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La Gruta

Agosto de 2013

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BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532

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12 de a gosto: ag Ani ver sario Aniv ersario de la pascua del p. Dehon

Ecumenismo “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí– para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí”. Juan 17,21-23 La Gruta n.440

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Actualidad

El atractivo del mártir de Pino Puglisi: Papa Francisco la mafia Desde su aparición en el balcón de plaza San Pedro, inclinándose y esperando en silencio la bendición y la oración del pueblo (“recen por mí”), el Papa Francisco ha venido ganando la admiración y el afecto de todos los creyentes.

El Papa mismo contó que eligió el nombre de San Francisco porque quiere una Iglesia pobre al servicio de los pobres, una Iglesia humilde y sencilla, que busca la paz y la fraternidad entre todos. Su primer mensaje fue el de la misericordia de Dios: “Dios no se cansa de perdonar”, “Dios es nuestro amigo”, “No hay que ir condenando a todos”. Francisco no quiere que aclamen su nombre sino el de Jesús. Habla el lenguaje de la calle para que todos lo entiendan. Es alguien que recorría los barrios y los asentamientos antes de ser Papa, viajando en ómnibus, en subte, sin coche personal. Al palacio papal prefirió la casa Santa Marta donde se alojan los cardenales de paso por Roma; allí come en comunidad y reza la Misa todas las mañanas con una homilía de diez minutos para el público presente. Le gusta la música y el fútbol; es tuitero, con un éxito solo inferior al de Obama. Jamás dejó que lo llamaran “eminencia”, sino simplemente “padre”. Se lo ve andar con su maletín a cuesta y rechaza el Mercedes oficial. Tampoco quiere autos de lujo en el Vaticano; le duele ver a curas y religiosos con coches último modelo. Para el Papa Francisco la Iglesia ha de volver a vivir la pobreza de Cristo y de las Bienaventuranzas y así estar más cerca de los pobres. El Papa saluda, abraza y manda besos a todos. Se lo ha visto tomar mate y conversar amigablemente con jóvenes drogadictos en Río, con presos, enfermos y discapacitados rompiendo todos los protocolos. Se lo ha visto caminar por las calles 2

de barro de la favela de Varginha, visitar a una familia en una casita de cuatro metros por cinco. Ha viajado en barco en el Mediterráneo para lanzar en alta mar una corona de flores a las aguas, cerca de la isla de Lampedusa, rezando por los inmigrantes africanos muertos entre las olas y clamando contra la indiferencia de los países ricos. El Papa invitó a Brasil a 35 cartoneros jóvenes de Argentina con becas para la comida y el alojamiento y los hizo subir al palco. Recibió en el Vaticano a los indígenas Qom de Formosa, en nombre de todos los indígenas discriminados y masacrados de América. Ha pedido a los obispos que sean “cercanos a la gente y no príncipes” y sepan “poner la oreja a los jóvenes”. Les ha recordado que “el poder es servicio, que han de oler a ovejas, que hay que ir a las periferias, que a la Iglesia no se entra para hacer carrera”. A los jóvenes les ha pedido “no licuar la fe en Jesucristo”, practicar “las Bienaventuranzas y Mateo 25”; y después de las 14 estaciones del Vía Crucis (cuyas meditaciones fueron escritas por los dehonianos p. Zezinho y p. Joaozinho) instó a los jóvenes a ser “callejeros de la fe” y santos modernos del siglo XXI. Ha denunciado también el “capitalismo salvaje y la tiranía del dinero” y a todos ha recordado que “la comida que se tira (en este tiempo de consumismo) es robada a los pobres”. Ha dicho: “La pobreza extrema en el mundo de hoy es un escándalo. Todos debemos pensar si podemos ser un poco más pobres para que todos puedan vivir”. Estos cambios en la conducción de la Iglesia han hecho exclamar al antiguo secretario de Juan XXIII, el obispo Loris Capotilla (97 años): “El Papa Juan ha regresado”.


Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo

Ecumenismo “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí– para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí”. Juan 17,21-23

El Ecumenismo es el encuentro de todos aquellos que seguimos a Cristo (católicos, evangelistas…). En la historia de nuestra humanidad y por razones circunstanciales, nuestra Iglesia sufrió una separación en su manera de celebrar y vivir la fe en Cristo. En el Evangelio de Juan, las palabras de Jesús son bien claras y trasmiten un mensaje de unidad inequívoco = sean uno.

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Papa Juan XXIII bregó muchísimo para ir y * recibir a los Hermanos separados de las Iglesias cristianas. A la Semana de Oraciones por la Unidad, agregó un Secretariado específico para la realización de dicha unidad. Desde entonces aumentaron los Encuentros; Recordamos, entre otros, el del Papa Juan XXIII con el arzobispo anglicano Fischer de Canterbury (1960) y el del Papa Pablo VI con el Patriarca ortodoxo Atenágoras de Constantinopla.

Preguntas ¿Te preocupa el deseo de Jesús para que se haga un solo redil bajo un solo Pastor? ¿Tienes la inquietud de rezar por la unión de las iglesias cristianas? ¿Qué aportes personales y/o comunitarios se pueden dar? ¿Puedes observar lo que tenemos en común más de lo que nos separa?

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Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo Ese diálogo que Jesús tiene con el Padre, * es nuestra referencia de amor para esmerarnos en aplicar dentro de cada día vivido en familia, en el trabajo, en la sociedad, en la fe. Es este un momento histórico, donde ha* cemos que nuestros esfuerzos por la unidad desde Juan XXIII en el Concilio Vaticano II hasta nuestros días con el papa Francisco, asistamos a lo que nos pide el Espíritu Santo. Hemos visto el encuentro de estos referentes de la iglesia con los de la iglesia anglicana, ortodoxa, evangelista y otros,

quienes han participado presentando sus inquietudes para lograr la unidad cristiana. Es más lo que nos une que lo que nos * separa. Subrayamos pues de ahora en más lo que nos une al otro aunque esté separado por razones que fueron del momento. Estamos llamados SER UNO. El camino de la unidad definitiva entre * todas las Iglesias no está concluido. Nuestra participación a este evento, por lo menos con la oración, se hace necesaria.

Del Salmo 40 Que se alegren y se regocijen en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que desean tu victoria: "¡Qué grande es el Señor!". Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío!

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La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna. El miércoles 14 de agosto, a las 17:30 hs. nos encontramos en el despacho parroquial para preparar esta página del boletín, para el mes que viene.


Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo

Iglesia católica y ecumenismo ¿QUÉ ES EL MOVIMENTO ECUMÉNICO? En el Concilio participaron los representantes de las principales Iglesias cristianas aunque sin derecho a voto. Hacia el final del Concilio los hermanos huéspedes habían llegado a 182. Al hablar de ecumenismo, se habla del Movimiento que surgió entre los protestantes a comienzos del siglo XX con el objetivo de buscar la reunificación de las distintas confesiones cristianas históricas. Se quería cumplir con el mandato de Cristo: “Que todos sean uno para que el mundo crea que Tu me has enviado” (Jn 17,21). La palabra griega “oikoumene” se usó en el Concilio de Nicea (año 325) para significar la participación de todos los obispos de la oikoumene (=tierra habitada). El punto de partida oficial del Movimiento Ecuménico se dio con la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo en 1910. Surgió en un contexto misionero, por la necesidad de presentar una única fe cristiana a los “infieles”. En 1948 se constituyó el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que se autodefinió como “una comunidad de Iglesias que reconocen a Cristo como Dios y Salvador”. El CMI, llamado también Consejo Ecuménico de las Iglesias, aún hoy representa el conjunto de las Iglesias protestantes y ortodoxas que reúnen a unos 600 millones de cristianos y tiene sede en Ginebra (Suiza). La Iglesia Católica en un primer momento no quiso adherirse al Movimiento ni al CMI, considerando que estas Iglesias se habían separado de Roma y a Roma tenían que volver. Con Juan XXIII y el Con-

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cilio se produjo un cambio total de rumbo. La unión no será fruto del “retorno” al redil católico, sino más bien el resultado de un camino común de conversión y reforma a la luz del evangelio. EL DOCUMENTO CONCILIAR El documento elaborado por el Concilio se titula: “Unitatis Reintegratio” (=la reunificación de los cristianos). Allí se reconoce que la división que se ha dado en la única Iglesia de Jesús es un escándalo y un serio obstáculo para la evangelización. Se reconoce que hay un único Movimiento Ecuménico al que la Iglesia Católica se adhiere y el primer capítulo del documento habla de los “principios católicos” del ecumenismo. Hay una unidad real, aunque no plena, entre todas estas Iglesias gracias al único bautismo, la fe en Jesús y en la Palabra de Dios, la vida de gracia (n.3). “Es mucho más lo que nos une de lo que nos separa”, decía Juan XXIII. También estas Iglesias pueden ser caminos de salvación. El objetivo del ecumenismo es la unidad (que no es uniformidad) plena y visible de todos los cristianos. Por parte de los católicos ya no debe haber actividad “misionera” con estos hermanos separados como si fueran paganos (ya están convertidos a Cristo), sino “diálogo” y profundización en la fe. No es tarea tan solo para especialistas sino de todos los cristianos. Hay que promover la oración común, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, profundizar en la doctrina, ajustar el lenguaje (“eliminar palabras, juicios, 5


Concilio Vaticano II: vivir la fe en diálogo con el mundo y acciones que no responden a la justicia y a la verdad” n.4), reexaminar la historia (“la unidad ha sido rota no sin culpa de ambas partes” n.3), adquirir una formación ecuménica, colaborar en la lucha por los derechos humanos, la justicia, la ecología, la paz. NUEVO ENFOQUE Antes del Concilio en muchos ambiente católicos se hablaba de los Protestantes (o Evangélicos) como de “herejes” y de los Ortodoxos como “cismáticos” y se decía que fuera de la Iglesia Católica no había salvación. Se hablaba no de Iglesias cristianas, sino de “sectas” en forma casi despreciativa. Se pensaba que practicar el ecumenismo equivalía a admitir deficiencias en la Iglesia Católica, lo que parecía inadmisible. Hoy por otra parte practicar el ecumenismo no significa cultivar el indiferentismo religioso. No es cierto que todas las Iglesias son iguales y que da lo mismo ser católicos, ortodoxos o protestantes. No hay que renegar de la propia Iglesia, como tampoco hay que tratar de convertir a los demás cristianos a la propia Iglesia y robarles fieles. El objetivo del Ecumenismo no es la competencia sino la colaboración en vista de un anuncio creíble a los “no cristianos”, que son todavía la mayor parte de la humanidad. Si bien no se ha desarrollado mucho aún el ecumenismo a nivel de base o parroquial, ha habido muchísimos y positivos encuentros a nivel teológico. Ha habido eventos extraordinarios como el abrazo entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras, las Asambleas Ecuménicas, el Encuentro de Asís de 1986, la traducción interconfesional de la Biblia etc..; pero también ha 6

habido nuevas dificultades por ejemplo con los anglicanos por la ordenación sacerdotal de las mujeres. CÓMO PRACTICAR EL ECUMENISMO El documento conciliar afirma que es necesario conocer la realidad de las distintas Iglesias, más allá de los prejuicios. La inmensa mayoría de los cristianos no tiene la mínima idea de porqué estamos divididos; se trata de conflictos históricos que ya no tienen sentido para la gente de hoy. Por eso es fundamental una información correcta y respetuosa de cada iglesia, con un lenguaje no polémico sino apropiado. Se dice además que “la manera y el sistema de exponer la fe católica no debe convertirse en modo alguno en obstáculo para los hermanos” (n.11). Decir por ejemplo que “los Protestantes son otra religión”, es fruto de ignorancia. Decir que el Papa “es el jefe de la Iglesia” no es correcto, ya que solo Cristo es el jefe de la Iglesia y el Papa es el sucesor de Pedro. Decir que “nuestra fe está puesta en la Virgen” no es exacto, ya que nuestra fe está puesta solo en Cristo; y María es la primera discípula de Jesús. Jesús es el único que nos salva. La intercesión de los santos es saludable en la medida que se une a la de Cristo. Como consecuencia del Concilio, los católicos han adoptado una actitud cada vez más positiva con respecto a los demás cristianos. Desean conocerse más, rezar juntos en las Celebraciones de la Palabra, colaborar en las tareas vecinales. Comparten los lugares de culto y se comprometen juntos en las luchas por los Derechos Humanos y la promoción de las clases populares.


Parábolas de HO Y “Él y mis v ecinos” HOY vecinos” Estaba soñando metido en un taller con todo tipo de madera, dura, blanda, troncos viejos, jóvenes, y retazos de madera estacionada con pedazos todavía verdes. Fuera, listos para el fuego, unos troncos apolillados. Me habían encargado unos muebles y unas 2 estatuillas. “¡Lo primero que voy a hacer, es la cruz!”, me dije. El dibujo a copiar era impresionante. La cabeza con una corona de espinas, toda ensangrentada, y con una expresión de sufrimiento tremenda. Los ojos abiertos y mirando hacia arriba con una tristeza y dolor suplicante… Me detuve, la miré, y dudé un poco. “¿No me habré atrevido al aceptar este compromiso?”, me dije. Pensé en renunciar. Había que esculpir, sentimientos y… ¡Qué sentimientos! Bueno... Ya está. Corté dos palos que me servirían para los brazos, dos para las piernas, y corté, algo más pequeño, para los pies y para las manos. Estaba agarrando el formón cuando escuché unos gritos: “¡Cuidado, nos está cortando para meternos en una cruz!” habían visto la imagen en la esquina de la mesa. Y se largaron en llantos, gritos y quejas de todo tipo: “¡Yo no quiero ser mano! ¡Yo no quiero ser pie, me van a clavar. No, no quiero!”. Cambié de madera. Tomé otras piezas, cuando escuché nuevamente: “¡A mí no me van a agarrar; no me gusta que me cuelguen de una cruz; no me gusta ser pierna! ¡Yo no quiero que me corte, déjame tranquilo!”. Por suerte se me dio por tomar un tronco un poco más grueso, especial para hacer una cabeza. Me acerqué a la imagen, apunté el formón hacia el cabello y me apuré a cavar unos rulitos: “silencio total”, metí el cuchillo en el rostro para esbozar los ojos: “silencio” comencé a encavar la corona de espinas, y: “nada”. Volví a tocar a las manos, tanteando la reacción, cuando volvió ese griterío ensordecedor. Desistí. “¿Será posible, grité yo, que no se pueda hacer nada con ustedes?” Y seguí tallando el rostro. Cortaba, rasqueteaba, pulía y volvía a cortar con nerviosismo. ¡Claro! Todas esas piezas habían visto al Cristo en la imagen colocada en la mesada. “¡No quiero clavos, decían, no quiero que me martillen, yo no quiero morir en una cruz! ¡Es lindo estar sobre un pedestal o un altar, pero cuesta demasiado!” De pronto también la cabeza haLa Gruta n.440

bló: “¡Yo no puedo colgarme de la cruz sin las manos y sin los pies, o sin el resto del cuerpo… los necesito!” Estaba soñando esto con una angustia tan grande que me provocaba un sentido fuerte de rebeldía, de impotencia frente a la libertad de cada uno. ¡Cierto! No es fácil trabajar con madera verde, menos con un animalito, y ni que hablar con los seres humanos… se mueven, escapan, se rebelan y me puse a gritar fuerte: “¡Ésta es una carpintería no un aula, ni un templo!… ¿Por qué me hacen esto?” En ese momento, unos gritos me sacudieron. Unos vecinos ya estaban con sus baldes apagando el fuego que se estaba devorando mi carpintería. Unos sacaban las máquinas, otros las herramientas, tiraban las maderas al patio externo, otros corriendo con sus baldes de agua acababan de apagar las llamas. Salí y eran ellos… los que yo juzgaba… sus voces los delataban, los tronquitos rebeldes, los “vecinos”… Sus caras brillaban. No los estaba conociendo… tenían un tesoro guardado, precioso. Las dificultades corren cortinas, evidencian maravillas… mis vecinos de todos los días. Me acordé: “Un buen vecino es frecuentemente mejor que un pariente…”. Miré el entorno. Palos, leñas y troncos humeantes… Y, con sorpresa, vi que las tablas y los troncos con que había soñado, estaban colocados, juntos, allí, en forma de cruz, cada uno en su lugar. Si, cada uno estaba en su lugar, asumiendo su rol, acepando su situación, con una firmeza admirable. La caridad puede más que el arte, “La Cabeza” convence más que la tecnología, y las dificultades tienen su razón de ser. La Cabeza. Me quedó lo de la Cabeza… Sin gritos, calladamente, pudo más que mis gritos. Los vecinos con sus problemas, testimoniando que la gracia va por dentro, pero que, en ocasiones, muestra sus frutos. Todos con algún drama: un hijo drogadicto, un anciano enfermo, muchos hijos y un salario de pobreza… Para nadie fácil, pero para Dios nada imposible, respetando nuestra libertad y nuestros miedos. Él sabe tallar las maderas más duras y sostener las más blandas, trabajar las verdes y doblar las secas… modelar hasta a los seres vivos y libres. ¡Qué maravillas hacen, Él y mis vecinos! Rodolfo Bonci 7


Oración a los pies de La Gruta

para pedir gracias por intercesión del venerable

P. LEÓN DEHON Miércoles 14 de agosto, 17:30 hs en el despacho parroquial. Reflexión sobre el texto evangélico del boletín de setiembre. Lunes 9 de setiembre, a las 18 hs. en el despacho parroquial, reunión de información de los voluntarios del día 11.

Te damos gracias Señor y Padre nuestro. Con tu siervo, el Padre León Dehon has querido enriquecer a la Iglesia con una nueva familia religiosa. En él, testigo de tu bondad y de tu amor misericordioso, nos ofreces un ejemplo para que seamos profetas de amor y servidores de la reconciliación. Concédenos por su intercesión la gracia que humildemente te pedimos... Su camino sea seguido por santos discípulos que lleven al mundo la alegría del Evangelio. Que nuestra vida, oh Padre, unida al Corazón de Jesús y santificada por el Espíritu Santo, sea una ofrenda agradable a Ti, para la salvación del mundo. Amén.

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El Santuario de La Gruta, por decreto del Obispo, es lugar para recibir la Indulgencia plenaria en todo el Año de la fe. Este año de la fe es un momento de gracia para todos los creyentes; la indulgencia es un don de gracia especial que Jesús resucitado nos otorga, para nosotros, nuestra salvación y la de nuestros hermanos vivos y difuntos; como signo que queremos entrar en este don de gracias, la Iglesia pide que: nos confesemos, comulguemos, rezemos el Rosario aquí en la Gruta y hagamos un gesto de caridad hacia nuestros hermanos.


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