Una poesía al cielo Camino a la santidad
Poemas de Hna. Gabriel del Rosario O.P. (Q.E.P.D.) Hna. Carolina del Socorro O.P. (Q.E.P.D.) Hna. Blanca Nubia Ocampo García O.P. Hna. Elvira Echeverri Cardona O.P. Compilados por Hna. Elizabeth Caicedo Caicedo O.P.
Una poesía para el mundo
Copyright© UNIVERSIDAD CATÓLICA DE MANIZALES Autoras: Hermana Gabriel del Rosario O.P. (Q.E.P.D.) Hermana Carolina del Socorro O.P. (Q.E.P.D.) Hermana Blanca Nubia Ocampo García O.P. Hermana Elvira Echeverri Cardona O.P. Compiladora: Hermana Elizabeth Caicedo Caicedo O.P. Corrección de estilo: Centro Editorial UCM Diseño: Unidad de Marca UCM ©Centro Editorial Universidad Católica de Manizales Carrera 23 No. 60-63 http://www.ucm.edu.co/centro-editorial/ centroeditorialucm@ucm.edu.co Manizales - Caldas Hecho en Manizales, Caldas · Colombia
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Poemas Hermana Gabriel del Rosario O.P. Gracias mi buen Dios En el silencio lenguaje de Dios ¡Ya vas a llegar Señor! Jesús amigo amado El mejor regalo Todo me habla de Dios Niña María Canto a mi hogar El tiempo Para ti maestra El corazón de la escuela Llegará Cómo duele la patria Dios mío Paz, hermosa paz, regresa pronto Se fue porque Cristo la esperaba Al morir la tarde
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Hermana Carolina del Socorro O.P. (Blanca Matilde Echeverri Hernández) Las manos de mi madre fundadora Gracias Señor ¿Dónde estás Señor? Alabanzas al buen Dios Jesús amigo amado Madre mía Te canto en tu día El sí de María Cuánto sirven las manos Mi maestra A mi compañera maestra Camina sin detenerte ¿Cómo no recordar?
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Los ecos del silencio Qué lindo es vivir para amar
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Hermana Blanca Nubia Ocampo García O.P. Marie Poussepin, apóstol social Poema a Marie Poussepin El silencio en Sainville Tres siglos El seguimiento de Jesús al estilo de Marie Poussepin Salmo de admiración al Señor en su creación Escuché tu voz Señor María en el silencio Canto al cóndor de los Andes Majestuosa nevada Canto ecológico A Colombia, mi patria Ecos poema Poemas a la luna ¿Qué es para mí la vida?
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Hermana Elvira Echeverri Cardona O.P. (Pseudónimo: Rosel) Mi amada fundadora Mi pozo de Sainville Me sorprendes Solo me quedas tú Silencio Tu fidelidad Señor Confidencia filial Una cita en la nieve Utopía Definitivamente, te amo Esencial Lágrimas Me dueles, hermano Juventud La muerte
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Presentación Reconocer en la riqueza semántica de los lenguajes la palabra poema, que procede del latín poēma, y este del griego ποίημα (poiēma, que significa creación, hazaña) y ποιήμα (poiesis), cuya raíz es poiein (hacer, crear), es recrearnos en la composición literaria escrita de las hermanas: Gabriel del Rosario, Carolina del Socorro, Blanca Nubia Ocampo García y Elvira Echeverri Cardona. Insignes religiosas de la Comunidad de Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, a quienes el Dios de la vida nos ha regalado para compartir el inmenso don que representa la noble misión de educar al estilo de Marie Poussepin, fundadora de la Congregación, a quien dedicamos este compendio de poesías en el contexto de la celebración de los 25 años de su beatificación. En este sentido, este texto recoge 60 poemas, con 391 estrofas y 1600 versos, que riman en consonancia con el inmenso potencial de humanidad, verdad y caridad que las hermanas escritoras tejen con huellas de historicidad, vida, virtudes cristianas, razones, saberes, emociones y lenguajes, que aún hoy se reconocen en las obras de la comunidad religiosa como despliegues del carisma congregacional, que transita de manera potente y solidaria a lo largo y ancho de 36 países del mundo. Es precisamente en las itinerancias del hogar, la escuela, la estudiosidad, la vida religiosa y la misión de anunciar a Jesucristo en todas las obras de la Congregación, donde los poemas de nuestras hermanas escritoras despliegan las estéticas de la vida, la finitud, la belleza, y la trascendencia, posiblemente, al estilo del poema lírico, que invita a recordar, por ejemplo: los poemas de amor de Gustavo Adolfo Bécquer; “Besos” de Gabriela Mistral; “Oda al
amor” de Pablo Neruda; y poemas de amistad de algunos anónimos, como “Amistad”, “Algunas amistades son eternas”, “Amigo”. En estas recordaciones, los poemas de las hermanas escritoras, sus estrofas y versos trascienden del estilo romántico al metafórico, en cuanto dominio simbólico que se despliega en los actos creadores de lo humano, lo espiritual y lo evangélico del carisma, y la opción por los pobres, por los otros, quienes desde una lectura levinasiana, se hacen vida a partir de la noción de epifanía del rostro, el de Dios, el del mundo, el de la humanidad. El honor del caminar juntos en el educar universitario y en el ejercicio de la caridad de Marie Poussepin en las obras de la Congregación trae a mi memoria a las hermanas escritoras, en la riqueza de sus poemas tejedores de vida. La Hermana Gabriel del Rosario, religiosa antioqueña, en su momento directora de la Biblioteca Josefina Núñez de la UCM. Cuando le visitaba en su oficina se sentía que allí estaba la presencia de Dios, manifiesta por su mirada dócil, la palabra fina, la sencillez, el amor por sus maticas (como las llamaba) que adornaban el oikos de la lectura, la consulta y la academia. Con razón sus poemas encarnan expresiones y palabras nucleadoras de sus versos: ¡gracias!, ¡silencio divino!, ¡alegría y fiesta!, ¡amigo amado!, ¡hogar!, ¡tiempo!, ¡escuela!, ¡maestra!, entre otras que tejen alabanzas al Altísimo, amor por el prójimo y la naturaleza, opción por los más necesitados, devoción a la Santísima Virgen, y amor por su patria Colombia. La Hermana Carolina del Socorro (Blanca Matilde Echeverry Hernández) religiosa antioqueña, nacida en un hogar sencillo, a quien la Comunidad Religiosa reconoce en sus textos biográficos: “su sensibilidad para experimentar la ternura y el amor de Dios en los más pequeños, los niños
y niñas que educó y formó a lo largo de su vida religiosa y desde su misión como educadora y maestra” (archivo Provincia de Manizales). Despliegues de vida cristiana que la hermana, con su pluma, escribe en sus poemas para reconocer en Marie Poussepin: las manos como destello del amor divino, las manos trabajadoras, las manos que elevan la plegaria, las manos que brindan caridad divina, las manos buenas que tejen presurosas. Sus estrofas y versos siguen tejiéndose como filigranas en alabanzas y gracias a Dios, al Jesús amigo amado, a la devoción a la Virgen María, al reconocimiento de su maestra y al valor del silencio y la vida. La Hermana Blanca Nubia Ocampo García, religiosa caldense, también es reconocida por la Comunidad Religiosa en sus textos biográficos como una artista que supo llevar a la docencia sus talentos y creatividad. Sus poemas que hoy tenemos el honor y la posibilidad insoslayable de leer, también son expresión de gran emoción y amor al reconocer en Marie Poussepin la Apóstol Social de la Caridad, por eso le dedica sus poemas: “El silencio de Sainville” y “Los tres siglos de historia de la Congregación”. Su poesía nace de un espíritu contemplativo capaz de ver más allá, en el cotidiano del mundo y de la vida, la presencia del Dios que nos habla, que se comunica y que, al tocar lo más profundo de nosotros mismos, nos impulsa para compartir con otros la experiencia, la espiritualidad, el sentir y los sueños. Y cómo no recordar a la Hermana Elvira Echeverri Cardona (Rosel), en su momento Secretaria General de la UCM, quien invitó a conocer a profundidad el legado del carisma congregacional, y de manera particular, a aprender sobre quién era la Madre Fundadora Marie Poussepin, reconocida en sus poemas, que inician con “Mi amada Fundadora” y “Mi pozo de Sainville” y continúan con “Plegarias a Dios”, “Honor al silencio”, “Confidencia filial” y “Utopías”. Con ella regreso al pasado para recordar los viajes que juntos
hicimos a Argentina, Brasil y Uruguay, para participar como delegados de la rectoría en Asambleas Generales de la FIUC y ODUCAL, y la exploración de relaciones potenciales de cooperación internacional. Sus poemas fueron temas de conversación en nuestros recorridos. Con esta breve referencia a los poemas de nuestras hermanas escritoras, me reconozco en la alegría y el disfrute de leerlas y en la amistad y gratitud perenne, recordándolas con un gracias siempre, por el valor que tiene para la Congregación, la Provincia de Manizales y la Universidad Católica de Manizales su composición literaria, su testimonio de vida y su amor por el Carisma Dominicano de Marie Poussepin en la celebración de esta fiesta de los 25 años de su Beatificación. Y para los lectores feliz viaje por estos poemas para el cielo y buen camino hacia la santidad. Dr. Silvio Cardona Docente Doctorado en Educación Universidad Católica de Manizales
Hermana
Gabriel del Rosario O.P. (Q.E.P.D.)
Por: Martha Cecilia Castaño Ramírez y Grisel Josefina Ramos Pineda Colaboradoras Biblioteca Josefina Núñez - UCM Personas inolvidables han pasado por la biblioteca de la Universidad Católica de Manizales y entre ellas, su historia cuenta con la hermana Gabriel del Rosario (Martha Lucía Guzmán Álvarez), quien fue la directora desde 1973 hasta 2002. De la tierra de la esperanza, Sonsón – Antioquia, nació esta mujer dotada de especiales cualidades; como su memoria prodigiosa, y un talento para la escritura, que la llevó a componer poesía y a dejar en este género un legado literario. Entre sus obras se destacan: “Como duele la patria Dios mío”. Su amplia cultura general la hizo una gran conversadora, capaz de participar en cualquier tema. Le gustaba la política y la historia y tenía un especial interés en asuntos relacionados con la buena educación y la
Hermana Gabriel del Rosario
urbanidad, sobre lo cual fue muy exigente en cuanto al saber hablar, vestir y comportarse. Amó las flores, en especial las orquídeas y la más bella de todas: la Virgen María, a quien siempre le expresó fiel veneración. Para ella escribió las letras: “Plegaria a la Virgen María”. También usó la poesía para mostrar una gran ternura y cariño por los niños, a través de este género expresaba su admiración por ellos y les daba consejos, como en el escrito: “En tu día niña amada”. Tuvo un especial reconocimiento al cumplir 25 años de servicio el 17 de septiembre de 1998, cuando fue condecorada con una placa y un cordón de honor. Durante su paso por la biblioteca se llevó a cabo el proyecto de construcción del Edificio D destinado a la misma e inaugurado el 23 de Abril del 1985. Nos acompañó hasta el 27 de enero de 2002, cuando falleció, dejándonos las mejores enseñanzas de humildad amor y sabiduría con un ejemplo de responsabilidad y entrega desinteresada a su trabajo.
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Gracias mi buen Dios
Vengo a darte las gracias mi buen Dios por el regalo de la vida mía porque en mi senda pusiste la esperanza y el amor con la dicha y la alegría. Porque en cada mañana haces brillar el sol para buenos y malos, porque haces que las flores perfumen los jardines y los pájaros trinen y en todo el universo los astros iluminen este mundo que es obra de tu plan de amor. Te doy gracias porque cada hora y cada día mis labios pueden pronunciar tu nombre y bendecir tus dones de armonía y acariciar la lluvia en su frescura para que haya por doquier blancura con prados verdes y gamas de colores y arco iris que ilumine el horizonte en las horas oscuras de la vida. También te doy las gracias porque cada día puedo llevar a mis alumnas tu mensaje y decirles que sin ti es imposible hacer el bien
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Hermana Gabriel del Rosario
y ser fiel a los deberes y conquistar la paz en el lindo paisaje de este mundo creado para todos los seres. Por el quehacer que empieza en la maĂąana te doy las gracias, unida a mis hermanos que luchan en busca del sustento y el pan de cada dĂa, y con su esfuerzo conquistan la esperanza de un nuevo mundo que busca la alegrĂa en las jornadas constantes de la vida. Por todas las estrellas, que iluminan las oscuras noches y dan al peregrino tranquilidad y paz para seguir la ruta del camino, y llegar a su hogar llevando a su familia el pan tan merecido y esperando, sin que ninguno lo haya de agotar.
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Gracias SeĂąor porque en cada momento tu presencia ilumina nuestras vidas para que obremos el bien siendo muy fieles, sin traicionar tu amor, que nos convida a amarte y a sentirte cada dĂa.
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En el silencio lenguaje de Dios
Hermana Gabriel del Rosario
Sembraré mi jardín de silencio el lenguaje divino de DIOS. Llenaré de silencio mi vida, colmando de luz y oraciones todos los anhelos de mi corazón. Mostraré a mis alumnas la imagen del amor infinito y la paz del silencio divino, que se esconde detrás de los rayos del sol, con las notas que canta la vida, la vida escondida en ese misterio de Dios. Cantaré por doquier la esperanza, desde la alborada colmada de fe y daré a mis alumnas la nota del verso que Dios deletrea con el pensamiento de su gran poder. Les diré a mis amigas, las niñas, que en este silencio divino sigan siempre buscando las estrofas en la poesía no se parten de amar al Señor, que vayan llevando el mensaje
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de paz y alegría siendo fieles, muy fieles a la ley infinita, el amor. Encontrarme yo quiero con ellas, en el hondo silencio de la eternidad, donde nadie podrá arrebatarme los dones sublimes que Él nos donó y quedarme escondida por siempre al abandono al Señor, dándole gracias eternas por haberme hecho maestra maestra de niños los mimados de Dios.
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¡Ya vas a llegar Señor!
Hermana Gabriel del Rosario
Hoy es un día de fiesta, fiesta de gala, Señor, me has invitado a tu boda para un encuentro de amor. Con amor he preparado vestido blanco, Jesús, es vestido de fe pura, es más blanco que la luz. Al brillar hoy la alborada, te veo venir, Señor, a Ti quiero estar unida para siempre mi buen Dios. Mira mi vestido blanco, brillante como la luz, Madre mía, Virgen pura y acércame a tu Jesús. Haz que de luz revestida por el mundo vaya yo, llevando tu fiel mensaje, mensaje de paz y amor.
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Jesús amigo amado
De tu mano, Señor, queremos ir, saludando la alborada de la vida, muy seguros nos sentimos a tu lado, y todo nos convida a la alegría. Qué bueno eres, Jesús, amigo amado, tú siempre nos muestras el camino, queremos responder a tu llamado y decirte que sí, mientras vivamos. Tu mirada de amor nos ilumina y nos muestra lo hermoso de la vida. Haz que en todo momento te busquemos y vivamos en tu santa compañía. Señor, son muchos los enemigos que nos invitan al mal. Guárdanos en todo instante para amar y más amar. que cumplamos tu ley santa Y sepamos perdonar.
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El mejor regalo
Hermana Gabriel del Rosario
Señor, tú me ofreciste el tiempo como el mejor regalo, con magnífico espacio por donde voy y vengo. Tú me diste la luz para alumbrar mi senda y tu amor como preciosa prenda de ternura infinita, lo mejor que tengo. Ven, celebremos juntos la alborada del día, que me ofreció tu mano en profundo silencio, cantémosle a la vida que es el mejor regalo para ir por el mundo saludando al hermano con una melodía que invade el universo. Hoy es un día nuevo, que dejará la huella trazada por tus manos desde este bajo suelo es preciso vivirlo, para que sea un reguero de estrellas que iluminen a muchos el sendero donde caminando llegarán a tu cielo. Quiero darte las gracias por los dones sublimes que al paso de mi vida con amor me has brindado sé que a cada momento tengo tu compañía como también la tengo de la Virgen María quien me muestra el camino de tu amor consagrado. Al mirar el pasado de sublimes recuerdos va flotando en mi mente la luz de tu Evangelio como el mensaje santo que grabaste en mi alma para que siempre hallará en la tempestad calma y viviera el asombro del profundo misterio.
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Recibe en este dĂa mi plegaria ferviente, como la acciĂłn de gracias que brota de mi ser, no dejes que me olvide de tus grandes bondades, haz que todos mis anhelos traduzcan realidades, para que sean tuyos mi haber y mi tener, y suba a tu presencia mi ofrenda en espirales hasta que eternamente te pueda poseer.
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Gracias mi buen Dios
Hermana Gabriel del Rosario
A toda naturaleza yo le vine a preguntar: ¿Quién es Dios y en dónde está? Y al instante respondió: Escúchame y lo sabrás. Primero dije a la fuente: ¿quieres hablarme de Dios? Y de ella pronto brotó agua pura y transparente y un lindo arroyo corrió. Al ruiseñor que posaba en la rama de una flor me acerqué para decirle: háblame ahora de Dios, y feliz al responderme hermosos cantos entonó. Al almendro me acerqué a preguntarle también y por respuesta sublime preciosas flores mostró y muy alegre me dijo: soy mensajero de amor.
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Donde un amigo me fui para que de Dios me hablará y al instante me enseñó su Palabra que embelesa y me dijo con certeza lleva al cielo tu mirada. A mi madre interrogué para oír lo que decía y una oración entonó para mostrar que existía y en su honor el mismo día linda melodía cantó. Hasta el sol quise llegar para que a Dios me mostrara y él despidiendo sus rayos a la tierra iluminaba y con sus llamas de fuego a los mares calentaba para que entendiera bien que Dios a nadie olvidaba.
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Hermana Gabriel del Rosario
A un niño que jugaba con las arenas del mar le pregunté muy pasito: ¿a Dios has visto pasar? Y me respondió sonriente está en todo cuanto existe y en tu mirar transparente también en tu corazón y en el dolor de la gente y en los juegos infantiles y en el amor que da vida. Y está con el que agoniza a la hora de la muerte.
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Niña María
Desde la alborada de tu vida entregaste a Dios todo tu ser, consagraste al amor tu fe rendida para hacer el bien desde el amanecer. Tú eres luz de ternura que ilumina mis pasos en las horas de dolor, por ti las flores perfuman las colinas y las estrellas despiden su fulgor. Dios te creó modelo de pureza y te vistió con todo el esplendor, quiso que el cielo y la naturaleza te brindaran todo lo mejor. Las virtudes salieron presurosas a ofrecerte los dones de su Dios, y te entregaron en un ramo de rosas el amor convertido en oración. El Avemaría se escuchó en el eco y el ángel entonó su melodía, traía del Eterno el pensamiento a la tierra con notas de alegría. Tú eres para el mundo la esperanza anunciada desde aquel lejano día en que el hombre quebrantando la Ley Santa rechazó de Dios la paz y la armonía porque Él nos las dio como legado.
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Hermana Gabriel del Rosario
Camina con nosotros Virgen pura y llĂŠvanos al trono del SeĂąor, danos la sencillez, la piedad y la dulzura, que nos conducen a la patria del amor.
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Canto a mi hogar
Canto a mi hogar porque en él he nacido porque en él he aprendido a amar y a ser. Canto a mi hogar porque él me ha enseñado a mirar con cariño el mundo de colores desde el amanecer y en sus bellas canciones luciendo la alborada engrandece mi vida con la madre adorada brindándome la dicha el amor y el saber. Llevo dentro de mí el gran don de la fe y la dulce oración que me da fortaleza y con toda pureza me invita a vivir. Canto a mi hogar que me brinda alegría porque en él cada día encuentro ilusión de vivir la armonía.
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Hermana Gabriel del Rosario
Canto a mi hogar que ilumina mi senda, haciéndome sentir que las cosas más bellas de la naturaleza existen para mí, y que el cielo me espera si es que amo de veras y cumplo la gran ley que está en mi corazón, grabada en lo más hondo. Canto a mi hogar y quiero agradecerles a mis padres tan buenos que me dieron el ser yo quiero responderles cumpliendo mi deber, siendo fiel a lo bueno y llevando el mensaje de la paz y el bien, con dones que el cielo me dio para vencer. Yo me quedo en mi hogar que me da cariño y acogida pues yo tan solo anhelo vivir y morir en él, que Dios me lo bendiga y La Virgen también.
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El tiempo
Siempre vas en vuelo surcando el espacio cruzando este mundo en alas del viento, por doquiera pasas dejando la huella, lo penetras todo, hasta el pensamiento. Cuéntame algo de esa tu existencia, envuelta en misterio, enigmas y anhelos, muestra lo profundo de tu trascendencia, enséñale al hombre tu eterna presencia, aunque tu morada está aquí en el suelo. Responde, te ruego ¿quién eres de veras? ¿De dónde viniste? ¿Por qué tu carrera? Siempre estás pasando, jamás te detienes, tu presencia augura los males, los bienes y a todos anuncias la hora postrera. ¿Quién soy? Me preguntas con toda vehemencia. La nada, el vacío… debo responderte, por toda la tierra se vierten mis sombras, se escuchan mis ecos, los sabios me nombran, jamás ser humano pudo detenerme. Pero… no te vayas. Escúchame ahora. Soy nada y soy todo sin mí es imposible que exista la vida, trasciendo los siglos, señalo la historia, por más que no quieran, de mi hacen memoria y no queda nunca mi faz escondida.
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Hermana Gabriel del Rosario
Muchos me derrochan en vanas torpezas, los santos afirman que soy un tesoro. Para algunos paso como una quimera para otros soy ley en lejana frontera y todos los hombres me invocan en coro. El niño me vive con mucha alegría el joven me invoca con loca esperanza, encuentra el adulto en mí su destino, a veces me trata con gracia y cariño y otras, muchas veces, no tiene confianza. Si los hombres ricos pudieran comprarme, toda su fortuna en mi gastarían, no querrían nunca de mí separarse, me tendrían siempre hasta obsesionarse. Pero no es posible, solo soñarían. Recuerdo que un día allá en lontananza recibiste el libro de tu nacimiento, empezaste a escribir con paso muy lento, tú historia de amor, con luchas y esfuerzos y Dios lo sellaba, como padre bueno, con su asentimiento. Cuando llegue el fin, que linda sorpresa. ya no seré tiempo, sino eternidad, te gozarás mucho de haberme vivido, ni un pequeño acto quedará en el olvido.
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Que irradie tu vida luz en la esperanza, yo serĂŠ tu amigo, guiarĂŠ tu jornada, son ecos del tiempo que nunca te olvida, quiero que no pierdas minuto en la vida recuĂŠrdame siempre, soy todo y soy nada.
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Para ti maestra
Hermana Gabriel del Rosario
Fuiste elegida para ser maestra pregonera de la paz y del amor, vas llevando un mensaje de esperanza, con la luz de la fe que te da Dios. Brillarás como estrella luminosa un día en la presencia del Señor, si cada día practicas la justicia y la verdad y enseñas sin temor. Tu misión es sublime y exigente, te la confió el Señor una mañana para que llevaras la paz a tus alumnos, revestida de la ley más soberana. Eres luz, eres paz, eres plegaria que transforma el dolor en alegría eres esa maestra que se entrega y forma en sus alumnas la armonía. Con tu trabajo irradias luz de vida y siembras en el campo que Dios te señaló la semilla se hará fecunda un día y será una promesa perfumada en la flor. Sigue maestra siempre mirando en lontananza, conduce a tus alumnas a la patria feliz, sé como blanca estrella que entrega la esperanza, haciéndolas sentir la dicha de vivir.
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El corazón de la escuela
La escuela tiene corazón de amor, plegaria de luces, llamas de esplendor; va dejando huella de paz trascendente y forjando sueños de hermosa ilusión. El corazón de la escuela es como una campana que nos trae la esperanza con la luz de la mañana, con su tilín mensajero nos repite cada día, no te detengas mi niña, mira que el tiempo no para, es preciso aprovecharlo sin que se pierda la vida. El corazón de la escuela es el mismo de la patria, que va escribiendo una historia de encantos y de nostalgias que nos dejan una estela, de recuerdos en el alma.
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Hermana Gabriel del Rosario
Es como una ilusiĂłn que se guarda en una lĂĄmpara para irradiar por el mundo las virtudes y enseĂąanzas que nos dieron los maestros, con su entrega, desde el alba, mostrĂĄndonos lo sagrado de la fe y de la esperanza, con sus ejemplos de vida y su gran perseverancia.
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Llegará
Llegará por fin una mañana, en que habrá cantos con himnos jubilosos, porque el cielo escuchó nuestras llamadas y se oirán en la altura esplendorosos. Vendrá el estrecho abrazo del hermano sin muerte sin secuestros, sin envidias. Será el gozo perfecto del encuentro con llanto, pero llanto de alegría. Se remontará hasta el mismo cielo, recorriendo el camino de la vida, nos saciaremos de paz en su presencia, compartiendo la mesa de familia. Habrá un cielo nuevo y una nueva tierra, henchidos de fulgor y de esperanza, pregonando que la guerra ha terminado, que entonemos un canto de alabanza. Iremos por el mundo predicando que en solo Dios, nuestro padre hemos confiado, que Él tuvo compasión de nuestro pueblo, dándonos la paz que tanto hemos buscado. Celebraremos nuestra acción de gracias con el júbilo de un mundo iluminado. La Buena nueva será nuestro mensaje con el amor que Cristo ha predicado.
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Cómo duele la patria Dios mío
Hermana Gabriel del Rosario
Padre nuestro que estás en el los cielos, mira nuestra patria, mírala oh Dios, apiádate del pueblo que extravió el camino y envíale un rayo de paz y de amor. No brilla en su suelo el fervor divino las sombras la acechan, Señor, por doquier. Son sus hijos mismos quienes la han herido y ya desangrada se muere de sed. Mira a mi Colombia, tierra de esplendores, donde el canto era como una oración, sumida en tristezas, llantos y dolores con puñal clavado en el corazón. Escucha el gemido profundo del huérfano y la vida humilde transida en dolor, haz que nuevamente brille la esperanza, ten misericordia, danos tu perdón. Escucha los ruegos de tumbas que gritan diciendo: Este pueblo se olvidó de Dios y se ha convertido en cruel asesino que en noche de orgía la patria asoló. Colombia te implora, Colombia te invoca, haz llegar a ella la fe que perdió, que brille en su cielo de nuevo la estrella y el alma del pueblo encuentre su Dios.
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En la misma iglesia llora la esperanza no se escucha ahora el Angelus, no, los cuentos de hadas no acunan la infancia y las metralletas van dejando horror. Por las cinco llagas que tu piel rasgaron y por el sudor de sangre que de ti brotó, por la sed terrible que secó tus labios. Salva a nuestra Patria, sálvala, Señor. Por las espinas que hirieron tu frente y por los azotes que el pueblo te dio, por el beso falso del traidor presente. Salva a nuestra patria, sálvala, Señor. Por tu cruz y muerte allá en el calvario, por el abandono que tu ser vivió, por esa agonía tan llena de escarnio, salva a nuestra patria, sálvala, Señor. Escucha sus ruegos, tiéndele los brazos no tengas en cuenta su crimen, Señor, hazlo por los niños de alma inocente y por los que sufren tortura y dolor. Sin ti es inútil todo cuanto hagamos solamente tú nos puedes salvar, no nos abandones, Señor, te rogamos. Queremos ser tuyos y de nadie más.
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Paz, hermosa paz, regresa pronto
Hermana Gabriel del Rosario
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Busquemos la paz viviendo en armonía, amando la verdad y obrando siempre el bien, honremos cada día a la Virgen María con la oración ferviente que vive el corazón. La paz es un tesoro que el mismo Dios nos trajo desde el reino divino donde habita la luz, la paz es regalo que debe ser buscado por medio de la gracia que nos brinda Jesús. Cantemos con los ángeles: Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a aquellos de buena voluntad, llevemos el mensaje de la Buena noticia y unidos como hermanos vivamos la verdad. Unidos en la fe busquemos siempre el bien. Dios en todo momento nos quiere ayudar, Luchemos por la paz con un amor profundo Y un día gozaremos del reino celestial.
Se fue porque Cristo la esperaba
Se fue porque Cristo la esperaba, este mundo ya no era para ella, aquí dejó las huellas bien grabadas, selladas con la luz de las estrellas. Escuchó de Cristo la llamada, quería darle el premio del amor; entra, le dijo: el cielo es tu morada vive feliz en la celeste Sion. Atrás queda el recuerdo del pasado con la luz que el cielo le otorgó, por doquier entregaste la fe del Bien amado que a vivir en tu casa te invitó. Pasaste cada día la ruta iluminando con la noble alegría que brota del saber. A todas nos diste con tu amable entrega un ejemplo profundo de amor que supo ser. Tu recuerdo perdura para siempre, como faro que destella eternidad. No olvidaremos jamás las enseñanzas salidas de tus labios, con sello de verdad. Brillarás cual estrella refulgente, cerca de Dios, allá en la eternidad. Enseñaste la justicia a mucha gente y hoy habitas en el reino celestial.
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Hermana Gabriel del Rosario
Desde el cielo envía tu mirada A este mundo tan lleno de dolor. No olvides a la patria por ti amada Por ella ruega ante el buen Dios. Ruega también por nosotras, tus hermanas y envíanos del cielo la Santa Protección.
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Al morir la tarde
Mueren los ecos en la lejanía Se escuchan del viento los silbidos Las sombras van cubriendo las montañas y la naturaleza exhala los gemidos. Aparece el fulgor de blanca estrella reflejado en las ondas de la mar allá en el horizonte el sol declina y nos invita a todos a orar. Los destellos brillantes de la luna aparecen cual dulce melodía la noche extiende su negro capuz y escribe notas al morir el día. El lucero envía el primer rayo, el terrible viento azota la ventana, el jazmín nos brinda su perfume y prepara una canción a la mañana. Va llegando la paz a los hogares, eso es lo que debemos esperar los ensueños afloran en la mente y hay lindas cosas para recordar. El silencio invade el corazón y deja en nuestras vidas un mensaje la gratitud por el día que termina cubriendo el corazón con un ropaje de esperanzas de luces y de amor.
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Hermana Carolina del Socorro
Hermana
Carolina del Socorro O.P. (Blanca Matilde Echeverry Hernández) (Q.E.P.D.)
La Hermana Carolina del Socorro nació en San Antonio de Buenos Aires, Antioquia, el 19 de Septiembre de 1927, en un hogar sencillo, pleno de amor y comprensión, donde fue sembrada en su corazón, aun tierno, la semilla de Dios. El cotidiano contacto con la naturaleza le permitió contemplarla, extasiarse en ella y ser la musa de su inspiración para la escritura de sus poemas, una manera sencilla de expresar la calidez de un corazón inteligente, contemplativo y compasivo. La Hermana Carolina falleció en Cali el 20 de agosto de 2019. A los 92 años de edad y 72 años de vida religiosa. Su sensibilidad frente a lo sencillo la hizo estar atenta y disponible para experimentar la ternura y el amor de Dios en los más pequeños, los niños y niñas que educó
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y formó a lo largo de su vida religiosa y desde su misión como educadora y maestra. Fue una mujer con un corazón como el de un niño: noble y tierno, abierto a la presencia de Dios. Ella fue toda una Maestra que vivió a plenitud en el santo empleo de la educación a ejemplo de Jesús Maestro, y como fiel hija de Marie Poussepin ella fue toda para Dios y toda para el prójimo. Pasó haciendo el bien, y como Buena Sembradora, acarició la semilla para plantarla con ternura y amor en la tierra buena de los corazones de docentes, padres de familia, y especialmente en los niños, sus preferidos. La distinguió siempre una delicada alegría que salía desde sus entrañas y la expresaba con una tierna sonrisa y una mirada, que desde sus ojos azules, trasmitía paz, seguridad y serenidad. Gracias Hermana Carolina, por dejarnos un legado de amor en estos poemas que hoy compartimos con todos los lectores y lectoras, en el contexto de la celebración de los 25 años de la beatificación de Marie Poussepin.
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Las manos de mi madre fundadora
Hermana Carolina del Socorro
Las manos de mi madre fundadora son un destello del amor divino, son bondad, son ternura, son caricia, que alivian las penas del camino. Son dimensiรณn sublime de esperanza, mensaje de dulzura femenina, reflejan sencillez, que sin tardanza florece en jardines de la vida. Manos trabajadoras que revelan las maravillas del deber cumplido, manos de mujer inteligente, manos que curan al hermano herido. Manos puras que elevan la plegaria. Implorando la bondad del mismo Dios, para el hermano que en lucha se debate y quiere que le otorguen el perdรณn. Manos que brindan caridad divina, revestidas de gran misericordia, manos trabajadoras y piadosas que marcan huella al paso de la historia. Manos buenas que tejen presurosas medias de seda y lana, con hilos delicados, para promover y dar sustento a los pobres de Sainville, abandonados.
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Manos que bendicen a los niĂąos y les brindan luz en el camino con la enseĂąanza que borra la ignorancia, cultivando la inocencia con cariĂąo. Manos que siembran plantas en el huerto, para ayudar a todos con amor. Manos que al pobre proporcionan alimento y confortan en momentos de dolor. Manos santas que dejaron la huella trascendente de paz y de bondad, manos que escribieron los reglamentos con la palabra de eterna Santidad.
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Gracias Señor
Hermana Carolina del Socorro
Quiero darte las gracias mi Señor por el regalo de la vida mía, porque en mi senda encontré la esperanza el amor, la dicha y la alegría. También te doy las gracias porque cada día puedo llevar a mis alumnos tu mensaje, y decirles que sin Ti es imposible hacer el bien y ser fiel a los deberes y encontrar la luz en el paisaje, en este mundo que creaste para todos los seres. Gracias Señor porque cada día y cada hora mis labios pueden pronunciar tu nombre y bendecirte con fe y con armonía, siendo fiel sin traicionar tu nombre en las luchas constantes de la vida. Gracias por mi Comunidad comprometida, que escucha tu llamado cada día, llevando a sus hermanos la acogida con el anuncio de la Buena Nueva para vivir en el amor la verdadera vida.
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¿Dónde estás Señor?
¿Dónde estás Señor? ¿En dónde estás Dios mío? ¿Por qué te has ido? ¿En dónde estás? Te busco y no te encuentro ¿En dónde te escondiste? El mundo sin Ti está sumido en desolación. Es un desierto perdido en el abismo sin sentido. He venido hoy a contarte que hay sangre y luto por Colombia, todo el corazón estremecido está yerto. Llora de pena y el dolor todo lo invade en esta hora. Qué será de nosotros, sin tu ayuda, Señor, saber muy bien que eres nuestro apoyo, nuestra suerte , nuestra roca, nuestra luz, nuestra esperanza, nuestro todo, hoy por doquier sentimos que la muerte ronda y aparece la nostalgia de un ayer vivido con la luz de la fe y de la plegaria. Por qué te fuiste tan lejos, Señor mío ¿no ves que estamos todos naufragando? ¿Es que vas a permitir que nos hundamos en el piélago insondable de la nada? Por favor, danos tu mano. No nos abandones, nos basta tu mirada, tus hijos todos tristes hoy te llaman. porque sienten que la vida termina destrozada.
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Hermana Carolina del Socorro
Prometiste que estarías con nosotros todos los días, hasta el fin. Tu palabra no puede perderse en el vacío. Ven Señor, escucha los ruegos de tu pueblo, haz que la lámpara de nuestra fe se encienda y vuelva el renacer de la confianza, para vivir en tu presencia santa, esperando la paz que se escapó una mañana. Penetra con tu amor y con tu gracia estos corazones desolados por la muerte del hermano por el que se arrastra mutilado y llora sin cesar porque ha quedado abandonado. Bien sé, Señor, que nada merecemos, si no es por tu bondad pereceremos. Escucha nuestros gritos, nuestro llanto, y perdona, perdona oh Dios nuestros pecados.
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Alabanzas al buen Dios
Alabad criaturas todas a nuestros Dios y Señor y cantadle mil canciones en prueba de gran amor. Nubes que vais por el cielo formadle un manto a mi Dios sol que alumbráis la tierra dadle la luz y el calor. Pajaritos que voláis por el aire sin cansarnos entonad a Dios un canto de Él no vais a olvidaros. Florecitas de los valles que vestís lindos colores brindad los ricos perfumes al amor de los amores.
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Jesús amigo amado
Hermana Carolina del Socorro
De tu mano, Señor queremos ir saludando la alborada de la vida muy seguros nos sentimos a tu lado y todo nos convida a la alegría Qué bueno eres, Jesús, amigo amado, tú siempre nos muestras el camino, queremos responder a tu llamado y decirte que sí, mientras vivamos. Tu mirada de amor nos ilumina y nos muestra lo hermoso de la vida haz que en todo momento te busquemos y vivamos en tu santa compañía. Señor, son muchos los enemigos que nos invitan al mal. Guárdanos en todo instante para amar y más amar, que cumplamos tu ley santa y sepamos perdonar.
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Madre mía
Hoy he vuelto al Colegio Madrecita querida a traerte las flores y a ofrecerte mi vida. Mi vida iluminada con sueños de la infancia anhelos de bondades y cantos de esperanza. He venido a rezarte por mi patria querida y a entonarte mis cantos con el Avemaría. A rogarte mi madre con ferviente oración por mis padres y hermanos que te envían su amor. De tus manos divinas brotan rayos de luz enviados desde el cielo por tu hijo Jesús. Ilumina mi senda desde la madrugada para que cada día me guíe tu mirada.
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Hermana Carolina del Socorro
A mi Dios hoy entrego mi estudio, Madre buena para que lo bendiga en alegrĂa y pena. Yo sĂŠ que tĂş me amas y me vas a ayudar madrecita del alma encanto de mi hogar.
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Te canto en tu día
Hoy vengo con amor a darte este poema. Recibe mi ternura en lindos versos te pido que hagas un alto en el camino y escuches lo que te dicen ellos. Tus ojos me enseñaron que en tu alma llevas la luz con el amor sagrado, vé a iluminar el mundo, sé su guía pues se encuentra del bien necesitado. Felicidades en el día de tu fiesta, recibe mi mensaje de alegría, con tus actos formarás la linda orquesta cantando con fervor Avemaría. Dile a la Virgen que guíe tu mirada mostrándote la senda venturosa, que ilumine tu fe, mi niña amada, hasta llevarte a la patria ambicionada en donde está la paz y ya no hay nada que pueda arrebatarte la corona.
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El sí de María
Hermana Carolina del Socorro
Tú sí, Virgen María, viniste a cambiar la historia con la fidelidad humilde de tu ser, de tu entrega total harán siempre memoria todas las generaciones que han de provenir. La fe hizo de ti, la fiel peregrinante que atravesó el desierto en alegre soledad, cruzó por las montañas con un amor constante desafiando peligros luchando contra el mal. El ministerio de Dios estuvo en ti presente, nada turbó tu vida ni te hizo vacilar. Siempre fiel a la gracia dijiste reverente quiero en todo, Señor hacer tu voluntad.
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Cuánto sirven las manos
Las manos que llevamos son unas manos buenas que se elevan al cielo con canto de oración unas manos que siembran con las espigas nuevas en el terreno suave la paz del corazón. Busca siempre en tus manos el lenguaje del alma que es verdad y es misterio y es eco de esperanza llevando los mensajes de la paz y del amor eleva tus plegarias al infinito arcano, y con tus manos juntas implora bendiciones y luz para los hombres que un día se olvidaron de la bondad de Dios. Tus manos son la fuerza del hermano sufrido que lucha cada día por conseguir el pan, son también el apoyo del pobre desvalido que solicita ayuda, pues todo lo ha perdido en la miseria absurda que el mundo le brindó.
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Hermana Carolina del Socorro
Las manos dejan huellas por doquiera que vayan con imágenes vivas de gran inspiración señalan a la historia de un futuro enmarcado por el fiel cumplimiento del deber realizado otorgando a los hombres lo mejor de su acción. Las manos son plegarias si se elevan al cielo y melodía divina dando notas de paz mensaje de esperanza enseñándole al niño con sus primeras letras la esencia del camino, para que vaya siempre viviendo el don divino y así alcance la meta llegando hasta el final. Al despuntar el alba elevarás tus manos a Dios que te ha brindado un nuevo amanecer, las llevarás cual trono hasta el altar sagrado para que recibiendo el pan ya transformado. En Santa Eucaristía, vivas siempre de fe. Vete pues, por el mundo llevando entre tus manos la antorcha iluminada del bien y la verdad entrégala encendida a todos los hermanos para que ellos vivan los valores humanos que están necesitados de la fraternidad. No te detengas nunca, sigue siempre adelante con tus manos en alto adorando al Señor, dando a todos los seres alegría y cariño, siendo Buena Noticia para el Pueblo de Dios.
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Mi maestra
Hoy mi maestra llegó con la sonrisa en los labios y un lindo cuento contó, que tenía consejos sabios. Era una pastorcita que cuidaba las ovejas y allá en el campo vivían las jóvenes y las viejas. Cada día las contaba cuidándolas con amor y a los lobos vigilaba para evitar el terror. Las ovejitas bailaban felices en el aprisco y la pastora cantaba con la música del circo. Vamos, vamos, les decía, canten conmigo también, salten, corran, que la vida nos brindan dicha y placer y hay que vivirla muy bien.
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A mi compañera mestra
Hermana Carolina del Socorro
Te presentas cual jardín en primavera y traes la noticia del gran reino, hoy brillas en el mundo como estrella derribando del niño sus barreras. Has aceptado de Cristo la llamada y el grito que se escucha en la miseria, has llegado a servir de tal manera que entregas a la alumna tu existencia. Cuántas veces olvidando tus problemas vas haciendo un lugar a cada niña porque no tiene quien se ocupe de ella y le brindas lo mejor de tu acogida. Vas entrando simplemente en su universo compartiendo con ella sus ensueños dándole tu ser, tu amor, tu tiempo con todo lo que esperan sus anhelos. Has llorado, has sufrido, has esperado, muchas veces sin obtener respuestas, pero… ¿sabes? Todo tiene su momento tal vez hoy mismo llamen a tu puerta. Y te digan que han sido iluminadas que quieren de verdad seguir tus huellas no te canses, responde a su llamada Dios es quien recoge la cosecha.
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Y si crees que todo ha sido inútil aun así continúa tu camino ya sabes que al final de la jornada tendrás la recompensa en lo divino. Brillarás cual estrella reluciente sin tener que luchar, ya liberada, y verás que valió la pena darte en gotas de existencia derramadas a unas niñas de tu amor necesitadas.
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Camina sin detenerte
Hermana Carolina del Socorro
Sembrador que hoy regresas al surco con temor a tan noble misión, Dios te invita de nuevo a la era, prepara semillas, semillas de amor. La labor no es fácil, el camino es erguido pero tiene encantos que te harán vibrar siembra con ternura en los corazones. Es el mismo Señor quien te entrega sus dones, para que la cosecha sea una realidad. Jamás te detengas, camina constante. Las plantas requieren entrega total, cultiva tu intelecto, medita la Palabra, exígete a ti mismo para que el bien se abra fiel al deber, tu alumna, y se forme en la verdad. No estás en este campo por causa de azar. Tú nunca lo escogiste, no es eso realidad. Eres un mensajero, enviado desde siempre, con una linda carta, la carta de la suerte para que con tu vida la puedas entregar. Camina con tu alumna formándola en el bien. Requiere de tu ejemplo, dado con mucho amor. si lo pides a Dios lo puedes alcanzar. es admirable el mundo que vas a conquistar. la vida se te dio para entregarla con todo el corazón.
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Cada semilla humilde que riegues en el surco ha de llevar el sello de firmeza y bondad si eres muy permisivo, se pierde la cosecha y si muy exigente, abrirás una brecha y te harás responsable de un fracaso total. Cuando venga la tarde, al declinar el día y quieras tu ponerte con Dios a dialogar le dirás que tu vida fue eco de justicia y verdad te dará en recompensa el brillar como estrella por siglos infinitos, allá en la eternidad.
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¿Cómo no recordar?
Hermana Carolina del Socorro
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Cómo no recordar, si ya se ha ido el tiempo convertido en ilusión. Cómo no recordar, si está sumido allá en la eternidad de Dios. Qué es lo que me queda del pasado de mi Colegio amado, será acaso el vacío o un camino colmado de virtudes y luz, si así no fuera cuánto dolor me diera. Tú lo sabes, Señor. Me enseñaron que el tiempo era sagrado, lo aproveché en esta etapa de la vida, me dí cuenta de los dones recibidos y pude responder como es debido al esfuerzo y amor que me han brindado. Llevo acaso mi lámpara encendida para iluminar el mundo que me espera hambriento del bien y muy necesitado del Dios de la verdad y de la vida.
Hoy miro mi pasado con nostalgia y me lanzo a la conquista del futuro. Sé muy bien que la vía es una lucha y que para conquistarla yo he nacido, pero … Ay de mí, si me sintiera fuerte sin la ayuda de Dios que ha permitido que yo sea única y camine por la vida compartiendo lo que soy y lo que tengo, creando un mundo nuevo y trascendente para la eternidad que es mi destino en la patria feliz lugar divino a donde debo llegar, así lo espero. Aprendí que la Virgen, madre buena, era mi amparo, mi sostén y guía. A ella acudiré en cada momento y viviré en su amable compañía. Qué podré yo temer con estos dones que me brinda sin cesar la vida, quiero llevar mi lámpara encendida, las invito compañeras a elevar los corazones.
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Los ecos del silencio
Hermana Carolina del Socorro
Cuando el mundo nació hubo silencio y el mar en su silencio se extasiaba, el sol y las estrellas se asomaban a escuchar el silencio de la nada. En el silencio se escuchó la voz de Dios que llamaba los seres a la vida el silencio voló por los espacios y obedeció la voz que era su guía. Fue surgiendo la vida en el silencio, escuchando tan solo a su creador, las criaturas unidas lo adoraban como dueño de su ser y de su amor. En el silencio lo escuchó María y el Dios Santo en ella se encarnó. Vino a habitar en la mansión más pura que hasta entonces jamás se conoció. Ella en silencio meditar podía y guardar los secretos de su amor, para darnos a todos el ejemplo de penetrar en la contemplación. En el silencio de la noche fría, nació Jesús y en Belén se escucharon los arpegios del silencio de Dios que es oración trayendo los mensajes más divinos de la paz que del mundo se escapó.
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Escuchar el silencio cada día es llegar hasta el trono del buen Dios y descubrir en su lenguaje la armonía que hace brotar la dulce inspiración para escribir en el libro de la vida la canción del bien y del amor.
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Que lindo es vivir para amar
Hermana Carolina del Socorro
Sembrando paz en medio del terror es como llevar una sinfonía allí donde la guerra destroza el corazón. Seamos amor para aquel niño triste, que encontramos solito en un rincón démosle la mano con cariño y digámosle con fe, aquí estoy yo. Aquí estoy yo, para ayudarte siempre con todo mi ser, de corazón. Ven conmigo y te mostraré la suerte del que sabe luchar con más tesón. Toma mi mano y vamos por la vida vale la pena vivirla, es un gran don, tan grande que Jesús jugó partida al rescatarla con su sangre y con su amor. Ven, no te detengas, caminaré contigo, abre tu corazón a la ilusión, te mostraré el mundo más divino que se ilumina allá en tu corazón. Para eso estoy para ayudarte siempre, no necesito a cambio ningún don, solo quiero que encuentres el camino que tiene para ti, trazado Dios.
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Y después alza el vuelo hasta la cima, no te detengas, no mires hacia atrás allí has dejado la profunda huella del que luchó por conquistar el don.
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Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Hermana
Blanca Nubia Ocampo García O.P La Congregación de Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen es diversa, no solo porque las mujeres que la componen son oriundas de diferentes países, sino porque todas tienen características propias, como la Hermana Blanca Nubia Ocampo García, quien es reconocida en la comunidad por ser una artista, por escribir poemas, cantar, y tocar guitarra, piano y bandola. Nació en La Merced, Caldas, el 17 de enero 1937. Desde que estudiaba en la Institución Educativa La Presentación en Salamina, Caldas, sintió que desde la congregación podía prestar un excelente servicio a las personas, lo cual pensaba hacer desde la medicina. El 26
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de enero de 1958 llegó al postulantado y el 3 de agosto de 1960 hizo su primera profesión religiosa. Estudió Biología y Química en la Universidad del Valle, carrera que culminó en 1973, y con sus conocimientos se desempeñó como docente del programa de Bacteriología de la UCM durante dos años. La primera casa en la que vivió fue en Neiva, luego pasó por Ibagué, Garzón, Pitalito, Agrado, Cali, Aguacatal, Salamina y Manizales, tanto en la UCM, como en la casa de Hermanas Mayores: Emaús, donde vive en este momento. Sus viajes también la llevaron a Europa a conocer al Papa Juan Pablo II. Recuerda cada segundo de su encuentro como si hubiera sido ayer, así como tiene siempre presentes en su memoria las fechas importantes de su familia. La Hermana Blanca Nubia cuenta con 59 años de vida religiosa, al servicio de la Iglesia y su Congregación. Nunca ha dejado a un lado su pasión de plasmar en el papel las palabras que salen de su corazón y de sus vivencias. Sus estudiantes, especialmente los niños, disfrutaron de sus enseñanzas por medio de la poesía y las canciones que ella misma componía, sobre los temas de la clase. Sus dotes artísticas la han llevado a escribir alrededor de 100 poemas, he aquí algunos de ellos.
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Marie Poussepin, apóstol social
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
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Hoy venimos con gran emoción y amor las Hermanas de la Presentación a cantarle con todo el corazón a Marie Poussepin, su santa fundadora. Fue en su vida gran apóstol social y un ejemplo de ardiente caridad. Su gran obra lo puede confirmar, proyectada está en cuatro continentes. Al unir su acción y su contemplación muchos frutos el mundo ha recogido, madurados con fuerza, con vigor para que su obra perdure por los siglos. La familia de la Presentación hoy celebra su beatificación; muy unida en los cuatro continentes, le da gracias Dios aquí presente.
Poema a Marie Poussepin
Hoy vengo a decirte Madre Con amor, paz y alegría Con fe, humildad y confianza Cuánto tu vida me inspira. Te contemplo en mi mente Madre Santa Con esa caridad y ternura Que en tu ser puso Dios Para llevar al mundo tu dulzura. Te descubro en la siembra prodigiosa Del amor del Dios Santo uno y trino. Te admiro cuando en cuatro continentes has dejado tus huellas cual sembrador fecundo. Admiro tu piedad y tu ternura Unida a la exigencia con altura. Tu generosidad inmensa y esparcida por un mundo egoísta sin cordura. Te veo allá en el Reino de los Cielos junto al Dios de tu amor y tu alabanza contemplando el misterio Trinitario al que siempre rendiste tu alabanza.
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El silencio de Sainville
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Hoy he venido aquí Madre querida para escuchar el eco de tu voz. Por eso en tu silencio sumergida te canta mi alma con filial amor. Y así, en el interior de mi existencia, al ver tus huellas y escuchar tu voz mi espíritu te canta agradecido la canción del silencio en su interior. Los ojos plenos de emoción contemplan el jardín que tu amor aquí sembró. Y al aspirar del aire tu presencia bendigo una y mil veces al Señor. En cada sitio de esta tu morada mi ser escuchar el eco de tu voz y le canta al Señor de la alborada un himno alegre en tu Sainville de hoy. Que tu inmensa piedad bien cultivada crezca en la sencillez y en la oración y tu humildad en el jardín sembrada llegue a impregnar nuestra Congregación. De Dourdan a Sainville tu diste el paso y una mies abundante allí surgió, por tanto, te suplico Madre amada me des la mano para darlo yo.
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Dar un paso mental o de palabra es algo tan sencillo como decir aquĂ estoy, pero en la realidad de nuestras vidas solo es posible con la gracia del SeĂąor.
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Tres siglos
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Tres siglos ya de existencia en este año celebramos y por esto muy alegres muy unidas este día celebramos esta fecha todas con gran alegría. Nuestra santa fundadora las virtudes practicó y las dejó cual herencia a todas sus sucesoras como regalo sin par Por eso en esta asamblea con alegría celebramos los tres siglos de existencia como regalo de dios. Brindamos pues al Señor en este día especial unidas en asamblea estas seis comunidades y agradezcamos a Dios por toditas sus bondades. Tres siglos ya de existencia en este año celebramos.
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El seguimiento de Jesús al estilo de Marie Poussepin
Seguir a Jesucristo es todo un desafío, pero vale la pena seguirle hasta el final, con decisión y entrega, con paz, con alegría, para ser sus testigos en el reino de paz. Acoger al más pobre es un gran desafío, que exige al religioso lanzarse hasta lograr que en los pobres es cumplan las bienaventuranzas, que el reino de Dios llegue a todos por igual. Seguir a Jesucristo supone denunciar la realidad injusta contraria al plan de Dios, para ser testigos constructores del reino, y entregar sin reservas la vida que Él nos da. Romper con la injustica y con la corrupción y rechazar de plano todo aquel desamor, es este un desafío que exige gran firmeza, dedicación y lucha en la entrega al Señor. Mentirosos seremos si hacemos lo contrario y estaremos muy lejos de seguir a Jesús, el engaño y la duda en otros sembraremos y los apartaremos de Cristo y de su cruz. La luz de la esperanza en todos prenderemos siendo signos concretos de amor y gratuidad, porque sin este signo correremos el riesgo de hacer que el evangelio pierda fuerza eficaz.
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Hermana Blanca Nubia Ocampo GarcĂa
Los derechos humanos haremos respetar y a defender la vida iremos sin tardar, lucharemos en contra de culturas de muerte, sembraremos semillas de esperanza y de paz.
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Salmo de admiración al Señor en su creación
Señor, tú eres inmenso, eterno, incomparable. Penetras todo el cosmos y llenas de tu amor. Desciendes hasta el fondo abisal de los mares, escalas altas cumbres y espacios estelares. Llegas a nosotros con tu paz y tu amor. Cuando contemplo el cielo en noches de misterio, y allá en el firmamento veo tu majestad, mis ojos se extasían. Con tantas maravillas y ante el autor del cosmos, se doblan mis rodillas y mis labios entonan salmos al Dios de paz.
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Hermana Blanca Nubia Ocampo GarcĂa
Te he visto en el silencio de nuestra luna blanca, en sus hilos de plata que brillan al pasar. En su frescura suave de incomparable hermana, en su fulgor gracioso cuando se posa ufana, plateando la espuma de las olas del mar. Te he visto fulgurante sobre la nieve blanca, reflejando tu brillo con los rayos del sol. Y la nieve me ha dicho que te lleve en el alma, en su virgĂnea albura y en su ingenuo candor. Te he encontrado en la rosas y en los lirios del campo. Te he visto silencioso en la arena del mar; en las playas tranquilas y en las fuertes borrascas. En el soplo del viento cuando muy suave pasa rozando mis mejillas en la tarde otoĂąal.
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He encontrado tus huellas en el azul callado y en ese nacarado de las perlas del mar. Te he visto muy brillante con tinte de oro y grana en el bello paisaje que admiro en la maĂąana, cuando mi alma despierta y busca tu amistad.
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Escuché tu voz Señor
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Señor, yo oí tu voz un día lejano, un día tal que siempre quiero recordar, tu voz imperceptible a los oídos, que solo en el silencio he podido escuchar. Fue una voz como un eco misterioso que las ondas hertzianas no condicen jamás, porque tiene un mensaje que cuando llega al alma no se puede borrar. Señor, yo oí tu voz y la esquivaba, pues mi yo se encerraba en coraza tenaz. Pero allá en el Damasco de mi vida, un día inexplicable me dejé derribar. Yo como Saulo me sentí aturdida, ciega me hallaba y sin poder gritar… De pronto, la luz de tu mirada cual láser penetrante abrió mis ojos y tu ardiente mirada ya no pude esquivar. Mil veces me negué a seguir tus huellas, pretextos infundados siempre quise encontrar… Mas tú con insistencia hora tras hora, minuto tras minuto, tacando allá en mi puerta seguiste tu llamar.
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Han pasado los días y los años, tú nunca te has marchado, vas siempre de mi lado. Aunque escondas tu faz yo siempre voy contigo, sin temor de un engaño, amándote por siempre y esperando otro encuentro allá en la eternidad.
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María en el silencio
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
El silencio de Dios se pasmó en tu silencio, su palabra en tu cuerpo se encarnó sin hablar, en tu cuerpo de virgen se hizo un gran silencio y un manantial de gracia te cubrió en castidad. Y tu nombre, María, se expandió por el cielo y regresó a la tierra como lámpara inmortal, que alumbró las oscuras cavernas del pecado y deslumbró a los sabios con tu luz celestial. Tu vientre cual sagrario guardó al Dios de la vida en recinto sagrado de tu maternidad, y él allí fue creciendo como germinó el grano en la tierra fecunda de tu amor maternal. Lo arrullaste en tu seno con tus dulces cantares, lo cubriste de besos y caricias al par. Porque un día aceptaste ser la madre del verbo con tu humilde palabra que al cielo hizo vibrar. Cuando el ángel gozoso te daba aquel mensaje, el mensaje esperado por nuestra humanidad, tú guardabas silencio porque en Dios te centrabas. Y el mensaje celeste debías aceptar. Y sorprendiste al mundo con tu «Fiat» gozoso y en arca misteriosa Dios se quiso encarnar. El Espíritu Santo te inundó de sus dones y esperó tu respuesta que al hombre iba a salvar.
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Hoy, Madre, te aclamamos, en familias unidos oramos y cantamos con gran amor filial. Queremos que tus hijos que hoy te imploran, por fin nos encontremos en un mundo de paz.
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Canto al cóndor de los Andes
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
A nuestro cóndor andino, fiel mensajero del sol y señor de los nevados, hoy le canto con amor. Mensajero de los dioses y también «ave sagrada», le decían los aborígenes, antes de ser conquistado. De las aves voladoras, la más grande del planeta; es el cóndor de los Andes al que canto este poema. Cuidarlos para que vivan es un deber para todos, no los llamemos «rapaces», ellos no son cazadores. Ellos, de la misma forma que sus primeros gallinazos, limpian de carroña el campo, nos libran de enfermedades. Se alimentan de carroña y así limpian grandes campos. Nos deleitan con su vuelo, con su ritmo, con su encanto. Detectan bien las corrientes del aire tibio en ascenso, así pueden explorar la altura sin gran esfuerzo. Son seres inofensivos, nunca atacan el ganado; comen animales muertos, y al nutrirse evitan males. Pueden vivir casi cincuenta años, si nosotros los cuidamos y somos seres de paz. Dios los llevó consigo a las alturas, los condujo en su manto a una gloria inmortal.
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Un miércoles era treinta de diciembre, Aura se acercaba a la eternidad. Chucho estaba sano, pero enferma su alma, pues ya presentía un golpe fatal. Él nunca aceptaba separase de ella, y el mismo vuelo decidió embarcar. Juntos emprendieron su marcha hacia el cielo, dejando en nosotros un dolor mortal. Los cóndores los llevaron en un suave y ruado vuelo. Remontaron a la altura, Dios los quiso para el cielo. Aura a su hijo invitó hacia la eterna morada, él decidió acompañarla, y se fue sin decir nada. Los cóndores lamentan de Chucho la ausencia, y en su ruado vuelo se acercan al sol. Y ruegan al cielo les mande la calma, y los acompañe en su gran dolor. Ellos desde la altura «Jesús Antonio exclama», queremos que regreses a esta bella región, y así nos acompañes con el mismo cariño que nos brindaste siempre con tu gran corazón. (Dedicado al doctor Jesús Antonio Giraldo, gran ecologista y eterno amigo de los cóndores, y a su madre Aura Ocampo, quienes marcharon el mismo día a la casa del Padre).
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Majestuosa nevada
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
En una imponente altura apareces majestuoso. Con tu brillo y tu blancura que ha deslumbrado mis ojos. He jugado con tu nieve al acercarse a mi rostro. Me he extasiado en tus cavernas, y he llorado en tu despojos. A tu cima yo he trepado para rondar en tu nieve, y ella, en prisma transformada, del sol presentó el espectro. Cuando en ti el sol se refleja con el poder de sus rayos, tú nos regalas tu brillo en arcoíris transformado. Un día empezó a nevar e inmóvil yo me quedé. Cubierta en níveo ropaje, y a ti un poema entoné. Los cóndores te arrullaban cual mensajeros de sol, mostrando su gallardía en tu escarpada región.
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Y con tus aguas termales se han curado muchos males, a aquellos que te visitan y disfrutan tus bondades. Junto al cráter de La Olleta muchos retos he pasado; mirando hacia las alturas, reviviendo tu pasado. He visto las fumarolas de este volcán tan callado. Piedras pómez y ceniza he recogido a tu lado. Cuando este «león dormido» ha rugido con enfado, la nieve en él se ha fundido y una avalancha ha causado. Esta nieve tan ingenua con lodo y piedras mezclado, causó terrible tragedia y males incalculables. Y causó tanto dolor aquel terrible desastre, que el mundo entero se unió al dolor de nuestra patria para ayudarnos cual padre.
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Canto ecológico
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Empecemos ya la marcha, marcha bella de la vida, Si cuidamos nuestro ambiente más bella será la vida. Si limpiamos nuestras calles y aseamos el hogar, nuestras aulas y jardines, nuestro mundo brillará. ¡Cuidemos nuestros bosques! ¡Salvemos la vida! Tendremos aire puro para respirar, las aves y las flores darán alegría, y habrá en este mundo una poca de paz. Nuestros prados reverdecen si con agua los regamos. Y los ríos agradecen, si nunca los ultrajamos, Arrojándoles basuras se les seca su caudal; vivamos en paz con ellos y ellos nos darán su paz. Sembremos nuevas plantas para los que vienen. Cantemos a los ríos, los bosques y el mar; cuidemos las flores, las aguas, el suelo, y nuestro planeta tendrá belleza faz. Nuestros prados reverdecen si con amor los cuidamos. Y los ríos agradecen el amor que les brindamos, evitando echar basuras, limpiando bien su caudal, vivamos en paz con ellos y la armonía reinará.
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ยกLimpiemos nuestra mente! ยกSalvemos la vida! Y todo nuestro mundo se renovarรก. El aire mรกs limpio, el agua mรกs pura, y todo de nuevo podremos gozar.
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A Colombia, mi patria
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Colombia tierra querida, Colombia tierra del alma. Te quiero como a mi vida en las luchas y en la calma. Te quiero por ser mi patria, tan herida y destrozada; quisiera cantar tus glorias cuando te miro ultrajada. Te canto a ti madre patria cuando tu vientre se abre y da a luz esmeraldas, verdes como tus montañas. Y cuando nace el carbón, el petróleo y las pizarras. Y el oro que allá en tus minas brilla con luz de esperanza.
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Ecos
Quiero cantar con mi vida, con mi mente y mi razón; con mi conciencia que grita ¡Al hombre sin corazón! Al Homo sapiens que muere porque él destruyó la vida. En un Edén que era paz, era luz y era acogida. Quiero cantarle a la vida en un desierto de muerte, y hacer que mi voz germine y que florezca el desierto. Quiero cantar a los mares en su apacible belleza, y pedirle que conserve la vida, que es gran riqueza. Quiero pedir a los ríos que son de la tierra arterias, que irriguen nuestro planeta sin avalanchas de guerra. Y a los lagos apacibles les pido en su gran silencio, que reflejen cada noche las estrellas de los cielos.
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Poemas a la luna
Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Mensaje de paz y de armonía. Apareciste un día, con tu argentada luz allá en el horizonte de mi vida, como cuajada perla de los mares de sur. Te descubrí otro día cual arco misterioso con el brillo fulgente que el astro rey te dio, luego fuiste creciendo hasta formar la esfera que ostentas muy ufana en todo tu esplendor. Te gusta oír los cantos que han tejido tus sueños, que han inspirado a tantos poetas con fervor. Has escuchado atenta miles de serenatas, que a los enamorados inspira tu fulgor. Con tu luz argentada la faz de Dios resaltas, y aparece en tus rayos el amor de Dios Padre. Guardas grandes misterios en tu interior sagrado, y a tu amiga la tierra refractas con tus rayos.
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¿Qué es para mí la vida?
La vida es un misterio, la vida es un arcano. La vida, un dilema, un reino soberano. La vida se transforma y nace de una nación, de energía y materia con fuera de expansión. La vida se presenta en formas muy diversas; pero ella solo es una, nos lo dice la ciencia. Simplemente es la vida, vegetal o animal, como la vida humana capaz de razonar. En cuatro mil millones de años transcurridos, poco a poco ha alcanzado una gran perfección. La vida es un misterio, ella es una oración; la vida es lo más bello, ella es un don de Dios.
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Hermana Blanca Nubia Ocampo García
Cuidemos, pues, sus frutos, brindémosle calor. Protejamos sus flores, escuchemos su voz. Todos los seres del universo vivimos en dependencia, atraídos con gran fuerza hacia el ser que nos orienta.
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Hermana
Elvira Echeverri Cardona O.P. La Hermana Elvira Echeverri Cardona nació el 27 de agosto de 1934 en Sevilla, Valle. Profesó en la Congregación de Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación el 3 de agosto de 1953. Realizó su Bachillerato en el Colegio La presentación de Pamplona, Norte de Santander. Su formación en el campo de la educación la llevó a estudiar una Licenciatura en Consejería Psicológica y una Maestría en Orientación y Asesoría Educativa de la Universidad Externado de Colombia y la Universidad Católica de Manizales. Se dedicó a la educación de niños y jóvenes por 64 años, como profesora de español, religión, álgebra, geometría, anatomía, Doctrina Social de la Iglesia, dibujo y pintura. Los últimos años de docencia los vivió en los Colegios
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de la Presentación de Ubaté, Colegio de la Presentación Zipaquirá, Colegio Nuestra Señora del Centro en Bogotá, Colegio La Presentación Aguacatal y Ciudadela de la Presentación Cascajal en Cali, allí compartió con los jóvenes su misión en los campos de la ética, los valores y la inteligencia emocional en los grados décimo y undécimo. Además de rectora de algunas instituciones educativas fue la Secretaria General de la Universidad Católica de Manizales entre 1992 y 1996, en la rectoría de Hermana Mabel Jaramillo. Su vocación docente y su amor por los jóvenes le permitieron compartir con otros su experiencia y su pensamiento pedagógico a través de la escritura de dos libros: “La familia ante los retos del III milenio”, y “Los filósofos de nuestras aulas”, este último en la celebración de los 135 años del Colegio del Centro en Bogotá. Pertenece a una familia de diez hijos, de los cuales cuatro han escrito poesía, su hermano menor también es poeta, y se han publicado las poesías de su hermano mayor: Alfonso Echeverri Cardona. Todos estos elementos y la experiencia de un papá que la sentaba en sus rodillas para cantar o para leerle trozos de libros importantes o de poemas célebres, además del ambiente lírico musical de su hogar, fueron creando en la Hermana Elvira el
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amor por lo bello, por la música y la literatura, lo cual, en relación con sus momentos de oración y reflexión, le permitió expresar en poemas sus sentimientos y los valores aprendidos o deseados en el mundo. Por eso muchos de sus poemas surgieron de sus ratos de oración y de experiencia de Dios, de su vida familiar, de su formación humano cristiana, y de su opción por la vida religiosa, proyecto de vida al que Dios la llamó con un amor misericordioso y tierno. Hoy la Hermana Elvira realiza su misión en la Comunidad de Santo Domingo de la ciudad de Cali, y su amplia y rica producción literaria nos permite compartir con otros sus poesías, en el contexto de la Celebración de los 25 años de Beatificación de Nuestra Madre Fundadora.
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Mi amada fundadora
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Volver a tu «presencia», a tu ser admirable; penetrar tu mirada, tu sonrisa, tu don, es encontrar por siempre una razón serena, y aprender de tu vida, su gran lección de amor. Han pasado los años y tu amor ha crecido, se hizo luz y camino, modelo de oración. De Sainville al momento, sigues siendo la esencia, el alma y la grandeza de tu Presentación. Permíteme mirarte, penetrar tu misterio. La palabra que guardas, honda desde tu anhelo. Preguntar a tus ojos, a tu ser, a tu sonrisa, ¿si nos miras con gozo?, ¿aún somos tus hijas? Y me colmas el alma de paz y dulcedumbre cuando aceptas perfiles «ajenos a tu ayer»; cuando penetras quedo en mi ser y en mi nada, y recibes mi pobre, pero sencillo bien. Cuando todo se esfuma se oscurece el camino; cuando sombras de duda me impiden caminar, vuelvo a buscar tu rostro, tu sonrisa serena, y amanece en el alma la luz de tu bondad. Entonces se levantan mis velas y mi anhelo, empiezo nuevamente mi ruta hacia altamar. Y tu verdad de Madre, de modelo y de guía permite rehacerme, después del vendaval.
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Tú me convences, Madre. Tu vida, tus ejemplos. Tu presencia que anima y me invita a luchar. La esperanza de verte nuestra Santa en el cielo guardando en nuestro pecho para siempre un altar. Queremos renovarnos, pisar sobre tus huellas; beber tus fuentes limpias, tu celo y tu bondad; copiar de tu sonrisa, tu humildad y tu entrega; caminar por senderos de paz y de unidad. Hoy necesito, Madre, caminar hacia el Reino; construirlo en tu nombre, transformar nuestro pueblo; repetir con certeza esa intuición primera de servir a los pobres, como fue tu desvelo. Los niños nos reclaman; la juventud nos pide mostrarles horizontes, trazar sendas de luz. Educar en tu nombre, tu celo y tu coraje; descubrirles la meta que nos muestra la cruz. Confiamos a tu amparo el cambio del futuro; la milagrosa siembra, la nueva floración de seguidoras fieles que transformen el mundo, y marquen nuevos rumbos en tu Presentación.
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Mi pozo de Sainville
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Construido con piedras de fraternal trabajo, cavado en las entrañas de puro manantial; fraguado en esperanza en solidez y abrazos, brota constantemente la solidaridad. Tesoro incandescente de múltiples matices, atraes a tu fuente a sedientos de verdad. Con ellos peregrino para beber tus aguas y saciar mi infinita sed de eternidad. En tu brocal sagrado se aúnan inquietudes, promesas, esperanzas, anhelos y canción; allí se restablece el alma adolorida y renace el amor, se aviva la ilusión. Es tu fuente bendita, lugar de creación, espacio luminoso, fidelidad creativa; surtidor de energía, manantial de misión continuando la siembra, para una nueva vida. Sigue siendo testigo de la fuente primera que en Sainville brotó en surcos de servicio y amor. Continúa brindando desde tu ser profundo infinitos raudales de paz y devoción.
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Me sorprendes
Me sorprendes Dios mío, cada vez que te encuentro con los brazos abiertos después de mi frialdad. Me asedias y me invitas a tu abrazo divino que perdona y renueva mi pobreza y mi afán. Eres maravilloso, genial y sorprendente; me sigues por doquiera como mi fiel amante que del barro restauras. Y haces nuevo y perenne el amor de un instante. Me sorprendes Dios mío, cuando hacia mi indigencia te inclinas amoroso y me tiendes la mano. Cuando en tu amor glorioso te haces más humano. Las lágrimas descienden abundantes y claras para reconocerte, ¡oh mi Dios salvador!
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Y te encuentro tan padre, tan hermano y amigo, que es imposible hablarte, y enmudece mi amor.
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Solo me quedas tú
Pasa el tiempo, los días los años, la alegría la tristeza, la pena, la duda, el desamor. Pasa la frágil dicha que engaña y enajena, pasa en fin el dolor, la alegría y la pena. Pasaron los recuerdos, mi infancia luminosa, mi juventud vibrante, mi madurez ansiosa. Pasaron mis anhelos, mis proyectos, mis sueños; pasaron nubarrones, días de sol y empeño. Y se queda en penumbra esta barca sin remos, dejando que me cubra tu «presencia» mi dueño. Y descubro en silencio que la noche termina, que en mi vida y mi pena eres luz que ilumina.
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Silencio
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Maravilloso arcano donde Dios se revela; misteriosa presencia que envuelve todo el ser; momento prodigioso que ensancha y arrebata a niveles profundos de identidad y bien. Ausencia de palabras en diálogo profundo, manantial de mociones que el alma abre a la luz, vivencia incomparable donde Dios se hace uno en la profunda esencia de su ser y su cruz. El grito en el desierto tiene un eco profundo, desaparece todo, y el silencio te envuelve colmándote de finas y exquisitas dulzuras que invaden tus anhelos y tu sentir más hondo. Ya no reclamas nada, en él lo tienes todo; el mundo de los ruidos se doblega a tus pies, tu atmósfera es sublime; te rodea el Eterno, y en lenguaje de ángeles comunicas tu ser.
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Tu fidelidad Señor
(Bodas de plata) Sonreíste en mi cuna, y estrenaste mi vida; las aguas bautismales me fundieron en ti. Me esperaste en la aurora de mi niñez tranquila, mi juventud vibrante respondió a tu elección. Iniciaste conmigo la difícil jornada, sostuviste mis luchas, afirmaste mi fe. En mi surco hiciste germinar «tu presencia»; colmarás tú de dicha también mi atardecer. Has estado conmigo en mi noche y mi día; tu bondad hoy envuelve mi realidad, mi ser. Me ha seguido tu gracia, hoy me asedia tu amor: después de cinco lustros, aún soy tuya Señor. Fidelidad pediste, fidelidad pedí; tal vez fue mi medida escasa para ti. Pero tu amor sin vallas, sin cálculo ni precio. Qué gran fidelidad la tuya, para mí.
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Por eso aquí me tienes cantando y repitiendo que veinticinco años me has seguido también; que tu gracia me colma de infinita alegría, que es verdad tu palabra, que eres fiel hasta el fin.
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Confidencia filial
Quiero charlar contigo Madre mía; abrirte el corazón que día a día siente necesidad de tu ternura, de tu abrazo de madre, y tu armonía. La vida va dejando nostalgias infinitas, desencanto y hastío, tristeza y soledad. Déjame refugiarme en tu pecho amoroso, y allí sentir la fuerza y el palpitar de Dios. Déjame reposar bajo tu manto y sentir que allí nace de nuevo la alegría. Permíteme adentrarme en tu misterio santo y fundirme en tu hijo que es mi hermano y mi amante.
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Es inaudito, Madre, saberte mi consuelo y buscarlo tan lejos de tu amoroso abrazo. Que me amas como hija, y no sentirte, Madre, sabiendo que por siempre, me acoge tu regazo. No me dejes mi Madre; necesito tu amparo, necesito tu apoyo, tu paz y tu ternura, necesito a tu hijo; saborear el cielo, y encontrarte en sus ojos que son todo mi anhelo. Ahora Madre mĂa, sella fuerte este encuentro; quĂŠdate en mis entraĂąas, mi mente y mi recuerdo, como sello indeleble que prepare mi vuelo para vivir contigo la eternidad del cielo.
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Una cita en la nieve
(En memoria de mis queridas Hermanas: Elenita Barrios, Cecilia Margarita y Bernarda, fallecidas en accidente aéreo en Ecuador).
La nieve es blanca y pura, es nostalgia de cielo; solo habita en las cumbres, porque allí vive Dios; en la cumbre Moisés visitaba la «tienda» de las citas con Dios; del llamado al amor. En ella recibía infinitos mensajes, trascendentes legados, fulgor de eternidad; anhelante su pueblo lo esperaba en la base y él llegaba radiante su mensaje a entregar impregnado de Dios, de su divinidad. A una cumbre inmensa semejante al Horeb, Cumbal brindó el espacio donde «el dedo de Dios» señalaba el santuario como trono de amor para sus elegidas en su póstumo don, en abrazo de nieve, silencio y oración. Elenita, Cecilia, Bernarda, mis hermanas fueron transfiguradas en un nuevo Tabor; no bajaron a tierra porque ya eran del cielo y la cumbre su meta, alcanzada en misión. Dos países hermanos hoy miran a la cumbre, reciben el mensaje de la resurrección; allí la «nueva Pascua», entre albores y luna, se realiza el misterio de la transformación.
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«Nuevo norte» señala la cumbre de la cita; a nuevos rumbos la vida nos invita a soñar. Desde las altas cumbre seguiremos oyendo: ¡Que la vida es eterna; que morir es triunfar!
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Utopía
Soñar que algo nuevo se está gestando ahora, que es posible la dicha, la paz y la unidad; que en la vida que muere surgirá la esperanza; las semillas del verbo, por fin renacerán. No hay razones que acaben con la fe y la osadía de pensar que del barro la vida brotará. Vivir en esta espera es savia que mantiene desde el profundo pozo, la «presencia» anhelada. Mantenerse en la espera con la luz encendida, aunque el frío y la noche quieran volverte atrás. Una llama persiste en el fondo del alma, y una «presencia» dice: «mi amor contigo está».
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Volver una y mil veces a retomar las armas de la súplica firme, de la noticia «nueva», de «alguien» que te espera, te acompaña y realiza; la paz de un nuevo cielo que es Jesús, es «alianza».
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Definitivamente, te amo
A pesar de mis dudas, mis fallas y pecados; de mis luchas internas y mi falta de fe; de mis incoherencias, mis temores, mis penas, te amo y te necesito, mi Señor y mi rey. Te amo en búsqueda ciega y en mis noches sin luz, en el diario contraste de mi bien y mi mal; en tu verdad eterna que responde a mis dudas, y en la brisa que llega después del vendaval. Tu presencia añorada, presentida y sentida, conquistada y perdida en mi búsqueda fiel, es consuelo y reclamo, es anhelo y es paz, y renace en mi alma arco iris de bien. Te amo en la mirada de amor y de perdón que levanta y redime al pobre pecador; amo Señor tus gestos, tu historia y tu palabra, tus huellas amorosas sembrando paz y amor. Amo cada momento que reclamas mi entrega, tu pasión por el reino la gloria del Eterno; mi pequeñez que acoges para unirme a tu era en donde con mis fallas me abrazas y me esperas.
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Amo este inmenso anhelo de descubrir tu rostro; extasiarme algĂşn dĂa ante tu faz divina; y descubrir por siempre tu infinita ternura, y perderme en tu esencia que es verdad y es dulzura.
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Esencial
Todo es nada y vacío, superficial y vano, pasajero y falaz… El alma necesita lo bello y duradero, la sutil transparencia, la identidad del ser. Es caduca la vida que no colma el espíritu; las palabras, los hechos son vacíos sin él. Accidental es todo, lo esencial es tu vida que es eterna y perdura, que es plenitud y fe. Pasa el tiempo y la vida se esfuma en el ayer y en el ánfora eterna de tu amor sin medida; permanece la esencia, la verdad de tu ser.
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Lágrimas
Hermana Elvira Echeverri Cardona
Surtidor diamantino, expresión de la vida; límite de infinito, notas del corazón. Brotas desde la fuente sagrada del espíritu y expresas lo más íntimo del ser en el amor. Irrumpes en la hora del sentimiento nuevo o en la feliz aurora de un fino y gran encuentro. Te confundes con sueños de amor y de ternura, y eres alma gemela del amor y la duda. Pero te identificas con el profundo anhelo del alma que ha tocado el dintel de los cielos. Del amor infinito, del amor duradero, del amor que es «esencia», del amor verdadero.
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Me dueles, hermano
Me duele tu figura, tu ser desamparado, tus noches sin abrigo, tu sueño al descampado. Me duele tu insaciable hambre de pan y amigos, tu aspecto sitibundo, pues es sed de prodigios. ¿Qué me dice tu rostro descuidado y cetrino? ¿Qué reclamos me hace tu mirada perdida? Van llegando a mi alma como dardos que hieren, mi inquietud y mis alas por brindarte cobijo. Y me dejas inerme, incapaz de ayudarte, para aliviar tu noche, tu soledad sin tregua. Me duele tu silencio cuando no alcanzo apenas a interpretar tu lucha y tu vacío eterno.
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Y me lanzo en mi pobre debilidad que pesa, para decirte que eres parte de mi existencia. Eres siempre mi hermano a pesar del hastío de la noche y del frío. En invierno o verano recibe por lo menos mi compasión, mi pena, mi mirada de hermana, que en Dios te dice: «espera».
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Juventud
¡Juventud! Tu vida vale, lo que vale tu ideal, abre caminos de amistad; tan solo en ellos hallarás felicidad. ¡Vive ya! La vida pasa y no permite regresar; abre tus brazos hacia el mar y déjate invadir por la amistad. Lucha por la vida con amor y lealtad; eres la esperanza de la nueva humanidad. Y busca a Dios, es el amigo, él colma tu soledad; en su presencia sentirás que solo él es el camino y la verdad.
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La muerte
Hermana Elvira Echeverri Cardona
La muerte. La muerte no es el fin; la muerte es el camino; el velo que descubre, el arcano divino. La muerte es el principio del gozo verdadero; la eternidad que abre a todo bien supremo. ÂżTemer ese momento? No es conocer lo bello; no es desear la dicha, no es encontrar tu anhelo. Es la puerta y la luz, la cumbre del consuelo; mirar de frente el sol en un rĂĄpido vuelo. Dialogar con quien sabe que eres hijo; heredero de una patria que tiene para ti abrazo eterno.
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