La Gruta
Junio de 2018
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498
BOLETร N del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes
Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 www.umbrales.edu.uy stnlourdes@gmail.com
Junio: mes del
Sagrado Corazรณn
La Gruta n.498
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Espiritualidad
Gaudete et exsultate:
desde el corazón del pontificado
tomado de Vida Nueva
Del corazón del pontificado de Francisco nace el documento sobre la santidad en el mundo de hoy. Es una llamada a la radicalidad del Evangelio, como alternativa a una “existencia mediocre, aguada, inconsistente”. En la referencia constante a la Escritura y a la continuidad de la tradición cristiana que muchas veces se asegura en el testimonio de las mujeres: “nuestra madre, una abuela” observa Bergoglio, siempre atento al componente femenino de la Iglesia. Así, la primera cita no bíblica es de la homilía de Benedicto XVI por el inicio de su pontificado, con una mención a la realidad misteriosa, pero igualmente verdadera, de la comunión de los santos, gracias a la cual “estamos rodeados, conducidos y guiados por los amigos de Dios”. Pero no se trata solo de figuras formalmente proclamadas santas o beatas, como en el caso del primer modelo de santidad contemporánea citado, el de una jovencísima mujer, Maria Gabriela Sagheddu, que dio su vida por la unidad de los cristianos. Una característica del texto, buscada por el Papa, es de hecho subrayar una santidad que se podría definir como ferial, es decir de todos los días, en el vital contexto comunitario cristiano. Es la existencia cotidiana de la Iglesia 2
militante, simple y ejemplar, que permanece escondida en la historia: hombres que trabajan para “llevar el pan a casa”, enfermos que muchas veces están solos, “religiosos ancianos que siguen sonriendo”; en una sola expresión eficaz, aquella “clase media de la santidad” descrita por el escritor francés Joseph Malègue que fascinó al joven Bergoglio. Dimensión cotidiana por otro lado que ya estaba presente en la nueva realidad, y por lo tanto también en el lenguaje, de las primerísimas comunidades cristianas, como aparece por ejemplo en los saludos de las cartas de san Pablo a los Romanos y a los Corintios, apenas treinta años tras la predicación de Jesús. Las bienaventuranzas según el Papa La predicación de Cristo es la raíz del documento papal, desde el título recogido de la conclusión de las bienaventuranzas en el Evangelio de Mateo y que señala otras dos exhortaciones apostólicas: la programática del pontificado (‘Evangelii Gaudium’) y un texto casi olvidado de Pablo VI sobre la alegría cristiana (‘Gaudete in Domino’). Y precisamente las bien-
aventuranzas evangélicas son evocadas por el Pontífice, comentadas y resumidas en una serie con sabor franciscano, desde la primera (“ser pobre de corazón, eso es santidad”) a la octava (“aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos suponga problemas, eso es santidad”). Hasta el “gran protocolo” del juicio final descrito en el vigésimo quinto capítulo del Evangelio de Mateo al que tantas veces ha vuelto en estos cinco años el papa Francisco, cuya enseñanza demasiadas veces es mutilada por simplificaciones y caricaturas mediáticas, a menudo no maliciosas sino sobre todo alejadas de
la realidad. Una enseñanza que sin embargo reclama continuamente la tradición cristiana, como en la última parte de este documento dedicada a la vida cristiana que es “un combate permanente”: contra el mal y más concretamente contra el demonio, “terrible realidad” sobre la que el Pontífice cita un texto poco conocido de Pablo VI y escribe varias páginas importantes. Al término de un documento extraordinario y muy personal sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo cierra con una conmovedora visión de la maternidad de María, la santa entre los santos.
Invitamos a colaborar con las OBRAS DE RENOVACIÓN DE LA GRUTA (cerco, baños, luces, sonido, capilla, parque) enviando su contribución a la cuenta bancaria abierta para esta finalidad: Banco BROU, Cuenta CA (Caja de Ahorro) nro. 197-48557-2 Concepto: OBRAS DEL SANTUARIO Por favor, comunique sus datos (nombre, dirección, teléfono) a: Gruta de Lourdes, Instrucciones 2223, 12400 Montevideo, o: email: stnlourdes@gmail.com La Gruta n.498
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Actualidad:
Sobre la cuestión de la fragmentación social Segunda entrega, de un total de tres.
“Construyamos puentes de fraternidad en una sociedad fragmentada” Florida el 14 de abril de 2018
Este documento es una palabra de nuestros obispos del Uruguay sobre la cuestión de la fragmentación social, dirigido en primer lugar a los católicos pero también a todos los uruguayos de buena voluntad, como un aporte de la Iglesia en el marco de nuestra sociedad plural, al imprescindible diálogo sobre el tema.
Nuestra mirada sobre la realidad (3) Los obispos reflexionan también sobre “el campo y la ciudad”, dos polos “desde los que nuestra Patria se formó y creció”. “No es constructivo un espíritu de división”. “Apostamos por encontrar los caminos y las medidas concretas que nos ayuden a construir el Uruguay que queremos”. En cuanto al territorio manifiestan que: “Las personas con vínculos más débiles con el mercado de trabajo, las familias con mayores dificultades para asumir sus funciones y los hogares con mayor número de niños, se han ido 4
concentrando en barrios donde se multiplican las carencias. Se va generando así un progresivo y complejo aislamiento, pues a la situación de pobreza se suma una creciente exclusión”. “En la educación, a las dificultades que genera trabajar con una población que mayoritariamente sufre carencias de diverso tipo, se suma la lentitud de gran parte de nuestro sistema para hacer reformas necesarias”. Sobre la convivencia ciudadana señalan que “al fragmentarse el tejido social y comunitario, las redes humanas se debilitan. Quienes tendrían mayo-
res posibilidades de brindar sostén, aportar recursos, y habilitar caminos de salida, no tienen contacto con aquellos que más necesitan recobrar la esperanza de mejorar su situación”. Discernimos a la luz de la fe En la segunda sección se afronta, desde una mirada bíblica y con el aporte de la enseñanza social de la Iglesia, algunos enfoques que permiten discernir esta realidad: la opción por los pobres, el llamado a la La Gruta n.498
comunión y el principio de la igualdad, que brotan de considerar la dignidad de cada ser humano como creación de Dios. En este sentido recuerdan que “en las primeras comunidades cristianas, el mensaje de Jesús fue traducido en el deseo de un modo de vida que reflejara este llamado a eliminar todas las divisiones entre las personas. Por eso se decía de ellos que “tenían todo en común” (He 2,44) y que no había en la comunidad ningún necesitado (He 4,34)”. 5
Devoción mariana
La Visitación: múltiples sentidos hno. Alfonso Murad
El relato de la visita de María a Isabel, que culmina con el canto del Magníficat (Lc 2,39-56), ha fascinado a generaciones y suscitado diversas interpretaciones. ¿Qué nos revela este encuentro de dos embarazadas, de diferentes generaciones, unidas por la misma esperanza? Presentamos algunas “claves de lectura”, que se complementan, como una narración de diversas miradas, o una música polifónica, a muchas voces. María misionera Luego de decir su “sí”, la joven de Nazaret parte apresuradamente hacia la región montañosa donde vive su parienta Isabel. El gesto habla por sí mismo: un desplazamiento geográfico y existencial, que es dejar su casa e ir al encuentro de otra persona. Al final, en aquel tiempo, un embarazo en edad avanzada comportaba riesgos y exigía cuidados especiales. Y allí va María, la sierva del Señor (Lc 1,38) a servir a Isabel, con el corazón desbordando de alegría (Lc 1,28). Evangeliza por el simple gesto de ser solidaria. Este texto resume un fuerte llamamiento a los cristianos. Se traduce en varias actitudes personales y gestos colectivos, como adoptar un estilo de vida más simple, cultivar relaciones de calidad, simplificar las estructuras de animación y gobierno y, sobre todo, correr al encuentro de los niños y jóvenes más necesitados. Así, María es para nosotros no sólo la “Buena Madre” que nos acoge cariñosamente en los brazos, sino también la educadora que nos desafía a salir de la comodidad y abrir nuevos caminos... La reciprocidad de la fe En aquel tiempo, mujeres embarazadas, parturientas y 6
con recién nacidos eran ayudadas por otras mujeres, maduras y con experiencia, que ya habían dado a luz y vivían en las cercanías. ¿Por qué Isabel necesitaría una adolescente que, además de venir de otra región, no sabía nada acerca del embarazo y del parto? Además, según Lucas, María habría dejado a Isabel inmediatamente después del parto (Lc 1,56), cuando una madre anciana podría necesitar mucho de ella. En el caso de María en la búsqueda de Isabel, movida por el deseo de profundizar, mediante el diálogo, el conocimiento de la revelación que había recibido. Es decir: para confirmar y ser confirmada en su opción. El viaje a Judea es un símbolo del camino de la fe, que necesita ser compartido. Al mismo tiempo, María vino para servir y para aprender. Así, decir sí a Dios comporta promover encuentros humanizantes y nutrirse con ellos. Suscitar relaciones. La Palabra de Dios comunicada por Gabriel, oída con autenticidad en María, es profundamente creativa y dialogante. Esta segunda perspectiva de la visita, que es la de la reciprocidad, nos coloca con más lucidez y humildad en medio del Pueblo de Dios. Salimos del pequeño mundo de nuestras certe-
zas, de los lugares conquistados, y arriesgamos a establecer relaciones nuevas, en las que aprendemos y enseñamos... Encuentro intercultural-intergeneracional El encuentro de Isabel con María es tejido en el evangelio de Lucas como una anticipación de la relación de Juan el Bautista con Jesús. El primero representa al Pueblo de Israel, que anhela la venida del Mesías. Bautista prepara los caminos del Señor (Lc 1,76). Trae las conquistas del pasado, la memoria de una larga historia construida por muchas generaciones. Isabel y Juan Bautista señalan el lado positivo de la tradición. María y Jesús significan el nuevo tiempo que irrumpe, la realización de la esperanza. El futuro abierto con múltiples posibilidades. Uno de los grandes desafíos de la educación y la evangelización en los tiempos actuales consiste en promover el encuentro de Juan el Bautista con Jesús, de Isabel con María, revirtiendo el tiempo cronológico en tiempo de Gracia (Kairós). ¿Cómo? rescatando el pasado, aprendiendo de la historia. Y aceptar el ocaso de ciertas formas de existir que fueron excelentes, pero se agotaron. Al mismo tiempo, acoger la novedad del Reino de Dios que irrumpe en Cristo, en medio de la ambigüedad de las realidades humanas. Isabel y María señalan también el encuentro de la diversidad cultural y generacional, con sus desafíos y enormes posibilidades. Alabanza y conciencia planetaria El encuentro de María con Isabel culmina con un himno de alabanza: “Magníficat” (Cantar las maravillas de Dios): “Mi alma glorifica al Señor, mi espíritu se alegra de alegría en Dios mi Salvador”. Expresa algunas característiLa Gruta n.498
cas de María, como la entereza, la humildad y la gratitud a Dios. Como María, decimos: Sí, el Señor hace en nosotros maravillas. La bondad de Dios va más allá de nuestros muros y de nuestra religión, extendiéndose hacia un mundo sin fronteras, para todos aquellos que lo respetan y lo aman (Lc 1,50). Por último, el Cántico de María proclama de forma profética que la adhesión al proyecto de Dios implica algo más que encuentros interpersonales. Al decir del papa Francisco, el amor es también civil y político, manifestándose en todas las acciones para construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma eminente de caridad (Laudato Si, 231). Junto con los pequeños gestos diarios, el amor social nos impulsa a grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental y alienten una cultura del cuidado, permeando a toda la sociedad. La vocación para intervenir junto con los demás en las dinámicas sociales, forma parte de la espiritualidad, es ejercicio de la caridad, que madura y santifica al cristiano. Así, el encuentro de dos mujeres embarazadas en el interior de Palestina, en una tierra sin nombre, expresa hoy un grito por la conciencia planetaria. El cuidado recíproco de María e Isabel, en una pequeña casa, se amplía para cuidar del Planeta, nuestra Casa Común. Que la visita de María a Isabel nos abra caminos nuevos de interpretación y vivencia de la fe, tales como la interpelación a la misión, reciprocidad en las relaciones, encuentros en las diferencias, alabanza y compromiso en el cuidado de la Casa Común. Nos ponemos así, con encantamiento y esperanza, en el camino del seguimiento de Jesús. 7
Oración Corazón de Jesús: en tí confío
Lunes 9 de julio de 2018 a las 18 hs. en el despacho parroquial: formación de los voluntarios del día 11.
A tí acudimos, oh Corazón de Jesús, porque en tí encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos pedimos protección; cuando abrumados por el peso de nuestra cruz, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas. Corazón de Jesús, en tí confío Amén
Solemnidad del
Sagrado Corazón de Jesús
Después de Pentecostés la Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Es una fiesta de origen relativamente reciente; la idea que transmite tiene sus raíces en la Escritura, ya que lo que celebramos es el amor de Dios revelado en Cristo y manifestado sobre todo en su Pasión. El símbolo de ese amor es el corazón de Cristo herido por nuestros pecados. San Juan dice al respecto: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó por él a su Hijo único” (Jn 3,16). El amor de Cristo por el Padre y hacia el hombre caído, al que vino a salvar, lo llevará a la muerte, y una muerte de cruz. Él mismo declaró: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos (Jn 15,13). El sufrimiento y la muerte en cruz de Jesús son una muestra de su amor por nosotros. San Pablo se maravillaba frecuentemente pensando en ello: “Dios mostró su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom 5,8). San Pablo experimentó ese amor en un nivel personal profundo: toda su vida fue vivida en la fe en el Hijo de Dios, “el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál 2,20). 8