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Vivir a la expectativa: El Reavivamiento y la Segunda Venida
Editorial
Revista Adventista: Órgano oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de España Revista Semana de Oración 2015 Jesús Calvo Director de la Revista Pedro Torres Editor Colaboración Departamento de Comunicaciones de la UAE
Edita:
Mario Martinelli Director general Sergio Mato Administrador Esther Amigó Coordinación de producción Alejandro Medina Coordinación de edición Revisión Editorial Safeliz, Andrada Oltean Asistente editorial Javier Zanuy Diseño, maquetación, procesos informáticos Martín González Producción y suscripciones Pradillo, 6 - Pol. Ind. La Mina E-28770 Colmenar Viejo, Madrid (España) tel. [+34] 91 845 98 77 fax [+34] 91 845 98 65 revistaadventista@safeliz.com www.publicacionesadventistas.com Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. Ilustración de tapa: Nelson Espinoza-Carlos Schefer. Fotos de este número: Shutterstock, Archivo ACES.
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Por Ted N. C. Wilson Presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
Saludos del Presidente “S iervos de Dios, la trompeta tocad; ¡Cristo muy pronto vendrá!” La letra de este querido himno hace eco en los corazones de los adventistas del séptimo día, que ansiamos ese gran día. “El Reavivamiento y la segunda venida de Jesús” es el lema para las lecturas de la Semana de Oración de este año. Este tema está plagado de significado, si consideramos la bendita esperanza, la urgencia de la proclamación del mensaje de los tres ángeles, la seguridad de la profecía, y la realidad de la primera y la segunda resurrección. ¿Qué papel desempeña el mensaje de los tres ángeles en el reavivamiento de la iglesia y en cada uno de nosotros? ¿Cómo se conecta el Santuario con estos mensajes importantes? ¿Cuál es el vínculo entre las señales de la segunda venida de Cristo, el Reavivamiento y el compromiso con la misión? ¿Cómo podemos estar seguros de la Segunda Venida y de la esperanza
de la resurrección? ¿Cuál es la función del Milenio y de la segunda resurrección, en el contexto del Gran Conflicto? Estas y otras preguntas se responderán en estas lecturas de la Semana de Oración, llenas de poder y del Espíritu Santo. Te invito a unirte a mí al considerar con oración estos temas importantes, y a que juntos anticipemos el resultado final del Reavivamiento y la Reforma: la vida eterna con Dios. Si tienes pequeños en el hogar, o si simplemente disfrutas de las historias, no debes perderte las lecturas para los niños adjuntas, escritas por Charles Mills, dueño de Christian Communications [comunicaciones cristianas], un servicio de producción para medios de comunicación con base en Berkeley Springs, West Virginia, Estados Unidos. Que el Señor nos bendiga, al reunirnos como familia mundial de la iglesia para estudiar y orar durante esta Semana de Oración especial.
Conoce a los autores Gerald y Chantal Klingbeil disfrutan de ser un equipo de enseñanza y son apasionados por los jóvenes en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Gerald, nacido en Alemania, sirve como editor asociado de las revistas Adventist Review y Adventist World, y además es profesor investigador de Antiguo Testamento y Estudios del Antiguo Cercano Oriente en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día de la Universidad de Andrews. Obtuvo un doctorado en Letras, en Estudios del Antiguo Cercano Oriente, por la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica, y durante las últimas dos décadas ha servido como profesor en varias universidades adventistas en Sudamérica y Asia. Chantal, nacida y criada en Sudáfrica, es directora asociada del Patrimonio de Elena G. de White, y centra especialmente su trabajo en los niños, los juveniles y los adultos jóvenes. Chantal tiene una maestría en Filosofía en Lingüística por la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica. Ella ha trabajado como maestra, profesora, madre de escuela en el hogar, autora y editora. Gerald y Chantal disfrutan de tres hijas adolescentes, Hannah, Sarah y Jemima, quienes los mantienen ocupados.
Mensaje pastoral
Por Mario Brito Presidente de la División Intereuropea
Vivir con anticipación V ivimos en un mundo lleno de desafíos a los que hay que hacer frente en casi todos los ámbitos de nuestra vida: la economía, el medio ambiente, la salud, la moralidad, el crimen, la violencia, etcétera. Como adventistas del séptimo día, creemos que todas las perturbaciones a nuestro alrededor se han de entender como señales del pronto regreso de Jesús. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos para no caer en la trampa de centrarnos y especializarnos únicamente en la ciencia del discernimiento y la interpretación de las señales de los tiempos, pues desviaríamos nuestra atención y mensaje de la Persona y el significado a los que estos apuntan. Lo que el mundo contemporáneo necesita oír son las buenas nuevas de Jesús, el Salvador, su triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, y su inminente reino en el
que no habrá ni muerte ni los problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad. Tenemos que «vivir con anticipación» la alegría de estar para siempre con Jesús, el Padre, el Espíritu Santo y los salvos de todos los tiempos, en la misma ciudad en la que estará el trono de Dios –la nueva Jerusalén– donde no habrá más llanto ni muerte. Hacia finales del siglo I d. C., la iglesia afrontó grandes desafíos dentro y fuera de su entorno. Pero, a pesar de los retos, no se extinguió, sino que continuó creciendo. ¿Cuál sería el secreto de ese crecimiento? Si leemos con atención el libro de Apocalipsis, observaremos que, dentro de su estructura, aparecen varias escenas de victoria que representan a Jesús y a sus fieles seguidores como vencedores. Si Jesús venció, todos los que confían en él y están fuertemente unidos a él también triunfarán. Estas escenas de victoria –la
proyección anticipada de lo que ocurrirá– son un fuerte incentivo espiritual que anima y fortalece en gran manera a la iglesia, para superar las adversidades y permanecer firme hasta el final. Con el fin de hacer frente a los desafíos en nuestras vidas sin negativismo ni desánimo, necesitamos concentrarnos no solo en las dificultades, sino en la realidad positiva que anuncian: el glorioso reino de Dios. Oremos, leamos, meditemos, prediquemos y hablemos de Jesús y la cercanía de su glorioso reino, hasta tal punto que vivamos, en medio de esta realidad, como si la victoria ya nos perteneciera. De hecho, se puede convertir en una realidad inmediata porque Jesús ha vencido y su victoria puede ser nuestra también. Simplemente, tenemos que aceptarla por fe.
Por Norbert Zens Tesorero de la División Intereuropea
Mensaje para la ofrenda especial de la Semana de Oración 2015
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urante casi cien años, en todas nuestras iglesias y en el contexto de la Semana de Oración, hemos propuesto una ofrenda especial con el propósito de apoyar económicamente la obra misionera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en todo el mundo. Queremos daros las gracias de todo corazón por vuestro apoyo constante a las misiones
a través de vuestras oraciones y ofrendas. Siempre me ha impresionado la relación que existe entre la oración y las ofrendas. ¿Dónde podemos encontrar esta relación? Orar significa comunicar con Dios. Elena White escribió lo siguiente sobre este tema: «El ejercicio más exaltado de las facultades del hombre, consiste en comprender a Dios, y regocijarse en él» (Nuestra
elevada vocación, pág. 63). La oración es una manera de vivir alegrándonos en la comunión con Dios. La Semana de Oración nos brinda la oportunidad de vivir y compartir esta alegría con otros miembros de la iglesia dentro de los grupos de oración. Como iglesia mundial, hemos estudiado la Biblia y hemos orado juntos con la iniciativa
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«Reavivamiento y Reforma». Esta Semana de Oración tenemos la ocasión de recordar todas las bendiciones divinas que hemos vivido a lo largo del año pasado, tanto a nivel personal como a nivel de iglesia, y darle las gracias a Dios por medio de la oración. La concienciación respecto a las bendiciones de Dios y su dirección en nuestras vidas nos lleva a agradecérselo; esta gratitud nos impulsa a llevar ante él nuestras ofrendas, reconociendo de esta manera nuestra dependencia de él. En varios pasajes de la Biblia, descubrimos que los patriarcas y el pueblo de Israel acostumbraban a entregar sus ofrendas especiales. Así, Abraham expresó su gratitud por la protección y las bendiciones de Dios, quien le había otorgado la victoria en el rescate de Lot, ofreciendo su diezmo a Melquisedec. Las ofrendas de agradecimiento desempeñaban un papel importante el sistema de ofrendas del Antiguo Testamento. Reflexionar sobre las bendiciones divinas que hemos experimentado de manera especial y expresarlo con nuestras ofrendas fortalece nuestra relación con Dios. Cuando hablamos en la iglesia sobre las bendiciones recibidas, fortalecemos mutuamente nuestra fe y nos animamos a confiar en Dios en todas las situaciones de nuestra vida. Las ofrendas de la Semana de Oración, junto con las de Escuela Sabática, constituyen la base de la financiación de todas las misiones. El año pasado se ofrendaron noventa millones de dólares más para nuestras misiones mundiales, lo que supuso un incremento del 3% respecto al año anterior. Queremos agradecérselo a Dios de todo corazón y, asimismo, a nuestros hermanos y hermanas. Por otra parte, hay cabe destacar que, en varias zonas del mundo y en nuestra propia división,
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las ofrendas han bajado en los últimos años. Durante los últimos cinco años, las ofrendas para las misiones mundiales dentro de la División Intereuropea han disminuido un 4%. Al igual que en los últimos años, gran parte de las ofrendas van a ser destinadas a la financiación de proyectos misioneros en territorios o grupos de población a los que hasta ahora no se ha llevado el evangelio de Jesucristo ni la proclamación de su próxima venida. Las grandes ciudades, que se desarrollan extremadamente rápido, son un desafío particular. Podemos considerar el ejemplo de Estambul. Datos no oficiales indican que el número de sus habitantes supera los veinte millones, pero aún así hay muy pocos adventistas del séptimo día en esta ciudad. Solo en India, existen 56 ciudades con más de un millón de habitantes. En estas zonas, existe solo un adventista por cada trece mil no adventistas. Una manera de llegar a los habitantes de estas ciudades, es estableciendo lo que llamamos «centros de influencia», que pueden ser pequeños negocios u otros locales donde sea posible contactar con los ciudadanos. En los últimos años, se han establecido un gran número de este tipo de centros, particularmente en los países en los que sería muy difícil acceder de otra manera. Puedes obtener más información sobre los proyectos que tenemos en marcha y los retos que conllevan accediendo al siguiente enlace: www.adventistmission.org. Incluso en nuestra división, encontramos grupos y territorios a los que todavía no hemos llegado. Por ejemplo, en los últimos años, se han puesto en marcha un gran número de proyectos con el objetivo de hacer llegar el evangelio a nuestros
conciudadanos musulmanes. También hemos apoyado proyectos especiales para las personas con algún tipo de minusvalía. Así pues, en Rumanía se ha construido un centro de descanso para minusválidos y es emocionante ver que estas personas abren su corazón al evangelio cuando sienten simpatía y solidaridad real. También me gustaría dar las gracias, en nombre de las misiones mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, a todos nuestros amigos, hermanos y hermanas por sus ofrendas y oraciones. Queridos amigos de la iglesia, queridos hermanos y hermanas, ruego especialmente que podamos vivir en presencia de Dios durante esta Semana de Oración. ¡Que las experiencias que vamos a compartir nos anime a confiar en nuestro Dios en cualquier situación y a glorificarle! Quisiera concluir con estas palabras del apóstol Pablo en Efesios 3: 14-21 (RVR 95): «Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén».
Primer sábado
Poder para terminar la obra CLAMANDO POR EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES POR TED N. C. WILSON PRESIDENTE DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA.
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ivimos en tiempos asombrosos. Quienes están en sintonía con las profecías y los eventos bíblicos, tanto dentro como fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, son conscientes de que Dios está realizando algo inusual. Creo con todo mi corazón que Jesús viene pronto. Si bien nadie nunca debería predecir una fecha específica, la Biblia nos da señales que señalan al momento justo antes del regreso del Señor. ¡Y ese momento es ahora! Como sabes, la Biblia y el Espíritu de Profecía llaman a un reavivamiento y una reforma. Esto significa cumplir con las instrucciones de Dios para la preparación a fin de recibir la lluvia tardía del Espíritu Santo, como se la predice en Joel 2, Oseas 6 y Hechos 2. Sus instrucciones están claramente detalladas en 2 Crónicas 7:14. Dios nos habla hoy, y dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Cuando nos humillamos ante Dios, mediante el poder del Espíritu Santo, orando fervientemente por su conducción, buscando su Palabra y renunciando a nuestras propias agendas personales, y permitimos a Dios que nos guíe a la verdad, él nos oirá, nos perdonará y nos sanará. Él nos conducirá a una comunión más estrecha con él, para que podamos finalizar su obra aquí, en la Tierra. Ore como nunca antes. Dios nos llama a una relación reavivada y reformada con él, a fin de que estemos preparados para proclamar los mensajes proféticos que nos ha confiado como iglesia remanente. La comprensión profética adventista de los libros de Daniel y Apocalipsis nos ayuda
a mantener nuestro marco teológico, al darnos propósito, identidad y una visión clara de nuestra misión mundial. Dios nos llama a compartir el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 en este instante. Si alguna vez hubo un momento oportuno para la comprensión de ese mensaje en una era secular, es ahora. RECIBIR. CREER. REAVIVAR. Para poder proclamar estos mensajes, primero debemos internalizarlos en nosotros mismos, al recibirlos, creer en ellos y ser reavivados por ellos. ¿Cómo nos reavivan estos mensajes especiales? Nos transforman a medida que los vamos internalizando. Estos mensajes están llenos de luz y, al convertirse en parte de nosotros, brillan a través de nosotros como luz para otros. Entonces, entendemos cuán vitalmente verdaderos son estos mensajes y, como amamos a Dios, deseamos compartir esta verdad transformadora con los demás. Esta es nuestra comisión, que hemos recibido de Jesús mismo, según se la da en Apocalipsis 14. Es una comisión para su iglesia remanente, y es una obra que no se ha dado a nadie más. Se nos dice en Testimonios para la iglesia, tomo 9, página 17: “En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella”.1
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Primer sábado
EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES Los primeros creyentes adventistas predicaron el mensaje del regreso de Jesús en 1844, y enfrentaron el Gran Chasco, como se lo profetiza en Apocalipsis 10. Su trabajo, sin embargo, aún no estaba completo. Había un mensaje adicional que Dios quería que transmitieran al mundo. Este mensaje está dividido en tres partes, según se lo presenta en Apocalipsis 14:6 al 12. Primer mensaje: El mensaje del primer ángel (vers. 6 y 7) proclama el evangelio eterno, la salvación a través de la justicia y la gracia de Cristo: su poder justificador y santificador. El ángel anuncia que el tiempo del Juicio ha llegado, y llama a las personas a volver a la verdadera adoración a Dios y a reconocerlo como Creador. El llamado a adorar a Dios como Creador automáticamente confiere a las personas la responsabilidad de observar el día que honra su acto creador. La humanidad creada no puede honrar a su Creador si cuestiona el Mandamiento de guardar el santo sábado, el séptimo día de la semana, que Dios mismo separó como recordatorio de su Creación. Durante el tiempo de conflicto que precede inmediatamente al regreso de Jesús, el séptimo día, como día de reposo, será el asunto central del conflicto. Elena de White escribe: “El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven a Dios y los que no lo sirven”.2 Adorar a Dios como Creador significa que debe haber voluntad para rechazar las falsas teorías sobre el origen de la vida, incluida la de la Evolución. Es imposible creer en la Evolución teísta, o general, y decir que Dios es el Creador del cielo y la Tierra, y de toda la vida que en ellos hay. Mantente firme del lado de la postura de la creación del mundo por parte de Dios, en seis días literales y consecutivos, con la coronación de esa semana con el mismo sábado maravilloso que hoy disfrutamos cada siete días. Segundo mensaje: El mensaje del segundo ángel, presentado en el versículo 8, que anuncia la caída
de Babilonia, fue presentado por primera vez en el verano de 1844. Debido a que este anuncio sigue cronológicamente, en la profecía, a la predicación del Juicio, y debido a que las iglesias a las que se aplica este mensaje una vez fueron puras, Babilonia aquí se refiere a las iglesias que rechazaron la advertencia del Juicio. El segundo mensaje: “Ha caído Babilonia” se repite en Apocalipsis 18:1 al 4. El pueblo de Dios que permanece en Babilonia es llamado a salir de ella para no ser culpable de participar en sus pecados y para no recibir las plagas que serán derramadas sobre ella. Por lo tanto, Babilonia está compuesta por las iglesias que enseñan muchos errores teológicos transmitidos a través de la iglesia de la Edad Media. Tercer mensaje: el mensaje del tercer ángel, que se encuentra en los versículos 9 al 11, contiene una advertencia clara: no adorar a la Bestia ni a su imagen, ni recibir su marca. Hacer eso resultaría en la total aniquilación. El contenido del tercer mensaje está basado en la profecía del capítulo anterior, Apocalipsis 13. La Bestia representa a la iglesia apóstata. El segundo animal de este capítulo, que representa a los Estados Unidos, crea la imagen de esta bestia. En la página 443 de El conflicto de los siglos se brinda una definición de la imagen de esa bestia. Estamos muy agradecidos por la libertad religiosa que garantizan muchos países, incluido Estados Unidos. Según la profecía bíblica, sin embargo, está llegando el momento en que se restringirá nuestra libertad religiosa, y las iglesias controlarán tanto al Gobierno que este aprobará leyes que cumplan los deseos de las iglesias apóstatas.3 La marca de la bestia: la observancia de otro día que no sea el séptimo día, sábado, es una institución que representa la autoridad de la Bestia. Una iglesia mundial ostenta, osadamente, que ha cambiado el séptimo día, sábado, instituido en la Creación, al domingo. Otras iglesias indican que adoran en domingo como recordatorio de la resurrección de Cristo. No se encuentra ninguna afirmación que autorice esto en las Escrituras. Como resultado, se elimina el reconocimiento debido al Creador.
“EN UN SENTIDO MUY ESPECIAL, LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA HAN SIDO COLOCADOS EN EL MUNDO COMO CENTINELAS Y TRANSMISORES DE LUZ”.
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Primer sábado
EFECTO PODEROSO Los dirigentes religiosos apóstatas no podrán refutar la evidencia de la Escritura sobre la santidad del sábado como día de reposo, y eso los llena de ira. Como consecuencia de eso, los guardadores del sábado serán perseguidos y encarcelados. En medio de estos eventos, la proclamación del tercer mensaje tendrá un efecto nunca antes visto. Las personas verán que las profecías de Daniel, Mateo, Lucas, Apocalipsis, y de otros lugares de las Escrituras, se están cumpliendo exactamente como los guardadores de los Mandamientos dijeron que se cumplirían. La formación de la imagen de la Bestia y la promulgación de la ley dominical llevarán a la ruina nacional e internacional. Quienes se aferren a su Salvador y se rehúsen a abandonar las verdades encontradas en los mensajes de los tres ángeles se darán cuenta de que deben cumplir su deber de presentar estos mensajes y dejar los resultados a Dios. Leemos que tendrán “semblantes iluminados”, y que se “apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial”. […] Se realizarán milagros, los enfermos sanarán, y signos y prodigios seguirán a los creyentes […]. Es así como los habitantes de la Tierra volverán en sí para adoptar una posición”.4 FUTURO EMOCIONANTE Estudiantes bíblicos de Daniel y Apocalipsis: este es el emocionante futuro al cual tú y yo hemos sido llamados, para ayudar a finalizar la gran obra de Dios, proclamando estos mensajes poderosos. Solamente si confiamos completamente en Jesús y en su justicia, y en el poder del Espíritu Santo, seremos capaces de alcanzar algo. Dios nos está preparando, a ti y a mí, para algo fuera de lo común, que pronto sucederá: el derramamiento de la lluvia tardía de Espíritu Santo, para que seamos reavivados y podamos estar listos a fin de proclamar con osadía estos mensajes impresionantes. Dios está cambiando los corazones de quienes escuchan estos mensajes proféticos maravillosos; quienes necesitan tomar una decisión por Cristo. Qué gran privilegio es compartir este mensaje profético, y pedir con humidad a Dios un reavivamiento y una reforma, por medio del Espíritu Santo. ¿ESTAMOS DISPUESTOS? Como creyentes en las profecías, en la justicia de Cristo y en su pronto regreso, ¿estamos dispuestos a renovar el compromiso con Cristo, siguiendo su ejemplo de advertir al mundo y compartir su amor? ¿Estamos dispuestos a compartir estos mensajes
distintivos y proféticos de los tres ángeles? ¿Estamos dispuestos a ser usados por Dios, para compartir con amor y poder su mensaje final de redención, amor y juicio? Entonces, primero recibamos y creamos estos mensajes nosotros mismos, para que nos reaviven, nos reformen y nos transformen, para que la luz de la verdad brille a través de nosotros a un mundo en oscuridad. Un día, muy pronto, miraremos hacia arriba y veremos una pequeña nube oscura, del tamaño de la mitad del puño. Se hará cada vez más grande, y brillará más y más. Millones de ángeles conformarán esa nube maravillosa, con un arcoíris brillante encima y relámpagos por debajo. En el centro de esa nube maravillosa estará el Ser al que hemos esperado: nuestro Salvador y Señor, que vendrá como Rey de reyes y Señor de señores. ¡Qué gran día será ese! Si deseas someterte humildemente al Señor, quien inspiró la escritura de los libros de Daniel y Apocalipsis, quien nos invita a ser reavivados y a proclamar el mensaje de los tres ángeles, y quien puede salvarnos con su manto de justicia y su poder santificador, para ser cada vez más semejantes a él; si quieres pedirle que te use para compartir sus mensajes proféticos en estas horas finales de la historia de la Tierra, te invito ahora mismo, mientras lees esto, en el lugar donde estés, a inclinar tu rostro y asumir un compromiso con Cristo, a pedirle que te reavive, a través de una nueva comprensión y aceptación del mensaje poderoso de los tres ángeles. Que Dios te dé la valentía y la fortaleza para compartir estos mensajes impresionantes con el mundo. Referencias: 1
Elena de White, Testimonios para la iglesia (Florida, EE.UU.:
Asociación Publicadora Interamericana, 2008), t. 9, p. 17. 2
____________, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 663. 3
Ibíd., p. 445.
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Ibíd., p. 670.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿Qué significa vivir en la paciente esperanza del regreso de Jesús? 2. ¿Por qué el sábado será la “la gran prueba de lealtad” en el tiempo del fin? El cuarto Mandamiento ¿es el más importante de todos? 3. ¿Cuál debe ser nuestro foco al anticipar el pronto regreso de Cristo? ¿Desarrollar nuestra relación personal con él? ¿Ayudar a otros? ¿Estudiar las doctrinas bíblicas? Explícate.
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“Sabía que vendrías” LA SEGURIDAD DE LA SEGUNDA VENIDA
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ue uno de los terremotos más devastadores que alguna vez haya golpeado Armenia. El 7 de diciembre de 1988, a las 11:41 de la mañana, hora local, la región norte de Armenia, cerca de Spitak, fue sacudida por un gran terremoto de magnitud 6.8 en la escala de Richter, que destruyó ciudades, devastó cosas y costó la vida a más de treinta mil personas. La historia de un padre anónimo que buscaba a su hijo entre las ruinas de una escuela ha inspirado a miles desde ese momento. Inmediatamente después del terremoto inicial, el padre se dirigió a la escuela, que había sido totalmente destruida. Recordando una promesa que había hecho hacía algún tiempo, comenzó a cavar hasta con sus manos. “No importa lo que pase, siempre estaré cuando me necesites”, había prometido a su niño para cuando sintiera miedo. Calculando la ubicación aproximada del aula del hijo, comenzó a remover los escombros y el cemento. Llegaron otras personas, que viendo la destrucción devastadora intentaron sacarlo del lugar. Sin embargo, el hombre no se movía de su meta, pues había hecho una promesa. Los bomberos y el personal de Emergencias trataron de disuadir al hombre, porque debido a las fugas de gas los incendios y las explosiones eran un peligro real. “Nosotros nos ocuparemos”, le dijeron. “Es imposible que su hijo haya sobrevivido a esto”. El padre continuaba removiendo todo, escombro por escombro. Finalmente, después de 38 horas, de repente escuchó la voz del hijo. “Papi, ¿eres tú? ¡Sabía que vendrías! Les dije a los demás niños que no se preocuparan, porque tú habías prometido venir a buscarme”. Ese día, el hombre salvó a catorce niños, incluido su hijo. ¡Cumplió su promesa!1 OTRA ESPERA Hemos estado esperando mucho tiempo desde que los ángeles preguntaron a los discípulos: “¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá, como le habéis visto ir al cielo” (Hech. 1:11). Pablo esperó (Rom. 12:11-13; 1 Tes. 1:10); Pedro esperó (1 Ped. 1:7-9; 4:7; 2 Ped. 3:9-14); Juan esperó (Apoc.
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22:12, 20); y millones de otros seguidores de Cristo han esperado desde aquel momento. En muchas ocasiones, muchos de los que esperaban por el glorioso regreso del Maestro fueron muertos, encarcelados, perseguidos o ridiculizados. En otros momentos, la tibieza amenazaba con transformar a los apasionados discípulos en meros espectadores, más interesados en los últimos artefactos o modas pasajeras que en el regreso de su Señor. No siempre es fácil esperar. APRENDER DE LOS HECHOS La iglesia cristiana primitiva, como se la presenta en Hechos de los apóstoles, proporciona un gran ejemplo de cómo debemos esperar. Cuando dejaron de mirar al cielo, comenzaron a esperar. Esperando, comenzaron a orar (Hech. 1:14). Al orar, se unían más (2:1). Luego, algo sucedió: la esperanza unida a la oración se convirtió en audacia llena del Espíritu. El reavivamiento condujo a un énfasis en la misión, que no se podía contener. El testimonio de Pedro, traducido por el Espíritu para alcanzar a otros corazones, llevó a una multitud de conversiones. Tres mil personas fueron bautizadas ese día. Y ese era solo el comienzo (vers. 41). La camaradería en la oración, el cuidado de las necesidades de la nueva comunidad y la alabanza centrada en Dios llevaron al crecimiento de la iglesia, porque “el Señor añadía cada día a la iglesia” (vers. 47). Las personas tímidas, cansadas, preocupadas, eran transformadas en predicadoras de la Palabra concentradas en la misión, osadas y convincentes. Las persecuciones los llevaron a Samaria, Asia Menor, Roma, hasta lo último de la Tierra. Ellos esperaban, y estaban apasionados por predicar al Salvador resucitado, en un mundo en que, para la mayoría, la Cruz era una locura (1 Cor. 1:18). Hay dos factores que los hacían avanzar. En primer lugar, el hecho de que habían estado con Jesús. Hablaban de un Salvador al que conocían íntimamente. Habían experimentado al Dios con nosotros en persona, y esa experiencia los había transformado. En segundo lugar, estaban profundamente arraigados en las Escrituras y prestaban especial atención
Domingo
a las profecías. El sermón de Pedro en Pentecostés está lleno de citas del Antiguo Testamento. Habían verificado la precisión, en el tiempo de Dios, para la llegada del Mesías (Gál. 4:4), y confiaban en la misma precisión para el regreso de su Hijo. Aquí encontramos algo que podemos aprender de la iglesia primitiva: al igual que los discípulos de antaño, debemos conocer a nuestro Salvador de manera personal e íntima. La gracia no se puede comunicar de boca en boca. La salvación no se obtiene por vínculos de sangre o formularios de membresía. Un encuentro personal con el Salvador resucitado es la base para la espera con confianza. Confiamos en las personas a las que conocemos de verdad; para conocer realmente a Jesús, debemos pasar tiempo con él en oración y en estudio de su Palabra. Otra faceta importante de nuestra espera por Jesús involucra una comprensión del mensaje profético de Dios para nuestro tiempo. Debido al final de la línea de tiempo profética en 1844, estamos viviendo en el tiempo del fin. Daniel 9:24 al 27 nos ayuda a establecer el comienzo del largo período de 2.300 tardes y mañanas (o días), presentado en Daniel 8:14; que tanto perturbaba al profeta. Las 70 semanas “cortadas” del período profético mayor comenzaron en el año 457 a.C., cuando el rey medopersa Artajerjes I otorgó a Esdras amplia autoridad para lo que le “parezca hacer de la otra plata y oro” (Esd. 7:18). Esto habilitó a Esdras para reconstruir finalmente los muros de la ciudad de Jerusalén, brindando un vínculo claro con Daniel 9:25 y la promulgación del decreto para “restaurar y edificar Jerusalén”. La profecía bíblica es confiable. Cuando llegó el tiempo exacto predicho por los profetas, Jesús entró en la historia de la Tierra y la cambió para siempre. Si los amplios trazos de Dios de las líneas proféticas de tiempo tienen sentido y son confiables, ¡cuánto más debemos confiar en el que nos prometió “He aquí yo vengo pronto” (Apoc. 22:12)! ¿Qué tan pronto es “pronto”? Los primeros adventistas entendían que el pronto regreso de Dios era realmente pronto. Sus vidas, sus prioridades, sus esperanzas estaban enfocadas en el momento más glorioso de la historia. Pronto Jesús vendría, para llevar a sus redimidos al hogar. Sin embargo, han pasado más de 170 años desde ese momento. ¿Qué tan pronto es “pronto”?, nos preguntamos mientras esperamos. Sí, las señales de la Venida son claramente visibles y se van acumulando (Mat. 24). Podemos ver esto cada vez que encendemos el televisor, visitamos nuestras páginas favoritas de
Facebook o leemos noticias sobre guerras, catástrofes naturales, hambrunas, enfermedades, crueldad, falta de valores morales y desigualdad social. Cuando nos miramos al espejo, incluso podemos llegar a ver complacencia laodicense. Sin dudas, este mundo está en crisis: moral, económica, social y ecológica. La vida no puede continuar así para siempre. Nuestros recursos son limitados; nuestros problemas parecen no tener solución y nuestro egoísmo no tiene límites. Aun así, tenemos la esperanza que solo Jesús nos puede dar. Como los discípulos, vivimos una vida de servicio activo mientras esperamos. Como los discípulos, nos tomamos firmemente de la mano del Maestro mientras esperamos. Como los discípulos, tenemos la certeza de la “palabra profética más segura”, que nos guiará como una antorcha que alumbra en lugar oscuro (2 Ped. 1:19). Al igual que en Pentecostés, podemos ver al Espíritu de Dios obrar entre nosotros. El mensaje de su pronto regreso está transformando vidas y abriéndose camino en pueblos, ciudades del interior, selvas y cimas de las montañas. Esperamos y servimos porque ese ha sido el modus operandi de los hijos de Dios desde el día en que los discípulos vieron a Jesús desaparecer en las nubes de los cielos. Con una oración a la vez, se agranda el Reino de Dios. En medio de un mundo de dolor y sufrimiento, incluso en medio de nuestro propio dolor, esperamos con paciencia y confianza. Y en ese gran día, que opacará a todos los grandes días, correremos a los brazos de nuestro Salvador y le diremos: “Jesús, sabíamos que vendrías a rescatarnos, porque eso es lo que nos prometiste”. Referencia: 1
Tomado de Jack Canfield y Mark Victor Hansen, eds., Chicken
Soup for the Soul[Sopa de pollo para el alma] (Deerfield Beach, Fla.: HCI Books, 1993), pp. 273, 274.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿Cómo podemos esperar activamente el regreso de Jesús, en un mundo que no da lugar a Dios? 2. ¿Cuál es la relación entre el Reavivamiento y la esperanza de la Segunda Venida? 3. ¿Por qué nos distraemos, o incluso desilusionamos, en nuestra espera por Jesús? ¿Cuál es el remedio para esta desilusión y distracción? 4. ¿Cómo podemos esperar con fe, como parte del pueblo de Dios, y ser de bendición para quienes nos rodean?
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 9
Lunes
“Solo tú eres digno” LA ADORACIÓN Y LA SEGUNDA VENIDA
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a familia había ahorrado durante mucho tiempo para estas vacaciones soñadas. Después de entrar en el avión y sentarse, dieron un suspiro colectivo de alivio, y dijeron: “Vacaciones, aquí vamos”. Y se durmieron. Seis horas después, despertaron cuando la aeronave estacionó en el lugar indicado. Imagínese la sorpresa y la conmoción cuando vieron a las personas ponerse camperas para enfrentar el viento frío. Habían comprado pasajes a un lugar tropical, pero habían aterrizado en Alaska. ¿Puedes imaginar la desilusión? De alguna manera, habían subido al avión equivocado y nadie lo había notado. En vez de las suaves brisas y las palmeras que se mecían suavemente, ahora se enfrentaban a un viento frío y al pronóstico de nieve anticipada. Si bien puede ser que nunca nos subamos al avión equivocado, hacia un destino totalmente equivocado, también podemos perdernos el evento más esperado de la historia. Cansados de la larga espera, distraídos por la sobredosis de medios de comunicación y de entretenimientos, confundidos por los enfoques contemporáneos referentes a Dios, los adventistas del séptimo día se encuentran en medio de una guerra de adoración, que amenaza destrozar las comunidades y las iglesias. Esta guerra no es sobre música o instrumentos, sino que va mucho más profundo, al corazón del asunto. ¿A QUIÉN ADORAS TÚ? La adoración fiel caracteriza al pueblo de Dios que vive en los últimos días. De hecho, el primer ángel de Apocalipsis 14, que vuela y proclama el evangelio eterno, nos desafía: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7). La adoración es un tema importante en Apocalipsis. El pueblo de Dios adora al Cordero de Dios que está en el Trono (Apoc. 4:10; 5:14; 7:11; 11:16). Sin embargo, es Satanás, el dragón, quien demanda adoración de quienes viven en la Tierra (Apoc. 13:4, 8, 12, 14). Él sabe que estamos comprometidos con aquello, o con quien, adoramos.
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Y la batalla continúa todos los días, alrededor de todo el mundo. Algunas personas adoran cosas (en el pasado, a esto se lo denominaba idolatría, pero hoy lo llamamos materialismo). Otros, adoran personas. En 2010, profesores de la Universidad Baylor –Paul Froese y Christopher Bader– publicaron America’s Four Gods: What We Say About God –and What That Says About Us [Los cuatro dioses de Estados Unidos: lo que decimos de Dios y lo que eso dice de nosotros]. En esa publicación sugerían, basados en una encuesta acerca de opiniones religiosas, que los estadounidenses tienen cuatro visiones distintas de Dios: el Dios autoritario, un Dios benevolente, un Dios crítico y un Dios distante. No es necesario decir que nuestra percepción de Dios claramente moldea nuestra adoración a él. Si Dios es distante y juzgador (o crítico), las personas tienden a adorar con cuidado y correctamente en la liturgia. Si Dios es benevolente (que claramente es así), al contrario de autoritario, podemos llegar a considerar a Dios como nuestro “gran amigo”. Por momentos parece que hemos retratado a Dios a imagen de nosotros, en vez de reconocer que nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza (Gén. 1:27). ADORACIÓN Y REAVIVAMIENTO Un repaso rápido de la historia de Israel confirma la conexión entre la adoración y el reavivamiento. La reforma y la restauración del templo de Ezequías son seguidas por la celebración de la Pascua (2 Crón. 29; 30). Casi un siglo después, el joven rey Josías comienza un gran reavivamiento en Israel, despojando a Judea y a Jerusalén de sus lugares altos, imágenes de Asera y otras formas de culto a los ídolos (2 Crón. 34). Después, Josías restablece la celebración apropiada de la Pascua (cf. 2 Crón. 35, esp. vers. 18). Cuando centramos nuestros ojos en Dios, somos reavivados, nuestras prioridades se reorganizan, recordamos realmente quiénes somos (seres creados), reconocemos nuestros intentos desafortunados de moldear nuestro propio destino centrados en nosotros mismos.
Lunes
ADORAR Y ESPERAR La adoración no es solamente un tema teológico en la agenda del tiempo del fin de Dios. La verdadera adoración, en contraste con la falsa adoración, señala a nuestro Hacedor y Redentor, a través de nosotros. Otros lo podrán ver de manera práctica. Santiago describe este elemento concreto de la adoración: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Sant. 1:27). Las personas que esperan el glorioso regreso de su Maestro y Señor no se sientan en monasterios, iglesias o campus, ociosamente, para debatir las complejidades y las líneas de tiempo de su regreso. Están comprometidos con sus comunidades. Asisten a los desamparados, comparten materiales y bendiciones espirituales con los oprimidos y los desanimados; cuidan de los enfermos y abrazan a los moribundos. El servicio desinteresado nos desafía. A menudo significa dejar nuestra zona de comodidad, ese lugar donde nos sentimos “como en casa”. Imita la actitud de Jesús, quien “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Fil. 2:7). Podemos verlo en la actitud de Jesús al lavar los pies de sus discípulos; incluso los de aquel que lo traicionaría. Y entonces, lo escuchamos, y recordarnos que debemos seguir su ejemplo (Juan 13:15). LA ADORACIÓN Y EL SÁBADO Si preguntas a cualquier adventista sobre la adoración, el sábado sin dudas entrará en la conversación. Los adventistas aman el sábado, pues nos recuerda nuestros orígenes: la intención de un Creador que nos hizo a su imagen y semejanza (Éxo. 20:8-11). También nos habla sobre el Paraíso perdido, y el plan de Dios para llevarnos a casa: somos pecadores que necesitan un Salvador y que necesitan ser liberados de “Egipto” (ver Deut. 5:12-15). La Creación y la Redención son temas importantes para nuestra adoración, y cada sábado es una oportunidad “para recordar”. El sábado, sin embargo, también juega un papel importante en nuestra anticipación del regreso del Maestro. La habilidad de Satanás para reemplazar el sábado por el domingo finaliza en el escenario del tiempo del fin de Apocalipsis, que se centra en el verdadero día de adoración (Apoc. 13:11-17; 14:9; cf. la habilidad del cuerno pequeño de Daniel 7:25 para “cambiar los tiempos y la ley”).1 Elena de White predijo: “Los que honran el sábado de la Biblia serán denunciados como enemigos de la ley y del orden,
como quebrantadores de las restricciones morales de la sociedad y, por lo tanto, causantes de anarquía y corrupción, que atraen sobre la Tierra los altos juicios de Dios”.2 Los comentarios de Elena de White nos recuerdan que el día de adoración no es una cuestión de preferencia, sino un tema de vida o muerte. Nuestro compromiso de adorar en el camino de Dios debe estar basado sólidamente en la palabra profética, y en un conocimiento personal del Salvador, quien es verdaderamente digno de adoración. NADA QUE TEMER El libro de Apocalipsis puede ser una lectura muy perturbadora. Cuando nos concentramos en las crisis, la persecución y la oposición a Dios, podemos llegar a sentirnos abrumados y atemorizados. Sin embargo, “la revelación de Jesucristo” (Apoc. 1:1) no se centra solamente en la crisis final. Una y otra vez, resalta el gozo final de la adoración al Cordero que se sienta en el Trono. Los hijos de Dios no pueden mantenerse callados y quietos. “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero” (vers. 10), exclaman; y luego adoran a quien pagó el máximo precio por su salvación. El gozo que sienten nos recuerda la paz celestial y la felicidad eterna. Su adoración nos alienta a mantenernos firmes y siempre listos para servir. Su cántico nos cuenta sobre un futuro que ni siquiera podemos imaginar. Nada de un calor abrasador, nada de punzadas de hambre, nada de lágrimas o miedos, nada de soledad. Porque “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (vers. 17). ¡Unámonos a su adoración hoy! Referencias: 1
Los textos bíblicos corresponden a la versión Reina Valera 1960.
Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación
2
Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 649.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿De qué modo la adoración puede convertirse en el impulso de nuestro andar cristiano? 2. ¿Cuál es la relación entre la adoración y el sábado? 3. ¿Cuál es el vínculo entre la verdadera adoración y la Segunda Venida? ¿Por qué se nos advierte sobre no “adorar a la bestia”?
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Martes
“¿Cuánto debemos esperar?” LA ESPERA PACIENTE Y LA SEGUNDA VENIDA
H
abía sido una emocionante Semana de Oración en una de nuestras universidades adventistas. El pastor había predicado sobre los eventos de los últimos días: ¡Jesús vendría pronto! De hecho, vendría tan pronto que algunos padres recibieron llamadas telefónicas de sus pequeños universitarios, con las siguientes líneas: Hija: “Padre, Jesús regresará pronto. Ya se han cumplido las señales de su regreso. Ya está a las puertas. Creo que debo abandonar mi carrera y comenzar a visitar puerta por puerta”. Padre: “Bueno, me alegra que estés disfrutando de esta Semana de Oración. ¿Por qué quieres dejarlo todo ahora?” Hija: “Pero, papá, esto es urgente. No podemos quedarnos como siempre. Jesús está volviendo”. Papá: “Me alegra mucho escucharte hablar así. Sin embargo, ¿no estarás mejor preparada para servir a Jesús cuando termines tu carrera? Puedes pensar en maneras creativas de compartir a Jesús, incluso mientras estás estudiando”. Muchas veces, nos quejamos cuando tenemos que esperar. “¿Cuándo ganaré mi primer sueldo real?”, preguntan los universitarios cuando entran en primer año. “¿Cuándo llegará la Navidad?”, preguntan los niños, con impaciencia. “¿Cuándo me recuperaré?”, se pregunta un enfermo crónico. “La paciencia es una virtud”, reza un dicho; pero las virtudes parecen estar fuera de moda. Vivimos en un mundo de gratificaciones instantáneas. Abraham y Sara tuvieron que esperar, 25 años, más precisamente (Gén. 12:4; 21:5). Esperar no siempre es fácil. De hecho, el nacimiento de Ismael, once años después de la promesa inicial de Dios, parece haber sido un desvío que causó muchísimo dolor a todos los involucrados. Pero Abraham y Sara seguían esperando. Y continuaron, para establecerse en la tierra que Dios había prometido darles. Como muchos de los que los siguieron, fueron por fe y confiaron en que Dios se manifestaría (Heb. 11:8-12).
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Y lo hizo. Y lo hará de nuevo, el glorioso día en que finalmente aparecerá en las nubes del cielo. Apocalipsis nos habla de las características del pueblo de Dios del tiempo del fin. Conocemos lo de la fe de Jesús y la observancia de los Mandamientos. Sin embargo, luchamos con la “paciencia” (vers. 12; cf. Apoc. 13:10); que es parte de las características esenciales de este grupo. Son fieles, entienden la línea de tiempo de Dios del fin, creen en el don de profecía de Dios; sin embargo, su característica más urgente, lo que colorea todo el resto, es la persistencia paciente. La paciencia y la persistencia están estrechamente ligadas a la fe, en Apocalipsis 13:10. Quienes disciernen el mal y resisten la seducción de la Bestia y sus engaños son pacientes y resistirán. No se implicarán, pero tampoco se esconderán en monasterios o en remotas regiones desérticas. Establecidos con solidez en las ciudades y los caminos de este mundo, representan las manos y los pies de Jesús, y están comprometidos en servir a “los más pequeños” (Mat. 25:40). ESPERA DEL TIEMPO DEL FIN Jesús incluye en sus sermones una historia del tiempo del fin, para pensar. Al describir una escena de juicio real, localiza un grupo de ovejas a la derecha y un grupo de cabritos a la izquierda de una habitación del trono real (cf. Mat. 25:31-46). Claramente, Jesús no quería hablar de ganadería o sobre las características de las ovejas y las cabras. En las historia de Jesús, cuando habla a los justos de su derecha, los elogia por haberlo alimentado cuando tuvo hambre; por haberle dado agua fresca cuando tuvo sed; por visitarlo, vestirlo e invitarlo. Jesús retrata la escena de manera tan maravillosa que, como lectores, casi logramos ver la mirada de ovejas en los rostros de los justos. “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento?” (vers. 37), responden. Y luego, el Rey les responde: “En cuanto lo hicisteis
Martes
a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (vers. 40). La espera en el tiempo del fin es una espera activa. Comprende servicio a los necesitados y asistencia a los desamparados. Nos llama a salir de nuestra zona de comodidad, y a abrazar a las personas a las que normalmente no abrazaríamos. Ya sea en un centro de influencia en la ciudad pobre del interior o en una clínica médica rural del África; ya sea en la sala de reuniones de una institución educativa, ofreciendo doctorados o maestrías, o en un lugar aislado del campo, Dios quiere que su pueblo muestre al mundo qué significa realmente esperar su regreso. “Estamos velando y esperando la grandiosa y majestuosa escena que clausurará la historia de esta Tierra”, escribe Elena de White. “Pero no debemos estar simplemente aguardando; debemos trabajar y velar, en espera de este solemne acontecimiento. La iglesia viva de Dios estará esperando, velando y trabajando. Nadie debe permanecer en una posición neutral. Todos deben representar a Cristo, en el esfuerzo ferviente y activo para salvar a las almas que perecen”.1 Aquí encontramos otro elemento de la paciencia perseverante del tiempo del fin: esperar a que el Maestro vuelva y nos lleve a casa, sin apoyarnos en el sonido de las alarmas. Las personas a nuestro alrededor no necesitan una emoción extrema o rumores de conspiraciones. Las Escrituras confirman la existencia de poderes satánicos, que intentarán engañan aun a los escogidos (Mat. 24:24). La persecución, la desinformación, la distorsión, el fanatismo y la manipulación son, y siempre han sido, artículos de la caja de herramientas del archienemigo de Dios. Sin embargo, el énfasis de Jesús, en estos sermones para el tiempo del fin, son el servicio y la misión. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (vers. 14). Qué emocionante es saber que Jesús no puede ser sorprendido. EL JARDÍN Todos los días, el conductor de un autobús debía esperar siete minutos al final de su ruta, en una parte desagradable de la ciudad. Cuando esperaba para comenzar nuevamente su ronda, notó un terreno vacío, lleno de basura. Había bolsas de plástico y basura esparcidas por todos lados. Todos los días, el conductor miraba ese lugar en ruinas. Pero, un día, tomó una decisión: debía hacer algo con esa horrible vista. Se bajó de su autobús, y comenzó a
llenar una gran bolsa de residuos con los deshechos. Siete minutos después, volvió a su recorrido. Esto se convirtió en rutina. Todos los días se detenía, se bajaba del autobús y comenzaba a limpiar. Las personas del lugar notaron el cambio. Cuando ya se había eliminado toda la basura y los desperdicios, el conductor trajo semillas de flores y bolsas de tierra al terreno. Comenzó, así, a plantar un jardín. Las personas que leyeron la noticia en los periódicos comenzaron a tomar el autobús hasta la última parada, y algunos hasta ayudaban al conductor a plantar y a cuidar aquel jardín; otros, solamente disfrutaban de la hermosa vista. Tan solo siete minutos por día fueron suficientes para transformar e inspirar a toda una comunidad. Esperar puede ser desconcertante y desmoralizador; nos desafía hasta lo más profundo. Pero, en medio de nuestra espera, Dios quiere darnos la paciencia perseverante de los santos del tiempo del fin. En nuestra espera, somos llamados a examinar nuestros corazones y luego ponernos a trabajar. Sí, Jesús viene pronto. Sí, está buscando a un pueblo con corazones y mentes totalmente comprometidos. Pero, mientras esperamos, sirvámoslo desde donde estemos: con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestras fuerzas (Deut. 6:5). Referencia: 1
Elena de White, Testimonios para los ministros (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2013), p. 178.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. Hemos estado predicando del regreso de Jesús por más de 170 años. ¿Qué podemos aprender de varios personajes bíblicos que también tuvieron que esperar? 2. ¿Qué elemento del concepto bíblico de paciencia te desafía más? ¿Por qué?
3. En el lugar donde vives, ¿cómo puedes ser las manos y los pies de Jesús para otros, de manera práctica?
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 13
Miércoles
“Sus hijos e hijas profetizarán” EL DON DE PROFECÍA Y LA SEGUNDA VENIDA
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n miércoles por la noche, el 25 de enero de 1837, los conmocionados residentes de los Estados de New England vieron el cielo nocturno iluminarse de rojo oscuro brillante. Los testigos oculares dijeron que el color rojo parecía bailar en olas, a través de la superficie cubierta de nieve. Muchas personas se atemorizaron frente a esta demostración inusual de luces nórdicas, o aurora boreal. Pero eso no le sucedió a la pequeña Elena, de nueve años de edad. Ella se estaba recuperando de un grave accidente, y estaba en cama. No podía levantarse, pero pudo ver las luces extrañas a través de la ventana de la habitación. Y, mientras que otros estaban paralizados por el miedo, Elena sentía gozo puro, porque pensaba que se trataba de la segunda venida de Cristo. Esperar ese gran evento y trabajar con la mira puesta en ello era algo que Elena haría por el resto de su vida. ¿Quién era esta pequeña, que esperaba con tanta ansiedad el regreso de Jesús?
EL DON DE PROFECÍA Y LA SEGUNDA VENIDA Pero Elena de White fue más que solo una escritora talentosa. La Biblia nos habla de una renovación del don de profecía dentro de la iglesia cristiana, antes de la segunda venida de Jesús. Joel 2:28 y 29 menciona la promesa de Dios de derramar su Espíritu Santo y proporcionar el don de profecía. El profeta dice: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”. El crecimiento dinámico y los dones espirituales visibles en la iglesia cristiana primitiva nos brindan un anticipo de este derramamiento anterior a la Segunda Venida. Pedro, de hecho, cita a Joel en su poderoso sermón de Pentecostés (Hech. 2:16-21). Pero esta no fue la única vez que se concedió este don. El resto del capítulo de Joel proporciona el contexto para este don de profecía y muestra que esta muestra extraordinaria del poder que brinda Dios sucede antes de la Segunda Venida. En Apocalipsis 12:17, Juan describe las dos mayores características del pueblo de Dios en el tiempo del fin. Quienes vivirían en este tiempo obedecen los Mandamientos de Dios y tienen el “testimonio de Jesús”.1 No se nos deja sin explicación sobre lo que es el “testimonio de Jesús”. Apocalipsis 19:10 nos dice claramente que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apoc. 19:10; cf. Apoc. 22:9).
CONOZCA A ELENA DE WHITE Elena Gould White fue una mujer notable, que vivió la mayor parte de su vida durante el siglo XIX (1827-1915). Sin embargo, a través de sus escritos, aún hoy continúa impactando en las personas alrededor del mundo. Elena de White fue una prolífica escritora. Produjo más de cinco mil artículos periódicos y cuarenta libros. Hoy, incluyendo las compilaciones de las páginas de sus cincuenta mil manuscritos, hay más de cien libros disponibles en inglés. Esos escritos cubren una amplia variedad de temas. Escribió sobre religión, educación, relaciones, evangelismo, profecía, publicaciones, nutrición, AYUDA PARA LA PREPARACIÓN PARA e incluso administración. Uno de sus libros más LA SEGUNDA VENIDA conocidos sobre la experiencia cristiana, El camino La vida y el ministerio de Elena de White reprea Cristo, ha sido publicado en más de 160 idiomas. sentan, al menos parcialmente, el cumplimiento de
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Miércoles
estas predicciones bíblicas. Durante sus setenta años de ministerio, recibió cientos de visiones y sueños proféticos. Las visiones variaban en duración, desde menos de un minuto a casi cuatro horas. Ella fue llamada por Dios para ser una mensajera especial, con el fin de dirigir la atención del mundo a la Biblia y para ayudar al pueblo de Dios a prepararse para la segunda venida de Cristo. En sus propias palabras: “El mensaje que estoy encargada de anunciaros es este: Preparaos, preparaos para el encuentro con el Señor. Aderezad vuestras lámparas y que la luz de la verdad brille hasta en los lugares más apartados. Hay un mundo entero que espera que se le anuncie la proximidad del fin de todas las cosas”.2 Claro que este don de profecía nunca fue un agregado o un sustituto de la Biblia. La Biblia continúa siendo la única regla por la que deben juzgarse los escritos de Elena de White y todos los demás escritos.3 La Biblia contiene las pruebas que pueden aplicarse para comprobar si el ministerio de Elena era realmente el don profético predicho en los libros de Joel y de Apocalipsis.4 Elena de White pasa todas las pruebas bíblicas de un profeta verdadero. Su ministerio llama la atención a un estudio minucioso de la Biblia. Nadie puede leer los escritos de Elena de White sin sentir un sentido de urgencia. Su relación personal con Jesús comenzó mientras esperaban el pronto regreso de Jesús antes de 1844. Y, aunque ella entendió que antes de la Segunda Venida sucederían otros eventos, vivió la vida impulsada por ese entusiasmo.
y los demás autores del Nuevo Testamento creían y enseñaban que Jesús volvería pronto. Presta atención a lo que Pedro dice en 2 Pedro 3:9 y 10: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. Esta creencia en el pronto regreso de Jesús parece haber sido la precursora del cambio, y era el motor impulsor para la rápida propagación del evangelio a lo largo de la mayor parte del Imperio Romano en una generación. Esta creencia tuvo poder de transformar vidas; incluso la de un granjero que se dedicó a estudiar la Biblia personalmente. Después de estudiar la profecía de Daniel 8, referida a las 2.300 tardes y mañanas, Guillermo Miller llegó a la conclusión de que Jesús vendría otra vez, pronto. Lo impresionaba el pensamiento de que “en unos 20 o 25 años […] todos los asuntos de nuestro estado presente se terminarían”.7 Estas noticias eran demasiado buenas como para quedárselas para él solo. Aunque se sentía totalmente inapropiado para la tarea, y sabía que no tenía capacitación ni experiencia como predicador público, se sentía decidido a contarlo a los demás. Su mayor deseo era ver a las personas aceptar a Jesús como Salvador y esperar con gozo su pronto regreso. La creencia en esta gloriosa promesa tiene el poder de motivar e inspirar hasta al creyente más débil. Esta esperanza bíblica en la venida de Jesús fue un ancla segura para los confundidos adventistas, cuando Jesús no regresó en 1844, como habían esperado. Los llevó de regreso a sus Biblias; de regreso a las profecías, donde descubrieron que tenían la fecha correcta, pero que el evento estaba equivocado. En vez de venir a la Tierra, Jesús había entrado en la fase final de su ministerio en el Santuario celestial. Estaban de regreso en el camino profético; y Jesús otra vez vendría… pronto.
SU MAYOR DESEO ERA VER A LAS PERSONAS ACEPTAR A JESÚS COMO SALVADOR Y ESPERAR CON GOZO SU PRONTO REGRESO.
VIDAS TRANSFORMADAS Las predicciones sobre la venida de Dios en juicio y liberación parecen ser un tema central para varios de los profetas del Antiguo Testamento. Una y otra vez, Isaías, Ezequiel, Joel, Sofonías y otros profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre “el día del Señor”.5 El anuncio de Joel es claro e inminente: “Tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano” (Joel 2:1). Los escritores del Nuevo Testamento toman el mismo tema en sus escritos.6 Pedro, Pablo, Santiago
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Miércoles
Fue esta creencia en el regreso de Jesús lo que motivó el crecimiento y la transmisión del adventismo, de unos pocos cientos de creyentes, a un movimiento mundial, que llega a más de 18 millones de miembros. Para Elena de White, esta esperanza de la segunda venida de Jesús proporcionó orientación para su vida y obra en la incipiente Iglesia Adventista del Séptimo Día. El regreso de Jesús no era un mero acontecimiento futuro hipotético. Para ella, el regreso de Jesús tenía un sentido de inmediatez que demandaba urgencia en la predicación de las buenas nuevas de su venida a todo el mundo, en el menor tiempo posible. Elena escribió: “El Señor está por
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venir. Oímos los pasos de un Dios que se aproxima […]. Debemos prepararle el camino desempeñando nuestra parte en la preparación de un pueblo para este gran día”.8 SALVAGUARDA CONTRA EL FANATISMO Para algunos adventistas, la creencia en el pronto regreso de Jesús llevaba al fanatismo;9 pero Elena de White insistió en una creencia firmemente anclada en las Escrituras, no solamente en la emoción. Ella demostró, en sus escritos y en su vida, el delicado arte de vivir entre el aquí y la eternidad. Las cartas y los artículos de Elena de White están llenos de
Miércoles
casos de estudio sobre cómo hacer planes prácticos para la construcción del Reino de Dios, mientras se enfoca todo el tiempo en la Segunda Venida. Nos muestran que, en vez de inhabilitar a los verdaderos cristianos para una vida útil, es precisamente esta creencia lo que nos motiva a vivir nuestras vidas conscientes de la necesidad colectiva e individual de preparar al mundo para la venida de Jesús. “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”, escribió Amós hace más de 2.750 años (Amós 3:7). Para mantener su Palabra, Dios siempre ha brindado dirección especial a través de sus profetas. Ahora, mientras estamos en el clímax de la historia de la Tierra, permitamos que Dios obre nuevamente. Seamos animados y orientados por la lectura y la aplicación de los consejos de Dios presentes en los escritos de Elena de White. Debemos mostrar la visión de nuestro hogar futuro en el vecindario de Dios. Él está listo para realizar un segundo Pentecostés, y guiarnos a través de la palabra profética. La pregunta es: ¿También nosotros estamos listos? Referencias: 1
Los textos bíblicos corresponden a la versión Reina-Valera de
1960. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. 2
Elena de White, Testimonios para la iglesia (Florida, EE.UU.:
Asociación Publicadora Interamericana, 2008), t. 9, p. 87. 3
Creencias de los adventistas del séptimo día (Silver Spring, Md.:
Asociación Ministerial, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 2006), p. 246. 4
Cinco pruebas bíblicas para los profetas han sido reconocidas.
Estas incluyen: 1) Comunicación divina por medio de visiones y sueños (Núm. 12:6); 2) Coincidencia con las Sagradas Escrituras, la revelación de Dios (Isa. 8:20); 3) Señalar a Jesús (1 Juan 4:1, 2); 4) Profecía cumplida (Jer. 28:9); y 5) Frutos del ministerio profético (Mat. 7:20). 5
Ver, por ejemplo, Isa. 13:6; Eze. 30:2-4; Joel 1:15; Sof. 1:6-8; Abdías 15.
6
Compare, por ejemplo: 2 Pedro 3; 1 Tes. 4:15; 5:3; Sant. 5:7, 8.
7
R. W. Schwarz y F. Greenleaf, Light Bearers [Portadores de luz]
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿De qué modo la comprensión de que formamos parte de un movimiento profético puede inspirarnos a un compromiso mayor en la evangelización?
(Nampa, Idaho: Pacific Press Pub. Assn., 1995), p. 33. 8
White, El evangelismo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 1975), p. 219. 9
2. ¿Cuál es la relación entre la creencia en el regreso de Jesús y el reavivamiento y la reforma?
Para una introducción al escenario fanático del millerismo
posterior a 1844, ver George Knight, William Miller and the Rise of Adventism [Guillermo Miller y el nacimiento del adventismo]
3. ¿De qué maneras los Escritos de Elena de White nos ayudan a evitar el fanatismo?
(Nampa, Idaho: Pacific Press Publishing Assn., 2010), pp. 209-227.
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Jueves
“Cristo en ti, la esperanza de gloria” LA CERTEZA DE LA SALVACIÓN Y LA SEGUNDA VENIDA
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BUENAS NOTICIAS Probablemente seamos como el hombre herido de la historia. Tenemos miedo del rescate, lo rechazamos, porque sabemos que no podremos pagarlo. Hay, sin embargo, buenas noticias; de hecho, son excelentes noticias. Es verdad que todos somos pecadores y que no podemos pagar la penalidad. Pero, Jesús murió por nuestros pecados a fin de que nosotros no tuviéramos que morir por ellos (2 Cor. 5:21). Jesús tomó nuestro lugar en la cruz con la intención de que nosotros pudiéramos ser libres. No tenemos que pagar por este rescate: ya se pagó totalmente en el Calvario. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador personal, podemos tener la completa certeza de HACER NUESTRA PARTE que si Jesús viniera ahora mismo estaríamos listos ¿Cómo te sientes al pensar en tu rescate? ¿Estás para encontrarnos con él. listo para ser rescatado por Jesús? ¿Estás preparado para encontrarte con él hoy mismo? Si bien todos GRATIS, NO BARATA diríamos que creemos que Jesús nos salva, la mayoría Dios quiere darnos la certeza de la salvación de nosotros probablemente vacilaría en la parte de (Rom. 8:31, 32). Pero solo tendremos esa seguridad la pregunta que dice “Hoy mismo”. Si Jesús regresara cuando dejemos de mirar hacia nuestros propios hoy, ¿estaría preparado? El patrón del Cielo es alto. esfuerzos y nos enfoquemos en lo que Jesús ha Cuando examinamos nuestras vidas con sinceridad, hecho por nosotros. solo podemos llegar a una conclusión: todos somos En este punto, muchos cristianos se ponen pecadores (Rom. 3:9). No estamos calificados para nerviosos. Aceptar la seguridad de Dios parece demasiado fácil, y temen que la salvación se conel cielo. Debemos hacer algo. La mayoría de las principales religiones del vierta en “gracia barata”; que las personas sigan mundo tienen algo en común: tú debes hacer algo viviendo en pecado, pidiendo perdón pero sin para recibir algo; la salvación se debe ganar. Incluso hacer un cambio real en sus vidas. La salvación es entre los cristianos, se puede insertar sutilmente gratuita, pero no barata. El don de la vida eterna esta mentalidad. Podemos comenzar dependiendo nos llega gracias al costo más alto que podamos de las oraciones, la lectura de la Biblia o, incluso, el imaginar. El rescate costó la vida de Jesús y, aunque hacer cosas buenas, para de alguna manera obtener sea gratuita para nosotros, sí tenemos un papel que la certeza de que estaremos bien. En lo profundo, está cumplir. Una mirada de cerca a un rescate bíblico presente la vaga noción de que lo que necesito para puede ayudarnos. salvarme es Cristo más las cosas que yo debo hacer. os rescatistas del condado de Los Ángeles, en California, Estados Unidos, habían pasado por momentos difíciles tratando de rescatar a un hombre herido en una cuesta empinada, hacia una carretera de acceso. Mientras el rescate, en sí, ya era peligroso y arriesgado, el hombre herido hacía que las cosas fueran más difíciles y peligrosas para todos. Cuando apareció el helicóptero de rescate por encima de ellos, listo para trasladar al hombre herido, se puso histérico y comenzó a revolcarse. Tenía miedo de que le cobraran por el rescate. Solamente después de que el equipo de rescate lograra convencerlo de que sería totalmente gratis, aceptó ser rescatado.
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Jueves
AFERRARSE SIN IMPORTAR LO QUE SUCEDA Jacob sabía que necesitaba ser rescatado. Había recibido noticias de que su hermano, Esaú, venía en camino para encontrarse con él, con hombres armados. Las ofrendas de paz que le había enviado parecían no haber resultado útiles. Esaú venía con aparentes deseos de venganza. Jacob envió a su familia del otro lado del rÍo y, estando solo, rogó ayuda a Dios. Él necesitaba ser rescatado de manos de Esaú. Pero también era consciente de que, como engañador y mentiroso, no tenía derecho a pedir la ayuda de Dios. Cuando esta llegó, Jacob no la reconoció. Luchó con Dios, pensando que lo estaban atacando. Recién al alba, cuando se dio cuenta de con quién había estado luchando, tuvo la certeza de lo que necesitaba. ¿Por qué? Porque dejó de luchar con Dios y se aferró de él (Gén. 32:22-29). Jesús nos brinda la salvación y su certeza cuando nos aferramos a él. Elena de White lo expresa de esta manera: “Cada alma creyente debe conformar enteramente su voluntad a la de Dios, y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en gloria”.1 La escritora continúa, señalando que la salvación implica más que solamente una creencia o aceptación mental. Saber que Jesús es nuestro Salvador es más que un pensamiento bonito o reconfortante, o una idea intelectual seductora. Es estar continuamente “ejerciendo la fe” y “avanzando de fortaleza en fortaleza”. Santiago afirma claramente que el creer es inútil si no va acompañado de acción (Sant. 2:19). El libro de Santiago explica con ejemplos prácticos que obedecemos a Dios porque sabemos que nos ha perdonado, y porque tenemos fe en que nos salvará. Vivir la vida con Dios tiene un efecto práctico en nuestro vivir cotidiano. Podemos tener la certeza de que estamos listos para encontrarnos con Jesús, si viniera hoy. LA ÚLTIMA MISIÓN DE RESCATE La segunda venida de Jesús será el mayor acontecimiento de rescate en la historia de la Tierra. La Biblia dice que los cielos se enrollarán como un libro (Isa. 34:4), y que la Tierra temblará como un ebrio (24:20). Para encontrarnos con Jesús, ¿debemos tener algún tipo especial de santidad? Algunos adventistas del séptimo día sostienen que el carácter de Dios será reivindicado a través de las vidas perfectas de la
última generación de creyentes.2 Esta postura está basada en algunas citas de Elena de White, leídas sin el contexto del resto de sus escritos. A menudo, esta idea lleva al miedo y a dirigir la orientación del cristiano hacia su interior, y no a Jesús. Dios siempre ha querido que todas las generaciones de cristianos salieran victoriosas por sobre el poder del pecado en sus vidas (Rom. 6:11-14). Sin embargo, de este lado del cielo, la perfección es siempre un proceso de crecimiento, y no un estado inmóvil; y nada de lo que hagamos podrá llevarnos allí. Al contrario, debemos siempre aferrarnos a Jesús. Nuestra lucha diaria es abandonar todo lo que nos separa de él y, como Jacob, concentrarnos en aferrarnos a Jesús, en vez de luchar contra su Espíritu o interferir en su obra, al tratar de “darle una mano”. Tener la certeza de que estamos listos para encontrarnos con Jesús no depende de alcanzar cierto estándar. Encontramos esa certeza, como dice Pablo, al “morir diariamente” a todo lo que nos separa de Dios y aferrarnos a sus promesas. Que cuando los cielos se plieguen y la Tierra tiemble ante el Hijo de Dios, podamos decir con confianza: “He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará” (Isa. 25:9). Referencias: 1
Elena de White, Reflejemos a Jesús (Buenos Aires: Asociación
Casa Editora Sudamericana, 1985), p. 66. 2
Ver Ángel Manuel Rodriguez, “Theology of the Last Generation”,
Adventist Review (Oct. 10, 2013), p. 42.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿Cómo podemos estar seguros de que estamos listos para encontrarnos con Jesús, si viniera hoy? 2. ¿Qué espera Dios de cada generación de creyentes? ¿De qué manera es esto diferente de la idea de que la última generación debe ser perfecta? 3. Si tengo la certeza de que soy salvo si Jesús viniera hoy, ¿significa eso que seguiré teniendo la misma certeza el mes que viene? ¿Por qué? 4. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros niños y jóvenes a descubrir el gozo de la certeza de la salvación?
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Viernes
Gran terror Gran esperanza LA CERTEZA Y EL GOZO DE LA RESURRECCIÓN
D
espués de la publicación del devastador libro de Charles Darwin El origen de las especies, en 1859, los científicos han tratado de encontrar evidencia fósil acerca de nuestros ancestros extinguidos. En 1910, el arqueólogo Charles Dawson encontró lo que él pensaba que era el eslabón perdido en los registros fósiles. En realidad, lo que encontró fue uno de los mayores fraudes de la historia. Ese descubrimiento pronto se hizo conocido como “El Hombre de Piltdown”. Consistía en algunas piezas de un cráneo y la mandíbula, con algunos molares. Dawson llevó su descubrimiento a un renombrado paleontólogo, quien confirmó su autenticidad. El hallazgo rápidamente fue comunicado a todo el mundo. Pero, lentamente comenzó a revelarse la mentira detrás del Hombre de Piltdown. Las circunstancias y las evidencias no coincidían. En la década de los años ‘50, pruebas más sofisticadas mostraron que el cráneo solo tenía seiscientos años y que la mandíbula pertenecía a un orangután. Aparentemente, alguien había llenado y manchado los dientes, y había “plantado” el descubrimiento.1 NO MORIRÁS… ¿EN SERIO? Es horrible que te mientan; a nadie le gusta que le mientan. Pero a menudo las mentiras parecen creíbles; de otra manera, no las creeríamos. Una de las primeras mentiras fue dirigida a Eva, en el Jardín del Edén, y se la lanzó la serpiente. Eva creyó la declaración de la serpiente: “Ciertamente, no morirás” (Gén. 3:4) y comió del fruto. Desde ese momento, hemos recurrido a la mentira. Incluso con la muerte delante de nosotros, todavía nos aferramos a la vaga esperanza de que algo, de alguna manera, sigue viviendo aun después de la muerte. Esta mentira se ha transformado en uno de los fraudes más creídos. La pregunta para todos nosotros es: ¿Qué sucede cuando morimos?
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EL SUEÑO DE LA MUERTE Las Escrituras nos dicen que la muerte es un estado inconsciente. De hecho, la Biblia compara a la muerte con un sueño. “Porque los que viven saben que han de morir […] su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Ecl. 9:5, 6).2 Pedro reafirmó esto el día de Pentecostés, cuando habló del rey David: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy” (Hech. 2:29). Y continuó: “David no subió a los cielos” (vers. 34). “Entonces, aunque no sea bíblico, ¿qué tiene de malo creer que mi ser querido está en un lugar de felicidad y paz?”, preguntará alguien mientras lucha con la realidad de la muerte. Creer que alguien está en algún lugar y consciente después de la muerte promoverá dos cosas. Primero, abrirá la puerta a la manipulación directa de las fuerzas del mal, que pueden “disfrazarse” de algún ser querido fallecido y comunicarse con nosotros. Segundo, elimina la necesidad del mayor evento de la historia: la segunda venida de Jesús. EL CLÍMAX DE LA HISTORIA La Biblia apunta a la segunda venida de Jesús como el gran clímax en la historia de la Tierra. No será un evento de baja categoría, que muchos se perderán. Jesús prometió que será inconfundible; similar a un relámpago espectacular que cruza de oriente a occidente (Mat. 24:27). Juan agrega que “todo ojo lo verá” (Apoc. 1:7). Será un espectáculo alucinante e increíble. La segunda venida de Jesús es la bendita esperanza de la iglesia. El regreso del Salvador será un evento literal, personal, visible y mundial. Cuando él vuelva, los muertos justos serán resucitados. Este será un
Viernes
acontecimiento que hará el “suficiente ruido” para casi literalmente “levantar a los muertos”. El apóstol Pablo nos da un vistazo rápido, adelantado, en 1 Tesalonicenses 4:16 y 17: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. En la segunda venida del Señor, quienes duermen en Jesús serán resucitados para vida eterna. Debido a que sabemos que los muertos duermen en sus tumbas, la promesa de la Segunda Venida y la resurrección para vida eterna es realmente importante para nosotros. UN ACONTECIMIENTO, DOS REACCIONES Durante la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros de guerra fueron sorprendidos por el sonido de aviones que sobrevolaban a baja altura sobre su campo. Cuando salieron de sus barracas, todos los ojos se esforzaban por reconocer la insignia de los aviones. Luego, los prisioneros comenzaron a gritar de alegría, a saludarse y a abrazarse unos a otros. No eran aviones del enemigo. ¡La liberación estaba a tan solo unas horas! Para esos prisioneros, ese fue el mejor día de sus vidas. Pero, para otro grupo, el rugido de los motores trajo terror, no gozo. Los guardias de la prisión observaban con incredulidad. Para ellos, había llegado el juicio. Muy pronto, debían dar cuenta por sus crueles obras. Muertos de miedo, los guardias abandonaron sus puestos y huyeron a la selva.
vos o muertos, en el instante de la Segunda Venida podremos ser testigos del mayor momento de la historia. Podremos ver cuando ese gran enemigo que es la muerte será vencido para siempre. Elena de White describe vívidamente la escena: “Entre las oscilaciones de la Tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos y, levantando luego las manos al cielo, exclama: ‘¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo, y levantaos!’ Por toda la superficie de la Tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán. Y toda la Tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal, gritando: ‘¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?’ […] Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria”.3 No debemos creer una mentira. Cuando nos enfrentemos a la muerte, no debemos aferrarnos a la idea desesperada de que, de alguna manera, en algún lugar, hay vida más allá de la muerte. Tenemos la bendita esperanza que despoja a la muerte de su aguijón. Podemos anhelar el día de la gran reunión, cuando Jesús regrese en las nubes de gloria para despertar a los muertos. Podemos anhelar ese día en el que ya no habrá más despedidas. Referencias: 1
com/history-vs-myth/10-biggest-lies-in-history.htm#page=6 2
Los textos bíblicos corresponden a la versión Reina-Valera de
1960. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. 3
TERROR Y GOZO Mientras que nos trae gran gozo pensar en la resurrección como en un momento de celebración y de reunión, también será un día de terror para quienes no estén preparados para encontrarse con Jesús. Lo que para algunos será el evento de mayor gozo en la historia de la Tierra para otros será el momento más terrible. Quienes no estén preparados para encontrarse con Jesús estarán tan desesperados por escapar de este glorioso evento que pedirán a los montes y las rocas: “Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero” (Apoc. 6:16). Pero ninguno de nosotros necesita estar entre este grupo. Jesús ha hecho provisión para que, con gozo, esperemos su regreso. Ya sea que estemos vi-
Jane McGrath, “10 of the Biggest Lies in History [Las diez men-
tiras más grandes de la historia]” http://history.howstuffworks.
Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 702.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. ¿De qué manera el concepto bíblico del estado de los muertos puede brindar esperanza a alguien en duelo? 2. ¿Cuál es el peligro de creer en la inmortalidad del alma? 3. ¿Por qué es importante conocer lo que dice la Biblia sobre la manera en que vendrá Jesús? 4. ¿Cómo podemos estar seguros de que nos gozaremos, y no estaremos aterrados, en la Segunda Venida?
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Segundo sábado
El fin del conflicto Por Elena G. de White
A
l fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la Tierra. Lo acompaña la hueste de los redimidos, y lo sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resucite, para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. [...] Cristo baja sobre el Monte de los Olivos [...]. La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles entran en la santa ciudad. Entonces, Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene a su lado, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejércitos de los perdidos, y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes [...]. Entre aquella inmensa muchedumbre se cuentan numerosos representantes de la raza longeva que existía antes del Diluvio; hombres de estatura elevada y de capacidad intelectual gigantesca [...]. Allí hay reyes y generales que conquistaron naciones, hombres valientes que nunca perdieron una batalla, guerreros soberbios y ambiciosos cuya venida hacía temblar reinos [...]. Satanás consulta con sus ángeles, y luego con esos reyes, conquistadores y hombres poderosos [...]. Al fin se da la orden de marcha, y las huestes innumerables se ponen en movimiento [...]. Con precisión militar, las columnas cerradas avanzan sobre la superficie desgarrada y escabrosa de la Tierra hacia la ciudad de Dios. Por orden de Jesús, se cierran las puertas de la nueva Jerusalén, y los ejércitos de Satanás circundan la ciudad y se preparan para el asalto.
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CRISTO CORONADO JUZGA Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno a él están los súbditos de su reino [...]. En presencia de los habitantes de la Tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios. Y entonces, revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta justicia contra los que transgredieron su Ley y oprimieron a su pueblo. El profeta de Dios dice: “Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos. Y vi a los muertos, pequeños y grandes, estar en pie delante del trono; y abriéronse los libros; abrióse también otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras” (Apoc. 20:11, 12).* Apenas se abren los registros, y la mirada de Jesús se dirige hacia los impíos, estos se vuelven conscientes de todos los pecados que cometieron. Reconocen exactamente el lugar donde sus pies se apartaron del sendero de la pureza y de la santidad, y cuán lejos el orgullo y la rebelión los han llevado en el camino de la transgresión de la Ley de Dios. [...] Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del Cielo. No hay quien sostenga ni defienda su causa; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna [...]. Satanás ve que su rebelión voluntaria lo incapacitó para el cielo. Ejercitó su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la armonía del cielo serían para él suprema tortura. Sus acusaciones contra la misericordia y la justicia de Dios están ya acalladas. Los vituperios que procuró lanzar contra Jehová
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recaen enteramente sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su sentencia. “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo: porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti; porque tus actos de justicia han sido manifestados” (vers. 4). Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha durado ha quedado aclarada [...]. Satanás ha sido condenado por sus propias obras. La sabiduría de Dios, su justicia y su bondad quedan por completo reivindicadas. [...]
herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado [...]. Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder. “¡Oh, torre del rebaño, colina de la hija de Sión, a ti te llegará; sí, a ti vendrá el dominio anterior!” (Miq. 4:8, VM). Llegó el momento por el cual suspiraron los santos desde que la espada de fuego expulsó a la primera pareja del Paraíso, el tiempo de “la redención de la posesión adquirida” (Efe. 1:14). La Tierra dada al principio al hombre para que fuera su reino, entregada alevosamente por él a manos de Satanás, y conservada durante tanto tiempo por el poderoso enemigo, ha sido recuperada mediante el gran plan de la redención. Todo lo que se había perdido por el pecado, ha sido restaurado. [...] “Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos”. “No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza”. “Edificarán casas también, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. No edificarán más para que otro habite, ni plantarán para que otro coma […] mis escogidos agotarán el usufructo de la obra de sus manos” (Isa. 32:18; 60:18; 65:21, 22). El dolor no puede existir en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo. “Y la muerte no será más; ni habrá más gemido ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya” (Apoc. 21:4, VM).
EN LA CIUDAD DE DIOS, “NO HABRÁ YA MÁS NOCHE”. NADIE NECESITARÁ NI DESEARÁ DESCANSO. NO HABRÁ QUIEN SE CANSE HACIENDO LA VOLUNTAD DE DIOS NI OFRECIENDO ALABANZAS A SU NOMBRE.
PECADO ERRADICADO Dios hace descender fuego del cielo. La Tierra está quebrantada [...]. Hasta las rocas están ardiendo [...]. Los impíos reciben su recompensa en la Tierra (Prov. 11:31). “Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Mal. 4:1). La obra de destrucción de Satanás ha terminado para siempre. Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la Tierra de dolor y causando penas por todo el universo [...]. Ahora las criaturas de Dios han sido libradas para siempre de su presencia y de sus tentaciones [...]. Mientras la Tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la Ciudad Santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras que Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo (Apoc. 20:6; Sal. 84:11). “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado” (Apoc. 21:1, VM). El fuego que consume a los impíos purifica la Tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. GLORIAS DE ETERNIDAD Allí está la nueva Jerusalén, la metrópoli de la SOLO UN RECORDATORIO nueva Tierra glorificada [...]. En la ciudad de Dios, Solo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará “no habrá ya más noche”. Nadie necesitará ni deseará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza descanso. No habrá quien se canse haciendo la vo-
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luntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará. “No necesitan luz de lámpara, ni luz del sol; porque el Señor Dios los alumbrará” (Apoc. 22:5, VM). La luz del sol será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la Ciudad Santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol. “No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella” (Apoc. 21:22, VM). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo [...]. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro. Allí los redimidos conocerán como son conocidos. Los sentimientos de amor y simpatía que el mismo Dios implantó en el alma se desahogarán del modo más completo y más dulce [...]. Allí, intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor […]. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo. Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos; mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con indescriptible dicha los hijos de la Tierra participan del gozo y de la sabiduría de los
seres que no cayeron [...]. Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza. “Y a toda cosa creada que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!” (Apoc. 5:13). El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas declaran, en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor. *
Los textos bíblicos corresponden a la versión Reina-Valera de
1960 y a la Versión Moderna. ESTE ARTÍCULO FUE EXTRAIDO DE EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS, PÁGINAS 643 A 657. LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA CREEN QUE ELENA DE WHITE (1827-1915) EJERCIÓ EL DON DE PROFECÍA BÍBLICO DURANTE MÁS DE SETENTA AÑOS DE MINISTERIO PÚBLICO.
PREGUNTAS PARA PENSAR 1. Cuando miras al futuro y ves el final del pecado, ¿hay algo que te dé temor? ¿Qué es? 2. ¿Cuál es la importancia de que Jesús lleve las marcas de la crucifixión por toda la eternidad?
3. Para ti, ¿cuál será la mejor parte de vivir en la presencia de Dios?
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Historias para niños Semana de oración Octubre 2015 PRIMER SÁBADO Palabras de amor
“¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús!” (Apoc. 14:12, NVI).*
Una voz fuerte
Y
o estaba muy cansado, Y la sala de espera del aeropuerto era muy linda y cómoda. Durante semanas, había estado viajando por el Caribe, tomando fotos y filmando una película sobre las diversas actividades de los miembros de iglesia de allí. Había filmado a pastores y miembros laicos que compartían el amor de Dios con todos los que conocían. Había visto médicos curar enfermos, estudiantes prepararse para convertirse en médicos, predicadores y maestros. Había conocido héroes reales que habían sacrificado mucho para honrar al Dios que aman. Había fotografiado a jóvenes que compartían información sobre cómo recuperarse de enfermedades. Había escuchado música y predicaciones poderosas, y había visto personas bautizarse. Ahora era el momento de regresar a casa. Cerré los ojos mientras sentía que la presión de mi rutina ocupada se desvanecía. Pronto estaría en casa, en mi cama. De repente, me di cuenta de que ya no escuchaba a nadie hablar a mi alre-
dedor. La sala de espera, hasta hace un momento llena de pasajeros, agentes de viajes y niños, ahora estaba vacía. Todo lo que había era el silencio, y el sonido de los motores de aviones que tomaban carrera. Entré en pánico. ¡Mi vuelo a casa! El viaje que me llevaría de regreso a casa se había ido sin mí. ¡Lo había perdido! Me había dormido y, mientras lo hacía, me habían dejado. Entonces, escuché una voz fuerte que salía de los parlantes de la solitaria sala de espera del aeropuerto. “Atención, por favor. Atención, por favor. Este es el último llamado a embarque para el vuelo 982 rumbo a Miami. Todos los pasajeros deben abordar la aeronave en este momento. Si tiene el pasaje para el vuelo 982 a Miami, diríjase inmediatamente al portón de embarque. Este es el último llamado a embarque”. Probablemente haya establecido el récord de corrida más rápida hasta el portón de embarque. La puerta del avión estaba a punto de cerrarse cuando yo
corrí hasta el mostrador y grité: “¡Espérenme! Yo estoy en ese vuelo. Tengo el boleto. ¿Lo ve? Aquí tengo también mi tarjeta de embarque. ¡Por favor, déjeme subir! ¡Quiero ir a casa!” ¿Sabías que en este momento hay una “voz fuerte” que te está llamando a ti, también? Esta fuerte voz está llamando a todos en el mundo. Es la voz de Dios, que sale de los labios de los tres ángeles que vuelan alto y que han sido enviados desde el cielo para hacer dos cosas: 1) advertir de los peligros venideros, y 2) compartir lo que debemos hacer para ir pronto al Hogar, con Jesús. En aquella ocasión, una voz fuerte me despertó y me avisó que debía subirme al avión en ese momento. La potente voz de Dios tiene un mensaje similar. La diferencia es que esta vez no iremos a Miami; ¡iremos al cielo! Asegurémonos de estar despiertos, para poder escucharla. * Los textos bíblicos corresponden a la Nueva Versión Internacional. Usado con permiso.
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Si fueras Dios, ¿qué dirías a las personas de este mundo para invitar a todos a ir al cielo contigo? Escribe un correo electrónico y envíaselo a las personas que conozcas.
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 25
DOMINGO Palabras de amor
“Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y que llevaba el evangelio eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6, NVI).
La escuela de las buenas noticias
“N
o quiero ir a la iglesia”, dijo Nelson sentado, con los brazos cruzados sobre su pecho, y haciendo muecas. “¿Por qué?”, le preguntó el padre, con la vista en el camino por delante. “Pensé que te gustaba la iglesia”. “Preferiría hacer otras cosas hoy, como jugar fútbol o mirar por Internet alguna de mis películas favoritas. A veces la iglesia es aburrida”. El padre de Nelson asintió tímidamente. “Bueno, tienes razón. En comparación con un partido de fútbol emocionante o una película de dinosaurios, la iglesia puede ser un poco aburrida...” El niño pestañeó. “¿Estás de acuerdo conmigo?” “Claro”, le contestó el padre, con una sonrisa. “Por eso no iremos hoy a la iglesia”. “¿No iremos?” “No”.
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“¡Vaya!”, suspiró Nelson, intentando liberarse del cinturón de seguridad. “Y…”, continuó el padre, “iremos a un lugar en que podrás aprender a ser un ángel. De hecho, aprenderemos a detener las guerras, ayudar a tus amigos a ser más saludables y a llevar amor a todos los hogares”. Los dos permanecieron sentados, en silencio, por un largo momento. “¿Quién me enseñará todo eso?”, preguntó el niño. “Dios”, le dijo el padre. Nelson frunció el ceño. “¿Cómo sabes que Dios hará todo eso?” “ ‘Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura’ [Marcos 16:15, NVI]. ¿O acaso crees que Dios quiere que vayamos al mundo sin enseñarnos cómo hacerlo? Eso, amiguito, requiere práctica y conocimientos; aprendizaje, también. Requiere que hagas algo muy especial una o dos veces por semana; algo que te enseñe cómo ser un ángel de amor para todo el mundo.
Requiere que…” El padre detuvo su camioneta en un estacionamiento lleno de automóviles y rostros sonrientes. “Requiere que vayamos a la iglesia”, completó Nelson, con una tímida sonrisa, cuando reconoció el lugar donde estaban. “Las personas en la época bíblica tenían santuarios y templos; hoy, tenemos iglesias. Pero el objetivo de estos lugares es el mismo: aprender cómo esparcir las buenas nuevas del amor de Dios. ¿Entiendes?” Nelson asintió. “Sí. Y ¿sabes qué, papá?” “¿Qué?” “Me alegra tener esta iglesia a la que asistir. Lamento haberme quejado. Realmente quiero ser un ángel para Dios; realmente, quiero derramar su amor a todos”. Padre e hijo caminaron desde el auto en dirección a su iglesia.
Si fueras pastor de una iglesia, ¿qué harías para asegurarte de que todos gozaran de una divertida experiencia de aprendizaje allí? Haz una lista y compártela con tu pastor. Luego, prepárate para ayudarlo en lo que puedas.
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LUNES Palabras de amor
“¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?” (Mat. 24:3, NVI).
La preparación
L
isa estaba emocionada, como cualquier niño de diez años lo estaría. “¿Ya la puedes ver?”, le preguntó su madre desde la puerta, sosteniendo una tarta de frambuesa caliente recién salida del horno. “La tarta de frambuesa es su favorita, ¿lo sabías?”.“¡Claro que lo sé!”, dijo Lisa, sonriendo. “Y también le gustan las manzanas horneadas, la sandía, y el arroz a la española”. La mamá colocó la tarta caliente sobre una superficie para enfriarla cerca de la ventana, y se sentó, un poco cansada, en el columpio del jardín. “Has extrañado a tu hermana mayor, ¿verdad?”, preguntó . Lisa asintió. “El barco de Sara ha visitado tantos lugares interesantes”, dijo con emoción la madre. “Cada vez que está en servicio...” “Sí. Así es”, prosiguió Lisa. “Siempre que está en servicio, la envían a algún lugar realmente exótico. Eso significa extraño, misterioso, fuera de lo común. Yo lo busqué en el diccionario”. La niña hizo una pausa. “Nunca he estado en un lugar exótico… a menos que cuentes la habitación de Darío”. La madre sonrió. “Creo que él la limpió para la llegada de Sara. Toda la casa está limpia como el cristal”.
Lisa sonrió. “Nunca nada es demasiado bueno para Sara. ¡Quiero que se sienta bien en casa!” La madre suspiró. “Me gustaría que las personas se esforzaran de la misma manera por Alguien que también regresará pronto”. La niña frunció el ceño. “¿Quién regresará?” “Jesús”, dijo la mamá. “Volverá a esta Tierra”. Lisa suspiró. “¿Cuándo?” “Pronto”, le respondió la mamá. “Jesús dijo a sus discípulos que antes de su regreso el mundo sería un lugar peligroso. Por eso Sara se enlistó en la Marina. Está ayudando a mantener la paz en el mundo”. “¡Claro!”, dijo Lisa. “Esas son las señales a las que se refirió Jesús. Las señales de que él volvería pronto”.
Lisa dio una amplia sonrisa. “Porque amamos a Sara, y queremos que se sienta a gusto cuando llegue”. “¿Sabes? Me gusta pensar que el trabajo de todo cristiano es mostrar señales de un servicio de amor al mundo, para que todos sepan que hay algo especial y maravilloso a punto de suceder. Nuestro mejor amigo, Jesús, regresará, y nosotros debemos ser señales que muestren a los demás que viene pronto”. En ese momento, un automóvil apareció en una curva de la calle, y Lisa comenzó a saltar de alegría. “¡Ahí viene! ¡Ahí viene!”, gritaba. Lisa y su mamá saludaban y sonreían al vehículo, que se acercaba. Sabían que todo estaba listo para recibir a quien tanto habían echado de menos y que ahora regresaba a casa.
Más señales
“Tú sabías que Sara regresaría, y por eso has estado ocupada limpiando las habitaciones, los pisos; buscando flores bonitas de los campos; lavando la ropa… Porque quieres que todo sea especial para Sara. Yo también. He estado haciendo todas sus comidas favoritas, como esta tarta. ¿Por qué hacemos todas esas cosas?”
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Haz una lista de cinco maneras en las que puedes ser una señal de alegría, para tus amigos y vecinos, de que Jesús regresará pronto. Después, escribe una canción sobre el gozo que eso te produce.
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 27
MARTES Palabras de amor
“…deben saber que en los últimos días vendrá gente burlona que, siguiendo sus malos deseos, se mofará” (2 Pedro 3:3, NVI).
“N
o te ves para nada bien”, dijo el papá de Carina cuando su hija apareció en la cocina. La adolescente estaba allí parada, en pijama, con un vaso de jugo de naranja medio lleno en una mano y un frasco de pastillas de vitamina C en la otra. “Oh, estoy bien”, respondió Carina, “excepto por la tos, la nariz que chorrea, la garganta que me pica, la fiebre y el zumbido molesto en los oídos”. El padre se rio. “Pobrecita, mi bebé”. Carina frunció el ceño. “Papá, me dijiste ‘bebé’ ”. Tengo trece años y preferiría que me llamaran ‘jovencita’ o ‘adulta en proceso’ ”. El papá sacudió lentamente la cabeza de lado a lado. “Sé exactamente qué es lo que te pasa”. Carina pestañeo. “Bueno, Dr. Papá, ¿qué dice tu diagnóstico?” El hombre lo señaló con el dedo. “Obviamente, tienes un caso grave de ‘tobillo torcido’ ”. Carina miró a su padre por un momento largo. “¿El tobillo torcido?” El padre levantó las cejas. “Y ¿qué crees tú que tienes?”
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Evidencias “Papá”, dijo la adolescente, “tengo gripe”. “Bueno”, insistió el hombre, “basada en la evidencia, dices que tienes gripe, ¿no?” Carina asintió. “Claro”. “Y…”, continuó el padre, “deberíamos tomar decisiones basados en esta evidencia, ¿verdad?” La jovencita vaciló. “Claro”. “Entonces ¿por qué es tan difícil para ti creer que Jesús viene pronto?” Carina suspiró. “¿Qué tiene que ver mi gripe con el regreso de Jesús?”
Pasado de moda
Los ojos del papá se enternecieron. “Anoche dijiste que no creías que Jesús vendría pronto. Dijiste que solo debíamos amarnos unos a otros, ser amables y disfrutar del perdón de Dios; pero que hablar de la Segunda Venida está pasado de moda”. “Sí”, respondió Carina. “Entonces, ¿qué hay de las evidencias?”, insistió un poco más el hombre. “¿Evidencias?”, preguntó Carina. “¿Cuáles evidencias?” “Jesús dijo a los discípulos que cerca del tiempo del fin habría hambrunas y pestes, y que la gente tendría tanto
miedo que sus corazones dejarían de latir. Y ¿qué me dices de todas las enfermedades, como las epidemias, que están apareciendo de repente? Vemos personas que maltratan a otros, y que se enriquecen a costa del sufrimiento de los demás. Esa es la evidencia, Carina. Esas son las evidencias de que Jesús viene pronto, y debemos contárselo a las personas”. “Si eso es verdad, ¿por qué aún Jesús no regresó?”, preguntó Carina. “No lo sé”, respondió el padre. “Estoy seguro de que tendrá sus razones. Pero, si crees en las evidencias, debes creer y confiar en sus promesas. Creo que debemos contar a las personas sobre las evidencias y la promesa”. Carina asintió tímidamente. “Muy bien. Tienes razón”, expresó, a pesar de la tos. “Creo que debo tomarme con más seriedad la Segunda Venida. Y creo que también debería contar a los demás sobre ese acontecimiento”. Se dio vuelta para irse, y se detuvo. “Y comenzaré a hacerlo ni bien me recupere del ‘tobillo torcido’ ”. El padre sonrió con orgullo. “Esa es mi… señorita”.
Dibuja tres actividades que puedes realizar en tu hogar, comunidad o iglesia, para recordar a las personas que Jesús regresará pronto. Incluye este versículo en los dibujos: “¡Miren que vengo pronto!” (Apoc. 22:12, NVI).
28 • Revista Adventista • Semana Oración 2015
MIÉRCOLES Palabras de amor
“…los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tes. 4:16, NVI).
A la espera de la cosecha
T
omás estaba parado mirando la tierra fresca revuelta. Arriba, las aves de primavera entonaban sus dulces melodías, y las nubes vagaban al brillo del cielo azul. Ya habían pasado tres horas desde que viera a su padre sembrar cuidadosamente las semillas en la tierra, pero todavía no pasaba nada. Para esa cabecita de cinco años, esa demora era totalmente inaceptable. Papá había trabajado mucho para preparar la tierra; había agregado la cantidad suficiente de fertilizante y había echado los puñados de semillas de maíz con perfecta precisión, dentro de montañitas de tierra especialmente hechas junto a surcos sin defectos. Ahora el sol brillaba, y una brisa fresca soplaba a través de las ramas de los altos robles detrás de la casa. Ese era el momento… ¡Pero nada pasaba! El padre caminaba al lado de su pequeño hijo y le sonreía. “¿Le estás hablando a mi huerta?”, le preguntó. Tomás señaló: “Estoy hablando a las semillas. Las plantaste en la huerta esta mañana,
y yo quiero el maíz para la cena. ¿Qué esperan? ¡Esas semillas están allí, y no hacen nada!” “Oh, pero están haciendo algo importante”, le dijo el padre. “¿Qué?”, quiso saber Tomás. “Están esperando. Están esperando a que los días se hagan más largos, que el sol brille más, que el aire se vuelva más cálido y que las lluvias de verano humedezcan la tierra, para que puedan beber del agua que da vida. Y luego sucederá algo maravilloso”. “¿Qué?”, preguntó Tomás, inclinándose para mirar mejor. “Harán salir los brotes de la tierra a la superficie, al mismo tiempo que mandarán las raíces bien bajo tierra”, dijo el papá. “Luego, tomarán energía del sol, y crecerán más y más; se formarán el tallo y las hojas, y finalmente se formarán las mazorcas de maíz, para que los niños de cinco años hambrientos las disfruten con puré de papas y chauchas. Todo eso lleva tiempo, pero vale la pena esperar”. Tomás frunció el ceño. “¿Por qué lleva tanto tiempo?” “Bueno”, dijo el papá, mirando la huerta,
“Todo tiene que salir bien. Todo tiene un orden especial para el crecimiento. Pero siempre y cuando haya sol, lluvia y un suelo rico debajo, las semillas en mi huerta crecerán como siempre lo han hecho desde que Dios creó este mundo”. El hombre hizo una pausa. “Lo mismo sucede con las personas que mueren, como la abuela y el tío Javier. ¿Recuerdas? Pusimos sus féretros en la tierra. Pero un día, muy pronto, Jesús vendrá y los llamará de la tierra. Vivirán nuevamente, y nosotros estaremos felices de volver a verlos. Luego, iremos todos al cielo con Jesús, donde nada morirá y mis huertas crecerán deliciosas para siempre. ¿Te gusta eso?” Tomás se puso a pensar por un largo momento. “Muy bien. Entonces, yo también esperaré. Esperaré por mi mazorca de maíz, y esperaré hasta el día en que Jesús resucite a la abuela y al tío Javier”. “Buen plan”, dijo el padre, tomando a su hijo de la mano y caminando hacia la casa. “No siempre es divertido esperar, pero valdrá la pena. Ya lo verás”.
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¿Hay alguien que haya fallecido en tu familia? Si es así, dibuja algunas lápidas bonitas con los nombres de esas personas. Incluye un sol en el dibujo, para recordar lo que Jesús hará pronto.
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 29
JUEVES Palabras de amor
“Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos” (Apoc. 20:6, NVI).
E
Un lugar seguro
lsa miraba las hojas que caían y el césped que se moría. Veía extensas líneas de gansos que volaban por encima, mientras una fresca brisa soplaba por el valle, y la hacía temblar y moverse hacia su madre, en busca de calidez. “No me gusta el otoño”, dijo mientras colocaba las manos en los bolsillos. “Me preocupa”. “¿Te preocupa?”, repitió la madre. “¿Por qué?” “Por los animales”, afirmó la niña, señalando a los árboles y la pradera que las rodeaban. “¿Ves esas ardillas y los pájaros? ¿Y qué será de los zorros, los osos, las marmotas, y del ciervo de cola blanca? ¿Qué les sucederá cuando llegue la nieve? Se pone tan frío que el lago se congela, y toda la comida de estos animalitos desaparece. No tienen un hogar cálido y lindo como el que tenemos en casa. Todo lo que les queda es el bosque y la nieve. Eso no está bien”. La madre se quedó pensando un momento. “Bueno, tienes razón”, dijo. “No tienen una casa grande como la nuestra, pero tienen a Dios. Cuando él creó este mundo, se aseguró de que todos tuvieran
hogar. De hecho, la Tierra fue un gran hogar feliz para todos. Las personas y los animales vivían en las praderas o a la sombra de hermosos árboles, así como nuestros animales amiguitos de allí. “Pero después de que el pecado entró en el mundo, Adán y Eva se construyeron su propia casa. Poco después, la gente ya se construía sus propias casas y ciudades, y vivía una vida muy diferente de la que Dios había ideado. Los animales, por su lado, continuaron haciendo muchas cosas como Dios las había planificado. El pecado trajo los fríos inviernos y muchos peligros a sus vidas; en especial, el peligro de los seres humanos. Pero los animales cavaron en la tierra, se hicieron madrigueras en los árboles y volaron lejos, en busca de lugares más cálidos. Muchos aprendieron a dormir en guaridas cómodas durante los meses del crudo invierno, mientras otros descubrieron cómo encontrar comida debajo de las montañas de nieve. Los animales viven en los brazos de la naturaleza, haciendo lo que Dios les enseñó a hacer: sobrevivir”. La mujer hizo una pausa. “El mismo Dios
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El próximo invierno, coloca algún comedero de animales en tu jardín. Muchos bichitos, y el Dios que los creó, estarán felices. Invita a tus amigos a que hagan lo mismo.
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que nos creó prometió protegernos, si se lo permitimos. Algún día, el cielo será nuestro hogar. Y, aunque el pecado está destruyéndolo todo ahora, allí estaremos, sanos y salvos. Aprenderemos más sobre Dios y lo adoraremos. Las aves, los osos, los zorros, las ardillas y los ciervos se unirán a nosotros allí, también. Seremos una gran familia feliz nuevamente”. Elsa pensó por un momento y luego asintió. La madre le sonrió. “Oye, ¿quieres ayudar a Dios a cuidar de los animales?” “¿En serio?”, expresó la niña. “¿Podemos hacer eso?” “Claro. Vayamos a la tienda. Podemos comprar alpiste y maíz. Y cuando nieve, pondremos mucha comida para que las ardillas, los conejos, los ciervos y las aves coman. Podrán llevar algo de esa comida a sus refugios y cuevas, para más adelante. Claro que no será como en el Jardín del Edén, pero podemos amarlos y cuidarlos igual”. Y eso es exactamente lo que hicieron.
VIERNES Palabras de amor
“Teman a Dios [...] adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales” (Apoc. 14:7, NVI).
U
Adora al Creador
n sábado por la tarde salí a caminar con mi esposa. Estábamos disfrutando de las flores coloridas del verano y escuchando el canto de los pájaros en las ramas.Me detuve para tomar una foto de una flor, y mi esposa continuó la caminata, admirando las mariposas y los pimpollos. En poco tiempo, ella ya se encontraba a cierta distancia de mí. De repente, un gran perro peludo salió del patio de una casa cercana y se dirigía hacia mi esposa a toda velocidad. Por cómo se veían sus dientes al descubierto y por el sonido de los fuertes gruñidos, me daba cuenta de que no quería jugar, precisamente. Tenía tres opciones. La primera: podía llamar al perro de manera amigable. “Disculpe, señor perro”, podía decirle. “Me encantaría que no tratara de comerse a mi esposa. Por favor, vuelva a su casa, y nosotros continuaremos nuestra caminata en paz y tranquilidad”. La segunda, podría haber intentado razonar con él. “Señor perro, sus acciones no me parecen amigables. Ser amigable es mucho más placentero y gratificante que ser gruñón y brusco. Además, se puede meter en problemas. ¿Por qué, simplemente, no ladra un par de veces
y después vuelve a casa?” Y la tercera, podía hacer lo que hice de hecho. Grité: “¡HEY! ¡HEY! ¡DETENTE! ¡PERRO MALO! ¡PERRO MALO! ¡VETE DE AQUÍ! ¡VETE A CASA! ¡VETE A CASA!” Esa tercera solución funcionó casi como por encantamiento. El perro se apresuró a volver a su patio. ¡Uff! Demasiado cerca, para mi gusto. ciencia o la tecnología; se inclinan ante autoridades humanas; o usan formas El gruñido de Satanás mundanas de pensamiento y de razoEn el fascinante libro de Apocalipsis, la namiento. Ese primer ángel que clama Biblia dice que Dios envió a tres ángeles tenía noticias para ellos. La ciencia, la para advertir a todos los habitantes del tecnología, los seres humanos, los monos mundo que el pecado los está destru- o el estanque de parásitos no pueden yendo. Ese viejo perro gruñón llamado salvar a nadie; ni a uno solo. Solamente Satanás está al ataque. La Biblia dice Dios, el Creador, puede lograrlo. que los ángeles usan un “fuerte clamor”. Con esto, no quiero decir que vayas a Y uno de esos ángeles, el primero, con la casa de tu amigo, llames a su puerta la voz a cielo abierto, dijo algo extraño. y, cuando te atienda, le digas con voz Gritó: “Adora a Dios. Él hizo los cielos, la fuerte: ¡HEY! DIOS TE AMA Y QUIERE Tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. SALVARTE DEL PECADO. ¿QUIERES En otras palabras, dijo a todos: “¡DIOS TE SALIR A JUGAR FÚTBOL?” CREÓ, DEBES ADORARLO!” En vez de hacer esto, puedes decirle ¿Por qué un ángel tendría que recordar en voz baja: “¿Quieres jugar fútbol?” Y, a todos que fueron creados por Dios? después de eso, disfruta de un juego Muchas personas han olvidado ese honesto y limpio, y muestra a tus amihecho. Piensan que venimos de los monos gos cómo jugaría Jesús y cómo trataría o que, simplemente, hemos evolucionado a los demás. a partir de un estanque de parásitos Y nuestro testimonio amable obrará invisibles. Estas personas adoran la como los ángeles.
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Pide a tu pastor que predique sobre cómo Dios creó el mundo y todo lo que hay en él. Invita a algunos amigos para que vayan y escuchen el mensaje contigo.
Semana Oración 2015 • Revista Adventista • 31
SEGUNDO SÁBADO Palabras de amor
“…el Señor Dios los alumbrará. Y reinarán por los siglos de los siglos” (Apoc. 22:5, NVI).
Vivir para siempre
P
ara siempre es una expresión difícil de entender. ¿Por qué? Porque nunca nadie ha hecho algo “para siempre”. Nunca nadie ha caminado para siempre, comido pizza para siempre, jugado fútbol para siempre o mirado televisión para siempre. Todo que hacemos tiene un principio y un final. Incluso el día de hoy tiene el alba y el atardecer. Comienzos, finales, arranques y paradas. Así es la vida. Te muestro un texto bíblico que describe lo que haremos en el cielo. Esto es lo que dice: “El Señor Dios los alumbrará. Y reinarán por los siglos de los siglos” (Apoc. 22:5, NVI). Muy bien. ¡Eso está bueno! La Biblia dice que en el cielo no necesitaremos un sol brillante, porque la gloria de Dios nos dará la luz que necesitamos. Y, en lo que a mí respecta, no me molestaría ser como un rey. En esta Tierra he vivido toda mi vida bajo la mano dura de Satanás, siendo tentado muchas veces, y con miedo e inseguridades. En el cielo no habrá tentaciones ni pecados que
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arruinen las cosas buenas. Ser como un rey será buenísimo. Pero ¿qué significa la expresión “por los siglos de los siglos”, de la que habla el texto? Una vez que el cielo comience, ¿no tendrá un final? Sí. Eso es exactamente lo que dice el texto. Tendremos que usar nuestra imaginación porque, como dije antes, nunca nadie ha hecho nada “para siempre”. El para siempre, simplemente, es. Siempre ha sido y siempre lo será. Nuestros cuerpos y nuestras mentes pecaminosos no pueden entender ese tipo de existencia. En vez de tratar de comprender lo que el “para siempre” es, quizá podamos divertirnos planificando lo que será nuestro para siempre. Cuando era pequeño, solía jugar un emocionante juego con mis amigos, y muchas veces el sol comenzaba a ponerse en el horizonte occidental cuando todavía estábamos jugando. Entonces, a menudo, escuchaba que mi madre nos
llamaba: “Carlos, entra a la casa. Ya está oscureciendo”. Yo no quería dejar de jugar ese juego emocionante. No quería entrar. No quería que oscureciera. Quería quedarme afuera y jugar con mis amigos… para siempre. Hace algunos años, miraba el rostro sonriente de mi padre, quien estaba ya muy anciano y enfermo. Hablamos del tiempo pasado, y me dijo cuánto me amaba. Yo comencé a llorar y le dije: “Papi, no quiero que envejezcas y estés enfermo. Quiero visitarte, hablar contigo y amarte… para siempre”. Falleció no mucho tiempo después. ¿Ves lo que significa el para siempre? Significa que no tiene que terminar nuestra diversión. Significa que no tienes que dejar de jugar. Y, lo mejor de todo, significa que no tienes que decir adiós a tu madre, tu padre o tus amigos. Para quienes aman a Jesús tanto como para estar dispuestos a empezar una nueva vida con él, el para siempre tiene un comienzo, pero no tiene final. A mí me parece bien. ¿Qué te parece a ti?
Haz algunos dibujos de cómo piensas pasar tu tiempo en el cielo. Debajo de cada dibujo, imprime o escribe la palabra PARA SIEMPRE. Luego, coloca los dibujos en un lugar donde puedas verlos todos los días.
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