La Gruta
Marzo de 2016
nº
471
BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 grutadelourdes@interware.org www.umbrales.edu.uy
Jubileo de la Misericordia Año de gracia Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.... Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Lucas 4,16-21
La Gruta n.471
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Actualidad
Los ortodoxos y el Papa El reciente encuentro en Cuba entre el papa Francisco y el Patriarca ruso Kiril ha sido considerado por toda la prensa como “histórico”, por ser el primer encuentro entre un Patriarca ortodoxo ruso y un Papa, después de más de mil años. Pero, ¿quiénes son los ortodoxos?
La palabra griega “ortodoxo” significa “fiel a la tradición”. La Iglesia Ortodoxa es una Iglesia cristiana con unos 300 millones de feligreses, que se han separado de Roma en el año 1054 por motivos más políticos que religiosos, fieles a los primeros siete Concilios de la Iglesia. Después de la separación (=cisma), el centro espiritual de los cristianos ortodoxos pasó a ser la ciudad de Bisancio, llamada también Constantinopla y que ahora se llama Estambul (Turquía). Allí reside el Patriarca Bartolomé que es el jefe, simplemente honorario, de todos los ortodoxos en el mundo. Ya hace 50 años al terminar el Concilio, el Papa Pablo VI se había abrazado en Jerusalén con su precedesor Athenagoras y habían levantado las excomuniones recíprocas entre las dos Iglesias hermanas. El Patriarca Bartolomé, animado por un sincero espíritu ecuménico, ha cultivado un acercamiento progresivo con Roma. No así el Patriarcado de Moscú, más reacio y receloso, y que sin embargo tiene jurisdicción sobre más de la mitad de los ortodoxos en el mundo (especialmente en los países de Europa del Este). Por eso es tan importante el paso dado por Kiril y Francisco. La Iglesia cristiana ortodoxa es la más cercana a la católica. Mas allá de algunas diferencias dogmáticas, conserva los siete sacramentos, tiene obispos y sacerdotes válidamente ordenados, la misma doctrina y la misma moral, una gran devoción a la Virgen María. Lo que más nos separa de los orto2
doxos es el rol del Papa cuya autoridad no admiten y además un profundo recelo que viene de siglos por graves errores cometidos por ambas partes. En este Año Santo para los católicos, ellos tendrán también un acontecimiento más extraordinario aún: del 16 al 27 de junio próximo se reunirán en la isla de Creta todas las Iglesias Ortodoxas para su primer Concilio (ellos lo llaman Sínodo “Panortodoxo”, es decir de todos los ortodoxos). Y esto, después de 12 siglos. Las Iglesias Ortodoxas han sido siempre y son “autocéfalas”, es decir independientes las unas de las otras, aún manteniendo entre sí la comunión doctrinal y sacramental. Por eso la preparación de este Sínodo duró 50 años. Un motivo muy fuerte para los encuentros actuales se debe a la dramática persecución contra todos los cristianos (católicos, protestantes y ortodoxos) que se está dando hoy en el mundo, casi un genocidio.
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Jubileo de la Misericordia
Año de gracia Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor". Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Lucas 4,16-21
En el Evangelio de Lucas encontramos un aspecto importante para vivir con fe el Jubileo. El evangelista narra que Jesús, un sábado, volvió a Nazaret y, como era costumbre, entró en la Sinagoga. Lo llamaron para que leyera la Escritura y la comentara. El paso era el del profeta Isaías donde está escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí...” (61,1-2).
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“Un año de gracia”: es esto lo que el * Señor anuncia y lo que deseamos vivir. Este Año Santo lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consolación a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad moderna, restituir la vista a quien no puede ver más porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella.
Preguntas ¿Qué es la Gracia de Dios? ¿Podemos experimentar su amor por nosotros? En el barrio, en la familia, ¿cómo podemos ser testigos de la Misericordia? La Gruta n.471
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La predicación de Jesús se hace de nuevo este marzo con intensidad y sea* * Vivamos visible en las respuestas de fe que el testimo- mos nosotros luego testigos de la Misericornio de los cristianos está llamado a ofrecer. Nos acompañen las palabras del Apóstol: “El que practica misericordia, que lo haga con alegría” (Rom 12,8). Con estas palabras el papa Francisco ha comentado el texto evangélico que nos acompaña en este mes de marzo: la gracia es central en el texto y en este Año Santo de la Misericordia.
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La Gracia es el don gratuito de Dios a la humanidad, a cada uno de nosotros: Jesús vino a decirnos que Dios es gratuidad, es don que no se espera nada a cambio de lo que regala. Y Dios no nos regala algo, no nos regala cosas.... Nos regala a su Hijo Jesús.
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Por esto que en este mes de marzo se hace más sensible el don gratuito de Dios en nuestra vida y en nuestro Santuario: podemos pasar por la Puerta Santa, encontrarnos con los símbolos de la vida de Jesús en el Calvario y en la Gruta; podemos acercarnos al sacramento de la Reconciliación y del perdón...
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Pero sobre todo en este mes de marzo cul* mina el tiempo de Cuaresma y desde el 21 viviremos la Semana Santa, el misterioso y gratuito don que nos hace Jesús con su vida, sirviéndonos en el lavatorio de los pies, regalándose en la Eucaristía (Jueves Santo); sufriendo como nosotros y por nosotros y muriendo en Viernes Santo; y resucitando para que nosotros todos tuviéramos una esperanza en esta vida que no se termina con la muerte.
dia de Dios en nuestra vida, para que a todos los que encontremos les llegue el anuncio que estamos viviendo un Año de Gracia del Señor.
¡D
en gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! ¡Den gracias al Dios de los Dioses, porque es eterno su amor! ¡Den gracias al Señor de los señores, porque es eterno su amor! Al único que hace maravillas, ¡porque es eterno su amor! al que hizo los cielos sabiamente, ¡porque es eterno su amor! al que afirmó la tierra sobre las aguas, ¡porque es eterno su amor! Al que hizo los grandes astros, ¡porque es eterno su amor! el sol, para gobernar el día, ¡porque es eterno su amor! la luna y las estrellas para gobernar la noche, ¡porque es eterno su amor! Al que abrió en dos partes el Mar Rojo, ¡porque es eterno su amor! al que hizo pasar por el medio a Israel, ¡porque es eterno su amor! Al que guió a su pueblo por el desierto ¡porque es eterno su amor! Al que dio sus territorios en herencia, ¡porque es eterno su amor! en herencia a Israel, su servidor, ¡porque es eterno su amor! al que en nuestra humillación se acordó de nosotros, ¡porque es eterno su amor! Al que da el alimento a todos los vivientes, ¡porque es eterno su amor! ¡Den gracias al Dios de los cielos, porque es eterno su amor!
Del Salmo 136
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Jubileo de la Misericordia Lourdes, la peregrinación de la misericordia: la puerta de la misericordia Publicamos una reflexión ofecida en el Santuario de Lourdes en Francia y que se refleja en lo que aquí en Montevideo queremos vivir en este Año de la Misericordia en la Gruta.
“La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator (caminante), un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. También para llegar la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, según con sus propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo del hecho de que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros” (Papa Francisco, “Misericordiae vultus” 14). En este año jubilar, nuestra peregrinación, personal o comunitaria, ofrecerá la ocasión de pasar por la Puerta de la Misericordia. Esta puerta está en comunicación directa con el Calvario y allí podremos contemplar a Jesús crucificado, muerto por nosotros y puerta de la misericordia. Al mismo tiempo contemplaremos a la Virgen María, madre del crucificado, al pie de la Cruz. “Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa”. (Jn 19, 25-27) “Ahí tienes a tu hijo...”, estas palabras pronunLa Gruta n.471
ciadas por Jesús no son una simple recomendación que hace a su madre; son una manera de poner en evidencia una nueva forma de ser engendrado en la maternidad de María. “El discípulo que Jesús tanto quería...” es el que Jesús ama con un amor predilecto, el amor que ocupa el primer lugar en la relación: “No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido.” (Jn 15, 16). Se trata también de un amor que hace del otro un “discípulo”, un “amigo”, es el amor que “perfecciona” (hace perfecto). Y el fruto de ese amor es la alegría perfecta. La expresión “el discípulo que Jesús tanto amaba” no es tanto la indicación de un amor de predilección por un discípulo en particular; es una explicación que aspira a situar al discípulo como tal en la esfera del amor y la misericordia. La expresión tiene un valor simbólico y designa a todos los creyentes. Es el creyente el que es confiado a María y el que la recibe como Madre. Es el peregrino el que es confiado a María. En este sentido es como hay que entender: “Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19, 27). Ese “su casa” no indica solamente la casa, sino también los bienes propios que le pertenecen como discípulo: el vínculo de fe que le une a Cristo y que se expresa en la práctica del mandamiento de amor. En este espacio espiritual es donde el discípulo recibe a María como madre. Es en ese espacio espiritual es donde Bernardita y los peregrinos de todos los tiempos reciben la presencia de María como madre. María, madre de misericordia, está siempre presente en la vida del creyente al servicio de la alianza entre su 5
Hijo y sus discípulos. Y esta alianza tiene un nombre: la misericordia. El 11 de febrero de 1858, Bernardita recibe la gracia de “hacer bien la señal de la cruz”: “Quise hacer la señal de la cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente, hasta que la Señora hizo la señal de la cruz, y entonces yo también pude hacerla”. Para “hacer bien la señal de la cruz” le bastó con mirar a la Señora y hacerla como ella la hizo. Numerosos testigos nos dicen que con ese gesto sencillo, hacer bien la señal de la cruz, parecía que ella entraba en una realidad diferente. Esa otra realidad es la que el Señor nos propone en el Evangelio: pasar del pecado a la gracia, del egoísmo al compartir, de la división a la comunión, del aislamiento al encuentro, de la tristeza a la alegría, del odio al perdón, etc. Pasando por la puerta de la Misericordia estamos invitados, con María y Bernardita, a hacer la señal de la cruz para mostrar de esa manera nuestra decisión de entrar en la realidad de la gracia de la misericordia para nosotros y para todos con quienes nos encontramos. LA GRUTA de Lourdes es el lugar donde Bernardita Soubirous vio por 18 veces, a la Virgen María, Madre de Dios. Este encuentro entre estas dos personas tuvo lugar en vistas de un tercer encuentro, el de Cristo. De hecho, durante todas las apariciones, la Virgen se presenta siempre como la que se pone al servicio de Bernardita para hacerle descubrir poco a poco por medio de una catequesis y una pedagogía extraordinaria, en presencia de la fuente al fondo de la gruta. La fuente que Bernardita descubrió durante la novena aparición es el símbolo de todo el mensaje que María confía a Bernardita. Esta fuente simboliza la persona misma de Cristo. Cuando la Señora dice a Bernardita: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente” es una invitación que le hace 6
para que entre en el misterio de la vida de su Hijo. No basta con descubrir la fuente (Cristo), hay que beber y lavarse en ella. Eso quiere decir alimentarse con la Palabra de Dios y dejarse transformar por su presencia sacramental en la Reconciliación y la Eucaristía. La Gruta es también el lugar del silencio y de la oración necesaria para dialogar con el Señor. La Gruta es también el lugar de un comienzo, de un arranque, de una partida, de una novedad, la Gruta es un lugar de encuentro, donde el hombre y la mujer se descubren bellos a los ojos de Dios, amables a los ojos de los demás. En la Gruta de Lourdes nacen amores y amistades para toda una vida y son muchos los que oyen la llamada y reciben la gracia de consagrar su existencia al Señor y a sus hermanos. Delante de la Gruta descubrimos la presencia maternal de María y tenemos la experiencia de ese rostro maternal de la Iglesia, por lo que la Gruta es un lugar de acogida, de escucha, de comprensión, de apertura al otro, lugar de preferir al otro a sí mismo, expresado por el don y el servicio a los demás. La Gruta es el reflejo de la humanidad nueva, de una nueva creación. La Gruta es la belleza de la Inmaculada Concepción, el maravilloso encuentro entre la Santísima Virgen y Bernardita, y la gracia que se sigue de todo eso, ha marcado para siempre estos lugares. La Gruta es un lugar que acoge nuestra humanidad tal y como es, con sus alegrías y sus penas, sus heridas, sus frustraciones, sus fracasos y sus triunfos. Y al mismo tiempo, es un lugar donde tenemos la experiencia de la irrupción de Dios en la persona de María. Como dice el Apóstol san Pablo: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. La Gruta es por eso el lugar de todas las misericordias.
Parábolas de HO Y - Nacho Canariño HOY Hace apenas unos meses lo vi en el barrio. Celular en mano y entretenido. El verano le facilitó el abrigo. - "¿Sos del Barrio?" "¡Si!" "¡Nunca te vi por aquí!" "Salí hace poco…!" ¡Entendí! El gorrito le tapaba la frente y las cejas. Ni idea de la edad. Delgado. Ese día me pidió un vaso de agua. Lo miro y me parece que había ganas de otras cosas más. Le traigo el agua. Tomó dos vasos grandes, uno detrás de otro. ¡Sí! Había también hambre! Media hora más tarde, cuando ya no había más nadie, me pegó un grito: "¡Señor! ¿No tiene una manzana?" Lo miré en los ojos. "¡Ya vengo!". Me siento con él escalón. "¿Sos del Barrio?, conocés a la gente? ¿Tenés familia?" "¡Sí! los conozco casi todos. Estuve preso unos años, pero casi todos los jóvenes me los conozco. En la cárcel aprendí algo también de Biblia. Mi madre lee todos los día la Biblia". "¿Tu padre?". "Están separados." "¿Cómo pasaste tu infancia?". "En la calle y en la escuela. Cuando uno pasa en la calle, termina en las manos de los más vivos…". "¡Perdoname! ¿Quiénes son los más vivos?". "Y… las barritas que siempre hay." "¿Cómo era tu barrita?". "Y… los compañerito de la escuela… y algunos que eran un poco más grandes… Un poco a la vez uno termina teniendo otra… "familia…" ¡sí! Ya los padres ni se enteran donde y con quien uno anda. Después… éramos un poco más grandes…, decidimos hacer una rapiña. Y bueno. Nos agarraron. Nos metieron adentro. Pasamos mal. Uno nunca quiere volver. La libertad es algo grande, pero cuando uno sale…, pasaron los años y ya no encuentra la familia que dejó. Siete años son muchos. ¡Sí! Recuerda a los compañeritos pero cada uno tiene ya su noviecita y ni te saluda. Ahora tengo que buscar trabajo y no cuento con muchos amigos que estén muy relacionados con actividades de la ciudad… Uno pasa de un barrio marginal a una cárcel más marginal, y cuando vuelve, áun en su barrio, está más "fichado" todavía." Una pausa. Rápidamente pienso en una serie de heridas. La familia, apenas para aprender a sobrevivir y dos idiomas: el castellano y la violencia. La barrita que sustituye a la familia, como una nueva familia ní elegida ni natural, sino impuesta por los avivados a los más frágiles. La patota de los grandecitos que tienen una visión cortita y miope de la realidad. Ni su pasado cortito, ni su futuro imprevisible, les sugieren herramienta de discernimiento para elegir "cami-
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nos"… Finalmente la cárcel, que entre soledades y resentimientos, contagios de rencores y odios, no lo ayudan a uno a sedimentar turbios y arenas. Así, Nacho, llegó a sus 26 años. Pensé en el patronato de los excarcelados. Me queda pendiente. Con paciencia habrá que vendar esas heridas que lo marcarán el resto de su vida. Yo se que solo Jesús puede decirle a uno, y, desde el fondo de su ser: "¡Levántate! Toma tu camilla y vete a tu casa!" Sin embargo, mirando a Nacho, nuestro Nacho, lo ví tan encorvado sobre su celular.... No estaba mirando nada ni nadie, estaba como acabado, rendido, paralizado. El celular abierto pero inmóvil como él. Se me prendió la lamparita. Esta vez fue un versículo: el v. 5 de ese capítulo 2 de S. Marcos. Por la multitud, los amigos del paralítico no podían acercarlo a Jesús para que lo curara. Quieren tanto al paralítico y creen tanto en Jesús que abren un boquete en el techo y se lo presentan. "Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Frente a las protestas de los escribas, que pensaban que Jesús estaba blasfemando, Jesús dice: «Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». Él se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. Y… con la lamparita encendida me dije: yo lo voy a empujar a prepo frente a Jesús. El señor le dará tanta fuerza que podrá animar a tantos otros paralíticos, ya que por eso, al paralítico sanado, le dice: "¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". ¿Qué otro valor podría tener una camilla de aquellos tiempos? Y me quedé con una tarea para la cual busco ayudantes: Alguien me acompaña hasta encontrar dónde, cuál y cómo es el boquete a abrir en el techo de una sociedad todavía con gente de descarte? Y comencé a proponerle al joven un viajecito hasta Jesús, aunque fuera trepando los techos. A no olvidarse de llevar esa camilla, como un título unversitario, una garantía de experiencia y conocimiento, así, hablando el mismo idioma nos animamos recíprocamente, ya que todos, alguna vez, sufrimos parálisis y nos rendimos en alguna camilla, hasta encontrar al verdadero amigo. Alguien que nos llevó, aún por los techos, hasta Jesús. Rodolfo Bonci 7
Oración a los pies de La Gruta Hasta el 26 de marzo
El 25 de marzo VIERNES SANTO a las 15 hs. VIA CRUCIS en el Parque de la Gruta
Junto a la cruz de Jesús, - estaba María, su Madre. Jesús, al ver a su Madre y cerca de ella al discípulo a quien amaba, dijo: Mujer, ahí tienes a tu hijo. - Después dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y Jesús dijo: Todo está cumplido, e inclinando la cabeza entregó su Espíritu. - Uno de los soldados le abrió el costado, y al instante salió sangre y agua. Oremos: Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando de sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María ala pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección. Por Jesucristo...
Amén.
Desde el 27 de marzo
sábado 9 de abril de 2016 a las 18 hs. en el despacho parroquial: formación de los voluntarios del día 11.
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Reina del cielo, alégrate, aleluia, - porque Cristo, que tú mereciste llevar, aleluia, resucitó, como dijo, aleluia. - Ruega por nosotros, aleluia. Regocíjate y alégrate Virgen María, aleluia, - porque el Señor resucitó de veras, aleluia. Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado alegrar el mundo, danos, te rogamos. que por su Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos eternos de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.