Curso abierto_Filosofía de la RS_1ra clase

Page 1

Curso Abierto

FilosofĂ­a de la Responsabilidad Social OntologĂ­a Dilemas Deberes


¿Qué es la Responsabilidad Social?  Una responsabilidad COLLECTIVA y no personal  Una responsabilidad por los IMPACTOS más que por los actos


Visibilidad cegadora de los actos

ACTOS GestiĂłn intra-organizacional pero pocas veces inter-organizacional y multisectorial

IMPACTOS

Los impactos se dan nosotros. Nadie los produce. Discretos, irresistibles, peligrosos‌

Invisibilidad de los impactos


La Responsabilidad Social amplia las responsabilidades La responsabilidad, cuando se vuelve “social”, y ya no personal, extiende las fronteras de la responsabilidad, de cara a los nuevos problemas globales que tenemos que enfrentar. Responsabilidad limitada a los actos

Responsabilidad extendida a los impactos de los actos

Responsabilidad limitada a los autores

Corresponsabilidad entre todos los « interactores »

La RS genera creatividad política: nuevas redes de cooperación para una sociedad responsable de sí misma, que se cuida a sí misma.


¿Cómo es posible una responsabilidad social? ¿La sociedad podría ser responsable? Ella no es alguien!

“La fatalidad, es nadie. La responsabilidad, es alguien.” (Ricœur, Le Juste, p 60) Entonces, ante la imposibilidad de pensar una sociedad responsable, pensamos que son las personas en la sociedad que deben de responsabilizarse por ella. La responsabilidad social se reduciría a un problema de voluntad de las personas: deben querer solidarizarse y comprometerse con los “problemas sociales”. El problema es solamente una falta de voluntad, una falta de compromiso social. El problema con esta identificación responsabilidad social = compromiso social, es que no se puede obligar a nadie al compromiso, eso viene de uno. Desde luego, la responsabilidad social es voluntaria, no es exigible, no se puede legislar sobre ella. No se puede tratarla como una responsabilidad jurídica.

Curiosamente, el discurso militante del compromiso social cae en un discurso liberal de filantropía facultativa: nadie está obligado a comprometerse con la sociedad, eso depende de la voluntad de cada quien. Derecha e Izquierda, de pronto, están de acuerdo!


Mi propósito es de mostrarles todo lo contrario:

- La responsabilidad social NO ES un compromiso social voluntario de cada uno. - Es un deber colectivo de todos ante todos que nos obliga a la corresponsabilidad política - Implica el reconocimiento de que no tenemos el control total y libre de nuestra tecnoesfera mundial, sino más bien que estamos inmersos en un sin número de enredos tecnológicos que impactan sin cesar sobre nuestra vida y ponen en peligro nuestra supervivencia. - Los objetos no son más objetos. Son “ataduras arriesgadas” (Latour). Debemos corresponsabilizarnos por sus impactos sociales y ambientales locales y globales todo el tiempo. - Esto nos obliga a pensar la RS como una corresponsabilidad política que debe hacernos inventar una nueva economía reparadora, regenerativa y humanamente armónica. - No se trata de generosidad social, se trata de gestión consensuada de los riesgos de injusticia e insostenibilidad que constantemente asechan, y que exigen nuestra vigilancia.


Problema: la RS no puede ser voluntaria, es una obligación. La RS no puede ser un compromiso personal, es colectiva. “Estamos en un Titanic planetario” (Morin). El riesgo de desaparición de TODA la humanidad crea, por primera vez, el sujeto humanidad no como una abstracción, sino como un todo solidario con destino común e interdependiente.

Existe un deber de la humanidad ante ella misma, el deber de no auto-aniquilarse. “Debe haber un futuro” (Jonas, Principio Responsabilidad) Este deber crea una nueva ética: la ética de la sostenibilidad (la humanidad no debe desaparecer). Y esta ética tiene un nuevo sujeto: la humanidad como sujeto colectivo global. Dale Jamieson -Director del Departamento de estudios ambientales de la Universidad de New York- (2009): “No podemos contentarnos con decir que el cambio climático plantea un problema clásico de responsabilidad moral, podemos sostener razonablemente que la cuestión del cambio climático puede efectivamente ser tratada en términos de responsabilidad ética, pero para eso necesitamos revisar nuestra manera de pensar. Necesitamos mostrar que existen razones valederas de ampliar o reformular nuestros conceptos de responsabilidad ética a fin de permitirles tomar en cuenta las cuestiones que plantea el cambio climático”.


El peligro planetario exige una macroética global con administración multilateral del mundo

“Se observa aquí, por primera vez en la historia universal, una situación en la que los hombres, teniendo en consideración el peligro común incurrido, se apresuren a asumir en común la responsabilidad moral. De esta manera se podría caracterizar la novedad inherente a la situación contemporánea de la humanidad haciendo valer que el nuevo problema residirá entonces en la necesidad de una macroética. Se trataría entonces para una tal ética –más allá de la responsabilidad moral del individuo de cara a su prójimo y más allá también de la responsabilidad del hombre político en el sentido usual de la “razón de Estado” –de organizar a escala planetaria la responsabilidad de la humanidad en cuanto a consecuencias (y a efectos secundarios) derivados de sus actos colectivos.” (Apel, Discurso y responsabilidad)


Pensar una Responsabilidad Colectiva de toda la humanidad como sujeto colectivo ¿Qué es una responsabilidad colectiva?

Hannah Arendt: “Dos condiciones deben estar presentes para que haya responsabilidad colectiva. Debo ser considerado como responsable de algo que no he hecho y la razón explicando mi responsabilidad, debe ser mi participación a un grupo (un colectivo) que ningún acto voluntario de mi parte podría disolver” (Responsabilidad y Juicio). Soy responsable de algo que no he hecho. Soy responsable de ese algo porque no me puedo desligar de mi participación a la humanidad. Tú también, y todos los demás, estando en la misma situación, somos mutuamente responsables La imputación de responsabilidad no es exclusiva (si soy yo entonces no eres tú), sino inclusiva: si soy yo entonces tú también. Pero… ¿no es injusto ser responsable de algo que no he hecho?


En realidad, siempre soy responsable de lo que no he hecho: Transformación ontológica de los sujetos (Levinas) La responsabilidad es respuesta. Luego, implica que alguien más haya llamado antes, preguntado antes, interpelado antes. En la responsabilidad, estoy convocado a responder, precipitado adelante para responder, interpelado. Præcipitatio : lo que cae cabeza (caput) adelante (præ). ¿Quién me fuerza a asomar la cabeza? No soy yo mismo. La responsabilidad no es un acto de voluntad, no es lo que quiero asumir. La Responsabilidad es lo contrario del compromiso. Un rostro ajeno me responsabiliza... Y me vuelvo sujeto porque respondo.

“La responsabilidad por el otro no puede haber empezado en mi compromiso, en mi decisión. La responsabilidad ilimitada en la que me encuentro viene desde antes que mi libertad (…). La responsabilidad por el otro es el lugar donde se sitúa el no-lugar de la subjetividad.” (Levinas, De otro modo que ser) “De toda eternidad, un humano responde a otro. De único a único. Aunque no me mire, “me mira”, tengo que responderle. Llamo rostro lo que, en el otro, mira el yo, me mira. (…) Llamada del rostro del prójimo que, en su urgencia ética, aplaza o borra las obligaciones que el “yo interpelado” tiene consigo mismo, y en donde la preocupación de la muerte del otro puede importarle al yo más y antes que su preocupación de sí mismo por sí mismo.” (Levinas, Entre nos)


“Hablo de responsabilidad como estructura esencial, primordial, fundamental de la subjetividad. Porque describo la subjetividad en términos éticos. La ética, aquí, no viene como suplemento de una base existencial previa; es en la ética entendida como responsabilidad que se anuda el nudo mismo de lo subjetivo. (…) Apenas el otro me mira, soy responsable de él, sin tener ni siquiera que asumir mis responsabilidades ante él. Me incumbe ser responsable de él. Es una responsabilidad que va más allá de lo que yo hago. Normalmente, uno es responsable de lo que hace. Yo digo, en De otro modo que ser, que la responsabilidad es inicialmente uno por el otro. (…) La responsabilidad, en efecto, no es un mero atributo de la subjetividad, como si ésta existiera ya en sí misma antes de la relación ética. La subjetividad no es un por sí; ella es, insisto, inicialmente un por el otro” (Levinas, Ética e Infinito)

Conclusión: - La responsabilidad no es una capacidad de un yo, un atributo. Es una relación. - No es porque soy sujeto que soy responsable, sino porque soy responsable que soy sujeto. La responsabilidad hace de mí un ser destinado a ser un sujeto, es decir alguien por el otro. - Si la responsabilidad es anterior a cualquier acto de libertad, la responsabilidad es el contrario del compromiso, que supone una libertad plena y sólida de un sujeto que puede prometer voluntariamente. Mi responsabilidad es involuntaria.


Si siempre soy responsable de lo que no he hecho, es porque la responsabilidad no es sólo una imputación, sino una misión Ricœur (Lecture 1) distingue entre responsabilidad-imputación retrospectiva y responsabilidad-misión prospectiva: “Hemos confundido demasiado fácilmente responsabilidad con imputabilidad, si uno entiende por imputabilidad el procedimiento mediante el cual uno identifica el autor de una acción, su agente. La responsabilidad se declina entonces en tiempo pasado: se busca quién es la fuente de tal o cual cadena de cambios en el transcurso de las cosas y se aísla uno o varios agentes humanos que se nombran y declaran responsables. Esta concepción, que llamo “mínima”, de la responsabilidad, es muy rica en implicaciones, aunque no esté a la altura del problema que plantean las mutaciones del actuar humano en la era de la tecnología. […] La condición nueva que debemos admitir de la responsabilidad en la era tecnológica, nos demanda una orientación más francamente dirigida hacia un futuro lejano que supera aquel de las consecuencias perceptibles. […] Existe una responsabilidad, en sentido específico, si uno hace intervenir la idea de una misión confiada bajo la forma de una tarea que se tiene cumplir siguiendo reglas” (p. 282).

Nuestra misión confiada como humanidad es la de proteger la humanidad, y cuidar la humanidad de la humanidad. Debe haber un futuro de la humanidad, y ese futuro debe ser humano.


Transformación ontológica de los objetos (Serres, Latour) Michel Serres resalta la nueva ontología de nuestros objetos tecnológicos, que ya no son objetos comunes, sino “Objetos-mundo”: Son objetos paradójicos ya que “por lo menos una de sus dimensiones es conmensurable a una de las dimensiones del mundo. Un satélite (la velocidad), una bomba atómica (la energía), Internet (el espacio), los residuos nucleares (el tiempo)… he aquí 4 ejemplos de objetos-mundo. ¿Serán todavía objetos? ¿Qué es un objeto? En sentido literal: “lo que está tirado o lo que uno tira adelante”. ¿Los objetos-mundo yacen delante de nosotros? No. La dimensión global o mundial que caracteriza a los objetos-mundo suprime, en efecto, la distancia entre ellos y nosotros, distancia que definía otrora a nuestros objetos; habitamos en estos nuevos objetos como en un mundo”. Conclusión: - Ya no tenemos distancia ante nuestros objetos tecnológicos súper-poderosos, en los cuales habitamos, y cuyos efectos sistémicos son globales. - Estos objetos-mundo nos obligan a controlar el mundo para poder controlarlos, lo que significa controlarnos a nosotros mismos en nuestra capacidad de inventar objetos que desencadenan efectos globales que ya no podemos controlar. - Dos nuevos objetos-mundo: Transgénicos (dimensión de la vida), Nanotecnología (dimensión atómica)


Transformación ontológica de los objetos (Serres, Latour) La ontología actual se volvió borrosa: ya no hay sujetos por un lado y objetos por el otro, sino una bio-antropo-esfera que suprime la antigua diferencia entre el dominio de la naturaleza y el dominio de la sociedad. Todo es político, hasta la temperatura promedio del planeta. Bruno Latour habla de objetos “cabelludos”, y ya no “calvos” y separados como antes: “Al contrario de sus predecesores, los objetos ahora ya no tienen bordes nítidos, esencia bien definida, separación tajante entre un núcleo duro y su entorno. Toman los rasgos de seres enredados, formando rizomas y redes. Segundo, sus productores ya no son invisibles, fuera de foco, sino más bien aparecen en plena luz, incómodos, controvertidos, complicados, implicados, con todos sus instrumentos, sus laboratorios, sus talleres, sus fábricas. La producción científica, técnica e industrial forma parte íntegra de su definición desde el comienzo. Tercero, estos casiobjetos no tienen impactos propiamente dichos, como si cayeran desde el exterior sobre un mundo diferente de ellos. Tienen numerosas conexiones, tentáculos, seudópodos que les religan de mil maneras a otros seres tan poco asegurados como ellos mismos, y que, desde luego, ya no constituyen otro universo independiente del primero. No hay, para procesarlos, por un lado un mundo social o político y por el otro lado un mundo de objetividad y rentabilidad. Finalmente, y sin duda es de lo más extraño, ya no se puede deslindarlos, desatarlos de las consecuencias imprevistas que desencadenarían a muy largo plazo, muy lejos de ellos, en un mundo inconmensurable. Al contrario, todo el mundo se prepara, paradójicamente, a que ocurran consecuencias inesperadas que sin duda van a provocar, consecuencias que les pertenecen en forma propia, y cuya responsabilidad aceptan por anticipado.” (Politiques de la nature)


Nuestro actuar local, vuelto global, genera procesos que afectan a la totalidad del mundo humano y no-humano. Nos hemos vuelto una “bio-antropo-esfera” y habitamos en nuestros propios objetos que son ahora lo que Michel Serres llama “objetos-mundo”, es decir objetos que alcanzan a cierta escala una dimensión mundial, lo que hace que provoquen impactos globales (satélites, OGM, Internet, nanotecnología, centrales nucleares, etc.). Ya no hay modo de externalizar los problemas en un mundo globalizado, sencillamente porque no hay un “afuera” donde externalizar. Todo rebota y se relaciona con todo, la acción humana con los procesos naturales y viceversa. Desde luego, no hay más fatalidad, no hay más “culpa de nadie”. Incluso la temperatura del planeta se volvió ahora un asunto político, porque ella se negocia entre jefes de Estados. Todo se ha vuelto humano, demasiado humano y tiene un impacto sobre todo: mi refrigeradora sobre la capa de ozono, mi pantalón sobre la escolaridad de los niños de la India, mis compras sobre las perturbaciones endocrinas de mis hijos, mi voto sobre la autonomía de mis descendientes... Cada quien, desde su pequeña vida cotidiana, se ha vuelto mundial y sistémico. Es difícil de controlar y soportar. De ahí la necesidad de renegociar las estrechas fronteras de la responsabilidad.


Quien tiene poder global debe tener responsabilidad global. Pero esta responsabilidad no puede ser imputada sin injusticia al individuo aislado o a ciertas personas de gran poder (jefes de Estados y/o Directivos de multinacionales, por ejemplo); porque sería como dar demasiada responsabilidad a quien no tiene real poder, o bien demasiado poder a quien no tendría que rendir cuentas a ningún contrapoder. Tenemos pues que compartir esta responsabilidad global, instituirla democráticamente como promesa de corresponsabilidad entre todos. Aquí nace la idea de una “responsabilidad social”, como exigencia de instituir una sociedad responsable en la que cada quien participe, según su poder, a la discusión común sobre cómo debemos vivir juntos. El gran problema es de organizar esta gobernanza consensuada entre múltiples actores a través del mundo.


Sabemos que debemos cambiar, que nuestro desarrollo es insostenible, que el futuro de la humanidad depende de la transformación del modo de residencia-producción-consumo del ser humano en la Tierra.

“Las fuentes de los peligros ya no brotan de la ignorancia sino del saber, ya no de un dominio insuficiente de la naturaleza sino de un dominio perfeccionado de ella misma.” (Ulrich Beck, La sociedad del riesgo) “Si siempre hubo un peligro ligado al fenómeno del « demasiado poder », la Modernidad ve aparecer el peligro del « demasiado poco poder »; lo que provoca nuevos tipos de riesgos ligados a una pérdida de función, a una visible ineficacia y un derretimiento del poder.” (Luhmann, El poder)


Cuando los hombres no temen lo que debe temerse Lo mรกs grave puede ocurrirles Tao Te King, LXXII


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.