UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA
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federico soriano Textos 2016-2017
25 Las cuestiones tipológicas ROSSI, Aldo en “La arquitectura de la ciudad”, Ed. Gustavo Gili, 2015.
La concepción de los hechos urbanos como obra de arte abre el camino al estudio de todos aquellos aspectos que arrojan luz sobre la estructura de la ciudad. La ciudad como cosa humana por excelencia está constituida por su arquitectura y por todas aquellas obras que constituyen el modo real de transformación de la naturaleza. Los seres humanos de la Edad del Bronce adaptaron el paisaje a las necesidades sociales construyendo plataformas artificiales con ladrillos y excavando pozos, canales de desagüe y cursos de agua. Las primeras casas aislaban a los habitantes del ambiente exterior proporcionándoles un clima controlado por el ser humano; la evolución del núcleo urbano responde a ese intento de control, a la creación y la extensión de un microclima. La primera transformación del mundo de acuerdo con las necesidades del ser humano se produjo en los poblados neolíticos. La patria artificial es, pues, tan antigua como el ser humano. En el mismo sentido de esas transformaciones se constituyeron las primeras formas, los primeros tipos de morada, y los templos y los edificios más complejos, de modo que el tipo se fue constituyendo según las necesidades y una aspiración de belleza única, que difiere mucho entre las distintas sociedades, y que va unida a la forma y al modo de vida. Así, es lógico que el concepto de tipo se constituya como fundamento de la arquitectura y vaya repitiéndose tanto en la práctica como en los tratados. 1
Por tanto, afirmo la importancia de los importantes temas tipológicos que siempre han ido recorriendo la historia de la arquitectura y que, por lo general, se plantean cuando nos enfrentamos con los problemas urbanos. Tratadistas como Francesco Milizia nunca definieron el tipo, pero afirmaciones como la que sigue pueden incluirse en este concepto: “La comodidad de cualquier edificio comprende tres objetos principales: 1, su situación; 2, su forma; y 3, la distribución de sus partes”. En consecuencia, creo en el concepto de tipo como en algo permanente y complejo, como enunciado lógico que se antepone a la forma que la constituye. Uno de los más importantes teóricos de la arquitectura, Quatremere de Quincy, comprendió la enorme importancia de este problema y ofreció una definición magistral de tipo y de modelo: En la primera parte de esta proposición, Quatremere de Quincy descarta la posibilidad de algo que hay que imitar o copiar, pues en este caso no se presentaría - como afirma en la segunda parte de la proposición “la creación de un modelo”; es decir, no se haría arquitectura. La segunda proposición afirma que en la arquitectura (modelo o forma) existe un elemento que desempeña su propio papel; por tanto, no es algo a lo que el objeto arquitectónico se ha adecuado en su conformación, sino algo que está presente en el modelo. De hecho, esa es la regla, el modo constitutivo de la arquitectura. Desde un punto de vista lógico, puede decirse que este algo es una constante. Un argumento de esa clase presupone concebir el hecho arquitectónico como una estructura que se manifiesta y es inteligible en el hecho mismo. Si este algo que podemos llamar el elemento típico o simplemente el tipo- es una constante, entonces es posible reencontrarlo en todos los hechos arquitectónicos. Se trata también, pues, de un elemento cultural y como tal puede buscarse en los diversos hechos arquitectónicos. La tipología se convierte así en el momento analítico de la arquitectura, y resulta aún más fácil de localizar a nivel de los hechos urbanos. En consecuencia, la tipología se presenta como el estudio de los tipos de elementos urbanos no reducibles posteriormente, tanto de una ciudad como de una arquitectura. La cuestión de las ciudades de un único centro y de los edificios centrales es una cuestión tipológica específica. Ningún tipo se identifica con una forma, aunque todas las formas arquitectónicas remiten a unos tipos. Este proceso de reducción es una operación lógica necesaria, y no podemos hablar de problemas de forma si ignoramos estos presupuestos. En este sentido, todos los tratados de arquitectura también los son de tipología, y resulta difícil distinguir ambos momentos en el proyecto. 2
Por tanto, el tipo es constante y se presenta con caracteres de necesidad. Sin embargo, aun siendo determinados los tipos, estos reaccionan dialécticamente con la técnica, las funciones, el estilo, el carácter colectivo y el momento individual del hecho arquitectónico. Es sabido que la planta central es un tipo determinado y constante en la arquitectura religiosa, por ejemplo, pero cada vez que se elige una planta central se crean unos motivos dialécticos con la arquitectura de la iglesia, con sus funciones, con la técnica constructiva y, finalmente, con la colectividad que participa de la vida de dicha iglesia. Tiendo a creer que los tipos de casa no han cambiado desde la Antigüedad hasta nuestros días, pero esto no significa sostener que, de hecho, no haya cambiado el modo concreto de vivir desde entonces, y que no siga habiendo nuevos posibles modos de vivir. La casa con un pasillo interior es un esquema antiguo presente en muchas de las casas urbanas que podemos analizar. Un pasillo que separa unas habitaciones es un esquema necesario, pero las diferencias que presenta el tipo entre cada casa y cada época son enormes. Por último, podemos decir que el tipo es la idea misma de la arquitectura, aquello que más cercano a su esencia, por lo que, a pesar de todo cambio, siempre se ha impuesto “al sentimiento y a la razón” como principio de la arquitectura y de la ciudad. El problema de la tipología nunca ha sido tratado de forma sistemática ni con la amplitud necesaria; en la actualidad el problema está apareciendo en las escuelas de arquitectura, y sin duda llevará a buenos resultados. Estoy convencido de que, si quieren ampliar y fundamentar su propio trabajo, los arquitectos tendrán que ocuparse nuevamente de asuntos de esta naturaleza. No me es posible aquí seguir ocupándome de ese problema. Afirmemos, pues, que la tipología es la idea de un elemento que desempeña su propio papel en la constitución de la forma, y que es una constante. Se tratará de ver en qué modalidades se produce y, después, cuál es el valor efectivo de este papel. Sin duda, salvo pocas excepciones e intentos actuales de superación, los estudios de los que disponemos en este campo no han planteado este problema con demasiada atención, y siempre lo han eludido y pospuesto buscando rápidamente alguna otra cosa; esta otra cosa es la función. Puesto que la cuestión de la función es absolutamente prioritaria en el ámbito de nuestros estudios, intentaré ver cómo ha aparecido y evolucionado en los estudios que tienen que ver con la ciudad y con los hechos urbanos en general. Podemos 3
decir, por de pronto, que la cuestión ha sido planteada, y este constituye el primer paso que hay que dar a la hora de abordar el problema de la descripción y la clasificación. Ahora bien, la mayor parte de las clasificaciones existentes no han ido más allá del problema de la función.
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