Aquella pesadilla era mi aurora a medianoche transpiraba con mi garganta apretada con una sensación de fracaso y de desesperación se repetía hasta hace once años dijeron que mejor no dijera no una vez y corría, corría una figura masculina me seguía en la neblina nocturna no veía su cara el único intento mío de pedir auxilio insólitamente no llegaba a ser ni un lamento y quería que fuera un grito, un estruendo que los pulmones se estremecieran no había sonido posible unas cuerdas sordas se imponían a mi alma dejándome estupefacta como tanto esfuerzo que parecía ser mayor cada vez no había voz eso repercutía en el día