La Gruta 511

La Gruta

Julio de 2019

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BOLETร N del SANTUARIO NACIONAL de La Gruta de Lourdes

Avda. de las Instrucciones 2223. MONTEVIDEO - Uruguay. Tel.: 2222 3532 www.umbrales.edu.uy stnlourdes@gmail.com

Fiesta del Corpus Christi, por las calles de Montevideo La Gruta n.511

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Actualidad

Fiesta del Corpus Christi

icm.org.uy

El domingo 23 de junio, a lo largo de Av. Del Libertador, se celebró la Solemnidad de Corpus Christi. Fue una fiesta de toda la Iglesia de Montevideo; obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, familias enteras, de abuelos a nietos, y comunidades de toda la Arquidiócesis alabaron, veneraron y acompañaron a Jesús Sacramentado.

Uno de los factores que ayudó a la gran concurrencia que tuvo esta solemnidad fue el clima. A pesar de los pronósticos de los últimos días la lluvia no se hizo presente durante la celebración de la Santa Misa, ni durante los momentos de procesión y adoración del Santísimo Sacramento.

Antes de comenzar la Misa se rezó el

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Santo Rosario, centrado en las diferentes vocaciones: sacerdotales, religiosas y matrimoniales. También se enfatizó en la presencia de los niños y jóvenes en la Iglesia. Todos los momentos de celebración fueron acompañados por el coro, con canciones alusivas a la Solemnidad de Corpus Christi.

Un corazón lleno de alegría siente deseo

de Eucaristía El Card. Daniel Sturla comenzó la homilía haciendo explícito el sentir de todos los presentes “esta fiesta nos llena el corazón de alegría”. De su experiencia de tantos años en su ministerio concluyó “que existe hambre de Eucaristía, del pan de la vida”.

Y agregó que “hay un anhelo, ansia y deseo de vivir una vida plena de sentido”.

Para el Arzobispo de Montevideo este anhelo de Jesús nos lleva a experimentar una gran alegría en el corazón, siempre La Gruta n.511

unida “al Pan de la Eucaristía”.

Según el pastor de la Iglesia de Montevideo “en la Eucaristía uno experimenta esa felicidad propia del Espíritu Santo, el don de la alegría que se da cuando nuestro corazón está abierto a la acción del Espíritu y nuestros deseos son deseos de Dios, deseos espirituales”.

Más adelante, el Card. Daniel Sturla aseguró que “el Pan Eucarístico nos salva, porque el Señor se entregó por nosotros en la cruz, para redimirnos de nuestros pecados”.

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Espiritualidad

Solemnidades en Tiempo Ordinario revista de Aparecida

El Tiempo Ordinario en la vida litúrgica de la Iglesia comienza a ser celebrado luego de la celebraciòn del Bautismo del Señor, que marca el fin del ciclo de Navidad.

Este tiempo de la liturgia se organiza en 34 semanas. Las primeras nueve semanas son celebradas hasta el comienzo del tiempo de Cuaresma y las otras veinticinco semanas se celebran después de la solemnidad de Pentecostés, que marca el cierre del Ciclo Pascual. En términos generales, este tiempo litúrgico recuerda la actividad misionera de Jesu-

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cristo, quien llama y envía a sus discípulos a dar testimonio del Reino de Dios.

Dentro de este tiempo litúrgico, que tiende un puente entre el misterio de la encarnación y el misterio pascual de Jesucristo estamos invitados a celebrar algunas de las solemnidades del Señor: Santísima Trinidad, Corpus Christi, Sagrado Corazón de Jesús y Cristo Rey del Universo.

La solemnidad de la Santísima Trinidad se celebra siempre después de la solemnidad de Pentecostés. La celebración de este misterio nos ayuda a comprender la fe que profesamos en un solo Dios, pero que se divide en tres personas. Creemos en un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, una comunidad perfecta, que, en la unidad de las personas, nos invita a vivir la comunión entre los miembros de la Iglesia como un ele-

mento esencial para una vida misionera auténtica.

Otra solemnidad dentro de ese tiempo es la de Corpus Christi, que se une íntimamente a la última cena de Jesús con sus discípulos. La Eucaristía es el punto de llegada y el punto de partida de toda la vida cristiana.

Viviendo la dinámica de este tiempo litúrgico, estamos invitados a celebrar también la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Tal celebración hace una llamada contundente para los cristianos.

Si los miembros de la Iglesia desean seguir y vivir desde Cristo, es necesario tener un corazón manso y humilde.

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Coronando el año litúrgico, la Iglesia nos reúne en el último domingo del Tiempo Ordinario para celebrar la solemnidad de Cristo, el Rey del Universo. El reinado de Jesús contrasta con los reinados de este mundo. Su reino no permite clasificaciones sociales, que generan más divisiones comunión entre hermanos.

El Tiempo Ordinario es de una riqueza sin igual, por lo que es necesario que nuestras comunidades no entiendan lo “ordinario” como infundado o superficial.

Este Tiempo, con sus solemnidades, nos ayuda a repensar nuestra vida misionera y a percibirla siempre como una obra que continúa los pasos del Resucitado.

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Devoción mariana

Hablar con María revista de Aparecida: Pe F. Mancilio

Maria, quiero hablar contigo. Aquí las personas siempre buscan reflejar un asunto importante y legítimo, pero hoy quiero hablar personalmente contigo. ¿Me lo permites? Yo sé que, como madre, me pides que esté ahí, bien cerca tuyo. Así me siento bien y seguro.

MARIA Señora, quisiera que en mi pecho latiera tu corazón de madre, lleno de ternura, de docilidad, de esperanza y tan pleno de generosidad, de solidaridad, de gratuidad en el amor. Tu corazón siempre estuvo lleno de Dios, por ello mi deseo es que él lata en mi pecho.

Ciertamente, Señora, mi actitud es no proponer que los ciudadanos puedan usar armas, ni puedan llevarlas en sus fundas, carteras, guantera de autos ...

Yo sé, Señora, que el arma no defiende, solo ofende, mata, hiere y mueren inocentes.... y los que matan están cantando victoria, desafortunadamente.

Quisiera que mi corazón fuera como el tuyo, entonces tomaría todas las armas y municiones, pondría todo en alta temperatura para fundirlo, hasta que no quedara vestigio de lo inútil.

Tomaría este metal y construiría lo que fuera más necesario en escuelas y hospitales, y lo bueno sonreiría y agradecería.

Las armas, sin ninguna belleza, ahora serían aplaudidas por la belleza de lo que 6

fuera construido a favor de la vida, rechazando la muerte y la violencia. Qué bueno sería -como en el ofertorio- si yo levantara mis manos agradecido por la no violencia, por la paz establecida, por la alegría en las plazas y avenidas, por los gritos de los jóvenes y los niños que ya no tienen miedo de ir a cualquier parte, ya sea a la luz del día, bajo el sol abrasador, o a la luz de la luna, en la noche. No importa el momento, porque lo que está en vigor ahora es paz y armonía. Fue derrotada la violencia o cualquier otra agonía.

Paz Bellos y hermosos son los pies de quienes trabajan a favor de la paz, y la proclaman, como dijo el profeta Isaías. No estoy soñando, oh Señora, lo sabes bien, porque son los que no apuestan por la vida y la paz los que van a criticar diciendo que hay que dejar de soñar, y poner los pies sobre la tierra, y me van a decir: “Todo esto es perder el tiempo, porque nada cambia”.

Yo creo, oh Señora, que ante Dios todo lo que se hace con amor intenso tiene una fuerza sin medida, irresistible en tu Reino. Es en esta pequeñez que apuesto, oh Señora, la pequeñez de la semilla, porque no quiero y no soy capaz de hacer grandes cosas.

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Prefiero creer en el poder de la semilla y así contemplar el gran árbol que de ella surge.

Dame tu corazón, oh Madre, pues así comprenderé que lo que Jesús hizo fue marcado por la simplicidad y por la fuerza del amor.

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Oración con la intención papal para Julio de 2019

Martes 9 de Julio a las 18 hs. en el despacho parroquial: encuentro de los voluntarios del día 11.

Virgen Santa María, Reina de la Paz: Venimos hasta ti para rogarte por la paz.

La Paz que el mundo busca sin encontrar.

La Paz que tu Hijo Jesucristo vino a traernos.

La Paz cuya única fuente verdadera es Cristo Jesús.

Rogamos que intercedas por nosotros para que nos abramos a la paz que viene de Dios.

La paz que es fruto de la justicia; que tiene como alma el amor a Dios y al prójimo.

Paz que exige que el hombre renuncie a la envidia y a la ambición, al orgullo y al egoísmo.

Acudimos a ti para que esa paz que Dios nos ofrece en Jesús, la recibamos, la conservamos y la llevemos al mundo.

Ayúdanos para que seamos artífices de la Paz. Que tu maternal auxilio nos haga valientes, pacientes y eficaces para comprometernos a trabajar por la justicia, fundamento de la paz que todos necesitamos.

Nuestra Señora de la Paz, ruega por nosotros.

Amén

QUEREMOS QUE TE SIENTAS BIEN

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