UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA
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federico soriano Textos 2018-2019
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LÍMITES Y MÉTODOS DE ESPOSICIÓN DE LA DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL MUNDO.
Alexander Von Humboldt. COSMOS, ENSAYO DE UNA DESCRIPCIÓN
FÍSICA DEL MUNDO. Bélgica: Eduardo Perié Editor, 1875.
En las precedentes consideraciones he tratado de esponer y aclarar por medio de algunos ejemplos de qué modo los goces que ofrece el aspecto de la naturaleza, tan diversos en sus orígenes, se han acrecentado y ennoblecido por el conocimiento de la conexión de los fenómenos y de las leyes que los rigen. Réstame examinar el espíritu del método que debe presidir á la esposición de la descripción física del mundo, indicar los límites á que cuento circunscribir la ciencia, según las ideas que se me han presentado durante el curso de mis estudios y bajo los diferentes climas que he recorrido. ¡Séame lícito lisonjearme con la esperanza de que una discusión de este género justificará el título imprudentemente dado a mi obra, poniéndome a cubierto de toda censura sobre una presunción que sería doblemente reprensible en trabajos científicos! Antes de presentar el cuadro de los fenómenos parciales, y distribuirlos en grupos, trataré las cuestiones generales que, íntimamente unidas entre sí, interesan a nuestros conocimientos acerca del mundo esterior, en sí mismos y en las relaciones que estos conocimientos muestran, en todas las épocas de la historia, con las diferentes fases de cultura intelectual de los pueblos. Estas cuestiones tienen por objeto: 1.° Los precisos límites de la descripción física del mundo, como ciencia distinta. 2.° La rápida enumeración de la totalidad de los fenómenos naturales, bajo la forma de un cuadro general de la naturaleza. 1
3.° La influencia del mundo esterior sobre la imaginación y el sentimiento; influencia que ha dado en los tiempos modernos un poderoso impulso al estudio de las ciencias naturales, por la animada descripción de lejanas regiones, por la pintura de paisaje, siempre que caracterice la fisonomía de los vegetales, por las plantaciones ó la disposición de las formas vegetales exóticas en grupos que entre sí contrasten. 4.° La historia de la contemplación de la naturaleza, ó el desarrollo progresivo de la idea del Cosmos, según la exposición de los hechos históricos y geográficos que nos han llevado á descubrir el enlace de los fenómenos. Cuanto más elevado es el punto de vista desde el cual la física del mundo considera los fenómenos, es tanto más necesario circunscribir la ciencia á sus verdaderos límites, separándola de todos los conocimientos análogos ó auxiliares. La descripción física del mundo se funda en la contemplación de la universalidad de las cosas creadas; de cuanto coexiste en el espacio concerniente á sustancias y fuerzas; y de la simultaneidad de los seres materiales que constituyen el Universo. La ciencia que trato de definir tiene, por consiguiente, para el hombre, habitante de la tierra, dos partes distintas: la tierra propiamente dicha, y los espacios celestes. Con objeto de hacer ver el carácter propio é independiente de la descripción física del mundo, y para indicar al mismo tiempo la naturaleza de sus relaciones con la Física general, con la Historia natural descriptiva, la Geología y la Geografía comparada, voy á detenerme en primer lugar y preferentemente en la parte de la ciencia del Cosmos que concierne á la tierra. Así como la historia de la filosofía no consiste en la enumeración, en cierto modo materias, de las opiniones filosóficas que son producto de las diferentes edades, de igual manera la descripción física del mundo no podría ser una simple asociación enciclopédica de las ciencias que acabamos de nombrar. La confusión entre conocimientos íntimamente relacionados, es tanto mayor, cuanto que desde hace ya siglos nos hemos acostumbrado á designar grupos de nociones empíricas por denominaciones ora escesivamente latas, ora muy limitadas, con relación á las ideas que debían espresar. Estas denominaciones ofrecen además la gran desventaja de tener un diferente sentido en las lenguas de la antigüedad clásica de las cuales fueron tomadas. Los nombres de fisiología, física, historia natural, geología y geografía, nacieron y comenzaron á usarse habitualmente mucho antes de que hubiera ideas claras de la diversidad de los objetos que estas ciencias debían abrazar, es decir, antes de su recíproca limitación. Es tal la influencia de una larga costumbre en las lenguas, que en una de las naciones europeas más avanzadas en civilización, la palabra física se aplica á la medicina, en tanto que la química técnica, la geología y la astronomía, ciencias puramente esperimentales, se cuentan entre los trabajos filosóficos de una Academia cuyo renombrees justamente universal. Háse intentado con secuencia, y casi siempre en vano, sustituir á las denominaciones antiguas, vagas indudablemente, pero en general 2
comprendidas hoy, nuevos y más adecuados nombres. Estos cambios han sido propuestos sobre todo por los que se han ocupado en la clasificación general de los conocimientos humanos, desde la gran Enciclopedia (Margarita philosóphica) de Gregorio Reisch (19), prior de la Cartuja de Friburgo, á fines del siglo XV, hasta el canciller Bacon, desde Bacon hasta D’ Alembert, y en estos últimos tiempos, hasta el físico sagacísimo Andrés María Ampere (20). La elección de una nomenclatura griega, poco apropiada, ha podido ser quizás más perjudicial aun á esta última tentativa, que el abuso do las divisiones binarias y la escesiva multiplicidad de los grupos. La descripción del mundo, considerado como objeto de los sentidos esteriores, necesita indu- dablemente del concurso de la física general, y de la historia natural descriptiva; pero la contemplación de las cosas creadas, enlazadas entre sí y formando un todo animado por fuerzas interiores, dá á la ciencia que nos ocupa en esta obra un carácter particular. La física se detiene en las propiedades generales de los cuerpos; es el producto de la abstracción, la generalización de los fenómenos sensibles. Ya en la obra donde se consignaron las primeras bases de la física general, en los ocho libros físicos de Aristóteles (21), todos los fenómenos de la naturaleza se consideran como dependiendo de la acción primitiva y vital de una fuerza única, principio de todo movimiento en el Universo. La parte terrestre de la física del mundo, á la que conservarla de buen grado la antigua y perfectamente espresiva denominación de Geografía física, trata de la distribución del magnetismo en nuestro planeta, según las relaciones de intensidad y de dirección; pero no se ocupa de las leyes que ofrecen las atracciones ó repulsiones de los polos, ni de los medios de producir corrientes electromagnéticas, permanentes ó pasageras. La geografía física traza á más á grandes rasgos la configuración compacta ó articulada de los Continentes, la estensión de su litoral comparado con su superficie, la división de las masas continentales en los dos hemisferios, división que ejerce una influencia poderosa sobre la diversidad de clima, y las modificaciones metereológicas de la atmósfera; señala el carácter de las cadenas de montañas, que, levantadas en diferentes épocas, forman sistemas particulares, ya paralelos entre sí, ya divergentes y cruzados; examina la altura media de los Continentes sobre el nivel de los mares y la posición del centro de gravedad de su volumen, la relación entre el punto culminante de una cadena de montañas y la altura media de su cresta ó su proximidad á un litoral cercano. Describe también las rocas de erupción como principios de movimiento, puesto que obran sobre las rocas sedimentarias que atraviesan, levantan é inclinan; contempla los volcanes ora se encuentren aislados, ó colocados en series ya sencilla, ya doble, ora estiendan á diferentes distancias la esfera de su actividad, bien sea por las rocas que en estribos largos y estrechos producen, bien removiendo el suelo por círculos que aumentan ó disminuyen de diámetro en la marcha de los siglos. La parte terrestre de la ciencia del Cosmos describe, por último, la lucha del elemento líquido con la tierra firme; espone cuanto tienen de común los grandes ríos en su curso superior ó inferior, y en su bifurcación, cuando su cauce aún 3
no está enteramente cerrado; presenta las corrientes de agua quebrando las más elevadas cadenas de montañas, ó siguiendo durante largo tiempo un curso paralelo á ellas, ya en su pié, ya á grandes distancias, cuando el levantamiento de las capas de un sistema de montañas y la dirección del rugamiento, son conformes á la que siguen los bancos mas ó menos inclinados de la llanura. Los resultados generales de la Orografía y de la Hidrografía comparadas, pertenecen únicamente á la ciencia, de la cual quiero determinar aquí los límites reales; pero la enumeración de las mayores alturas del globo, el cuadro de los volcanes, todavía en actividad, la división del suelo en depósitos de agua y la multitud de rios que los surcan; todos estos detalles son del domiuio de la geografía propiamente dicha. No consideramos aquí los fenómenos sino en su mutua dependencia, en las relaciones que presentan con las diferentes zonas de nuestro planeta, y su constitución física en general. Las especialidades de la materia bruta ú organizada, clasificadas según la analogía de formas y de composición, son indudablemente un estudio del mayor interés; pero están unidas á una esfera de ideas completamente distintas de las que constituyen el objeto de esta obra. Las descripciones de países diversos ofrecen materiales muy importantes para la composición de una geografía física; sin embargo, la reunión de estas descripciones, aun ordenadas en series, no nos daría una imagen verdadera de la conformación general de la superficie poliédrica de nuestro planeta; como las floras de las diferentes regiones, colocadas las unas á continuación de las otras, tampoco formarían lo que designo bajo el nombre de Geografía de las plantas. Por la aplicación del pensamiento á las observaciones aisladas; por las miras del espíritu que compara y combina, llegamos á descubrir en la individualidad de las formas orgánicas, es decir, en la historia natural descriptiva de las plantas y de los animales, los caracteres comunes que puede presentar la distribución de los seres, según los climas; la inducción es la que nos revela las leyes numéricas, según las cuales se regulan la proporción de las familias naturales con la suma total de las especies, y la latitud ó posición geográfica de las zonas donde cada forna orgánica alcanza en las llanuras el máximun de su desarrollo. Estas consideraciones asignan, merced á la generalización de sus miras, un carácter más elevado á la descripción física del globo; y es efectivamente de esta repartición local de formas, del número y crecimiento más vigoroso de las que predominan en la masa total, de lo que dependen el aspecto del paisaje y la impresión que nos dejala fisonomía de la vegetación. Los catálogos de los seres organizados, á que se daba otras veces el pomposo título de Sistemas de la Naturaleza, nos ponen de manifiesto un admirable enlace de analogías de estructura, ya en el desarrollo muy completo de esos seres, ya en las diferentes fases que recorren según una evolución en espiral, de un lado las hojas, las brácteas, el cáliz, la corola y los órganos fecundantes; del otro, con mayor ó menor sime- tría, los tejidos celulares y fibrosos de los animales, sus partes articuladas ó débilmente bosquejadas; pero todos estos pretendidos sistemas de la naturaleza, ingeniosos en sus clasificaciones, 4
no nos hacen ver los seres distribuidos por grupos en el espacio, con respecto á las diferentes relaciones de latitud y altura á que están colocados sobre el nivel del Océano, y según las influencias climatológicas que esperimentan en virtud de causas generales, y las más de las veces muy remotas. El objeto final de una geografía física, es sin embargo, como lo hemos enunciado mas arriba, reconocer la unidad en la inmensa variedad de los fenómenos, descubrir, por el libre ejercicio del pensamiento y combinando las observaciones, la constancia de los fenómenos, en medio de sus variaciones aparentes. Si en la esposicion de la parte terrestre del Cosmos, debe descenderse alguna vez á hechos muy especiales, es solo para recordar la conexión que tienen las leyes de la distribución real de los seres en el espacio, con las leyes de la clasificación ideal por familias naturales, por analogía de organización interna y de evolución progresiva.
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