20 minute read
El reino escondido en el mundo
Érase en aquel tiempo una mañana muy soleada en el reino de Perfield donde aquella niña de siete años se encontraba jugando en un prado, pues mientras perseguía mariposas se encontró con un niño que era igual a ella excepto por sus puntiagudas orejas y además jugaba con un animalito parecido a una pelusa. Lo vio tan interesante que no pudo contener su curiosidad y se acercó, pero aquel niño al darse cuenta de su presencia salió corriendo como si hubiese visto a un monstruo. Desde aquel día ella guardaba la esperanza de volver a verle y esta vez detenerlo para hablar, pero de eso ya habían pasado diez años y Laia había crecido. Ahora vivía con sus padres en una gran casa, ella se había convertido en una hermosa joven, esbelta, con un largo cabello castaño de suaves rayos rojizos y unos hipnotizantes ojos azules; tenía un gran amor a la música y estaba avanzado rápidamente hacia el mundo de fama, por lo que todas las tardes iba a sus clases de canto, era algo que le encantaba y la melodía en su voz la hacía sentir viva, aunque para sus padres era simplemente una fuente de dinero. Hasta que cierto día de la noche a la mañana todo cambió y Laia empezó a escuchar constantemente una voz masculina que le decía "¿Me recuerdas? yo sé que me recuerdas, busca en tu mente y encuéntrame". Laia no podía quitarse aquella frase de su mente y al ser una chica bastante curiosa y traviesa lo único que le causó fue curiosidad y cada vez estaba más segura que era la voz de aquel niño que había visto años atrás, solo que no sabía cómo encontrarle, y al parecer aquel chico le llevaba ventaja, él ya la había encontrado a ella y aunque esto aparentaba ser un juego Laia no comprendía porque no se acercaba para hablar. Eso le impacientaba así que para no quedarse atrás empezó a hurgar en su mente hasta poder encontrar alguna pista que le ayude a saber por dónde empezar, pero por más que constantemente escuchaba aquella voz no sabía que hacer e incluso pensaba que en verdad se estaba volviendo loca. Habían pasado ya varios días sin que aquella voz volviera a oírse en su cabeza, y aunque en un inicio lo vio como un alivio para pensar tranquilamente lo cierto es que se había acostumbrado a la voz en tan poco tiempo que ahora le hacía falta, porque en medio de la soledad de su vida y todas las expectativas por cumplir aquella voz tan calmada y misteriosa le hacía sentir segura e importante. Laia no se rendía fácilmente, así que sin importarle que los demás piensen que está loca comenzó a trazar un mapa con los lugares más importantes y ocultos de Perfield, porque si tenía que viajar por todo el reino para encontrarlo ella lo iba hacer sin duda. Con aquella deducción a la mañana siguiente se levantó con mucha energía
para empezar así su pequeña aventura y aprovechando que su madre le encargó hacer las compras, su primer destino fue el centro del reino en la calle de las ventas. Laia prestó atención a cada detalle que incluso parecía detective con una lupa en la mano y no entendía cómo no se había fijado en todas esas cosas durante 17 años de su vida, porque todo parecía ir lento pero a la vez tan rápido que no se percató que se encontraba sumergida en sus pensamientos hasta que alguien la empujo y tras reaccionar para ver quién era su cerebro hizo clic en aquel momento para percatarse que tan solo a unos tres puestos de ventas se encontraba alguien que si no era él era una persona demasiado parecida a aquel niño de su infancia, por lo que sin dudarlo dos veces salió corriendo hacia donde se encontraba, pero al llegar no pudo articular palabra alguna y simplemente se quedó mirándolo durante un largo tiempo causándole así curiosidad sus orejas como había pasado cuando era pequeña y pensando que necesitaba que hable para saber si verdaderamente era él le preguntó si le gustaban los gatos para no parecer tan misteriosa, pero claramente no lo había pensado dos veces y aquel chico la vio con tal rareza que hizo como si nadie le hubiese hablado y siguió comprando frutas. Ella pensó que se había equivocado de persona y al sentirse abrumada decidió regresar a su casa para despejar su mente un momento y aprovechar ese tiempo para hablar con sus padres. Pues resulta que la siguiente semana daría una gira por todo el reino y aprovecharía esa oportunidad para seguir buscando alguna pista que le lleve hasta el dueño de esa voz en su cabeza, así que al llegar a su casa a la hora del almuerzo Laia les comentó que la gira duraría aproximadamente un mes y que como ya estaba grande no era necesario que la acompañen, pero su padre como siempre no quería dejar que su hija vaya sola así que llegaron al acuerdo de ir por separado y sus padres verían todos los conciertos pero no podrían meterse a controlar todo lo que ella haga aunque Laia no estaba convencida que aquello fuera a ocurrir, ya que a su padre más que pensar en que su hija esté feliz lo que hacía era ver cuánto dinero ganaba y eso a ella no le gustaba porque controlaban cada uno de sus movimientos y no podía disfrutar de lo que más amaba. Por lo que tras una larga charla no le quedó más que aceptar que ellos vayan acompañándola. Laia se retiró a su cuarto y empezó a empacar sus cosas para no pensar en la situación de hace unos minutos mientras buscaba qué conjuntos podría
llevar a su gira y entre su gran armario encontró en una esquina un diario que había escrito cuando era niña. Desde hace mucho que no lo abría, ni siquiera se acordaba que había escrito en el y le sorprendió porque en su interior encontró una cartita pegada al inicio de su diario que decía que recuerde el día de su cumpleaños y un dibujo de un regalo color plateado. Así que haciéndole caso a su pequeña yo, que por cierto era una niña muy astuta, dedujo que por la manera en la que estaban las paginas en aquel tiempo posiblemente debió haber tenido entre seis o siete años, pero no recordaba su cumpleaños, todo parecía borroso, y mucho menos se acordaba de aquel regalo plateado, aunque estaba orgullosa del gran plan que había ingeniado para no olvidar. No sabía si algo de lo que había encontrado tenía relación o algo que ver con el joven que buscaba, pero pensó que no estaría mal tomar aquel escrito como una pista para lo que estaba sucediendo, ya que después de todo apareció en el momento justo. Al acabar de alistar algunas cosas para su gira decidió ponerse a leer un rato, a Laia le gustaba mucho la fantasía así que opto por leer Hush, Hush hasta que de repente se le vino a la mente algo que quizá no tenía mucho sentido en este mundo, pero podría ser que aquella persona que buscaba no era una persona realmente, la mayoría cree que los duendes y seres mitológicos existen solo en los libros, pero ella siempre había creído que eran reales por lo que no podría descartar del todo aquella idea de que posiblemente la persona que buscaba fuera uno de ellos, ya que recordaba haber visto algo volando alrededor de la cabeza de aquel niño años atrás. Así que podría ser que a quien busca sea alguien que tenga poderes o de alguna manera pueda comunicarse telepáticamente, ya no le encontraba otra explicación, claro sin contar que podría estar loca o todo sea producto de su imaginación y con ese pensamiento rondando por su memoria se durmió. Ya había pasado una semana desde todo lo ocurrido aquel día y faltaban apenas cinco horas para que le toque despertarse y salir en un carruaje a su gira, pero ella no había logrado dormir así que prefirió comenzar alistarse y revisar todo hasta que ya se encontró rumbo a su primer destino. Mientras viajaba ella comenzó a sentirse mal, sentía que alguien le observaba, escuchaba pequeños susurros y tenía un sentimiento de angustia muy grande en el pecho, pero no sabía qué hacer, pues estaban pasando por varios campos y no observaba a nadie. La voz se escuchaba cada vez más fuerte y le decía: “estás muy cerca, mira más allá de lo que
todos creen saber” Laia trataba de conectar piezas, pero no se le venía nada a la mente acerca de dónde podría estar. Por un momento pensó que podría ser el chófer, aunque esté se veía bastante tranquilo y sobrepasaba los 50 años, por lo que siguió pensando y observando muy detenidamente todo a su alrededor. Creía que lo único seguro era que podía comunicarse telepáticamente, así que posiblemente no era humano y aunque no sabía si necesariamente tenía que estar cerca para comunicarse, Laia de algún extraño modo sentía su presencia y sabía que debía estar por algún lugar cerca por lo que otra vez empezó a observar solo que ahora iba a percatarse de las orejas, el chico de aquel día las tenía algo extrañas así que con disimulo empezó a observar a su chófer, pero no, el señor parecía ser muy normal, así que siguió observando. Lo siguiente en lo que se fijó fue en el prado que había por donde pasaban con el carruaje, pero no observaba a nadie, casi no había árboles y simplemente se encontraba uno que otro conejito saltando. Ya se estaba dando por vencida hasta que escuchó “Ay esto es muy divertido, pero te demoras mucho así que voy a darte una pequeña ayudita, estoy muy cerca de ti, tienes que mirar muy detenidamente y piensa, piensa” otra vez volvió a observar, pero esta vez se le vino a su mente que tal vez era un animal y analizó a cada uno que aparecía en el camino. Primero vio a los conejos, pero si parecían animales de verdad, después vio a dos pajaritos que pasaban volando, todos parecían normales hasta que de pronto uno de los pajaritos bajo hasta quedarse en la puerta del carruaje y empezó a caminar. Tenía el presentimiento de que era él, pero al no saber cómo comprobarlo empezó a analizarlo detenidamente y no tenía nada extraño solo que le observaba y no se iba, hasta que en un descuido desapareció y en su lugar apareció un gatito a su lado. Laia no entendía nada de lo que estaba pasando y se encontraba asustada, pues nunca había visto algo parecido hasta que otra vez de un momento a otro a su lado se encontraba un chico riéndose a carcajadas que le decía que debía haber visto su cara y que pensaba que iba a descubrirle más rápido. Ella estaba tan sorprendida que no podía articular palabra alguna así que el chico siguió hablando como si se conocieran de toda la vida y le decía que deje esa cara de espanto y que ya no hay tiempo de nada dado que ella se había demorado mucho descifrando en donde se encontraba así que tenían que igualarse diez años en menos de dos horas, por lo que empezó a darle cierto tipo de indicaciones en donde le mencionaba que escuche y preste
atención para que después pueda hacer preguntas, pero que trate de ser disimulada ya que los demás no pueden verle a menos que él quiera, claro, pero de ser así su chófer saldría huyendo, y le dijo que no podía creerse que haya pensado que él chofer era él, porque no se parecían en nada y le sugirió que hable con cuidado, sino pensarán que está loca o tal vez eso ya lo sepa, pero en fin, le preguntó si tenía dudas y le dio cinco minutos para hablar y después igualarse con las noticias, ya que había ciertas cosas que necesitaba contarle. El chico hablaba tan rápido que Laia no sabía qué hacer y seguía tan asombrada como en un inicio, es más ya no entendía nada así que sin contenerse más empezó a inundarle de preguntas: ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Cómo me encontraste? ¿Puedes convertirte en animales? ¿Eres el niño que vi cuando era pequeña? ¿Eres el mismo chico que vi en una frutería? y un momento ¿Puedes leer mi mente? Haber vamos con calma le decía aquel chico, pero primero perdón, ha sido muy descortés no presentarme aunque en cierto modo ya me conoces, me llamo Benjamín y sí, soy el chico que viste cuando era pequeña ese es el motivo por el cual estoy aquí pero no el de la frutería, tengo un hermano gemelo, somos de un lugar llamado Talusia y vivimos entre ustedes, como puedes ver somos muy parecidos a los humanos excepto por nuestras orejas y ciertos dones como por ejemplo el que yo pueda convertirme en un animal cualquiera, la verdad amo eso porque incluso puedo entenderles, todos nosotros podemos comunicarnos telepáticamente pero solo si nos lo permites y por último de dónde vengo todos saben quién eres así que no fue difícil encontrarte. Respondió todo como si fuera lo más normal del mundo que nada parecía ser cierto y Benjamín continuó hablando sin darle tanta importancia. Él le explicaba que en su mundo se conectaba una sola vez con una persona, esto podría darse cuando sean niños o incluso ya bastante mayores, pero siempre se puede encontrar a alguien y le explicaba que eso le paso con ella cuando eran pequeños, pero no quería que se asuste ya que podían conocerse todo lo quisiese, aunque su corazón siempre sería suyo y sin importar lo que pasase él iba a protegerla ya que al estar conectados podía sentir sus emociones y saber cuándo está cerca. Le contó también que necesitaba de ella para poder acceder al trono ya que al haber muerto su padre el reino estaba en juego entre su primo y él, porque su tío quiere acceder al poder. Le expresó que él ama en verdad a su pueblo y no quiere que caiga en las manos equivocadas, pero para eso necesitaba una esposa
y debía ser ella. Laia está un poco desconcertada tratando de entenderlo todo así que le preguntó que cómo podía confiar en él para saber que no miente, además que no podía simplemente ayudarle, ya que estaba rumbo a dar una gira que posiblemente la convertiría en alguien muy famosa e importante para poder vivir de lo que ama y ya no depender de nadie, aparte de que sus padres no la dejarían renunciar de un rato a otro; entonces le decía que como puede ver no sale beneficiada y en su mundo no sería aceptada. Benjamín le dijo que no necesitaba ser aceptada e insistía en que le ayude porque la coronación sería en menos de un día y necesitaba llegar antes que su primo. Laia después de pensarlo un rato creyó que no estaría nada mal ayudar, aparte de que había buscado a aquel chico durante toda su vida y ahora que lo había encontrado podría ser una buena excusa para conocerle, además que era bastante atractivo. Benjamín era un chico de cabello negro, ojos azules iguales a los de ella con un rostro simétrico y bastante alto así que acepto como una oportunidad para vivir algo nuevo, pero poniéndole la condición de que le deje terminar su gira. Benjamín aceptó encantado y todo quedaba a la perfección ya que la boda duraría a lo mucho un día y después de eso ella viviría en el castillo, pero sería libre, además que después de hablarlo quedaron en que si las cosas no se daban del todo bien podrían divorciarse dentro de un año. Todo estaba yendo muy rápido y no podía creer que todo eso le estaba sucediendo porque solo en los cuentos que de vez en cuando leía, la chica encontraba su amor verdadero en un día y con tan solo un beso de amor verdadero. En su caso ni siquiera la había besado y tampoco quería que eso suceda de la nada, ella quería tomarse su tiempo y aún le quedaba pensar que les iba a decir a sus padres ya que ellos no le dejarían hacer nada de lo que acababa de aceptar. Benjamín al notarla muy pensativa le dijo que deje de preocuparse por eso, que todo saldrá bien y que si quiere él puede hablar con sus padres o respecto a la boda igual, todo será con calma y tendrán tiempo para conocerse, para conocer su reino y nada será forzado. Le dijo que cualquier cosa puede decirle y que despeje su mente para que lo único en lo que se concentre sea en el concierto y en su música que es lo que más ama para así transmitir al público que va a observar el sentimiento verdadero en cada nota de voz, pero que sobre todo lo disfrute al máximo. Aquellas palabras a Laia la alentaron como nunca y salió tan segura de sí
misma al escenario que lo hizo de maravilla e incluso mientras todo el público aplaudía estuvo muy tranquila, como si un sentimiento de paz estuviera aferrado a ella en todo momento permitiéndole así fijarse en cada detalle a su alrededor en donde aquellas orejas que tanto llamaban su atención se encontraban entre el público, ellos estaban ahí, lo han estado todo este tiempo y en todas partes, ellos viven en nuestro mundo, pero vivimos de tantas rutinas y apurados por todo que no nos damos un segundo para mirar detenidamente. Benjamín le enseñó a observar y ver la hermosura de otro mundo en pequeñas cosas que nadie ve y esa misma noche descubrió que había conocido a alguien increíble, él era su paz, no estaba segura de haber encontrado su amor verdadero, pero si estaba segura de que sería un gran amigo, además que al ver a todas esas personas de otro reino en medio del público le hizo sentir aceptada y supo que sería un comienzo increíble por lo que sin más pegó un grito con toda su alma para decirles gracias a todo su público presente. La noche no acababa ahí es más recién empezaba y había sido maravillosa. Faltaba un día para la boda así que le había pedido a Benjamín pasar en su reino hasta el día de la boda para conocer y despejar su mente de todo lo que le pasaba incluyendo a sus padres que le habían reclamado porque no había sido profesional de su parte pegar un grito así en el escenario, eso no fue para nada agradable pero por fin después de tanto tiempo pudo hablar y decirles cómo se sentía, lo abrumada que estaba y que no le gustaba que la vean como algo material cuando ella también siente, piensa y le gustaría que sus padres disfruten y se alegren por lo que hace, mas no solo por el dinero que gana porque ya tiene suficiente. Sus padres se miraron y entre los tres se dieron un fuerte abrazo diciéndole a Laia que están muy orgullosos de ella y que disfrute esos dos días. Con lo que le dijeron sus padres y ya más tranquila salió con Benjamín hacia su reino. Él le dijo que podían llegar desde cualquier parte de Perfield ya que hay acceso libre y está conectado con su mundo mediante las cosas materiales, entonces él indicando una cajita color plateado le dijo que ponga su mano sobre ella para poder teletransporse pero justo en ese momento recordó aquel regalo dibujado un la hoja de su diario que decía que recuerde el día de su cumpleaños así que mirándole con desconfianza le preguntó qué desde cuando tenía ese regalo. Benjamín le dijo que pensaba que ya no se acordaba y que lo tenía desde que tenían cinco años Y así empezó a contarle que cuando tenían aquella edad, ellos dos ya se conocían y sus padres con los de ella se llevaban muy bien, por lo que
jugaban y se reían juntos, pues para Benjamín, Laia era como su hermanita. Constantemente ellos venían a Perfield así que Benjamín por su cumpleaños le regaló aquella cajita dorada para que cuando quisiese pueda volver, pero tras haberse peleado con sus padres eso nunca pasó y a toda su familia le borraron la memoria. Laia era la única que recordaba un poco y eso por haber dibujado en su diario y después haber podido volverle a ver a los siete años, pero ahora ya se encontraban juntos que era lo más importante Laia quedó sorprendida porque nunca se hubiese imaginado nada de aquella historia, aunque pensaba en cómo iba a ir al palacio después de lo sucedido con sus padres, le daba miedo que la madre de Benjamín no la aceptase, pero como si estuviera leyendo sus pensamientos él le dijo que esté tranquila, que su madre ya sabía y que le aceptaba ya que el problema no era con ella e incluso sabía lo de aquel regalo. Ella se sintió mucho más tranquila y confiando en él tomó la cajita haciendo que en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraran en su reino. Todo era hermoso y claro a pesar de ya ser bastante de noche, eso era algo que le llamo mucho la atención ya que no pasaba en su reino y tras hablar un rato al llegar al palacio, la pelusita que había visto cuando era niña se acercó volando hacia Benjamín y después le saludo muy educadamente, aquellos animalitos se llaman Cubells le explico y son muy parecidos a las mascotas. La madre de Benjamín se encontraba esperándolos de igual manera y Laia se sorprendió muchísimo porque al verle corrió a abrazarla y darle la bienvenida para después indicarle donde podría descansar. Y así se acabó su primer día en el que pudo conocer el centro del reino, su gente, lugares de comida, postres y varios campos en donde cada uno podía practicar libremente sus poderes. Fue un día bastante largo en el que mientras ella conocía todo Benjamín se la pasó en la corte para dejar a su tío sin ningún poder y el acceder al trono, estaba claro que todos preferían que él se quedara en el poder así que habiendo cumplido todos los requisitos su tío no tuvo otra opción más que aceptar. Fue así como llegó el gran día, los preparativos eran hermosos parecía una boda de verdad, aunque Laia a pesar de tener un vestido elegante no se sentía como una verdadera novia, era consciente de que lo hacía por un reino, pero no se sentía como en casa, ella no tenía poderes y aquí todavía no tenía la confianza suficiente para cantar así que paso todo el tiempo pensando hasta su gran entrada. La reina que era madre de Benjamín fue quien la entregó, se sintió magia
por todas partes y al unir sus manos los dos quedaron casados entre ellos y por el bien del pueblo, Laia decidió pasar su celebración en Perfield junto a Benjamín dando un concierto, toda la gira se la pasaron juntos y los dos se volvieron grandes amigos. De todo lo sucedido ya había pasado una año y Laia al recordar todo no podía ni creerse lo que le había pasado. Ahora todo era diferente, que empezando por sus padres recuperaron la memoria y ahora viven felices en el palacio sin preocuparse por el dinero, se les ve realmente alegres y son una familia de verdad. En cuanto a su carrera y lo que más amaba no podía estarle yendo mejor, se había convertido en la joven más famosa en el mundo de la música de ambos reinos y por el momento se encontraba muy bien junto con su esposo Benjamín aunque más que un matrimonio ellos dos son muy buenos amigos, se apoyan y cuentan todo pero todavía no hay un interés romántico ya que cada uno tiene intereses diferentes pero su unión, confianza y amistad es inigualable.
Fin.