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2.8. Clasificación de suelos (taxonomía y texturas
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Las prácticas mecánicas o estructurales son aquellas obras que se realizan con implementos agrícolas y herramientas, y consisten en realizar movimientos de tierra para disminuir el escurrimiento superficial y reducir la erosión en terrenos con pendientes. Cada una de ellas deberá escogerse en función del tipo de suelos y del valor de los terrenos que se protegerán, ya que son costosas (Loredo, Beltrán y Domínguez, 2015 y SEMARNAT, 2015). Dado que la finalidad principal de estas prácticas es disminuir el escurrimiento, la implementación de cualquiera de ellas debe ser antecedida por cálculos precisos sobre los escurrimientos medios anuales y máximos. Asimismo, es necesario considerar que la construcción de las zanjas conlleva a excavaciones importantes que remueven el suelo, causando impactos sobre su formación y la pérdida de carbono (Ríos et al., 2015). Estas prácticas deben realizarse de manera puntual en el predio y siempre acompañando a las prácticas agronómicas y vegetativas, las cuales protegen al suelo de la erosión, a la vez que promueven su formación y mejoramiento de calidad (SEMARNAT, 2015). La caracterización del estado de conservación y los procesos de cambio de uso de la tierra son una expresión de las transformaciones socioeconómicas que han tenido un impacto muy profundo en los patrones y procesos ecológicos de los paisajes en los últimos tiempos (Costanza et al., 1997). Así, se ha reconocido que la expansión de las urbes junto a las prácticas agrícolas se configura como una de las principales causas antrópicas que ejercen una presión negativa significativa sobre los recursos naturales (Jaeger, Bertiller, Schwick y Kienast, 2010). Para aplicar estas prácticas se puede identificar y delimitar cartográficamente las Unidades Estructurales (UE), consideradas así a las unidades de tierra o suelo, unidades ecológica, unidad geomorfológica según el concepto tierra de Zonneveld (ITC y Meyerink, 1970). Este tipo de unidades se obtiene mediante el cruce de pisos altitudinales o elevaciones con las pendientes o inclinación del terreno, a través de un mapeo geomorfológico, utilizando como base mapas topográficos (Pauta Calle y Van der Zee, 2012)
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Según el Sistema Norteamericano del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (en inglés: United States Department of Agriculture; USDA), Claves para la Taxonomía de Suelos/Soil Survey Staff/2006 y las memorias de SIGTIERRAS (2017), han realizado la clasificación de los suelos de acuerdo a su orden, precisando sus propiedades que reflejan el desarrollo de los suelos, cuyos mapas temáticos han sido publicados por el Sistema Nacional
de Información (SNI) en su cartografía temática a escala de semi detalle (1:50.000) tomando los insumos producidos por SIG AGRO de la clasificación de suelos y descripción del material, así como de la clasificación de suelos de acuerdo a su textura. La distribución de los suelos obedece a una serie de condiciones físico-naturales y al hecho de estar localizado en un país ubicado en plena zona ecuatorial con alturas que van de los 200 hasta más 5,000 msnm, otorgando diferentes tipos de suelos, cada uno con distintas características y propiedades específicas. Existen diversos sistemas de clasificación de suelos, pero los dos más utilizados son las descritas por la FAO (Food and Agriculture Organization) y la Soil Taxonomy, elaborada por el Departamento de Agricultura de Estado Unidos (USDA, 2014). Estas se basan en el contenido orgánico y mineralógico de los suelos, una de las más difundidas es la Soil Taxonomy (GAD Morona Santiago, 2015). El Ministerio de Agricultura y Ganadería del Ecuador señala, en sus memorias publicadas en el año 2017, que las claves de la taxonomía de suelos se basa en la morfología de los suelos, descritas en términos de sus horizontales y utiliza 6 categorías taxonómicas; cada una con sus propias características diferenciales que van desde el nivel más bajo al más alto de generalización (SIGTIERRAS, 2017), como muestra la figura 2.
FIGURA 2. CATEGORÍAS TAXONÓMICAS O NIVELES JERÁRQUICOS FUENTE: SIGTIERRAS (2017).
En general, la Soil Taxonomy establece 12 órdenes, referidas en una secuencia jerárquica con fines taxonómicos, que se muestran en la tabla 1. Mientras que en el mapa de órdenes de suelos del Ecuador se ha identificado 10 órdenes que son: alfisoles, andisoles, aridisoles, entisoles, histosoles, inceptisoles, molisoles, oxisoles, ultisoles y vertisoles. Como muestra la figura 3.










FIGURA 3. ÓRDENES DE SUELOS DEL ECUADOR FUENTE: SIGTIERRAS (2017).
Tabla 1. 12 Órdenes en secuencia jerárquica con fines taxonómicos.
FUENTE: Porta, López y Poch. (2014)

Riascos (2008) menciona que se han venido aplicando los conceptos de territorio y ancestralidad de forma ambigua para los procesos indígenas, por sus diferencias en costumbres de ocupación desarrollados entre la Sierra y la Amazonía. El concepto de territorio protegido, requiere de la aceptación de una frontera étnica con límites bien definidos, existiendo conflictividad para los gobiernos locales y los proyectos extractivos. Ágreda (2018), en la página 47 de su tesis, menciona que por disposición rural los asentamientos humanos son dispersos y muy poco densificados para ellos los recursos naturales indispensables son el agua dulce y el suelo productivo. Indica además que la función inmediata de cualquier asentamiento humano es el refugio, pero si estos asentamientos se ven amenazados, los pobladores se ven en la necesidad de abandonar estos lugares. Jara Torres (2018) concluye, en su trabajo investigativo, que los suelos en los ecosistemas altoandino del Ecuador, están agrupados en seis clases diferentes de suelos, excepto Chimborazo que tiene dos. Que los páramos muestran menor contenido de COL en las zonas estudiadas lo que indica una débil actividad microbiana que favorece la acumulación y conservación de COS, permitiendo la absorción de nutrientes. En tanto que los sitios transformados como bosques secundarios y pastizales presentan mayor COL y mayor lixiviación de nutrientes de N y bases intercambiables. Bravo Peña, Doode Matsumoto, Castellanos Villegas, y Espejel Carbajal ( 2016), por otro lado, realizaron un estudio las políticas rurales y pérdida de cobertura vegetal en el noroeste de México, concluyen que la inclusión de criterios como establecer los procedimientos para la planeación y gestión del desarrollo rural, durante la elaboración de estrategias regionales que podría mejorar el desempeño ambiental de los subsidios pecuarios. Sin embargo, no revertirían las demandas del