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Figura 1 Desarrollo morfológico de los pastos. A: Organización estructural de los fitómeros. B: Organización estructural de los tallos. C: Organización de la planta (Quero y Enríquez, 2013)
Las pasturas se deben mirar como un ecosistema en el que el clima, suelo, microorganismos, planta y animal están interrelacionados. El clima influye sobre las plantas aportando energía solar para el proceso de fotosíntesis, contribuye con agua para la hidratación vegetativa y el viento ayuda al intercambio de polen para la reproducción vegetal. El suelo influye en el crecimiento de los pastos como medio de sostén y provisión de nutrientes. Las plantas tienen relación con los animales ya que suministran a los animales nutrientes y fotoquímicos sintetizados por ellas (García et al., 2010, citado en León et al., 2018).
2.2. MEZCLAS FORRAJERAS Para alcanzar la autosuficiencia alimentaria en las fincas ganaderas es necesario que el potrero este conformado por mezclas de gramíneas, leguminosas y adventicias útiles ya que al sembrarlas juntas poseen varias ventajas (León et al., 2018): Las raíces al tener diferente profundidad y altitud permiten que utilicen al máximo los elementos nutritivos del suelo y de la atmósfera. •
Si alguna especie se ve afectada por algún efecto climático o producto de la presencia de plagas siempre hay otra especie que resiste y compensa la producción de forraje.
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Para el ganado, la mezcla forrajera es más apetecible que una siembra pura.
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Los potreros de Rye grass perenne aumenan el consumo y la producción de leche de vacas a postoreo, cuando incluyen 20-25% de trébol blanco.
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El suelo se beneficia con el N de la simbiosis de las leguminosas y la mayor cantidad de materia organica y humus incorporado, con lo cual se tiene producción sostenible sin contaminación ambiental.
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Se controlan mejor las malas hierbas
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Se protege al suelo contra la erosión