. Estamos cegados, resistentes y persistentes a un costado del mundo, guardando rencor, amargura y vergüenza cuando podríamos estar en los rincones de cada tierra en este gran mundo, esparciendo, aunque sea un poco de ayuda comunitaria, amor, felicidad, cuidado y protección a los que más lo necesitan. Podríamos estar mostrando quienes en verdad somos, a las personas ya sean desconocidas o no, pero claro, preferimos quedarnos con lo poco que tenemos y perderlo con la ambición de la riqueza y el poder. Pensarán por qué esta materia, les explicaré, todo tiene respuesta hasta la pregunta más difícil de pensar y contestar. Era un día como cualquier otro y cuando me di cuenta de que no era así, era demasiado tarde. Les comentaré porque no fue un día común y corriente, ese mediodía el profesor dio una charla sobre la economía y la alimentación, escuchando atentamente sus palabras, resonaban en mis oídos las voces de mis compañeros,

diciendo palabras que no tenían nada que ver al tema, sola en mi espacio, trataba de comprender cada palabra, hasta el más mínimo segundo de suspiro que él daba bastaba para tomar la lapicera y usar ese aprovechamiento para escribir un par de notas, sobre este problema social y cultural. Al escuchar solamente y nada más que su habla, empecé a entenderla, pensarla y vivirla. De pronto, sentí que estaba viviendo y sufriendo el mismo dolor, que el de las personas del relato del profesor, empecé a ver cada gramo de un alimento como un kilo que podría extender por un minuto más mi vida, me sentí desamparada, sola cuando estaba rodeada de tantas personas, pero la gota que derramó el vaso y culminó mi emoción fue una frase del hombre que quizá no se habrá dado cuenta, pero ha dejado una gran marca en mí y esa frase, fue la respuesta a una pregunta proveniente de otro compañero la duda fue sobre que pasaba en las crisis ya sean de cualquier tipo, sabiamente y sin rodeos su respuesta fue: “Las personas se mueren de hambre, y si estuviéramos en sus lugares dijo (con un tenso silencio en el aula) ahí no nos salvamos ni yo, ni ustedes”. En ese momento, fue cuando se definió en mi interior, el sentimiento que había experimentado segundos atrás con el reflejo físico del agua saliente de los ojos, denominada por nosotros, lágrimas. Y si, ¿Saben qué? fue demasiado tarde, porque


ese nudo en mi garganta no me permitió otorgarle la vida a los niños que han muerto por desnutrición o que andan solos por las calles pidiendo limosna para que se les otorgue la oportunidad que nosotros obtenemos al nacer, la de obtener un nombre, una identidad, una infancia, una comida, cada día ellos, ellos son los que no pierden las esperanzas de avanzar algún día, para mejorar este bello, pero triste planeta en el que vivimos, no se confundan los adultos pasan por una gran transición de dolor también en cuanto a los problemas alimenticios de nuestro país y el de muchos otros. Lo que más me lastimó, fue pensar que en algún momento pude haber ayudado a cada comunidad, cada familia solo con una mínima ayuda y en un abrir y cerrar de ojos, tal vez me lo perdí o quizá estaba ayudando sin saberlo. Tal vez una persona necesitaba mi ayuda para ayudar a otra, entonces les daré un consejo para saber y distinguir cuando hacemos algo bueno y cuando no. No todos los héroes llevan capa y hoy en día puedo decir con certeza, que tú puedes ser uno con un mínimo rayo de luz proveniente de la solidaridad a los más desamparados en nuestra sociedad, brindándoles contención, comida, familia, pero lo más importante brindarles valores para que esto no vuelva a ocurrir en el futuro, porque esto se debe a la empatía y conexión que existe en nuestro mundo, porque si aceptáramos no resistirnos, no esquivaríamos la noticias, como todos los días solo para sanar y llenar el vacío y la necesidad que tenemos de sentir que todo está bien, cuando no lo está no engañaríamos al sentimiento que sentimos cuando pasamos por una persona en decadencia y la sacaríamos de su pena, su dolor y si nosotros tampoco tenemos las capacidades, no es necesario brindar algo material, pero siempre se ha dicho que vivir con Dios no es tan cómodo, ya que no se toman las decisiones fáciles, pero en mi opinión, siempre he preferido la incomodidad, con tal de hacer un bien, hay una posibilidad de vida, lo que deseo desde lo más remoto de mi alma, ya destrozada por las ruinas de este conflicto destructivo, es que la fe humana no desaparezca, porque la vida no está extinta todavía, aún llego a sentir esa horrible sensación en mi piel cuando la gente está literalmente muriendo de hambre, cuando estamos en peligro, cuando el hambre destruye no solo el físico, sino las capacidades académicas. Me avergüenza

ver como la raza humana posee las incapacidades de convivir en sociedad con otras personas, de nuestra misma especie, tranquila y pacíficamente, cuando si posee las capacidades de dolor y destrucción, quiero expresar que esto no es un simulacro, es una alerta real, estamos en una necesidad extrema. Y cerrare simplemente con esto: “El hambre, es un asesino serial que se está expandiendo ahora mismo por todo el mundo, arrebatando vidas y las oportunidades de llegar a obtener y/o vivir una digna, nos arrebata la lectura, la educación, la alimentación, el conocimiento, por esto, debemos arrestarlo ahora mismo”. Y luego de cumplirlo, por favor, piensen y pónganse en el lugar de la otra persona, que una pequeña ayuda, realiza un gran cambio. “CAPTURA Y DETENCION INMEDIATA AL HAMBRE”.

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CICLO BÁSICO HUMANIDAD Benglian, Sose Instituto General Manuel Belgrano – Armenio Ciudad de Córdoba

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Transcurre el 2051, hace ya un par de décadas la tierra es inhabitable. Al inicio solo fue un problema de mala distribución; pero luego, junto con la desesperación llegó el desastre. El caos comenzó cerca de 2023, el planeta comenzaba a escasear en recursos, la tierra se volvía menos fértil, no llovía muy seguido y las sequías eran cada vez más frecuentes; nos estábamos quedando sin comida. Pero había una solución. Solía escuchar las conversaciones de mi padre, él hacía años se dedicaba a estudiar cada rama posible de la física, y su esposo era uno de los mejores profesores de geografía de la provincia, por lo tanto los últimos meses habían pasado la mayor parte de su tiempo analizando los cambios climáticos y la escasez de alimentos que se estaban produciendo. Ellos proponían que, como durante aproximadamente diez años el mundo iba a estar en estado crítico, todos deberían comer una especie de comida artificial entubada que brindaba los nutrientes necesarios para la vitalidad de un humano sin utilizar recursos naturales, para ver si, dejando de explotar al planeta, este podría “repararse”. A pesar de ya tener una solución, Gregorio, la pareja de mi padre, sostenía que siempre había que tener un segundo plan, por lo tanto ambos se pusieron a trabajar en ello hasta planificar algo fascinante.

Apenas pudieron presentaron el primer proyecto y rápidamente fue aprobado; se empezaron a producir los nuevos tubos de alimento y salieron al mercado lo antes posible. Todo marchaba bien hasta que un repentino caos se desató. Las personas de clase más alta se rehusaron a comer comida artificial; encontraron que la mejor solución para acabar con el hambre era eliminar a la población “sin importancia” (trabajadores de clase baja, países con pocos recursos económicos, etc.) y de este modo la comida sería suficiente para ellos. El miedo y la avaricia los había dominado; todo se salió de control, las guerras civiles se hicieron presentes en todas las ciudades, los países poderosos atacaban a los más vulnerables, el descontrol fue tal que más de una bomba nuclear pudo debutar destruyendo todo a su paso, y no solo a las personas, estábamos asesinando al planeta, nuestro propio hogar. Llegó un punto en el que todos enloquecieron, ya no se podía vivir, el miedo constante nos invadía; salir a la calle era peligroso, y hasta estar en tu propia casa lo era. El mundo se volvió una jungla tóxica y cuatro paredes no bastaban para protegerse de ella. Mi papá se dio cuenta de ello y decidió comenzar a construir nuestra esperanza de vivir. Él sabía que no iba a poder salvar a todos, la mayor parte de la población


estaba muerta o totalmente desquiciada, pero aún había gente que valía la pena. No todo pudo ser tal y como imaginaba, pero gracias a Gregorio y Laura (ingeniera automotriz amiga de Greg) pudieron hacer posible el segundo proyecto. Tardaron varios meses, nosotros sobrevivimos con comida artificial; y los demás, como podían; el caos nunca cesó, así que debían apurarse, a cada segundo más vidas se perdían para siempre y más cuerpos destemplados se unían a la montaña de cadáveres que inundaban las veredas. Faltaban pocos detalles pero también un par de materiales así que mis padres salieron a buscar esos pocos metales que terminaron costándoles la vida. Yo sabía que no debían irse, sabía que si traspasaban esa puerta tal vez no volverían y ni siquiera intenté evitar su partida… Los esperamos más de dos días casi detrás de la puerta sin perder la fe, pero al caer el tercer atardecer supimos que no volverían, desde ese momento siempre me pregunté ¿por qué las buenas personas nunca logran disfrutar de las recompensas de sus buenos actos? ... Ahora Laura y yo no solo éramos responsables de terminar la nave, sino también de salvar a todas las personas que aún subsistían con las entrañas retorcidas y los cuerpos débiles; debíamos hacerlo por Gregorio, por mi papá, ellos dieron sus vidas para que otros pudieran conservar las suyas, no los iba a defraudar. Seguían pasando los días, trabajamos casi sin descanso; tengo que admitir que nunca dejé de esperar que mi padre cruzara la entrada sano y salvo con algún pretexto que excusara su larga ausencia, pero eso nunca pasó. En menos de un mes logramos nuestro objetivo; mi salud se deterioró un poco, al igual que la de mi compañera, tal vez debido a la radiación que predominaba en el ambiente por las bombas y demás, pero aún seguíamos en pie. Teníamos la posibilidad de salvar a no más de 2.000 personas, ya que la “ciudad” que pudimos construir no tenía capacidad para más que eso, pero luego no importó. Al salir a buscar sobrevivientes solo encontramos a 500. Pasamos por más de un país y revisamos lo mejor posible, pero no había más que eso; la raza humana estaba casi extinguida, miles, millones de vidas se acabaron por nuestro propio egoísmo, nosotros mismos nos

empujamos hacía la perdición, nos exterminamos entre nosotros. Pasaron 27 años desde el fin del mundo, en ese entonces solo tenía dieciséis años. Ahora ya soy mayor y mi vida cambió rotundamente; soy el gobernador de una ciudad suspendida en medio del espacio, tengo esposa y dos hermosas hijas. Trabajo estudiando la tierra, la vida que hubo, hay y puede llegar a haber allí; me dedico a buscar la forma en la que podamos volver al planeta, un sueño que hasta la actualidad parece bastante lejano. Paso noches enteras imaginando el momento preciso en el que mis ojos puedan volver a apreciar los anaranjados atardeceres, o intentando recordar a qué olía el aire puro o el pasto humedecido por el rocío mañanero; extraño todo eso, pero a la vez tengo miedo, temo que una vez que el mundo vuelva a ser lo que era antes nosotros volvamos a estropearlo, y es que me pregunto ¿seremos capaces los humanos de poseer algo tan valioso y no volver a destruirlo con nuestra humanidad?

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CICLO BÁSICO RECONSIDERAR Arkoskun, Sofía- Imaz, Nuria Instituto General Manuel Belgrano – Armenio Ciudad de Córdoba

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En 1904 existía un niño llamado Mateo. Mateo era uno de esos niños a los que no le importaban los demás. Cuando él quería, tiraba agua al piso y, cuando algo no le gustaba, también lo despreciaba. Un día, la madre le dijo que se iba a ir de viaje por una semana, por lo tanto Mateo se quedaría con su padre. Él era un alcohólico, así que su hijo sabía que tendría que hacerse cargo de él. Al día siguiente de la partida de su madre, alguien tocó el timbre, Mateo fue a atender la puerta y, cuando la abrió, vio a un señor raro, tenía un gorro roto, mucha barba y toda su vestimenta agujereada. El niño le preguntó a este hombre quién era, y este le respondió que era un señor que venía desde el futuro y que deseaba mostrarle algo muy importante. Mateo estaba confundido pero, antes de poder decir algo, el hombre lo tomó del brazo y lo llevó con él. De este modo, llegaron a un callejón en el que había un auto muy moderno, uno que Mateo no habría ni imaginado. El señor introdujo al niño en el auto y, cuando arrancó, una luz extraña y de color verde apareció frente a ellos. Mateo gritó, estaba aterrado y, entonces, el hombre, o mejor dicho el “sin nombre”, según el muchacho, se condujo hacia la luz y desapareció en ella. El niño miró a su alrededor y vio puras construcciones raras, mucho humo, más autos modernos y gente con ropa extraña. “Mira, Mateo, toda esa gente en el suelo, sin dinero para comprar

comida” dijo el señor Sin nombre, “vos derrochando comida, agua y ahora hay gente que daría lo que fuera por un poco de eso”. Mateo se quedó pensativo y exclamó “Qué horrible”, el señor se le acercó y le dijo “Escucha, te traje aquí para que veas mi realidad y puedas arreglarla”, el niño se sorprendió y le preguntó cómo lograría eso. Después de unos minutos, el hombre le dijo que debería descubrirlo por sí mismo y se evaporó en el aire. A las horas, Mateo despertó y, rápidamente, comenzó a pensar una solución, estudió un tiempo y descubrió una pócima que podría terminar con el hambre en el mundo. Actualmente, este invento permite a los científicos lograr el hambre cero en el mundo.


CICLO BÁSICO UTOPÍA Bautista, Valentina – López Graciana Instituto General Manuel Belgrano – Armenio Ciudad de Córdoba

Todo empezó a desvanecerse, a tornarse oscuro, borroso, como si mi cama se alejase con cada pestañeo que daba, como si no pudiese llegar nunca a ella. Estaba solo, apartado, temblando, nervioso, preocupado y velando por que todo esto fuera solo un simple sueño. Mi vida no fue lo que esperaba. Quería que fuese mejor, quería que mis metas se cumplieran, necesitaba encontrar a alguien que me hiciera feliz. Pero ya era tarde, ya se me había acabado el tiempo... Ya no había marcha atrás… De pronto, aparecí en el sofá, mi hermoso sofá de terciopelo rojo. No me quejé, ya que me gustaba estar allí por las tardes, observando a la gente que pasaba por los ventanales y pensando en porqué mi situación había cambiado drásticamente. Mi vida fue muy interesante, era un político muy reconocido en todo el mundo, tenía muchos amigos y un trabajo excepcional… hasta aquel maldito día, cuando presenté un proyecto que hubiese transformado la vida de muchas personas. Me consideraron como un loco por solamente pensarlo y por ello me despidieron. Hubiese hecho todo lo posible para volver al instante en el que lo propuse para eliminarlo, pero ya no había vuelta atrás. A partir de aquel momento mi vida se tornó oscura, vergonzosa y espantosa, y desde allí, no volvió a ser lo mismo.

De repente, mi televisor se encendió y comenzaron a pasarse canales referidos a muertes de personas inocentes, no estaba entendiendo nada. Al moverme, sentí el control en mi espalda, al verlo de reojo, pude observar que tenía algo diferente. En él se encontraba recalcado el número 4. Sin más preámbulo, lo pulse sin dudar. Emergió un portal desde el televisor que me dejó estupefacto. Claramente no quería entrar en él, pero una extraña fuerza me incitaba a hacerlo. Este me dio un abrupto golpe que me tiró al suelo, al levantarme y limpiarme los pantalones, pude observar una blanquísima puerta. Al darme vuelta note que en ese lugar tan limpio y extraño yo me encontraba solo y muy atemorizado. Parpadeé dos veces, cerré los ojos y con valentía crucé esa puerta. Lo primero que sentí, fue un aire puro y fresco que me pegaba en el rostro con un riquísimo olor a jazmín, además de escuchar de fondo el bello susurro de los pájaros al cantar. Abrí mis ojos y pude presenciar algo que nunca había tenido el placer de observar. Era un paisaje tan asombroso, divino y deslumbrante el que se encontraba frente a mí. Me di vuelta y la puerta había desaparecido. A lo lejos, pude notar una ruta donde transitaban autos, gente haciendo ejercicio en los parques, niños jugando en las plazas, el suelo limpio.

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Me cuesta creer todo esto, en lo poco que recorrí de este nuevo mundo, solo hallé personas felices sin clase social. De todo esto se trataba mi proyecto, cuya meta se enfocaba en que, de aquí a unos treinta años, todas aquellas personas que sufren de hambre en todo el mundo, ya nunca más sintieran esta necesidad. Básicamente, en donde estoy ahora es el mundo perfecto, es donde me gustaría vivir y compartir con alguien. Lamentablemente, sé que no es real, aunque lo aparenta… Lo disfrutaré lo más que pueda. ¿Y vos lo vas a disfrutar o lo vas a seguir destruyendo?

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CICLO BÁSICO LA POBREZA Y OTROS SONIDOS Barrios Cáceres, Chiara Luz Instituto General San Martín Villa Allende- Córdoba

Ashiko salió de su aldea para buscar comida para su familia y en el camino se encontró a un hombre sentado en un banco; parecía preocupado. Ashiko sabía que para obtener algo debía dar una cosa de valor a cambio, entonces recogió unas flores marchitas del suelo y se las ofreció a aquel hombre. Él rechazó esa ofrenda con una mirada de disgusto, respondió que no tenía dinero ni comida para darle. Ashiko no sabía qué otra cosa valiosa darle para obtener lo que buscaba y entonces le tomó la mano para levantarlo del suelo. El hombre aterrorizado gritó por espanto, mientras ella trataba de tranquilizarlo. Dijo que no le pasaría nada malo, que sólo quería mostrarle algo… El hombre no escuchó. Cada vez se elevaban más y más hasta que llegaron a una capa firme, suave y transparente, debajo de las nubes, donde podían posarse tranquilamente. El hombre se desmayó por lo ocurrido y Ashiko esperó que despertase. Una vez que abrió sus ojos miró hacia abajo y empezó a moverse rápidamente, y a gritar, mientras ella aún le sostenía la mano queriendo tranquilizarlo, a la vez que trataba de hablarle gentilmente. -Por favor, no me hagas daño. Tengo una familia esperándome-dijo el hombre. -No tengo nada material para ofrecerte, pero me gustaría convencerte para que me ayudes. No quiero hacerte daño-respondió Ashiko sonriéndole. El hombre decidió por fin escucharla y Ashiko le contó una breve historia.

Un ciervo vivía intentando crecer y pulir sus cuernos para que un Búho pudiera posarse sobre él y sentirse cómodo. Un día el ciervo empezó a debilitarse y sus cuernos empezaron a achicarse, por lo cual el Búho cambió de venado dejándolo morir en soledad. Esta historia tenía varias versiones. Otra decía que el mundo está sordo por tantos gritos que se escuchan, opacando el verdadero sonido. Al terminar, Ashiko tapó delicadamente los oídos del hombre e hizo que su cabeza se inclinara hacia abajo para que pudiera observar al mundo, mostrándole cómo el ser humano aniquilaba la naturaleza y cómo, también, ese exceso existía entre la propia humanidad. Ella quería hacerle ver qué absurda era esta desigualdad. El hombre se quedó callado. Ashiko se paró y levantó al hombre, ella lo guio hacia un agujero blanco en medio de la extraña capa donde estaban y fueron cayendo por allí. Mientras descendían, podían ver más claro su alrededor. Lo que vio el hombre fue cómo la familia de Ashiko trataba de subsistir trabajando con todas sus energías sobre una siembra cuyos frutos no podrían saborear, cuya cosecha sería arrebatada, como sus derechos. Al llegar a la superficie, el hombre se dio cuenta de que lo que veía era lo reflejado en las lágrimas de ella. El hombre huyó.

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CICLO BÁSICO CULTIVANDO EL FUTURO De Bas, Lucas - Rodríguez Colman, Jeremías Instituto Nuevos Aires CABA

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El 16 de marzo nació Manuel, un chico que vivía en una villa con muy pocos recursos, y allí las personas padecían de hambre, sed y pobreza. Era hijo de dos padres muy trabajadores que dieron la vida por alimentar a su familia y a las tantas personas que Vivian en ese lugar. Cuando era muy chico sufrió mucho siempre, ya que tenía posibilidades de morir porque no estaba bien alimentado, y también por las constantes peleas que había en el lugar. Una cualidad muy buena que tenia de los 10 años, era que jugaba muy bien al futbol, gran apasionado de jugadores por su actitud de, a pesar de todo, salir adelante. Hoy día profesional como, Carlos Tevez, Diego Maradona, entre otros. Él junto a sus compañeros jugaban muchos partidos en el único potrero que había, pero hay que destacar, que además de jugar bien, él era muy generoso con sus compañeros. Siempre los ayudaba a mejorar, si había una pelea trataba de hablar y decirles que después no se traten mal y que sigan siendo amigos. Siendo más grande, Manuel quería mejorar un poco la cancha ya que no había chicos que quisieran jugar, y retocándola capaz algunos irían a divertirse, o al menos a probar. “La droga” no fue un problema porque sus padres, aunque no ganaban mucho dinero, debido a que no tenían un buen trabajo, sabían que esta no era una forma de relajarse, sino que era, como decían “tirar la toalla”.

Sus padres a pesar de no tener educación, siempre le enseñaron a Manuel que debía pensar que había gente, como el, hasta incluso peor y que no debía razonar siempre en sí mismo. De más grande empezó a estudiar agronomía, tuvo la posibilidad de tener una beca gracias a su gran idea, que debía desarrollarse más, pero que la universidad pensó que sería una buena forma de frenar esta falta de recursos en algunos lugares. A pesar de no tener muchos amigos, donde estudiaba vivía feliz con tal de cumplir su sueño, que era convencer al estado de poner tierra fértil en todos los lugares desde había mucha pobreza, como en su villa. Pero esto le generaba un gran problema porque al poner esta gran cantidad de tierra eliminarían el potrero tan amado que había en el lugar. Pero para el con tal de alimentar y ver caras felices en las de las personas necesitadas estaba bien. Al empezar, esta campaña la gente de su villa se empezó a alimentar con alimentos orgánicos y saludables, lo que era una cosa nueva para ellos. Manuel tuvo una excelente idea que había desarrollado, como había pedido la universidad que consistía en que la comida que le sobraba a la gente, la que sigue en siembra, la pueden juntar y armar una especie de “bolsón orgánico” para vendérselo a otra gente y así ganar, por su voluntad, dinero para poder subsistir con otras cosas. El joven


adolescente conto que estudio agronomía porque era el tema que más le interesaba ya que había experimentado lo que era vivir en esos lugares. Para construir esto que él tenía en mente el estado le dijo que organice a los trabajadores y que este pendiente de todo. Esto le condicionó trabajar por las noches, entre otras cosas. Él no estaba muy familiarizado con el ámbito del estudio, ya que no había tenido educación y le parecía algo raro, ver en la universidad, que todo estaba muy perfeccionado. Al final lo logró, después de mucho esfuerzo obtuvo su tierra fértil y todo tipo de semillas para sembrar en su villa, ya tenía una parte de su grandísima idea de cumplir esto en todos los lugares del mundo. Las personas que habían vivido con el estuvieron sorprendidas por la gigantesca noticia, se alegraron y cuando el joven llego a su casa todos le prepararon una gran sorpresa, que le dijeron que estaba muy cerca de él. Salió de la casa y le dijeron que fuera dos cuadras a la derecha. Corriendo desesperado fue y se encontró con sus padres, se emocionó al ver que estaban en buen estado de salud, ya que estos habían afrontado una enfermedad muy grave, lo que les hizo ir urgente al hospital durante cinco años y no podía visitarlos porque no quería sufrir ya que les habían diagnosticado que tenían altamente posibilidades de morir. Los abrazó y lloró. Sus padres le dijeron que estaban muy orgullosos de él. Manuel nunca lo pensó, pero se dio cuenta que al comer las cosas orgánicas hechas con mucho amor podían salvarlos. Toda la universidad estaba eufórica por él, nunca creyeron que alguien con sus pocos recursos, hubiera llegado tan lejos. Entre la alegría, Manuel volvía al aula que les pertenecía junto a sus compañeros, se sentó y vio a una chica nueva, una que cuando habló en la clase lo felicitó a él. Al terminar la clase, el joven tuvo el coraje de acercarse a ella para hablar, charlaron sobre su éxito y entre las palabras surgió una idea por parte de Martina, la chica, que consistía en hacer lo mismo, pero con muchos más alimentos y que esto vaya a todos los lugares necesitados del mundo. Manuel, al escuchar esto, se quedó impactado, ya que era la misma idea que él tenía en mente. La idea ahora, de ambos, les pareció imposible, pero después se dieron cuenta de que con tal de que el mundo no sufra hambre estarían dispuestos a hacerlo.

Y así estos dos enamorados viajan por el mundo, por la salud alimentaria de todas las personas y cultivaran todo lo que no esté cultivado, así que “cultivaran el futuro”.

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CICLO BÁSICO LOS HÉROES DEL HAMBRE Pizzichini, Agustina - Pedalino, Luciana Instituto Nuevos Aires CABA

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Romina Casablanca era una representante de la ONU que tenía 28 años, tenía como meta ayudar a todas aquellas personas que pasaban hambre, o que estaban en situaciones críticas. Comenzó a averiguar las causas mayores del hambre y así fue que de a poco, empezó a buscar nuevas formas de combatir este gran problema. Tenía un gran proyecto, y muchas ideas, en primer lugar sancionar una nueva ley que obligara a las personas con un gran poder financiero a donar algunos dólares por año, esta idea fue muy apoyada por los medios. Aunque a ella le parecía algo injusto que la gente trabajara para ganar ese dinero y después tuviera que donar una parte pero creyó que era lo mejor. Otra de sus ideas era que se redujera un poco los salarios de los jugadores de fútbol para que con la plata recaudada, se compraran alimentos no perecederos: comida enlatada, leche en polvo, fideos, arroz, agua, etc. Quería que los políticos fueran menos corruptos y que del dinero recaudado con los impuestos de una parte, se repartiera equitativamente entre los sectores más pobres. Pero no lo logró, porque esta idea no tuvo el apoyo esperado, y por ende, no tuvo éxito. Logró que muchos ciudadanos que no tenían trabajo fueran por un tiempo al campo y aprendieran técnicas de agricultura y ganadería y de esta manera cultivar

sus propios alimentos cultivar sus propios alimentos. También facilitó que los gobiernos dieran créditos a estas personas para que pudieran acceder a sus propias parcelas de tierra. Tuvo muchos problemas con los ciudadanos y ciudadanas de clase alta porque ellos planteaban que esta propuesta era injusta y que cada uno tiene derecho a hacer lo que quiera con el dinero que gana. También había personas que dejaban de trabajar con el hecho de que cada uno podía tener comida gratis gracias a las nuevas leyes. Por lo tanto, el hambre se iba eliminando con el paso del tiempo pero se generaban más problemas, como marchas en contra de estas nuevas leyes o piquetes en las puertas de los trabajos. Romina estaba muy angustiada porque lo que había logrado para acabar con el hambre había generado más problemas, decidió hablar con su novio Francisco Lender que también era representante de la ONU, y este decidió ayudarla. Francisco era un joven muy inteligente que además de trabajar en la misma, era un científico muy avanzado y sus inventos eran los más conocidos mundialmente. Romina y Francisco decidieron ir al laboratorio de él y se les ocurrió una gran idea, construir una máquina que fabricase comida instantánea. Esta tenía forma de caja


y poseía una palanca pequeña al costado, luego hicieron unos polvos con diferentes sabores que cuando los metían en la máquina se transformaban en comida al girar la palanca. Al principio no estaban seguros de si esto iba a tener éxito pero querían tener fe. Entonces Francisco les comunicó a sus compañeros de confianza este brillante invento y ellos le propusieron que todo el laboratorio se dedique a hacer más de estos. Una vez terminados miles y miles de estos artefactos, fueron repartidos por cada casa de cada zona con carencia de alimentos, Ellos quedaron sorprendidos por el resultado tan maravilloso que dio su invento, y así fue que ellos se convirtieron en los “héroes” del hambre.

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CICLO BÁSICO NOSOTROS CONTRA EL HAMBRE Meccia, Josefina – Guzmán, Agustina – Rodriguez, Valentín Instituto San Luis Gonzaga Gral. Las Heras – Buenos Aires

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Caminábamos cuando de pronto nos topamos con un panorama desgarrador: gente hambrienta, sin casa, echados en medio de la calle, buscando en la basura comida, pidiendo monedas, algo muy dentro nuestro detonó, ¡no podemos quedarnos así! Iniciamos un plan, pero no podíamos empezarlo sin una asociación, entonces creamos “Nosotros Contra el Hambre”. Empezamos con algo sencillo, fuimos por todo el pueblo pidiendo, aunque sea una moneda para colaborar. Lo que hicimos fue conseguir más tierra en el campo para cultivar verduras, crear pequeñas chozas para que pasen el invierno las personas sin hogar, proveerles agua y darles ropa. Al ver sus caras llenas de felicidad no podíamos dejar este proyecto, ¡teníamos que ayudar a más gente! Los niños lograron obtener becas estudiantiles, los adultos y padres, trabajo. Nos complació ayudar, pero ahora nos encontramos con un problema más grande, los científicos han descubierto que ¡la tierra estaba perdiendo fertilidad! Nuestra emoción bajó y se convirtió en desesperación, tratamos de ocultar esta terrible noticia, no le contamos a nadie, esto se volvió un gran peso en nuestra alma. Cada día la presión se volvía mayor, había días en los que no podíamos dormir pensando en qué hacer, hasta

que supimos qué plan debíamos realizar, el camino era la ganadería. La carne ayudaría mucho a los niños en su crecimiento, al igual que los lácteos. El primer plan estaba concluido, pero íbamos por más, más gente que ayudar, ciudades que visitar. Decidimos realizar una excursión hacia el Norte de África, fuimos con vasijas llenas de agua y felicidad, también llevamos frutas y buena ropa, subimos a todas las personas que necesitaban ayuda al colectivo, y nos dirigimos hacia una sorpresa, cuando bajamos, se toparon con nuestro regalo, unas hermosas casas que habíamos construido para ellos, cuando las vieron no podían parar de sonreír y agradecer. Sin embargo, la mayor sorpresa, era que les íbamos a enseñar a producir sus alimentos, les explicaríamos cómo cultivar y cosechar su propia huerta, y así asegurarse su alimento diario. Como esta experiencia nos encantó decidimos expandirlo de manera mundial, ayudando a todas las personas que necesiten un hogar, comida o trabajo. Nuestra asociación se volvió un suceso mundial, llegando a lugares muy remotos. Esta acción nos dejó con ganas de seguir ayudando al mundo, pero hay que decir que no fue fácil el camino hasta aquí, hubo sacrificios, derramamos algunas


lágrimas, y realizamos trabajos que nos llevaron horas y horas de empeño. Día tras día recibíamos cartas de personas que deseaban ser ayudadas. Nuestro trabajo no termina, debemos seguir con estos grandes proyectos, hasta ver un mundo sin hambre, sabemos que suena imposible, pero tenemos una frase que motiva a cualquiera: “Si fallas en algo vuelve a intentarlo porque, nada es imposible”.

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CICLO BÁSICO “UNA SOCIEDAD IGNORANTE” Mattiuzzi, Franco Instituto San Luis Gonzaga Gral. Las Heras – Buenos Aires

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Corría el año 2084, un tiempo, en el que por más que la economía ya no era un problema, todos los presidentes eran extremadamente ignorantes y esto afectaba demasiado en el día a día de la humanidad. La ignorancia se había apoderado de la sociedad, una sociedad en la que los jóvenes ni siquiera salían a jugar a la pelota, no había cultura, no había creatividad ni emociones, prácticamente eso no era vivir. Los presidentes de los países más importantes, denominados potencias mundiales tenían una organización, en la que se debatía todo lo que sucedería. Sin embargo, paradójicamente, los poderosos creían que la sociedad había mejorado, pero eso era una fachada, un gran engaño. Tanta era la falta de intelecto, que para acabar de una vez con el hambre a nivel mundial, debatieron una idea abrumadoramente horrible, demasiado macabra y estúpida. La ignorancia de los presidentes llegaba a tal punto que querían aniquilar a todas las personas con hambre, una terrorífica idea, que para la torpeza de estos hombres era una excelente, pero para Dora, era tremendísima. Dora, una inteligente señora de 114 años de edad, graduada en las mejores academias de Inglaterra, estaba indignada ante tal genocidio. A la pobre Dora, no parecía

quedarle mucho de vida; así que se le fueron ocurriendo muchas ideas para de una vez acabar con el hambre a nivel mundial. Ella, con ayuda de su hijo Daniel, emprendieron viaje hacia el centro de esta organización ubicada en Washington, Estados Unidos. En el viaje, mientras Dora se planteaba mejores ideas para acabar con el hambre, Daniel estaba preocupado por la salud de su madre, la cual parecía estar cerca de cerrar los ojos para siempre. Por fin habían llegado a esa organización, estaba situada en un edificio muy grande, pero demasiado mal aprovechado. La seguridad recibió a Dora preguntándole a qué se debía su visita y ella les respondió que iba a cambiar este mundo, o lo que quedaba de él, y ellos la trataron de loca. Daniel logró convencer a la seguridad para que dejaran pasar a la señora. Los presidentes estaban todos reunidos, así que sin miedos, Dora comentó sus intelectuales ideas acerca de acabar con el hambre, mientras tanto, los presidentes se burlaban y reían. Pero, un hombre llamado Damián, que era el más sensato de esa organización, tomó en cuenta las palabras y pensamientos de la señora y convenció a los demás de que esa idea era la mejor.


Dora se sentía victoriosa, pero cuando estaba saliendo de la sala cayó al suelo, fue llevada inmediatamente al hospital, ya era tarde, con su último aliento la mujer comentó más en detalle su idea para acabar con el hambre, y cerró los ojos para no volver a abrirlos. Todos estaban muy tristes por lo sucedido, reflexionaron y así, los presidentes cambiaron su forma de ser, siendo mucho más intelectuales y atentos. De esta manera, valiéndose de las ideas de la difunta, pudieron acabar con el hambre, y por siempre honraron a la fallecida Dora.

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CICLO BÁSICO DIME QUÉ CUERPO QUIERES Y TE DIRÉ QUÉ ALIMENTOS NECESITAS Vázquez Antonini, Valentina - Camauer, Amelie Instituto Nuevos Aires CABA

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Érase una vez, en el año 2298, una sociedad que ya no se centraba en la verdadera alimentación, sino que consumía una artificial generada a base de químicos, que hacían que los pobladores humanos no engorden y se sientan satisfechos, pero tampoco estaban al alcance de todos los ciudadanos y muchos morían de hambre. De esta forma, las grandes corporaciones de estos alimentos fueron destruyendo todos los negocios de comida derivados de la agricultura y el ganado. Ya sin verdulerías, carnicerías o pollerías, ni almacenes, fueron la primera y única opción de la humanidad para sobrevivir, algo que no todos lograban. La gente elegía su alimento según el cuerpo que deseaban, pero sin saberlo sus organismos eran debilitados gracias a los químicos que consumían. La humanidad comenzó a enfermar, las personas morían en las calles por lo que parecía un “desmayo”. Un joven, llamado Román, al ver la atrocidad en la que se había convertido la sociedad, decidió huir sin saber a dónde. Subió a su auto y emprendió el viaje. Luego de tres horas conduciendo en línea recta, empezó a sentir malestares así que se detuvo al costado del camino para tomar un poco de aire. Se percató de que a su lado había un río, con agua totalmente cristalina y pura. Tenía tanta sed que intentó beber un poco, pero en el intento se

desmayó. Horas más tarde, se despertó en una cama algo incómoda, con la sensación de que alguien lo observaba. Se levantó y fue directamente a una mesa que tenía enfrente con lo que parecía comida de verdad. De pronto vio a alguien salir de entre las sombras que al mismo tiempo dijo: –Es para ti-¿Qué es esto?- Contestó Román un poco confundido. -Es un bife de vaca con un poco de ensalada que he preparado directamente de mi granja. ¡Cómelo! Te sentirás mejor, estás muy débil- Dijo el anciano acercándose cada vez más a Román. -¿Directamente de tu granja? Creí que ya no existían. Con todo esto de la comida a base de químicos. Entré en pánico y decidí huir, pero creo que me desmayé- Dijo Román mientras comía el exquisito almuerzo que le había preparado aquel agradable abuelo. -Sí, tengo una granja, herencia familiar… ¡Deberías quedarte unos días más para que te puedas recuperar por completo! Además, un poco de compañía a los dos nos vendría bien- Dijo el humilde anciano con una sonrisa de oreja a oreja. Román no tenía otro lugar a donde ir, además la idea de alimentarse con comida totalmente natural le parecía fantástica. –Está bien, pero… ¿Cuál es su nombre?- Dijo


con un poco de vergüenza. Ese viejo lo había llevado hasta su casa sin saber quién era, y él ni un miserable gracias le había dicho. -Me llamo Arthur, y usted joven ¿Cómo se llama?Contestó el abuelo mientras extendía su mano. -Mi nombre es Román, mucho gusto- Dijo mientras ambos apretaban sus palmas. Durante días Arthur y Román se fueron conociendo de a poco. El joven cada vez comenzó a sentirse mejor, con más fuerzas y más ánimos. Entre charlas y charlas, Román le contó a Arthur lo mal que se encontraba la humanidad, alimentándose a base de químicos, y que todavía no comprendía cómo su granja había logrado subsistir. Así fue como Arthur decidió confesarle su gran secreto a Román. -Román, le he hecho tanto daño a los seres humanos, que por eso decidí rescatarte cuando te vi inconsciente al costado del camino. Ahora tú debes ayudarme a mí- Dijo Arthur con su voz quebrada. -¿De qué estás hablando?- Pregunta Román inocentemente y sin comprender lo que sucedía. -¡Fui yo el que desarrolló los alimentos con químicos! Nunca creí que esto desestabilizaría el organismo de las personas. Cuando me di cuenta, ya era tarde…No tuve opción, era morir o desaparecer, y aquí estoy. Durante años trabajé en silencio creando la comida natural que ves aquí. Con esto planeo recuperar al menos todo un continente, y de esa forma replicar estas acciones en el resto del mundo. Por eso necesito que vuelvas a la ciudad y traigas más gente enferma para así curarlos-Dijo Arthur. -¡Diablos! ¡En qué estabas pensando!- exclamó RománDéjame entender. ¿Ahora tú pretendes que yo sea quien salve al mundo?-Preguntó enojado. -Cuando comencé con la creación de los alimentos químicos, era un joven de tan solo veinticuatro años, con la misma fortaleza que hoy tú tienes. Al darme cuenta de mi error, cumplía treinta y un año, para ese entonces mi mujer ya estaba muy enferma y había perdido a mi pequeño hijo de tres años. Ahí fue cuando les demostré a mis superiores que lo que vendíamos era realmente malo para nuestra salud y la única manera de revertirlo, era mediante alimentos naturales. Intentaron matarme, por eso hui, y decidí comenzar esta granja totalmente

natural, y generar tanto alimento como fuera necesario para poder salir a revertir esta situación. Hoy, con noventa y un años, no me queda ni el tiempo, ni la fuerza para enfrentar dicha batalla- Dijo Arthur. -¿Qué pretendes que haga?- Preguntó Román adentrándose a la aventura. -Debes ir a la ciudad y traer tanta gente enferma como puedas, pero recuerda que si alguien se da cuenta, date por muerto. A medida que recuperes personas, ellas deberán seguir tus pasos para cada vez poder traer y alimentar más a la sociedad-Dijo Arthur. En su primer viaje logró traer diez personas, que lo acompañaron en su segundo viaje y así se sumaron cien más, y luego esos cien trajeron mil, esos mil diez mil, esos diez mil…

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CICLO BÁSICO ¡SUPERVIVENCIA! Acosta, Leila IPEMYT 297 Dr. René Favaloro Ciudad de Córdoba

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No hace mucho la tierra cayó en un hábito de dolor y destrucción sufriendo grandes consecuencias por la causa de la mano del hombre. Una famosa empresa de origen asiático descubrió que la tierra estaba quedándose sin recursos y la misma inventó un arma biológica que supuestamente iba a prevalecer y a beneficiar a la humanidad. El experimento resultó ser un fracaso total, el agua se secó, los cultivos se echaron a perder y los animales cada vez morían más ya que muchos necesitaban hidratarse y comer, igual que nosotros las personas. Cuando no se encontraron con más comida ni agua el hábito de los humanos se desató volviéndolos prácticamente en lo que una vez eran: cavernícolas. Yo solo soy una persona más que busca sobrevivir sobre todo el caos y es cada vez más difícil encontrar provisiones. - ¿Recorrí toda la maldita ciudad por nada? - pensé Mi desesperación cada vez aumentaba más. No comía hace 6 semanas y no sé cómo hice para durar tanto tiempo con vida. Recuerdo que mi última comida fue un lunes de hace 6 semanas y fue una hoja de lechuga con un poco de sal, con un vaso de agua que había recorrido de la lluvia. Una sonrisa se plantó en mi rostro recordando cuando mi madre me decía que comiera el brócoli que odiaba, que peor sería quedarse sin nada.

-Hija come el brócoli o no tendrás postre- habló mi madre fuerte y claro -No quiero sabe feo-corriendo el plato- contesté Lo que daría ahora mismo por tener un pedazo de ese brócoli en mi boca, saborearlo y poder degustarlo. Mi madre murió debido a la falta de agua y el resto de mi familia por otras causas. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, no entendía por qué sucedía todo esto ahora. Lo que una vez fue la tierra y la humanidad se había perdido. Mi cuerpo estaba delgado ya no podía más. No caminaba, solo me arrastraba. Parecía un esqueleto. Necesitaba comida y agua urgente. El cielo se nubló de repente y comenzó a llover, levanté mi cabeza un poco y llegué a una pequeña planta de tomate. Me sorprendí bastante ya que la tierra no era fértil y no se podía plantar nada, pero después de todo quedaba un poco. Nunca dejes nada en el plato si no te gusta se lo puedes dar a otra persona que pasa más necesidad, nunca sabrás si lo que está escrito aquí pueda pasar.


CICLO BÁSICO EN BUSCA DE LA FELICIDAD Soto, María Luz - Cogote, Gabriel IPEMYT 297, Dr. René Favaloro Ciudad de Córdoba

Recuerdo los días en los que no tenía nada para comer, en los que nadie decía que “sí” jamás, aun cuando estuvieras muriendo de hambre. Todo empezó en 1978. Éramos tan felices junto a mi esposa e hijo… Un día una carta me puso los pies sobre la tierra, porque esa misiva me informó que tenía 26 dólares en mi cuenta bancaria. Estaba quebrado, entonces tenía que buscar la manera de salir a flote, aunque no fuera fácil. Intentaba de todo, pero no funcionaba, y cuanto más lo hacía peor resultaba todo. Mi vida se basa en pequeñas partes. Durante ese tiempo debía levantarme a las 5 AM para poder buscar trabajo y alimentar a mi familia, cosa que no podía conseguir. Aunque seas inteligente y responsable tu vida será difícil, pero no podrás rendirte porque tu familia depende de eso. Un día iba caminando por la calle y de repente un hombre me dio una carta y me dijo que una granja necesitaba personas para trabajar, pero que no había mucho lugar. Miré la carta y contenía una dirección; la dirección de la granja. Así que como no tenía dinero tuve que llegar corriendo 3km. Por poco me quedaba sin trabajo y por suerte lo conseguí. No era por mucho tiempo, pero por lo menos tenía unas semanas de respiro, o al menos eso pensaba hasta que una noche unos intrusos entraron a la granja. Se robaron todo el cultivo y destruyeron todo a

su paso. A la mañana, el jefe furioso nos despidió a todos pensando que uno de nosotros podría ser alguno de los integrantes de la banda de intrusos. No me quedaba otra que largarme de ahí, así que lo hice sin quejarme. Mientras los demás peleaban por el dinero, mi estómago vibraba de hambre, pero sabía que no debía rendirme. Si lo hacía terminaría sentado en la calle junto a mi esposa e hijo, esperando a que alguien se apiade de nosotros y nos de dinero. Pero eso es algo que no quería para nosotros, bastaba con dormir en las calles o en un estacionamiento. Pasaban los días. Empecé a notar que mi hijo estaba más flaco y que no tenías las mismas fuerzas que antes, lo cual me preocupaba bastante. Igual mi esposa, tenía el mismo estado que mi hijo. Yo era el único que seguía igual, un poco más delgado, pero seguía adelante. Por ellos es que me sentía el motor de mi familia. Recuerdo que iba caminando por la calle. Era de día y aún seguía buscando trabajo, cuando de la nada un hombre me pone un cuchillo por la espalda y me lleva a un callejón diciéndome: “ entrégame todo”. Repetidamente decía esto y yo le decía que no tenía nada, pero no me creía. Yo se lo repetía hasta que me apuñaló dejándome en el suelo. Un poco mareado, pero me levanté y caminé hasta el final del callejón donde había dos personas que me ayudaron y me llevaron hasta el hospital. No pude salir

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durante dos horas porque los doctores decían que estaba en estado crítico y que necesitaba ayuda rápida. Después de todo el proceso los médicos me dieron la boleta del hospital y era bastante. Tenía que pagar 1200 dólares por todo el tratamiento, así que como no tenía para pagar tuve que ingeniarmelas para poder escapar. Entonces, cuando los doctores se fueron, rápidamente me vestí, salí por el pasillo y hui por la puerta trasera. A las pocas horas estaba en todos los noticieros de la ciudad. Entonces fui con mi familia y nos fuimos de la ciudad a pie. Caminamos 3km y recordé la granja donde trabajaba y nos dirigimos sin pensarlo. Cuando llegamos golpee la puerta y salió mi antiguo jefe y le pregunté, le implore si nos podíamos quedar al menos una noche. Él nos miró de pies a cabeza y dijo que no podía dejarnos quedar. Cuando le pregunté el por qué, el respondió “que, porque no nos conocía” y que no confiaba en nosotros, además que nos estaba buscando la policía. Cuando me seguía hablando miré hacia atrás y llegaron dos patrulleros. Mi ex jefe nos dijo que entremos inmediatamente adentro. Nos metimos y me nos apoyamos contra la pared. Tras varios minutos mi ex jefe entró y me dijo que nos podíamos quedar, volver a trabajar y comer del cultivo. La policía no volvió más. Éramos libres, y jamás volvimos a pasar hambre.

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CICLO BÁSICO COSECHARÁS TU SIEMBRA Blanco, Julieta - Melgarejo, Franco Silos Cañuelas Cañuelas – Buenos Aires

En un pequeño pueblo donde la gente tenía sueños pequeños, vivía un niño llamado Gonzalo quien, a diferencia de todos, tenía sueños grandes. Un sábado con un clima que no podía ser descripto ni como cálido ni como frío, la mamá de Gonzalo le dio cien pesos y le dijo: - Hijo, con esta plata tenés que ir al pueblo y comprar algo que nos alimente a nosotros, a la vaca y que podamos cultivar. Gonzalo algo confundido, con sólo un billete en la mano y con pocas esperanzas, se dirigió al mercado; al llegar, vio un zapallo y una botella de agua, entonces fue cuando pensó: Si sólo compro el zapallo podríamos comer y cultivar, pero no tendríamos nada para beber, y si sólo compro el agua, moriríamos de hambre. El pobre Gonzalo no sabía qué hacer, hasta que una señora que aparentaba tener unos 70 años, se acercó a él y le preguntó: - ¿Qué tienes, muchacho? - Sólo tengo cien pesos, pero necesito comprar algo de comer, algo de beber y algo que se pueda sembrar – contestó Gonzalo angustiado. - Creo que tengo la solución a tu problema – dijo confiada y segura mientras revisaba su bolsillo izquierdo. Al abrir su mano, Gonzalo vio frente a sus ojos, unas semillas negras como la noche sin estrellas. Muy emocionado tomó las semillas y le entregó a la señora, el billete. Corrió hasta su casa y con entusiasmo le mostro la compra a su madre, quien algo decepcionada preguntó:

- Pero… ¿Qué haremos con esto? - Sembrarlo. Sentenció Gonzalo - Pero… ¿Cuánto tardarán en crecer? - “Si no sueñas en grande, nunca tendrás esperanza”, debes tener paciencia y confiar en que todo mejorará tarde o temprano. Dijo Gonzalo convencido por demás que ese era el mejor pensamiento que poseía. Esa tarde Gonzalo y su mamá sembraron las semillas. A la mañana siguiente de un día cualquiera, muy impaciente, Gonzalo corrió directo al huerto y para su sorpresa se encontró con que éste estaba lleno de unas grandes pelotas verdes. Intrigado, llamó a su mamá y cuando ella llegó comenzó a saltar de felicidad, diciendo: - ¡Son sandías! No las había visto desde que era pequeña. La mamá le explicó a Gonzalo que las sandías eran una fruta que se podía comer, que tenían agua suficiente como para hidratarse y como Gonzalo ya había comprobado, daban abundantes frutos de un poco de semillas que quitamos del interior de los mismos. Luego de aquel día de incertidumbre, ni Gonzalo, ni su madre ni todos aquellos del pueblo que tomaron como ejemplo, la siembre y cosecha de esa familia, volvieron a pasar hambre, nunca más.

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CICLO ORIENTADO SUEÑO CON UN PAR DE ALAS ¹ Biondi, Martina Lucía Instituto Berrotarán Berrotarán- Córdoba

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Hace un tiempo invadieron mi sueño millones de picaflores de todas las especies habidas y por haber. Picaflores grandes y otros más pequeños, oscuros y claros. Todos ellos, desesperados, buscaban calmar su hambre y nutrir su alma, buscaban flores de cualquier tipo y color. Era difícil conseguirlas, parecía que estaban allá lejos, allá de trás del gran abismo social, donde casi ninguno de ellos llegaba con sus pequeñas alas, donde solo las águilas y otros animales poderosos eran capaces de ascender. Sin embargo, las flores allí estaban, podían verlas detrás de cualquier vidriera y cualquier publicidad que invitaban a consumir lo que era imposible obtener. Antes de ser sacados a escobazos, podían darse el lujo de desearlas, de admirar sus colores, sus brillos y aromas, podían darse el gusto de imaginar su sabor (pero no de degustarlas). Muchos de ellos, luego de ser echados de todas las tiendas por “portación de cara”, “falta de saldo” o “sobrante de personal”, iban y venían en dirección a la nada porque nada eran, buscando flores que alguien hubiera desechado por feas, por marchitas o por sobrantes; cualquiera fuera la causa, mientras pudieran aprovechar algo, alguito del manjar de su polen, no interesaba. Otros (tal vez más astutos, tal vez más desesperados), no querían perder su tiempo y energías volando sin rumbo. Estos usaban su agilidad para ir por flores aje

nas, no importaba quién fuera su dueño, a veces hasta las tumbas se quedaban sin adornos. Su procedencia y sus consecuencias (vinieran de Dios o de la policía) poco importaban cuando no se es nada y nada se tiene para perder, lo único que importaba era tener con qué sobrevivir, poder dejar conforme al cuerpo o a la mente, aunque fuera solo por un día. Colibríes sin rumbo huyendo de un lugar a otro, disturbios, alarmas antirrobo, falsos discursos políticos, quejas y soledad caminando de la mano en la calle, doble moral, malas noticias, llantos hambrientos y desesperados hacían demasiado ruido en mi cabeza como para no

¹ Según cuentan muchas leyendas, los picaflores son vistos como pequeñas aves que se encargan de mejorar nuestra energía. Se considera que el colibrí es capaz de un poderoso manejo espiritual y se encarga de saborear el néctar de la vida a través de las flores. Se dice que cuando un colibrí se nos aparece es, en realidad, el espíritu de un ser querido que bajó un rato a visitarnos.


desear salir o cambiar mi sueño / pesadilla. Quería despertar, abrir los ojos y ver los rayos desde un nuevo día, luz que me calmara, que me diera paz. Pero al separar mis párpados, la penumbra seguía gobernando mi habitación. Tuve que refregarme los ojos, darme unas cachetadas llenas de realidad para comprobar con tristeza y rabia que todavía la luz no había llegado por completo, porque muchos aún estaban dormidos en la comodidad de sus templadas camas, muchos no querían cambiar lo que veían o pensaban todavía que no era real, incluso, tal vez, por inocentes o ignorantes, no veían. Desde esos tiempos sufro insomnio. Es imposible descansar bien después de despertar. A partir de ese día, trato de encender faroles, una chispa por ahí, la otra por allá. Es mi grano de arena para traer luz al mundo; despertar a los durmientes y ayudar a los despiertos. Es la forma que algunos tenemos para homenajear a los colibríes que, por amor a los suyos, nos guían en cada paso.

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CICLO ORIENTADO LOS MILLONES BIEN INVERTIDOS Rabinovich, Gregorio Academia Argüello Ciudad de Córdoba

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Esta es la historia de Ariel Süller, un hombre de alrededor de 65 años, flaco, alto, tiene pelo gris, mide unos dos metros aproximadamente; vive solo con nosotros, sus sirvientes. Su fortuna era muy grande. Su nombre era anónimo, pero era conocido en el ambiente; se rumorea que hizo su fortuna a partir de tratos con gente muy corrupta. Yo, que vivía con él, podía observar que tenía una vida muy tranquila: dormía hasta tarde, se iba a la oficina, tenía reuniones, volvía a su casa y su chef personal le preparaba las comidas más caras y gourmet que se podrían imaginar. Un día puntual, volvió del médico: podría haber sido un día normal; pero se lo veía angustiado. Yo junté valor y le pregunté qué le pasaba, por qué estaba tan triste; él me contestó con una simple pero contundente palabra: cáncer. Yo creo que Ariel se replanteó su forma de vivir y por eso hizo lo que hizo, sino no hay explicación. Sabiendo que iba a morir quizás se preguntó algo así como “Si muero, ¿quién vendría a mi funeral?” Sus amigos eran nulos, su papá y su mamá habían muerto en un accidente de auto; era hijo único, no formó familia, de modo que nadie hubiese ido. Entonces, quizás por eso, decidió cambiar. A partir de ese día, su actitud cambió y sorpresivamente no para peor: era más bueno con nosotros y, de vez en cuando, sonreía -cosa que nunca habíamos visto-. Dos meses después de la noticia, yo estaba en la cocina de su

casa, lista para leer el diario como todos los días. Apenas lo abrí, leí el titular que decía: Ariel Suller el héroe de la industria alimenticia en Argentina. No entendía por qué podría estar su nombre relacionado con ese título. El artículo explicaba la situación de salud de Ariel y relataba los millones de dólares que había estado invirtiendo Ariel para mejorar la alimentación de la región y los cambios que logró implementar dentro del sistema: 1/3 de los alimentos producidos por la empresa no eran comercializados -eso era inaceptable para Ariel, considerando que muchísimas personas sufrían de hambre a diario-. Con la ayuda de Ariel, ese número bajó considerablemente: la empresa pasó a solo no comercializar el 0,2%. Con Ariel, cada tomate, cada naranja, cada lechuga, cada alimento fue tratado como un hijo, mejorando el cuidado y la calidad de cada producto. Ariel puso todos los millones que fueron necesarios para lograrlo y, lo más importante, es que gracias a su contribución, todos los alimentos en Argentina bajaron su precio entre un 50 y 60%. El artículo decía que gracias a Ariel, el índice de las personas que sufrían hambre en Argentina bajó un 46%. Ya sin sentir temor hacia él, me acerqué y le pregunté por qué lo hizo, mientras le señalaba la tapa del diario. Él simplemente me contestó: - ¿Para qué tener tanto? Si otras personas tienen tan poco.


CICLO ORIENTADO COMO HUMANO Brasca, Nina Academia Argüello Ciudad de Córdoba

Ya no puedo más, no lo soporto. Extraño a la gente; es decir, extraño esos días en los que tenía amigos con quien hablar, ya que ahora lo único que hay es tierra y nada más... y si llega a aparecer alguien, no se puede confiar porque ya se sabe cómo eso va a terminar. Esos días en los cuales las preocupaciones eran solo una nota, y no como ahora que lo que me preocupa es qué voy a comer o si seguiré acá.

Cuando no hablo, dibujo en la tierra, a veces a mi mamá, para no sentirme sola y otras, cuando me acuerdo de esa comida que cocinaba, también la dibujo. Cuando estoy enojada conmigo misma, dibujo esa chica que tanto odiaba, pero debo admitir que me gustaría que ella esté acá, pero no para conversar, sino como para algo más… como para probar... Dejo de pensar, no pienso cuando como, y menos ahora que no lo hago muy seguido.

He perdido la cuenta de los días, pero, por estimación, calculo que debe ser veinte o quizás dieciocho, del 2100, pero no estoy segura. No sé desde cuándo he caminado por estas calles. Bueno, “caminar”, aunque a veces acelero el paso si hay alguien detrás de mí que está preparándose para cazar. Cuando sé que estoy a salvo y sé que puedo frenar, me pongo a pensar: ¿cuándo sucedió todo esto? La verdad, ninguna respuesta encuentro, ya que han pasado tantas cosas que ya no me puedo acordar.

No me acuerdo de dónde conseguí lo que tengo en la mano, pero me olvido y sigo hablando para callar el silencio. Reflexiono lo dicho: ya que nunca hubiera pensado antes que el silencio aturde, y que el vacío se siente, y sí que se siente cuando no tenés a nadie y se siente cuando está vacía la panza. Como humanos, y eso ya es un gran cambio. Puede parecer que la pulpa que tengo en mi mano a simple vista parece de animal, pero cuando la probás, te das cuenta que de alguna persona será. El mundo ya no es el mismo y los pocos que lo habitan, tampoco. Pero de tanto pensar y sola hablar, atrás tengo un caníbal más, esperando una cena de una niña, con tan solo diez años de edad.

Hablo sola muchas veces porque si no me aburro, como ahora. ¿Dormir? ¿Qué era eso? Ni un minuto puedo descansar, ya que si llego a cerrar los ojos me comerán. Y eso de bañarse... me da risa cuando me acuerdo de eso, ya no sé cuándo fue la última vez que vi agua. Agua, qué lindo era eso, la única que veo es la que tengo en la boca, cuando me pongo a pensar en comida que nunca podré probar otra vez.

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CICLO ORIENTADO PODEMOS, PERO… ¿QUEREMOS? Romano, Gianella Colegio Alemán Villa General Belgrano - Córdoba

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No resulta imposible eliminar el hambre mundial, pues comida y dinero hay de sobra. Al año se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida que solo van al basurero esperando ser quemadas. El número de personas que padecen hambre a nivel mundial ha disminuido en más de 100 millones en la última década, pero todavía cerca de 800 millones de personas sufren de hambre. Veamos algunos datos curiosos. El hambre encabeza la lista de los 10 principales riesgos para la salud. Cada año muere más gente por el hambre que por otras causas como el SIDA, la malaria y la tuberculosis combinadas. “Son tantas las imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la sed no cambian, permanecen. Tal tendencia –o tentación– nos exige un paso más y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo conocer la situación de muchos hermanos nuestros”. Dijo el Papa Francisco durante su visita a la asamblea plenaria

de la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA). ¿Quién mejor que él para hablar del hambre mundial, no? La cabeza del Vaticano, la persona que lidera el catolicismo, el representante de Dios en la Tierra y al que muchos llaman santo. Cabe aclarar y recordar que el Vaticano es un edificio de suma importancia, ya sea histórica o como centro mundial de la fe católica. Los ingresos anuales del Vaticano superan los 567.4 millones en efectivo y bancos, y 1,718 millones en activos financieros, según el Instituto para las Obras de Religión (IOR), comúnmente conocida como Banco Vaticano. Con esta cantidad de ganancias por practicar y comercializar una fe que incita a ayudar al prójimo pero, al mismo tiempo, tiene los medios necesarios para acabar con algo tan terrible como es el hambre y simplemente no lo hacen. No solo las guerras o la escasez de trabajo originan la falta de comida, los precios casi inaccesibles en algunas partes del mundo privan a muchas personas de la porción de vitaminas que necesitan diariamente. Parece como si hubiéramos vuelto a la Revolución Industrial, en donde los trabajadores vivían en condiciones inaceptables y apenas tenían recursos para comprar pan para su familia. Ese es el caso de nuestra querida sociedad capitalista,


el que tiene suerte y sobrepasa a los demás TRIUNFA. La brecha entre ricos y pobres está alcanzando nuevos extremos. Recientemente, Credit Suisse ha revelado que el 1% más rico de la población mundial acumula más riqueza que el 99% restante. El hambre mundial es un fenómeno que nos atormenta desde hace siglos, se han implementado diversas formas para erradicarlo pero ninguna ha sido totalmente efectiva, ya que el único impedimento es el ser humano. ¿Cómo podría alguien provocarle la muerte a otro ser de su misma especie sin sentir remordimiento alguno? Pues eso es lo que sucede cada día en nuestro planeta y por nuestra culpa, el ser humano es la máquina de destrucción más eficaz jamás creada, dispuesta a matar a los de su especie con tal de salir beneficiados. Esta ha sido la causa principal, no solo del hambre, sino también de las guerras, los genocidios, entre otros males. Homo homini lupus est, el hombre es el lobo del hombre, el hombre es el enemigo del hombre, el ser humano es egoísta por naturaleza está en su instinto de supervivencia. Ustedes me han convocado para escribir un relato de ficción acerca del fin del hambre, pero la realidad de este problema es tan espeluznante que ya de por sí se asemeja a un relato de ficción.

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CICLO ORIENTADO ELLA, LA TIERRA Rodriguez Deniard, Daniela Colegio Altos Los Robles Exaltación de la Cruz - Provincia de Buenos Aires

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Pies descalzos atravesaban la extensa planicie. Infinitos pasos, sin un rumbo cierto, movilizaban el alguna vez majestuoso cuerpo, soportado por delgadas piernas. Débiles piernas tambaleantes, en las que quedaba tan solo suficiente fuerza para su desplazamiento. Una cara demacrada, cuyas angelicales facciones eran ahora recuerdos, portaba un par de cansados ojos azules los cuales, un día, habían contenido la totalidad del mar en ellos y los centraba únicamente en el punto donde el horizonte se perdía. Esa borrosa línea que conecta cielo y tierra en la lejanía, ese lugar exacto en el que desesperadamente depositaba la esperanza que quedaba en su marchito corazón de rosa, demasiado apenada de desviar su mirada hacia cualquier otro lado, ya que lo único que encontraría en el suelo sería tierra árida, resquebrajada, despojada de toda vitalidad, así como en el cielo solamente vería una amenazante nube negra, persistente y espesa, como de lluvia, pero ésta nunca llegaría a caer. Arrugada piel morena, que se trasladaba tan solo por instinto, era atacada directamente por fuertes rayos que quemaban como el fuego, mientras que ELLA se encontraba indefensa, frágil, expuesta, mas su atención se encontraba en aquel horizonte. La línea que parecía tan lejana, a una distancia infinita, tal vez, pero su esperanza no la abandonaba. Sin importar las ampollas

de sus pies, las quemaduras y cicatrices en su espalda desnuda, la sequedad que sentía en sus ojos, a los que no les quedaban ya lágrimas, la pesadez que incrementaba en su pecho, ni la angustia que anudaba su garganta, ELLA seguía su camino, aunque, sin descanso alguno, era físicamente cada vez más difícil hacerlo. Un día, luego de tantos caminando sin cesar, divisó algo que la sacó de su transe. Una sombra, negra como la noche, que desprendía un aura igual de sombría. Aunque se tomó bastante tiempo en alcanzarla, si es que el tiempo era algo que aún existía, con pasos cada vez más lentos finalmente lo logró. La criatura no tenía un rostro visible, tampoco una forma definida y, sin embargo, desprendía una energía para nada agradable. Ese día, finalmente, ELLA dejó de desplazarse. Se paró de la manera más firme que le fue posible frente a ese amorfo ser y, con una voz de trueno que parecía proveniente de su mismísimo núcleo y que no había dejado salir desde hace quién sabe cuánto tiempo, formuló la pregunta que había rondado en su cabeza por tantos años; un simple, pero absolutamente desgarrador “¿Por qué?” La criatura, inmutada y sin compasión alguna por quien se encontraba en tal deplorable estado frente a ella, respondió con desdén, en una voz casi burlona:


-Porque todo esto es nuestro, esto y todo lo de más allá. Esto y todo lo que queda de ti. Seguiremos buscando en cada rincón hasta encontrar lo que siempre fue legítimamente nuestro. Con esto, la oscura sombra se desvaneció. Se desvaneció, así como lo habían hecho los extensos campos, llenos de gordos animales y frutas de todos colores, de trigo dorado y amarillos girasoles, de verduras con jugosas hojas verdes, de sanas crías y nueva vida generándose constantemente. Todo convertido, también, en un recuerdo que ELLA guardaría hasta el final. Un final que acabó encontrándola, volviéndola una con el reseco, infértil, arruinado suelo, y dejando todo en el más profundo de los silencios. No se trataba de un silencio agradable y tranquilo, no era la quietud de las cálidas tardes en las vivas praderas, o de las misteriosas noches estrelladas. Era un silencio vacío, frío y solitario. Uno que connotaba la falta total de presencia alguna; el fin de todo. Un fin cruel e innecesario, un fin completamente evitable. Un fin que no tiene por qué ser aceptado. Uno que mediante la reflexión podría cambiar para convertirse en un futuro lleno de luz, lleno de vida. Un futuro que debe nacer y germinar dentro de cada uno, y en el que cada ser cuide de ELLA, que no la deje tener un final así de oscuro.

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CICLO ORIENTADO UNA TARDE DE SÁBADO García Cilio, Guilliana Colegio Altos Los Robles Exaltación de la Cruz - Provincia de Buenos Aires

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Era una tarde de sábado, y como todos los días Mario, un chico de 16 años, salía a recorrer las calles de su pueblo, en búsqueda de cartones, o alguna cosa entre la basura, que pueda servir para llevar a su casa. Aunque el pueblo donde vivía la familia de Mario era humilde, la gente siempre los ayudaba con comida, o alguna ropa que ya no les sirviese. En su recorrido diario, el chico se planteaba la idea de que, si toda la gente fuera como sus vecinos, el mundo sería un lugar mejor. Mario es un chico muy agradecido; venía de una familia muy humilde en la cual muchas veces faltaba un plato de comida sobre la mesa, pero siempre sus vecinos le daban algo de comida casera para que lleve a su casa. Entonces él, en agradecimiento los ayudaba a realizar tareas domésticas, sin costo alguno. El camino que debía atravesar diariamente abarcaba aproximadamente siete kilómetros entre la ida y la vuelta, y para pasar el rato el solía imaginar distintas situaciones en donde él era el protagonista. Ese día se puso a pensar qué haría él para poder solucionar el tema del hambre en la sociedad. La primera idea que se le ocurrió, fue poder ampliar las raciones de comida en los comedores escolares acorde a las distintas edades, pues en su colegio, los niños de jardín de infantes comían la misma porción de comida

que los chicos de su edad; si tan solo mandaran más comida a los colegios. La segunda idea que pensó, se le ocurrió gracias a una clase de geografía que tuvo en su escuela, en donde la maestra contaba que en las áreas en donde había más pobreza eran, principalmente, rurales como en el pueblo donde ellos vivían. En base a esto, Mario se planteó, que si hicieran un anexo más sólido entre el campo y la ciudad, en donde hubiera nuevas oportunidades laborales, la gente tendría más trabajo y sería más fácil erradicar el hambre; si tan solo todos los ciudadanos tuviesen las mismas oportunidades de educación y trabajo, sin importar el área que habiten. En tercer lugar, el chico tuvo la idea de realizar en cada barrio humilde colectas semanales de alimentos entre los vecinos, y así poder intercambiar la comida que cada uno tenía por otra, para que todas las personas puedan recibir los distintos nutrientes que se necesitan para tener una buena alimentación y así no enfermarse. Por último, a Mario se le ocurrió hacer una huerta solidaria, en donde cada familia plantaría algo distinto. Luego las personas se deberían comprometer a cuidar la huerta, y así todos tendrían acceso a comer frutas y verduras (siempre y cuando se compartan entre todos la cosecha).


Contento con las ideas que había tenido, Mario quería ir a contarle a su vecindario las ideas que había tenido, e intentar que entre todos pongan en práctica las últimas dos ideas que se le habían ocurrido. El chico estaba feliz con los resultados obtenidos y estaba ilusionado con que más adelante en más lugares del mundo harían lo mismo, porque si cada persona pone su granito de arena, el mundo sería cada día un lugar mejor. FIN

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CICLO ORIENTADO EL HAMBRE, UN PROBLEMA POLÍTICO CON SOLUCIONES AL ALCANCE Cots, Valentín Instituto Secundario El Salvador Ciudad de Córdoba

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El hambre es una problemática que castiga a millones de personas en el mundo y que consiste en la escasez de alimentos básicos, provocando desnutrición, problemas en el desarrollo físico e intelectual y, en los casos más agravados, la muerte. Principalmente, las regiones más afectadas son África y el Medio Oriente, pero, ¿alguna vez han pensado cuáles son las causas de que, en pleno siglo XXI y con grandes avances, exista el hambre en el mundo? Lógicamente, las personas que sufren de esto tienen dificultad para acceder a los alimentos suficientes que les otorguen una alimentación saludable y nutritiva. En Argentina, por ejemplo, se producen alimentos para alimentar a 400 millones de personas y, sin embargo, parte de nuestra población padece del hambre. Entonces, ¿dónde están las causas del problema? Es sencillo: La política. La política es la herramienta que maneja el mundo: Desde allí se toman las medidas que definen la economía de un país, los derechos de las personas y el bienestar de las poblaciones. A partir de la política surgen los problemas o subproblemas que conducen a las personas a esta situación de vulnerabilidad extrema: conflictos armados, debilidad de las instituciones y daños severos por el cambio climático. Las guerras causan el destrozo de los

sistemas de agua y de saneamiento, de los centros de salud, dañan la práctica de la agricultura y la producción de alimentos en general. La debilidad de las instituciones de un país impide que se tomen medidas adecuadas para ayudar a la población con hambre y, la falta de infraestructura provoca que los efectos del cambio climático dañen fuertemente la producción de alimentos, como ha sucedido recientemente con las sequías en nuestro país y las inundaciones en otros sectores. Ahora bien ¿cómo damos solución a esto? Lo primero que se debe conseguir es la estabilidad política en cada porción de territorio del mundo. Si esto no se logra, los problemas que dañen a la humanidad siempre seguirán existiendo, ya que no habrá un control fijo y seguro por parte de las instituciones y los estados sobre la economía y bienestar de las poblaciones. Hay que garantizar el acceso a los alimentos una vez asegurada la producción de estos, algo que sería necesario en nuestro país. Para ello se debe ayudar a los sectores más carenciados con la generación de empleo y ayudas económicas para el acceso a la alimentación. Otras problemáticas como la corrupción, la contaminación y la pobreza también contribuyen directamente al hambre, por lo que se debe prestar atención a estos, poniendo un control estricto contra la malversación de fondos,


promover la sustentabilidad en las prácticas agrícolas e industriales para evitar alimentos contaminados y tomar medidas económicas e inclusivas que presten atención al sector carenciado de la población. Ahora, desde el punto de vista individual, ¿Qué podemos hacer para combatir el hambre? Individualmente, se puede brindar apoyo material y económico a las ONG que se dedican al tema en particular, exigir a los gobiernos, desde la posición de ciudadanos, a que se promuevan políticas para combatir el hambre y, lo más importante, no desperdiciar las sobras de alimento. Esto último lo consideraría, por mi parte, lo más relevante ya que al año se desperdician más de 1000 millones de toneladas de alimentos, aproximadamente un tercio de lo que se produce en el mundo. Si en esto se produce un cambio radical, los cambios serían importantes e incluso, se llegaría a erradicar el hambre en el mundo. Los lugares que más se especializan en rescatar los alimentos que van a ser desechados son los bancos de alimentos, que reúnen productos con próximo vencimientos de los supermercados y reciben donaciones de la gente con el fin de luchar contra el hambre. A pesar de la responsabilidad del poder político, también nosotros podemos iniciar un cambio, que puede beneficiar a millones de personas que hoy no tienen acceso a una alimentación nutritiva, cosa que la mayoría de la población mundial tiene y se da el lujo hasta de desperdiciarlo involuntariamente en muchos casos. Como conclusión, pienso que la voluntad es suficiente para erradicar el hambre. Todos juntos podemos.

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CICLO ORIENTADO INTOXICADAS Santamarina, Allessia – Nardelli, Marian Instituto Secundario El Salvador Ciudad de Córdoba

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Comienza otra mañana, con el sol abrasándome. Me preparo para comenzar otra larga jornada. A mi alrededor toda mi comunidad comienza a despertar para ya empezar a trabajar. Todas hacemos lo mismo, todas las horas y todos los días. En conjunto tenemos el mismo propósito para el cual trabajaremos juntas y así poder lograrlo. Nuestra vida, a ojos externos, pareciera ser simple pero es más complicado de lo que aparenta ser. Nuestro destino, por más aterrador que parezca, es inevitable, debemos morir para servir a otros. Como todos los días, sentimos una lluvia refrescante de origen desconocido que cae sobre nosotras a pesar de no haber rastros de nubes en un cielo recién amanecido. El sol sigue allí dándonos fuerza, entibiando nuestros cuerpos y esta lluvia viene y va, siendo pasajera pero reconfortantemente necesaria. Luego, siento una energía subir del suelo hacia mí que me llena completamente. Pero eso es lo fácil y distinguible que los otros ven cuando piensan en nosotras. Cada cierto tiempo llega otro tipo de lluvia, de la que también desconocemos el origen, pero esta es diferente a la anterior, nos provoca malestar y enfermedad. Es algo que definitivamente no es agua, ni siquiera es similar. Un día, como cualquier otro, despertamos preparadas a la espera de la magnífica lluvia, pero nunca llegó. A pesar de esto nunca perdimos la fe en su llegada. Continuamos esperando expectantes su arribo y no ocurrió. El clima parecía impredecible a causa de sus cambios bruscos. Un

día estaba muy caluroso, otro sentíamos un viento frío corriendo a nuestro alrededor. Día a día nos empezábamos a sentir cada vez más débiles, como si nos absorbieran la energía y una fuerza inexplicable nos tirara hacia el suelo. Nuestro amado sol nos estaba secando lenta y constantemente, las horas se alargaban y parecían interminables. Y así fue como todas, en el conjunto que siempre fuimos, comenzamos a morir paulatinamente. Desde pequeñas semillas germinadas en una tierra amplia, viviendo una vida tan básica y llena de presiones, hasta que el destino imprevisto por la madre naturaleza nos diera un fin. “Cada año, se cultivan millones de hectáreas con el objetivo de satisfacer la necesidad alimentaria de la población a gran escala. Pero esto trae graves problemas si se desarrolla esta actividad sin tener conciencia en el impacto negativo que tiene contra el ecosistema natural y con el objetivo de - no solo cubrir una necesidad - obtener la mayor cantidad de ganancias sin tomar las precauciones necesarias. La mala utilización de agroquímicos afecta en la vida de los seres vivos expuestos a estos, al lugar donde son aplicados y a las personas que ingieren alimentos que los contienen. Para preservar los recursos que nos da la naturaleza, es necesario utilizarlos con mucho cuidado y responsabilidad ya que, lo que hacemos hoy nos afecta en el presente y podría en un futuro si no se ponen límites. Cuídate y cuida a los demás.”


CICLO ORIENTADO LA REALIDAD QUE MUCHOS IGNORAN Mollecker, Matías Instituto Secundario El Salvador Ciudad de Córdoba

La mayoría ha leído y escuchado bellas historias con espléndidos finales felices, pero la vida no es para todos sencilla, sólo hace falta mirar más allá de nuestra área de confort. Nací y crecí como todos, viviendo en una mentira. Con 14 años estudiaba, me divertía, la pasaba bien, vivía a gusto con mi familia, ¿qué más podía pedir? A los 16 años mi vida tomó un rumbo diferente, esto fue gracias a los medios de comunicación, gracias a los diarios y las noticias. Empecé a ver la otra cara de esta vida, una vida llena de lujos para algunos, y desgracias para otros. Siempre fui muy sentimental, caritativo, bondadoso. Eran valores que me destacaban y por los cuales me guiaba. Pero me estoy desviando de la historia. Comencé a conocer la situación de miles y miles de personas alrededor del mundo, las cuales vivían en la mísera precariedad. Mujeres, niños y niñas, bebés y adultos, que tenían un destino de miseria, el cual lamentablemente los llevaría a la muerte. Una muerte evitable para muchos, sólo hacía falta imaginación, iniciativa, desempeño y amor al otro. Y yo lo tenía, sólo me faltaba libertad. A los 18 años terminé el secundario, con puertas abiertas a estudiar en la universidad. Era raro porque mi familia veía el título universitario como un trofeo, como algo que determinara la clase de persona que eres y serás el resto

de tu vida, pero yo lo veía diferente. Veía a esos seis o siete años para ser abogado, médico o tal vez ingeniero, como tiempo para avanzar con mi proyecto, un proyecto de ayuda a los más necesitados. Un proyecto que no acabaría con la pobreza, ni mucho menos el hambre. Pero yo sentía que daría iniciativa a algo grande, algo que con el aporte de personas iría creciendo y evolucionando, un problema que todos juntos, con el mínimo aporte, podríamos solucionar. Busqué gente interesada, necesitaba ayuda, en esto todo sumaba. Sólo se necesitaba el objetivo claro y las ganas. Y así con diecisiete personas a mi disposición comenzó el proyecto a tratar. Comenzaríamos en el barrio, en la ciudad. Pero esto podía crecer, sólo hacía falta tiempo y buena gente que aporte. Recolectamos prendas, alimentos no perecederos, dinero, juguetes, cualquier cosa útil que pudiera alimentar, abrigar o sacarle una sonrisa a alguien, lo cual fue sumamente difícil. Muchos nos trataban de estafadores, de que nuestro objetivo era otro, de que mentíamos, parecía imposible. ¿Qué persona en su sano juicio puede negarse a dar algo que no usa, que iba a tirar o que le sobra, a otra persona necesitada, cuyo destino es el sufrimiento eterno y sabiendo que su mínimo aporte puede cambiar tal desastroso sentir? No podía creerlo, mi inocente pensamiento no lo toleraba. No toleraba el

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desinterés ajeno. No sabía el porqué, pero me generaba muchísima impotencia y frustración. Estuvimos una semana completa recolectando y lo poco que juntamos lo donamos a una villa del barrio. Fuimos los todos un fin de semana, jugamos con niños, les enseñamos a sumar, los alimentamos, contamos cuentos, pudimos sacarlos de su miseria por un rato. Hicimos que se diviertan, y yo me sentía orgulloso de eso. Orgulloso se ver la realidad que muchos no ven o no quieren ver. Reflexión: Por más mínimo que sea, aportar tu granito de arena a una buena causa tiene su recompensa: “hay más alegría en dar, que en recibir”.

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CICLO ORIENTADO MUERTO Gómez, Lucía Instituto Secundario El Salvador Ciudad de Córdoba

SÍ, he muerto. Quizás haya sido un asesinato, o quizás no. Puede haber sido enfermedad, o quizás no. ¿Podría considerarse un accidente? Lo que me sucedió no, pero tal vez sí mi concepción. He muerto, pero no ha venido alguien con un revólver a dispararme o con un cuchillo a apuñalarme. He muerto, pero no por esas enfermedades que simplemente aparecen y que no puedes hacer nada para evitarlas. No, he muerto porque mis padres, de forma inconsciente, decidieron continuar con el embarazo, aun cuando sabían que no poseían los recursos necesarios para brindarme una calidad de vida que, si no buena, al menos regular. Ahora, cuatro años después, ya no existo en la tierra; simplemente soy un cuerpo demasiado pequeño para un niño de casi cuatro años, con un corazón que ya no bombea, unos pulmones que ya no respiran y un cerebro que ya no piensa ni razona. Mis padres, con figuras esqueléticas similares a la mía, lloran sobre el cuerpo de ese niño que una vez fui. Ese niño que alguna vez sintió, alguna vez pensó, pero que todas sufrió. El alimento nunca fue suficiente. Podría echarle la culpa al gobierno pero, de hecho, éste solía entregar a mi madre bolsas de leche en polvo que yo estaba destinado a consumir, pero que jamás llegaban a mí porque mis padres las vendían para conseguir dinero. Podría entonces,

echarles la culpa a mis padres, pero ellos tampoco son los responsables, ellos también crecieron en la pobreza y así fueron educados, sin conocer otro modo de vida. Eso lleva a culpar a mis abuelos pero, de hecho, dos de ellos murieron cuando mis padres eran pequeños, y los otros perdieron sus empleos y no los contrataban en nuevos por no haber completado sus estudios secundarios. Podría también culpar a mis bisabuelos, por no exigirles lo suficiente a sus hijos como para que terminaran el colegio secundario. Podría intentar culpar a quien quisiera pero, al final, todos tienen una razón o excusa. Entonces, ¿de quién es la culpa? La verdad es que todos somos culpables, y a la vez, nadie lo es. La sociedad está demasiado centrada en encontrar el origen de todo esto cuando, en realidad, eso es imposible de saber y de cambiar. Lo hecho, hecho está, y no hay manera de modificarlo. Pero lo que sí se puede hacer es intentar mejorar el presente, aprendiendo del pasado y evitando cometer los mismos errores nuevamente; buscando soluciones a las distintas problemáticas sociales que, de alguna forma u otra, nos afectan a todos. Es importante también, tener en cuenta las consecuencias que estas problemáticas ya ha causado en la sociedad. Se debe buscar soluciones acordes a las características de la población.

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Mucha gente pasa hambre, lo que deriva en la terrible enfermedad de la desnutrición (una de las tantas causas de mi muerte). Pero, ¿de verdad se está al tanto de lo que ésta enfermedad provoca a futuro? O incluso, ¿de en lo que ésta enfermedad realmente consiste? La desnutrición implica tener un peso y contextura menor a los adecuados para la edad, estando peligrosamente delgado por la carencia de vitaminas y/o minerales y con las defensas abismalmente bajas, en constante riesgo de sufrir infecciones y/o virus. Contrario al pensamiento popular, la desnutrición no sólo afecta a los países más pobres, sino a todos, habiéndose convertido en una pandemia. La malnutrición, en los primeros años de vida de un niño, retarda el crecimiento y, si continúa durante la infancia, tiene efectos negativos permanentes en el campo intelectual, imposibilitándole a la persona desarrollarse socialmente, cayendo en la pobreza o siendo imposible salir de ella. Es por esto que hay que brindar apoyo a las personas que ya sufren de ella y evitar que más lo padezcan. Son procesos que hay que planificar muy bien pero se puede iniciar con pequeños actos por parte de cada ciudadano, con la esperanza de, si no solucionar, mejorar la vida de alguien. Como el gran pediatra argentino, el Dr. Abel Albino, dice: “Tenemos que terminar con la eterna guerra del hombre contra el hombre, e iniciar juntos la única guerra que vale la pena, la única en la que todos ganan, la guerra del hombre contra el hambre”. Ésta es mi carta de despedida, yo ya no estoy en la tierra para ayudar a nadie, pero espero que te haya servido a vos para inspirarte hacerlo.

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CICLO ORIENTADO “EL EDÉN PERDIDO” Perez, Melani Del Valle Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba

La tribu de Amarú vivía sin preocupaciones en, básicamente, un edén. La comida y el agua abundaba por lo que no hacía falta mucho esfuerzo para comer, sólo tomaban lo que querían cuando querían. Esto fue así hasta que otra tribu se enteró del paraíso terrenal e intentó invadirlos. Los katupyry al no estar preparados para un ataque fueron fácilmente desplazados y saqueados. Apenas sin nada y con algunos heridos intentaron buscar refugio y comida. Amarú se internó en el bosque con sólo una cesta y su chiripá rojo a buscar algo para su padre y su hermanita. El chico tuvo suerte, pudo llenar su cesta para cuando ya estaba anocheciendo, pero esa felicidad se convirtió en desesperación cuando no podía recordar el camino hacia su gente. Cuando ya oscureció completamente, sus ojos negros estaban llenos de lágrimas. Estaba muy cansado para seguir y el frío y la incertidumbre no ayudaban. Se acostó en el suelo, acurrucándose con su cesta, llorando y deseando que no le pasará nada. Su cuerpo se congeló del miedo cuando escuchó unos pasos acercándose. Entonces escuchó una voz llamándolo. Levantó la cabeza, apenas pudo ver una figura. Esta volvió a hablar, le preguntó si estaba bien y si podía ayudarlo. Amarú dudó antes de acercarse, supuso que si él hubiera querido atacarlo ya lo hubiera hecho y era seguro confiar. Cuando se acercó notó que no era

un humano del todo, estaba cubierto en un pelaje pardo, tenía grandes ojos amarillos y orejas grises en punta. Le recordaba a un gato. Cuando se calmó y pudo hablar le contó que se había perdido, pero no estaba herido. El felino, que se llamaba Tatú, se ofreció a llevarlo con su gente a pasar la noche y ayudarlo la mañana siguiente a volver. La tribu chiiquí resultó ser muy amable y no sólo aceptaron a Amarú también le dieron de comer y le dieron un lugar para dormir. Al amanecer Tatú fue a buscarlo para acompañarlo a su clan. El joven lo sorprendió ver que cada cabaña tenía un terreno de tierra al lado con plantas o ver a algunos de los gatos poniendo algo en la tierra. Antes de partir le preguntó a Tatú sobre esto, él le dijo que esos terrenos con plantas se llamaban huertos y que ponían semillas en la tierra para cultivarlas. Esto les permitía tener más recursos y en un lugar fijo. A Amarú este nuevo conocimiento lo emocionó. Pensó que podría usar esto para ayudar a su gente a recuperarse. Sin pensarlo dos veces le contó a su nuevo amigo sobre su complicada situación y le pidió que les enseñará sobre la agricultura. Tatú no pudo negarle su ayuda, le gustaba mucho la actitud y determinación del chico, pero primero tenían que encontrar su casa e informó a los otros de esto.

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Ambos partieron hacia el bosque, el gato lo conocía muy bien y gracias a su agilidad y a la luz del día no tardaron mucho en encontrar a los katupyry. Todos estaban angustiados por la desaparición de Amarú y se alegraron al verlo volver. Aunque tenían algo de miedo del hombre gato confiaron en la palabra del chico de que era inofensivo. Sus condiciones actuales convencieron aún más a Tatú de ayudarlos. Los guio hacia su clan y cuando llegaron los felinos les dieron una cálida bienvenida y alegremente les enseñaron todo lo que sabían. Cosas como la crianza de animales, el cultivo responsable, como fabricar herramientas y también almacenar y racionar los alimentos. La agricultura no era tan fácil como parecía. La tierra necesitaba cuidados y no se podía plantar siempre lo mismo para no gastar todos sus nutrientes. Era muy importante también el cuidado de los cultivos y almacenamiento de la comida, especialmente cuando se acercaban épocas secas o el invierno. Pero los katupyry escuchaban atentamente, admiraban el conocimiento y amabilidad de los chiiquí y estaban agradecidos con ellos. Costó un poco, pero aprendieron todo sobre estas técnicas. Los chiiquí les ofrecieron que se quedaran con ellos, eran una pequeña tribu y no les molestaría compartir de sus recursos mientras ellos ayudaran. La tribu humana aceptó su hospitalidad y se quedaron con ellos. Después de una vida de lujos los katupyry tenían que acostumbrarse al trabajo duro para tener lo que antes sobraba. Aunque al principio se les dificultaba se fueron acostumbrando a su nueva rutina y se adaptaron completamente. Pudieron construir sus propias cabañas y huertos y vivieron felices con los hombres gato. Amaru era el que estaba más contento, gracias a que se distrajo y se perdió en el bosque pudo conocer a Tatú y era algo con lo que siempre bromeaban los dos.

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CICLO ORIENTADO “EL PRINCIPIO DEL FIN” Leonangili, Santiago Tomás Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba

El hambre, siempre ha sido un problema para la raza humana, y es un problema demasiado difícil de solucionar, ya que es a nivel global, no hay un solo rincón en el planeta que no sufra hambre, ya sea mucho o poco pero lo mismo lo padece, y aquí es donde entro yo, pase años investigando para llegar a alguna solución que aunque no extinga la hambruna para siempre, la haga disminuir considerablemente. Intente con muchas cosas, generar huertas automatizadas de todo tipo de alimentos, semillas creadas por mí, absolutamente todo pero nada da resultado, todo se desvanece al igual que mis esperanzas por seguir luchando, años anteriores solamente tenía hipótesis, planos, y muchas ideas que no estaban concretas. Pero ahora que tengo los planes finalizados y los productos ya terminados, no funcionan, las semillas no germinan, el alimento artificial se desvanece como polvo, es tan frustrante, que esto quede solo en planos y hojas, que este sueño no se concrete, que nada de resultados. Hasta que supe el problema, el clima… el clima no ayuda en nada. Todo totalmente árido, seco, arenoso, por eso semillas no germinaban, y los vegetales se deshacían hasta hacerse polvo. Por fin tengo la clave, necesito hacer un gran cambio climático. Algo que me ayude a…. acabar con el hambre, soy yo solo en este gran laboratorio, pero de

seguro algo podre inventar, no me rendiré como hicieron todos mis colegas… no le soltare la mano al mundo. Después de varios días sin dormir, tengo 1 idea en mi cabeza, un cambio de clima a nivel mundial, y definitivo. Alterare el clima con alguna máquina, iré tierra, país por país, exportando semillas alteradas genéticamente para que con el clima ya cambiado… puedan germinar, ahora solo tengo diseñar la máquina, algo que libere suficiente vapor de agua como para generar nubes. Esa misma noche comencé con los planos, me llevo meses para diseñarla completamente y otros meses más para armarla pero por fin pude, y ya está lista y en funcionamiento, me he comunicado con el actual presidente, y el con el resto de presidentes/as del mundo. El a contado mi plan y todos estuvieron de acuerdo, llego el momento de comenzar mi viaje por las ciudades, llego el moneto de acabar con el hambre…. Este es solo… el principio del fin.

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CICLO ORIENTADO SOLUCIÓN ABSURDA Acosta, Axel Gabriel Instituto Secundario Ing. Gral. Enrique Mosconi Ciudad de Córdoba En el año 2302 disminuyó la población mundial en un 50% porque la gente moría de hambre, la sociedad se separó en dos grupos de opinión para solucionar la decadencia de personas. Del lado igualitario liderado por Vietnam, se apoyaron aquellos países que creían que la solución era suministrar una cantidad justa y exacta de alimentos y así no llegar a la desnutrición. El lado político, liderado por Estados Unidos como en todas las películas, pensaba más en grande, pero tuvo que esperar su plan ya que necesitaban muchos recursos para ello, lo que querían los políticos era acabar con el “hambre” en sí, pensaban en acabar con la humanidad. Al cabo de varios años apoyados al idealismo igualitario, el mundo cayó en decadencia, ocurriendo así muchísimas guerras. En el transcurso de este período, el grupo político logró construir el “HumOeat”, un dispositivo que copiaba las memorias del humano y las transportaba a un androide. Poco a poco los humanos comenzaron a utilizar este método de supervivencia hasta el 97.08% de la población mundial… dejó de ser humano.

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_Año 2417_ Este es el presente, mi presente, cada vez somos menos humanos, los que quedamos tenemos una vida difícil y nuestra salvación es nuestra creencia de un último lugar con idealismo igualitario donde vivir.

A este lugar, ubicado nada más ni nada menos que en la isla de Cuba, lo llamamos el Edén final. Y así inicia mi aventura, la aventura de Stif Jokin por llegar al edén final y vivir en paz_ ¡Stif!, está amaneciendo, hay que movernos. _ ¡Ya voy! _ ¡Bueno, pero no grites! Así fue, que tuve que dejar de escribir porque mi hermanastro Duein Yoson y yo nos encaminábamos al edén final. Estábamos ya en camino, hasta que llegamos a la frontera EEUU-México y nos topamos con… el muro. Un muro terminado el 12 de noviembre de 2021, ha estado separando a los americanos de los mexicanos desde entonces, ya han pasa_ Deja de escribir y ayúdame a pasar. Dijo Duein algo alterado. _ Sé que me mencionaste en tu historia, y no, no estoy alterado. Repitió Duein. _ Deja de escribir lo que digo. Luego de un largo viaje en mi cuaderno, que Duein me quitó, lo recibo nuevamente cuando estamos a punto de llegar, estamos en la costa mexicana, viendo a lo lejos el edén, la isla de Cuba. _ ¿Ves eso Stif? Ese es nuestro destino. _ Es precioso, veo algunas personas también. _Pero no podemos cruzar.


Dijo Duein. _ Pero… ¿Por qué? Respondí algo anonadado. Mi historia se hacía muy larga así que salteé la parte de viaje en barco. Al llegar a la isla no encontramos edén, sólo caos, cadáveres y el poco alimento que había… destruido. Lo que veíamos de la costa no eran personas, eran androides enviados para acabar con los pocos humanos que quedaban allí, habíamos llegado tarde, todos estaban muertos. Así nos dimos cuenta de que no existe un edén, no hay un lugar perfecto, no existe el paraíso. La raza humana pronto dejaría de existir. Esta historia simula una adaptación de lo que pienso. Pienso que es imposible acabar completamente con el hambre mundial, la única manera es abandonando a la humanidad ya que sin humanos no hay quien pase hambre. Intenté expresar de una forma cómica la situación en la que estamos. Los humanos intentan tener fe en otras opciones pero la política cambia los pensamientos humanos queramos o no, y que no se puede lograr el “hambre cero” ya que siempre quedará alguien a quien alimentar pero nunca recursos que sobren.

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CICLO ORIENTADO SURVIVE Nuñez, Ana Paula Instituto Berrotarán Berrotarán- Córdoba

El año 2140 corría. El gobierno controlaba el horizonte. La idea de libertad era oscura como el cielo en las noches de lágrimas silenciosas creadas por un estado en plena época de conflicto por algo que de a poco se iba acabando: el agua. Se había decidido colocar el hambre como “problema de carácter secundario”. La gente muriendo era menos importante que una guerra producida por el egoísmo y la necesidad de supremacía. En medio de la tempestad, mi familia sobrevivía. Lo único que quedaba era esperar hasta el día en que la desnutrición terminara por acabar con la colonia para siempre. El día de mi muerte era el único que esperaba con ansias. Mamá estaba cansada y papá tenía heridas incurables en muchas partes del cuerpo debido a la cantidad de veces que quiso proteger a la familia.

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Una vez, él tuvo una idea. En un día en que la sequía se había presentado más fuerte que nunca en el círculo, nuestra cena era un simple plato de avena. Mi mente volaba con una falsa idea de esperanza, imaginando que un día la guerra terminaría, dándonos paso a la tan deseada libertad. Una gota de agua se unió con la avena, haciéndome despertar de mi ensueño, para darme cuenta de que de mis ojos caían un par de silenciosas lágrimas. Las quité

rápidamente de mi rostro. Estoy seguro de que papá fue testigo de esa escena. “Busquemos nuestra libertad”, dijo papá, y las palabras abandonaron la mesa creando un pesado silencio. Pude leer la mente de mamá por la mueca que se había creado en su rostro. “Ya no hay libertad para nosotros”, ese y otros pensamientos imaginaba atormentando la mente cansada y ya sin esperanza de mi progenitora. Pero yo, algo inspirado por sus palabras, lo miré con ojos brillosos. Así fue como papá me dio una orden. Debía acercarme lo más posible a los militares para observarlos detenidamente. Tenía que recordar todo lo que pareciera necesario. Comencé a pasar horas sentado a unos cuantos metros de “la frontera”, no muy cerca de ellos, por miedo a la forma en la que pudieran llegar a reaccionar. Iba guardando todo en mi mente. Un militar con detalles de oro en el pecho se paseaba entre los demás, transmitiendo su poder a través de la mirada altanera que lo acompañaba. Un grupo de militares intercambiaba su puesto con otro antes del atardecer, dejando un espacio de veinte minutos en el que esa parte de la frontera quedaba casi vacía, salvo por un par de hombres que permanecían parados cerca de la fortaleza principal. Esa era la información que necesitaba, la que podía guiar a mi familia a la libertad. Y ese fue el momento en el que decidimos que esa vida


de miseria y desolación ya no era para nosotros, que merecíamos algo mejor que morir de hambre en un futuro no muy lejano. Organizamos un simple escape, dejando parte de nuestro destino a la suerte y otra al silencio de nuestros pasos. Juntamos lo que creímos necesario y, cuando nos sentimos listos, con el sol radiante encima de nosotros y ya un par de lágrimas lloradas por el repentino miedo, emprendimos viaje. Se necesitaba recorrer unos cuantos kilómetros de distancia para llegar. Creí que iba a deshidratarme en el momento que la línea de militares se encontraba a tan poca distancia como las otras veces que había investigado. Los veinte minutos que había calculado se acercaban. No perdimos ni un solo segundo más. Con pasos silenciosos que gritaban “¡Cuidado!” en mi mente, nos dirigimos a la entrada. Podía escuchar las graves voces de los militares que se acercaban, dejándome con el corazón en la boca por unos segundos, hasta que volvían a alejarse. Respondían a una única voz con gritos coordinados, causándome un fuerte escalofrío que recorrió toda mi columna cuando el militar a cargo gritó “¡La guerra será nuestra!”, a lo que los otros respondieron con un alarido más fuerte que los demás. Apresuramos el paso cuando escuchamos la cantidad incontable de pies marchando, lo que significaba que pronto estarían de nuevo en sus posiciones. Estábamos cerca de pasar la zona, cerca de haber burlado la seguridad de la frontera para pasar hacia el otro lado. El tan esperado otro lado, el que prometía ser un lugar mejor, donde el hambre no existiría y la vida sería menos peligrosa. Cuando sin esperarlo, nuestra esperanza murió. Habíamos ignorado la existencia de la vigilancia aérea. Al alzar la vista me encontré de frente con un enorme helicóptero bajando a gran velocidad hasta nosotros. Más soldados de los contados anteriormente aparecieron, rodeándonos por completo. El plan estaba arruinado, habíamos fracasado. Con un último intento por sobrevivir, papá se lanzó sobre uno de ellos con rapidez, llamando la atención de los demás soldados que se apresuraron a levantar las armas a su cuerpo. Mamá aprovechó ese segundo de distracción

donde una ola de disparos comenzó, terminando por levantar la arena del lugar, para empujarme con fuerza, gritando un desesperado “¡Corre!”, estirando su cuerpo por completo para cubrirme. Recuerdo haber sentido una presión. ¿Debía hacerlo? ¿Debía echarme a correr dejando que fusilaran a mi familia a unos cuantos metros de distancia? Pero, el egoísmo humano parece estar presente incluso en estas situaciones. Incluso en un niño que si quería vivir, debía dejar todo atrás. Corrí con la fuerza que me quedaba, escuchando más disparos que terminaron por hacer que girara mi cabeza, encontrándome con el cuerpo de la mujer que me había dado la vida en el suelo. Me miraba. Aunque su mirada parecía perdida entre tanto dolor, me miraba. Y de nuevo, por la extraña mueca de su cara, podía hacerme una idea de los pensamientos que en ese momento pasaban por su mente. Su ceño era un claro “El dolor está consumiendo todo mi cuerpo”. Sus lágrimas, “No lo logramos, lo lamento tanto”. Y su sonrisa, “Te amo, por favor, sobrevive”.

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CICLO ORIENTADO EL PRINCIPIO DE UN FINAL Ostoich, Camila Anahí Instituto Educacional Inti Huasi Monte Grande – Buenos Aires

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Hogar… ese no era su hogar, no se siente, no se vive en el como se solía hacerlo. No era el mismo, pero ¿Qué podía hacer ahora para recuperarlo? Siendo tan pocos los que buscaron detener la situación frente a tantos que pareció no interesarles realmente. Prepararse y tratar de subsistir hasta donde se pueda es lo único que quedaba. La calma, el sentir de una fresca brisa, de un aire puro, del verde de los árboles o el admirar la belleza de una flor, eran ya un recuerdo en la memoria de muchos. Ahora todo se reducía en continuas catástrofes convirtiendo lo que no solían apreciar antes en algo añorado y lejano de recuperarlo. Ella, a pesar de su corta edad, se cuestionaba cuando el ser humano iba a tomar de forma verdaderamente consiente las consecuencias de sus actos, cuando pararían de destruir lo poco que quedaba de su hogar, del hogar de todos. Su querida República de Kiribati ha sido, como se predecía, absorbida por el Océano Pacifico teniendo que dejar, tanto Ella como las personas que pudieron salvarse, todo atrás, incluso su felicidad. Sabían que no iba ser para nada sencillo recuperarse de tal catástrofe pero justamente ahora lo llegaban a ver imposible ya que no hay lugar en el que se puedan sentir completamente a salvo del enojo de la madre naturaleza. Es como una especie de epidemia que avanza rápidamente y cuanto más lo hace se vuelve cada vez

peor además de incontrolable, destrozando todo lo que se impone en su recorrido sin titubeos de por medio ni compasión alguna, desatando con ella centenares de desgracias, pero acaso ¿No es lo que nuestra especie merece? Era lo que Ella se cuestionaba, parecía ser que era lo que buscaban ya que no intentaron detenerlo en absoluto; aquella pregunta estaba contantemente en su mente desde que comenzó toda esta catástrofe. Un acto con tanta magnitud de egoísmo y ambición sin importar alguna cosa en absoluto por parte del ser humano abordaría una gran consecuencia consigo ¿Era evitable? Sí, claro que sí, muchas cosas son evitables y esta no era la excepción. Pero lamentablemente no se puede retroceder en el tiempo y evitar lo que puede llegar a ser evitable, o si existía una forma de retrocederlo la desconocía. Ella junto a un grupo de unas cincuenta y ocho personas tenían que emigrar alguno de los países que se solidarizaban y les abrían sus puertas, no para sentirse a salvo, no, porque todo lugar era vulnerable. Ya lo habían perdido todo pero sabían que el fin de toda esta catástrofe estaba lejos. Las personas que lograron salvarse se encontraban en barcos atravesando, en estos momentos, el turbulento Océano Pacifico acompañado de una fuerte tormenta con demasiada actividad eléctrica, tormentas como esta, para


nada comunes en la región, comenzaron a manifestarse hace algún tiempo cada vez más violentas y de forma más prolongada que las anteriores. Ella se encontraba observando lo poco que se podía ver del océano a través de una pequeña ventana perteneciente al barco en el que logro subir, el ambiente en el mismo era tan turbulento como del otro lado de la ventana, perfectamente un reflejo. Justo en ese instante, observando la magnitud de la tormenta de afuera, presenciando un ambiente para nada agradable dentro mientras escuchaba como un señor le rogaba a Dios por compasión, fue cuando sintió miedo, un miedo de verdad, por el simple hecho de existir en un mundo en el que había comenzado a reinar la catástrofe en todo su esplendor, tanto fuera de ese barco en el que se encontraba como dentro. Recordando como las personas luchaban entre sí por lograr subirse y ocupar alguno de los para nada abundantes lugares del barco, recordando también el fin que tuvieron aquellos que no pudieron subirse o los que ni siquiera llegaron a intentarlo. La peor etapa había comenzado hace unos días, lentos e inolvidables días, nunca el tiempo había pasado tan lento o por lo menos no en sus recuerdos. Por el contrario, el agua del océano fue tan veloz que en un abrir y cerrar de ojos la misma estaba por todos lados acompañada de la torrencial tormenta que aparentaba no tener fin y seguía para ese entonces. Y en ese preciso momento observando a través de la ventana, Ella comenzó a imaginarse como le gustaría lograr retroceder en el tiempo y tener la posibilidad de sentir y vivir como lo hacía en su verdadero hogar, de no tener miedo de existir en él, sentir la calma a la cual nunca le dio el aprecio que merecía, el sentir de una fresca brisa, de un aire puro, apreciar el verde de los árboles o la belleza de una flor, eran ya un recuerdo en la memoria de muchos, ahora también lo eran en la memoria de Ella.

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CICLO ORIENTADO “LA VERDAD BAJO TODO LOS SILENCIOS” Santacruz, María Agustina Instituto Educacional Inti Huasi Monte Grande – Buenos Aires

1997 Tumbes, Perú. Cuando las voces cesan y el murmullo de los insectos me abruma, bajo los párpados buscando el sueño que dejé a media anoche. No sé si es acaso posible, pero la realidad es que fue únicamente eso, negrura, desconocía lugar y razón, conocía aroma y sensación. Aunque, a pesar de mis deseos, no los reconocí al despertar, y es extraño en verdad. Cuán increíble me pareció siempre soñar, narrar historias con el inconsciente, a veces tan simples y otras no tanto; cuán increíble es valerse de todos los sentidos en ellos, percibirlos cromáticos y fragantes, aunque no sean más que eso. ¿Qué sentido tendría soñar, si no fuera irrealmente real? Mi cuerpo se hace agua, siento mis pulsaciones, el zumbido del silencio en los oídos, y el espacio dejando de existir por debajo (así como si los átomos de la cama solo me sostuvieran con su energía, con una capa de nada en medio, balanceando mi cabeza sin extremidades sobrantes). Sin lograr retomar el sueño, simplemente descanso.

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Negrura ondas ligeras humedad negrura ondas ligeras humedad flagelos negrura-

Sigue la habitación sin luces. En un intento por recordar, la vigilia me deja oír algo que parece golpear el techo. Y las lluvias comenzaron. Desde las 4:00 am no pude volver a dormir, dejé los sueños de lado y salí a observar. El calor ya era presente desde hace unas semanas, aunque últimamente era apenas soportable, la humedad no me deja estar sin sentir los muslos pegados al asiento. Lo único que puedo mirar son las lombrices salir en montículos de tierra mojada. Humedad flagelos humedad flagelos humedad… Cada vez llueve más torrencialmente, y un fuerte vendaval se lleva consigo el aroma petricor característico de estos días. Los árboles en casi noventa grados indican que algo no va bien. Rápidamente corro a resguardar las cosas que están sobre el suelo, subir las pequeñas en los muebles, atajar y envolver las frágiles. Qué acto más en vano. Horrible sensación esa de pequeñez e impotencia del ser humano. Y pasó lo inevitable, el agua toco mis tobillos mientras trataba inútilmente de tapar mis ropas, y no hicieron falta horas para que mis rodillas estén casi cubiertas. Y no se necesitó mucho tampoco para que deje de tocar el suelo, floté y a fuerzas salí de la casa, me sostuve lo más que pude al marco de la puerta pero sin resultados. En busca


de aferrarme a un árbol, escucho los gritos de mi vecina, desgargantada gritándole a su madre que el saque de allí, sea donde sea que estaba, hasta ella sabía que no saldría. Sin rastros de su madre, intenté encontrarla entre los ya escombros de casas. Imposible con el agua. De pronto un bracito agitándose, al segundo caído, aseguro es una rama. Habrá pasado una hora que me pareció eterna, sin fuerzas y dejando charcos rojos allí donde me muevo, me siento cubrir. Negrura ondas ligeras negrura ondas con fuerza… ¿Qué sentido tiene vivir si no es dolorosamente real? Java, Indonesia. Las raíces comenzaron a generarme tristeza hace ya un tiempo, aunque una ración de yuca al día es casi milagroso. Si bien no he vivido tanto hasta el momento, he aprendido ciertas cosas importantes: hay más raíces en la mesa cuando en el suelo se forman rayas uniendo casi cuadrados; el ganado vecino desaparece de a poco al mismo tiempo; no debo tomar el agua muy rápido aunque muera de sed, da hipo (y la tierra raspa la garganta); se come menos con la edad, o eso me dice mi padre cuando me da su ración. La escuela es cada vez más difícil, hoy vine sin desayunar y el ruido de mi estómago no me deja concentrar. Solo puedo pensar en llegar y comer aunque sea esas feas raíces. Escuché a la maestra contarle a mamá que alguien se “desmayó” esta mañana en el umbral de la puerta, le advirtió que tenga cuidado. Al volver, al borde de la calle vi el cuerpo de un niño tirado, claramente no dormía, pero no me acerqué y giré la cabeza cruzando miradas con un viejo. Su cara arrugada y labios torcidos me transmitían la más profunda de las angustias, ojos negros como el fondo del pozo de agua, ambos llenos de falsedades, igualmente vacío y destruyente con realidad. Ahora me pregunto si no habrá él visto lo mismo en los míos. Si no será lo mismo que vemos mutuamente entre nosotros todos los días. En la mirada de papá cuando me

da su yuca; en la de mamá cuando me dice que hoy me toca ir sin comer a la escuela; la del pequeño de al lado cuando me mira de lejos a través de las maderas que nos separan, con la mano en la boca en un gesto de esa costumbre que genera la necesidad; la misma que veo en mí. 2015 “La constante del engrama no aprendido: Nos preparamos para otra catástrofe casi tan caótica como en 1997, el niño temible del mundo.” 2018 “América Latina podrá tener 20 millones de migrantes climáticos en 2050” 2050 “Sin recursos naturales, ni una solución al efecto invernadero, el mundo se encuentra en crisis. Científicos no encuentran la razón.” “Estados Unidos planea recongelar el Ártico a base del ultimo suministro de petróleo descubierto” Mientras tanto, le declara la guerra a Corea del norte en pos de defender el agua que le pertenece. 2320 “Nueva base lunar inaugurada, con museo histórico de los antiguos “terrestres”. Somos frágiles y efímeros seres creyéndose eternos, ciegos porque no queremos ver, asesinos y suicidas inconscientes. La escoria del mundo con orgullo de serlo. El mundo pide paz.

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CICLO ORIENTADO COSECHA MARCHITA Guevara, Pilar Amparo Instituto Nuevos Aires CABA

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Se suponía que ese día iba a ser normal. Lo típico, la rutina. Despertarse, salir de casa con papá y mamá, hacer las tareas y volver. Pero no lo fue. Ese día no volvió. Rosa se despertaba, se estiraba y se desperezaba sobre el colchón húmedo en el piso mientras sus padres usaban el baño compartido. Nunca desayunaba antes de salir. El cuarto de Rosa era también el living, la cocina, y el cuarto de sus padres. Esa mañana salieron todos juntos, Rosa, su madre y su padre, como de costumbre. Caminaron un kilómetro bajo el sol del verano santiagueño que parecía penetrarles la piel. Por fin lograron llegar al trabajo. El campo estaba embarrado por la lluvia de unas noches atrás. Apenas llegaron, les indicaron sus lugares: los padres de Rosa a la cosecha de trigo y ella a los tomates. Odiaba esta tarea. Se mareaba, le costaba seguir. Pero recién la había empezado y todavía faltaban más de diez horas en el campo. Con su mejor cara, se calzó la mochila con los rociadores y siguió con lo encomendado. Tenía que procurar cubrir todas las hileras de tomate, no podía equivocarse. Un error significaba que los bichos se comían todo el tomate, y su familia debía reponer lo perdido desde sus cenas. Rosa tenía 7 años, pero no sabía muy bien qué era el siete. De cosechas sabía muchísimo, aunque no podía leer o escribir. Siempre fue una nena sana, nunca fue a un

hospital. Las gripes y fiebres las pasaba en una semana, siempre se recuperaba. En total, eran diez hileras de tomates. Rosa iba por la cuarta cuando se desvaneció. De un momento para otro, cayó al piso. Una compañera vio lo sucedido y gritó con la fuerza suficiente como para alertar al patrón, quien de mala gana, aceptó que la madre la llevara a la salita de la zona. Cuando llegó corriendo con Rosa a upa, haciendo una fuerza inhumana luego de lanzarse sobre los diez kilómetros del campo a la salita cual rayo en el cielo, se encontró con la médica. Desesperada, le pidió auxilio. Nadie sabía qué le había pasado a Rosa. Los días pasaban y ella empeoraba, no despertaba. En la salita no encontraban solución. Los traslados podían tardar semanas, meses. De todas formas, finalmente el traslado llegó. La pasaron a la capital, donde fue por primera vez en su vida a un hospital. La madre lloraba todos los días desconsolada. Al llegar, los médicos del hospital no podían creer lo que veían: el cuerpo de una niña de siete años, con quemaduras de tercer grado en las manos, brazos y la espalda. Un 40% de su cuerpo estaba desfigurado en quemaduras. Parecían de ácido, por la textura y la gravedad. Instantáneamente, le hicieron una radiografía que reveló cosas aún más espeluznantes: sus pulmones y tráquea


poseían quemaduras tan graves como la de sus manos. Pero esa no fue la causa del desvanecimiento, sino que fue un tumor alojado en el cerebro que impidió la llegada de sangre. Los médicos concluyeron que las tareas de Rosita fueron la causa de sus quemaduras, y atribuyeron el tumor a la exposición y la ingesta de insecticidas. La exposición constante a los químicos no sólo le quemó la piel, sino que mutó las células de su cuerpo hasta transformarlas en un tumor. Su madre desconsolada lloraba y le rogaba a Dios que su hija despertara, que volvieran juntas, que ella siempre había sido una nena “sanita”. Lloraba también de miedo, porque ahora sabía que mañana podría quedar igual que su hija. Pero esa noche, Rosa no volvió a su casa. A pesar del llanto, de los ruegos y de los esfuerzos de los médicos, nunca despertó. Nunca volvió.

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CICLO ORIENTADO “DESIGUAL” Barca, Renata - Rodriguez, Valentín Instituto San Luis Gonzaga Gral. Las Heras – Buenos Aires

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Lunes: fue un día difícil, la gente ya no colabora como antes, las cosas se vuelven complicadas. Estaba pidiendo monedas afuera de un lujurioso banco y una señora, con tono molesto, me gritó que me apartara, pensando que tenía intenciones de robo. No era nada nuevo, no me sorprendí, pero para evitar problemas me fui de ese lugar y continué mi camino. Martes: Aquella señora me dejó pensando, como si yo hubiera elegido esta vida, como si yo hubiera elegido ser abandonado aun sin consciencia. No tenía nada que hacer y tiempo de sobra, recordé mientras caminaba sin destino, aquellos días en los que me alimentaba de miedo, en los que tenía que luchar con la calle y su indiferencia. Nunca tuve padres, ni la “suerte” de conocerlos. No los culpo, sólo sé que eran muy jóvenes. Quizás no estaban listos, yo no lo hubiera estado tampoco, ¿por qué habría de obligarlos? Tal vez no era momento, no se daban las condiciones. Yo sigo aquí, sufriendo día a día, sin saber cuándo me iré de esta realidad. Miércoles: Nada interesante, todos los días el mismo abismo. Pasé por un bar y me atrajo la figura de esa enorme tele enganchada en la pared. Hablaba sobre futuras mejoras y cosas que no entendí. Era un lenguaje empresarial

del que no participo ni participaré, no me interesa. Salí de aquel bar con un poco de pan que un estudiante me había dado. Estaba contento, un poco... No, no mucho en realidad, quería llorar, quería no estar allí. Jueves: Esta vida está siendo una agonía, el hambre no me deja pensar, no quiero caer en la tentación de aquellas cosas que solo te hacen olvidar por un rato la realidad. No soy como ellos, no quiero terminar así .Dicen que soy tonto por no aceptar aquello que solo hace peor nuestra estadía en la calle, y a la señora Aidé no le gustan esas cosas, y no voy a lastimarla, aguantaré hasta el domingo. Viernes: No sirvo para las cuentas Me juzgan porque piensan que no he ido a la escuela, lo hice, fui muy poco tiempo. Quiero ir, pero no puedo. Pocos años de escuela y muchos de calle, sé lo suficiente como para entender que hay cada vez más chimeneas humeantes, más autos circulando, que todo esto tiene que ver con la cantidad de basura que hay en la calle o por lo menos en la plaza donde duermo, las palomas se alimentan más que yo, pero ellas comen cosas que yo no podría. Esta soledad me ayuda a pensar: ¿cuánto tardaremos en darnos cuenta que estamos dañando el planeta? Sábado: El peor de los días. La gente se moviliza desde temprano, salen a comer y yo no puedo, sólo puedo ser


un espectador, observo su disfrute, respiro, sin sentido. De noche es peor, salen a tomar, ¿qué podría salir bien? Para las dos de la mañana, lo único que hay en la calle es alcohol. Yo suelo seguir rondando a esas horas, no duermo, ¿quién sabe que pudiera pasarme? Busco en las panaderías algo para comer, siempre me regalan algo. Pero este sábado, mientras caminaba, escuché el fuerte sonido de autos, traté de acercarme, me di cuenta de que doblaron y venían hacia mí. Me hice a un lado y no pude más que mirar cuál era su rumbo. Atropellaron a unas personas. No sabía qué hacer, el miedo me invadió y no pude más que correr. Mientras huía, no dejaba de pensar en las víctimas, salieron sin saber que no volverían, todo por culpa de esas bebidas que toman más decisiones que las personas mismas. Ya no tenía hambre. Ya no sentía, sólo respiraba. Domingo: Se está haciendo interminable, no aguanto un solo segundo más. Como todos los domingos, la señora Aidé me espera en su casa a cenar. Van a ser cuatro años desde que la conocí, ella fue quien me dio la capacidad de ver las cosas desde otra perspectiva. De comprender el mundo con otros ojos, de pensar. Era una simple empleada en el orfanato donde yo estaba, la única persona que hubiese rescatado si ese lugar horrendo se hubiera prendido fuego. Creo que lo que siento por ella es lo más cercano a lo que alguien puede sentir por una madre. Pronto asomó la noche y el sol tomó descanso sobre el horizonte. Esa noche era perfecta, los vecinos cenaban tranquilos bañados por el silencio de la cuadra, las luces de las calles componían una sinfonía lumínica que alentaba a caminar. ¡Aún con este frío! Pero luego de unas cuadras, al asomar hacia el final de la calle asfaltada, sentí una sensación dentro de mí, casi indescriptible. Las luces, a medida que caminaba, iban desapareciendo y los perros comenzaban a cubrir las cuadras con sus molestos ladridos, pero ¿por qué habría de sentirme mal, sabiendo que la señora Aidé me estaba

esperando con un plato de comida caliente, y, con una enorme sonrisa de mejilla a mejilla? Concluí la cuadra y golpeé la puerta. Nadie respondió. Noté que las luces y la televisión se encontraban encendidas por lo que intenté una vez más -señora Aidé!- grité fuertemente, ya con preocupación. Hasta que desistí y entré por la ventana. Y ahí estaba, la señora Aidé, tendida en el piso del living. Hoy fue el velorio, no asistió mucha gente, pero yo me quedé desde el primer al último minuto, mi mente se niega a creerlo. El hambre ya no significa un problema, la tristeza abarcó todas mis emociones. A la hora de decir las palabras de despedida no pude evitar quebrar en llanto, pero sólo pude pensar, que siempre hay una mano que te puede salvar, hay que encontrar alguien que te proteja, que te ayude a lidiar con los diablos contra los que te tengas que enfrentar. Siempre la recordaré señora Aidé, alimentando mi alma. Lunes: Lunes otra vez...

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CICLO ORIENTADO “FABIO” Galli, Martina Instituto San Luis Gonzaga Gral. Las Heras – Buenos Aires

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El pequeño Fabio corre por la calle de tierra, distraído, sin preocupaciones, sin sentir nada a su alrededor. Él tiene tan solo ocho años, vive en el campo, a 100 km de Resistencia, Chaco. Su familia es amplia, 3 hermanos, 2 hermanas, su madre y su abuela. Todos, Sí, Todos, viven juntos. Fabio llega a su casa después de ir a jugar con las vacas. Esto le divierte, le fascina. Encuentra en las cosas simples del campo el escape de su propia realidad, la que él mismo, por ahora, no ve. Su familia, en cambio, disfruta poco y nada el campo. Primero, porque las vacas con las que juega Fabio son las únicas dos del campo, y eso les recuerda la pobreza en la que están sumidos, y después, porque eso no les alcanza para el pan de cada día. Sienten temor, conviven con el fantasma del hambre todo el tiempo. Pidieron ayuda a gente que consideraban poderosa, pero esa ayuda nunca llegó. Fabio era chico, pero no ciego. Siendo más claros y metiendo el hocico un poco en su familia, uno no es tonto y sabe reconocer la pobreza y las dificultades cuando convive con ellas. Ve a su abuela, ya pasando los 75 años, que no tiene la energía para trabajar libremente. A Su madre, Dios la bendiga, que se encarga de criar a cada uno de sus hijos sola, y pelea por mantener el campo de la familia. Ella sola, con el pecho más que inflado.

Sus hermanos de 2, 4 y 7 años todavía son críos. Sus hermanas, una de 12 y otra de 10, se encargan de ayudar a su madre en las tareas del hogar. Ya son mujeres con obligaciones, desde pequeñas. Todos ellos, incluido Fabio, van a un comedor cercano llamado “Corazón de León”. Ahí almuerzan todos los días. El pequeño Fabio llega a su casa, después de jugar, distraído, con la mente del niño que es y la sonrisa que lo caracteriza. Llega con hambre y sed. Agua tiene, por la comida, ni pregunta. A pesar de su edad, cada día comprende más como su madre no come para que ellos puedan cenar y por esta razón, prefiere estar con hambre y no sacarle la comida a su preciada madre. Fabio duerme, apretado, pero duerme al fin. En un colchón junto a sus hermanos. Al lado, duermen sus hermanas en otro destruido colchón. Más allá, su madre, su abuela y su hermano más pequeño. Todos en la misma habitación. Fabio sueña muchas cosas mientras duerme. Esta vez, que es futbolista y vive en la gran ciudad. Que tiene mil cosas a su alrededor y el hambre que siente después de jugar ha desaparecido. Su madre y sus hermanos viven en una casa que él mismo les construyó y su abuelita es feliz viéndolos gozar a todos. Fabio se despierta, ve que está en el campo, que sólo fue su imaginación. Aún tiene que ir al colegio


y al comedor luego. Llegar al campo, jugar con las vacas, ir a su casa, ver a su familia, cenar lo que pueda y luego dormir para volver a soñar. Él nunca lo dice, pero su parte favorita del día es esa, la de dormir. Primero, porque está con su familia, apretados, sí, pero todos juntos. Eso le gusta mucho. Y segundo porque cuando sueña es más feliz que jugando con las vacas. Es más feliz que viendo a su madre comer algo en la cena, es más feliz que nada. Porque en sus sueños ninguno pasa hambre, porque en sus sueños el campo tiene muchas vacas, caballos y hasta ovejas, que a él le gustan mucho. Porque en sus sueños su abuela aún puede caminar por su cuenta y jugar con él como cuando era todavía más pequeño. Porque en sus sueños todo lo simple del campo que él disfruta también es disfrutado por su familia. Fabio vuelve a dormir y sueña con un mañana mejor. Esta vez soñó que era un científico que estudiaba a las vacas y tenía una casa en un lugar lleno de edificios. Ahí con él está toda su familia. Son todos felices. Pero otra vez, Fabio se despierta; y ve luces, muchas luces. También ve policías, y gente de traje. Entonces, ve a su madre llorar y sin pensarlo, le pregunta qué sucede. Su madre, fuerte y con mil batallas encima, pero también con lágrimas en los ojos y un puñal clavado en el corazón, le contesta: ya no podemos mantener el campo, esta gente lo ha comprado. Nos vamos de aquí, ellos nos llevarán a un lugar mejor. Fabio se despide de sus vacas y de su infancia. Los de traje lo llevan a un lugar raro, donde habitan muchos niños más. No ve a su madre por ningún lado. Ni a su abuela. Entonces Fabio hace lo que más le gusta: duerme. Descansa. Y sueña. Otra vez con su familia unida. Otra vez con el pan en la mesa rodeada de vacas. Y todos queremos soñar como Fabio, eso nos deja tranquilos, que él siga soñando, que no sepa que eso no va a volver a suceder. Porque él es un niño, y como todo niño debe ser feliz. Tiene el derecho a jugar libremente descalzo por la calle de tierra todos los días de su infancia.

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CICLO ORIENTADO “RELATO DE UN APETITO MELANCÓLICO” Toranza, Rosario Instituto San Luis Gonzaga Gral. Las Heras – Buenos Aires

El día está nublado. La ciudad está viva, en movimiento; con sus ruidos, sus aromas y la muchedumbre nerviosa que camina de un lado a otro. Bajo el techo de una casa deshecha, proveniente de la misma ciudad, vive una gran familia conformada por seis hermanas, cada de una ellas delgada hasta la muerte. En una habitación de esa propiedad, acomodada en una vieja cama se encuentra una de estas mujeres; su rostro muestra dolor, pesadez y sufrimiento. Y yo, observo de lejos, desde la sombra, y veo lentamente como simplemente deja de existir. Ella mira al cielo. Su rostro está muy pálido, trasluciente y en él se encuentran unas prominentes ojeras de una tonalidad oscura; su respiración le pesa aún más que los huesos que tan pegados a la piel tiene y la boca de su estómago se encuentra seca, vacía, hambrienta. Hacía más de once días desde que ingirió algo, y fue nada más que una pequeña porción de arroz que recogió tras un largo día de mendigar. Su madre solloza a su lado, pidiéndole perdón por no haberle dado la vida que ella merecía. A un costado, se encuentran sus dos hermanos menores, que si bien son jóvenes, saben que tarde o temprano terminarán igual que su querida hermana,

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postrados en una desdichada cama, con lo huesos a luz y una mirada desorientada. Lilith cierra los ojos y se deja llevar, y con un último suspiro se despide del mundo. Y es ahí cuando yo salgo de las sombras. Pongo un pie en la luz y me cobro otra vida; me tomo mi tiempo y soy silenciosa, pero cuando ataco lo hago sin piedad, sin misericordia, y sin mérito de volver atrás. Algunos me llaman apetito, penuria o tal vez gula, pero yo soy el hambre, y vengo a cobrarme almas débiles que no tienen escapatoria.


CICLO ORIENTADO EXPERIMENTO 626 Gaitán, María Guadalupe Inst. Secundario Manuel Belgrano Brinkmann - Córdoba.

La mayoría de las personas atesoran la niñez y la adolescencia como épocas doradas: visitas al parque, vacaciones en familia, ir al cine con sus amigos, entre otras tantas cosas. Yo recuerdo que el dinero no nos alcanzaba ni para la ropa, ni para los útiles escolares, ni para la comida. No estoy segura si fue para bien o para mal, pero mi vida fue muy diferente a la de la mayoría. Mi madre nunca estudió, así que trabajaba como empleada doméstica, y como en esa época no existían leyes que los amparen, en muchos casos era explotada. Mi padre, por otra parte, tampoco había estudiado, pero contaba con un trabajo fijo en una gran fábrica de zapatos afuera de la ciudad, muy cerca de donde vivíamos. No obstante, esto no implica que su salario fuera correspondiente a las catorce horas de trabajo que efectuaba. Con treinta y ocho años de edad y tres hijas (de las cuales yo era la mayor con diez años) mi padre murió. El decía que era la voluntad de Dios, que los médicos no debían interferir con sus planes. Nunca cedí a la idea de que el Señor se llevara a un hombre joven y sano, que además era el sustento de su familia. Tuve que esperar años para esclarecer esa duda: la verdadera causa de su muerte fue un elemento que las industrias usan para curtir el cuero de los zapatos llamado Cromo IV, que es una sustancia tóxica y cancerígena, tanto por inhalación, como por ingestión y

contacto con la piel. También tuve que esperar para saber que esa misma sustancia no sólo estaba dentro de la industria, sino que llegaba hasta la plaza donde yo jugaba con mis hermanitas. Desde ese momento, todo fue en picada. Mi madre debió volver a ejecutar labores domésticas por un salario miserable, que apenas alcanzaba para comer. Es por esto que también, tuvo que tomar la difícil decisión de decidir quién de nosotras podría seguir yendo a la escuela. Finalmente se acordó que sería yo, ya que tenía la mayor parte de la primaria completada. No olvido el hambre que pasamos, que, en algunas ocasiones, hacía que me desvaneciera en medio del colegio. Veía a mis compañeros con enormes y suculentos almuerzos que terminaban desechando, y yo, aprovechando algún momento de distracción, los sacaba de la basura y los llevaba a mi casa, pues esa podría ser la única comida que veríamos en toda la semana. Mi madre me dijo que, para no pensar en mi estómago, debía contar hasta cien, pero llegaba a contar incluso hasta el seiscientos veintiséis. El tiempo pasa más rápido de lo que uno podría percatarse y hoy la realidad es otra. Me desempeño desde hace siete años como genetista, especializada en genética de semillas. Inicialmente, había empezado por trabajar para el gobierno. Durante tres años creí que su

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intención era disminuir el índice de pobreza, razón por la cual trabajé incansablemente en los mapeos genéticos más específicos y complejos que se conocen hasta la actualidad de una gran variedad de cereales. Distintas investigaciones policiales demostraron que la verdadera intención del director del proyecto era comercializar estas investigaciones a distintas industrias que producen semillas. Luego de mi renuncia, me uní a la ONG internacional “sowing the future”, o “sembrando el futuro”, la cual tiene el objetivo de llevar hasta los países subdesarrollados las claves para poder mejorar, inicialmente, las condiciones básicas de vida de la población. Se espera que, con los proyectos encabezados a partir de esta organización, disminuya la incidencia de enfermedades y mejore el rendimiento de la población. Es por eso que, desde hace dos años, he tomado la iniciativa para encabezar el proyecto denominado “Experimento 626”. Durante tantos años de exhaustiva investigación, se ha elaborado un plan que tomará vida en un mes. Se iniciará con un proceso de mineralización del suelo de las zonas semiáridas de África y Asia, mediante la implantación de microorganismos (no dañinos para las especies autóctonas) capaces de degradar materia orgánica. Esta materia, la cual también será sembrada en la tierra, se descompondrá en distintos elementos inorgánicos que estarán disponibles para favorecer el crecimiento de los cultivos. Una vez que la mineralización del suelo sea masiva en estas zonas, finalmente será posible el uso de las semillas genéticamente modificadas, especialmente para asegurar la máxima eficiencia de las mismas. La particularidad de estas semillas es que su rapidez en el crecimiento y la dimensión de las diferentes especies cultivadas no contrarrestan su valor nutricional. Pero en mi mente aún hay algo que resuena: ¿Por qué limitar el proyecto a los países del tercer mundo? El suelo es dañado en todas partes del mundo a causa de la inadecuada gestión de desechos industriales, como en aquella fábrica de zapatos en la que trabajaba mi padre. Un mundo sustentable se obtiene sabiendo cómo evitar hacerle daño, y aprendiendo cómo podemos revertir el que ya está hecho.

Cualquier persona podría deducir que hago lo que hago por lo que he vivido, y estaría en lo correcto, pero va más allá. He tenido la milagrosa oportunidad de superar las adversidades que se me han presentado, pero en lugares donde las oportunidades son prácticamente nulas, es necesario ayudar a multiplicarlas.


CICLO ORIENTADO EXTENSIÓN DE LA RAZA HUMANA Córdoba Toledo, Selena Inst. Secundario Manuel Belgrano Brinkmann – Córdoba

Hace dos días que Luke se fue y todavía no ha vuelto. Estoy empezando a inquietarme, sé que si no llega hoy es porque algo malo ocurrió. Me altero demasiado cada vez que sale del refugio, sé que tiene el entrenamiento y la fuerza necesarios para sobrevivir a lo que hay detrás de estos muros, pero como padre no puedo evitar preocuparme. Sé que su tarea es importante, y que muchas vidas dependen de él y su equipo; pero es mi hijo y no sé qué haría si algo malo le pasara. Hace casi un mes, se acordó que solo el escuadrón especial podía salir. Los gases y las toxinas han alcanzado una densidad letal para cualquier ser humano, por lo que si alguno saliera sin el equipamiento necesario moriría al instante. Mi hijo me contó que afuera ya no se distinguía el día de la noche, que sobre los asfaltos agrietados hay una niebla espesa y que el cielo es naranja opaco, casi sucio. Nunca pensé que iba a estar vivo para este momento, siempre vi el fin del mundo como algo lejano; y era de lo que se hablaba. Todos especulaban que el sol se apagaría en miles de millones de años o calculaban recorridos de asteroides que podían impactar contra la Tierra, pero ninguno planteó que seríamos nosotros quienes llevaríamos a nuestro planeta a la muerte. Recuerdo que hace unos quince años o más, en la universidad, habían hecho un debate sobre el calentamiento global y los cambios climáticos. En esa

época muchos de mis alumnos habían participado; hicieron discursos sobre el efecto invernadero, el derretimiento de los polos, los cambios del clima que sufrían diversas regiones y otros temas relacionados. Decían que eran problemas graves y que estaba en nosotros revertir esas situaciones, pero solo una planteó que esas problemáticas eran señales del fin del mundo. Nadie le creyó, muchos se le burlaban, coincidían que eran graves, pero no como para desatar el apocalipsis. Sin embargo, su discurso es el único que puedo recordar en este momento. “Cuando tenemos un virus, tenemos fiebre. Ese es el cuerpo humano que aumenta su temperatura central para matar el virus. El planeta Tierra funciona de la misma manera: el calentamiento global es la fiebre, la humanidad es el virus. Estamos enfermando a nuestro planeta; y sin un cambio de nuestra parte solo existen dos posibilidades: el ente mata el virus o el virus mata al ente.” Pensar en sus palabras me provoca escalofríos; ella tenía razón, su hipótesis era correcta. Cuando dio su discurso, parecía otra persona. Era extranjera, había venido de Argentina a fortalecer su inglés y me ayudó mucho con los alumnos que tenían bajo rendimiento en español. Era simpática e inteligente, al principio un poco tímida, pero se desenvolvió muy bien. Sin embargo, cuando disertó aquel día, parecía enojada e indignada con la humanidad.

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Estaba molesta por nuestra ignorancia e indiferencia frente a lo que ocurría, sobre quiénes eran los causantes del cambio climático y los culpables de la muerte de nuestro planeta. “El “efecto invernadero” es un proceso natural que se debe a la presencia de ciertos gases en la atmósfera que permiten pasar la luz, pero absorben el calor que a su vez irradia La Tierra, lo que consigue que la temperatura en la superficie se mantenga a un nivel que permite la vida en nuestro planeta. El cambio climático global se está produciendo por un desequilibrio que potencia el efecto invernadero, originado por el aumento en la atmósfera de los niveles de dióxido de carbono y otros gases que retienen el calor. Desde la revolución industrial, somos nosotros quienes estamos influyendo y acelerando este proceso. Quemamos los residuos; utilizamos excesivamente los fertilizantes, el petróleo, el gas y el carbón; y somos los causantes de la deforestación. El efecto invernadero ha aumentado en los últimos años por la avaricia del ser humano, hemos sometido al planeta a nuestro antojo. Abusamos de todos los recursos que nos ha brindado y no le hemos dado nada a cambio. La urbanización, los bosques que se han desmontado para crear ciudades e industrias; la extracción de combustibles fósiles que han tardado millones de años en conformarse; las empresas que “eliminan” sus residuos arrojándolos al océano, contaminado el agua, o quemándolos, contaminando el aire; son apenas una muestra de todo el daño que hemos hecho. Millones de especies existen y han existido en nuestro planeta, y desde los principios de la Tierra no ha habido una más peligrosa y letal, que la raza humana.” En ese momento a mí también me pareció extremista, pero ahora creo que tenía razón. Todo lo que ocurrió y está ocurriendo es culpa nuestra. Ella estuvo casi un año aquí, creo que un mes después del debate volvió a su país. Me pregunto qué habrá sido de su vida, hace algunos años que ya nadie habita Sudamérica. Al tener una economía a base de actividades primarias, las fuertes sequías e inundaciones arruinaron sus cosechas, disminuyeron sus ingresos y la calidad y cantidad de alimento. Los países desarrollados tienen refugios, pero la mayor parte de la población mundial está muerta. Hemos estado destruyendo al planeta y ahora él nos destruye a nosotros. Escucho como se abre la compuerta y veo al escuadrón

entrar. Mi hijo se quita su traje y su mochila, y viene directo a abrazarme.; volvió sano y salvo. Sus compañeros lo llaman, deben ir a hablar con el capitán sobre su expedición. Una vez solo, incontables preguntas asaltan mi mente. ¿De qué sirve que arriesguen su vida si no vamos a poder salir? ¿Por qué tratamos de esquivar una muerte segura? ¿Para qué evitar el gas, si en algún momento vamos a morir de hambre? Esto no es una guerra, no tiene un final que podamos vivirlo para contarlo. Vamos a morir, aquí adentro o allá afuera, porque hemos destruido aquello que somos incapaces de crear.


CICLO ORIENTADO “ THE NEW EXPERIMENTAL REVOLUTION” Vargas, Ludmila Inst. Secundario Manuel Belgrano Brinkmann – Córdoba

Pablo y Elizabeth Jhonson eran un matrimonio intrépido de científicos que se especializaban en alimentos y se encontraban a cargo del proyecto estadounidense “The New Experimental Revolution”, que pretendía crear un dispositivo reproductor de alimentos y una planta potabilizadora de agua. Acompañados de ingenieros y demás científicos viajaron a Kenia, país situado en el Este africano; para decidir cuál iba a ser el asentamiento del proyecto habían analizado todo el continente y finalmente concordaron que ése era el lugar estratégico donde iban a llevar a cabo su proyecto. “The New Experimental Revolution” surgió de Sara y Alex Jhonson, quienes se enteraron que sus padres tenían la misión de ponerle fin al hambre, ellos propusieron empezar a experimentar con el continente africano ya que era uno de los continentes que más sufría la pobreza y creían que si funcionaba, podrían expandir el proyecto por todo el mundo. Sara estudiaba Ingeniería Química y Alex Ingeniería Electrónica, con tan solo 20 años los mellizos juntaron sus conocimientos adquiridos en la universidad para llevar a cabo su idea con ayuda de sus padres. El plan consistiría en recolectar materiales reciclables que fueran útiles para elaborar una máquina, dicho dispositivo debería cumplir las expectativas de Alex. La idea de él era que se pudieran potabilizar 50 litros de agua

del río Victoria (el cual corría por el suroeste del país) por día, ya que la población africana no contaba con agua potable y de allí que gran parte de la población se veía afectada por un sinnúmero de enfermedades: consumir agua contaminada era realmente un peligro para millones de vidas. Pero eso no era todo, Alex pretendía lograr que dicha máquina funcionara con energía solar, por lo que instalaría en el techo del recinto donde se iban a llevar a cabo las actividades, paneles solares que harían funcionar el artificio. Pero el joven no estaba solo en esto, contaba con la ayuda de numerosos ingenieros que estaban altamente capacitados. Por otro lado, Sara solicitaba la asistencia de sus padres y los científicos para lograr sus objetivos. Su idea era alterar la genética de las semillas de ciertas frutas y hortalizas para obtener más cantidad, para lograr esto no solo debían trabajar en la semilla sino también en la tierra donde iban a plantar éstas. Una vez analizado el terreno en donde se irían a sembrar deberían examinar qué frutos y hortalizas sería conveniente producir, para esto deberían tener en cuenta varios factores como, por ejemplo, qué alimentos rendían más y si podrían aportar los valores nutricionales necesarios para paliar el hambre de la población. Desafortunadamente no esperaban que sus planes fueran malogrados. Alex nunca consideró las condiciones climáticas: la realidad le demostraba que el clima no se

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comportaba siempre de la misma manera, por lo que los días que no había sol, “su dispositivo estrella” no podría potabilizar el agua. La compañía para la que trabajaban sus padres no les había proporcionado una gran cantidad de dinero, por lo que no podían adquirir un generador para hacer funcionar el artefacto en aquellos días que las condiciones climáticas no colaboraran con el proceso. Este conflicto provocó una gran angustia para el equipo, pues esta problemática generaría un freno al proyecto. Pero si de problemas estaba lleno el mundo, a Sara la acuciaban las dificultades, igual que a Alex. Después de varias semanas de trabajar en la semilla y fertilizando los suelos para empezar la siembra, empezaron a manejar una hipótesis dentro del equipo de trabajo: “Al sufrir modificaciones genéticas ¿podrían llegar a perder vitaminas y nutrientes los alimentos? Sin dudas, esta idea generó un gran revuelo ya que podría llegar a ser un obstáculo de gran importancia para su experimento y si esto fuese cierto, -y era lo que más temían-, no contaban con un segundo plan y menos aún posibles soluciones para dicha problemática. Este proyecto significaba mucho para los mellizos Jhonson, pues habían volcado todo su esfuerzo y empeño para poder demostrarle al mundo que no toda la juventud estaba perdida y que siempre había soluciones para cada problema, solo se requiere de perseverancia y dedicación para lograrlo. Esto era una nueva experiencia para ellos ya que nunca había desarrollado una actividad de gran importancia y menos en compañía de sus padres; y es por ellos que Sara y Alex querían que sus experimentos funcionen. Pasaron los días y ninguna solución surgía en el equipo, el tiempo se agotaba y la compañía quería ver avances que no tenían. La desesperación era notable en los rostros de todos hasta que Pablo y Elizabeth recibieron una carta proveniente del Estado, dicho documento estaba escrito por el presidente de Kenia en conjunto con otros presidentes de los demás países del continente. Esta mencionaba un subsidio que les iba a ser otorgado para solventar los gastos que les implicaba el generador y la incorporación de vitaminas y nutrientes a las semillas. Debería significar un alivio, pero fue todo lo contrario, la preocupación y los nervios impidieron a los ingenieros

y científicos pensar e idear aquella solución que necesitaban, lo único que buscaron resolver era la falta de dinero. Tenían solamente ocho días para encaminar nuevamente el proyecto y que éste fuera todo un éxito, el mundo los necesitaban… ¿Lograrían hacerlo?


CICLO ORIENTADO EL VIRUS Benitez, Camila Noemí - Ruiz Díaz, Quimey Celestina Inst. Seminario Franciscano La Reja – Buenos Aires

No hace mucho tiempo que el mundo se convirtió en caos, los bosques se incendiaron, los ríos y lagos se secaron, y los océanos inundaron todo. Después de esa catástrofe natural sobrevino una oleada de mortandad consumidas por un virus. El virus hacía que la gente se volviese loca, atacaban a las personas y los mordían o lo despedazaban hasta que murieran. Todos los días había que lidiar con estas personas que cada vez eran más; los ricos por otro lado crearon un mundo aparte en donde el virus no abundaba. No sé por qué, pero intuí que esta situación no iba a durar mucho tiempo. Me llamo Kim Jisso y esta es mi historia de supervivencia. Ya no quedaban recursos en esta ciudad, mi amiga y yo íbamos a inscribirnos en ese concurso, para ayudar a nuestras familias. Todos los años los hombres ricos elegían a veinte mujeres para que trabajaran en el bar y fueran prostitutas. El sábado 15 de enero, nos llegó una carta citándonos en la puerta para poder entrar a este mundo, cuando llegamos nos dimos cuenta que éramos veinte chicas y que habíamos “ganado”, un hombre de unos cuarenta años salió por una de las puertas y nos indicó que pasáramos por un detector, que iba a decirnos si estábamos infectadas por el virus. Nosotras teníamos un plan para tener más dinero y así poder enviárselo a nuestras familias. El tiempo nos parecía

eterno. Días y noches trabajando, corrompiéndonos para enviar dinero a nuestras familias que sabíamos padecían el hambre y el tormento de poder infectarse con el virus o la violencia de los que ya estaban enfermos. La angustia y la desesperación nos llevó a buscar una salida inmediata, entonces con mi amiga decidimos robarles a los clientes, íbamos bien los primeros tres meses robando, nuestras familias nos decían que la comida la vendían cada vez más cara y que necesitaban venir lo antes posible, porque no tenían plata para poder comprarlos. Necesitábamos conseguir cuarenta y cinco mil pesos para enviárselos ya. No teníamos muchas opciones, era robar o robar, salimos a la calle y entramos a un negocio de empeños, llevábamos una máscara para que las cámaras no nos reconocieran, y apuntamos al comerciante con un arma y le pedimos todo su dinero. El hombre octogenario temblaba, pero sin dudar nos dio lo que tenía. Cuando salimos y nos alejamos del lugar contamos los que nos había dado, tan solo unos pocos pesos, fuimos a otro comercio. Exigimos todo lo que tenía, y el hombre nos apuntó con un arma y disparó al aire, yo entré en pánico y le disparé tres veces, mi amiga se acercó y me dijo que estaba muerto. Ya no pensábamos, actuábamos como autómatas. Me gustó la sensación de matar, de lograr lo que quería. ¿Será que estoy infectada? Ya no me duele la muerte…me

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sacudió la voz de mi amiga diciéndome con un hilo de voz que teníamos la plata. Sin decirnos palabra alguna, con la mirada perdida en la nada nos fuimos. Terminó la jornada de trabajo y fuimos a ver cuánto juntamos y nos dimos cuenta que lo habíamos logrado, enviamos la plata y al otro día nos llegó una carta diciendo que gastaron toda la plata en comida, que no aguantaron el hambre, me enojé con ellos por gastarse la plata en comida, pero después los entendí, y sabía lo difícil que era la situación afuera. Vivíamos como en una burbuja, ecos nos llegaban de los infectados por el virus. Alguna que otra madrugada creíamos oír alaridos de dolor.

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Una tarde vino nuestro jefe y dijo que el virus se había infiltrado en la ciudad. Las caras de todos palidecieron. Tomó la decisión de cerrar el negocio, mi amiga y yo no sabíamos que hacer, la plata que habíamos ahorrado se la habíamos enviado a nuestras familias. No teníamos lugar para dormir, ni comida, lo único que teníamos era la ropa que nos habían dado, las armas que compramos, y unos tres mil pesos. Buscamos alojamiento en un hotel. Pedimos una habitación, salía mil quinientos pesos por noche, solo nos podíamos quedarnos una noche. También queríamos comer. Pasó la noche, más rápido de lo que las dos hubiésemos querido. Al día siguiente con mi amiga teníamos que decidir cómo seguir con la pesadilla… Ya toda la ciudad se había enterado que el virus había llegado ahí, empezaron a enloquecer, a entrar a los negocios en multitud y robar los alimentos y sacarles la plata, muchos de los ricos, se habían quedado sin plata por comprar alimentos, litro de agua y asegurar sus casas, por si les entraban a robar. Mi amiga y yo nos cuidábamos como podíamos, nos enteramos que nuestras familias ya tenían el virus en sus cuerpos. Esto se trataba de sobrevivir, mataban por un poco de alimentos y una botella de agua. Sabíamos poco de ciencia, pero teníamos la esperanza de encontrar una cura para ese mal terrible. Estábamos sanas del virus, enfermas de soledad y hambre. Decidimos salir, caminar sin rumbo cierto. Alejarnos de ese lugar. Allí no nos quedaba nada. Estaríamos ya en un territorio extranjero. Pasamos meses

a la deriva. Alguien nos llama, nos grita. Nos llevan sin tocarnos hasta un edificio. Una comitiva de gente uniformada nos habla en un idioma que no entendemos. Unos médicos nos controlan, nos hacen estudios. Todo pasa muy rápido. Su avanzada tecnología les permitió tener resultados en un instante. Los uniformados esbozan una mueca de aprobación. Alguien dice en nuestro idioma que seremos las que ayudaremos a encontrar la cura. Hay algo en nosotras que deben estudiar, que no fue suerte, que no nos contagiamos por algo que deberán investigar. Lejos de nuestro hogar, pensamos en el horror, de dónde salió, qué fue de nuestros amigos y familiares. Un paisaje colorido se destiñe en mi mente. Nos miramos, nos abrazamos, lloramos.


CICLO ORIENTADO SEMILLAS Herrera, Martina Inst. Seminario Franciscano La Reja – Buenos Aires

Cuando era pequeña en el pueblo en que vivía, los espacios entre casa y casa eran extensos, entonces las familias, como la mía aprovechaban esa tierra fértil para sembrar. Yo recuerdo como en un sueño lejano lo hermoso que era esa porción de suelo revestida de tomates, choclos, acelgas, zapallitos verdes, matitas de perejil, entre otras. También recuerdo que alguna que otra gallina caprichosa se escabullía y hacía nido entre las hierbas, despreciando los que mi madre les había preparado dentro del gallinero. Entonces, encontraba de vez en cuando algún huevo, a veces aparecían con una fila de polluelos detrás (habían estado empollando y nosotros ni cuenta nos habíamos dado). Si bien la pobreza caminaba a nuestro lado y dábamos cuenta de ello con nuestros zapatos gastados y nuestros pantalones prolijamente remendados, ahora con lo que mis ojos absortos contemplan, me doy cuenta cuánta riqueza teníamos. El mundo ha cambiado, ya no quedan espacios para sembrar, los barrios se transformaron en un aglutinamiento de personas y no digo de familias porque las familias también cambiaron, se desdibujaron los roles, los padres piden consejos a sus hijos, los hijos con el celular en la mano tienen el control de la tecnología, viven en un mundo distinto al de sus padres y hablan un lenguaje que pocos comprenden. Por razones que desconozco el hambre ha aumentado.

Mis ojos contemplan la ruina de estos tiempos, el mundo se ha vuelto gris, las personas ya no se saludan en las calles, reina la desconfianza, lamentos y refunfuños por la crisis en el mundo, es todo lo que escucho… son días sin sol ¡Cómo anhelo las primaveras de mi infancia! Como en todo proceso esta situación tenía que tener un punto culmine. Todo iba en crescendo: filas extensas para buscar trabajo, para aprovechar ofertas en supermercados, en los bancos para pedir préstamos, en las obras sociales para luchar por un medicamento o un turno médico que nunca llega, filas, filas y más filas… Desfiles de supervivientes, héroes de época, que se resisten a ser vencidos por el hambre y la falta de trabajo. Ellos venden, lo que sea: juguetes, ajos, flores, películas pirateadas, su música, su poesía… y entre todos los que vienen y van quién sabe adónde, están los que piden, los que tienden la mano esperando que alguien se acerque, que no huyan de su mendicidad… Y sí, tenía que pasar ¡Cuánto más esperar! Y así empezó la guerra contra la desesperación. Mis ojos se nublaron de congoja: niños gritando, buscando a su mamá, jóvenes con pañuelos en la cara, palos en mano, policías con terror en los ojos tratando de lograr una calma, instaurar el orden con golpes y sobresaltos, a fuerza de gritos y balas. No hice más que refugiarme en mi casa y ser una espectadora sufriente de lo que el hambre genera. El

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hambre que inventaron las malas decisiones de los hombres que mueven los hilos del mundo. Pero hay caos abajo y caos arriba…el desorden y la angustia generan esta violencia. Los aullidos de los perros acompañan a las sirenas. Los niños abrazados por sus madres secan sus lágrimas con sus ropas. Los hombres se limpian la sangre seca de sus brazos, de sus rostros… Los policías arrastran a sus compañeros hasta las ambulancias… Los políticos hablan y hablan. Los periodistas informan y desinforman. Algún Premio Nobel de la Paz del país, camina por las calles abrazado a los jóvenes que lo idolatran. ¿Será que ya pasó? Mis ojos apenas divisan entre la polvareda y el humo, un hilo rojo de luz…los grises se desvanecen. Amanece y no sé qué día es. Hay olor a calma…el silencio me regala la melodía de la paz. Ya me había olvidado cómo era el canto del jilguero, lejos habían quedado las canciones para dormir, perdidas en el tiempo las leyendas de mi abuela. Pero ahora con la serenidad, empiezan a resonar con fuerza en mi memoria. Ya me lo había enseñado mi madre con su ejemplo, podemos hacer de una porción de tierra un jardín, una huerta, porque la tierra es generosa cuando no la pisoteas y no la lastimas. Ella solita te va ofreciendo lo que necesitas. Es cuestión de ver, de contemplar, de escuchar. De contemplar con el corazón. Es hoy, es ahora ¿Para qué y por qué esperar? ¡Sí! ¡Ya brilla el Sol en las ruinosas calles!¡Sí! ¡Ya contemplan mis ojos el cansancio de pelear! ¡Sí! ¡Siento la presión y la humedad de los brotes nuevos entre mis dedos! ¡Ya es hora de soltar las semillas que tengo apretadas en mis manos!

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CICLO ORIENTADO UN NUEVO COMIENZO Castrucci, Ian Joel Inst. Seminario Franciscano La Reja – Buenos Aires

Hamburgo, Alemania, año 2033. Al término de la tercera guerra mundial, Alemania, como muchos otros países, había quedado devastada. El uso bélico de la energía nuclear causó destrozos de enormes proporciones, los países subdesarrollados y en vías de desarrollo fueron consumidos por la anarquía, los gobernantes de esas regiones no podían abastecer de alimentos a la población. Parte del continente africano quedó sumergido en el océano debido a la deforestación y la quema de combustibles que causaron el efecto invernadero, así la temperatura de la Tierra fue en aumento haciendo que los polos se derritan, y que aumente el nivel del mar. Alemania, como país desarrollado que es, logró mantener un relativo control pero yo sabía que quedaba poco tiempo de subsistencia y que ese poco tiempo lo tenía que aprovechar para lograr cambiar el rumbo del planeta tierra. Mi nombre es Bertrán Maschwitz y fui el fundador de una organización llamada “Futuro verde” que buscó reducir el calentamiento global y hallar una forma de purificar el agua que quedó contaminada por la radiación de la guerra. Esta es mi historia sobre la lucha para salvar mi planeta. Pasaron años de investigación y, lentamente las reservas

de agua en el mundo se agotaron, nuestra organización consiguió avances en una nanotecnología capaz de purificar el agua radiactiva para que sea bebible, pero todavía quedaba trabajo que hacer, y además, esta investigación debía realizarse en secreto, ya que empresarios, dueños de grandes lagos y ríos, no querían que nosotros consigamos nuestro objetivo ya que su negocio se perdería. El científico al mando del laboratorio era mi hermano, él me informaba de todos sus avances y lo que sucedía en el laboratorio. Una noche me informó sobre sospechas sobre un infiltrado, pero todo quedó en eso, en una sutil sospecha. Al cabo de un tiempo, un día como cualquier otro, entré a mi auto y me dirigí hacia el laboratorio, pero, al entrar, mi hermano no se encontraba allí. Días, meses, buscándolo, pero nunca lo encontramos. Ante la desaparición de mi hermano no pude parar la investigación. Se lograron avances, pero la pérdida de mi hermano significó un cambio importante en el laboratorio. Gran parte de los científicos fueron despedidos, las personas de mayor confianza quedaron trabajando y trajimos miembros armados para proteger el laboratorio las 24 horas. Mientras tanto las reservas estadounidenses se estaban agotando y declararon una guerra para obtener los recursos de los europeos. En las calles había miedo y

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hambre y el gobierno alemán quería mandar a cierta cantidad de hombres al azar a la guerra, pero nuestra organización se opuso rotundamente, lo que ocasionó que fuésemos marcados como rebeldes. Tuvimos que trasladar a las familias de “Futuro verde”, incluyendo a mi mujer e hija, a un escondite para que la policía o sicarios de las empresas no las encontraran. Texas, Estados Unidos, año 2040. Estados Unidos bombardeó parte de Alemania, el gobierno cayó. Tuve que viajar ilegalmente a Estados Unidos con mi hija y los que quedaban en mi organización. Logramos entrar al país gracias a miembros de “Greenpeace” que nos dieron un refugio y un lugar para trabajar. Les contamos sobre nuestra investigación y nos brindaron toda la ayuda posible.

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Texas, Estados Unidos, año 2042. El descontrol había llegado al país, al gobierno se le agotaba el agua y los científicos del país recién habían empezado a estudiar una forma de desinfectar el agua, ya que no habían previsto lo sucedido. Nuestro invento ya casi estaba hecho, pero en las calles reinaba la indiferencia, el hambre, la pobreza, la desidia. No quedaba mucho tiempo antes de la caída del gobierno estadounidense. El país estaba recibiendo todo lo malo que había causado, la justicia había actuado por fin, pero la vida de mi hija me importaba más que la justicia, así que, nunca dejamos de trabajar para salvar a lo poco que quedaba del mundo. En el momento que terminamos los nanobots capaces de eliminar cualquier rastro de radiación en el agua teníamos que llevar el prototipo a Washington DC donde podríamos entregar el artefacto al estado. Primero dejé a mi hija en un lugar a salvo y con un grupo de Greenpeace y mi organización nos movilizamos hacia Washington con unas furgonetas. En el camino vimos mucha gente en un estado precario, personas hambrientas, heridas, y algunas armadas, pero pudimos llegar a salvo al lugar. La Casa Blanca estaba rodeada de soldados armados y con las manos en alto nos acercamos lentamente y les contamos todo, nos revisaron y nos dejaron entrar.

Washington, Estados Unidos, año 2049 El país volvió a la normalidad, aunque todavía seguimos trabajando en el calentamiento global y otros problemas ambientales. Debido a nuestros reclamos y denuncias Estados unidos compartió el invento con los pocos países que quedaban en pie. Trabajamos por un futuro sin hambre. Me acompañan mi esposa y mi hija. Aún pienso y lloro a mi hermano.


CICLO ORIENTADO PONER FIN AL HAMBRE Torres, Daira Aldana IPEM 234 José Manuel Estrada Anexo Chilibroste Chilibroste – Córdoba

Noche nublada y lluviosa que corre por todos lados y yo, sin mi plato caliente. Mi nombre es Liana, vivo en Chilibroste, un lugar pequeño donde no hay todo lo que uno quiere tener, como un trabajo. Mi pensamiento es que todos pasamos por momentos feos y difíciles y hoy, justo ahora, me tocó a mí experimentarlo. Mi casa es pequeña, tiene lo justo y lo necesario, solo que me falta llenar mi mesada o mi heladera. Hoy 24 de diciembre, una noche nublada y lluviosa que corre por todos lados y yo, sin mi plato caliente. Estoy tirada en mi cama boca arriba y mi panza gruñendo y todos festejando, o sea claro, es navidad. Me imagino sus mesas llenas de comida, con postres, bebidas y todos en familia, riéndose y yo, con mis recuerdos…Quién se iba a imaginar que yo sería Zezé, el personaje de Mi planta naranja lima. Solo sé que cuando iba a la secundaria y empezamos a leer el libro no me podía imaginar que estaba leyendo mi futuro. Pobre de Zezé y pobre de mí. Me paré al lado de mi cama y me dije a mi misma: vamos a conseguir que mi panza calle.

llevó a mi pasado. Miro mi tarjeta de presentación: Liana Macari - ONG “HAMBRE CERO” y me acuerdo de aquella vez en que vimos aquel video en la secundaria. La verdad no sé qué se trataba o de porqué lo estábamos viendo, pero vine a mi mente una frase que decía algo así como “uno no merece las enormes oportunidades de la vida sino es capaz de luchar para que otros también las tengan”.

¡Uy! Son las 9 y me esperan, la historia de doña Nilda me

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ACTA DEL JURADO En la ciudad de Córdoba, a cuatro días del mes de octubre de 2018 se reúnen Marcela Farré, Carolina Casali y Natalia Ferreyra a los fines de elegir los ganadores de la 14° edición del Concurso efectossecundarios: “Hambre Cero: historietas en torno a la defensa de la dignidad humana y la eliminación de la vulnerabilidad alimentaria” en su modalidad de cuentos y relatos breves. El Jurado tuvo en cuenta las bases establecidas y, en función de lo señalado, decidió seleccionar como destacados (1° puesto) los siguientes relatos: *Ciclo Básico: “22 de octubre” de Tesla. “A nivel del uso de la lengua, el relato está construido de un modo original a partir de varias voces narrativas, lo cual le otorga gran dinamismo. Es un acierto integrar los medios de comunicación –los informativos televisivos dentro del escenario narrativo propuesto.

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Cabe destacar que el tema central propuesto por el concurso es abordado de lleno. Su forma de resolución es alternativa y roza lo ilegal, rememora –de algún modo- la mítica figura de Robin Hood, en este caso colectivo y cibernético. Sin embrago muestra un orden de prioridades claro: los gobiernos del mundo en vez de invertir grandes recursos en sus programas militares, deben hacerse responsables y tomar medidas políticoeconómicas a fin de terminar con el hambre. Este punto constituye una excelente lectura sobre la cuestión y una posible solución”. *Ciclo Orientado: “Son ellos o nosotros” de Libertad. “El cuento consigue hacer una exhortación que está sustentada en una acción posible. Construye un universo en el que el hambre y los componentes tóxicos de los alimentos condicionan la vida de las personas, y lo hace con una focalización subjetiva que consigue movilizar,

desde la ficción, hacia una realidad cercana. La escritura es mesurada, concisa y precisa. Contiene un buen uso de las elipsis, que permiten completar la historia con una participación activa. En este cuento, el compromiso y esfuerzo de una sola persona -la protagonista- consiguen revertir el padecimiento de una nación, presentado como tema de salud pública. La narradora rinde tributo a quienes ya no están, pero también a quienes se suman al compromiso. Esto da un valor especial al cuento”. El Jurado además, en función de lo señalado, seleccionó menciones especiales sin orden de mérito. Esos trabajos son: CICLO BÁSICO MENCIONES ESPECIALES “El sueño cumplido de Martín” de Roberto Fernández. CICLO ORIENTADO MENCIONES ESPECIALES • “Un simple relato” de Sin seudónimo. • “Proyecto End-Hunger” de Princesa. • “2030 – No hay qué comer” de Chromatic Aberation. Se firman tres ejemplares.

Dra. Marcela Farré

Lic. Carolina Casali

Lic. Natalia Ferreyra


ANEXO COLEGIOS PARTICIPANTES

Academia Argüello Colegio Alemán Colegio Altos Los Robles Colegio Nacional de Monserrat Colegio José Antonio de Oro Ocampo Colegio San José Colegio Secundario el Salvador Instituto Secundario General Enrique Mosconi Instituto José Peña Instituto Berrotarán Instituto Educacional Inti Huasi Instituto General Manuel Belgrano - Colegio Armenio Instituto General San Martín Instituto Génesis Instituto Nuevos Aires Instituto San Luis Gonzaga Instituto Secundario Manuel Belgrano Instituto Seminario Franciscano Instituto Técnico y Orientado Paula A. De Sarmiento IPEM 324 José Manuel Estrada Anexo Chilibroste IPEMYT 297, Dr. René Favaloro Silos Cañuelas

DOCENTES COORDINADORES Alderete, Karina Adriana Baldoma Ghelardi, Ariel Barone, Daiana Buyatti, María Victoria Campagnaro, Ana Laura Candiano, Daniel Ricardo Carrillo, Inés del Carmen Constantino, Natalia Cornavaca, Cecilia Cuello, Octaviano Dalla Riva, Noelia

Debat, Magdalena Del Carmen Esposito, Tamara Gaitán, Alfredo Herrera, Eugenia Lafuente, Adriana Lezcano, Fátima Maccari, Ariadna Paola Medina, Andrea Elisabet Nuñez, Marisol Paez, Patricia Perrone, Gabriel Darío Pilleri, Claudia Del Carmen Pombo, Alicia Etelvina Ponce, Armando Horacio Primo, Natalia Rodríguez, Luis Alberto Román Ross, Verónica Romani, Laura Rossi, Florencia Teobaldi, Santiago Daniel Virzi Daniela Viviana

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