Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca Sistema de Innovaci贸n Educativa Apoyado en TIC
Seminario de Investigaci贸n Lectura / Documento de referencia
Seminario de investigación Historia de vida
_____________________________________________________________________________ Método biográfico: historia de vida
La historia de vida se define como una estrategia de investigación que permite indagar en la experiencia humana, cómo los sujetos crean y reflejan el mundo que los rodea. En este sentido, esta metodología de investigación cualitativa permite al investigador a través de una narración lineal reconstruir historias personales, situándolas en un contexto social determinado. Esta técnica busca adentrarse en lo más posible en el conocimiento de la vida de las personas, es capaz de captar los procesos y formas como los individuos perciben el significado de su vida social, es posible corroborar el sentido que tiene la vida para ellas (Pérez, 2000). “La fuente primordial de los historia de vida es «la persona»” y el testimonio que está proporciona en torno a sus experiencias vividas, lo que constituye un relato autobiográfico de los acontecimientos que vivió tal individuo y las valoraciones que tiene de su existencia. En esta línea, en la historia de vida se encuentran presentes dos actores. En primer lugar, el entrevistado, quien acepta contar su historia y describir anécdotas pasadas. En segundo lugar, el investigador, qué será el encargado de relatar la vida del protagonista de su historia. Cuando se opta por la historia de vida como un método de investigación, es fundamental contar con la voluntad del entrevistado; es necesario que la persona se encuentre interesada en reconocerse a través del relato, que esté en disposición para mirar su vida, trabajar sobre el recuerdo y pensar en un futuro mejor, alejado de las vivencias negativas del pasado. (Valdés, 1989). Ejemplo de historia vida la noche no escrita - ¿Cuántos años tienes? - 21 Como corre el tiempo. Me acuerdo que me encontraba en San José, un barrio al centro de la ciudad de Montería. Mis dos hijos mayores, Oscar y Luis, llegaban de la finca, se bajaban del carro y me saludaban con una gran sonrisa. Al verlos me daba alegría pero a la vez nostalgia. Nostalgia por el olor a tierra y hierba impregnado en su ser que me hacía estar más cerca y más lejos de mis padres, pero ese día fue distinto, porque antes de salir a recibirlos intercambiaron miradas, me dieron un abrazo muy fuerte y con los ojos nublados por el llanto reprimido me dijeron: mamá, se llevaron a Berta y Casimiro a media noche, aún no los encuentran. Empecé a llorar. Al día siguiente de la noticia, empaqué algunas cosas en la maleta, me fui con una tristeza en el corazón, rezando por todo el camino para que nada malo les pasara, para que llegaran sanos y salvos. Para mí, el camino hacia la casa fue eterno, eran cuatro horas a caballo y me parecieron miles… Al llegar, me bajé del animal, abracé a mi hermana que estaba destrozada, cómo no, si se llevaron a su única hija y a su esposo, no le habían dicho por qué. No me atreví a decirle algo, las palabras no salían, quería decirle que se tranquilizara, que todo estaría bien, pero no podía, tenía un nudo en la garganta de esos gruesos que no te dejan decir nada, que te inmovilizan. Cuando entramos a la sala de nuestros padres hice que se sentara, que le trajeran un calientillo y me contara como fue lo sucedido, allí, con el llanto que casi la ahogaba me lo dijo todo. A media noche llegaron un grupo de veinte tipos armados, tumbando todo lo que estaba a su paso, entraron al cuarto donde estaba con Casimiro y lo sacaron a rastras, ni siquiera dejaron que se pusiera sus chancletas… Berta también estaba en su cuarto, tenía la levantadorcita y los aretes morados que le compró qué día. Entraron en el otro cuarto donde estaba Ascencio, el hijo mayor de mi hermana y no le hicieron nada.
2
Seminario de investigación Historia de vida
- Él, acurrucado en la cama les dijo - No le vayan a hacer nada a mi hermana, ni a mi papá. - Uno de tipos respondió - Tranquilo que no les vamos a hacer daño. Otros tiempos No iba por esas tierras, mi papá me lo había prohibido al ser en aquel entonces, una zona en donde no se podía transitar con toda libertad. Mi cuñado Casimiro, era el Comisario que actuaba como inspector de policía en el corregimiento de Boca Negra, en el Municipio de Tres Esquinas, Departamento de Córdoba. Era trigueño, bajito, educado, siempre andaba bien vestido, de mis tres cuñados era el que más se instruía; un hombre muy puesto en su sitio. Berta era la segunda de tres hijos y debía tener unos 19 años, era vanidosa, inquieta, alegre y siempre le gustaba saber más de lo que le decían, estudiaba en Montería pero para ella era sagrado devolverse los fines de semana a visitar a toda la familia, el peligro parecía no importarle. Nunca se había escuchado nada sobre paramilitares por allá, pero sí en los pueblos cercanos. Se decía que buscaban a personas que hacían parte de la Unión Patriótica para exterminarlos, esos malandros se expresaban así, como si fueran desechos vivientes; me preguntas si en verdad ellos formaban parte de la UP, no te puedo responder porque en verdad no lo sé, quizá sí, pero no creo. Ahora la vida en ese pueblo es más tranquila, con los mismos problemas cotidianos pero no es tan salvaje y cruel como lo era antes, pero eso no significa que el pueblo olvidó lo que pasó, ese recuerdo sigue latente, nunca ha muerto y nunca va a morir, siempre contamos la historia para que le quede a los más jóvenes, ellos también deben saber lo que sucedió. Fueron mentiras A la mañana siguiente, después de que todo el pueblo buscara a los que se llevaron, mi cuñado y mi sobrina aparecieron, fue muy doloroso verlos, los habían degollado y tenían marcas de tortura en su cuerpo; el hijo menor de mi hermana fue quien encontró a su papá al pie de los palos de naranja que están cerca al arroyo, imagina un joven de 18 años viendo eso, ver a su padre en ese estado hizo que se volviera tan reservado, le incumplieron la promesa, lo dejaron vacío, solo, desorientado, a cargo de todo lo de la casa, un peso muy grande para un muchacho que lo tenía todo. - Cuantos años es que tienes? - 21 - Ah, sí claro, se me olvidaba. Qué cabeza la mía. - 21 años, eso ocurrió hace 21 años; Berta te conoció cuando eras un bebé. - ¿Lo sabías? - Sí. Ese suceso tan doloroso ocurrió el 22 de abril de 1990, dentro de poco se cumplirán 21 años de la masacre. No olvidaré lo difícil que fue para toda la familia, nos tocó vivirlo y nunca se nos pasó por la cabeza que ellos llegarían y harían daño, ese tiempo no se ha recuperado, se ha procurado sanar esa herida que ha estado abierta por años, pero es duro pasar página y seguir con una parte incompleta.
3