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El despertar del amor

Sus ojos verdes brillaban lanzando centellas, y su rostro habitualmente pálido, ella era Roma Isabella de test blanca, alta y muy delgada, con profundos ojos verdes y pequeñas pecas por todo su rostro, su cabellera roja y con pequeños rulos en la parte de abajo, provenía de la Gran Realeza Británica por ende era la Princesa de Gran Bretaña, padres moderadamente estrictos y con una vida llena de responsabilidades. Roma vivió toda su vida como princesa, era la consentida de sus padres por ser la primera y la heredera de todas sus riquezas, en el transcurso de su adolescencia se dio cuenta cuál era su verdadera vocación, estudiar para así ayudar a las niñas de su pueblo, cosa que sus padres no aprobaban porque ella era la futura princesa de Gran Bretaña. El 20 de diciembre llega al palacio una carta prestigiosa dirigía a la Princesa Roma con una glamurosa invitación al palacio Royal Botanic. Invitación que se llevará a cabo el 25 de diciembre para presentar al príncipe Friedrich. Príncipe Friedrich heredero del palacio Royal Botanic el más deseado de su pueblo, joven alto de test blanca casi pálido, con sus grandes ojos grises que brillan con el esplendor del sol, su cabello rubio con mechones cafés y las facciones de su rostro perfectas. Roma muy inquieta y nerviosa por la invitación, ya que por primera vez iba a ser presentada a la sociedad como la princesa de Gran Bretaña. Toda esa semana estuvo buscando los elegantes vestidos y accesorios para llegar muy hermosa al palacio, una tarde en la que pasaba por las calles de su pueblo a lo lejos ve pasar a un joven apuesto, alto, blanco y con ojos grises, Roma queda impactada por esos grandes ojos grises y toda esa tarde estuvo pensado en él. Todas las tardes pasaba en las calles de su pueblo, jugando con los pequeños niños que se encontraban por ahí, Roma era muy humilde y le gustaba compartir con todas las personas, cuando podía llevaba regalos o comida a todas las personas de su pueblo por eso se llegó a ganar el corazón de muchos. Roma todos esos días estuvo pensando en el misterio joven, y en su cabeza solo se preguntaba; ¿Cómo se llamará? ¿Me habrá visto? Esas y muchas preguntas más. Como estaba muy despistada Victoria mama de Roma le dice Roma Isabella. La mamá asusta comienza a decir: - Qué es lo que te está pasando, por qué andas muy despistada - ¿Pasa algo amor? Roma asusta por la forma en como la llamó, se sorprende y le dice:

- Mamá, lo que pasa es que cuando salí al pueblo vi pasar a un joven muy guapo y quiero saber cómo se llama”, mejor dicho, quiero saber todo de él, no se mamá creo que me enamore porque solo imaginarse eso siento mariposas en mi estómago. La mamá alegre la abraza Victoria con un poco de lágrimas en sus ojos le dice: - Muñeca mía, te me estas creciendo y necesito decirte unas cosas. Primero quiero que sepas que enamorarse no está mal, lo mal está en depender de esa personas, a que me refiero con eso, a que debes hacerte respetar y sobre todo amarte tal y como eres, en el transcurso del tiempo vas a comprender que el amor no va hacer solo color de rosa, va a ver muchas cosas que tal vez se pongan en el camino, encontrarás personas malas que no te quieren ver feliz, debes de entender todas esas cosas muñeca, y que a pesar de que el camino va a hacer difícil tú tienes que siempre estar firme y segura de que es lo que quieres y si ese es tú amor lucha por eso. - Y yo como tu madre te ayudaré a encontrar al joven si eso es lo que quieres. Roma muy atenta a loque su mama le decía, se le escapa un sollozo, la abraza muy fuerte y le da las gracias por todas sus palabras. Después de varias semanas en que Roma y su madre estuvieron en busca de aquel chico misterioso, era hora de ir a la invitación que le habían propuesto a Roma. Viernes 25 de diciembre 7:00 pm, Roma se encuentra lista para ir a su invitación. Ella muy nerviosa pero reluciente con su vestido lleno de peras color verde que resaltan con sus maravillosos ojos. Al llegar al palacio todas las miradas de parte de los miembros recayeron sobre ella y por supuesto la del príncipe Friedrich, en medio de la pista se da a conocer quién sería el próximo príncipe de Royal Botanic y es aquí donde Roma queda impactada con la existencia del futuro príncipe y empieza a darse cuenta de que era el chico que buscaba junto a su mamá. Junto a él presentan a quién se convertirá en su futura esposa, Daphne Featherington, cuando se presentó el baile eligieron a una princesa para que bailara la pieza con Friedrich para esto Roma estaba degustando de las delicias de bocadillos que se encontraban en la mesa central del palacio, luego escucha su nombre, “Roma Isabella ha sido usted la elegida para compartir la pista de baile con el príncipe, por favor diríjase al centro de la pista”. Roma impactada al escuchar su nombre se dirige con nerviosismo al centro de la pista, porque bailará con el chico que tanto busco. Friedrich…

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Al escuchar el nombre de Roma se asombra y tiene una reacción que no cualquier chico siente por alguien, en lo que Roma se acerca a la pista él recuerda aquella vez que caminaba por las calles del pueblo y a lo lejos observó a una mujer con las facciones de Roma y quedo en shock por la belleza de su rostro, desde ese día el no dejó de pensar en aquella chica. Cuando Roma llego a la pista ambos sintieron una conexión única y no tan peculiar en dos seres al volverse a reencontrar de manera más cercana, en medio de ese acercamiento ambos se presentaron para conocerse con más serenidad, durante todo el vals estuvieron dialogando sobre sus vidas y conociéndose a profundidad. Daphne al observar el acercamiento de ellos dos, empieza a sentirse incómoda y un poco hostigada con la situación, al sentir eso decide acercarse para demostrarle a Roma que ella será la futura mujer y así marcar territorio. Friedrich hace la respectiva presentación entre Daphne y Roma, ambas se estrechan la mano para corresponder el saludo, pero Daphne fue un poco hipócrita al no saludar con la misma intención que tenía Roma, y es aquí donde empieza el conflicto. Roma al enterarse que el chico que tanto anhelaba encontrar se iba a casar, sintió que de alguna manera el esfuerzo que puso para encontrarlo fue en vano, se plasmó en una montaña rusa de emociones, donde por momentos recordaba la primera vez que lo vio y cuando se enteró de la noticia que la mantuvo decaída por mucho tiempo. En el trascurso de las semanas, y después de haber pasado por todo eso Roma decide aceptar y seguir con su vida, pero algo muy raro comienza a pasar. Friedrich va en busca de Roma para poder dialogar con ella, ya que el sintió una conexión muy grande cuando tuvo la oportunidad de bailar con ella. Él sintió que de verdad se había enamorado, que ella era la mujer que estaba buscando, pero era demasiado tarde ya que tenía planes y una futura esposa, Friedrich no se dio por vencido ya que no amaba a Daphne, más bien era una boda planeada. Las semanas pasaron, Roma aceptando su dolor y Friedrich buscando la manera de estar o poder hablar con ella. En una tarde cualquiera en la que el príncipe caminaba hacia su palacio a lo lejos ve a una muchacha igual a Roma él corriendo desesperado va donde ella, y para sorpresa de él era ella sentada en una de las bancas conversando con unos niños. Friedrich con su respiración un poco acelerada le dice:

- Roma por fin te encuentro, tanto que te he estado buscando, quiero hablar contigo, saber cómo te encuentras y como te has sentido. Tienen de llevar sus manos a la cara. Roma asustada por la presencia de él, le dice: - Hola Friedrich, que es lo que necesitas hablar conmigo. Un poco nerviosa y se le escapa una sonrisa. Se sientan en la banca color gris que se encontraba cerca de ellos. Friedrich toma la mano de Roma con suavidad y le confiesa que él hace algún tiempo había visto pasar a una muchacha y que desde ese día a estado pensado en ella. Roma le confiesa algo similar a eso y que lo ha estado buscando, (silencio) de repente comienza a caer gotas, los dos con cara de asombro y felicidad comienzan a correr por el parque disfrutando del momento. Ya estando a una cuadra de llegar al castillo de Roma y con la ropa toda mojada, Friedrich le dice que tiene que decirle algo, Roma va deteniendo sus pasos para darse la vuelta y quedar enfrente de él. Él un poco tímido y temblando del frío le dice: - Eres tú la chica que me hizo sentir enamorado por primera vez, tú eres la chica que vi a lo lejos y que desde ese día no he podido olvidar, el día que bailamos mi corazón se quería salir de mi cuerpo porque te había encontrado, desde ese día he estado ansioso por querer hablar contigo y saber muchas cosas de ti, conocer y saber qué es lo que te gusta, que disfrutas hacer, que es lo que te molestas y todo eso. Su cara con un poco de alivio le sonríe. Roma en shock y con miles de emociones se le escapan algunas cuantas lágrimas, con un nudo en la garganta y sin decir una palabra, se sienta en las escaleras de su castillo. Con las manos en su cara le comienza a decir: - Yo también tengo que decirte algo, resulta que el mismo día que tú me viste caminando por las calles del pueblo yo también te vi y desde ese día yo te he estado buscando junto a mi mamá, no vas a entender lo que siento cuando estoy a tu lado, ese día sentí una corazonada que nunca había sentido, y sí también quiero saber muchas cosas de tÍ, pero te recuerdo que tú tienes una prometida que pronto van a hacer esposos y solo imaginarme eso me da escalofríos. Roma termina diciendo es con su respiración agitada por lo que estaba llorando. De repente sale la mamá de Roma y le dice que tiene que entrar al palacio

porque se va a resfriar, Friedrich no sabía que decir al escuchar la confesión de Roma, se quedó esperando a que Roma entre y escuchar como la puerta grande se cerrara. Él dirigiéndose a su palacio y con la cabeza que le va a explotar por tanto pensar, se dice así mismo que no la puede dejar a ir porque ella es la mujer que ama aun así no supiera muchas cosas de ella, de repente se le viene a la cabeza Daphne, y que voy a hacer con ella, si le comento esto y que quiero suspender la boda me va a hacer la vida imposible no solo a mí sino también a Roma y yo no quiero eso. Roma… Cuando entró al castillo mojada y con lágrimas en sus ojos, se puso a pensar en todo lo que Friedrich le había confesado, que era ella la chica que había visto aquella vez y que se había enamorado, con un nudo en la garganta ella tiene que entender que toda la fantasía que tiene con él no va a pasar más de ahí, una fantasía, ya que él va a tener una esposa y Roma no se va a meter en eso. Friedrich a los dos días que había pasado la gran confesión decidió ir a visitar a Roma, tuvo que salir del castillo con mucho cuidado por Daphne estaba teniendo sospechas de algo. En el camino compró rosas color azul poco peculiar por la zona, al llegar al castillo Roma se encontraba en una de las piletas leyendo un libro para ser exactos el de Romeo y Julieta, Friedrich se le acerca por atrás y ella de una se pone de pie por el susto que le dio. Ya sus conversaciones eran con más confianza, era más seguido las veces que se salían a citas o simplemente a caminar por los parques, Friedrich ya sabía muchas cosas de Roma le gustaba la pintura, sabía tocar el piano, el violín, en su tiempo libre se dedicaba a la lectura y de la misma manera la poesía, Friedrich cada día se enamoraba más de Roma y la admiraba aún más, cuando tenía tiempo iba a visitarle con sus flores favoritas (rosas azules) y chocolates semi amargos, pero lo que no sabía Friedrich era que Roma en 2 meses se iba a mudar del palacio porque tenía que seguir con sus estudios y ayudar a los niños. De igual manera Roma intentaba no sentir cosas por él, pero eso era muy difícil para ella ya que cada vez se hacían más íntimos, ella ya sabía muchas cosas de Friedrich que con el tiempo se fue dando cuanta, a él no le gustaba tener las cosas desarregladas, le gustan todo tipo de animales y los protege muchos, que su color favorito es el gris, le gusta hacer deporte y de igual forma toca muchos instrumentos y una cosa que solo Roma sabe es que le gusta escribir y eso es lo que hace en su tiempo libre.

En una tarde como de costumbre Friedrich en camino a buscar a Roma se le cruza por los pasillos Daphne y un poco molesta le dice: - Porque las últimas semanas no has estado en el castillo haciendo tus responsabilidades, me he dado cuenta de muchas cosas, te he estado observando y sé que te ves con una chica y si no estoy mal creo que es Roma, desde la fiesta que hiciste a los dos los sentí muy raros, pero no te he querido decir nada. Te recuerdo que en 3 semanas nos casamos. Friedrich furioso le confiesa todo, que sí ha estado saliendo con Roma y que todos los días se ven, que se enamoró de ella y que quiere seguir su vida con ella, que la boda de ellos dos es planeada solo porque sus papas lo quisieron así y por esa razón la boda no se realizaría, iba a cancelar todo lo que Daphne había organizado para concentrarse en su castillo y Roma. Daphne indignada le cuenta a mamá lo que había pasado y que Friedrich iba a cancelar la boda; la mamá preocupada ya que eso no les favorecía a ellas porque necesitaban dinero, se reencuentra con su hija para hacer un plan y que todo lo que quiere Friedrich se le dañe al igual que el romance con Roma. Ya quedaba menos de un mes para que Roma se fuera del país y todavía no buscaba la manera correcta de decirle a Friedrich. La relación que ellos tenían se había convertido muy fuerte e íntima la confianza ya se encontraba entre ellos y por supuesto el amor que se tenían el uno al otro, sentía que sí le decía que se iba a ir del país todo lo que habían construido se acabaría y lo que querían tener ya no se iba a dar, porque sí, ellos ya hablaban de su futuro juntos. Daphne y su mamá se dirigen al castillo de Roma para dejarle claro que ella no se va a quedar con Friedrich. Caminando a pasos ligeramente grandes llegan al castillo y a suerte de ellas iba saliendo Roma porque tenía un destino, encontrarse con Friedrich. Daphne con las manos cruzadas le dice: - Tú eres la que se quiere quedar con Friedrich, acaso es por su dinero, en que tiempo paso lo de ustedes. Acaba su frase mirando fijamente a Roma. Roma sólo se quedó observando y prestando atención a lo que Daphne le decía. Ya para irse Daphne le dice: - Tú no te vas a quedar con él, voy a hacer hasta lo imposible para que él sea mío. Da media vuelta y se va con su madre.

Roma con lágrimas en sus ojos va caminando en dirección al parque para encontrarse con Friedrich, en el camino se le acerca una niña y le regala una flor, de inmediato se le plasmó una gran sonrisa en el rostro y al rato llega Friedrich. Roma muy delicada le cuenta lo que pasó con Daphne y todo lo que le dijo, las lágrimas rápidamente fueron cayendo de su hermoso rostro, su nariz roja y sus ojos más grande de lo normal. Friedrich con sus latidos más rápido de lo normal la abraza, le dan un beso en la frente y le seca las lágrimas que recorrían por sí hermoso rostro. Eran las 6 de la tarde hora para ya regresar a sus casas en el camino Roma invadió su cabeza con pensamientos y todos se referían de como contarle a Friedrich que se iba a ir lejos de él. Cuando ya llegan a la puerta del castillo ella al despedirse le dice a Friedrich. - Necesito decirte algo importante. Termina su frase algo sospechosa. Friedrich le pone atención a lo que le decía Roma, pero a los minutos el teléfono comienza a sonar, al revisar era Daphne que lo necesitaba en el castillo. Con algo de apuro Friedrich le dice: - Nena tengo que irme, ¿Qué es lo que me tienes que decir? Arreglando un poco su camiseta Friedrich baja algunos escalones. Roma le dice: - Estas de apuro, anda a hacer tus cosas luego te cuento eso. Roma entra a su casa un poco angustiada. Al llegar Friedrich a casa lo primero que hace es reclamarle a Daphne, que por qué había hecho eso, muy furioso le dice que se vaya del castillo que lo de ellos dos ya no existía. Alrededor de dos semanas Roma invita a Friedrich a una cena en su castillo para poder contarle lo que está a punto de hacer, estuvo planeando eso desde que le comento que tenía que decirle algo. A las 6 de la tarde Friedrich ya estaba en la puerta esperando a Roma, no hablemos de lo hermoso que se encontraba con su traje color negro, su pelo un poco desarreglado; Roma con su vestido azul sencilla pero hermosa. La cena ya había acabado, Roma se lo lleva al jardín para poder hablar con él y decirle todo. Roma se sienta en el columpio y le dice: - No sé si lo de nosotros pueda seguir en marcha, llevo tiempo pensando en

una decisión la cual es irme del país. Termina su frase con lágrimas en sus ojos. Friedrich atento a lo que le decía le responde. - No sé cuál sea el motivo y ni el por qué, pero yo te apoyo porque es algo que tú quieres. Me parte el alma saber que lo de nosotros no va a salir como queremos, pero de algo estoy seguro es que te voy a esperar el tiempo que sea necesario. De inmediato sus ojos se le llenaron de lágrimas. Ese día a pesar de estar muy triste lo disfrutaron al máximo y así fueron las semanas que faltaban para que ella partiera. En el transcurso de las semanas ellos hicieron una promesa y era que a pesar de todo iban a ser fiel al amor que se tenían, sabían que las cosas no iban hacer fáciles pero que todo lo que habían construido era más fuerte y que eso valía la pena. Se acerba la partida de Roma y para eso Friedrich le preparo un obsequio, gargantilla, donde le demostraría el afecto que le tiene con la finalidad de que cada vez que lo tenga puesto sienta la ausencia y al mismo tiempo la presencia de él. Después de varios años… Han pasado 20 años desde su partida, ambos han cambiado para mejorar sus vidas, tomado rumbos distintos lo que da menos posibilidad de esperanza para volver a encontrarse. Sin embargo, es algo común el hecho de que la vida cada día nos sorprende más e intente unirnos con la misma persona dos veces, es decir, existió un reencuentro inesperado entre ambos personajes. A pesar de que no están destinados a estar juntos físicamente, sus emociones y sentimientos hicieron que la vida los denominará ALMAS GEMELAS.

Fin.

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