PANORAMA DE LA «OFERTA» ELECTORAL EN COLOMBIA P. 6-7
GRANADA, UNA DÉCADA DE LECCIONES PARA LA PAZ P. 13
CAMBIO CLIMÁTICO REGIONAL: DESAFÍO QUE ENFRENTA LA ACADEMIA P. 16
La escultura El hombre creador de energía es uno de los íconos más representativos de la Universidad de Antioquia. Los dos cuerpos arqueados, emplazados desde 1968 en el Campus, fueron esculpidos por el antioqueño Rodrigo Arenas Betancourt. Su natalicio coincide con los 216 años de historia universitaria y su talento sigue vivo gracias a su destacada obra monumentalista que hoy se erige en plazas y parques de Colombia y México.
Arenas, el hombre creador P. 9-11
Un nuevo programa para la generación de tecnologías, monitoreo y educación sobre eficiencia energética busca disminuir el retraso que tiene Colombia en este tema. Para su ejecución, el grupo Gasure de la Universidad de Antioquia obtuvo la financiación de 1.5 millones de euros en la convocatoria Euroclima+.
Consumir menos para producir más: el reto de la eficiencia energética
Las ineficiencias energéticas pueden ser muy costosas. En Colombia, solo las del sector industrial representan 1600 millones de dólares de los 6600 que suman en general todos los sectores, según datos de la Unidad de Planeación Minero Energética —UPME—.
Es decir, Colombia tiene un potencial de ahorro cercano a los 22 billones de pesos si lograra que los sectores industrial, de transporte, comercial y residencial cumplan con estándares internacionales de eficiencia energética, que también los harían más competitivos.
De acuerdo con Diana Díaz Betancourth, ejecutiva de Eficiencia Energética del programa Colombia Productiva del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, los costos de la energía en cualquier empresa colombiana pueden estar entre el 3 y el 35 % de los costos totales de producción. Esto varía de acuerdo al sector, al tamaño y a la región del país en donde se encuentre la empresa; la región de la Costa Caribe resalta en este caso porque sus costos de electricidad y gas natural son los más altos del país.
Para el ingeniero Andrés Amell Arrieta, la eficiencia energética redunda no solo en un ahorro de recursos macroeconómicos y en un potencial de competitividad, sino que además permite aprovechar mucho más los recursos naturales utilizados para generarla, lo que implica gastar menos combustibles fósiles o en centrales hidroeléctricas, incluso se producirían menos agentes contaminantes, por ejemplo. «Consumir menos para producir igual o más». Ese, según Amell Arrieta, es el principio de la eficiencia energética. El docente y coordinador del Grupo de Ciencia y Tecnología y Uso Racional de la Energía de la Universidad de Antioquia —Gasure—, añadió que ese mismo principio es «una estrategia fundamental para la reducción de gases de efecto invernadero y conseguir las metas de atenuación del cambio climático».
En el contexto latinoamericano hay países que son pioneros en eficiencia energética, como Chile o Brasil. Colombia ha venido haciendo pinos para lograrla. Aunque publicó la primera ley con relación a esta en el 2006, no fue sino hasta el 2015, con la Ley 1715, que se le dio fuerza a esta necesidad; y desde entonces se estudian las estadísticas y estrategias al respecto.
Para el profesor Farid Chejne, director del Grupo de Termodinámica Aplicada y Energías Alternativas —Tayea— de la Universidad Nacional, sede Medellín, el parque tecnológico será fundamental como escenario de transferencia tecnológica entre la academia y la industria. «Lo interesante de este tipo de estrategias es amarrar el eslabón entre la tecnología que se desarrolla y la que se aplica», señaló el docente investigador.
Rector John Jairo Arboleda Céspedes Comité editorial: Elmer Gaviria Rivera · Vicerrector General
Clemencia Uribe Restrepo · Secretaria General
Patricia Nieto Nieto · Profesora de la Facultad de Comunicaciones
Fabio Humberto Giraldo Jiménez · Profesor del Instituto de Estudios Políticos
Álvaro Sanín Posada · Profesor de la Facultad de Medicina
Luis Fernando Echeverri Delgado Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Carlos Mario Guisao Bustamante
Director de Comunicaciones
Luz Adriana Ruiz Marín
Jefa División de Contenidos Medios y Eventos
Portada Rodrigo Arenas Betancourt. Retrato del fotógrafo Antonio
Pedro León Correa Ochoa
Coordinación de edición
John S. Otálvaro Pérez Corrección de texto
Víctor Aristizábal Giraldo Diseño y diagramación
Nariño, tomado en 1988. Cortesía: archivo de la familia del maestro Rodrigo Arenas Betancourt. Impresión Editorial La Patria S. A.
De 20 a 30 años podría ser el rezago que tiene Colombia en cuanto a cambios tecnológicos para la eficiencia energética en la industria. Foto: Erdenebayar Bayansan.
El 70 % de la reducción de gases de efecto invernadero se debe lograr con la introducción de energías renovables y el aumento de la eficiencia energética, según señala la Agencia Internacional de Energía. En este propósito global, que además se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible — ODS—, se espera duplicar para 2030 la eficiencia energética en todos los sectores de la sociedad; este propósito marca la agenda internacional.
Un espaldarazo al país
En 2018 la Unión Europea, a través del programa Euroclima+, realizó una convocatoria dirigida a América Latina cuyo tema principal fue justamente la eficiencia energética. Gasure —con más de 20 años de experiencia en el tema y 15 enfocado en la industria—, será uno de los ejecutores de un gran proyecto que contempla la inversión de 1.5 millones de euros —casi 5600 millones de pesos— y que pretende disminuir el retraso que tiene Colombia en esta materia. Esa labor la desarrollará en asocio con el Grupo de Termodinámica Aplicada y Energías Alternativas —Tayea— de la Universidad Nacional, sede Medellín, con la coordinación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Las tres instituciones trabajarán de la mano con la industria para que se aproveche mucho más el calor generado por fuentes primarias que, hasta ahora, se desperdicia en un gran porcentaje.
En Colombia, por cada unidad de energía (terajoule —TJ—) que entra a la economía solo se utiliza el 48 %, mientras un 52 % se pierde. El coordinador de Gasure explica que nuestro país puede tener un rezago entre 20 y 30 años en cuanto a cambios tecnológicos que incrementen significativamente la eficiencia energética en el sector industria, el segundo más consumidor de energía después del sector transporte, especialmente de energía térmica.
«Nuestras economías dependen de la energía térmica», resaltó el profesor, y explicó que «por cada unidad de energía eléctrica que usan las industrias, utilizan cuatro unidades de energía térmica obtenida de la combustión de los combustibles». Esta energía térmica proviene principalmente de gas natural, derivados del petróleo (en el caso del transporte), carbón y, más recientemente, de biomasa (residuos y desechos orgánicos aprovechados para producir calor).
La industria en Colombia tiene problemas estructurales reflejados en una obsolescencia tecnológica, particularmente en el manejo del calor, que establece una brecha muy grande con otros países. Por ello, la propuesta que Gasure presentó a la convocatoria de Euroclima+ se enfocó especialmente a ese sector, en el que el grupo de investigación universitario ha cosechado gran experiencia con diferentes proyectos y alto impacto en ahorro de combustible en diferentes industrias.
Uno de los propósitos que Gasure señala en el marco de esta convocatoria, y en su trabajo de investigación aplicada en general, es beneficiar con sus desarrollos no solo las grandes industrias, sino también a las pequeñas y medianas empresas altamente consumidoras de energía térmica, para mejorar su competitividad.
«Son sectores más desprotegidos, en el sentido que no tienen posibilidad de hacer reconversión energética ni modernización tecnológica por la escasez de recursos, y porque la oferta internacional de energía a veces tiene dificultades para adaptarse a la escala técnico económica de estos, o que por razones económicas son inasequibles», señaló Andrés Amell.
Ocho tecnologías de alta eficiencia energética y bajas emisiones contaminantes desarrolladas, y algunas patentadas por Gasure —grupo de investigación de la Facultad de Ingeniería—, se utilizarán en el parque científico y tecnológico que se realizará gracias a este proyecto.
Olla de doble pared. Patente N° WO2015097574A1. Diciembre de 2013.
Quemador atmosférico.
Quemador en medio poroso.
Horno de crisol auto-regenerativo.
Hornos de combustión sin llama auto-recuperativo. Combustibles: GN, carbón pulverizado, líquidos.
Quemador de aire inductor.
Sistema de combustión sumergida para calentamiento de líquidos.
Sistema de combustión y calentamiento por radiación infrarroja y recuperación de calor.
Horno de forjado y tratamientos térmicos.
¿En qué se destinarán los recursos?
Gracias a la suma de voluntades, el dinero de la convocatoria servirá para la creación de tres espacios con los que se espera lograr un alto impacto social.
Parque científico y tecnológico
El proyecto comprende la creación de un parque científico y tecnológico para la demostración de tecnologías de combustión y calentamiento sostenible de alta eficiencia energética y bajas emisiones contaminantes.
Centro de monitoreo en línea
Se automatizarán algunas empresas piloto para obtener información en tiempo real del comportamiento de sus sistemas energéticos-térmicos durante los procesos productivos. Con esto no solo se buscan datos que sirvan para nuevas investigaciones, sino que también permitirá una retroalimentación con estas empresas para mejorar su eficiencia energética.
Parque interactivo infantil
Con este espacio se busca contribuir a la introducción a una «cultura de la eficiencia energética» desde la niñez. Pese a que Colombia tiene políticas públicas dirigidas al manejo eficiente y racional de energía, este es un tema de patrones de consumo que depende en gran medida de la ciudadanía.
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo espera de este proyecto un alto impacto a nivel nacional. «Actualmente los programas que adelantamos han sido asistencialistas: vamos a las empresas y mejoramos, directamente en sus procesos, las tecnologías y prácticas», señaló Díaz, ejecutiva de esa cartera en su programa Colombia Productiva. «El parque tecnológico permitirá desarrollar tecnologías más eficientes y ponerlas a demostración de la industria y que sea ella misma la que se dé cuenta de sus beneficios y del cómo funcionan», concluyó.
Un nuevo software que comprueba los rasgos faciales y que se enfoca en evitar la suplantación en exámenes académicos, fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Antioquia. Su uso se extiende a proyectos y empresas que también requieran la verificación de identidad.
#INNOVACIÓNUDEA
Dar la cara para evitar fraude
¡Exámenes vemos, caras no sabemos! La adaptación del conocido refrán bien podría aplicarse en la educación virtual, ya que comprobar que un estudiante de un curso virtual fue quien presentó una prueba sin ser suplantado no es una tarea sencilla. Un nuevo software desarrollado en la Universidad de Antioquia, sin embargo, permite comprobar quién, en realidad, estuvo frente a la pantalla y respondió «sí» o «no» en un examen virtual.
El aplicativo, desarrollado por el Grupo de Investigación en Telecomunicaciones Aplicadas de la Facultad de Ingeniería — Gita—, fue diseñado para Moodle, una reconocida plataforma que se usa en todo el mundo para desarrollar cursos en línea y comunidades de aprendizaje virtual. El software no se enfoca en la gesticulación sino en las características del rostro: contorno, nariz, ojos, mentón, cejas, frente y boca, así como sus expresiones. De la apariencia toma aspectos como el tono de la piel y así determina la identidad de una persona
«El software está basado en modelos de aprendizaje profundo mediante los cuales se identifica, primero, que hay un rostro en la escena. Luego de esto se verifica si dicho rostro corresponde al de la persona que fue registrada en la plataforma», explicó Juan Rafael Orozco Arroyave, líder e investigador de Gita. El usuario ingresa a la plataforma, allí elige las actividades a desarrollar —un taller o una clase, por ejemplo—, y desde el comienzo está conectado con un proceso de grabación aleatorio que compara el rostro con la base de datos que se tiene previamente grabada en el servidor.
Los sistemas biométricos son más efectivos cuando son multimodales, es decir, mientras más características midan mayor será su precisión y confiabilidad. Este software incluye el análisis de voz como otro rasgo característico para la comprobación de identidad.
«Muchos de los fraudes que se habían descubierto no se daban en el momento de registro sino en el transcurso de la evaluación, cuando otras personas “se meten” en el proceso para ayudarle al estudiante a ganar la prueba», advirtió Luis Felipe Gómez, investigador del grupo Gita. Según Gómez, este software apela a la presencia facial del estudiante en diferentes momentos de la prueba, en los que analiza movimientos y gestos.
Una de las modalidades más utilizadas en el mundo para comprobación de identidad en las pruebas virtuales es la verificación por voz. Orozco Arroyave, sin embargo, plantea que no en todos los contextos —en la enseñanza de idiomas, por ejemplo— resulta efectiva: «La voz es un rasgo biométrico único, sin embargo, las perturbaciones emocionales o las variaciones
natalia.piedrahita@udea.edu.co
Los procesos de verificación de identidad deben realizarse siguiendo todos los protocolos y leyes asociadas al respeto de la privacidad y los datos personales.
Si un estudiante no está de acuerdo con que se le registre el rostro y la voz, se debe proveer otra manera de conocer su identidad. Sin embargo, hoy las características biométricas son utilizadas en las porterías de instituciones públicas y privadas, procesos de migración y los sistemas de control en aeropuertos.
El Departamento de Recursos de Apoyo e Informática de la Universidad de Antioquia —Drai—, es la unidad encargada de la plataforma tecnológica mediante la cual se aplican pruebas y se imparten cursos virtuales en la Facultad de Ingeniería. Según datos de esa dependencia, en un año se registran cerca de 80 situaciones de fraude sobre 1000 pruebas.
en el estado anímico hacen que cambie. Además, el progreso en términos fonéticos que se da en los procesos de formación genera mejoras en la pronunciación de los aprendices, lo que confunde a los modelos de voz».
Este software está hecho con tecnología de punta lanzada hace pocos meses al mercado en el entorno académico, y está basada en modelos geométricos. Por su garantía de seguridad, los usos de la aplicación desarrollada por Gita se extienden a empresas y proyectos que requieran la verificación de la identidad. En la actualidad el grupo Gita está trabajando con dos empresas, Konecta y Pratech, para adaptarlo a sus necesidades.
«La Universidad de Antioquia tiene derecho total de uso en materia de educación, sin embargo, el servicio puede extenderse a bancos, fondos de pensiones, cajas de compensación y un gran etcétera», puntualizó Orozco Arroyave. El software de verificación de identidad por rostro se encuentra en proceso de registro y podrá ser utilizado fuera de Colombia.
NATALIA PIEDRAHITA TAMAYO Periodista
A través de la cámara del computador, este Sistema multimodal de verificación identifica el rostro y la voz y le envía un informe al profesor. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
Los datos masivos han obligado a entidades de todo el mundo a crear estrategias para su procesamiento. Data UdeA es una nueva herramienta que alberga información de estudiantes, profesores y empleados desde 2006 y permite analizar, crear políticas y anticipar eventos en favor de la comunidad universitaria.
#SOYUDEA
La U. se matricula en la «inteligencia de datos»
Actualmente en la Universidad de Antioquia estudian 37 052 personas —en pregrado y posgrado—, cada semestre se reciben, en promedio, 5870 en 231 programas de pregrado y posgrado y estos son atendidos por 8053 profesores en 10 sedes, ubicadas en nueve subregiones de Antioquia.
Estos son datos redondos, relativamente fáciles de procesar. Pero, ¿qué pasa si a esto, día tras día, le sumamos referencias estadísticas o matemáticas generadas por cada miembro de la institución? ¿Y si, además, agregamos datos de las dos últimas décadas o más? Llegaríamos fácilmente a unos doce millones de datos solo relacionados con la vida académica.
Los enormes volúmenes de información, imposibles de tratar de manera convencional, y los softwares llevados al límite para su procesamiento, análisis y gestión, crearon la necesidad del big data, una herramienta utilizada por los mercados para conocer a sus clientes y por los Estados para la creación de políticas públicas.
En esta tendencia —casi obligación— mundial por procesar los datos que los seres humanos dejamos cada día en la red o en nuestros comportamientos más cotidianos, las diferentes compañías privadas y públicas crean poderosos instrumentos para interpretarlos.
Data UdeA es una herramienta institucional que ayuda a entender y manejar la inmensidad de cifras que arroja la información institucional y que permite, tanto a los públicos internos como externos, conocer de primera mano las principales cifras y datos relacionados con la gestión académica y administrativa de la Alma Máter.
La recolección de los datos empieza desde que un aspirante se presenta al proceso de admisión. «Hacemos procesos de encriptación de la información para velar por la privacidad del individuo, porque son datos sensibles. La Universidad tiene una política muy estricta en el manejo de datos y siempre ha velado por la seguridad de estos», aseguró Jaime Montoya Giraldo, director de Planeación y Desarrollo Institucional.
«Buscamos descubrir tendencias que describan fenómenos universitarios», explicó Sol Mery Álvarez. De acuerdo con la analista de la Dirección de Planeación y Desarrollo, con los patrones generados por esta información se puede predecir su comportamiento en el
tiempo y anticipar situaciones que puedan ser modificadas al diseñar estrategias de alertas tempranas sobre determinado evento. Pero esto va más allá. Montoya resaltó el esfuerzo que han realizado para que las personas no especialistas en el tratamiento de datos, pero sí conocedoras del contexto de la educación superior, puedan acceder a los datos gracias a una presentación más amigable que les permita ser usuarios de los datos almacenados en el portal.
«El esfuerzo está en que, si a alguien las gráficas estadísticas le generan rechazo, las de la
Una práctica con buena nota En el mes de septiembre de 2019, la Universidad de Antioquia fue reconocida por el Observatorio Colombiano de Buenas Prácticas de Dirección Estratégica Universitaria — Telescopi—, por su práctica «Analítica para todos: configuración de entornos de trabajo para entender la universidad pública desde los datos».
Universidad las encuentre muy concretas, fáciles de leer, de tal manera que las personas cada vez las consulten más y se conviertan en usuarios que se auto sirven de la información y no que la soliciten a alguien más», indicó el director.
Para Sol Mery Álvarez lo más importante es poner esta información a disposición de la comunidad y de entidades de especial interés —el Ministerio o las secretarías de educación, por ejemplo—, así como para académicos e investigadores interesados en los análisis brindados por la Universidad o en su propio cruce de información de los datos dispuestos. Esta herramienta está proyectada para que, a medida que se avance en el conocimiento mediante los datos recolectados y analizados, se pueda beneficiar a otros grupos que se relacionan con la Alma Máter. En ese sentido, a partir del procesamiento de información, este mes de octubre se realizará un encuentro entre representantes de la Secretaría de Educación de Medellín, la Universidad y rectores de colegios públicos, en el cual se les presentará información sobre sus egresados y, a partir de esta, los planes diseñados por la Facultad de Educación para mejorar no solo la calidad de la formación que brindan, sino también para que el paso a la universidad no sea tan complejo para muchos de sus alumnos.
CARLOS OLIMPO RESTREPO S. Periodista olimpo.restrepo@udea.edu.co
En Data UdeA (data.udea.edu.co) se puede acceder a cifras desde el año 2006 sobre los distintos grupos universitarios, investigación y presencia regional, entre otros. Imagen original: Gerd Altmann.
El análisis de algunos datos de los 117 822 candidatos a las elecciones del 27 de octubre de 2019, plantea preguntas sobre el papel de los partidos al ordenar la oferta electoral, la ausencia de jóvenes en algunas aspiraciones y de la participación efectiva de las mujeres en cargos de representación.
#ANÁLISISACADÉMICO
Panorama de la «oferta» electoral en Colombia
El próximo 27 de octubre elegiremos en Colombia gobernadores, alcaldes e integrantes de los diversos cuerpos colegiados a nivel departamental y municipal. La lista de aspirantes asciende a la no despreciable cifra de 117 822 candidatos, que se disputan alguno de los 20 428 cargos de elección popular.
Las asambleas y los concejos son los más codiciados. Para las primeras se postulan nueve candidatos por cada silla disponible y,
para los segundos, hay ocho para cada curul. En contraste, el cargo de edil, es decir, el de mayor proximidad con los ciudadanos en los barrios, es el que menos ambición despierta. Las gobernaciones y las alcaldías, por su parte, están en una situación intermedia con cinco aspirantes por cada cargo a proveer. Y si miramos las capitales departamentales, se hace más evidente la fragmentación de los aspirantes a estos cargos. De las 32 capitales del país, 26 tienen entre 6 y 15 candidatos en contienda. Este patrón confirma que los puestos mejor dotados tanto de recursos como de influencia son los más codiciados y que los partidos políticos hacen poco por evitar que en estos casos se produzca una explosión de aspiraciones.
Ausencia de acuerdos mínimos
En medio de una competencia de esta magnitud, se esperaría que los partidos políticos cumplieran con su función de ordenar la oferta electoral. Esto significa presentar un número razonable de alternativas y abogar por que
JUAN CARLOS ARENAS GÓMEZ
Profesor - Instituto de Estudios Políticos juan.arenas@udea.edu.co
estas ostenten algunas ideas claras y distintas respecto a otros competidores, de tal manera que los electores tengan ante sí opciones reales para escoger. Siguiendo este criterio, esas opciones deben representar una pluralidad de visiones sobre la conducción de los destinos de aquellos lugares que se pretenden gobernar y, desde una perspectiva más general, el sistema debe garantizar que el debate en la opinión pública sea amplio, razonable y sin estigmatización.
Incluso, desde un punto de vista estratégico, los partidos y los políticos que los integran aumentan sus chances de éxito cuando las alternativas que representan puedan sumar apoyos, coordinar distintas fuerzas, superar los umbrales de dispersión y constituirse en una opción significativa también por el respaldo político subyacente. Pero si los partidos no logran acuerdos mínimos entre sus integrantes, las elecciones siempre serán más caóticas, avalarán más políticos, pero no necesariamente presentarán mejores alternativas para los ciudadanos. Los casos más extremos a los que nos referimos están ejemplificados por ciudades como Medellín, Cartagena, Cúcuta, Popayán, Manizales, Bucaramanga, Riohacha, Villavicencio y Yopal, en los cuales la disputa por la alcaldía se da entre 10 y 15 aspirantes.
Avales, coaliciones y firmas
Ahora, detengámonos en el respaldo formal que los candidatos reciben de un partido, de una coalición o de un grupo significativo de ciudadanos. Los 17 partidos que actualmente tienen personería jurídica le concedieron el aval a más del 93 % de los candidatos, mientras que el 4.8 % inscribió su candidatura por una coalición que integra dos o más partidos y solo
el 2.1 % de los aspirantes respaldó su candidatura a través de firmas.
Quienes más usaron el mecanismo de firmas fueron los candidatos a las gobernaciones; quienes menos, los aspirantes a las juntas de acción local — JAL — y a las asambleas departamentales. La conformación de coaliciones como estrategia fue más recurrente en cargos uninominales: 40 % de quienes se postularon a gobernaciones y 25 % de quienes lo hicieron a las alcaldías. Mientras que el reino en el que los partidos aun controlan la mayor parte del juego político son los cuerpos colegiados. En los concejos y las JAL, por ejemplo, por cada 100 inscritos, 94 recibieron el respaldo de algún partido político.
A esta descripción hay que agregar dos hechos más. En primer lugar, la participación de mujeres. Los partidos, las coaliciones y los grupos significativos de ciudadanos propician esta participación de manera diferencial. Para los cargos uninominales, esta participación tiene un techo del 15 % en candidaturas a las alcaldías y del 12 % para las gobernaciones.
De otra parte, los partidos están obligados a integrar sus listas para cuerpos colegiados por lo menos con el 30 % de mujeres, lo que ha
permitido que, al menos en términos formales, esta participación se sostenga por el orden del 37 % para los casos de asambleas y concejos, y del 43.7 % en las listas que compiten por las JAL.
Este panorama deja abiertas tres preguntas: ¿Qué porcentaje de esta participación se concreta efectivamente en elección de mujeres en cargos de representación o de gobierno? ¿Por qué la participación de las mujeres se concreta en mayor medida en los cargos que tienen más proximidad a la comunidad? ¿Qué significa que tales cargos sean los que están más desprovistos de recursos y capacidad de influencia?
¿Y los jóvenes qué?
En el caso de las gobernaciones no hay candidatos menores de 25 años y para la alcaldía solo representan el 0.8 % de los postulados. De otra parte, los jóvenes entre 18 y 25 años tienen mayor opción de participar en los cuerpos colegiados, y dentro de estos en las JAL (11.5 %) y en los concejos (10.7 %).
Lo anterior se explica seguramente porque la Ley estatutaria 1475 de 2011 ofrece estímulos económicos a los partidos políticos de acuerdo con la proporción de jóvenes que resulten electos en los cuerpos colegiados, al tiempo que este tipo de postulación constituye el inicio típico de una carrera política que ayudará, en el futuro, a postularse a otra clase de cargo electivo, para los que se requiera mayor experiencia y trayectoria en la lucha política.
Una observación final. En los últimos años se ha incrementado el número de partidos políticos con personería jurídica, muchos de los cuales carecen de respaldo visible, plataforma y estructuras organizativas serias. Lo inconveniente es que la situación empieza a configurar un nuevo riesgo de hiperfragmentación, situación que había sido superada después de la reforma política de 2003 y a la que resulta muy inconveniente retornar.
Es una de las deportistas que llevó a la Alma Máter a convertirse en campeona por medallería en los Juegos Universitarios Nacionales 2019. Atleta, estudiante de sociología y modelo, Marisofía Pinilla «corre» diferentes carreras; no solo para obtener medallas, también para cumplir sus sueños y los de su madre.
#ORGULLOUDEA
Pasos para el podio de los sueños
Su nombre es una combinación que invoca la fuerza del mar. Su piel resalta en medio de los colores vivos que suelen tener las pistas de atletismo. Su cabello afro le ofrece unos centímetros más de estatura. Y su sonrisa combina a la perfección con esos ojos grandes y vivaces que, casi siempre, miran fijamente la meta. Marisofía Pinilla Barco, de 21 años, no
pasa desapercibida en las competencias de atletismo, y no lo hizo en los recientes Juegos Universitarios Nacionales, donde representó a la Universidad de Antioquia y ganó tres medallas de oro y una de plata.
Creció en el corregimiento El Valle, Chocó. Después se fue a vivir a Bahía Solano, donde empezó a practicar el atletismo. Su profesora de Educación Física, casi clarividente, le insistió una y otra vez que no siguiera jugando baloncesto, porque lo suyo eran las pistas y la velocidad.
«Corrí los intercolegiados y clasifiqué a los nacionales. Fue mi primer triunfo y mi primera decepción, porque por la falta de oportunidades en el Chocó, que eso aún no ha cambiado, no me llevaron a competir a nivel nacional», recordó.
Su anhelo de ser grande y correr la carrera más importante de su vida: ingresar a una universidad, la llevó a vivir con una tía en Medellín. Su madre, Mari Barco, vino tiempo después por cuestiones de salud y decidió quedarse para apoyar a Marisofía.
«Vivía en el barrio Castilla y como me quedaba tiempo libre comencé a entrenar atletismo. Iba caminando hasta la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, porque no tenía pasajes. Cuando mi mamá llegó, decidimos pasarnos a vivir a La Iguaná, desde donde llegaba en 10 minutos».
Su mamá comenzó trabajando en un restaurante. Con ese apoyo cerca, Marisofía se preparó, como para una de sus carreras, y presentó el examen de admisión de la Universidad de Antioquia, donde actualmente estudia Sociología.
Las piernas de Marisofia se mueven como olas en las carreras de atletismo. Las dolencias en la espalda de su madre, en cambio, la obligaron a «encallar» y guardar reposo. Sin embargo, la meta de ambas ha sido mantener la marea en movimiento para que sus sueños sigan su curso.
«Mi madre tuvo que dejar su trabajo en el restaurante. Empezamos a hacer tamales y cocadas. Las cocadas las vendo en la pista de atletismo y tengo mi clientela, son deliciosas y me han ayudado a solventarme económicamente junto con un apoyo que tengo como deportista».
Sus sueños son tan retadores como cada carrera. En los Juegos Universitarios Nacionales
JUAN PABLO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ Periodista jpablo.fernandez@udea.edu.co
—realizados en Barranquilla por la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun), entre el 18 y 29 de septiembre—, la atleta dejó en el podio el nombre de la Universidad y el de su madre. «Siempre que corro pienso en mi mamá y en llevar a la Universidad muy en alto, porque es una forma de agradecimiento al apoyo que nos da como deportistas y profesionales. Mis sueños están en mi paso por la Universidad, porque sueño con comprarle una casa a mi mamá».
Durante las carreras es una estrella, seguramente como la que dice su madre que ella tiene, porque nació cuando no tenían nada para darle y ahora se siente orgullosa de todo lo que ha logrado su hija. El público la aplaude, sus compañeros de carreras y periodistas le piden fotos. Su belleza y movimientos la hacen única y no la dejan pasar desapercibida. Seguramente, las fotos y las cámaras sean parte también de su futuro, pues desde hace un año está incursionando en el modelaje.
La Alma Máter logró el primer lugar en medallería, un logro que no obtenía desde hace 15 años.
237 deportistas representaron a la Universidad en los Juegos Universitarios Nacionales.
12 días de competencias.
5000 deportistas de 108 instituciones de educación superior del país.
«Nuestros deportistas viajaron acompañados de un equipo médico y bajo las mejores condiciones para garantizar que vivieran una excelente experiencia. Estamos muy felices y orgullosos de su desempeño. El 70 % de ellos no había viajado en un avión y había quienes no conocían el mar. Verlos cumplir sus sueños es una medalla muy valiosa», aseguró Marcela Ochoa Galeano, directora de Bienestar Universitario de la Universidad de Antioquia.
Oro: 23
Plata: 17
Bronce: 20
Marisofía Pinilla Barco es estudiante de Sociología de la Universidad de Antioquia. Foto: Juan Pablo Fernández Álvarez.
Total de medallas acumuladas por la Universidad de Antioquia en 2019.
#RODRIGOARENAS100AÑOS
LUIS GERMÁN SIERRA Coordinador Cultural del Sistema de Bibliotecas UdeA german.sierra@udea.edu.co
Un escultor y dos aniversarios
El día en que una estatua está terminada, su vida, en cierto sentido, empieza. Marguerite Yourcenar
El 23 de octubre, exactamente, se conmemoran cien años del nacimiento del escultor antioqueño Rodrigo Arenas Betancourt en El Uvital, área rural de Fredonia (así dicen los manuales). Arenas realizó treinta y cinco esculturas públicas (monumentales, casi todas) a lo largo y ancho del país. Doce están emplazadas en Medellín. Y, que se sepa, hay tres en México (una en la Unam). Puede decirse, y puede que con razón, que Arenas Betancourt se excedió en poner obras por todas partes, hasta convertirse en una suerte de escultor oficial (es culpa, también, de las distintas administraciones, en un país acostumbrado a «casarse» con un solo artista, hasta agotarlo: un escritor —todos sabemos cuál—, un pintor —todos sabemos cuál—. Y así).
Las esculturas de Arenas, puede decirse, son optimistas (ya su tamaño era optimista, no tenía miedo, pero están bien proporcionadas, son musculosas). Muchas miran al cielo y se llenan de estrellas. Se contorsionan. Están en el aire y se mueven, a pesar de los enormes formatos. En oficio, quién lo discute, no tenía igual (es el momento de hacerle una venia, también, a Francisco Antonio Cano y a Marco Tobón Mejía, quienes estaban antes que él). Tácitamente enseñó que sin oficio no hay artista posible. En nada.
Su escultura llamada El hombre creador de energía es, junto con el himno y con el escudo, la obra más emblemática de la Universidad de Antioquia. Aparece en postales, en periódicos, acompañando artículos sobre la Universidad, en revistas, en libros, en computadores, en dibujos, en bocetos, en pinturas, fragmentada. Donde va la escultura, va la Universidad. Siempre haciendo juego con la fuente de agua que la acompaña desde el principio y para la que fue creada. Son una y la misma cosa. También logra ser imagen, movimiento y sonido. Y una cosa es la escultura cuando la fuente de agua está activa, y otra cuando no lo está.
Hace ya cincuenta años que El hombre creador de energía acompaña el día a día de la Universidad de Antioquia. La Ciudad Universitaria y la escultura de Arenas Betancourt nacieron juntas en 1969. Un aniversario más que se suma al del nacimiento del autor. El tiempo, gran escultor, tituló Marguerite Yourcenar el bello ensayo de donde sacamos la frase para el epígrafe. Y es el tiempo el que va diciendo, poco a poco, cuál es la perdurabilidad de las obras de arte. De todo, en realidad.
Antes de ser escultor, Arenas Betancourt fue tallador de cristos, cartero, oficial de estadística, agricultor y albañil. Este antioqueño nació en el área rural de Fredonia, en donde estudió hasta la secundaria antes de ingresar al Seminario de Misiones de Yarumal, en 1931. Ingresó a la Universidad de Antioquia en 1938 y ese mismo año inició estudios en Bellas Artes en otras instituciones, mientras trabajaba como ayudante del escultor Ramón Elías Betancourt. Posteriormente trabajó con los artistas Bernardo Vieco en Bogotá y Rómulo Rozo en México.
Participó en exposiciones individuales y colectivas en España, Francia, Estados Unidos, México, Colombia y varios países de América. En 1975 fue ganador del premio nacional Artes Plásticas, entregado por Colcultura. Esta trayectoria lo convirtió en uno de los artistas más apreciados en América Latina.
El hombre creador de energía, escultura emplazada en la Ciudad Universitaria de la Universidad de Antioquia, en Medellín. Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
La obra de Rodrigo Arenas Betancourt condensa vivencias sobre el amor, el erotismo y la tierra. Más de 100 obras monumentales, 400 bocetos y 50 libretas de manuscritos recogen su convivencia con el bronce. Aquí, las siete que él mismo seleccionó como su legado más representativo.
Desde que era un niño, Rodrigo Arenas Betancourt tallaba imágenes de Simón Bolívar por instrucción de su profesor de escuela. La facilidad para dar forma al material le venía por herencia de su padre que, a falta de dinero, le construyó a sus hijos juguetes con palos y maderas que recolectaba en el campo. Hoy, sus obras monumentales están en universidades y plazas de Colombia y México. «Rodrigo nació mirando al Cerro Bravo —la montaña de Fredonia— y su última visión del mundo fue ese mismo lugar. Caminó por la tierra con esa montaña a cuestas», recordó María Elena Quintero, la mujer que lo acompañó en sus últimos años de vida y a la que el maestro llamaba con amor «mi Maria Elena». En los cien años del natalicio del artista, destacamos siete obras que él mismo consideró las más importantes de su legado.
Prometeo y Quetzacoatl evidencia la unión de Arenas Betancourt con México. Constituyó su primer acercamiento a los míticos personajes de la cultura mexicana que otorgan a los humanos dones para sobrevivir: el fuego y la sensibilidad. Se instaló en 1954 en el campus de la Universidad Autónoma de México —Unam—. Gabriel García Márquez escribió en El Espectador, en 1955, que esta obra permitió que los colombianos reconocieran su talento. «En Colombia se supo que un colombiano era uno de los mejores escultores de México, hacía ocho años que Arenas Betancourt había salido del país», escribió Gabo.
Bolívar Cóndor trasciende el aspecto emblemático de la figura libertaria y genera una contradicción ante los paradigmas estéticos que eran naturales para la representación de Simón Bolívar. En esta escultura la figura del cóndor subyace a la humanidad del Libertador, entonces su cara se entrega por separado, simulando máscaras. El cóndor ajado de ojos magullados y quizás a punto de alzar vuelo, habla de los ideales que suscitan las acciones heroicas de los hombres. Está en la plaza de Bolívar de Manizales, pesa 25 toneladas y mide 13.5 metros de altura.
Arenas empezó a construir lo que se convertiría en emblema de la Universidad de Antioquia, el Hombre creador de energía, en 1965. La obra de 18 metros de concreto y bronce fue emplazada en 1968 y reúne una figura femenina unida a Prometeo en la cúspide de una flor de loto. Así lo describió el maestro en una de sus libretas: «[…] al hombre nuevo, navegante del mañana, de cara al sol, frente a los caminos cósmicos, entre explosiones, cataclismos y tinieblas siderales». Con 50 años en el Campus, la escultura ha sido testigo de sucesos de gran trascendencia para la universidad y la región.
Ilustración: Luis Felipe González Giraldo.
al amor y la tierra
El Homenaje a la raza antioqueña —obra emplazada en 1988 en el centro administrativo de Antioquia, en Medellín—, es una epopeya de bronce y concreto, con 38 metros de alto, realizada entre 1979 y 1986. Las figuras que se entrelazan hasta encontrar la muerte, constituyen un testamento plástico de la conquista en Antioquia. «Esta obra recoge todos sus trucos como artista, su sapiencia. Es una epopeya inspirada en las visiones bíblicas. Es pretensiosa, casi literaria. Aunque finalmente el maestro logró finalizar la tercera parte de ella, es una obra inacabada», declaró Jorge Vélez, escultor y amigo de Arenas Betancourt.
«Desde que era niño Rodrigo estaba obsesionado con la figura de Bolívar, la trató de desentrañar, recrear y desmitificar en diferentes momentos de su vida. En este caso quiso mostrar la piel y los huesos —la humanidad— que componen al héroe en primera instancia, acompañados de su afán de libertar». Así describió María Elena El Cristo de la Liberación, obra que hoy reposa en la Catedral Metropolitana de Barranquilla.
Bolívar desnudo es un monumento a la libertad que se instaló en la plaza de Bolívar de Pereira, en 1963, con la participación del ingeniero Guillermo González Zuleta y en homenaje a los 100 años de la ciudad. Después de un lapso de vida que trascurrió en su segunda patria, México, esta fue la creación que trajo a Arenas Betancourt de vuelta a Colombia. La figura libertaria es una fundición en bronce ejecutada en los talleres del arquitecto mexicano Abraham González Holguín, y posteriormente transportada en barco hasta Colombia.
Arenas, el hombre creador
Sus lugares de afecto, las voces que lo acompañaron, la vida que inspiró sus obras.
Escanea el código con el teléfono celular para ver en Youtube la serie de microdocumentales sobre el escultor.
Los lanceros del Pantano de Vargas —33 metros de altura por 100 de ancho—, es la obra monumental más grande de Colombia. Fue instalada en 1969 para conmemorar 150 años de la Independencia. Seis años más tarde fue declarada Bien de Interés Cultural. Pese a las dificultades económicas, el artista insistió en entregar una obra completa: «Rodrigo decidió disponer dinero de su propio bolsillo para que pudiera finalizarse. Aunque después tuvo aprietos económicos, le entregó a Colombia la que consideró su obra capital», recordó María Elena, su esposa.
Con la recopilación documental y periodística de 300 hechos de violencia y resistencia ocurridos en la Alma Máter en los últimos 50 años, Hacemos Memoria propone un diálogo público sobre los impactos del conflicto armado colombiano en la Universidad de Antioquia.
Violencias y resistencias: un recuento para sanar heridas
Los muros del Campus, en Medellín, abrigan también la memoria de la Universidad de Antioquia: grafitis con rostros, consignas y símbolos que buscan perpetuar momentos históricos, cobijados de ideología, represión y resistencia.
Comprender esa sucesión de hechos es el propósito de la línea de tiempo 50 años de violencia y resistencia en la Universidad de Antioquia, creada por Hacemos Memoria, proyecto de la Facultad de Comunicaciones, en alianza con el Instituto de Estudios Políticos y la Escuela Interamericana de Bibliotecología, con apoyo de la Deutsche Welle Akademie.
Según Patricia Nieto, directora de la iniciativa, la metodología cualitativa aplicada a este trabajo, que combinó investigación documental y periodística, dio como resultado un documento de consulta obligada para interpretar cómo, por qué y en qué circunstancias se dieron los hechos violentos en la Universidad entre los años 1968 y 2018. Y cómo, en el marco del conflicto armado, la comunidad universitaria resistió a homicidios, desapariciones, represiones, señalamientos, juicios, incendios y bombas, entre otros.
Los primeros años de la línea muestran las dimensiones ideológicas del pensamiento estudiantil y académico, y la forma como eran rechazadas las decisiones gubernamentales; políticas estatales consideradas represivas, que dieron apertura a persecuciones que, con el tiempo, adquirieron dimensiones de violencia física.
Los años 80 y 90 cobraron su cuota con los asesinatos de líderes, estudiantes y profesores como Pedro Luis Valencia, Luis Felipe Vélez, Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur, Luis Fernando Vélez y Jesús María Valle. Para Sara Fernández, secretaria general de la Asociación de Profesores, «este trabajo es un insumo fundamental para lo que hacemos como gremio, para la formación profesional de estudiantes y para fortalecer la estructura institucional». Para la profesora Fernández, un análisis juicioso de este trabajo ayudaría a entender que las vidas que se perdieron por aquellos años fueron, en realidad, líneas de pensamiento visionarias. «De estar vivas estas personas tendríamos, quizás, profesionales diferentes y hasta un presente distinto», añadió.
El rastreo bibliográfico utilizó más de 18 000 ediciones de periódicos y llevó a una selección de 300 hechos, 40 de ellos ampliados con investigaciones periodísticas.
28 y 29 de mayo de 1969
Un muerto y 160 heridos tras enfrentamiento con la policía en Ciudad Universitaria.
28 de mayo de 1978
Profesores condenaron la violencia al interior del Campus.
4 de agosto de 1987
Directivas decretaron duelo por profesores y estudiantes asesinados.
20 de septiembre de 1998
Asesinado en Putumayo investigador de la Universidad.
7 de mayo de 2008
Miembros de las Farc realizaron parada militar en la plazoleta central de la Universidad.
12 de mayo de 2011
El Esmad ingresó a Ciudad Universitaria en medio de plantón de estudiantes.
1 de septiembre de 2018
La Universidad creó la Unidad Especial de Paz
El periodista Yhobán Camilo Hernández, coinvestigador, destacó que uno de los aspectos más interesantes del proceso de investigación fueron las opiniones encontradas que manifestaron en las entrevistas. «Unos —entrevistados— afirmaron que la Universidad fue un centro ideológico; otros aseguraron que esta carga de pensamiento era, en realidad, una muestra del alto margen crítico que enriquecía la misión de la Universidad».
Para recuperar estas memorias se crearon grupos focales con estudiantes, egresados, docentes y empleados, que aportaron a la construcción de la línea de tiempo cuya materia primaria fue un rastreo de prensa.
Jaime Alberto Gómez, docente titular de la Facultad de Medicina, participó en uno de estos grupos. «Esta línea de memoria —resaltó Gómez—, va a aportar de manera importante, entre otras cosas, a lo que es la Comisión de la Verdad para reconstruir la historia de violencia del país, y en particular la de Antioquia, pues ofrece un filón rico e interpretativo».
Sandra Arenas Grisales, docente de la Escuela Interamericana de Bibliotecología y una de las investigadoras principales, afirmó que este compendio aporta a entender que la Universidad ha tenido un repertorio de acciones de resistencia en contra de políticas que amenazaron su carácter público. «La resistencia en contra de todos estos factores adversos es lo que hemos querido destacar y es algo que pocas veces se divulga».
Adriana González Gil, profesora del Instituto de Estudios Políticos y también investigadora, recalcó que toda la institucionalidad se vio afectada por el conflicto que se dio en la Universidad, por lo que este es un paso enorme para continuar desarrollando ciencia, investigación y docencia en aras de un pensamiento crítico que contribuya a la paz y a la no repetición.
Para conocer todos los 300 hechos de la línea de tiempo, escanee el código con el teléfono celular. Allí encontrará recortes de prensa, fotografías, audios y videos.
Desde el 2009, la Universidad de Antioquia ha liderado un potente programa de atención psicosocial para víctimas. Hoy, en el posacuerdo con las FARC, ese trabajo social de más de un centenar de profesionales en uno de los municipios emblemáticos del conflicto armado colombiano, es ejemplo para la reconstitución del tejido social.
#UDEACONSTRUYEPAZ
Granada, una década de lecciones para la paz
Hace apenas dos décadas la guerra colombiana parecía arrasar con Granada: tomas guerrilleras e incursiones paramilitares, más de 36 masacres, secuestros, asesinatos selectivos y por lo menos 10 000 desplazados. Sus habitantes, sin embargo, mantuvieron en alto la esperanza de volver y de recuperar la tranquilidad. En ese deseo conspiró el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia, que hoy es uno de los actores claves de un proceso de intervención psicosocial que desde hace diez años se le anticipó al posconflicto y es referente nacional.En el 2009 la Alcaldía de Granada, Coogranada —una cooperativa financiera local— y la Alma Máter, crearon el Programa de Acompañamiento Psicosocial, que hoy atiende a más de 8500 personas y se ha extendido a Concepción y Alejandría, también municipios del Oriente antioqueño.
SERGIO A. RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co
Tras una década, el programa ha contado con cerca de 70 estudiantes —algunos de ellos de otros pregrados de las ciencias sociales de la Universidad—, vinculados en sus prácticas académicas. Una de ellas es Sandra Lorena Correa Gutiérrez, estudiante del pregrado en Trabajo Social de la seccional Oriente.
«Hay lugares en donde hablar del conflicto es muy doloroso todavía. Por eso, uno de mis grandes aprendizajes ha sido encontrar nuevas formas de llegarle a las comunidades», dijo Sandra, quien trabaja con mujeres de la vereda La Merced en proyectos productivos para el empoderamiento.
Un modelo que se fortalece
Apuestas para la recuperación de Granada
21 veredas impactadas por el programa.
220 unidades productivas impulsadas para mujeres y jóvenes.
6 grupos de trabajo con mujeres y 6 con adultos mayores.
100 jóvenes en la estrategia «Agro para sentir el territorio y arte para expresarlo».
Restablecimiento del mercado campesino.
Construcción de dos recetarios a partir de la memoria gastronómica y las prácticas cotidianas campesinas.
Realización de más de 25 murales de contenido social y recuperación de la memoria del territorio.
«Queríamos desplegar procesos de proyección social en el territorio con el sello de la Universidad y desarrollar experiencias que tuvieran permanencia en el tiempo. En Granada, donde el 70 % de la población se desplazó, no podríamos hablar de una persona que no tuviera relación con el conflicto», precisó Martha Valderrama Barrera, profesora de Trabajo Social y coordinadora del programa.
En sus inicios, el foco del programa estuvo puesto en el conflicto y sus afectaciones; luego, el retorno de desplazados y su sostenibilidad fueron el centro; ahora, las apuestas son la paz y la reconciliación. Para intervenir es esos aspectos los profesionales y practicantes del programa trabajan con diversos grupos poblacionales —infancia, familia, jóvenes, mujeres y adultos mayores—, con los que buscan recuperar confianzas, promover la resolución de conflictos, crear lazos con otras instituciones y atender la salud mental y física.
«Esta experiencia es un acumulado del trabajo que ha realizado el Departamento de Trabajo Social en estos 50 años de historia en la búsqueda de proyectarse socialmente», resaltó Valderrama. Hoy, con una década de intervención social a cuestas, se adelantan alianzas para llevar acompañamiento psicosocial al barrio Moravia —al nororiente de Medellín—, donde se estableció un número significativo de población desplazada del Oriente antioqueño.
Por otra parte, mediante el apoyo a procesos de reincorporación, el programa también ha extendido sus brazos a los espacios territoriales de capacitación y reincorporación —ETCR— de Ituango (Santa Lucía) y Dabeiba (Llano Grande).
Medio siglo por la transformación social
El Programa de Acompañamiento Psicosocial es un reflejo del papel que el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia ha desempeñado durante 50 años. Su apuesta ha sido la transformación de la sociedad mediante la formación de profesionales que no solo sean mediadores entre la comunidad, sus problemáticas y el Estado, sino también inspiradores de la apropiación y empoderamiento de las poblaciones. Según Martha Valderrama, el mayor reto está en que, de la mano de las comunidades, profesionales y estudiantes generen lecturas adecuadas del territorio. «No importa si la meta no se logra mañana o en un año, simplemente es empezar —dijo Sandra Lorena Correa—. Simplemente debemos llegar a mostrar otras posibilidades», puntualizó la futura trabajadora social.
El grupo de adultos mayores de la vereda El Roble, de Granada, participan en actividades sobre estilos de vida saludable y amor propio. Foto: cortesía Programa de Acompañamiento Psicosocial.
Hoy, las TIC permiten cuidar remotamente la salud de miles de colombianos. Tras seis años apostándole a la telesalud, la Alma Máter «trasciende» las paredes de los consultorios de especialistas médicos en Medellín para llegar a pacientes en todo Antioquia, en San Andrés y Providencia, en Chocó y, muy pronto, en el Meta.
#INNOVACIÓNPARALASALUD
Telesalud, presentes en la distancia
Un simple mensaje de seguimiento vía teléfono móvil, monitoreo las 24 horas del día, o la consulta de un especialista médico ubicado a cientos de kilómetros del paciente, son algunas de las estrategias con las cuales la telesalud se está integrando al sistema de salud colombiano.
Desde hace seis años, la Universidad de Antioquia y su Facultad de Medicina inauguró el LivingLab Telesalud, un centro en donde se usan las TIC para llevar atención a los lugares más apartados del departamento, y que hoy se extiende a otras regiones del país.
«El secreto está en integrarnos a la oferta que ya tienen las entidades de salud para garantizar la continuidad de sus servicios mediante las tecnologías», explicó Andrés Mauricio Rangel, director del LivingLab y médico siquiatra, quien explicó también que este servicio es un complemento al sistema de salud y no un nuevo actor en competencia.
¿Cómo funciona? La telesalud tiene tres componentes principales: teleeducación, teleasistencia y telemedicina; este último es el que ha tenido mayor expansión actualmente. Ejemplo de ello son las 6890 personas en las nueve subregiones de Antioquia que han sido atendidas mediante la telemedicina, servicio que les permite a los pacientes acceder desde sus municipios a consultas con especialistas médicos.
Los pacientes se dirigen hasta su centro médico de consulta —el hospital del pueblo, por ejemplo—. Allí son recibidos por un médico local que es orientado, mediante una videollamada, por un médico especialista —ubicado en Medellín y previamente agendado por el médico tratante—. De esta forma, ambos evaluan al paciente sin necesidad de que este se traslade a centros especializados que, en muchos casos, están a cientos de kilómetros del municipio donde reside y cuyo traslado implica altos costos.
Así, la telemedicina ahorra tiempos y trámites, pues además de brindarle atención al paciente, garantiza el tratamiento, los medicamentos y los especialistas, sin necesidad de múltiples autorizaciones.
Este servicio, que llega a través de los aseguradores y entidades prestadoras de salud —EPS—, analiza las necesidades específicas de atención que tiene cada población, los medios con los que cuenta el prestador para ofrecer los servicios (tanto físicos como tecnológicos) y la disponibilidad de especialistas que se pueda necesitar.
Hasta en el hogar del paciente
El programa cuenta también con teleasistiencia domiciliaria, que hoy atiende a 5390 pacientes. Se trata del servicio de «llamada interactiva en salud», que busca acompañar al paciente y
SERGIO A. RUIZ SALDARRIAGA Periodista salejandro.ruiz@udea.edu.co
llevar un control regular de su proceso. Para ese mismo propósito, se estableció una línea gratuita nacional que atiende consultas para seis situaciones: enfermedad general, riesgo cardiovascular, Epoc, demencia, diabetes y sicología. Gladys Elena García es polimedicada —un tipo de paciente con varias enfermedades crónicas— que desde hace dos años cuenta con este servicio para llevar control de su diagnóstico por fibrilación auricular, reflujo gastroesofágico e inmovilidad física producto de una cirugía de columna, lo que dificulta su traslado. Sus múltiples complicaciones la convierten en una asidua usuaria del programa Llamada Saludable. Este provee una comunicación automatizada mediante la cual «se le hace un seguimiento muy estricto para determinar periódicamente su estado de salud y evaluar la necesidad de atención con médico en casa o especialista», comentó Alfonso Rubiano Monje, su cuidador.
Un camino largo que se empieza a recorrer Los limitantes de la conectividad en Colombia son uno de los grandes retos que debe afrontar hoy la telemedicina. A algunos territorios que están conectados intermitentemente se logra llegar por medio de atención asincrónica, modalidad en la que el médico tratante recoge toda la información del paciente y se la envía posteriormente al especialista, para que este la analice. No existe un enlace en tiempo real entre el paciente y el especialista, pero el diagnóstico es la principal prioridad.
El programa de Telesalud de la Alma Máter cuenta con 11 especialidades médicas habilitadas para atender a los usuarios y 15 cursos de capacitación —7 gratuitos— para el personal médico.
El componente de teleeducación junto con la Facultad de Medicina ya cuenta con 22 egresados de la maestría en Telesalud, programa que se desarrolla en convenio con la Universitat Oberta de Catalunya —UOC—.
El componente de teleasistencia ha recibido 23 535 llamadas mediante la estrategia «llamada interactiva en salud» y la línea de emergencia.
Más de 7087 atenciones a pacientes en todo el país en la modalidad de telemedicina.
En 2018, el LivingLab fue reconocido a nivel nacional con el premio Regalías Bien Invertidas, otorgado por el Departamento Nacional de Planeación, en la categoría Innovación. Además de recibir una inversión de un millón de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo —BID—.
A través de videollamadas, los médicos tratantes en los municipios pueden gestionar consultas con especialistas ubicados en Medellín. Foto: cortesía LivingLab Telesalud, Facultad de Medicina.
Para Oscar Alejandro Ospina, médico tratante del LivingLab, la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los pacientes por medio de esta estrategia implica interés y vocación médica. «Existe algo de resistencia en la formación de los nuevos médicos bajo esta modalidad, pues parece utópico el hecho de tratar un paciente sin tocarlo o examinarlo de forma directa». Para el director del Livinglab, actualmente Colombia es un referente en Latinoamérica en la implementación de la telesalud. «Iniciativas como la de la Universidad de Antioquia le apuntan a que no seamos unos espectadores, sino que estemos proponiendo ese rol que la tecnología va a tener en la salud y el reto es seguir liderando», apuntó Andrés Mauricio Rangel.
Telemedicina al servicio del país
La estrategia de telesalud impulsada por la Universidad, con sus diferentes componentes, ha logrado un alto impacto social en el territorio Antioqueño. «Hemos logrado que la totalidad de los municipios de Antioquia estén conectados con la estrategia, lo que da una presencia de la Universidad en todo el territorio, expandiendo el ideal de regionalización», precisó Rangel.
Antioquia
Los tres diagnósticos más atendidos a personas vulnerables por medio de telemedicina son: hipertensión arterial diabetes mellitus embarazo de alto riesgo.
San Andrés y Providencia
155 pacientes atendidos por la Universidad de Antioquia mediante la telemedicina y con especialidades como: endocrinología medicina interna siquiatría.
Chocó
50 pacientes atendidos mediante convenios realizados en el 2019, que comprenden especialidades como:
dermatología nefrología ortopedia.
Meta
Se adelantan negociaciones con este departamento, como alternativa para la llegada de servicios de salud debido al cierre de vías en esta región del país.
#UDEAOPINIÓN
ELVIA MARÍA GONZÁLEZ AGUDELO
Profesora - Facultad de Educación elvia.gonzalez@udea.edu.co
La universidad: ¿un ambiente de aprendizaje?
Gastón Bachelard señaló que todo espacio habitado lleva como esencia la noción de casa. La universidad es nuestra casa de estudio; en ella, el espacio más íntimo es el salón de clase que alberga al profesor y a los estudiantes. La clase se refiere tanto al grupo en sí mismo, como a un tiempo limitado para conversar sobre un saber específico. Un salón de clase está lleno de cosas: tableros, tizas, sillas, mesas, libros, televisores, grabadoras, video beam, ordenadores… cosas.
Las cosas tienen vida propia, afirmó Gabriel García Márquez. Mientras, HansGeorg Gadamer señaló que todo lo que está a nuestro alrededor nos habla. Las cosas situadas estéticamente en el salón de clase agilizan el tiempo, provocan, mantienen el interés, concretan, refuerzan la atención, estimulan actitudes, enriquecen las percepciones, las sensaciones; posibilitan la transformación de impresiones en realizaciones, ideas en formas, sentimientos en vivencias; estimulan la imaginación, mueven el pensamiento, generan la comunicación, incrementan los significados, incitan a la acción.
Ese espacio-tiempo que alberga un grupo y contiene unos medios configura los ambientes de aprendizaje; ambientes que, según Tyler, son todo aquello que afecta a un organismo vivo ¿Cómo un espacio, un grupo, un tiempo, unos medios, provocan el saber para ser enseñado y aprendido?
Así como la imprenta revolucionó la educación en el siglo XV imprimiendo libros, expandiendo las bibliotecas, posibilitando que los jesuitas propagaran un sistema educativo, se pasó de la lección al seminario y Juan Amos Comenio prometió una didáctica para enseñar todo a todos. Así, en el siglo XX, esos libros son subvertidos por las TIC; la industria de los audiovisuales, la informática, las telecomunicaciones, alteraron los ambientes de aprendizaje y modificaron el pensamiento.
Los audiovisuales al acomodarse en el salón trastocaron el grupo, ya los profesores pudieron organizar la clase en torno a videos o a audios, la experiencia vivida se pone en común bajo la metodología de foros, mesas redondas, debates… El saber viene de otras fuentes, el profesor guía la clase; esas cosas, conteniendo saberes, provocan el pensamiento; los estudiantes son estimulados, ya lo expuso Lev Vygotski, el aprendizaje es social, lo que el estudiante puede hacer se potencia si está en un grupo que lo reta, es el concepto de zona de desarrollo próximo, las interacciones entre estudiantes, sus saberes y experiencias, inciden en los aprendizajes de cada uno, entre más heterogéneo sea el grupo se aprenderá más.
Lo dijo Feuerstein, las interacciones con el ambiente pueden modificar el pensamiento, todos somos susceptibles de modificarnos, y en ello intervienen los ambientes preparados para el aprendizaje: un espacio estéticamente dispuesto nos invade las sensaciones, los medios nos conectan, estamos ahí en el tiempo, juntos aprendiendo, para poder ser con los otros.
Hoy, en la era digital, otro factor externo desde las tecnologías irrumpe en la educación: la nube, una red mundial de servidores que almacena grandes cantidades de datos e información, el estudiante puede acceder libremente a ella, la nube democratiza el conocimiento. Entonces, ¿cuál es el papel del profesor si la información está depositada en la nube?, ¿el grupo ya no tiene que estar en el mismo espacio ni al mismo tiempo para recibir la clase?
Ahora la relación entre el profesor y sus estudiantes puede estar mediada por ordenadores y celulares, la universidad debe proveer la conectividad, la actualización y el acceso abierto. Los medios ahora subvierten el tiempo, el espacio, la clase y el saber. Los ambientes de aprendizaje son disruptores. La cultura, en su era digital, dispone una universidad diferente. El entorno externo nos afecta y nos transforma. ¿Por qué nosotros no somos los que transformamos la cultura?
Investigadores universitarios trabajan en proyectos para mitigar los efectos del cambio climático en Antioquia, uno de los departamentos colombianos que se verá más afectado por el incremento de la temperatura global. Presentamos un panorama parcial de lo que se hace.
#UDEAREGIONES
CARLOS OLIMPO RESTREPO Periodista olimpo.restrepo@udea.edu.co
Cambio climático regional, desafío que enfrenta la academia
En días recientes se han escuchado más fuerte las alertas mundiales por los efectos de la crisis del calentamiento, a raíz de incendios en grandes áreas de la Amazonia o de la huelga global por el planeta liderada por la adolescente Greta Thunberg. En el caso de Colombia, una modelación climática realizada por la universidad inglesa de Exeter y divulgada en octubre de 2018, prevé que el calentamiento y la reducción en los patrones de precipitación reducirán la productividad en la mayoría del territorio y disminuirán la capacidad de retener gases de efecto invernadero.
«Empezamos tarde a trabajar en la búsqueda de soluciones a esta problemática, pero aún podemos hacer algo si las autoridades se ponen las pilas en enfocar los esfuerzos en dónde es. El mensaje clave para las autoridades es juntarse con la academia, que está generando conocimiento, para enfocarse en lo que realmente se requiere», advirtió Juan Camilo Villegas, profesor de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, y quien trabaja en varias investigaciones que realiza la Alma Máter con distintas instituciones de educación superior nacionales y de otros países.
Desde diferentes unidades académicas de la Universidad de Antioquia se adelantan estudios y se desarrollan investigaciones y procesos tendientes a mitigar la crisis climática. A continuación presentamos algunas de ellas.
Algunos árboles de una zona son sembrados en otra con condiciones similares, para estudiar su adaptación a una temperatura más elevada. Foto: Juan Camilo Villegas.
Adaptación de bosques andinos
Suroeste antioqueño.
Es uno de los proyectos más grandes en Colombia, liderado por la Universidad de Exeter (Inglaterra) y la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia, con la participación de otras entidades de Colombia, EE. UU. y Australia.
Se tomaron árboles del bosque andino en el municipio de Caramanta y se trasplantaron en los municipios de Támesis y Fredonia, dos sitios más bajos, para estudiar cómo responden a temperatura más elevada. Aunque el proyecto va por la mitad del tiempo establecido —seis años en total—, ya se han identificado especies que se han adaptado de manera exitosa a la nueva condición climática y otras que definitivamente no pueden sobrevivir. Se escogió esta zona de trabajo porque el foco del proyecto es el bosque andino, que es muy importante para mantener la provisión de agua, la regulación hidrológica, el control de la erosión y la producción de alimentos para la mayoría de la población en Colombia.
Cambios en los usos del suelo Cuenca del río Grande, Norte antioqueño. Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, con la Universidad Nacional y Colanta. Financiado por Colciencias.
Es una región estratégica, pues surte cerca de la mitad del agua potable del Valle de Aburrá, genera energía para el sistema interconectado nacional, es una de las mayores zonas productoras de leche en el país, tiene ecosistemas de páramo y bosque y una población medianamente alta. Ahí se adelantaron nueve proyectos en cinco años y una de las principales conclusiones es que el cambio de uso del suelo de bosque a otros usos, como agricultura o ganadería, afecta negativamente la capacidad de mantener agua en cantidad y calidad, tanto para el funcionamiento de los ecosistemas como para el abastecimiento de las poblaciones humanas, y esa observación es válida tanto en lo local como en lo global, es decir, algo similar tiende a ocurrir en toda la zona andina colombiana, aseguran los investigadores.
La cuenca del río Grande es una de las más representativas de la región andina, pues replica en gran medida las condiciones de vida de personas, animales y plantas, y la presión sobre los recursos naturales. Foto: Juan Camilo Villegas.
Laboratorio de calorimetría y respirometría animal
San Pedro de los Milagros, Norte antioqueño.
Facultad de Ciencias Agrarias.
Cuenta con tecnología de punta para medir gases generados por el intercambio respiratorio y el proceso de fermentación durante el proceso de rumiar de los vacunos, en el que se producen, en promedio por animal, unos 400 litros de metano al día, uno de los principales gases causantes del efecto invernadero.
Hasta ahora, en el país, las políticas de reducción de emisión de este gas se establecen con base en información del Ideam, que la recibe de otros países, y está tomada de animales que se alimentan de manera diferente a los de Colombia.
Con las mediciones del Laboratorio de calorimetría y respirometría animal, se han empezado a evaluar estrategias de mitigación y a diseñar políticas más efectivas de reducción de la producción de metano en el sector agropecuario colombiano, al tener por primera vez datos locales sobre los factores reales que causan esas emisiones.
Reversión del proceso de erosión costera Urabá antioqueño. Convenio interadministrativo entre la Universidad de Antioquia y la Gobernación, con participación de las universidades Nacional y del Norte.
El trabajo se adelantó en el volcán de lodo y el río Hobo, en Arboletes; Uveros y Damaquiel, en San Juan de Urabá; Zapata, en Necocli, y punta Las Vacas, en Turbo. Las soluciones que se propusieron fueron desarrolladas teniendo en cuenta las condiciones actuales e históricas de cada una de las comunidades. Estas fueron desde obras duras de ingeniería (obras comunes de protección) hasta obras blandas, las cuales son totalmente novedosas y permitirán en un futuro proteger el litoral con obras que se acomodan a las morfología y condiciones físicas de la costa a menores costos. También se propuso, para algunos de los sitios, el diseño de malecones con lo cual se espera que sus pobladores puedan recuperar su vocación turística.
Cambio de conductas
Arboletes, Necoclí, San Juan de Urabá y Turbo. Facultad Nacional de Salud Pública.
Se hace foco en estos cuatro municipios debido a que en el mapa departamental de vulnerabilidad por cambio climático figuran como una de las zonas que mayores efectos puede sufrir a raíz de este fenómeno. Allí se están formulando iniciativas para fortalecer las capacidades individuales y colectivas de la población, con el fin de hacer un trabajo comunitario basado en la identificación de quiénes son los que respaldan el sistema de salud, quiénes son los que acompañan la interacción entre los sectores público y privado, quiénes permiten que el sistema de salud sea flexible y quiénes impulsan cambios necesarios y prácticas saludables en casos como la alimentación o el manejo de residuos sólidos, así como en el trabajo con grupos vulnerables como niños y ancianos.
La proyección al 2050 Antioquia.
Investigación liderada por el Instituto de Estudios Regionales —Iner—, con las facultades de Ingeniería, Ciencias Económicas, y Derecho y Ciencias Políticas.
Entre los 11 temas que aborda el documento Gran Acuerdo por Antioquia 2050, presentado en 2018 por la Universidad de Antioquia a la administración departamental, se destaca el ambiental. Manglares, humedales y páramos se verán afectados por el incremento de la temperatura y el cambio en el régimen de las precipitaciones, a la vez que habrá una reducción en la producción agropecuaria y pérdida de biodiversidad. Por ello se propuso avanzar en estrategias como promover los cultivos de especies que mejor se adapten al cambio climático, impulsar la reforestación para lograr una mayor captura de CO2 y replantear la movilidad basada en combustibles fósiles, como políticas generales. En el plano individual, se hizo un llamado a las personas para que empiecen a cambiar la concepción de bienestar de nuestra sociedad por una más modesta y responsable con el ambiente.
Con el Laboratorio de calorimetría se pueden obtener datos reales de la emisión de gases del ganado lechero en el norte de Antioquia. Foto: Ricardo Rosero.
Hablamos con biólogos y expertos ambientales de la Universidad de Antioquia sobre la Amazonia. Sus reflexiones aportan a la comprensión de los efectos que para Colombia dejan los recientes incendios ocurridos en este inmenso ecosistema, compartido con otros ocho países.
#COYUNTURAAMBIENTAL
La deforestación: lo que está detrás de la crisis amazónica
YENIFER ARISTIZÁBAL Periodista
jennifer.aristizabal@udea.edu.co
No es fácil sintetizar la realidad ambiental de un ecosistema tan amplio y complejo como la Amazonia. Este inmenso bosque húmedo, el más extenso de la tierra, enfrenta amenazas ambientales que no son ajenas a otros ecosistemas colombianos y del mundo, pero que confluyen allí poniendo en vilo la supervivencia de comunidades indígenas, especies nativas de flora y fauna y uno de los bancos de oxígeno más importantes del planeta.
Desde el 2016 el Fondo Mundial para la Naturaleza —WWF—, publicó el informe Amazonía Viva y desde entonces advirtió de la serie de presiones que soporta actualmente la región amazónica: construcción de hidroeléctricas, concesiones mineras y cambios recientes en las políticas de protección; la deforestación, sin embargo, es quizá la principal presión y el motor de las demás.
Aunque el 10 % de la Amazonia corresponde al territorio colombiano, esa porción representa casi la mitad del país. En 2018 Colombia perdió más de 198 000 hectáreas por cuenta de la deforestación, el 70 % de esta ocurrió en la región amazónica.
En los últimos 50 años esta selva ha perdido el 17 % de su cubierta forestal por cuenta de la explotación maderera, el avance de la agricultura a gran escala, la explotación petrolera y la ganadería. Esto, además de generar impactos en su riqueza natural, libera toneladas de CO2 absorbidas en el proceso natural de fotosíntesis y reduce también la capacidad de la Amazonia para absorber gases de efecto invernadero.
La deforestación, sumada a la práctica común de quemar los árboles para abrir
terreno a actividades económicas diferentes al aprovechamiento forestal, ha generado incendios incontrolables en los últimos años.
Según el Observatorio de Tierras de la Nasa, «agosto de 2019 se destaca porque ha traído un aumento notable en los incendios grandes, intensos y persistentes que se queman a lo largo de las carreteras principales en la Amazonia central brasileña». Esa dependencia de la agencia espacial de los Estados Unidos señaló la extraordinaria sequía que vive la región actualmente, pero advirtió que los incendios presentados a inicios de la temporada seca de 2019 son más consistentes con la limpieza de tierras que con la sequía regional.
Así lo confirmó también el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia de Brasil —Ipam—, al señalar que las diez ciudades de la Amazonia con más incendios coinciden con los lugares más deforestados.
El CO2 liberado en estas quemas, según Miguel Pacheco, Coordinador de Recursos Naturales y Medios de Vida de WWF, «se va acumulando en la atmósfera y hace que gradualmente aumente la temperatura, lo que genera un círculo vicioso: a medida que aumenta la temperatura, la época seca se hace más seca y los incendios se vuelven más propensos, tanto en la Amazonia como en otros ecosistemas».
Para Pacheco, el afán que hay detrás de esta problemática ambiental es económico, pues a través de los años se han promovido actividades que deforestan para utilizar la tierra para otros fines como agricultura, minería, ganadería, entre otros, apoyados por políticas y estrategias desde la banca, la empresa privada o el Gobierno.
Lo que está en riesgo:
Entre el 17 % y el 20 % del agua dulce del planeta.
El 10 % de la biodiversidad mundial.
6.7 millones de km2 de bosques.
La casa de 350 comunidades indígenas.
El hábitat de más 34 millones de habitantes.
El 6 % del oxígeno del planeta.
«Son actividades que, además de ignorar que existen otras prácticas para aprovechar el bosque y obtener riqueza sin la necesidad de tumbarlo, cuentan con todas las condiciones habilitantes para que eso funcione», indicó Pacheco.
Para el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Antioquia, Ricardo Callejas, una de las consecuencias más serias de esta deforestación es la variación de los climas en América del Sur, que dependen de la Amazonia. Callejas explicó que si continúa la deforestación hay riesgo de una alteración notable en los ciclos climatológicos, una enorme sedimentación y un incremento de enfermedades tropicales, «mientras la transformación de un ecosistema de esta magnitud todos los días empobrece más a las comunidades que dependen de él».
«La comunidad científica ha sido muy pobre al lograr dar a entender las implicaciones
de esos cambios y transformaciones en el ecosistema. Llegará un punto donde no se podría revertir el daño ambiental sin que el hombre intervenga a un costo majestuoso para repoblar la ecología de las zonas, no hay ningún ejemplo que muestre explotación de recursos sin tanto impacto ambiental», sentenció con un halo pesimista que señala también la imposibilidad para que desde las ciudades se comprenda la complejidad de la problemática, más allá de las redes sociales.
Por su parte, para la bióloga Cristina López, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Antioquia, pese a la complejidad de este ecosistema y la multiplicidad de agentes de deforestación, aún hay esperanza con estrategias como las áreas protegidas o con pactos multinacionales de las regiones amazónicas que, si bien resultan insuficientes, cumplen con el papel de hacer visible una problemática de impacto mundial.
A esta «esperanza ambiental» se suma la abogada Olga Romero Delgado, subdirectora jurídica de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca y con décadas de experiencia como consultora ambiental. Para Romero, las comunidades están en un momento ideal para formar una corriente social y filosófica, que apele a instrumentos legales para exigir el cumplimiento de los tratados inspirados en principios de precaución, prevención y solidaridad internacional. «Las comunidades sí tienen el poder» aseguró, y destacó la presión social que se hace desde las redes sociales por parte de una juventud comprometida con el planeta y con las siguientes generaciones.
#UDEAOPINIÓN
MARÍA CECILIA PLESTED ÁLVAREZ
Profesora - Escuela de Idiomas asoprudea1@gmail.com
600 palabras
Yo soy Ágora. Porque Ágora es la columna de Asoprudea; es decir, de la Asociación de Profesores de nuestra Alma Máter para su periódico institucional, por lo cual yo, María Cecilia Plested Alvarez, como asociada, representante profesoral principal al Comité de Convivencia, Rep. Prof. (S) en el COPASST y profesora titular de la Universidad de Antioquia, les escribo. Me asombran los tecnicismos periodísticos, muy especialmente aquellos que recortan derechos ganados, como que se haya eliminado el cabezote y trescientas palabras más de nuestra columna Ágora.
Antes, nuestro espacio era una página de Alma Mater, ahora es como del tamaño de un obituario en la esquinita de cualquier página del periódico. Antes, también los profesores escribíamos sobre los hallazgos de los proyectos de investigación a nombre de nuestros grupos, ahora ya no se nos permite, pues un periodista toma nota y escribe lo que considera importante o haya entendido, o el comité editorial se abroga el derecho de eliminar temas «no agradables»... restricción a la libertad de presentar nuestras investigaciones.
Como profesora de planta de la Universidad de Antioquia desde 1976, con profundo dolor he visto cómo cada año se han ido constriñendo muchos de nuestros derechos y deberes, en su gran mayoría, se han convertido en órdenes perentorias. Un ejemplo claro y muy actual es el plan de trabajo que los profesores solíamos concertar. En el estatuto profesoral es muy claro que el plan de trabajo de cada semestre académico se concerta con el jefe inmediato. Ahora, con la maravillosa invención del sistema electrónico, se registran las actividades según los rangos preestablecidos en función de una homogeneización inventada que dista de la realidad de muchas disciplinas y, sobre todo, de las actividades que realmente realizamos cada uno de los docentes; es decir, la concertación se ha desdibujado casi totalmente.
Claro, me asombra muchísimo más constatar cómo bastantes administrativos, siendo simples colegas de planta de tiempo completo, llegan a dichos cargos y pierden la noción de la razón de ser «servidor público», quien es aquella persona que le sirve a su gremio y a los demás miembros de la comunidad universitaria. Inclusive el artículo 123 de la Constitución de 1991 de Colombia, precisa la calidad de los servidores públicos y sus responsabilidades.
Infortunadamente ya llevamos varias décadas buscando que la academia en la Universidad de Antioquia deje de estar al servicio de la administración, lo cual aún no se ha logrado, salvo algunos ingentes esfuerzos. Increíble que Google comprenda con mayor precisión que «un servidor público es una persona que brinda un servicio de utilidad social. Esto quiere decir que aquello que realiza beneficia a otras personas y no genera ganancias privadas (más allá del salario que pueda percibir el sujeto por este trabajo). Los servidores públicos, por lo general, prestan servicios al Estado».
Personalmente, considero que algunas ganancias privadas de algunos directivos en la Universidad de Antioquia se enmarcan en la deleznable sensación de poder. Poder dar órdenes no contradecibles, como cuando invitan a reuniones generales de profesores o de investigadores «para informar», sin posibilidades de diálogo crítico y constructivo, sin posibilidades de disensos que sean tenidos en cuenta para que la administración rectifique, aunque lo señalado sea una verdad de Perogrullo. Poder dilatar el envío de información o documentación solicitada, según el debido proceso, pues guardan silencio; o responden cuando «ya no se usa»... y se quedan ¡tan orondos! Indebido poder administrativo transaccional que desdibuja el quehacer universitario.
Por lo anterior, es importante que mínimo la administración central restablezca a Asoprudea nuestra Ágora, con nuestras 900 palabras o más, porque el profesorado lo merece.
Podría seguir, pero ya llegué a las 600 palabras.
Cincuenta artistas con distintas visiones, de diferentes generaciones y variadas técnicas artísticas, se unen para mostrar las realidades y contextos de la minería.
#ARTE
ELIZABETH CAÑAS RODRÍGUEZ Periodista elizabeth.canas@udea.edu.co
El espíritu creador del pueblo antioqueño - fragmentos El progreso y La Biología (1962). Obra de Pedro Nel Gómez.
Fortuna: arte y reflexión sobre la extracción minera
Piezas prehispánicas, pesos mineros, títulos de la histórica mina de El Zancudo, alfarería ancestral —como fuelles y crisoles de fundición—, material etnográfico, videos, collages, instalaciones, obras performativas, otras propuestas creativas y piezas biológicas. Todo ello constituye Fortuna, la exposición que desde el 24 de octubre del 2019 estará en el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia —Muua—. Se trata de una propuesta curatorial que reúne a 50 artistas nacionales de distintas generaciones. «Esas múltiples visiones proponen una reflexión dialógica sobre la economía en relación con la administración de la escasez, la determinación sobre el uso de los recursos y la concepción dialéctica que representa la cultura», explicó el director del Muua y curador de la exposición, Óscar Roldán Alzate.
La exposición Fortuna también aborda la extracción minera como una actividad humana que permitió el encuentro con valiosos yacimientos y nuevas posibilidades para la vida y la permanencia humana.
Roldán Alzate explicó que el trabajo de investigación alrededor de esta exposición se basa en pesquisas empíricas y en el estudio de las representaciones simbólicas y dialécticas con la
naturaleza. Por eso, incluye obras de un heterogéneo grupo de artistas, entre ellos Fredy Alzate, Adriana Arenas, Gabriel Botero, Natalia Castañeda, Clemencia Echeverri, Pedro Nel Gómez, Sara Herrera, José Horacio Martínez, Edwin Monsalve y Luis Roldán.
Así, no solo incorpora varias técnicas de la expresión plástica, sino también un trabajo interdisciplinar que permite descubrir la historia y el desarrollo minero.
La muestra expositiva pretende generar contextos de entendimiento para saber el estado actual de la extracción minera en Colombia, de sus antecedentes y de los cruces que implica, así como llamar la atención sobre las condiciones que acompañan esta actividad en el contexto nacional.
El trabajo investigativo, de acuerdo con Roldán Alzate, se origina en el estudio de la ética y la fortuna como conceptos constitutivos de la tenencia minera. De entender los relacionamientos con la suerte contemporánea y con la capacidad, la oportunidad y la virtud, implícitos en la actividad extractiva.
Fortuna estará en el Muua hasta finalizar el primer trimestre del 2020. El tema también integra las colecciones del Museo al poner en conversación a la antropología, las ciencias naturales, la historia y el arte.