Anales 90 interior

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ANALES DE LA

REAL ACADEMIA DE CULTURA VALENCIANA CREADA DURANTE EL DECANATO DE JOSÉ SANCHIS SIVERA EN 1928

NÚMERO 90

VALENCIA 2015



Índice Presentación……………………………………………………………

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ESTUDIOS………………………………………………………………

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EL VALENCIANISME A PRINCIPIS DEL SEGLE XX…………………………… Antonio Atienza Peñarrocha

13

HAGAMOS VALENCIA……………………………………………………… Vicente Fullana Serra

55

La situación político-electoral de la provincia de valencia en 1915…………………………………………………… Alejandro Martínez Relazón

79

OBRERISMO ECLESIAL EN TORNO A 1915: SINDICALISMO Y REFORMISMO SOCIAL………………………………… José Lendoiro Salvador

111

LA EDUCACIÓN EN LA CIUDAD DE VALENCIA EN LA 2ª DÉCADA DEL SIGLO XX: ESPECIAL ATENCIÓN AL PATRONATO DE LA JUVENTUD OBRERA DE VALENCIA ……………………………………… Carlos Martínez Herrer

157

CENTENARIO DE LAS INSTITUCIONES: EL CENTRO DE CULTURA VALENCIANA Y LA SOCIEDAD CASTELLONENSE DE CULTURA…………… Francisco Roca Traver

213

Breve currículum de los autores………………………………………………

245


VIDA ACADÉMICA……………………………………………………

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RESUM DE LA MEMÒRIA D’ACTIVITATS DEL CURS ACADÈMIC 2013-2014…………………………………………………… Desamparados Cabanes Pecourt

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LAS ÓRDENES MILITARES EN LA RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN DEL REINO DE VALENCIA EN EL REINADO DE JAIME I…………………… José Vicente Gómez Bayarri

273

EL CRISTO DEL SALVADOR. HISTORIA, ARTE Y DEVOCIÓN……………… José Francisco Ballester-Olmos y Anguís NECROLÓGICA VICENT LLUÍS SIMÓ SANTONJA……………………………………………

335

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Presentación En el año 2015 la Real Academia de Cultura Valenciana celebra su centenario. Un hito en estos cien años al servicio de los valencianos fue la publicación de la revista ANALES en 1928 durante el decanato José Sanchis Sivera. Hasta esa fecha el entonces Centro de Cultura Valenciana había contado con dos decanos: José Martínez Aloy y Luis Cebrián Mezquita. La década de decanato de Sanchis Sivera, canónigo de la catedral, supuso un antes y un después porque desde entonces la revista ANALES se ha publicado ininterrumpidamente con lo que ello significa de “instrumento principal”, según lo dicho en su primer número, “en beneficio de la cultura general valenciana, especialmente en lo referente al estudio de su historia, en todas sus diversas manifestaciones”. Académicos tan prestigiosos como Teodoro Llorente Falcó (1939-1941), Francisco Martínez y Martínez (1941-1943), José Caruana Reig (19431956), Nicolau Primitiu Gómez Serrano (1956-1962), Jesús Manglano Cucaló de Montull (1962-1978), Julián San Valero Aparisi (1978-1984) y (1987-1990), Eduardo Primo Yúfera (1984-1987), Xavier Casp Vercher (1990-2001), Juan Lladró Dolz (2001-2007), Vicente Simó Santonja (20072013) y Enrique de Miguel, que es el actual, todos ellos decanos de la RACV, han logrado que se alcanzaran cien años y que la revista ANALES publique su número 90 el año del centenario. El año 2008 los Consejos Editorial y Científico Asesor se propusieron lograr que ANALES se convirtiera en una revista de referencia y de impacto. Se adaptó a los requisitos y criterios de la Comisión Nacional de la Evaluación de la Actividad Investigadora y ha logrado formar parte de bases de datos de diversos países, además de las principales españolas. No nos damos por satisfechos. La cuidada calidad de los artículos publicados, además de ser un servicio a la sociedad valenciana, cumplen el objetivo fundacional de que ANALES sea un “instrumento” cultural y científico de primer orden. En consecuencia, la perseverancia en nuestro trabajo nos hará mejorar en los diferentes rankings de revistas indexadas.


En este número 90 se ha querido que estuvieran presentes historiadores y profesores de las cuatro universidades del Cap y casal. La Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, la Universidad Cardenal Herrera-CEU, la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Valencia citadas de mayor a menor juventud. Además, los artículos giran en torno a la Valencia de principios del siglo XX, el momento en que se creó el Centro de Cultura valenciana, actual Real Academia de Cultura Valenciana. El primer artículo, escrito por Antonio Atienza, historiador, licenciado en la Universidad de Valencia y, doctor por la Cardenal Herrera, actual profesor de instituto, es imprescindible para entender el papel del valencianismo en la creación de “su” academia. Constata que mientras que el valencianismo cultural se consolidaba y llevaba a término iniciativas importantes de carácter social y económico, como la Exposición Regional de 1909, el valencianismo político era incapaz de superar sus diferencias internas por lo que electoralmente fue irrelevante. En este número también se ha querido tratar de la riada de 1957 y lo hace Vicente Fullana, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia. También nos recuerda su trayectoria personal y, como él dice, nos ofrece una “reflexión hecha por una persona de mucha edad acerca de su actividad vital como profesional”. En su testimonio hay también mucha historia de Valencia que nos cuenta en primera persona. Alejandro Martínez Relanzón, formado en la Universidad de Valencia donde se licenció en Historia y actual doctorando en la Universidad Rey Juan Carlos, nos ofrece un artículo fundamental para conocer los entresijos políticos que permitieron la creación del Centro de Cultura Valenciana en el contexto político de una Restauración en crisis. Para ello aborda la dinámica electoral de la provincia de Valencia y la configuración de la Diputación que fue la que en 1914 decidió crear el Centro de Cultura Valenciana y aprobar los consiguientes presupuestos. A continuación José Lendoiro, de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, escribe sobre el reformismo social que había en torno a 1915 que, en cierta medida, sentó las bases del progreso de la sociedad en lo socio-laboral y democrático que se materializó en periodos posteriores. Junto con el artículo de Carlos Martínez Herrer, de la Universidad Católica de Valencia “San


Vicent­e Mártir”, que trata de la educación en la ciudad de Valencia en la segunda década del siglo XX, es decir en la década de la creación del Centro de Cultura Valenciana, se completa el panorama que nos ayuda a comprender cómo fue posible en años tan convulsos, con revoluciones en Rusia y en España en 1917 y con una Guerra Europea en marcha (1914-1918), que hubiese ánimo y nivel educativo suficiente como para crear un centro específico de cultura valenciana. Finalmente, un académico infatigable, Francisco Roca Traver, profesor de la Universidad de Valencia antes de lograr su oposición a cátedra de Geografía e Historia, a sus 93 años ha querido poner una nota de “vertebración” autonómica con un estudio que sólo él podía escribir. Gracias a sus conocimientos como historiador, pero también por haber sido testigo presencial, ha comparado las trayectorias de la RACV y de la Sociedad Castellonense de Cultura en estos últimos cien años. Dice con razón que “no puede sorprendernos que si las personas que gestionaron la creación de ambas instituciones fueron de solvencia”, su corolario ha sido que “cumplieron eficaz y fervientemente las funciones encomendadas”. La segunda parte de ANALES, dedicada a la Vida Académica como es habitual, recoge la Memoria del curso 2013-14 y, además, las interesantes aportaciones de los académicos José Vicente Gómez Bayarri y José F. Ballester-Olmos. El primero sobre las Órdenes Militares en la Reconquista en la que queda de manifiesto la complejidad de la incorporación del Reino de Valencia a la Cristiandad. El segundo sobre El Cristo del Salvador, que cumple con los deberes de la RACV de difusión de nuestro património artístico. Mención especial merece el recuerdo de nuestro Decano Honorario, Vicente Simó Santonja, un gigante intelectual, cuyo reciente fallecimiento aún nos tiene consternados y así queda reflejado en la entrañable nota necrológica del académico José Luis Medina, que todos suscribimos. Aunque no ha podido llegar al día del Centenario, el 20 de enero de 2015, al menos tuvo la satisfacción de recoger la Alta Distinción Cultural de la Generalitat Valenciana que se concedió a esta Real Academia el 9 de octubre de 2014.



estudios



Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

Antonio Atienza Peñarrocha

El Valencianisme a principis del segle XX


RECEPCIÓN:

17-07-2014

REVISIÓN:

04-11-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


el valencianisme a principis del segle XX

Resumen: En el texto se intenta aclarar las relaciones entre el Valencianismo social y cultural, y un débil Valencianismo político. A principios del siglo XX comenzó a plantearse la cuestión de la adscripción filológica del valenciano, pero este problema no impediría el desarrollo de un importante Valencianismo cultural. El Valencianismo político tuvo duros enfrentamientos que dañaron su base social, y creó entitades efímeras, divididas y de escaso peso. Mientras que el Valencianismo cultural se consolidó y llevó a cabo importantes iniciativas de carácter social y económico como la Exposición Regional de 1909, exaltando la cultura valenciana, el Valencianismo político no pudo superar sus conflictos ni atraerse a una masa social. Como contraste, para crear una plataforma de estudio y divulgación de la alta cultura valenciana, los intelectuales valencianistas, fundamentalmente historiadores, se movilizaron y crearon el Centro de Cultura Valenciana.

Palabras clave: Autonomia, Blasquisme, Jocs Florals, Llengua Valenciana, Lliteratura, Lo Rat Penat, Regionalisme, Renaixença,Valencianisme.

el valencianisme a principis del segle XX Resum: En el text s’intenta aclarir les relacions entre el valencianisme social i cultural, i un débil Valencianisme polític. A principis del segle XX començà a planterjar-se la qüestió de l’adscripció filológica del valencià. Pero este problema no impediría el desenroll d’un important Valencianisme cultural. El Valencianisme polític tingué durs enfrontaments que amolaren els seus fonaments socials, i va crear entitas efímeres, dividides i d’escàs pes. Mentres que el Valencianisme cultural es va


consolida­r i dugué a terme importants iniciatives de carácter social i econòmic com l’Exposició Regional de 1909, exaltant la cultura valenciana, el Valencianisme polític no pogué superar els seus conflictes i atraure’s a una massa social. Com a contrast, per a crear una plataforma d’estudi i divulgació de l’alta cultura valenciana, els intelectuals valencians, fonamentalment historiadors, es movilisaren i crearen el Centre de Cultura Valenciana.

Paraules clau: Autonomia, Blasquisme, Jocs Florals, Llengua Valenciana, Lliteratura, Lo Rat Penat, Regionalisme, Renaixença, Valencianisme.

VALENCIANISM IN THE DAWN OF THE XX CENTURY

Abstract: The text seeks to clarify the relationship between the social and cultural Valencianism and weak political Valencianism. In the early twentieth century began to consider the filological adscription of the valencian language, but this problem does not prevent the development of an important cultural Valencianism. Political Valencianism hard political confrontations that had damaged their social base, and he created ephemeral and low divided entities social weight. While cultural Valencianism consolidated and undertook major initiatives for social and economic issues as the Regional Exhibition of 1909, praising the Valencian culture, political Valencianism could not overcome their conflicts and attract a social mass. In contrast, to create a platform for the study and dissemination of high culture Valencia, the Valencian intellectuals, mainly historians, mobilized and created the Centre de Cultura Valenciana.

Keywords: Autonomia, Blasquisme, Jocs Florals, Llengua Valenciana, Lliteratura, Lo Rat Penat, Regionalisme, Renaixença,Valencianisme.


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L’element sustancial del primer Valencianisme fon l’interés per la llengua. De fet, els valencians s’adelantaren a atres pobles espanyols en sistematisar l’escritura de la seua llengua pròpia i interesar-se pel seu orige1. Pot ser la raó es trobe en el ric passat lliterari dels valencians, la memòria del qual no s’arribà a perdre’s, en l’importància que tingué la llengua valenciana en l’administració foral, i sobre tot, en la permanència del seu ús a pesar de no ser llengua oficial. A mijans del segle XIX, en valencià s’escrivia poesia, teatre i atre tipo de publicacions, generalment de caràcter progressista i popular. A nivell oral, segons el testimoni de l’historiador Vicent Boix, el seu ús, en les zones a on es parlava, era molt majoritari: “…son muy raros los pueblos que oigan y hablen la lengua castellana: (…)Los curas tienen que explicar con frecuencia los deberes del cristiano en lengua valenciana para dejarse entender mejor, y en las escuelas de instrucción primaria no hablan jamás los niños la lengua de Castilla. (…) A muchos alcaldes es preciso traducir todavía en lengua materna varios de los documentos oficiales que les dirigen las autoridades superiores; y son muy pocos los que pueden dictar por sí en lengua castellana una sola disposición de las sometidas a sus atribuciones2. El Romanticisme posterior al Bieni Progressista exaltà la recuperació de les llenguas vernacles. Este fenòmen, conegut com Renaixença, va comensar en Valéncia. En 1831, Vicent Salvà escriu “Lo Somni”, considerat el primer text renaixentiste, alvançantse als poetes catalans i gallecs3. Pronte es va estendre a Catalunya i Provença. A partir 1 2 3

Mestre Sanchis, A.: Historia, fueros y actitudes políticas, Universitat de Valéncia, Valéncia, 2000 (1970), p. 270 y ss. Boix, V., Apuntes históricos sobre los Fueros del Antiguo Reino de Valencia, Valéncia, 1855, p. XV. López Verdejo, V., Ahuir Lòpez, A., Poesia patriótica valenciana, L’Oronella, Valéncia, 1996, pp. 28-29; Simó Santonja, V.L., Valenciano o catalán?, Valéncia, 1979, pp. 345-346. El primer poema català és l’“Oda a la Pàtria”, d’Aribau, escrita en 1833.


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d’una visió cavalleresca i almirabada de l’època migeval, els poetes es plantejaren reprendre las relacions culturals entre Valéncia, Catalunya, Mallorca, Provença i Languedoc, terres que –es pensava– compartien un modo de viure mitificat: el dels trovadors, les Corts d’Amor i els Jocs Florals. Els historiadors catalans Prósper i Antoni de Bofarull, tio i nebot respectivament, crearen l’image d’una Catalunya capdavantera de la Corona d’Aragón, dotada d’espirit industrial, religiós i imperial. Era una visió afalagadora per a una burguesía barcelonesa emergent que tingué un gran èxit, puix responia precissament a les seues ànsies d’expansió econòmica sobre el mercat espanyol. Quan Prósper de Bofarull edità el Llibre del Repartiment de Valéncia, va interpretar que la capital del Regne fon poblada pel doble de catalans que d’aragonessos, lo qual feu dir a Teodor Llorente: “Al predominio catalán, unióse sin duda, para determinar el idioma de la ciudad reconquistada, la influencia poderosa del rey Don Jaime, cuya lengua favorita era la provenzal catalana”4. Pero estos vinculs, reals o suposts, no plantejaven cap problema identitari. Per a molts valencians de l’època, Barcelona, que s’estava industrialisant, era un referent per a Valéncia, a on hi havia un predomini agrari, que al seu torn es modernisava molt ràpidament, que es sentía com una frustració per la falta d’industrialisació. Ernest Lluch replega el testimoni de Merelo i Sairó, un prócer valencià obsessionat per l’industrialisació, i que en 1849 digué en el Parlament espanyol: “que si pudiera arrepentirse, que no se arrepentía, de haber nacido en Valencia, elegiría Cataluña para su cuna”5. Un escritor, Jacint Labaila, molt lligat a Barcelona, va escriure en 1864: “Los valencianos, aunque emparentados íntimamente con los catalanes por las relaciones de historia, de clima, de lengua y de inmediación, somos sin embargo muy diferentes; (…) Los catalanes son amantes de todo lo suyo, amantes hasta la idolatría, han hecho de su Barcelona una ciudad que marcha al frente del progreso español; los valencianos, desdeñosos de todo lo nuestro, dando á todo el país menos valor del que realmente tiene, somos pródigos en alabanzas para con los demás y guardamos el vituperio paa nosotros. ¡Triste verdad que, por desgracia, la fuerza de la experiencia me hace conocer”6.

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5 6

Llorente Olivares, Teodor, Valencia. Sus monumentos y arte. Su naturaleza e Historia, Barcelona, 1887, tom I, pp. 118-119, nota. Lluch, E.: La Vía Valenciana, Afers, Catarroja-Barcelona, 2001 (1ª ed. 1976), p. 107. Labaila, J.: Ecos de la juventud, Valéncia, 1864, en Barberà, F.: De Regionalisme y Valentinicultura, pp. 63-64.


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Cap a 1860, alguns poetes valencians, normalment de clase benestant, varen començar a escriure en valencià, pero rebujaren el conreu de la llengua com la que parlava el poble –llauradors, obrers–, a favor d’atra, baterjada com “llemosí”, arcaisant, que per ad ells responia a l’idioma mitificat en el qual els trovadors, als quals veneraven, escrivien. La seua pretensió era recrear les “Corts d’Amor” migevals, de pasions platòniques. Pero ells casi sempre parlaven i escrivien en castellà. Estos seran els “poetes de guant”7, rics i cults, als quals els agradava juntar-se per a recitar poesies a l’estil de la lliteratura migeval. Considerant a Catalunya com a referent, en bona mida per la preponderància intelectual que des de l’Universitat de Valéncia va exercir sobre ells el mallorquí Marià Aguiló, tenint-la, com pràcticament tota Espanya, per una regió més deserrollada i alvançada, la consideraren cap del movimento de la Renaixença: Vicente Wenceslao Querol dijo: “Mercé a vosaltres[catalans], pares del renaiximent llemosí, la gran familia catalana tindrà veu clara y forta en lo congrés de les nacions llatines per defensar son dret al honrós estament que li pertoca”8. Pero obviament, açò no implicava cap negació de la personalitat diferenciada dels valencians i de la seua llengua. Els “poetes de guant”, conscients del parentiu de valencià, català i provençal, no tenien cap de problema en intercanviar en poetes d’estes llengües experiències, i participar en concursos i certàmens catalans o provençals. En els primers Jocs Florals de Valéncia, en 1859, el català Victor Balaguer guaynà el premi de poesia llemosina, mentres Teodor Llorente s’alçava en el de religiosa9. Mentres que Barcelona va seguir realisant els Jocs Florals, en Valéncia es suspengueren temporalment fins la fundació de Lo Rat Penat, vint anys després, la qual cosa portà a que alguns poetes valencians participaren en els Jocs Florals de la ciutat comtal. Jacint Labaila, Teodor Llorente, Rafael Ferrer i Bigné i Vicent Venceslau Querol participaren en els Jocs Florals de 1868 en Barcelona, junt a poetes provençals i castellans. En estos Jocs Florals de 1868 ya es feren rellevantes algunes discrepàncies entre els poetes. Per un costat, Balaguer era partidari de politisar el moviment lliterari, d’enquadrar-lo en una reivindicació descentralisadora, postura que Llorente no compartía10. Atre tema fon la naturalesa de la llengua i la seua denominació: Esta clasificació, establida per Igual i Úbeda, que dividix als poetes entre els “de guant” i els “d’espardenya”, està generalizada i acceptada: Igual y Úbeda, A., Historia de Lo Rat Penat, Valéncia, 1959, p. 36. 8 Accio Valenciana, nº 16, p. 4, 23-XII-1930. 9 Roca, R., Teodor Llorente, líder de la Renaixença valenciana, Universitat de Valéncia, Valéncia, 2007, pp. 25, 35-37 10 Sala Giner, D., Teodor Llorente i Olivares. La coherencia d’una vida, Lo Rat Penat, Valéncia, 2011, pp. 43-47. 7


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mentre­s que per alguns escritors catalans, hi havia una llengua catalana, per atres, tant catalans, com valencians i provençals, entre ells Llorente, la llengua era el “llemosí”, es dir, el diasistema occità-català-valencià-balear. Front als “poetes de guant”, sorgiren en Valéncia els “poetes d’espardenya”11. Mentres que els poetes de guant escrivien en un llenguage arcaisant, el “llemosí”, els d’espardenya ho feyen en un valencià pla, tal i com es parlava en el carrer: Bernat i Baldoví o Escalante eren els autors més populars. Este llenguage era rebujat pels primers como “castellanisat” y vulgar. Mentres els primers es dedicaven sobre tot a la llírica, els d’espardenya conreaven ademés el teatre, i la poesia satírica. Pot ser un factor important que va provocar esta separació, fon que el propi Marià Aguiló era un gran defensor de les formes arcaisants. De fet, esta separació entre “poetes cults” i “poetes populars” també es donà en Catalunya, a on Antoni de Bofarull i Marià Aguiló defenien una llengua arcaisant front a Frederic Soler “Pitarra”; pero hi ha que destacar que Aguiló era molt més arcaisant que Bofarull12. Com un home-pont entre els dos grups, aparegué la figura de Constantí Llombart, que va intentar buscar una conciliació a través de la fundació de Lo Rat Penat, “Societat d’amadors de els glories valencianes” en 1878. Encara que l’entendiment complet no fon posible13, sempre es mantingueren junts en esta organisació, en bona mida per l’apoliticisme de la mateixa, i pel seu caràcter obert a totes les corrents del Valencianisme. Constantí Llombart volia popularisar la Renaixença, donar-li una ampla base social14. Pero no lo consiguió perque el naixent Valencianisme, bàsicament apolític, va quedar al marge dels partits, i en part enfrontat al principal partit polític no dinàstic, el republicanisme de Blasco Ibáñez. Llombart procedia del republicanisme federal, pero este fon Regionaliste, perque Llombart, autodidacta declarat, es va trobar imposibilitat socialment d’articular-lo. A la seua prematura mort en 1893, els seus més directes hereus polítics, Blasco Ibáñez i Azzati, no foren regionalistes, possiblement per l’alluntament que Blasco tingué cap

Igual y Úbeda, A., Historia de Lo Rat Penat, Valéncia, 1959, p. 36. Freixes, A., Els Jocs Florals de Barcelona. Un passeig per l’Història. Generalitat de Catalunya, Barcelona, 2014, pp. 45-46 13 Blasco, Ricard, Els valencians de la Restauració, 1986, p. 18, http://publicacions.iec.cat/repository/ pdf/00000155%5C00000027.pdf 14 Martínez Roda, F., El ‘Think Tank’ del valencianisme. L’intelectualitat valenciana en tres segles, Lo Rat Penat, Valéncia, 2010, p. 13. 11 12


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a Lo Rat Penat. Com diria clarament Faustí Barberà, els republicans valencians eren més republicans que valencians, i el federalisme republicà aspirava tan sols a crear una descentralisació administrativa, no a una reivindicació del passat i de la llengua valenciana. Lo Rat Penat era la principal entitat cultural lligada a la llengua valenciana: es llegien poesies, es pronunciaven conferencies, es feyen recitals de música, i sobre tot s’organisaven els Jocs Florals, l’acte lliterari més important de la ciutat de Valéncia durant molt de temps. Es feya Valencianisme cultural, que era molt potenciat pel pes social de l’entitat. Una de les seues principals característiques fon la seua despolitisació, que li va permetre amparar en el seu si a totes les tendències del Valencianisme, i que li ha permés perdurar fins al present. Republicans com Llombart o Pizcueta, conservadors com Llorente, la saga familiar dels Cebrián… inclús Blasco Ibáñez participà en els Jocs Florals i fon mantenedor. Algunes de les seues iniciatives, com la processó cívica del 9 d’Octubre, els cursos de llengua valenciana, els concursos de llibrets de falla o els Jocs Florals, permaneixen vius. Lo Rat Penat, a pesar del seu prestigi, no pogué unificar les dos corrents llingüístiques del seus poetes, que quedaren dividits. D’esta forma es va configurar un doble Valencianisme: el derivat dels “poetes de guant”, de llengua arcaisant, cult, sense inconvenients per a acodir als certamens lliteraris de Barcelona; i el naixcut dels “poetes d’espardenya”, popular, que utilisava una llenguaviva, atent a les corrents del gust de les persones del carrer. Mentres els primers escrivien una llengua més depurada i se centraban en la poesía lírica, els segons atenien més al teatro i a la poesia satírica, sent en general la prosa en valencià un génere poc conreat fins les primeres décades del segle XX. Esta dicotomia fon comentada en el conegut poema de Maximilià Thous: “Allà quan s’amaga el sol / Lo Rat Penat alça el vol / i va en busca de regals / per a fer en juliol / La festa dels jocs florals / Allí, entre llums i harmonies / vivim de l’art en comú / alli, fogem alegries; /allí... llegim poesies / que no les enten ningú!”15; o, com va retratar un poema aparegut en la revista satírica La Moma, fent referencia a l’efímera societat L’Oronella, creada per Constantí Llombart: Llombart, fundador de Lo Rat Penat / vol ara fundar una atra societat / per l’estil d’aquella / en lo dolcissim nom de La Oronella. En esta seran dos / les Societats de 15

Thous, Maximilià i Feo, Vicent, Portfolio de Valencia, 1898; citada per BLASCO, Ricard: Poesia Política valenciana, 18021938, 3 i 4, Valéncia, 1979, p. 226.


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l’ab i del flairós...”16. Se puede vore que hi havia una rivalitat llingüística entre els poetes “de guant” i els “d’espardenya”. Pero això no impedía la convivencia dels dos grups en Lo Rat Penat. Tots es reconeixien com a valencians, com a valencianistes i com a ratpenatistes. No hi havia conflicte identitari. Tots es consideraven “amadors de les glòries valencianes”, tots participaven de les iniciatives i de les instalacions de l’entitat. La tasca cultural dels “poetes d’espardenya” fon enorme: s’escrigueren poemes, llibrets de falla, milacres de Sant Vicent, Aleluyes, romanços, obres de teatre, fins i tot revistes y sarsueles. Tota esta lliteratura conforma una massa publicada en valencià de volum respetable; se la considera de molt baixa calitat lliterària, pero el seu pes social era important, i va contribuir decisivament a mantindre viva la llenguavalenciana en els nuclis urbans. Comparativament, la llavor publicística dels “poetes de guant” fon molt menor. Pero lo cert és que els autors d’esta lliteratura popular entropesaren en crítiques adverses. Per eixemple, a principis del segle XX Ernest PerisCelda va escriure Rialles del voler, una comèdia que va pretendre ser més seriosa que els seus sainets habituals, ambientada en la guerra de les Germanies; no obstant, va collir molt roïnes crítiques, i Peris Celda no tornà a eixir de les seues celebrades comèdies de costums. Els poetes d’espardenya crearen una efímera societat humorística i festiva, “L’Antigor”, pero no pogueren ni perpetuar-la ni convertir-la en un centre d’activisme cultural o polític17,m com era Lo Rat Penat, molt possiblement perque en ésta entitat no tan sols s’aglutinaven poetes, sino també historiadors, llingüistes, músics… 1.- Un Valencianisme poc polític Este Valencianisme (o Valencianismes) va seguir dividit entre les dos corrents lliteràries, encara que a través de Lo Rat Penat convivien i compartien polèmiques i encontres. Teodor Llorente era reconegut com el patriarca. En 1909 fon coronat com a poeta, en un ambient festiu i popular. Este Valencianisme, per a la majoria dels seus seguidors, no devia tindre aspiracions polítiques; i la permanencia en esta

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La Moma, nº 1, 4-IV-1885, p. 8; citat per Cucó, A.: El Valencianisme Polític, 1874-1936, Garbí, Valéncia, 1971, p. 19. Vidal, B., L’Antigor, Promoció de Cultura Valenciana, Valéncia, 2002.


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postura es va deure a que la societat valenciana, majoritàriament, no va considerar necessari un moviment de reivindicació autonomista. El sistema Canovista es va establir bé en les tres províncies valencianes, i encara que no hi hagueren presidents de Govern valencians, de alguna manera siempre hi han hagueren valencians influents en els governs, tant en el Partit Lliberal com en el Conservador. Ademés, el gallec José Canalejas, que sí fon president del Govern, fon diputat per Alcoy en varies llegislatures. 2.- La questió de la llengua valenciana Durant la Renaixença, l’adscripció filològica de la llengua valenciana no s’havia plantejat. Els poetes valencians, catalans, mallorquins, provençals i occitans que es reunían en els Jocs Florals compartien la passió per la lliteratura i la poesia per damunt de les diferències llingüístiques respectant éstes. No hi havia conflicte identitari, “no se discutía ni la conciencia lingüística ni la adscripción patriótica”18, de la mateixa manera que passa hui en els escritors gallecs i portuguessos. Pero en eixa època, s’escomença a defendre l’idea de que en l’Espanya oriental, al sut dels Pirineus, no es parlen varies llengües emparentades, sino que totes elles són a soles la llengua catalana. La fita principal d’esta idea fon la celebració del I Congrés de la Llengua Catalana, que tingué lloc en Barcelona en octubre de 1906, impulsat pel moviment “Solidaritat Catalana”, a on es va acordar donar el nom de català a les llengües parlades en Catalunya, Valéncia i Mallorca, per supost sense contar en l’opinió dels parlants. Esta idea no fon ben acollida pels valencians. En 1899, Pasqual Boronat i Barrachina acceptava que valencià i catalá podíen ser llengues molt paregudes, inclús filològicament la mateixa, pero que el valencià tenia dret a una independència ortogràfica: “La lengua valenciana, que algunos desprecian hasta el punto de llamarla dialecto, es muy semejante á la catalana, pero distinta de ella, ora se la considere histórica y lexicológicamente, ora en su aspecto filosófico. (…) La unidad de nuestra lengua románica es indiscutible; pero la variedad,

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Martínez Roda, F., El Think tank del Valencianisme, p. 20.


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si se quiere dialectal, que ofrece el reino de Valencia, tiene carácter propio, y por eso he dicho que la lengua valenciana es distinta de la catalana, aunque en sentido filológico habría inconveniente en hacer tamaña afirmación. No obstante, el calificativo de ‘valenciano’, aplicado á nuestro materno lenguaje, se halla sancionado por eminentes filólogos...”19. En 1902, Gaetà Huguet Breva es va mostrar contrari a l’idea d’una unitat llingüística valenciano-catalana: “Des de lo sigle XIII ha vingut anomenant-se ab lo nom generich de llemosina y més tart de valenciana, sens que mai los escriptors classichs valencians l’hagen baptejada ab lo nom de catalana. Crech per tant que los moderns que res ó molt poch encara havem fet per son poliment y conreu no tenim lo dret a cambiar-li el nom, qual cambi implicare lo regoneiximent de la propia impotencia pera continuar l’obra gloriosa dels nostres predecesors”20. Anys arrere, el propi Huguet havia destacat les enormes dificultats que havia trobat en el seu camí la Renaixença valenciana front a la catalana: parlant de Constantí Llombart, digué d’ell que “no sols tingué que congregar elements dispersos, disgregats i antitétichs, sino que tingué que crearlos, despertant en la conciència de la present generació (de valencians) lo sentiment adormit de Patria Valenciana, obra molt més difficultosa que la qu’han realisat Aribau, Rubio y Ors,Victor Balaguer, Verdaguer y altres campeons del renaiximent en Catalunya. (…) Lo poble valencià, síntesis gloriosa de tots los pobles y raçes qu’han habitat la Península y qu’han acudit aci com per aluvió, careix d’eixa uniformitat d’orige del poble catalá y vascongat; es per sa naturalea més cosmpolita, y la mateixa facilitat d’assimilarse les condicions característiques d’altgres pobles y races la que no siga exclusiva. (...) Esta ha sigut l’obra capital de Llombart, contrinuir en grau superlatiu al despertament del esperit regionalista en la nostra societat...”21. El problema és que el Valencianisme, ya dividit entre els poetes “de guant” i “d’espardenya”, es va fragmentar novament entre els autores que defenien l’autoctonia del valencià, i per tant el dret a dotar-se de normes ortogràfiques Boronat i Barrachina, P. (en seudònim de l. de Ontalvilla): El Abuelito. Conversaciones histórico-familiares acerca de la Región Valenciana”, Valéncia, 1899, pp. 145-146. La publicació fon sufragada per Faustí Barberà. 20 Ayer y hoy, 1 de juliol de 1902. 21 Huguet Breva, G., “L’obra de Constantí Llombart”, en El Liberal, 18-V-1893. 19


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pròpies, i dels partidaris d’un acostament al català. La plasmació d’esta divisió la trobarem en dos debats: el sostingut en Valencia Nova entre Rossend Gumiel i Miquel Duran i Tortajada per un costat, i en la proposta d’adopció d’una ortografía valenciana plantejada per Lluis Bernat en El Cuento del Dumenche. No obstant, ya hi hagué qui va apuntar el futur conflicto identitari, en identificar els parlants d’una llengua en la seua adscripció étnica i cultural. Miquel Duran i Totajada va defendre que el Congrés de la Lengua Catalana no tan sols havia demostrat l’unitat de valencià y català, sino que esta unitat abarcava també la cultura y la población: “Ha demostrat plenament l’esperit d’una mateixa raça, d’un mateix poble que, després d’uns quants segles de separació per motiu de l’obra destructora dels castellans, ha ressorgit potent i avassaladora la unió d’un poble gran (...) buscant en l’autonomia lo remei, convençut de la rèmora del caciquisme i dels malèfics i odiosos governants. Allà per los segles XIV i XV, la unitat de la raça era perfecta; en lo Principat, com València i Mallorca, tots parlaven igual, en bon català, i escrivien com parlaven. La decadència de la Corona d’Aragó, les institucions polítiques particularistes, que feen tants Estats de les tres grans províncies catalanes, facilitaren molt la destrucció del gran arbre de la pàtria catalana, fent tres cantons d’aquell poble, o sia,València, Catalunya i Mallorca. Nosaltres, els valencians, devem considerar la gran obra que fan els nostres germans, i com ells, treballadors units, per a la regeneració de la nostra pàtria”22. Frente a esta idea, Gumiel afirmava la independència de la llengua valenciana: “Els valencians tenim, puix, lo sagrat deure de defendre únicament la llengua VALENCIANA (valenciana, si sinyor, no la de... qualsevol atra Espanya per més volguda qu’ns sia, ni tampoch lo dialecte valenciani, castellanisat i rebordonit). Alerta, fills de Valentinia, fills del Regne Valencià, alerta! Alerta que’l modern instrument de conquesta es la llengua. A defendre els drets de preeminencia que sus les demés llengües te dins de nostra Patria la nostra llengua valenciana, la llengua de les nostres mares. A repelir la invasió, la odiosa invasió de qualsevol llengua forastera...”23.

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Valencia Nova , “Regionalisme” en, nº 13, 6 de novembre de 1906. Recio Alfaro, C.: Valencianisme en el temps I, L’Oronella, Valéncia, 1996, pp. 169-170. Gumiel proponia “Valentínia” com a nom per al territori valencià, per a diferenciar-lo de Valéncia ciutat.


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En este Congrés va participar el filòlec Pare Lluís Fullana Mira, en la comunicació “Ullada general sobre la morfologia catalana”, tema propost per Mossén Alcover; pero quan Fullana ho va publicar en Valéncia, el titulà “Ullada general sobre la morfologia valenciana”, aclarant este canvi en una nota: “En este treball s’usen els calificatius català i catalana, per haver convingut els congressistes catalans, valencians, malloquins i rosellonesos en donar, á fi d’entendres millor, una sòla denominació á les llengües parlades en estes quatre Regions; mes lo lector deu sustituirles ara p’els de valencià i valenciana”. La qual cosa demostra que Duran va exagerar en la seua apreciació d’una acceptació generalisada de l’absoluta unitat llingüística. En 1907, Fullana fon premiat en els Jocs Florals de Valéncia pel seu treball “Morfologia del verb en la llengua valenciana”, i en 1908 guanyà el premi extraordinari al tema “Característiques catalanes en lo Reyne de Valencia”, convocat per l’Ajuntament de Barcelona24. En esta época el Pare Fullana, admitint el parentiu entre català i valencià, era conscient de les seues divergències, a les quals consagrarà el discurs en el que prengué possessió de la seua plaça en l’Academia de la Llengua Catalana, efímera entitat rival de l’Institut d’Estudis Catalans, en 1915, “La palatalisació valenciana”. També dedicà una sèrie de conferèncias en l’Institut d’Estudis Catalans a dissertar sobre las diferències entre el català y el valencià. Encara que no hi havia conflicte identari, puix lo dit per Miquel Duran no tingué major trascendència, des de Catalunya s’apreciava un interés per suprimir la denominació de llengua valenciana. En 1907, la revista catalana La Senyera afirmà que els valencians parlaven català. L’entitat regionalista Valencia Nova es va posicionar decididament en contra, afirmant que en terres valencianes, “Valentínia”, “se parlen atres llengües que, com la llengua valenciana, tenen un carácter propi diferencial del català, i son filles del Lenguadocià, com també ho es la catalana. Creem que ‘La Senyera’ no ha de conseguir ses aspiracions dins de Valentínia, puix los valencians som refractaris a l’esperit català i, com tenim sang, llengua i esperit propi, no podem consentir la ‘expansió’ que vol ‘La Senyera’ sense

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Agulló Pascual, J. B.: Biografia de Lluïs Fullana Mira, O.F.M., Del Senia al Segura, Valéncia, 1998, pp. 62-63.


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que la Nacionalitat Valenciana, la Patria Valenciana i les Terres Valencianes perguen l’expressio de sa personalitat (...) Francament estém mirant en molt de pesar que en Catalunya se bateja en lo nom de cataláns als autors antichs i contemporanis, fills del Regne Valencià, de Valentínia; i també que ‘La Senyera’ posse baix del lletres ‘Sumari de la prempsa Catalana’ lo sumari o estracte de ‘Valencia Nova’. Li preguém que cuant fasa estractes o sumaris de la Prempsa publicada en terres valencianes posse damunt: ‘Sumari de la Prempsa Valenciana’ (...) Ja sabem que els nostres germans de Catalunya ho fan per l’amor que mos tenen, pero hi ha carinyos que maten. Los fills del Regne valencià som valenciáns i res més que valenciáns.Valentínia es pera els valenciáns. i perdone ‘La Senyera’”25. En 1908, l’escritor Lluis Bernat i Ferrer va fundar la revista El Conte del Dumenche, per a donar a llum obres curtes de caràcter dramàtic o en prosa en valencià. L’iniciativa va tindre èxit. Aprofitant les contraportades, Bernat escrivia allí comentaris i opiniones. D’esta forma va abordar la necessitat de reglamentar l’ortografia valenciana: “…no es imposible un renaiximent de lliteratura valensiana, comensant a escriure tal y com se parla hui, per anar póc a póc netechant, pulint el idioma de paraules y modismes que no siguen els nóstres”26. La seua proposta era reunir una Acadèmia de la Lengua Valenciana per a unificar criteris ortogràfics entre tots els escritors valencians, donada la disparitat d’usos entre els poetes “de guant” i els “d’espardenya”. En el número del 28 d’agost de 1908 es va publicar un poema de Teodor Llorente, “Mal ensomni”. Bernat, per inspiració de Maximilià Thous, aprofità per a retar a l’insigne poeta, donat el seu enorme prestigi, a “‘Reglamentar’, unificar la gramatica valensiana, prinsipalment la ortografía, fasilitant-la, modernisantla en lo posible”27. Llorente es va negar, afirmant que ya hi havia una ortografía, l’utilisada pels autors clàssics i pels poetes de guant, arcaisant; i que no estaba dispost a aceptar l’ortografia utilizada pels d’espardenya, com el propi Bernat, a la qual consideraba castellanisada: “La llengua valenciana té una ortografia usada, sense escepcio, mentres ha sigut idioma literari y que sense escepcio, seguixen usant catalans y mallorquins en son esplendit i glorios renaiximent. ¿Se vól una Academia pera resoldre estes diferencies? Está molt bé. Pero ¿es que se vól prescindir de l’ortografia valenciana, pera adoptar la castellana? Aixó no podem admitirho els que cinquanta

Valencia Nova, nº 18, 18 de giner de 1907. Recio Alfaro, C.: op cit., p. 307 y ss. 27 La poesia de Llorente fon publicada en Las Provincias el 28 d’agost de1908, i l’artícul de Thous, titulat “¿A que no muere?” en El Correo, 29 de agosto de 1908. 25 26


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anys estem trevallant pel nostre renaiximent, donantlos la ma als que enllá del Ebro parlen nostra mateixa llengua”28. No obstant, Llorente deixava oberta la porta a un debat a través d’una Acadèmia de la Lengua Valenciana. Bernat contestà a Llorente que l’ortografía usada pels poetes de guant no era coneguda, puix no s’havia fet “res práctic pera popularisar, pera imposar eixa ortografía de que tant parlen els escriptors de Lo Rat-Penat y de la qual deuen haberse fet tantes edicións, corregides, que cada literato valenciá ne te una pera son us particular (…) Pero ¡per Deu! que no se mos vullguen imposar rancietats i arcaismes tan manats retirar de la dolsa parla d’Ausias March, com el ‘follones’ i ‘malandrines’ del rich idioma de Cervantes”. El 3 de octubre Llorente constestó en una carta publicada en El Cuento defenent els usos ortogràfics de Lo Rat Penat i dels poetes “de guant”: “No podría señalar á uno solo de nuestros poetas á quien fuese aplicable.Yo creo conocerlos bien a todos, y le digo que no hay ninguno que se haya dedicado á ese rebuscamiento ridículo ni haya tratado de restaurar el lenguage, hoy verdaderamente obscuro, del cantor de Na Teresa. (...)...nunca han sido difíciles de entender las poesías de nuestros Juegos Florales por los valencianos de hoy, por poco avisados que sean: nunca ha podido decirse de ustedes, los que usan en sus publicaciones la jerga vulgar,‘escriben en valenciano’, y que nosotros, los que aspiramos a hacer literario el idioma, escribimos ‘en lemosín’.Todos escribimos en valenciano: unos en valenciano culto; otros, en valenciano inculto”29. Llorente és clar: tots escriuen en valencià. És possible un acort, pero sobre la base d’una ortografía basada en els clàssics. En una nova carta, publicada en la revista el 24 d’octubre, Llorente es va reafirmar en la seua postura: “Que la ortografía sea nuestra me parece bien; pero esa no la hemos de buscar, ya la tenemos. Sólo falta unificarla en algunos puntos, pocos, en que dudan y varían nuestros escritores”. (…) “No

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Replegat per Recio Alfaro, C.: op cit., p. 326. Replegat per Recio Alfaro, C.: op cit., p. 345.


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veo, pues, que estén en sazón para el acuerdo previo, sin el cual ya dije a V que me parecía obra inútil la formación de la Academia de la lengua valenciana”30 Davant de lo que jusgà intransigència, Bernat va contestar, atacant l’elitisme dels poetes “de guant” i defenent la labor dels seus colegues. Llavors intervingué Josep Nebot, que es va manifestar partidari de l’independència del valencià: ésta era una llengua “filla, germana o lo que es vullga, del català y del mallorquí, pero diferent de elles”. Esta postura fon aplaudida per Bernat, en carta publicada en la revista el 21 de novembre de 1908: “Si, amic Nebot, té vosté raó per dalt del cap: la llengua valenciana ni es ni deu ser la catalana; es mes, yo crec que no ho será, encara que en aixó s’empeñen més de cuatre ‘valencianistes’ que parlen desdeñosament del valensiá ‘incult’ y ells, pera escriure la nóstra llengua, se pósen davant una Gramática y un Dicsionari Catalans (¡!). Diu vosté molt be: no cal calfarse el cap per a uniformar la ortografia valensiana; en que mos s’en envien una de Manresa ó de Gratallops estem arreglats. Pues be, amic Nebot, ahi tiraba yo (i vacha per descubérta) cuant li demanaba al mestre Llorente una ortografia nostra, nostra, NOSTRA. Perque yo estic conforme en fuchir de la castellana; pero may pera anar á morir á la Catalana. Si fer literatura regional es escriure com en el Prinsipat y copiar á Rusiñol, quede la glória d’aixo, qu’oldria a traisió, pera’l que la vullga”31. Finalment, Bernat demanà a Nebot que redactara una Ortografía. El resultat fon que Nebot publicà en 1910 un Tratado de Ortografia Valenciana Clásica. En el prólec dia: “los valencianos tenemos ya de antiguo nuestra lengua escrita propia y especial, y no se comprende siendo la cosa tan clara, que vayan los escritores valencianos dando tumbos y resbalones; unos echándose francamente en brazos de la Academia Española y aceptando para el valenciano les reglas ortográficas dictadas por ésta para el castellano; y otros haciendo algo mucho peor: adoptando en sus escritos no ya la ortografía, sino hasta la analogía y la sintaxis catalana, jurando, no obstante, y perjurando que escriben en valenciano puro y castizo”.

El Cuento del Dumenche, nº 16, 21 de noviembre de 1908, firmat por Lluis Bernat, reproduïx una carta de Llorente publicada en Las Provincias el 23 de setembre. 31 El Cuento del Dumenche, nº 16, 21 de novembre de 1908, “Literatura regional. La llengua valensiana”, firmat per Lluis Bernat, respon a la carta enviada per Josep Nebot i publicada el 17 d’octubre. 30


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Esta polèmica demuestra la divisió del Valencianisme: els poetes de “guant” abraçaven aixina una ortografía arcaisant, que a ulls dels d’espardenya estava catalanisada; els poetes “d’espardenya” seguirien les regles de Nebot i posteriorment, les del pare Fullana. Pero esta divisió no afectava de cap manera a la seua conciencia de valencians i valencianistes. Quan Faustí Barberà publique la seua famosa Conferència “De Regionalisme i Valentinicultura” de 1902 en 1910, recomanará consultar en asunts ortogràficos els escrits del mallorquí Mossén Alcover. Quan en 1913 l’Institut d’Estudis Catalans presentà les normes ortogràfiques per a la llengua catalana elaborades per Pompeu Fabra i recolçades per bona part de les institucions catalanes, seran adoptades per alguns escritors valencians, sense que això signifique l’acceptació d’una identitat cultural diferent a la valenciana en la gran majoria d’ells. Així ho va descriure Josep María Bayarri: “L’esplet cultural de Barcelona nos guanyava expandintse a demés activitats.Tres poetes valencians s’interesaven dins eixe decantament, Jacint M. Mustieles, Daniel Martínez Ferrando i Miquel Durán Tortajada curaven especialment d’un abillament i espirit catalanesc i ‘Breviari romántic’ ‘La cançó de l’isolat’ ‘Cordes vibrants’ entre atres edicions de versos d’ells signaven la dilecció; mes francament i constant Durán com es amunt es consigna, Mustieles ya secretari en 1914 de ‘Lo Rat Penat’ intenta allí fer adoptar les ‘Normes Ortográfiques’ de l’Institut d’Estudis Catalans”32. Des d’eixe momento va quedar sancionada la divisió llingüística del Valencianisme, encara que els partidaris de los normes ortogràfiques catalanes eren minoritaris. En la Societat Pro-Poesia Valenciana i en Lo Rat Penat, hi hagueren enfrontaments a causa de defendre’s les dos postures. Jacint Maria Mustieles, “molt coneixedor del modern moviment lliterari de Catalunya i entusiaste de sos innovadors”33, secretari de Lo Rat Penat i membre de la Joventut Valencianista de Barcelona, va propondre en 1914 que s’adoptaren com a normes ortogràfiques per al valencià las propostes per Pompeu Fabra per al català34. Josep Maria Bayarri es va opondre, y en ell la gran majoria dels socis ratpenatistes. Això provocà que s’encarregaren al reconegut llingüista pare Lluís Fullana Mira la confecció d’unas normes valencianes. Fullana entregà un

Bayarri, J. Mª.: El Perill Català, Valéncia, 1932, pp. 67-68. Del “Prolec”, escrit por Llorente Falcó, en Fullana Mira, L., Gramática Elemental de la llengua Valenciana, Valéncia, 1915. 34 Bayarri, J. Mª.: El Perill Català, Valéncia, 1932, pp. 67-68. 32 33


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borrador, el “Proyècte de Normes Ortográfiques de la Llengua Valenciana”, en maig de 191435. Estes normes foren discutides i acceptades en varies juntes celebrades en Lo Rat Penat. El pare Fullana las publicà en l’edició de la seua Gramática elemental de la Lengua Valenciana, en 1915, obra realisada a instàncies de Teodor Llorente Falcó en nom del Centre de Cultura Valenciana. En eixos anys, la editorial llibrería catalana “L’Avenç” va incloure en la seua Biblioteca Popular títuls com Escenes castellonenses de Salvador Guinot, Poesies triades de Teodor Llorente o Idilis llevantins de Bernat Morales San Martin. En esta colecció també figuraven autores extranjeros, pero l’inclusió dels valencians no era gratuïta. Atres autors como Jacint Labaila foren publicats en editorials i coleccions en l’etiqueta de catalans36. Per la seua part, els autors d’espardenya seguiren lligats a editorials valencianes, destacant les coleccions de El Cuento del Dumenche o Nostre Teatre. 3.- Els primers passos d’un Valencianisme polític El 7 de diciembre de 1902, el doctor Faustí Barbera, com a president de Lo Rat Penat en funcions després de la dimissió d’Honorat Berga, el qual estava cansat de les baralles en l’entitat entre els “regionalistes” i els “no regionalistes” va pronunciar un parlament en l’acte d’inici de curs, en el qual es defenia el regionalisme valencià per a reivindicar l’autogovern i la conservació de la llengua vernàcula. Barberà publicà el seu discurs en 1910, en el título De Regionalisme i Valentinicultura. Discurs vell i comentaris nous, quan greus acontenyiments polítics havian sacsat al Valencianisme. En el seu discurs, íntegrament en valencià, Barberà va defendre el Regionalisme, no federaliste ni separatiste, com un moviment modernisador de les estructures socials, basat en la llògica”37; destacà que la llengua valenciana era el fonament de la “nacionalitat” valenciana, i per això “al emplearla fassen quant puguen per ella, buscant sa purea y conservació, fentli notar al pòble que procure per parlarla sense les groseríes, giros, expresións equívoques, gistes sense gracia y paraulòtes Recio Alfaro, C.: op. cit., pp. 119 i ss, i 159 y ss. La colecció “Lectura popular. Biblioteca d’autors catalans”, publicada per Ilustració Catalana de Barcelona, va incloure llibrets de Labaila, Llorente, Escalante, Iranzo, pero respectant l’ortografia valenciana original. Es publicà de 1913 a 1920. 37 Las Provincias, 8-12-1902, p. 2. 35 36


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que la deformen y envilixen (...).També á la veu devém ferli notar á la gent de levita, á les clases dòctes, que sa mateixa illustració li’s obliga á molt més, á que s’abstinguen de deformarla escrivintla en eixes maneres grotesques, javacanes, ridícoles y sense sustancia en que com á una gracia he hu fan, á que gasten ortografia pròpiament valenciana y que s’abstinguen de alterarla ficantli lletres estranyes y signes que no siguen autènticament de sa morfologia”38. D’ací l’importància de Lo Rat Penat i de l’educació escolar; recomanava paciència, confiança en els ideales de Llombart i de Feliu Pizcueta, i seguir treballant “hasta logar la lliveració autonòmica”39. Va recordar a les dones que la lluita també era seua, i acabà el seu discurs en el crit: ¡Vixca lo nostre! ¡Visca la Terra Valenciana! Pocs dies després, una Junta extraordinària celebrada el 14 de decembre va acordar nomenar president a Josep Ruiz de Lihori, baró d’Alcahalí, en la qual cosa Barberà quedà fora de la Junta de Govern de Lo Rat Penat40. Ruiz de Lihori va impulsar un gran homenage a Teodor Llorente en ocasió de la publicació de la seua gran obra, Valencia, sus monumentos y arte. Barberà va seguir divulgant les seues idees regionalistes, i en 1903 pronuncià un discurs en el local del Gremi de Fusters, en el títul “La causa y el remey de la decadencia present d’Espanya”; la causa era el centralisme, i la solució, el Regionalisme. Per descontat, els regionalistes no abandonaren Lo Rat Penat, pero decidiren crear una nova entitat en cert calat polític, Valencia Nova, en novembre de 1904. En ella es reuniren Faustí Barberá junt a Puig Torralva, Ramon Andrés Cabrelles, (íntims amics de Constantí Llombart), Francesc Badenes Dalmau, Eduart Boix, Isidre Torres, Francesc Costell, i els jóvens Rossend Gumiel Enguix, Miquel Duran i Tortajada i Josep María Bayarri41. Llavors, el Republicanisme blasquista, principal força política no dinàstica en Valéncia, es va posicionar contra el regionalisme de Valencia Nova. En l’estiu de 1906 es Barberà, F.: De Regionalisme i Valentinicultura. Discurs vell i comentaris nous, Valéncia, 1910, pp. 28-29. Barberà, F.: De Regionalisme..., p. 44. 40 Sala i Giner, D., “Naiximent de Lo Rat Penat (1878-1902)”, en Martínez Roda, F. (dir), Historia de Lo Rat Penat, Lo Rat Penat, Valéncia, 2000, pp. 117-118. 41 Sanç i Sancho, V.: L’obra dels primers valencianistes, Editorial Lo Rat Penat, Valéncia, 1983, p. 15; Recio Alfaro, C., Josep María Bayarri. El Nacionalismo valenciano, Ajuntament de Valéncia, Valéncia, 2006, p. 65. 38 39


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va anunciar la vinguda a Valéncia d’una delegació de representants de la Solidaridad Catalana per a espentar la creació d’un moviment similar. El líder del Republicanisme blasquista era Félix Azzati42. Per a Azzati, el Regionalisme era un moviment retrógrat, i un possible competidor electoral; per atre costat, la creació de la Solidaritat Catalana havia fragmentat al republicanisme català; ademés, Rodrigo Soriano, líder del republicanisme anti-blasquista, es va manifestar partidari de la Solidaritat. Situat en la llínia republicana de Lerroux, Azzati es va declarar totalment contrari a la creació d’una “Solidaritat Valenciana”, a través del diari El Pueblo. Azzati va recórrer a arguments econòmics: els catalans pretenien implantar el proteccionisme per a afavorir la seua industria, pero als valencians els interessava el lliurecanvisme, per a impulsar les seues exportacions agràries. Azzati també va acusar als partidaris de la Solidaritat de ser separatistes i conservadors, i puntualment va denigrar a la llengua valenciana, ridiculisant la defensa que els regionalistes feyen d’ella. Valencia Nova es va fragmentar pel tema de la filiació de la llengua, i en este sentit el I Congrés de la Llengua Catalana fon decissiu. En maig de 1906 la societat començà a publicar una revista homònima, de caràcter quinzenal, dirigida per Eduart Boix. Quan es va anunciar la convocatòria del Congrés, Valencia Nova va decidir adherirse al mateix, en una nota molt clara: “Creem, si, que la llengua que parlem s’aparta prou de la catalana per a poder ser considerada com a idioma propi dels valencians; empero, a aquella devem l’orige de la nostra, i per tant, entenem que, estudiant a la mare, algun profit traurem per a la filla”43. Pero en el Congrés se va plantejar l’idea d’una unitat de les llenguas sudpirenaiques baix el nom comú de català. Ya s’ha vist que esta actitut no es va aceptar en general en Valéncia, excepte per alguns escritors. Per a Alfons Cucó, en Valencia Nova s’estava donant un canvi generacional: els més jóvens eran pancatalanistes, front als més majors, ratpenatistes44. Pero esta idea és errònea: a finals de 1906 Miquel Duran va abandonar Valencia Nova, asumint Faustí Barberà la presidència, mentres

Alós, V. R.: Félix Azzati, Diputació de Valéncia, Valéncia, 1997. Valencia Nova, “I Congres internacional de la llengua Catalana”, nº 12, 20 d’octubre de 1906. 44 Cucó, A., El valencianisme polític 1874-1939, Afers, Catarroja, 1999 (1971), p. 70. 42 43


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jóvens como Gumiel o Bayarri eren decidits partidaris de l’independència llingüística del valencià. En 1907,Valencia Nova va decidir recordar l’abolició dels Furs valencians per Felip V doscents anys arrere, en la celebració d’una Assamblea Regionalista, i demanar una autonomia. Est acte s’anava a desenrrollar en un ambient polític aborronat, marcat per una crisis taronjera45, i per la baralla electoral entre el Blasquisme o Unión Republicana, i el Sorianisme46. Azzati acusà en El Pueblo a Valencia Nova d’estar aliada en Soriano, a lo qual va contestar Barberà: “Somos regionalistas a secas; estando prohibido terminantemente hablar de política en ‘Valencia Nova’”47. Com que Valencia Nova va invitar a l’acte a uns representants del regionalisme català, Azzati digué que l’entitat pretenia impulsar una Solidaritat Valenciana, per a recolçar als catalans a descentralisar Espanya al seu gust, i de pas destruir el republicanisme, i donar soport al carlisme i a l’Església. Azzati escrigué el seu conegut artícul “La lepra catalanista”48, en el qual atacava als sorianistes i als regionalistes catalans de Solidaritat, recordant els seus interessos proteccionistes i per tant antivalencians: Valéncia “ha sido menospreciada y vejada por Barcelona, desde que nos conquistó un rey clerical, supersticioso y sucio, que aniquiló la civilización árabe en nuestra tierra, rica, científica, tolerante, rica en principios de cultura, poética y soñadora, para sustituirla por la dominación sanguinaria e inquisitorial, entregándola al fanatismo de Roma y a las sopas del convento y a la suciedad y a la ignorancia de unos varones muy santos pero muy brutos”. Azzati es janglava de les visions típicament renaixentistes i regionalistes de Jaume I com un monarca cult i lliberal. En El Pueblo, se va recorrer a fer historicisme pero a l’inversa, no per a enaltir, sino per a denigrar el passat valencià: ¿Acaso ha tenido Valencia historia propia que haya delineado su personalidad con caracteres imborrables a través del tiempo? (...). Es disparatar hasta la quintaesencia o tener una mala fé Fernández-Cordero y Azorín, Mª. C., “Política estatal en relación con el transporte de la naranja valenciana durante en Govern ‘largo’ de Maura (1907-1909), en http://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/26853/137-162. pdf?sequence=1 46 En les eleccions celebrades en març de 1907, Rodrigo Soriano obtingué 817 vots més que Blasco Ibáñez: Las Provincias, 22 de març de 1907. 47 El Pueblo, nº 5.432, 25 d’abril de 1907. 48 El Pueblo, 13 de juny de 1907. 45


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extraordinaria, la pretensión de hacer creer a la multitud que los fueros de Valencia eran una cosa superabundante, modelo de libertat y de buen gobierno. Llamar fueros a cuatro concesiones que otorgaron los monarcas aragoneses para vivir en paz con los levantiscos valencianos es una bobería que raya en la necedad. (...) No nos engañemos, señores. Aquí en Valencia no ha habido jamás personalidad propia, fuimos siempre un terreno abonado para todas las irrupciones y nuestro carácter, como la pólvora, todo se va en humo y gritería. (...) Es una tontería el querer engañar con una historia ficticia y con una personalidad tan poco persistente. Estamos todos en el secreto, ni historia, ni literatura, ni lengua, ni nada. (...)”49. Les pretensions de l’Assamblea eren iniciar la lluita per a conseguir una autonomia regional, preparar la Solidaritat Valenciana como aliança de partits polítics valencians, crear un Centre Regionaliste a on hi hagueren representants de tots els participants de l’Assamblea, conseguir l’aplicación del Dret foral com llegislació local valenciana, reclamar l’ús de la llengua valenciana en els actes judicials i notarials, obtindre la cooficialitat per al valencià, editar un diccionari i una ortografia valencianes i llançar un diari regionaliste50. Es varen adherir Lo Rat Penat, la Lliga Católica, els carlistes i els republicans sorianistes. La por provocada pels atacs de El Pueblo dugueren a suspendre l’exida del vapor “Brasileño”51 , el qual devia transportar a la delegació catalana. Teodor Llorente va declinar la seua participació; la representació de la Diputació de Barcelona va tornar-se’n abans d’obrir-se els actes52; l’Ajuntament de Valéncia va rebujar una corona de llorer de forja regalada per algunes entitats regionalistes catalanes. El Governador Civil de Valéncia, Pérez Moso, va prohibir qualsevol tipo de manifestació, es posà en alerta a la Guàrdia Civil i es varen aquarterar les tropes53. El 29 de juny hi hagueren incidents entre els blasquistes i els sorianistes en la recepció del tren dels representants catalans en la Estació del Nort de Valéncia. L’enganchada de garrotades es va dissoldre quan es va sentir un tir de revòlver. Foren detingudes catorze persones, entre elles el redactor de El Pueblo Vicent Ballester Ballester Soto, V.: “El Dr. Faustino, Minio y Gasparo o les naus de Barcelona y la flauta solidaria”, a El Pueblo, nº 5.485, 18 de Juny de1907. 50 Valencia Nova, “Conclusions de l’Asamblea Regionalista”, nº 29, 6 de juliol de 1907. 51 Las Provincias, 28 de juny de 1907. “La expedición catalana no viene a Valencia”. 52 Las Provincias, 29 de juny de 1907. 53 Las Provincias, 29 de juny de 1907. 49


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Soto. Es va formar una manifestació que va acompanyar als catalans fins la seu de Valencia Nova, ornada en una Senyera valenciana a mija asta en crespons negres de dol per la pèrdua dels Furs. Allí es donaren vives i aplaudiments. L’acte es feu en el paraninf de l’Universitat, asistint uns quatrecents individus, més de la mitat dels quals eren convidats no valencians, presidint la Senyera valenciana de l’entitat organisadora. Faustí Barberà va ocupar la capçalera de l’estrado, manifestant en valencià, quan algú cridà “¡Catalunya lliure!”: ‘Me ha parecido oir un grito de viva “Valencia libre” (voces: Cataluña); es igual y ese grito no tiene por qué pronunciarse aquí: gritando viva España hacemos votos por todas las regiones. Esta asamblea de verdaderos regionalistas, viene, solo, á estrechar los lazos de unión entre todas las regiones para defenderse del centralismo; pretende formar un mosaico con todas las regiones dentro de la patria, en beneficio de la patria misma y en beneficio de las mismas regiones’.”54. En el seu discurs, Barberà va repasar l’història, ressaltant que fon el règim “autonómico y foral” el que feu gran al Regne de Valéncia, va condenar l’abolició dels Furs i va exaltar el Regionalime. Després de ser llegida las llista d’adhesions, el Baró d’Alcahalí, en nom de Lo Rat Penat, explicà que, no obstant ser regionalista, i partidària d’una descentralisació adinistrativa, la seua entitat no podia protestar per l’abolició d’unes lleis ya anacròniques. Li va seguir en l’estrado el Dr. Josep Maria Escuder, republicà Sorianista, el qual va proposa la formació d’una Solidaritat Valenciana per a reclamar les autonomies municipal i regional. Parlà després Gaetà Huguet pels republicans federalistes de Castelló, el qual recolçà l’idea de formar una Solidaritat. Seguidament, parlà en el mateix sentit el cap de la Comunió Tradicionalista valenciana, Manuel Simó. A continuació dissertaren els representants de Catalunya i Balears, i atres oradors. Finalment, Faustí Barberà tancà la primera sessió55. Al sendemà, 30 de juny, s’afegiren a l’acte nous representants catalans i el líder republicà Rodrigo Soriano56. Es veren fer llectures de comunicacions de lliteratura, dret valencià i art. Participaren el poeta Josep Maria Puig Torralva, López Solano, Las Provincias, 30 de juny de 1907. Alós, V.R.: Félix Azzati, pp. 119 y ss. 56 Las Provincias, 1 de juliol de 1907. 54 55


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l’historiador Francesc Almarche i Vázquez, etc. El mallorquí Miquel S. Oliver va reivindicar el nom de “lengua catalana” per a els cuatro dialectos “bien señalados: catalán, valenciano, malloquín y rosellonés”, frente a la denominación de “lemosín” 57. Entre les conclusions, es va acordar reclamar l’autonomia municipal i regional; recuperar per a la región comarques incorporades a atres territoris; preparar “un pacto solidario en cuanto afecte a la defensa de la región” entre els partits polítics; fomentar l’economía i el creiximent agrícola, industrial i comercial; reclamar el dret dels valencians a utilisar la seua llengua en instàncies judicials i notarials, l’exigència als funcionaris de conèixer-la, admetre la seua cooficialitat en el castellà; publicar un diccionari de la llengua valenciana, reglamentar la seua ortografía; y crear un periòdic regionaliste. És interessant destacar que mai es plantejà una unió o integració en la ya formada Solidaritat catalana: els valencians volien la seua pràpia Solidaritat. Pero Las Provincias, dirigit per Teodor Llorente Falcó, mantenía l’idea del bon funcionament del règim de la Restauració, per lo qual es va possicionar en contra de l’autonomía regional58. En octubre de 1907, quan Valencia Nova volgué convocar la formació de la Solidaritat Valenciana, els partits s’excusaren. Rodrigo Soriano es va desvincular del proyecte, lo qual provocà el disgust i la protesta del seu correligionari Dr. Escuder a través de les pàgines de El Crit de la Pàtria, a on es va decantar pel federalisme. Tant Blasquistes com Sorianistes, independentment uns d’atres, advocaren per un Regionalisme menys sentimental i més pràctic59. La polèmica s’anà apagant. Unión Republicana acabaria sent dirigit per Azzati com el PURA. L’Assamblea Regionalista no tan sols havia fracassat, sino que havia demostrat la divisió en la família valencianista. Hi hagueren incidents en els Jocs Florals, un acte a on es concentraven tots els valencianistes, i a on la passió que despertaven estos temes de vegades degeneraven en disputes. La publicació Valencia Nova va desaparèixer, i començà a publicar-se, en la mateixa llínia, Renaiximent. En 1908 Valencia Nova va canviar el seu nom pel de Centre Regionalista Valencià, com a partit polític, per a impulsar el moviment solidarista. Intentà organisar una candidatura Solidarista, Las Provincias, 3 de juliol de 1907. Las Provincias, 2 de juliol de 1907, p. 1 59 Cucó, A.: op. cit., pp. 79 y ss. 57 58


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pero va fracasar. En les eleccions municipals de 1909 va presentar una candidatura valencianista de caràcter conservador, composta per Josep Maria Olmos, Francesc Martínez i Martínez, y Manuel Oller60. Tan sols obtingueren en torn al 10% dels vots, i el Centre Regionalista es va dissoldre poc després. En el seu si naixqué la primera Joventut Valencianista (de Valéncia), presidida pel doctor Manuel d’Espinosa Ventura, com a secretari l’advocat Jacint Maria Mustieles, i com a membres de la junta directiva Miquel Duran i Tortajada, Josep García Conejos i Joan Josep Senent, contant entre els seus militants Daniel Martínez Ferrando, Salvador Ferrandis Luna, Maximilià Thous i Orts, Bernat Ortín i Benedito, i Josep Maria Bayarri. Participaren en la publicació de tall Solidariste lo Crit de la Pàtria, inspirada pel doctor Escuder i dirigida per Lluís Sanchis. Colaboraren en ella Miquel Duran, Albert Businot i Alfons Rausell. Miquel Durán feu patent el seu pancatalanisme en la charrada titulada “Cultura Catalana”, pero no pareix que fora el sentir general de l’agrupació; de fet, Duran se’n anà a treballar a Catalunya, terra a la qual també es vincularien laboralment Martínez Ferrando i Mustieles. Este grup es va configurar per una qüestió poética, la seua adscripció al modernisme, i pel seu regionalisme valencià. El seu programa, regionalista, fon establert pel seu president, Manuel d’Espinosa Ventura, en una conferència titulada “Nacionalitat Valenciana. Concepte teòric d’esta qüestió”, resenyada en Las Provincias61. Es defenia el regionalisme com una “obra espontània de la naturalesa”, que havia de distinguir entre “Nacio” i “Estat”, i que Valéncia era una nació. S’adheriren a l’homenage tributat al poeta Teodor Llorente el 14 de noviembre de 1909, com a símbol viu de la Renaixença i referent lliterari. Era un grupo molt chicotet, pero va atraure a alguns jovens al Valencianisme, com Carles Salvador. Es va dissoldre en 1910. El Valencianisme polític era una corrent minoritària. Teodor Llorente va pronunciar un discurs en Elig, a on va afirmar que el Regne de Valéncia “No aspiraba tampoco a recobrar instituciones de gobierno, cuya memoria conservamos con respeto y amor, pero que no son propias ya de los tiempos presentes. El antiguo Reino de Valencia había pasado a la historia; (...) aún conservábamos y cultivábamos más el amor de nuestras glorias, de 60 61

Cucó, A.: op. cit., pp. 99-100. Las Provincias, 3 de maig de 1909 .


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nuestras tradiciones, lo que hay de poético y pintoresco en nuestras fiestas, y con todo ello, como elemento principal el dulce idioma que con afectuoso calificativo llamamos materno (...)”62. En 1909 es va constituïr la Joventut Valencianista, segona d’este nom, en Castelló, fundada per Gaetà Huguet i Salvador Guinot, rivals polítics, pero amics en el Valencianisme, i de caràcter valencianista no catalanista. A esta va seguir en 1913 també en Castelló l’entitat Nostra Terra, que lluïa en la portada del seu orgue una Senyera valenciana. No hi hagué un divorç respecte de Lo Rat Penat: el caràcter eminentment cultural d’esta entitat feu que mantinguera freqüents contactes en estes entitats politisades, perque molts dels seus membres eren ratpenatistes63. En estos anys es publicaren algunes obres polítiques de caràcter regionaliste. Una d’elles fon el Ensayo de programa regionaliste fonamental. Tret dels Codichs espanyols i atres fonts autèntiques de les tradicions hispano-furisgtes u siga los vers fonaments de la vera democràcia y del ver regionalisme valencià, publicada en 1907, escrita des del Carlisme pel dominic Josep Doménec Corbató. En les seues pàgines es postula una restauració dels Furs tradicionals actualisats64. En un caràcter autonomiste, Eduart Martínez Ferrando publicà Solidaridad y Regionalismo en 1908, que seguix les tesis de Prat de la Riba. Est autor evolucionà cap al pancatalanisme. Front a esta visió historicista del passat, ya s’estaven publicant importants estudis històrics a càrrec d’autors com Roc Chabàs, Martínez Aloy, Sanchis Sivera o Boronat Barrachina. 4.- El fracàs del Valencianisme polític. La celebració de l’Exposició Regional Valenciana de 1909, en la seua exaltació del Regne de Valéncia com a terra industriosa i alvançada, fon una metáfora del Regeneracionisme. Era posible per a Espanya encarar el segle XX com un país modern i europeu, superant els problemes del passat i la pèrdua colonial. L’ambient era

Cucó, A. op. cit., pp. 312-315. Molada Gómez, A., “L’estil Llorentí (1902-1935)”, en Martínez Roda, F. (dir), Historia de La Rat Penat, p. 161. 64 Recio Alfaro, C.: Valencianisme en el temps, pp. 335 y ss. 62 63


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d’optimisme generalisat. Pero això no alivià les tensions internes del Valencianisme. No obstant, en l’Exposició es va consolidar la simbología del Valencianisme. La Senyera es va reconèixer de forma generalisada com a bandera regional valenciana, fet que fon plenament acceptat per les autoritats, basant-se en la llarga tradició de l’ensenya. Es va estrenar l’Himne de l’Exposició, que acabaria sent l’actual Himne de la Comunitat Valenciana. La lletra d’este Himne fon encarregada en principi a Teodor Llorente, pero acabà escrivint-la el jove Maximilià Thous: fon el símbol de que una nova generació de poetes, oberts a les noves corrents de la composició llírica, i més propers a una politisació del Valencianisme, estaven entrant en escena. També es feu una gran festa lliterària en torn a la coronació com a poeta de Teodor Llorente, reconeguent-lo com el patriarca de les lletres valencianes i impulsor de la Renaixença valenciana. El tema més conflictiu en estos anys en Lo Rat Penat, era el major o menor ús de la llengua valenciana en l’entitat. En 1910, un grup de socis va solicitar la convocatòria d’una Junta General per a canviar els Estatuts i exigir en ells que el mantenedor dels Jocs Florals parlara en valencià. Pero esta Junta no es va celebrar65. Eixe any, Faustí Barberà publicà el seu discurs de 1902. En 1911, els sectors regionalistes de Catalunya començaron a pressionar al Govern per a que es creara una Mancomunitat regional. Este proyecte, recolçat pel president Canalejas, voria la llum entre 1912 i 1913. Els valencianistes se plantejaren també un proyecte similar, pero el seu interés no es va contagiar a la societat valenciana. A soles Lo Rat Penat va organisar unes conferències en 1912. En 1912, un grup de valencianistes afincats en Barcelona, decidieren fundar allí una nova Joventut Valencianista, que seria la tercera de tal nom, en una revista pròpia. Este grup era gran admirador de Catalunya. El seu eixemple fon seguit per atre grup de jóvens escritors, estos en Valéncia, que refundaren la Joventut Valencianista de Valéncia, la quarta d’este nom. Els seus integrants més destacats foren Francesc Aguirre, Francesc Soto, Josep Maria Esteve Victoria, Marià Ferrandis Aguiló, Faust Hernández Casajuana, Salvador Ferrandis Luna, Josep María Bayarri

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Molada Gómez, A., “L’estil Llorentí (1902-1935)”, en Martínez Roda, F. (dir), Historia de La Rat Penat, p. 165.


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i Josep G­iménez Fayos. Esta Joventut Valencianista de Valéncia, que no era de tendència catalanista, publicà un Manifest en el diari La Voz de Valencia66, a on reclamaven la regeneració d’Espanya a través de les regions, heretant el pensament de Faustí Barberà. En estes circunstàncies, el Pare Fullana va entregar en maig de 1914 la seua proposta de Normes Ortogràfiques a Lo Rat Penat. Les dos Joventuts decidiren convocar un Acte d’Afirmació Valencianista en el Teatre Eslava de Valencia, el 26 de julio de 1914. Es pretenia arribar a acords per a reclamar l’oficialitat de la llengua valenciana, el reconeiximent de la personalitat regional, creació d’una mancomunitat regional, la concessió de l’autonomia administrativa i regional; i impulsar la creació d’un Institut d’Estudis Valencians, i una publicació periòdica regionalista. Estos grups eren partidaris d’iniciar un Valencianisme polític: “Llevamos cincuenta años de valencianismo y ni una sola conquista hemos arrebatado al gobierno en favor de los intereses regionales, y no hemos levantado una sola obra grandiosa que lleve el sello del regionalismo. En Cataluña saben ser regionalistas, saben habérselas con el centralismo y ponerle las peras al cuarto”67. Es molt significatiu que les Joventuts Valencianistes de Barcelona i de Valéncia es posaren d’acord, mostra de que el pancatalanisme d’alguns membres de l’associació de Barcelona era epidèrmic i minoritari. A principis de 1915 la Joventut Valencianista de Valéncia va fundar el semanari Patria Nova, en l’objectiu de reconciliar políticament als valencianistes de tot el Regne de Valéncia68. Adoptà les Normes del Pare Fullana. En el seu programa, de caràcter tant valencianista como social i econòmic, es reclamava l’oficialitat de la llengua valenciana, autonomia municipal i regional, restabliment del Dret Foral, servici militar voluntari i retribuït, crèdits agraris, Bolsa de treball, Caixes de Retir per a la vellea, pensions per a famílies numeroses, ensenyança gratuïta i obligatòria, tractat

La Voz de Valencia, 26 de abril de 1914. La Voz de Valencia, “Valencianismo afeminado. Los Juegos Florales de hoy”, 1 d’agost de 1914. 68 Patria Nova, nº 1, 6 de març de 1915, en Sanç i Sancho, V, L’obra dels primers valencianistes, Lo Rat Penat, Valéncia, 1983, p. 32. 66 67


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de comerç i abaratament de les tarifes ferroviàries i marítimes, i que els principals càrrecs públics foren ocupats per valencians69. No obstant, davant la minoritat del grup, Rafael Trullenque volgué establir una aliança entre este i el Blasquisme. En febrer de 1915 pronuncià una conferència en la Casa de la Democràcia, seu del PURA, en el títul Nacionalismo Valenciano. Per a Trullenque, la Gran Guerra anava a crear una nova Europa basada en el Nacionalisme. Els valencians, que havian patit l’opressió centralista castellana, devien ser nacionalistes: “No somos nosotros los llamados sucesores de Teodoro Llorente. No. Recoja quien quiera la herencia política de aquel hombre que yo considero el más nefasto que hubo para el valencianismo (...). Llorente vendió a Silvela el valencianismo por un puñado de honores... Fue obra de cortesano y de centralista encubierto”70. Estava clar que el Valencianisme polític no podía desenrollar-se per ser minoritari i estar dividit en la seua pròpia base, en la concepció de sí mateix. En canvi, el Valencianisme cultural, a pesar d’estar també dividit pel concepte de la llengua valenciana, era capaç d’ajuntar més entusiasmes. En maig de 1915, Patria Nova va convocar un Aplec per a reclamar la restauració del Monasteri d’El Puig. Este proyecte portà a las associacions valencianistes a federar-se baix el nom de Germania Valenciana. L’Aplec fon una festa cívica, estigué presidit per la Senyera i el Pendó de la Conquista. Como que l’acte pergué tot aspecte de reivindicació política, Patria Nova va decidir no acodir com a organisme. En El Puig parlaren Josep Maria Bayarri (per Joventut Valencianista), Faustí Barberà, Francesc Cantó (per Lo Rat Penat), l’alcalde de Valéncia, el regidor de Barcelona i poeta Bofill i Mates (que defendió los vínculos de “rassa, llengua i història que unixen a cataláns i valenciáns”), Joan Pérez Lucía (per un “resurgiment regional”), un representant d’El Puig, i el president de la Diputació de Valéncia. Patria Nova es queixà: “Alli no se oixqué pera res la paraula autonomía ni se parlá com punt de partida d’una política valencianista, de combatre del règim d’oligarquía i caciquisme dominant (...). El regionalisme,

69 70

Sanç i Sancho, V., L’obra dels primers valencianistes, Lo Rat Penat, Valéncia, 1983, p. 35. Trullenque, R.: Nacionalismo valenciano, Valéncia, 1915, pp. 23-24.


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pues, encara está en Valencia en les sèt vaques flaques, corresponents als sèt anys d’espigues desmedrades, del somi del Faraó”71. Quan unes semanes després es va saber que el mantenedor dels Jocs Florals anava a expresar-se en castellà, Patria Nova atacà a Lo Rat Penat, i varios del seus colaboradors decidiren boicotejar l’acte: “Els organisadors de la festa están desposeits de tot sentiment valencianiste, s’han premiat trevalls en castellá, estará representat l’odiós centralisme, s’ha nomenat un mantenedor centraliste que parlará en castellá. Patria Nova protesta ab tota energía de que’n la festa de les lletres valencianes se menyspreue tan vergonyosament nostre gloriós idioma i s’atente contra el sentiment patriotic valenciá”72. En un artícul, Miquel Duran, llavors director del Diari de Sabadell, afirmava que era contradictori que en un acte d’exaltació a la llengua valenciana hi haguera una part del qual en el que es parlara en castellà, i va exigir la fi dels “Jocs Florals artificiosos, bastardejats, sense aquell esperit de renaixénsa patria i de justa protesta contra la dominació estranya que deu presidir tots, absolutament tots, els nòstres actes (...) Aixó no ho podem consentir i hem de impedir-ho. Hem de protestar ab energia i de totes maneres. Si hem de xiular, xiularem; si hem d’alçar els punys, els alçarem; si hem de fer cuansevol cosa imprevista, estarem disposats a tot, siga lo que siga. Comensem, ya es hòra, la lluita valenta i fanatica per la lliberació de la Patria”73. La Joventut Valencianista de Barcelona va publicar una carta oberta a Lo Rat Penat a on demanava públicament que se li llevara a esta entitat l’oficialitat del valencià així com el títul “d’aimadors de els Glories Valencianes”74. Inclús El Pueblo es va afegir a les protestes75. La nit dels Jocs Florals, a pesar de la presència policial, quan

Patria Nova, 4 de juliol de 1915. Patria Nova, 31 de juliol de 1915. 73 Patria Nova, 31 de juliol de 1915. 74 Patria Nova, nº 22, 31 de juliol de 1915 . 75 Molada Gómez, A., “L’estil Llorentí (1902-1935)”, en Martínez Roda, F. (dir), Historia de Lo Rat Penat, , Lo Rat Penat, Valéncia, 2000, pp. 168-169. 71 72


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el mantenedor inicià el seu discurs, esclatà una tronada de chiulits. Els agents de l’orde detingueren, entre atres, a Rafael Trullenque, que era colaborador de El Pueblo, a Miquel Duran i Tortajada, director del Diari de Sabadell, a Eduart Martínez Ferrando, a Francesc Aguirre, president de la Joventut Valencianista, i a Marià Ferrandis Agulló, director de Patria Nova. Després de la bronca dels Jocs Florals, per causes poc aclarades, Patria Nova desaparegué. Hi ha que ressaltar que els escritors de Patria Nova seguien les Normes del Pare Fullana, mentres que Miquel Duran ya es consideraba pancatalaniste. Havien anat de la mà contra un acte merament cultural, a on s’ajuntaven tots els valencianistes, independentment de la seua adscripició política. A soles va perdurar el seu hinme, compost per Jaume Cebriàn Ibor, el qual guanyà un concurs patrocinat per Gaetà Huguet, el “Himne Valencianiste”, també conocido como “Vent de Ponent”76. Trullenque va intentar rellançar el seu proyecte fundant la Joventut Nacionalista Republicana, a on s’integraren Francesc Puig-Espert i Juli Just, per a fussionar Valencianisme i blasquisme. Pero Azzati tenia atre criteri, com va explicar en la assamblea provincial del PURA en febrer de 1916: “En Cataluña, desde el campesino hasta el plutócrata sienten el catalán. En Valencia, las clases sociales todas, desde los obreros hasta los aristócratas, creen que hablando en valenciano no van a ninguna parte; sin duda porque nuestro sentimiento social diferente de todos los términos que aíslan y se acoge, como la ciencia moderna proclama, a todos los que amplían,Valencia se siente ampliada en España”77. Per atre costat, quan Azzati se enfrentó a la Lliga Regionalista en el Congrés, la Joventut Valencianista de Barcelona publicà una nota en La Veu de Catalunya desautorisant-lo com a representant valencià. El pancatalanisme, encara que molt minoritari, continuaba fent soroll. Entre uns pocs autors s’estenia l’idea que els valencians no tan sols parlaven català, sino que eren catalans en cultura i etnia diferenciada de otros pueblos ibéricos. En l’estiu de 1916, Daniel Martínez Ferrando envià a Gaetà Huguet un llibre de poesia que 76 77

Sanç i Sancho, V.: L’obra dels primers valencianistes, pp. 53 y ss. Alós, V. R.: Félix Azzati, p. 298.


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havia publicat. Huguet, conscient de que tant Daniel com el seu germà Eduart eran pancatalanistes, li contestà: “L’idea dels chauvinistes catalans d’estendre lo mantell de la seua nacionalitat per damunt de la nostra patria, i que trove eco en alguns valencians fills de catalans, no solament la considerem humillant, sino que destructora del mes cens dels nostres ideals. (…)Per açó creem que fon un atrevit érro de Cambó sostindre en les Corts Espanyoles qu’era potestatiu en los catalans respetar o llevar l’autonomia al Reyne de Valencia; perque apart de qu’els aragonesos, catalans, provençals y altres pobles qu’ajudaren al Rey Jaume, fill de Montpeller, en la conquesta de Valencia, no tenien poder pera desfer lo pensament del Conqueridor de crearse un reyne ab elements devots y adictes no tant castigat per la enfluencia dels sinyors feudals; hagués sigut un fet insolit l’anulació d’una nacionalitat ya creada que mes pronte o mes tart hagués segut recobrada”78. En 1916 es fundà en Barcelona Nostra Parla. Esta organisació estava formada per quatre ents autònoms en Valéncia, Catalunya. Rosselló i les Balears, pero el seu objectiu era alcançar “la unificación espiritual de estas tierras (...) a través de la compenetración de los sentimientos e intereses morales y materiales, haciendo hincapié en la unidad de lengua como expresión y síntesis de la unidad espiritual”79. Presidida en Valencia per Francesc Almela i Vives, i tenint com a colaborador a Carles Salvador, “tots els números de la revista (“Ofrena”) flagren de pancatalanisme i encara que el motiu inicial s’apoya en la llengua única, continuament s’escapen a fer entendre la ‘catalanitat integral de totes les terres valencianes, etc.’”80. Nostra Parla es va movilisar per a donar cursos de llengua, obtindre la cooficialitat del valencià i la seua ensenyança en les escoles, conseguint que en 1922 l’Ajuntament de Castelló acceptara la proposta, pero no va sobreviure a l’implantació de la Dictadura de Primo de Rivera. És important destacar que Almela i Vives, a pesar de publicar en editorials de Barcelona, no era pancatalaniste. Si bé alguns jovens foren guanyats per l’idea d’una unitat llingüística valenciano-catalana, mantigueren molt clara la seua adscripció valenciana. La crisis de 1917 fon especialment dura en el regne de Valéncia per la paralisació del mercat de la taronja derivat dels atacs submarins alemans i de les folgues Huguet i Breva, G.: “Carta a Daniel Martínez Ferrando”, en Renou, nº 41, Novembre de 2001, Associacio Cultural Cardona i Vives, p. 25. La carta está datada en 17 d’octubre de 1917. 79 Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, Valéncia, 1971, tom 8, p. 13. 80 Bayarri, J. Mª.: El Perill català, p. 69. 78


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ferroviàrie­s, la Lliga Regionalista de Catalunya intentà activar un Valencianisme político per a presionar conjuntament al Govern de Madrit. Un dirigent de la Lliga, Joan Ventosa i Calvell, visità Valéncia, i unos messos després, una delegació valenciana integrada per representants de la Joventut Valencianista de Valéncia –García Conejos, Eduart Martínez Ferrando, Ferrandis Luna–, de Lo Rat Penat –Pérez Lucia– i d’atres institucions –Ignaci Villalonga i Villalba– viajaren a Barcelona, a on s’entrevistaren en Francesc Cambó. Inclús en l’estiu de 1917, Azzati i el blasquisme feren l’ullet al regionalisme: Azzati alabà al catalanisme per haver desterrado de Catalunya al caciquisme, i va lamentar que els valencians no amaren a Valéncia, com els catalans amaven a Catalunya, un dels tòpics favorits del Valencianisme81. Este recolçament dels conservadors regionalistes catalans va impulsar el Valencianisme polític d’Ignaci Villalonga i la seua Unió Valencianista Regional, fundada en 1918, de caràcter conservador i regionalista, tenint com a orgue d’expresió el diari La Correspondencia de Valencia, dirigit per Maximilià Thous. La llínia editorial es va vore marcada per la reclamació d’autonomia i l’oposició al blasquisme. El diari estigué obert a totes les corrents del Valencianisme, colaborant en el mateix Maximilià Thous, Ferrandis Luna, García Conejos, Ferrandis Agulló, Pasqual Asíns Lerma, Joaquim Reig, Eduart Martínez Ferrando, Cebrián Ibor, Durán i Tortajada, Tomàs i Martí, Adolf Pizcueta… Això demostraria quan epidèrmic era el pancatalanisme de Duran i els Martínez Ferrando. També en 1918, Unió Valencianista Regional publicó el seu programa, la Declaració Valencianista, en la qual s’afirmava que el poble valencià tenia una personalitat pròpia basada en “una llengua propia, per la seua modalitat racial, per la comunitat de història i de condicions econòmiques”; basant-se en açò reclamava el seu dret a dotar-se d’un Estat dins d’una Federació Espanyola o Ibèrica, en les funcions acordades per l’Assamblea de Parlamentaris reunits en Barcelona en 1917; cooficialitat de valencià i castellà; autonomia municipal; comarcalisació administrativa; es deixava oberta la posibilitat de que l’Estat Valencià es mancomunara en atres Estats, conservant integra la seua personalitat”82.

Alós, V. R.: Félix Azzati, pp. 312 y 313. La Correspondencia de Valencia, “Declaració Valencianista”, 14 de novembre de 1918.

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El text és plenamente Regionalista –es mantenen vínculs en Espanya, de la qual es considera part–, i es manifesta intérpret de la voluntat popular. En atres texts de Villalonga s’evidencia la tensió en la minoria pancatalanista, pero ell es mantingué ferm en la que debia ser l’opinió majoritària dels membres del partit: “Podrà objectar-se a la demanda de l’Estat Valenciá que tenint Valencia ab Mallorca i Catalunya fortissims intimitats racials, històriques i llingüistiques, totes tres debien formar un sol Estat, segon el principi de les nacionalitats. (...) La historia de la Confederació Catalano-Aragonesa, ens mostra a Valencia com un Estat distint dels atres de la Confederació. L’unic llas qu’els unia era la persona del Rei. I es que Valencia conserva una fesomía en la llengua, en les costums i en el art molt peculiar, que li donen una personalitat inconfundible. I, sobre tot, la voluntat del poble –factor decisiu, segons el principi de les nacionalitats–, clarament imposa la decisió de constituir un Estat apart de Catalunya i Mallorca”83. Pero com que Villalonga no volia perdre simpatisants, també va afegir: “…presuposant que étnica i filològicament estem relacionats amb Catalunya i Mallorca, demanem la constitució d’un Estat autónom, propi, per a demostrar el nostre respecte a la personalitat valenciana i la seua voluntat. Nosatros creém que esta formula esvairá molts recels i molts dubtes engendrats per les suspicacies d’uns i altres. Per lo demés, nosatros no renunciem a formar una comunitat de cultura amb les atres regions de la nostra nacionalitat, unides per el llas de la llengua, ni fugim de les conseqüències que este fet poguera portar”84. Davant d’esta Declaració, el PURA es va manifestar també regionalista, acusant a Unió Valencianista Regional de ser aliats de la conservadora Lliga: “No participamos del criterio de quienes se someten a las orientaciones y decisiones del catalanismo de la Lliga, porque las características de la región valenciana son distintas a las de Cataluña y nuestros intereses diversos y, en cierto modo, antagónicos a los de la región catalana”85. Azzati va acusar a la Lliga de voler únicament l’autonomía per a Catalunya, sense descentralisar l’Estat creant un sistema federal. Per a demostrar el seu regionalisme, el PURA va promoure en novembre de 1918 la celebració d’una Assamblea Regionalista, organisada per la Diputació i Villalonga, I.: “El Pensament Valencianiste”, en La Correspondencia de Valencia, 18 de novembre de 1918 . Villalonga, I.: Ibídem. 85 Discurs d’Azzati en l’assamblea d’Unión Republicana, novembre de 1918, Alós, V. R.: Félix Azzati, p. 331. 83 84


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l’Ajuntament de Valéncia, éste presidit pel blasquista i valencianista Faustí Valentín i Torrejón. Quan Villalonga va acudir a l’Assamblea el 24 de novembre i es vas expressar en valencià, fon ahucat. Per atra banda, és innegable que dins del blasquisme existia una important corrent valencianista. Faustí Valentín va voler introduir l’ensenyança del valencià en les escoles municipals, pero topetà en l’oposició d’Azzati, que preferia gastar els diners del pressupost municipal en estendre més l’educació. Fon llavors quan, en decembre de 1918, Eduart Martínez Ferrando va trencar el Valencianisme, enunciant la seua teoría pancatalanista en Sintesi del criteri valencianista, defenent la catalanitat del poble valencià. El seu propòsit era clar: com que el Valencianisme polític fracassava, la solució més ràpida i senzilla era “si no volem perdre un temps precios, que els pocs valencianistes que en som ens consagrem a difondre la cultura catalana entre els valencians de bona voluntat, car tenint aquella un camí traçat, a nosaltres ja no ens toca més que seguir per ell...”86. Valencians, mallorquins i catalans configuren una “comunitat ètnica i lingüística”87, integren la nació catalana, i juntes podran recuperar l’imperi del passat: “que realitzant de bell nou l’unitat catalana, fes tornar altra vegada a nostres mans el ceptre imperial de la ‘mare nostrum’ per a envair nostre comerç el mon, per a assegurar l’eternitat del nostre esperit”88. Adolf Pizcueta es manifestà partidari d’estes idees, mentres Josep Maria Bayarri s’oposà frontalment, com la gran majoria del Valencianisme cultural. Ignaci Villalonga ixqué al pas, en el seu Substantivitat del valencianisme, publicat en 1919, a on defen l’autoctona llingüística valenciana: “la valenciana...diem que té orige propi. Esta idea ens és més grata, quant que ix naturalment al pas de les suspicàcies de molts que creuen que els valencianistes actuem de catalanitzants, i que volem situar-nos com una colònia espiritual de Catalunya”89; de lo únic que es podia acusar als valencianistes era de voler seguir els passos polítics donats per Catalunya per a obtindre una autonomía. Siga per esta divisió del Valencianisme, o per la força del PURA, Unió Valencianista, que havia obtingut 3.644 vots en les eleccions al Congrés en febrer de 1918 per

Martínez Ferrando, E.: op. cit., citat per Recio Alfaro, C.: Valencianisme…, p. 236. Martínez Ferrando, E.: op. cit., citat per Recio Alfaro, C.: Valencianisme…, p. 239. 88 Martínez Ferrando, E.: op. cit., citat per Recio Alfaro, C.: Valencianisme…, p. 240. 89 Villalonga, I.: Substantivitat del valencianisme, Valéncia, 1919, p. 5. 86 87


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al seu candidat Pérez Lucia, en juny de 1919 va vore reduïda la seua força a 993 vots per a Vicent Gay. En les eleccions municipals de 1920, foren derrotats els valencianistes Martínez Sabater i Maximilià Thous Orts. El mensage del Valencianisme polític, confús, dividit, fon rebujat pels electors. El Valencianisme ya no superarà esta divisió, que encara que molt minoritària, s’anirà afondant. Una part del jóvens escritors valencianistes es tombaren cap al filocatalanisme, espentats pel prestigi del regionalisme català, per la força de les vanguàrdies lliteràries de Barcelona, per la possibilitat de publicar en editorials i diaris catalans, i per creure que el valencià era català. Pero en la majoria dels cassos, no fon un pancatalanisme, el qual quedà reduït apenes a uns pocs autors. Fon un Valencianisme filocatalaniste, en el qual els autors, reconeguent-se valencians i a sovint afirmant escriure en valencià, adoptaren les normes de Pompeu Fabra, i varen desenrrollar algunes publicacions minoritàries, casi totes de carácter lliterari. Mentrimentes, el Valencianisme mantingué la seua activitat cultural i publicística a través de les institucions com Lo Rat Penat o el Centre de Cultura Valenciana 7.- La creación del Centro de Cultura Valenciana Des de mitant del segle XIX, en Vicent Boix i Ricarte i Joan Batiste Perales, es desenrrolla l’estudi de l’història valenciana. Boix fon un historiador, encara molt influenciat pel Romanticisme, pero que utilisà documentació i revitalisà l’estudi a través del seu magisteri en l’Institut i en l’Universitat. Discipul d’ell fon Josep Martínez Aloy, que impulsaría la creació del Centre de Cultura Valenciana, inspirat per l’obra d’atre historiador seriós i metòdic, Roc Chabás. La nòmina d’estudiosos del passat és important: Josep Segura Barrera, Antoni Chabret i Fraga, el jesuïta Vicent Agustí Polop, l’arqueòlec Josep Chocomeli Galán, Manuel Gonzàlez Martí, Carles Sarthou Carreres, Josep Sanchis Sivera, Josep Alemany Bolufer, el mateix Teodor Llorente Olivares i el seu fill Teodor Llorente Falcó, Elíes Tormo i Monzó, Rafael Altamira i Crevea, Lluís Cebriàn Mezquita i el seu fill Lluis Cebrián Ibor, Francesc Carreres Vallo i el seu fill Salvador Carreres Zacarés, el folkloriste Francesc Martínez i Martínez, Josep Maria Giménez Fayos, Manuel Gil Gay… Es pot objectar que molts d’ells no foren tècnicament historiadors, sino erudits, recopiladors d’informació. Pero lo cert és que tots ells foren importants publicistes, i que molta part de la seua obra és encara de referencia obligatòria. La gran majoria d’ells foren valencianistes,


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vinculats sobre tot a Lo Rat Penat, i més tart al Centre de Cultura Valenciana. És de destacar l’heterogeneïtat de les seues idees polítiques, puix hi havien conservadors com Llorente, i republicans com els Cebrián; passant per eclesiàstics, professors, juristes, i periodistes És significatiu que bona part d’estos intelectuals es puguen enquadrar dins de la generació de 1914, una de les principals característiques de la qual és la predilecció per l’ensaig front a la novela o la poesía; no obstant hi hagueren novelistes de la talla de Gabriel Miró. Atra característica és el desig de divulgar les seues idees, en un afany pedagògic propi del Regeneracionisme. D’ací la important labor publicística i periodística. Molts d’ells colaboraren a sovint en la prensa local, pero també volgueren crear vehiculs d’expressió, en forma de revistes culturals. Foren activistes, persones interessades en cumplir iniciatives, institucionalisant-les per a donar-les solidea. La necessitat d’estos estudiossos de donar a conèixer les seues troballes donà orige a treballs publicats a través dels Jocs Florals de Lo Rat Penat. Roc Chabàs va fundar El Archivo, una revista historiogràfica de molt de prestigi. Atre canal eren les conferències i les reunions. Precissament la mort de Roc Chabás, i la desaparició de la seua important tertúlia en 1912, portà a Josep Martínez Aloy a plantejar-se la creació del Centre de Cultura Valenciana. Després del fracàs del Valencianisme polític i de la divisió del Valencianisme cultural, estos intelectuals, principalment historiadors que estaven treballant i investigant en gran solvència, no volien que les seues iniciatives quedaren estèrils, amagades en calaixos. Llavors, es plantejaren crear una institució que donara continuïtat a eixe Valencianisme cultural d’altura. El Valencianisme, entés com a patriotisme, com a sentiment amatori cap a la terra i la cultura pròpia, estava molt estés en la societat valenciana de principis de segle. La divisió del Valencianisme cultural no fon un obstàcul per a que hi hagueren bones relacions entre els estudiossos valencians. El sector més sòlit del Valencianisme cultural va decidir impulsar la creació d’una institució de caràcter públic, encara que independendent dels poders polítics, la funció de la qual seria estudiar i divulgar els aspectes culturals dels valencians, es dir, dotar d’un marc institucional a l’alta cultura del Valencianisme. S’aprofità el triumf polític de Joan Pérez Lucia, per la Lliga Catòlica, i Josep Martínez Aloy, pel partit Conservador, en la Diputació,


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per a trasladar-les les seues inquietuts90. Abdós polítics eran valencianistes, el segón d’ellos historiador i etnógraf de prestigi. L’idea, naixcuda en el grup de Chabás, era crear una institució que treballara per l’investigació i difussió de la cultura valenciana. Pérez Lucia portà la proposta a la Diputació, que després de la formació de la pertinent comissió, va aprobar en decembre de 1914 la creació del Centre de Cultura, la finalitat del qual seria l’estudi de l’història i cultura valencianes. Els seus patrons serien la Diputació i l’Ajuntament de Valéncia. En giner de 1915 es va constituïr el Directori del Centre. En la seua primera organisació, estaria integrat por sis càrrecs pròpiament intelectuals, dos cronistes i quatre polítics. Este número es va incrementar en 1922. En 1926 es va reorganisar, passant a estar format per 35 directors de número, més prop d’un centenar de corresponents i un màxim de 50 honoraris. Es varen crear quatre seccions: llengua i literatura, etnografia i folklore, Història i arqueología, i Prehistòria i antropologia. El Centre estaria dedicat als estudis de caràcter humanístic relatius al Regne de Valéncia, especialmente a l’Història91. El Centre es va implicar en les inquietuts culturals de la societat valenciana: fon un dels esperons per a aconseguir la restauració del monasteri del Puig, i en 1918 creà la càtedra de Llengua Valenciana, que ocupà l’ilustre Pare Fullana92. En la seua acta de fundació trobem noms ilustres del Valencianisme cultural: Josep Rodrigo Pertegás, Faustí Barberá, Francesc Martínez i Martínez, Francesc Carreres Vallo, Joan Pérez Lucia i Teodor Llorente Falcó foren els seus primers Directors de número; entre els representants polítics figuraren el marqués de Colomina i Francesc Vives Liern, est últim destacat historiador i documentaliste; els cronistes eren Josep Martínez Aloy i Lluis Cebrián Mezquita, els dos rellevants intelectuals. S’ha de vore la creació d’este Centre de Cultura, actual Real Acadèmia de Cultura Valenciana, com una iniciativa per a donar al Valencianisme cultural el valor que Martínez Roda, F., La Real Academia de Cultura Valenciana en su nonagésimo aniversario, RACV, Valéncia, 2006, p. 21. En l’articul 2º dels Estatuts, es pot llegir: “El objeto de la Real Academia de Cultura Valenciana es cultivar la historia integral de la ciudad de Valencia y de su antiguo Reino y el fomento de aquellas ramas del saber humano que carecen de corporación o entidad regional dedicadas especialmente a ellas, pudiendo indistintamente usar en sus trabajos las lenguas castellana y valenciana”. 92 Aparicio Pérez, J., Real Academia de Cultura Valenciana, RACV, Valéncia, 1999; Roca Traver, F. A., La Real Academia de Cultura Valenciana, Consell Valencià de Cultura, Valéncia, 1996. 90 91


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realment tenia. Els intelectuals valencianistes eren conscients de l’importància dels seus treballs, i volien establir un fonament sòlit per a la seua divulgació. Com que estaven interessats en els problemes culturals, tingueren l’iniciativa d’encarregar la redacción d’una Gramàtica elemental valenciana al considerat millor llingüista valencià del moment, el Pare Lluis Fullana Mira, qui la va redactar en cinc messos, i que fon editada en 1915 patrocinada pel Centre93. Lo Rat Penat va aplaudir l’iniciativa94. La satisfacció dels directors del Centre els dugué a nomenar al Pare Fullana director Honoris Causa del mateix. La Gramàtica fon reeditada en 1918. El Centre també encomanà al Pare Fullana la confecció d’un Vocabulari Valencià en 1916, el qual seria publicat en 1921. També fon iniciativa del Centre de Cultura Valenciana obrir una càtedra de llengua valenciana, la cual seria impartida en l’Universitat de Valéncia, per al Pare Fullana95. L’Universitat va acceptar l’oferiment per unanimitat del Claustre de la Facultat de Filosofia i Lletres. Les classes eran públiques i gratuïtes, i escomençaren a impartirse en giner de 1918. D’esta forma, el Centre de Cultura Valenciana va realisar la labor que el Valencianisme havia intentat dur a terme i havia demanat durant tants anys.

Agulló Pascual, B., La Real Academia de Cultura Valenciana i el Pare Fullana. Discurs llegit el dia 3 de març de 2008 en la seua recepció com a Acadèmic de Número, Real Academia de Cultura Valenciana, Valéncia, 2008, pp. 15-17. 94 Molada Gómez, A., “L’estil Llorentí (1902-1935)”, en Martínez Roda, F. (dir), Historia de Lo Rat Penat, p. 165. 95 El Pare Lluis Fullana Mira fon la més important figura de la filología valenciana en esta época. El seu prestigi el portà a la Real Acadèmia de la Llengua com a representant de la llengua valenciana en 1927. Pero en 1930 el ministre d’Instrucció Pública, el valencià Elíes Tormo i Monzó, va derogar el Decret del 26 de noviembre de 1926 que ampliava a huit els acadèmics en representants de les llengües ibèriques, fonamentalment per l’hostilitat de la propia RAE al citat Decret, per no haver segut consultada previament, i perque esta representació restava importancia a les acadèmies regionals de les llengües. Per eixa raó, encara que el Pare Fullana va seguir sent acadèmic fins a la seua mort en 1948, no tingué cadira en lletra. Per atra banda, un dels representants de la llengua catalana, Antoni Rubió i Lluch, en el seu discurs de pressa de possessió, llegit en 1930, va insistir en que el valencià tan sols era una varietat del català. Des d’este moment, la RAE va canviar la seua doctrina cap al valencià. 93


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Bibliografía citada

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Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

Vicente Fullana Serra

Hagamos Valencia


RECEPCIÓN:

25-06-2014

REVISIÓN:

16-09-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


hagamos valencia

Resumen: Se trata de una reflexión hecha por una persona de mucha edad acerca de su acti­ vidad vital como profesional. En ella solamente se mira ese aspecto de su ya larga vida y se percibe una ilación en las decisiones más importantes que ha tomado, la mayoría de ellas con gran disgusto, en las que ha prevalecido la voluntad de aceptar la aparente desviación de su carrera profesional con tal de seguir un propósito for­ mulado en un momento de discusión con un compañero de trabajo: dedicar un es­ fuerzo muy personal para ayudar a Valencia tras su peripecia de la riada de Octubre de 1957. Así, cuando decidió estudiar de nuevo la licenciatura de derecho, cambiar su especialidad de ingeniero estructural a gestor del agua, aceptar una misión de edil y, finalmente, verter sus energías en la universidad no era capaz de percibir el buen camino para alcanzar su más querido anhelo.

Palabras clave: Anhelo, decisión, desviación, ilación.


let us do valencia

Abstract: This is a reflection made by a very old person about their life as a professional worker. It only is a look at that aspect of his long life and a curious objectivity is perceived in the most important taken decisions, many of them with great dis­ pleasure, in which prevailed the willingness to accept the apparent deviation from his career just to follow a formulated purpose made at a time of discussion with a coworker: dedicating a very personal effort to help Valencia after his fatality of the flood of October 1957. So, when he decided to study again the derelict law degree, change their specialty of structural engineer to public water manager, accept an as­ signment of mayor and ultimately pour their energies into the university was not able to perceive the just way to achieve his dearest desire.

Keywords: Desire, decision, deviation, objectivity.


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1. Valencia vista desde cerca. Para quien ha vivido la guerra civil en un pequeño pueblo de los que rodean la Ciudad de Valencia (en adelante Ciudad) y convivido con personas ya adultas re­ fugiadas en el pueblo, llegadas de otras tierras, la Ciudad le pareció una especie de ensueño inalcanzable. Los días con alarma por incursión aérea había que correr al “refugio” que no era más que un pontón bajo la carretera real de Madrid, padecer el miedo de que “la pava” (un avión alemán Junker) soltara una terrible bomba y esperar la sirena que avisaba del peligro ya pasado. Esto era por la noche; el día transcurría buscando en los campos comida para los conejos, espigando arroz en marjales, boniatos en los cultivos ya recolectados y esperando que en el cuartel de pontoneros y zapadores nos dieran un “chusco” a cada niño para saciar el hambre. A la Ciudad no íbamos más que en caso de necesitar tratamiento en el hospital (donde ahora está la Biblioteca municipal) y para ello usábamos un tranvía de trac­ ción eléctrica ya desaparecido. La escuela oficial era mixta, estaba en la que había sido casa del cura contigua a la iglesia del pueblo convertida entonces en almacén agrícola, y en cada pupitre es­ tábamos niño y niña, sin problemas. Cantábamos himnos cuyo significado no comprendíamos: la Internacional, el him­ no de Riego, la Marsellesa, etc. y aprendíamos a leer y las cuatro reglas.


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Aprendí pronto a escribir y practicaba con las cartas de casa a mi padre y de los veci­ nos dirigidas todas a los combatientes en el frente, siempre en castellano, aunque con un vocabulario muy restringido porque mi lengua vernácula es el valenciano. Terminada la guerra, dos años pasaron hasta que regresó mi padre de los Talleres que luego fueron del INTA (construcciones aeronáuticas); en ese tiempo fue mi abuelo materno quien me guió para ingresar en el estudio del bachillerato. Recuer­ do emocionado el acto de examen para ser admitido en el Instituto Luis Vives y la sorpresa que tuve al aprobarlo pese a haber tenido que familiarizarme apresurada­ mente con el vocabulario castellano. En aquellos días el bachillerato sólo podía cursarse, dentro de la provincia, en Va­ lencia, Játiva y Requena. El número de alumnos era exiguo y el esfuerzo exigido bastante mayor que en la ahora habitual segunda enseñanza. Seguí con mucho entusiasmo esos estudios gracias a una beca del Estado, a la vez que en los tiempos libres oficiaba de aprendiz de metalúrgico en un pequeño taller de los familiares. Pese a todo, la intención de mi padre estaba muy lejos de que emprendiera estu­ dios académicos. Su proyecto para mí se ceñía a lo tradicional: me convertiría en un excelente metalúrgico que, tal como él mismo hizo, superaría en el oficio a mis antecesores y con ello viviría muy feliz. Pero se cruzó en el camino una iniciativa cuyo origen ignoro, pero que se plasmó en una visita del Alcalde a mi padre para persuadirle de que me dejara presentar a un concurso del Ministerio de Educación para adjudicar becas de ayuda al estudio de bachillerato, dotadas con 1.500 pesetas al año. Mi padre accedió y, muy asustado, me presenté y gané la beca. Quizás era única, pues la noticia apareció en la prensa de la Ciudad. Era el año de 1943 y con ello cambió todo mi plan vital.


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2. La decepción. Mis amistades y los familiares me convencieron para que terminara el bachillerato y aspirara a una carrera puntera. Insistían en la de ingeniero de caminos, evidente­ mente sin más guía que el enorme prestigio que tenía entonces dicho título. Me puse en contacto con amigos de la familia y alguno de ellos, ingeniero militar, me aconsejó muy bien acerca de cómo estudiar matemáticas superiores y llegó a prestarme libros adecuados. Recuerdo muy bien un enorme tomo del profesor Sixto Cámara sobre geometría analítica y no olvidaré nunca los del eximio Julio Rey Pastor a quien conocí personalmente como profesor mucho más tarde, en 1955, ya en la Escuela que más adelante citaré. Me presenté al concurso para ingreso en el Colegio Mayor del Beato Juan de Ribera, en Burjassot y pasé favorablemente la prueba; sin embargo, me explicó el Presiden­ te del Tribunal que allí no era costumbre tener a bachilleres y que me admitirían dos cursos más tarde, una vez graduado de bachiller. En 1946 me gradué tras pasar el ahora olvidado Examen de Estado, en el que obtu­ ve uno de los tres premios extraordinarios otorgados. La decepción sobrevino al examinar los cursos que podía comenzar en Valencia con la finalidad de alcanzar un título de ingeniería civil. No me convenía ninguna facultad de las de entonces en funciones, ni la prestigiosa Escuela de Peritos Indus­ triales. Había que buscar alguna salida más conveniente. Retiré mis papeles del Colegio Mayor del Beato Juan de Ribera para no gastar la plaza que me habían prometido y expliqué la razón que me había movido a ello. 3. Hacerse uno fuera. Buscar una salida a la situación que se planteaba en aquellos momentos era muy difícil. Para cualquier persona de nuestro entorno cuya edad no supere medio siglo le parecerán exageradas mis palabras, pero ir a Madrid a estudiar una carrera era algo comparable a irse hoy a Harvard o a Berlín con una beca ministerial. La mía,


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una vez obtenido el título de bachiller podía ascender a 3.000 pesetas/año, lo que hoy serían unos 6.000 euros/año. Una mañana de junio de 1946 me personé en el despacho del Presidente del Sin­ dicato Español de Estudiantes (SEU) en Valencia y me explicó que el SEU contaba con una sola beca de 4.500 pesetas/año para estudiantes de las zonas de Valencia y Murcia para cursar estudios fuera de sus campus. Le argumenté mi caso y mis deseos y la decepción de no poder continuar en mi Ciudad y entorno familiar a menos de renunciar a mis aspiraciones de formación. Yo mismo no me explico mi atrevimiento, pero al ser preguntado si me sometería a un examen para comprobar que podría optar a la beca contesté sin titubear afirma­ tivamente. Ignoro si con los demás aspirantes se siguió un procedimiento similar, pero intuyo que alguno parecido. El resultado fue ser convocado para el día siguiente ante un ingeniero de caminos que desempeñaba un alto cargo en la administración. El examen fue realizado a satisfacción y el Presidente del SEU de Valencia me comunicó unos días más tarde que la beca me era adjudicada y que era compatible con la del ministerio. Con ello disponía de suficiente dinero para costear mi estancia en Madrid y dedicarme a tiempo completo al estudio. Guiado, como en anteriores ocasiones, por un amigo de casa me dirigí a una entidad privada llamada Academia Luz, de Madrid, que se dedicaba a la preparación para el ingreso en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Ma­ drid (en adelante Escuela). Le pedí exención de matrícula y de costes de estudio, tras explicar mis circunstancias personales. Casi a vuelta de correo a finales de Julio recibí la respuesta concediendo lo que había pedido y con ello quedaba cerrado el tema de marchar a Madrid, a mis diecisiete años, para intentar una verdadera odisea. En Madrid no tenía ningún contacto. Allí comenzaba para mí una vida nueva y muy diferente en que las personas más próximas serían dos compañeros de bachillerato de Valencia y dos hijos del ingeniero de caminos que me examinópara la beca que iban a realizar estudios similares a los que yo iba a emprender, aunque en otra academia.


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Ingresar en la citada Escuela en la década de 1940 era mucho más duro y difícil que cursar una carrera universitaria. La Escuela preparaba a los ingresados a lo largo de cinco cursos anuales para ejercer un puesto en la red de ingeniería del Ministerio de Obras Públicas; de hecho los ingresados ya eran funcionarios en formación. No era un centro universitario, sino que dependía del Ministerio de Obras Públicas y era único en España. Los profesores eran profesionales de mucho prestigio, la mayoría ingenieros de caminos, que se guiaban de los modos de las dos escuelas francesas Ponts et chaussées, de París, y Travaux publics, de Lyon. Una medida de la dificultad la daba el dato de los que se presentaban al examen anual, unos mil doscientos, y los que ingresaban, unos cincuenta. El examen constaba de tres sesiones: la primera era de dibujo, idiomas y cultura general; la segunda de resolución de problemas de matemáticas y de física; la ter­ cera era de carácter oral y equivalía a una entrevista muy dura, aunque sólo exigida a algunos de los que habían superado las dos anteriores. En mi caso disponía de las becas solamente cuatro años para ingresar, lo que equi­ valía a poderme presentar tres veces porque el programa de ingreso requería al menos dos años para cursarlo. Tuve suerte y lo conseguí sin necesidad de la tercera etapa. El día de mi ingreso, 13 de Junio de 1950, no me lo creía. Todas las puertas se abrían y una nueva etapa debía planificarse. Los cursos en la Escuela se iniciaban en 2 de octubre y finalizaban en 30 de junio; eran cursos que había que aprobar enteramente, es decir, bastaba un suspenso en cualquiera de las asignaturas para repetir el curso entero. Pese a ello, el trabajo que se exigía era mucho menor que el terrible esfuerzo requerido para el ingreso en aquella. Por esta causa, sopesando el tiempo de que disponía y sintiendo una vital carencia de formación en otro tipo de conocimientos, examiné las posibilidades de cursar


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algún otro estudio que procediera de la Universidad. Elegí para ello los cursos ves­ pertinos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid-Alcalá, cuyo hora­ rio era compatible con los cursos de la Escuela. Al matricularme, algún compañero me siguió y con ello tenía una ayuda importante. Más adelante se explicará la importancia de esta decisión en mis actividades gene­ rales y su influencia en los cometidos que he llevado a cabo para la Administración del Estado, la Ciudad y la Universidad Politécnica de Valencia. Mi escenario se complicó a finales del primer curso por la invitación del profesor de matemáticas, José Soto Burgos, gran ingeniero e investigador, para que fuera uno de sus ayudantes (hoy diría más bien becarios) en sus tareas de investigación a cargo de la mayor empresa constructora de la época en España. Así que en el segundo de los cursos formaba parte de dicha empresa, dedicaba unas tres horas por la tarde a tareas de ensayo e investigación y la remuneración asignada me permitió renunciar a la beca del SEU, acto que fue muy elogiado por su representante en Madrid. Aprendí muchísimo en la empresa y ya desde esa época he valorado muy altamente la conexión entre el ejercicio profesional y la tarea cognoscitiva en la Universidad. En mi grupo de la Escuela y a lo largo de la carrera fui el único alumno becario de empresa, hoy tan frecuente, y mis compañeros agradecían muy sinceramente los datos que les facilitaba. Los cursos de formación militar como milicia universitaria los hice durante los ve­ ranos de 1952 y 1954 en el Campamento de La Granja, provincia de Segovia. Una vez terminada la carrera de ingeniero de caminos hice las prácticas como oficial de complemento en el Ministerio del Ejército, en Madrid. En 1953, cuando cursaba el tercer año de la carrera, la empresa me encargó que atendiera un contrato de participación de patente con la empresa alemana CENO, especializada en la construcción de estructuras metálicas de cubiertas para naves industriales aprovechando hasta el máximo los recortes de barras de acero resul­ tantes de la formación de hormigón armado. Los viajes a Munich para atender la franquicia y la construcción de un gran taller al efecto en Villaverde Bajo (Madrid) me tomaban tanto tiempo que tuve que suspender los estudios de Licenciatura de


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Derecho con el tercer curso terminado. Reemprendería el estudio catorce años más tarde en Valencia. Al mismo tiempo mi familia me convenció para que les montara un taller metalúr­ gico en Madrid. Lo hice así en el barrio de Usera y mis dos hermanos han hallado a partir de entonces un medio propio; también en 1953 mis padres pusieron casa en Madrid, en la zona de Las Delicias. De esta forma parecía que me desligaba de la Ciudad; pero no fue así porque en ese mismo año entablé relación con una valenciana del Cabañal con la que contraje matrimonio en 1956 y convivo desde entonces. También en ese 1953 la Escuela me ofreció una beca patrocinada por una funda­ ción granadina cuyo nombre es el del ingeniero de caminos Guillermo García Leal de Ibarra. La acepté y renuncié inmediatamente a la beca del Ministerio. Terminada la carrera de ingeniero de caminos ingresé como profesional en la em­ presa de que había sido becario y seguí gestionando la empresa CENO española con mucha satisfacción, teniendo encargos de toda España por el éxito que suponía aprovechar materiales de bajísimo precio y llevando a cabo estructuras muy útiles y avanzadas. 4. La llamada. ¿Cómo iba yo, pobre de mí, saber que era una llamada? En la vida, dicen, hay hechos que son muy influyentes y nos pasan desapercibidos. Así ha sido para mí la famosa “riada de Valencia” de 13 y 14 de Octubre de 1957. Como he dicho más arriba, estaba en la gran empresa gestionando la franquicia CENO española; pero ya se veía cercana la convocatoria del Ministerio y había de­ cidido atenderla en cuanto se produjera. La convocatoria ministerial significaba el requerimiento para ocupar un cargo en la red de ingenieros de caminos afectos al Cuerpo Nacional de Ingenieros de Cami­ nos, Canales y Puertos. Había ya una generalizada tolerancia a conceder el “paso” a


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la categoría de “supernumerario” una vez tomada posesión del primer cargo; qui­ zás con ello se facilitaba la influencia de los ingenieros de caminos en las nacientes empresas constructoras. La riada me sorprendió en Madrid, ya casado y con una hija. Viví aquellos días con la natural inquietud, pero no sentí ninguna intención de intervenir en las campañas de ayuda que se promovieron en todas partes, incluso fuera de España. Sin embar­ go, muy pronto cambió mi actitud. 5. El Desplante. Los comentarios acerca de la penosa situación de la Ciudad se daban en los medios y también en las conversaciones entre amigos y compañeros. En una de ellas tenida en el lugar de trabajo, precisamente en el Departamento de Estudio e Investigación, un muy estimado compañero ingeniero aeronáutico de nombre Vicente Cudós se me dirigió así: “Vicente, los valencianos estáis exagerando la situación; el dinero de Valencia se está empleando en dotar de muy buenos hoteles a Palma de Mallorca y bastaría para remediar la situación creada por la riada”. A esta frase respondí airado diciendo que las riadas en Valencia, algunas de ellas presenciadas por mí, eran siempre muy dañinas y la del momento era más que extraordinaria y añadí: “Estoy en vísperas de tomar posesión de una plaza en el Estado y me parece que trataré de hacerlo del mejor modo para ayudar a Valencia, mi Ciudad”. Este episodio que pudo pasar por una discusión acalorada entre amigos, ha sido clave en mi modo de abordar mi actividad como ingeniero del Cuerpo nacional. Decidido a prestar mis servicios en Valencia y habiendo comprobado que la con­ vocatoria ministerial iba a tardar algo más de un año, pedí una plaza de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE) en Valencia. Ingresé al comienzo de 1958 en la oficina de Madrid del Departamento de Vía y Obras de RENFE, y allí permanecí hasta mediados de Marzo siguiente para tomar


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contacto con la organización del Departamento y conocer los problemas que en­ contraría poco después en Valencia. A Valencia me trasladé en la fecha susodicha y fui destinado en Vía y Obras de la 4ª Zona de RENFE que comprendía la región de Valencia, la de Murcia y parte de Albacete, la de Andalucía oriental, parte de Teruel y Zaragoza y, también, una parte de Tarragona. La verdad que mi trabajo iba a ser muy extenso y tendría poco que ver con la reconstrucción de la Ciudad. Pero lo hice con gusto y provecho porque aprendí muchas cosas de los ferrocarriles. Las actuaciones fueron rutinarias, pero me moví muchísimo y tuve ocasión de tomar una decisión muy comprometida con motivo de la avería de un puente en el tramo Vallada-Moixent que pudo impe­ dir el paso de importantes trenes. Cuando me despedí fui felicitado por ello por el Director del Departamento en Madrid. La despedida se produjo por haber recibido del Ministerio la convocatoria; pedí una plaza en Valencia y no la había. Tras varias gestiones opté por una plaza en Murcia, la disponible más cercana a Valencia. 6. La atracción. Era un nuevo paso atrás en mi propósito de ayudar a la recuperación de la Ciudad. Hasta el momento mi única acción en ese sentido, mientras operaba en Vía y Obras de RENFE, fue cooperar con un compañero en el proyecto y construcción de dos pasarelas sobre el cauce del río Turia: una frente a la antigua estación de los ferroca­ rriles de vía estrecha (pasarela recientemente destruida y sustituida por un magnífico puente) y otra todavía subsistente frente al complejo comercial de Nuevo Centro. El destino para el que fui nombrado era en la Confederación Hidrográfica del Se­ gura, concretamente en la Sección de Aguas. Mi cometido se centraba en el registro de los caudales circulantes por los diversos tramos de los ríos, en la policía del agua y de los cauces, en la previsión de avenidas, en la legalización de los usos del agua todavía pendientes de regularización y, pasado un tiempo prudencial para tomar buen contacto con los problemas de la cuenca, llevar a cabo la distribución entre los regantes y ayuntamientos de las aguas reguladas por los embalses recientemente construidos de Cenajo y Camarillas.


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Mi especialización, tanto en la Escuela como en el ejercicio profesional hasta ahora realizado, era la de proyecto y construcción de estructuras. No tenía ninguna ex­ periencia en el tratamiento de los problemas de aguas, aunque sabía muy bien que la región más problemática en tal materia era precisamente la de Murcia. De ahí que tuve que hacer un esfuerzo tremendo para no decepcionar la confianza de mis nuevos directivos. Me facilitaron todos los medios para ejercer labores tan novedosas, recibí asesora­ miento de expertos en derecho de aguas, conté con auxiliares entusiastas y bien informados y, sobre todo, mis iniciativas fueron bien atendidas. No ahorré esfuerzos en captar las necesidades del servicio a desempeñar y en los veintiséis meses vividos en Murcia aprendí muchísimo de lo requerido para la ges­ tión del agua; fue una auténtica conversión: la de un estructuralista en un gestor del agua. La clave la daba el Decreto de 23 de abril de 1953 que instauraba en Murcia y Alicante una revolución en la gestión del agua pública; encontré mucha acogida por parte de los regantes y de los municipios que veían en mi gestión el modo de culminar sus anhelos. No rehuí ninguna situación molesta, siendo quizás la principal la lucha para que el agua del río Segura no fuera captada subrepticia­ mente por pozos excavados dentro de su álveo de avenidas. Tuve que cerrar la maquinaria de pozos cuyos propietarios titulares eran muy notables y lo hice sin miedo por mi condición de forastero que deseaba regresar cuanto antes a su tierra. Justo en esos azarosos días recibí una propuesta de un compañero (con quien ha­ bía colaborado en la empresa madrileña en mis años de estudiante y becario) que ocupaba un muy alto puesto directivo en la Gerencia de Urbanización, entidad dependiente de la Dirección general de Urbanismo del Ministerio de la Vivienda; se trataba de redactar el proyecto de urbanización de un polígono de Valencia y más adelante dirigir la obra proyectada. Consulté con mis superiores y en pocas semanas recibí autorización del Ministerio de Obras Públicas para ello. Hoy esto sería impensable, pero en aquella época no éramos suficientes los ingenieros civiles y, por otra parte, en mi caso tal actividad (que llevé siempre en casa y con la ayuda


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de un estupendo equipo de técnicos) me ayudaba económicamente en una medida muy modesta, pero muy oportuna. El polígono a urbanizar, cuyo Plan parcial había redactado un prestigioso ar­ quitecto valenciano, se denominó erróneamente “Campanar” por su cercanía al pequeño pueblo de tal nombre, pero ocupaba el barrio de “Tendetes”, muy deteriorado por la riada, que hoy es un centro cívico de primer orden. En ese polígono, además de ubicarse la Estación de autobuses, el anterior hospital de la Seguridad Social “La Fe”, el llamado Nuevo Centro comercial, la Delegación del Ministerio de Obras Públicas y otros muchos edificios notables, como una añadidura y siguiendo instrucciones de la Gerencia, proyecté y construí la pri­ mera calle peatonal de la Ciudad, en la que hoy se ubican los dos centros del Prop ciudadano. Como podrá verse más adelante esta nueva experiencia me facilitó el camino para asumir responsabilidades en el campo del urbanismo. Lo bien cierto es que pude presenciar las fiestas falleras de 1961 como vecino de Valencia; la muy esperada creación en 1959 de las Comisarías de aguas en las zonas hidráulicas de la península ponía a mi alcance una plaza en Valencia y mi formación en Murcia era el mejor predicamento para pedirla y la casi seguridad para obtener­ la, como así sucedió. El primer Comisario de aguas del Júcar fue el ingeniero Juan Aura a cuyas órdenes me puse para entender en los problemas de aguas de los ríos situados entre el Pa­ lancia y el Ebro y, también, del río Cabriel; en el verano de 1962 tuve el encargo de gestionar una sequía muy severa en la cuenca del río Cenia y lo hice con un equipo técnico muy reducido, pero eficacísimo, consiguiendo increíblemente salvar las plantaciones plurianuales y dar abastecimiento a los cuatro municipios situados agua abajo del pantano de Ulldecona. Pocos meses después se produjo la muy esperada adjudicación de las obras deno­ minadas “Plan Sur” de Valencia. Se trataba de la mayor obra hidráulica programada hasta la fecha en España y constaba de dos partes principales: el desvío del río Turia hacia el Sur, dejando la Ciudad a su margen izquierda y la implantación de los


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colectore­s necesarios para impedir la inundación por lluvias de todo el suelo urba­ no. La constructora adjudicataria fue Cubiertas y Tejados y Ferrocarriles de Madrid, Zamora y Orense (en adelante, Cubiertas). Para mí constituyó una gran sorpresa que tal obra iba a estar bajo la dirección de Juan Aura, para lo que se le nombró inmediatamente Ingeniero Director de la Con­ federación Hidrográfica del Júcar. Dada la muy buena relación que había tenido con él, le pedí que propiciara mi traslado a la Confederación y con esa ayuda conseguí en Agosto de 1963 ingresar en dicho organismo. 7. La Tarea. ¡Por fin llegaba a Valencia pudiendo ayudar directamente a su restablecimiento! Cinco años desde que salí de Madrid para, sin darme cuenta, haber acumulado muchos conocimientos que había de necesitar para ello. Fui destinado a la oficina del Plan Sur, formando parte de la Dirección de la obra. Pero estaba todo en ciernes: a) Desde finales de 1957, a partir del evento de la Riada, para dirigir las accio­ nes de reconstrucción de la Ciudad fue designado por el Gobierno el Minis­ tro sin cartera Pedro Gual Villalbí. Se llevó a cabo un estudio acerca de la solución a adoptar entre las tres propues­ tas: la “centro” que recuperaba el cauce tradicional mejorándolo, la “norte” que desviaba el río por el norte de la Ciudad y la “sur” que lo hacía por el lado opuesto. Se adoptó la última y de ahí el nombre global de la acción: “Solución Sur” y se formó una comisión en la que participaban miembros de todas las admi­ nistraciones interesadas. Esta comisión la presidía el ministro, pero su gestor fue el ingeniero Salvador Aznar, a la vez Jefe de una sección de la Confedera­ ción.


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La Dirección de las obras fue asignada a tres ingenieros de la misma que por orden de competencia fuimos: Juan Sancho-Tello, yo mismo y José Ferrero. El proyecto que sirvió de base para la adjudicación de las obras era muy sobrio y no bastaba para la construcción; solamente marcaba los objetivos. b) Hubo que disponer una oficina especial para la dirección de las obras; se hizo en la calle de Albacete y se desmanteló al finalizar las que correspondían al cauce. c) La primera tarea fue completar el proyecto oficial con toda clase de datos para asegurar la función y la conservación de las obras. Tomas de muestras del terreno, ensayos en modelos reducidos, cálculos de nuevos elementos, especialmente drenajes, y muchísimos más. No había en España laboratorios que pudieran albergar el modelo reducido adecua­ do y hubo que apelar al que en Grenoble (Francia) poseía la Société Grenobloise d’études et applications hydrauliques(SOGREAH). El proyecto fue así completado y las dos principales modificaciones fueron la dis­ posición de un “salto” de poca altura cerca del pueblo de Chirivella para atenuar la pendiente del nuevo cauce (la del terreno es de 2,5 milésimas y resulta excesiva) y la cobertura del fondo con escollera de 400 Kg. para evitar la formación de fosas que hubieran provocado la ruina de cajeros. El comienzo de las obras se demoraba meses y meses; pedí al Ingeniero Director que me relevara de la Solución Sur y asignara un cometido en la gestión del agua. Así lo hizo y me asignó nada menos que el río Júcar, el principal y más extenso de la Confederación. Me sustituyó en la “Solución Sur” mi querido compañero José Soler Sanz quien in­ tervino hasta el final. No me voy a detener en la descripción del proceso construc­ tivo porque está perfectamente descrito por el propio Soler en cuanto a las obras y por mí en cuanto a los avatares burocráticos, económicos y políticos en un compact


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disc (CD) publicado hace siete años, conmemorando el L aniversario de la Riada, por la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos de la UPV, del cual se ha entregado un ejemplar a la Real Academia de Cultura Valenciana1. Los dos años que dediqué al río Júcar me sirvieron para conocer bien el papel del importante pantano de Alarcón, que se llenó entonces por primera vez, y los problemas generales de la cuenca a los que en buena medida logré atender. La supresión del brazo Este del río Júcar en la “isla” de Alzira (que pasó a ser su ave­ nida principal), la desecación de las marjales del río Vaca en Tavernes de Valldigna y la construcción de defensas contra avenidas en zonas urbanas fueron los episo­ dios más notables hasta que a mediados de 1966 fui propuesto para asesorar a la Alcaldía de la Ciudad en el tema de las obras de la “Solución Sur”. d) El motivo de la propuesta, presentado por el Alcalde Adolfo Rincón de Arel­ lano, era la carencia en las plantillas municipales de ingeniero de caminos y la evidente imposibilidad de crear a tiempo una plaza para remediarla. Por añadidura yo tenía un conocimiento muy reciente del proyecto y de sus problemas. Como las elecciones para renovar la mitad de los concejales estaban muy cerca propuso presentarme a las mismas por el “tercio” de corporaciones; así se hizo y fui elegido, de forma que en Febrero de 1967 tomé posesión del cargo de Teniente de Alcalde y Delegado de Urbanismo y Obras, encargándome además de la super­ visión por parte del Ayuntamiento del curso de la Solución Sur. Aunque puede parecer increíble, tal cometido no tenía retribución alguna. La única percepción que teníamos los concejales, por acuerdo voluntario tomado oficial­ mente, consistía en 2.000 pesetas/mes como compensación por no usar vehículos oficiales del Ayuntamiento y hacer nuestros desplazamientos con el propio de cada cual.

1

En la página web de la Real Academia de Cultura Valenciana, están disponibles las conferencias La política y la burocracia en el Plan Sur, por Vicente Fullana Serra, y Las obras hidráulicas del Plan Sur, por José Soler Sanz, contenidos en el referido CD editado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Valencia.


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Previamente, en Marzo de 1965 se había constituido el Grupo de colonización “Nuestra Señora de Gracia”por los arrendatarios de las tierras afectadas por el nuevo­ cauce. Con ello se llegó a un acuerdo total por el que la empresa Cubiertas ocuparía los terrenos necesarios para las obras del cauce. Y a partir de este mes se daba ya comienzo al cómputo de los 60 meses para la ejecución aquellas. En el mes de Agosto de 1967 pedí y conseguí el cargo de Sub-inspector de la 6ª Demarcación Regional de Obras Públicas que me daba mayor margen que el de la Confederación para atender los compromisos municipales. e) La descripción de mis actividades municipales en esa época sería muy prolija y llena de anécdotas sorprendentes; la tarea más enojosa era la tramitación de las licencias de edificación, que se hallaba en buena parte suspendida a causa de la adaptación a la desviación del río de los planes urbanísticos. La Ciudad era pensada por todos los que podían aportar ideas y se dio ocasión a modificaciones de enorme envergadura en los accesos por carretera, en calificación de espacios, en supresión de los 262 pasos a nivel de ferrocar­ riles que impedían una racional ordenación del tráfico rodado y al traslado de las industrias insalubres, nocivas y peligrosas al recientemente establecido polígono industrial de La Fuente del Jarro, en Paterna. Pero mi cometido principal era seguir la evolución de las obras y vigilar que se cumpliera el programa de la Solución Sur. Y en ese sentido he de señalar la constante atención a la marcha de aquellas y a las noticias que obtenía de la Dirección de obra. Hubo fuertes enfrentamientos con la Dirección General de Obras Hidráulicas y con el propio Ministro de Obras Públicas y resumiendo mu­ chísimo se puede decir que tuvimos un éxito rotundo en la desviación del río que fue inaugurada en Diciembre de 1969 y un fracaso importante en la finan­ ciación de los colectores de aguas pluviales, de los que solamente se construyó el Colector Sur. Cursé los dos años últimos de la Licenciatura de Derecho en la Universidad de Valencia y cesé como concejal de la Ciudad en Marzo de 1973. En Mayo de 1972 tomé posesión del cargo de Comisario de Aguas del Júcar.


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8. El Colmo. En Agosto de 1968 se creó por Decreto el Instituto Tecnológico Superior de Valencia, que integró la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Fue designado Comisario Director del Instituto el ingeniero de caminos Rafael Couchoud Sebastiá, quien visitó al Alcalde para pedir ayuda en la instalación del Instituto y, urgentemente, decidir la ubicación. Como delegado de Urbanismo fui inmediatamente requerido al efecto y, tras rápi­ da consulta con los letrados y los arquitectos municipales, se decidió por el terreno sito en el término de Valencia, lindante con el de Alboraia, que ahora es el Campus de Vera. Pocas semanas más tarde se planteó la adquisición y ocupación de los terrenos a cargo del Ayuntamiento (75%) y de la diputación provincial (25%). El trámite obligado era de expropiación forzosa y se me encomendó inmediatamente dada mi condición de delegado de Expropiaciones. Esta labor, siempre ingrata, fue ali­ viada por haber logrado indemnizar a la mayoría de los posesores de los campos en concepto de arrendatarios perpetuos, por haber admitido a otros que optaron por puestos de trabajo en el Instituto y por haber facilitado a algunos más terrenos cultivables en el Campo del Turia, términos de Casinos y Bétera, recientemente habilitados. Las Escuelas de Arquitectura y de Ingenieros Agrónomos tenían ya sus locales y no planteaban problema alguno; no así las de Ingenieros Industriales e Ingenieros de Ca­ minos. Para el primer curso que iba a empezar en aquel mismo mes se optó por ocupar aulas disponibles en los sótanos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, en el Paseo al Mar, donde hoy se ubica la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. Aquel primer curso semestral 1968-1969 era común a las cuatro escuelas y así continuaron los siguientes cursos hasta cambiar en 1972 al curso anual que era el habitual en los demás centros universitarios.


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Rafael Couchoud convocó en el despacho del Jefe Regional de Carreteras a los ingenieros que vivíamos en Valencia o sus alrededores y a los que de alguna manera tenían ocupaciones ahí. Acudimos casi todos los convocados y le escuchamos el plan que tenía para que la nueva Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Cami­ nos, Canales y Puertos empezara sus actividades en menos de una semana; los puestos de trabajo serían sin remuneración y paulatinamente se definirían todos los aspectos. De momento se trataba de solventar las clases del primer curso semestral. A mí se me encargó de las clases teóricas de una asignatura con la que no había tenido ningún contacto: Álgebra lineal y se me señaló y entregó un libro del autor francés Lentin Rivaud. Al mismo tiempo me ocupaba de las expropiaciones y formaba parte, represen­ tando al Ayuntamiento, del Patronato del Instituto que presidía el ministro Vicente Mortes, insigne ingeniero de caminos valenciano. He mantenido el contacto con el Instituto, poco después intitulado Universidad Politécnica, hasta ahora. Tras la asignatura inicial, he explicado muchas más: Análisis matemático, Funciones de variable compleja, Derecho administrativo, Mecánica racional, Urbanismo, Hidráulica e Hidrología, Obras hidráulicas, Tratamiento de vertidos de aguas, Riego y drenajes, Historia de la Ingeniería hidráulica, Gestión del agua para la agricultura, Ética de la investigación y Ética de la ingeniería civil. En Octubre de 1982 fui requerido para que optase por mi cargo como funcionario del Ministerio de Obras Públicas o por mi función como Catedrático de Hidráulica e Hidrología en la UPV, al ser declarada incompatibilidad de ambas ocupaciones. Opté por la Cátedra que había obtenido en 1976 tras un concurso-oposición muy reñido. Una vez investido catedrático de Hidráulica e Hidrología pedí una plaza de ámbito provincial (la de Director del Grupo de Puertos de la provincia de Valencia) que me permitía mayor dedicación a la cátedra que la tarea de Comisario de Aguas, de ámbito regional. Sin embargo, un año más tarde (en Octubre de 1983) fui requerido por el Direc­ tor General de Obras Hidráulicas para que reingresara en la administración como


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Ingeniero Director de la Confederación Hidrográfica del Júcar para cuatro objetivos principales: proyectar la presa de Tous derribada por una avenida en el año anterior, poner al día la tramitación y cobro de la tarifas de riego, atraer a los usuarios del agua revitalizando los órganos previstos en la Ley de aguas (Asamblea, Juntas de Explotación, Juntas de obra) y llevar a cabo la reposición de ingenieros que iban a jubilarse en su casi su totalidad en unos dos años. En Noviembre de 1983 tomé posesión del cargo de Ingeniero Director y una vez logrados los objetivos encomendados, pedí el reingreso en la UPV, se me concedió y reingresé en Enero de 1986. En este breve periodo de gran intensidad mantuve el contacto con la UPV actuando como profesor invitado en bastantes casos. En 1992 inicié los estudios de Licenciatura de Filosofía en la Universidad de Valen­ cia y los terminé en 1997, siendo una de las experiencias más agradables de mi ya larga vida. Para mí ha sido una enorme alegría dedicar mis fuerzas a la UPV y no he renuncia­ do nunca a dar mi modesta ayuda a los programas en que se ha pensado que podía colaborar o emprender como director. Alcancé la jubilación el 30 de septiembre de 1999 y la Escuela que dedicó una cena homenaje que me colmó de satisfacción; más tarde la Universidad me otorgó la condecoración más alta, que merecía mucho menos que otros compañeros que ya han marchado. En el entretanto, por iniciativa del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente, he sido nombrado profesor emérito y he seguido mis labores docentes siete años más. A partir de entonces colaboro con el Departamento y la Escuela esporá­ dicamente, pero sin dejar los habituales contactos. 9. Final. Este escrito, hecho en primera persona y a modo de confesión, me ha supuesto romper mi hábito de esconder mis zozobras, preocupaciones e ilusiones. Ha hecho falta la profunda amistad con uno de los compañeros más queridos de la UPV para


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decidirme y lo hago sin ánimo de ostentación; más bien al contrario, para que se vea que lo poco que haya hecho por la Ciudad ha sido a fuerza de sobresaltos, de hechos sentidos como frustraciones y dispuestos de manera que no se podía vis­ lumbrar su eficacia para lo que yo pretendía: la ayuda a la Ciudad.



Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

Alejandro Martínez Relanzón

La situación Político-Electoral de la provincia de Valencia en 1915


RECEPCIÓN:

18-07-2014

REVISIÓN:

14-10-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


LA SITUACIÓN POLÍTICO-ELECTORAL DE LA PROVINCIA DE VALENCIA EN 1915

Resumen: La situación política valenciana de 1915 se caracterizó por el dominio de los dos partidos mayoritarios del país (conservador y liberal) sobre toda la provincia. El republicanismo, que había dominado la capital durante la primera década de siglo, había ido perdiendo fuerza desde el abandono de Blasco Ibáñez, y el carlismo, pese a su peso electoral en la circunscripción, no tenía capacidad para enfrentarse a los dinásticos en el resto de la provincia. En este estudio, se analizan las circunstancias que determinaron este estado de cosas. Para ello, se aborda la dinámica política y electoral de los partidos políticos existentes en la provincia desde 1911, momento en que los dinásticos recuperaron el control municipal de la capital. En esta línea, se presta especial atención a las elecciones (municipales, provinciales y generales) habidas en este periodo, ya que son los resultados los que determinan el peso institucional de cada grupo político. Finalmente, se relaciona el contexto político resultante de los comicios con la creación, en enero de ese año, del Centro de Cultura Valenciana.

Palabras clave: Historia política, Restauración, elecciones, partidos políticos, valencianismo.


THE POLITICAL AND ELECTORAL SITUATION IN THE PROVINCE OF VALENCIA IN 1915

Abstract: The political situation in Valencia in 1915 was defined by the dominance of the major parties (conservative and liberal) over the whole province. The republicans, from the moment Blasco Ibáñez decided to step aside, started to lose their control over the city and Carlist supporters, although strong, did not have the capacity to overcome the two dynastic parties. This paper analyzes the political context in the province and the elections which shaped the political situation in 1915, starting from the moment when the dynastic parties recovered control of the town hall (November 1911). Under this scope, all the elections (municipal, regional and general elections) held during this period, are studied to understand the institutional weight or influence of each political group. Finally, the research analyzes the influence of this situation with the creation in January 1915, of the “Centre of Valencian Culture”.

Keywords: Political history, Restoration, elections, political parties, Valencianism.


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Poco se parecía la Valencia de 1915 a la olla republicana anticlerical de años atrás, aquella que dominada por las masas de seguidores de Blasco Ibáñez y Rodrigo Soriano había estremecido con su virulencia a todo el país. La ciudad había cambiado; el enfrentamiento entre sorianistas y blasquistas que había teñido de sangre las calles desapareció y de nuevo gobernaban en el Consistorio los defensores de la monarquía. Tal había sido el cambio, que de nuevo se escuchaba a los fieles recitar los domingos el rosario de la aurora. La ciudad se encontraba de manera excepcional en un periodo de relativa tranquilidad social y política que se podría fechar entre 1911 y 1917, los años que median entre los sucesos de Cullera y la huelga general revolucionaria iniciada precisamente en Valencia por ferroviarios de la UGT1. El sistema político imperante a principios de siglo XX era el que había proyectado tres décadas antes Canovas del Castillo para dar forma política a la llamada Restauración. La Constitución de 1876 estableció una soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, pudiendo éste último disolver las Cortes y llamar a quien estimase más oportuno para formar Gobierno2. Para evitar exclusivismos, se proyectó un sistema de turno entre los dos grandes partidos: el conservador y el liberal. Los dos, se alternarían consecutivamente en el poder, planificando con antelación el resultado electoral. El resto de los partidos, bien aceptaban la cuota parlamentaria ofrecida por el Gobierno en el encasillado previo a las elecciones o bien adoptaban una actitud de beligerancia acudiendo a las elecciones. Igualmente, los aspirantes

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La inestabilidad volvió al campo valenciano a partir de 1916. En mayo del siguiente año, como consecuencia de la negativa del gobierno a permitir la exportación de patatas, los municipios de l’Horta convocaron una huelga general que acabó en julio. Al mismo tiempo que esta acababa, comenzó en Valencia la huelga de ferroviarios que tradicionalmente se ha considerado como el comienzo de la huelga general revolucionaria de 1917. Alcázar, Joan. Temps d’avalots al País Valencià (1914-1923), Valencia, Diputación de Valencia, 1989, p. 264. El sistema político de la Restauración en: Varela, José, Los amigos políticos: partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración: 1875-1900, Madrid, Alianza, 1977.


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a diputado que quedaban fuera del encasillado (independientemente del partido al que pertenecieran) podían concurrir como candidato de oposición (algo que se dio en la provincia en más de la mitad de las ocasiones). Este último fue el caso de los republicanos de Valencia: Blasco Ibáñez concurrió como candidato de oposición al Gobierno durante más de quince años. Con respecto al grado de limpieza de estos comicios, hay que recordar que el sistema de la Restauración, pese a facilitar la representación de todos los grupos políticos de la sociedad, aseguraba la mayoría parlamentaria a los partidos “del régimen”: el conservador y el liberal. Para esto último, el Gobierno planificaba por adelantado el resultado final, interviniendo fraudulentamente en aquellos distritos en contra del candidato rival, sin que ello conllevara necesariamente la derrota de éste último. No obstante, en los pocos distritos donde el cuerpo electoral se había movilizado, como era el caso de las grandes ciudades, el Gobierno no tenía apenas capacidad para ayudar a su candidato. Precisamente el electorado de la ciudad de Valencia, como el de otras localidades de la provincia, estaba lo suficientemente movilizado como para no permitir una votación que no indicara la voluntad del cuerpo electoral. Prueba de ello fueron las mayorías consecutivas obtenidas en esta ciudad por los partidos republicanos enfrontados al régimen. Situación que motivó que la representación de la circunscripción de Valencia actuara durante unos años de cuña contra el propio sistema. Dicho esto, lo cierto es que desde que el régimen se puso en marcha allá por 1876, la dinámica política había evolucionado. Con la reforma electoral de Maura en 1907, los mecanismos electorales se actualizaron a los nuevos tiempos, motivando al mismo tiempo una disminución del fraude y de la corrupción3. Sin embargo, la regeneración política de la que esta reforma formó parte, se frustró con el retiro forzado del propio Maura y con la muerte en 1912, de Canalejas. Consecuentemente, los vicios del sistema, aunque en proceso de erradicación, continuaron hasta su extinción once años después.

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Ley Electoral de 1907 en Tusell, Javier. “Para la sociología política de la España contemporánea, el impacto de la ley de 1907 en el comportamiento electoral”, Hispania: Revista española de historia, 116, 1970, pp. 571-632.


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Por lo que se refiere a la representación política, los valencianos de la Restauración elegían en las urnas y por sufragio universal masculino a los representantes del Congreso, de la Diputación Provincial y de sus respectivos municipios4. En las elecciones al Congreso, a la provincia de Valencia le correspondían quince diputados, un cuatro por ciento del total del hemiciclo; tres por la circunscripción de la capital y doce por el resto de los distritos (Albaida, Alcira, Chelva, Chiva, Enguera, Gandía, Játiva, Lirira, Requena, Sagunto, Sueca y Torrente). Como el sistema electoral establecía distritos uninominales, los partidos procuraban presentar a un aspirante popular en el distrito, ya que el cuerpo electoral votaba al candidato más que al partido. Para la representación provincial, se realizaban elecciones a la Diputación, órgano político que representaba a la provincia. En estas elecciones se elegían 44 diputados, cuatro por cada uno de los distritos electorales dispuestos al efecto (Serranos, San Vicente-Torrente, Chiva-Carlet, Requena-Ayora, Enguera-Onteniente, GandiaSueca, Mar-Mercado, Chelva-Villar, Jativa-Albaida, Alcira-Alberique, Sagunto-Liria). Para las alcaldías cada distrito escogía a sus concejales durante los comicios municipales. Por el contrario, el alcalde podía ser escogido por el Rey (en la práctica lo hacía el Gobierno) de entre los concejales electos en los municipios mayores de seis mil habitantes. Aunque el uso de este recurso, se limitó a darse en las ocasiones en las que al Gobierno le interesaba por motivos electorales, cambiar al alcalde de la ciudad5. No obstante, si un partido obtenía la mayoría de concejales podía gobernar a placer, como fue el caso de los blasquistas en Valencia. En la ciudad de Valencia, la

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La designación de los miembros del Senado era diferente, ya que sus miembros no se elegían por sufragio directo. Los senadores se elegían por designación real (vitalicios), por derecho propio y por elección indirecta (podían votar únicamente los mayores contribuyentes, los Diputados provinciales, los concejales, Los Cabildos Metropolitanos, Universidades, Ministerios y determinadas Academias y Sociedades Económicas). Según la Ley municipal 2 Octubre 1877, el Rey tenía potestad de nombrar de entre los concejales electos el alcalde de las localidades con más de 6.000 habitantes y designar libremente a los de Madrid y Barcelona: “los Ayuntamientos elegirán de su seno a los alcaldes y Tenientes de Alcalde. El Rey podrá nombrar de entre los concejales, los alcaldes de las capitales de provincia, de las cabezas de partido judicial y de los pueblos que tengan igual o mayor vecindario que aquellas dentro del mismo partido siempre que no baje de 6.000 habitantes…”. Gaceta de Madrid, 4 de octubre de 1877. Durante la Restauración, debido al gran poder que desarrollaron los alcaldes en la manipulación de mesas electorales, determinados gobiernos designaron arbitrariamente a los acaldes en las localidades, mayores de 6.000 habitantes, con más de un rival en pugna electoral.


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representación recaía en cincuenta concejales divididos en nueve distritos (Centro, Audiencia, Universidad, Hospital, Misericordia, Museo, Ruzafa, Vega y Puerto). Los grupos políticos en la provincia de Valencia muestran con la llegada del nuevo siglo y a diferencia de los de la capital, un comportamiento similar al del resto de España. En los distritos rurales, a excepción del de Sueca, que respondía a un comportamiento semi-urbano puesto que incluía en él todo el barrio de Ruzafa, y del de Chiva, donde pesaba mucho el voto obrerista en Buñol, la política giró sobre los dos partidos dinásticos, el conservador y el liberal. En la ciudad por el contrario, fueron los partidos republicanos como la Conjunción Republicana de Dualde, el Partido Radical de Soriano y sobre todo la Fusión Republicana de Blasco Ibáñez, los partidos que canalizaron la gran parte de la representación durante los primeros años de siglo. A su hegemonía se opusieron una variedad de rivales; por un lado los candidatos gubernamentales del partido conservador y del liberal y por el otro, la reacción conservadora representada por la derecha más tradicional: la Liga Católica y los carlistas. Los partidos políticos regionalistas, en periodo de gestación, tardarían aún algunos años en lanzarse al ruedo electoral. Eran por tanto dos, el partido conservador y el liberal, los que llevaban junto al Gobernador Civil, el peso de la política provincial6. De hecho, estos eran parte de las organizaciones nacionales que controlaban el Gobierno y el propio sistema. Estos dos partidos, a diferencia de los partidos de masas característicos de los sistemas democráticos, eran partidos de cuadros o de notables que se nutrían de las personalidades más destacadas del momento, quienes por lo general representaban al poder económico y territorial7.

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Política valenciana durante la Restauración en: Yanini, Alicia. Elecciones caciquiles en la provincia de Valencia: política y sociedad entre 1876 y 1901, Valencia, Universitat de València, 1983; y Aguiló, Luís, Sociología electoral valenciana (1903-1923), Valencia, Universidad de Valencia, 1976. Entre las profesiones de los diputados dinásticos, las más habituales eran las de comerciantes, empresarios, banqueros y sobre todo abogados, ya que éstos últimos constituían más de la tercera parte del total de diputados. Martí, Manuel “La societat valenciana de la restauració (1875-1914): Estabilització del domini burgues i contestació renovada”, Historia del País Valencià, Vol. 5, ed. Pedro Ruiz, Valencia, Universitat de València, 1990, pp. 137-166


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Estructura y dinámica de los partidos políticos valencianos hasta 1915: Los dos partidos dominantes, el conservador y el liberal, se caracterizaron por responder a una estructura interna de cuadros y piramidal. En el partido conservador de Valencia se situaba en lo alto la Junta Directiva y la Provincial y por debajo el Directorio, la Junta Municipal de Valencia y la Junta del Casino Central8. La primera, la formaban todos los senadores o diputados con residencia en Valencia, el presidente de la Diputación, el vicepresidente de la Comisión provincial y los miembros del partido que hubieran sido alcaldes de la ciudad. Esta junta ratificaba los acuerdos tomados por el Directorio, aprobaba las propuestas y designaba los candidatos previamente elegidos por el mismo. No obstante, la responsabilidad de esta junta era más teórica que práctica, ya que apenas se reunía. Poco más lo hacía la Junta Provincial, formada por los miembros de la Junta Directiva que eran o hubieran sido senadores o diputados por la provincia de Valencia. Esta junta se limitaba a designar los miembros del Directorio. Éste, compuesto por cinco miembros más un presidente honorario, era el auténtico órgano ejecutivo del partido en la provincia. El Directorio asumía todas competencias electorales (como proponer candidatos) y de organización. El nivel local de esta estructura correspondía a las Juntas Municipales. Por tanto, era el Presidente del Directorio el que ejercía el poder del partido. Sin embargo, esta jefatura no evitó las continuas batallas internas dentro del Partido Conservador. A finales de siglo XIX silvelistas (liderados por Llorente y el Marques de Montortal) y canovistas (liderados por el Marques de Casa Ramos) se enzarzaron en una disputa que a punto estuvo de partir el partido en dos. En el nuevo siglo, la división del partido continuaría aunque esta vez las facciones eran distintas: por un lado los “rebeldes” de Llorente y por el otro los “oficialistas” de Lázaro, hombre de Maura en Valencia. Tras la retirada definitiva de Llorente en 1905, Antonio Lázaro se convirtió en el nuevo jefe provincial debido al apoyo de Maura. Al caer éste último, ocupó la jefatura el Marques de Cáceres, quien más influyó en el partido hasta 1916, momento en que Hernández Lázaro adquirió protagonismo. En la otra gran agrupación del sistema turnista, las aguas no bajaban menos revueltas. El partido liberal valenciano, se caracterizó por la continua fragilidad y falta de 8

“Bases de reorganización del partido conservador de Valencia, y reglamento para el régimen y gobierno del mismo”. Archivo Maura, carpeta 479/9.


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cohesión entre sus miembros. Los liberales valencianos del principio de la Restauración (entonces constitucionales), se dividieron entre la corriente de Villarroya y la de Ruiz Capdepón. Aunque fue éste último el que gracias a su influencia en Madrid agrupó en torno suyo al grueso del partido. Su efectivo liderazgo, estableció los pilares de las estructuras fusionistas de la provincia, que gozarían de una relativa buena salud durante la última década de siglo. No obstante, con la retirada de Ruiz Capdepón, el partido liberal liderado ahora por Sapiña, se dividió en dos sectores: Moretistas y Monteristas. Los primeros se agruparon en torno a Sapiña y a su portavoz de prensa El Noticiero, y los segundos en torno a El Correo. A estas divisiones había que añadir además la demócrata-canalejista, facción que se situaba a la izquierda de los primeros. La pujanza de la corriente democrática, confirmada con la llegada al poder de Canalejas, motivó la pérdida de influencia de Sapiña que optará en ese momento por retirarse de la política activa. A partir de entonces, fue el senador y exdiputado Ramón Castro, el que tomó el rumbo del partido. Otro grupo político activo en Valencia eran los mauristas. Su origen data de enero de 1914 cuando un grupo de incondicionales de Antonio Maura, que acababa de verse obligado a abandonar el partido conservador, formaron el Círculo Instructivo Liberal Conservador Maurista. Tras este centro, los mauristas valencianos fundaron otros en Utiel, Torrente, Carcagente, Canals y Montaverer. La organización maurista de la provincia, siguiendo las líneas de acción marcadas por el Comité Central de Acción Maurista en Madrid, giró en torno al Barón de Vallvert, Presidente del comité provincial y hombre clave del maurismo valenciano9. El mismo Barón financió el diario Libertad Conservadora, que ayudó a difundir el maurismo por varios pueblos de la provincia. La característica más significativa entre los miembros de este partido fue la admiración a Maura (quien por razones de Estado no se integró en el partido) y su proximidad con las facciones más derechistas del espectro político. Durante el periodo electoral, los mauristas desarrollaron una actividad de propaganda electoral similar a la empleada por los partidos de oposición dinástica, es decir los carlistas y los republicanos, distribuyendo sus “comités electorales” por todos los barrios de la ciudad10. La dirección del partido estaba constituida por el senador Elías Tormo como Presidente Honorario provincial, el Barón de Vallvert como Presidente del Comité provincial y José Alberola como vicepresidente. Libertad Conservadora, 18 de julio de 1914. 10 Un ejemplo lo tenemos en las elecciones de 1914. El comité del distrito electoral de la Sangre, reunió a 13 interventores más otras 15 personas que se pusieron a disposición del comité. Ibídem, 4 de julio de 1914. 9


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Mayor peso político que los mauristas tuvieron los carlistas valencianos. Ellos fueron junto a la Liga Católica, quienes se enfrentaron sin éxito al republicanismo en la década de su mayor apogeo (1899-1910). En 1910, el jefe delegado de la región valenciana (que abarcaba también las provincias de Castellón y Alicante) Bartolomé Feliú, decidió sustituir con afán de renovar el viejo partido carlista, al histórico jefe regional Polo y Peyrolón por el joven Manuel Simó11. Las nuevas bases, redactadas por Martín Mengod, establecieron un organigrama para el nuevo partido legitimista basado en la autoridad del jefe delegado de la región y la del jefe provincial. Bajo su mando se situaba la Junta provincial, encargada de la organización del partido en la provincia12. Por debajo de ella se situaban las Juntas de distrito, las municipales y por último las de distrito municipal. Especial atención merecieron también los Círculos, erigidos como elemento de cohesión y las Juventudes para quien se puso al frente a un joven prometedor llamado Luís Lucia Lucia (futuro pilar de la derecha valenciana). Junto a los carlistas, el otro grupo de esencia exclusivamente católica con presencia política en Valencia fue la Liga Católica13. Creada por el Barón de Llaurí en 1901, la Liga Católica significó la reacción a la política anticlerical que seguían los republicanos blasquistas desde el Consistorio. De hecho, durante la primera década del siglo, basó toda su política en combatir las candidaturas republicanas, ya fuera apoyando a los carlistas como a los conservadores. No obstante, los problemas para la Liga venían desde el Partido Conservador, al considerar este que las candidaturas presentadas por la Liga eran perjudiciales pues estas dispersaban el voto de la derecha14. A partir 1911, tras la pérdida de poder municipal de los republicanos, la

Bases de reorganización política del Partido Legitimista, en El Guerrillero, 19 de marzo de 1910. Al no aparecer éste en el organigrama de organización política de las bases, se ha excluido al Pretendiente dinástico a quien en teoría se subordinaban todos los miembros. 13 El tercer grupo lo podrían haber formado los integristas, pero éstos, tras el fracaso electoral en la municipales de 1895 y ante el potencial del carlismo en Valencia, prefirieron echarse discretamente a un lado y concentrar de este modo el voto católico en las candidaturas conjuntas de la Liga y el Partido Legitimista. Magenti, Silvia, Política y políticos en la Valencia de la Restauración, 1898-1914, Valencia, Universitat de València, 1996, p. 253. 14 “Desde que entró en política activa la Liga, y van ya dos elecciones de diputados a Cortes, Valencia no ha podido llevar al Congreso ningún representante de los intereses conservadores…caso sin precedentes desde la Restauración. ¿Dónde está esa influencia tan beneficiosa? Las Provincias, 5 de septiembre de 1905. 11 12


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actividad de la Liga disminuyó aunque mantuvo a sus miembros más destacados en primera línea política. Entre ellos cabe destacar a Rodríguez de Cepeda, al Barón de Terrateig (cuyo domicilio se convirtió en blanco predilecto de los petardos blasquistas) y especialmente a Pérez Lucia, uno de los fundadores del Centro de Cultura Valenciana en 1915 y candidato de Unión Valencianista tres años después. En el otro lado de espectro político valenciano se encontraban los republicanos. Su importancia en la ciudad venía de lejos. De hecho, Valencia había sido un foco destacado del republicanismo durante el sexenio revolucionario (1868-1874). Tras la reimplantación del sufragio universal en 1890 los republicanos valencianos se convirtieron en el grupo con mayor apoyo electoral, obteniendo ya en 1891 la mayoría de los sufragios de la ciudad15. No obstante, el punto de partida a la hegemonía republicana en la capital puede considerarse 1897 al fusionarse los republicanos históricos de Vicente Dualde con los jóvenes radicales encabezados por Blasco Ibáñez16. El partido Fusión Republicana, que pronto Blasco controlaría, se convirtió a partir de 1899, en la fuerza hegemónica de la capital. Sin embargo, su radicalidad y demagogia provocaron que un largo número de republicanos se opusieran a él, algunos tan destacados como Vicente Dualde, antiguo compañero de candidatura de Blasco y futuro Presidente de Lo Rat Penat17; Francisco Castell, director de El Mercantil Valenciano; Lluís Mezquita, cronista oficial de la ciudad y miembro fundador del Centro de Cultura Valenciana; Juan Feliu, jefe de los federales históricos, Aurelio Blasco Grajales, republicano histórico y exdiputado, Camilo Navarro Reverter, Isidro Cañizares o Eduardo Llagaría entre otros. Todos ellos, contrarios al republicanismo blasquista, se agruparon en torno a la moderada Concentración Republicana, representada por las candidaturas de Dualde y de Escuder. La Concentración, al contrario que la Fusión de Blasco, representó durante su corta vida un cierto republicanismo “de orden” que poco tenía que ver con la demagogia blasquista. La rivalidad entre Las candidaturas más votadas fueron la de Cervera de la Conjunción Republicana y Pi i Margall por parte de los Federales. La renuncia al acta de Pi, al haber obtenido el acta también por Barcelona, motivaría que el liberal Carlos Téstor consiguiera su escaño. 16 En sus primeros años, Blasco utilizaba un discurso extremo: “No es en el Parlamento donde debe buscarse el remedio de nuestros males y la supresión de la actual farsa política. El lugar adecuado son las calles de las grandes ciudades, donde se ha resuelto siempre los problemas políticos de un modo radical y se ha acelerado el progreso por el único procedimiento lógico”. El Pueblo, 11 enero 1895, en Smith, Paul, Vicente Blasco Ibáñez: Contra la Restauración, Periodismo político (1895-1904), Madrid, Nuestra Cultura, 1978, p. 16. 17 Vid. Martínez Roda, Federico, (Dir.), Historia de Lo Rat Penat, Lo Rat Penat, Valencia, 2000. 15


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las dos facciones republicanas no llegó a la violencia. Aún así, el candidato de la Concentración en 1901 José María Escuder, dejó clara su posición ante el populismo que representaba el partido de Blasco Ibáñez: “Se mezcla con lo más abyecto de la masa, remueve el cieno, agita el odio, adula a la plebe, atiza la discordia, interpreta el lenguaje vil del populacho, rastrea por las sentinas…Las masas en España no están a la altura de las circunstancias. Inconscientes, sin voluntad y sin criterio, se dejan llevar, se dejan traer, y van donde las arrastra el que las adula o las engaña”18. Completando la representación republicana de comienzos de siglo, se encontraban el Partido Reformista de Gumersindo de Azcárate y Melquíades Álvarez, partido al que fueron a parar la mayoría de miembros de la Concentración tras su disolución en 1901. A él pertenecieron ilustres valencianos tales como Gil y Morte, Presidente del Colegio de Médicos de Valencia y diputado por Sueca o Luís Simarro, prestigioso neurólogo español y Gran Maestre del Gran Oriente Español. La representación republicana la completaban el Partido Republicano Federal y el Partido Republicano Gubernamental, ambos sin peso alguno. Mientras, la Fusión Republicana se convirtió en el partido con el apoyo mayoritario de la ciudad. Su organigrama estaba formado por varias juntas municipales, supervisadas por una Junta provincial que a la vez estaba bajo el control teórico de la Unión Republicana de Nicolás Salmerón (partido creado en 1903 con el objeto de representar a todos los partidos republicanos de la nación). Ese mismo año, la Fusión Republicana se resintió profundamente con la escisión de Rodrigo Soriano, lugarteniente de Blasco y como él diputado en Madrid. La crisis en el partido fue especialmente grave debido a la creación por parte del rebelde del Partido Republicano Radical, que llegó a superar en votos a la propia Fusión. El enfrentamiento político transcendió a lo personal y ambos partidos se enzarzaron en una espiral de violencia fraticida en la ciudad que duró hasta que Blasco, harto de esta lucha, decidió abandonar.

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El Mercantil Valenciano, 23 de febrero de 1899.


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En 1908, una vez retirado Blasco Ibáñez, los miembros de Unión Republicana (UR), decidieron refundar el partido en uno totalmente independiente con el nombre de Partido de Unión Republicana Autonomista (PURA)19. El nuevo partido basó su programa en tres medidas concretas. La primera era la laicización de la sociedad: separación Iglesia-Estado, libertad de cultos, secularización de cementerios, obligatoriedad de matrimonio civil, supresión del presupuesto del culto y clero y la disolución y expulsión de las órdenes religiosas. La segunda, la reforma de la administración regional con la obtención de la autonomía municipal y regional. Y la última, mejorar las condiciones económicas del país, esgrimiendo para ello un mensaje interclasista. La independencia del PURA duró apenas un año. En 1909, tal y como ya se había previsto en los estatutos, el partido se coaligó junto al Partido Radical Español (PRE) de Alejandro Lerroux, quien tras el abandono de su amigo Blasco Ibáñez, se había convertido en el líder del republicanismo radical español20. No obstante el romance político de Azzati, nuevo jefe del PURA, y Lerroux duró solo un par de años. Azzati no perdonó al líder radical que no le defendiera en el Congreso de las acusaciones que le señalaban como instigador de los violentos sucesos de Cullera21. Tras este episodio, Azzati, Barral y el núcleo de El Pueblo, abandonaron el partido de Lerroux. No lo hicieron así los miembros de la junta municipal, que liderados por Beltrán prefirieron permanecer en el PRE. Tras los malos resultados obtenidos en las elecciones de la Diputación Provincial de marzo de 1913, las principales corrientes republicanas existentes en Valencia; los blasquistas-lerrouxistas de Beltrán, los blasquistas de Azzati reunidos en torno del diario El Pueblo, los radical conjuncionistas de Soriano y los reformistas seguidores de Melquíades Álvarez, pactaron la unión de los principales partidos republicanos Magenti, Silvia, Política y políticos en la Valencia de la Restauración, 1898-1914, Valencia, Universitat de València, 1996, pp. 808-817. 20 Azzati, reconoció a Lerroux en 1909 como jefe indiscutible del republicanismo nacional. Un artículo suyo que data de 1909 muestra las nuevas directrices que el nuevo líder blasquista pretende trazar: “Las energías del partido republicano, mejor diríamos, de las masas españolas, han encontrado un cauce y un jefe: el primero, con la constitución del partido republicano radical, el segundo, con la figura que lo acaudilla: Alejandro Lerroux.” Azzati, F. “Orientaciones” en El Pueblo, 19 de noviembre de 1909. Cit. en Alos, Vicente, Félix Azzati, Valencia, Diputación de Valencia, 1997, p. 180. 21 Las violentas revueltas en el campo durante el año 1911, culminaron con el asesinato en Cullera de un juez municipal en septiembre. Azzati, que había instigado con sus artículos a la rebelión (o al menos de ello se le acusaba desde la derecha) tuvo que huir a Francia. Los sucesos de Cullera en: Pérez, Santiago, Cullera, 1911, La protesta d’un poble, Benicull del Xúquer (Valencia), 7 i mig, 1999. 19


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valencianos bajo la Unión Republicana22. El acuerdo preveía que cada agrupación conservara su autonomía doctrinal y su disciplina dentro de las organizaciones políticas nacionales. Pero la unión apenas duró. En septiembre de 1913 Melquíades Álvarez ordenó a los reformistas valencianos Cuber, Cervera y Gil y Morte abandonar la coalición. Sin la presencia reformista, el grueso del republicanismo valenciano concurrió unido a los comicios municipales de noviembre. Pero los resultados sin ser malos, al igual que 1911, otorgaron la mayoría a los monárquicos. Poco más tarde, las desavenencias entre los coaligados se hicieron evidentes y primeramente los conjuncionistas republicano-socialistas y posteriormente los lerrouxistas del PRE abandonarían la unión:23 “Señor presidente accidental de la Junta municipal del partido Unión Republicana: Apenados por el lamentable espectáculo que en la lucha que se avecina estamos dando los republicanos con nuestras divisiones, hoy más que nunca censurables, por haber sentido los latidos de la opinión que no en lejanos mítines se mostró partidaria decidida y entusiasta de la UNION, y no encontrándonos por otra parte con alientos para luchar contra estimados correligionarios, dimitimos nuestros cargos y nos damos de baja en el Partido, continuando sólo como republicanos, mientras tanto continúe este estado de cosas. Por encima de todas las decisiones, los republicanos tienen un sagrado deber que cumplir, y es el de salvar con su coto y con su esfuerzo al que por defender nuestros ideales está perseguido y expatriado, deber que realizaremos cumplidamente. Valencia 24 febrero 1914.- Juan Barral, José Suay, Mariano Guillot, Julián Llopis, Juan Gíomez, José Cano, Américo Montoso,Vicente Gil Roca, Ginés Martínez,Vicente Olmos.” En marzo de 1914 la desunión era un hecho, los comicios generales de ese mes presentaron a los republicanos divididos en tres candidaturas diferentes (UR, CRS y el PRE), lo que motivó una derrota histórica en la circunscripción. Por tanto, tal y como se comprueba en los comicios realizados en este periodo, la desunión fue quizás la característica más significativa del republicanismo valenciano a mitad de la década de los años diez. 22 23

El Mercantil, 25 de mayo de 1913. La Voz de Valencia, 2 de marzo de 1914.


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La representación política valenciana se amplió con la aparición de candidaturas eminentemente valencianistas a partir de los primeros años de nuevo siglo. El discurso de Faustí Barbera «De regionalismo i valentinicultura», marca el inicio de un movimiento basado en la demanda del derecho al autogobierno de las tres provincias valencianas y la defensa de la lengua propia. Su primer paso fue la creación en 1904 de Valencia Nova, entidad política que nació con el ánimo de encauzar estas demandas. Tres años después, la nueva entidad se postuló como alternativa política a raíz de la ampliación de la Solidaritat Catalana de Salmerón a Valencia. El intento solidarista llegó a Valencia con el deseo de aglutinar a una amplia representación de grupos políticos de oposición al sistema, para poder así obtener un triunfo electoral similar al alcanzado por esta en Cataluña. Para ello, se aprovechó la celebración de una Asamblea Regionalista para la conmemoración de la pérdida de los fueros que aglutinó no solo a los valencianistas del Centre Regionalista (nuevo nombre para Valencia Nova24) y de Lo Rat Penat, sino que también a grupos tan diversos como los carlistas y los sorianistas. No obstante, el movimiento no contó con el prócer del valencianismo cultural Teodoro Llorente, que se negó a involucrarse en un movimiento que tenía un implícito matiz político25. En contra, la plataforma tuvo a los blasquistas, que al igual que sus compañeros lerrouxistas de Barcelona mostraron una oposición frontal. Tras una accidentada campaña y tras el abandono del partido de Soriano, la Solidaritat llegó a las elecciones únicamente con los valencianistas y los carlistas de Manuel Simó, un apoyo que se reveló insuficiente para cosechar un buen resultado electoral. Tres años más tarde, aprovechando el importante tirón mediático de la Exposición Regional Valenciana26, el Centre decidió presentarse en solitario a las elecciones municipales de la capital de 1909. Para ello presentó a Josep Mª Olmos, a Francesc

Magenti, Silvia, op. cit., p. 795. El prócer conservador dejó claro que con su valencianismo no pretendía actuar en detrimento de la unidad de España, “la diferencia de criterios entre los poetas valencianos, que al glosar las glorias del antiguo Reino no aspiramos a restablecerlo en daño a la unidad española, y los poetas catalanes –muchos de ellos sino todos– es que trabajan por la autonomía de Cataluña” Llorente, Teodoro, Epistolari Llorente, t. I: Cartes de llevantins (1861-1900), Barcelona, Biblioteca Literaria de l’Oficina Romantica, 1928. p. 194. 26 La Exposición, organizada por el Ateneo Mercantil y sufragada por el Estado y por varios hombres de negocios de los que destacaba Tomás Trenor, se concibió como una feria de gran alcance donde centenares de empresas promocionarían sus innovadores productos. Los sucesos de Barcelona unidos a la guerra del Rif motivaron el relativo fracaso de la exposición que se prorrogó un año más con la etiqueta de Exposición Nacional. 24 25


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Martínez i Martínez y a Manuel Oller (este último candidato de la Liga Católica revestido de valencianista). Pero la defensa que desde ciertos sectores de la política valenciana se hacía del valencianismo, motivó que el primer intento electoral del valencianismo político fuese un auténtico fracaso. Uno de los grupos valencianistas más activos fue la Joventud Valencianista, entidad creada en 1908. La Joventud, de espíritu más nacionalista y renovador que el Centre, basaba su ideología en la afirmación de la personalidad nacional de la región valenciana, entendiéndose ésta como la herencia del antiguo Reino de Valencia, que incluía Castellón y Alicante. Apoyados en su órgano de presa, el semanario dirigido por Miquel Durán i Tortajada27 Patria Nova, los miembros de la Joventud propagaron un ideario basado en un nacionalismo de principios lingüísticos. Entre sus demandas estaban la exigencia de la oficialidad de la lengua valenciana, la ampliación de la autonomía, la obligatoriedad de emplear en la administración local únicamente a individuos valencianos y el restablecimiento del derecho foral28. De entre sus miembros cabe destacar a algunos tan ilustres como Ignasi Villalonga i Villalba, Enric Navarro i Borràs o Adolf Pizcueta i Alfonso. No obstante, el valencianismo político no consiguió triunfar en su puesta en marcha como partido político. En este sentido, no hay que olvidar que candidatos de otros partidos recogieron en sus programas algunas de las aspiraciones del valencianismo. Apoyo electoral y peso institucional de los grupos políticos valencianos: Como se ha comentado previamente, la representación política en las instituciones derivaba de los comicios realizados para cada una de ellas: elecciones municipales, provinciales, nacionales. De ellas, eran las elecciones municipales y sobre todo las de Diputados a Cortes, las de mayor participación del cuerpo electoral29. Aún así, Miquel Durán fue un destacado periodista de la primera mitad de siglo XX. Miembro fundador de València Nova y la Joventud Regionalista Valenciana en 1908 y de la Joventud Valenciana un año después. Igualmente fue fundador y director de la publicación València Nova, Lo Crit de la Pàtria, Renaiximent, y colaborador de València (19131914) y Pàtria Nova (1915-1923). Fue director del Diari de Sabadell. 28 Cucó, Alfons, El valencianismo político: 1874-1939, Barcelona, Ariel. 1977, p. 80. 29 Algunos comicios a Diputados en la circunscripción de Valencia llegaron a alcanzar el setenta por cierto de participación. Las dos elecciones con más participación en la circunscripción fueron las de 1907 en las que la lucha entre Soriano y Blasco motivó una participación del 67%, y la de 1918 donde la campaña republicano-socialista a favor de la liberación de los presos provocó un porcentaje del 73. ACD, Serie documentación Electoral: 121 núm. 45 y 129 núm. 45. 27


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en la mayoría de los distritos de la provincia, se pudo llevar a cabo el turnismo entre los dos grandes partidos. De hecho, entre los años 1900 a 1914 (últimos comicios anteriores a 1915), el partido conservador y el partido liberal se turnaron en cada elección alcanzando el 77% de las actas, tal y como se puede observar en el Gráfico 1. Gráfico 1

Elaboración propia a partir de ACD, Serie documentación Electoral: 115, 117, 119, 121, 123 y 125 núm. 45.

En el mundo rural, la característica más significativa fue la amenaza republicana en los distritos con presencia industrial. En los distritos de Chiva, Torrente, Sagunto y Alcira, esta presencia obligó a los candidatos monárquicos a esforzarse más de lo que hubieran deseado durante la campaña electoral. Las candidaturas republicanas en estos lugares se consensuaron entre blasquistas, reformistas y lerrouxistas, mientras que los sorianistas apenas intervinieron al no tener presencia en el mundo rural. Del resto de la provincia mención aparte merece Sueca. La presencia del barrio de Ruzafa en este distrito y el peso del republicanismo en las localidades de la Huerta Sur (sur de la capital), motivaron que el republicanismo constituyera la principal fuerza electoral del distrito. El entonces candidato de Concentración Republicana Gil y Morte, obtuvo el acta por este distrito en 1903 y el blasquista Adolfo Beltrán hizo lo propio en 1907. En la capital de la provincia, la situación electoral presentaba mayor dinamismo. El extraordinario dominio republicano en la ciudad en la primera década de siglo


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(donde éstos obtenían las tres actas de la ciudad) no volvió más a darse. Las elecciones de 1910 sirvieron como punto de partida para la recuperación monárquica. Los partidos monárquicos se reunieron ese año con el fin de presentarse en una sola candidatura para así aumentar sus posibilidades de obtener el acta. El candidato escogido fue el alcoyano Puig y Boronat, liberal católico muy respetado en Valencia, que obtuvo no solo el apoyo del partido conservador, sino también del carlista y el de la Liga Católica30. De este modo, un candidato monárquico pudo, después de diez años, obtener un escaño por la capital. No obstante, el punto de inflexión del apoyo mayoritario valenciano al republicanismo vino un año después. Exactamente el 19 de septiembre de 1911. Ese día, varios incontrolados blasquistas liderados por el “Chato de Cullera”; asesinaron brutalmente al juez municipal de la vecina localidad de Sueca, desplazado a Cullera para poner orden en los violentos disturbios que se estaban desarrollando en la localidad a causa de la huelga general. La conmoción que generó la noticia fue aun mayor por el hecho de que desde El Pueblo, se había estado incitando al desorden los días previos a la tragedia, por lo que inmediatamente tanto Azzati (que tuvo que huir a Francia) como la plana mayor del diario blasquista se convirtieron a los ojos de la gente como responsables. El temor que provocó este episodio entre la burguesía valenciana motivó que en las elecciones municipales de noviembre (tan solo un mes después) el blasquismo, por primera vez en una década, perdiera la mayoría31. En esta situación se llegó a 1913, año en el que se eligieron los diputados provinciales y los concejales de la ciudad responsables de la gestión y aprobación del Centro de Cultura. Los republicanos comenzaron ese año esperanzados. Las gestiones de Gil y Morte para terminar la luchas entre facciones y crear un frente común parecieron cristalizar durante la campaña de las elecciones de Diputados Provinciales de marzo de 1913. Blasquistas del PRE y sorianistas del CRS enterraron sus diferencias y prepararon una campaña conjunta. Ante la sorpresa general, se vio por primera vez en la ciudad a candidatos de ambas tendencias compartiendo Como muestra de este apoyo, el Presidente de la Liga Católica el Barón de Llaurí animó a sus correligionarios a votar por la candidatura liberal: “la candidatura del Sr. Puig y Boronat, la cual, patrocinada por todos los elementos de orden, ofrece, con las más grandes garantías de éxito, la mayor suma de posibilidades para realizar un positivo daños a los adversarios” Las Provincias, 3 de mayo de 1910. 31 La Coalición monárquica obtuvo diecisiete concejales, los blasquistas nueve y los sorianistas ninguno Diario de Valencia, 13 de noviembre de 1911. 30


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escenario. El hecho ocurrió en el trinquete Pelayo, donde Adolfo Beltrán (que al final no acudió a causa de una enfermedad) compartió cartel con sus antiguos rivales Taroncher y Mileto. Esta alianza republicana se completó con la presencia del reformista Gil y Morte y la del socialista Francisco Sancho. No obstante y pese a la unión, los resultados electorales en las elecciones de la Diputación, que ese años se daban para la renovación de los distritos de Serranos, San Vicente – Torrente, Chiva Carlet, Requena – Ayora, Enguera – Onteniente y Gandia – Sueca, fueron para los republicanos un fracaso. Únicamente en el distrito de San Vicent-Torrente, logró un candidato republicano (Mateu) el escaño. El resto de los veintisiete escaños en juego fueron a parar a manos de conservadores y liberales, con la excepción de las tres actas obtenidas por jaimistas, ligueros y legitimistas32. Por su parte, los comicios municipales de noviembre venían a confirmar si la derrota republicana dos años atrás fue un tropiezo temporal, o si por el contrario la tendencia conservadora adoptada por la ciudad era una realidad. Los comicios se prepararon con semanas de antelación entre las candidaturas concurrentes. Los republicanos acudieron en candidaturas conjuntas en la mayoría de localidades de la provincia y ello les permitió pese a al discreto apoyo, obtener un buen resultado. En la ciudad de Valencia el apoyo se repartió casi por igual entre las dos coaliciones. Según el Diario de Valencia, los monárquicos obtuvieron tres mil votos más que los republicanos y según El Pueblo, estos consiguieron unos cientos más que los primeros. Sea como fuere los republicanos lograron once concejalías, una menos que los monárquicos. En el resto de la provincia, fue significativa la victoria republicana en Sueca, localidad desde la que salió el juez asesinado dos años antes de los desgraciados disturbios. Las candidaturas republicanas también fueron las más votadas en Gandía, Burjasot, Tavernes de Valldigna, Algemesí y Utiel33. En el resto de localidades mayores de seis mil habitantes, la victoria fue para los candidatos monárquicos. Mención aparte merecen los resultados de Paterna, en donde todos los candidatos presentados (incluido el republicano), obtuvieron el acta sin necesidad

Estos resultados venían a completar las elecciones de renovación de Diputados que dos años antes habían tenido lugar en los distritos de Mar-Mercado, Alcira-Alberique, Chelva-Villar, Játiva-Albaida y Sagunto-Lirira. Los resultados electorales ampliados en mir, V. “Elecciones, partidos y políticos en la Valencia del siglo XX”, Historia de la Diputación de Valencia, ed. Manuel Chust, Valencia, Diputació de València, 1995, pp. 557-560. 33 El Pueblo, 10 de noviembre de 1013. 32


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de concurrir a las urnas, es decir, por medio del famoso artículo 29. La razón fue que “circunstancialmente” ningún candidato encontró lucha por su distrito, algo que invita a pensar que se llegó a algún tipo de pacto entre los candidatos. Sin tiempo que perder, los partidos comienzan a las pocas semanas a prepararse para la batalla de los comicios generales. La subida meses antes al gobierno de Eduardo Dato, determinó que el turno correspondiera a los candidatos del Partido Conservador. Consecuentemente, los distritos rurales de la provincia se distribuyeron mayoritariamente entre candidatos conservadores, reservando únicamente dos distritos al partido liberal. De este modo el encasillado en la provincia quedó confeccionado del siguiente modo: Albaida, Alcira, Chelva, Alcira, Enguera, Játiva, Liria, Requena y Torrente para candidatos conservadores y Sagunto y Sueca para los liberales. No obstante, y pese a las gestiones de Sánchez Guerra desde el Ministerio de Gobernación y sobretodo de Jose Centaño en Gobernación Civil de la provincia, se presentaron en casi todos los distritos candidatos de oposición. Concretamente, un independiente y un tradicionalista en Albaida, republicanos por Sueca y Játiva, otro tradicionalista por Sagunto y liberales (desautorizados por la directiva nacional) en Alcira, Chelva, Chiva, Enguera, Gandía y Requena. La lucha electoral constató la fuerte igualdad de fuerzas de varios candidatos en lid. Finalmente, dos candidatos encasillados por el Gobierno (en Chelva y en Requena), resultaron derrotados por lo que los conservadores se quedaron sin dos escaños previstos en la provincia. Finalmente los candidatos conservadores triunfantes fueron: Marqués de Vivel en Albaida, Montesinos Checa en Alcira; Hernández Lázaro en Chiva, Jose Maestre en Enguera, Marqués de González en Gandía, Francisco La Iglesia en Játiva, Marqués de Cáceres en Líria y Juan BautistaValldecabres en Torrente. Por parte del Partido Liberal obtuvieron el acta: Vicente Gimeno en Sagunto, Emeterio Muga en Sueca (imponiéndose a los poderosos republicanos), Enrique Alcaraz (quien tuvo que concurrir a unas elecciones parciales al haber se declarado su acta grave34) en Chelva y Jose García-Berlanga Pardo en Requena, rompiendo estos dos últimos, el encasillado gubernamental. 34

“Al menos dentro de la pureza del régimen electoral, del buen orden y método, esa elección no se ha celebrado: Su resultado, contra el propósito del legislador, caracteriza una verdadera simulación Para comprobarlo, basta considerar: primero, que la proclamación del candidato triunfante que como su adversario no repararon donde les ha sido fácil en hacerse con votos–, reconoce por causa la exigua diferencia de tres votos inciertos á inseguros, pues afirmando la Junta provincial, en su certificación, que habrán votado todos los electores, se ve al


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Mientras esto pasaba en los distritos rurales, la situación en la capital se caracterizo por la división del voto republicano y por la unidad monárquica. Los primeros, tras el fracaso de la pretendida unión entre las cuatro familias republicanas de la ciudad (blasquistas, blasquistas-lerrouxistas, sorianistas y reformistas), se presentaron en tres candidaturas diferentes, Azzati y Valentín por parte de la UR, Soriano por parte de la CRS y el Doctor Simarro con el apoyo del PRE35. Precisamente a causa de esta división, el republicanismo perdió en Valencia, por primera vez en quince años, los dos diputados de la mayoría. “Desde que el sufragio universal se implantó en España, ni una vez siquiera pudieron lograr los monárquicos desbancar la candidatura blasquista. Dimos el primer paso en las elecciones del Sr. Puig y Boronat. Pero quedaba todavía fuerza potentísima. La de aquel partido que con su audacia creara Blasco Ibáñez, y ese partido y esa fuerza la hemos aniquilado los monárquicos valencianos con la lealtad y disciplina del cuerpo electoral, pisoteando con nuestros votos la bandera de la república...”36 Pese a lo exagerado de este titular, los partidos monárquicos de la ciudad vivieron en el periodo que va de 1910 a 1915, una recuperación que se podría explicar por la crisis de los partidos republicanos que no obstante volverían tras este periodo a recuperar el control de la ciudad. No obstante, en estos años de mayor apoyo electoral monárquico, los partidos de turno pudieron más fácilmente, dominar la administración. Tras las elecciones habidas en los años anteriores, la representación política valenciana quedo en enero de 1915 (momento de la fundación del Centro de Cultura Valenciana), reflejada como se indica a continuación: momento que no pudieron emitir sus sufragios D . Benito Clemente, fallecido el 29 de Julio último; D. Severino Pérez, ordenanza de Correos en Valencia, y D. Juan Pérez, cuyo nombre se duplica; segundo, que, aparte inferirse que otros electores no han votado por estar ausentes, se da el caso extraño y singular de aparecer emitido sus sufragios á favor del Sr. Alcaraz dos de los interventores que en la Mesa representaban al candidato derrotado. La legalidad, pues, de la elección de Chelva no cabe sostenerla. Sin duda la conciencia de los ciudadanos en ese distrito no está todavía bien formada .para apreciar en lo que vale el deber que les incumbe en la regeneración y progreso de nuestras costumbres políticas. Por ello este Tribunal, siendo ponente el magistrado D. Luciano de Obaya, propone al Congreso de los Diputados la nulidad de la elección verificada en el distrito de Chelva y que se proceda á nueva convocatoria. Diario de Sesiones del Congreso, 3 de abril de 1914. 35 El candidato de los lerrouxistas, había abandonado la Unión Republicana meses antes tras saber que no iba a ser designado candidato pese a las promesas que en este sentido le había hecho el propio Blasco Ibáñez desde París. El doctor abandonó la Unión Republicana al saber que el designado para ir en la candidatura junto a Azzati fue Faustino Valentín. alos, Vicente, Félix Azzati, Valencia, Diputación de Valencia, 1997, pp. 276-281. 36 Diario de Valencia, 9 de marzo de 1914.


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Ayuntamiento de Valencia: El Consistorio de la ciudad estaba regido por el conservador Francisco Maestre Laborde-Boix, conde de Salvatierra. Maestre, que fue el concejal elegido por el Rey para la silla consistorial. Los cincuenta concejales que constituían el Ayuntamiento fueron los siguientes: – Siete jaimistas: Manuel Simó, Vicente Castillo, Antonio López, Rafael Criado, Francisco Cortes, Jose Selva y Miguel Fabregat. – Tres de la Liga Católica: Pascual Cruz, Antonio Guillen Rodríguez de Cepeda y Gregorio Lluch. – Once del Partido Conservador: Francisco Maestre (alcalde), Jose Sanchis Pertegás, Bernardo Prieto, Jose María Taberner, Jose Ferráz, Enrique de Alzaga, Vicente Lassala, Eleuterio Vicente, Miguel Maria Cavanillas, Miguel Polo y Enrique Martí. – Nueve del Partido Liberal: Fernando Ibáñez, Francisco Jorro, Francisco Banquells, Francisco Vives, Manuel García, Miguel Paredes, Antonio Ocaña, Vicente Montfort y Emilio Cuñat. – Veinte republicanos: Manuel Casanova Bonora, Ricardo Samper, Marco Miranda, Mira, Cru, Marco Jimeno, Corell, Perez, Deval, Martinez Sala, Romero, Eugenio Miquel, Montoso, Julian Llopis, Alcocer, Guillot, Brau, Solsona, Ricardo Hernández, Espulgues y Marzal. Gráfico 2

Elaboración propia a partir de los datos de El Mercantil Valenciano, 10 de noviembre de 1913.


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Diputación provincial: Presidida por el conservador Martínez Aloy, la Diputación de Valencia se representaba por cuarenta y cuatro diputados. Cuatro por cada una de los once distritos en los que se dividía la diputación: – Veintidós liberales: Juan Izquierdo Alcalde, Vicente Mtz. Ferrer, Miguel Sales, Lorenzo Dionis, Francisco Alepuz, Leandro Higón, Fausto Pérez, Ramón Verdú, Jose Albiñana, Carlos Testor, F. Vanaclocha Requena, Jose Morant, Zaragoza, Augusto Bataller, Bernardo Gómez Igual, Isidro Boronat, Pedro Navarro, Enrique Salva, Jose Ortá, Francisco Trenor, Buenaventura Guillen y Jose Vicente Ferrandis, perteneciendo los ocho últimos, a la facción demócrata. – Tres de la Unión Republicana Jose Suay Bonora, F. Garrido Marqués y Modesto Jiménez. – Dieciséis conservadores: Jaime Bolea, Pascual Flores, Jerónimo Torralba, Carlos Hernández Lázaro, Cristóbal Mompó, Jose Mª Calatayud, Juan Polo Bernabé, Juan B.Valldecabres, Lorenzo Lleó, Francisco Marco, Alfredo Navarro, F. Serrano Larrey, Eduardo Lázaro, Amadeo Martí, Marqués de Colomina y José Martí Deveses. – Uno de la Liga Católica: Juan Pérez Lucía. – Dos carlitas: Francisco Rojas (jaimista) y Antonio Colomer (legitimista). Gráfico 3

Elaboración propia a partir de los datos de, Chust, M. (director), Historia de la Diputación de Valencia,València: Diputació de València, 1995.


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Congreso de los Diputados: Presidido por el conservador Augusto González Besada y Mein, era el máximo organismo de representación nacional. La provincia valenciana estaba representada por quince diputados (doce distritos uninominales más los tres de la circunscripción), que se unían a los trescientos noventa y tres de las restantes provincias de la nación: – Nueve conservadores: Martínez Agulló (Marqués de Vivel), Montesinos Checa, Hernández Lázaro, Jose Maestre, Luís Vallier, Francisco La Iglesia, Vicente Noguera (Marques de Cáceres), Valldecabres y Francisco Moliner. – Cuatro liberales: Enrique Alcaraz, Jose García-Berlanga Pardo, Emeterio Muga y Vicente Gimeno. – Un republicano: Félix Azzati. – Un tradicionalista: Manuel Simó. Gráfico 4

Elaboración propia a partir de ACD, Serie documentación Electoral: 115, 117, 119, 121, 123 y 125 núm. 45.

Llama quizás la atención al lector la ausencia tanto de socialistas como de representantes de partidos valencianistas. Respecto de la carencia de voto de los primeros, la respuesta esta en el apoyo obrero al republicanismo blasquista. En cuanto a la falta de representación política de los segundos, al menos hasta 191837, la razón entra 37

El valencianismo político contó ese año con el apoyo del Gobierno, que avaló en los comicios la candidatura de Pérez Lucia, candidato de Unión Valencianista, partido creado poco antes bajo los auspicios de Ignaci de Villalonga.


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en relación con la defensa de las señas de identidad valencianista que hacían otros candidatos. En este sentido, desde el carlismo hasta el re­publicanismo, casi la totalidad de grupos políticos valencianos, alzaron en alguna ocasión con mayor o menor intensidad la bandera regionalista. Desde el republicanismo moderado, quizás los mayores exponentes de valencianismo fueron el exdiputado Vicente Dualde (que llegó a Presidente de Lo Rat Penat) y Lluís Cebrian i Mezquita (cronista de la ciudad y miembro muy activo de Lo Rat Penat). Desde el carlismo (grupo político ligado por naturaleza a la defensa foral), destacó entre otros Polo y Peyrolón. De éste se recordará su intento de levantar en 1907 junto al Centre Regionalista, una plataforma valencianista a imitación de la Solidaritat Catalana38. Desde el partido conservador, la sola jefatura de Teodoro Llorente (prócer del valencianismo cultural) era síntoma más que evidente de la valencianidad del partido, algo que también podría extrapolarse a la Liga Católica que incluía en sus filas al propio Joan Pérez Lucia, candidato a Cortes de la Unión Valencianista. Por su lado, el republicanismo blasquista mantuvo una posición indeterminada respecto al regionalismo, ya que si bien apoyaban la autonomía, desde las columnas de su órgano de prensa criticaban las actitudes antiespañolistas que adoptaban los grupos regionalistas, especialmente cuando éstas venían desde Barcelona, localidad donde Lerroux actuaba de manera similar a los blasquistas en Valencia. Muy significativa fue en esta línea, la violencia blasquista ejercida contra los representantes de la Solidaritat Catalana desplazados a Valencia en 1907 para apoyar la incipiente plataforma regionalista39. No obstante, esta hostilidad hay que entenderla dentro del contexto político del momento, ya que los diputados catalanes (que atemorizados no llegaron a salir del tren) fueron a Valencia a apoyar la plataforma regionalista de la que formaban parte los enemigos del blasquismo, el carlista Polo y Peyrolón y muy especialmente el radical Rodrigo Soriano. El blasquismo, aún en menor La Solidaritat Catalana en Valencia en: Polo y Peyrolón, Manuel, Regionalismo y solidaridad: folleto de propaganda política, Valencia, Escuela Tipográfica Salesiana, 1907. 39 Igualmente significativo, fue el boicot realizado once años más tarde a Francesc Cambó (líder de la Lliga Catalana) con motivo de su visita en apoyo de la candidatura de la Unión Valencianista. Seguidores blasquistas y miembros de la burguesía valenciana defensores del librecambismo, sabotearon durante la campaña electoral la visita a Valencia de representantes de la Lliga. A Cambó, que se desplazó para celebrar mítines de apoyo al candidato Pérez Lucia, se le obligó a interrumpir un mitin celebrado en el Teatro Principal al no querer expresarse en castellano y posteriormente la Directiva de la Unión Gremial impidió que diese en su sede una conferencia con la excusa de que pensaba celebrarla en catalán. cucó, Alfons, El valencianismo político: 1874-1939, Barcelona, Ariel, 1977, p. 87. 38


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m­edida que el resto de los partidos, también dio muestras de valencianismo. Entre las que destacó su apoyo al Acte d’Afirmació Valencianista celebrado en el teatro Eslava de Valencia el 26 de julio de 1914. Acto que se cerró con un simbólico apretón de manos entre el blasquista Marco Miranda y el tradicionalista Simó. El Centro de Cultura Valenciana, ejemplo de consenso político. En medio de este contexto político, se creó el Centro de Cultura Valenciana, institución científico-cultural similar al Institut d’Estudis Catalans (1907), a la Sociedad de Estudios Vascos (1918) y al Seminario de Estudos Galegos (1923)40. La iniciativa vino impulsada por un grupo de eminentes personajes valencianos amantes de su cultura y de su lengua, muchos de ellos asistentes a la tertulias organizadas por Roque Chavas Llorens. La elección en marzo de 1913 de los diputados provinciales de Pérez Lucia y de Martínez Aloy (dos destacados difusores de la cultura valenciana), determinó que la Diputación Provincial se hiciera cargo de la iniciativa y que año y medio después, acabara de hacer realidad el centro41. Su fundación oficial, el 20 de enero de 1915, despertó en el mundo político valenciano una mezcla de expectación, aplauso o indiferencia. Por un lado, desde los partidos dinásticos (tanto desde el liberal como desde el conservador) se acogió con satisfacción la noticia. Las Provincias, de tendencia conservadora y valencianista, dio buena cuenta de la constitución del centro y de la labor desempeñada para su creación por políticos como Martínez Aloy o Pérez Lucia entre otros: “Presidió el acto el Sr Martínez Aloy, el cual después de excusar la ausencia del alcalde de Valencia por su viaje a Madrid y la del Sr Guillén Engo por hallarse enfermo, expresó su gratitud á la Diputación y al Ayuntamiento por la cooperación que habían prestado para la creación del Centro de Cultura Valenciana, así como hacia el Sr Pérez Lucia, iniciador del nuevo organismo, al que dedicó justos elogios” 42. Más sobre el Institut d’Estudis Catalans (precursor en España de los centros para el estudio de la cultura regional) en Balcells, Albert, Història de l’Institut d’Estudis Catalans, Barcelona, IEC, 2003. 41 La fundación del Centre de Cultura Valencia tuvo lugar el 20 de enero de 1915. Martínez Roda, Federico, La Real Academia de Cultura Valenciana en su nonagésimo aniversario, València, Real Academia de Cultura Valenciana, 2006, p. 21. 42 Las Provincias, 21 de enero de 1915. 40


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Del mismo modo se expresaron el Diario de Valencia y El Mercantil Valenciano, representantes del tradicionalismo y del republicanismo moderado respectivamente. El primero, en clave regionalista, reprodujo en sus columnas parte del discurso del valencianista Faustí Barberà: “El Sr. Barberà…manifiesta que le produce inmensa satisfacción contemplar que aquellas ideas y trabajos valencianistas hoy tomen cuerpo, es escuden en un organismo oficial y esperan su defensa de una Corporación oficial”43. Al igual que el diario carlista, el republicano señalo los beneficios que esta nueva institución iba a aportar a la provincia. En este sentido resaltó las palabras de Pérez Lucia sobre la “labor constante y eficaz a favor de la restauración científica, literaria, histórica y política para recobrar y afianzar la gloriosa personalidad valenciana”44. De todos los grupos políticos del momento era sin duda los blasquistas, por ser el más reticente a iniciativas regionalistas, el único que podía mostrarse en contra del proyecto. Pero lo cierto es que desde su órgano de prensa, no se llegó a verter una sola crítica al anunciar la creación del nuevo centro. El Pueblo, sin entrar en más detalles, despachó la noticia con un simple comentario sobre el acontecimiento en su columna de noticias varias, “En el salón de actos de la Diputación se ha reunido ayer el Directorio del Centro de Cultura ó “Estudis Valencians”45 Desde el valencianismo, el sector moderado ligado a Lo Rat Penat acogió la noticia con un gozo sin reservas, de hecho ellos estuvieron involucrados en su creación. Por el contrario, la facción más nacionalista representada por miembros de La Joventud Valencianista instalados en Barcelona, mostró ciertas reservas pese a su satisfacción. No hay que olvidar, que para ellos la identidad valenciana se representaba únicamente en idioma valenciano y nunca en castellano. En esta línea, Miquel Duran i Tortajada (destacado líder de la formación) aplaudió la fundación del centro pero advirtió de los inconvenientes que la dirección de los partidos españoles acarrearía sobre él46:

Diario de Valencia, 21 de enero de 1915. El Mercantil Valenciano, 21 de enero de 1915 45 El Pueblo, 21 de enero de 1915. 46 Duran i Tortajada, Miquel, El Centre de Cultura Valenciana, Sabadell, Imprenta de Magí Ribera, 1915, pp. 10-11. 43 44


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“Grans foren nostra estranyesa i nostra joia al saber que en la Diputació valenciana, organisada a la espanyola, feude de cacics i d’aspirants a personatge, amb tots els vicis i tots els mals d’una coporació raquítica i sumisa, que, podent ésser rica i floreixenta, mestressa dels destins de la provincia, no és altra cosa que una ruinosa dependencia de l’Estat; gran fou la nostra joia, deia, al saber que un diputat de la terra propasaba a eixe decadent organisme la creació d’una «Centre de Cultura Valenciana», una institució a on, al igual que en l’admirable «Institut d’Estudis Catalans», es forme una generació de jovens –són paraules del senyor Pérez Lucia– qual esperit sía alimentat amb l’amor a l’estudi, amb sabies i profitoses ensenyances, amb el treball personal, conscient i profón en tots els ordres del saber, i especialment en açó que respecta a la terra valenciana, constituint una esperanza llegítima per a la patria, la única garantía positiva d’una veritable i poixanta regeneració…” El mismo Durán, que en los años sucesivos mantuvo una posición crítica tanto con el nuevo Centro de Cultura como con Lo Rat Penat, propuso sin éxito para el Centro una dirección de carácter nacionalista ligada a Cataluña y al Institut d’Estudis Catalans47. Mucho más entusiasmado parecía La Voz de Valencia, diario vinculado con La Liga Católica, quien en grandes titulares anunció la creación del Centro como un “¡Día de gloria para Valencia!”, poniendo el acento en el gran consenso que la gestación del Centro generó entre todos los grupos sociales y políticos48: “Cambó, el ilustre leader del regionalismo catalán; Prat de la Riba, el eximio presidente de la Diputación barcelonesa; los ex ministros valencianos Sres. Navarro Reverter y Amalio Jimeno; el sabio catedrático y senador del reino, valenciano también, D. Elías Tormo; el Centre de Estudis Catalans; una parte muy estimable de la prensa de Madrid y Cataluña y casi toda la de Valencia; los centros regionalistas de la ciudad, desde el arraigado y meritísimo Rat-Penat, hasta los renovadores grupos de la Joventud Valencianista; el Magisterio; un sin

Nosaltres opinem que el «Centre de Cultura Valenciana» ha d’ésser una institució, més que similar, germana de l’«Instituts de Estudis Catalans», car les unix ben estretament el vincle sagrat de l’idioma”. Ibídem, pp. 41-42. 48 La Voz de Valencia, 21 de enero de 1915. 47


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número de literatos castellanos, catalanes, mallorquines y valencianos, todos formaron coro de generosos plácemes, de voces de aliento, que llegaban hasta nosotros, fortaleciendo convicciones, robusteciendo actitudes y avivando lo ya encendidos sentimientos de nuestra alma” Este consenso, sin duda, estuvo motivado por la naturaleza del propio centro, que alejándose de temas de índole política, se enfocó al enriquecimiento de la cultura autóctona, o en palabras del propio Pérez Lucia “a reconstruir la personalidad regional”49. Tanto era así, que para la constitución de su Directorio se procuró a grandes figuras del valencianismo sin que importara su ideología. Un ejemplo es el de Lluís Cebrián i Mezquita, cronista oficial de la ciudad y miembro muy destacado del Partido Republicano Posibilista, que participó en el Centro desde el principio50.

Fuente: Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu, Arxiu Lluís Cebrian i Mezquita Besalamano del presidente de la Diputación Provincial de Valencia a Lluís Cebrian, signatura ALCM 237 49 50

Las Provincias, 21 de enero de 1915. La imagen corresponde a la carta enviada por el Presidente de la Diputación Provincial Martínez Aloy a Lluís Cebrián Mezquita para la constitución del Centro de Cultura.


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Lluís Cebrián representa la esencia del valencianismo, no en vano había sido presidente de Lo Rat Penat y miembro cofundador. Cronista de la ciudad y participante asiduo de los “jocs florals”. En su vertiente poética, destacan la serie de poemas escritos en valenciano publicados bajo el título de “Poesies”. Del resto del Directorio, solo dos Directores Vitalicios compartían adscripción política al igual que Mezquita. Eran los casos de su decano Jose Martínez Aloy (diputado conservador) y de Pérez Lucia (miembro de La Liga Católica que pasaría posteriormente a formar parte de Unión Valencianista)51. Conclusión: Durante la primera década de siglo XX, la inestabilidad política y social vivida en la provincia de Valencia dio paso a un periodo de tranquilidad relativa a partir de 1911. Una parte de la burguesía valenciana, asustada por los trágicos sucesos acontecidos en septiembre de ese año en Cullera, le dio temporalmente la espalda al blasquismo dominante. Las elecciones municipales de noviembre así lo confirmaron, y los partidos dinásticos volvieron, tras más de una década, a ocupar un lugar preferente. En el campo, los partidos del turno no se vieron tan afectados por el republicanismo como en la capital. Aún así, aquellos distritos que años antes habían caído en manos republicanas como por ejemplo el de Sueca, volvieron a sus manos. La crisis del republicanismo se evidenció en las elecciones municipales de 1911 y 1913 y también en las provinciales realizadas en estos mismos años. Las elecciones generales de 1914, certificaron el mal momento del republicanismo en Valencia ya que únicamente obtuvieron, después de más de quince años, una sola acta. No obstante, la crisis republicana no se debía tanto a un aumento de voto dinástico, sino al apartamiento temporal de una parte de su electorado y sobre todo por la escisión interna del propio republicanismo, dividido entre sorianistas, blasquistas y blasquistas-lerrouxistas. Este fue el contexto en el cual la Diputación y el Ayuntamiento apoyaron la creación del Centro de Cultura Valenciana entre 1913 y 1915.

51

Los demás miembros fundadores; Rodrigo Pertegás (medalla 3), Francisco Carreres Valló (medalla 4), Francisco Martínez Martínez (medalla 5) y Teodoro Llorente Falcó (medalla 6), no tenían una clara pertenencia política. Todos los miembros fundadores en: Martínez Roda, Federico, La Real Academia de Cultura Valenciana en su nonagésimo aniversario, València, Real Academia de Cultura Valenciana, 2006.


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No obstante, su creación no respondió a un capricho surgido de un determinado personaje en un determinado centro de poder, sino que se hizo por un sentir común, fruto de un gran consenso.


Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

José Lendoiro Salvador

Obrerismo eclesial en torno a 1915: Sindicalismo y reformismo social


RECEPCIÓN:

22-08-2014

REVISIÓN:

20-10-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


OBRERISMO ECLESIAL EN TORNO A 1915: SINDICALISMO Y REFORMISMO SOCIAL

Resumen: En torno a 1915 el reformismo social contemporáneo ya había puesto las bases del progreso de la sociedad en lo sociolaboral y democrático, y entre los grupos sociales y políticos que lo desarrollaron estuvieron muchos católicos, apoyados por el Doctrina Social de la Iglesia del pontificado y de las diócesis de cada país. El obrerismo del catolicismo social contemporáneo fue desarrollado en la segunda mitad del siglo XIX en muchos países, y consolidado a principios del siglo XX, y conllevó el desarrollo de un sindicalismo católico puro, en el que las mismas obreras y obreros defendieron sus derechos y mejoras sociolaborales, pero tuvo que enfrentarse a numerosas dificultades, tanto revolucionarias como conservadoras. Un proceso que también fue realidad en España, con una importante participación de la Comunidad Valenciana.

Palabras clave: Historia social contemporánea, Comunidad Valenciana, España, movimiento obrero, sindicalismo, catolicismo social, doctrina social de la Iglesia, democracia cristiana.


LABOR MOVEMENT OF THE CATHOLICISM AROUND 1915: TRADE UNIONISM AND SOCIAL REFORMING

Abstract: Around 1915 the social contemporary reforming policy had already laid the bases for the sociolabor and democratic progress in the society, and among the social and political groups that developed it were many Catholics, supported by the Social Doctrina of the Vatican Church and by the bishops of every country. The labor movement of the social contemporary catholicism, in many countries took place at the second part of the 19th century, consolidated at the beginning of the 20th century, and carried the development of a pure catholic trade unionism, in which the same working men and women defended, their rights and sociolabor improvements, but it had to face numerous difficulties, both revolutionary and conservative. A process that was also a reality in Spain, with an important participation of the Valencia Region.

Keywords: Social contemporany history, Valencian Region, Spain, working-class movement, working unionism, social catholicism, social doctrine of the church, christian democracy.


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1. Reformismo social durante el siglo XIX Con el nacimiento de la sociedad contemporánea surgieron, y finalmente se impusieron, las ideas democráticas e igualdad de derechos, el respeto a la diversidad ideológica no violenta, el acceso al voto de los obreros, también de las obreras unas décadas después, y las mejoras en las condiciones de vida de la clase obrera, mediante la reglamentación de las relaciones laborales y los seguros sociales obligatorios. Un proceso que también contó con la colaboración de diferentes confesiones religiosas, y que fue culminado durante la primera mitad del siglo XX, cuando según Freeden1, se configuró el Estado del Bienestar como uno de los objetivos prioritarios de la política interna de la mayoría de los estados industriales avanzados de Occidente, y que alcanzó su mayor auge a mediados del siglo XX. Este reformismo político y social tuvo que enfrentarse, por una parte, a los defensores de excluir a la población obrera del sistema democrático y a los opuestos a las reformas sociolaborales obligatorias para mejorar sus condiciones. Por otra parte, se enfrentaron a quienes pretendían la destrucción de la sociedad para implantar otra nueva a partir de un imaginario de ideología única, a las imposiciones violentas y revolucionarias incluyendo la dictadura de partido único, a sus ideas antidemocráticas y de falta de respeto a la diversidad social. Dentro de todo este proceso reformista, la Iglesia Católica apoyó la labor social de sus fieles e instituciones, fue respondiendo a los nuevos tiempos en lo espiritual y terrenal, y a las transformaciones sociopolíticas, como la separación Iglesia-Estado, a los ataques y al anticlericalismo de muchas ideologías, y que todavía hoy perdura 1

Freeden, Michael. El advenimiento del Estado del Bienestar, en Historia del pensamiento político del siglo XX. Madrid, Akal, 2013, p. 13.


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en ocasiones. Sin embargo, la diversidad y las confrontaciones también existieron en el ámbito católico, con sectores que se opusieron al catolicismo social solidario. Durante el siglo XIX la Iglesia perdió gran parte del estatus sociopolítico y económico que había tenido con anterioridad, e influencia espiritual y social. Además, las ideologías contemporáneas europeas (liberalismo, marxismo, anarquismo, positivismo,…) negaron el ámbito espiritual en lo personal, esencia de las creencias religiosas, llegando a negar el derecho fundamental a las mismas. Esta situación llevó a la Iglesia Católica a defender la realidad espiritual mediante varios documentos, como la encíclica “Mira vos”, de Gregorio XVI (1832), o el famoso “Syllabus de Errorum” de Pío IX (1864), en los que se resaltaban la realidad espiritual tanto en la Iglesia como en lo humano, y se condenaba no la libertad, sino el fundamento de la libertad moderna que no incluía los límites espirituales y morales. Pero el “Syllabus”, escandalizó a los católicos liberales, demócratas y sociales, también al mundo no católico2, y fue utilizado por los opuestos al catolicismo social para atacarlo y desprestigiarlo, por su visión negativa: compilación de errores ya condenados en gran número de alocuciones, bulas y encíclicas, incluidas viejas condenas a la libertad de prensa, al control estatal de la educación, a la modernidad, progreso y liberalismo. El asedio ideológico mantenido contra la Iglesia durante el siglo XIX, vino acompañado en muchos países de acciones económicas como las desamortizaciones de bienes eclesiásticos, y de actuaciones políticas como la separación Iglesia-Estado. Además, la unificación de Italia puso fin al poder temporal de los Pontífices en 18703, con la ocupación de los Estados Pontificios. Durante el pontificado de León XIII (1878-1903) se experimentó un cambio constructivo, la Iglesia Católica comenzó a formular propuestas al mundo contemporáneo sobre las principales problemáticas, como el origen de la autoridad, el bien común, la naturaleza social del hombre, la tolerancia religiosa, la libertad cristiana, las deficiencias del liberalismo y del socialismo, las injusticias en las relaciones entre el capital y el trabajo, y el importante papel del Estado en la constitución de una

2 3

Hearder, H. Europa en el siglo XIX desde 1830 hasta 1880. Madrid, Aguilar, 1973, p. 363. Fazio, Mariano. Historia de las ideas contemporáneas: una lectura del proceso de secularización. Madrid, Rialp, 2006, pp. 363 y ss.


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sociedad justa4. Además de la “Rerum Novarum” (1891), también tuvieron su importancia social otras de sus encíclicas, como la “Graves de Communi” (1901), en la que se instauró el término “Democracia Cristiana”, definida como una acción social solidaria pero dentro del marco interclasista y lejos de toda revuelta violenta, al tiempo que reconocía la importancia del sindicalismo puro, sin injerencias patronales, y limitaba las iniciativas de los cristianos cercanos a la violencia revolucionaria5. El término empezó a emplearse en el siglo XIX6, pero generó un debate dentro de las filas católicas que continuó después de esta encíclica7, y aunque ésta no facilitó la unión de los políticos católicos, encauzó muchas iniciativas sociopolíticas. En Italia8 tuvo realidades políticas como el Partido Demócrata Popular (1924), y la Democrazia Cristiana (DC) que estuvo en el poder tras 1945. Las pésimas condiciones sociales sufridas por las obreras y obreros a lo largo del siglo XIX, motivaron el interés de muchos sectores preocupados por mejorar dicha situación mediante el reformismo social, en especial los democráticos (monárquicos y republicanos)9, mediante la reglamentación de las relaciones laborales y los seguros sociales obligatorios. Este reformismo fue habitual en los incipientes sindicatos y en una parte importante de los políticos hasta 1868, fecha aproximada en la que comenzaron a influir las ideas revolucionarias marxistas y anarquistas en algunos ámbitos políticos y obreros10. A partir de entonces, se diferenció una corriente reformista para mejorar las condiciones sociolaborales de la población obrera y facilitar su acceso al voto dentro de la diversidad democrática, frente a una línea de acción revolucionaria que pretendió la destrucción de la sociedad para crear otra Sanz de Diego, Rafael Mª, y Escudero, Santiago. Pensamiento Social Cristiano.Tomo II: la enseñanza de la Iglesia (universal y española) sobre cuestiones políticas. Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1991, pp. 18-21. 5 Montero García, F. El primer catolicismo social y la Rerum Novarum en España (1889-1902). Madrid, CSIC, 1983., pp. 363 y ss.; y Ossorio y Gallardo, Ángel. Democracia Cristiana. Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América, 1961, pp. 115 y ss. 6 Ver por ejemplo el artículo de Toniolo, Giuseppe. “il concetto cristiano della democracia” en la Rivista Internazionale di Scienze Sociali e Discipline Ausiliarie, Roma, 1896. 7 Vermeersch, A. Cuestiones acerca de la justicia.Tomo 1º: la justicia y la injusticia: la democracia cristiana, el derecho electoral, los impuestos, el servicio militar, la restitución. Madrid, Saturnino Calleja Fernández, 1902, pp. 118 y ss. 8 Caciagli, Mario. Democracia Cristiana, en Historia del pensamiento político del siglo XX. Madrid, Akal, 2013, pp. 177-190. 9 Lendoiro Salvador, José (2ª edición ampliada). Historia Social y de las Relaciones Laborales Contemporáneas. Tomo 1º: hasta 1918. Valencia, Obrapropia, 2013, pp. 306-337. 10 Trías, Juan J., y Antonio Elorza. Federalismo y reforma social en España: (1840-1870). Madrid, Seminarios y Ediciones, 1975., p. 244 y ss.; y Lendorio Salvador, José “Modernización del movimiento obrero (1864-1914)” en Congreso “MODERNIZAR ESPAÑA. 1898-1914: Proyectos de reforma y apertura internacional en torno a la Conferencia de Algeciras”. Congreso Internacional, 20-22 de Abril de 2006, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2006. 4


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nueva, por lo que no aceptó los fundamentos del reformismo social y democrático, estando interesada en implantar un modelo de sociedad de ideología única, a veces también de partido único dictatorial como el marxismo, que luchó por atraer el sindicalismo reformista hacia sus filas, y desarrolló un anticlericalismo beligerante11. El reformismo contemporáneo surgió primero en Gran Bretaña12 entre los seguidores de Jeremy Bentham (1748-1832) y su ética utilitarista de lo sociopolítico y económico, para evitar el sufrimiento de la mayor parte de la población. Las primeras medidas de 1802 fueron presentadas al Parlamento por Sir Robert Peel, para mejorar el trabajo infantil, limitando a 8 horas el trabajo de las obreras y obreros entre 9 y13 años, y a 12 horas entre 14-18 años. Este reformismo británico, que se extendió por la mayoría de los países y en el que también participaron diferentes confesiones religiosas, tuvo que enfrentarse con numerosas dificultades de los contrarios al mismo. Por ejemplo en 1847, tras superar diversas oposiciones13, fue aprobada por los británicos la jornada máxima de 10 horas para menores de 18 años y mujeres en la industria textil, tras una larga campaña del Movimiento de las “Ten Hours” desde 1833, liderado por Richard Oastler, John Fielden y Lord Shaftesbury. Después, esta limitación de la jornada laboral se amplió a todos los sectores y también a los hombres, reduciéndose más tarde a 9 horas, y por último a 8 horas. La legislación sociolaboral fue reglamentando las relaciones laborales de forma progresiva, y esta legislación fue complementada con el establecimiento de los seguros obligatorios británicos desde principios del siglo XX, como las pensiones de vejez obligatorias desde 1908, o el seguro de enfermedad obligatorio desde 1911. Hemos detallado la evolución de la legislación sociolaboral o reformismo gubernamental14, y en el siguiente cuadro15 resumimos la desarrollada en algunos países europeos en el siglo XIX y principios del siglo XX: Sobre ideologías obreras, ver Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 295-347. Lendoiro Salvador, José (2ª edición ampliada). La mujer contemporánea hasta 1918: realidad sociolaboral y su acceso al voto. Valencia, Obrapropia, 2014, pp. 111-138. 13 Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer … op. cit, pp. 117 y ss. 14 Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 192 y ss, 254 y ss, 291 y ss, 465 y ss, 573 y ss, 645 y ss. 15 Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer … op. cit, p. 469. 11 12


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CUADRO nº 1 Niños/Mujeres Alemania Austria Bélgica Dinamarca

1828/1833/1839/ 1853/1854/1878/ 1891 1842/1859/ 1883/1885 1889 1881

Accidentes

Enfermedad

Vejez

Desempleo

1833/1871/ 1854/1883/1886/ 1889/ 1884 1892/1911 1919

1919/ 1927

1877/1887

1888

1906

1920

1890/1903

1944

1884/ 1914

1944

1916

1933

1933

1907

1919

1917/ 1919

1873/1878/ 1897/1900

1885/1886/ 1908/1923/1926/ 1900 1938/1942 1895

1963

1937

1917

Francia

1813/1841/ 1892

1898/1928/ 1946

1881/1894/ 1928/1930

1910/ 1928

1914

Holanda

1874/1889

1901

1913

1913

1949

1898

1928

1898/ 1919

1904/ 1919

1894

1909

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1844/1880/ 1888/1897/ 1906/1923/ 1946

1911

1908

1905/ 1911/ 1920

1916

1891

1913

1934

España Finlandia

Italia

1886/1902

Noruega

Reino Unido

Suecia

1802/1819/1831/ 1833/1842/1844/ 1847/1850/1853/ 1866/1874/1878/ 1886/1891/1893/ 1895/1901/1918/ 1920/1938

El reformismo sociolaboral también incluyó el acceso obrero al voto político con el sufragio universal, primero para los hombres (España en 1868 y 1890)16, y después para las mujeres (1931 en España)17. La preocupación para mejorar la situación de los sectores sociales en peores condiciones mediante el reformismo social, también estuvo presente en el catolicismo y 16 17

Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 330 y ss. Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer … op. cit, pp. 522-541.


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en la jerarquía eclesial, facilitando el nacimiento del obrerismo puro católico18, lo que supuso el apoyo a las obreras y obreros para que se asociasen y defendiesen sus propios derechos y mejoras sociolaborales. Este obrerismo católico fue animado y apoyado por la doctrina social eclesial del papado, y desarrollado mediante pastorales de las diferentes diócesis de cada Estado, citaremos varios ejemplos españoles, en dónde hubo una destacada participación valenciana. Los antecedentes de la “Rerum Novarum” (1891), fueron los numerosos católicos preocupados por mejorar las condiciones de vida de los obreros desde el inicio de la Revolución Industrial19. Durante la primera mitad del siglo XIX estas iniciativas católicas tuvieron un mayor carácter asistencial, dentro de la línea conservadoracaritativa. Pero tras las primeras denuncias de las condiciones obreras, los católicos incorporaron nuevos aspectos, y hubo otras iniciativas sociales como las de De Bonald, Lammenais, los obispos franceses y saboyanos a favor de la intervención social estatal legislativa, De Coux (Avenir), Lacordaire, Maret, o el programa social Ozanam (Ere Nouvelle). Frédéric Ozanam (1813-1853)20, laico y casado, para atender a los pobres creó las Conferencias de San Vicente de Paul (1833), todavía hoy existente, y desde su cátedra en la Facultad de Derecho de la Sorbona de París, defendió reformas legislativas para reglamentar el salario según las necesidades familiares, la intervención estatal en materia socio-económica por justicia y bien común, el derecho de los obreros para asociarse para mejorar su situación, y el acceso al voto de los obreros con el sufragio universal. Según Elorza21, a mediados del siglo XIX surgieron propuestas que intentaban armonizar los intereses burgueses y obreros, también en España. Pero esta visión armonista la podemos encontrar en pensadores sobre los problemas del mundo obrero, como Michel Chevalier que publicó en 1848 un tratado sobre las consecuencia­s

Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 315-318, 462-466, y 529-539. Carro Igelmo, Alberto José. Historia Social del Trabajo. Barcelona, Bosch, 1985, pp. 361 y ss. 20 García de Andoin, Carlos. Laicos cristianos, Iglesia en el mundo. Madrid, Ediciones HOAC, 2004, pp. 23 y ss. 21 Trías, Juan J.; Antonio Elorza. Federalismo y reforma social en España: (1840-1870). Madrid, Seminarios y Ediciones, 1975, p. 244 y ss. 18 19


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laborales y económicas del progreso e industrialización, y las posibles soluciones a los problemas obreros22. Entre la diversidad de propuestas sobre la solución de los problemas sociales y de iniciativas de organización obrera, desde la década de 1850 estuvieron las “asociaciones cristianas sociales” alemanas (de católicos y protestantes), que desde 1868 tuvieron su propia publicación (“Hojas cristiano-sociales”), y existieron hasta las medidas represivas prusianas desde 1871 y las leyes antisociales del Reich (desde 1878). Karl Marx las contempló con recelo por la competencia que supusieron, para sus propuestas revolucionarias expuestas en su “Manifiesto Comunista” (1848), un pronóstico socioeconómico de futuro para la sociedad alemana, más que un análisis de la realidad del momento23. Además de los teóricos, también hubo iniciativas solidarias de empresarios, por ejemplo en Francia, León Harmel (1829-1915) fue un católico empresario textil, laico con familia numerosa y defensor del catolicismo social. Promovió en su empresa de Val-des-Bois mejoras obreras como el salario familiar, cajas de ahorros, pensiones de vejez, y consejos de empresa con la colaboración obrera. A partir de la Comuna de 1871 surgieron nuevas iniciativas sociocatólicas, entre el miedo y la justicia social o solidaridad, como las de K. von Vogelsang, R. de la Tour du Pin, Ch. Perin, Escuela de Angers y Freppel, De Mun y sus Ciercles Catholiques d’Ouvries, L. Harmel, Liberatore, Gibbons y los Caballeros del trabajo, Manning, Mermillod y la Unión de Friburgo, Tesis de Haid (1883)… Entre los que destacaron en la defensa de las justas mejoras de las condiciones de vida y laborales estuvieron Toniolo y Ketteler. El Conde Albert de Mun (1841-1914), primero militar, y después político conservador francés, parlamentario desde 1876 a 1902, fue uno de los precursores de la legislación social, con iniciativas parlamentarias a favor del descanso dominical, disminución de la jornada de trabajo, protección del trabajo de las mujeres y los niños, el seguro obligatorio contra accidentes y enfermedades, pensiones de vejez Chevalier, Michel. Lettres sur l’organisation du travail ou études sur les principales causes de la misère et sur les moyens proposés pour y remédier. Paris: Carpelle, Libraire - Éditeur, 1848, pp. 230 y 478-498. 23 Repgen, Honrad. 150 años de catolicismo social en Alemania, en Un siglo de catolicismo social en Europa, 1891-1991. Pamplona, Eunsa, 1993, pp. 209 y 228-229. 22


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para obreros y jornaleros agrícolas. Fundó en 1871 los Cercles Catholiques d’Ouvries, junto con el marqués René de la Tour du Pin (1834-1924), sociedades mixtas de obreros y patronos que tenía la finalidad de aproximarlos en un corporativismo católico, con armonía y solidaridad entre clases, pero sin cuestionar la desigualdad entre ricos y pobres. En el desarrollo del catolicismo social tuvieron un papel destacado los principios de justicia y solidaridad con los más desfavorecidos, pero también, según autores como Montero24, estuvieron presentes los temores por el “avance del socialismo revolucionario en la nueva sociedad industrial y de su influencia en la mentalidad popular obrera y campesina, que se traducía, en la perspectiva de la Iglesia católica, en el progresivo abandono de las creencias, los valores morales y las prácticas religiosas”. Según este autor, la Doctrina Social de la Iglesia fue el pensamiento del catolicismo social, y la acción social católica fueron sus obras sociales y asociativas, contra las críticas y descalificaciones del socialismo revolucionario. Durante la segunda mitad del siglo XIX, resaltaron en el catolicismo social personalidades como Giuseppe Toniolo (1845-1918) en Italia, o Ketteler obispo de Maguncia, quien publico en 1864 la “Cuestión Obrera”, y en 1869 “Cristianismo y Acción Obrera”, sobre la nueva dirección que debía adoptar la Iglesia. Recordemos también, que otro de los antecedentes que tuvo la “Rerum Novarum” fue el esquema de Moufang elaborado para el Vaticano I (1869, Pío IX): “De Pauperum Operariorumque sublevanda misera”. 2. La Doctrina Social de la Iglesia y León XIII Un ejemplo de la preocupación eclesial por los más desfavorecidos fue su antiesclavismo, que culminó con la Encíclica “In Supremo Apostolatus” (1839) de Gregorio XVI, condenando la esclavitud y el comercio o trata esclavista25. En esos años comenzó a

Montero, Feliciano. Catolicismo social frente a socialismo revolucionario: confrontación de retóricas, en Julio de la Cueva y Feliciano Montero (eds.). Izquierda obrera y religión en España (1900-1939). Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 2012, pp. 129-154. 25 S.N.T. Vida de Gregorio XVI y anales de su pontificado, especialmente en sus relaciones con la Iglesia Española. México, Ediciones del Omnibus, 1854, pp. 201 y ss.; Alvaro López, V. Gregorio XVI y la reorganización de la iglesia hispanoamericana: el paso del régimen de patronato a la misión como responsabilidad directa de la Santa Sede. Roma, Editrice Pontificia Università Gregoriana, 2004, p. 266. 24


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ser abolida la esclavitud en diferentes países, como en España (primero peninsular en 1837 por Isabel II, Puerto Rico en 1873 propuesta por Amadeo I, y por último en Cuba por Alfonso XII en 1880)26. Continuaron dichas condenas, como la Encíclica “Catholicae Ecclesiae” (1890) contra la esclavitud27 de León XIII, que fue el Papa (1878-1903) más citado en cuestiones sociales, para muchos autores el iniciador de la Doctrina Social Católica contemporánea. En sus 75 encíclicas cambió el “tono de las encíclicas”28, del hasta entonces preeminentemente condenatorio, a esbozar desde entonces la “forma positiva, de como la Iglesia debía responder a los problemas concretos, especialmente en el orden ético-social. El acercamiento innovador de León XIII, popularizó las encíclicas como puntos de referencia, no solo para la doctrina Católica pero también, para muchos programas de acción”. Fue llamado el “Papa de los obreros”, teniéndolos presentes en numerosas intervenciones, y documentos incluso antes de su pontificado. Por ejemplo, en su segunda encíclica, “Quod apostolici muneris” (1878) resaltó la urgencia de atender las condiciones de vida miserables de los obreros (vivienda,...) y recriminaba a quienes no lo venían haciendo; en la Encíclica “Humanum Genus” (1884) recomendó acciones sociales para socorrer y proteger a la población obrera (“clase onesta dei proletari”). Además, continuó defendiendo los límites morales de la libertad29 en su Encíclica “Libertas” (1888) sobre el bien común. También propuso de forma expresa el apostolado de los laicos30 (“Sapientiae christianae”, 1890) y los deberes de los “ciudadanos cristianos”. Les exhortó a extender la fe católica mediante el ejemplo y la predicación, con el fin de restaurar y promover la civilización cristiana y su justicia. Este protagonismo de los laicos en la Iglesia, facilitó el apoyo eclesial al asociacionismo y protagonismo de los propios obreros y obreras en la defensa de sus derechos, y también en la difusión de la Fe. Aunque el Papa León XIII se había referido a la llamada “cuestión social” en varios documentos oficiales31, se refirió de forma monográfica en su carta encíclica más conocida: “Rerum Novarum” (“de las Cosas Nuevas”, 15-5-1891) o “De conditione Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 261-269. www.vatican.va/ 28 www.vatican.va/ 29 Chabot. Jean-Luc. La Doctrina Social de la Iglesia. Madrid, Rialp, 1991, p. 47. 30 García de Andoin, Carlos. Laicos … op. cit, pp. 23-24. 31 Sánchez, José. La acción…, op. cit., pp. 131-132. 26 27


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opificum”, sobre la situación o condición actual de los obreros. En dicha encíclica, primero describió los cambios en el industria y el coste social que habían tenido (salud, condiciones de vida obrera…); criticó tanto la explotación obrera realizada por el liberalismo, como las soluciones de enfrentamiento y violencia del anarquismo y socialismo marxista; y por último propuso soluciones sociolaborales, recogiendo las ideas avanzadas del catolicismo social europeo: salario familiar justo y suficiente, salud obrera, condiciones higiénicas laborales, acceso obrero a la vivienda y propiedad, acción del Estado y legislación laboral, seguros sociales y derecho de asociación. Comentó el desfase de los antiguos gremios, reconoció la sindicación pura (organizada sólo por obreras y obreros) y también la mixta (obreros y patronos)32. Los antecedentes de esta Encíclica fueron las acciones sociales obreras católicas existentes y lo desarrollado hasta entonces por la Doctrina Social de la Iglesia con respecto a la justicia social33. León XIII condenó las situaciones de injusticia, propuso reformas sociales necesarias34, situando la justicia social como factor clave en las relaciones laborales, incluidos los contratos35, siendo la solidaridad social uno de los principios esenciales de la “Rerum Novarum”36. Esta Encíclica apoyó y consolidó la labor social católica que ya venía siendo una realidad, animó al nacimiento de numerosas iniciativas sindicales, las cuales crearon sus propias obras sociales (cooperativas de consumo y producción, cajas de ahorro y crédito, mutualidades de enfermos o socorros mutuos, cooperativas de casas baratas, bibliotecas,…), además de centros de estudios sociales, y escuelas de formación profesional, entre otras muchas iniciativas. También contribuyó a consolidar una preocupación social por mejorar la situación de la clase obrera, que conllevó un notable impulso de la legislación sociolaboral y la implantación de los seguros

LEÓN XIII. “Rerum Novarum”, 1891, [31]-[39]; www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/ Gutiérrez García, José Luis. Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Barcelona, Ariel, 2006, pp. 103 y 22. 34 Camacho Laraña, Ildefonso. Doctrina social de la Iglesia: quince claves para su comprensión. Bilbao, Desclée de Brouwer, 2004, p. 97. 35 Colom, Enrique. Curso de Doctrina Social de la Iglesia. Madrid, Palabra, 2001, p. 90. 36 PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Madrid, BAC – Planeta, 2005, p. 99. 32 33


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sociales obligatorios. Desde entonces, la Iglesia católica ha continuado teniendo muy presente los problemas sociolaborales de la población más desfavorecida, desarrollando y consolidando la Doctrina Social de la Iglesia. 3. Algunos ejemplos del socialcatolicismo europeo: hacia el sindicalismo puro Según León XIII, el noble westfaliano Ketteler (1811-1877) fue su “gran predecesor” en cuestiones sociales. El escrito de Ketteler de mayor interés sobre obrerismo fue la “cuestión obrera” (1864), en el que defendió la creación de cooperativas obreras de producción y consumo, la participación obrera en los beneficios, los sindicatos puros, el derecho de huelga y la intervención estatal mediante la legislación de protección laboral. El sacerdote Franz Hitze (1851-1921) continuó su obra, puesta en práctica en las Dietas Católicas, que en 1884 decidieron fundar asociaciones sólo de obreros y obreras, en principio con cariz más de religiosidad, que rápidamente evolucionó hacia aspectos puramente obreros37. En 1890 fue fundado el “Volksverein”, y surgieron nuevas sociedades obreras católicas, como la “Asociación Sindical de Mineros Cristianos” (1894). El primer congreso de 1899 del “Volksverein”, estableció los principios de los sindicatos cristianos alemanes, como la neutralidad política (la representación política era asunto del partido católico Zentrum), la interconfesionalidad, las reformas sociolaborales y legislativas, la lucha laboral por medios pacíficos, incluida la huelga, su futura unión con los sindicatos “libres”, y con los revolucionarios una vez abandonasen su violencia y dictadura marxista de partido único. También hubo sindicalismo confesional católico alemán, como los de Berlín, con la consiguiente polémica sobre los sindicatos de católicos y protestantes o interconfesionales. Polémicas que quedaron zanjadas en 1912 con la Encíclica “Singulari quadam” (24-9-1912) de Pío X, permitiendo el sindicalismo interconfesional, siempre que éstos no actuasen contra la Iglesia católica. El “Volksverein” fue pieza clave en el movimiento obrero católico alemán, junto con la “Asociación de Organizaciones de Obreros Católicos de Alemania Occidental” que en 1914 en­ globaba a un tercio de todos los trabajadores de su región. El Volksverein tras la Gran 37

Repgen, Honrad. 150 años de catolicismo social en Alemania, en Un siglo de catolicismo social en Europa, 1891-1991. Pamplona, Eunsa, 1993, pp. 210 y ss.


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Guerra se reorganizó y defendió temas nuevos como el trabajo femenino, nuevos seguros como el de desempleo, y siguió en ascenso hasta 1933 cuando decayó frente al nacionalsindicalismo y el nazismo en el poder. En Bélgica surgió la “Féderation belge des oeuvres ouvrières catholiques” (1880), que contó con apoyos como Désiré Mercier (1851-1926), profesor de la Universidad de Lovaina y futuro arzobispo de Malinas; de sacerdotes como Antoine Portier (1849-1923) en Lieja, y Adolfo Daens (1839-1907) en Alost; y de religiosos como el dominico Georges Ceslas Rutten (1875-1952) y su colaborador René De Bruyne (18691941). Comenzando en 1891 los Congresos Católicos Internacionales de Lieja y de Malinas (creación de bolsas de trabajo, cooperativas de producción, de crédito y de consumo, uniones profesionales…). Rutten publicó en 1905 su folleto “Por qué queremos los católicos sindicatos”, en el que criticó las objeciones de los patronos al sindicalismo y defendió el sindicalismo no revolucionario, un sindicalismo reformista y no violento. También fue el inspirador de la fundación en Gante del Secretariado General de las Uniones Profesionales Cristianas (1904), a partir del cual en 1912 se constituyó la Confederación General de Sindicatos Cristianos y Libres de Bélgica. Este sindicalismo católico puro fue apoyado por el cardenal Mercier desde su llegada a Malinas en 1906, y defendido en el congreso católico de Malinas de 1909. El movimiento sindical belga superó el difícil período de posguerra y en la década de 1920 se organizó en la “Confederación de sindicatos cristianos” (CSC), que además de la organización sindical, promovió seguros sociales libres (de paro, sanitario,...)38. En Francia el sindicalismo cristiano nació en 1887, con el declinar de los círculos católicos de Federico Ozanam, y se abrió camino de forma progresiva y con diversas formas (confesional o interconfesional), constituyendo una Confederación en 1903. En Italia, Toniolo venía trabajando en temas socialcatólicos desde 1873, era presidente de la “Unione católica per gli studi sociali”, y en 1890, de forma previa a la encíclica de 1891, ya había sintetizado el socialcatolicismo en su “Propuesta de un sistema de estudios y de acción social en Italia”39. Tras esta encíclica, hubo muchos interesados en Gerard, Emmanuel. El catolicismo social en Bélgica, en Un siglo de catolicismo social en Europa, 1891-1991. Pamplona, Eunsa, 1993, pp. 162 y ss. 39 Trezzi, Luigi, Acción social de los católicos italianos antes y después de la Rerum Novarum, en Un siglo de catlicismo social en Europa, 1891-1991. Pamplona, Eunsa, 1993, pp. 140 y ss. 38


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sustitu­ir las anteriores sociedades mixtas por sindicalismo puro, y Toniolo redactó los principios del mismo en el Congreso de Imola (1901). En Italia, ya había surgido el sindicalismo católico en 1898, impulsado por el obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedechi, quien llegó a apoyar huelgas por motivos laborales justos, también con la aprobación de Pío X. En 1900 el Secretariado General de las Uniones Profesionales, fue la primera sindical nacional católica de Italia. El sindicalismo cristiano puro también se extendió por otros muchos países a finales del siglo XIX y el siglo XX, incluido España, pero todo este desarrollo coincidió con las condenas eclesiales a excesos, como la condena de Pío X a los “curas demócratas” de Francia o movimiento “Le Sillon” (el surco), fundado en 1891 por Marc Sangnier (1873-1950), que unía la vida espiritual y acción apostólica al sistema democrático, que se extendinedió con el beneplácito de León XIII, además de su encíclica “Graves de Communi” (1901). Tras reivindicar la autonomía de conciencia por encima a la autoridad y obediencia a la Iglesia, Pío X planteó su disolución en 1910 y el sometimiento a la autoridad eclesial. Sangnier lo aceptó, y a partir de entonces centró su acción en el periódico “La Democratie” y en la “Ligue de la Jeune République”, al tiempo que muchos de sus planteamientos iban siendo admitidos en los ámbitos eclesiales. Sangnier influyó más tarde, en formaciones francesas40 como el católico PRP (1925) y el MRP (1946), constituidos por jóvenes que habían participado en dicho movimiento, entre los que estuvo Robert Schuman, líder democristiano y ministro de Asuntos exteriores, considerado uno de los padres de Europa. También influyó en la fundación de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), según su fundador Cardjin. 4. Repercusión inicial en España Durante el siglo XIX en España preocupó la búsqueda de un equilibrio entre la Iglesia y el Estado41, entre unidad religiosa y tolerancia, así como entre clericalismo y anticlericalismo, con duros enfrentamientos sobre la “cuestión religiosa” (enseñanza, ingresos y bienes económicos, reducción del clero,…). Todo ello influyó 40 41

García de Andoin, Carlos. Laicos cristianos, … op. cit, pp. 26-27. Sánchez Jiménez, José. La acción social cristiana en el último decenio del siglo XIX: las repercusiones de la “Rerum Novarum” en España, en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Vol. 1 (1980), pp. 123-140.


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para que se instaurase en los ámbitos católicos tres posturas sobre la “preocupación social”: los que la ignoraban dentro del pensamiento reaccionario antiliberal, los que mantenían una preocupación teórica similar a la burguesa con informaciones y discursos, y los que empezaron a realizar actuaciones sociales (primero Círculos Católicos, después sindicatos). Los Círculos Católicos creados en Francia en 1871, se expandieron por otros países, en España entre 1873 y 1877 se constituyeron Círculos en diversas poblaciones como Alcoi, Las Palmas, Badalona, Tarragona y Córdoba. Poco después, uno de sus grandes propagadores fue el Padre Vicent (Antonio Vicent Dols, 1837-1912)42, castellonense, licenciado en Derecho, y jesuita (ingresó en 1861, y se ordenó en 1872). Tras su viaje a Francia (1872-1873), compaginó su labor docente con la actividad social, empezando a fundar Círculos Católicos en sus años de Tortosa (1879-1883). Para ampliar sus conocimientos docentes en biología e histología viajó a Bélgica y Alemania (1884-1885), aprovechando la ocasión para ponerse en contacto con las obras sociales católicas. A su regreso a Valencia, tuvo una importante colaboración científica durante la epidemia de cólera de 1885, con reconocimiento general, y le sirvió para reafirmar su segunda vocación, la del apostolado social. A partir de la Asamblea de Asociaciones Católicas en Tortosa (1887), los Círculos Obreros tuvieron su mayor desarrollo entre 1887 y 1893. Sin embargo, el asociacionismo católico mixto español surgió y se desarrolló tarde, cuando en Europa el obrerismo católico y sus asociaciones puras o sólo de obreros ya se estaban consolidando, tanto en la práctica como en la teoría. La división entre los católicos en torno a 1890 tenía grupos bien definidos43, como los conservadores (en España antiguos militantes de la Unión Católica), los más integristas (en España carlistas e integristas de Nocedal con su periódico “El Siglo Futuro”), a los que se sumaban los liberales, demócratas-cristianos reformistas y socialcatólicos, con numerosas polémicas entre ellos, tanto en Europa como en España44.

Diccionario Biográfico Español. Tomo XLIX. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 824-828. Sánchez, José. La acción…, op. cit., pp. 127 y ss. 44 Montero, F. El primer… op. cit., pp. 53 y ss. 42 43


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La Jerarquía eclesial española propuso llevar a cabo Congresos Católicos que suavizar las divisiones, e hicieses propuestas políticas y sociales para solucionar los problemas, como venían celebrando los alemanes (1848), belgas (1863) e italianos (1874). Aunque en el terreno político continuó la división de los católicos, con un antiliberalismo radical y agresivo de Nocedal, en el ámbito social estos congresos facilitaron el desarrollo de algunas iniciativas. En el primer Congreso Católico de Madrid (1889), se propuso la creación de instituciones para mejorar la situación obrera, se solicitó al gobierno la implantación del descanso dominical, se aplaudió a León XIII por su c­ampaña contra la esclavitud, y se diferenció entre los Círculos promovidos por el padre Vicent, y otros que no eran meros locales de recreo sin participación real obrera45. En el 2º Congreso Católico (Zaragoza, 1890) fue aprobado el modelo de reglamento para los Círculos de Obreros Católicos, se propuso crear socorros mutuos de asistencia sanitaria, cooperativas, y cajas de ahorro, y lo expuesto sobre el descanso dominical en este Congreso, se incluyó en el proyecto de ley de 1891 del gobierno Cánovas46. Como consecuencia de esta encíclica (1891) hubo diversidad de opiniones en el episcopado español47, sin embargo, su influencia en España, a pesar de algunas reticencias, quedó patente en las intervenciones del 4º Congreso Católico (Tarragona, 1894), en las que se asumió todo lo recogido en la encíclica: intervención del Estado para legislar y regular las relaciones laborales (en contra de la línea más conservadora del liberalismo), el salario justo o “suficiente” y el principio asociativo profesional, que abría el camino para las asociaciones “puras”, sólo obreras. Comenzaba a ser patente que en el catolicismo social español se dejaba los principios de beneficencia y se asumía el pensamiento del catolicismo social europeo. A partir de esta fecha se llevaron a cabo numerosas conferencias, asambleas diocesanas, regionales, de sacerdotes y laicos, que divulgaron los principios de esta

Vicent, Antonio (padre S. J.). Socialismo y Anarquismo: La Encíclica de nuestro santísimo Padre León XIII “De Conditione Opificum” y los Círculos de Obreros Católicos. Valencia, Imp. José Ortega, 1893, pp. 545 y ss.; y Montero, F. El primer… op. cit., pp. 130 y ss. 46 El descanso dominical ya existía desde 1884 para los trabajadores de obras públicas, y desde entonces hubo diversos proyectos para generalizarlo, lo que finalmente se consiguió con la Ley de 3-3-1904, ver Lendoiro, José (2ª ed.amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 295 y 611-613. 47 Sánchez, José. La acción…, op. cit., pp. 132-134. 45


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Encíclica. Según Vicent Comes48, se consolidaron dos ideas en los socialcatólicos españoles, por una parte, la idea de que la “organización profesional” pura (sólo de obreros) de carácter confesional era el mejor camino para solucionar los problemas sociales; y por otra, que la legislación laboral era la mejor defensa de los obreros frente a los abusos patronales. También se llevó a cabo la atención a la población más necesitada, por ejemplo Ciriaco Mª. Sancha y Hervás (1833-1909)49, durante su arzobispado en Valencia (1892-1898) creó obras sociales para la asistencia de niños y ancianos, además de fomentar la unión de los católicos divididos por cuestiones políticas, y de apoyar al Padre Vicent en la organización de los Círculos Católicos. El Padre Vicent publicó en 1893 “Socialismo y Anarquismo” sobre la encíclica “Rerum Novarum” y los Círculos Católicos50. En este libro, además de exponer su opinión sobre las diferentes ideologías obreristas, defendió el asociacionismo mixto del que era un propagandista muy activo, llegando a 36.000 los socios de dichos Círculos en 1895, sin mencionar el sindicalismo puro. También en 1893 fue creado el Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-obreras, para consolidar las sociedades mixtas51, y que desde 1896 publicó su “Boletín del Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-Obreras”. A partir de entonces algo cambió, incluso el Padre Vicent en 1895 ya fue partidario de dotar de mayor importancia a la organización profesional en el marco de los Círculos: “la agremiación dentro de los Círculos”52, y pretendió la transformación de los Círculos en escuelas de reforma social, como indicó en su “Manual de las Escuelas de Reforma Social” (Valencia, Manuel Alufre, 1896, 2ª ed. 1911). Pocos años más tarde, reconoció el fracaso de los mismos como sociedades profesionales y defendió la sindicación pura. Sin embargo, hubo quienes continuaron promocionando los

Comes Iglesia, Vicente, en la Introducción de Cien años de la Encíclica “Rerum Novarum”, del papa León XIII. Valencia, Centro Estudios Pastorales. Instituto Social Obrero (ISO), 1995, pp. 9-14. 49 Diccionario Biográfico Español. Tomo XLV. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 544-546; y www.archivalencia.org. 50 Vicent, Antonio (padre S. J.). Socialismo… op. cit. 51 Sánchez, José. La acción…, op. cit., p. 138. 52 Montero, F. Los seguros… op. cit., pp. 321-325. 48


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Círculo­s de Obreros Católicos, como se hizo en la Circular del 13-1-189653, con el fin de recristianizar a los obreros “para la tranquilidad pública”. La rivalidad entre católicos españoles fue una constante, estando enfrentados los que negaban el constitucionalismo borbónico y los que lo aceptaban. Por ejemplo, ante la crisis de 1898, en febrero de 1899, Ciriaco Mª. Sancha y Hervás (18331909), como Arzobispo de Toledo (1898-1909) y retomando las enseñanzas de León XIII, publicó los “Consejos del cardenal Sancha al clero de su arzobispado”54, recomendando su influencia en los católicos para conseguir una reforma moral de las instituciones públicas que consolidase la reconstrucción material y moral del país55, mediante la mayor formación social del clero para facilitar su acercamiento al pueblo, la aceptación de las instituciones monárquicas y de la Constitución, y la práctica de la doctrina social de León XIII. Estos consejos motivaron una importante oposición integrista, destacando el escrito de julio de 189956 del canónigo de Sevilla, Roca Ponsa, que había sido aprobado por el arzobispo de Sevilla, Spínola (1835-1906), en el que planteó la imposible reconciliación de los integristas con los liberales, y que motivó una gran polémica57. 5. Avances del obrerismo católico español hacia la sindicación pura Frente al Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-obreras (1893), y la Asociación General para el Estudio y Defensa de la Clase Obrera (1895), ambas dentro de los ámbitos patronales y aristocráticos, con influencia del Marqués de Comillas, el reformismo social católico, fue avanzado hacia la sindicación pura, apoyado por la encíclica “Rerum Novarum” (1891) y los principios redactados por Toniolo para el Congreso de Imola (1901), que fueron recogidos también en España por Castroviejo entre otros 58. Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Tortosa, 13-1-1896. Sancha, C. Mª. Consejos del cardenal Sancha al clero de su arzobispado. Toledo, Imprenta y Librería de la viuda é Hijos de J. Peláez, 1899. 55 Martínez Esteban, Andrés. El Cardenal Sancha en la encrucijada de la Iglesia Española. Madrid, Vision Libros, 2013, pp. 257 y ss. 56 Roca Ponsa. Observaciones que el cap. XIII del Opúsculo del Card. Sancha ha inspirado a un ciudadano español. Sevilla, Imprenta de Francisco de P. Díaz, 1899. 57 Cárcel Ortí, Vicente. Leon XIII y los catolicos españoles: informes vaticanos sobre la Iglesia en España. Pamplona, Universidad de Navarra,1988; Cárcel Ortí, Vicente. “El León XIII frente a los integristas españoles: el incidente Sancha-Spínola”, en Miscellanea Historiae Pontfiiciae nº 50 (1983), pp. 473-504. 58 Montero, F. El primer … op. cit., pp. 363 y ss. 53 54


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Según José Sánchez59, en 1897 nació el primer sindicato católico en España, fue el de tipógrafos madrileños, a partir de un antiguo Círculo Católico. Otra actuación del catolicismo social fue la revista semanal El Demócrata Cristiano, publicada desde octubre de 1899 en Málaga60, “dedicado a la clase obrera”. El sacerdote Maximiliano Arboleda61 en su libro “Liberales, socialistas y católicos” (1901) denunció que los Círculos Católicos no estaban siendo un instrumento de promoción de la clase obrera. También desde 1901 Arboleya impartió conferencias a favor de la sindicación pura, sin injerencias, por lo que fue tachado de ser más peligroso que Pablo Iglesias por los comillistas, partidarios de un catolicismo paternalista y controlado por patronos. En 1913 Arboleya realizó un viaje por Europa pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, que le puso en contacto con el catolicismo social europeo, y en 1914 apoyó la fundación de la Federación de Sindicatos Independientes, una iniciativa de obreros católicos, en cuyo domicilio social crearon un secretariado obrero, mutualismo sanitario, una bolsa de trabajo, una oficina de documentaciónbiblioteca entre otras obras, constituyendo todo ello la Casa del Pueblo de Oviedo. Los debates entre la sindicación mixta o pura que tuvieron lugar en el catolicismo durante la Semana Social de 1906, supusieron un punto de inflexión, que fue mayor todavía en la de 1912, un cambio hacia la sindicación pura, que también fue apoyado por parte de la jerarquía, como por ejemplo Victoriano Guisasola y Menéndez, arzobispo de Valencia (1905-1914). En el marco de estos debates, es destacable indicar que el Padre Vicent venía proponiendo la sindicación mixta en la agricultura, a partir de los gremios-cofradías de labradores, sin embargo, para los industriales comenzó a proponer la sindicación pura, a partir de su conferencia de la 1ª Semana Social de Madrid en 1906, sobre “formas de asociación profesional y agremiación”, en la que manifestó de forma abierta la necesidad de que los Círculos se transformasen en sindicatos profesionales puros, por la ineficacia de los primeros ante las necesidades obreras62. Sánchez, José. La acción…, op. cit., p. 140. García Galindo, Juan Antonio. La prensa malagueña, 1900-1931: estudio analítico y descriptivo. Málaga, Ayuntamiento de Málaga, 1999, pp.107-108. 61 Benavides, Domingo. Maximiliano Arboleda (1870-1951): un luchador social entre las dos Españas. Madrid, BAC, 2003, pp. 23 y ss. 62 Vicent, Antonio (padre S. J.), “Formas de asociación profesional y agremiación”, en Crónica del curso breve de cuestiones sociales. Madrid, 1906. La primera Semana Social de una serie anual que continuó hasta 1912, interrumpida hasta la celebrada en 1933. 59 60


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Años más tarde, tanto el jesuita Padre Vicent como el dominico Gerard, en la Semana Social de Pamplona (1912), defendieron la sindicación pura con la creación de “sociedades cristianas de resistencia”, y Gerard calificó de forma abierta a las sociedades mixtas de amarillismo63, lo que provocó el escándalo de los partidarios de las mismas. El sindicalismo puro propuesto en los albores del siglo XX por el padre Vicent entre otros muchos, tardó más de 20 años en ser aceptado por la totalidad del catolicismo español. Un ejemplo de esta transformación del catolicismo social en el inicio del siglo XX, lo tenemos en Valencia, con la fundación en mayo de 1908 de una Federación de Sindicatos Profesionales de obreros industriales llamada “Casa de los Obreros de San Vicente Ferrer”64, a partir del Círculo Católico Obrero de San Vicente Ferrer de Valencia (fundado el 20-6-1881)65, en el que se produjo un cambio en el pensamiento obrero católico al preconizar un tipo de organización propia e independiente de los patronos, tal como recogió su semanario El Pueblo Obrero desde su nacimiento en 1904, durante los últimos años del Círculo66. Supuso una ruptura, y su actividad se centró en la defensa de los derechos sociolaborales de sus afiliados, participaron en conflictos laborales, negociaron mejoras como la reducción de jornada (primero a nueve horas y después a ocho horas), mejoraron contratos laborales con aumento de salarios, exigieron el cumplimiento de la legislación sociolaboral como el descanso semanal, su ampliación, y establecimiento de los seguros sociales obligatorios (vejez, maternidad, asistencia sanitaria, …), llegando a la huelga cuando se agotaban los medios de negociación,… También participó en la mejora de la legislación laboral (envió proyectos legislativos como el de contratos de trabajo en 191467), reclamando en todo momento la igualdad de representación con respecto a sus rivales revolucionarios (socialistas y anarcosindicalistas).

Gerard, Pedro. Apostolado Católico-social en España, en Semana Social de España, Sexto Curso. Pamplona, Acción Social Tipografía, 1916. 64 Los “Estatutos de la Casa de los Obreros de Valencia” Valencia, Impr. Gombau, Vicent y Masiá, 1908, presentados el 11 de Mayo de 1908 en el Gobierno Civil de Valencia. 65 Ver la primera edició del libro del Padre VICENT. Socialismo… op. cit., p. 401. 66 Lendoiro Salvador, José. “El Pueblo Obrero y sindicalismo obrero católico valenciano: una aproximación (19041928)”, en “Católicos en la prensa: concepto y orígenes del periodismo confesional”. Madrid, LibrosLibres, 2004. 67 El Pueblo Obrero, núm. 144, 5-9-1914. 63


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Además, incluyó diversos servicios sociales sindicales, por ejemplo desde 190968 la Mutualidad para Enfermos, Oficina de colocación, y Universidad Popular; desde 1911 la Cooperativa de Consumo69, de productos de primera necesidad; desde 1912 las pensiones de retiro voluntarias a través del Instituto Nacional de Previsión70; cooperativa de viviendas para p­oblación obrera,… El proceso iniciado en 1908 culminó en 1919 con la constitución de la Confederación de Obreros Católicos de Levante, cuando se llegaron a superar los 40.000 afiliados71 en las provincias de Alacant, Castelló y Valencia (también tuvieron actuaciones en las de Murcia y Albacete), se ralentizó en la Dictadura de Primo de Rivera, y tuvo un nuevo impulso durante la Segunda República. La referencia al sindicalismo europeo fue una constante durante la trayectoria de la Casa de los Obreros, constituyéndose en uno de los primeros sindicatos católicos puros en España al asumir los planteamientos más avanzados en el catolicismo europeo del momento con líderes como Gerard, Pottier o lord Balfour. Recordemos que destacó como líder el obrero Francisco Barrachina Esteban (1884-1965), quien en 1912 realizó un viaje con una beca para obreros de la Junta Oficial de Ampliación de Estudios72, para visitar las Instituciones Sociales de Francia y Bélgica, y pudo conocer el catolicismo europeo más avanzado y el obrerismo católico existente, y los trabajos para una Internacional Cristiana ya habían comenzado73, que finalmente fue constituida en 1920 en La Haya: “Confederación Internacional de los Sindicatos Cristianos”74.

El Pueblo Obrero, núm. 69, 5-8-1909; núm. 73, 30-10-1909. El Pueblo Obrero, núm. 94, 26-7-1911. 70 El Pueblo Obrero, núm. 111, 14-12-1912. 71 Lendoiro Salvador, José. “Un cambio de rumbo en el catolicismo social: El planteamiento obrerista de la Confederación de Obreros de Levante a través de sus primeros congresos, 1919-1922” en II congreso de Jóvenes Historiadores y Geógrafos, 1-3 de octubre de 1992, Madrid, CSIC, 1992. Para ver más detalles, consultar. Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º, op. cit., pp. 534-539. 72 Gaceta de Madrid núm.129, 9-5-1903; núm. 266, 23-9-1903. 73 Barrachina Esteban, Francisco. Conferencia dada por el socio Francisco Barrachina Esteban, pensionado por la Junta Oficial de Ampliación de Estudios para visitar las Instituciones Sociales de Francia y Bélgica: 11 de agosto de 1912”. Valencia, Casa de los Obreros de Valencia, 1912. 74 Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op. cit. , pp. 335 y ss. 68 69


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6. Doctrina católica española apoyando la sindicación pura de la Rerum Novarum Como documentos pontificios de la Doctrina Social de la Iglesia se suelen citar las encíclicas “Rerum Novarum” (1891) de León XIII, “Singulari quadam” (1912) de Pío X, “Pacem dei Munus” (1920) de Benedicto XV sobre la reconciliación cristiana por la paz, y “Quadragesimo Anno” (1931) de Pío XI en el 40 aniversario de la “Rerum Novarum”. Sin embargo, en estos cuarenta años, el magisterio pontificio fue desarrollado y apoyado con numerosas pastorales en las diócesis de cada país, y de otros escritos de religiosos y laicos, facilitando su puesta en práctica. Por ejemplo, el valenciano Enrique Reig y Casanova (1859-1927)75 en 1885, poco antes de ser ordenado sacerdote (1886), en un discurso ante jóvenes valencianos76, recordó las indicaciones sobre la necesidad de fomentar las sociedades obreras en la encíclica “Humanum genus” (1884) de León XIII, siendo un ejemplo de su gran preocupación social durante toda su trayectoria. La encíclica “Rerum Novarum” fue difundida por las diócesis de cada país, publicándose numerosos comentarios (como en Chile, 1891)77, pues fue un referentes en el catolicismo social. Por ejemplo, José María Salvador y Barrera (1851-1919)78, en 1903 siendo obispo de Tarazona, escribió una carta pastoral sobre León XIII79, en la que destacó sus escritos sociales; como obispo de Madrid-Alcalá, siguió

El sacerdote Enrique Reig y Casanova fue trasladado en 1900 a Toledo por Ciriaco Mª Sancha y Hervás, cardenal Primado (1898-1909), que había sido Arzobispo de Valencia (1892-1898), y éste le confió la cátedra de sociología del Seminario, teniendo gran preocupación social. Fue director de “La Paz Social”, en Madrid asesor de los sindicatos obreros católicos, rector de la Academia Universitaria Católica, y profesor de religión y sociología en la Escuela Superior de Magisterio. Enrique Reig fue obispo de Barcelona (1914-1920), arzobispo de Valencia (19201922), y nombrado cardenal en 1922 fue arzobispo de Toledo y Primado (1922-1927). Diccionario Biográfico Español. Tomo XLIII. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 72-74; http://www.archivalencia.or 76 Reig y Casanova, Enrique. Cuatro palabras sobre los principales deberes de los católicos en los actuales momentos: Discurso leído en la solemne junta celebrada por la Juventud Católica de Valencia el 2 de febrero de 1885 para conmemorar el 5º aniversario de su reinstalación. Valencia, Impr. Manuel Alufre, 1885, pp. 13-15. 77 Casanova, Mariano. Pastoral que el Illmo. y Rvmo. señor Dr. D. Mariano Casanova, arzobispo de Santiago de Chile, dirige al clero y fieles: al publicar la encíclica de nuestro Santísimo Padre el Papa León XIII: sobre la condición de los obreros. Chile, Católica de Manuel Infante, 1891. 78 José María Salvador y Barrera fue obispo de Tarazona (1901-1905), obispo de Madrid-Alcalá (1905-1916), y arzobispo de Valencia (1917-1919). Diccionario Biográfico Español. Tomo XLV. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 371-372; http://www.archivalencia.org 79 Salvador y Barrera, José María. Carta pastoral que el Excmo. é Ilmo. Sr. D. José Mª Salvador y Barrera, Obispo de Tarazona y Administrador Apostólico de Tudela dirige al clero y fieles de sus diócesis con motivo del vigésimo quinto aniversario de la coronación de su Santidad León XIII y del santo tiempo de Cuaresma. Tarazona, Tip. de Pedro Carra, 1903. 75


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d­ifundiendo el catolicismo social80; preocupado por la situación de pobreza del clero rural, fundó en 1908 el Montepío del Clero; en 1911 hizo comentarios de las normas del Cardenal Primado Aguirre sobre la acción sociopolítica81, siendo éstos ejemplos de su labor en apoyo del obrerismo. Como arzobispo de Valencia (19171919), realizó una importante labor apoyando a los sindicatos obreros puros de Valencia (Casa de los Obreros, y Sindicato de la Aguja). El Cardenal Aguirre (1835-1913)82, como Arzobispo Primado de Toledo (19091913), publicó unas “Normas de Acción Católica y Social en España” el 8-1-191083, sobre actuaciones en favor de la clase trabajadora, pero sólo citó al sindicalismo mixto. Pocos días antes, el 1-1-1910, el Arzobispo de Valencia (1906-1914), Victoriano Guisasola y Menéndez (1852-1920)84, publicó “La acción social del clero”85, en la que apoyó el sindicalismo puro e instó al clero diocesano a: – participar en acciones en pro de la justicia social; – desmentir las falsedades revolucionarias que afirmaban incluso “que la religión es un obstáculo que impide la conquista de la justicia social”; – “cimentar todas las obras sociales en los principios religiosos” para restaurar la esperanza en la población obrera, destruida por el capitalismo; – afirmó que “el actual problema social” no es sólo económico, sino también espiritual y moral, reclamando el lugar de la Iglesia en la sociedad, como ya lo había

Salvador y Barrera, José María. Conferencia dada en el Centro de Defensa Social el día 14 de Noviembre de 1909. Madrid, Discursos e Informes leídos en el Centro de Defensa Social desde 1909 a 1912. 81 Salvador y Barrera, José María. Carta pastoral...a los fieles de su Diócesis: explicando y comentando las normas dadas por el Emmo. Sr.Cardenal Aguirre acerca de la acción católico-político y social de España. Madrid, Imp. del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, 1911. 82 Diccionario Biográfico Español. Tomo I. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 801-802. 83 Aguirre García, Gregorio María. Normas de Acción Católica y Social en España, aprobadas por la Santa Sede y presentadas al clero y fieles... por el Emmo. Cardenal Aguirre, en 8 de enero de 1910. Granada, Puchol, 1910. 84 Victoriano Guisasola y Menéndez fue ordenado sacerdote en 1876, nombrado obispo de Burgo de Osma (1893-1897), de Jaén (1897-1901), de Madrid-Alcalá (1901-1905), arzobispo de Valencia (1906-1914), y Cardenal y Arzobispo Primado de Toledo (1914-1920). Diccionario Biográfico Español. Tomo XXV. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, pp. 182-183; http://www.archivalencia.org 85 Guisasola y Menéndez, Victoriano. La acción social del clero: instrucción que el Dr.Victoriano Guisasola y Menéndez dirige á su amado clero diocesano. Valencia, Tipografía Moderna, á cargo de Miguel Gimeno, 1910. 80


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hecho León XIII, con el fin de denunciar las injusticias: “perseguir, desenmascara la injusticia y la iniquidad; descubrir el manantial de las ganancias que no guardan proporción con el trabajo; hacer que acabe la explotación de la debilidad, las opresiones irritantes... y todo esto por las leyes morales, en nombre del orden sobrenatural”; – que la función del clero en los ámbitos sociales era lo espiritual en las “cooperativas, sindicatos, cajas de ahorro, de préstamos, mutualidades y otras análogas”; – indicó “la necesidad de que el sacerdote se dedique con ahínco y perseverancia al estudio y solución práctica de los problemas sociales, el carácter sobrenatural y divino de su misión, la debida distinción entre las obras de cultura y educación cristiana y las obras de economía social y política”; – expuso la necesidad del protagonismo de los laicos en las entidades sociales como los sindicatos, y que el clero “se abstendrá de asumir la dirección temporal ó material de las mismas, ó de intervenir directamente en su dirección ó administración…”. Unos meses después, el sacerdote valenciano Enrique Reig Casanova (1859-1927), habló sobre la necesaria “Intervención del sacerdote en el fomento de las asociaciones obreras” en la Quinta Semana Social de 191086. Afirmó que el sacerdote tenía que tener “la debida competencia filosófica, teológica, histórica y sociológica” para centrarse en su labor espiritual y de solidaridad, dejando a los laicos el protagonismo y la organización de dichas asociaciones. Además, debía fomentar la educación de la juventud “en el ahorro, en la mutualidad, en el cooperatismo, en la previsión y en el sindicalismo”. En esta conferencia, Enrique Reig defendió de forma abierta el sindicalismo sólo de obreros o puro, e indicó “habiendo declarado terminantemente León XIII que “en determinadas circunstancias los obreros podían organizarse en corporación ellos solos”, son muchos, son los más, los que creen que estas circunstancias han llegado…”. Sobre los Círculos Católicos de Obreros, Reig recordó que en Francia ya se habían transformado en sociedades sólo de obreras y obreros, y afirmó que la asociación mixta de los Círculos debían evolucionar hacia la sociedad “obrera pura”, hacia “la asociación autónoma profesional”. En la ciudad de Valencia, había calado esta tendencia del catolicismo hacia las obras sociales y los sindicatos sólo de la clase obrera, tanto en el Arzobispo Guisasola como en los sacerdotes cercanos a los ámbitos obreros y sensibilizados con su precaria situación. Por ejemplo, cuando el sacerdote Manuel Pérez Arnal en 1912 86

Reig Casanova, Enrique. Intervención del sacerdote en el fomento de las asociaciones obreras: conferencia dada en la Quinta Semana Social de España en Barcelona. Barcelona, Impr. de Pedro Ortega, 1910.


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a­nimó a las obreras católicas textiles a que se organizasen para reivindicar sus derechos y mejorar su difícil situación, sin ningún descanso semanal y con largas jornadas laborales que se prolongaban durante gran parte de la noche, no hubo ninguna duda que el sindicato que formasen debía ser sólo de las mismas obreras, sin ninguna injerencia. Fue constituido por éstas obreras el Sindicato de la Aguja y similares de Nuestra Señora de los Desamparados, más tarde Federación local, y después Confederación Regional87. El valenciano Enrique Reig fue nombrado obispo, y en su primera Carta Pastoral titulada “La Justicia y la Paz” (26-11-1914)88, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, afirmó la “íntima conexión entre la justicia y la paz”, y la necesidad del cumplimiento del Derecho y de la intermediación en los conflictos para evitar la violencia y la guerra. Definió como concepto erróneo que la guerra fuese un “estado forzoso del hombre”, siendo los tribunales y la intermediación los medios para resolver los conflictos y la guerra, que la Iglesia consideraba una de “las mayores calamidades”; propuso la diplomacia del Papa como un recurso más para las negociaciones pacíficas; y acabó indicando que “el mayor bien no justifica el mal como medio para su consecución, nunca fue durable lo que por la violencia se logró”, y que “la justicia sólo va acompañada de la paz” cuando va acompañada de la solidaridad o caridad. En otros muchos escritos eclesiales también se instó al fin de la guerra, como en la encíclica “Ad Beatissimi Apostolorum” (1-11-1914) de Benedicto XV. En 1914 el arzobispo de Valencia Victoriano Guisasola y Menéndez, fue nombrado Cardenal y Arzobispo Primado de Toledo (1914-1920), y poco después publicó una carta pastoral sobre el mundo obrero, titulada “Justicia y Caridad” (1916), que fue referente del obrerismo católico español hasta 1936, junto con la encíclica “Rerum Novarum”. Este título ya se había empleado, en escritos como el libro de 1909 de Monseñor Charles Gibier (1849-1931)89, o en la práctica, siendo el lema sindical del “Sindicato de la Aguja” valenciano. Además, cuando el Papa Benedicto XV recibió a los Sindicatos Católicos de Obreros, el día 15-10-1914, les exhortó a reivindicar

Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op. cit. , pp. 354 y ss. Reig y Casanova, Enrique. La justicia y la paz: carta pastoral que el obispo de Barcelona dirige a sus diocesanos con motivo de su entrada. Barcelona, Impr. Barcelonesa, 1914. 89 Gibier, Charles. Les Devoirs de l’heure présente: justice et charité. Paris, Lethielleux, 1909. 87 88


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sus legítimos derechos laborales, a cumplir con sus deberes, y les indicó que su divisa debía ser “Justicia y Caridad”90. De forma previa, en 1915 Guisasola escribió una carta pastoral sobre “el peligro del laicismo y los deberes de los católicos”91, en la que siguió defendiendo el sindicalismo católico puro, sólo de obreras y obreros. En la misma, además de clamar contra la guerra (“la fiera desolación que arrasa á Europa”), expuso el enfrentamiento que introducía el anticlericalismo (“tendencias funestas del laicismo contra el espíritu cristiano”), y que dificultaban la “paz, que nace de la justicia, la caridad y el amor mútuo”, características del cristianismo. Reclamó el derecho de la Iglesia y de los católicos a la espiritualidad en todos los ámbitos, y en sus actividades sociales, que estaba siendo negado por la intolerancia laicista y la legislación anticlerical, llegando a la persecución de los católicos en algunos países incluso estableciendo el delito de “opinión religiosa”. Planteó los “falsos principios de tolerancia laica”, los cuales utilizando “el sentimiento y el deseo de aumentar la libertad” niegan la diversidad, imponiendo su ideología como única, pretendiendo negar la libertad religiosa acusando a los católicos de querer imponer su religión. Afirmó que los católicos no podían separar entre su actividad pública y privada, ni olvidar la importancia de la familia, así como de la justicia y la solidaridad como fundamentos de la acción social católica. Desmintió las ideas de confrontación difundidas por laicistas y revolucionarios contra la Iglesia y su actuación social: “…odio contra Dios y su Iglesia.Y, sin embargo, ninguna institución se ha aplicado con tanto ahincó á remediar estos males; nadie ha sentido con tan profundo dolor las miserias de los humildes, de los pobres, como la Iglesia Católica. Eso que llaman el problema social, no es de hoy ni de ayer, es de siempre,… pero cabe disminuir el mal, cabe en muchos casos suprimirlo, como se extinguió la esclavitud… La divina revelación nos dijo que la justicia eleva y dignifica á los pueblos, y cumplimiento de esta ley de la justicia, su perfección, es la ley de la caridad” o solidaridad. Indicó que era urgente la organización de los obreros en sindicatos, y por su parte también la organización de los patronos, con el fin de facilitar las negociaciones laborales. Defendió el sindicalismo católico puro, sólo de obreras y obreros: “El sindicato, la corporación profesional, es la dignidad del trabajo y del trabajador, tiene un fin económico y 90 91

La Mensajera. Valencia, año I, noviembre 1914, p. 1. Guisasola y Menéndez, Victoriano. El peligro del laicismo y los deberes católicos: carta pastoral del Emmo. y Rvmo. Señor Cardenal Arzobispo de Toledo Primado de las Españas al clero y fieles. Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos, 1915; también reproducida en Guisasola y Menéndez, Victoriano. Orientaciones político-sociales, Madrid, Patronato Social de Buenas Lecturas, 1915-1916, pp. 1-79.


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moral, y además un fin altamente social, pues reconstruirá la sociedad, hoy desquiciada por el liberalismo individualista. Llámense uniones profesionales, agrupaciones por oficios, reunión de clases, el nombre poco importa;… El obrero quiere ser instrumento de su propia perfección; quiere intervenir en los problemas que tan directamente le afectan; quiere conquistarse la parte que le corresponde en los bienes de la civilización y de la cultura, y este conjunto de voluntades es justo,… la acción misma debe ser obrera… la afirmación de catolicismo debe ser en toda la acción social de los católicos diáfana, íntegra y pura…”, subordinándose sólo en lo espiritual a la autoridad eclesiástica. Entre los escritos de Guisasola, destacó su Carta pastoral “Justicia y Caridad en la Organización Cristiana del Trabajo” (12-2-1916)92, que a partir de entonces fue el principal referente junto a la “Rerum Novarum”, para el sindicalismo católico puro español, aunque los católicos más conservadores nunca la citaron. En esta carta Guisasola defendió el sindicalismo puro independiente: “la libertad de los obreros en sus sindicatos:… el obrero no quiere una protección que le oprima… deseamos que los obreros,… procedan con santa libertad en la organización y defensa de sus intereses materiales”; así como de su “derecho a la huelga: los sindicatos… se proponen resistir por todos los medios legales a toda opresión injusta. Estas sociedades no son negativas; son constructivas y creadoras, y llevan un ideal de paz, de unión…”; en esta carta pastoral se reconocía la existencia en España de “centenares de sindicatos, cajas rurales, cooperativas de consumo, mutualidades, instituciones de asistencia y previsión…”. Guisasola expuso que frente a los que predicaban la guerra, el odio, la revuelta, la ideología única y la dictadura de partido, los obreros debían confiar en el reformismo social católico; afirmó que la solución tampoco vendría del liberalismo o capitalismo que orientaba al individualismo insolidario y egoísta, sino que vendrían de los principios de justicia que asegurasen medios dignos sociolaborales, y de la solidaridad social propia del cristianismo.

92

Guisasola y Menéndez, Victoriano (Cardenal). Justicia y Caridad en la Organización Cristiana del Trabajo: carta pastoral del Emmo. y Rvmo. Señor Cardenal Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, a sus amados clero y fieles. Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S.C. de Jesús, 1916. Hubo diversas ediciones de esta carta pastoral, ver por ejemplo, el Anuario Social de España. Año II, 1916-1917. Barcelona, Acción Popular, 1917, pp. 245 y ss; o Guisasola y Menéndez, Victoriano. Orientaciones político-sociales, Madrid, Patronato Social de Buenas Lecturas, 1915-1916, pp. 81-163. De esta Carta pastoral se hizo una reedición prologada por Severino Aznar en 1933, cuando finalmente ya hubo unanimidad entre todos los sectores católicos sobre el sindicalismo puro. Ver Justicia y Caridad en la organización cristiana del trabajo [prólogo de Severino Aznar]. Madrid, Imprenta Juan Bravo, 1933.


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Expuso que los seres humanos “tienen iguales derechos, y la justicia es la salvaguardia de la igualdad personal de los hombres”, como recogían las constituciones políticas de las sociedades democráticas, principio al que se debían incorporar los criterios cristianos de preferencia por los más necesitados de la sociedad, a quienes los Estados deberían otorgarles mayor protección de sus derechos. De forma especial, “la organización social del trabajo y de la cultura” debía atender a esta parte de la población, para cubrir sus necesidades materiales y culturales, por “dignidad humana” y “solidaridad social”. Recordando la “Rerum Novarum”, indicó Guisasola que por justicia se debía legislar para mejorar la situación obrera, “pues en su mayor parte se encuentran indignamente en una situación económica deplorable y llena de calamidades… conviene librarle de la crueldad de hombres codiciosos, que abusan de las personas como si fueran cosas con el ansia inmoderada de lucro;…”. Afirmó que en España esta realidad de precariedad existía “en muchas localidades sí. Nós hemos visitado centenares de pueblos españoles y hemos tocado de cerca la frugalidad de los campesinos, la absoluta privación de todas las conquistas de la civilización moderna, el trabajo largo y el pan escaso, jornales irrisorios, propietarios convertidos en colonos y colonos convertidos en braceros, y en muchos meses del año la privación del mísero jornal, que es el hambre y la miseria y la emigración a las ciudades, a esas ciudades de los barrios obreros, donde muchos viven en el mayor abandono, donde se explota el trabajo de la mujer y del niño en condiciones intolerables,…”. Frente al odio del marxismo o al egoísmo del liberalismo, Guisasola propuso que se debían recuperar los valores cristianos de dignidad humana, justicia y solidaridad, pues el ser humano “es algo más que una máquina y el trabajo algo más que una mercancía”, con el fin de mejorar las condiciones laborales, con una remuneración o salario suficiente para toda la familia, que permitiese participar en el bienestar general de la sociedad. Expuso Guisasola los límites al derecho de propiedad, pues en el uso de los bienes y del dinero no se podía obviar el bien común o social. También como límite del capitalismo y de los beneficios de la propiedad productiva, debía estar el salario justo o suficiente. Recordando la “Rerum Novarum” y palabras de Benedicto XV, afirmó que además de los derechos que debían reivindicar los obreros, éstos debían cumplir con sus deberes laborales, intentando solucionar los conflictos por medios pacíficos.


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Sobre el sindicato como elemento fundamental de la organización cristiana del trabajo, Guisasola recogió en su Carta las afirmaciones de los pontífices: León XIII ya indicó su deseo para que creciesen “en número y en actividad” las sociedades obrera­s (1891); Pío X declaró muy oportunas las “Uniones profesionales” italianas (1909), y alabó los sindicatos alemanas (1912); Benedicto XV continuó apoyando a los sindicato­s o uniones profesionales como clave del futuro de la sociedad. Ante estos apoyos, Guisasola indicó que todos los católicos, debían considerar el sindicalismo como necesario. Este apoyo al sindicalismo sólo de obreras y obreros, continuaba Guisasola en “Justicia y Caridad” (1916), era muy necesario y debía ser recomendado “eficazmente a los católicos españoles”, por todo lo que aportaban las asociaciones profesionales para mejorar las relaciones laborales y la situación obrera: “un medio muy apto para conseguir inmediatamente la mejora de los intereses materiales y morales del obrero…la existencia del Sindicato … una escuela de educación y formación de hombres sociales, que desarrolla … un sentimiento más amplio de fraternidad … desenvuelve el hábito de mirar en todas las acciones el bien de la colectividad, se franquean las barreras del egoísmo y al propio tiempo se acrecienta el valor de la propia personalidad; se ve más claramente la relación entre los derechos y los deberes y cómo unos son complemento de los otros; en una palabra: se aviva el espíritu de asociación y el espíritu de clase, … Por otra parte, disminuyen el juego y la intemperancia, que son los mayores enemigos de los obreros; se estimula la virtud del ahorro, se hace más intensa la vida de familia; desaparece o decae el horrible hábito de la blasfemia, se frecuentan las iglesias para el cumplimiento de los deberes religiosos; en conclusión: los obreros de los Sindicatos católicos son más justos, más sobrios, más honestos. Por último, es un hecho que los Sindicatos han contribuido a la subida de los salarios, que todos estimábamos justa y necesaria, y este aumento no ha perjudicado al progreso de las industrias que lo han adoptado; han rebajado considerablemente las huelgas y han contribuido a relacionar patronos con obreros, cosa que facilita las discusiones y la mutua inteligencia, y que puede ser un gran paso para la concordia y la paz por medio de los Comités permanentes de arbitraje. De todas suertes, para el bien de la industria y de la paz social serán mejor, en vez de las turbas apasionadas e inconscientes, organismos vigorosos y responsables de sus actos….”. Por todo ello, continuaba Guisasola, la Iglesia tenía derecho a animar a la población obrera católica hacia la sindicación, la solidaridad cristiana, y el reformismo social mediante la regulación de las relaciones laborales y la legislación sociolaboral: “… Si además se trata de remediar los males de los pobres o de mejorar su condición, entonces la Iglesia cumple más íntimamente con el espíritu de Jesucristo que en ella se perpetúa. Los católicos no deben con vanos


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pretexto­s negar su cooperación a la obra grande de asociar para el bien a los obreros…. se dice que el Sindicato destruye la libertad del trabajo. Pero esto son resabios del individualismo liberal; porque ¿de qué libertad se trata? El obrero no es libre para trabajar o no trabajar, puesto que el trabajo es su medio de vida y tiene obligación de vivir. Sólo le queda la libertad de trabajar bien o en malas condiciones con un salario escaso; y esto no es de esencia de libertad,…. Condenemos las brutales violencias del socialismo, la opresión del obrero por fines políticos, contrarios a la sociedad o violadores de la santidad de la conciencia, y aplaudamos esa suave violencia moral que los Sindicatos católicos ejercerán por la persuasión, por la difusión de las sanas ideas sindicalistas y por el ministerio de leyes sociales que presten al Sindicato toda la fuerza que por su naturaleza está llamado a ejercer”. De forma clara, Guisasola expuso que el funcionamiento de los sindicatos debía ser sólo de la misma población obrera: “Y puesto que la organización nace de la facultad que los ciudadanos tienen para asociarse, menester es que en su constitución interna se les reconozca la libertad y el derecho de elegir aquel reglamento, y aquellas leyes, y aquellas personas que juzguen les han de ayudar mejor a los fines que se proponen, libres de toda extraña injerencia. Nós hemos hablado ya de esto en otra ocasión, y ratificamos la dirección que dimos entonces. No se diga que el obrero no sabe gobernarse a sí mismo y que no acertará a escoger y manejar los medios necesarios;… Además, Nós mismo hemos observado un sentido social y una cultura en individuos de la clase obrera que desearíamos ver en muchos. … ensenadles a redimirse, dirigidles, ayudadles; mas no les suplantéis, porque entonces tal vez os darán su nombre para figurar en una lista de asociados; pero no os darán su espíritu, su actividad, sus ansias de mejorar, que acucian el entusiasmo y preparan la victoria. Lo contrario es un modo de negar a la multitud lo que reconocemos al individuo: el derecho de asociación. El obrero no quiere una protección que le oprima, y quiere marchar por propio impulso, aun cuando sigue los mismos caminos por donde todos deseamos que vaya. Si el obrero quisiera renunciar a esta autonomía, no deberíamos consentirlo los demás, porque esto le colocaría en situación de inferioridad, respecto de los socialistas, que aun siendo instrumentos de pasiones ajenas, creen gobernarse a sí mismos… deseamos que los obreros, conscientes de su gran responsabilidad, procedan con santa libertad en la organización y defensa de sus interese materiales, confiando en Dios que no abusarán de ella en discordias intestinas, ni para oponerse a la autoridad de la Iglesia, que fía a ellos mismos una parte considerable de la defensa de causa tan querida como el bienestar de la clase obrera en sus relaciones con toda la organización cristiana de la sociedad…” El sindicalismo católico, recordó Guisasola, además de los fines sociolaborales y formativos, no debían olvidar la espiritualidad ni las manifestaciones externas del catolicismo, sin esconder su carácter católico. En las reivindicaciones sindicales


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católica­s, debía figurar de forma primordial la resistencia a toda opresión injusta, incluyendo para ello el derecho a la huelga si fuese necesaria, agotada las negociaciones entre obreros y patronos: “Del derecho a la huelga. Los sindicatos no son, en el sentido que dan los socialistas a la palabra, sociedades de resistencia; pero se proponen resistir por todos los medios legales a toda opresión injusta. Estas sociedades no son negativas; son constructivas y creadoras, y llevan un ideal de paz, de unión y de amor. Cuando ascendiendo la penosa cuesta, tropiecen con barreras levantadas por el egoísmo, si es posible, darán un rodeo, mas en ningún caso retrocederán. Su divisa es: marchar adelante con fe, perseverancia y amor, y únicamente así llegarán... Antes de ir a la lucha, lo primero es tener de su parte a la justicia: después, agotar los medios pacíficos, no luchar sino por necesidad,…. Frecuentemente perjudica más al capital y a la riqueza personal de un patrono una huelga que la concesión de algunos beneficios que hubieran podido evitarla; y, asimismo, es mayor el daño al bienestar y a la fuerza moral de la clase obrera por una huelga injusta que las ventajas obtenidas, aun suponiéndola victoriosa.… toda actividad de los hombres sociales debe encaminarse a impedir la guerra… constituyendo Consejos de arbitraje o Jurados mixtos de un modo permanente”. Recordando las afirmaciones de católicos como León XIII y de protestantes como Bülow (1849-1929)93, Guisasola instó al Estado a reconocer el derecho de la población obrera a expresar sus creencias espirituales sin problemas, y a no obligar a los sindicatos a ocultar su confesión religiosa, pues el mismo cristianismo les alentaba a mejorar las condiciones sociolaborales obreras y de los más desfavorecidos. Guisasola también instó en esta Carta a las clases medias y altas, a admitir “el movimiento democrático contemporáneo”, y por justicia y solidaridad o caridad social con los más desfavorecidos, a reconocer los legítimos derechos obreros, y ayudar a la población obrera a conseguir tanto sus reivindicaciones y sus obras sociales (cajas de ahorro y crédito, cooperativas de consumo y producción, Mutualidades de enfermos,…), como a asociarse en católico, frente a los revolucionarios que pretendían la destrucción de la diversidad democrática. También recordó que “la verdadera liberación del pueblo consiste en hacerle fuerte para cumplir sus deberes y hacer respetar sus derechos”, y que todos debían contribuir en esta labor, incluidos los sacerdotes, quienes tampoco debían olvidar su espiritualidad en las actuaciones sociales.

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Bülow, Bernhard von. La política Alemana. Barcelona, Gustavo Gili, 1915.


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Por último, Guisasola en su carta pastoral de 1916, recordó que todo esto ya era una realidad en España, con las numerosas entidades sociales existentes: “cuéntanse por centenares los Sindicatos, las Cajas rurales, las Cooperativas de consumos, las mutualidades, las instituciones de asistencia y previsión y otras mayores entidades, que prestan unidad y valor y fuerza a todo el ya considerable valor económico de las obras católicas… propagandistas que recorren toda la Península… periódicos y revistas profesionales… empresas editoriales de ciencias sociales...”. Para el sindicalismo católico puro español supuso un gran apoyo el Cardenal Primado Guisasola, quien asumió los criterios del socialcatolicismo europeo y del más avanzado español, lo que le llevó a situaciones de tensión con los defensores del sindicalismo mixto de la Confederación Nacional Católica Agraria (CONCA) surgida en 1917. Sus sucesores en el Arzobispado de Valencia continuaron dicho apoyo al sindicalismo católico gestionad sólo por las mismas obreras y obreros: Valeriano Menéndez Conde y Álvarez (1914-1916), José María Salvador y Barrera (1917-1919), Enrique Reig y Casanova (1920-1923), y Prudencio Melo y Alcalde (1923-1945)94. Por ejemplo, poco después de la carta de Guisasola, el Arzobispo José Mª Salvador y Barrera, a finales de 1917, ante una huelga mantenida por las obreras católicas del valenciano Sindicato de la Aguja para hacer cumplir la legislación social vigente, les aseguró a dichas obreras su independencia y autonomía en sus actuaciones profesionales, y apoyó las razones justas que las habían llevado a la huelga, animándolas a “continuar más que nunca trabajando en la defensa de las obreras…”95. Esta actuación del Arzobispo, y otras similares que tuvieron lugar, fueron ratificadas en enero de 1918 por la “Declaración colectiva de los obispos españoles, dirigida a los católicos de nuestra Patria… en las circunstancias críticas por que atravesamos”, en la que se hacía un llamamiento para la solidaridad con los obreros, y ratificaba el derecho de los trabajadores para asociarse, con espíritu cristiano con el fin de reformar y mejorar sus condiciones sociolaborales96. También la apoyaron otros escritos, como el del Obispo Enrique Reig y Casanova en 1918, poco antes de ser nombrado Arzobispo de Valencia, sobre los deberes

www.archivalencia.org Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op. cit., p. 439. 96 “La Mensajera”. Valencia, año V, enero 1918, p. 3. 94 95


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sociale­s de los católicos97. Durante su arzobispado en Valencia (1920-1923), Enrique Reig continuó el apoyo al obrerismo católico; además, en 1921 escribió una carta pastoral98 que continuó los afanes reconciliatorios tras la Gran Guerra. Por otra parte, siendo Cardenal y Arzobispo Primado de Toledo (1922-1927)99, escribió otra carta pastoral en la que trató temas sociales (1924), en la que apoyó al sindicalismo católico, sin ocultar el catolicismo del mismo bajo banderas de neutralidad, en medio de un debate intenso con los sindicatos neutros. Como último ejemplo sobre obrerismo eclesial en torno a 1915, citamos a Juan Bautista Luis y Pérez (1874-1934)100, nacido en Burriana (Castelló), que siendo canónigo en Murcia fue uno de los fundadores del periódico “La Verdad”, y del Círculo de Estudios Sociales, en la línea del movimiento apostólico animado por Ángel Herrera Oria, con el que siguió colaborando. En 1915 fue designado obispo auxiliar de Toledo convirtiéndose en uno de los más cercanos colaboradores de Guisasola. Sobre Juan Bautista Luis y Pérez, las obreras católicas valencianas afirmaron “que ayudó al Cardenal Guisasola en la orientación y dirección de la acción Social en España…” siendo “continuador del Emmo. Cardenal Guisasola en la tarea admirable de apóstol social…”101. Siendo Obispo de Oviedo (1921-1934), Juan Bautista Luis y Pérez publicó el 193-1922 una carta pastoral sobre la importancia de los principios cristianos en “las relaciones económico-sociales”102, sobre la aplicación del catolicismo social y la justicia solidaria mediante el reformismo social “…para reconstruir la sociedad sobre más justas bases económicas, aumentando la prosperidad de los pueblos y extendiendo, al mayor número posible de individuos, el bienestar común…”; lejos de violencias y dictaduras; y en contra de los beneficios sin límite que son el empobrecimiento de los obreros, se debía exigir el “…precio justo de las cosas… No es, por lo tanto, lícito exigir un precio ilimitado de las cosas… El aumento de salario del trabajador, conseguido a costa de grandes esfuerzos, queda automáticamente anulado, disminuye Reig y Casanova, Enrique. Deberes sociales del momento presente. Barcelona, Eugenio Subirana, ed. y libr. Pontificio, 1918. Reig y Casanova, Enrique. Los Males presentes y su remedio: carta pastoral que Enrique Reig y Casanova dirige a su clero y fieles de su amada diócesis. Valencia, Tipografía Moderna, 1921. 99 Reig y Casanova, Enrique. Carta pastoral del Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal Reig y Casanova...con motivo del encargo de la dirección general de la Acción Social Católica en España. Toledo, Talleres Tipográficos de la Editorial Católica Toledana, 1924. 100 Diccionario Biográfico Español. Tomo XXXI. Madrid, Real Academia de la Historia, 2013, p. 321 101 La Mensajera, nº 111, septiembre y octubre de 1925, p. 11. 102 Luis y Pérez, Juan Bautista. Jesucristo y las Relaciones Económico-sociales. Carta Pastoral del Exmo. Sr. Obispo de Oviedo. Oviedo, Imprenta de “El Carbayón”, 1922. 97 98


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el consumo de lo más necesario, se paralizan las industrias, síguese el paro forzoso con su séquito de hambre y de miseria,…”. Estimó necesario el establecimiento de los principios de solidaridad cristiana en la Economía: “…la absoluta libertad de los convenios o pactos mercantiles y la justicia de todo contrato… sin atender a superiores normas jurídicas y morales…los pactos o convenios… tienen dos fines: uno privado, que es el mutuo bien de los que contratan, y uno social o público, que es el fin de la sociedad, o sea su bien, el bien social…. La Sagrada Escritura nos dice que la justicia eleva a las naciones y, por lo tanto, que la injusticia las derrumba…”; por todo ello, “… la justicia y la caridad deben presidir las relaciones sociales… clamar en nombre de Dios contra la avaricia impía,… La economía social aconseja contra la injusticia en las relaciones económicas, leyes que tengan a su servicio caracteres enérgicos y honrados, ligas de compradores, cooperativas de producción y consumo, etc.… El hombre que sólo se mueve por el interés material, que ha perdido la fe y la esperanza en otra vida, será siempre un explotador de sus semejantes… La sórdida codicia y el afán de medros ilícitos, apagan el criterio moral… Lo encenderá la llama de la Caridad y el amor de la Justicia….Y puesto que la observancia de las leyes morales, es la vida de la sociedad…, es menester que el sacerdote intervenga en las cuestiones sociales, para ayudar… a los que… a costa de grandes sacrificios, trabajan por restablecer la armonía entre el capital y el trabajo, y la paz,… El sacerdote ha de sentir predilección por los más necesitados, que son los trabajadores…”. El obispo Juan Bautista Luis manifestó en numerosas ocasiones su cercanía y apoyo al obrerismo católico, además de mantener relaciones de amistad con los más cercanos al mismo, como Arboleya y el Grupo de la Democracia Cristiana, del que fue consiliario después de Guisasola. En este sentido, en octubre 1922 publicó una Carta Pastoral en favor de “Los sindicatos católicos de obreros”103, a partir de su apoyo a una huelga minera asturiana para sorpresa de algunos obreros, en la que los católicos organizaron cocinas gratuitas en las cuencas mineras. En dicha Carta, el obispo Juan B. Luis insistió en la justicia social como solución a los problemas obreros, ya reclamada en los escritos católicos desde Balmes hasta León XIII, siendo fundamentales los sindicatos católicos gestionados sólo por obreras y obreros. Reconoció el fin económico y profesional de la sindicación católica, sus diferencias con los revolucionarios, exponiendo su carácter democrático y de libertad: “siendo la sindicación católica de carácter democrático, su organización parte del principio de una sana libertad en su constitución y en su actuación, ante los patronos y ante la Iglesia y ante los sagrados derechos de su conciencia”. Desmintió la falsedad de “amarillismo” de los sindicatos católicos, pues lejos 103

Luis y Pérez, Juan Bautista. Los sindicatos católicos de obreros: Carta Pastoral que el Obispo de Oviedo dirige al Clero y fieles de su Diócesis. Oviedo, Talleres tipográficos de “El Carbayón”, 1922.


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de estar manejados por los patronos, defendían los derechos obreros para mejorar las condiciones laborales frente a los intereses patronales, y también desmintió que la Iglesia predicase la resignación pues por el contrario reclamaba la justicia social. Defendió los órganos de negociación obreros-patronos, no sólo en los conflictos, sino de forma permanente. Apoyó los métodos pacíficos sindicales, incluida la huelga como último recurso: “el sindicalismo católico emplea la propaganda oral y escrita, el periódico y el mitin, y sólo en casos supremos la huelga”. Recordó las iniciativas reformistas desarrolladas en la mayoría de los países, como las realizadas por los sindicatos católicos, que habían posibilitado la legislación social. Expuso cómo los revolucionarios destruían “la libertad sindical” y violentaban “la conciencia de los obreros”, imponiendo la lucha violenta y sus utopías políticas, contra la libertad y la diversidad democrática obrera. Por último, reclamó la vida espiritual como un derecho obrero, estando la Iglesia implicada en la búsqueda de la justicia social. En 1927, el obispo Juan Bautista Luis publicó una Carta pastoral “a los obreros, singularmente de las minas de Asturias”104, en la que les habló con “un corazón de amigo para examinar a la luz de la razón y de los hechos, la crisis que está amargando vuestra vida, algunas de sus principales causas y los medios… con la seguridad y esperanza de un mayor bienestar”. Expuso las consecuencias del paro forzoso (“hambre y de miseria”), fruto de la “crisis universal” y de la “crisis de los obreros mineros”, agravada con las acciones revolucionarias (baja productividad, mínimo esfuerzo, odio al capital, huelgas violentas con fines revolucionarios,…), que aumentaban la crisis, el paro y la miseria, en contra de los intereses de los propios obreros. Reconoció las “huelgas justas y lícitas” para mejorar las condiciones laborales, una vez agotados las vías de negociación, pero no las violentas sin planificación ni previsión que conllevaba el hambre y la violencia. Afirmó que las obreras y obreros “pueden y deben aspirar…” a: – mayor conocimiento de la legislación social existente, con el fin de que puedan exigir su cumplimiento y su ampliación; – mayor participación en las obras sociales (ahorro, seguros sociales obligatorios,…);

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Luis y Pérez, Juan Bautista. Carta del Obispo de Oviedo a los obreros, singularmente de las minas de Asturias. Oviedo, Imprenta y Fotograbado “El Carbayón”, 1927.


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– ampliación de la legislación sociolaboral para establecer un salario mínimo, subsidio por desempleo, crédito a bajo interés para la población obrera, y acceso obrero a la propiedad: “….¿cuántos centenares de labradores y colonos han sido convertidos en propietarios? Por qué no se han ensayado procedimientos serios entre los mineros?105...”; – tener mayor acceso a la cultura, para consolidar su personalidad y espíritu, siendo menos manipulables; – elevar los valores espirituales del mundo del trabajo, contra la consideración de las obreras y obreros como “una máquina y el trabajo como una mercancía”; – desmentir las ideas difundidas contra los sacerdotes, los obispos y la Iglesia, que los califican como enemigos o aliados de los enemigos de los obreros, pues sus obras en favor de los más desfavorecidos, incluidos los obreros, demostraban lo contrario. – afirmar “La Religión al servicio de los obreros”, recordando acciones como las cocinas económicas en las cuencas mineras creadas por los católicos en Asturias, y que la solución vendría al unir la justicia, con la solidaridad cristiana o caridad propuesta por la Iglesia. 7. Consolidación del sindicalismo católico puro: enfrentamientos con el mixto y el revolucionario. Al mismo tiempo que se fueron consolidaron los sindicatos católicos puros, éstos tuvieron que hacer frente a confrontaciones diversas, por una parte, con los sindicatos católicos mixtos y los sectores más conservadores o integristas del catolicismo, y, por otra, con los revolucionarios. Además de la valenciana Casa de los Obreros (1908), ya comentada, en el resto de España, el sindicalismo católico puro tuvo otras iniciativas similares, como las siguientes: – “Uniones profesionales” en Barcelona (1907) de Acción Social Popular; – “Solidaridad Obrera Vasca” desde 1911, de carácter católico y nacionalista;

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Ya existía algún ejemplo de adquisición por obreros de la propiedad de una mina, como el ugetista Sindicato Minero Asturiano que en 1926 adquirió la mina “San Vicente”, en la que realizó su explotación de forma colectiva; dicho Sindicato también era propietario del diario “Avance” y antes de octubre de 1934 llegó a tener 13.346 afiliados. Ver SÁNCHEZ GARCÍA SAÚCO, Juan Antonio. La Revolución de Octubre en Asturias, en Aportes: revista de Historia Contemporánea, nº 78, año XXVII (1/2012), p. 46.


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– “Sindicatos de Trabajadores Independientes de Oviedo” fundados en 1914, apoyados por Arboleda; – y “Sindicatos Libres” que en 1916 formaron una Federación Nacional con sindicatos de Madrid, Pamplona, Zaragoza y otros lugares (“Confederación Nacional de Sindicatos Libres Católicos”), que fueron promovidos entre otros por dominicos como el padre Gerard, José Gafo y Tomás Perancho, y que no tenían nada que ver con los otros “Sindicatos Libres” de Barcelona de 1919 vinculados a la acción violenta de una parte de la patronal. Al respecto, los “Sindicatos Católicos Libres” de Zaragoza, fundados en 1911, acordaron en abril de 1923, “que para desvanecer la sospecha infundada que hay en algunas gentes de que los Sindicatos libres de Barcelona y los Sindicatos católicos-libres son una misma organización de personas e ideas, desde hoy dejan de llamarse libres y sus Sindicatos actuarán de una manera franca con el título de Sindicatos de Obreros Católicos”. Este sindicalismo puro agrupó tanto a obreras como a obreros, pero surgió en el catolicismo social una línea sindical sólo de obreras, que aunque suponía una rivalidad con el anterior, mantuvieron buenas relaciones. Para el ámbito valenciano, ya hemos mencionado que en mayo de 1912 fue constituido el Sindicato de la Aguja y similares de Nuestra Señora de los Desamparados106, que se constituyeron en Federación de Sindicatos Femeninos (mayo de 1919) con más de 3.000 afiliadas de diferentes sectores productivos de la ciudad de Valencia y sus alrededores, y que en julio de 1920 se transformó en Confederación Regional con 13.000 afiliadas y sindicatos en las provincias de Alacant, Castelló y Valencia, y cuya afiliación ascendió a 40.000 en 1936. Este sindicalismo católico sólo de obreras también fue reformista, de ayuda mutua, de defensa y mejora de las condiciones sociolaborales de las obreras, defendiendo siempre su carácter exclusivamente femenino. También desarrollaron diversos servicios socioeconómicos y culturales, como caja dotal, de ahorro y de crédito; bolsa de trabajo; cooperativa de consumo, biblioteca, escuela, mutualidad de enfermas (asistencia médica, farmacéutica, oftalmológica, y odontológica); cooperativa de construcción de viviendas para obreras…. También realizó campañas de formación sobre los seguros obligatorios, como el de vejez (desde 1919), o el subsidio de maternidad (desde agosto de 1923).

Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op. cit., pp. 354-466.

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En febrero de 1923, formaron junto a los militantes de la Casa de los Obreros la candidatura de obreras y obreros católicos, que triunfó en las elecciones sociales, ganando a la candidatura socialista, siendo elegidos como vocales obreros de la Junta Provincial de Reformas Sociales a José Mª. Esteve Victoria, Cristóbal Lahoz Mercader, Dolores Peris Entraigües, y María López Monléon; y como suplentes obreros Vicente Serer Ferrer, Vicente Llopis Sanchis, Luisa Sánchez Serrano, y Asunción Roca Pascual. Recordemos también que la valenciana María López Monléon fue diputada entre 1927-1930 por designación de la Dictadura de Primo de Rivera, sin elección democrática, en la Asamblea Consultiva, pero fue la primera obrera que habló en el Congreso de los Diputados107. También existieron sindicatos femeninos católicos en otras poblaciones108, como Almagro, Gijón, Zaragoza, Madrid, Mataró, Barcelona, Bilbao, Burgos, Valladolid, Vitoria, Oviedo, San Sebastián, Irún, Santander, El Escorial,…, que en 1924 constituyeron la Confederación Nacional de Sindicatos Obreros Femeninos. En el contexto de la crisis social y política de 1917, seguían existiendo enfrentamientos en el catolicismo entre el sindicalismo puro, con el de influencia patronal y el mixto109. Los sindicatos católicos comillistas con influencia patronal fueron mayoría en los inicios de la Confederación Nacional de Sindicatos obreros Católicos (CNSOC), y al sindicalismo mixto (patronos y obreros) de los Círculos, se sumaron los Sindicatos Agrícolas que tuvieron su fase de consolidación entre 1910 a 1924110; en Valencia formaron en 1912 la Federación Agraria Católica de Levante, que para algunos autores estuvo vinculado al caciquismo agrario111, y en abril de 1916 se fundó la Federación Valenciana de Sindicato Agrícolas, con un componente mayoritario de propietarios112; en 1917 constituyeron la Confederación Nacional Católica Agraria (CONCA). El sindicalismo

Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op.cit., pp. 459 y ss. Lendoiro, José (2ª ed. amp.). La mujer… op.cit., pp. 341 y ss. 109 Montero García, Feliciano. Los seguros sociales en la España del siglo XX. tomo 1º: orígenes y antecedentes de la previsión social. Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1988, pp. 321-325. 110 Arribas Macho, J. M. El sindicalismo agrario: un instrumento de modernización de la agricultura, en Historia Social, nº4, Valencia, 1989; y Las Provincias, 10-2-1912. 111 Martínez Gallego, F. A.; M. Chust Calero, E. Hernández Gascón. Valencia 1900: movimientos sociales y conflictos políticos durante la guerra de Marruecos, 1906-1914. Castelló, Diputació, 2001, pp. 262 y ss. 112 Castillo García, José Vicente. La política de los camaleones: los conservadores valencianos durante la Restauración (1875-1923). València, Universitat de València, 2002, pp. 116-117, y p. 122 y s 107 108


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católico puro no fue aceptado de forma mayoritaria hasta el inicio de la Segunda República113. Por otra parte, el reformismo social español, tanto político (liberales, conservadores, mauristas y republicanos), como de los sindicatos reformistas (neutros, católicos, y con afinidades monárquicas o republicanas), también tuvo constantes problemas para desarrollarse por la violencia revolucionaria. En especial durante los períodos de mayor actividad revolucionaria, como en el verano de 1909, o el ciclo revolucionario de 1916-1920 iniciado a partir del pacto firmado el día 18-111916, entre la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Unión General de Trabajadores de España (UGTE), y del manifiesto-programa conjunto de marzo de 1917114. Para el socialismo marxista español115, 1916 fue un año de declive ugetista y crecimiento cenetista, en medio de una situación de pérdida de poder adquisitivo obrero. En el XII Congreso ugetista (12-23 mayo 1916), consideraron necesarias actuaciones revolucionarias conjuntas, después de las indicaciones leninistas de 1915 en favor de la acción violenta aprovechando la crisis bélica. Por lo que se abandonó la táctica reformista recogida en las Actas de la UGTE para el fortalecimiento organizativo, iniciando una época de acción violenta revolucionaria que duraría hasta 1920. A partir de dicho año se inició otra fase reformista de consolidación organizativa, hasta la siguiente acción violenta revolucionaria (octubre de 1934)116. Ya hemos detallado la evolución del sindicalismo revolucionario durante el siglo XIX y hasta 1918117, tan sólo indicamos que después de una evolución discontinua del anarquismo español118, en 1907 las sociedades anarquistas de Barcelona

Benavides, Domingo. El fracaso social del catolicismo español: Arboleya Martínez, 1870-1951. Barcelona, Nova Terra, 1973; y El Pueblo Obrero. Valencia, nº 182 (2ª época), 7-4-1923. 114 Lendoiro, José (2ª ed.amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 593-554. 115 Tuñón de Lara, Manuel. El Movimiento… op. cit., pp. 577 y ss. 116 Sobre la revolución de octubre de 1934 existe numerosa historiografía, como introducción ver Lendoiro Salvador, José. Segunda República y Guerra Civil en Ontinyent (València): de la esperanza republicana al enfrentamiento social (1930-1939) [tesis doctoral]. Valencia, Autor-Editor (venta en Librería Railowsky, telf. 961393142), 2001, pp. 264-276. En la actualidad se publican estudios sobre el tema, como el número monográfico sobre “La izquierda contra la República: la Revolución de Octubre de 1934”, en Aportes: revista de Historia Contemporánea, nº 78, año XXVII (1/2012). 117 Lendoiro, José (2ª ed.amp.). Hª. Social… Tomo 1º, pp. 236-254, 286-291, 443-462, 488-508, 539-554, y 565573. 118 Álvarez Junco, José. La Ideología política del anarquismo español (1880-1910). Madrid, Siglo XXI, 1991, pp. 554 y 559562. 113


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c­onstituyeron Solidaridad Obrera, que se amplió al ámbito regional en 1908. Tras su importante intervención en la Semana Trágica (1909), decidió federarse a nivel nacional en 1910, lo cual se hizo formalmente en 1911 con el nombre de Confederación Nacional de Trabajo (CNT). Desde septiembre de 1918 comenzaron las iniciativas para la fusión de ambas sindicales, en 1919 la UGTE en su Congreso Nacional aprobó el Dictamen sobre la fusión CNT-UGT, pero el Congreso Nacional de la CNT de diciembre de 1919 propuso la absorción de la UGT y un cambio de denominación (Confederación General del Trabajo). La rivalidad entre ambas sindicales revolucionarias, dificultó su fusión, en septiembre de 1920 consiguieron firmar un pacto de ayuda mutua y alianza, que se rompió poco después con las nuevas acciones violentas cenetistas, con las que no se sintieron identificados los ugetistas, y que acabaron con el asesinato de Dato en marzo de 1921119. En este período (1916-1920) se experimentó el mayor desarrollo del sindicalismo revolucionario valenciano120, con el incremento de la acción huelguística, aumentando desde las 17 huelgas registradas en 1915, hasta las 122 huelgas de 1919, máximo que se prolongó en los años 1920-1922121. Recordemos que la realidad de los movimientos obreros valencianos fue muy diversa, y, sin tener en cuenta el obrerismo sin filiación o neutro, la afiliación sólo en el obrerismo católico y en el revolucionario fue la siguiente122:

Existe abundante bibliografía sobre la evolución del sindicalismo revolucionario, en ocasiones citado como el único sindicalismo obrerista, pero un resumen de esta evolución se puede consultar en el artículo de Álvarez Rubio, Ámparo. Alianzas CNT y UGT (1916-1920), en Estudis d’Història Cotnemporània del país Valencià. nº 1, 1978. València, Universitat de València, Departament d’Història Contemporània, pp. 207-224. Hay autores que no reconocen la evolución revolucionaria ugestista-socialista en los años 1916-1920, y siguen hablando del reformismo estratégico o de consolidación asociativa de años anteriores de esta formación, por ejemplo ver Cucó, Alfons. Notes per a l’estudi de les agitacions camperotes valencianes, en I Congreso de Historia del País Valenciano, 14-18 abril 1971. València, Universitat de València, 1974, p. 628. 120 Álvarez, Amparo. El movimiento obrero de 1900 a 1923, p. 45, en Nuestra Historia. Tomo 7º. Valencia, Mas Ivars, 1980. 121 Paniagua, Xavier y Prats, Joaquín “Contribución al estudio del movimiento huelguístico del País Valenciano, 1905-1935” en el I Congreso de Historia del País Valenciano, 14-18 de abril de 1971. Valencia, Universidad, 1974, pp. 533579 122 Lendoiro, José. Segunda… op. cit., pp. 245-253. 119


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CUADRO nº 2 Obreros Católicos (C.O.C.L.) Sindicatos Femeninos Católicos CNT UGTE

1919 15.000 3.000 112.081 14.119

1922 40.000 13.000 --33.576

Desde 1917 hasta 1923 en España hubo doce crisis totales de Gobierno y más de treinta parciales123 por caducidad del caciquismo electoral, crisis económica, problemas en el norte de África, descontento militar, presiones de las burguesías regionalistas, y acciones revolucionarias que aprovecharon la crisis y que derivaron tanto en atentados como en enfrentamientos entre revolucionarios y grupos armados patronales. Durante la fase económica alcista de auge y expansión (1915-18), hubo grandes beneficios y subidas de precios, pero los salarios subieron en menor medida. Esta fase fue seguida124, por una crisis post-bélica socioeconómica y política. Tras la Guerra, las alzas de los salarios por el encarecimiento de los precios fueron el principio de las reivindicaciones obreras, pero al mezclarse con aspiraciones del obrerismo revolucionario alcanzaron extremos violentos incluso hasta el atentado terrorista125. En esta crisis general, políticos católicos comenzaron a trabajar para constituir alguna organización de unión, con características modernas y sociales, dentro del concepto de Democracia Cristiana propuesto por León XIII desde 1901. Fue fundado el “Grupo de la Democracia Cristiana” (julio 1919), cuyos miembros tenían muy variada procedencia ideológica y política, muchos de ellos fundarían después partidos demócratas cristianos. No se constituyó como un partido político, sino como una Escuela Social126. En otoño de 1918 habían comenzado los trabajos para constituir este

Tuñón de Lara, M. Historia de España. Tomo 8º: Revolución burguesa, Oligarquía y Constitucionalismo (1834-1923). Barcelona, Labor, 1988, pp. 504 y ss. 124 García Delgado, Luis, en Menéndez Pidal, Ramón (dir.). Historia de España.Tomo 37º: los comienzos del siglo XX: la población, la economía , la sociedad (1898-1931). Madrid: Espasa Calpe, 1984, pp. 51 y ss. 125 Lendoiro, José (2ª ed. amp.). Hª. Social… Tomo 1º… op. cit., pp. 443-458, 488-508, 530-554, y 565-573. 126 Tusell, Javier. Historia de la Democracia Cristiana en España. Tomos 1º y 2º. Madrid, Sarpe, 1986, pp. 242 y ss., y El Pueblo Obrero. Valencia, nº45 (2ª época), 12-7-1919. 123


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Grupo, destacando zaragozanos como el sociólogo Severino Aznar y el catedrático de Derecho Penal Inocencio Jiménez, y contó con el apoyo del arzobispo de Toledo, el cardenal Guisasola127. Desde el primer momento, el obrerismo valenciano católico de la Confederación de Obreros Católicos de Levante (COCL) se adhirió a dicho Grupo (julio 1919)128, pues en su primer Congreso constitutivo129 se indicó la necesidad de la presencia obrera en la política no-revolucionaria, buscando la justicia social y los principios socialcatólicos, respetando siempre la libertad política de sus afiliados130. Tanto el sindicalismo católico puro, como el Grupo de la Democracia Cristiana y el cardenal Guisasola, fueron denunciados ante el nuncio Ragonesi y el Vaticano, en marzo de 1920, de falta de “pureza” católica (por preferir para solucionar los problemas sociales, la justicia y la solidaridad social a la caridad benéfica). La denuncia partió del sector más paternalista y conservador, comenzando una “campaña” contra los demócratas cristianos en el periódico “El Siglo Futuro”, liderada por su director Senante, y acentuándose la rivalidad de los sindicatos comillistas contra los puros131. El cardenal Guisasola, ya enfermo, defendió hasta su muerte (2-9-1920) a dicho Grupo y al sindicalismo puro. Con el nuevo nuncio Tedeschini (1921), el sindicalismo católico puro pudo continuar su labor sin problemas, y se alivió la presión sobre el Grupo de la Democracia Cristiana. Tedeschini relativizó las acusaciones contra dicho Grupo en la Conferencia de Metropolitanos (marzo 1921), y finalmente pudieron reanudar su labor los demócratas cristianos132. Conclusiones La legislación sociolaboral fue desarrollada desde el siglo XIX, y los obreros fueron accediendo al voto político, siendo una realidad ambos aspectos en numerosos

Andrés-Gallego, José; Antón M. Pazos. La Iglesia en la España contemporánea. Tomo 1º: 1800-1936. Madrid, Encuentro, 1999, p. 244. 128 El Pueblo Obrero. Valencia, nº 45 (2ª época), 12-7-1919. 129 El Pueblo Obrero. Valencia (2ª época) nº. 36, 3-10 de mayo-1919. 130 Lendoiro Salvador, José. “El inicio de la Democracia Cristiana en el obrerismo de L’Horta de València (19191923): por el reformismo social”, en el I Congreso Universitario de Historia Comarcal, (7-9 mayo de 2007). Meliana, Carmar Edicions, 2008, pp. 202-219. 131 Montero García, F. El movimiento católico en España. Madrid, Eudema, 1993, pp. 42 y ss. 132 Montero, F. El movimiento…, op. cit., pp. 46 y ss. 127


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países en torno a 1915, también en España. Fue consecuencia del reformismo sociopolítico que estuvo presente en muchos sectores monárquicos y republicanos, incluido el catolicismo social, pero con la oposición tanto de los más conservadores, como de los revolucionarios. En este proceso de reformas sociales, las iniciativas democráticas fueron apoyadas por la encíclica “Graves de Communi” (1901), y las sociales y sindicales católicas por la encíclica “Rerum Novarum”, que fue desarrollada y apoyada con numerosas pastorales en las diócesis de cada país, y de otros escritos de religiosos y laicos, que facilitaron la puesta en práctica de organizaciones obreras y sociales. En España hubo cartas pastorales de diversos obispos, también del Cardenal Primado, con un importante protagonismo valenciano, entre las que destacaron las publicadas por Victoriano Guisasola, Enrique Reig, y Juan Bautista Luis y Pérez. Este apoyo eclesial facilitó el desarrollo del catolicismo social, de los demócratas cristianos, y de sindicatos católicos de obreras y obreros, o sólo de obreras, del que hemos resaltado los ejemplos valencianos, incluso con apoyo arzobispal ante huelgas para hacer cumplir la legislación social. Este sindicalismo tuvo una importante participación en la mejora de las relaciones laborales (reducción de la jornada laboral, aumento de salarios,…), en la consolidación de la legislación sociolaboral, y en la creación de los seguros sociales obligatorios (vejez, maternidad,…). Al mismo tiempo, los obreros pudieron acceder al voto político, y unas décadas después también las obreras. De esta forma la Doctrina Social de la Iglesia Católica colaboró en la constitución de la sociedad contemporánea caracterizada por la igualdad de derechos, regulación de las relaciones laborales, seguros sociales, y el respeto a la diversidad ideológica no violenta.


Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

Carlos Martínez Herrer

La educación en la ciudad de valencia en la segunda década del siglo xx. especial atención al patronato de la juventud obrera de valencia.


RECEPCIÓN:

17-08-2014

REVISIÓN:

19-09-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


la educación en la ciudad de valencia en la segunda década del siglo xx. especial atención al patronato de la juventud obrera de valencia

Resumen: En la Valencia de la segunda década del siglo XX no sólo había educación de calidad para las élites, también había educación de calidad, confesional, eso sí, para los hijos de los obreros: el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia. La institución devino la obra educativa y asistencial más popular de la ciudad de Valencia en el primer tercio del siglo XX, conjugando, bajo la dirección espiritual y efectiva de la Compañía de Jesús, la piedad propia de las congregaciones marianas, el activismo asistencial de los católicos sociales y los recursos materiales y pedagógicos de la incipiente Educación Social.

Palabras clave: Historia de Valencia, educación jesuita, educación popular, educación social, patronatos obreros.


EDUCATION IN THE CITY OF VALENCIA IN THE SECOND DECADE OF THE TWENTIETH CENTURY. THE SPECIAL CASE OF PATRONATO DE LA JUVENTUD OBRERA IN VALENCIA

Abstract: During the second decade of the twentieth century in the city of Valencia, there was not only quality education for the elite, there was also quality education, confessional, although, for the children of the workers: “el Patronato de la Juventud Obrera” in Valencia. The institution became the most popular educational and welfare institution in the city of Valencia in the first third of the twentieth century, combining, under the spiritual and effective government by the Society of Jesus, the Congregation of Mary’s Pity, the welfare activism in Catholicism and the teaching and material resources for the emerging Social Education.

Keywords: History of Valencia, jesuit education, popular education, social education, worker youth.


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1. Introducción Tiempos recios los que tocaba vivir a los habitantes de la ciudad de Valencia en la segunda década del siglo XX. La ciudad de Valencia mantenía la misma partición en barrios (Centro, Audiencia, Universidad, Teatro, Hospital, Misericordia, Museo, Puerto, Vega) de fines del siglo anterior. Los empleados consumeros, hasta la abolición de fielatos y consumos por Canalejas, en junio de 1911, abordaban desde sus casetas, a la entrada de cada barrio, a los agricultores y transeúntes, para que pagaran el canon por los productos que transitaban. Según las estadísticas de 1914 del Instituto de Reformas Sociales1, un 64 % de la población laboral de la provincia de Valencia trabajaba entre 10-11 horas, y un 30 % entre 8-9, mientras que el salario medio del obrero se situaba en 0,50 pesetas la hora. Hasta el Real Decreto de 3 de abril de 1919 no se fijaría obligatoriamente la jornada máxima de ocho horas. Las condiciones laborales de la mujer habían quedado fijadas por el presidente Dato en 1900, con un máximo de 11 horas de trabajo diario. La estadística citada de 1914 del Instituto de Reformas Sociales eleva la población activa femenina al 40 % del total, centrándose en la industria de la alimentación, el textil, la confección y el tabaco, sin contar con las, al menos, 7.000 criadas y un número sin determinar pero elevado de costureras a domicilio. Las huelgas, alentadas por el republicanismo blasquista y la vertiente radical de Rodrigo Soriano, que ganarían todas las elecciones municipales en la ciudad hasta 1911, se sucedían desde 1900. Desde El Mercantil Valenciano,diario republicano enfrentado al diario conservador rival, Las Provincias, y desde el diario Pueblo, fundado por Blasco Ibáñez mostraban su pugna ideológica contra el sistema vigente a través del anticlericalismo. 1

El Instituto publicó un boletín mensual desde su aparición en 1903, continuador de la Comisión de Reformas Sociales, hasta su desaparición en 1924. Se puede consultar en Boletín del Instituto de Reformas Sociales (1903-1924): Edición conmemorativa del primer centenario de la creación del Instituto de Reformas Sociales. Ministerio de Trabajo, 2003.


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Época de pistoleros, duelos y atentados. Valga como muestra la accidentada vida del diputado republicano más influyente en la ciudad en la primera década del siglo XX (Blasco Ibáñez dejaría la ciudad para vivir en Madrid, con acta de diputado, en 1905, dejando la dirección de Pueblo en Félix Azzati): Rodrigo Soriano. De ascendencia noble y familia vasca, llegó a tener incidentes con tres importantes militares en la historia de España: los generales Valeriano Weyler y Arsenio Linares Pombo, y con el entonces coronel Miguel Primo de Rivera, quien un año después de acceder al Gobierno, en 1924, lo desterraría a Fuerteventura junto a Miguel de Unamuno. Sonados fueron también sus duelos con el Ministro de Gobernación Sánchez Guerra y con un hijo del presidente conservador Maura, éste en 1914. Pero el duelo más recordado lo protagonizó con el que fuera su amigo de antaño, Blasco Ibáñez, hombre al que se le conocieron también varios desafíos. La ocasión acaeció en una finca del distrito de Hortaleza, no lejos de las Cortes, en Madrid, el 13 de julio de 1903. Llovía cuantiosamente cuando los duelistas llegaron acompañados de sus padrinos por Soriano el periodista y abogado valenciano Luis Morote(conocido por apedrear el rosario de la aurora de la “chusma clerical”, cada madrugada, al salir de la redacción del Mercantil Valenciano), e Ignacio de Santillán, redactor del periódico madrileño El País (1887-1921), apadrinando al autor de Cañas y Barro. Se dispararon cuatro descargas a distancias de 23 y 29 pasos. Ambos salieron ilesos. Soriano disparó al aire pero, se dice, Blasco Ibáñez procuró, estérilmente, fijar bien la puntería. El 17 de febrero 1917, Rodrigo Soriano resultó herido de gravedad en un atentado cometido en Valencia. Fue alcanzado en el cuello por dos disparos que habían partido de un grupo de pistoleros apostados frente a la Colegiata de San Bartolomé. Se le apreciaron dos heridas en el cuello: una con agujero de entrada y salida en la parte lateral, y otra producida por un proyectil alojado al borde de la rama posterior de la mandíbula. Tras ser intervenido quirúrgicamente en el Hospital Provincial salvó la vida milagrosamente.Con admiración, el diario madrileño La Correspondencia Militar publicó la reacción de Soriano ante este hecho: “No es nada, señores. Gajes del oficio. Dos tiros nada más. Esto puede considerarse un accidente de trabajo”. Nada excepcional. El que fuera alcalde dela ciudad de Valencia entre 1913-1915, m­iembro del Partido Conservador y por tanto nombrado por el Gobierno del turno, Francisco Maestre, Conde de Salvatierra de Álava, sería asesinado en 1920 mientras


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regresab­a a su casa con su esposa y su cuñada, la marquesa de Tejares, después de dar un paseo por el puerto. Unos desconocidos se allegaron al coche en el que viajaban, y los tirotearon. Esta sociedad tensada y con enfrentamientos internos tampoco tenía concordia en materia estrictamente educativa. Los librepensadores y los católicos valencianos se enfrentaban al Gobierno por la mayor o menor permisión gubernativa de las escuelas laicas,por la cuestión de la enseñanza de la Religión (“el catecismo”) en las escuelas y por la reforma de la Ley de Asociaciones, denominada “Ley del Candado”. En el primer tercio del siglo XX, la política educativa es deudora de los acontecimientos de todo orden de finales del siglo XIX. Conservadores y liberales se van turnando en el poder implantando normativamente los códigos que orientan su ideología: Los liberales dinásticos y la izquierda fuera del encasillado del turno (krausistas, demócratas, republicanos, socialistas y anarquistas) abogan por la “europeización” como medio de regeneración social; los conservadores, por la “revolución desde arriba”. Todos sin excepción reivindican a Joaquín Costa y desean la regeneración educativa (escuela-despensa) por vías diversas. Y a la verdad, que la situación no es nada obsequiosa: el 56 % de la población española es analfabeta en 1900; el 43 % en 1920, el 32 % en 1930 y el 23 % en 1940. La mujer alcanza, a principio de siglo, el 66 % de analfabetas; el 35 % en 1920 y el 28 % en 1940. Y si ésta es la situación cultural de la población adulta, no le va atrás la infantil, ya que en 1908 sólo el 51 % de los niños españoles de 6 a 12 años están escolarizados, y unos años más tarde (1920) el 60 %. Todo ello, a pesar de la Real Orden de 1910, extendiendo la enseñanza obligatoria para niños de 6 a 12 años2. El asunto escolar deviene más complejo si se atiende a los sucesivos y numerosos gobiernos del turno que rigen la nación durante estos años. Los acontecimientos, de signo político, van determinando otros de carácter pedagógico, de impronta liberal en su mayoría hasta la Dictadura primorriverista: la regulación de la enseñanza mixta en la escuela pública y creación de la Escuela Superior del Magisterio (1909), Residencia de Estudiantes (1910), restablecimiento de escuelas laicas y 2

Vid. Vilanova, M. y Moreno, X.: Atlas de la evolución del analfabetismo en España de 1887 a 1981. CIDE, Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 1992.


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reorganización de la Inspección de Enseñanza Primaria (1910), Dirección General de Enseñanza Primaria y Escuela Hogar y Profesional (1911), Instituto-Escuela (1918), Escuela Nacional de Puericultura (1923), creación de la Escuela Social (1925), creación del Patronato de Misiones Pedagógicas (1931), creación de la sección de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid y supresión de la enseñanza de la Religión (1932), y prohibición del ejercicio de la enseñanza a las Órdenes (1933). 1.1. Laicismo y escuela en Valencia. De 1910 a 1913 el enfrentamiento entre liberales y conservadores tiene como causa la cuestión religiosa, tomando como excusa la enseñanza del catecismo; de 1913 a 1923 el problema es el de la libertad de enseñanza, libertad no deseada, paradójicamente, por los primeros y ya defendida por Andrés Manjón en el VIº Congreso Católico Nacional, de Santiago de Compostela (1902), y corroborada por los Obispos en su Mensaje al rey Alfonso XIII, demandando el respeto al artículo 11 de la Constitución (de 1875), y derechos de la familia y de la iglesia. Corresponde hablar de la política escolar oficial, púbica, y no de la privada, razón por la que apenas se menciona. Con todo, será bajo la IIª República cuando el enfrentamiento entre la izquierda (en el poder, en conjunción republicano-socialista) y la derecha llegue al límite, sobre todo, por la implantación constitucional de la escuela laica. Recordemos que el Gobierno Largo del conservador Maura había conseguido en 1909 la supresión de algunas de dichas escuelas, mostrando el episcopado español gran preocupación, a la vez que oposición, a su reapertura en 1910. Las escuelas laicas serán tachadas de ilegales y antirreligiosas en múltiples pastorales episcopales: así dos prelados que ocuparon la sede de la ciudad de Valencia, Salvador y Barrera, a la sazón obispo de Madrid, en “El laicismo en la enseñanza” (1914), o el cardenal Guisasola, a la sazón cardenal Primado de Toledo, en su “Carta pastoral sobre el laicismo” (1915)3 lo hicieron. Con la II República se llegará a la supresión 3

Cfr. Delgado Criado, B. Historia de la educación en España y América: La educación en la España contemporánea (1789-1975), Madrid, Fundación Santa María, 1994, p. 571.


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de la Religión (1932) en los planes de estudio y prohibición del ejercicio de la enseñanza a los religiosos (1933). El apoyo del republicanismo al ideal educativo de la Institución Libre de Enseñanza se fraguó en los códigos de la política educativa del Partido Socialista, emanada del XIº Congreso de 1918 de la mano del pedagogo Lorenzo Luzuriaga, y más tarde plasmada por los ministros Marcelino Domingo, Fernando de los Ríos (sobrino del fundador de la I.L.E.) y Francisco J. Barnés. Como indica el profesor Esteban León4: la escuela laica, en la II República, es la escuela socialista, societaria al comienzo, y única al final, antirreligiosa, obligatoria, gratuita, coeducativa, profesional, higiénica, “democrática” y autogestionaria, sin margen, por lo tanto, a la enseñanza privada ni a la libertad de enseñanza. En la ciudad de Valencia, el gran interés despertado por la educación en los primeros años del siglo XX entre las clases populares produce un considerable incremento en la demanda de puestos escolares que el Estado (con la sucesión de partidos del turno) y el Ayuntamiento (con los alcaldes nombrados en Madrid, pero con mayoría de concejales electos republicanos) no pueden atender por falta de recursos económicos. La obligatoriedad de la escolarización, entre los 6 y los 12 años, introducida por el Conde de Romanones en 1910, resulta imposible por la escasez de escuelas y de maestros, y sólo los niños de las familias pobres que asisten a la escuela pública reciben la enseñanza gratuita. Las escuelas están instaladas en locales que no reúnen las debidas condiciones higiénicas ni pedagógicas. Bajo la dirección de un solo maestro hay un elevado número de niños de diferente edad y nivel cultural: son las denominadas “escuelas unitarias”. Resulta muy difícil introducir reformas. Sin embargo, las nuevas tendencias educativas son conocidas y defendidas por los maestros que, utilizando todos los medios disponibles, intentan que se lleven a cabo las reformas que requiere la enseñanza, y así poder equipararse a los países más civilizados. Frente a tres tendencias muy activas, una liberal (ILE), otra anarquista y la católica, de renovación educativa, se encuentra la escuela pública, pobre y anticuada, inhábil para resolver los muchos problemas planteados. La situación de la enseñanza es, en general, deficiente en esta época. Así, la organización escolar no responde a las aspiraciones del Magisterio y a las nuevas corrientes renovadoras de la pedagogía. 4

En la ponencia “Política educativa en el primer tercio del siglo XX”, dentro de las Jornadas Pedagógicas Avemarianas, presentada el 25 de septiembre de 2009, en el colegio el Ave María de Benimámet, con motivo del centenario de la Institución.


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La batalla entre los partidarios del laicismo y los defensores de la Iglesia cobraría nuevos impulsos después de la Semana Trágica (1909), cerrándose por orden del Gobernador Civil de Valencia la Escuela Moderna de la ciudad, como tantas en toda España, la cual contaba con dos sedes en sendos Casinos Republicanos. Sin embargo, a pesar de la impresión que daba la prensa católica, las escuelas laicas se encontraban en este período, en la ciudad de Valencia, en manifiesta inferioridad numérica frente a las escuelas primarias de las congregaciones religiosas. En Valencia sólo había 12 escuelas laicas, según la Memoria que acompañó el Conde de Romanones al presupuesto de Instrucción Pública de 1911. En las Actas del Ayuntamiento del Cap i Casal se encuentra un listado muy completo de las escuelas que funcionaban, con motivo de la concesión de subvenciones; las hay de orientación católica, como las escuelas parroquiales, las escuelas de la Asociación de Católicos, las de la Unión Social Cristiana, las del Asilo de S. Juan de Dios y también las del Patronato de la Juventud Obrera, a las que nos referiremos más adelante. Había muchas surgidas en sindicatos, con el apoyo de los republicanos de Blasco Ibáñez y de Rodrigo Soriano: Escuela Racional, Sociedad Marítima Obrera, Sociedad de Obreros Tallistas, Sociedad de Instrucción Laica La Luz, Sociedad las Germanías del Casino de Ruzafa, la Sociedad de Socorros Mutuos la Mercantil, etc. Había también excepciones a la insalubridad y falta de calidad de las escuelas. Tres destacaríamos de la ciudad de Valencia: El denominado Grupo Cervantes, las Escuelas del Avemaría (estilo Manjón) y el Patronato de la Juventud Obrera. 2. Grupo Cervantes5. En mayo de 1909, cuando el rey Alfonso XIII inauguró la Exposición Regional, dedicó un par de horas a inaugurar el Colegio Nacional Cervantes, que se abriría en el curso siguiente. En 1910, sería visitado por la reina Victoria Eugenia. El arquitecto, Eugenio López Aracil, siguiendo las directrices del delegado regio de Educación, el diputado conservador Serrano Morales, había iniciado la construcción del colegio en 1905, sobre la planta de un antiguo matadero, como un modelo de progreso. En los cimientos del edificio se colocó una “cápsula del tiempo”: una caja de plomo 5

Seguimos en este punto la tesis doctoral Escuela pública y renovación pedagógica en la ciudad de Valencia a comienzos de siglo (1900-1910), defendida en 1988 por el profesor de la Complutense Francisco Canes Garrido.


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que contenía el acta en pergamino, diferentes monedas en curso, periódicos de la época y una biografía de Cervantes. Se inspiraba en el estilo alemán de educación que Friedrich Fröebel, el llamado “pedagogo del Romanticismo”, creador de la educación preescolar y del concepto de “jardín de infancia”, había impuesto en toda Europa a lo largo del siglo XIX. El Colegio Cervantes, primer colegio municipal graduado por niveles, se organizó en sendos pabellones, un patio central abierto y sendos patios laterales, cada uno para niños y niñas. La Real Orden de 20 de junio de 1922 lo habilitó además como Escuela Maternal (ya con anterioridad actuaba como Escuela Normal y como Escuela de Adultos). Según destacó la prensa de la época costó 250.000 pesetas, incluso el mobiliario infantil fue traído de Alemania. 3. Escuelas del Ave María.6 En 1906, el sacerdote diocesano Miguel Fenollera Roca visitó las Escuelas del Ave María fundadas por D. Andrés Manjón en el Sacromonte de Granada en el año 1888, para niños pobres. El sacerdote y profesor universitario Andrés Manjón7 fue el verdadero dinamizador de la educación popular confesional en España hasta su muerte, en 1923. La relación con el padre Manjón le llega a Fenollera através de su amistad con el jesuita P. Antonio Vicent, creador de los círculos obreros católicos en Valencia y consiliario del Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, una institución que, como veremos, asumió muchos principios pedagógicos de Educación Social que también eran aplicados por Manjón.

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Seguimos en este punto la tesis doctoral del año 1976 Una solución católica a la regeneración del hombre español: Miguel Fenollera, del profesor de la Universidad de Valencia J. Tabernero Íñiguez. Andrés Manjón y Manjón (1846-1923). A finales de 1888, cuando pasaba ante una de las cuevas en el Sacro Monte, oyó a unos niños gitanos recitar el Ave María, en una “escuela de migas”, lo que le llevó a iniciar su obra pedagógica con aquellos niños, acompañando a la maestra que les enseñaba. Allí mismo funda las Escuelas del Ave María, su obra capital, a las que dedicó todo su dinero, su empeño y su tiempo. Además de la centralidad del Catecismo en el plan de estudios de sus escuelas, gran parte de las clases se desarrollaban al aire libre. Manjón se considera un introductor en España, en la vertiente confesional, de la Escuela Activa. La idea fundamental de la Escuela Activa la dio a conocer Pestalozzi, influido por la filosofía de Kant y Fichte, la empezó a aplicar en los jardines de infancia, intentando despertar la actividad propia del niño en diversos sectores, y fue continuada por el alemán Fröebel. Pero el impulso de la Escuela Activa vino de la mano de la educadora italiana María Montessori y del alemán Kerchensteiner, el cual trató de aplicarla en los institutos de Múnich, oponiéndose a la “escuela libresca” que dominaba hasta entonces. En España inspiraría gran parte de los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. Escuela experimentadora, con el juego, los cantos, los títeres y la Naturaleza como elementos de aprendizaje, las escuelas del Ave maría fueron un fuerte contrapunto a la visión tradicional de la enseñanza en los Institutos Religiosos.


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Manjón y Vicent mantuvieron abundante relación epistolar, fruto de su mutua influencia y admiración. A principios de siglo XX escribía Manjón estas palabras: «No sé por qué he retrasado el contestarle… Me convenía el trato con usted y dejaba pasar la ocasión que me brindaba. Doy a usted la enhorabuena por haberse penetrado del problema social y por los trabajos que para resolverlo ha realizado, haciendo de este punto todo un apostolado… Ojalá que los demás entendiésemos como usted lo que la sociedad de hoy necesita, y trabajásemos con el celo y la perseverancia que usted, que algo más se conseguiría; pero no nos damos cuenta, ni del problema, ni del deber de resolverlo en cristiano y cuanto antes… Dar pan, y con él la fe, y tras esto lo que se quiera; he aquí todo, a mi juicio. Los obreros de aquí están yendo tras del socialismo, que les halaga y promete vida más fácil y barata, y aunque no lo conseguirán, por lo que tienen de impíos y socialistas, ése es el camino… En fin, Padre, me excedo hablando y debo escuchar lo que usted diga; si tiene a bien contestarme y enseñarme, le oiré o leeré con sumo gusto»8. Fenollera es enviado a Roma en 1906 para informar al cardenal Merry del Val, secretario de Estado del Papa Pío X, de la labor realizada por el P. Vicent con las clases más desfavorecidas de la sociedad (en 1894 Vicent había organizado, con la ayuda del Marqués de Comillas, una peregrinación a Roma, con 18.000 obreros, para visitar al papa León XIII). En Roma se entrevistaría con el cardenal Merry del Val y con el papa. De estas reuniones nace la idea de fundar un Instituto Religioso que atendiera congregacionalmente las obras educativas creadas por Andrés Manjón, extremo (la fundación de un Instituto Religioso para la asistencia de obras educativas) que los superiores de Vicent no le permitieron al jesuita9.

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Cfr. del Valle, F. El Padre Antonio Vicent y la acción social católica española, Madrid, Ed. Bibliográfica Española, 1947, pp. 99-100. Videre también El Diario del P. Manjón, Madrid, BAC, 1973, edición a cargo de Prellezo García, J. M., pp. 204, 269, 300-1, 318, 343, 375, 418 y 425-7. Antonio Vicent S. J., del que escribiremos en el capítulo siguiente, pretendió crear un Instituto Religioso para la enseñanza y asistencia de los Patronatos de la Juventud Obrera y sus superiores jesuitas no le dieron el permiso. Se conserva la carta de Vicent al Padre Asistente de España, J. J. de la Torre, fechada el 10/8/1893, reveladora del papel de Vicent en el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia: «Sabe V. R. P. que la obra general de los Círculos Católicos son los Patronatos [no el Patronato de Valencia, anterior e independiente del Círculo], porque en ellos se da instrucción cristiana gratuita a los socios y a los jóvenes pobres de la población. Las escuelas son nocturnas durante todo el año, excepto los meses de agosto y septiembre. En Valencia solamente, tenemos en el Patronato 2.500 niños, que son los pilletes y jóvenes perdidos por las calles, que concurren los domingos al Patronato durante toda la tarde y por la noche dos horas todos los días a las escuelas del mismo Patronato. Tenemos sección dramática y banda de música que en certámenes ha ganado ya premios. Lo más selecto de


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Fenollera visitó Francia, Italia, Suiza, Alemania, Holanda, Belgica e Inglaterra, estudió diversos idiomas y profundizó en los métodos pedagógicos de Pestalozzi, Montessori y Fröebel. El 14 de Abril de 1909 Fenollera comenzó la edificación de la Colonia Escolar Pío X en un terreno cedido por sus padres en la pedanía de Benimámet, que con el tiempo se transformaría en el Colegio El Ave María. La primera promoción de hermanas a­vemarianas fueron ordenadas el 27 de febrero de 1910. El Colegio de El Ave María de Benimámet era un colegio típicamente manjoniano: gratuito, para los niños y niñas sin recursos, con una capilla en lugar preferente de la edificación, aulas luminosas, altas y amplias, y con los patios preparados para impartir clasesy practicar juegos al aire libre. El 11 de Marzo de 1910 el Arzobispo de Valencia, D.Victoriano Guisasola bendijo la Colonia Escolar Pío X en Benimámet y el 24 de Agosto de 1921 se procedió a la erección canónica, como Instituto de Derecho Diocesano, a las avemarianas, siendo arzobispo de Valencia don Enrique Reig Casanova. Hoy hay escuelas del Ave María en España (Bilbao, Madrid, Zaragoza, Burgos, Albacete, Manresa, Barcelona, Benimámet y Motril), así como en Chile, República Dominicana y Puerto Rico.

entre ellos constituyen la Congregación de San Luis Gonzaga y la Escuela de Cristo. Hacen ejercicios espirituales todos los años y ya cuentan más de 27 religiosos que han salido del Patronato. Todo esto lo podrá V.R. leer en el prólogo del Reglamento del Patronato en el [libro] Socialismo y Anarquismo. El santo fundador del Patronato, pobre carpintero D. Gregorio Gea, suspiraba continuamente para que una congregación religiosa se encargara de la dirección y enseñanza de tanto niño pobre de la Valencia, y de las escuelas de adultos del C.C. [círculo católico] de Valencia [de las que se encargaba el Patronato]. Como desde 1885 me hallo de director del Patronato de Valencia y veo que, como anda, no puede durar tan santa institución, a mis ruegos hace ya cuatro años [en 1889] salió para Barcelona, para ver si los salesianos convenían para el Patronato, D. Fernando Núñez Robles [Marqués de Montortal, Conde de Pestagua y vocal de la Junta Directiva] vio que la Congregación de los Salesianos con sus talleres no respondían a nuestra institución. Pasó a París para ver la situación del Patronato de S. Vicente de Paúl y le sucedió lo mismo. De aquí que en toda la junta se ha suscitado la idea de la fundación de una congregación de PP. y HH. de San Francisco Xavier, que tengan por especial objeto la enseñanza gratuita durante las clases nocturnas de los socios pobres de los Círculos Católicos y de los niños de los Patronatos». El original se halla en el Archivum Romanum Societatis Iesu (citado en Revuelta González, 2008, p. 812).


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4. El Patronato de la Juventud Obrera 4.1. Jesuitas y obreros. Desde la Restauración borbónica y durante todo el primer tercio del siglo XX, entre los muchos problemas que ofrecía a la acción de los católicos el ancho campo social, había uno que merecía fijar particularmente la atención de la Compañía de Jesús. Nos referimos a la educación y moralización de los jóvenes obreros, de los aprendices de fábricas y talleres. En esta tarea se verán ayudados por los padres de alumnos y los propios ex-alumnos de sus colegios (centros de educación secundaria), que presidirán las principales asociaciones benéficas y culturales creadas por los Padres de la Compañía. En Valencia, el colegio de San José, que había sido fundado en 1870, fue un semillero de vocaciones jesuitas, junto con las congregaciones marianas que tenía la Societas Iesu a modo de Orden Tercera. En todas las obras de apostolado, y los centros de enseñanza para obreros eran una obra de apostolado para la Compañía, instituyeron piadosas congregaciones marianas para la edificación espiritual de los laicos que en ellas se incardinaban. Una de las acusaciones más repetidas a la educación jesuita ha sido siempre su entrega exclusiva a los ricos y su despreocupación por los desfavorecidos. Los jesuitas, al observar la apostasía que se había producido durante el siglo XVIII entre ciertos, “Ilustrados” creyeron francamente que era su obligación la formación de las clases dirigentes y profesionales, y además redundaría en favor de toda la sociedad. A finales del curso 2930 había en España 21 colegios de la Orden, que proporcionaban educación a más de 6.000 alumnos. Los alumnos y ex-alumnos del Colegio de San José, en Valencia, que había sido fundado en 1870, agrupados en congregaciones marianas, trabajaban de consuno con los padres jesuitas en la evangelización de los obreros y personas sin recursos. Sin embargo, muchos padres jesuitas se dedicaron de lleno al apostolado social y a la enseñanza de las clases populares, en clases dominicales, escuelas nocturnas, escuela­s de primeras letras, patronatos, círculos obreros, reuniones del Apostolado de la Oración, congregaciones marianas…10 En 1888 había 179 escuelas domini10

Hasta 15 congregaciones marianas jesuíticas había en la ciudad de Valencia en 1906, según las actas del Primer Congreso Regional de las Congregaciones Marianas, celebrado en Valencia: la Congregación Sacerdotal de la


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cales extendidas por toda España, incluidas las del Patronato de Valencia, a la que asistían más de 17.000 jóvenes. En Madrid los jesuitas dirigían la Asociación de Señoras, fundada en 1869. En 1880 esta asociación sostenía 27 escuelas frecuentadas por unos 8.000 niños y niñas. Su director, el padre Joaquín Cotanilla S. J., introdujo en España, en 1878, a los Hermanos de las Escuelas Cristianas para que se encargaran de la Escuela de Chamberí. El padre Francisco Butiñá S. J. inspiró la fundación de las Hijas de San José y sus Talleres de Nazaret, y el padre Miguel Herranz S. J., la de las Hijas de Jesús. El padre Francisco Colina S. J. fundó en Valladolid, en 1881, la Asociación Católica de Escuelas y Círculos de Obreros, llamada a convertirse en un importante centro educativo y social. Las residencias de jesuitas, a través, sobre todo de las congregaciones marianas, crearon en muchos sitios patronatos y escuelas. El Patronato de Valencia estaba encomendado a la Casa Profesa de Valencia. En la última década del siglo muchas residencias se lanzaron a promover círculos y escuelas nocturnas para obreros adultos. Ya en el primer tercio de siglo, en Barcelona, además de las escuelas de las congregaciones, funcionaban las escuelas del Apostolado de la Oración; en Santander y Burgos, las del Círculo Católico; en Gijón, las de la Acción Católica; en Valladolid, las de la Asociación de Escuelas Católicas y Apostolado de la Oración; en Sevilla, las de la Asociación de Madres Cristianas; en Jerez, las de las Conferencias de San Vicente de Paúl, y en Madrid, las de la Asociación de Señoras Católicas y las de la Asociación de las Doctrinas. Inmaculada Concepción; la Congregación de la Inmaculada Virgen María y San Luis Gonzaga, de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús; la Congregación de la Inmaculada Virgen María y San Estanislao de Kotska, de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús; la Congregación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga, del Colegio de San José, sección de alumnos internos; la Congregación de la Inmaculada y del Santo Ángel Custodio, del Colegio de San José, sección de alumnos mediopensionistas; la Congregación de la Inmaculada y San Juan Berchmans, del Colegio de San José, sección de alumnos externos; la Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles y San Luis Gonzaga, de la iglesia de San Miguel (la del Patronato); la Congregación catequística de la Inmaculada y San Francisco Javier, de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús; la Congregación Mariana del Magisterio Valentino; la Congregación de Hijas de María, de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús; la Congregación de la Inmaculada Concepción y San Luis Gonzaga, de la iglesia parroquial de Ruzafa; la Congregación de la Inmaculada Virgen María, San Vicente Ferrer y San Luis Gonzaga, del Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer; la Congregación de la Inmaculada Virgen María, San Vicente Ferrer y Santa Teresa de Jesús, del Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer; la Congregación de la Inmaculada Virgen María y San Luis Gonzaga, de la Universidad Pontificia, y la Congregación de la Inmaculada Virgen María y San Juan Berchmans, también en la Universidad Pontificia (Cfr. Primer Congreso Regional de las Congregaciones Marianas establecidas en Aragón, Baleares, Cataluña y Valencia, Valencia, Tip. Moderna, 1907, p. 46).


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En este contexto tenemos que situar la obra pedagógica del Patronato de la Juventud Obrera de Valencia en el primer tercio del siglo XX. Institución fundada en 1883 por un carpintero llamado Gregorio Gea11, dinamizada y regulada jurídicamente por Antonio Vicent, y dirigida desde 1901 por el beato Narciso Basté S. J, un sacerdote licenciado en Derecho que recala en Valencia sin haber salido nunca de su Cataluña natal, en octubre de 1901 y que gobernaría la Obra hasta enero de 1932, fecha de expulsión de la Compañía por el Gobierno de la II República. Detallar estos usos pedagógicos, en la forma en que los utilizó el Patronato de Valencia, es el objeto que nos proponemos a partir de este apartado de la presente exposición12. Hacia 1880, el carpintero Gregorio Gea empieza a acoger los domingos en su casa a grupos de jóvenes obreros, a quienes tras una lección de catecismo, ofrece merienda y algunos regalos. Pronto la casa se queda pequeña porque los jóvenes superan ya el centenar y entonces se acercan a la Pechina (cauce del río Turia próximo a la casa), donde los muchachos se pueden solazar y bañar cumplidos los deberes piadosos. En pocos meses el número de muchachos alcanza varios centenares (brigadas, en el lenguaje de la época). Es entonces cuando Gregorio Gea toma la decisión de dar al movimiento recién nacido una continuidad para el futuro. Se pone en contacto con algunos amigos y conocidos (era vocal de la junta del Círculo Católico de la ciudad de Valencia) y pone en marcha el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia. La Real Sociedad Económica de Amigos del País (RSEAP) decide apoyar la recién nacida empresa. El 29 de mayo de 1884 el Cardenal Monescillo aprueba los estatutos de la nueva sociedad y pocos días después tiene lugar en el paraninfo de la Universidad de Valencia el multitudinario acto oficial de presentación del Patronato. Gregorio Gea ostenta la presidencia de la Junta Directiva de la que forman parte conocidos académicos y miembros de la nobleza valenciana, entre ellos el presidente a su muerte, en 1886, Antonio Rodríguez de Cepeda (también presidente de la RSEAP). La primera casa social se alquila en la Plaza de la Merced y es allí donde se crea la Congregación Mariana de jóvenes obreros de Nuestra Señora de los Ángeles y San Luis Gonzaga, formalizándose la relación con la Orden de San Ignacio. Cfr Sánchez Navarrete, M. Gregorio Gea. Fundador del Patronato de la Juventud Obrera. Valencia, P.J.O., 1984. 12 Las principales citas bibliográficas del presente trabajo las encontrarán en el opúsculo del Padre Basté Patronatos de jóvenes obreros, descripción razonada del Patronato de la Juventud Obrera en el año 1924. El Joven Obrero, periódico mensual del Patronato, nos da noticias de su vida interna. Editado en la Tipografía Moderna de Miguel Gimeno, conoció dos épocas: 1911-1920; 1927-1930. El archivo del Patronato conserva en formato digital 36 números: de 1911, el nº 6; de 1913, los números 24 y 30; de 1914, los números 34 y 42; de 1915, los números 44, 45 y 52; de 1916, el nº 59; de 1917, los números 63, 64, 65, 66, 67 y 72; de 1918, los números 73, 74, 75, 77, 78, 82, 83 y 84; de 1919, los números 86, 88, 89 y 90; de 1920, los números 96, 97 y 98; de 1927, los números 96, 97, 98 (numeración repetida) y 100; de 1928, los números 105 y 108. En enero de 1934, y hasta finales de 1935, volvería el Patronato a publicar otra revista, Esperanza, de la que constan 22 números maquetados en la Imprenta de J. Nácher, en Valencia. En la Hemeroteca Municipal de Valencia se puede localizar un ejemplar de Esperanza, de mayo de 1934 (año I, nº 5). En la Hemeroteca Municipal de Valencia tambien se pueden localizar dos ejemplares (el nº 30 y el nº 41) de una publicación anterior del Patronato: El trabajador, que debió publicarse quincenalmente entre 1896 y 1897. El 15 de enero de 1897 se publicaba el nº 30, de donde entresacamos su opción política: «el concepto de nacionalidad española es completamente desconocido para los liberales; únicamente los católicos que aman las tradiciones patrias son los que pueden llamarse españoles» (p. 1). La revista España cristiana, 286 (1896), pp. 2291-2 nos determina su filiación, como propiedad del Consejo diocesano de las Corporaciones católico-obreras que había instituido el Padre Antonio Vicent. Videre Bernardo Ares, J. M., Ideología y opciones políticas a finales del siglo XIX. Córdoba, Diputación Provincial, 1981, pp. 490-2. Muchas fuentes se pueden contrastar con las noticias impresas en la prensa valenciana de la época; especialmente dio noticias del Patronato de la Juventud Obrera La Voz de Valencia, diario fundado por D. Rafael Rodríguez 11


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4.2. Los patronatos de jóvenes obreros. Los “patronatos” fueron una novedad para la educación de la juventud obrera, en la España de finales del siglo XIX, a imitación de otras parecidas que venían desarrollándose en el sur de Francia, Bélgica, Alemania… Surgen en el contexto sociohistórico de la respuesta del catolicismo social al avance de las ideas materialistas, entre el proletariado urbano, y conviven, en una España convulsa, con movimientos pedagógicos que pretenden la implantación y primacía de la escuela laica frente a la escuela religiosa (krausismo, escuela moderna, escuela nueva, escuela racional, escuela natura y escuela societaria). Como institución circum y post-escolar, que en su seno albergó escuelas de primera enseñanza tanto nocturnas (para jóvenes y adultos obreros), y diurnas (para hijos de obreros), requería de medios pedagógicos alternativos a los escolares, que atrajeran al adolescente desfavorecido. Los patronatos se constituían así en una suerte de vanguardia en la pedagogía social y en la pedagogía del ocio y del tiempo libre. Como institución religiosa dirigida a los obreros, requería que éstos se formaran en doctrina cristiana y prácticas de piedad.Como institución socioeducativa dirigida a los trabajadores, requería que sus actividades fueran gratuitas para los socios, o que su aportación fuera modesta, siendo sufragadas sus actividades, en gran parte, por la caridad de los católicos (“los patronos”).

de Cepeda, quien fuera presidente del Patronato desde 1897 hasta su muerte, en 1918. El anónimo (aunque fundadamente atribuimos al Padre Basté en las citas bibliográficas) Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, Breve noticia de su origen, progreso y actual estado, del año 1910. Del mismo año es la crónica de J. Sallaberry en la desaparecida revista jesuita Cartas Edificantes de la Asistencia de España, que tituló en 5 páginas, “Valencia. Patronato de la Juventud Obrera”. Las Cartas Edificantes de la Provincia de Aragón, que se publicaron desde 1912 hasta 1930, refieren crónicas del Patronato en 1913 y en 1927. Del año 1951 es el folleto titulado “El Patronato de la Juventud Obrera a la Compañía de Jesús en el Quincuagésimo Año de su labor entre nosotros y al R. P. Narciso Basté S. J.”. Amparo Sánchez Andrés recoge profusión de datos históricos en su tesina de licenciatura en Filosofía y Letras, del año 1969, para la Universidad de Valencia. En 1982, Cándido Ruiz Rodrigo dedicó al Patronato de Valencia 10 páginas (de la 169 a la 179) de su interesantísima Catolicismo social y educación. La formación del proletariado en Valencia, Valencia, Facultad de Teología S. Vicente Ferrer. Más recientemente, en 2008, Manuel Revuelta González S. J., catedrático emérito de Historia en la jesuita Universidad Pontificia de Comillas, ha dedicado 8 páginas al Patronato de Valencia en su magna obra La Compañía de Jesús en la España contemporánea. Vol. III. Más reciente (2011) es la tesis doctoral de C. Martínez Herrer La pedagogía de la religión en el padre Basté s.j, síntesis de religiosidad y cultura. La congregación mariana del Patronato de la Juventud Obrera de Valencia en el primer tercio del siglo xx.


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Antonio Vicent intuyó, en contacto con los prohombres valencianos del apostolado social de la época (Rodríguez de Cepeda, Reig Genovés, los Trénor…), el valor pedagógico para la juventud obrera de instituciones complementarias a las escuelas. Narciso Basté, desde la dirección de la congregación mariana del Patronato de Valencia, organizó estas instituciones complementarias, como las colonias escolares (las primeras que hubo entre los niños valencianos, en 1906), las salidas campestres, los huertos pedagógicos, las pláticas y juegos al aire libre, las actividades deportivas (el Patronato de Valencia fue pionero, entre otros, del fútbol en Valencia) las representaciones teatrales, las veladas literarias… Desde mediados del siglo XIX, los patronatos, y más concretamente las escuelas de los patronatos, eran iniciativas de laicos que mantenían financieramente obras de tipo benéfico-caritativo, como roperos, y que, en dependencia con una congregación religiosa a la que se le encomendaba la dirección, incluían una escuela para niños o jóvenes desfavorecidos. «Llámanse de patronato aquellas escuelas fundadas y sostenidas por particulares, con carácter benéfico-docente. De su funcionamiento se encarga un patronato en el que figuran el fundador o fundadoras y sus herederos, el Ministerio de Instrucción y las personas que se nombren al efecto. Estas fundaciones se clasifican en dos grupos, según la Real Orden de 25 de agosto de 1911: a) escuelas sometidas a disposiciones generales de Instrucción pública, b) escuelas sujetas a cláusulas fundacionales especiales13». Hasta la reglamentación y sistematización de los mismos que realizó el Padre Vicent, en 1887, no pasaban de meros institutos asistenciales para gente desfavorecida, que intentaban continuar la labor de los desaparecidos gremios. Es conocida, y sale de los límites de este trabajo, la presencia de la Iglesia en la vida de los antiguos gremios. En las fiestas patronales con su misa y procesión, en la enseñanza de la doctrina cristiana y en la asistencia espiritual y material a los miembros de cada gremio existían cauces para la actividad de la Iglesia. La supresión de los gremios significó también la muerte de estos cauces. En la añoranza hacia el sistema gremial que se observa en los ambientes eclesiásticos en esta época y en las siguientes, se puede detectar también la nostalgia de un sistema y unos tiempos en los que la 13

Anuario de la enseñanza elemental, técnica y superior. Madrid, Imp. Fortanet, 1920, pp. 26-7


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Iglesia se hallaba presente en el mundo laboral. Porque, cuando a los gremios les sucedieron las asociaciones y sindicatos, el panorama cambió de signo. Las asociaciones obreras fueron abandonando estos vestigios gremiales. Y en algunos sectores de la Iglesia empezó a pensarse en la necesidad de promover asociaciones propias. 4.3. Los Patronatos y Antonio Vicent S. J. Los Patronatos de jóvenes obreros, ya bajo la égida jesuita, fueron una concreción del pensamiento social del Padre Antonio Vicent14, quien pretendió crear una institución para jóvenes y aprendices que dependiera de los Círculos Católicos. El primero fue fundado en Valencia en 1883 por el carpintero Gregorio Gea, del que era amigo y confesor; el segundo, en 1884, en Alcoy, ligado a las Conferencias de San Vicente de Paúl. En los años inmediatamente siguientes apareció alguno más, en la misma zona. Y, en 1887, el Padre Vicent tuvo la idea de ligarlos indisolublemente a los Círculos de obreros que venía formando, al exigir que cada uno de éstos albergara uno de aquéllos. Según el Reglamento general15 que él mismo diseñó para tales instituciones, No es motivo del presente trabajo glosar la figura del Padre Vicent, verdadero padre de la propaganda social católica en España, pero es justo reflejar que Antonio Vicent S. J. y Narciso Basté S. J. coincidirían, desde 1901 y hasta 1912 (fecha del fallecimiento de Vicent) en el Patronato; Basté, como director de la congregación mariana; Vicent, como consiliario de la Junta directiva. Léase la reseña que el sociólogo Severino Aznar hacía en la revista de la Compañía Razón y Fe sobre la magna figura del Pare Vicent, en el año 1941: «Crea el movimiento de la asociación obrera católica recorriendo España en una campaña de catorce años. »Crea el movimiento de asociación agraria católica recorriendo España en una campaña de de diez años. »Inicia a los católicos en las instituciones de cooperación, mutualidad y crédito con folletos, asambleas y en centenares de conferencias. »Funda centenares de obras y da estatutos para que se funden otras. »Concibe el pensamiento de Volksverein español. »Concibe el pensamiento de la Hermandad Nacional de Propagandistas Sociales, que tendremos que realizar nosotros [la Asociación Católica Nacional de Propagandistas]. »Funda el Consejo Nacional, autoridad suprema de la acción social católica en España. »Predica desde 1902 la federación de las asociaciones obreras. »Esboza en 1912 la federación de las asociaciones agrarias. »Defiende con tesón, en unión de sus discípulos, la franca confesionalidad de las obras sociales, táctica consagrada por Pío X en 1909. »Defiende desde hace diez años el Sindicato obrero puro, táctica que sólo ahora comienza a prevalecer. »Estimula todo el movimiento de cultura social, la creación de cátedras de Sociología, la publicación de revistas y bibliotecas, la formación y organización de propagandistas (...) »Ésa es la obra colosal del Padre Vicent en el orden de la acción social, no superada por nadie en España». Cfr. Aznar, S., pp. 277-8. 15 Reglamento que presentó, junto con el de los Círculos Católicos de Obreros, en la Asamblea Nacional de Corporaciones Católicas, celebrada en 1887, en Tortosa. Cfr. Vicent, A. Socialismo y Anarquismo. La encíclica de nuestro santísimo padre León XIII “De conditioneopificum” y los círculos obreros católicos. Valencia, Imprenta de José Ortega, 1893, 1ª ed. 1895, 2ª ed. 14


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«Entiéndese por Patronato de la Juventud Obrera una reunión de socios protectores y activos que se proponen fomentar las buenas costumbres y la instrucción literaria y cristiana entre los jóvenes patrocinados». (art. 2) El artículo 3 describía los fines de la Institución de este modo: «1.º El religioso, que consiste en enseñar el Catecismo y la moral cristiana a los patrocinados, tanto por los socios activos como por los sacerdotes directores de los mismos. »2.º El instructivo, que se dirige a enseñar a leer, escribir y cuentas a los mismos jóvenes patrocinados, procurando por todos los medios persuasivos que no haya ningún joven pobre en cada población sin dichos conocimientos. Según la localidad y el aprovechamiento de los jóvenes patrocinados, podrán ampliarse los conocimientos estableciéndose a este fin clases de francés, inglés, contabilidad, música, dibujo, etc. »3.º El recreativo, que se cumplirá proporcionando a los jóvenes patrocinados una prudente expansión en los domingos y días festivos16». 4.4 El Patronato de Valencia y su congregación mariana. El Patronato, bajo la égida de Vicent, y después de Narciso Basté, era el lugar de encuentro y apostolado de las congregaciones marianas jesuíticas17. El Patronato y su congregación mariana tenían tal relación entre sí, se compenetraban y se complementaban de tal manera que ninguno de ellos hubiera podido dar aisladamente el fruto deseado que unidos conseguían. Era imposible hablar del Patronato sin sobreentender la congregación mariana obrera, ni de ésta sin sobreentender aquél,

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Cfr. Vicent, 1895. pp. 586-7. No es este trabajo el lugar para destacar la influencia social de la Orden de San Ignacio en el cuerpo social a través de las congregaciones marianas, pero Vicent reclutó entre las congregaciones marianas a sus principales colaboradores. Uno de los principales cuidados del Padre Vicent fue buscar auxiliares y formar discípulos que le ayudasen en la formación social del obrero. De entre sus numerosos amigos, discípulos unos del Colegio de S. José, otros de la Congregación Mariana de jóvenes universitarios que dirigió por varios años, escogió unos cuantos hábiles y entusiastas propagandistas a los cuales inició en los problemas sociales, de cuya fogosa elocuencia y juvenil entusiasmo se servía para sus nuevas fundaciones. Algunos los veremos en el Patronato; otros, en la Derecha Regional Valenciana; muchos, en la Acción Católica. Nueve son los que menciona el mismo Padre en la introducción de su obra Cooperativismo Católico (1905), a saber: Rvdo. Carlos Ferrís, Rafael Rodríguez de Cepeda, Luis Gestoso, Manuel Oller, Leopoldo Trénor, Juan Pérez Lucia, Gregorio Lluch, Pablo Meléndez y José Soler, pero hubo muchos más: Miguel Fenollera, fundador de las avemarianas, era uno de ellos; el beato Pablo Meléndez fue vocal de la junta del Patronato a finales de siglo.


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pues eran como el alma y el cuerpo que mutuamente se complementaban para formar una sola y única personalidad. Los niños y jóvenes que acudían al Patronato atraídos, bien por sus escuelas,bien por sus juegos y entretenimientos, son los que nutrían las filas de la congregación mariana, y recibían de ella su formación moral y religiosa, por parte de los sacerdotes jesuitas y los miembros de otras congregaciones. Los números de la Congregación con la llegada de Basté a la dirección son elocuentes: en 1900, menos de dos años antes de hacerse cargo de la Obra el nuevo director, contaba solamente con 129 miembros entre congregantes y aspirantes; en 1910 ya llega a alcanzar 1.178 miembros, y en 1924, 1.310 miembros. Era, aquel año, la obra socioeducativa con mayor número de inscritos de la ciudad de Valencia. 4.5. El ingreso en el Patronato. El trabajo más serio y eficaz que se hacía en el Patronato, por parte de los sacerdotes de la Obra, era el preparatorio para el ingreso en la Congregación (el aspirantado), el cual daba acceso al congregante al conjunto de actividades que el Patronato desarrollaba en su seno. Los niños y jóvenes eran atraídos por los juegos que el Patronato tenía en la Casa de Campo o bien en la Casa Social18, de ordinario por un amigo. Para poder disfrutar de estos beneficios, el niño se tenía que registrar en una denominada “secretaría de aspirantes”, donde recibía un “pase” para las instalaciones del Patronato. Cuando en la secretaría se acreditaban cuatro semanas de asistencia, el niño podía solicitar el ingreso en la Congregación y pasaba a ser “aspirante”.

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La Casa Social del Patronato estaba, desde 1916, en la calle Landerer de Valencia, en el barrio de Velluters, muy cerca de la iglesia de S. Miguel. Contenía una capilla con Reservado; las escuelas diurnas de la Inmaculada, en dos grandes aulas; las escuelas de Dibujo, Modelado y Solfeo; una biblioteca; habitaciones para las distintas secciones de la Congregación; columpios y terrazas; un salón de juegos y billares y una sala de teatro (la actual sala Escalante, arrendada a la Diputación de Valencia). El Patronato disponía, desde 1885, de un gran espacio al aire libre, de un campo propio de más de 17.000 metros cuadrados, 22 hanegadas de tierras de huerta en el antiguo pueblo de Campanar (junto al río Turia, en el denominado Paseo de la Pechina) donde las tardes de los días festivos los jóvenes afiliados a la incipiente institución podían reunirse y, después de recibir la plática doctrinal de Gea y sus seguidores, entregarse libremente a sus juegos, sin molestia para nadie. La Casa de Campo era el lugar de esparcimiento habitual de los socios y congregantes del Patronato, y la sede de numerosas actividades. La casa social era conocida como “Patronato de dins” y la Casa de Campo, “Patronato de fora” o Parque de la Pechina.


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El único requisito que se exigía a los niños y jóvenes aspirantes era acreditar en la Secretaría la asistencia y la comunión a la Misa dominical. A medida que el instructor de aspirantes (un catequista laico, congregante mariano) se iba formando cabal concepto de los niños que estaban a su cuidado, iba anotando los de mayor capacidad y constancia, y de ellos, cada tres meses aproximadamente, según el número de niños, formaba una lista que entregaba al Padre Director (Narciso Basté) para su aprobación. Por espacio de un mes, Basté celebraba todas las noches conferencias en forma de conversación familiar o diálogo de instrucción con los aspirantes, siempre en tono amistoso y de confianza, en un conjunto ordenado de lecciones que editó el año 1935 bajo el título de Catecismo de Apologética. La instrucción de los aspirantes era considerada por Basté «el mayor bien que puede hacerse a los jóvenes, y es para el Patronato la base de su buen espíritu, vida de familia y paz interior, ya que no podría marchar sin esta formación, como no puede funcionar una máquina si no se prepara previamente y se ajustan con precisión las piezas que la forman19». Terminada esta preparación, para la cual se aprovechaba la oportunidad en que los niños tenían más entusiasmo por los juegos y atractivos del Patronato, se les imponía la medalla y eran admitidos de un modo solemne en la Congregación. 4.6. La vida interna de la Congregación. Los niños que eran admitidos en la Congregación continuaban con su itinerario de formación religiosa, pues como decía Basté: «Tal vez podrá parecer exagerada tanta enseñanza religiosa; pero no hay nada de exageración. Es imposible que los jóvenes que ignoren las verdades de nuestra fe las amen y las practiquen, y, desgraciadamente, es muy ignorante en estas materias la nueva generación»20.

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Basté, N., 1924, p. 17. Ibidem, p. 21.


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La Congregación tenía sus reuniones piadosas todos los domingos del año y demás fiestas de precepto en la antigua iglesia de S. Miguel, en la que estaba instalada canónicamente desde 1902. Allí los congregantes asistían a la Santa Misa, comulgaban y oían la plática y avisos del Padre Director. Esta plática y avisos se consideraban como el acto más necesario y característico para la vida del congregante. En la plática Basté iba recordando las verdades de la Fe y movía y exhortaba a los congregantes a vivir conforme a ellas. En los avisos procuraba avivar el espíritu de corporación, el fervor y el entusiasmo en cada una de las secciones y sociedades que se iban formando en el interior de la misma. Los lunes por la noche, los niños que no habían podido asistir al acto dominical recibían una plática ad hoc, amén de que debían certificar en la Secretaría haber asistido a la Misa de la domínica. Además, cada congregante pertenecía a una sección piadosa de la misma (a las secciones de la Congregación las denominaba Basté “escuelas teórico-prácticas de virtud”), según su inclinación. Las secciones se reunían, al menos semanalmente, bajo la presidencia del Padre Director. Recibían sus avisos e instrucciones, destinados a mantener el espíritu y fervor propios de cada sección, y se encargaban de practicar obras de celo y caridad. En 1924, existían, v.gr., la Sección de Visita al Santo Hospital, la Visita al Asilo de Ancianos Desamparados, Guardia de Honor y Oración, Misiones y Santa Infancia, Santo Rosario y Lectura Espiritual, Catecismo, Misa y Comunión diaria y Celo y Constancia. La vida espiritual de los congregantes se resumía en la “regla de vida”. Ésta se componía de las siguientes cinco prácticas: la oración diaria,el examen de conciencia,la frecuencia de sacramentos, la dirección espiritual y los ejercicios espirituales según el método de san Ignacio. La espiritualidad de sus miembros era ignaciana, tal como se contiene en el libro de los ejercicios espirituales de san Ignacio y en la tradición de la Compañía de Jesús. La incardinación de los niños y jóvenes en las distintas secciones era de suma importancia para Basté: «En la vida del adolescente hay un tiempo crítico en el cual ya no atraen los juegos de la niñez, y entonces, para retenerles, sólo queda el recurso del temor de Dios y de la sólida piedad»21.

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Ibidem p. 22.


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4.7. Las actividades socioeducativas en los fines del Patronato. «Buscar a los niños y hablarles de Comunión, de Misa, de Rosario y ejercicios, de perfección y santidad, sería perder el tiempo, porque no vendrían ninguno al Patronato, o si venían, serían los que menos necesitarían de nuestros cuidados, por ser ya los más inclinados naturalmente a la vida espiritual. Es necesario apoderarse de su imaginación con juegos y bagatelas para que se acerquen al Patronato y puedan ponerse al alcance de recibir la instrucción religiosa y ser instruidos en la vida del espíritu»22. En el plan de Basté, los juegos del Patronato eran un poderoso atractivo para ser congregante, y un premio a la constancia en la Congregación. Los preferidos por el Padre Director eran los juegos al aire libre, porque eran los más higiénicos y los que más esparcían los ánimos sin ningún estímulo de lucro ni ganancia. Recordemos que el Patronato de Valencia, para sus fines propios, y entre ellos los recreativos, disponía de una Casa Social, en el centro de Valencia, y una Casa de Campo en las afueras. Sistematizando la profusión de obras socioeducativas que albergó en su seno el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, las podríamos dividir en escuelas, actividades en la Casa Social, actividades en la Casa de Campo e instituciones de cooperación y ahorro, amén de las secciones piadosas de la congregación mariana. Desarrollémoslas en los capítulos siguientes. 5. Las Escuelas del Patronato. Tratándose de una obra educativa, lógico es empezar la panoplia de secciones del Patronato con sus escuelas. El Patronato de Basté, y aun antes el del fundador Gea, no fue una institución docente al uso, sino una institución circum y post-escolar. Bien es cierto que en sus orígenes ya contaba con escuelas nocturnas para obreros, formación doctrinal en las escuelas dominicales, clases de Solfeo, de Dibujo y de Modelado, etc.

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Ibidem, pp. 28-9.


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Del conjunto de las escuelas del Patronato podemos extraer una idea-fuerza: la religión era el centro de la vida académica, en los temarios, que incluían Doctrina Cristiana e Historia Sagrada; en el solapamiento de los actos escolares con los de la Congregación; en la moralidad de los maestros y auxiliares del Padre Basté. Los maestros del Patronato, al frente de los cuales D. Emilio LLuch Arnal23, eran mucho más que “técnicos” docentes. Eran congregantes marianos de la máxima confianza del Padre Director, una pieza esencial en el engranaje evangelizador de la Obra y su congregación, y un modelo de comportamiento para sus alumnos. Los profesores debían asistir al frente de sus alumnos a las Comuniones reglamentarias; debían averiguar los alumnos que no hubieran recibido la Primera Comunión, y disponerlos para recibirla; debían anotar en una lista los nombres y apellidos de los alumnos que concurrían (o no) a estos actos, para que les fuera entregado (o no) su correspondiente “pase” o contraseña al parque de Campanar; debían rezar con sus alumnos el Padrenuestro al principio y término de la clase. Veamos con detalle estas escuelas. Cuatro instituciones escolares albergó en su seno el Patronato: las escuelas nocturnas para obreros, las Escuelas de la Inmaculada, las colonias escolares y las Escuelas de Perfección Cristiana y Reforma Social. 5.1. Las escuelas nocturnas. Las escuelas nocturnas fueron erigidas en el Patronato en 1884, y en 1892 incorporaron los alumnos de las escuelas, también nocturnas, del Círculo Católico de San Vicente Ferrer. Abarcaban, además de las materias de la enseñanza primaria, clases de Dibujo y Modelado, y tres cursos de Solfeo e Instrumental. Iban dirigidas a jóvenes trabajadores, en horario de siete a nueve de la noche. Con Narciso Basté S. J. se mantuvo pujante la vida de estas escuelas, hasta mediados los años 20, con una media aproximada de 600 alumnos anuales.

23

Emilio Lluch Arnal sería académico de número de la RACV entre 13/05/43 - 11/01/55, fecha de su muerte. Maestro de las escuelas nocturnas del Patronato, director de la Colonia que el Patronato tenía en Serra, director de la Escuela diurna de la Inmaculada desde 1906 y presidente de la congregación mariana obrera del Patronato desde 1916. Es conocido por ser el autor de Historia del Antic Regne de Valencia, en 1926, para uso escolar y en lengua valenciana.


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Valga como testimonio historiográfico la relación de materias y profesores que reseña, en el curso 03-04, La Voz de Valencia: «Clases de 1ª enseñanza elemental: D. Ricardo García. »Clases de 1ª enseñanza superior: Profesor D. Generoso Hernández. »Clase de dibujo elemental; secciones de lineal, adorno, figura, paisaje y artes plásticas. »Clase de dibujo superior; secciones de antiguo y natural. »Clase de escultura. El director de estas tres clases artísticas es D. José Gamón. »Clase de contabilidad: profesor, don Rafael Lucía. »Clase de lengua francesa: profesor, don Carlos Guastavino. »Clase de solfeo: profesor, D. Baltasar Martínez. »Clase de música instrumental: profesor, D. Pascual Rodríguez. »Todas estas clases son gratuitas, á excepción de las de contabilidad y lengua francesa, en las que ha de abonarse una pequeña retribución24». 5.2 Las Escuelas diurnas de la Inmaculada. Las Escuelas diurnas de la Inmaculada comenzaron a funcionar en octubre de 1905, en los locales de la Casa Social del Patronato, por iniciativa directa de la Sección de Escuelas de la Obra de Protección de los Intereses Católicos de Valencia. El 11 de diciembre de 1904, la diócesis de Valencia organizó una procesión conmemorativa del quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Al pasar por la calle S. Vicente, de Valencia, frente a la iglesia de S. Martín, dos congregantes marianos fueron asesinados a tiros por anticlericales blasquistas. Las escuelas diurnas del Patronato, bajo el patrocinio de Inmaculada, constituían un gesto de reparación a la Virgen y a la memoria de los congregantes. Llegaron a tener cuatro cursos (grados), en dos clases (aulas) de hasta 100 alumnos, atendidos por un maestro director (el historiador Emilio Lluch Arnal, desde 1906) y un maestro auxiliar, con alumnos comprendidos entre los 10 y los 13 años, edad en la que el joven obrero marchaba al taller a realizar el aprendizaje laboral. El grado Preparatorio y el grado Primero compartían aula y venían encomendados al auxiliar. El maestro director se reservaba la “enseñanza superior”: los grados Segundo y Tercero que, asimismo, debían compartir aula. 24

La Voz de Valencia, nº 891, 25/9/03.


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Para ingresar en esta escuela se requería ser hijo de obrero y haber cumplido los 10 años, lo cual se acreditaba con la partida de nacimiento de la parroquia. El grado de los nuevos alumnos se asignaba en el momento de la matrícula, mediante un examen detenido realizado por el director, “con toda la amplitud de criterio necesaria para que el personal resulte distribuido de manera prudencial entre las dos clases”, según prescribía al artículo 29º del Reglamento para el Régimen Interior. Si el niño carecía de las más mínimas nociones de lectura, escritura y cálculo ingresaba en el primero de los cuatro grados, el grado Preparatorio. La enseñanza era completamente gratuita. Comprendía las materias previstas en la Ley Moyano, de 1857: Lectura, Escritura, Doctrina Cristiana, Historia Sagrada, Gramática, Aritmética, Geometría, Geografía, Historia de España, Ciencias Físico-Naturales, Gimnasia y Trabajo manual. Como complemento a estas asignaturas obligatorias, el Reglamento proponía Lectura, Caligrafía, Dictado, Prácticas de Ortografía y Redacción, Ejercicios y Problemas de Aritmética, Ejercicios y Problemas Gráficos de Geometría, Dibujo e Iluminación de Mapas, Cuadros sinópticos de Historia de España, Canto y Declamación, Análisis Gramatical y Ejercicios Prácticos de Urbanidad y buenas formas sociales. El número de asistentes creció los primeros años. El segundo año, ya con D. Emilio Lluch Arnal de maestro, contó con 125 alumnos, y el tercero con 167 (según La Voz de Valencia, de 10 de diciembre de 1909). LaMujer Católica refiere en su número 70, de 1918, que en la escuela del Patronato se cursaban en 1912 todas las materias de la primera enseñanza superior «disfrutando además los niños de recreos diarios en los patios de la escuela, salidas semanales al campo, utilizando, para ello, el hermoso local que en la Pechina posee el Patronato, donde reciben las lecciones al aire libre, y excursiones y visitas a fábricas, talleres, etc.25».

25

Cfr. La Mujer Católica nº 70, 1918. Revista de La Obra de Protección de Intereses Católicos. Se había creado en 1901, teniendo como presidenta a la Condesa viuda de Pestagua y Marquesa de la Roca. Su marido había sido


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5.3. La vida interna de las escuelas. La emulación. El libro de asistencias. El historial del alumno. La “emulación”, esa institución pedagógica jesuita donde la imitación de los mejores estimula al perfeccionamiento, impelía al joven, que se había acercado al Patronato a jugar con sus amigos, a ser congregante. Bien es cierto que en la emulación de los colegios jesuitas funcionaron normas de competencia académica que también se conocieron en el Patronato, como las concertaciones, o torneos académicos; además hubo otras dos formas concretas de premiar a los niños congregantes estimulándoles a la virtud. La primera, fomentaba la propaganda: el niño o joven que traía a la iglesia de San Miguel a otro niño o joven recibía 6 “puntos” (fíjense bien que se refiere a atraer a los niños a actos de la Congregación, no a los juegos del Patronato). La segunda, consistía en otorgar títulos o diplomas de “congregante de mérito”, en un papel imitando vitela, a favor de los congregantes que se hubieran señalado en piedad, amor y constancia. Una forma muy concreta de emulación, en las escuelas diurnas, común a los colegios jesuitas, fueron las disputas entre romanos y cartagineses, denominadas “desafíos”. Dos grupos de alumnos recibían las dignidades de los ejércitos romano y cartaginés: emperador, cónsul, centurión, edil…, y se enfrentaban en un juego de preguntas y respuestas que, hacia final de curso, sin duda venía muy bien para poner al día los conocimientos adquiridos. En los exámenes importantes, disputaban verbalmente, a requerimiento del maestro, para mantener las dignidades recibidas, o bien recibirlas de nuevo, incluso con público externo (familiares, bienhechores…), lo cual constituía un premio honorífico anejo al hecho de superar el examen de la disputatio.

un prominente vocal de la Junta directiva del Patronato, Fernando Núñez Robles, quien se encargara de las infructuosas gestiones para que la Congregación Salesiana dirigiera el Patronato (videre nota 9 del presente trabajo). En 1911 el arzobispo Guisasola la dota de un nuevo reglamento y aparecen, como presidenta general, la condesa de Montornés, y, como secretaria, Carmen Rodríguez de Cepeda, es decir, respectivamente, las mujeres del vicepresidente y del presidente del Patronato de la Juventud Obrera.La Obra sufragó las escuelas de la Inmaculada desde su creación, en 1905. El último acto de patrocinio de las Escuelas de la Inmaculada del que tenemos constancia por la Obra es de 1918, antes de su transformación en la Acción Católica de la Mujer.


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La emulación y los juegos podían atraer en un primer momento a los niños aspirantes a la Congregación, pero era necesario un registro fiel de la asistencia a los actos piadosos de la Congregación, de tal manera que todos los alumnos del Patronato devenían en congregantes marianos, a diferencia de los colegios jesuitas tradicionales, donde sólo devenían congregantes marianos los alumnos selectos escogidos por los Padres26. El “libro de asistencias” se renovaba anualmente, y estaba arreglado de la manera más sencilla para saber la asistencia de los congregantes; cada uno de éstos tenía su línea respectiva para su nombre y apellidos, junto a su curso u oficio, y a renglón seguido las casillas correspondientes a los días de congregació­n de aquel año; estas casillas debían llenarse con letras para indicar, 26

Básicamente, la Congregación siguió con el Padre Basté el modelo de los colegios jesuitas, aunque con una diferencia de primer orden: si bien en los colegios jesuitas los congregantes eran los alumnos selectos (en inteligencia y piedad), en el Patronato, los alumnos de sus escuelas tenían la obligación de pertenecer a la Congregación, pues la Congregación era el medio idóneo para que los alumnos vivieran la piedad cristiana. En el Colegio de S. José, otroramente, los padres jesuitas sólo afiliaban a los “mejores” en las congregaciones del colegio: «La Congregación fue instituida con la intención de convertirla en fragua de piedad colegial, en el foco principal de la formación cristiana de un grupo de alumnos selectos, a partir del cual irradiase a todos los demás la influencia formativa del ejemplo (…) [El P. Cabré S. J.] Escogió a los veintiséis alumnos que más se distinguían por su ejemplar conducta y constante aplicación para que fueran los fundadores (…) Quería que el ser congregante fuese la principal y más honorífica de las dignidades colegiales, puesto que virtualmente comprendía las demás». (Llull, p. 530) Esta doble afiliación Patronato/Congregación, que es explicada en la nota 46, fue una regla metodológica de primer orden: si los alumnos/socios del Patronato eran congregantes, las actividades sociales y recreativas venían imbuidas de un mismo ambiente de piedad, y constituían un premio a esa piedad. El Reglamento de 1909, para el Régimen Interior de las escuelas de la Inmaculada (que estuvieron abiertas hasta los años 70 del siglo pasado, pues los locales de la calle Landerer no se pudieron adaptar a las exigencias de la Ley General de Educación de 4 de agosto de 1970, del ministro Villar Palasí) abunda en artículos donde se hace expresa mención a la Congregación y a los actos de piedad en la Escuela. La doble afiliación, como novedad metodológica de Basté, era un elemento democratizador, altamente igualador, pues los tres meses de aspirantado a la Congregación eran un “rodillo” catequético y formativo que marcaba a los alumnos y futuros congregantes. El sistema de emulación propio de la pedagogía jesuita ofrecía amplias oportunidades a gran número de escolares. Muchos niños que no eran distinguidos por su conducta en la proclamación de dignidades ni por su inteligencia en la distribución de premios, al ser admitidos en la congregación tenían la posibilidad de experimentar en ella un ideal de perfección. No era pues, la congregación mariana, la vivencia religiosa de un grupo selecto y consagrado de escolares, un grupo subsidiario del Patronato; la congregación mariana, el conjunto de los escolares, no se podía, en la práctica, distinguir de sus iniciativas exteriores, es decir, de la obra civil del Patronato. Los escolares, en el umbral de la adolescencia, tenían la edad ideal para sentir intensamente la mística congregacionista, reforzada con el atractivo que les producían las ceremonias y símbolos. La espera y aprendizaje de los aspirantes, la fiesta de admisión de los congregantes, la consagración a la Virgen, la imposición de insignias y medallas, la inscripción en el libro de la Congregación, la identificación con banderas o imágenes peculiares, la recepción del diploma, la aparición en listas, cuadros y catálogos, las plegarias y cánticos de la felicitación sabatina, el acceso a la sala de su sección, capilla, y otros lugares propios, constituían poderosos alicientes para entusiasmar a los colegiales. Los que además eran elegidos para la junta de la Congregación por el Padre Director recibían una dignidad muy estimada.


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respectivamente: a, asistencia; C, comunión; m, motivo o causa; e, enfermedad, y, f, fuera de la localidad; si quedaban en blanco denotaban que el individuo correspondiente ni asistió al acto, ni había dado razón de su falta. Las asistencias se obtenían exactamente por el cuaderno, que el congregante (o escolar) adquiría el día de su ingreso, y que llevaba en cada una de sus hojas el nombre del individuo; con este medio cada hoja arrancada servía de asistencia, como papeleta o tarjeta de visita propias que cada cual entregaba en el acto de entrar en la función de la Congregación. Con este método, los celadores destinados al efecto buscaban sus nombres en el libro de asistencias y se les escribía la letra a (o la letra C, si había habido comunión) en la casilla correspondiente al día en que habían asistido. Si los congregantes que no habían asistido querían evitar en su lista una casilla en blanco, debían avisar al Padre Director el motivo o causa justificada de la inasistencia, y entonces se les llenaba la casilla, según queda dicho, con las letras convencionales citadas. El Padre Director certificaba en papel la dispensa a los que no habían podido comulgar en el acto ordinario de la Congregación, y con el certificado, podían asistir a los juegos de la Casa Social o del Parque de la Pechina, que el Patronato poseía en la huerta de Campanar. El libro de asistencias del Patronato tenía, en la segunda cara de la cubierta, las distintas secciones que lo componían: Columpios; Teatro; Cine; Balompié; Patín (un tobogán gigante); Equitación; Navegación en el lago (paseos en barca de remos); Huertos; Gimnasio; Salidas campestres; Frontón; Clases nocturnas y diurnas de 1ª Enseñanza, Dibujo lineal, geométrico, adorno, figura, paisaje y clases de modelado; Solfeo; Biblioteca; Ahorro postal; colonia de vacaciones. La presencia de estas secciones (las actividades que podía disfrutar) en la cubierta del libro del congregante era un poderoso estímulo para ser buen congregante; en la tercera cara del libro aparecía un croquis con la situación de la iglesia de San Miguel y de la Casa Social del Patronato; en la cuarta cara, un fotograbado con una vista de la casa de colonias de Serra. Con este método, el libro de asistencias venía a ser el retrato moral del congregante, el registro fiel de la vida congregacional y el medio más poderoso de que podía echar mano el Director para escoger personal idóneo, especialmente en la renovación de la Junta Anual, como premio a su puntual asistencia; como aviso a los flojos y descuidados por sus faltas de asistencia y, en caso de pertinacia y mala voluntad, como eventual expulsión de la misma Congregación.


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«También los congregantes tienen su especial Secretaría y no de escasa importancia. El libro principal que se lleva en dicha Secretaría es de asistencia, en el cual se anotan también las comuniones, la sección a que cada uno pertenece y todos los detalles de cada congregante, incluso el retrato, domicilio, profesión, cuotas, reuniones, avisos particulares, etc. Aquí, dada la mayor formalidad de los niños, disminuye la variedad de pases, y hasta se llega a prescindir de ellos cuando el joven es bien conocido por su virtud y constancia27». Las hojas del “Historial del alumno” expresaban la mutua relación entre las notas académicas y los actos de la Congregación, entre el conocimiento de las materias y los valores del educando, lo cual requería un registro minucioso de los actos escolares de los niños, a la manera que el libro de asistencias requería un registro minucioso de los actos religiosos de los niños. Al final de cada mes se remitía a los padres de los alumnos una papeleta con las notas merecidas en conducta, aseo, aplicación, puntualidad y asistencia. Estas notas también venían expresadas por las letras a, e, i, o y u, que significaban respectivamente “muy bien”, “bien”, “regular”, “mal” y “muy mal”. Para determinar estas notas, se sumaban los puntos correspondientes a cada uno de los conceptos mencionados y se añadía a esta suma el número de faltas. El cuadro que determinaba la nota era el siguiente: a........................... Cero puntos e.......................... De uno a diez puntos i........................... De once a veinte puntos o.......................... De veintiún a treinta puntos u.......................... De treinta y un puntos en adelante A la suma de los puntos correspondientes había que añadir el número de faltas, por suponerse que el niño que faltaba no aprendía la lección. Cada falta suponía un “punto malo” (un negativo) en cada uno de los conceptos determinativos de la nota (de no introducir este factor de corrección, se daría la paradoja de que quien más faltase tendría menos puntuación que quien asistiera todos los días. Además, con ello se estimulaba a los niños a cuidar de no cometer ninguna falta). Por tanto, si un alumno tenía, v. gr., tres puntos de conducta, cuatro de aplicación y cinco faltas, para determinar la nota se contaba ocho puntos de conducta y nueve de aplicación. 27

Basté, op. cit. pp. 8-9


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Cuando un niño merecía “a” en todas las notas y, además, no tenía falta alguna a la Congregación, comunión de turno y misa diaria, se le ponía en la papeleta A mayúscula (que significaba “excelencia”). Las notas recogidas en este “Historial del alumno”, y reflejadas en la papeleta que se entregaba mensualmente a los padres, eran guardadas en la secretaría del centro para poder comparar cada mes con el anterior, pero además servía como medio de clasificación en la calificación definitiva de fin de curso, en una suerte de liguilla interna entre los escolares. El día uno de cada mes, y teniendo en cuenta la puntuación obtenida en el anterior, se cambiaban los sitios que cada uno ocupaba en la clase, tomando como base, primero, la aplicación; si en ello empataban, se recurría a la conducta; si persistía la igualdad, se recurría a la piedad, siguiendo así hasta que cada uno quedara en el lugar que correspondía. Por el orden en que resultaban colocados en esta suerte de liguilla, los alumnos se sentaban en las bancadas y perduraban así hasta el fin de cada semana, en que cambiaban los sitios según el resultado de los lugares perdidos o ganados en la lección de cada día. La obsolescencia de estos recursos pedagógicos, como esta clasificación interna de los alumnos, no puede, sin embargo, negar la voluntad emulativa de la metodología empleada, el afán de superación que se quería inculcar a los niños en su relación con los demás compañeros. Era, además, un empeño con pretensión de objetividad (hasta para la colocación de los niños en la clase se seguía el baremo), con un registro minucioso en Secretaría, revisable semanalmente (según el ritmo de aprendizaje de las lecciones) y mensualmente (según las papeletas de notas), teniendo presente siempre la superior autoridad del maestro, quien podía alterar el orden en la clase cuando podía ser conveniente para el buen orden y disciplina de la escuela. 5.4. Los repartos de premios. La emulación de los mejores conllevaba incluso premios en forma de “vales” para los niños en cuyo “Historial” tenían “a” minúscula, “A” mayúscula y los incluidos en el Cuadro de Honor. El capítulo XV del Reglamento de régimen interno de la Escuela de la Inmaculada trata de la inscripción de los mejores alumnos en el Cuadro


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de Honor. A principio de cada mes quedaban reflejados en un lugar preferente de la Casa Social los nombres de los alumnos que más se hubieran distinguido en Piedad, Conducta, Aplicación, Aseo y Asistencia, quienes, además, no debían tener ninguna falta a los actos de la Congregación. Pensemos que los 25 “vales” que recibían los niños inscritos podían ser canjeados en las instalaciones del Parque de la Pechina, en el economato del Patronato, en su peluquería…, constituyendo un buen estímulo material para añadir a la satisfacción personal del alumno y su familia. Además de estos “vales”, también se premiaba a los alumnos con diplomas, medallas, cortes de traje, libros… La cuantía y la calidad de estos premios las ordenaba la Junta de Patronos, de acuerdo con Basté y según la posibilidad económica de la escuela, respondiendo, de ordinario, a los títulos de “Premio de Honor”, “Premio de Mérito”, Sobresaliente y Notable. Para clasificar a los que merecían estar en el Cuadro de Honor, se procedía de la manera siguiente: se tomaban de las hojas de “Historial del alumno” los nombres de todos los que tenían cero puntos, y se agrupaban en cada uno de los conceptos motivos de la inscripción (Piedad, Conducta, Aplicación, Aseo y Asistencia) y lo mismo se hacía en los que tenían la máxima puntuación en los tres conceptos de Congregación, Comunión y Misa reunidos. Los “repartos de premios” más solemnes coincidían con momentos especiales del curso, como los exámenes finales, o festividades señaladas. El artículo 123 del Reglamento de Régimen Interior de las Escuelas de la Inmaculada prescribía que la distribución de premios se celebrara con la mayor solemnidad en uno de los días que mediaran entre la fiesta de la Inmaculada y el día de Navidad del curso siguiente. El Salón de Actos de la Casa Social, abarrotado de alumnos y familiares, se adornaba convenientemente, con la presencia principal de la imagen de la Inmaculada. En la tribuna tomaban asiento los miembros del Consejo directivo del Patronato (los patronos), las damas de la Obra de Protección de Intereses Católicos (que sufragaban las escuelas diurnas de la Inmaculada) y la jerarquía eclesiástica. El programa del acto tenía, por lo general, el siguiente desarrollo: palabras de presentación a cargo de un alumno; parlamentos del Padre Basté y alguna persona relevante; parlamento del director de la escuela (D. Emilio Lluch, el cual solía leer la Memoria del curso anterior, cuando el reparto de premios se verificaba en el final de curso); recitación de poesías o interpretación de alguna obra dramática i­nfantil;


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intervención musical (Orfeón del Patronato); reparto de premios; reparto del “Premio de Honor” al alumno más aplicado; breve discurso del alumno premiado; parlamento final a cargo de Basté o algún invitado relevante de la tribuna y, finalmente, el obsequio de una merienda a todos los alumnos. 5.5. Los exámenes finales. Ligados a los premios de fin de curso estaban los exámenes finales. Los exámenes, en la práctica docente de las escuelas diurnas, y habida cuenta de la edad de los infantes (entre los 9 y los 13 años, es decir, la clase que la Ratio Studiorum denominaba de infima) debían intentar evitar el nivel de presión psicológica añadida que la realización de pruebas objetivas de evaluación tenía (y tiene) sobre los alumnos. Asociados a la fiesta de final de curso y a la entrega de premios, el acicate para desempeñar un buen papel en los exámenes ante los maestros, unido a la sana competitividad entre los compañeros, eran estímulo externo (y previo a la fiesta) para la realización de los ejercicios. Éstos, de ordinario, eran orales; constituidos los profesores en tribunal colegiado, cada uno de los vocales hacía unas breves preguntas al alumno, de modo individual. Los mejores, además de mejores notas académicas y de la posibilidad de algún premio (como libros, prendas de ropa, etc.) eran invitados a realizar alguna declamación en público el día de la fiesta de fin de curso. No era infrecuente tampoco que, para algunas materias, fueran invitadas al tribunal personas externas a las escuelas, que también podían hacer preguntas a los colegiales y comprobar, por partida doble, el nivel de conocimientos de los alumnos y el nivel general de la escuela. Fue frecuente, hasta 1911, fecha de su fallecimiento, la presencia del maestro de música D. Salvador Giner en estos tribunales, para comprobar la aptitud musical de los educandos. Tampoco era infrecuente que a estos tribunales concurrieran los miembros de la Junta del Patronato, o sus esposas, si bien se les reservaba la presencia en los exámenes orales de los alumnos más destacados. El examen de estos miembros de la Junta no se podía tomar como base para la concesión de ningún premio, sino que éstos se concedían con arreglo a lo que resultare de la puntuación anotada en la hoja “Historial del alumno”, aprovechando el reparto de los premios tras los exámenes para impresionar a los niños y obligarles a estudiar. La nota que a cada niño correspondía en la que hoy llamaríamos “evaluación final”, también prescindía de todo atisbo de arbitrariedad por los examinadores. Los criterios de calificación eran realmente complejos y, como ya se ha visto en los actos de


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la Congregación, era necesario un minucioso registro del “Historial del alumno”. Se sumaban separadamente los puntos correspondientes a todos los conceptos en la Hoja Historia y se dividía cada número por el número de meses de asistencia a clase. Tomando los cocientes de la primera columna, correspondiente al mes de octubre, primer mes lectivo, se colocaban las papeletas en el orden de menos a más, anotando al margen en cada hoja el número correlativo que le correspondía, empezando desde el 1 en adelante. Con las siguientes columnas se hacía lo mismo. Anotados todos los números correlativos correspondientes a las ocho columnas (los restantes meses lectivos), se sumaban éstos, siendo evidente que el alumno que en todos los conceptos de nota tuviera siempre mejor puntuación tendría las cifras correlativas más bajas y, por tanto, la suma de estas cifras, daría un número tanto menor cuanto mejores notas se hubiera merecido cada mes. Teniendo en cuenta esta cifra total se formaba la lista de méritos, agrupando separadamente las hojas pertenecientes a cada grado (Preparatorio, Primero, Segundo y Tercero), correspondiendo al primero de tercer grado el Premio de Honor, al segundo el Accésit, a los tres siguientes el Premio de Mérito, y, luego, por el orden indicado, tantos sobresalientes y notables como maestros y director consideraren convenientes, según el número total de alumnos y el mérito que hubiesen contraído en el estudio. A los grados segundo y primero sólo les correspondía las notas de sobresaliente y notable y su número también era discrecional, mientras que los niños que no obtenían nota recibían la calificación de aprobado, que no daba derecho a premio de ningún género. Para obtener el Premio de Honor era condición precisa haber asistido a la escuela tres cursos completos «(…) pues cifrando la escuela su ideal en la mejor y más sólida formación moral del alumno, formación que no puede adquirirse en sólo dos cursos y menos aún en uno sólo, y siendo el Premio de Honor la recompensa que aquélla otorga como ejecutoria de aquella total y completa formación, la prudencia aconseja no se otorgue sino al que durante el ciclo educativo e instructivo que comprende los tres cursos completos, haya probado no sólo su suficiencia sino su conducta irreprensible, su


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arraigada piedad, la bondad de su carácter y la docilidad de su alma, sujetándose a cuanto ordenar pudieran los encargados de su educación28». El texto es elocuente. Basté, autor formal del Reglamento, compendia en un artículo el ideal de formación moral de la escuela; introduce el concepto actual de “ciclo” para nombrar a los tres años de escolaridad primaria completa; separa el aspecto instructivo del educativo y, finalmente, asocia como premio de la “completa formación” no sólo la suficiencia académica, sino la piedad, bondad y docilidad de alma, en obediencia a sus formadores.Estos “medios externos” para conseguir la asistencia de los alumnos (los juegos, las secciones, la emulación, el libro de asistencias, los premios) no pueden olvidar, sin embargo, la pronta motivación intrínseca que adquiría el joven por participar de la vida de la Congregación. Los “medios externos” no eran sino recursos, nunca coercitivos, para que el niño y el joven se acercaran a las cosas sagradas. Una vez conocían la Doctrina Cristiana, los “aspirantes” entraban a formar parte, por firme y libre adhesión de su voluntad, en la vida de la congregación y sus secciones piadosas. La congregación devenía así el “centro moral” de las escuelas y las secciones recreativas del Patronato. 5.6. Colonia de vacaciones y salidas campestres. Las colonias constituyeron en la época que nos ocupa una interesante respuesta, desde una perspectiva reformadora, ante los problemas higiénico-sociales que padecían los niños de las clases más desfavorecidas. Nacían empujadas por dos fuerzas, pedagógica una, social otra, las cuales pugnaban por constituir un sistema educativo lo más completo, y con la mayor calidad posible. Narciso Basté S. J., atento a las novedades pedagógicas que acaecían por Europa, instituyó, pioneramente en Valencia, las colonias escolares del Patronato de Valencia29. 28 29

Cfr. Artº 121. Reglamento de Régimen Interior Escuelas de la Inmaculada. Las colonias escolares se desarrollaron ampliamente, desde 1876, por toda Europa. Las iniciativas corrieron a cargo de todo tipo de instituciones: Ministerios, Juntas, Diputaciones, parroquias, Institución Libre de Enseñanza, Municipios, públicas, privadas de distinto signo, de confesionalidad católica, protestante, judía… La primera bien documentada es aquella en que el pastor protestante de Zurich M.W. Bion llevara a las montañas de Appenzeell a 68 muchachos. El pionero en España fue el director del Museo Pedagógico Nacional y uno de los representantes más destacados de la Institución Libre de Enseñanza, Manuel B. Cossío , quien en 1887 organizó la primera colonia en S. Vicente de la Barquera. El Ministerio de Instrucción Pública pronto las regularía, sin aportar apoyo financiero, en


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Dos rasgos hicieron novedosa a la colonia del Patronato en los ambientes higiénicosociales de entonces: 1º. Se ensayó el verano de 1906, el año de su inauguración, la modalidad de colonia individual-familiar, bastante frecuente en algunos países nórdicos, pero no así en España: «Temiendo que fracasara en absoluto el intento de la colonia, y deseando ensayar varios procedimientos, se clasificaron los jóvenes en dos grupos: uno formado por los que tenían proporción de salir al campo [colonia individual], utilizando la casa de un amigo o pariente, dejando en el otro todo lo demás30». 2º. La colonia no iba dirigida propiamente a escolares, sino a jóvenes obreros. Como bien decía Basté, la diferencia no era sólo la edad de los niños (el período escolar comprendía legalmente hasta los 14 años, aunque de ordinario abarcaba desde los 7 a los 12 años) sino «las causas que contribuyen a debilitar la naturaleza de un niño son aún más intensas en el taller que en la escuela31». Ensayada la experiencia de las colonias en el Santuario de Altura (Castellón) durante seis veranos, el Patronato buscó una casa en propiedad que reuniera la independencia necesaria, las ventajas higiénicas y las comodidades requeridas para su objeto. En 1913 inauguraría la Casa de S. José, en Serra (Valencia), que más o menos ininterrumpidamente, desarrolló turnos de colonias hasta 1931.

las Reales Órdenes de 26 de julio de 1892 y 14 de febrero de 1894, para «promover su desarrollo y fomentar la realización de esta obra de la caridad, guiada por el Médico y ejercida bajo la hábil dirección del Maestro». (Orden de 26/7/1892. Gaceta de Madrid, nº 209, 27/7/1892) En Valencia, hubo un primer antecedente de colonias escolares en 1893, organizado por la Sociedad Protectora de los Niños, de Madrid y Valencia, en la playa del Cabañal, a la que le sucedería en 1907 una nueva iniciativa, esta vez organizada por el “Excursionista escolar” de Madrid. Pero ya en 1906, y con vocación de permanencia, aparecen las colonias del Patronato. 30 Basté, N. op. cit, p. 45. 31 Ibidem, p. 44.


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Todos los jóvenes que de algún modo estaban inscritos en el Patronato podían solicitar la admisión en la colonia. Para el ingreso se atendía principalmente al estado de salud, pero en igualdad de circunstancias, eran preferidos los que ofrecían más garantías de no entorpecer la alegría y bienestar de sus compañeros y de no causar graves disgustos, es decir, los congregantes aplicados. El artículo 11º del Reglamento de la colonia, de 1912, prescribía la vida religiosa en la misma: «Durante su permanencia en la Colonia se esforzarán en cumplir con más exactitud sus deberes de piedad, al levantarse y al acostarse rezarán en común el ejercicio del cristiano, oirán Misa todos los días, bendecirán la Mesa antes de comer y darán gracias después de haber comido; al anochecer rezarán el santo rosario, comulgarán en los días que tengan devoción, especialmente los domingos, y dos veces cada semana tendrán una plática o instrucción doctrinal32». Con el tiempo se ensayaron las excursiones que Basté denominó “eucarísticas”. Requerían que los expedicionarios se proveyeran en su casa de comida de fiambre, con el fin de evitar el trabajo de preparar una comida en el campo para tanta gente y poder llegar a puntos más lejanos: «Otra clase de excursiones se organizan también, que llamamos eucarísticas. En ellas se va directamente, en tranvía o en tren, a un pueblo cercano, cuyo párroco, previamente avisado, prepara una Misa de Comunión. Cuando llegan los expedicionarios se celebra esta Misa y en ella comulgan los que quieren, que ya se han confesado antes de la Misa o lo hicieron la víspera, en Valencia33». En la celebración de la Misa no difería de las expediciones ordinarias. Pensemos que los días de excursión eran, de ordinario, los domingos, y Basté no podía considerar que los expedicionarios obviaran la Misa semanal (como tampoco podían obviar la plática doctrinal del Padre Director) y las devociones de la Congregación. Esta Misa de Comunión en las poblaciones cercanas tenía un valor edificante para las gentes del lugar, y permitía a los expedicionarios, sin la impedimenta de provisiones y útiles de cocina, visitar el pueblo (y otros pueblos cercanos), en una suerte de periplo turístico. La salida concluía con una visita al Santísimo, y el rezo del Rosario. Desde el último pueblo, se organizaba el regreso, utilizando el tren o tranvía, como a la ida. 32 33

Ibidem, p. 162 Ibidem, p. 53.


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5.7. Escuelas de Perfección Cristiana y Reforma social. Estas escuelas, creadas para la formación en doctrina social de la Iglesia de los jóvenes obreros, fueron ingeniadas por el consiliario Antonio Vicent S. J., quien moriría pocos meses antes de ver en marcha su obra, en 1912, aunque la idea estaba pergeñada, al menos desde 1896, fecha de la primera edición de El Manual de las Escuelas de Perfección Cristiana y Reforma Social. En este opúsculo el Padre Vicent explicitaba el afán de perfeccionamiento moral de la clase obrera, frente a las doctrinas materialistas, y la necesidad de formación de dirigentes en lo que él denominaba “el apostolado social”. En 1911, un año antes de su puesta en marcha, escribía Vicent una segunda parte a su manual, del que se hicieron en pocos años tres ediciones numerosas. Al comienzo del librito pone la lista de los señores Obispos que aprobaron la iniciativa, y eran casi todos los de España. En el manual, podemos entrever el funcionamiento futuro de estas escuelas: cada semana o quince días, los obreros tendrían una reunión con un orden del día en el que combinarían ejercicios espirituales (preces, meditación) con conferencia religiosa o social sobre un tema previamente encargado que luego se discutía (círculo de estudios), trabajos de la escuela para sus fines, colecta y preces finales. La Junta Rectora de las escuelas estaría formada por seis miembros, de los cuales dos eran sacerdotes y los cuatro restantes, entre patronos y obreros. Vicent unía esta obra de formación de propagandistas católicos a los Círculos de Estudio (fue el promotor del primer Círculo de Estudios Sociales de Valencia, con el nombre de Cátedra teórico-práctica de Economía Social). Los Círculos de Estudios surgieron como iniciativa de la Asamblea Nacional de las Corporaciones Católico-obreras, celebrada en Valencia en 1905 y de la que Vicent había sido miembro fundador, y serían el semillero en la formación de las Asociaciones de la Juventud Católica. 6. Actividades en la Casa de Campo Conocida la Casa de Campo en la nota 18, procede en este apartado sistematizar, aun brevemente, algunas de las actividades de ocio y tiempo libre que podían disfrutar los alumnos, socios y congregantes en el Parque de la Pechina, de Campanar (Valencia): a) Los huertos pedagógicos. Los huertos pedagógicos, los huertos escolares y los huertos para obreros, fueron iniciativas que también vinieron de Europa. Ya


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Pestalozzi y sus discípulos, a comienzos del XIX, permitieron campos anejos a las escuelas donde los niños pudieran completar su cultura intelectual. Los niños habían de intervenir en la preparación de la tierra, siembra y abonado, y en la plantación de árboles y su cuidado, como si de algo propio se tratara. Su objetivo, simple, más allá de la eficacia práctica del consumo de lo producido, era hacer comprender y amar la vida rural, como complemento necesario de la educación elemental. La parte laborable de la Casa de Campo se hallaba dividida en pequeñas parcelas de tierra, llamadas “los huertos”. Llegó a haber, a principios de los años 20, doscientas setenta de estas parcelitas. Cada uno de estos huertos se adjudicaba a un grupo de dos o tres niños, para que cultivaran en ellos flores o legumbres. Estos huertos se otorgaban, como es natural, a los congregantes que más lo merecían entre los solicitantes, los cuales debían conocer un breve reglamento. Al tiempo de la adjudicación, se les entregaba un pequeño título de propiedad, interno del Patronato, para dar mayor solemnidad al acto. b) Los columpios. Era tal vez el atractivo que reunía las mejores condiciones, por ser el más económico y el más apetecido por los niños. Famoso fue un tobogán gigante que se instaló a principios de la segunda década de siglo, conocido como “Patín” o “Tobogán Siglo XX”. También había balancines y trapecios instalados en la terraza de la Casa Social. c) El fútbol. Hay fuentes muy fiables que sitúan al Patronato, y más concretamente al Padre Basté, que había conocido el “foot-ball” en Barcelona, como uno de sus introductores en la ciudad. El Padre quería atraerse a los muchachos callejeros en un período de plena efervescencia futbolística, y habilitó tres campos en los terrenos de la Pechina, en las márgenes del río Turia. Queda documentado que a fines de 1912 se reunieron varios amigos pertenecientes al Patronato, y en unión de Amador Sanchís Mora, hijo del profesor de Dibujo de las clases nocturnas de la Institución y quien después llegaría a ser presidente del Levante UD y de la Federación Valenciana de Fútbol, solicitaron al Padre vallar y acondicionar un campo de fútbol para el club. Éste accedió. En el año 1915, el Gimnástico Patronato quedó campeón de la Liga de Asociaciones de Valencia. Consta la presencia en el equipo de jugadores históricos del fútbol valenciano: Calvo, Amador, Ventura, Aliaga, Antonio, Figueroa, Vivó, Cubells, Balbastre, Molina y Palmero. Este equipo, al año siguiente, abandonaría definitivamente las instalaciones del Patronato,


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para poder entrar en la Federación de Fútbol, constituyendo su sede social en la Casa de los Obreros de San Vicente Ferrer, (que también fundara el Padre Basté, con Rafael Rodríguez de Cepeda, en 1908). d) El lago. Valencia, a principios del siglo XX, estaba alejada del mar. Aprovechando la abundancia de agua que servía para regar los huertos, existía en la Casa de Campo un espacioso lago, a modo de azud, donde los jóvenes se bañaban en verano y paseaban en barca el resto del año. Los jóvenes llegaron a constituir para ello una “Sociedad de Remeros”. e) Los paseos en burro. La Casa de Campo permitía montar en sus terrenos (Basté, de hecho, sabía montar dignamente). Sin embargo, el Patronato sólo poseyó en propiedad, como montura, un modesto burro llamado “Moro” que, pacientemente, sufría los entusiasmos de la gente pequeña. f) Los festivales. Con motivo de alguna festividad (v. gr., la Inmaculada) o acontecimiento (v. gr., el final de curso), se solían organizar algunos festivales que daban más variedad a los entretenimientos ordinarios de los congregantes. Además, con la celebración de estos festivales acudían gran número de jóvenes y niños, para quienes estos festivales eran poderoso reclamo. El programa de estos festejos se solía componer de varios números de juegos populares valencianos, como frontón, ejercicios acrobático-gimnásticos, simulacros de corridas de toros, partidos de fútbol, elevación de aerostatos, juegos de obstáculos, juegos de artificio… Todo ello ejecutado por los patrocinados, que lo preparaban con tiempo, seriamente. Además, a estas funciones se permitía la asistencia a las familias de los mismos. Y es que el Parque de la Pechina, la Casa de Campo, el “Patronato de fora”, por oposición al “Patronato de dins” (locales situados en la calle del Portal de Valldigna desde principios de siglo y, desde 1916, en la calle Landerer), reunía las condiciones más avanzadas en educación ambiental del momento. Las conclusiones del Primer Congreso Español de Higiene Escolar recogían: «Al mismo tiempo deberían crearse otros terrenos escolares de gran extensión y alejados de la ciudad, a los que sucesivamente podrían asistir los alumnos de las varias escuelas para jugar y ejercitarse prácticamente durante una tarde, y aún mejor, un día completo, al aire libre34». 34

Pro Infantia, nº 40, 1912. Pro Infantia apareció en 1909 y era el Boletín del Consejo Superior de Protección a la Infancia y represión de la mendicidad, órgano incardinado en la Sociedad (médica) Española de Higiene.


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Los atractivos de la Casa de Campo eran los juegos con los que se atraía a los niños y jóvenes a la Congregación, y el premio para el congregante y alumno aplicado: «Nuestros juegos son tan eficaces que ya hacen bien a los niños antes de que hayan venido al Patronato. La fama que han adquirido en la ciudad es el poderoso imán de que se valen los jóvenes socios para traer a los nuevos; son los instrumentos de que se sirve la Providencia para encauzar suavemente a nuestros niños por el camino del bien35». Nunca hubo medios de coerción física. Lo explica muy bien el propio Basté: «Los castigos que se suelen imponer son: privarle la entrada en la sala de juegos de la Casa Social, o en la biblioteca, en la Casa de Campo, por algún tiempo (…) Da muy buen resultado, para no dejar sin castigo las faltas pequeñas, la imposición de multas, procurando que su pago esté al alcance de los niños, los cuales pagan con gran conformidad, deseosos de reponer su falta. Estas pequeñas multas son destinadas al dinero de Misiones y Santa Infancia36». En cambio sí que había posibilidad de redención para los que aprendieren la lección o reconocieren sus faltas, a los cuales se les volvía a permitir la entrada al Parque de la Pechina. 7. Actividades en la Casa Social En este bullicio de actividades, Basté resume los principales atractivos para los niños en la Casa Social (el “Patronato de dins”) en: a) Los juegos de salón. Para Basté, el niño que tenía temor de Dios y conciencia delicada no gustaba de pasatiempos callejeros. Basté prefería los juegos no sedentarios, pero no siempre era posible. Si no había oportunidad de ir a la Casa de Campo, por la hora o por el estado del tiempo, necesitaba algo que distrajera su ociosidad en las horas libres,

35 36

Basté, N. op. cit, p. 9 Ibidem.


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«pues en la familia no halla frecuente ambiente de piedad o no tiene compañía para sus juegos ni quien esté dispuesto a escuchar su anhelo de comunicación37». En la sala de juegos había preparadas al efecto buen número de mesas, varios juegos de damas, asalto, aduana, dominó, billar y otros análogos, que además tenían la ventaja de la fácil instalación, adquisición económica y sencilla conservación. b) La biblioteca. La sala de lectura del Patronato estaba instalada en uno de los mejores salones de la Casa. El bibliotecario siempre fue una de las personas de más confianza del Padre Director. Funcionaba también como biblioteca de préstamo, lo cual permitía a los padres de los jóvenes, con la lectura de los libros prestados a sus hijos, acceder a lo que Basté denominaba “coeducación”, término que tiene un sentido totalmente distinto al actual. La biblioteca prestaba a las demás secciones del Patronato y de la Congregación libros acomodados a los fines de cada una, formando en ellas a manera de pequeñas sucursales de la biblioteca principal. Contaba también con una biblioteca ascética o de libros religiosos, para los jóvenes más inclinados a la vida espiritual. c) Las terrazas. En las terrazas de la Casa Social, además de columpios, había una parte encerada, donde los niños podían patinar aprovechando la pendiente del suelo. Además, las terrazas servían para tomar el sol en invierno y el fresco en verano, por lo que siempre estaban muy concurridas. d) El teatro38. A principios de siglo, y durante toda la época que nos ocupa, corren paralelas dos corrientes bien definidas y desiguales en el teatro de 37 38

Ibidem, p. 37. El teatro de la Casa Social, en la calle Landerer de Valencia, aún subsiste, arrendado por el Patronato a la Diputación Provincial, desde 1978, y es conocido comercialmente como Sala Escalante. El Patronato puso su sede en una antigua casona de la calle Landerer (la antigua Casa de la Cartuja de la Valldigna) frente a una esquina en la que figura todavía esta inscripción: “1799 plaza de Valldigna”. Su fachada conserva un pórtico adintelado en piedra, con escudo heráldico, que da acceso a un patio con dos arcos rebajados. Es curiosa una columnita y dos pequeños arcos adosados que han quedado empotrados en el muro del primer piso que da al patio, como posible recuerdo de la construcción anterior. Entre los elementos del actual edificio hay que considerar la capilla y el pequeño teatro, de cierto interés artístico, y que fueron diseñados en 1919 por el arquitecto Manuel Peris Ferrando. La primera es una estancia pequeña y estrecha, adintelada, con una cupulita sobre pechinas y dos boveditas de cañón con lunetos a cada lado; en el presbiterio, éste se separa del resto del oratorio por dos columnitas en hierro que sostienen tres arcos, peraltado el central y rebajados los laterales. La decoración es de tipo rococó con rocalla en escayola. La cúpula tiene una pintura al fresco de Nuestra Señora de los Ángeles, obra del congregante Vicente Gay Prefaci. El decorado en escayola es de Francisco Monleón Zúñiga y el dorado de


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la Casa Social del Patronato: la del teatro religioso popular, con “Belenes”, dramas sacros y variantes de los “milacres”, dedicados a glorificar los hechos del patrón de Valencia, San Vicente Ferrer, y que gozarían de gran predicamento después de la Guerra Civil, y otra, más densa y nutrida, con el teatro profano moralizante.En el teatro del Patronato, en lengua valenciana las representaciones cómicas, y en lengua castellana los demás géneros, aparecen dramas, comedias, sainetes, juguetes cómicos, farsas, apropósitos, zarzuelas, dramas históricos, pasiones, belenes, etc. Es decir, todos los géneros y subgéneros dramáticos tuvieron representación en la Institución. El teatro del Patronato era un teatro de congregación, de sus congregantes y para sus congregantes, con una finalidad aleccionadora, al mismo tiempo que de cultivo de un sano ocio. Cuando el Patronato tenga programación abierta al público en general, no pondrá precio a las entradas, como una compañía de teatro mercantil, sino que en sus programas de mano solicitará “donativos” o “limosnas” (bien generales, para la Institución, bien particulares, como las funciones que se representaban todos los años, desde 1927, a beneficio de las colonias). De aquí podemos deducir también que las entradas al teatro de la Casa Social fueron una fuente de ingresos, quizá no desdeñable, para las siempre mermadas arcas de la Institución. Estas limosnas también retribuían con algo a los actores que mejor y más trabajaban, y sirvieron para mantener una programación más o menos estable en la Sala de la Casa Social, con cómicos asalariados, aunque no profesionales, pero de buenas costumbres y amigos de la Institución. Basté, en este punto, nunca abandonó la perspectiva moral: «Esta retribución es un medio de asegurar la formalidad y el cumplimiento de los cómicos, y evitar las envidias y emulaciones entre ellos, procurando que los jóvenes congregantes más formales y fervorosos permanezcan alejados de la actuación del teatro39». Juan Frucio. Las imágenes son modernas sobresaliendo las de los titulares de la Congregación: Nuestra Señora de los Ángeles y San Luis, que es bastante digna, y preside el único altar; a su lado hay dos repisas con San Juan Berchmans y San Estanislao de Kotska (santos jesuitas que, al morir jóvenes, eran propuestos como modelo para la juventud), en madera policromada. El teatro ofrece un aire modernista por las guirnaldas que lo decoran, siendo también interesantes las columnas de hierro vistas, algunas de las cuales están forradas de cemento, columnas procedentes de un buque afectado, por hundimiento, o más bien captura, por la guerra de 1914-1918. 39 Ibidem, pp. 40-1.


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e) El cine. El teatrito de la Casa Social acogió sesiones de cine desde 1911 hasta el año 1916, pero cedieron ante la pujanza de las representaciones teatrales. Además, Basté encontraba dificultades para conseguir películas moralmente recomendables a niños y jóvenes: «Si el director de una institución católica tuviera la seguridad de encontrar un programa agradable para el público y exento de peligros para la moral, sería preferible el cine para la honesta diversión que se busca; pero, desgraciadamente, hasta ahora ha sido esto imposible. Sólo en las grandes ciudade­s, y buscando con diligencia durante toda la semana, se puede conseguir para el domingo un programa menos malo; por eso en el Patronato ha desaparecido casi el cine40». f) La música. Sucesivamente el Patronato había tenido su banda de música, su rondalla y orfeón, y desde sus orígenes contaba con clases de Solfeo e Instrumental. Basté, sin embargo, consideraba que la banda de música no tenía eficacia moralizadora en los músicos (muchos eran contratados por los cafés de la ciudad) y, amén de los gastos que reportaba y los ruidosos ensayos, decidió mantener únicamente el orfeón para los actos de los domingos. g) Las veladas apologético-sociales. Aunque decayeron por las funciones de teatro, en la primera década de siglo abundaron este tipo de veladas. Veamos un ejemplo reseñado en la prensa de la época: «Comenzó la fiesta con una sinfonía ejecutada por la banda de música de la institución. D. Emilio Campos leyó una bien escrita Memoria por el secretario D. Pablo Meléndez (…) Los alumnos de la clase de solfeo cantaron, con un gusto y una precisión admirable, el coro titulado “Niños y mariposas” (…) »Después se procedió al reparto de premios (…) »El obrero Miguel Soler, presidente de la “Unión Social Cristiana”, pronunció un discurso muy oportuno (…) »El alumno Sr. Navarro cantó a su vez una preciosa aria (…) »El Rvdo. P. Basté, director de la Congregación, habló indicando los peligros que rodean a los jóvenes, y señalando las instituciones de educación cristiana como remedio para evitarlos. »La banda ejecutó la “Gavota turca” de Kassals41». 40 41

Ibidem, p. 42. La Voz de Valencia, 21/10/1902.


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8. Instituciones de Cooperación y ahorro. Cuatro instituciones del Patronato podríamos subsumir bajo el epígrafe de “cooperación y ahorro”: a) Socorro a los enfermos. La visita y el socorro a los enfermos era una de las actividades de misericordia principales de la Congregación, y una de las seccione­s de la misma preferidas por el Padre Director. Evidentemente, como obra de caridad apostólica, los primeros en ser atendidos eran los propios congregantes. Si la enfermedad y circunstancias de la familia lo requerían, se les facilitaba médico y medicinas (en una época en que la Seguridad Social era incipiente). b) El economato y los “vales”. En la primera década del siglo tuvo el Patronato un modesto economato de artículos de alimentación y ropero. Admitía como papel moneda “vales” emitidos por el Patronato, que se repartían a los congregantes en función de sus méritos: las notas escolares, traer un amigo a los actos de la congregación, premios de conducta o piedad…Además, la cuota de 10 céntimos mensuales conque los congregantes participaban en los gastos del Patronato en 1924, también era canjeada por estos “vales”. De este modo, aunque los niños pagaban una modesta cuota, en realidad sólo tenía la apariencia, como elemento educativo. c) Bolsa de trabajo. El boletín mensual del Patronato, El Joven Obrero, tenía una sección casi fija dedicada a la Bolsa de trabajo. Entre junio y diciembre de 1911, v.gr., se ofrecieron trabajos de aprendiz y oficial en los siguientes oficios: pintor decorador, sastre, escultor, guarnicionero, litógrafo, platero, carpintero, dorador, pintor de abanicos, barbero, zapatero, encuadernador, hojalatero, dependiente de comercio, broncista, tallista, dorador, electricista, óptico y pulimentador: «Bolsa de trabajo. –Con este organismo que hace ya muchos años funciona de un modo regular y constante en el Patronato, se ha logrado que en él nunca se encuentre parado ninguno de sus socios. Al presente, y esto es lo que sucede de ordinario, son muchos los patronos de muy diversos oficios que nos piden aprendices y oficiales, sin que nos sea posible atenderles por estar bien ocupados todos nuestros jóvenes42». 42

Cfr. El Joven Obrero, nº 30, 2/11/1913.


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«Esta pequeña Bolsa de trabajo, no sólo sirve para proteger a los obreros, proporcionándoles ocupación, sino también ayuda a los fines del Patronato, procurando que los patronos sean de tal suerte que no malogren la educación que reciben nuestros patrocinados43». d) Caja Postal de Ahorros. El Patronato quedó constituido como una sucursal de la Caja Postal para sus socios y escolares; tenía reconocida la firma para abrir libretas por cuenta de los congregantes (especialmente de los analfabetos). La imposición mínima era de cinco céntimos (la mitad de la cuota mensual de socio activo del Patronato, en el año 1924). El Estado proporcionaba un 3% anual, y el Patronato una bonificación de 15 céntimos por peseta, hasta llegar a reunir 25 pesetas (es decir, ¡un 15%!). Sin embargo, a pesar de tantas facilidades, el fomento del ahorro se topaba con la falta de la “cultura del ahorro”, que ha venido pareja al desarrollo de los sistemas financieros modernos, y la falta de peculio de los jóvenes congregantes: en 1924, apenas un centenar de congregantes tenían abierta libreta en la Caja Postal. Para Basté, las libretas de ahorro escolar constituían un medio pedagógico muy importante para sus educandos, pues consideraba el ahorro como una virtud moral. 9. A modo de conclusión: Congregación Mariana y Patronato. En la Valencia de la segunda década del siglo XX no sólo había educación de calidad para las élites. Treinta años antes de la aparición del Instituto Obrero de Valencia44 también había educación de calidad, confesional, eso sí, para los hijos de los obreros: el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia. El Padre Narciso Basté S. J. fue un buen formador jesuita y, por ende, fiel a las instituciones pedagógicas que la Compañía de Jesús estaba manteniendo a principios de siglo XX en sus establecimientos educativos. Cuando es destinado al Patronato de la Juventud Obrera, de Valencia, en 1901, tiene oportunidad de convivir con dos magnos personajes del 43 44

Basté, N. op. cit., p. 55. Primer Instituto Obrero creado por el Gobierno de la Segunda República Española en la ciudad de Valencia en 1936, iniciada ya la Guerra Civil Española, con la finalidad de dotar a las clases populares de un nivel adecuado en formación y conocimientos, para elevar el nivel cultural del país y, a la vez, preparar a un grupo de personas para las labores de reconstrucción que serían necesarias cuando finalizara la guerra. Tras el ensayo positivo en el Instituto Obrero de Valencia se crearon otros Centros: en Sabadell (Provincia de Barcelona) donde se creó el segundo Instituto Obrero; en Barcelona el Instituto Obrero de Barcelona, y en Madrid el Instituto Obrero de Madrid.


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catolicismo social de principios de siglo: Rafael Rodríguez de Cepeda, presidente del Patronato de Valencia, y Antonio Vicent S. J., consiliario del Patronato, confesor de Gregorio Gea y divulgador de los Círculos Católicos Obreros por toda España. Basté se ve en la obligación de acomodar reglas metodológicas que la Compañía estaba aplicando en sus elitistas colegios (él había conocido como inspector de brigada el Colegio de Sarriá, en Barcelona) a una realidad docente circum y postescolar: el patronato, y a unas clases sociales que no eran propias de los colegios congregacionales: los obreros. Al Patronato se acercaban así los jóvenes que, al menos, no sentían rechazo hacia lo religioso, rechazo muy frecuente entre la masa obrera valenciana, seducida por socialistas, anarquistas, liberales, republicanos, blasquistas, sorianistas, etc. Como bien indica el académico de la RACV Sanchis Guarner45, el republicanismo de corte anticlerical de la ciudad de Valencia lograba que el ambiente de la ciudad fuera claramente tenso. «Aunque apenas hay lugar de ello en nuestra Congregación, porque los jóvenes de conducta poco arreglada, capaces de faltar a sabiendas, no suelen prosperar entre nosotros, por no encontrar ambiente adecuado a sus gustos en el orden y piedad que reinan en el Patronato (…) En un Patronato en que cada niño es lo que debe ser, si llega alguno de mal espíritu no prospera, porque al no encontrar el ambiente malsano que apetece, muy pronto se marchará por sí mismo, si no entra en camino de corregirse46». Las prácticas religiosas, en consonancia con la formación de los colegios jesuitas, no se consideraban un obstáculo en la educación del Patronato, sino que, como es de ver en el Reglamento para el Régimen Interior de las Escuelas de la Inmaculada (las escuelas diurnas): «[artº77] dado el carácter esencialmente religioso de la escuela, las prácticas piadosas han de ocupar en ella un lugar preferente, si bien nunca han de ser obstáculo para el completo desarrollo del programa escolar, antes bien han de ser el complemento y el espíritu que lo anime y lo haga fecundo». Vid. Sanchis Guarner, M.: La ciutat de València. Síntesi de Historia i de Geografía Urbana, Círculo de Bellas Artes, Valencia, 1972, pp. 476-7. 46 Ibidem, p. 19. 45


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Bien es verdad que muchos de los actos de la Congregación eran voluntarios para los alumnos, pero si no participaban en ellos, en especial la asistencia a la Misa semanal, no podían «[artº 88] tomar parte en los juegos colectivos del primer tiempo los días de salida al campo por corresponder este tiempo a los niños que en toda la semana no cometieron falta de ningún género, pero sí podrán hacerlo en el segundo si hubieran sabido la lección». Narciso Basté S. J, de consuno con Antonio Vicent S. J., revitaliza la congregación mariana obrera.La congregación mariana deviene así el centro de las múltiples actividades educativas y secciones culturales, sociales o recreativas, que eran premio y accesorio a la piedad de los congregantes y alumnos. Basté formula la obligatoriedad de la doble afiliación Congregación/Patronato47, en lo que se separa de las demás congregaciones marianas de los colegios de la Compañía, que sólo admitían a alumnos escogidos. En las escuelas, las técnicas educativas de la Ratio Studiorum, convenientemente adaptada, siguieron aplicándose con fruto. Las más importantes eran las que fomentaban la asimilación personal de los conocimientos, como las composiciones, los ejercicios prácticos, las repeticiones, las veladas públicas centradas en un tema monográfico, las Academias, etc. Utilizó la emulación jesuita, pero sin la rivalidad que los émulos mantenían en los colegios de la Orden: exámenes frecuentes, lectura pública de notas, distribución de premios, proclamación de dignidades; la doctrina cristiana impregnaba, en las escuelas diurnas y nocturnas de primera enseñanza 47

A la doble afiliación ya nos hemos referido en la nota26. A esta regla metodológica, Basté la llama “compenetración necesaria” (vid. Basté, N. 1924. p. 13), quizá porque el término “afiliación” pudiera tener un sentido político (la doble afiliación fue común a las organizaciones obreristas no confesionales: v.gr. la pertenencia al PSOE, fundado en 1879 por el tipógrafo Pablo Iglesias, conllevaba en sus estatutos jurídicos la pertenencia al sindicato UGT, fundado por el propio Iglesias en 1888): «El Patronato y la Congregación tienen tal relación entre sí, se compenetran y se complementan de tal manera, que ninguno de ellos podría aisladamente dar el fruto deseado, que unidos consiguen (…) es imposible hablar del Patronato sin sobrentender la Congregación, ni de ésta sin sobrentender aquél, pues son como el alma y el cuerpo que mutuamente se complementan para formar una sola y única personalidad». (Ibidem, p. 13). El artículo 3º del Reglamento del Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, con las introducciones realizadas el 1 de marzo de 1904, incidía en esta regla de la doble afiliación Congregación/Patronato, más allá de la pertenencia a las escuelas: «Los congregantes numerarios de la Congregación del Patronato, mayores de 17 años serán considerados como socios activos. Los demás individuos inscritos en el Patronato que no fueren socios activos, serán considerados como alumnos o socios protegidos». (Ibidem, p. 126). Ser congregante y tener al menos 17 años comportaba, estatutariamente, ser socio de la Obra


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que regentaba el Patronato, el contenido del resto de asignaturas; nunca se valió de la coerción física, no lo necesitó: los “pases” para disfrutar de las actividades del Patronato eran premio y estímulo suficientes para ser un buen congregante y un buen alumno. El Patronato de la Juventud Obrera, según el lema latino in omnibus respice finem, tenía como finalidad hacer buenos obreros cristianos, y los testimonios reunidos en torno a Narciso Basté S. J. y su obra, y aun antes, en torno a Gregorio Gea y Antonio Vicent S. J., demuestran que la cumplió.

civil del Patronato. La doble afiliación era novedad incluso sobre la congregación mariana del Patronato preexistente, pues hasta la llegada de Basté a Valencia (1901), «Forman esta Congregación los alumnos más piadosos y de mejores condiciones morales». (Vicent, A., 1893. p. 410). Hay que entender que la apertura de las Escuelas de la Inmaculada (1905) permite a Basté aplicar esta regla metodológica, que hubiera sido difícil de llevar a cabo en las escuelas nocturnas o en las reuniones dominicales.


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Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

Francisco A. Roca Traver

Centenario de las Instituciones: El Centro de Cultura Valenciana y la Sociedad Castellonense de Cultura*

*

Hemos de señalar que aun cuando en datos, noticias y circunstancia nos hemos extendido más al reseñar las actividades de la Sociedad, no hacemos lo propio con el Centro por cuanto en 1996, la Generalidad Valenciana –en su Serie Minor.31–, publicó un extenso estudio sobre la Real Academia de Cultura Valenciana, en la que dimos cumplida información Por otra parte, no sería correcto cerrar esta información si no dejáramos constancia de que actualmente contamos con una serie de facsímiles, editados por el Ayuntamiento de Valencia, que nos permiten trabajar de forma que nunca pudieron soñar los eruditos que venimos recordando: los Furs, el Aureum Opus, Murs e Valls, El Libre dels Feyts y las cuidadas ediciones de los pergaminos de los reyes de Valencia, con la precisas introducciones de los medievalistas Narbona e Hinojosa, etc, y no olvidemos los facsímiles sobre El Palacio real de Valencia o los oportunos planos del Padre Tosca. Y reseñemos los provechosos títulos de la Colecció 9 d’octubre que viene editando el Ayuntamiento de Valencia: Francisco Diago, Anales del Reyno de Valencia; Vicente Vives Liern, Lo Rat Penat; Francisco X. Borrull, Discurso sobre la Constitución de Jaime primero; Trobes de mosén Jaume Febrer; Vicente Boix, Apuntes sobre los Fueros; Roque Chabas, Génesis del Derecho Foral; Antonio Marti, Siglo Quarto de la Conquista de Valencia; Gaspar Blay Albuixech. Sermó de la Conquista; Pasqual Escaples. Resumen historial de la fundación y antigüedad de la Ciudad de Valencia; Lorenzo Matheu y Sanz, Tratado de la celebración de cortes Generales en el Reino de Valencia.


RECEPCIÓN:

30-07-2014

REVISIÓN:

05-11-2014

ACEPTACIÓN: 24-11-2014 PUBLICACIÓN: 20-01-2015


Centenario de las Instituciones: El Centro de Cultura Valenciana y la Sociedad Castellonense de Cultura Resumen: Se plantea la función de las dos Instituciones desde una gestión interna de ambas, buscando la similitud de ejercicio y, sobremanera, poniendo de relieve las personas que en cada circunstancia asumieron su cometido. Y se pretende poner de relieve que tanto el Centro como la Sociedad culminan la gestión de una sociedad y de unos personajes que anhelan imprimir a sendas fundaciones un proceso de “valencianía”, frente a una absorbente dejadez que observaban por doquier, incluso, en unas entidades civiles y culturales que debían comprometerse en una ineludible labor. Y desde su fundación –que atendemos pormenorizadamente– se rememoran imperiosas dificultades, en un primer momento, para encontrar un local social y se sigue comentando los programas de excavaciones arqueológicas, la atención cultural de ambas atendida con la creación de sendas bibliotecas, la metódica labor del estudio del derecho foral, la amplia divulgación de la cultura con sus Anales y Boletín, su participación en los Jocs Florals en mutua concurrencia, una costosa pero activa promoción editorial y una activa concurrencia en visitas de edificios civiles o eclesiásticos y, en toda ímproba labor –con medios escasos en todo momento– pero siempre con el ilusionante concurso de todos sus miembros, de quienes hemos podido ofrecer una amplia y pertinente bibliografía. Palabras clave: Instituciones, fundaciones, organización, los miembros, investigaciones arqueológicas, el derecho foral valenciano, las bibliotecas, la difusión de un programa, una colonia cultural; els Jocs florals.


Relations between the Royal Academy of Valencian Culture and the Castellón Cultural Society

Abstract: This paper focuses on the collaboration between the cultural institutions from Valencia and Castellón, from an inside perspective, seeking the similarities between both of them, and giving special attention to the people who carried out the assigned tasks. Also, it seeks to highlight the fact that both institutions represent the sentiment of the Valencian society to preserve its own specific particularities, especially after the main public organizations had shirked this important task. Also, the paper will go through the most important collaborations done from their foundation between the two of them: the first archaeological researches, the creation of the library, the study of Valencian law, the dissemination of the results through the publications (Anales and Boletín), and the participation on the “Jocs Florals”, all of them, carried out with a small budget but with the enthusiasm of all of their representatives. In addition, the paper includes an extensive bibliography of the most prominent members.

Keywords: Institutions, foundations, organization, members, archaeological researches, Valencian special law, libraries, program dissemination, a cultural colony; els Jocs florals.


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No puede sorprendernos que si las personas que gestionaron la creación de ambas fundaciones fueran de solvencia y reconocidas en su ambiente, prontamente se contaría con miembros que iban a cumplir eficaz y fervientemente las funciones que pretendían asumir aquellas instituciones. Destaquemos, en primer término, la incorporación de prestigiosas personalidades a las ambiciosos deseos de aquellas instituciones, nos referimos a Roque Chabás y mossén Manuel Betí1, dos profundos conocedores e investigadores de la historia 1

Fue sencillamente oportuna la coincidencia de Chabás y Betí, en ambas instituciones, por cuanto los dos clérigos aportaron sus pretensiones e ideas de una investigación seria y metodológicamente nueva de los fondos a los que podían llegar en búsqueda de “papeles” y así en la Sociedad el cura sanmatevano pudo trabajar desde su parroquia los privilegios y cartas-puebla, a las que accedía, en tanto, Chabás dispuso del inmenso y rico tesoro del archivo catedralicio de Valencia, “amontonado” y, naturalmente, inédito para sus trabajos. a) Roque Chabas Llorens (Denia 1844-1912) cursó estudios en el Seminario de Valencia, en donde se ordenó de presbítero en 1868, graduándose de doctor en Teología. Fue coadjutor en Denia y obtuvo una canonjía en la Catedral de Valencia (1891); pasó a desempeñar la función de archivero, nombrado por el Cabildo (1892), dedicándose a ordenar y catalogar la documentación que encontrara en estado del mayor abandono. Fue miembro de la Sociedad Arqueológica Valenciana, de Lo Rat Penat, Correspondiente de la Real Academia de la Historia, Cronista oficial de la Provincia de Alicante y uno de los iniciadores de los Congresos de Historia de la Corona de Aragón. Sus aportaciones ejercieron una gran importancia en la historiografía civil y eclesiástica del Reino. Fundó El Archivo dedicado a estudiar temas de la Historia del Reino y El Archivo Levantino, órgano de la sociedad del mismo nombre en el que publicó La fundación de Valencia (1890), Arnaldo de Vilanova y sus yerros teológicos (1898) o El culto de los veinticuatro mártires en la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de Valencia (1899). Chabás tuvo una extensa e interesantísima producción como historiador, destacando los títulos de la Historia de Denia (1874-1876), en la que establece la cronología de los reyes musulmanes de la ciudad; Las pinturas del altar mayor de la Catedral de Valencia (1891), Los mozárabes valentinos (1881), Génesis del Derecho foral Valenciano (1902), Episcopologio levantino (1909), pretendiendo escribir la historia eclesiástica de la archidiócesis de Valencia a través de la biografía de sus prelados, obra que quedo incompleta; redactó unas ediciones críticas de las obras El Spill, de Jaume Roig (1905), que mereció el elogio de Menéndez y Pelayo. y una Doctrina cristiana en lengua arábiga y castellana para instrucción de los moriscos, obra de gran interés por cuanto había sido mandada redactar y publicar por el arzobispo Martín de Ayala en 1566. b) Mossén Manuel Beti (San Mateo 1864-1926) se formó como sacerdote en el Seminario de Tortosa (18761851) recibiendo la tonsura el 29 de mayo de 1885, de subdiácono en 1887 y la ordenación el 6 de abril de 1889, siendo destinado seguídamente a Catí,


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medieval del reino; junto a ellos, bien pronto, pudo emprenderse una concienzuda y eficaz reivindicación de nuestro pasado, olvidado o dormido en manuscritos y privilegios, por cuanto ambas fundaciones pudieron contar con Juan Beneyto y Honorio García; otros académicos se “patearon” comarcas tan notables e impresionantes que guardaban el arte rupestre en el Parpalló o la Cova Remigia, que serían atendidas y “descubiertas” por jóvenes arqueólogos como Fletcher o Esteve, sin olvidar a sus maestros como lo fueron Pericot u Obermaier, que se entusiasmaron con nuestra tierra; reseñemos, también, la creación de dos medios con los que se iba bien pronto a contar para divulgar nuestra cultura, a través de los Anales o del Boletín, que recogieron arcanas tradiciones, goigs, danses, cantos, romerías, gastronomía y, en fín, toda suerte de noticias localizadas en cualquier villa o pequeña aldea de las comarcas del Reino porque ello suponía recuperar nuestro pasado. *** Pues bien, cuando hace bien pocas fechas redactábamos una breve historia del Centro de Cultura Valenciana escribíamos que, bien es verdad que, en sus inicios, cuando todo pudo ser más difícil, aquellas instituciones contaron con personalidades de tanto prestigio social, renombre cultural e, incluso, con una situación política que iban a abrirles todas las posibilidades de actuación y nada más propio que recordar a Martínez Aloy, Llorente Falcó, Pérez Lucia, Cebrián Mezquita, Barberá Martí o Rodrigo Pertegás: esa primera generación de académicos llena, ciertamente, todo el ámbito cultural de la Valencia de principios de siglo.

A través de sus distintos destinos en su cometido sacerdotal fue estudiando los archivos locales para poder acceder al conocimiento de amplia comarca en sus aspectos político, económico y, naturalmente, histórico. Y la mayor parte de su investigación Boletín de la Sociedad. De esta suerte, su labor coincidía con los trabajos de Honorio García, Beneyto y de Irles que iniciaban el estudio del derecho foral valenciano e iban a aprovechar la documentación que mosén iba recogiendo y remitiendo als sabuts de la Plana. Betí pudo estudiar y “descubrir” a Jacomart y artistas de su escuela en sus inéditas biografías y al desconocido Pere Corner y a los formidables orfebres de la saga de los Santalínea o los canteros Pere Crespo y Antoni Arbó. Toda su información era muy bien acogida en la Sociedad y mucho más cuando remitiera para el boletín sus trabajos: Fundación del Real Monasterio cisterciense de Santa María de Benifaçá, El papa don Pedro de Luna, señor temporal del Maestrazgo de Montesa; Rosell (Pleito que por su dominio sostuvieron en el siglo XIII la Orden de San Juan de Jerusalem y el Real Monasterio de Benufaçá); La fundación de San Mateo o Los Santalínea, orfebres de Morella.


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Con todo, la ingente figura de José Martínez Aloy –en aquella época que consideramos generacional– fue el alma de la institución pues estaba dotado de una vitalidad y un entusiasmo suficientes para sortear todas las dificultades que se le ofrecieron, a la par que una peculiar manera de acomodar toda su actuación a las cortas disponibilidades económicas del Centro recién creado y supo convocar a las demás entidades y corporaciones e integrar a las figuras señeras de la intelectualidad valenciana, trabajar sin controversias y, en fin, transmitir a todos con quienes trabajaba un entusiasmo y una encendida ilusión. Y señalemos que, casi simultáneamente, se manifiestan en Valencia y Castellón las mismas inquietudes culturales en orden a concretar los afanes de su personalidad regional y ofrecer –por medio de un centro y la impresión de un boletín– la finalidad de profundizar en todos los ámbitos de una cultura propia. Por todo ello, no puede sorprendernos el hecho de que, desde un primer momento, ambas instituciones –Centro de Cultura Valenciana y Sociedad Castellonense de Cultura y, sobremanera, sus miembros–, pusieran todo su empeño en trabajar y profundizar en todas aquellas manifestaciones y afanes con los escasos medios con que contaban ambas instituciones pero con la ilusión de que iban a poner de manifiesto en muy diversas actividades –conferencias, defensa de un patrimonio, edición de folletos y manuscritos, informes sobre restauración de monumentos, promoción de estudios, búsqueda y conservación de fondos, etc.– todas sus esperanzas y posibilidades. Cual dato concreto, en ambos casos, dos próceres asumían el empeño de gestionar la creación, en Valencia y Castellón, sendas instituciones de cultura: la de Castellón se titularía sociedad pues para sus miembros –decían– era una “hermandad intelectual”, una empresa común de los socii, a lo clásico, esto es, unos compañeros en ideas y desinteresadas actuaciones. Así se cumplía lo que en lengua valenciana habíase escrito en el aula capitular del convento franciscano de Morella: Hon está lo teu tresor, alli es lo teu cor, toda vez que en el tesoro cultural del país estaba el corazón de la sociedad. Recordemos que los miembros de aquellas dos fundaciones eran personas que habían laborado, con eficiencia probada y sentimiento valenciano, en instituciones de su tierra, esto es, en el ayuntamiento, diputación provincial, en la Generalidad o en Lo Rat Penat, a quienes se les podía “exigir” voluntad y desinteresada entrega por aquella futura fundación, en beneficio de su pueblo.


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En un principio, asumían aquella función unas contadas personas, cuando aún ni se disponía, todavía, de unos estatutos que reglaran una discreta constitución en orden a las funciones que se pensaba desarrollar, ni aún disponer de lugar de reunión o del oportuno numerario para hacer frente a futuras obligaciones: solamente se tenía una fervorosa ilusión y un amplio afán de colaborar. a.- Centro de Cultura Valenciana Para comprender las razones de la fundación del Centro hemos de situarnos a comienzos del 1913 cuando, ante la crisis de Lo Rat Penat, su presidente José Ruiz de Lihory, Barón de Alcahalí, reunía una junta de personalidades, invocando su “valencianía” y, de otra parte, concurría el hecho de que el 2 de marzo se elegían y proclamaban los diputados provinciales, entre los que figuraban Juan Pérez Lucia –de la Liga Católica– y José Martínez Aloy –del Partido Conservador2– quienes, adversarios políticos, acuerdan el 9 de marzo el unir sus esfuerzos para crear un “Centro de Estudios” que 2

Ofrecemos unos breves resúmenes de la vida y obra de José Martinez Aloy y Salvador Guinot, en quienes valoramos la creación de las dos Fundaciones, a cuyas biografías aportaremos, en su momento, las de los más significados miembros que con ellos colaboraron y culminaron la gestión. a) José Martínez Aloy (Valencia 1855-1924) estudió Derecho en la Universidad de Valencia y se adscribió al partido conservador, fue varias veces Diputado Provincial y Concejal, alcanzando el cargo de Presidente de la Diputación en 1914 y en 1907 y 1917 fué alcalde de Valencia. Fue Decano del Centro de Cultura Valenciana y muy joven se incorporó al movimiento cultural de la Ciudad, militando en Lo Rat Penat, Juventud Católica y Ateneo Científico. Colaborador en El Archivo, Revista de Valencia, Las Provincias y su Almanaque. Fue un gran investigador y publicó diversas monografías como Formación de los apellidos lemosines (1881), Aparición del Cristianismo en Valencia (1886), Blasones de los linajes viejos y nuevos de la ciudad de Alicante y de varios Reyes,Títulos,Villas y Ciudades de España, recopilados por Jaime Bendicho (1890), La Casa de la Generalidad (1893) y la Casa de la Diputación (1910). Incorporado al partido conservador, junto con Teodoro Llorente, participó largo tiempo en la política, fructificando positivamente su labor en la Diputación, destacando en la tramitación y creación en 1915 del Centro de Cultura Valenciana. Tal vez su obra más interesante para la cultura valenciana fuera la publicación de su Geografía histórica de la provincia de Valencia, que dirigiera Francisco Carreres (1923-1925), fruto de largos años de investigación y estudió e inició un enjundioso trabajo que titulara Enciclopedia valenciana, dejando inéditos gran cantidad de datos y documentos originales que aprovechó su amigo Manuel Danvila para publicar un acabado estudio sobre Las Cortes y Parlamentos del antiguo Reino de Valencia. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y su Director en 1928, Correspondiente de la Real Academia de la Historia Delegado Regio en el Instituto de Segunda Enseñanza de Valencia. b) Salvador Guinot Vilar (Castellón 1866-1944) fue un gran propietario en el distrito de Lucena, vinculado a intereses naranjeros, fue discípulo Menéndez y Pelayo, en Madrid, en donde cursó la carrera de Filosofía y Letras. En 1899 bajo el título de Capolls mustigats publicó su primer libro, colección de cuadros costumbristas que tuvo muy buena aceptación por la crítica y los eruditos de tal suerte que en 1902 fue reeditado por la editorial L’Avenc con el título de Escenes castellonenques.


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conservara y promocionara la cultura valenciana: el 5 de mayo, en la primera sesión de la nueva Diputación provincial –bajo la Presidencia de Miguel Sales– pide la palabra Pérez Lucia para manifestar que era imperioso realizar una reconstrucción histórica y literaria para afianzar la personalidad valenciana y para evitar el vergonzoso fenómeno de que Cataluña editara, por medio de Pagés, las obras del príncipe de los poetas valencianos Ausias March y el cronista señor Martínez Aloy haya de publicar la Geografía de la Provincia de Valencia por encargo de una empresa catalana. Se hizo la propuesta oral y, el 9 de julio, los diputados Pérez Lucia y Colomer Ibáñez lo manifiestan por escrito y, de inmediato, Lo Rat Penat, sugiere que aquel propuesto Centro se reuniera en el propio Palacio de la Generalidad. La Diputación “quedaba enterada” de la adhesión de Lo Rat Penat, así como del Centro Regional Valenciano. Y el 17 de agosto de 1913 el diputado Pérez Lucia presenta a la Diputación un escrito para que, toda vez que, trasladada la Audiencia a la Fábrica de Tabacos, la Diputación podría ocupar el Palacio de la Generalidad y acoger al futuro Centro. Un dictamen de Martínez Aloy lo hizo posible –ante dudas y litigios– pues, como Cronista de la Ciudad, probaba la propiedad del discutido edificio.

En política recibió la influencia del pensamiento de don Antonio Maura, figurando en el partido conservador, del que fue jefe provincial. En 1884 es redactor y director en funciones del semanario carlista La Plana católica, vinculado a las posturas de Ramón Nocedal; desde 1893 a 1907 se adhiere al obrerismo católico, órgano del Consell Diocesano de Tortosa de las Corporaciones Católico-Obreras, defensor de las doctrinas sociales del jesuita Padre Antonio Vicent –con cuya sobrina contrae matrimonio–, fundando con él el Sindicato Católico de la Plana, que se permitió editar un semanario bajo el título El Obrero Católico y El barroco de la Plana. Será Concejal del Ayuntamiento de Castellón de 1894 a 1897 y de 1904 a 1907; el 28 de febrero de ese año es elegido Alcalde de Castellón en 1907 y 1924 mas apenas cuatro meses después dimite para conseguir el acta de Diputado a Cortes por Lucena (1907 a 1920) y Presidente de la Diputación y durante esta etapa su actividad como publicista fe importantísima, colaborando en numerosos periódicos y revistas como Don Cristóbal, La Tribuna, Ayer y Hoy, Lealtad y fundó el Cercle Artístic de Castelló. Todavía el 7 de enero de 1925 fue designado de nuevo Alcalde por la Dictadura de Primo de Rivera, hasta el 16 de 1928, fecha en la que le sustituye Norberto Ferrer Calduch. Ocupará la Presidencia de la Sociedad Arrendataria de Contribuciones. de la Junta de Aguas de la Plana, del Sindicato de la Policía Rural, del Sindicato de Riegos y de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Gran conocedor de la literatura clásica valenciana, entre sus libros merece citarse El poeta Jaume Gaçull. Estudio biobibliográfico y Crónica y Fuentes literarias de la Lengua Valenciana, o Renaiximent Valenciá y otros trabajos dedicados a escritores valencianos de los siglos XV al XVI; reeditó el Parlament de casa Berenguer Mercader y La tragedia de Caldesa de Joan Roiç de Corella, así como el Vocabulario de Joan de Resa. Legó su nutrida y selecta biblioteca a su ciudad natal.


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Todo se desarrollaba sin problemas, tan presurosos Pérez Lucia y Martínez Aloy que reúnen el 13 de septiembre de 1913 una comisión de diputados que ya usan por vez primera en sus gestiones el nombre de Centro de Cultura Valenciana. Y Martínez Aloy –alma e inspirador de aquel esfuerzo– acoge en su casa a quienes, hasta entonces, lo hacían en el domicilio de Roque Chabás –en la plaza de Crespíns–, como anteriormente dichas tertulias, ya desde 1880, las recibía Teodoro Llorente. A la muerte del canónigo, como decimos, pasa la tertulia cultural a casa de Martínez Aloy –en la calle de Samaniego– y en primer término se plantea el dilema de usar ya el término de Centro o el de Instituto, a semejanza del catalán pero se decidieron por el primero. En diciembre se recibe un crédito de la Diputación por un importe de 14.000 pesetas y el 5 de julio de 1914 era conocida la renuncia Juan Izquierdo, Presidente de la Diputación, siendo elegido –por treinta y tres votos a favor y uno en blanco– Martínez Aloy: en medio de un ambiente de entusiasmo y valencianía, en sus palabras de aceptación, dijo claramente su propósito de crear un organismo que enriqueciera la cultura valenciana y sería la Diputación la patrocinadora de aquel empeño, en el cual no me regateareis vuestra ayuda. La prensa –Las Provincias del 8 de octubre de 1914– y las instituciones acogieron favorablemente los acontecimientos y la juventud valenciana hace llegar un escrito acerca del idioma en el que debe desarrollar el Instituto su actividad, sin embargo, tanto Lucia como Martínez Aloy admiten que se emplearía el castellano para sus relaciones oficiales y el bilingüismo en trabajo y colaboraciones porque, sostienen, lo que importa es trabajar con entusiasmo en todas aquellas manifestaciones fundamentales para la vida de Valencia: contar con una buena biblioteca al servicio del pueblo, reunir un amplio archivo de “nuestras cosas”, publicar monografías y editar estudios relativos a “problemas y asuntos valencianos”. Porque el Centro debía de ser una institución eminentemente práctica, que gozara del mayor desenvolvimiento de sus elevados fines culturales. Y el 23 de octubre de aquel 1914 Martínez Aloy se reúne con Buenaventura Guillén Engo, Jiménez de Bentrosa y Pérez Lucia para estructurar definitivamente la organización del nuevo Centro y a los dos meses lo aprueban por unanimidad, dando cuenta pública de que el proyecto ha sido acogido en general y, especialmente, por los relacionados con la historia y la cultura regionales.


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Y en la sesión del 29 de diciembre de aquel año queda definitivamente fijado el nombre de Centro de Cultura Valenciana. El 7 de enero de 1915 se designaba a los Directores vitalicios que formarían parte del Directorio del Centro de Cultura Valenciana: Francisco Carreres Vallo, José Rodrigo Pertegás, Faustino Barberá Marti, Francisco Martínez y Martínez, Juan Pérez Lucia y Teodoro Llorente Falcó e, igualmente, a los Diputados Provinciales, Buenaventura Guillén Engo y el Marqués de Colomina, en representación de la Diputación. Y el Gobernador designaba como representantes del Ayuntamiento a José Ferraz Penelas y Francisco Vives Liern. El 20 de enero de 1915 Martínez Aloy –a las cuatro de la tarde– recibía a todos los miembros elegidos, expresando su reconocimiento a la Diputación y al Ayuntamiento por la cálida acogida que ambas corporaciones habían tenido para con el nuevo Centro. Se procedía a nombrar un Decano y era elegido por unanimidad Martínez Aloy, con un voto para Rodrigo Pertegás del propio Martínez Aloy. El 15 de enero el Gobernador Civil había dado por recibida la comunicación, que se le había hecho llegar, notificándole la constitución de la fundación al propio tiempo que demandaba el Reglamento por el que se había de regir dicho Centro. Se acordaba que el Centro correría a cargo de una Junta, en la que serían parte los representantes las Corporaciones Provincial y Municipal, patronos de la Institución y cuya subvención constituía únicamente su vida económica. Y serían Correspondientes los Cronistas Provincial y Municipal, así como seis vocales elegidos entre los valencianos que hubieren dado lsd más positivas manifestaciones de cultura y aptitud. En esta ocasión, por diez votos contra uno, iba a ser elegido Decano de la Institución Martínez Aloy, nombrándose una ponencia del propio decano con Rodrigo Pertegás y Pérez Lucia, para redactar un reglamente del funcionamiento del Centro. Y asistieron –dejemos constancia de ello– Llorente, Marqués de Colomina, Martínez Aloy, Ferraz, Cebrián Marqués, Martínez y Martínez, Rodrigo Pertegás, Carreres Vallo, Barberá, Vives Liern y Pérez Lucia; figuraba como Secretario Monleón,


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Contado­r sería Carbonell, por Depositario eligieron a Bernal y como Oficial Rafael Gil. Todo cuanto se pueda añadir –larga y exhaustivamente– podrá encontrarse en nuestra obra que dejamos citada, con todas las circunstancias que concurrieron y el desarrollo de las primeras gestiones de la Fundación. Entre los “fundadores” del Centro de Cultura en Valencia nos permitimos escoger a las siguientes personalidades: 1.- Francisco Carreres Vallo (Carcagente 1858-1936) fue un bibliófilo que llego a reunir una nutridísima biblioteca sobre historia valenciana e importante colección de documentos acerca de las fiestas tradicionales de Valencia. Fue presidente de Acción Bibliográfica Valenciana, publicando textos inéditos de Gaspar Aguilar y de Andrés Rey de Artieda. Su hijo Salvador Carreres Zacarés trabajó sobre el material que recibiera y ofreció un acabado estudio titulado Ensayo de una bibliografía de libros de fiestas celebradas en Valencia y su antiguo Reno (1925) 2.- José Rodrigo Pertegás (1854-1930) Médico e historiador, estudia Medicina en la Universidad de Valencia y en 1895 inicia su investigación histórica y entregándose a dar conferencias, escribiendo libros, folletos y artículos en periódicos como Las Provincias, Diario de Valencia y Revista de Ciencias Médicas, si bien a su muerte, dejó mucha obra escrita inédita. De su extensa producción debemos escoger Archiatro de los Reyes de Aragón (1902), La judería de Valencia (1913) o Antecedentes para la topografía preurbana de Valencia (1915). Perteneció a la Real Academia de Medicina de Valencia y Rat Penat, siendo uno de los fundadores de Real Academia de Cultura Valenciana. 3.- Francisco Martínez Martínez (Altea 1866-1946) estudia Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Valencia, ejerciendo de juez en su pueblo.


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Perteneció a Lo Rat Penat y a la Sociedad Económica de Amigos del País siendo uno de los fundadores del Centro de Cultura Valenciana, del que fue su Vicedecano en 1935 y Decano en 1941. Fue un erudito que escribió sobre muy diversos aspectos de la cultura valenciana y formó amplias colecciones de dibujos y grabados, bronces y esculturas, arqueología, cerámica y pinturas. Es autor de numerosos trabajos sobre historia, lingüística, folklore y literatura valenciana de los que destacaremos Folklore valenciano. Coses de la meua terra (1912), El descubrimiento de América y las joyas de la reina Doña Isabel (1916), Martín de Galba, coautor de “Tirant lo blanch”. (1916) 4.- Teodoro Llorente Falcó (Valencia 1879-1949) se licenció en Derecho pero se dedicó al periodismo, sucediendo a su padre Llorente Olivares en la dirección de ”Las Provincias” en 1905, colaborando asiduamente en el periódico ABC y “La Ilustración catalana” y dirigiendo también las revistas La Ilustración Valenciana y el Agricola Levantino. Perteneció a numerosas entidades científicas, sociales y culturales y desempeñando siempre cargos directivos se preocupó de la difusión y el conocimiento de la lengua valenciana, lo que le llevó a colaborar estrechamente con el Padre Fullana en la confección de su gramática, siendo uno de los fundadores del Centro de Cultura Valenciana. En su faceta periodística se valió de los seudónimos Juan de antaño, Jordi de Fenollar o Aradiel, con los que llegó a firmar alguno de sus libros y recogiendo en tres volúmenes la correspondencia de su padre, bajo el título Epistolari Llorente, con notas y acotaciones. Entre sus obras destacan Cuentos maravillosos, Nuevos cuentos, La defensa de la personalidad valenciana, Los valencianos en San Sebastián; Mistral y Llorente; Eduardo Escalante (Recopilación de datos para un estudio sobre su personalidad literaria) y Memorias de un setentón. 5.- Faustino Barberá Martí (Valencia 1850-1924) ejerció su profesión de médico en Valencia, distinguiéndose con ocasión de la epidemia del cólera en 1885 y


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organizand­o el I Congreso Médico Regional de 1891 y fue uno de los primeros laringólogos del país. Publicó un libro sobre La enseñanza del sordomudo por el método oral puro (1894); una Fisiología del lenguaje y la Intubación laringea, contribuyendo, especialmente, a la innovación en Valencia de los modernos, hipnotismo y sugestión. Como erudito se interesó vivamente por la literatura valenciana, fue miembro directivo del Centro, publicando un estudio sobre El Códice del antiguo Colegio de Boticarios de Valencia (1904) y al año siguiente editó unas Conferencias sobre bio-bibliografía de Carlos Ros. Políticamente fue uno de los introductores de “regionalismo valenciano”, de cuño moderado pero no “llorentista” y vino a sustituir el provincialismo de Tramoyeres, fundando la sociedad Valencia Nova pero todos sus intentos políticos se frustraron ante la oposición de los miembros jóvenes del “blasquismo” aún, cuando expuso sus ideas autonomistas en su trabajo De regionalismo y elentinicultura. (1910) 6.- Juan Pérez Lucia (Segorbe 1870-1927) se licenció en Derecho en la Universidad de Valencia, en 1896, dedicándose al periodismo, siendo director de La Voz de Valencia si bien, prontamente, se adscribe a la política regional, figurando en la Liga Católica desde su fundación; fue presidente de Lo Rat Penat, a la muerte del Barón de Alcahalí, a partir de cuyo momento militará activamente en el partido regionalista. Fue concejal del Ayuntamiento de Valencia en 1905 y Diputado Provincial en 1913, desde cuyo cargo fue, en verdad, con Martínez Aloy, promotor del Centro de Culturas Valenciana b.- La Sociedad Castellonense de Cultura. En el caso que nos ocupa, un 19 de diciembre de 1919, tenía entrada en el registro del Gobierno Civil de Castellón un sencillo reglamento y la solicitud de la aprobación de una sociedad para la que, ciertamente, no se contaba con unos ingresos para llevar adelante su empresa sino con la probidad de quienes la firmaban.


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Con todo, el 15 de marzo de 1920, se constituía una Junta directiva formada por su presidente, Salvador Guinot Vilar, los vocales Ricardo Carreras Balado, Juan Carbó Doménech y Angel Sànchez Gozalbo, levantando el acta de la reunión Luís Revest Corzo, que actuaba se secretario. En aquella sesión fue votado como el primer Presidente de la institución Salvador Guinot, que asumía entre sus fines los viajes o excursiones culturales por la provincia, el estudio y catalogación de las obras de arte, los fondos documentales, la fundación de una biblioteca para trabajo de los miembros y préstamo a estudiantes e investigadores foráneos, sin olvidar un boletín que –de momento, mensualmente– pregonara las actividades de la Sociedad, amparado en el escudo festina lente que, propuesto por R. Carreras, unánimemente aceptaron todos sus miembros. En un principio, Guinot acogía todos los sábados, en su propio domicilio de el carrer d’amunt, las primeras reuniones, a las que ya concurría gente joven como Soler Godes, José Pascual, Luis Revest o Sánchez Gozalbo, en el local que desde el primer momento recibió el nombre de el bochinche. Poco después pasarían a reunirse en casa de Ricardo Carreras, en el carrer d’en mig, en donde se continuó a su muerte –7 de febrero de 1929–, tras el ofrecimiento de su viuda ya que alli se había estado editando el boletín. Y ya en 1930 Sánchez Gozalbo se permitió proponer el traslado del bochinche y montar debidamente las oficinas de la sociedad, ubicar en un archivo la correspondencia y guardar el original de los artículos: Sánchez Gozalbo, a petición de Guinot, propuso su definitiva localización en la calle de Caballeros. 31 –diciembre de 1931–, hasta época de la guerra, en que quedó muy destrozado el local, aparte de que les fue incautada la imprenta, aun cuando se salvó toda la documentación. Séanos permitido poner de relieve la íntima cordialidad que se estableció desde un primer momento entre ambas fundaciones, con la aportación de un escrito que deja entrever la amistad de Guinot con Martínez Aloy, cuando éste se permite escribirle recomendando a mossén Betí como posible arcediano de Tortosa por cuanto estima la extensa y provechosa labor que dicho sacerdote podía aportar desde el archivo en donde obra buena parte de la historia de Castellón; estando vacante en la Santa


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Iglesia Catedral de Tortosa la dignidad de Arcediano, cuya provisión corresponde a la Corona, se propone a mossen Beti, ante la urgente necesidad para los estudios históricos de la Región, por ser maestro indiscutido en su menester, gracias a su clara inteligencia, perseverante estudio y costosísimo esfuerzo José Castelló y Tárrega diputado por Vinaroz y director-propietario de Heraldo de Castellón recibe complacido su nombramiento como correspondiente de la Sociedad por cuanto le permitía servir a la región que es nuestra cuna, nuestra madre y el amor de los amores de los dos, al tiempo que se lamenta de estos hombres nuestros, tan buenos, tan preparados, tan modestos pero … dejándonos hoy en la duda. Y Juan Carbó Doménech, licenciado en Filosofía y Letras, ex-alcalde de Castellón y Correspondiente de la Academia de la Historia y de Farmacia y Vicente Gimeno Michavila que se ofrece altamente reconocido de figurar en el grupo que asumen los propósitos del Centro. Y así reseñemos los intelectuales de la provincia castellonense que ya a partir de 1915 se incorporan al elenco de “correspondientes”: Casimiro Meliá (Albocácer), Manuel Peris Fuentes y Vicente Corner Tichell (Burriana), Daniel Camarclench Marzo (Nules), Cayetano Torres Torres y José Mª Pérez (Segorbe) y por Villarreal figuran Benito Traver García, Joaquín Tuixans y Concepción Beltrán Ramón. Insistamos que todo ello, esa íntima relación entre las dos Instituciones era producto de la sincera amistad que reinaba entre Martínez Aloy y Salvador Guinot, a quien se le felicita en vista de la importante labor cultural que viene haciendo en la provincia de Castellón por medio de la creación de una Sociedad y su hermana Revista a cuya felicitación respondía Revest complacido por tener ese Centro de Cultura Valenciana en la ciudad … el más eficaz estímulo para nuestra labor y trasladando la nota de que el Presidente de la Sociedad aceptaba reconocido dar una conferencia en el Centro. Porque cuando Guinot recibe el nombramiento de correspondiente del Centro contesta inmediatamente diciendo claro que acepto muy gustoso y muy reconocido el titulo de Director Correspondiente a ese benemérito Centro, toda vez que la acogida que Vds. me han dispensado no se borrará de nuestros corazones. Y, en efecto, el 6 de junio de 1931 Guinot impartía aquella lección a la que fuera invitado, ante sima selecta concurrencia.


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Entre los próceres que hicieron posible la fundación de la Sociedad nos hemos permitido seleccionar las siguientes personalidades: 1.- Juan Bautista Carbó Domenech (Castellón 1871-1931) estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia y en 1920 fue nombrado cronista-archivero de la ciudad de Castellón; fue concejal del Ayuntamiento (1906-1909) y en 1912 era Alcalde de la Ciudad hasta octubre del año siguiente, el ultimo que regía los destinos de la ciudad antes de la Dictadura de Primo de Rivera. Fue designado Correspondiente de la Academia de la Historia y nombrado vicepresidente de la Comisión de Monumentos de la provincia. Cronista de la ciudad y uno de los promotores de la Castellonense. 2.- Ricardo Carreras Balado (Castellón 1867-1929) era hijo de una familia acomodada de la ciudad, se integró desde su juventud en un grupos de jóvenes entre los que figuraban Rafael Fabra y Juan Bautista Carbó. Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, siendo discípulo de Milá y Fontanals pero terminada su licenciatura en la de Madrid, en la que recibe su formación intelectual y orientación humanística con Marcelino Menéndez y Pelayo. Finalizados sus estudios universitarios vuelve a Castellón y a sus veinte años, en 1887, funda el seminario festivo Don Cristóbal y cinco años después la revista quincenal Ayer y Hoy, dirigiendo también las páginas literarias y culturales de El Liberal, momento en el que se convierte en el historiador del periodismo castellonense a través del Heraldo de Castellón. En julio de 1887 es elegido concejal del ayuntamiento de Castellón, cargo que ocupa hasta diciembre de 1901, haciéndose cargo de la sindicatura en los últimos años de su presencia en el Consistorio. En 1904 vuelve a ser elegido concejal y diputado provincial. dirigirá La Tribuna y colabora en otras publicaciones periódicas como la regional Revista de Castellón, Las Provincias así como en Cultura Española, de Madrid –de las que, algunos años– fue su crítico literario y teatral o Labor nueva, de Barcelona.


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Y mantenía asidua correspondencia con Pèrez Galdos, Azorìn, Ramiro de Maeztu, Valentín Camps o Teodoro Llorente. Político agrarista, terrateniente y periodista, estuvo adscrito al agrarismo conservador, llegando a detentar el cargo de Comisario Real de Fomento de la Federación Agraria de Levante y fundador de la UNEA. Sus aportaciones en el campo de la política fueron valiosísimos tanto desde el Ayuntamiento como en la Diputación Provincial, sobre todo en el campo de la agricultura y en la concepción de la administración y del gobierno. Y toda su inquietud cristaliza en una sociedad que bautizó Círculo Artístico y Literario, desde el cual se promocionan las creaciones de la Ciudad como el Puerto, el Teatro Principal, el Hospital, el Parque de Ribalta, la Iglesia de la Trinidad y nuevos trazados urbanísticos. Su propia casa solariega, amplia vivienda en el Carrer d’en mig, que conocerán con el nombre de El bochinche, será lugar de encuentro y de reunión del grupo culto de la ciudad –els sabuts–, a partir de 1914, en donde nace la Sociedad Castellonense de Cultura, bajo su mecenazgo y su inspiración intelectual. Y en las páginas de su Boletín se publicaron sus trabajos sobre Los espectáculos y las primeras vivencias de sus Cuatre cantóns, estampas imborrables del Castellón del XIX. 3.- Luis Revest Corzo (Castellón 1892-1963) fue discípulo en Valencia de Roque Chabas y en 1913 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros; fue uno de los prohombres de la Sociedad, en la que desempeñó el cargo de secretario desde su fundación en 1919. Entre sus publicaciones más importantes se cuenta Madona Santa María del Lledó (1924), La enseñanza en Castellón de 1374 a1400 (1930), Hospitales y pobres en el Castellón de otros tiempos (1947), Libre d’Ordinacións de la Vila de Castelló así como un centenar de artículos en las páginas del Boletín. Es el autor de la letra de los Goigs de la Mare de Deu del Lledó. Fue un hombre muy preocupado por la recuperación lingüística del valenciano y en 1930 publicó La llengua valenciana. Notes per el seu estudi i conreu y a él se debe la organización de L’aplec d’escriptors valenciáns, que el 31 de diciembre de 1932 firmaban en Castellón las llamadas Normes de Castelló


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*** 1.- Las excavaciones/investigaciones arqueológicas3 fueron tema al que dedicó tiempo, personas e inversión el que iba a atender un nuevo Servicio de Prehistoria de la Diputación de Valencia, ya en las décadas anteriores a 1927, siguiendo los planes de trabajo establecidos a partir de su regularización en 1912 por la Junta de Excavaciones y Antigüedades. Fueron tiempos de iniciación del S. I. P. que se estableciera en unos pequeños locales del Palau del Temple, siguiendo las indicaciones del entonces Prof. Luis Pericot Garcia, catedrático de la Universidad de Valencia. Las primeras excavaciones se iniciaron en la Cova Negra, de Játiva, siguiendo con en el interesantísimo poblado de la bastida de Les Alcuses de Moixent; en 1929, excavando 3

Es muy simple exponer la labor que desarrollaron las dos Instituciones por la simple razón de que las relaciones entre ambas fueron no solamente muy cordiales sino que sus miembros intercambiaron problemas y solución a sus investigaciones y si Pericot mantuvo su experiencia con los inicios de las prospecciones castellonenses, prontamente, los miembros del Centro colaboraron y trabajaron la ruta de trabajo de la Sociedad y sus firmas figuran entre las primeras que llegaron al boletín. a) Domingo Fletcher Valls obtuvo la Licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia y el doctorado en la de Madrid, siendo nombrado Profesor de Prehistoria y Arqueología en la Universidad Central, volviendo a Valencia en 1933 como Colaborador del Servicio de Prehistoria de la Diputación de Valencia del C.S.I.C. Ha realizado excavaciones en las comarcas de Málaga, Murcia, Monforte del Cid, Castellnovo y numerosos yacimientos de Valencia. Fue Cronista Oficial de la ciudad de Valencia, Delegado Provincial de Excavaciones Arqueologías y Delegado Regional del Patrimonio Artístico Nacional; miembro de la Academia de Cultura Valenciana, Correspondiente de la Real de la Historia, miembro de la Hispanic Society of América, del Deutches Archäologische Institut, de la Associaçao dos Arqueologos Portugueses y de la Societé Prehistorique de l’Ariège . Dentro del campo de la arqueología se ha dedicado, preferentemente, al estudio de la cultura ibérica, de la que ha publicado numerosísimos libros. Ha sido galardonado con el Premio Conde de Lumiares del Ayuntamiento de Alicante, Premio Martorell del de Barcelona y el Premio Cerdá Reig de la Institución Alfonso el Magnánimo de la Diputación Provincial de Valencia. b) Francisco Esteve Gálvez cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona e hizo el doctorado en la de Madrid, ejerciendo su cátedra en los Institutos de Castellón, Tortosa y Amposta, de donde sería nombrado Comisario de Excavaciones, trabajando por vez primera las del Baix Ebre. Entregado desde su juventud a la investigación arqueológica, la Diputación de Castellón le encargó en 1931 la organización de un Museo Provincial del que serìa en 1935 su Conservador. Fue discípulo predilecto de Hugo Obermaier y Pedro Gimpera, dedicándose preferentemente a los estudios de los yacimientos neolíticos, cultura de vaso campaniforme y necrópolis ibéricas, siendo el primero que en realizar la moderna investigación arqueológica de las comarcas castellonenses. Ha participado en diversos congresos internacionales y colaborador en publicaciones especializadas como Saitabi, Archivo de Prehistoria Levantina, Ampurias, Pyrenae, Noticiario Arqueológico Hispánico, etc., realizando estudios sobre la historia y estilo de la cerámica valenciana, de la que reunió una importante y selecta colección, que entregara a su Ciudad natal, que le nombró hijo predilecto.


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la Cova del Parpalló, de Gandía, del paleolítico superior y en 1931 trabajando los yacimientos de la Cova de la pechina, de Bellús y Cova de la Sarsa, de Bocairent. Ya desde sus inicios, en 1920, la Sociedad emprendía los trabajos de excavaciones en la provincia. El Servicio estaba ya en marcha y en él nos cumple recordar con admiración a Emilio Gómez Nadal, Domingo Fletcher Valls. Julián San Valero Aparisi y Manuel Vidal López a quienes, bien pronto, se unirían Francisco Chordá, José Chocomli Galán, José Llácer Grau y Enrique Plá Ballester. A partir de 1932 las excavaciones toman gran incremento y se crea en 1937 un Servei d’Investicació Prehistórica (S. I. P.) y un Museo de Prehistoria. En la Junta Superior de Excavaciones (creada en 1912) ya figuraba como importante miembro un castellonense, José Royo Gómez –descubridor de Atapuerca (Burgos)–, quien procura para Castellón y Valencia la máxima ayuda y toda clase de facilidades y orientaciones: en 1916 accedía a la Cátedra de Historia Antigua y Media el Prof. Pedro Bosch Gimpera (no estaba dotada todavía en España la cátedra de Prehistoria) y dos años después se creaba en Madrid la de Historia Primitiva del Hombre, que ocuparía el alemán Hugo Obermaier. Por otra parte Juan Vilanova Piera (de Alcalá de Xivert) iba a sistematizar toda la problemática de la Prehistoria en España, prestando su concurso a los trabajos de las excavaciones regionales, que iban a descubrir en la Moleta del frares (Forcall-Castellón) una ciudad romana. Los jóvenes castellonenses Porcar, Esteve, Huguet, Sarthou y Sos se entregaban a diversas excavaciones en la provincia. En 1920 se retoma el descubrimiento, por un pastor, del conjunto rupestre de la Cova del cavalls, en Tirig, inicio de los trabajos que emprenderán en el barranco de la Valltorta los arqueólogos Hugo Obermaier y Pedro Bosch, que reciben interesantes troballes de José Senent Ibáñez en la arqueología castellonense. Con todo, fue de la máxima importancia el trabajo Els problemas arqueológics de la Provincia de Castelló que publicara Pedro Bosch, quien planteó, por vez primera, un estado de la


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cuestión ante la Universidad de Barcelona, fruto del joven estudiante Francisco Esteve, con quien el profesor va visitar los más importantes yacimientos de la provincia, troballes que publicara el boletín: las comarcas iban a ser conocidas mundialmente y, mucho más, ante los maravillosos calcos que iba ofreciendo Juan Bta. Porcar Ripollés. Porcar, que iba a dar a conocer el arte rupestre del abrigo de La Gasulla, será nombrado Comisario Arqueológico de Castellón y el boletín de la castellonense agotaba sus tiradas durante décadas, con las colaboraciones de Sánchez Gozalbo, Senent y Meliá. Y señalemos que los arqueólogos valencianos –invitados por la Castellonenca– llegan a trabajar lo que se va descubriendo y Porcar acompaña a Fletcher, Jordá y Alcácer, porque la arqueología castellonense se ha “puesto de moda” Y continuando provechosamente la estrecha colaboración de la Sociedad y el Centro Fletcher y Alcàcer inician a trabajar la época romana en la zona castellonense, estudios que serán de obligada consulta a partir de aquel momento. F. Jordá fue el primer investigador del Centro que inicia una excavación sistemática en las comarcas castellonenses y el Boletín publica un trabajo con metodología sistemática. A partir de este momento se inician excavaciones en diversos términos de la provincia: Chert, Almenara o Bejís serán trabajos de limpieza y recuperación de material arqueológico. Y diversos especialistas en el trabajo van a excavar diferentes puntos castellonenses como el propio Pedro Bosch, K. Búster, J. Alcina o D. Fletcher, con aportaciones interesantes en el Boletín, que interesan a filólogos como Jaime Siles, epigrafistas como Josè Corell y el geólogo de la tierra Vicente Sos Baynat. Y llegan geólogos y químicos como T. Sanfeliu, A. Boix y Manuel Peris y van a ser muchos los que excavan y publican en aquel Boletín, cada vez más prestigioso por las firmas que acoge, aun cuando seguirá manteniendo su criterio de recibir cualquier manifestación cultural de la región que se le remitiera con calidad y rigor. También en este campo de la investigación podemos resaltar la íntima y fructífera colaboración de ambas instituciones y séanos permitido señalar los dos destacados miembros que bien nos pueden simbolizar los inicios de una profunda renovación en el ámbito de la arqueología.


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2.- La Biblioteca era, tal vez, uno de las principales ambiciones de los miembros de la Sociedad con el fin de contar fácilmente con la información oportuna que no disponían en ninguna otra entidad en la ciudad, recibiendo en un principio las asiduas donaciones de los miembros de la Sociedad e incorporando muchas de los ejemplares que recibían y fue importante la incorporación que a su fallecimiento les llegara en 1926 con la biblioteca y los papeles que dejó Germán, a la muerte el hermano de mosén Betí. Por otra parte, fue importante la gran cantidad de libros y revistas que entraban en la biblioteca procedente de ejemplares que mandaban muchos lectores asiduos al Boletín así como todo cuanto se recibía de otras instituciones por intercambio de las remesas que se les hiciera porque, realmente, eran muy cortas las compras que podían atenderse. Y eran una sorpresa los primeros envíos que se recibieron de Bolonia y Mantua, Universidad de Cambridge, Victoria and Albert Museum de Londres o de la Hispanic Society of America. Desde los primeros momentos existió una fluida correspondencia con el Institut d’Estudis Catalans toda vez que con dicha institución llevaba algún tiempo trabajando de suerte que remitió a la Sociedad buenos lotes de publicaciones propias, gracias a la estrecha amistad de mossén Beti con Ramón d’Alós Molner. 3- El derecho foral valenciano4 fue, sin duda alguna, una de las cuestiones que más preocupó a algunos miembros aún antes de haberse constituido ambas instituciones toda vez que desde la misma creación de la Sociedad –basada en buena parte

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Fue el tema de la investigación y publicaciones, tal vez, el que mereció mayor atención de los dos fundaciones y la relación entre los dos castellonenses –Honorio García y Juan Beneyto–, cada uno desde su institución, mantuvieron un cordial y estrecho cambio de ideas y proyectos Desde el Centro se pensó y se consiguió la edición de los Furs, cuando no se había aún despertado el tema foral –que traería Beneyto– y en la Sociedad se iniciaba la recuperación de las cartas-puebla, que iba a constituir casi una obsesión per als sabuts de la castellonense a) Juan Beneyto Perez (Villajoyosa 1907-1994) se licenció en Derecho en la Universidad de Valencia e hizo su doctorado en la de Bolonia. Se especializó inicialmente en las historias jurídica de Cataluña y Valencia. Fue Catedrático de Historia del Derecho en la Universidad Complutense, Profesor y Director de la Escuela Oficial de Periodismo, en Madrid y, posteriormente, Decano de la Facultad de Ciencias de la Información. En Valencia fue colaborador de Las Provincias y fundador de la revista Valencia, en 1937; fue Director General de Prensa en 1957-59 y Presidente del Consejo Nacional de Prensa, Y escribió en Arriba y diversos libros sobre medios de la comunicación y de ensayo político.


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de ella– se fomentaba la recuperación de su patrimonio cultural y era evidente que el derecho foral debía constituir una temática predilecta por cuanto ello bien podía ser el emprender la reiniciación de un deseo ya centenario. Y una vez más hemos de establecer la coincidencia de algunos miembros de las dos fundaciones en el sentido de que, precisamente, de inmediato llevaban a sus juntas Publicó numerosos artículos de índole jurídica en Anuario de Historia del Derecho y en el boletín de la Sociedad Castellonense: Los medios de cultura y la centralización bajo Felipe II (1927), Preliminares per a l’estudi del del nostre dret (1932), Iniciació a la história del dret valenciá (1934), Fuentes del Derecho histórico español (1940), Textos políticos españoles de la Baja Edad Media (1944) y Manual de Historia del Derecho Español (1940) y Una sociología de la historia jurídica (1957). Beneyto se ocupó en Valencia el año 1932 del derecho foral en un artículo, sencillo y claro trabajo, sobre él para pasar a ofrecer en 1934-35 su Iniciación del derecho valenciano para el Curso Universitario, dirigido a los alumnos valencianos y que constituiría una seria aportación al tema, aludiendo al trabajo realizado por el notario H. García y dando la importancia que merecía la labor de la Sociedad Castellonense, b) Honorio GARCIA GARCIA (Vall d’Uxó 1896-1953) hizo su bachillerato en Castellón y luego en Valencia, sus estudios de Derecho en las universidades de Valencia y Zaragoza y el doctorado en la de Madrid. En 1922 gana unas oposiciones al notariado, recibiendo el nombramiento para Nofuentes (Burgos); posteriormente pasa a Aliaga (Teruel), Lucena, Artana, Santa Bàrbara (Tarragona) y, finalmente, Vich, en donde funda el Patronat d’Estudis Ausonians. Se incorpora de inmediato al ámbito cultural valenciano, ingresando en las dos entidades, el Centro de Cultura Valenciana y la Sociedad Castellonense de Cultura. siendo uno de los firmantes de las llamadas Normas de Castellón como miembro de la Junta de Cultura de Notarios de Barcelona. Sus primeras investigaciones aparecen publicadas en los Estudis i documents dels arxius de Protocols del “Colegio Notarial de Barcelona” pero es interesantísima su colaboración y publicaciones que entrega asíduamente en el Boletín de la castellonense, bajo el epígrafe del Derecho foral valenciano con títulos originales como la cambra, l’any de plor, el creix, el exovar. la germanía. la tenuta, etc. Entre sus publicaciones cabe destacar sus Orígenes del Ducado de Segorbe (1933), San Vicente en Vich (1953), Condición económico-social de los vasallos de la Gobernación foral de Castellón (1943), Notas para la historia de Vall d`Uxó (1962) así como Posibilidad de un elemento consuetudinario en el código de Jaime I, sus estudios sobre Benifaça, siguiendo los Anales del P. Gisbert y P. Chavalera o su acabado estudio sobre Del Castelló de Burriana al Castelló de la Plana. De la mano de Honorio García llega al boletín castellonense y se integra entre sus miembros un joven profesor valenciano, Juan Beneyto Perez, que por aquellas fechas estudiaba la Territorialización del Código de Valencia, trabajo en el que cita El derecho de los conquistadores y el valenciano en nuestra Provincia, publicado en 1928 por Honorio García: no pudo darse una mayor confluencia de principios entre ambos historiadores de nuestro Derecho y, al propio tiempo, una adhesión más amplia y sincera en la labor que venía desarrollando la Sociedad. c) Manuel Ferrandis Irles (Bechí 1853) estudia en la Universidad de Madrid, discípulo de árabe con Francisco Codera; en 1890 ingresa en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, siendo destinado al Archivo General de Alcalá de Henares; posteriormente pasa al archivo de Lérida, Tarragona y Castellón de la Plana (1892), en la Biblioteca Nacional (1896), Biblioteca de de la Real Academia de la Historia (1898) y Archivo del Reino de Valencia (1901). Tras diversos destinos, en Castellón (1892) trabajó intensamente en la transcripción de las cartas-puebla del Archivo del Reino. Por otra parte, demos cuenta que para el Boletín, un mecenas, Casimiro Meliá, encargó a Ferrandis Irles (Bechí) la búsqueda de las Cartas y privilegios forales de los pueblos castellonenses, tarea que iniciara Miguel Gual Camarena y dejó inacabada aunque Amparo Pèrez tuvo la gentileza de publicarlas, si bien, otro castellonense Enric Guinot pudo ofrecernos una espléndida edición de las cartas de población. Publicó con mucha asiduidad en la revista Ayer y hoy y en el Boletín de la Castellonense de Cultura


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algo que podía debía unirles, más se cabe, en un común interés cultural: Roque Chabas, ya en 1902, había presentado su Génesis del derecho foral de Valenciano, trabajo en el cual, con su siempre acertada metodología y manejando els furs con claridad, fue desarrollando un tema que ya fuera abordado por algún erudito, mas sin profundizar, en tanto que ahora Chabás iba a dejar establecidos unos principios que han sido válidos hasta el momento presente. Por otra parte, ya en el boletín de 1921, mosén Betí había escrito sobre aquel problema en sus Apostillas al Genesis de Chabás: pongamos, pues, de relieve que una cuestión que bien pudo haber quedado marginada en una temática general de trabajo, para los miembros de las dos instituciones, iba a constituir un tema de radical importancia tanto que, ya en el primer número del boletín, el joven Revest dejaba claramente establecida la declaración del interés que para la Sociedad suponía la recuperación y publicación de los documentos históricos, Y, ciertamente, pues, los instrumentos de naturaleza jurídica o del ámbito del derecho iban a recibir una mayor atención y ya, entre ellos, mencionaba Revest las cartas pueblas y los privilegios “almacenados” indebidamente y que, por tanto, iban perdiéndose en el olvido: todo ello deberíase, de inmediato, recuperarse y, tan pronto fuera posible, publicado y comentado para que los pueblos se fueran concienciando de cuanto tenían y deberían conservar; dando ejemplo de aquel interés, se inicia la publicación en el boletín en una sección de documentos, en este caso iba a ser la carta-puebla de Bojar y Fredes, aun cuando sin un estudio anexo todavía, como se hará posteriormente. Así se comenzaba una labor, ciertamente, inmensa, que debería suponer mucho esfuerzo y bastantes años de búsqueda, investigación y constante labor de archivo: si Chabás trabajaba reuniendo estudios en sus Anales, la Sociedad hacía lo propio en su colección de cartas-pueblas, que iniciara Betí pero mayormente interesante nos importa dejar reseñado que con esta labor ambas instituciones habían despertado un camino y expresada una inquietud a una amplia nómina de investigadores que han continuado su trabajo hasta el momento presente. Porque, por otra parte, recordemos y admitamos, al propio tiempo, la oportunidad que iba suponiendo aquel callado trabajo que iniciaran Chabás y Betí para poner


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de relieve que su camino, su labor supuso despertar el estudio de nuestro derecho foral: de nuevo, en ambas instituciones, se iba a contar, desde aquel momento, con dos jóvenes que abrirían un campo inédito e insospechado de trabajo, nos referimos a Honorio García y Juan Beneyto. Es el momento indicado para recordar que la labor que emprendiera Honorio García iba a continuarla su hijo Arcadio, desde su cátedra de Derecho Foral, a través de unas publicaciones de temas valencianos, con una estricta metodología que acreditaba su amplia formación. Sin extendernos más sobre la cuestión, estimamos hemos dejado claramente establecida la coincidencia de propuestas de los miembros de aquellas dos fundaciones, sin embargo pensamos que aquel camino iniciado no se continuaría hasta bien entrado el siglo XX. Y queremos recordar los trabajos de nuestro malogrado amigo Manuel Dualde que iniciara la edición moderna de unos Furs que tanta falta nos hacía: no pudo terminarla aun cuando lo hiciera su amigo Ubieto; posteriormente, dos castellonenses –A.García y G. Colom– iban a ofrecernos una espléndida edición del Código, siguiendo la más actualizada metodología editorial. Con todo, demos cuenta que para el Boletín, un mecenas, Casimiro Meliá, encargó al Ferrandis Irles (Bechí) la búsqueda de las Cartas y privilegios forales de los pueblos castellonenses, tarea que iniciara Miguel Gual Camarena y dejó inacabada aunque Amparo Pèrez tuvo la gentileza de publicarlas, si bien, otro castellonense, Enric Guinot pudo ofrecernos una espléndida edición de las cartas de población. De la mano de Honorio García llega al boletín castellonense y se integra entre sus miembros un joven profesor valenciano, Juan Beneyto Perez, que por aquellas fechas estudiaba la Territorialización del Código de Valencia, trabajo en el que cita El derecho de los conquistadores y el valenciano en nuestra Provincia, publicado en 1928 por Honorio García: no pudo darse una mayor confluencia de principios entre ambos historiadores de nuestro derecho y, al propio tiempo, una adhesión más amplia y sincera a la labor que venía desarrollando la Sociedad. Beneyto seguiría ocupándose en 1932 del dereho foral en un artículo sencillo y claro trabajo sobre el amprius para pasar a ofrecer en 1934-35 su Iniciación del derecho va-


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lenciano para el Curso Universitario, dirigido a los alumnos valencianos y que constituiría una seria aportación al tema, aludiendo al trabajo realizado por el notario y dando la importancia que merecía la labor de la Sociedad. 4.- Los Jocs florals –que anualmente organizara Lo Rat Penat– dieron motivo para que los miembros de ambas Instituciones pusieran de manifiesto la identidad de ideales y ofrecieran la oportunidad de mantener las posibilidades de un intercambio de relaciones. De tal forma que, ya en 1919, Salvador Guinot era nombrado por la ejecutiva valenciana para que, como mantenedor, portara de su tierra a la entidad hermana –que ya venía defendiendo unos mismos principios y sentimientos de valencianidad– el entusiasmo de una sociedad que despertaba llena de ilusión y de esperanza. El Centro de Cultura Valenciana no duda un momento y delega en Francisco Barberá para que felicite a Guinot en vista de la importante labor cultural que viene proyectando en la provincia de Castellòn por medio de la Sociedad, misiva a la que contesta Revest agradeciendo el ejemplo que proyectaba la Ciudad de Valencia, cabeza del Reino, sirviendo de estímulo para su labor, al tiempo que aceptaba y agradecía la invitación trasladada a Guinot para que dictara una conferencia en el Centro valenciano, Guinot es nombrado Director Correspondiente, escribiendo que acepta honrado la nominación y, por consiguiente, el 6 de junio de 1921, se desplaza a Valencia para dictar la prometida conferencia en el Palacio de la Lonja, ante una sala llena por su ntelectualidad, haciendo una cariñosa presentación Martínez Aloy, Decano de la institución. En los Jocs Florals de 1930 recibía el premio al mejor libro escrito en lengua valenciana la obra de Angel Sánchez Gozalbo, presentado sobre el tema Bolangera de dimonis. En 1933, el mismo autor era galardonado en la Fiesta del Libro convocada por el Ayuntamiento de Valencia por su enjundioso trabajo acerca de Els pintors del Maestrat.- Contribución a la historia de la pintura valenciana quatrecentista y en 1936, el Día de San Jordi, el “Institut d’Estudis Catalaláns” le premia su trabajo sobre Bernat Serra, pintor de Tortosa y de Morella. En 1932 Lo Rat Penat de Valencia organizaba los Jocs Florals que sentaba como reina a la hija del miembro de la Sociedad Sr. Sarthou.y en esta ocasión se rogó a Sánchez


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Gozalbo se dignara actuar de mantenedor, atención que fue muy agradecida por la Sociedad: su discurso versó sobre El paisatge en la literatura valenciana, trabajo que por su interés y profundidad fue publicado por la institución, en agosto de 1934, la familia de la reina invitó a selectas personalidades a una comida en el Club Náutico de Valencia, comentándose que habían sido, en Valencia unos juegos florales muy “castelloneros”. 5.- Los órganos de difusión culural. a).- El Boletín la Sociedad y los Anales del Centro Fue sorprendente que, a los dos meses de funcionar la Sociedad, sus miembros se permitieron publicar el primer número de un boletín –mayo de 1920–, encargando Guinot que ejerciera su dirección Ricardo Carreras, encomendando su edición –la que iba a continuar su trabajo hasta recientemente– a la imprenta Armengot.Ya desde un primer momento –como hemos visto– contó la revista con una sección fija que llamaron Cartas pueblas, a cargo de Luis Revest y en la que formarían su consejo de redacción Betí, Ferrandis Irles y Meliá; otra sección la llevaría Sánchez Gozalbo bajo el epígrafe de folklore, con Carlos Salvador y Juan Borrás. El éxito de la revista constituyó un acontecimiento en el mundo cultural, incluso laboral de la Ciudad, una periodicidad bimensual –superando favorablemente las huelgas que se venían produciendo en el ramo de la imprenta– y aumentando rápidamente el número de los suscriptores, bajo la cuantía de 12 pts. anuales. Y fue interesante el acuerdo de dedicar determinada cantidad de la tirada al intercambio que iba a producir la recepción de número de revistas y, sobre todo, de libros y folletos de quienes comprobaban que sus remesas eran reseñadas y largamente comentadas en todos los números de la publicación. Los primeros años –1920/1922–, se recibieron y publicaron muchos artículos, por lo general muy cortos y de esta forma que continuó, como hemos dejado dicho, hasta 1936, en que se suspendió la publicación al ser “incautada” la Sociedad por la U. G. T. Durante aquel primer período fueron muy bien recibidos los números extraordinarios dedicados –por diferentes razones– a determinadas figuras como lo


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fueron Carreras o Cambó, la muerte de mosén Betí –destacando su ingente obra– o la de Carreras, a quien sucedió en la revista Sánchez Gozalbo. Es interesante destacar que, “lentamente”, las firmas extranjeras que colaboraban eran, cada vez, más numerosas e importantes así como los artículos y, sobre todo, poesías se escribían en valenciano. Y, en verdad, el boletín llegaba y se destinaba ya a instituciones, nacionales y extranjeras, de las que se recibía interesante intercambio. La suspensión llegó en 1938 y reapareció en 1943 gracias a la gestión personal de Salvador Guinot, continuándose, asimismo, las nueve colecciones o series que atendía como Libros raros y curiosos, clásicos valencianos, arqueología, Arte, Biblioteca de contemporanis, letras castellanas, etc. Y valga dejar escrito que toda la producción que atendía el boletín fue, sin duda, posible porque al frente de la institución estuvo durante el período más difícil, 1920-1944 Salvador Guinot, alcalde de la Villa en dos ocasiones y luego Presidente de la Diputación Provincial. Y los miembros de la Sociedad participaron activamente en conferencias organizadas por diferentes entidades de la Villa y Valencia, *** b) Anales fue uno de los primeros temas que trató la directiva del Centro y ya el 18 de enero de 1920 se estimó fundamental que la fundación publicara una revista que reflejara su labor y las inquietudes, tratando los temas propios del Reino que aportaran los miembros de la Institución, propuesta que fue aprobada por unanimidad pero todo se iba demorando hasta el 23 de diciembre en que se decide que aquella publicación se llamará Anales y, cuyos originales en lengua valenciana deberán seguir la ortografía del P. Fullana. En 1928 aparece ya el tomo I, con carácter semestral, con una extensa participación de los académicos del Centro, ampliando bien pronto las colaboraciones foráneas, intentando mantener su perioricidad para conseguir un intercambio rentable para el Centro. Y así iba a continuarse hasta 1936, año en el que, incluso, se editan los números 25-27, lo que permitió la salida pública de 136 números, desde el año 1928.


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El primer artículo publicado era la conferencia que impartiera Faustino Barberá en el Paraninfo de la Universidad valentina el 18 de junio de 1915, sobre El Monasterio de El Puig, en el que se proponía su cuidada conservación. No se descuidó se aprobara la edición de una Gramática General de la Lengua Valenciana que ofrecía el Padre Fullana y resaltemos que durante la República se editan algunos temas redactados en valenciano y alguno, como el de Reig Rodríguez –Concepto doctrinal del Valencianismo (1932)–, muy representativo del momento político que se estaba viviendo en Valencia. Durante los años 1937-1939 se dejaron de publicar los Anales, edición que se reanudó en 1940, bajo la catalogación de “segunda época” e incluso se acuerda, a pesar de las dificultades económicas del Centro, proceder a reeditar aquellos temas que pudieran ser interesantes a sus lectores. No dejemos de señalar que en su madurez y tras años de vigencia, el Centro se permitió publicar una Serie que titulará Anexos. recogiendo una serie de monografías de temática por demás diversa. 6) Las rutas/visitas culturales que organizara algún grupo de miembros de la Sociedad fueron siempre interesantes y “productivas”, cumpliendo uno de sus fines comprometidos y, tal vez, la primera salida fue la de los entonces jóvenes Sánchez Gozalbo y Revest por el cercano ermitorio de San Jaime de Fadrell, en el propio término de la villa para admirar una pica románica y mantener un amplio comentario en la oportuna reunión sabatina. Pretendiendo dar simple noticia de esta “ocupación” de la Sociedad en sus inicios parece que se mantenía una verdadera obsesión por conocer los orígenes de Castellón que había despertado mosén Beti porque una de las primeras “salidas” la emprendieron Huguet, Pascual, Calduch, Simón y Villalba por los alrededores de La Madalena. Sobre el tema el clérigo sanmatevano publicó un interesante estudio. Concretamente para estudiar una preciosa cruz gótica se desplazaron Guinot, Sánchez Gozalbo y mosén Beti a Linares de Mora y poder establecer su parentesco con


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la de San Mateo, información que publicaría el boletín, iniciando con dicho estudio la sere de Arte medieval del Maestrazgo. Fue sumamente interesante la visita que hicieron en 1927 Noguera, Carreras y Sánchez Gozalbo a Penìscola porque allí tuvieron la primera entrevista con Luis Nicolás d’Olwer y Joan Mª Casacuberta, miembros del Institut d’Estudis Catalans, que celebraron la labor iniciada por la Sociedad, siguiendo ruta para visitar los entornos del interesante enclave de Salvassoria y terminar en Catí. Al año siguiente, Carreras, Carbó y Sánchez Gozalbo visitan Navajas y Segorbe, recorriendo con pena lo que quedaba de las ruinas de Vall de Crist. En 1928 Carreras y Simón pasaron a visitar, detenídamente, Morella, atendidos por mossén Manuel Millán, tomando nota de las explicaciones que se les diera sobre la Iglesia y los fondos de su archivo para dar cuenta a la Sociedad en la siguiente reunión sabatina. Aquel mismo año se giró detenida visita a Catí, sus monumentos y los fondos documentales de la población. También se atendía cumplidamente acompañando a los visitantes que llegaban así se recibió en 1923 al Prof. Pedro Bosch Gimpera que tenía gran interés en visitar el yacimiento recién excavado en Villarreal, que sería inmediatamente publicado en el boletín; la visita que hiciera el hispanista y arqueólogo alemán Dr.Wilhelm MeyerLübke o Adolf Schulten, interesado por situar la II Guerra púnica, acompañándole Carreras y Sánchez Gozalbo. Fue interesante la visita que hiciera el 14 de marzo de 1933 a Castellón mosén Amadeu Pagés porque mantuvo provechosas entrevistas con los especialistas en la materia para intercambiar opiniones sobre sus estudios de lengua catalana, cuyas conclusiones iban a ir saliendo en las columnas del boletín. Y volvió nuevamente para pasar a Valencia con el fín de mantener amplio contacto con los miembros del Centro. El Institut d’Estudis Catalans desplazó el 19 de diciembre de 1935 a Pompeu y Fabra, Joan Coromines y Ramón Aramón para mantener una estrecha relación con la Sociedad, intercambiando opiniones con Guinot, Sánchez Gozalbo y Huguet, concurriendo algún miembro joven.


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Y quisiéramos poner de relieve la amabilidad que prestaba la Sociedad a los visitantes por cuanto, con ocasión de venir a “levante”, aquel mismo año, Hugo Obermaier, acepto la invitación para dar una conferencia en el Instituto de Castellón sobre la arqueología de la provincia, deshaciéndose en elogios con la Sociedad y sus miembros. Concretamente, el propio José Martínez Aloy, presidente del Centro valenciano invitaba a Salvador Guinot, de la castellonenca, quien ante una distinguida sociedad que llenaba la sala daba una conferencia en valenciano sobre La novelística valenciana al segle XV. En otra ocasión el Centro invitaba a Ángel Sánchez Gozalbo a impartir una conferencia precisamente sobre una materia que don Angel venìa trabajando largo tiempo y la dictó en el Centro sobre sobre unas muy interesantes transparencias de Los orfebres del Maestrazgo”, acto que presidiera Salvador Guinot, el presidente de la Sociedad, acompañado en el estrado por Leopoldo Trènor y Luis Fullana, miembros del Centro. Y, de nuevo, al año siguiente, asimismo se desplaza a Valencia Sánchez Gozalbo para impartir otra conferencia. Y nutrida representación de la castellonenca asistía con digna presidencia a los homenajes que merecidamente les daban en Benasal a Joaquin García Girona; en San Mateo a mosén Betí, aprovechando la ocasión para impartir Sánchez Gozalbo una conferencia sobre El punzón de San Mateo y en Catí, en memoria a Carreras Candi por su reciente fallecimiento el 7 de febrero de 1920, con asistencia del pleno de su Ayuntamiento y nutridísima concurrencia, a quien se le nombró hijo adoptivo de la Villa. La Sociedad nombra como Presidente a Carlos González Espresati. Llegado a este punto, estimamos prudente y justo afirmar que la Sociedad –como hiciera poco antes el Centro– en corto tiempo ha ganado prestigio en el ámbito cultural valenciano tanto la fundación como sus miembros han venido recibiendo premios y distinciones por su cabal y asiduo trabajo: José Pascual Tirado por la Cámara Oficial del Libro en Madrid por presentar el mejor libro impreso en España; Angel Sanchez Gozalbo premio de los Jocs Florals de Valencia y otra distinción del Institut d’Estudis Cataláns; la Sociedad recibe un galardón por su Escola de vacances en San Pau de Albocácer, dirigida por Carles Salvador; señalemos los plácemes del Centro y de Lo Rat Penat a Sánchez Gozalbo como mantenedor de los Jocs Florals.


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No importa ya seguir reseñando los méritos y loas que recibiera la Sociedad –sobre todo de la capital del Reino– solamente dar constancia que los principios de la fundación tiene lugar en una población pequeña aun cuando activa, cuyas entidades no regatearon sino que les prestaron a los sabuts toda ayuda y consideración, que iban a perdurar hasta el momento en que redactamos estas notas.


Autores de los artículos

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AUTORES DE LOS ARTÍCULOS Antonio Atienza Peñarrocha (Valencia, 1960) es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia, Doctor por la Universidad Cardenal Herrera-CEU. Ha publicado artículos en las revistas Historia 16, La Aventura de la Historia, Torrens, Oleana, Revista de Folklore, Cresol, Renou, El Trullo,Tots, así como en prensa: Las Provincias, ABC. Ha colaborado con artículos aparecidos en obras colectivas: Sobre Cultura Pastoril (1991), España entre dos siglos y la recuperación de Menorca (2002), Nicolau Primitiu i Valéncia (2003) Cresol lliterari, 25 anys de les Normes del Puig (2005), La Dona Valenciana (2011); así como en Actas de diversos Congresos de Etnografía e Historia. En cuanto a libros, ha publicado: Els Borja, valencians (2002), y La Real Senyera, bandera nacional dels valencians (2001).

VICENTE FULLANA SERRA (Valencia, 1929) es Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Licenciado en Derecho y Licenciado en Filosofía. Ha sido Ingeniero de Renfe, de la Confederación Hidrográfica del Segura en la Sección de Aguas y de la Confederación Hidrográfica del Júcar en la Dirección de la obra del Plan Sur, con el desvío del río Turia, inaugurado en 1969 cuando era Teniente de Alcalde y Delegado de Urbanismo y Obras del Ayuntamiento de Valencia y subinspector de la 6ª Demarcación Regional de Obras Públicas. Años después fue Comisario de Aguas del Júcar e Ingeniero Director de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Entre otras obras ha dirigido el proyecto de urbanización del polígono de Tendetes. También encontramos el sello de su dirección en la supresión del brazo del río Júcar en Alzira, que se transformó en su avenida principal, en la desecación de los marjales del río Vaca en Tavernes de Valldigna y en la construcción de las defensas contra avenidas en zonas urbanas. Realizó el proyecto de la nueva presa de Tous. Su nombre está unido a la supresión de los 262 pasos a nivel de ferrocarriles, al traslado de las industrias insalubres, nocivas y peligrosas al polígono industrial de


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Autores de los artículos

La Fuente del Jarro, y a la ubicación en el Campus de Vera del Instituto Politécnico Superior de Valencia, creado en 1968 y origen de la actual Universidad Politécnica de Valencia. En 1976 obtuvo la Cátedra de Hidráulica e Hidrología en la Universidad Politécnica de Valencia, donde continúa realizando una fecunda labor, reconocida con el nombramiento como Profesor Emérito durante los siete años siguientes a su jubilación, así como con la concesión de la Medalla de Oro de la Universidad Politécnica de Valencia en 2008.

ALEJANDRO MARTÍNEZ RELANZON es Licenciado en Historia por la Universidad de Valencia, Máster Universitario en Formación del Profesorado de Enseñanza Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas por la Universidad Internacional Valenciana. Amplió estudios en Georgia College & State University (EE.UU.). Actualmente realiza un doctorado sobre la política valenciana de principios de siglo XX en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Su línea de investigación se orienta al análisis del proceso de democratización en España, centrándose en los procesos electorales y en la participación política. Autor de diversos artículos y ponencias sobre varios políticos valencianos de la Restauración.

JOSÉ LENDOIRO SALVADOR, con titulación universitaria en Geografía (Valladolid), Biblioteconomía y Documentación (Valencia) e Historia (UNED). Alcanzó en 1999 el grado de doctor en Historia Contemporánea, con sobresaliente cum laude por unanimidad y con premio extraordinario de doctorado. Ha realizado investigaciones de Historia Contemporánea sobre movimientos sociales y obreros, relaciones laborales, procesos sociopolíticos, así como de la situación sociolaboral femenina y su acceso al voto. También ha investigado sobre historia de la Fisioterapia, hidroterapia y termoterapia. Su labor profesional universitaria desde 1986 se reparte entre la docencia y la documentación-biblioteconomía, habiendo sido profesor en la Universidad Politécnica de Valencia, en la Universitat, y en la Universidad Cardenal Herrera-CEU.


Autores de los artículos

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CARLOS MARTÍNEZ HERRER es Doctor en Pedagogía, Profesor Agregado de Ciencias de la Educación en la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”. Entre su obra destaca la siguiente: Una experiencia de acceso a la cultura en la clase obrera. XV Coloquio Internacional de Historia de la Educación. (2009), La infancia, profecía de la vida: la congregación mariana del P.J.O. a principios del siglo XX (2010), Sto. Tomás de Villanueva y los colegios jesuitas de Valencia y Gandía. Cuestiones histórico-educativas (2012), Catolicismo social y atención al obrero. Génesis de los patronatos de jóvenes obreros de la región de Valencia (2013). Actualmente sigue una línea de investigación dedicada a Historia de la Educación.

Francisco ROCA TRAVER, Torreblanca, 19 de agosto de 1921. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia, en 1942. Doctor en Historia por la Universidad Complutense, en 1944. Profesor Adjunto de Historia de la Cultura en la Universidad de Valencia entre 1943 y 1950. Catedrático de Geografía e Historia en 1953. Tras varios destinos fue Director del Instituto de Bachillerato de Algemesí, donde se jubiló. Participó en congresos de historia medieval. Ha publicado artículos en revistas especializadas y más de cuarenta libros entre los que destacan: Un manuscrito de “Ordinaciones” de la Casa del Rey en la Corona de Aragón (1947), La Gobernación foral del Reino de Valencia: una cuestión de competencia (1950), El gremio de curtidores: unas ordenanzas desconocidas del siglo XV (1950), El Archivo Municipal de Castellón (1951), El mustaçaf de Catellón y el “Llibre de la Mustaçaffia” (1952), Ordenaciones municipales de Castellón durante la Baja Edad Media (1952), Un siglo de vida mudéjar en la Valencia Medieval (1238-1338) (1952), Cuestiones de demografía medieval (1953), Interpretación de la “cofradía” medieval valenciana: la Real Cofradía de San Jaime (1957), El Justicia de Valencia: 1238-1321 (1970), Un jurista de la Valencia foral: Pedro Juan Belluga (1973), Cancionero popular de la Villa de Torreblanca (1981), El justicia de Valencia i el pret de familia en l’época foral (1989), Las primeras fundaciones de los jesuitas en Valencia (1991), Un día en la sociedad foral: el ritme del temps en la Valencia del XV (1995). La lealtad de Valencia a la Corona ante la sucesión de Juan I (1997), Los judíos valencianos en la Baja Edad Media (1998) y El Monasterio de San Miguel de los Reyes (1999) e Historia de la Cultura Valenciana, 1269-1499. Documentos para su estudio (2004), en colaboración con Ramón Ferrer.


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Autores de los artículos

Cronista Oficial de Torreblanca. Ha sido nombrado hijo predilecto de su pueblo natal. Entre sus premios destacan el Ciudad de Castellón (1952), el Roque Chabás, el Pere Compte (en 1963 y 1965), el Navarro Reverter (en 1964) y el Premio Senyera del Ayuntamiento de Valencia (en 1996 y 1998). Correspondiente de la Real Academia de la Historia.


VIDA ACADÉMICA



Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

RESUM DE LA MEMÒRIA D’ACTIVITATS DEL CURS ACADÈMIC 2013-2014



Mª Desamparados Cabanes Pecourt

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MEMÒRIA DEL CURS ACADÈMIC 2013 - 2014 Mª Desamparados Cabanes Pecourt Secretària

El curs acadèmic 2013-2014 va començar el dia 20 de novembre de 2013. L’acte d’Apertura va tindre lloc en el Saló del Consolat del Mar de la Llonja de Valéncia, on es va llegir la memòria del curs 2012-2013. El discurs inaugural va ser pronunciat per l’acadèmic de Número de la RACV Ilm. Sr. En Manuel Chueca Pazos, en el títul “EN EL TRICENTENARIO DE JORGE JUAN. PANORÁMICA HISTÓRICA DE LA INGENIERÍA CARTOGRÁFICA VALENCIANA”.

JUNTES GENERALS I DE GOVERN Durant el curs 2013-2014 s’han celebrat: 10 Juntes Generals 1 Junta General Extraordinària 10 Juntes de Govern 2 Juntes de Govern Extraordinàries En una gran assistència de les Senyores i els Senyors Acadèmics.


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INGRÉS DE NOUS ACADÈMICS Va fer el seu ingrés l’acadèmic Ilm. Sr. En Salvador Chuliá Hernández, el dia 4 de decembre de 2013, en el Saló del Consolat de la Llonja de la Seda de Valéncia. Cobrí la vacant deixada per l’Im. Sr. En Vicente Ramos Pérez, en la medalla número 24, i llegí el discurs titulat “Importancia histórica del contrapunto y la armonía y su influencia en la composición actual”, li va contestar l’Acadèmic de Número Ilm. Sr. En José Climent Barber. Ha mort durant el present Curs el Acadèmic: Excmo. Sr. En Vicent Lluis Simo Santonja. Fon triat Acadèmic Electe: Ilm. Sr. En José Bonet Navarro. Es nomenaren Acadèmics d’Honor als Excms. Srs.: En Francisco González de Posada. En Francisco Rodríguez Adrados. També es feu un nomenament d’Acadèmic Corresponent a favor de l’Ilm. Sr. En Germán de León Quintero.

PUBLICACIONS Durant el present curs s’han editat les següents: 1. Anales núm. 89 2. Discurs d’Ingrés de l’Ilm. Sr. En Salvador Chuliá 3. Inquisició contra Alcanys Esparça 4. Nova Série Popular, núm. 1 5. La Labor de la SEAP i de la SEI de la RACV, núm 7 6. Agua y Vida, núm. 3


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REVISTA DIGITAL DE LA RACV La posada en marcha de la “Revista Digital” de la RACV i l’accés a les noves tecnologies de la informació a través de les nostres pàgines Webs, ha supost la incorporació de 19 artículs sumant un total de 31.

CONVENIS I DISTINCIONS El 15 de juliol tingué lloc la firma d’un “Conveni de Colaboració entre la Generalitat i la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, per a la realisació d’activitats de difusió de l’Estatut d’Autonomia, recuperació i divulgació del Dret Foral Valencià, Símbols, Senyes d’Identitat, Tradicions i Institucions Tradicionals de la Comunitat Valenciana durant l’eixercici 2014”. El 9 d’Octubre la RACV va rebre la Distinció de la Generalitat Valenciana al Mèrit Cultural.

BIBLIOTECA Durant este curs nostra biblioteca, ha continuat treballant en: 1) Organisació bibliogràfica: posada al dia i actualisació del catàlec informatisat GESTBIBLIO, que consta de 17.187 registres (davant dels 16.924 de l’any passat). També s’ha continuat la reorganisació de l’Archiu Històric, del qual ya hi ha 44 carpetetes organisades de la documentació més antiga i ademés s’ha creat el protocol de consulta de documents. 2) Aument dels fondos: hem tingut 629 ingressos, dels quals 156 han segut per intercanvi, 8 publicacions pròpies i 465 per donacions, d’entre les quals hem de destacar la d’En José Mª Estevan Senís.


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3) Atenció a l’usuari: durant el present curs acadèmic el número d’usuaris que han acodit a la biblioteca han segut més de 200 i hem tingut 67 consultes, a les que han d’afegir-se les realisades per teléfon o correu electrònic.

CONFERÈNCIES, TAULES REDONES, PRESENTACIÓ DE LLIBRES I EXPOSICIONS: CONFERÈNCIES: S’han impartit les conferències següents: • 29/05/2014 Conferència “TRES EXTRAORDINARIOS CIENTÍFICOS EN VALENCIA: Santiago Ramón y Cajal, Alberto Sols y Simón de Rojas Clemente”, en l’acte de presentació com a Acadèmic d’Honor de l’Excm Sr. En Francisco González de Posada en el Saló d’Actes de la RACV. En la colaboració de l’Associació “Amics de la RACV”: • 13-01-2014 Conferència “CARTUJAS VALENCIANAS Y SUS PERSONAJES HISTÓRICOS” a càrrec de l’acadèmic Ilm. Sr. En José Fco. Ballester-Olmos i Anguís TAULA REDONA • 10-04-2014 Taula Redona sobre “l’Excm. Sr. En ADOLFO SUÁREZ”, en el Saló d’Actes de la RACV, en l’intervenció de En José Luis Manglano de Más, En Pablo González-Pola de la Granja i En Federico Martínez Roda. PRESENTACIÓ DE LLIBRES • 17/09/2014 Presentació de la REVISTA ANALES, núm. 89 de la RACV, en El Saló d’Actes d’esta, en l’intervenció de:


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• N’Enrique de Miguel Fernández-Carranza, Decà de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana. • En Salvador Zaragoza Adriaensens, Director de Publicacions de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana. • En Jaime Siles Ruiz, Secretari de la Revista “Anales de la RACV”. • En Marco Antonio Coronel Ramos, Coordinador d’este número. • En Luis Santamaría Ruiz, Conseller de Governació i Justícia. EXPOSICIONS Exposició “9 DIES d’OCTUBRE”, que enguany estigué dedicada al: CENTENARI DE LA REAL ACADÈMIA DE CULTURA VALENCIANA. L’inauguració tingué lloc el dia 4 d’octubre, a les 19:00 h. en la sala d’exposicions del Palau de Vivanco, organisada per l’Associació Cultural Falla L’Albufera de Catarroja.

SECCIONS En independència de les activitats pròpies d’investigació i treball interior, al llarc del curs acadèmic les seccions d’esta RACV han organisat distints cicles de conferències, exposicions i cursos, divulgant les seues conclusions en diverses publicacions. Entre atres activitats podem destacar les següents: SECCIÓ D’ECONOMIA “Luis de Santángel” La Secció ha mantingut diverses reunions: 17/01/2014.- Reunió en empresaris en l’Ateneu Mercantil de Valéncia. 03/02/2014.- Reunió de la Secció en la RACV. 10/02/2014.- Reunió Grup restringit d’Economia.


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També ha mantingut reunions en els Presidents de la CEV i de la Cambra de Comerç, Indústria i Navegació de Valéncia i IVEFA Conferències: • 22/02/2014. Conferència sobre Emprenedors en el títol “PONIENDO EL PROYECTO EN MARCHA”, en el Colege Major L’Albereda, a càrrec de N’Enrique de Miguel, Decà de la RACV. • 16/05/2014 Conferència: “LA SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL”, a càrrec de l’Excm. Sr. En Manuel Pizarro Moreno, Advocat de l’Estat. Acadèmic de Número de la Real Acadèmia de Jurisprudència i Llegislació, de la Real Acadèmia de Ciències Econòmiques i Financeres i de l’Acadèmia Aragonesa de Jurisprudència i Llegislació. Fon presentat per l’Excm. Sr. En José Luis Manglano de Más, Doctor Ingenier Industrial i Acadèmic de Número de la RACV. L’acte es celebrà en el Saló de Reines de la Diputació Provincial de Valéncia. Esta conferència s’organisà de manera conjunta en la Secció d’Ingenieria dins dels Actes de l’I Centenari de la RACV. SECCIÓ D’HISTÒRIA D’ART VALENCIÀ “Mariano Benlliure Gil” La Secció va rebre en ilusió el recordatori realisat per l’Ilm. Sr. Decà en Octubre de 2013, sobre la celebració del Centenari de la Real Acadèmia en 2015, així com la seua recomanació que es presentaren els programes d’activitats a realisar ya durant el curs 2014. En conseqüència, la Secció respongué en entusiasme i rapidea per a que les seues activitats es pogueren coordinar en el temps en els atres programes presentats pel restant de les seccions. Per tant, la proposta de la Secció s’ha realisat en efectivitat i sense retarts, durant els mesos de febrer a maig d’enguany 2014. Dins de les diverses activitats, la secció impartí un cicle de tres conferències en el Museu d’Història de Valéncia, el director del qual, acollí en entusiasme esta participació en el seu programa d’activitats, que sempre s’iniciaven en un anunci del Centenari de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, institució, l’identitat de la qual, necessita inclús hui, del coneiximent de gran part del poble valencià.


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El dia 27 de febrer tingué lloc la conferència titulada “LA FUNDICIÓN INDUSTRIAL Y ARTÍSTICA VALENCIANA: VICENTE RIOS ENRIQUE”. Impartida per En Luis Maña­s Borrás, investigador voluntari d’esta secció, la dissertació del qual recorregué l’aportació del primer mestre artesà fonedor de l’últim terç del sigle XIX, que adequà la tècnica industrial a la creació artística. Este fonedor estigué en relació en la Fundición Primitiva Valenciana i més tart en el seu propi taller, “La fundición artística e Industrial Vicente Ríos”. El 27 de març, Na Violeta Montolíu impartí el tema: “MARIANO BENLLIURE, ESCULTOR”. en la qual es contà en la participació del Director del Museu, “Casa Museu Benlliure”, de Valéncia. En esta trobada es distinguí la figura de l’escultor en relació en els seus germans pintors i es presentà el perfil d’un artista valencià que, junt en Sorolla, supongué el millor exponent de l’ànima de la seua terra: el Realisme. El públic assistent formulà una Série de preguntes sobre la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, els seus fins i les seues activitats. El dijous 8 de maig fon l’Agregada Colaboradora Na Gràcia López Patiño qui abordà un tema d’Art Industrial: “CHIMENEAS INDUSTRIALES DE LADRILLO EN L´HORTA SUR DE VALENCIA” en la que es donà a conéixer no sols el sistema constructiu d’una peça fonamental en l’arquitectura industrial sino ademés, les variants decoratives usades per constructors valencians a través d’entrevistes personals. Este tema interessà al diari Las Provincias que, el dia 10 de Maig publicà un ample artícul de l’autora titulat: “Hitos en la urbe, torres en el campo” Cursos Els dies 5 i 23 de març, Na Violeta Montolíu impartí el curs “CÓMO ENTENDER EL ARTE ACTUAL” que ya tingué gran acceptació, en giner de 2013, en l’Associació d’Antics Professors de l’Universitat Politècnica pel que va ser solicitada una conferència el dia 25 de març pel Colege d’Ingeniers Industrials de Valéncia Llibres Precisament este tema va supondre el contingut d’un llibre propi d’un centenari que es presentarà abans de final d’any: “PINTORES VALENCIANOS DEL SIGLO


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XX, TRADICION Y VANGUARDIA” l’autora del qual és l’Agregada Colaboradora Na Pura Benito Vidal. En este llibre s’arreplega l’autoria dels pintors de la Comunitat Valenciana que van treballar al llarc del sigle XX i és la segona fase de la llínia d’investigació “Conocer el Arte Valenciano” que manté esta Secció. Vol donar continuïtat al primer d’este tema tractat per l’autora, publicat per esta Acadèmia en 2010 “PINTURA Y PINTORES VALENCIANOS DEL SIGLO XIX” destinat a l’alumnat de´l’Escola Superior d’Estudis Valencians. Divulgació. Artículs en la Revista Digital. El segon objectiu de la secció és publicar les seues investigacions en la revista digital de la Real Acadèmia. En este curs s’ha publicat el tema: “ARTE E HISTORIA. HOMENAJE A LA CABALLERÍA ESPAÑOLA” en el qual s’estudia l’escultura que Mariano Benlliure realisà en 1925 i que està situada en la porta de l’Escola de Cavalleria de Valladolit. S’analisa la relació d’este monument en el també homenage al Regiment Caçadors de Cavalleria “Alcántara núm. 14, que va rebre la distinció de la llorejada de San Fernando colectiva en octubre de 2011 pels seus mèrits militars en les guerres d’Àfrica en 1921 i 1922.

SECCIÓ DE MUSICOLOGIA “JUAN BAUTISTA COMES” El Director de la secció En José Climent ha publicat el llibre “En torno a Cabanilles” editat per l’Excm Ajuntament de Valéncia. Així mateix, els acadèmics de la Secció Srs. Climent i Chulià han confeccionat l’Himne de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana en motiu del seu I Centenari, en lletra del també acadèmic de la Secció de Llengua, Sr. Calatayud.

SECCIÓ DE LLITERATURA VALENCIANA EN CASTELLÀ I UNES ATRES LLENGÜES Dins del cicle de conferències que ha organisat la Secció per a la celebració de l’I Centenari de la RACV s’han impartit les següents: • 02/10/2014: “Juan Gil Albert y la Valencia de la guerra civil”, per En Guillermo Carnero.


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• 07/10/2014: “La poética del enigma en Miguel Hernández”, per En Guillermo Carnero. SECCIÓ D’ENGINYERIA CARTOGRÀFICA “Jorge Juan” Durant el passat curs 2013-14, la Secció d’Ingenieria Cartogràfica de la RACV ha publicat en la Revista Digital d’esta dos treballs d’investigació, d’una extensió mijana de 150 pàgines cada un d’ells, en els següents títuls, ordenats cronològicament per data de publicació: 1.- Método Gaussiano de los Ajustes Coordinados: Aplicación en Micro geodesia y Redes Locales. 2.- Sobre el Control Microgeodésico de Deformaciones. Es tracta d’una colaboració en l’Equip d’Investigació del Departament d’Ingenieria Cartogràfica de l’Universitat Politècnica de Valéncia, dirigida i coordinada per l’Acadèmic i Director de la Secció i Equip mencionats En Manuel Chueca Pazos i orientada a produir una patent tecnològica, hui en tramitació avançada, un nou Manual de Microgeodèsia i Xàrcies locals s’entén que innovador, i dos Tesis Doctorals.

SECCIÓ DE CIÈNCIES MEDIAMBIENTALS I AGROALIMENTÀRIES “Eduardo Primo Yúfera” La Secció organisà el 30 de giner de 2014 la celebració del Dia de l’Arbre, en la conferència titulada “EL ÁRBOL EN LA HISTORIA DE LA JARDINERÍA”, que impartí Na Pilar Collado Granados, Ingeniera Agrícola, Cap d’Estudis de la Fundació Municipal de l’Escola de Jardineria i Paisage de l’Ajuntament de Valéncia

SECCIÓ DE “LLENGUA I LlITERATURA VALENCIANES” “Lluís Fullana Mira” Activitats Desenrollades Dia de la Llengua i Cultura Valencianes


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Se celebraren els actes el dia 3 de març, dilluns. A les 18 hores se celebrà la missa en recort a Ausias March en la Sèu, oficiada pel canonge En Josep Climent i Barber, acadèmic de la RACV. Finalisada esta, se realisà una ofrena floral en la tomba d’Ausias March. L’acte d’exaltació de la Llengua Valenciana tingué lloc a les 19 hores en la Llonja.No s’entregaren els Premis al millor us de la llengua valenciana en les Falles en este acte, puix a partir d’enguany s’entreguen en els Premis del Casal Bernat i Baldoví, en l’Ateneu Mercantil de Valéncia. El Director de la Secció, el Sr. En Voro López Verdejo llegí la memòria corresponent a l’eixercici anterior i els treballs i proyectes en curs i futurs. A continuació, el Sr. N’Aureli López Múñoz, membre de la Secció i Acadèmic Corresponent, feu una ponència sobre l’història de la Secció, els seus components i els seus treballs i l’Acadèmic de Número, el Sr. En Federico Martínez Roda sobre “Aproximació a l’historia acadèmica a través dels decanats: CENT ANYS DE LA RACV”. Conclogué l’acte en una “Crida Solemne” que pronuncià l’Ilustríssim Sr. N’Enrique de Miguel Fernández-Carranza, Decà de la RACV. Semana del Llibre Valencià – Una nova edició de la Semana del Llibre Valencià tingué lloc durant el més de maig. En la sèu de la RACV s’instalà la Fira del Llibre Antic i Actual, i es realisaren els Recitals Poètics de la AELLVA que ya han complit la XXI edició. S’ha de resaltar ademés que enguany les produccions bibliogràfiques de la RACV han estat presents en la Fira del Llibre de Valéncia, en els Jardins de Vivers, a través d’una de les llibreries participants, gràcies a la gestió i el treball de l’Agregat Colaborador de la Secció, el Sr. N’Òscar Rueda i Pitarque. Pàgina web de la Secció i Diccionaris. Informes – Els Diccionaris en ret i la pàgina web de la Secció continuen generant uns números espectaculars. Enguany hi ha que destacar notòriament ademés estes sifres, puix a pesar d’haver-se estrenat en gran repercussió mediàtica el Diccionari General de la AVL, el Diccionari General de la Llengua Valenciana de la RACV continua sent el més consultat en una notabilíssima diferència, sent aixina que és el primer Diccionari que apareix en tots els buscadors d’internet. En números contables, estem parlant de:


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Periodo: 01/11/2013 - 31/10/2014 * Diccionaris: Pàgines consultades totals: 3.332.634 (tres millons trescentes trentadosmil siscentes trentaquatre). Diccionari General: 2.631.553 (dos millons siscentes trentaunamil cinccentes cinquantatrés). Diccionari Bilingüe: 464.632 (quatrecentesmil siscentes trentadós). Diccionari de Sinònims, Antònims: 141.771 (cent quarantaunamil setcentes setantauna). Diccionari de la Rima: 94.678 (norantaquatremil siscentes setantahuit). * Web de la Secció: Pàgines consultades totals: 302.110 (trescentes dosmil cent dèu). Volem agrair el treball i dedicació que el Sr. N’Aureli López Múñoz, membre de la Secció, està realisant en l’actualisació i ampliació del Diccionari Bilingüe. I al Sr. En Bernat Arlandis i Mañó, Agregat Colaborador de la Secció, per la part informàtica. La Secció redactà un Informe sobre el fonament i recomanació del terme “Bellea del Fòc”, per a contestar a numeroses consultes que se realisaven, especialment des de mijos de comunicació de la ciutat d’Alacant. L’Informe tingué una àmplia repercussió en la prensa i en el món fester alacantí, dels que hem rebut numeroses felicitacions i agraïments. Reunions de La Secció – La Secció s’ha reunit enguany en més de trenta ocasions, puix aixina ho han requerit els treballs d’elaboració de la Gramàtica de la Llengua Valenciana que la Secció està finalisant i vol presentar en l’any 2015, Centenari de la RACV i de la Gramàtica de Fullana i del propi Centre de Cultura Valenciana. Altes i baixes de membres de la Secció – La Secció pergué el 17 de juny a un dels seus més volguts membres, l’eminent poeta i escritor N’Anfós Ramon i García Acadèmic d’Honor de la RACV. El nostre recort i agraïment per sempre.


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Per una atra banda, ha segut nomenat Agregat Colaborador de la Secció el Sr. En Manuel Solís i Martínez, mege, professor de llengua valenciana i escritor. UNS ATRES TEMES D’INTERÉS GENERAL – (Proyectes futurs) La Secció està a l’espera de que se li presente el Traductor Valencià per part del Sr. Tomàs Miralles, al qual s’havia becat per part del Patronat per a la realisació d’este treball. Conferències – Dins del cicle de conferències organisat per a la celebració del I Centenari de la RACV s’han impartit les següents: • 24/09/2014: “El model llingüístic de la RACV per al valencià. Problemàtica actual i escenaris futurs”, per N’Òscar Rueda. • 06/10/2014, “Aportacions de la Pilota Valenciana al lèxic valencià”, per N’Aureli López. SECCIÓ DE GENEALOGIA I HERÀLDICA La Secció té en tràmit la publicació del VI Tom de “Escudos de Armas de los antiguos Linajes del Reino de Valencia”, obra de la qual és autor En Pascual Guardiola y Spuche, membre colaborador que fon d’esta Secció. Manté intercanvi en institucions afins, com la Academia Valenciana de Genealogía y Heráldica (Boletín), Real Asociación de Hidalgos de España, Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (Boletín y Anales), Colegio Heráldico de España y de las Indias, Federación Española de Genealogía y Heráldica (Cuadernos de Ayala), Diputación Provincial de Valencia (Revista Dival), Diputación Provincial de Castelló, Diputación Provincial de Alicante, la Escuela de Genealogía Marqués de Avilés y con el Colegio Brasileño de Genealogía. Durant el present Curs la Secció s’ha reunit tots els dimecres de matí en la finalitat d’atendre el treball corrent de la Secció, les consultes al públic i evacuar-les. Totes elles han segut dirigides a temes de Genealogia, Heràldica i Nobiliària.


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SECCIÓ CRONISTES DEL REGNE “Roc Chabàs” Durant el Curs 2013-2014, la Sección ha tingut una Reunió en els membres de la Comissió de Cronistes Acadèmics Corresponents que tingué lloc el dia 4 de febrer de 2014, a les 16’30 de la vesprada, en la sala de juntes de la RACV. Esta Comissió de Cronistes Acadèmics Corresponents està integrada pels Ilms. Srs. En José Salvador Murgui Soriano i En Vicente Sebastián Fabuel, per la Província de Valéncia. En Antonio Lluís Galiano Pérez i En Francisco Sala Aniorte, per la Província d’Alacant. En Rafael Martín Artíguez i En José Martí Coronado, per la Província de Castelló. L’objectiu de la reunió era informar i preparar la celebració de l’Any Centenari de la RACV. Estigué presidida per l’Excm. Sr. Decà, N’Enrique de Miguel, el Director de Seccions, Ilm. Sr. En José F. Ballester-Olmos y el Director d’esta Secció, Fra J. Benjamín Agulló. Se’ls va propondre l’organisació d’una Semana Cultural, en la població de cada Cronista Oficial, i un Acte Institucional solemne en una població alacantina i un atre castellonenc. S’acordà institucionalisar una Jornada Acadèmica anual dels Acadèmics Corresponents Cronistes Oficials del Regne de Valéncia, en la primera quinzena de novembre. I es va determinar com a data per a esta Jornada de 2014, el dia 14 de novembre. Es dissenyà el modo operatiu de la Jornada. SECCIÓ D’HISTÒRIA “Julián Ribera i Tarragó” Durant el curs 2013-2014 els acadèmics de la Secció d’Història han colaborat en numeroses activitats acadèmiques i docents, entre elles, com en anys anteriors, en les classes de l’Escola Superior d’Estudis Valencians, en el XXXV curs d’Història de l’Universitat d’estiu en Gandia o en el V Simposi “El Túria: riu de vida”, i així mateix han seguit en els seus treballs professionals en distintes Universitats, docència i investigació, publicant distints llibres i artículs sobre temes referents als seus camps d’investigació.


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Els acadèmics Na Mª Desamparados Cabanes Pecourt i En José Vicente Gómez Bayarri, membres de la Secció, assistiren a la LXI Assamblea General de la CECEL, enguany organisada per la Real Acadèmia de Córdova de Ciències, Belles Lletres i Nobles Arts i celebrada en la dita ciutat. Un any més la Secció d’Història posà en funcionament un Curs d’Iniciació a la Paleografia Migeval Valenciana, dirigit i impartit per la Directora de la Secció Na Mª Desamparados Cabanes Pecourt en els mesos de novembre i decembre. Acadèmics de la Secció també participaren en les XXII Jornades dels Escritors en Llengua Valenciana, AELLVA, en homenage al llavors Decà de la RACV En Vicent Lluís Simó Santonja i en el cicle de conferències organisat pel “Foro Vinatea” de l’Ateneu Mercantil de Valéncia. Integrada en esta Secció es troba la Escola Superior d’Estudis Valencians (ESEV), que durant el curs 2013-2014 ha desenrollat el seu XII Curs en el qual acadèmics i colaboradors de la pròpia Secció o de les restants han impartit docència. En conjunt s’han impartit al voltant de 120 hores de classe complementades en visites culturals en cada un dels tres grups existents, lo qual supon unes 360 hores en el còmput total, havent participat una plantilla docent de 25 professors. Es celebrà l’Acte d’Apertura del curs acadèmic de “l’Escola” baix la presidència de la Secretària de la RACV, professora Na Mª Desamparados Cabanes, i l’assistència de diversos professors acadèmics i numerosíssims alumnes. La lliçó inaugural estigué a càrrec del professor En José Bonet Navarro, catedràtic i Director del Departament de Dret Administratiu i Processal de l’Estudi GeneralUniversitat de Valéncia, i va dissertar sobre “El poder del Tribunal de les Aigües de Valéncia”. Durant el curs, els alumnes acompanyats de professors i guies han pogut contemplar una part del nostre patrimoni cultural, artístic i etnològic, visitant poblacions històriques i diversos museus i exposicions. El 26 d’octubre el professor En José Francisco Ballester-Olmos organisà una visita al Parc de Capçalera als alumnes del grup A.


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El 30 del mateix més els alumnes del grup C visitaren l’Ajuntament de Valéncia i el Museu Nacional de Ceràmica González Martí acompanyats dels professors En José Vte, Gómez Bayarri, Na Carmen Torres i Na María Dolores Cortina, rebent les explicacions pertinents. El 21 de novembre els alumnes, acompanyats pels acadèmics Na Desamparados Cabanes i En José Vte. Gómez Bayarri, cursaren una visita al Centre d’Investigació Príncip Felipe, rebent una calorosa recepció i explicacions de la directora del Centre la investigadora Drª. Na Isabel Muñoz Criado. El 4 de decembre es realisà una visita a la població de Traiguera, per a visitar arbres milenaris, i el Real Santuari Mare de Dèu Font de la Salut, visita guiada pels acadèmics En Daniel Sala i José Vte. Gómez Bayarri. El 20 de decembre va tindre lloc el dinar de “l’Espirit de Nadal” en el Real Casino d’Agricultura i Deport de la ciutat de Valéncia, assistint un centenar de comensals. Prengueren la paraula alumnes dels tres grups i professors de l’Escola, per a desijar un Feliç Nadal i un Pròsper any 2014. El 5 de febrer de 2014 visita a Culla, Catí i Benicarló per a contemplar l’exposició “Pulcra Magistri: l’esplendor del Maestrat a Castelló” i degustar els productes de la festa de la carchofa en Benicarló. Rebérem unes exhaustives explicacions històric artístiques de les guies de l’exposició en cada una de les poblacions. En este mateix més de febrer el professor En Miguel Aparici va portar als alumnes del grup C a l’antic convent de Santo Domingo, rebent explicacions històriques i artístiques. El 5 de març, dins de la Ruta del Vi, es visitaren els cellers de Florentino Pérez en Casas de Juan Núñez a on s’explicà l’elaboració de vins i es degustà un tast i els productes de la terra. Posteriorment es va recórrer la població de Chinchilla i els monuments i museus de la localitat, rebent les explicacions pertinents del guia acompanyant. El 13 de març s’organisà una excursió a la Vall de Cofrents dirigida pel professor En Miguel Aparici.


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En el més d’abril, alumnes de l’Escola visitaren i reberen explicacions de la Catedral de Valéncia, en activitat programada pel professor En Daniel Sala. Del 5 al 10 de maig alumnes de l‘Escola de la RACV i socis de la Real Societat d’Agricultura i Deport de Valéncia realisaren un viage al romànic i gòtic de les províncies de Palència, Burgos, Valladolit i Zamora, visitant les seues catedrals, iglésies, monuments i museus, ademés d’atres de les localitats de Pedraza, Peñafiel, Lerma i Roda. Així mateix, visitàren la Cartoixa de Miraflores i el Monasteri de Santo Domingo de Silos, a on escoltàren les Vespres cantades pels Benedictins. El 13 de maig els alumnes del grup B en els professors José Vte. Gómez Bayarri i Mª Desamparados Cabanes realisaren un recorregut seguint el trayecte de la muralla islàmica de la ciutat de Valéncia, sigles XI-XII, contemplant “in situ” les restes arqueològiques que es conserven i estan a la llum. El 14 de maig el professor José Francisco Ballester Olmos se’n portà als alumnes a visitar l’Hort de Romero, i el 19 del mateix més planificà un viage a un viver de roses de Cheste en alumnes del grup A. El 24 de maig es realisà una visita en alumnes del grup B al Parc Natural de Marchalenes, planificada i dirigida pel professor Ballester-Olmos. Els dies 28 i 29 de maig l’Escola organisà un viage per a visitar l’exposició del Greco en Toledo realisada en commemoració del IV centenari de la seua mort, contemplant les obres expostes en l’Iglésia de Santo Tomé, Museu de la Santa Creu, Hospital del Cardenal Tavera, el convent de Santo Domingo l Antic, i la Sagristia de la Catedral de Toledo. Així mateix es visità el restant de la Catedral, la Sinagoga del Trànsit, la juderia, el núcleu antic de la ciutat i monuments d’esta històrica població. El 12 de juny, en numerosa assistència de professors i alumnes tingué lloc un dinar i posteriorment l’Acte de Clausura en el saló Alfons el Magnànim de la Beneficència, a on el Director de “l’Escola”, En José Vicente Gómez Bayarri expongué la memòria del curs acadèmic de la ESEV; tres alumnes, un de cada un dels grups van pronunciar un breu parlament d’agraïment, i es va impartir la conferència


Mª Desamparados Cabanes Pecourt

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“A­ngelina Jolie, Juan Pablo II, Nadal ¿Qué tienen en común? Lo que la investigación puede hacer por ti”, a càrrec de l’investigadora Na Isabel Muñoz Criado. Presidí l’Acte el Decà N’Enrique de Miguel Fernández-Carranza i el Decà d’Honor En Vicente L. Simó Santonja. GRUP D’INVESTIGACIÓ D’HISTÒRIA MILITAR “GENERAL NAVARRO SANGRÁN” L’activitat del Grup d’Investigació d’Història Militar “General Navarro Sangrán”, integrada en la Secció d’Història, ha sigut la següent: • Reunions mensuals de treball. • Publicació en la Revista Digital de la RACV dels artículs següents: – El Regimiento Otumba nº 49 en la Guerra de Cuba (1895-1898) – El Regimiento Princesa nº 4 en la Guerra de Cuba (1895-1898) – El Regimiento España nº 46 en la Guerra de Cuba (1895-1898) – El Regimiento Vizcaya 51 en la Guerra de Cuba (1895-1898) – Regimiento Sevilla nº 33 (“El Peleador”) en la Guerra de Cuba (18951898) – El Regimiento Mallorca nº 13 (“El Invencible”) en la Guerra de Cuba (1895-1898) • Publicació en el periòdic “Las Provincias”: – Los Jinetes valencianos en la Guerra de Cuba (1895-1898) • Colaboració en “l’Escola Superior d’Estudis Valencians” en el tema “República y Guerra Civil” curs de 10 hores. • Organisació d’un cicle de conferències en el qual es van impartir les següents: • 12/12//2013: Conferència: “FORTIFICACIONES VALENCIANAS”, per l’Ilm. Sr. En Miguel Aparici Navarro, Tinent Coronel d’Artilleria, Cronista Oficial de Cortes de Pallás i Acadèmic Corresponent de la RACV


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• 16-01-2014 Conferència: “LOS VALENCIANOS REPATRIADOS DE LA GUERRA DE CUBA”, per l’Ilm. Sr. N’Enrique de Miguel Fernández, Catedràtic d’Universitat. Dr. Ingenier en Mines, Dr. en Història. Decà de la RACV. • 13-02-2014 Conferència: “LA CABALLERÍA EN LA GUERRA DE CUBA”. Ilm. Sr. N’Elviro Adán García, Coronel d’Artilleria. Llicenciat en CC. EE. • 27-03-2014 Conferència: “DIEGO RAMIREZ DE ARELLANO, MARINO SETABENSE, QUE INMORTALIZÓ SU NOMBRE SIRVIENDO A ESPAÑA EN LA MAR”. Ilm. Sr. En Juan José Esteban Garrido, Alferes de Nau, Ingenier de Camins i Professor Associat de l’Universitat Politècnica de Valéncia. • 14-04-2014 Conferència: “INGENIEROS EN LA GUERRA DE CUBA”. Ilm. Sr. N’Elviro Adán García, Coronel d’Artilleria. Llicenciat en CC. EE. • 15-05-2014 Conferència: “HISTORIA DE LA AEROSTACIÓN EN LA COMUNIDAD VALENCIANA”. Excm. Sr. N’Adolfo Roldán Villén, Membre Corresponent de la Real Acadèmia de la Història, Membre de Número del Consell Assessor del Servici Històric i Cultural de l’Eixèrcit de l’Aire. • 29-05-2014 Conferència: “UN AÑO EN KABUL”. Excm. Sr. En Javier Cabeza Taberné, General de Divisió, Cap d’Estat Major del Quarter General de Desplegament Ràpit de la OTAN (NRDC ESP) en Bétera. • 04-06-2014 Conferència: “EL GENERAL AZCÁRRAGA. HIJO PREDILECTO DE VALENCIA”. Ilm. Sr. N’Enrique de Miguel Fernández-Carranza, Catedràtic d’Universitat. Dr. Ingenier en Mines, Dr. en Història. Decà de la RACV.


Mª Desamparados Cabanes Pecourt

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• 12-06-2014 Conferència: “MISIONES INTERNACIONALES DE LA ARMADA Y DEL EJÉRCITO DEL AIRE”. Excm. Sr. En Juan Garay Unibaso. General de Divisió de l’Eixèrcit de l’Aire i l’Ilm. Sr. En Juan José Esteban Garrido, Alferes de Nau (RV), Ingenier de Camins, Canals i Ports i Professor Associat de l’Universitat Politècnica de Valéncia. • 10-11-2014 Conferència: “LOS INICIOS DE LA AVIACIÓN EN VALENCIA”. Ilm. Sr. En Julián Oller, Llicenciat en Dret, en Ciències Polítiques i en Història.

UNIVERSITAT VALENCIANA D’ESTIU Dins de les activitats desenrollades per la UVV del 15 de juliol al 8 d’agost han intervingut les Seccions de Prehistòria, Arqueologia i Estudis Ibèrics, així com l’Aula d’Humanitats i Ciències Valencianes.

SECCIÓ DE PREHISTÒRIA, ARQUEOLOGIA I ESTUDIS IBÈRICS “Domingo Fletcher Valls” Junt en les reunions periòdiques dels seus membres, la Secció ha desenrollat les activitats següents: • Organisació del XVI Seminari d’Estudi sobre Art Prehistòric “Antonio Beltrán Martínez”, celebrat en Ares del Maestrat, del 15 al 17 de juliol de 2014, sobre “Novetats en el coneiximent de l’Art Prehistòric durant el curs acadèmic 2013-2014”. • Atenció a l’intercanvi científic distribuint los Varia VII i XII. • Publicació del núm. 14 de ELEA en les ponències dels Seminaris d’Estudi d’anys anteriors. • Organisació del XXX Seminari de Llengües i Epigrafia Antigues celebrat en Gandia (Valéncia) del 22 al 24 de juliol, sobre “Avances y problemas


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en el conocimiento y en la investigación de las lenguas y de la epigrafía antiguas durante el curso 2013-2014”. • Visita d’estudi a la Cova del Parpalló i Museu Arqueològic de Gandia. • Correspondència sobre seminaris i publicacions.

AULA D’HUMANITATS I DE CIÈNCIES VALENCIANES • Organisació del V Simposi “El Turia: Río de Vida. Estudio Integral”, els dies 12-13 de juny, en Ribarroja del Turia (Valéncia). • Organisació del VI Seminari “Aqua: Fons Vitae” celebrat en Ribarroja del Turia (Valéncia). • Presentació del número III de la Revista Agua y Vida, igualment en Ribarroja del Turia (Valéncia). • Organisació del XXXV Curs d’Història i IX de Ciències Valencianes del 28 de juliol al 8 d’agost celebrat en Gandia (Valéncia). • El Curs d’Història va estar dedicat a: “100 AÑOS AL SERVICIO DE VALENCIA Y DE LOS VALENCIANOS. INVESTIGACIONES, ESTUDIOS Y PUBLICACIONES DE LA RACV SOBRE EL REINO DE VALENCIA Y LA VALL DE BAYRÉN”. • El Curs de Ciències es va dedicar a: COSMOLOGÍA: EL UNIVERSO. ORIGEN, EVOLUCIÓN Y DESTINO, FÍSICA, FILOSOFÍA, RELIGIÓN. • Aixi mateix, també en Gandia es feu l’Acte de Reconeiximent del Patronat de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana als seus Patrons Constituents, el dia1 d’agost. Valéncia a 13 de novembre de 2014


Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

LAS ÓRDENES MILITARES EN LA RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN DEL REINO DE VALENCIA EN EL REINADO DE JAIME I

José Vicente Gómez Bayarri Académico de Número


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I. GENERALIDADES La expansión de la Corona de Aragón por tierras del litoral mediterráneo peninsular fue una propensión lógica de los territorios que componían la Corona, dada su singular estructura geográfica y los intereses personales creados en esta fase de avance de la conquista cristiana1. La conquista valenciana se consumó en un período de tiempo relativamente corto. A ello coadyuvaron varios factores: a) la debilidad interna y las luchas intestinas de los musulmanes valencianos, b) la superioridad militar y la colaboración de la nobleza, caballeros y Órdenes religioso-militares, c) el proceso de pactos propugnado por el rey Jaime I el Conquistador y las rendiciones o sumisiones voluntarias, en muchos casos, d) la política integradora del Monarca y las condescendientes estipulaciones concertadas para atraer a los valenciano-musulmanes. Estas condiciones determinaron que no se produjera fuertes enfrentamientos bélicos ni fueran necesarios grandes contingentes poblacionales2. La conquista del territorio valenciano conllevó un proceso de cristianización, pero no un vacío demográfico, ni un cambio “ipso facto” de la población. El monarca Jaime I, al no contar con suficientes repobladores estableció bases jurídicas para que los valenciano-musulmanes pudieran permanecer en las tierras conquistadas bajo la órbita cristiana y evitar así que se produjera una despoblación, que en nada

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2

Cfr. García García, H., “El derecho de los conquistadores y el valenciano en nuestra provincia”. BSCC., t. IX, 1928, pp. 240-245. Gual Camarena, M., “Reconquista de la zona castellonense”. BSCC., t. XXV, 1949, pp. 417441. Precedentes de la Reconquista valenciana. Institución Alfonso el Magnánimo.Valencia. 1952. Cfr. Ubieto Arteta, A., La creación del Reino de Valencia. Anales de la Universidad de Valencia. Lección inaugural del curso 1974-1975. Valencia, 1974. Orígenes del Reino de Valencia. 2 vols. I. Valencia, 1976; II Zaragoza, 1979. Algunos capítulos publicados en Temas valencianos. Colección dirigida por Mª D. Cabanes Pecourt. Cabanes Pecourt, Mª. D., El “Repartiment” de la ciudad de Valencia. Temas valencianos (T. V.) núm. 2. Valencia, 1977. Organización autonómica del Reino de Valencia. T.V. núm. 24. Zaragoza, 1978. Repoblación jaquesa en Valencia. T.V. núm. 48. Zaragoza, 1980. Geografía y repoblación. Alicante, 1984. “Aspectos demográficos de la Reconquista: Población pre-existente y repoblación en la ciudad de Valencia”. En torno al 750 Aniversario. I. Valencia, 1989. “Occitans en Valencia”. Revista de Filología Valenciana, núm. 1. Valencia, 1994. Ferrer Navarro, R., “La repoblación del Reino de Valencia vista a través del Libre del Repartiment”. Discurso de ingreso en ACV., Anales ACV. núm. 64. Valencia, 1986, pp. 63-88. Del mismo autor, “El proceso de la reconquista”. Serie Histórica, ACV. núm. 1. Gandía, 1986. Conquista y repoblación del Reino de Valencia. Valencia, 1999. Ferrer Navarro y Guinot Rodríguez, E., “La repoblación valenciana medieval”. Historia del Pueblo Valenciano. Tomo I. Valencia, 1988, pp. 241-260.BURNS, R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. 2 vols. Valencia, 1982. Guinot Rodríguez, E., Els fundadors del Regne de Valencia. Valencia, 1999.


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favorecería las perspectivas socioeconómicas del recién creado Reino cristiano de Valencia. Esta actitud condescendiente del rey Conquistador con los vencidos fue aprovechada por los mudéjares para provocar algunas sublevaciones a lo largo del siglo XIII y por algunos nobles e instituciones para excederse y abusar de su condición y derechos3. Según la Crónica de Jaime I, en la reunión de Alcañiz, el Rey, el Maestre del Hospital Hugo de Fullalquer y Blasco de Alagón debatieron las perspectivas de la actuación en tierras valencianas y se acordó la conquista de la capital del Reino de Valencia, empezando por la toma de la plaza de Burriana, entre otras. En 1233, quizás como resultado de la reunión, Jaime I concedió a la Orden de los Hospitalarios las villas y castillos de Torrente y Silla, para cuando se hubiese conquistado la ciudad de Valencia, y a mediados de dicho año se produjo el asedio de Burriana, que supondría el control de un área importante de las tierras costeras castellonenses. A partir de la ocupación de dicha plaza se procederá a la donación de lotes de tierras a las Órdenes militares y nobles que participaron en la conquista4. La Crónica también pone de manifiesto las discrepancias que surgieron en ciertos momentos de la conquista de ciertas plazas entre el mismo Monarca y don Blasco de Alagón. (...) Senyor lexats la anada de Ares, que Morella es gran cosa, e valria mes que la tinguessen moros que no don Blasco5. Documentos publicados por A. Huici y Mª D. Cabanes reflejan que en las Cortes de Monzón, celebradas el 15 de octubre de 1236, con asistencia de los prelados de Aragón y Cataluña, maestres de las Órdenes militares, nobles y concejos de las ciudades de Lérida, Tortosa, Zaragoza, Teruel, Daroca, Calatayud, Tarazona, Huesca, Jaca y Barbastro se toma la decisión solemne de asediar y conquistar Valencia. A tal 3

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Gomez Bayarri, J. V., La Valencia Medieval. Tomo III de la Historia del Reino de Valencia. Real Academia de Cultura Valenciana. Valencia, 2003, y 2ª edición 2009. p. 176. Gomez Bayarri, J. V., La Valencia Medieval, op. cit., p. 181. CRÓNICA, Chronica o Commentari del gloriosissim e invictissim Rey en Jacme. Facsímil.Valencia, 1557-1978, Epígrafe “Comença la conquesta del Regne de Valencia feyta y conquestada per lo glorios Rey en Iacme”. Cap. IIII, fol. XLIIII rº.


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determinación se le otorgó la condición de “Cruzada” para exaltar la fe cristiana, concitar mayores apoyos e incorporar caballeros y ciudadanos de fuera de su Reino al acontecimiento. Para atraer mayor número de participantes, el monarca Jaime I prometió públicamente dotar a la catedral y a las iglesias sufragáneas que se levantaran; entregar tierras a obispos, clérigos y caballeros que intervinieran en la expedición de conquista, y establece que “desde el día que tomasen la cruz hasta el regreso y vuelta del grueso del ejército” podrían aplazar la devolución de los créditos y réditos pendientes6. El 28 de octubre de 1236, en Lérida, Jaime I promete dotar la Iglesia de Valencia y donar tierras a quienes, luchando contra los moros en tierras valencianas para exaltar la fe cristiana, ayuden al Monarca en la conquista del reino de Valencia. Entre las numerosas personalidades y clero que se convoca se encontraban representadas las casas de las órdenes militares del Temple y del Hospital. (…) nos Iacobus (…) existentes apud Montesonum, in curia generali, quam convocavimus pro faciendo exercitu contra mauros, (…) et assumentes crucem ad expugnandum regnum Valencie, quod exaltacione fidei christiane, promittimus in fide hac nostra legalitate, quod si Deus civitatem et regnum Valentie nobis dederit acquirendum, primo et ante omnia, dotemus ibi cathedralem ecclesiam et alias suffraganeas competenter (…)7. El 17 de abril de 1237 en una convocatoria de Jaime I en Teruel para preparar el asedio a Valencia solo contó, de las Órdenes militares, con el Maestre del Hospital y el Comendador de Alcañiz y sus respectivas huestes, y cinco ricoshombres, de los cuales uno era catalán y cuatro aragoneses8. La predicación de Cruzada propició el interés de intervención. Hasta entonces los caballeros de las Órdenes militares no habían mostrado gran inclinación por enrolarse a la conquista del territorio valenciano. La Bula pontifica concedida por 6

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8

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D.,Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Concretamente,el documento número 238, de 15 de octubre de 1236, otorgado en Monzón, y el número 239, dado en Lérida, el 28 de octubre de 1236. Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976, doc. 239, pp. 388-389. Ubieto Arteta, A., Orígenes del Reino de Valencia. Vol. I. Valencia, 1976, p. 88.


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Gregorio IX en 1237 propició que una parte del clero desease asistir y colaborar en ganar Valencia para la Cristiandad. En un principio eran remisos, incluso había habido cierta inhibición. El espíritu de Cruzada les llevó a repensar su actuación, y a partir de 1238 se volcaron abiertamente en el proceso de reconquista y repoblación9. Una vez hubo conquistado la ciudad de Valencia, el monarca Jaime I desarrolló todo su espíritu creativo para instituir el reino cristiano de Valencia, creación de nuevo cuño que poco tenía que ver con el reino moro de Valencia, puesto que el territorio valenciano que había permanecido durante cinco siglos bajo dominio musulmán no formada una unidad geográfica, histórica, ni política, pues estaba fragmentado en diversos reinos de taifas. El Reino de Valencia surgió como una plasmación de la voluntad del rey Jaime I de Aragón. Conforme iba avanzando la conquista y repoblación, Jaime I tiene que organizar el nuevo reino y se erigirá en un Rey legislador, que otorga normas jurídicas y los Furs del Regne de Valencia. El prólogo de la obra Vidal Mayor, que viene a ser la versión romance de los fueros de Aragón señala. Proveydo el tiempo de las armas et entendientes proveher al tiempo de la paz, el nuestro entendimiento a los fueros d’Aragon (…) primerament damos10. La Crónica de Jaume I o Libre dels Feyts refleja el interés en la participación de las Órdenes militares, especialmente de los hospitalarios y templarios, en la conquista, repoblación y custodia de las zonas fronterizas del Reino de Valencia. Mucho antes de que el rey Jaime I decidiera actuar en tierras del futuro reino cristiano de Valencia, la relación del Monarca y las Órdenes militares era una realidad. Así lo confirma numerosa documentación de la colección diplomática de los reyes de Aragón.

9 10

Ubieto Arteta, A., Orígenes del Reino de Valencia. Vol. II. Zaragoza, 1979, pp. 93-97. Canellas, Vidal de, Vidal Mayor. Introducción y notas al manuscrito de Mª D. Cabanes, A. Blasco, P. Pueyo, Zaragoza, 1997, fol. 1. La obra recoge la primera compilación de los fueros de Aragón y fue redactada por el obispo de Huesca Vidal Mayor en el siglo XIII.


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II. PARTICIPACIÓN Y FUNCIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES EN EL REINO DE VALENCIA EN EL REINADO DE JAIME I Cinco instituciones religioso-militares intervinieron en el proceso de reconquista y repoblación de las tierras valencianas y colaboraron en satisfacer las necesidades de la población cristiana durante el reinado de Jaime I.Las que desempeñaron una función más activa y tuvieron mayor protagonismo fueron los caballeros del Hospital y los del Temple11 y en un nivel inferior las Órdenes de Calatrava12, Santiago y San Jorge de Alfama. Las Órdenes militares ejercieron una cuádruple función: a) defender la frontera valenciana y colaborar con Jaime I a ensanchar los territorios de la Corona de Aragón; b) asentarse en tierras y poblaciones conquistadas, recibir posesiones señoriales y repoblar con la donación de cartas pueblas los dominios otorgados; c) proceder a la cristianización de la población existente en el recién creado Reino de Valencia, y d) actuar como terratenientes y administradores. La labor de ocupación de tierras, colonización, obligaciones feudales adquiriría una esencial importancia a lo largo del reinado de Jaime I. Las donaciones y privilegios que se les otorgaron fueron en recompensa por su colaboración en la cruzada predicada para la conquista de la ciudad y reino de Valencia y para que pudieran mantener a sus ejércitos. Su influjo fue doble: militar y religioso.

Para el Reino de Aragón, cfr. Ledesma Rubio, Mª L., Templarios y Hospitalarios en el Reino de Aragón. Zaragoza, 1982. Para Cataluña, cfr. Miret y Sans, J., Les cases de Templers i Hospitalers en Catalunya. Barcelona, 1910. Para el Reino de Valencia, cfr. Cabanes Pecourt, Mª D., “La población de los dominios de la Orden de Montesa (1320)”. Separata de la Revista de las Órdenes Militares, núm. 4, Madrid, 2007. La autora expone un análisis comparativo de la población existente en los dominios de la Orden de Montesa y las donaciones recibidas de las Órdenes del Temple y del Hospital a comienzos del siglo XIV y la población establecida, anteriormente, por las diferentes cartas pueblas otorgadas y las donaciones, según un inventario de 1320.BURNS, R. I., “Las órdenes militares como instituciones de frontera”. El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. Tomo II. Valencia, 1982. Díaz Manteca. E., El “Libro de Poblaciones y Privilegios” de la Orden de Santa María de Montesa (1234-1429). Castellón. Diputación Provincial, 1987.Cfr. Asimismo, de Ayala Martínez, C., et alii. “Las Órdenes Militares en la Edad Media peninsular. Historiografía II. Corona de Aragón, Navarra y Portugal. Medievalismo, año 3, núm. 3, 1993, pp. 87-146. Del mismo autor, “La Orden Militar de San Juan en la Península Ibérica durante la Edad Media”. Orígenes e implantación de la Orden de San Juan de Jerusalén en la Península Ibérica (siglo XII). Alcázar de San Juan, 2002, pp. 23-41. 12 Cfr. Torres Jiménez, R., “La influencia devocional de la Orden de Calatrava en la religiosidad de su señorío durante la Baja Edad Media”. Revista de las Órdenes Militares, núm. 3. Madrid, 2005, pp. 37-74. Crónica de la Orden de Calatrava. Edición facsímil. Diputación de Ciudad Real, 1980. 11


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Las encomiendas instituidas y los castillos y localidades recibidas en territorio valenciano se multiplicaron en estos momentos de la reconquista. Algunos enclaves y castillos eran verdaderos puestos defensivos para resistir una posible invasión musulmana hasta que llegaran refuerzos, y constituían un verdadero sistema defensivo. Las donaciones de territorio podían representar una fuente de riqueza. Llegaron a acaparar tantas tierras y castillos que en algunos casos sus corazones obedecían más a sus ambiciones de riqueza que a la función evangelizadora. Las rebeliones de enclaves al final del reinado del Conquistador obligaron a sus caballeros a enfrentarse a éstas. Pedro de Moncada, maestre del Temple, fue capturado con toda su tropa por la caballería sarracena en el curso de un revés cristiano, según recoge la Crónica de Bernat Desclot. Las Órdenes militares conformaron un verdadero ejército permanente. Poseían organización, experiencia, habilidades y una casi total autonomía frente a la Corona y a la Iglesia. Su trabajo era hacer uso de “la espada defensiva” y la “defensa de la fe”, como señala el Libre del feyts Las Órdenes militares de Santiago de Compostela y de Calatrava son consideradas Órdenes castellanas pero, tanto una como la otra, poseían robustas ramas en Aragón.

1. La Orden de Santiago Parece ser que los caballeros de la Orden de Santiago ya intervinieron junto con la hueste de Pedro II el Católico contra incursiones fronterizas de los sarracenos en tierras de la Corona de Aragón. En tierras valencianas desempeñaron un papel secundario. En el reinado de Jaime I, su pendón ondeó en el campo de batalla de Burriana, por el norte, hasta Orihuela, por el sur. El comendador de Montalbán, Rodrigo Bueso, con caballos y vecinos de la villa intervinieron en el asedio a Burriana. Asimismo, participaron en el cerco de la villa de Biar junto a las fuerzas reales, y el Maestre de Uclés encabezó un franco de un enfrentamiento militar con los sarracenos cerca de Orihuela.


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El monarca Jaime I repartió en 1236 a la Orden de Santiago el castillo y el área de Museros, localidad próxima a Moncada, lo que indujo a los caballeros de Santiago a conquistarla. El 20 de agosto de 1241, fray García Garcés, Comendador de Montalbán, de la Orden de Santiago, concede carta de repoblación a la alquería de Museros, situada en la Huerta de Valencia, para que sea poblada a privilegios y fueros de Valencia. En 1245 el papa Inocencio IV ratificó formalmente este señorío13. En la ciudad de Valencia el rey les otorgó en 1239, al año de su conquista, ciertas posesiones en el lado del río, al oeste de las posesiones de los Templarios, donde alzarían un templo y la residencia de Santiago de Uclés. Los caballeros de la Orden de Santiago consiguieron también, probablemente mediante acción de conquista, los castillos y poblaciones de Anna, Orcheta, Torres Torres, Serra y Enguera. Hacía 1260 habían comprado el castillo de Almudaina a Guillem de Cardona; poseían Culla y otros castillos por permuta con Guillem de Anglesola en 1274, y eran dueños de ocho jovadas de tierra en las zonas rurales de Sueca y Cotes, además tenían derechos en la zona del castillo de Carmoixent “in quacumque parte volueritis infra términos castri de Carmuxen”14. También la Orden llegó a poseer o tener intereses, de manera transitoria, en los castillos de Mogente, Castalla y Morella. Dentro del territorio valenciano poseyó edificios en la villa de Orihuela. Es difícil precisar cuando pasó a manos de la Orden de Santiago el lugar de Atzaneta de Albaida, probablemente fue en el siglo XIV. Como el resto de Órdenes militares reclamó la exención de la jurisdicción episcopal e incluso, hasta del diezmo. Durante los primeros años de la ocupación cristiana de Valencia los caballeros de Santiago se enfrentaron por diversas cuestiones e intereses al obispo de Valencia y a su cabildo, con cierto éxito.

AHN. Órdenes Militares, Santiago: Uclés. Caja 231, núm. 3. Se constata tanto el documento pontificio como la merced real anterior. Citado por Burns, R. I., “Las órdenes militares como instituciones de frontera”. El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. Tomo II. Valencia, 1982, p. 400 y cita 15, p. 429. 14 Burns, R. I., “Las órdenes militares como instituciones de frontera”. El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. Tomo II. Valencia, 1982, p. 400. 13


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2. La Orden de Calatrava La Orden de Calatrava alcanzó su estructura formal en Aragón en vida de Pedro II el Católico. La primera donación que recibió en Aragón se le otorgó en 1179 por su contribución en la conquista de Cuenca y fue el castillo y demarcación de Alcañiz. Después de la derrota de las tropas castellanas en la batalla de Alarcos en 1195, no volvieron a tomar el nombre de caballeros de Calatrava hasta 1216. Este Orden implantada en Castilla tuvo su rama aragonesa, y al Maestre de Alcañiz se le reconoció el rango de gran Comendador de Aragón. A principios del siglo XIII los maestres de Alcañiz ansiaron extender su poder y posesiones hacia la frontera valenciana y estaban ávidos de hacer conquistas en territorio valenciano-musulmán. Es muy significativo que cuando el Rey toma la decisión final de conquistar el Reino de Valencia se hallaba en la villa de Alcañiz. Dos hechos elocuentes de la intervención de esta Orden militar en la conquista del Reino de Valencia fueron que el Maestre de Alcañiz y sesenta caballeros de Calatrava participaron junto al Monarca en la conquista de la importante villa de Burriana. El Libre dels feyts recoge que dimos orden a los ricos hombres y a los maestres del Temple y del Hospital, al de Uclés y al de Calatrava que se reunieran con nosotros en Teruel a comienzos de mayo. Sin embargo, cuando llegó la fecha no se presentó ninguno. Posteriormente la misma fuente constata que entramos en el Vall de Segó y encontramos a lo maestres del Temple y del Hospital, así como al comendador de Alcañiz y al de Montalbán, y todos juntos nos encaminamos a asediar Burriana15. Cuando el Monarca determina preparar y lanzar el ataque para incorporar Valencia a la órbita cristiana se encontraba en el importante enclave de El Puig de Santa María y entre su hueste figuraban el Comendador de Alcañiz y caballeros calatravos.

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CRÓNICA, Chronica o Commentari del gloriosissim e invictissim Rey en Jacme. Facsímil.Prólogo de Sanchis Guarner, M. Valencia, 1557-1978. “E manam dia als richs homens que fossen ab nos a Terol, a entrada de Maig, e al Mestre del Temple, e aquell del Spital, e aquell Ducles, e al de Calatrava que eren en nostra terra”. Cap. XVII, fol. XLIX rº. E quant vench al mati oyda nostra missa entram nos en per vall de Sego a en jus, e aqui trobam los Mestres del Temple, e del Spital, e el Comanador de Alcaniç, e de Muntalba. E tots ensemps anam a setiar Borriana: e el seti de Borriana fon mijant Maig. Cap. XVII, fol. XLIX vº.


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También participarían los calatravos y el Maestre de Alcañiz en la conquista de Villena, asediando y ocupando la población16. En compensación a la ayuda prestada al Monarca para conquistar territorio valenciano la Orden Militar recibirá algunas posesiones dispersas. En 1233 diversos jardines en Valencia y casas en la villa de Burriana; en 1238 una pequeña iglesia en una zona céntrica de la ciudad de Valencia; a mitad de 1237 la población amurallada y el castillo de Bétera, junto con la torre y la aldea de Bufilla; a inicios de 1238 se les entregarán el castillo o torre de Xilvella –Chirivella– y en la primavera de 1238 el Monarca les concedió la localidad de Masanasa. Hubo comendadores de Calatrava en Bétera y Chirivella. El 24 de enero de 1243 fray Llop Martínez, comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz, confirma la carta puebla a los vecinos de Albocàsser, que con anterioridad había otorgado don Blasco de Alagón el 25 de enero de 1239 para Juan Brusca y otros, igualmente, a fuero de Zaragoza17. Maestres de la Orden fueron un breve tiempo señores de Pulpis. El 2 de septiembre de 1244 fray Lope Martínez, comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz, otorgó carta puebla al castillo de Pulpis para Juan Jovar y 30 pobladores más, a fuero de Zaragoza18. El 13 de febrero de 1245 el mismo comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz, otorga carta puebla al lugar de Alcolea –hoy Vilanova de Alcolea–, situada en la bailía de Les Coves de Avinromà, para 66 pobladores a fuero de Zaragoza19. Unos años más tarde, el 7 de febrero

CRÓNICA, op. cit., E quant nos fom en Cullera oym noves de don Ferrando, e els de Calatrava ques eren llevats de Villena. (…) E puix lo comanador de Alcanys ab los frares, e Almugavers feren una bastida a Villena (…) que rendrien Villena al Comanador. “Aci Comença la conquesta del Regne de Murcia”. Cap. XXIII, fol. LXXXV rº. 17 (…) frater Lupus Martinez, comendator de Alcaniç et de omnibus domibus et hereditatibus quibus Ordo Calatrave viget in Regno Aragonie et Valentie, (…) per nos et per totum conventum eiusdem Ordinis (…) damus, concedimus, laudamus et confirmamus cum hoc publico instrumento perpetuo valituro, vobis dicto Iohanni de Brusca et universis populatoribus et habitatoribus(…) locum dicitur Albocacer, in termino de illis Coves de Avinromano (…) ad bonum forum et consuetudinem Cesarauguste. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1990. Carta puebla, núm. 48, pp. 162-263. 18 Existen referencias de la existencia de esta carta puebla en J. Ruiz de Lihory y en M. Gual Camarena, aunque desconocemos su contenido. 19 (…) ego, frater Lopo Martínez, preceptor de Alcanicio, cum consensu et voluntatem fratrum nostrorum (…) damus et concedimus modo et imperpetuum ommibus popularibus de Alcolea (…) ad LXVI laboratores (…) ad bonum forum et consuetudinem Cesarauguste, salvo tamen ius et dominium et fidelitatem Ordinis Calatrave. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit. Carta puebla, núm. 59, pp. 182-183. 16


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de 1252, se concedió el reconocimiento y confirmación, dado por la Orden de Calatrava, de que Alcolea se pobló a fuero de Zaragoza y que las primicias quedaron para el Consejo. Antes de 1258 permutaron algunas casas y tierras valencians por el castillo y población de Favareta, instalando allí una bailía. El 26 de marzo de 1268 la Orden de Calatrava autoriza a poblar de moros heredades de Burriana. El 17 de julio de 1271 fray Rodrigo Pérez Ponte, comendador de Alcañiz de la Orden de Calatrava otorga carta puebla a la villa y término de Masamagrell para repobladores cristianos. El 18 de agosto de 1276 don Roy Pérez, Comendador de Alcañíz de la Orden de Calatrava, otorga carta de repoblación a la villa y término de Begís para que sea repoblado con cristianos. El castillo de Begís estuvo bajo su administración desde antes de 1262 hasta aproximadamente 1281. La Orden también poseyó algunas pequeñas localidades más en el nuevo reino cristiano, concentradas principalmente en el entorno de la capital del Reino. La pugna de los caballeros de la Orden de Calatrava con el obispo de Valencia sobre los derechos y rentas eclesiásticas fueron vivas y constantes; lo mismo que con el obispado de Tortosa sobre los territorios de esta diócesis en tierras valencianas. Por fin los litigios terminaron en acuerdos y arbitrajes20.

3. Orden de San Jorge de Alfama Esta Orden militar fue fundada por Pedro II el Católico en 1201 en el área fronteriza de Tortosa y la parte septentrional del Reino de Valencia. Los caballeros de la Orden de San Jorge de Alfama acudieron a la convocatoria de la cruzada pontifica predicada para conquistar Valencia y recibieron posesiones en recompensa. El maestre Joan d’Almenara llevó a caballeros de la Orden a participar en las primeras acciones del sitio de Burriana y sus alrededores. Como merced, el rey Jaime I de Aragón el 5 de junio de 1233, en el sitio de Burriana, otorgó al comendador y caballeros de la Orden Militar de San Jorge la alquería de Carabona, situada en el

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Burns, R. I., “Las órdenes militares como instituciones de frontera”. El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad, tomo II. Valencia, 1982, pp. 403-405.


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término de Burriana, para cuando se conquiste esta villa, con prados, bosques, hornos y molinos21. Igualmente estuvieron presentes en el asedio a la ciudad de Valencia. Unos días antes de la capitulación de la capital del Reino, concretamente el 23 de agosto de 1238, el rey Jaime I donó al comendador Gerard de Prat un huerto, una granja y algunos edificios en lo que sería ámbito de la parroquia de San Andrés, instalando su pequeña residencia de la Orden en uno de los edificios concedidos. Tomarían parte en el asedio de Biar. La Crónica de Jaime I relata que como el cerco se prolongaba mandamos venir a nuestros ricos hombres y a los de las Órdenes Militares; asimismo se presentó Guillem de Moncada que trajo consigo a sesenta ballesteros de Tortosa y, a pesar del esfuerzo de todos ellos, estuvimos peleando desde mediados de septiembre hasta comienzos de febrero, fecha en que el alcaide Muça Almoravit nos rindió el castillo22. La contribución de los caballeros de San Jorge en la conquista y evangelización del Reino fue modesta.

4. Orden del Hospital de San Juan Las dos Órdenes de caballería que mayor participación y protagonismos tuvieron en la conquista de las tierras del Reino de Valencia fueron la del Hospital y la del Temple. Sus símbolos heráldicos y banderas flamearon en la primera línea de batalla. Su presencia física al lado del Monarca desde el inicio del asedio de Burriana y su apoyo financiero fueron esenciales para cumplir el objetivo del Rey conquistador. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª.D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc.181, p. 312. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) cum presenti carta (…) concedimus et laudamus per propriam hereditatem liberam et francham vobis dilecto nostro fratri G. comendatori et per vos domui sancti Georgii et fratribus eiusdem, presentibus et futuris, in perpetuum alqueriam que dicitur Carabona, que est in termino Burriana. 22 CRÓNICA, Chronica o Commentari del gloriosissim e invictissim Rey en Jacme. Facsímil, op. cit., E quant vench un dia faem venir nostres richs homens, e dels ordens aquells qui hi eren, e en G. de Muncada que hi era vengut ab LX ballesters, e molt bons de Tortosa, e combatem la vila per raho que hi albergassem.“Aci Comença la conquesta del Regne de Murcia”.Cap. LXII, fol. XCIII. vº. 21


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Tanto templarios como hospitalarios desarrollaron una labor importantísima en los procesos de reconquista y repoblación valenciana, así como en el servicio de custodia de guarniciones militares permanentes23. La Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén había nacido como hermandad a fines del siglo XI. Durante el siglo siguiente fueron tomando un carácter menos hospitalario y más militar. Comenzó a implantarse en la Península Ibérica a principios del siglo XII. En este siglo los hospitalarios instituyeron cuatro prioratos: los de Portugal, Castilla, Navarra y Aragón. Este último era conocido con el nombre de castellanía de Amposta. Los hospitalarios establecieron en cada priorato una red de encomiendas o bailías. Éstas se encargarían de administrar el patrimonio de los sanjuanistas. En el Reino de Valencia las encomiendas del Hospital no formaron un priorato independiente, sino que dependieron del castellán de Amposta. La Crónica de Jaime I registra que encontrándose el Monarca en Alcañiz conversando con el Maestre de Hospital y con Blasco de Aragón, el primero de ellos, Hugo de Fullalquer, persuadió al rey para que emprendiera la conquista del Reino de Valencia24. Blasco de Alagón ratificó las bonanzas de esta conquista diciendo que era cierto lo expuesto por el Maestre del Hospital, “e es la mellor terra e la pus bella Cfr. Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Documentos de Jaime I de Aragón, 1237-1250. Valencia, 1976. Documentos de Jaime I de Aragón, 1251-1257. Valencia, 1978. Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262. Zaragoza, 1982. Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268. Zaragoza, 1988. Cabanes Pecourt, Mª D., y Ferrer Navarro, R., Libre del Repartiment del Regne de Valencia. Edición, estudio, preliminares e índices. Zaragoza, 1979-1980. Gual Camarena, M., Las Cartas Pueblas del Reino de Valencia. Valencia, 1989. Ed. preparada por Desamparados Pérez Pérez. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991. Colección de Cartas Pueblas publicadas en diferentes fechas y publicaciones del Boletín Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC). Castellón. Díaz Manteca, E., El “Libro de Poblaciones y Privilegios” de la Orden de Santa maría de Montesa (1234-1429). Diputación de Castellón, 1987. Cabe recordar, como señala Díaz Manteca, que la Orden Militar de Santa María de Montesa, instituida el 10 de junio de 1317 por bula pontificia de Juan XXII, recibió cuantiosos bienes y derechos que el Temple y el Hospital tenían en el Reino de Valencia, y se configuraba desde el momento de su dotación inicial como el señorío más importante en tierras valencianas. El grueso de sus posesiones territoriales radicarán en el área del Maestrazgo histórico castellonense. Prácticamente, sólo quedó en poder de los Sanjuanistas la Encomienda de Torrente, la Iglesia de San Juan del Hospital de la ciudad de Valencia, más una serie de amplias compensaciones en tierras de Aragón y Cataluña. 24 CRÓNICA, Chronica o Commentari del gloriosissim e invictissim Rey en Jacme. Facsímil, op. cit., Nos staven en nostre regne en Arago jugant, e deportant: e erem a Alcaniç, e era ab nos lo Mestre del Spital, e don Blasco Dalago. “Comença la conquesta del Regne de Valencia, feyta y conquestada per lo glorios Rey en Iacme”. Cap. I, fol. XLIII rº. 23


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del mon”25 y que él había estado residiendo en Valencia más de dos años cuando lo desterramos y que no existe un lugar más bello que la ciudad de Valencia y todo su Reino. “E dix lo Mestre del Spital, senyor ver vos diu don Blasco, que al mon no es tan bon lloch com aquell de pendre, que axi ho dien tots aquells qui han stat en lo regne de Valencia, e fama publica es”26. El rey afirma según recoge la Crónica: “E dixem nos, ara havem oyt lo consell de vos, e de don Blasco, e tenim lo per bo, e per lleyal”27. Dicha fuente cronística relata numerosos acontecimientos que reflejan la participación activa de los caballeros de la Orden del Hospital desde que se toma la iniciativa de la conquista del Reino de Valencia hasta el mismo año de la muerte del rey Jaime I en 1276. Durante la cruzada de conquista del Reino, tanto hospitalarios como templarios, formaron una hueste especial y constituyeron la mano derecha del monarca Jaime I. En el cerco de Valencia los caballeros del Hospital tuvieron una participación muy activa. La Orden del Hospital había recibido del monarca Jaime I donaciones con anterioridad a la conquista de las plazas, hecho que estimularía su participación en la conquista, además de la consideración de Cruzada otorgada por el Papa. Bula que fue concedida por Gregorio IX con fecha de febrero de 1237. Con la convocatoria de la Cruzada se conjugaban los beneficios materiales –ofrecimiento de tierras– y los espirituales –condonación o remisión de pecados– para los asistentes. Los caballeros hospitalarios se convirtieron en grandes terratenientes. Ya lo eran antes de la conquista de Valencia. Las donaciones recibidas en tierras valencianas antes de su ocupación fueron los castillos y poblaciones de Oropesa (1150),

CRÓNICA, op. cit. “Comença la conquesta del Regne de Valencia,Cap. II, fol. XLIII rº. CRÓNICA, op. cit. “Comença la conquesta del Regne de Valencia,Cap. II, fol. XLIII rº y vº. 27 CRÓNICA, op. cit. “Comença la conquesta del Regne de Valencia,Cap. II, fol. XLIII vº. 25 26


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Cervera y Cullera (1157, 1177, 1208), Olocau (1180)28 Sueca (1210) y todas las mezquitas y rentas eclesiásticas del área de Burriana (1210). Posteriormente recibieron numerosos privilegios y exenciones. Les fueron otorgadas las siguientes posesiones: los castillos y poblaciones de Torrente (1233), Silla (1233) y Sueca que está en el término de Cullera; fincas y casas del musulmán Abdezalm en las afueras de Burriana; las aldeas de Benirrage (1233) y Beniás (1235) cerca de Burriana; el castillo y localidad de Cervera (1235); derechos en Castielfabib, castillo conquistado y que disputaban en 1236 con el obispo de Segorbe; la Alcudia de Silla, sita en la boca de la Albufera, que el Rey les concedió en 1239 junto con treinta botes de pescar y sus pescadores sarracenos; la importante población de San Mateo (1279) y Cálig, una parte sustancial de la estratégica población de Cullera (1240)29; y una parte también de Sueca30; casas y diez jovadas de tierra en Denia (1240), una posada en Xàtiva (1252). También recibiría otras propiedades menores y diversos molinos. Igualmente poseyeron las fortalezas de Macastre y Montroy localizadas cerca de Chiva, según un acuerdo sobre el diezmo episcopal de 1243. La encomienda de Cervera incluía los derechos de otros lugares como San Mateo, Cálig, Rosell, La Jana, Carrascal, Traiguera, San Jorge, Chert con los lugares de Moliner y Barcella. Díaz Manteca, E., “Colección de cartas pueblas, XCII. Alfonso II hace donación del castillo de Olocau a la Orden del Hospital”. BSCC. t. LVI (1980), pp. 51-53. Aunque Alfonso II el Casto hizo la donación del castillo de Olocau del Rey, población cercana a Morella, fue el infante Pedro, en nombre de Jaime I, quien le concede carta puebla para varios repobladores cristianos, a fuero de Valencia, el 22 de abril de 1271. El 20 de junio del mismo año, el Infante Pedro otorga nueva otra carta de repoblación, encargando el asentamiento a Dominico de Seta y a Boneto de Seta y otros, también a fuero de Valencia. Grau i Montserrat, M., El castell d’Olocau (Segles XI-XV)”. Boletín de Amigos de Morella y su comarca, any IV, p. 61. 29 Piles Ibars, A., Historia de Cullera. Cap. XII. Tercera edición. Ayuntamiento de Cullera, 1979. Según dicho autor, un arbitraje de 15 de julio de 1240 establece que el rey Jaime I, por sí y sus sucesores, dio para siempre al maestre y “freires” de la casa del Hospital de Jerusalén la mitad del castillo y su término, reteniendo para sí la otra mitad, pp. 163-164. Según Robert I. BURNS, el acuerdo es de 1241,El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad, op. cit., tomo II. Valencia, 1982, p.435. Para su repoblación, Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª.D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 86. El 3 de septiembre de 1250 Jaime I y fray Pere d’Alcalá, Castellano de Amposta de la Orden del Hospital, como señores conjuntamente del término y castillo de Cullera otorgan permiso para repoblarlos a Ramón de Rocafull, pp. 364-365. 30 La carta puebla de Sueca es de 24 de febrero de 1245. En ella consta que Fray Pere de Guerrau, Comendador de la casa del Hospital de San Juan de Valencia concede carta puebla a las alquerías de Sueca, Saucelles y Alborig que están en el término de Cullera. Chabas, R., “Frey Pedro de Queralt, Comendador del Hospital en Valencia a 24 de febrero de 1244. Carta puebla de Sueca”. Rev. El Archivo, t. II Edición facsímil, Alicante 1986, pp. 386-390, en latín y en español, o bien Piles Ibars, A., op. cit., pp. 177-178. 28


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Los hospitalarios tenían posesiones en el siglo XIII en la ciudad de Valencia y en diversos territorios y poblaciones del Reino como Burriana, Silla, Morella, Cullera, por poco tiempo en Perpuchent, y en Torrente. R. B. Burns recoge que la Orden de los hospitalarios recaudaron en sus posesiones de Torrente, Silla, Cullera, Montroy y Macastre todas las rentas eclesiásticas entre 1239 y 1243, provocando un litigio entre el Obispado de Valencia y dicha Orden Militar31. A cambio de los derechos de la Orden del Hospital sobre Oropesa, Jaime I concedió a los hospitalarios en 1249 todas las posesiones en el término de Burriana, en alodio libre y franco, además de 8.000 “sous”. En 1259 los caballeros de Torrente adquirieron la torre de la población y la aldea de Maçot. Antes de 1283 los hospitalarios poseían el castillo de Vilafamés y también percibieron las rentas de Ademuz. En 1289 la Orden tenía el castillo y población de Perpuchent. En 1280 entregó la población de Amposta a la Corona, obteniendo la compensación parcial de la importantísima villa de Onda con su demarcación territorial, que incluía las localidades de Tales y Artesa. Un superficial análisis de las propiedades de la Orden del Hospital en el Reino de Valencia refleja que las mayores posesiones las tenían en la comarca del castillo de Cervera y en el área que se extiende entorno a Burriana y Onda; en la ciudad de Valencia y en la demarcación del castillo de Cullera. Al sur de la línea fronteriza del río Júcar solamente poseían las rentas de Xàtiva y Denia y el agreste castillo de Perpuchent. En el siglo XIII los hospitalarios coadyuvaron al proceso de repoblación valenciana32 y habían constituido encomiendas en las poblaciones de Valencia, Burriana, Torrente33, Silla, Morella, Cullera y por escaso tiempo en Perpuchent34. Burns, R.I., El Reino de Valencia en el siglo XIII (Iglesia y Sociedad). Vol. II. Valencia 1982, pp. 412-413. Guinot Rodríguez, E., “La Orden de San Juan del Hospital en la Valencia Medieval”. Aragón en la Edad Media, XIV-XV. Homenaje a la profesora Carmen Orcástegui Gros, I. Zaragoza, 1999, pp. 721-742. 33 El rey Jaime I hizo una concesión franca y libre al Comendador del Hospital, Hugo de Fullalquer estando en Alcañiz, de los castillos y localidades de Torrente y Silla, el día 15 de enero de 1233. Cinco años más tarde, en 1238, aquellos lugares comprendían todas las pertenencias –montes, prados, ganados, herbajes, bosques, etc.–, con la potestad de poseer y explotarlas perpetuamente. 34 Las propiedades de la Orden del Hospital en el Reino de Valencia vienen recogidas en Burns, R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. Tomo II. Valencia, 1982, pp. 411-412. 31 32


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Los hospitalarios levantaron su iglesia en la ciudad de Valencia dentro de la demarcación territorial de la antigua parroquia de San Andrés. Fue una de las primeras que se abrieron al culto y construida sobre un solar cercano a la puerta que las fuerzas hospitalarias asediaron, cercana a la mitad de la muralla oriental. La iglesia y el cementerio dejaron escaso espacio para ejercer la labor hospitalaria35. El complejo de la iglesia de San Juan del Hospital está ubicado en la actual calle de Trinquete de Caballeros. Los baños públicos que poseía Nuño Sancho de Rosellón en Valencia fueron legados a los hospitalarios en 1241. El caballero Guillem d’Espailargas donó en 1245 todas sus posesiones a la residencia en Valencia, incluidas seis “jovades” de tierra en Campanar y casas en la ciudad que había obtenido después de su rendición. Antes de 1264 el caballero Eximén de Luesia regaló a la Orden un bote de pesca en la Albufera de Valencia. Diversas personalidades contribuyeron con mercedes a dotar y mantener la iglesia de San Juan del Hospital. Los hospitalarios fueron adquiriendo una refutada fama en el Reino de Valencia a lo largo del siglo XIII, no sólo como institución religiosa-militar, sino también como notables hacendados y repobladores. La Orden del Hospital impulsaron movimientos de repoblación concediendo cartas pueblas a las alquerías o localidades de Cálig y Alí (1234), Cervera del Maestre (1235), San Mateo y Rosell (1237), Carrascal (1239), Traiguera, Canet lo Roig, Chert, La Barcella y La Jana, localidades del castillo de Cervera, (entre 1235 y 1240) Sueca, Saucelles y Alborig (1245), alquería de Alcudia, denominada Torreta, en termino de Sueca (1245), Silla (1243 y 1248), Picaña y Torrente (1248), al castillo de Cullera y alquerías cercanas (1244 y 1250), de nuevo, otra carta puebla, a la villa y castillo de Cervera del Maestre (1250), alquerías de Benaraix o Vinarragel y de Benihamer o Beniham en término de Burriana (1256), Vall de Alba en término del castillo de Villafamés36. Para profundizar en San Juan del Hospital de Valencia, cfr. Llorca, F., Una fundación del siglo XIII: San Juan del Hospital de Valencia. Valencia, 1930 y Bravo Navarro. M., Iglesia de San Juan del Hospital. Valencia, 2000. 36 Las cartas pueblas otorgadas a estas localidades han sido publicadas en la “Colección de Cartas Pueblas” del Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura (BSCC); en Gual Camarena, M.,Las Cartas Pueblas del Reino de Valencia. Valencia, 1989. Edición preparada por Desamparados Pérez Pérez, y por Guinot Rodríguez, E.,Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991. 35


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Jaime II al instituir la valenciana Orden militar de Santa María de Montesa en 1317, ésta nueva Orden recibió los bienes valencianos de la extinguida Orden del Temple y de las encomiendas de ésta37. A los ochenta años de la entrada en el Reino de Valencia de los hospitalarios conservaban solamente el castillo de Torrente y la iglesia de San Juan del Hospital de la ciudad de Valencia, con las propiedades que éstas poseían. Aunque mesnadas sus fuerzas y sin poderío económico, los hospitalarios siguieron prestando ayuda en la defensa del territorio valenciano. En el Reino de Valencia, los caballeros del Hospital fueron un ejemplo de caballería cristiana; no olvidaron sus responsabilidades militares y encarnaron el espíritu de la Cruzada.

5. Orden del Temple La Orden de caballeros del Temple constituía una institución cosmopolita religiosa y militar y se comportaron como “leones en la guerra, corderos en el claustro”. A mediados del siglo XII ya se encontraban establecidos en el Reino de Aragón y en los condados catalanes. Por su valor, el rey Jaime I en 1238 ya les agradeció los servicios que le habían prestado y que acababan de prestar en la conquista de la ciudad y parte del reino de Valencia. Caballeros de la Orden del Temple fueron quienes se encargaron de la educación y custodia del joven Jaime I. Los templarios fueron consejeros y compañeros de armas durante toda la vida del Monarca. Esta Orden recibirían numerosas mercedes por adelantado, es decir, antes de la conquistas de la plazas, y no sólo de rey Jaime I sino también de otros monarcas que le precedieron. En 1169 Alfonso II de Aragón les concedió los castillos de Oropesa y Xivert que estaban en manos musulmanas. Sus pretensiones chocaron con las aspiraciones de los hospitalarios, hecho que ocasionó un pleito. En 1181 se les entregó transitoriamente Montornés. Jaime I dio

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Cfr. Cabanes Pecourt, Mª D., “La población de los dominios de la Orden de Montesa (1320)”. Separata de la Revista de las Órdenes Militares, núm. 4, Madrid, 2007.


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esta posesión a la capilla y hospital de San Vicente. Pedro II en 1211 les repartió Ruzafa “cum turre (…) et cum omnibus terminis” y en 1213 les prometió el castillo y demarcación de Culla “cum omnibus ecclessiis qui ibi et infra terminos supradictos construentur et fient vel forte facte sunt”. El monarca Jaime I les prometió, también, el castillo de Pulpis, pero se lo dio a la Orden de Calatrava, adquiriéndolo los templarios en 1277. Por la participación de la Orden del Temple en la importante conquista de Burriana el rey Jaime I, el 22 de julio de 1233, les obsequió con el castillo de Xivert38, y el 28 de abril de 1234 Fray Ramón de Patot, Maestre de la Orden del Temple, pacta las condiciones de rendición y establecimiento con los musulmanes del castillo de Xivert39. Ese mismo año también les otorga las alquerías de Mantella y Beneixament40 y, el 25 de julio de 1233, les entrega un tercio de la villa de Burriana, recién conquistada, incluidas seis torres y defensas41. El monarca Jaime I en 1237 les dona la alquería de Seca, en las proximidades de Burriana42; el 18 de octubre de 1238 concede a G. de Cardona, maestre de la Orden del Temple, una torre, sita en la ciudad de Valencia junto a la puerta de Batbazachar,

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª.D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc.183, pp. 315-316. 39 Cfr. Ferrandis Irles. M., “Rendición del castillo de Xivert a los Templarios”. Homenaje a F. Codera, 1904. La “Carta Fidelitas” o “Capitulación” otorgada a Xivert fue confirmada el 28 de abril de 1234. García Carcía, H., “Rendición del castillo de Xivert”. BSCC, t. XXIV. Castellón, 1948, pp. 231-233. Ubieto Arteta, A., Orígenes del Reino de Valencia. Tomo II. Zaragoza, 1979, recoge las 41 condiciones estipuladas en la entrega del castillo de Xivert a los Templarios. Son más amplias que las de Zaragoza de 1118 y ejemplo de otras. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991, doc. 10, pp. 100-105. Díaz de Rabago Hernández, C., “Introducción al estudio de la aljama musulmana de Xivert durante la Edad Media. 3ª Jornadas de Historia, Arte y Tradiciones Populares del Maestrazgo, núm. 41-42, pp. 63-72, 1993. 40 (…) alqueriam que dicitur Benhamet et alqueriam que dicitur Mantella que sunt in termino de Burriane. 41 (…) Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) donamus (…) ac liberaliter confirmamus vobis venerabili et dilecto nostro fratri R, Patot (…) magistro et domui milicie Templi et fratribus eiusdem, presentibus et futuris, quandam partem ville noviter acquisite. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª.D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc. 185, pp. 317-318. 42 (…) alqueriam nostram que dicitur Cecha que est in Burriana cum terminis et pertenenciis suis. Donación del 15 de septiembre de 1237. 38


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con la muralla, barbacana y varias casas, en un espacio del barrio de la Xerea43; y veinticinco jovadas en término de Valencia44 “todo ello en gratificación por la ayuda que hemos recibido de vosotros en la toma de la ciudad”45, es decir, un área cuyo eje principal es la Torre Grossa –torre de Albufat Muley–, una sección de muralla y barbacana y un espacio que contiene una serie de casas y un gran huerto en la demarcación de la Xerea; también una torre junto a la puerta de Batbazachar –puerta conocida de Ibn Sajar–46; la mitad de los astilleros de Denia en 1244; el Monarca promete otorgarles el 29 de mayo de 1246 la torre y alquería de Moncada47 y la alquería de Carpesa48 a cambio del lugar de Ruzafa, concediéndoles además seis mil sueldos de moneda jaquesa sobre la Albufera de Valencia; una parte de Liria, con tres torres de la muralla y una jovada de tierra en 1248; una extensa finca que se extiende desde el río Bechí o Seco hasta las montañas, además de 8000 “sous” como adelanto, a cambio del castillo y villa de Oropesa en 1249; Benitatchell, localidad cerca de Denia por escaso tiempo; edificios y propiedades al sur del Reino de Valencia y en Murcia en 1266, y la mitad de los derechos de acuñación que los vasallos de la Orden del Temple pagaban a la Corona. El 12 de Cabanes Pecourt, Mª. D., y Ferrer Navarro, R., Libre de Repartiment del Regne de Valencia I.Zaragoza, 1979. Asiento 944, p. 110. Según Mª D. Cabanes la mayoría de los establecimientos que la Orden del Temple hizo en el barrio de la Xerea lo fueron sobre solares sitos en la inmensa donación que el monarca Jaime I les había hecho en la Xerea, con la única finalidad de que en ellos se edificaran casas aunque no faltaron corrales, y terrenos e inmuebles ya construidos, quedando ellos sujetos al pago de un censo anual de cuantía casi fija. Con dichos establecimientos algunos arrendatarios se convertían en hominis nostri para el Temple. Cabanes Pecourt, Mª. D., “La Orden del Temple y la transformación urbana de la Xerea durante el siglo XIII”. Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana. Núm. 79. Valencia, 2004, pp. 119-130. 44 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 277, pp. 43-44. 45 (…) reducentes ad memoriam multa grata servicia que vos, dilecti nostri fratris venerabilis domus Templi nobis fecistis et facitis cotidie. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 277, p. 43. 46 Dominguez, J., Ferrer, R., Montesinos, J., Iglesia y palacio del Temple. Síntesis de Arte e Historia. Valencia, 2008, pp.63-64. Cabanes Pecourt, Mª. D., y Ferrer Navarro, R., Libre de Repartiment del Regne de Valencia I.Zaragoza, 1979. Asiento 1293, p. 141, en este asentamiento de 1239 se alude a un corral junto a la Torre Grossa, una puerta y un huerto. Dominicus de Calidis, Michael Stephani, Ylerde et P. Sanxo: quoddam corrale ad Turrim Grossam et portam domorum Templi et ortum de Aly Alianer et de Mahomat Aliatrovi. 47 (…) Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) promitimus vobis fratri Guillermo de Cardona, domorum milicie Templi in Aragonia et Catalonia magistro, quod dabimus et trademus vobis et domui Templi turrim et alchaream, que vocatur Moncada, integre, sitam in orta Valencie. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 426, pp. 218-220. 48 (…) Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) donamus (…) milicie Templi in perpetuum, per alodium proprium, franchum et liberum, turrim et alchariam, que vocatur Muncada, sitam in orta sive termino civitatis Valencie (…) et alchariam que vocatur Carpesa. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, op. cit., Doc. 427, pp. 220-222. 43


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marzo de 1261 fray Guillermo de Muntanyana, maestre de la Orden del Temple, concede carta de población al lugar de Alcocebre en el término de Xivert49 y el 18 de febrero de 1262, el mismo maestre de la Orden del Temple, otorgó carta puebla a los lugares de Castelnovo y Almedijar, localidades situadas en la demarcación del castillo de Xivert, y que están próximas a Segorbe50. Jaime I prometió a la Orden del Temple Peñíscola, pero la Corona no hizo efectiva esta concesión del castillo y población hasta el 15 de septiembre de 1294, ya en el reinado de Jaime II el Justo, cuando les permutó la ciudad y el alfoz de Tortosa por una serie de poblaciones de las comarcas septentrionales de la actual provincia de Castellón: el castillo de Peñíscola, cabeza de su encomienda, junto con las localidades de Benicarló y Vinaròs que pertenecían a dicha encomienda, y las poblaciones de Albocacer, Ares, Coves de Vinromá, Serratella, Tírig, Torre d’En Domènech, Vilanova de Alcolea51. En 1251 el noble Ximen Pérez de Tarazona permutó a la Orden del Temple su estancia de Masarrochos, derechos en la acequia de Moncada y la alquería de Benifaraig a cambio del castillo y localidad de Albentosa52. La documentación también constata la donación de otras posesiones menores, algunos derechos en ciertas localidades y de amplias exenciones fiscales del dominio de la Orden de los caballeros del Temple. Así vemos que en un documento de 21 de julio de 1247 se refleja que a cambio de un préstamo que le hicieron al Monarca de 1000 “marcas de plata”, los templarios se hicieron cargo de cobrar los réditos de la administración de la ciudad de Tortosa y de los castillos y villas de Peñíscola y Liria, y de los castillos de las poblaciones de Eslida, Veo, Ahín, Tales, y sus términos53. Jaime I estableció un Díaz Manteca, E., “Carta puebla de Alcossebre”, BSCC, t. LX, (1984), p. 229. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 122, p. 288. 50 Notum sit cunctis quod nos frater Guillermus de Muntanyana, Magister humilis Militie Templi (…) damus et concedimus vobis Bartholomeo Amoros (…) illum locum que vocatur Castrumnovum in termino de Exiverti, cum illo loco que vocatur Almedixer. Díaz Manteca, E., “El Mestre del Temple otorga carta puebla a los lugares de Castellnou y Almedixer, del término de Alcalá de Xivert”. BSCC., I LVII (1981), pp. 239-242. O bien, Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit. Carta puebla, núm. 125, pp. 295-297. 51 Burns, R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII. Iglesia y Sociedad. Tomo II. Valencia, 1982, p. 421. 52 (…) de hereditate vestra de Maçaroyos et de hereditate (…) subtus cequiam de Moncada (…) ANH. Órdenes Militares. Montesa, R99 -10 de septiembre de 1251-. 53 Noverint universi quod nos Iacobus (…) cum hoc presenti publico instrumento, nos habuisse et recipisse a vobis venerabili fratre Guillelmo de Cardona, magistro milicie Templi (…) quos habemus et accipimus et habere et accipere debemus in civitate Dertosa et suis terminis et in castro et villa de Peniscola et suis terminis et in castro et villa de Lirea (sic) et suis terminis et in villa de Ezlida et suis terminis et in villa de Beyo et suis terminis et in castro de Ayn et suis terminis et in castro de Tales et suis terminis (…) Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 466, pp. 269-271. 49


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acuerdo, el 28 de julio de 1247, con la Orden del Temple, reconociendo que estos ostentaran ciertos derechos sobre términos de Cantavieja, Morella y Albentosa54. De forma similar, detentaron como prenda los castillos de Morella y Almenara55. En líneas generales, los templarios consiguieron numerosas posesiones y derechos en territorio valenciano, pero no salieron tan bien parados como la Orden del Hospital. Es difícil concretar con precisión las donaciones, derechos y privilegios que recibieron de la Corona. La mayor parte de las donaciones recibidas en el reinado de Jaime I se concentraron en la ciudad de Valencia y alrededores, en Burriana y su entorno, en su feudo de Xivert, además obtendría las rentas de Liria y numerosos privilegios. Posteriormente lograrían Pulpis, y en 1294 las cuantiosas adquisiciones en el Maestrazgo castellonense que abarcarían una zona que iría desde la población de Ares del Maestre hasta las Coves de Avinromá y Vilanova de Alcolea. Al sur de la capital del Reino las propiedades de los templarios fueron escasas. Los templarios también colaboraron en la repoblación del territorio valenciano concediendo cartas pueblas para repoblar el castillo de Xivert (1234), Seca, cerca de Burriana, (1243), Alquería de Binata, cerca de Moncada, (1247), Moncada (1248) lugar de Alcalá de Xivert (1251), alquería de Masarrochos (1251), Alcocebre (1261), Castelnovo y Almedijar (1262), Borbotó (1265). La Orden del Temple construyó su residencia en Valencia en un espacio próximo a la torre de Albufat Muley y la muralla norte que enfrentaba al río Turia. En 1234 había una encomienda en Burriana, en 1239 en Valencia y en 1243 en Xivert. Comendadores de estas poblaciones asistieron a una reunión en 1252. Con anterioridad al año 1246 la Orden ya había organizado una comunidad en la ciudad. En un documento de 29 de mayo de 1246 en el que se registra que Jaime I accede al cambio del lugar de Ruzafa por la alquería y torre de Moncada y la alquería y torre de Carpesa, sitas en la huerta de Valencia, se cita a “frater Gauterio comendatore Valencie”, que firma como comendador de Valencia el trueque, entre

Cfr. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc. 467, pp. 271-276. 55 ACA. Jaume I. Reg. Cancilleria, 10, fol. 82vº –1 de julio de 1258–. Recogido en Burns, R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII, op. cit., cita 152, p. 442. 54


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otros comendadores de la Orden56. A finales del siglo XIII ya se habían instituido otras encomiendas en las poblaciones de Castielfabib, Coves de Vinromá y Culla. Desde los primeros años de la instalación de la Orden de los Templarios en Valencia surgieron las desavenencias con el obispo. El Monarca concedió varias mercedes reales a los templarios, como fueron el control de los diezmos, el quedarse con una porción de ellos y la totalidad de las primicias y de los ingresos de las parroquias. Ignoramos si esta merced se cumpliría o si se llegó a un acuerdo. En tal supuesto, sería un acuerdo poco diferente del establecido con los hospitalarios sobre las posesiones que les otorgaron. Varios señores, caballeros y viudas fueron benefactores de la Orden y le hicieron concesiones, en vida o en testamento, lo que sirvió para incrementar el patrimonio y posesiones del Temple. Los templarios en tiempo de paz eran una garantía de seguridad; en tiempo de peligro o conquistas empuñaban las armas en defensa de la Cristiandad. En el Reino de Valencia su experiencia guerrera y su labor de repoblación representaban, originalmente, el espíritu de los cruzados.

III. DOCUMENTACIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES RELACIONADA CON EL REINO DE VALENCIA HASTA EL AÑO 1276 Antes de que el rey Jaime I el Conquistador y Legislador tomara la decisión de conquistar y crear el reino cristiano de Valencia otros monarcas que le precedieron en la Corona de Aragón ya había intervenido en territorio valenciano-musulmán. El rey Pedro II el Católico de Aragón, padre de Jaime I el Conquistador, prometió en 1213 el castillo de Culla y otros territorios a Guillem Castell, Maestre de la Orden del Temple, con anterioridad a su conquista.

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Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, tomo II, doc.427, pp. 220-222.


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(...) Castrum et villam de Cullar, quam cito deus illud dederit in manibus Christianorum, cum omnibus terminis57. Con la conquista cristiana del siglo XIII, fundamentalmente en el reinado de Jaime I, nobles aragoneses y catalanes quisieron repartirse las tierras del Alto Maestrazgo pero fueron principalmente los caballeros de la Orden militar del Temple los que a partir de la segunda mitad de siglo llegaron a dominar prácticamente la totalidad de las fortalezas y castillos de esta comarca. Las cartas de repoblación que se otorgaran fueron documentos jurídicos con los cuales se instrumenta la decisión de modificar el asentamiento de la población existente en un núcleo habitado o en una zona. Se actúa sobre la base demográfica, para incrementarla, redistribuirla o sustituirla, y, en todo caso, para configurarla jurídicamente dentro de una sociedad58. Desde su minoría de edad el joven el rey Jaime I tomó decisiones relacionadas con las Órdenes Militares. Concretamente el 23 de septiembre de 1217, cuando contaba con nueve años, permuta a la Orden del Temple un siervo suyo por otro que pertenecía a dicha Orden. Nos autem frater Iofre Badat predictus, per nos et per venerabilem domum Templi, recipimus dictum Arnaldum Feltrer, prout ipsum Deo et domui Templi datis, et damus vobis et vestris in cambium et conmutacionem quendam nostrum proprium hominem59. El 18 de enero de 1218 en la villa de Monzón Jaime I, confirmó los privilegios de la Orden del Temple.

Ferrandis Irles, M., “Pedro el Católico da el castillo y villa de Culla al Maestre del Temple Guillermo Castell”, documento otorgado en Lérida a 22 de mayo de 1213”. BSCC., t. II, 1930, pp. 355-357. Dos interesantes artículos nos proporcionan noticias históricas sobre el castillo de Culla. Sánchez Gozalbo, A., “Notas para la historia del Maestrazgo de Montesa: El Castillo de Culla”, BSCC., tomo XXV, 1949. núm. 4, pp. 304-325. Miralles i Porcar, J., “El castell de Culla”. BSCC., t. LIX, 1983, núm. 2, pp. 237-241. 58 J. M. Pérez-Prendes, “Aspectos jurídicos de la conquista: las Cartas- Pueblas”. En torno al 750 Aniversario. I. Valencia, 1989, pp. 335-336. 59 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo I, doc. 4, pp. 27-28. 57


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El 11 de diciembre de 1219 el rey de Aragón confirma la carta puebla que le habían otorgado a Alcañiz en 1157, y ratificó las donadas por sus antecesores y los privilegios otorgados por la Orden de Calatrava a los pobladores de la villa. El 5 de mayo de 1220, en Zaragoza, Jaime I ordena que ningún caballero, ni infanzón, puedan comprar bienes de los súbditos de la Orden del Hospital sin el permiso de su Maestre y “freires”; ni los súbditos del Maestre tampoco puedan adquirir bienes sin su consentimiento60. El 19 de julio de 1220, en Albarracín, don Jaime, rey de Aragón, nombra a un caballero templario administrador de las rentas reales en Cataluña, de acuerdo con lo tratado con el Maestre del Temple. Iacobus, Dei gracia rex Aragonis (…) ut unum fratrem in Aragonia et alium in Catalonia constituamus (…) constituimus (sic) vero in Catalonia fratrem G. virum providum et discretum et quem pater noster bone memorie multum in vita sua dilexit. (…)Preterea eidem dedimus plenam licenciam et potestatem, ut in omnibus exitibus et redditibus nostris, sicut est a nostris predecessoribus constitutum, decimam recipiat sine aliqua dificultate et contradiccione61. El 21 de enero de 1221, en Tarazona, Jaime I, recibe bajo su protección a los hospitalarios de las localidades de Fustiñana, Cabanillas y Buñuel62. El 1 de junio de 1221, en Daroca, el rey de Aragón Jaime I ordena que la Orden del Temple no cobre leuda y peaje en la población de Ascó a los vecinos de Zaragoza hasta que un tribunal eclesiástico falle sobre el pleito entablado entre la Orden militar y los vecinos de Zaragoza63.

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D.,Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976.tomo. I, doc. 22, pp. 58-59. Datum Cesarauguste, III nonas madii, sub era M.CC. L. octava. Cuando el documento está datado en era, debemos restar para pasar la fecha al calendario gregoriano 38 años, por tanto el año de datación es el 1220. 61 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc. 23, pp. 60-61. ACA. Pergaminos Jaime I, núm. 147. 62 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc. 26, pp. 64-65. Huici Miranda, A., Colección Diplomática, núm. 1012. 63 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 28, pp. 67-68. 60


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El 23 de diciembre de 1221, en Barcelona, Jaime I, rey de Aragón, concede franquicias a la Orden del Hospital64. El 5 de julio de 1223, en la villa de Barbastro, Jaime I pone bajo su protección a la casa de la Orden del Hospital en Barbastro y a su comendador Hugo de Fullalquer. El 16 de junio de 1224, en Zaragoza, Jaime I, rey de Aragón, confirma al Maestre Gonzalo Ibáñez- Iohannis- y a la Orden de Calatrava la posesión del castillo y villa de Alcañiz con las aldeas, términos y pertenencias, y todas las donaciones hechas por su padre, Pedro II de Aragón, y por su abuelo Alfonso II de Aragón. In Christi nomine. Notum sit cunctis quod nos Iacobus (…) bono animo et gratuita voluntate, per nos et successores nostros, laudamus, concedimus et perpetuo confirmamus vobis fratri Gonzalo Iohannis magistro et fratribus Calatrave castrum et villam de Alcanicio cum aldeis et terminis et pertenenciis suis et omnia alia, que habetis et habere debetis in regno nostro, dono et concessione bone memorie Ildefonsi avi nostri ac Petri regis Aragonum patris nostri65. Otro documento de la misma fecha también constata que el monarca don Jaime llega a un acuerdo con Gonzalo Ibáñez, Maestre de Calatrava, sobre el pago de deudas. El 20 de junio de 1227, en Barbastro, Jaime I rey de Aragón, confirma a la Orden del Hospital todos sus privilegios. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) confirmamus atque concedimus et laudamus domui Hospitalis iherosolimitani et fratribus eiusdem, presentibus et futuris, omnes cartas et privilegia sua, donaciones et concesiones66.

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 32, pp. 73-75. Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 56, p. 125. ACA. Pergaminos Jaime I, núm. 232. Data Cesarauguste, XVI kalendas iulii, era M.CC.LX secunda. Cuando el documento está datado en era, debemos restar para pasar la fecha al calendario gregoriano 38 años, por tanto el año de datación es el 1224. 66 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 93, p. 184. Datum Barbastri, XII kalendas iulii, era M.CC. LX quinta. 64 65


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Un mes más tarde, concretamente el 23 de julio de 1227, en Lérida, Jaime I confirma a los Hospitalarios de Lérida los privilegios concedidos por su padre y demás antecesores67. El 18 de julio de 1228, en Huesca, Jaime I de Aragón confirma a la Orden del Hospital los privilegios concedidos por sus antecesores, ordenando a sus oficiales que así lo hagan cumplir68. El 13 de mayo de 1230, en Zaragoza, Jaime I sentencia el juicio entablado entre diversos representantes de los habitantes de Mallén y el Maestre de la Orden del Hospital García Artigas69. El 11 de abril de 1231, en Tortosa, Jaime I, rey de Aragón, dona a la Orden del Temple el castillo de Podio Rege, con hombres y mujeres, con sus términos y pertenencias70. Estando en Burriana acudieron, según relata la Crónica, nuestro tío Fernando, el obispo de Lleida, Blasco de Alagón, Pedro de Cornell, Eiximén d’Urrea, el Maestre del Temple Hugo de Montblanch y el del Hospital Hugo de Fullalquer y acordamos llevar a cabo una cabalgada a Algezira –Alzira– y Cullera. En la reunión celebrada Alcañiz el año 1233 a la que asistieron, entre otros, el noble Blasco de Alagón, el maestre de la Orden del Hospital Hugo de Fullalquer y el monarca Jaime I, consecuentemente antes de la conquista de la capital del Reino y de los territorios de su alrededor, se determinó otorgar por parte del Rey los castillos y villas de Torrent y Silla al Maestre de la Orden del Hospital. En un documento de 15 de enero de 1233 se registra esta donación en los términos siguientes.

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 94, pp. 185-186. Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 101, pp. 193-194. 69 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 130, pp. 237-238. 70 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op. cit., doc. 152, pp. 273-274. 67 68


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Sit omnibus manifestum quod nos Iacobus (…) concedimus (…) dilecto nostro fratri Hugoni de Folalquerio sancte domus Hospitalis hierosolimitani (…) per propium alodium liberum et francum castra et villas de Torrent et de Çilla, quae loca sunt in termino Regni Valentie”71. Y fue ratificada esta donación, posteriormente, por la ayuda prestada por los hospitalarios a la conquista cristiana del Reino de Valencia, como registra el Libre del Repartiment del Regne de Valencia en un asiento del año 1238. Magister et Domus Hospitalis Iherusalem: castrum de Torrent et de Çila72.

Según la Crónica de Jaime I en dicha reunión de Alcañiz se debatieron las perspectivas de la actuación en tierras valencianas y se acordó la conquista de la capital del Reino de Valencia, empezando por la toma de la plaza de Burriana. Anteriormente o coetáneamente a la conquista de ciertas plazas se concederán posesiones a las diversas Órdenes militares que acompañen y colaboren con el Monarca en su proyecto. El 5 de junio de 1233, en el sitio de Burriana, el rey Jaime I de Aragón otorgó al comendador y caballeros de la Orden Militar de San Jorge la alquería de Carabona, sita en el término de Burriana, para cuando se conquiste esta villa. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) cum presenti carta (…) concedimus et laudamus per propriam hereditatem liberam et francham vobis dilecto nostro fratri G. comendatori et per vos domui sancti Georgii et fratribus eiusdem, presentibus et futuris, in perpetuum alqueriam que dicitur Carabona, que est in termino Burriana73.

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc.173, p. 304. Datis apud Alcanicium XVIII kalendas februarii, anno Domini M.CC. XXX secundo. 72 Cabanes Pecourt M. D. y Ferrer Navarro, R., Libre del Repartiment del Regne de Valencia I. Registro, 5 del ACA. Zaragoza, 1979 Asiento 218, p. 48. 73 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, M. D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc.181, p. 312. 71


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El 15 de julio de 1233, también en el sitio de Burriana, Jaime I confirma a los hospitalarios todos sus privilegios74. El 22 de julio de 1233, en la villa de Burriana, el monarca Jaime I otorga el castillo de Xivert a la Orden del Temple en recompensa por la ayuda prestada en la conquista de Burriana. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) attendentes multa et grata servicia, que vos venerabilis et dilectus noster frater R. Patot domorum milicie Templi in Provincia et in partibus Hispanie magister et fratres eiusdem nunc nobis in acquisicione Burriane (…) cum presenti scripto nostro firmiter et perpetuo valituro donamus, concedimus et laudamus vobis (…) castrum quod dicitur Xuverth, in terra sarracenorum75. El 25 de julio de 1233, en Burriana, el monarca don Jaime dona a la Orden del Temple una parte de la villa de Burriana, que había sido recién conquistada. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) cum presenti scripto nostro (…) donamus, concedimus, laudamus ac liberaliter confirmamus vobis venerabili et dilecto nostro fratri R. Patot domorum milicie Templi in Provincia (…) quandam partem ville de Burriana noviter acquisite76. El 22 de noviembre de 1233 fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital en Aragón y Cataluña pacta las condiciones de establecimiento con los musulmanes del castillo de Cervera, después de su conquista cristiana. Notum sit universis, tam presentibus quam futuris, quod nos, frater Hugo de Fulalcherio, Dei gratia Magister Aragonie et Cathatonie et Castelanus Emposte, concilio et voluntate fratrum nostrorum, gratia Dei operante, habuimus propositum et consilium inter nos, ut locuti essemus cum propris hominibus de Cervaria et fuimus ibi et locuti fuimus cum alfachi Abinfaur, cum

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, M.D., Documentos de Jaime I, 1216-1236. Valencia, 1976, tomo. I, doc.182, pp. 313-315. Este documento confirma lo mismo que había otorgado a los hospitalarios el 20 de junio de 1227, en Barbastro, en el doc. 93. 75 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Op cit., doc. 183, pp. 315-316. 76 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D. Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Tomo I. Doc. 185, pp. 317-318. 74


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Azmet Abinbale, Abdella, fillo Abzemer (…) et cum omnibus mauris de Cervaria, de facto scilicet ut reterent nobis castrum de Cervaria77. El 28 de abril de 1234, en Xivert, Ramón de Patot, Maestre de la Orden del Temple, con el consentimientos del capítulo templario, otorga carta de fidelidad a la morería de Xivert, en la persona de su alfaquí Abdallá, según la Sunna y los pactos establecidos En las condiciones de rendición y establecimiento de musulmanes en el castillo de Xivert estipuladas se constata. In Dei nomine. Notum sit cunctis quod istam cartam fidelitatis mandat fieri magister Templi Raymundus Patot (…) Quos omnes fratres antedictos (…) ut peterent castrum Exiverti, cum omnibus suis terminis et populo eiusdem castri, alfachino nomine Abdalla (…) Insuper, comendare Alfachino, Alcaydo sarracenorum qui nunc est et suis successoribus suam legem et çunam in eodem castro, et suis hereditamentis in vita videlicet et in morte secundum forum, iuditium suasque consuetudines iuxta quod facere consueverunt in tempore sarracenorum. (…) Totum hunc sit in comanda et custodia Alfachini Alcadi secundum que debent fieri ad legem et çunam suam, sine aliqua contrarietate, et dicta mezquita cum oratoris suis (…)78. El 12 de julio de 1234 fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta otorga a poblar los lugares de Cálig y Alí, en el término del castillo de Cervera, a Pedro de Balaguer y Bernardo de Puig, a costumbres y usos de Lérida (…) Notum sit universis tam presentibus quam futuris quod, nos frater Hugo de Fullalquerio, Dei gratia Magister Sancte domus Hospitalis (…) et Castellanus Emposte (…) per nos et omnes successores nostros (…) donamus et in donatione perpetua laudamus et concedimus vobis, Petro

77 78

Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991, doc. 7, pp. 95-98. Para analizar la capitulación del castillo de Xivert, cfr. Ferrandis Irles, M., “Rendición del castillo de Xivert a los Templarios”. Homenaje a F. Codera, 1904. Del mismo autor, “Carta puebla de Xivert por Fray Ramón de Patot, Maestre del Temple, en 28 de abril de 1234”. Colección de cartas pueblas”, BSCC, XXV, 1948, pp. 226-230. García Carcía, H., “Rendición del castillo de Xivert”. BSCC, t. XXIV. Castellón, 1948, pp. 231-233. Ubieto Arteta, A., Orígenes del Reino de Valencia. Tomo II. Zaragoza, 1979, recoge las 41 condiciones estipuladas en la entrega del castillo de Xivert a los Templarios. Son más amplias que las de Zaragoza de 1118 y ejemplo de otras. Asimismo, Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991, doc. 10, pp. 100-105. Díaz De Rabago Hernández, C., “Introducción al estudio de la aljama musulmana de Xivert durante la Edad Media. 3ª Jornadas de Historia, Arte y Tradiciones Populares del Maestrazgo, núm. 41-42, pp. 63-72, 1993.


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de Balaguerio et vestris, et vobis Bernardo de Podio (…) et vestris inperpetuum, duo loca que sunt infra terminis de Cervaria, scilicet vilare de Calig, (…) et aliud vilare qui dicitur Ali79. No solamente el Monarca entrega territorios ganados, fruto de la conquista, sino también personas. El 11 de enero de 1235 afirma confirmar a nuestro dilecto fray Hugo de Folio Alquerio, Maestre de la Orden de los Hospitalarios, la posesión de un sarraceno de Daroca, de nombre Farax, con su mujer y su casa80. El monarca Jaime I el 5 de marzo de 1235 concede a los hospitalarios de Zaragoza que sólo sean responsables de sus propias deudas81. Una de las plazas fuertes del territorio valenciano en los primeros años de la conquista fue la villa de Morella que había sido conquistado por el noble Blasco de Alagón, con consentimiento de Jaime I. El 11 de mayo de 1235 el Rey llega a un acuerdo con dicho caballero sobre el dominio de esta villa real y su castillo82. Otro de los enclaves importantes en el Maestrazgo era el castillo y la villa de Cervera. El 8 de octubre de 1235, en Lérida, fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta concede carta de repoblación para todo el territorio del término de Cervera, a costumbre de Lérida. (…)Notum sit cunctis tam presentibus quam futuris quod nos, frater Hugo de Fullalquerio, Dei gratia magister Sancte domus Hospitalis (…) damus in donatione perpetua vobis, Bernardo Michaeli de Teviça, et Bernardo de Pegueroles et Arnaldo de Podio Alto de Salceto et Arnaldo Ortolano, civi Dertose et omnibus populatoribus quos ibi/ miseritis et in posterum ibi fuerint,

Sánchez Gozalbo, A., “Carta puebla de Cálig y Ali”. BSCC, t. XX, (1944), pp. 103-104. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991, doc. 12, pp. 106-108. 80 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Tomo I. Doc.211, p. 348. 81 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Tomo I. Doc. 214, p. 353. 82 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236. Valencia, 1976. Tomo I. Doc.219, pp. 363-365. 79


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totum terminum integrum de Cervaria ad populandum cum omnibus planis, pascuis, lignis, erbis montibus (…) tam domorum quam aliarum rerum83. El rey Jaime I, el 23 de diciembre de 1235, manifiesta donar a fray Pedro Ferrandis, Maestre de la Orden del Hospital, el perpetuo dominio de dicho castillo y villa. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) cum presenti carta perpetuo valitura, per nos et omnes successores nostros donamus, concedimus et confirmamus et laudamus in perpetuum domino Deo et vobis fratri Petro Ferrandis in cismarinis partibus sancte domus Hospitalis hyerosolimitani, máximo preceptori et aliis magistris et fratribus Hospitalis hyerosolimitani, presentibus et futuris, castrum et villam de Cervaria84. El 27 de abril de 1235, en Huesca, el monarca Jaime I hace donación del castillo y villa de Bejís a la Orden de Calatrava. El 25 de junio de 1235, en Foyos, el rey Jaime I otorga a la Orden del Hospital la quinta parte que se había reservado en un molino sito en término de Burriana. El resto se lo entregó, previamente, a dicha institución religioso-militar. El 15 de marzo de 1236, en Zaragoza, Jaime I dicta sentencia para que Rodrigo Jiménez de Luesia no dispute a la Orden Militar del Temple la posesión del castillo de Xivert. El 28 de octubre de 1236, en Lérida, Jaime I, rey de Aragón, promete dotar la Iglesia de Valencia y donar tierras a cuantos le ayuden en la conquista. Este compromiso le obligaría a entregar posesiones a las órdenes militares que acudieron a su convocatoria de cruzada y que se enrolaron en la conquista del futuro reino cristiano de Valencia.

Sánchez Gozalbo, A., “Población del término de Cervera del Maestre, de 8 de octubre de 1235” BSSC., t. XXIII (1947), pp. 389-390). Díaz Manteca. E., El “Libro de Poblaciones y Privilegios” de la Orden de Santa María de Montesa (12341429). Castellón. Diputación Provincial, 1987, doc. II, pp. 181-182. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit., doc. 15, pp. 111-112. 84 Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236, op. cit., doc. 226, p. 372. 83


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(…) et assumentes crucem ad expugnandum regnum Valencie, pro exaltacione fidei christiane, promittimus in fide hac nostra legalitate, quod si Deus civitatem et regnum Valencie nobis dederit acquirendum, primo et ante omnia, dotemus ibi cathedralem ecclesiam et alias suffraganeas competenter, ad arbitrium venerabilium G. terrachonensis electi, magistrorum Milicie ac Hospitalis vel successorum vestrorum, F. infantis Aragonum et G. Fulconis85. El 17 de junio de 1237, fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta otorga carta de repoblación a la villa de San Mateo, en término de Cervera, a costumbre de Lérida. In Christi nomine. Sit notum cunctis quod nos, frater Hugo de Fulalcherio, Dei gratia/ Magister sancte domus Hospitalis (…) per nos/ et omnes successores nostros, cum hoc publico instrumento perpetuo valituro, damus imperpetuum vobis, Guillermo Colom, et Guillermo Fornerio, et Petro Clavigero et vestris et omnibus aliis populatoribus quos ibi miseritis ad populandum totum illum locum qui nuncupatur Sanctus Matheus, qui est in termino de Cervaria (…) retenimus ad bonos mores et consuetudines Ilerde86. El 17 de junio de 1237, fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta dona a poblar el lugar de Rosell, sito en el término del castillo de Cervera, a costumbres de Lérida. In Christi nomine. Sit notum cunctis quod nos, frater Hugo de Fulalcherio, Dei gratia Magister sancte domus Hospitalis (…) per nos et [omnes] successores nostros, cum hoc publico instrumento perpetuo valituro, damus imperpetuum vobis, Guillermo de Pellaga, et Petro Solerio, et Guillermo Gras et vestris et omnibus aliis populatoribus quos ibi miseritis ad populandum totum illum locum qui nuncupatur Rosellus, qui est in termino de Cervaria (… ad bonos mores et consuetudines civitatis Ilerde87.

Huici Miranda, A. y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1216-1236, op. cit., doc. 239, pp. 388-389. Betí Bonfill, M., “Carta puebla de San Mateo”. BSCC., t. XXXV, (1959), pp. 264-265. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit., doc. 21, pp. 120-122. 87 Betí Bonfill, M., “Hugo de Follalquer da a poblar Rosell en 17 de junio de 1237”, BSCC, t., XXXVII, (1961), pp. 127-129. Díaz Manteca. E., El “Libro de Poblaciones y Privilegios” de la Orden de Santa María de Montesa (1234-1429). Castellón. Diputación Provincial,1987, doc. VI, pp. 186-187. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit., doc. 22, pp. 123125. 85 86


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El 8 de julio de 1237, en El Puig de Santa María, el rey Jaime I dona los lugares de Bétera y Bufilla, en la Huerta de Valencia, a fray Llop Martí, comendador de Alcañiz de la Orden de Calatrava. El 14 de octubre de 1237, en Barcelona, Jaime I recibe bajo su protección a la casa del Palacio de Uclés, de la Orden del Temple. Pateat universis quod nos Iacobus (…) recipimus et constituimus in nostra proteccione, custodia, comenda, emparancia et in nostro guidaticio speciali domum de Palacio de Ucles que est domus Templi, ita quod nullus homo88. El 15 de agosto de 1237, en Lérida, el monarca Jaime I hace entrega de la alquería de Seca, situada en el término de Burriana, a la Orden del Temple. Posteriormente, en 1243, se le concederá la carta puebla. El 11 de julio de 1238, en el sitio de Valencia, el rey Jaime I promete a los templarios de Monzón defenderlos de los hombres y universidad de Tortosa. Ideo nos Jacobus (…) promitimus vobis Raimundo Berengarii preceptori Montisonis et magistro Templi et eiusdem domui, nos vestro iure et iusticia exigente, defendere et manutenere contra homines et universitatem dertusensem et favorem nostrum89 Unos meses más tarde, el 28 de septiembre de 1238, en Ruzafa, el rey Jaime I de Aragón y el rey Ibn Zayyán de Valencia firman la capitulación de la ciudad de Valencia, dando un paso decisivo para avanzar en la conquista del Reino90. El 18 de octubre de 1238, en Valencia, días después de haber entrado en la ciudad, el Monarca dona al arzobispo de Tarragona y por él a la Iglesia de Valencia, todas las iglesias y mezquitas “intra” y extramuros de dicha ciudad. Posteriormente se irán transformando las antiguas mezquitas en iglesias cristianas91. Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1237-1250. Valencia, 1976. Tomo II. Doc. 248, pp. 17-18. 89 Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1237-1250, op. cit., doc. 262, p.29 90 Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1237-1250, op. cit., doc. 273, pp. 39-40. 91 Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1237-1250, op. cit., doc. 276, p. 42. 88


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El mismo día 18 de octubre de 1238, también en la ciudad de Valencia, Jaime I concede a la Orden del Temple una torre, sita en la ciudad, junto a la puerta de Batbazachar, la muralla, barbacana, varias casas, y un espacio en la demarcación del barrio de la Xerea, además de veinticinco jovadas en el término de Valencia. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus, Dei gratia Rex Aragonum, Maioricarum, Valentie, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montpesulani, reducentes ad memoriam multa grata servicia que vos, dilecti nostri fratris venerabilis domus Templi nobis fecistis et facitis cotidie, et fecistis specialiter nec in adquisicione civitatis et regni Valencia; ideo, per nos et omnes successores nostros, damus et concedimus vobis, dilecto nostro fratri G. de Cardona (…) per vestram staticam sive domum illam turris magnam in Valencia, que est ad portam que dicitur Batbazachar, cum muro et barbacana et cum omnibus domibus que sunt usque ad turrem que est in muro iuxta columbarium, ex parte fluminis. (…) Item donamus vobis ad opus orti de campo Exarre quantum est, de porta que dicitur Batbazachar, iuxta vallium, usque ad illas duas parvas ficus contiguas vallo; (…) et sicut domus diruiti de Exarrea concludit usque ad flumen Gadalausarii et usque ad predictam portam Barbazachar92. El 5 de febrero de 1239, en Valencia, Jaime I concede a Hugo de Fullalquer, en nombre de la Orden del Hospital, la alquería de Alcudia, sita entre Silla y la Albufera de Valencia. Noverint universi quod Iacobus (…) damus et concedimus (…) fratri Hugoni de Folio Alquerio, castellano Emposte, (…) alqueriam, que dicitur Alcudia, sita inter Cillam et AlbuferamValencie93. El 17 de abril de 1239, Fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta otorga a Pedro de Capella, Bernardo Guasch, Balaguer de Abella y Arnaldo de Castellbó el lugar de Carrascal, en el término de Cervera. (…) Notum sit cunctis, quod nos, frater Hugo de Fulalquerio, Dei gratia Castellanus Emposte humilis, concilio et voluntate fratrum nostrorum (…) damus et concedimus vobis, Petro de

Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976,op. cit., tomo II, doc. 277, pp. 43-44. 93 Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976,op. cit., tomo II, doc. 291, pp. 55-56. 92


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Cappellano, et Bernardo Guasch, et Balaguerio de Abella et Arnaldo de Castrobono et vestris omnes pariter, totam illam hereditatem cum heremis et populatis quam preceptoris Cervarie in loco nominato Carrascalium94. Entre 1235 y 1240 Fray Hugo de Fullalquer también concedió cartas de repoblación a los lugares de Traiguera, Canet lo Roig, Chert, La Barcella y La Jana, situados dentro de la demarcación del Castillo de Cervera95. El 20 de febrero de 1240, en documento dado en Calatayud, don Jaime y su segunda esposa, doña Violante de Hungría, reconocen haber recibido de los templarios de la villa de Monzón las joyas que habían depositado para su custodia en casa de éstos96. El 15 de julio de 1240, en Valencia, el rey Jaime I llega a un acuerdo con la Orden del Hospital sobre el castillo de Cullera y sus pertenencias. En dicho arbitraje se establece que el rey Jaime I, por sí y sus sucesores, dio para siempre al maestre y “freires” de la casa del Hospital de Jerusalén la mitad del castillo y su término, reteniendo para sí la otra mitad. Cum contencio esset inter dominum Iacobus, Dei gracia illustrem regem Aragonie (…) ex una parte et magistrum et fratres Hospitalis iherosolimitani ex altera, super castro de Cuyllera et suis pertinenciis97. El 18 de julio de 1240, en Valencia, Jaime I dona al Comendador de la Orden del Hospital de Jerusalén “in quinque regnis Ispanie” buenas casas y diez jovadas de tierra en el término de Denia.

Ferrandis Irles, M., “Carta puebla de Carrascal”, BSCC., t. XLIV, (1968), pp. 234-235. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit., doc. 35, pp. 146-147. 95 Cfr. Díaz Manteca. E., El “Libro de Poblaciones y Privilegios” de la Orden de Santa María de Montesa (1234-1429). Castellón, 1987. Se han perdido las cartas pueblas de estas localidades, pero tenemos referencia en la obra de Díaz Manteca, concretamente en el registro-libro de poblaciones y privilegios de las villas y lugares de la Orden de Montesa (1234-1429) p. 172. 96 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 307, p. 72. 97 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 312, pp. 77-78. 94


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Noverint universi quod nos Iacobus (…) donamus et concedimus, per nos et nostros, vobis venerabili et dilecto nostro fratri Riombaldo, comendatori domorum Hospitalis Iherusalem in quinque regnis Ispanie (…) in perpetuum quasdam bonas domos in Denia et decem iovatas terre in eisdum termino98. El 20 de agosto de 1241, en documento dado en Uclés, fray García Garcés, Comendador de Montalbán, de la Orden de Santiago, concede carta de repoblación a la alquería de Museros, situada en la Huerta de Valencia, otorgándosela a fuero de Valencia. (…) como nos don Garcia Garces, comendador de Montalban, con otorgamiento et con voluntat de fray Bernardo de Castellblanco (…) et de todos los otros freyles de nuestra casa, por nos et por nuestros successores, damos et otorgamos a nuestros vasallos, pobladores de la nuestra alqueria de Museros, todas las tres partes entregament de todas las eredades de esta dicha alqueria (…) et esto que lo ayamos [a fo]ro de Valencia99. El 24 de enero de 1243 fray Lope Martínez, Comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz confirma la carta puebla a los vecinos de Albocàsser, que con anterioridad había otorgado don Blasco de Alagón el 25 de enero de 1239 para Juan Brusca y otros, igualmente, a fuero de Zaragoza. Noverint universi quod nos, frater Lupus Martinez, comendador de Alcaniç et de omnibus domibus et hereditatibus quibus Ordo Calatrave viget in Regno Aragonie et Valentie, (…) per nos et per totum conventum eiusdem Ordinis (…) damus, concedimus, laudamus et confirmamus cum hoc publico instrumento perpetuo valituro, vobis dicto Iohanni de Brusca et universis populatoribus et habitatoribus (…) locum dicitur Albucacer, in termino de illis Coves de Avinromano (…) ad bonum forum et consuetudinem Cesarauguste100.

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976,op. cit., tomo II, doc. 313, p.79. 99 Sainz De Maza, T., La Orden de Calatrava en la Corona de Aragón, Zaragoza, 1980, pp. 251-252. Guinot Rodríguez, E., Cartes de poblament, op. cit., doc. 42, pp. 151-152. Esta carta fue hecha en Uclés, XX días de agosto, era Mª. CCª. LXXª. IXª., es decir el año de la fecha señalada menos 38, o sea, el 1241, 100 Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1990. Carta puebla núm. 48, pp. 162-163. Quod est actum Valentie, IXº kalendas febroarii, anno Domini Mº.CCº XL IIº, consecuentemente es el 24 de enero y no el 22 como recoge E. Guinot. 98


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El 6 de septiembre de 1243 fray Bernardo de Portella, Comendador de Miravet de la Orden militar del Temple, otorga carta puebla a la alquería de Seca, situada en el término de Burriana, a fuero de Zaragoza. In Dei nomine (…) frater Bernardus de Portella, preceptor Mirabeti et tenens locum Magister (…) per nos et omnes successores nostros et fratres Templi (…) damus, tradimus et concedimus in perpetuum ad populandum vobis (…) alqueriam nostram que dicitur Seca, que est in termino de Borriane (…) Concedimus autem vobis forum Cesarauguste101. El rey también se preocupa por el urbanismo de Valencia. El 22 de septiembre de 1243 el Rey, en Valencia, crea un impuesto para contribuir a la construcción de un nuevo puente en la ciudad de Valencia por el que entrarían y saldrían de la ciudad para ir a Morvedre, hacia el Mar, la Xerea, Liria, Xàtiva y hacia otros lugares. Noverint universi quod nos Iacobus (…) ut pons qui de novo in civitate Valencie edificatur et construitur102. El 31 de octubre de 1243 fray Hugo de Fullalquer, Maestre de la Orden del Hospital y Castellán de Amposta concede carta puebla a los cristianos que se han instalado en Silla, a fuero de Valencia. In Dei nomine, manifestum sit omnibus quod nos, frater Hugo de Fullalquerio, Castellanus Emposte humilis, una consilio et voluntate fratris Petri Geraldi, comendatoris Valentie (…) populamus et stabilimus et damus ac concedimus vobis B. de Cilla et Garcia de Iemo, et Petro Meder, et Dominico de Allepuç et Petro de Bena et omnibus aliis populatoribus presentibus et futuris, omnes hereditatis, domus et possessiones quas nodo habetis in Cilla (…) forum et consuetudinem civitatis Valentie103.

Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta puebla núm. 54, pp. 173-175. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 380, pp. 166-167. 103 Betí Bonfill, M., “Carta-puebla de Çilla, otorgada por Fr. Hugo de Follalquer, Castellán de Amposta, en 31 de octubre de 1243”, BSCC., t. II (1921), pp. 23-24. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta puebla núm. 55, pp. 176-177. 101 102


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El 6 de marzo de 1244, en Perpiñán, el Monarca otorga licencia a la Orden del Hospital para proceder a establecer un mercado semanal en la villa de San Mateo. En 1244, tropas castellanas ocuparon las localidades de Enguera y Mogente. Para acabar con las disputas de Jaime I y su yerno el infante castellano don Alfonso –posteriormente Alfonso X el Sabio, de Castilla– se firmó el Tratado de Almizra (1244) –topónimo actual Campo de Mirra–, fijando las tierras y poblaciones que corresponderían conquistar y pertenecer a la Corona de Aragón y a la Corona de Castilla. En ese mismo año, el 25 de marzo de 1244, en Almizra, Jaime I dona a la Orden de Santiago la villa y castillo de Enguera. Noverint universi quod nos Iacobus (…) concedimus et laudamus per hereditatem propriam, francham et liberam vobis venerabili et dilecto fratri Pelagio Petri Corrigia magistro milicie Sancti Iacobus et per vos universis et singulis fratribus ordinis ipsius milicie, presentibus et futuris, in perpetuum, castrum et villam de Enguera104. El 17 de agosto de 1244, en Valencia, Jaime I da a la Orden del Temple la mitad de la atarazana del puerto de Denia. Noverint universi quod nos Iacobus (…) damus et concedimus per hereditatem propriam, francham et liberam vobis fratri Guillelmo de Cardona domorum milicie Templi (…) in perpetuum medietatem daraçane Denie105. El 2 de septiembre de 1244 fray Lope Martínez, Comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz, otorgó carta puebla al castillo de Pulpis para Juan Jovar y 30 pobladores más, a fuero de Zaragoza106.

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 387, pp. 175-176. 105 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 393, p. 181. 106 La referencia a esta carta puebla se pueden verse en Ruiz de Lihori, J., Alcalá de Xivert. Resumen histórico. Castellón 1905, y en Gual Camarena, M., Las Cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por Pérez Pérez, D., Valencia, 1989. Doc., núm. 45, p. 120. 104


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Posteriormente, el 17 de abril de 1286, se le concedió otra nueva carta puebla al lugar de Pulpis donada por fray Berenguer de San Justo, Maestre del Temple, para Íñigo de Zaragoza y otros 25 repobladores, a fuero de Valencia. Noverint universi quod nos, frater Berengarius de Santo Iusto domorum Militie Templi (…) damus et concedimus ac confirmamus vobis Enequo Cesarauguste (…) seu populatoribus de Polpiç, cum omnibus suis terminis (…) consuetudinis civitatis Valentie107. El 22 de septiembre de 1244, en el sitio de Biar, el rey Jaime I concede a la Orden de Santiago el castillo y villa de Yanna. Noverint universi quod nos Iacobus (…) damus et concedimus per hereditatem propriam, francham et liberam vobis fratri Pelagio Petri magistro ordinis milicie sancti Iacobi et fratribus vestris ordinis vestri in perpetuum castrum et villam, que dicitur Yanna108. El 24 de octubre de 1244, en Biar, el rey Jaime I dona licencia al Maestre de la Orden del Temple para permitirles construir unas casas junto a la muralla de Burriana. El 13 de febrero de 1245 fray Lope Martínez, Comendador de la Orden de Calatrava en Alcañiz, otorga carta puebla al lugar de Alcolea –hoy Vilanova de Alcolea–, situada en la bailía de Les Coves de Avinromà, para 66 pobladores a fuero de Zaragoza. Sit notum cunctis quod ego, frater Lopo Martínez, preceptor de Alcanicio, cum consensu et voluntatem fratrum nostrorum (…) damus et concedimus modo et imperpetuum ommibus popularibus de Alcolea (…) ad LXVI laboratores (…) ad bonum forum et consuetudinem Cesarauguste, salvo tamen ius et dominium et fidelitatem Ordinis Calatrave109. El 24 de febrero de 1245, en Valencia, fray Pedro Guerau, Comendador de la Orden del Hospital en Valencia, otorga carta puebla a las alquerías de Sueca, Saucelles y Alborig. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1990. Carta puebla núm. 214, pp. 414-415. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 399, p. 189. 109 Díaz Manteca, E., “Lope Martínez, preceptor de Alcañiz, otorga carta de población al lugar de Alcolea. BSCC, t. LVIII (1982), pp. 93-95. O bien en Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 59, pp. 182-184. 107 108


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Sit notum cunctis quod ego frater Petrus Geraldi, comendator domus Hospitalis Sancti Iohannis Valentie damus et stabilimus vobis Petro Nebot, Ferrario de Vallmoll, Petro Dominico (…) septuaginta et duas iovatas terre in termino de alqueriarum de Çuecha, et Sauçellis et de Alborix, qui sunt in termino de Cullera110. El 5 de marzo de 1245, en Valencia, fray Pedro Guerau, Comendador de la Orden del Hospital en Valencia, dona carta puebla a la alquería de La Alcudia, ahora llamada Torreta, situada en el término de Sueca, para diez familias, a fuero de Valencia. Noverint universi quod nos, frater Petrus Geraldi, comendator domus Hospitalis Valentie, mandato et auctoritate Iacobi, Dei gratia Regis Aragonum, et fratris Hugonis de Folioalcherii, Castellani Emposte (…) damus et stabilimus ad populandum vobis Raymundo Milani et Guillermo Pelati (…) loca et casalia ad construendas domos in alqueria bocata Alcudia, in termino de Collaria (…) et ad forum Valentie111. El 23 de marzo de 1245, el mismo comendador de la Orden del Hospital, otorga otra carta puebla a la alquería de Saucelles para diez repobladores. Nos frater Petrus Geraldi, comendator domus Hospitalis Valentie, (…) damus et stabilimus ad populandum et meliorandum vobis Raimundo de Tarracona et Arnaldo Ferreri, et Guillermo de Polerio, et Petro de Podio, etc., (…) et vestris in perpetuum quinquaginta et quatuor iovatas terre et vineas in alcharia vocata Saucella, que est in termino de Colleria112. El 12 de enero de 1246, en Valencia, Jaime I ordena que no se cobre a los hombres del Temple leuda ni peaje, bajo ningún concepto. Iacobus (…) Dicimus et mandamus vobis quatinus de aliquibus hominibus Templi, iudeis, christianis seu sarracenis, non accipiatis pedaticum sive leudam, veterem sive novum, ratione aliquarum rerum113. Chabás, R., “Frey Pedro de Queralt, Comendador del Hospital en Valencia a 24 de febrero de 1244. Carta puebla de Sueca”, núm. 50. El Archivo, t. II, (1887-1888), pp. 386-390. Edición facsímil, Alicante 1986, Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 60, pp. 184-186. 111 Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 61, pp. 186-187. 112 Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 62, pp. 188. 113 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 418, p. 209. 110


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El 29 de mayo de 1246, en Gerona, Jaime I promete a la Orden del Temple cambiarles el lugar de Ruzafa por la torre y alquería de Moncada, concediéndoles además seis mil sueldos de Jaca sobre la Albufera de Valencia a entregar en la próxima festividad de Pascua. Manifestum sit omnibus quod nos Iacobus (…) promittimus vobis fratri Guillermo de Cardona, domorum milicie Templi (…) quod dabimus et trademus vobis et domui Templi turrim et alchaream que vocatur Moncada, integre, sitam in orta Valencie (…) quamvis in instrumento inter nos et vos confecto de concambio de Ruçafa (…) accipiat pro nobis et vobis sex milia solidos iaccensis in Albufera Valencie hinc ad proximum festum Paschalis114. El 28 de enero de 1247 fray Pedro de Ager, lugarteniente del Comendador de la Orden del Temple en Valencia concede carta de repoblación a la alquería de Binata, situada en el término de Moncada, a fuero de Valencia. Sit notum cunctis quod ego frater Petrus d’Ager, tenens locum frater Gauterii, Comendatorius in Valentie (…) damus et stabilimus vobis, Bernardo de Ganalor et Petro de Mansoromeus, et vestris imperpetuum, totum illum honorem ab integre quem habemus in alcharea de Binata (…) secumdum generalem consuetudinem Valentie115. El 21 de julio de 1247, en Huesca, Jaime I paga a la Orden del Temple mil marcas de plata que le adeudaba por la custodia de castillos, a cobrar sobre los réditos de Tortosa y varias poblaciones o localidades del Reino de Valencia –Peñíscola, Liria, Eslida, Veo, Ahín, Tales–. Noverint universi quod nos Iacobus (…) nos habuisse et recepisse a vobis venerabili fratre Guillelmo de Cardona, magistro milicie Templi (…) mille marcas argenti boni et fini (…) pro custodia castrorum (…) quos habemus et accipimus et habere et accipere debemus in civitate Dertose et suis terminis et in castro et villa de Peniscola et suis terminis et in castro et villa de

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 426, pp. 218-220. 115 Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 68, pp. 196-197. 114


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Lirea et suis terminis et in castro et villa de Ezlida et suis terminis et in castro de Beyo et suis terminis et in castro de Ayn et suis terminis et in castro de Tales et in suis terminis116. El 28 de julio de 1247, en Huesca, el rey Jaime I establece un acuerdo con la Orden del Temple, representada por fray Guillermo de Cardona, venerable Maestre de la milicia del Temple en Aragón y Cataluña sobre cuestiones diversas. Noverint universi quod inter nos dominum Iacobum (…) et nobilem virum fratrem Guillelmum de Cardona venerabilem magistrum milicie Templi in Aragonia et Catalonia et quosdam alios eiusdem ordinis magistros predecessores suos, super subiectis capitulis, titulis seu peticionibus questio fuit diucius agitata117. El 30 de julio de 1247, en Huesca, Jaime I confirma a la Orden del Temple el diezmo de todos los bienes reales que ya les había sido concedido por los monarcas antecesores. (…) tam de hereditatibus universis, honoribus, civitatibus, castris, villis, mansis, laboracionibus, lezdis, pedagiis, herbaticis et carnegiis118. El 29 de mayo de 1248 fray Gauterius, Comendador de Valencia de la Orden del Temple, dona carta de población a la villa de Moncada, a fuero de Valencia. Manifestum sit omnibus tam presentibus quam futuris quod nos, frater Gauterius, comendator domus Militie Templi de Valentie, (…) per nos et nostros presentes et futuros, damus, concedimus et stabilimus imperpetuum vobis populatoribus de Muncada, scilicet Dominico de Siscar, Berengario de Riu, Petro de Barberano (…) domos unicuique vestrum et unam fanecatam terre pro orto faciendo in Muncada (…) Concedendo et donando vobis et vestris omni tempore foros et consuetudines Valentinos119. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 466, pp. 269-271. 117 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 467, pp. 271-276. 118 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 468, pp. 277-278. 119 Llorens Raga, P. L., La ciudad de Moncada, 1950, pp. 318-321. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 70, pp. 199-202. 116


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El 13 de octubre de 1248, en Valencia, Jaime I concede a la Orden del Temple unas casas, sitas entre tres torres de la muralla de la villa de Liria, más una jovada y casas, localizadas ante dicha muralla. Noverint universi quod nos Iacobus (…) per nos et nostros damus et concedimus per hereditatem propriam, francham et liberam nobis, venerabili et religioso viro Sancio Cardona, magistro milicie Templi et vestris successoribus et ordini Templi, imperpetuum, quasdam domos infra muros ville de Licia sicut sunt terminate et assignate de una turre ad aliam, et continent in se tres turres dictorum murorum. (…) Et unam iovatam terre cum domibus in ea sitis, que est ante muros eiusdem ville120. El 25 de noviembre de 1248 fray Pedro de Alcalá, Castellán de la Orden del Hospital, concede nueva carta de poblamiento a la alquería de Silla, ahora para sesenta pobladores cristianos, y también a fuero de Valencia. In Dei nomine. Sit notum cunctis, presentibus et futuris, quod nos frater Petrus de Alcalano, humilis Castellanus Emposte (…) per nos et omnes successores nostros, damus et stabilimus et concedimus ad populandum, bene laborandum vobis Petro de Torrente, Petro Arnaldi Cortes, Iohanni Marti (…) et vobiscum sexaginta populatoribus aliis, totam alcaream nostram integriter de Cilla121. El 28 de noviembre de 1248 fray Pedro de Grañena, Comendador de las casas de Valencia de la Orden del Hospital otorga carta puebla a la alquería de Torrente para Berenguer Torner y otros, a fuero de Valencia. Sit omnibus notum quod nos, frater Petrus de Granyena, comendador domus Hospitalis Valentie (…) per nos et omnes nostros presentes et futuros, damus et stabilimus vobis, Berengario Tornerio, et Blanca Fort, femina, (et aliis) (…) et successoribus vestris in perpetuum, videlicet centum

Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 479, pp. 291. 121 Febrer Romaguera, M. V., “La segona carta pobla de Silla donada l’any 1248 i les seues condicions”. Butlletí informació Municipal de Silla, núm. 16, 1983. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 74, pp. 206-208. 120


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quinquaginta iovatas terre in regadivo alqueriis nostre de Torrent inter vos taliter dividendas (…) ad forum Valentie122. El 13 de agosto de 1249, en Valencia, el Rey cede temporalmente las rentas de las villas de Onda y Burriana a la Orden del Temple hasta que esta institución religiosomilitar recupere las cantidades que el Monarca le adeuda. El 25 de febrero de 1250, en Valencia, Jaime I diligencia carta de protección a la casa del Orden del Temple en la ciudad de Valencia, incluida a las personas y bienes. El 21 de marzo de 1250 fray Pedro de Alcalá, Castellán de Amposta de la Orden del Hospital, otorga carta puebla a varios repobladores para que se instalan en la villa y castillo de Cervera del Maestrazgo. Notum sit cunctis quod nos, frater Petrus de Alcalano, Castellanus Emposte humilis de consilio et voluntate fratris Petri de Graniana, comendatoris domus Valentie, et fratris Petri de Asyti, comendatoris Emposte, et fratris Iohannis de Parisio, comendotoris castri Cervarie (…) per nos et per omnes successores nostros, damus et concedimus in perpetuum vobis, Raymundo de Belloc et Iohanni Pereç (…) et omnibus aliis hominibus qui modo in castro et villa de Cervaria permanent vel de cetero permanebunt et omni proieniei et posteritati vestre et eorum, totum terminum corporis castri Cervarie, quod iam possidetis et laboratis ut ipsum populetis et laboretis et possideatis et explectetis123. El 19 de mayo de 1250, en Morella, Jaime I promete a Guillermo de Cardona Maestre de la Orden del Temple restituirles los castillos de Morella y Almenar si les fueran arrebatados a la Orden. Noverint universi quod nos Iacobus (…) per nos et nostros promitimus vobis venerabili et dilecto fratri Guillelmo de Cardona magistro milicie Templi et vestris fratribus universis quod si aliquis Beguer Esteve, V., “La Carta Puebla de Torrent”, XII Asamblea de Cronistas del Reino. Valencia, 1978, pp. 167-172. Febrer Romaguera, M, V., y Royo Martínez, J., “La carta de población de Torrent de 1248. Introducción y edición del texto latino”. Torrrens, nº 5, (1986-1987), pp.23 y ss. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1990. Carta puebla, núm. 75, pp. 208-212. 123 Ferrandis Irles, M., “Carta puebla del castillo y villa de Cervera por Pedro de Alcalá en 21 de marzo de 1250”, BSCC, t. XLV, (1969), pp. 32-33. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta puebla núm.82, pp. 220-221 122


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vel aliqui occuparent castra de Morella et de Almenar (…) nos restituemus vobis ipsa castra et faciemus vobis satisfieri de ipsis iniuriis et forciis illatis124. El 3 de septiembre de 1250, en Lérida, Jaime I y el castellán de Amposta autorizan y conceden a la casa del Hospital de Valencia plena potestad para poblar alquerías del término del castillo nuestro de Cullera a fray Juan Aparicio y a Ramón de Rocafull. Noverint universi quod nos Iacobus (…) et nos, frater Petrus de Alcalano, castellanus Emposte (…) damus et concedimus vobis, fratri Iohanni Paricius, preceptori domus Hospitalis Valencie et vobis, Raimundo Rochafolio, plenariam potestatem stabiliendi et populandi ad octavum omnes alquerias et terminum castri nostro de Cuyllera125. El 7 de marzo de 1251 fray Guillem de Cardona, Maestre de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña, concede a varios pobladores cristianos el lugar de Alcalá, en el término de Xivert, para su repoblamiento, a fuero de Valencia. In Dei nomine. Noverint universi quod nos, frater Guillermus de Cardona, Magister domus Militie in Aragonum et Catalonie, et frater Guillermus de Montegrino, comendator de Dertosa (…) per nos et omnes successores nostros presentes atque futuros, cum hoc presenti publico instrumento perpetuo valituro, damus, concedimus, in presenti tradimus vobis Petro de Orta (…) et omnibus aliis populatoribus presentibus et futuris, ibidem venientibus et vestris et suis successoribus, ad populandum, morandum et habitandum imperpetuum quondam locum nostrum qui dicitur Alcala, qui est in termino Exiverti126. El 25 de abril de 1251, en Ariza, Jaime I concede a la Orden del Temple que puedan transportar libremente a hombres y mujeres con sus bienes en la barca que tienen en Novella127. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 536, p.353. 125 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I, 1237-1250. Valencia, 1976, op. cit., tomo II, doc. 548, pp. 364-365. 126 Beti Fonfill, M., “Carta puebla de Alcalá de Xivert por el Maestre del Temple a Pedro de Orta y otros, a 7 de marzo de 1251”, BSCC., t. XXXIII, (1957), pp. 253-256. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 92, pp. 236-239. 127 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257. Zaragoza, 1978. Tomo III, doc. 565, p. 27. 124


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El 3 de mayo de 1251, en Puzuel, Jaime I permite a la Orden del Temple que pueda poblar con cinco hombres más la aldea de Camañes, sita en Teruel128. El 10 de septiembre de 1251, en Lérida, Jaime I aprueba la permutación realizada, entre Eximeno Pérez de Arenós y la Orden del Temple, de la heredad de Masarrochos y la que posee sobre la acequia de Moncada por el castillo y villa de Albentosa con sus términos. Noverint universi quod nos Iacobus (…) per nos et nostros concedimus et laudamus et confirmamus permutationem et concambium quod vos, dompnus Eximenus Petri de Arenoso, fecistis de hereditate vestra de Macarroyos et de hereditate vestra quam habetis suptus cequiam de Moncada, cum magistro et fratribus Templi cum castro et villa de Alventosa cum suis terminis129. El 1 de octubre de 1251, en Valencia, fray Pedro de Ager, Comendador de Valencia de la Orden del Temple, dona a varios pobladores la alquería de Masarrochos, en el término de Moncada, para que se repueble a fuero de Valencia. Noverint universi quod nos, frater Petrus de Ager, comendator domus Templi Valentie, et frater Bernardus de Palomario, comendador de Vilell, mandato et auctoritate illustris fratris Guillermi de Cardona (…), per nos et omnes successores nostros, damus et tradimus atque stabilimus vobis Bernardo Lubeti, Petro Caboti (…) ortos et tres iovatas terre unicuique vestrum in alcharia nostra de Maçaroios130. El 7 de febrero de 1252, se concedió el reconocimiento y la confirmación dadas por la Orden de Calatrava, de que Alcolea se pobló a fuero de Zaragoza y que las primicias quedaron para el Consejo. El 4 de abril de 1252, en Valencia, Jaime I concede, juntamente con el castellán de Amposta, de la Orden del Hospital, a los pobladores de Cullera terreno para pastos en el término de la villa. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257. Zaragoza, 1978. Tomo III, doc. 566, p. 28. 129 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 580, pp. 46-47. 130 Febrer Romaguera, V., “La carta pobla de la alqueria de Massarrotjos”, Cronicó del Regne de Valencia, núm. 36, (1988), pp. 22-23. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 94, pp. 242-244. 128


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Noverint universi quod nos Iacobus (…) et nos frater Petrus de Alcalano, castellanus Emposte, per nos et nostros damus et assignamus vobis populatoribus de Cullera et vestris in perpetuum, medium milliarium boalarii in termino de Cullera extra terram131. El 16 de enero de 1253, en Perpiñán, Jaime I confirma a los templarios de Masdeu el derecho a pastos en Querenza132. El 2 de junio de 1253, en Lérida, Jaime I sentencia en una controversia habida entre la milicia del Temple y Berenguer de Puigvert –Berengarius de Podio Viridi–133. El 15 de septiembre de 1253, en Barcelona, Jaime I permuta a la Orden del Hospital el castillo y villa de Duo Castella por 400 sueldos anuales a cobrar sobre los réditos de sus molinos de Solerio134. El 23 de octubre de 1253, don Jaime concede a la Orden del Hospital los derechos que tenían en unos molinos de Burriana que fueron de Ferrán Pérez de Pina. El 12 de julio de 1255, en Lérida, Jaime I otorga licencia a la Orden del Hospital para poder celebrar una feria anual de quince días de duración en la villa de San Mateo. El 7 de agosto de 1255, en Lérida, Jaime I recibe bajo su protección a los templarios de Masdeu y de las restantes casas del Temple asentadas en el Rosellón y que de ellos dependían135. El 14 de febrero de 1256, en Calatayud, el monarca Jaime I donó a la Orden de Santiago el castillo de Garmoixent, que se encuentra al lado de Moixent. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 595, p. 70. 132 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 613, pp. 94-95. 133 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 623, pp. 102-104. 134 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 625, pp. 110-112. 135 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 680, pp. 169-170. 131


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El 20 de febrero de 1256 fray Guerau Amici, Castellán de Amposta de la Orden del Hospital, concede y establece a poblar a varios repobladores cristianos la alquería de Benaraix que parece corresponde a la conocida posteriormente con el nombre de Vinarragell, en el término de Burriana, a fuero de Zaragoza. In Dei nomine et eius gratia.Noverint universi quod nos, frater Guiraldus Amici, humilis Castellanus Emposte (…) et aliorum fratrum nostrorum in nostra baylia comorantibus; per nos et omnes nostros presentes et futuros, damus et stabilimus ad bene laborandum et ad bene excolendum vobis Arnaldo de Golifas, et Berengario de Apiera, et Iohanni Peris, et Petro de Taliata et vestris, imperpetuum, alcareyam nostram que vocatur Benaraix, quam habemus et habere debemus in termino Burriane (…) ad bonum forum et consuetudinem Cesarauguste asignatam136. El 23 de marzo de 1256 el Maestre de la Orden del Hospital dona carta puebla a la alquería de Benihamer o Beniham, sita en el término de Burriana, a fuero de Zaragoza137. El 9 de agosto de 1256, en la villa de San Mateo, Jaime I enfranquece, o hace franco y libre, a los vasallos de la Orden del Hospital del Reino de Valencia de los impuestos de leuda, peaje y portazgo. El 4 de abril de 1257, en Lérida, el rey Jaime I reconoce a la Orden de Temple haber obligado a los habitantes de Tortosa y Monzón, que eran poblaciones de los templarios, a hacer entrega de una cantidad de dinero. El 26 de junio de 1257, en Lérida, reconoce a los hombres del Temple, habitantes de Zaidín, la exención de prestarle servicio138. El 20 de julio de 1257, en Teruel, el rey Jaime I confirma a la Orden de Santiago la donación de las localidades de Orcheta y Torres, que habían sido de Zeid Abu Zeid. GARCÍA EDO, V., “Carta puebla de Binaraix”, BSCC., t. LVII, (1981), pp. 381-384. GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 107, pp. 268-270. 137 M. Gual Camarena menciona esta carta puebla, facilitada su existencia por V. García Edo. AHN. OO.MM. Montesa. Pergaminos particulares, carpeta 516, núm. 207. E. Guinot alude a su existencia al recoger el testimonio del padre Ramón de María en su trabajo sobre el Repartiment de Burriana y Villarreal. Valencia, 1935, pp.193-194. 138 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón,1251-1257, op. cit., tomo III, doc. 739, p. 226. 136


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El 18 de enero de 1258, en Barcelona, Jaime I exime al monasterio de Scala Dei de la Orden de los cartujos en Tarragona, del diezmo que ha de pagar a la Orden del Temple139. El 30 de enero de 1258, en Tortosa, Jaime I dispensa al consejo de Alcañiz de cargas militares respeto a la Orden de Calatrava140. El 15 de marzo de 1258, en Tortosa, Jaime I aprueba y confirma el cambio realizado entre Pedro Alfonso, hijo del rey de Portugal y Comendador de Alcañiz de la Orden de Calatrava, y Jimeno Pérez de Pina, de unas casas y tierras en la ciudad de Valencia y su término por el castillo y villa de Favara. Quod nos Iacobus, etc., per nos et nostros laudamus, aprobamus et confirmamus vobis, Petro Alfonso, filio quondam regis Portugalie, comendatori Alcanicii et ordini Calatrave imperpetuum, concambium quod fecit vobiscum Eximinus Petri de Pina de domibus et hereditate sua quam habebat in Valencia et suis terminis, quas dedit vobis pro castro et villa de Favara, que vos dedistis ei141. El 21 de junio de 1259, en Barcelona, Jaime I confirma a la Orden del Temple la reconstrucción de un horno en unas casas que anteriormente les había donado, sito en la ciudad de Valencia, no permitiendo que se construya otro horno en un radio de acción determinado. Noverint universi quod nos Iacobus (…) recognocimus et pro certo invenimus ex infra termino illius donacionis quam nos fecimus domui milicie Templi in civitate Valencie de domibus et turri que dicitur Batbazachar, cum suis terminis et pertenenciis, erat constructus furnus tempore sarracenorum; et fratres eiusdem domus per spatium temporis eundem furnum pacifice tenuerunt et possiderunt, procedente vero tempore fuit de voluntate comendatoris qui nunc erat in dicta domo quod dirruit dictum furnum et fecit ibi fossarium ad sepelliendum fratres eiusdem domus142. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262. Tomo IV. Zaragoza, 1982, doc. 837, pp. 40-41. Datum Barchinone, XV kalendas febroarii, anno Domini M.CC.L. séptimo. 140 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 947, p. 47. 141 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 981, p. 74. 142 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 1115, pp. 215-216. 139


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El 4 de marzo de 1260, en Tarazona, Jaime I concede a la Orden del Hospital que los alcaides de Torrellas no puedan redimir a los moros de esta localidad que sean de la pertenencia de la Orden. Noverint universi quod nos Iacobus (…) per nos et nostros, concedimus vobis fratri Amalrico, comendatori Hospitalis sancti Iohannis domus de Aynon, et successoribus vestris (…) stabilimus in perpetuum quod alcaydus de Torreyllas non faciat redimere unquam de cetero, aliquo tempore, sarracenus vestros143. El 12 de marzo de 1261 fray Guillermo de Muntanyana, Maestre de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña, otorga carta de población al lugar de Alcocebre, situado en el término del castillo de Xivert. (…) frater Guillermus de Muntanyana, quodam Magister Militie Templi quondam in Aragonum et Cathalonie (…) dedit et concessit Raymundo Perpunterii et Bernardo Conill, et omnibus aliis populatoribus, scilibet quadraginta personis, quendam locum vocatum Alcocever, situm infra terminis castri de Exiverto144. El 31 de agosto de 1262, en Barcelona, Jaime I ordena a los templarios de Tortosa que respeten la renta que el Monasterio de Benifassá tiene en aquella ciudad145. El 18 de febrero de 1262 fray Guillermo de Muntanyana, Maestre de la Orden del Temple, otorga carta puebla a los lugares de Castelnovo y Almedijar, pertenecientes al término de Xivert. In Dei nomine. Notum sit cunctis quod nos, frater Guillermus de Muntanyana, Magister humilis Militie Templi in Aragonia et Cathalonia (…) per nos et omnes successores et fratres Militie Templi, ad bonum et utilitatem domus Templi et eiusdem fratrum, damus et concedimus vobis Bartholomeu Amoros et populatoribus quos ibi miseritis et vestris successoribus imperpetuum, Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 1168, p. 254. 144 Díaz Manteca, E., “Carta puebla de Alcossebre”, BSCC, t. LX, (1984), p. 229. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 122, p. 288. 145 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 1285, p. 353. 143


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scilicet ad XXVI populatoribus, illum locum que vocatur Castromnovum in termino de Exiverti, cum illo loco que vocatur Almedixer146. El 10 de noviembre de 1262, en Lérida, hace diversos ofrecimientos a Raimundo Ibañez, Comendador de Alcañíz de la Orden de Calatrava, a cambio del castillo de Begís. Nos Jacobus, convenimus et promitimus vobis dilecto nostro Raimundo Ivagnes, Comendatori de Alcannicio, quod si vos feceritis concambium cum nobis de castro et villa de Bexis cum terminis et pertenenciis suis147. El 17 de octubre de 1263, en Zaragoza, Jaime I ordena que nadie entregue nada a la Orden de Santiago sin licencia suya y del Maestre de la Orden148. El 18 de enero de 1264, en Zaragoza, Jaime I manda al baile de Zaragoza y a los guardias de las salinas de Aragón que los vasallos de la Orden del Hospital sólo pueden comprar sal en las salinas del Rey, aunque sin fijarles cantidad concreta149. El 23 de marzo de 1264, en Burriana, fray Guido de la Guespa, Castellán de Amposta de la Orden del Hospital, concede a varios pobladores el lugar llamado Vall de Alba, situado en el término del castillo de Villafamés para su repoblación. Sit omnibus notum quod nos, frater Gui de la Guespa, Castellanus Emposte, de consilio et voluntate fratris (…) et aliorum fratrum nostrorum in nostra capella commorantibus, per nos et omnes successores nostros presentes pariter atque futuros, damus, concedimus ad populandum et ad bene laborandum et miliorandum [vobis] Iohanni Vitalis, et Petro de Ferriol (…) totam illam

Díaz Manteca, E., “El Maestre del Temple otorga carta puebla a los lugares de Castellnou y Almedixer, del término de Alcalá de Xivert”, BSSC., t. LVII, (1981), pp. 239-242. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 125, pp. 295-297. 147 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1258-1262, op. cit., tomo IV, doc. 1299, p. 363. 148 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268. Zaragoza, 1988. Tomo V. Doc. 1369, p. 73. 149 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268. Zaragoza, 1988. Tomo V. Doc.1376, p. 78. 146


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alchaream nostram quam habemus et habere debemus in termino castri de Villafamez, qui vocatur Alba (…) secundum forum Cesarauguste150. El 10 de abril de 1264, en Alagón, reconoce haber recibido de Guillermo de Pontóns, Maestre del Temple, la cantidad de 32.000 sueldos de Jaca a cobrar sobre el monedaje de los castillos, villas y lugares de la Orden151. El 12 de agosto de 1264, en Lérida, Jaime I concede salvoconducto a los hospitalarios de Zaragoza152. El 21 de diciembre de 1264, en Ricla, Jaime I declara la obligación que tienen la totalidad de sus vasallos de la Corona de dar honores a la Orden del Temple. El 30 de agosto de 1265, fray Geraldo de Alantorn, lugarteniente del Comendador de Valencia de la Orden del Temple, establece a varios repobladores cristianos en la alquería de Borbotó, situada en el término de Moncada, a fuero de Valencia. Sit omnibus notum quod nos, frater Geraldus de Alantorn, Ordinis Militie Templi comendator de Vilell et tenens locum comendatoris in Valentie (…) tradimus et stabilimus vobis Guillermo Mir, Guillermo Bosch (…) totam alchariam ab integro Ordinis predicti, de Borbotor, termino Valentie, cum omnibus pertenentiis suis153. El 27 de mayo de 1266, en Lérida, Jaime I enfranquece al Monasterio de San Pedro de Piedra, de la Orden de Santiago, con la exención de pecho, ejército, cabalgada y monedaje154.

Beti Bonfill, M., “Carta puebla de Vall d’Alba, por el Castellán de Amposta, Fr. Guido de la Guespa; Burriana, a 23 de marzo de 1264”. BSCC., t. III, (1922), pp. 29-31. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 128, pp. 298-300. 151 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268, op. cit., tomo V. Doc. 1392, pp. 91-92. 152 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268, op. cit., tomo V. Doc. 1419, p. 115. 153 Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 131, pp. 303-305. 154 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268, op. cit., tomo V. Doc. 1498, p. 191. 150


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El 19 de marzo de 1268, en la villa de Alzira, ordena a todos los oficiales que respeten a la Orden del Temple la exención del pago de la leuda y otros impuestos en el lugar de Moncada y en otros lugares del Reino de Valencia. Jacobus (…) Decimus et mandamus vobis firmeter quod nos compellatis homines milicie Templi, de Moncada vel alicuius loci regni Valencie, ad dandum vel solvendum aliquas leudas, pedagia vel portagia seu passagia in aliquo loco nostro pro aliquibus rebus suis propriis155. El 19 de marzo de 1268, en Alzira, Jaime I concede mercado a la Orden del Temple en su villa de Castellote156. El 26 de marzo de 1268 Jaime I da permiso al Comendador de Alcañiz, de la Orden de Calatrava, para que pueda poblar de moros sus heredades de Burriana, a la vez que les otorga varias franquicias157. El 31 de marzo de 1268, en Valencia, Jaime I concede licencia a la Orden del Temple para que se abra un portillo en la muralla de Valencia para salir de la barbacana de la ciudad. Nos Jacobus, Dei gratia rex Aragonum, Maioricarum et Valencie, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montispesulani, concedimus et damus licenciam et plenum posse vobis, venerabili et dilecto nostro fratri A. de Castro Novo, magistro milicie Templi in Aragonia et Catalonia, et fratribus domus Templi Valencie, quod possitis licite aperire murum civitatis Valencie (…) Ita tamen, quod illa portellam non exeat in viam publicam158. El 5 de noviembre de 1268, en Tárrega, Jaime I absuelve a la Orden del Temple de unas obligaciones pecuniarias que esta Institución religioso-militar tenía con la Corona. Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268, op. cit., tomo V. Doc. 1562, p. 250. 156 Huici Miranda, A., Cabanes Pecourt, Mª. D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268, op. cit., tomo V. Doc. 1561, pp.248-249. 157 Gual Camarena, M., Las Cartas Pueblas, op.cit. Doc. 8, p. 135. AHN. Colección de escrituras de la Orden de Calatrava, tomo. IV, fol. 39. Registrada el 30 de marzo de 1653. 158 Huici Miranda, A., y Cabanes Pecourt, Mª D., Documentos de Jaime I de Aragón, 1263-1268. Zaragoza, 1988, t. V, doc. 1563, p. 250. Datum Valencia IIº kalendas aprilis, anno domini millesimo CCº LXº. octavo. 155


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El 17 de julio de 1271 fray Rodrigo Pérez Ponte, Comendador de Alcañiz de la Orden de Calatrava, otorga carta puebla a la villa y término de Massamagrell, sita en la Huerta de Valencia, para varios repobladores cristianos. Sit omnibus notum quod nos, frater Rodericus Petri Pontii, Ordinis Calatrave comendator Alcanicii, et totius generalis Ordo Calatrave habet in regnis Aragonum et Valentie (…) per nos et successores nostros et ordinem nostrum, concedimus et estabilimus ad populandum modo de novo, vobis Raymundo Queralt, Ferreiro Queralt, Petro Fortuny (…) et alii populatoribus, habitantibus de Maçamagrello, presentibus et futuris, et vestris perpetuo, villam nostram de Maçamagrello, cum termino suo hermo et populato159. El 13 de abril de 1272, en Lérida, Jaime I declara que la Orden del Temple no se encuentra sujeta a pignoraciones por deudas, con ciertas reservas. El 25 de abril de 1272, en Lérida, el rey Jaime I absuelve a la Orden del Temple de cualquier demanda relativa a la tenencia y administración de la bailía de Tortosa. En la misma fecha y también en Lérida, Jaime I confirma a la Orden del Temple la posesión de todos sus bienes. El 20 de septiembre de 1272, en Agde, el monarca Jaime I confirma la división hecha entre la Orden del Temple y el Consell General de Teruel y sus aldeas, por razón de la delimitación de los respectivos términos. El 4 de noviembre de 1272, en Montpelier, Jaime I otorga licencia a la Orden del Temple para poder transportar trigo u otras mercadurías necesarias para su mantenimiento, libremente de una casa a otra de la Orden, por todos los Estados de la Corona. El 5 de noviembre de 1272, en Montpelier, Jaime I ordena que los “veguers” reales no puedan obligar a los vasallos de la Orden del Temple acusados de ruptura de la

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“Febrer Romaguera, M. V., “La carta puebla de Massamagrell otorgada en 1271 por la Orden de Calatrava”. Cronicó del Regne de Valencia, núm. 40, 1989, p. 26. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 150, pp. 327-330.


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paz y tregua a efectuar ninguna reparación del derecho, hasta que esta ruptura haya estado previamente comprobada. El 27 de junio de 1273, en Valencia, Jaime I confirma la concordia hecha entre el Comendador de la Orden del Hospital al castillo de la población castellonense de Cervera y sus habitantes con el alcaide de Peñíscola, relativa a la compra de sal de la gabela de Peñíscola por parte de los vecinos del castillo de Cervera. El 24 de septiembre de 1274, en la villa de San Mateo, fray Berenguer de Almenar, Castellán de Amposta de la Orden del Hospital, confirma y renueva la carta de poblamiento de San Mateo. (…) dominus frater Berengarius d’Almenara, Castellanus Emposte, esset apud Sanctum Matheum presentialiter constitutus, comparaverunt coram ipso Dominicus Narbones, Petrus Galia, Arnaldus Mercer (…) et alii probi hominis dicti loci, requirentes cum instantia et humiliter suplicantes, ut cum ipsis essent populati in quibusdam casibus ad consuetudinem Ilerde et in quibusdam servarent foros Valentie160. El 24 de noviembre de 1275, en Lérida, Jaime I ratifica a la Orden del Temple la obligación que tienen todos los propietarios de casas y tierras del lugar de la Orden a recibir homenaje y pagarles los correspondientes impuestos; así como la obligación de vender en el plazo de un año todas las posesiones que tengan, en caso de volver a irse a vivir a otra población. El 15 de enero de 1276, en Valencia, Jaime I aprueba los gastos hechos por la sequía de Villarreal en cuentas que le ha presentado el Comendador de la Orden del Temple en Burriana. Jacobus Dei gratia rex Aragonum, Maioricarum et Valencie, et comes Barchinone et Urgelli et dominus Montispesullani salía de la villa de Alzira camino hacia Valencia y fallecía el 27 de julio de 1276.

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Díaz Manteca, E., “Fr. Berenguer d’Almenara (…) confirma la carta puebla de Sant Mateu”. BSSC., t. LIX, (1983), pp. 141-143. Guinot Rodríguez, E., Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 161, pp. 344-346.


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Al mes siguiente del fallecimiento del rey Jaime I, el 18 de agosto de 1276, don Roy Pérez, Comendador Mayor de Alcañiz de la Orden de Calatrava otorga carta puebla al a la villa y término de Begís para que sea poblado con cristianos. Sea conocida cosa a todos omes (sic) presentes e avenideros como nós, don Roy Perez, Comendador maior de Alcañiz (…) decimos e otorgamos por todos tiempos a vos, don Juan Belenguer, vecino de Segorve (sic), e a don Domingo Blasco (…) la villa y el término de Bexix161.

Año 1233 1233 1233 1233 1233 1235 1235 1235 1236 1237 1237 1238 1239 161

Donaciones a las Órdenes Militares en territorio valenciano en el reinado de Jaime I (1213-1276) Poblaciones Orden Militar Castillos y villas de Torrente, Silla, Orden Hospital Aldea de Benirrage cerca de Burriana Orden Hospital La alquería de Carabona, sita en el término de Bu- Orden Militar de rriana San Jorge Castillo de Xivert Orden Temple Una parte de la villa de Burriana, Orden Temple Aldea de Beniás cerca de Burriana y el castillo y Orden Temple localidad de Cervera Castillo y villa de Bejís Orden Calatrava 1/5 parte de un molino en término de Burriana Orden Hospital Derechos en Castielfabib que disputaban con el Orden Hospital obispado de Segorbe Los lugares de Bétera y Bufilla en la Huerta de VaOrden Calatrava lencia Alquería de Seca en término de Burriana Orden Temple Torre, muralla, barbacana y varias casas en barrio de la Xerea de Valencia y 25 jovadas en término de Orden Temple Valencia La alquería de Alcudia, sita entre Silla y la Albufera Orden Hospital

Esta carta puebla es una copia del siglo XVIII, conservada en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Colección Salazar. Manuscrito I-40, fols. 225rº-228rº. Guinot Rodríguez, E.,Les cartes de poblament medievals valencianes, op. cit., carta 166, pp. 352-355.


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Castillo de Cullera y pertenencias Buenas casas y 10 jovadas en término de Denia Villa y castillo de Enguera La mitad de la atarazana del puerto de Denia Castillo y villa de Yanna Construir casas junto a la muralla de Burriana Jaime I promete cambiar el lugar de Ruzafa por la alquería y torre de Moncada y la alquería de Carpesa, dándoles además 6.000 sueldos sobre la Albufera de Valencia Jaime I paga mil marcas de plata que adeuda al Temple por la custodia de castillos Acuerdo con el Temple por diversas cuestiones Jaime I confirma al Temple el diezmo de los bienes reales concedidos por sus antecesores Concede casas, junto a la muralla de Liria y una jovada Jaime I cede temporalmente las rentas de las villas de Onda y Burriana hasta que recuperen lo que se les adeuda Carta de protección en la ciudad de Valencia a personas y bienes Promete restituirles los castillos de Morella y almenar si les fueran arrebatados a la Orden Trasportar a hombres y mujeres con sus bienes en la barca que tienen en Novella Aprueba permuta de heredad de Masarrochos y la que posee en la acequia de Moncada por el castillo de la villa de Albentosa con sus términos Concesión de terrenos a los pobladores de Cullera para pastos Jaime I concede derechos sobre unos molinos en Burriana

Orden Hospital Orden Hospital Orden Santiago Orden Temple Orden Santiago Orden Temple Orden Temple

Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Hospital Orden Hospital


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1255 1256 1256 1257 1258 1259 1260 1262 1262 1263 1264

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Poder celebrar una feria anual en la villa de San Mateo Donó el castillo de Garmoixent, sito al lado de Moixent Enfranquece a los vasallos hospitalarios del Reino de Valencia de los impuestos de leuda, peaje y portazgo Confirma la donación de Orcheta y Torres Jaime I aprueba el trueque de unas casas y tierras en Valencia y su término por el castillo de Favara Confirma la reconstrucción de un horno en Valencia Concede al Hospital que los alcaides de Torrellas no puedan redimir a moros de la Orden Ordena a los templarios de Tortosa que respeten las rentas del monasterio de Benifassá en Tortosa Ofrecimientos al comendador de Alcañiz por el castillo de Bejís Jaime I ordena que nadie entregue nada a la Orden de Santiago sin licencia suya Reconoce haber recibido 32.000 sueldos de Jaca sobre el monedaje de castillos, villas y lugares de la Orden Ordena a los oficiales que respeten a la Orden del Temple la exención de ciertos impuestos en Moncada y en otros lugares del Reino de Valencia Jaime I concede licencia para abrir un portillo en la muralla de Valencia Jaime I absuelve a la Orden del Temple de unas obligaciones pecuniarias con la Corona Declara que la Orden del Temple no se encuentra sujeta a pignoraciones por deudas, con ciertas reservas

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Orden Hospital Orden Santiago Orden Hospital Orden Santiago Orden Calatrava Orden Temple Orden Hospital Orden Temple Orden Calatrava Orden Santiago Orden Temple

Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple


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Anales RACV nº 90 (2015) / ISSN: 1130-426X, pp. 273-334 / La órdenes militares en la reconquista

Absuelve a la Orden del Temple de demandas sobre la bailía de Tortosa Confirma a la Orden del Temple la posesión de todos sus bienes Concede licencia para transportar trigo y otras mercaderías Ordena que los “veguers” reales no puedan obligar a los vasallos de la Orden del Temple a efectuar ninguna reparación de derecho Confirma a la orden del Temple la concordia hecha entre los habitantes Cervera y el alcaide de Peñíscola sobre la compra de sal Ratifica a la Orden del Temple la obligación que tienen los propietarios de casas y tierras del lugar de la Orden de pagar los impuestos Aprueba los gastos hechos por la sequía de Villarreal el Comendador del Temple en Burriana

Orden Temple Orden Temple Orden Temple Orden Temple

Orden Temple

Orden Temple Orden Temple

Cartas Pueblas concedidas por las Órdenes Militares en territorio valenciano en el reinado de Jaime I (1213-1276) Año Poblaciones Orden Militar 1234 Castillo de Xivert Orden Temple 1234 Cálig y Alí en el término del castillo de Cervera Orden Hospital 1235 Cervera del Maestre Orden Hospital 1237 Sant Mateu y Rosell Orden Hospital 1239 Lugar de Carrascal en el término de Cervera Orden Hospital D e Los lugares de Traiguera, Canet lo Roig, Chert, La 1235Orden Hospital Barchella y La Jana 1240 1241 La alquería de Museros en la Huerta de Valencia Orden Santiago 1243 Confirma carta puebla a los vecinos de Albocàsser Orden Calatrava 1243 Alquería de Seca en término de Burriana Orden del Temple 1243 Silla Orden Hospital


José Vicente Gómez Bayarri / Anales RACV nº 90 (2015) / ISSN: 1130-426X, pp. 273-334

1244 1245 1245 1245 1247 1248 1248 1248 1250 1250 1251 1251 1252 1256 1256 1261 1262 1264 1265 1268 1271 1274 1276

Castillo de Pulpis Lugar de Alcolea -Vilanova de AlcoleaAlquerías de Sueca, Saucelles y Alborig Alquería de La Alcudia, llamada Torreta en Sueca Alquería de Binata en término de Moncada Villa de Moncada Alquería de Silla Alquería de Torrente Villa y castillo de Cervera del Maestrazgo Alquerías del castillo de Cullera Lugar de Alcalá en el término de Xivert Alquería de Masarrochos Confirmación de carta de población a Alcolea –Villanueva de Alcolea– Alquería de Benaraix o Vinarragel, en Burriana Alquería de Benihamer o Beniham, en Burrina Lugar de Alcocebre, en término del castillo de Xivert Lugares de Castelnovo y Almedijar pertenecientes al término de Xivert Vall de Alba en término del castillo de Villafamés Alquería de Borbotó Autoriza a poblar de moros heredades de Burriana Villa y término de Masamagrell Confirma y renueva la carta de poblamiento de San Mateo Carta puebla la villa y término de Begís

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Orden Calatrava Orden Calatrava Orden Hospital Orden Hospital Orden Temple Orden Temple Orden Hospital Orden Hospital Orden Hospital Orden Hospital Orden Temple Orden Temple Orden Calatrava Orden Hospital Orden Hospital Orden Temple Orden Temple Orden Hospital Orden Temple Orden Calatrava Orden Calatrava Orden Hospital Orden Calatrava .



Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 90 (2015)

EL CRISTO DEL SALVADOR. HISTORIA, ARTE Y DEVOCIÓN

José F. Ballester-Olmos y Anguís Académico de Número de la R.A.C.V. Conferencia pronunciada en la Real Iglesia del Santísimo Cristo del Salvador el día 4 de noviembre de 2014.


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¡Con tu venia, Santísimo Cristo del Salvador¡ Ilmo. Sr. Rector de la Real Iglesia del Santísimo Cristo del Salvador. Sr. Hermano Mayor de la Antigua, Ilustre, Pontificia y Real Archicofradía y Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador. Sras. y Sres. Archicofrades Sras. y Sres. Al preparar esta conferencia confieso haber sentido renacer en mí el sentimiento de una devoción familiar muy intensamente vivida, ya que entre los recuerdos de mi primera infancia está el hecho de que mi tío Emilio Aparicio Olmos, a la sazón Capellán Mayor de la Real Basílica de la Virgen de los Desamparados, me refiriera que mi bisabuela materna y abuela suya, guardaba en uno de los cajones de una cómoda una serie de grandes láminas que, tras su muerte, recogieron sus hijos con veneración y pusieron en sendos marcos para ocupar lugares distinguidos de sus hogares. Recuerdo perfectamente uno de aquellos grabados en casa de mi abuelo Vicente Olmos. Su cartulina antañona mostraba el grabado del Cristo del Salvador en su camarín, venerado por santos valencianos. Y en esta tarde, lleno de remembranzas gozosas, intentaré cumplir con el mandato de mi Hermano Mayor de la Archicofradía, para hablar del Cristo que nunca me falló, del crucificado que ha sido objeto de hondos fervores en mis mayores durante doscientos años y a cuyos pies se unieron en matrimonio mis bisabuelos. Miradlo, queridos amigos: nada más ver la imagen del Cristo del Salvador hay algo que subyuga al visitante o al curioso que atisba al crucificado desde la mirilla de la puerta de los pies del templo. El mensaje visual que capta desde lejos el observador tiene algo cautivador, fascinante. Pero, acercaos a él, queridos, porque al aproximaros sentiréis cómo sus formas dislocadas, su cuerpo roto y exánime se apodera de vuestro ánimo y vuestra curiosidad se trocará en una mezcla de pregunta y ternura.


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La imagen del Santísimo Cristo del Salvador El Cristo del Salvador es una de las advocaciones cristológicas más antiguas de la Comunidad Valenciana. La imagen está en la transición estilística del Románico al Gótico1, data del siglo XIII y es la más antigua de las veneradas en la capital del Turia. Está tallada en madera de pino y policromada; mide cerca de tres metros de altura y pesa más de doscientos kilos. Un primer vistazo al Cristo ya nos indica que la forma de trabajar del artista es primitiva y no atiende a proporciones naturales. La imagen está concebida para ser vista de frente, puesto que su parte posterior no está esculpida y tiene tres oquedades. El modo de llevar a cabo la policromía también es muy arcaico, y esto se muestra perfectamente en la representación de las llagas y en la sangre que brota de éstas. La imagen se presenta en una actitud hierática, con sus miembros rígidos y un tanto distorsionados, y es característica de la obra la extraña colocación de la cabeza del Cristo. Realmente, se intuye el intento de naturalización propia del entonces incipiente periodo gótico y, en efecto, el escultor consiguió crear la imagen de un cuerpo que ha sufrido un horrendo suplicio, pero que traspira calma y deja ver un aura de majestad. Si, queridos amigos, acercaos cualquier día de estos al Cristo del Salvador, subid a su camarín y podréis percibir con facilidad el mensaje redentor que emite la imagen. Y es que todos los especialistas han alabado la expresión del rostro de este crucificado, porque está llena de serenidad y paz; con una frente despejada, cejas arqueadas, nariz larga y un tanto afilada, pómulos no excesivamente marcados y labios

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D. Felipe Mª Garín la catalogó estilísticamente como “del primer estilo europeo” que prevaleció desde el año 1000 hasta muy entrado el siglo XIII.


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entreabiertos que esbozan una leve sonrisa que invita a la confianza. La caballera está marcada por unas líneas simétricas, y es sencilla la solución del bigote y de la barba, como lo es el trenzado en soga de la corona que, como vemos, ha perdido la mayor parte de las espinas. Esta imagen ha sufrido muchos avatares a lo largo de la historia. Así, el 17 de abril de 1823 fue dañada por una bomba de las tropas realistas que cayó en esta iglesia y que afectó a la bóveda y al presbiterio; y en julio de 1936 la imagen fue arrojada a una hoguera, de donde fue sacada por un transeúnte casual, un maestro, que valientemente recriminó la acción a los asaltantes y consiguió que sólo se quemara algo la espalda, el brazo derecho, parte del madero y la cabellera postiza. Al acabar la guerra fue encontrada en un rincón del Museo Provincial de Bellas Artes de Valencia con los brazos desgajados del tronco. Efectivamente, era martes y ya hacía calor de buena mañana en aquel 21 de julio de 1936. Alguien corrió a avisar a el capellán de la Iglesia del Salvador que una masa de incendiarios comenzaron su itinerario vandálico en San Agustín, continuaron por la calle de san Vicente hasta San Martín y de allí marcharon a la catedral, al arzobispado y al a basílica de la Virgen. Desde allí se dispersaron, unos hacia San Bartolomé, San Esteban y el Salvador. Era mediodía cuando comenzaron los destrozos y el fuego, que no llegó a cebarse en el edificio, ardió el retablo de la capilla del Sagrario e intentaron quemar el Cristo. En el año 2000 todas las intervenciones y accidentes, junto con la oxidación de los materiales y los efectos de la contaminación sobre el Cristo durante siete siglos y medio, habían causado graves daños a estructura de la talla, y los barnices habían obscurecido su color hasta dejar ocultos los detalles de su policromía. En aquellos momentos quien les habla era el Hermano Mayor de la Archicofradía y desde la toma de posesión este servidor de Vds. había mostrado gran interés por que se llevara a cabo un estudio científico de la imagen y por que los devotos pudieran contemplar la imagen con su verdadera fisonomía original, como la vio San Vicente Ferrer. De la mano de la Prof. Dra. Carmen Pérez, Directora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor) se consiguió materializar aquellos anhelos.


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El Cristo del Salvador

El grave estado de conservación del Cristo del Salvador mostraba una densa capa de barnices coloreados y oxidados en toda su superficie, planchas metálicas que sujetaban y reforzaban los brazos, e injertos de madera y yeso en sustitución de partes perdidas de la madera de la talla. La policromía tenía pérdidas y desconchados de diversos tipos y tamaños y aparecía un gran clavo, que atravesaba completamente la imagen desde su espalda y que había ocasionado grietas de diversa consideración.


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Los trabajos se iniciaron con unos profundos estudios analíticos con microscopía estereoscópica, microscopía óptica con luz polarizada, microscopía electrónica de barrido, espectroscopia infrarroja de estratos y pigmentos, rayos X y TAC. Todo ello llevó a poder conocer los materiales que se habían empleado para la talla y par su policromía, y permitió descubrir la técnica de ejecución que empleó aquel taller medieval. Y, entre otras cosas de importancia, los estudios desvelaron la impericia de las intervenciones que se habían realizado sobre la imagen en los siglos anteriores. Se localizaron hasta un total de cinco capas pictóricas superpuestas y se comprobó que en una de las redecoraciones sufridas por el Cristo se le había aplicado una gruesa capa de yeso que cubría y ocultaba la policromía. Se estudió la madera empleada para tallar la imagen y se concluyó que se había empleado pino de las especies pi negral (Pinus nigra) o pi roig, también llamado pi de montanya (Pinus sylvestris), que viven en las zonas altas de Valencia. Efectivamente, sabemos que las tallas de este estilo y dimensiones se realizaban con maderas del lugar, y el pino es la especie más utilizada para la imaginería en nuestras zonas.2 Llegados a este punto, les resultará curioso saber que el amplio vaciado de la parte posterior de esta imagen es frecuente en las tallas coetáneas a ésta y se practicaban para evitar fracturas al secarse la madera. En 2007, tras cinco meses y diez días de restauración, el equipo dirigido por la Prof. Pérez en el Ivacor recuperó la luminosidad de la faz del Cristo del Salvador, el realismo de sus puntos sangrantes y la sencillez y finura del paño púdico que cubre el cuerpo. Leyenda e historia en el origen de la imagen y su devoción La imagen del Cristo del Salvador está rodeada de tres leyendas piadosas a las que hay que hacer referencia, aunque me permitirán que yo lo haga con cierta brevedad, para poder centrarme en temas más sustantivos. 2

También se estudió la madera de la cruz y se determinó que era de pino negral o rojo. La cruz no era la original, ni la de color negro que la sustituyó en 1939, tras el incendio de 1936. Era de madera y color natural, tallada en los años cincuenta, con aristas romas, más el tramo vertical superior más largo que antes.


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Las referencias más antiguas acerca del origen de la imagen nos las ofrecen Escolano en 1611, el arcediano Ballester en 1672 y Ortí Mayor en 1709. Los tres llaman al Cristo del Salvador “Cristo de Berito”. Berito es el nombre antiguo del actual Beirut, capital de Líbano, y en esa ciudad se centra la escena más importante de la leyenda que envuelve al Cristo del Salvador. La antiquísima tradición que relatan los cronistas valencianos de los siglos XVII y XVIII señalan a la imagen del Cristo del Salvador como obra de un personaje del Evangelio de San Juan, Nicodemo3, que la esculpió en Jerusalén para regalarla a Gamaliel, quien la pasó a Santiago el Menor, éste a Zaqueo, y finalmente llegó a propiedad de un cristiano que, en el año 43, huyendo de los peligros de la guerra judeo-romana4, emigró de Jerusalén con el resto de los cristianos de la ciudad, y llevaron consigo las reliquias más preciadas y las imágenes de su mayor veneración. Aquel cristiano puso en un carro la imagen del Cristo crucificado que había tallado Nicodemo5 y viajó hasta Berito, la actual Beirut, donde se refugió. La tradición cuenta que siete siglos después, un descendiente de aquel cristiano huido de Jerusalén alquiló la casa a un judío principal. En una de las salas había quedado, ya olvidada, la imagen y, extrañamente, el Cristo, pese a su gran tamaño pasó desapercibido a los nuevos habitantes de la casa, pero el 9 de noviembre del año 765, en una comida que el nuevo inquilino de aquella casa dio a un grupo de amigos, estos descubrieron la imagen del Cristo e inmediatamente, uno de los comensales –un judío ortodoxo– denunció el hecho a las autoridades religiosas. El gran crucifijo fue llevado a la sinagoga y allí un grupo de judíos, como burla vejatoria, repitió sobre la imagen todos los tormentos que infligieron a Jesús en su 3

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No consta la existencia de imágenes en la Iglesia primitiva si estudiamos los Hechos de los Apóstoles, y las catacumbas muestran figuras pictóricas, la mayoría alegóricas, sobre todo el Buen Pastor. La primera imagen que se conoce es del buen Pastor datada en el siglo III) Hasta pasado el periodo de las persecuciones no dejó la cruz de ludibrio y no aparece el crucifijo. De hecho, el Concilio de Elvira, cerca de Granada celebrado en el año 305, prohíbe toda representación de Jesucristo crucificado, para evita el rechazo y la repugnancia que causaba aquel patíbulo destinado a esclavos malhechores. Un siglo más tarde, a últimos del siglo IV ya aparece una representación de la crucifixión en las puertas de Santa Sabina, de Roma, y también en una talla de marfil que se encuentra en el Museo Británico de Londres. Atendamos al desajuste de fechas, ya que las dis guerras judeo-romadas protagonizadas pos los emperadores Vespasiano y su hijo Tito se desarrollaron entre los años 66 y 73, con la toma de Jerusalén en el año 70. Los historiadores que han estudiado a Nicodemo no tienen referencia de su condición de escultor, sino un insigne fariseo y maestro de la ley, miembro del Sanedrín, cuyas noticias acaban cuando lleva al sepulcro mirra y áloe.


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pasión, y, claro, finalmente, intentaron clavar una lanza en el costado, y en aquel momento vieron, atónitos, cómo del tronco del Cristo salía agua y sangre6. Los cristianos de Beirut, tras el suceso de la emisión de sangre y agua, se hicieron con la imagen y se les permitió su veneración en un templo donde permaneció cinco siglos más, hasta que Beirut fue tomada por los musulmanes7, que, según acaba la legendaria tradición, arrancaron un brazo a la venerada talla y arrojaron el crucifijo al mar. La segunda parte de la leyenda cuenta que, tras cruzar el Mediterráneo8, el Cristo llegó a la desembocadura del río Turia en un día en que se había producido una gran tempestad y el cauce llevaba una gran avenida que unía el agua del mar con la masa de agua de la riada. En aquel tremendo escenario la imagen del Crucificado remontó el cauce del Turia contra corriente hasta llegar a la ciudad. Escolano primero y después Teixidor cuentan la escena, pero dejan clara la ausencia de documentos que acrediten su veracidad. En cualquier caso, y aunque no esté respaldada por documentos ni crónicas fehacientes, hay una antigua tradición en Valencia que relata cómo hacia 1250, durante una riada del Turia, algunos ciudadanos apreciaron un bulto flotando a contra corriente de las aguas del río y que finalmente había quedado varado en las arenas y vegetación de la orilla9, en un punto situado entre las puertas de la Trinidad y de Serranos. Mirando con más detenimiento distinguieron que se trataba de un crucifij­o a cuya imagen le faltaba un brazo, y sobre la cruz llevaba dos luces, una en cada extremo del madero horizontal.

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Tanto en el II Concilio de Nicea, celebrado el año 787, veintiuno o veintidós años después de la profanación del Cristo en Berito, como en el Martirologio Romano, como en el Breviario Antiguo de Valencia, como en escritos de San Pedro Pascual, se habla de “la Pasión de la Imagen”, El concilio Niceno II instituyó la fiesta de la Pasión de la Imagen con conmemoración litúrgica el 9 de noviembre, cuya fiesta se celebraba en Valencia, y hubo en la catedral una capilla dedicada a la Passione Imaginis, que fue mandada decorar por el obispo fray Andrés de Albalat con imágenes de la historia de la imagen de Berito, que reproduce una lámina de Ballester y que se podía ver hasta la primera mitad del siglo XVIII. Al cambió cambiar la dedicación y el nombre de la capilla de “Jesucristo y la Pasione imaginis” por “San Dimas”, también se cambió su decoración y se quitó el cuadro de Cristo que lo presidía. Se demuestra el carácter legendario de este pasaje del relato sabiendo que Beirut pasó a poder de los árabes en el 635 y que en 1250 la ciudad se encontraba ya 40 años en manos de los cruzados. La distancia Beirut-Valencia es aproximadamente de 3.500 km. El cauce carecía de los muros que construiría más tarde la Junta de Murs i Valls.


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Bien, señoras y señores, escuchada esta parte del legendario relato, convendrá saber que la fecha de 1250 propuesta en el siglo XVII por Escolano, si se revisa a la luz de un estudio sistemático de los documentos relacionados con la iglesia de la Valencia del siglo XIII y principios del XIV pudiera llevar consigo un error que nos conduciría a datar el Cristo de Salvador en cinco años –o quizá alguno más– de mayor antigüedad a la que se le atribuye. La fecha debe oscilar entre 1238, fecha de la conquista de Valencia por Jaime I, y 1276, ya que tenemos certeza de que el hecho tuvo lugar durante el episcopado de Fray Andrés de Albalat. También procede consignar aquí que el extinto catedrático de Historia del Arte y devoto archicofrade del Salvador, don Felipe Mª Garín, estableció la posibilidad de que, por el desmedido tamaño del Cristo y dadas las oquedades que tiene en su parte trasera, pudiera ser una imagen que rematara la proa de un navío, y llegara hasta Valencia procedente de un naufragio. Y explicaré a Vds. a continuación la tercera y última escena legendaria relacionada con el Cristo del Salvador. Pero antes de seguir hay dejar claro un tema que durante siglos ha estado confuso hasta que el P. Teixidor le puso luz en el siglo XVIII; pero algunos autores seguían a pies juntillas el texto del arcediano Ballester, escrito un siglo antes, y hubo que esperar a que don Emilio Aparicio Olmos dejara zanjado el asunto en 1983, y un servidor de Vds. aportara más argumentos en un libro cuyo original recibió el Premio Extraordinario del Ayuntamiento de Valencia y aparecerá impreso en los próximos meses. Así pues, dejemos sentado que ya en 1239, un año después de la conquista de Valencia, existían, por una parte, la iglesia de Sanctii Salvatoris situada en el barrio de los de Lérida, es decir, cerca de la puerta de la Trinidad, y por otra, la iglesia de San Jorge que estaba en la zona de la calle de la Barcelonina y la plaza de Rodrigo Botet. Volviendo al relato, una vez rescatada la imagen de las aguas del río, la entraron a la ciudad por la puerta de la Trinidad –llamada entonces dels Cataláns– y mientras se decidía qué hacer con ella, se depositó el crucifijo en un edificio histórico cercano llamado casa del Cid.


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El hecho tenía visos de milagroso y provocó una reunión del Consell General de la ciudad con el Cabildo de la catedral y el Obispo Andrés de Albalat, acordándose que fuera llevada la imagen a la catedral; y así se hizo, trasladando al Cristo en procesión y bajo palio, con los cleros de todas las parroquias, las comunidades religiosas y los gremios, hasta la Seo, quedando el Crucificado en una capilla de la Seo que se llamaba “de la Pasión de la Imagen”, pero al día siguiente la imagen había desaparecido de la catedral, y finalmente apareció en la iglesia de San Salvador, que estaba cerca de la puerta de la Trinidad y próxima al lugar donde el crucifijo había sido llevado por la riada. La imagen fue restituida a la catedral, pero al día siguiente había vuelto a desaparecer, y de nuevo la fueron a encontrar en aquella iglesuela de San Salvador10, donde ya permaneció, y de la que tomó el nombre. Sabemos que la iglesia del Salvador era muy pequeña11 y tuvo ampliaciones y mejoras en 1324, 1373 y 1377, esta última subvencionada por la Ciudad12. De aquellos años de finales del siglo XIII o principios del XIV, data la espléndida torre románica, de planta cuadrada, con fábrica de sillares y las ventanas geminadas.13 Permita el Salvador que ese bellísimo campanario medieval no nos sea robado a la vista con la construcción de un edificio en el solar que está a los pies de esta iglesia y que está pidiendo a gritos, como lo hacen las almas sabias y sensibles de Valencia y entre ellos los devotos del Salvador, que ese solar sea dedicado a plaza y no se prive para siempre a los Valencianos y a sus visitantes de la joya arquitectónica medieval que distingue a esta iglesia. La calle del Salvador La iglesia dio nombre a la calle del Salvador. Esta arteria tiene para Valencia unas reminiscencias históricas bimilenarias, porque su vista sobre el plano urbano nos muestra que en la Valentia fundada 138 años antes de Cristo, se diseñó siguiendo Que parece fue originalmente una de las nueve mezquitas que hubo en la Valencia musulmana. Efectivamente, el espacio inicial condiciono su diseño de planta y no se pudo situarla de manera que el altar mayor estuviera orientado hacia Levante. 12 Manual de Consells A-17, 93. Vid. Transcripción en Teixidor y Aparicio. 13 El primer cuerpo se separa del de las campanas por un junquillo o baquetón. Está entre el altar mayor y la primera capilla. 10 11


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los parámetros de trazo que eran comunes para las ciudades romanas. Dos de estos condicionamientos de trazado eran básicos: el cardus y el decumanus. Éstos eran los ejes perpendiculares que siguiendo la orientación N-S y E-W vertebraba la ciudad. En la Valentia romana la Via Augusta era la arteria principal de comunicación hispánica que conducía desde Gades (Cádiz) a Roma, cruzando toda la Península por su lado este, coincidía con el cardo máximo en su paso por Valentia, pavimentado con grandes losas, por debajo de las cuales discurría la cloaca principal. En el trazado viario actual de la ciudad de Valencia el cardus maximus coincide aproximadamente con la calle del Salvador. La iglesia del Salvador entre la llegada del Cristo y 1549. Del románico al gótico tardío. Tras la noticia de la llegada de la imagen hay un relativo silencio de siglos en los que, indudablemente, recibía veneración la imagen. No obstante, la parroquia sí que aparece en los documentos y, entre otras, tenemos noticia a través del Capellán de Alfonso el Magnánimo de un robo sacrílego que sufrió la iglesia el 9 de julio de 1277, por lo que cabe suponer que veintisiete años después de la llegada del Cristo, su parroquia ya estaba muy dotada de objetos de culto con valor atractivo para los ladrones. También sabemos de otro latrocinio sufrido por la iglesia del Salvador, éste acaecido en la noche del 9 de julio de 1456, en que no hubo profanación del Santísimo Sacramento14. Alfonso de Borja, que más tarde sería el papa Calixto III (1378-1458), fue uno de los beneficiados de esta iglesia del Salvador y de él se conserva en Valencia un cáliz renacentista que fue regalado a la parroquia. 15 Y seguimos encontrando presencia del Cristo del Salvador con el paso de los años. Llegamos a mediados del siglo XVI, y lo vemos con gran predicamento entre las devociones del pueblo valenciano. Son los años del arzobispado de Tomás de Villanueva en Valencia (1544-1555); un hombre santo que fue promotor de la ampliación por su cabecera del hasta entonces pequeño templo medieval del Salvador 14 15

Dietari del Capellá d’Alfons el Magnanim. Su demarcación parroquial se encerraba por la calle del Salvador y del Muro de Santa Ana, así como una zona del margen izquierdo del río, en los arrabales a ambos lados de la calle de Sagunto y Alboraya.


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–que llegaba a lo que después fue el trascoro– e impulsor de la devoción y el culto a su Cristo. Efectivamente, fue ampliada la iglesia en 1538 y, gracias en buena parte a la intervención de aquel arzobispo, se volvió a transformar en 1549, reedificándose de nueva planta una nueva iglesia, mayor, de traza gótica, cubierta con bóvedas de crucería, hoy ocultas, salvo un detalle que queda visible en el coro, y cabecera poligonal, con unos nuevos coro, altar mayor, sacristía y archivo.16 Terminado el altar mayor había que entronizar el crucifijo. Para ello se dispuso una larga rampa de madera desde la reja del coro hasta el nicho, y una noche, el santo Arzobispo se descalzó y, ayudado por el clero, subió el Cristo hasta su camarín. Un servidor puede acreditar a Vds. el esfuerzo que tuvo que realizar un grupo de hombres y mujeres cuando hubo de bajar la imagen del altar, que pesa más de 200 kg, para proceder a su restauración, y de nuevo su colocación en el camarín.17 Santo Tomás obtuvo del Papa Pío IV, el 19 de abril de 1562 una bula que aprobaba y bendecía la celebración de unas misas seguidas de la recitación del Salmo 50, conocido como “Miserere”. Estas misas, que concelebraban cinco sacerdotes, serían durante siglos una característica propia del culto en la iglesia del Salvador y, como muestra de la extraordinaria devoción al Crucificado en la ciudad de Valencia las crónicas del siglo XVII nos hablan de enormes números de misas celebradas cada año. Del gótico al barroco Y llegó el año de 1662. Se había encargado el sermón de la fiesta del Salvador al P. Domingo Sarrió. El P. Sarrió era un hombre que tenía una acreditada fama de Las obras de restauración llevadas a cabo en el presente año en las tres fachadas de la iglesia de han descubierto restos de antiguas gárgolas renacentistas del siglo XVI y ventanas ocultas. 17 Tras la repristinación de la imagen realizada en 2007 fue impresionante el dispositivo especial establecido para devolver la talla devocional a su altar con total seguridad. Los técnicos emplearon cinco horas en montar un andamiaje colosal, de más de 15 metros, y que iba desde los primeros bancos de esta iglesia hasta el propio altar. En este traslado se empleó la fuerza de seis hombres para repartir el gran peso de esta talla de más de 200 kilos y de casi tres metros de altura. Se subió al Cristo en posición recostada y, una vez en el altar, se tuvo que sujetar por detrás a otro andamio ubicado en el camarín. Luego se acopló la imagen a la cruz. 16


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santidad, era beneficiado de la catedral y había rehusado dos veces el obispado de Segorbe. Este sacerdote era un apasionado devoto del Cristo del Salvador y en aquel 9 de noviembre de 1662 pronunció un encendido sermón en el que reclamó a la Ciudad la renovación del templo del Salvador, y sugirió que todas las capillas laterales deberían estar dedicadas a las escenas de la Pasión del Señor. Esta intervención tuvo un gran efecto sobre los devotos, arzobispo y autoridades y fue la chispa que encendió la llama del fervor que dio lugar a la renovación arquitectónica del templo que transformó su estilo de gótico a barroco, al gusto de la época. Efectivamente, como dice la crónica del momento, “Resolvieron los parroquianos renovar el templo”, y el arzobispo Alonso de los Cameros, con la ayuda del Consell, que aportó 10.000 reales y después 200 escudos para dorar el retablo, impulsó una gran reforma del templo, que ocultó el estilo gótico y eliminó una capilla lateral para abrir en su lugar la puerta de la calle de Trinitarios. En el exterior del edificio, desde la calle del Salvador que corre paralela a la nave del templo, apreciamos su total extensión. La fachada principal la podemos contemplar desde la calle Trinitarios. Su cabecera es más estrecha que el resto de la fachada, toda ella de piedra de sillería. Un ligero saledizo a dos tercios de su altura se refuerza con contrafuertes con cornisamiento moldurado, un poco resaltados los del ábside al cargar sobre ménsulas. Sin embargo, el resto de la fachada recayente a la calle del Salvador, sobresale un poco su anchura con respecto a la parte absidal, y solo presenta como motivo ornamental una moldura de media caña que corre debajo de toda la cornisa, sobre la que destacan de trecho en trecho unos contrafuertes algo más toscos y sin el cornisamiento de los inmediatos al ábside. Es poco conocido el detalle de que el nuevo retablo que se construyó para el altar mayor era más pequeño que el anterior y por tanto, la hornacina para el Cristo, también fue de menor tamaño, lo cual obligó a cortar un trozo del madero original de la cruz por debajo de los pies de la imagen. Quizá podríamos localizar el fragmento separado, ya que fue llevado a la sacristía y allí se conservó entre las reliquias hasta que en 1676, el clero del Salvador regaló la pieza a la catedral, y el Cabildo mandó hacer con su madera dos cruces de aproxi-


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madamente palmo y medio de altura que se colocaron en el relicario catedralicio donde no sabemos si continúan siendo custodiadas o desaparecieron en la guerra civil u otra circunstancia. Siguiendo las indicaciones del P. Sarrió se dedicaron las capillas laterales18 a escenas de la Pasión, y, por iniciativa de aquel activo sacerdote, se erigieron retablos, costeados en buena parte por los patronos de las capillas, con lienzos de Gaspar de la Huerta19, y no se permitió a los patronos poner su escudo de armas, sino la cruz y los instrumentos de la pasión. Las obras duraron cuatro años y estaban finalizadas para la fiesta del 9 de noviembre de 1666, que volvió a contar con la predicación del P. Sarrió. Probablemente el devoto presbítero inspiraría nuevas ideas para el altar mayor que acababa de renovarse, porque muy pronto se ensanchó el nicho y se vistió de terciopelo negro con guarniciones doradas. Efectivamente, a los cuatro años, dos días antes de la fiesta del Salvador de 1670, el propio arzobispo de los Cameros quiso emular a su antecesor Santo Tomás de Villanueva, ayudando con sus propias manos a llevarla la imagen a su lugar.

Capillas: Parte del Evangelio: • Capilla de la Purísima Concepción: Patrón José Cernesio, conde de Parcent. Se dedicó a la Virgen de los Dolores • Capilla San Antonio Abad. Herederos de D. Pedro Escobar. Paso de la calle de la Amargura. • De San Pedro Mártir, heredero del Dr. Bolada. Afrenta del Señor vistiéndolo de loco. • Capilla de Santa Ana y San Martín, de D. Vicente del Olmo, Secretario de la Santa Inquisición, a la Bofetada que recibió el Señor. • Capilla de San Juan Bautista, donde está la pila bautismal, propiedad de la parroquia, a la prisión del Redentor. Parte de la Epístola: • Capilla de San Jorge, donde eran enterrados los herederos de D. Vicente Pellicer, se dedicó a la Crucifixión. • Capilla de San Bernardo Abad y Santa Lucía, de los Torres-Bonet y los Puig, se dedicó a la Corona de Espinas. • Capilla de Ntra. Sra. de la Alegría, cuyos patrones eran los herederos de D. Onofre Assio, se dedicó a los azotes en la columna. • Capilla de la Comunión, para enterramiento de los Soler, después del Conde de Cirat, se labró de nuevo y se dedicó a la Institución de la Eucaristía. • Capilla de las Almas, que era de la Parroquia, se dedicó a la Oración en el Huerto. 19 Con el tiempo fueron retirados de sus retablos en la reforma neoclásica del templo, quizá porque estuvieran en mal estado de conservación, o también porque simplemente no gustaran al entonces párroco, o a la Archicofradía, o porque prevaleciera la opinión crítica de algún experto. Ninguna de las opciones es extraña, puesto que esto mismo pasó con un buen número de obras de Espinosa en otras iglesias. 18


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Asimismo se pusieron sobre el altar mayor primero ocho candelabros y luego dos más con lo que quedaban colocados los diez candelabros con grandes cirios de 18 libras que llegaron hasta nuestros días y que caracterizaban el aspecto del altar mayor del Salvador. El retablo principal había sido pagado por la Ciudad en 1607, con un costo 200 escudos y había sido dorado por N. Gil, también con cargo a las arcas municipales. Esas y tantas otras muestras de protección del Consell de la Ciudad hacia la parroquia y su vinculación de siglos con la devoción valenciana al Salvador llevó a que el Consistorio aceptara que figuraran sobre el altar mayor las armas de la Ciudad. Después de la renovación barroca del templo realizada entre 1666 y 1670 se instaló el bocaporte para cubrir el nicho de la imagen en el retablo mayor de la iglesia, era un lienzo pintado por Vicente Salvador Gómez20 y que representaba la llegada a Valencia del Cristo del Salvador. El lienzo debió ser retirado en 1825 a raíz de la reforma neoclásica del templo. No gustó a todos por igual la decoración que había resultado de las intervenciones de la segunda parte del siglo XVII porque hacia 1773 estuvo en la iglesia del Salvador el famoso viajero Antonio Ponz, un ilustrado que miraba las obras arquitectónicas con un tremendo criticismo, y en su monumental obra “Viaje por España”, publicada en dieciocho tomos entre 1772 y 1788, dice: que “a la parroquia de San Salvador le han llenado de malísima talla hasta la cornisa.” Podemos ver restos de aquella decoración barroca que a Ponz le pareció abigarrada sobre el ventanal del coro, donde no hay órgano porque que fue destruido en 1936. Los cuadros de Conchillos Quienes visitan este templo suelen extrañarse al ver dos grandes superficies de muro de forma cuadrangular, enmarcadas y decoradas con un esgrafiado dorado sobre fondo rojo presidido por sendos emblemas, situados en una posición raramente excéntrica.

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El boceto se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia (col. Orts Bosch),


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Les revelaré la explicación. Los muros de la iglesia21 han conservado hasta el siglo XIX la decoración de esgrafiado22 de yeso dorado sobre fondo rojo. En 1702 se colocaron sobre los muros laterales y enfrentados entre sí dos cuadros de Juan Conchillos23, con marcos decorados con pintura azul de lapislázuli y pan de oro, como el retablo del altar mayor y los de las capillas laterales. El cuadro situado a la parte del Evangelio representaba el suceso de Berito y el de la Epístola la llegada de la imagen a la ciudad de Valencia. Las obras de reforma del siglo XIX cubrieron con decoración neoclásica los muros y su esgrafiado, y al desaparecer en la guerra civil los dos lienzos de Conchillos aparecieron en las superficies que habían ocupado los dos cuadros el antiguo esgrafiado del viejo muro, con los dos emblemas, uno con elementos simbológicos de la Pasión y el otro representando las llagas. La visión de la beata Inés de Benigánim La beata Sor Inés de Benigánim fue una religiosa Agustina Descalza que vivió en pleno siglo XVII y par la cual la Pasión de Cristo tenía una especialísima significación en sus oraciones y en su meditación y esto le despertó una particular devoción hacia el Cristo del Salvador. Los viernes, aunque en la distancia, desde su convento de Benigánim, Sor Inés se unía al culto que se oficiaba en la iglesia del Salvador. Uno de esos viernes la religiosa tuvo una visión en la que aparecía el Cristo del Salvador y de la herida de su costado brotaba sangre que recogían en dos cálices Santo Tomás de Villanueva y San Vicente Ferrer, y que distribuían a los presentes en la iglesia.24 Pocos años después de la muerte de Sor Inés estaba muy extendida su fama de santidad, era muy conocida la experiencia mística que les acabo de referir y la religiosa

A no ser que el esgrafiado sólo decorara el presbiterio. De manera similar a como aparecen en la iglesia de San Esteban. 23 Se conserva el boceto preparatorio de uno de ellos en una colección particular madrileña. 24 En la iglesia del Pilar, en el crucero del templo, puede verse un lienzo de autor anónimo, en el que representa al Cristo del Salvador entre San Vicente Ferrer y Santo Tomás de Villanueva conforme a la visión de la beata sor Josefa Inés de Benigánim, que, arrodillada, figura en primer término, al lado opuesto de un personaje, también genuflexo, que se identificaba como San Francisco de Borja, pero que realmente se trata del P. Domingo Sarrió. El santo arzobispo, revestido de ornamentos pontificales, se dispone a recoger la sangre que mana de la llaga del costado de Cristo, cuya imagen forma el eje de simetría de la composición. Al otro extremo de la cruz, San Vicente Ferrer, portando también un cáliz, se apresta a recibir el preciado licor. 21 22


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había mostrado sus deseos de que al Cristo del Salvador lo acompañaran en su altar las imágenes de Santo Tomás de Villanueva y de San Vicente Ferrer. La parroquia del Salvador dio cumplimiento a los anhelos de la religiosa y mandó se construirlas dos hornacinas que que Vds. Pueden observar, situadas sobre las credencias y que albergan las imágenes de los dos santos, realizadas ambas a principios del siglo XVIII por Leonardo Julio Capuz, hijo del escultor Julio Capuz. Debe quedar claro que las dos esculturas que vemos en la actualidad distan bastante de lo que salió del taller de Capuz, porque fueron muy dañadas en 1936 y la restauración que se hizo en la postguerra tuvo más voluntad que genio artístico, y se emplearon materiales de yesería sobre los cuales después se aplicó el dorado La última reforma: el aspecto actual neoclásico El aspecto actual del interior de la iglesia del Salvador se debe a la reforma llevada a cabo en el siglo XIX. El 17 de abril de 1823, durante el sitio de Valencia, cayó en donde estamos una bomba del ejercito realista, que causo destrozos en la bóveda y en el presbiterio. Dos años más tarde se acometieron la reparación y un programa de restauración y renovación que fue proyectado y dirigido entre 1825 y 1833 por el arquitecto Manuel Fornés Gurrea que dio la configuración neoclásica actual que hoy vemos. En esta intervención toda la decoración anterior se recubrió, dando coherencia a todo el nuevo programa decorativo del templo. Se añadió una falsa bóveda y se reconstruyeron el presbiterio y el altar mayor, quedando el templo con la apariencia que vemos en estos momentos. La solución que dio Fornés para el altar mayor fue enmarcar el nicho25 entre seis magníficas columnas de jaspe, mientras que para la bóveda se encargaron las pintura­s al fresco que representan los últimos episodios de la Pasión26, obras de La imagen estaba más alta y debajo de la cruz había un pequeño altar sobre el que descansaban seis candelabros de plata o plateados a cuyos lados existían unos suplementos, de menor altura y otros dos candelabros del mismo estilo. 26 Cerca de la puerta de la calle Trinitarios, lavatorio de pies a San Pedro, la Oración en el huerto, el prendimiento, el beso de Judas, y Jesús ante el Sanedrín, y por último, sobre el altar, el “Ecce Homo”. 25


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Vicente Castelló (1787-1860), discípulo de Vicente López, que pueden admirar todos Vds27. Sobre el camarín del Cristo, en la bóveda, destaca la figura del Padre Eterno entre nubes, realizada al fresco por Francisco Llácer, que es el autor de los lunetos y las pechinas del camarín de la Virgen de los Desamparados. Hasta 1902, en que se trasladó la parroquia a santa Mónica, el coro, cuya sillería fue llevada a la nueva seda parroquial, se cerraba de parte a parte, a la altura de las primeras capillas, con una verja construida sobre una grada y desde allí otras tres gradas llevaban al presbiterio, que hasta que se reinstaló el altar para oficial de cara a los fieles, estaba circunscrito por las pilastras que enmarcan el altar y el camarín de la imagen. Las obras hechas en dos épocas muy distantes entre sí se relacionan con las diferentes calidades que se aprecian en el acabado del edificio y en la desviación que se observa en el eje del templo, que es perceptible en el interior, a partir del tramo de la nave inmediato al presbiterio La fachada que da a la calle de Trinitarios tiene una puerta muy elemental que enfrenta al altar mayor y tiene en su parte superior una sencilla hornacina con un grupo escultórico que representa La Piedad, y una ventana que probablemente esconda un óculo renacentista. Las campanas son cuatro. La mayor es la “María”, hecha por José Lleonart y refundida en 1722 añadiéndole 40 arrobas de metal. Las otras son la Bárbara-VicentaLuisa, que lleva la leyenda “Se hizo hombre. Año 1783, “Santísimo Cristo de San Salvador”, hecha por Matías Solano en 1710 y la “María-Vicenta-Ferrer, fundida en 1783 y lleva una imagen de San Vicente Ferrer, defensor del Reino, por lo que lleva un espada en la mano derecha. Cuando se entra por primera vez en el templo impresiona enseguida el grandioso conjunto, rico y armónico, de la nave, amplia y con bóveda de medio punto que descansa sobre el cornisamiento soportado por capiteles de orden compuesto y 27

Es de destacar cierto barroquismo que se expresa en los gestos solemnes y los escorzos aparatosos en la escena del lavatorio de pies a los discípulos. También se detecta un patetismo romántico en la representación del momento de oración en el huerto de los olivos.


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columna­s con estucos que imitan al jaspe de las pilastras originales que se conservan junto a la hornacina del Cristo y las dos que sostiene el coro alto, en el último tramo del templo. La bóveda está dividida por cinco arcos, inicialmente góticos pero ocultos, con una gruesa moldura dorada, con motivos vegetales que determinan seis sectores. Hay tres capillas por costado. En el lado de la Epístola: las dedicadas a San Luis Gonzaga, la Milagrosa y San José. En el del Evangelio las de Ntra. Sra. de los Buenos Libros, con imagen debida a José Mª Ponsoda, Santa Cecilia y Ntra. Sra. de los Dolores; eéstas dos últimas de mediados del siglo XIX. Bajo los ventanales con vidriera destacan unas lápidas rectangulares con frases de Cristo. Sobre la tribuna de o condes de Cirat se lee: “Filiae Jerusalem, nolite flere super me, sed super vos ipsas flete” La capilla de la Comunión y las pinturas de Vicente López Colindante con la iglesia, en la calle de Trinitarios, estaba el palacio del conde de Cirat. Con ocasión de la reforma realizada por Fornés, el conde cedió a la parroquia una parte de la casona, lo que permitió edificar la capilla de la Comunión. Si observan el lado derecho de la nave central de la iglesia descubrirán una tribuna que está cerrada con una sencilla reja. Se trata de la compensación que dio la parroquia al conde por su cesión del espacio para construir la capilla de la Comunión: una tribuna para que desde su casa pudiera asistir a los oficios religiosos. La capilla, de eje paralelo al templo, tiene poca altura porque está dentro del edificio que fue palacio de los condes de Cirat. Les recomiendo a todos Vds. que la visiten y disfruten de la contemplación de las magníficas pinturas al fresco realizadas por Vicente López entre 1825 y 1829. El conjunto representa la Asunción de la Virgen y a los Doctores de la Iglesia occidental recibiendo la Divina Sabiduría. Tras el incendio que sufrió la capilla en la guerra civil, las pinturas estaban en en un lamentable estado y fueron restauradas hace pocos años tras una invitación


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hech­a por la Junta de Gobierno de la Archicofradía al entonces Director General de Patrimonio, D. Enrique Esteve, que visitó la capilla y puso en marcha el mecanismo administrativo que dio lugar a la recuperación de las pinturas de López. La protección pontificia a la iglesia del Salvador y a su Archicofradía La iglesia del Salvador y su Archicofradía tienen entre sus blasones la protección pontificia, y muestra de ello es la correspondencia mantenida a partir de 1676 entre Inocencio XI y el clero del Salvador y la misiva que el 5 de diciembre de 1683 remite el cardenal Alderano Cibo expresando el deseo del Pontífice de que se ofrezcan ejercicios piadosos todos los viernes y se pida por la victoria contra los turcos. La Corona de España es protectora de la Real Iglesia Si dirigen su vista, querido amigos, hacia la parte alta del altar mayor distinguirán un grupo escultórico muy decimonónico que sostiene y da escolta a dos escudos descansando sobre un amplio cojín. Uno es el de España, alusivo al patronato real sobre el templo, y el segundo es el de Valencia, en atención a las ayudas prestadas al templo por la Ciudad en diversas ocasiones. No sólo allí aparece el escudo real. También lo podemos ver en los adornos de yesería que hay en la tribuna de los condes de Cirat. La protección de la Corona para con la Real Iglesia data de más de cuatro siglos atrás. Una muestra de este real vínculo, que gustará conocer a todos Vds. se refiere a la costumbre, que cabría recuperar, de la emotiva ceremonia del Santo Entierro del Señor, que se celebraba a última hora de la tarde del Viernes Santo. Al crearse la Archicofradía sus directivos solicitaron al rey Carlos II la presidencia de honor para tan solemne acto y procesión, y el monarca aceptó delegando en el Capitán General, que a partir de entonces asistía anualmente a la ceremonia y ocupaba un sitial adornado con el escudo real. Antes de empezar los actos litúrgicos llegaba una unidad militar que formaba durante la Misa y a continuación desfilaba en el cortejo procesional con las armas a la funerala. Esta costumbre se intentó revitalizar sin éxito significativo por la Cofradía en 1967 y para ello se encargó una imagen


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yacente de Cristo al escultor y académico Octavio Vicent Cortina (1913-1999), que esculpió una talla admirable que puede verse en la primera capilla lateral del lado de la Epístola de la Real Iglesia. Y en esta línea de vinculación histórica con la Casa Real debo consignar la gestión que realizó don Joaquín Manglano y Cucaló de Montull, barón de Llaurí, Hermano Mayor de la Archicofradía en 1975, obteniendo de S.M. Don Juan Carlos de Borbón, Rey de España la aceptación del nombramiento de Archicofrade de Honor el 13 de enero de 1976. El Ayuntamiento de Valencia y la Real Iglesia del Salvador Ya he consignado antes algunos aspectos del patronazgo que durante siglos ha ejercido la Ciudad de Valencia sobre la Real Iglesia del Santísimo Cristo del Salvador. Y muchas más pruebas y testimonios se podrían dar. Pero es que es afecto institucional de la Ciudad para con la Real Iglesia no ha sido arbitraria y sin razón alguna. No, no. El Consell y después el Ayuntamiento de esta ciudad no han hecho sino corresponder a las constantes muestras de protección que con toda razón han atribuido al Cristo del Salvador. Entre la multitud de documentos que se podrían presentar para acreditar lo dicho, tan sólo les haré referencia a uno, del siglo XVII, en el que el Consell acredita los favores recibidos por la Ciudad de la mano del Cristo del Salvador, y dice: “…com la present ciutat en totes ses desconsolacions i afliccions acostuma acudir a la dita parrochial i sempre alcansa lo reparo i remei de la poderosa ma del Salvador de tot lo mon per medi de la sua Sancta i devota image” Esta especial y justificadísima devoción de los Jurados de Valencia al Salvador hizo que pusieran a la Ciudad bajo la protección del Cristo. Efectivamente, al pie de un torreón junto a la desaparecida puerta de la Trinidad, por orden de los Jurados se instaló una lápida con la imagen de Jesús crucificado, conmemorando la llegada del Santo Cristo del Salvador a Valencia y una inscripción en latín. Más tarde, al ser derribado este torreón, el Consell de la ciudad, ordenó que se construyera “un casilici en memoria i representació de tan gran milacre”, y en 1688 se erigió un


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templete de piedra, de dimensiones como los conservados en los puentes del Real y del Mar, que se asentó sobre una base triangular en el pretil del río, entre los puentes de la Trinidad y de Serranos. El casilicio28 indicaba el lugar exacto donde llegó el Cristo en 1250 y daría abrigo a un grupo escultórico presidido por la imagen del Cristo del Salvador y a sus pies, contemplando al Crucificado la figura en tamaño natural, de Santo Tomás de Villanueva29. El casilicio permaneció en su lugar hasta que en la guerra de la Independencia, al acercarse a Valencia las tropas napoleónicas, fueron desmontados el templete, la escultura y la lápida conmemorativa. No quedaban ahí las consideraciones que el Consell de la Ciudad para con el Cristo del Salvador. En los Manuals de Consells30 del Archivo Histórico Municipal puede consultarse un documento fechado el 30 de abril de 1692 con un acuerdo municipal que, a propuesta de la parroquia del Salvador, declaran festivo el 9 de noviembre y se prohíbe bajo multa de diez sueldos toda actividad laboral de cualquier tipo, como en domingo. Es significativo y resultará curioso a muchos de Vds. observar este bello manuscrito de 1692 que se custodia en el Ayuntamiento. Se titula” Ceremonial de las Asistencias y Funciones de los muy Ilustres Jurados, Racional, Síndicos, y otros Oficiales de la muy Ilustre, Egregia, Noble, Magnífica, Coronada y dos veces Leal Ciudad de Valencia” Un capítulo se dedica a la fiesta anual del Cristo del Salvador.

Una lápida de piedra negra tenía un texto latino conmemorativo cuya traducción es: “El Senado y el Pueblo valenciano. Detente pasajero, e imita al Turia besando esta ribera feliz, que por los años 1250 recibió como prenda del divino amor la sagrada Imagen del Salvador celestial, que habiendo derramado abundancia de sangre en Berito, aportó, maravillosamente contra el curso del mar y del río. Dejan consignada a la posteridad la grata memoria de tan singular beneficio D. Onofre Vicente de Hijar y Escriba, conde de Alcudia y Gestalgar, primer jurado de los caballeros; D. Gaspar Pérez Guerau de Arellano, canónigo de Valencia, obrero de la fábrica de murs i valls, por el estamento eclesiástico;Vicente Felices, primer jurado por los ciudadanos; D. Ximén Pérez Milán de Aragón, marques de Albaida, obrero por el brazo militar; D. Felipe Martínez de la Raga, jurado segundo por los caballeros; Crisóstomo Porcar, jurado segundo por los ciudadanos; D, Franisco Lloris de la Torreta, canónigo, obrero de la Fábrica nueva; Juan Verdeguer y Jerónimo Pachés, jurados tercero y cuarto por los ciudadanos, Juan Miquel, ciudadano, doctor en ambos Derechos, obrero por el brazo real; Alejo Llobregat, ciudadano, racional; Jaime Nicolás de Ona y Onofre Esquerdo, ciudadanos, síndicos de la ciudad; Miguel Jerónimo Lop, doctor en ambos Derechos, abogado de la Ciudad y de la fábrica. Año 1688.” 29 El marqués de Cruilles, tras estudiar el dibujo que se conservaba del conjunto y al observar la ausencia de aureola de santo, siempre defendió que el obispo que aparecía era Andrés de Albalat, que encabezaba la diócesis en el momento de la llegada de la imagen. 30 Quern de Provisions que fan tots los senyors Jurats”. Año 1691-92. Nº 223, A. 28


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Es curiosísimo un párrafo, lleno de contricción, en este documento oficial. Dice: “Antiguamente asistía la Ciudad en la Parroquia, lo que hoy no puede hacer por Real Orden y capítulos de Quitamiento en que prohíbe la asistencia a parroquias y conventos y, aunque esta deliberación en lo general es muy justificada, son todos del sentir se debía exceptuar esta festividad supliendo a su majestad el permiso para asistir a ella, pues es el único abrigo de nuestras esperanzas la Santa Imagen”. El apoyo municipal a la antigua devoción ciudadana hacia el Cristo del Salvador y a su Fiesta Anual se mantuvo en el tiempo31 y así, llegado en 1850 el sexto centenario de la aparición de la imagen en Valencia, el Ayuntamiento promovió una serie de importantes festejos, engalanaduras en toda la ciudad, pirotecnia, toros, músicas, cordaes, corregudes de joies, ball de Torrent, y altares callejeros. Además y para mayor significación social de los festejos se dejó para el último día de las fiestas –19 de noviembre– la inauguración de la primera fuente pública de agua potable, la que se llamaría del Negrito, en la plaza entonces rotulada como de Calatrava, lo que solucionaba un grave problema de la ciudad cuyas casas se tenían que surtir de los aguadores porque los pozos habían empezado a mostrar contaminación. Por su parte, la procesión general que se organizó, fue de tal dimensión, con asistencia de gremios, entidades, corporaciones, órdenes religiosas, fieles y autoridades, con más de tres mil asistentes de la capital y los pueblos, y noventa dos imágenes con andas procesionales, que para llevar el ritmo de procesión hubo que intercalar veinticuatro bandas de música y treinta dulzaineros, con sus tamborileros, conformando tal cortejo procesional que saliendo a las diez de la mañana de la iglesia del Salvador, volvía al templo a las cinco de la tarde. También es poco conocido que, dado la tremenda dificultad de manejo de la imagen del Cristo dados su talla y peso, el Arzobispo y el Cabildo decidieron que fuera sustituido por el Santo Cáliz, lo cual constituyó todo un suceso. Los años no disminuyeron la intensidad de la vinculación del Ayuntamiento de Valencia con la Real Iglesia, y llegó el año 2000, el 750 aniversario de la llegada 31

Acuerdo municipal de 1867 comisionando al Concejal de Fiestas y otros miembros de la Corporación Municipal para que asistan en representación del Ayuntamiento de Valencia a la Misa solemne de la fiesta del Cristo del Salvador acompañados de bergueros y alguaciles.


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del Cristo del Salvador a Valencia. La Real y Pontificia Archicofradía estaba exultante y quien hoy les habla, entonces Hermano Mayor de esa ilustre corporación penitencial, tenía entre sus afanes el logro de la reconstrucción de aquel monumento que indicaba el punto donde arribó el santo crucifijo. Y se acudió a la alcaldesa Rita Barberá, y el Ayuntamiento respondió a la llamada de la historia de las devociones valencianas, y encargó la obra a un escultor insigne, que se llevó la enfermedad con su arte y su vida en sazón: Jesús Castelló, que hizo su boceto, creó maqueta, y eligió un bloque de piedra caliza de 8.000 kg y, tras poco más de un año, el dia de la fiesta del Salvador de 2001, se inauguraba aquel monumento que faltaba de su lugar desde 1810, y recibía la bendición del Arzobispo de Valencia. San Vicente Ferrer Uno de los grandes devotos del Cristo del Salvador fue San Vicente Ferrer, que en sus predicaciones siempre fue acompañado por una imagen del Crucificado, una de las cuales se conserva en el pueblo oscense de Graus. Vicente Ferrer Miquel nació no muy lejos de esta iglesia, en la calle del Mar, en 1350, es decir, exactamente cien años después de la llegada de la imagen del Cristo a Valencia y sabemos de las alusiones al Cristo del Salvador que hacía en algunos de sus sermones; como también conocemos que persuadía a las autoridades de Valencia a que participaran en las rogativas que se hacían al Salvador en momentos de conflictos sociales o calamidades de distinta naturaleza, y recomendaba al Consell que se encomendaran al Salvador en todos los problemas políticos que se suscitaran, pues en la experiencia de San Vicente “la imagen era de patrocinio muy seguro”. Hay unas coplas en valenciano antiguo, escritas por el santo dominico, que se cantaban en las procesiones penitenciales que organizaba el Pare Vicent en su apostolado por pueblos y ciudades y que parece que tradicionalmente se han cantado estas coplas en las procesiones del Cristo de Salvador.32 Muy probablemente esta veneración de San Vicente hacia el Salvador reflejó en una vinculación de la orden de Predicadores con el Cristo del Salvador, y esta es la razón que determinaría que en el siglo XVIII y en la iglesia del desaparecido convento

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Ver la biografía de San Vicente Ferrer del P. Serafín.


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dominico del Pilar se dedicara al Cristo del Salvador una capilla lateral decorada con pinturas y azulejos referidos al Cristo, y con su altar presidido por una copia del Cristo del Salvador. Hay que decir que esta expresión devocional no fue bien vista por la parroquia del Cristo del Salvador y su Real y Pontificia Cofradía, y el asunto llevó a un pleito cuya documentación de 1791 encontré en el Libro de Consejos del convento. Otros santos, beatos y venerables devotos del Cristo del Salvador A San Vicente Ferrer (1350-1419), Santo Tomás de Villanueva (1488-1555) acompañaron con un gran fervor en la devoción al Cristo del Salvador el dominico San Luis Bertrán (1525-1581), nacido a un par de manzanas de este templo, y San Juan de Ribera (1532-1611), el franciscano Beato Nicolás Factor (1520-1583), el religioso mínimo Beato Gaspar Bono (1530-1604) los venerables Domingo Sarrió (1609-1689) religioso del Oratorio de San Felipe Nerí, que pasaba muchas horas de oración ante el Cristo, y beneficiado de la Catedral, mosén Gregorio Ridaura (1641-1697), alcoyano y beneficiado de la Catedral que solía decir del Cristo del Salvador y de la Virgen de los Desamparados: “¿Qué sería de Valencia si no fuese por estos dos vecinos?”, la beata Inés de Benigánim (1625-1696), agustina descalza. El final de la Parroquia Señoras y señores, queridos amigos. ¿Qué fue de aquella parroquia de culto continuo, cuarenta sacerdotes beneficiados y una ingente atención pastoral a los devotos al Cristo? El clero de la parroquia cantaba solemnemente cada día las Horas litúrgicas y celebraba dos misas cantadas, la llamada conventual, como se hace a diario en la Catedral, y la “perpetual” que era propia de la iglesia del Salvador. Llegado 1835 y el Decreto de Desamortización de Mendizábal, este esplendor vino a menos. Razones de cambios sociológicos y planteamientos pastorales llevaron a que en 1902 el arzobispado de Valencia trasladara algunas parroquias del centro de la ciuda­d a la periferia urbana, y una de las elegidas por la autoridad eclesiástica fue


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la del Salvador, que se desplazó a la iglesia de Santa Mónica, al comienzo de la calle de Sagunto. Este fue un trance que dolió mucho a los sacerdotes de la parroquia porque se desarraigaron de su histórica feligresía. El traslado fue dramático. A la nueva sede parroquial se llevaron la pila bautismal, la sillería del coro, el riquísimo archivo, casi todos los ornamentos, los vasos sagrados. Y casi todo se perdería treinta y cuatro años más tarde, en 1936. Solo se salvó el cáliz de Calixto III, una custodia, una casulla y un velo humeral bordados en oro, un portapaz de plata y una cruz del mismo material. Todo ello es un legado histórico que, claro, pertenece a la parroquia de Santa Mónica. Con el traslado, el histórico templo con su veneradísimo Cristo pasaba a ser “de ayuda” de la Parroquia de San Esteban lo cual fue por poco tiempo, ya que el rector del Seminario, don Rigoberto Doménech Valls (1870-1955), logró que se abriese un nuevo horizonte para el templo y sobreviviera la devoción al Cristo del Salvador. El Seminario Conciliar construido en 1793 ocupaba el antiguo palacio de los condes de Cirat, contiguo a la iglesia y era su rector del Seminario en aquellos momentos el citado don Rigoberto, que logró que el templo del Salvador fuera declarado como iglesia pública del Seminario, y así, desde entonces los Superiores eran Rectores de la iglesia, y con la ayuda de tres sacerdotes, se estableció un programa diario de misas y confesiones en el Salvador, y los seminaristas tomaban parte en las celebraciones religiosas de mayor solemnidad. Más tarde, otro Rector del Seminario, el vizcaíno don Francisco Javier Lauzurica y Torralba (1890-1964), oficiaba de pontifical ante el Santísimo Cristo los 9 de noviembre y, al acceder al obispado auxiliar de Valencia, eligió la iglesia del Salvador para conferir las sagradas órdenes. Y en nuestros días la gratísima presencia de seminaristas en los actos litúrgicos relacionados con el Cristo del Salvador, está auspiciada por don José Máximo Lledó, Rector del Colegio de Santo Tomás de Villanueva y Rector de esta Real Iglesia.


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En los años sesenta, siendo capellán de la iglesia del Salvador don Joaquín Muñoz (1904-1964) se suprimieron los candelabros, que se situaron en unas gradas detrás de la larga mesa del altar, así como el altarcillo y sus aditamentos. Se eliminaron el lúgubre terciopelo negro y la pintura también negra del camarín, reemplazándose todo por un cortinaje carmesí de fondo. La segunda mitad del siglo XX tuvo varios hitos en los que se recobró el fervor de la ciudadanía valenciana por el Cristo del Salvador. 1951 fue Año Santo para toda la Cristiandad, con la iglesia del Salvador declarada estación Jubilar, inaugurándose el año santo con una procesión penitencial con 5.500 hombres procesionando de ocho en fondo, seminaristas, órdenes religiosas, Cabildo y autoridades, presididos por el Cristo del Salvador. En 1955 se cumplía el V centenario de la canonización de San Vicente Ferrer y con tal ocasión se celebró una Misión y volvió a ser sacada en procesión la imagen del Salvador que presidió una concentración de numerosas procesiones penitenciales cada una con un Cristo y que confluyeron en la entonces plaza del Caudillo, reuniendo una multitud de miles de personas 1960 fue declarado Año Santo Mariano y Año Santo de Cristo del Salvador, y las peregrinaciones jubilares se organizaron de manera que la mayoría de ella tenían estación de origen en la iglesia del Cristo, donde se hacía la visita jubilar y después se desfilaba hasta la Real Basílica. Fueron innumerables las entidades oficiales, privadas, religiosas y civiles que tomaron parte en aquellas comitivas jubilares que tuvieron lugar, varias cada día durante aquel año 1960. En 1968 las nuevas normas litúrgicas determinaban la situación del altar para oficiar hacia el pueblo de Dios, por lo que hubo que ampliara el presbiterio tomando buena parte de lo que fue el coro bajo, se instaló un nuevo altar hecho con mármoles de las mismas tonalidades del templo. Se suprimió el antiguo altar, que fue reemplazado por las cornisas para el emplazamiento de los candelabros y la pequeña base para facilitar el acceso al sagrario. En aquella intervención se renovó el pavimento de todo el templo y se rehízo la pintura general de toda la nave, de acuerdo con la decoración antigua, y se doraron y repintaron los esgrafiados de yeso dorado sobre fondo rojo en tonos rojos, con emblemas de las llagas y la


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Pasión, que quedaron al descubierto al desaparecer los dos grandes lienzos de Conchillos. En 21 de octubre de 1982 se incoaba expediente para la declaración del templo del Salvador como Monumento Histórico Artístico por el Ministerio de Cultura. La Antigua, Ilustre, Pontificia y Real Archicofradía y Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador La gran devoción popular que el Cristo del Salvador despertó siempre en el pueblo valenciano llevó al arzobispo fray Isidoro de Aliaga a aprobar en 1617 las constituciones de la Insigne Cofradía de las Llagas y la Pasión de Jesucristo, que sería antecesora de la floreciente y actual Antigua, Ilustre, Pontificia y Real Archicofradía y Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador. Un año antes, el 29 de enero de 1616 el rector de la parroquia del Santísimo Cristo del Salvador había presentado al arzobispo de Valencia Fray Isidoro Aliaga la solicitud de erigir canónicamente una cofradía. Aprobada en aquel mismo año, tuvo su primera reunión el 12 de diciembre para redactar sus estatutos, que se aprobaron el 15 de enero (o febrero) siguiente. En su fundación33 intervinieron 125 personas, de las cuales 26, encabezadas por el rector Matias Juan Tovia y 15 beneficiados, pertenecían al estamento eclesiástico, otras 36 eran pertenecientes a la nobleza o a la ciudadanía, 4 a órdenes militares, 9 eran oficiales regios o del Santo Oficio, 15 notarios, 2 médicos, 4 mercaderes, 4 de otras profesiones liberales y otros 25 de actividad no conocida. Como vemos, estamos, distinguidos amigos, ante una institución que más conocida merecería ser por su importancia histórica. Una corporación insigne que siempre ha aglutinado a la nobleza valenciana junto con personalidades distinguidas de nuestra sociedad y con miembros de todos los estamentos sociales. Y también es poco conocida su especial dignidad de estar agregada desde sus años fundacionales, exactamente el 17 de agosto de 1618, a la archicofradía erigida en 33

Acta fundacional de la Cofradía del Cristo del Salvador. 29 de enero de 1616. Archivo Diocesano de Valencia. Libro de Colaciones de Beneficios fol. 217 y ss.


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la Basílica de San Marcelo, de Roma34, lo que supone a la cofradía valenciana participar de todas las gracias y privilegios que desde los papas Paulo V y Clemente VII se han otorgado a la citada corporación devocional cristocéntrica romana. La archicofradía introdujo algunas innovaciones –curiosas en algunos casos– en los cultos de la iglesia del Salvador. Citaré algunos, como la iluminación del altar, que debía realizarse con cinco cirios grandes y de cera blanca, o la concelebración, ayudando cinco sacerdotes al oficiante, pero sin permanecer junto al altar durante toda la misa, ya que aparecían, portando un cirio encendido, en el momento del “Orad hermanos” y se retiraban después de la comunión del oficiante. Las visitas de la Virgen de los Desamparados al Cristo del Salvador Es muy antigua la costumbre de que la Virgen de los Desamparados, cuando sale en procesión, visite a su hijo, el Cristo del Salvador. Se acreditan estas visitas en 1808 –tres ocasiones–, en 1814, 1843, 1854, 192335 –dos ocasiones–, 1948, 1961, 1973, y en el Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales de septiembre de 2000. Debe recordarse la ordenación establecida por el Cardenal Arzobispo de Valencia, D. Enrique Reig y Casanova para los itinerarios de las procesiones con la imagen original de la Virgen de los Desamparados, y su disposición de 12 de mayo de 1923, que ordenaba que la imagen de la patrona, antes de su coronación visitara el Cristo del Salvador y lo volviera a hacer a la vuelta hacia la Basílica. Llegadas las bodas de plata de aquel acto solemne, el 30 de enero de 1948, se celebro en Valencia la llamada “Gran Misión”, promovida por el entonces arzobispo don Marcelino Olaechea, quien quiso que el primo de los actos estuviera presidido por las imágenes de la Virgen de los Desamparados, el Cristo del Salvador y San Vicente Ferrer.

Acta de agregación de la Cofradía del Cristo del Salvador de valencia a la de San Marcelo de Roma. 1616. Archivo Diocesano de Valencia. Libro de Colaciones de Beneficios fol. 493 y ss. 35 Subrayo las ocasiones en que procesionó la imagen original de la Virgen de los Desamparados. 34


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Hombres beneméritos del Cristo del Salvador Muchos son los sacerdotes y seglares con meritísimas ejecutorias vitales de dedicación al Santísimo Cristo del Salvador, pero la prudencia en la dimensión de esta exposición me obliga a elegir dos de ello. Uno fue don Francisco Peiró Escrivá, un cura de Beniopa con fama de hombre santo. Tenía 41 años, era cultísimo, con tres licenciaturas y dos doctorados. Un martes aciago, 21 de julio de 1936, un grupo de anarquistas, comunistas y socialistas radicales asaltaron la iglesia, buscaron a su rector –don Francisco– y se lo llevaron. Nunca se supo donde lo asesinaron ni se encontró su cuerpo. Al acabar la guerra, el 31 de marzo de 1939, viernes de Dolores, cuando el Cristo del Salvador hizo su entrada en la entonces plaza del Caudillo, para copresidir la misa de campaña que allí se celebró, el recuerdo de aquel buen sacerdote mártir estaba en el corazón de muchos de los allí presentes. Otro meritísimo sacerdote, don Francisco Arnau Moles (1889-1939), unía dos condiciones que son muy significativas para un grupo de los asistentes a este acto y que estamos hermanados bajo el manto de la Virgen de los Desamparados y el santo leño de la cruz del Salvador. Efectivamente, don Francisco, vinculado desde siempre al Cristo del Salvador, fue muchos años capellán de la Gran Asociación de Beneficencia Domiciliaria Virgen de los Desamparados y falleció muy cerca de aquí, en la casa de la marquesa de Colomina. Estos días próximos lo recordaremos cuando el Sr. Prior se revista con la espléndida casulla bordada en oro y sedas que llevó don Francisco en su primera misa y que legó a la iglesia del Salvador. Algunos de los milagros y prodigios del Cristo del Salvador Hay un hecho prodigioso poco conocido que se esconde en el texto de 1709 escrito por Ortí y Mayor, donde se relata que en el primer jueves de cuaresma de 1588, un sacerdote –el vicario Tafalla– y los devotos que subieron a besar al Cristo se sorprendieron al ver sudado el rostro de la imagen. Pocos días después llegaba a Valencia la noticia de que aquel mismo día se había perdido la Armada Invencible. Otra fecha a significar es la del 9 de noviembre de 1647. La peste asolaba Valencia y sus efectos se habían agravado por la sequía. Los jurados y el arzobispo Aliaga determinaron que se organizara una procesión rogativa a la iglesia del Salvador. Se


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había instalado una cortina ante la imagen, que se descubriría al llegar la comitiva. Escribe el cronista del acto que fue descorrer la cortina y al aparecer el Cristo a la vista de los devotos, repentinamente, comenzó a llover de manera abundante, lo que alivió los contagios. También es de comentar la curación del cirujano Joseph Castillo, en Almenara, donde el 16 de enero de 1609 le apareció un fuerte dolor “de ijada” (costados) que se agravó hasta hacer sentirse morir al enfermo y ser desahuciado por los médicos. El moribundo se encomendó al Cristo y quedó inmediatamente sano. O el caso de la joven Francisca Navarro, que en una casa cercana a la iglesia del Salvador, el 30 de septiembre de 1657 cayó a la calle desde un terrado a más de 14 m de altura. Se había encomendado al Cristo al verse caer y no sufrió daño alguno. Como estos tenemos también el hecho milagroso del blasfemo iracundo que insultaba al Cristo del Salvador en 1670; o el caso del hijo enfermo del matrimonio de la calle de Sagunto en 1691; o la resurrección del niño despeñado en Aras de Alpuente en 1670. No puedo dejar de contar un suceso que acaeció el 8 de julio de 1869, durante las obras de restauración de los dorados de la parte alta de la nave del templo. Cayó de un andamio desde una altura de 13 metros un joven artesano de 17 años llamado José Andrés y Alabau, que se encomendó al Cristo al ver que iba a perder la vida. La caída fue terrible. Con la parte posterior de la cabeza rompió el brazo de un banco y con la zona lumbar destrozó en diecinueve pedazos el banco de nogal. En la sacristía un sacerdote estaba hablando con un médico, y ambos, al oír el estruendo, acudieron a atender al herido, y al ser reconocido éste por el facultativo no se le apreció la más leve lesión. Sabemos la historia porque aquel joven tuvo dos nietos sacerdotes, uno de ellos, el P. Rafael de Andrés, que predicó varias veces en la Fiesta del Cristo y en su novenario, y los dos presbíteros hermanos lo contaron al P. Emilio Aparicio Olmos, tío de quien les habla y que en vida fue historiador del Cristo del Salvador. Epílogo El Calvario no fue precisamente un apoteosis. Mucha gente apenas se dio cuenta de nada, y Cristo se fue muriendo entre la indiferencia y la curiosidad de los demá­s.


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Muchos gritaban sin gritarle a El; porque sí, como suelen gritar la mayoría. Muchas veces reducimos el Evangelio a esos momentos idílicos, a esas escenas casi cinematográficas y edulcoradas, casi sin cruz, que fallan inexorablemente a la hora de la verdad, porque hoy más que nunca necesitamos junto a nosotros a un Cristo en cruz que nos mira a los ojos en la hora del sufrimiento o del contratiempo; un chico de Nazaret que se sonreiría ante nuestras delicuescencias misticoides sin ascética, de nuestra humildad que no se humilla; de nuestra pobreza de espíritu de opereta que de nada se priva; del ofrecimiento sin riesgo; cuando nos mira desde la cruz diciendo que salgamos de la trinchera e iniciemos el itinerario de la evangelización a pecho descubierto y a riesgo de quedar como Él, en una tarde en medio de un cerro, como barredura y desecho del mundo, y que para enterrarlo le tuvieron que prestar el sepulcro. Cristianos sin cruz: ¡ese es nuestro peligro¡ Por eso, venid a esta casa y mirad a ese altar, y cantad una de aquellas viejas “Lamentaciones” que antaño se cantaron en esta Real iglesia del Salvador: Ya murió mi Redentor, Ya murió mi Padre amado, Ya murió en la cruz clavado Mi Dios, mi Padre, mi amor. ¡Qué dolor¡, ¡triste de mí¡ ¡Despierta, mi corazón¡ Rómpete de compasión, que Jesús murió por ti.


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EN MEMORIA DEL EXCMO. SR. VICENT LLUIS SIMÓ SANTONJA (1932-2014) José Luis Medina García Académico de Número

Mis compañeros Académicos de la Real Academia de Cultura Valenciana han decidido que sea yo quien escriba estas líneas de homenaje a nuestro Decano Honorario Vicente Simó Santonja, mi querido Tito, recientemente fallecido; y no lo han hecho pensando en mis méritos intelectuales sino porque todos saben la extraordinaria unión que hemos tenido a lo largo de toda nuestra vida, mi profundo conocimiento de su amplia y compleja personalidad, y el cariño fraternal que siempre nos hemos profesado, como él ha recordado en multitud de ocasiones en que se ha referido a nuestra relación. Tras los naturales paréntesis de estudiar en diferentes colegios y después distintas carreras, y de sus primeros destinos como notario, en cuanto regresó a Valencia reanudamos una intensa relación personal, que nunca ya se rompería. En los años que colaboré estrechamente con él, como Secretario, siendo él Decano de la Real Academia de Cultura Valenciana, pude calibrar lo que la Real Academia fue para él. Le dedicó cada minuto de cada uno de sus días, su entusiasmo, su preocupación constante, su trabajo ingente, su calidad personal, su brillantez


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En memoria del Excmo. Sr. Vicent Lluis Simó Santonja

y hast­a su economía; no sin tener que soportar e intentar resolver continuos problemas personales e institucionales, en los que la incierta situación política que padecemos y, por qué no decirlo, la ambigüedad de nuestras autoridades en temas fundamentales para los valencianos de pro, como era él, nos han introducido. La larguísima lista de su extraordinario currículum sería interminable; desde sus más de cien libros escritos, abarcando casi todas las ramas del conocimiento, en especial de la Ciencia Jurídica; desde el Derecho Foral Valenciano en que era la máxima autoridad hasta la Gastronomía, la Enología, la Historia, la Literatura y la Poesía: centenares de artículos, miles de conferencias en todo el mundo, estancia en el Tribunal Internacional de La Haya, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en la Vicepresidencia del Notariado Latino, en la Corte Internacional de Arbitraje, en un inacabable etcétera, que no repetiré por ser de sobra conocido. Hace un tiempo, la Real Academia solicitó para él al Excelentísimo Ayuntamiento de Valencia el puesto de Cronista Oficial de la Ciudad, vacante desde hace años, considerando que le sobraban méritos para serlo, pero, lamentablemente, el silencio administrativo ha sido la elocuente respuesta de unos responsables políticos, aparentemente poco consecuentes con lo que dicen defender. Vicente Simó Santonja ha muerto. Valencia ha perdido a uno de sus mejores hijos, a un gran defensor de nuestras verdaderas señas de identidad. Como suele suceder, su recuerdo, como el de todos los grandes hombres que ha tenido Valencia, se perderá rápidamente en el oscuro rincón de la memoria colectiva y, dentro de nada, el valenciano de a pie no recordará ni su nombre. Pero la Real Academia de Cultura Valenciana le recordará siempre, porque ha representado la imagen ideal del hombre de bien, enciclopédico, brillante, comprometido hasta la médula en apoyar las esencias del valencianismo y sus inalienables señas identitarias como pueblo, como la gran Patria Valenciana que es, esa que “s’ampara baix ton mant, ¡Oh Verge Sobirana de Terres de Llevant…” Falta, mucha falta nos va a hacer a todos los valencianos esa protección y ese amparo de nuestra Virgen de los Desamparados, pues desamparados nos sentimos. Pero, sin duda alguna, Tito, mi querido amigo Tito, ya está bajo el cálido refugio de ese manto seguro de nuestra Patrona. Descanse en Paz.


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NORMAS PARA LA PUBLICACION DE TRABAJOS EN ANALES 1. Las lenguas de la revista son la española y la valenciana. Al comienzo de los artículos se incorporará un breve resumen (con una extensión máxima de diez líneas) en castellano o valenciano y en inglés seguidos de las correspondientes palabras clave. 2. Los trabajos se enviarán a la dirección de la revista: ANALES DE LA R.A.C.V., C/ Avellanas, 26, 46003, Valencia. Irán identificados por una hoja en la que figurará el título del artículo, el nombre del autor (o autores), su dirección, teléfono y, correo electrónico o fax, así como si pertenece a alguna institución o desarrolla labores en ella. 3. Los trabajos, originales e inéditos, deben ser enviados en soporte informático, especificando la aplicación utilizada; acompañados de copia en papel (en UNE A4), impresos por una sola cara, en tamaño de letra 12, tipo Times New Roman, y a doble espacio. Para las notas a pie de página, un espacio. 4. En las citas de las notas a pie de página, el nombre del autor se pondrá en escritura normal (caracteres redondos) y los apellidos en versalita minúscula. 5. En la bibliografía, los títulos de las obras deben ir en cursiva y los de los artículos entre comillas. La mención a revistas, homenajes, colecciones, misceláneas irá en cursiva y entre comillas, el título del estudio. El tomo o volumen de caracteres romanos (irá en arábigos si la revista se numera en romanos). A continuación el año y el número de páginas. Ejemplo Libro APELLIDOS, Nombre, Título, lugar, editorial, año, p./pp. Capítulo APELLIDOS, Nombre, “Título”, Título libro, ed. Nombre APELLIDOS, lugar, editorial, año, p./pp. Artículo Revista APELLIDOS, Nombre, “Título”, Nombre Revista, nº volumen (año), p./pp.


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6. Las indicaciones ob. cit., op. cit. loc. cit., ibidem, passim, etc., u otras posibles deberán ir en cursiva. 7. Cuando el título de una revista o de las grandes colecciones se repita con frecuencia, sólo se pondrá completo la primera vez. 8. Los indicadores de fondos archivisticos irán en escritura normal: Se pondrá el nombre completo la primera vez: Archivo Municipal de Valencia (en adelante AMV). 9. Cuando se citan folios debe indicarse si se trata del recto o del verso: fol, 14 o fol, 14 v. y si es uno (f.) o varios (ff.). 10.Cuando se usen repetidamente denominaciones de archivos, revistas repertorios, colecciones, se pondrá una tabla. 11.Si un libro o artículo se cita repetidamente, después de la primera vez sólo se pondrá el primer apellido del autor y la primera palabra del título. 12.Los títulos de los diversos apartados del artículo irán en versalita minúscula. Se prescinde de la negrita. 13.Los apéndices documentales deben ir numerados en caracteres arábigos, figurará la fecha, lugar, registro y signatura. 14.El material gráfico (mapas, planos...) ha de ser original, presentándolo en soporte informático, como mínimo a 300 ppp de resolución. La responsabilidad sobre la redacción y el contenido de los textos, así como los derechos de reproducción de la documentación gráfica, corresponde a los autores de los artículos. 15.Sistema de admisión: El autor entregará su texto redactado de manera definitiva y acorde con las anteriores normas de publicación, antes del 15 de septiembre de cada año para su revisión por expertos independientes y los correspondientes Consejos de Anales quienes decidirán la aceptación o devolución de los trabajos. 16.El plazo para la corrección de pruebas de imprenta será de quince días. 17.Los autores de los trabajos enviados tendrán derecho a recibir 10 separatas de su colaboración, así como un ejemplar de la revista ANALES en la que se publique.


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Esta revista, núm 90 dels AnalEs, s’acabà d’imprimir en el dia 20 de gener de l’Any 2015, Data que es cumplix el Centenari de la Fundació de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana





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