La Gruta
Marzo de 2017
nº
483
BOLETÍN del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 www.umbrales.edu.uy umbralesuruguay@gmail.com
Paz y no violencia Partir del Corazón
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Preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. El les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.... Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”. Mc 7,5-23 1 Gruta n.483
Actualidad PADRE CACHO: UN SANTO PARA URUGUAY Tendremos un santo para Uruguay. El Vaticano ha autorizado, después de un pedido presentado al Papa Francisco por el arzobispo de Montevideo Daniel Sturla en el 2014, el comienzo del proceso de beatificación del p. Ruben Isidro Alonso, popularmente conocido como el p. Cacho.
Cacho fue un sacerdote montevideano (del barrio de Villa Dolores) que estudió en el seminario salesiano de Manga, ejerció sus primeros años de sacerdocio en Rivera y Paysandú y con el permiso del arzobispo Carlos Parteli en 1978 se trasladó a Montevideo en la parroquia de la calle Possolo en el barrio de Las Acacias. Desde allí al final de ese año decidió mudarse a un rancho de lata y madera del barrio Placido Ellauri, en la zona de Aparicio Saravia. Quería buscar a Cristo y servirlo en los más pobres. Cacho es conocido como el “cura requechero”, pero más allá de eso dejó escrito: “Quiero encontrarlo a Él porque sé que vive allí, habla el idioma de los pobres, se sienta a su mesa. Quizás pueda decirles a ellos en su idioma de dolor y frustración, que allí en medio de ellos está Dios, El que puede cambiar la muerte en vida, la negación en esperanza”. Allí empezó su obra. Era un hombre que daba esperanza a todos. Cuando a él también le robaban: “Como sociedad le hemos robado todo a esta gente; está bien que me toque a mi alguna vez”. Cuando algunos jóvenes lo atacaron y no quiso denunciarlos: “Tienen toda la vida por delante y pueden cambiar”. Es difícil olvidar cuando hace 24 años un 4 de setiembre sus restos fueron trasportados por un carrito de clasificadores de desechos hasta el Cementerio del Norte. Tenía 63 años y su sa2
lud había sido derribada por un cáncer. Una larguísima caravana de carritos adornados con flores y unas 4 mil personas acompañaron su partida. El cajón de Cacho fue cubierto con la bandera nacional y guiado por un caballo blanco fue llevado antes que nada en cortejo a despedirse de las nueve comunidades o barrios que habían surgido por obra suya. Cuando llegó el momento final y Cacho se enteró de su destino, escribió en su cuaderno: “Tengo cáncer y es inoperable. Yo me pongo en tus manos Señor, que tienes formas de cirugía que son amor puro” y se dedicó en sus últimos días a pintar cuadros, abandonado en las manos de Dios. El p.Cacho ya ha sido declarado “Siervo de Dios” y se puede acudir a él para pedir favores a Dios gracias a su intercesión. En Uruguay ya tenemos otros cristianos camino a la canonización, para ser declarados “santos”: el primer obispo de Montevideo Jacinto Vera (ya es Venerable), la madre Francisca Rubatto (ya beatificada), Dolores y Consuelo Aguiar Mella (ya beatificadas), Walter Chango (ya Siervo de Dios). Los protagonistas en un proceso de beatificación y canonización son los fieles y la fama de santidad que ha dejado una persona en medio del pueblo cristiano.
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Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. El les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”. Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte. En cambio, ustedes afirman: “Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro "corbán" –es decir, ofrenda sagrada– todo aquello con lo que podría ayudarte...”. En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!”. Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”. Mc 7, 5-23
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Paz y no violencia
Partir del Corazón La violencia no es la solución para nues* tro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo... También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: “Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos”. (Papa Francisco). En este texto Jesús rescata lo esencial * para Dios: la pureza del hombre es un asunto que está asociado con lo interno más que con lo externo. La justicia tiene que ver más con la limpieza del corazón que con la limpieza de la piel.
Preguntas ¿Qué haces para cultivar actitudes de paz en tu corazón? ¿Evitas los pensamientos impuros, malos, violentos? En tu vida ¿es más importante lo interior o lo material? 3
La vivencia de nuestra fe in* cluye la realización de prácticas como: bautizarnos, asistir a la Misa, dar limosna.... Estas son prácticas importantes porque nos dan identidad como cristianos y nos ayudan a acercarnos a Dios; pero con todo y eso, Dios espera fundamentalmente que tengamos una relación íntima con Él, una relación transparente con su palabra, que se traduzca en obras de paz, en sentimientos buenos. Las prácticas religiosas por sí mismas son * ineficaces para conducirnos a Dios. Es necesario que estén vinculadas a un corazón que se desnuda permanentemente ante el Señor, un corazón que no teme exponerse ante su Palabra para que le sean reveladas las maldades que almacena. Y que esté disponible a la conversión. La persona tiene tendencia a descuidar su * corazón y fijarse en lo externo. Somos perezosos para revisar nuestras motivaciones internas. Por eso preferimos escoger un camino
Señor, ¿quién habitará en tu santa Montaña? El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. 4
“aparentemente” más fácil, cumplir con ejercicios religiosos. Esta es la verdadera miseria del creyente: cumplir rutinas religiosas pero descuidar el corazón. Y esta actitud conformista y cómoda termina dando a luz uno de los peores y más peligrosos pecados: la hipocresía, la violencia. Hoy en día en América Latina se hace mucho énfasis en la prosperidad material. Promueven la prosperidad del bolsillo y descuidan la prosperidad del corazón. Un corazón puro como Jesús propone no * puede admitir la violencia. Por eso deberíamos estar más preocupados por revisar cómo está nuestro corazón delante de Él. ¿Cómo estoy con mis hermanos? y en especial con aquellos que sospecho tienen algo contra mi? Podemos iniciar un camino de no violencia tratando de reestablecer la paz con las personas que tienen algo contra nosotros, de otra forma es contradictoria nuestra práctica de fe, inclusive nuestra visita a la Gruta.
El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado; el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. Salmo 14
Paz y no violencia
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Paz y no violencia
Partir del corazón Pedir a Dios la “sabiduría” de crear la paz en las cosas de todos los días, porque de los pequeños gestos cotidianos nace la posibilidad de la paz a escala mundial. En torno a este pensamiento, Papa Francisco ha desarrollado su homilía de la Misa celebrada en Santa Marta, en el día de la Natividad de la Virgen María, el 8 de setiembre de 2016: homilía que proponemos a los peregrinos de la Gruta.
La paz no se construye en los grandes tratados internacionales. La paz es un don de Dios que nace en los lugares pequeños. En un corazón, por ejemplo. O en un sueño, como sucede con José, cuando un ángel le dice que no tenga miedo de tomar a María como esposa, porque ella dará al mundo al Emmanuel, el Dios con nosotros, Y el Dios con nosotros, dice el Papa “es la paz”. Un don que hay que trabajar todos los días De aquí parte la reflexión, de una liturgia que pronuncia el nombre “paz” desde la primera oración. Lo que llama especialmente la atención de Francisco es el verbo que destaca en la oración de la colecta, “que todos nosotros podamos crecer en la unidad y en la paz”. “Crecer” porque, destaca, la paz es un don “que tiene su camino de vida” y que, por tanto, cada uno “debe trabajar” para desarrollarlo: “Y este camino de santos y pecadores nos dice que también nosotros tenemos que recibir este don de la paz y convertirlo en camino en nuestra vida, hacerlo entrar en nosotros, hacerlo entrar en el mundo. La paz no se da de un día a otro. Por esto, podemos decir que la paz es un don “artesanal” en las manos de las personas. Somos las personas, las que cada día, damos un paso por la paz: es nuestro trabajo. Es nuestro trabajo con el don recibido: crear la paz”. Guerra en los corazones, guerra en el mundo ¿Cómo se puede alcanzar este objetivo? Se pregunta el Papa. En la liturgia del día, indica, La Gruta n.483
hay otra palabra que habla de “pequeñez” . La de la Virgen María, de quien celebramos su Natividad, y también la de Belén “tan pequeña que no salía ni en los mapas”. “La paz es un don, es un don artesanal que debemos trabajar, todos los días, pero trabajándolo en las pequeñas cosas, en las pequeñeces cotidianas. No bastan los grandes manifiestos de paz, los grandes encuentros internacionales, si después no se trabaja esta paz, en lo pequeño. Incluso, puedes hablar de la paz con palabras espléndidas, dar grandes conferencias. Pero si en tu corazón, en tu familia, en tu barrio no hay paz… en tu lugar de tu trabajo… tampoco la habrá en el mundo”. La pregunta que hay que plantear Necesitamos pedir a Dios, sugiere el Papa, la gracia de la “sabiduría de crear la paz, en las pequeñas cosas de todos los días, pero mirando al horizonte de toda la humanidad”, justamente hoy, repite de nuevo, “que estamos viviendo una guerra y todos piden la paz”. Mientras tanto, concluye Francisco, estará bien partir de esta pregunta “¿Cómo está hoy tu corazón? ¿Está en paz? Si tú no estás en paz, antes de hablar de ella, pacifica tu corazón. ¿Cómo está tu familia hoy? ¿Está en paz? Si no eres capaz de llevar adelante a tu familia, tu presbiterio, tu congregación, llevarla adelante en paz, no bastan las 5
Parábolas de HO YHOY palabras de paz para el mundo… Está es la pregunta que hoy os quiero hacer: ¿Cómo está el corazón de cada uno de nosotros? ¿Está en paz? ¿Cómo están nuestras familias? ¿Están en paz? Para llegar al mundo en paz”. Custodiar el corazón Papa Francisco, 10 de octubre de 2014 ¿Custodiamos bien nuestro corazón? Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espírito Santo “para que no entren los demás espíritus”. “Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Tantas cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta” de cuanto “entra en mi corazón, mi corazón se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado”. En este sentido, es recomendable la práctica, muy antigua “pero buena”, del examen de conciencia. “Quién de nosotros a la noche, antes de terminar el día, cuando se queda solo” y en silencio, “no se pregunta: ¿qué sucedió hoy en mi corazón? ¿Qué sucedió? ¿Qué cosas pasaron por mi corazón?”. Es un ejercicio importante, una verdadera “gracia” que puede ayudarnos a ser buenos custodios. Porque, como recordó el Papa, “los diablos vuelven siempre, incluso hasta el final de la vida”. Y para vigilar que los demonios no entren en nuestro corazón es necesario saber “estar en silencio ante nosotros mismos y ante Dios”, para verificar si en nuestra casa “entró alguien” que no conocemos y si “la llave está en su lugar”. El Papa concluyó diciendo que esto “nos ayudará a defendernos de muchas maldades, incluso de las que nosotros mismos podamos realizar”. 6
EL CHIQUILÍN DE LAS VELAS y las picardías de la Virgen y su ADN.
Con un pie en febrero y el otro en marzo. Carnaval y… las clases El tráfico y el movimiento de personas es elevado. El puente Gral San Martín, con quilómetros de colas de autos, esperando poder cruzar desde Argentina. La terminal: un hormiguero de gente en movimiento. Yo, en la Gruta de Lourdes, Montevideo, caminando y rezando el rosario. Alguien podría pensar que mi vida sería aburrida. Nada de eso. De pronto veo a un hombre, flaco, alto, corriendo hacia el lugar de las velas, a la izquierda de la misma Gruta. Lo sigo y veo que, ya cerca de las velas encendidas, toma del brazo un chiquilín de tres años. Sonrío y muevo la cabeza en señal de consenso y alivio. "Lo alcanzó antes de que se queme", pienso. Sigo caminando y rezando. Llegando a S. Bernardita me doy vuelta y retorno hacia la Gruta. Nuevamente la misma corrida. Me detengo y veo a ese hombre, el padre, creo, corriendo hacia las velas. Toma el nene y lo trae hacia el frente de la gruta y hace que el nene le mande besos a la Virgen. Lo vuelve a colocar en el suelo. Y, el nene, da la vuelta al altar y nuevamente se larga corriendo hacia las velas. El padre, que lo está siguiendo, sin pestañear, lo alcanza y lo vuelve a traer para el otro lado de la gruta, donde está la cruz bendecida por el Papa S. Juan Pablo II. Allí lo larga a ver si hay algo que lo pueda entretener. Dos segundos, una mirada al padre, y zún, que se larga a gran velocidad, cruza el presbiterio y el padre, nuevamente lo alcanza a dos metros de los veleros, y se lo alza al pecho. Me detuve, en mi rosario. No recuerdo en qué misterio llegué. Volví a contemplar la escena. El nene encaprichado en volver, cueste lo que cueste, a las velas encen-
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didas. Y, el padre, sin descomponerse, alcanzándolo siempre en el mismo lugar, a la misma distancia, y con el mismo trato. La madre, terminado su rito, apareció para el toque de las piedras. Amagó a retener el niño. No lo logró. Zafó de sus manos y salió corriendo hacia el velero. Esas velas, en el atardecer, eran sin duda, algo extraordinario, atrayente y llamativo. La idea del "peligro" ni se asomaba en la mente del nene, pero en la mente de los padres, era lo "primero y lo único" que había. Miré nuevamente las caras de los presentes: sonrientes y tensos. Sentí un fuerte impulso a presentarme a ese hombre y ver si podría distraer ese chiquilín del fenómeno de las velas. Llamé a niño: "¡Nada!". Amagué como dos o tres veces en el intento: "¡Nada!" Entonces me dirigí al padre y sin lograr que quitara la vista del hijo, entendí que me estaba atendiendo. Dos cosas te quiero decir: 1º Te felicito porque tenés un "Gimnasio en casa". Un Gimnasio portátil. Te va a mantener joven, ágil, en forma y en línea, sin aparatos. 2º Si lo tomás como un juego, un deporte, una práctica, vas a tener un hijo que puede ser un campeón, un genio, una empresa, una industria, capaz de competir una vida, sin rendiciones. Tómalo así. No lo tomes como un desacato, una rebeldía, un capricho, una frustración. Tu lo estás entrenando para la vida con "un juego". "Un Juego" para controlar y desarrollar músculos y resistencias. La voluntad, como la inteligencia, debe ser La Gruta n.483
Paz y no violencia
educada y orientada. Las dificultades son necesarias. Es como practicar una carrera a obstáculos. Tu preocupación será "preguntarle a Dios" por qué te dio un hijo tan maravilloso y "dialogar con el hijo" para descubrir todos sus recursos o talentos. En este proceso, la "primera preocupación", será descubrir juntos, un ideal, un velero, unas luces, que lo puedan seducir. Armar con Dios y en familia, una meta, un ideal, que lo ilumine, atraiga, y lo construya. Nadie ni nada colabora para que el ser humano crezca de manera integral, en su cuerpo y alma como una meta atrayente. Este debería ser "el juego" de toda una nación: presentar "¡proyectos de personas y de sociedad que seduzcan!". La falta de paciencia, el orgullo y el apuro para conseguir éxitos, e ingresos, nos hacen fracasar. Estamos teniendo hijos machucados y heridos por no dedicarles tiempo en buscar juntos, metas que convenzan. Los criticamos como frutos agrios, cuando los cosechamos antes de tiempo. Descubrir, o fabricar metas que valgan la pena. Ellas, además de atraer, justifican todos los esfuerzos, son las que llenan los tanques del combustible necesario para su alcance. Ese padre me hizo un bien enorme y en vez de criticarlo por no acomodar al hijo, acumulaba derechos y aceptación, para acompañarlo. Rodolfo Bonci 7
Oración por la Paz
Domingo 9 de abril de 2017 a las 18 hs. en el despacho parroquial: formación de los voluntarios del día 11.
Señor Jesús, tú guías sabiamente la historia de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora nuestra súplica. Nuestros idiomas se confunden como antaño en la torre de Babel. Somos hijos de un mismo Padre que tú nos revelaste y no sabemos ser hermanos, y el odio siembra más miedo y más muerte. Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella que el mundo no puede dar. Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad y de la Justicia. Escucha la imploración de María Madre y envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en una gran familia a los corazones y los pueblos. Venga a nosotros el Reino del Amor, y confírmanos en la certeza de que tú estás con nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.
La Cuaresma es un tiempo de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. Dura 40 días y comienza el Miércoles de Ceniza (1° de marzo, este año). A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida: escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. 8