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Tabla 8. Identificación de Elementos Expuestos

comunidad de ser afectada o de sufrir adversos en caso de que un evento físico peligroso se presente” (p. 6). La vulnerabilidad ha de evaluarse según sea el caso de forma cualitativa, cuantitativa o combinada. Hay dos tipos de vulnerabilidad: física y de individuos. La vulnerabilidad física (viviendas, vías, servicios públicos, infraestructura, medio ambiente), por sus características espaciales permite ser representado y zonificado en mapas con respecto a los escenarios de amenaza. Por su parte, la vulnerabilidad de los individuos se define por el grado de pérdidas de vidas o lesiones inducidas por peligros naturales. La evaluación de esta es compleja, debido a que es subjetiva, depende de varios factores de las personas, tales como la edad, tiempo de respuesta, niveles de ingresos, grado de escolaridad, discapacidad, grupos de atención de desastres, etc. (SGC, 2015).

La Guía Metodológica para estudios de Amenaza, Vulnerabilidad y Riesgo por Movimientos en Masa del SGC (2015) propone la identificación y localización de los elementos expuestos, ya sea físicos o personas mediante la Tabla 8.

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Tabla 8. Identificación de Elementos Expuestos

Fuente: (SGC, 2015)

Los daños en los elementos expuestos se encuentran relacionados directamente con la intensidad de la amenaza. En cuanto mayor sea la amenaza el daño en los elementos será mayor. La vulnerabilidad de cualquier construcción o edificación dependerá del método y

materiales empleados al momento de su construcción y de su localización con respecto a la amenaza. En Colombia rige el Reglamento Colombiano de Construcción Sismo Resistente (NSR-10) promulgada por el Decreto 926 del 19 de marzo de 2010, la cual se encarga de reglamentar los métodos y condiciones que deben ser sometidas las nuevas construcciones, con el propósito de que estas tengan una mejor respuesta ante sismos o peligros naturales. En otros países como Perú, Chile, Ecuador, Argentina y Venezuela, han implementado normas sismo resistentes, cada uno con diferentes métodos de construcción, debido a que cada país posee fisiografías diferentes, pero todas las normas convergen al mismo objetivo de prevenir y mitigar daños a edificaciones y/o pérdidas humanas (Juver, 2016).

Así, una edificación o infraestructura construida bajo técnicas y materiales adecuados es menos vulnerable a eventos naturales adversos. Coburn, Spence y Pomonis (1991) afirman que: “La defensa más acertada contra los desastres es una sociedad que generalmente se encuentre menos vulnerable” (p. 47).

2.4.1 Caracterización del Vulnerabilidad

La evaluación de vulnerabilidad en variada literatura se realiza mediante encuestas de los residentes en las zonas con amenazas altas o medias por eventos naturales adversos, también recolección de información sobre el uso y estado de la edificación, donde se obtienen entornos económicos y sociodemográfico, y se tiene una estimación de los daños y/o perdidas posibles ante un peligro natural. En un estudio de caso en la ciudad de México, el Centro Politécnico para el Control de Desastres de Oxford (Coburn et al., 1991) evaluó la vulnerabilidad humana ante un sismo de gran magnitud. Este estudio se realizó mediante entrevistas en una zona de riesgo para lo cual obtuvieron que el 60% de la población presentaban un ingreso menor al salario mínimo de los cuales la mayoría son trabajos informales. También tuvieron como resultado que la zona posee sobre población, el 60% de las familias se integran de cinco o más miembros, de las cuales se encuentran en edificios de alquiler (Cobun et al., 1991). De los anteriores resultados es posible deducir que, en la mayoría de las ciudades de Latinoamérica, la población con bajo recursos económicos se asientan y/o invaden áreas en zonas de riesgos, posiblemente por los bajos costos de arrendamientos y los estratos que allí se tienen.

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