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Más carreras artísticas y menos ingenierías o leyes

En opinión de Daniela Wallffiguer, el teatro es un lenguaje que conecta con el individuo, invita a la reflexión y abre posibilidades de transformación.

Un florecimiento cultural, tal como ocurrió en la década de los’60, con figuras que han trascendido a su época como Nelson Villagra, Shenda Román, Delfina Guzmán, Tennyson Ferrada y Andrés Rojas Murphy, entre otros, es el que espera para Concepción y el país esta historiadora y autora de la investigación “El teatro chileno comprometido con la educación popular”, Daniela Wallffiguer Belmar, En esta entrevista para el EPI sobre el mundo de las artes escénicas en Chile, y a partir de la nueva carrera de teatro que tiene prevista dictar la Universidad de Concepción, dice que en una sociedad que está sumida en una profunda crisis, el teatro es un proyecto de vida para los sectores populares que tienen un talento no visibilizado por el sistema educativo.

- ¿Cuál es su apreciación personal acerca del teatro?

El teatro es un lenguaje artístico que tiene la capacidad de conectarse directamente con el individuo, como también hacia las grandes mayorías (teatro popular), poniendo temáticas que invitan a una reflexión, cualquiera esta sea. Este proceso puede o no llevar a una persona a que salga de su rutina y de su mirada pequeña para comprender que puede cuestionar y provocar en él posibilidades de transformación. También lo hace con la sociedad que lo acoge en un contexto determinado.

- ¿Qué la motivó a estudiar la historia del teatro? ¿Alguna experiencia personal que destacar?

Estudié dicha disciplina, precisamente porque desde niña veía que había algo muy extraño y profundo que no calzaba en la sociedad chilena. En primer lugar, muchos silencios conviviendo bajo una cultura excesivamente burda entre los ’80 y ‘90. Los mecanismos de control social, iban agudizando en mí las numerosas interrogantes que existían y siguen existiendo en el ambiente social sobre el pasado reciente chileno. Pienso que al escudriñar cualquier fenómeno social, político, económico o cultural del siglo XX sobre todo en nuestro país, encontraremos otras versiones muy interesantes de la historia, en donde las grandes mayorías participaron como ciudadanos activos, los cuales en 1973 fueron finalmente aplastados y condenados al olvido.

- Respecto al Teatro Universitario de Concepción (TUC) ¿Cuál cree que fue su importancia para las artes escénicas a nivel nacional e internacional?

Desde 1945 a 1973, el TUC respondió a un contexto histórico que fue parte de un diseño universitario que buscaba conectarse con la ciudadanía que no tenía acceso a estudiar. Fue parte de un proyecto altruista que empezó con Enrique Molina Garmendia, continuado con David Stitchkin, frenado por Ignacio González, retomado por don Edgardo Enríquez y finiquitado con el golpe de Estado.

La Universidad de Concepción fue un centro intelectual periférico que se conectó con los problemas de Latinoamérica y albergó a grandes artistas, literatos, muralistas, como también gente del teatro, pero esta historia fue aplastada. Estos hechos pueden comprobarse con investigaciones sobre su aporte cultural que recién salen a la luz.

- ¿A quiénes reconoce como figuras claves en el proceso evolutivo del elenco TUC entre los’50 y ’60 y por qué?

Difícil es hablar de figuras relevantes, porque los actores de esos años querían romper la figura del divo en el teatro. El trabajo de Contreras, Henríquez y Albornoz sobre historias del TUC, los mencionan a todos, desde los actores locales penquistas y a los santiaguinos hasta 1973. Los más conocidos son Nelson Villagra, Shenda Román, Delfina Guzmán, Jaime Vadell y Luis Alarcón, pero también tenemos a Brisolia Herrera, Gastón von dem Busshe, Mireya Mora, Tennyson Ferrada, Andrés Rojas Murphy, Roberto Naverrete, Inés Fierro, entre otros. Otros actores que participaron y que fueron importantes fueron Berta Quiero, José Chestá, Fernando Farías y Juan Curilem, entre otros.

-En base a sus investigaciones, ¿Cuál es el respaldo histórico que tiene la apertura de una carrera de teatro en la actualidad?

(Usted) insiste con respaldar la importancia de abrir la carrera del TUC, a lo que respondo: a este país

Por Sebastián Ormeño Oporto

LA APERTURA DE UNA CARRERA DE TEATRO EN CONCEPCIÓN TIENE LÓGICA, PORQUE ESTUVO DENTRO DE UN PLAN QUE VA MÁS ALLÁ DE LA LÓGICA COSTOBENEFICIO.

le hace falta más carreras artísticas y menos ingenierías o leyes. La apertura de una carrera de teatro en Concepción tiene lógica, porque estuvo dentro de un plan que va más allá de la lógica costo- beneficio y de entender humanamente a la universidad como un centro de cultura en donde las artes tuvieron una relevancia vital para así desarrollar al ser humano en todo su potencial.

Cada docente de aquella casa de estudio, además, se dedicaba a otra función. Por ejemplo, Daniel Belmar era decano de la Facultad de Farmacia, pero era escritor, Gastón von dem Busshe era profesor de castellano de la universidad, pero hacía teatro, Gonzalo Rojas era director de extensión cultural, pero era escritor, David Stitichkin era Rector, pero dirigía teatro en Concepción. Así, hay muchos ejemplos más que quizás no alcanzo a dimensionar. Estoy en contra de cómo la educación superior ha sido manejada estos últimos 30 años, bajo la lógica costo- beneficio sin vincularse con los problemas verdaderos de una sociedad que está en una profunda crisis, siendo el teatro, un proyecto de vida para los sectores populares que tienen un talento no visibilizado por el sistema educativo.

- ¿Tiene algunas proyecciones o expectativas respecto al futuro del proyecto anteriormente mencionado?

No tengo idea, porque no estoy enterada ni soy parte del equipo humano que ha intentado levantar la carrera de Teatro en Concepción, pero entiendo que han sido años de trabajo para que ello al fin ocurra. Sin duda que una proyección a futuro sobre el arte y su profesionalización en Chile, tienen que ver con un cambio en las estructuras sociales, políticas y económicas de nuestro país que apunten a su desarrollo real para generar estabilidad y así exista el florecimiento cultural, tal como ocurrió en la década de los sesenta.

Desde que se instituyó el “Premio Universidad Católica de la Santísima Concepción”, en periodismo lo han recibido Gloria Godoy Herrera (2008); Jaime Quiero Bastías (2009), Natalia Messer Molina (2014), Amanda Carrillo Norambuena (2017), Deyanira Alejandra Encatrio Deyanira (2020), Victoria Roca Chamorro (2022) y ahora, Sharon Acevedo.

Con una sonrisa a flor de labios y un elegante traje negro a rayas blancas, Sharon Acevedo Lagos llegó a la ceremonia de titulación en el teatro de la Ucsc para recibir -primero- el cartón que la acredita como periodista, y luego el “Premio Universidad Católica de la Santísima Concepción” de manos del vicerrector de Vinculación con el Medio, Dr. Alfredo García Luarte.

Su mirada brillante y su voz entrecortada por la emoción serían la muestra palpable de una jornada que jamás olvidará. No es menor que sea la poseedora del máximo reconocimiento y galardón de orden académico de esta casa de estudios, pues concluyó la carrera con un promedio de 6.23. Sin duda, la distinción corona el esfuerzo y valentía de una estudiante que cruzó el Océano Atlántico para llegar a la Universidad de Málaga, en España, donde aplicó y potenció lo aprendido en suelo penquista.

En esta entrevista para el EPI, esta chillaneja que se describe como alegre, constante y entregada al campo comunicacional relata su trayectoria universitaria y comparte sus logros y aspiraciones.

- ¿Qué destaca de su trayectoria en periodismo Ucsc?

Mi paso por la carrera estuvo lleno de eventos sorpresas y accidentes. Con el estallido social en 2019 y posterior pandemia, tuve que volver a mi pueblo y seguir mis clases en forma virtual. Creo que lo que más extrañé fue el reporteo presencial, ya que el hecho de estar encerrada limitó el ejercicio periodístico. Eso duró hasta mi viaje de intercambio a España, donde me sirvieron mucho los conocimientos y herramientas que me brindaron los profesores de la escuela de periodismo, quienes siempre me hicieron sentir como una periodista y futura colega.

- ¿Qué personas fueron de importancia y la apoyaron en el proceso formativo?

En el ámbito familiar, destaco la incondicional ayuda de mis padres Cecilia Lagos y David Acevedo y de mis hermanas, un pilar fundamental para mí. Me gustaría mencionar a mi profesora guía Mariela Oyarzo, quien me entregó muchos conocimientos en la línea organizacional, el área que me gusta, y al profesor Guillermo Verbakel Vila, con quien hice mi práctica profesional y me enseñó a valorar mi trabajo.

No puedo dejar de mencionar a mi amiga Danitza Ramos, mi compañera y amiga desde el primer día de clases. Mucho se habla y se valoran los reconocimientos, pero sin el apoyo y retroalimentación de mis compañeros y de quienes te apoyan, sería difícil conseguir tales resultados.

- ¿Qué recuerda de su paso por España?

Allí estuve durante un semestre, fue una experiencia muy enriquecedora en el ámbito profesional y personal. En España me decían que no hablaba como chilena, ya que no utilizaba los típicos modismos. Ese lenguaje llano se lo debo a la carrera, aunque -en confianza- se me escapaba uno que otro. En lo académico, me fue bastante bien en la Universidad de Málaga. De hecho, recibí la “Matrícula de Honor” por ser la mejor en la asignatura de redacción creativa.

-Entonces, no es primera vez que premian su esfuerzo desde la academia ¿Esperaba ser merecedora del premio otorgado hoy (12 de junio de 2023)?

Fue una gran sorpresa. Desde que entré a periodismo en 2017 pasé por el estallido social y la virtualidad producto de la pandemia, y después me resultó el intercambio a otro continente…Nada de esto me lo esperaba. De hecho, pensé que había perdido ese lugar por haberme ido a estudiar a España, pero no. Me siento afortunada y esto me incentiva a seguir adelante con mi carrera profesional.

-Con el título en la mano, ¿qué piensa hacer o a qué se quiere dedicar?

Durante mi estadía en esta casa de estudios, tempranamente descubrí mi pasión por el área organizacional. Es lo que quiero hacer, aunque de momento me gustaría seguir aprendiendo, estoy pensando en hacer un postgrado de comunicación interna o algo por el estilo.

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