La Gruta
Agosto de 2015
nº
464
BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 grutadelourdes@interware.org www.umbrales.edu.uy
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Sínodo familia de los obispos sobre la
Familia y discernimiento de la obra de Dios Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?”. “Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”, que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía... Entonces él exclamó: “Creo, Señor”... Juan 9,1-41 La Gruta n.464
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Actualidad
Marta: la hermana de todos A los 91 años murió el 24 de julio pasado la hermana Marta, cuyo nombre de pila era Nilda Josefina Echarte, religiosa maragata de las Hermanitas de la Asunción que dejó un testimonio extraordinario de entrega a Dios y a los pobres.
Había nacido en San José. Su vocación en favor de la clase obrera, surgió en el marco de la Juventud Obrera Católica (JOC) de san José de la cual fue una de las fundadoras en 1947 con el apoyo del p. Aroldo Ponce de León y dedicándose en especial a las empleadas domésticas. Escribió: “a mi me gustaba trabajar en política, en los gremios, con los pobres. Un día que estaba orando le dije a Jesús: ‘haz de mi lo que quieras’; y después no pude reprocharle mas nada”. Entró en la congregación de las Hermanitas de la Asunción que tienen como finalidad el servicio a las familias obreras. La hermana Marta al llegar a Montevideo trabajó en el Cerro, después en el Cerrito de la Victoria; colaboró con el p. Paco Berdiñas en la pastoral obrera y sus contactos se extendieron hasta los cañeros de Artigas. En 1959 fue enviada por la congregación a Potosí (Bolivia), a 4 mil metros de altura, para atender a las familias de los mineros en la localidad de Siglo Veinte. Fueron solo seis años, pero de una experiencia durísima teniendo que atender constantemente a mujeres cargadas de hijos con los maridos que morían de tuberculosis por la silicosis en el trabajo de las minas. La solidaridad de aquellos hombres y mujeres hizo que escribiera: “los mineros me enseñaron a leer el Evangelio de otra manera”. Fue ella que convenció al español p. Gregorio Iriarte, Misionero de Maria Inmaculada (OMI) que trabajaba en el colegio de la parroquia san Rafael del Cerro en Montevideo a que fuera a trabajar 2
a Bolivia. Ella misma lo acompañó adentro de la mina “para vigilarlo y ver si era de esos curas que solo reparten medallitas y estampitas y cual era su actitud con los obreros”. No se equivocó. Iriarte quedó en Bolivia y fue uno de los grandes referentes de la renovación conciliar. En 1965 Marta tuvo que volver a Montevideo después de recibir condecoraciones en la Universidad de Siglo Veinte por su trabajo social con las amas de casa mineras. Siguió trabajando en el Cerro, con la sonrisa y la humildad de siempre. Durante la dictadura militar se movía por solicitar la libertad de los presos políticos y era constantemente vigilada. En el año 1972 la detuvieron en el barrio de las Acacias de noche, llevándola encapuchada. Era acusada de “concientizar a la gente”. El año siguiente tras un despliegue de militares en todo el barrio, otra vez la apresaron y tuvo que pasar 14 meses en la cárcel de Punta Rieles. A los militares que en 1975 le exigían al p. Ponce de León tocar las campanas de la catedral en ocasión de un aniversario patrio, puso como condición la libertad definitiva de Marta. Moviéndose con libertad vigilada, por tercera vez fue arrestada en 1982 por un ayuno público de protesta. Incansable, predicó con su ejemplo y compromiso. En las últimas elecciones pidió que la llevaran al recinto electoral en ambulancia. “Una mujer entera, de esas imprescindibles”, dijo de ella una vecina en un homenaje. “Su única arma fue su profunda fe en ese Dios al que había consagrado su vida y la fe en el ser humano capaz de transformarse y transformar su entorno para construir un mundo mejor; lo hizo sin nunca recurrir a la violencia ni pertenecer públicamente a ninguna organización política”.
Sínodo de los obispos sobre la familia
2015
Familia y discernimiento de la obra de Dios Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?”. “Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios”... Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”, que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: “¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos opinaban: “Es el mismo”. “No, respondían otros, es uno que se le parece”. El decía: “Soy realmente yo”. Ellos le dijeron: “¿Cómo se te han abierto los ojos?”. El respondió: “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: “Ve a lavarte a Siloé”. Yo fui, me lavé y vi”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde está?”. El respondió: “No lo sé”. El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos... Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: “¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?”. Sus padres respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta”. Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: “Tiene bastante edad, pregúntenle a él”... Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: “¿Crees en el Hijo del hombre?”. El respondió: “¿Quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Tú lo has visto: es el que te está hablando”. Entonces él exclamó: “Creo, Señor”, y se postró ante él. Después Jesús agregó: “He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven”. Juan 9,1-41
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En el texto que proponemos este mes, encontramos otra situación familiar: un hijo ciego de nacimiento, su padre y su madre. Una familia ya probada por una grave enfermedad y que además vive el prejuicio religioso de la gente: ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?
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Frente a esta pregunta de los discí* pulos, Jesús invita a un discernimiento: no está de acuerdo que una situación dolorosa se resuelva con un cálculo matemático que busque culpables y nada más. Jesús invita a discernir la situación con los ojos de Dios, que no mira para atrás, sino adelante: “Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios”
Preguntas ¿Piensas que existen situaciones familiares que no tienen arreglo? ¿El Evangelio puede ser causa de división en la familia? ¿Dios está presente en las situaciones familiares dolorosas?
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No existe entonces una realidad que no nos abra a descubrir la gloria de Dios: cuando hay dolor, problemas familiares, motivos de desesperación... entonces Jesús nos invita a creeer, confiar en Él, porque Dios no abandona sus hijos que están en el dolor. Quien nos creó puede también recrearnos.
dificultad, porque si apoyan al hijo, dan un testimonio en favor de Jesús; prefieren el quieto vivir y dejan la cosa en manos del hijo, para no correr riesgos sociales, es decir ser expulsados de la comunidad judía.
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Los obispos del Sinodo sobre la familia nos invitana considerar muchas situaciones familiares difíciles, dolorosas. Lo hacemos en este espíritu que mueve Jesús, sin buscar culpables, sino la gloria de Dios.
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Sucesivamente en el texto que proponemos, * los judíos llaman a los padres del ciego para que testimonien: los padres se encuentran en
Tomar partido por Jesús genera problemas, * también en la familia. El ciego no tiene duda en creer en Jesús, a pesar que esto lo pone en conflicto con su familia y con su comunidad. Hace este discernimiento porque ya ha experimentado la Gloria de Dios. Tal vez nuestro titubear en tomar con valor la postura de la Misericordia, también en ámbito familiar, es consecuencia de una vida de fe que todavía no experimentó la Gloria y la bondad de Dios.
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Del Salmo 126
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uando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía que soñábamos: nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. Hasta los mismos paganos decían: «¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!». ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros y estamos rebosantes de alegría!
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¡Cambia, Señor, nuestra suerte como los torrentes del Négueb! Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas.
Sínodo de los obispos sobre la familia
2015
Familia y discernimiento de la obra de Dios Como en cada número del Boletín, publicamos en estas páginas algunos extractos del Documento Final del Sínodo de 2014, para que podamos conocer la reflexión de nuestros obispos y seguir con ellos en la oración y en la vida un camino de renovación en la atención de la Iglesia a las familias. Hay muchas realidad que afectan y tocan la familia que requieren un duiscernimiento por parte de las familias y de la Iglesia: proponemos algunas reflexiones de nuestros obispos.
41. El Sínodo anuncia y promueve el matrimonio cristiano, a la vez que alienta el discernimiento pastoral de las situaciones de tantas personas que ya no viven esta realidad. Es importante entrar en diálogo pastoral con ellas a fin de poner de relieve los elementos de su vida que puedan llevar a una mayor apertura al Evangelio del matrimonio en su plenitud. Los pastores deben identificar elementos que favorezcan la evangelización y el crecimiento humano y espiritual. Una sensibilidad nueva de la pastoral hodierna, consiste en identificar los elementos positivos presentes en los matrimonios civiles y, salvadas las debidas diferencias, en las convivencias. Es preciso que en la propuesta eclesial, aun afirmando con claridad el mensaje cristiano, indiquemos también los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a dicho mensaje. 42. Se observó también que en numerosos países un «creciente numero de parejas conviven ad experimentum, sin matrimonio ni canónico, ni civil» (Instrumentum Laboris, 81). En algunos países esto sucede especialmente en el matrimonio tradicional, concertado entre familias y con frecuencia celebrado en diversas etapas. En otros países, en cambio, crece continuamente el número de quienes después La Gruta n.464
de haber vivido juntos durante largo tiempo piden la celebración del matrimonio en la Iglesia. La simple convivencia a menudo se elige a causa de la mentalidad general contraria a las instituciones y a los compromisos definitivos, pero también porque se espera adquirir una mayor seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros países, por último, las uniones de hecho son muy numerosas, no sólo por el rechazo de los valores de la familia y del matrimonio, sino sobre todo por el hecho de que casarse se considera un lujo, por las condiciones sociales, de modo que la miseria material impulsa a vivir uniones de hecho. 43. Es preciso afrontar todas estas situaciones de manera constructiva, tratando de transformarlas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de acogerlas y acompañarlas con paciencia y delicadeza. Para ello es importante el testimonio atractivo de auténticas familias cristianas, como sujetos de la evangelización de la familia. 57. No es difícil constatar que se está difundiendo una mentalidad que reduce la generación de la vida a una variable de los proyectos individuales o de los cónyuges. Los factores de orden económico ejercen un peso a veces 5
determinante, contribuyendo a la fuerte disminución de la natalidad que debilita el tejido social, compromete la relación entre las generaciones y hace más incierta la mirada sobre el futuro. La apertura a la vida es exigencia intrínseca del amor conyugal. En esta perspectiva, la Iglesia sostiene a las familias que acogen, educan y rodean con su afecto a los hijos diversamente hábiles. 58. También en este ámbito es necesario partir de la escucha de las personas y dar razón de la belleza y de la verdad de una apertura incondicional a la vida, necesaria para que el amor humano sea vivido en plenitud. Sobre esta base puede apoyarse una enseñanza adecuada sobre los métodos naturales para la procreación responsable. Dicha enseñanza ayuda a vivir de manera armoniosa y consciente la comunión entre los cónyuges, en todas sus dimensiones, junto a la responsabilidad generativa. Es preciso redescubrir el mensaje de la Encíclica Humanae Vitae de Pablo VI,
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que hace hincapié en la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad. La adopción de niños, huérfanos y abandonados, acogidos como hijos propios, es una forma específica de apostolado familiar (cfr. Apostolicam Actuositatem, 11), repetidamente recordada y alentada por el magisterio (cfr. Familiaris Consortio, 41; Evangelium Vitae, 93). La opción de la adopción y de la acogida expresa una fecundidad particular de la experiencia conyugal, no sólo cuando se ve marcada por la esterilidad. Esta opción es signo elocuente del amor familiar, ocasión para testimoniar la propia fe y devolver dignidad filial a quien ha sido privado de ella. 59. Es necesario ayudar a vivir la afectividad, también en el vínculo conyugal, como un camino de maduración, siempre en la más profunda acogida del otro y en una entrega cada vez más plena. En ese sentido, cabe subrayar la necesidad de ofrecer itinerarios formativos que alimenten la vida conyugal y la importancia de un laicado que ofrezca un acompañamiento a partir de un testimonio vivo. Es de gran ayuda el ejemplo de un amor fiel y profundo lleno de ternura y respeto, capaz de crecer en el tiempo y que en su apertura concreta a la generación de la vida haga experiencia de un misterio que nos trasciende.
Parábolas de HO Y - “CONTEINER” Y “CONTEINER” HOY En pocos días, se me cruzaron varios temas entorno al “conteiner”, “contenedor”. Una señora, al llevar los residuos de cocina a un conteiner, en tres oportunidades, había quedado sorprendida por la presencia de adolescentes que, reaccionando, la reprendían con el grito: “¿Estás loca? ¡Fíjate lo que hacés! ¿No ves que estoy adentro? “¡Discúlpame! ¡No te vi! ¿Cómo te vas a poner adentro de la volqueta?” Papa Francisco, en su visita a América Latina, dijo con fuerza de que no es posible que tratemos, a las personas, como “desechos”, “desperdicios”. Claro. La “persona” es “imagen” de Dios. Lo mismo me pasó cuando, con unos chiquilines del liceo, hablé de la creación. Volví a presentar a Dios como planteándose un proyecto “extra”: “el proyecto del hombre”. Me entusiasmó imaginarlo y describirlo como tomando polvo sutil, mojarlo con agua, amasarlo como un alfarero, amoldarlo, adecuarlo para su “desempeño”, con todos los “sentidos”, “miembros” y “articulaciones”, para vivir, moverse y manejarse con el resto de la creación, dominándola, y gobernándola con amor, competencia y disciplina, sin destrucciones y en un diálogo pacífico y constructivo para el bien de todos y de todo. ¡Un “chiche”! Así lo describe el Libro del Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales... Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno...” (Gén 1,26-31). Más adelante: El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado” (Gén 2,2). Parte esencial y constitutiva de la creación, es, su contemplación, aprendizaje y gobierno, no sea que la destruyamos. Pero un poco más adelante: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente”. Así es, como
se me presentó nuevamente la imagen del “conteiner”. La arcilla del suelo, “conteiner” del soplo divino en su nariz”. ¡Qué maravilla! …y la tierra (el jardín del Edén), como “conteiner” de la familia humana. Ya sé porque Dios nos amó tanto y su Hijo dio la vida por nosotros: somos “contenedores” de la Imagen del Creador, del Soplo del Padre, y de la carne y sangre del Hijo. Se me formó, así, esa conexión entre el “adán”, el Edén, la tierra, la Creación, contenedores de la obra divina. Y, el Domingo en la Misa, casi se me cierra el ciclo. ¡Pero no! Cuando explicaba la actitud de Jesús de invitar a los discípulos para ir a un lugar desierto para descansar, porque no tenían tiempo ni para comer, volvió a aparecerme el Creador, su descanso del séptimo día, y la necesidad de estar a solas ante el “Contenedor” central de todos los templos: el “tabernáculo” el “Sagrario” de la Eucaristía: barca del navegante, lugar desierto para el descanso y la contemplación, tan necesarios para la vida y el trajín del ser humano, peregrino y misionero de la tierra. Faltaba el noticiero del lunes: un camión recolector, levantó un “conteiner” de una vereda, supuestamente lleno de desperdicios y lo descargó en sus entrañas, cuando, a último momento, apenas pudo bloquear la operación de compactación. Un solo instante más y hubiera ultimado a un adolescente de 14 años que se había acostado allí, para pasar la noche. El adolescente, “conteiner” de Dios, mezclado con los residuos, se había colocado, lo habían colocado, o tal vez lo hemos colocado, desde el centro de la creación, al “conteiner” de la basura. ¿Quién? ¿Por qué? ¿Fruto del sistema? ¿Producto de la propia civilización? Tomemos una buena lupa y la verdad encendida, ciencia y Biblia, y sin tirar el problema al costado, osar enfrentar la realidad. Se trata de nuestros hijos, presentes y futuros! ¿Dónde y cómo están nuestros niños? Celebremos el “día” del niño en el “conteiner-laboratorio” de la familia y de la escuela, todos invitados!” Rodolfo Bonci
La Gruta n.464
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Oración a los pies de La Gruta PARA PEDIR LA BEATIFICACIÓN DEL PADRE DEHON
Te damos gracias, Miércoles 5 de agosto de 2015 a las 18 hs. en el despacho parroquial:
formación de los voluntarios del día 11.
Señor, Padre nuestro. Con tu Siervo, el Padre León Dehon has enriquecido a la Iglesia con una nueva familia religiosa. La beatificación de tu Siervo sea para alabanza de tu gloria. Por su ejemplo, haz que seamos profetas y ministros de la reconciliación en el Corazón de tu Hijo Jesús. Haz que su camino sea seguido por santos discípulos que lleven por el mundo la alegría del Evangelio. Que nuestra vida, oh Padre, unida a la de Jesús, nuestro Señor, y santificada por el Espíritu Santo, sea una oblación agradable a Tí para la salvación del mundo. mén.
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