La gruta 472

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La Gruta

Abril de 2016

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BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 grutadelourdes@interware.org www.umbrales.edu.uy

Jubileo de la Misericordia Felices los misericordiosos Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo... La Gruta n.472

Mateo 5,1-12 1


Actualidad Hermanas de Calcuta: la última carta Se conoció la última carta que las cuatro Hermanas de Madre Teresa asesinadas en Aden (Yemen) enviaron a sus Hermanas de Roma.

Escribían: “Todas las veces que los bombardeos se hacen pesados, nos arrodillamos frente al Santísimo Sacramento implorando a Jesús misericordioso de proteger y defender a nuestros pobres y conceder la paz a este país. Golpeamos sin descanso a la puerta del Corazón de Cristo porque hay disparos por todo lado, faltan los alimentos y tenemos harina solo por hoy. Nosotros seguimos estando con nuestros ancianos, aún cuando bombardean. Dios seguirá siendo generoso, siempre que estemos con El y con sus pobres. Las cinco Hermanas estamos muy unidas; juntas vivimos, juntas morimos con Jesús y Maria nuestra Madre”. Las cuatro Hermanas asesinadas, todavía con el delantal puesto en tren de servicio, eran todas africanas (Marguerite, Reginette, Judith) excepto Anselm, de la India. La superiora, Hermana Sally, se salvó por no estar con ellas en ese momento. Estaban sirviendo en un dispensario con unos ochenta entre ancianos y discapacitados. Con ellas fueron asesinados 12 colaboradores (cinco cristianos y los demás musulmanes). A los enfermos y ancianos no se los tocó. Querían golpear a las Hermanas y a todo lo que ellas representaban. Ellas no predicaban, pero gritaban el Evangelio con su vida; una vida dedicada a los más pobres, a cambio de nada. El capellán de las Hermanas, p. Tom, un salesiano de la India, fue raptado por los terroristas islámicos y hasta el día de hoy nada se sabe de él. Les repetía a las Hermanas todos los días: “Prepa2

rémonos para el martirio”. Ellas no quisieron moverse de allí. El Papa, al enterarse de la masacre, denunció el “acto insensato y diabólico” y concurrió personalmente a presentar sus pésames a las Hermanitas de Calcuta que trabajan por los pobres de la calle, en el mismo Vaticano. Ya en 1998 siempre en Yemen otras tres Hermanas habían sido asesinadas a palos, mientras iban a prestar servicio como enfermeras al hospital. Las Hermanas de Calcuta no se retirarán del país después de esta masacre; seguirán prestando su servicio a todos los enfermos y necesitados sin distinción. Madre Teresa les había pedido a sus hijas “vivir y morir con los pobres”. La oración diaria de estas Hermanas asesinadas era: “Señor enséñanos a ser generosas. Enséñanos a servirte como lo mereces, a dar y no calcular el costo, a no buscar descanso y a trabajar sin pedir recompensa, solamente haciendo tu voluntad”. Tenían una frase escrita de Madre Teresa que decía: “El más grande don que Dios te puede hacer es darte la fuerza de aceptar cualquier cosa que El te envíe y la voluntad de devolverle cualquier cosa Él te pida”. La Hermana Sally, la que sobrevivió, relató estos hechos y termina su relación con estas palabras: “Sabían los horarios de las Hermanas para encontrarlas. Ellas estaban cumpliendo fielmente su misión y fueron encontradas en el justo lugar y en el momento justo, listas para recibir al Esposo que viene”.


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Jubileo de la Misericordia

Felices los misericordiosos Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”. Mt 5,1-12

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Así comentaba el papa Francisco * éstas palabras de Jesús: “¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices. Acojamos entonces la exhortación del Apóstol: “No permitan que la noche los sorprenda enojados” (Ef 4,26). Y sobre todo escuchemos la palabra de Jesús que ha señalado la misericordia como ideal de vida y como criterio de credibilidad de nuestra fe. “Dichosos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia”. (Mt 5,7) es la bienaventuranza en la que hay que inspirarse durante este Año Santo”. En una entrevista, el Uruguayo Tomas de Mattos decía: “Hago mi apuesta personal: yo pienso que Jesús es Dios,

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Preguntas ¿Qué es la felicidad? ¿Podemos ser misericordiosos como lo es Dios? ¿Tienen sentidos estas bienaventuranzas en el mundo de hoy?

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que es un hombre, un modelo ético paradigmático -el mayor de todos detrás del cual está Dios porque Él es Dios, el Dios escondido. Él es el camino hacia la felicidad. Una de las pocas convicciones que tengo en mi vida es que la felicidad no tiene nada que ver con el placer, necesariamente, ni con la alegría, ni con la placidez. Tiene que ver con una tranquilidad de conciencia drástica, radical, con perseguir metas nobles. Seguir a Jesús implica un desprendimiento, un desapego de mis posesiones”. Quizás en este Año de la Misericordia tenemos que preguntarnos de cuál felicidad andamos en la busca: ¿la que nos llena de cosas y cumple con todos nuestros deseos? ¿La que nos quita todos los problemas? ¿Existe esta felicidad? Jesús nos propone metas, caminos, * abjetivos: ser buenos, saber perdonar, tener

compasión, caminar con los más necesitados, no tenerle miedo a la persecución y al dolor y a la muerte.... Podríamos preguntarnos: ¿vivieron felices las * hermanas de Calcuta asesinadas en Yemen? En cambio solo las compadecemos y hablamos de los asesinos, no tomamos sus vidas como un ejemplo de camino hacia la felicidad. Las bienaventuranzas de Jesús nos abren a un estilo de vida, una lógica diversa de la que nos propone el mundo y tal vez diversa de la que nos propone la cultura cristiano-católica en la cual fuimos educados: el Año de la Misericordia es una oportunidad única para intentar responder al Amor de Jesús en la Cruz con una entrega de igual amor, o por lo menos parecido, como lo hicieron las hermanas de Calcuta que recordamos. Ellas vivieron la resurrección.

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Salmo 128

Canto de peregrinación

¡F

eliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.

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¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén y veas a los hijos de tus hijos!

¡Paz a Israel!


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Jubileo de la Misericordia Felices los misericordiosos Dirigiendose a los jóvenes, el papa Francisco ha hablado de esta bienaventuranza evangélica que guiará el camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, coincidiendo con el Año jubilar de la Misericordia. Publicamos algunos extractos del discurso papal.

En el año que tenemos por delante nos queremos dejar inspirar por las palabras: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7). Con este tema la JMJ de Cracovia 2016 se inserta en el Año Santo de la Misericordia, convirtiéndose en un verdadero Jubileo de los Jóvenes a nivel mundial... Jesucristo vino para anunciar y llevar a cabo el tiempo perenne de la gracia del Señor, llevando a los pobres la buena noticia, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos (cfr. Lc 4,18-19). En Él, especialmente en su Misterio Pascual, se cumple plenamente el sentido más profundo del jubileo. Cuando la Iglesia convoca un jubileo en el nombre de Cristo, estamos todos invitados a vivir un extraordinario tiempo de gracia. La Iglesia misma está llamada a ofrecer abundantemente signos de la presencia y cercanía de Dios, a despertar en los corazones la capacidad de fijarse en lo esencial. En particular, este Año Santo de la Misericordia “es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre”. El lema de este Jubileo extraordinario es: “Misericordiosos como el Padre”, y con ello se La Gruta n.472

entona el tema de la próxima JMJ. Intentemos por ello comprender mejor lo que significa la misericordia divina. El Antiguo Testamento, para hablar de la misericordia, usa varios términos; los más significativos son los de hesed y rahamim. El primero, aplicado a Dios, expresa su incansable fidelidad a la Alianza con su pueblo, que Él ama y perdona eternamente. El segundo, rahamim, se puede traducir como “entrañas”, que nos recuerda en modo particular el seno materno y nos hace comprender el amor de Dios por su pueblo, como es el de una madre por su hijo... En el concepto bíblico de misericordia está incluido lo concreto de un amor que es fiel, gratuito y sabe perdonar. En la misericordia siempre está incluido el perdón; ella “no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo... En el capítulo 15 del Evangelio de Lucas podemos encontrar las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja perdida, de la moneda perdida y aquélla que conocemos como la del “hijo pródigo”. En estas tres parábolas nos impresiona la alegría de Dios, la alegría que Él siente cuando encuentra de nuevo al pecador 5


y le perdona. ¡Sí, la alegría de Dios es perdonar! Aquí tenemos la síntesis de todo el Evangelio. “Cada uno de nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida; cada uno de nosotros es ese hijo que ha derrochado la propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo. Pero Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona nunca. Es un padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como a hijos, en su casa, porque jamás deja, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor. Y su corazón está en fiesta por cada hijo que regresa. Está en fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros pecadores va a Él y pide su perdón”. La misericordia de Dios es muy concreta y todos estamos llamados a experimentarla en primera persona. A la edad de diecisiete años, un día en que tenía que salir con mis amigos, decidí pasar primero por una iglesia. Allí me encontré con un sacerdote que me inspiró una confianza especial, de modo que sentí el deseo de abrir mi corazón en la Confesión. ¡Aquel encuentro me cambió la vida! Descubrí que cuando abrimos el corazón con humildad y transparencia, podemos contemplar de modo muy concreto la misericordia de Dios. Tuve la certeza que en la persona de aquel sacerdote Dios me estaba esperando, antes de que yo diera el primer paso para ir a la iglesia. Nosotros le buscamos, pero es Él quien siempre se nos adelanta, desde siempre nos busca y es el primero que nos encuentra. Quizás alguno de ustedes tiene un peso en el corazón y piensa: He hecho esto, he hecho aquello… ¡No teman! ¡Él les espera! Él es padre: ¡siempre nos espera! ¡Qué hermoso es encontrar en el sacramento de la Reconciliación el abrazo mise6

ricordioso del Padre, descubrir el confesionario como lugar de la Misericordia, dejarse tocar por este amor misericordioso del Señor que siempre nos perdona!... Sé lo mucho que ustedes aprecian la Cruz de las JMJ. ¡Cuántos cambios, cuántas verdaderas y auténticas conversiones surgieron en la vida de tantos jóvenes al encontrarse con esta cruz desnuda! Quizás se hicieron la pregunta: ¿De dónde viene esta fuerza extraordinaria de la cruz? He aquí la respuesta: ¡La cruz es el signo más elocuente de la misericordia de Dios! Ésta nos da testimonio de que la medida del amor de Dios para con la humanidad es amar sin medida! En la cruz podemos tocar la misericordia de Dios y dejarnos tocar por su misericordia. La Palabra de Dios nos enseña que “la felicidad está más en dar que en recibir” (He 20,35). Precisamente por este motivo la quinta Bienaventuranza declara felices a los misericordiosos. Sabemos que es el Señor quien nos ha amado primero. Pero sólo seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, si descubrimos que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida. Como dice San Juan: “Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. […] Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (1Jn 4,7-11). Francisco


Parábolas de HO Y - Límites (1) HOY Hace unos días me dejaron molido y cargado de moretones. No me puedo reponer, a pesar de estar en tiempos de Pascua. Estaban jugando en el portón de hierro, hamacándose entre risas. Un mal paso: un golpe en la cabeza y llanto de niños. Miro. Entiendo. Son hermanitos de uno de los jóvenes con quienes estaba hablando. “¡Pachy! Tus hermanitos se golpearon”, le grito. “¡Qué me importa!” Es la respuesta. “¡Fijáte un poco a ver qué les pasó!” Le insisto. “¡Yo me preocupo por mi! ¡Por mí solo! ¡Que ellos se arreglen!”. Esto fue, para mí un K.O… al suelo. Creía que el amor de hermanos, fuese una relación esencial, existencial. Me repongo un poquito. Rearmo la familia del Pachy. Son varios hermanos. La Biblia dice que el tener muchos hermanos es ser fuerte, tener base, tener respeto, voz y voto en la plaza… Un tiempo ser una familia numerosa daba hasta el nombre a la aldea o al Barrio. Me detuve mirando al joven y a sus amigos que seguían con sus celulares. Recordé que a los 9 años, por pelear con un chiquilín, se me vino encima su mellizo y me dieron una paliza, que recuerdo todavía. Volví al Barrio. Imaginé la familia del Pachy, que quiero mucho, y pensé a los tirones de orejas que este joven recibió por las muchas y variadas peleas de los hermanitos que “lo superaron”... Los límites no son elementos secundarios. “¡Pachy! Ojo a tus hermanos! ¡Cuida tus hermanos! ¡Yo no voy a estar, Pachy, hacete cargo de tus hermanos! ¡A mi retorno no quiero escuchar historias!” Me acordé haber escuchado a varias señoritas que a los 20 años me decían: “¿Hijos? ¡No por favor! Me alcanza con los sobrinos!”. Y volviendo al Pachy, me lo La Gruta n.472

imaginé con sus 10, tal vez 12, o 14 años, ejerciendo de Papá. Los límites, no son el comienzo del descanso, sino del estrés. Me dirán que es un “ni, ni”. No se lo creo. Es un hijo, un hermano, un padre y al mismo tiempo con pre-escolares, iniciales, preadolescentes y… consigo mismo, que no es poca cosa. “Los límites” hicieron que él no cupiera más en casa. El espacio, poco y superpoblado, con las continuas referencias a no despertar al bebito dormido, se transformó en un “¡Estás de más!”. Así se fue yendo, retirando y finalmente borrando. Imaginan uds. a un arbolito que en su tierna edad enfrenta una tormenta. El viento lo sacude un día, otro y otro más... En casa no hay espacio, en el patio tiene una guardería y a cada grito o llanto, alguien, desde dentro, le grita: “¡Pachyyyy!”. La edad es poca, y debajo de los límites. La responsabilidad es demasiada, y por arriba de los límites. Y ya no aguantó más el Pachy que ya no era niño, y que todavía no había llegado a ser adulto, pero que en esas intemperies enfrentaba la tormenta de muchos hermanitos y ningún padre. Así fue como se agarró a un tutor. Y como la necesidad no mira detalles, se agarró a una barrita torcida, la pobre. Y, por los límites del Barrio, no había otra barra. Fue como un embudo. Un tiempo habían “grupos juveniles” en las parroquias, en los colegios, en los clubes… hoy… ¡Qué pena! Varias veces intenté formar grupos de jóvenes. Mis límites y los de nuestra juventud encontramos el “vacío”. ¡No! Una sola oferta: esa barrita, con sus “límites”. (sigue en el próximo número) Rodolfo Bonci 7


Oración a los pies de La Gruta

Desde el 27 de marzo

lunes 9 de mayo de 2016 a las 18 hs. en el despacho parroquial: formación de los voluntarios del día 11.

Reina del cielo, alégrate, aleluia, - porque Cristo, que tú mereciste llevar, aleluia, resucitó, como dijo, aleluia. - Ruega por nosotros, aleluia. Regocíjate y alégrate Virgen María, aleluia, - porque el Señor resucitó de veras, aleluia. Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado alegrar el mundo, danos, te rogamos. que por su Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos eternos de tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén. VEN, ESPÍRITU SANTO Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz.

¡Oh luz santísima! llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.

Concede a tus fieles, que en Ti confían tus siete sagrados dones.

Ven, padre de los pobres, ven, dador de gracias, ven luz de los corazones.

Sin tu ayuda, nada hay en el hombre, nada que sea bueno.

Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna.

Consolador magnífico, dulce huésped del alma, su dulce refrigerio.

Lava lo que está manchado, riega lo que está árido, sana lo que está herido.

Descanso en la fatiga, brisa en el estío, consuelo en el llanto.

Dobla lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está extraviado.

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Amén.


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